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Coordinación de Difusión Cultural

| Secretaría de Comunicación |

Nota especial para Gaceta

Alberto Rosado abrió el Festival Internacional de Piano 2020

 Dominio técnico, intensidad y expresividad en cada interpretación


suya

René Chargoy Guajardo

Alberto Rosado, nacido en Salamanca, España, es un artista muy activo e


inquieto, y sin duda uno de los intérpretes de música contemporánea más
relevantes del panorama actual. En él sobresale el rigor y la sensibilidad que
expresa con honestidad en cada concierto que ofrece. Al pianista y profesor a
partes iguales, le correspondió abrir el pasado miércoles 12 de febrero en la Sala
Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, el Festival Internacional de Piano
2020 con un recital enfocado de lleno hacia la música contemporánea, en el que
interpretó obras de compositores del siglo XX, expresamente hechas para piano y
electrónica grabada.

Músico de su época, con raíces eclécticas que van desde el góspel a la zarzuela,
pasando por la música húngara y aquella que se cataloga como no convencional,
Alberto Rosado es un creador de imágenes con sonidos cada vez que se sienta
frente al piano, y la noche de apertura del Festival no fue la excepción. Presentó
siete piezas muy contrastantes entre sí. El programa incluyó Syncronism no. 6
para piano y electrónica grabada, de Mario Davidovsky; Tangible para piano y
electrónica grabada, de Raquel García Tomás; el estreno mundial Disparate
femenino para piano y electrónica, de Arturo Fuentes; Tombeau de Messiaen para
piano y electrónica grabada, de Jonathan Harvey, Inoltre para piano y
electrónica, de Javier Torres Maldonado; In termini estremi no. 1 Dolcissimo para
piano y electrónica, de David C. Perales; y Páramo de voces para piano y
electrónica, de Hilda Paredes

Rosado, profesor del Conservatorio Superior de Música de Salamanca, donde


imparte clases de piano contemporáneo, mostró un dominio técnico, intensidad y
expresividad en cada interpretación suya, lo que exigía de él mucha precisión
para hacer fluir los diferentes ataques, velocidades y apoyos, a la vez que iba
modificando los sonidos con el uso de medios electrónicos.

Cada pieza fue una singular exploración tímbrica donde el híbrido del piano con la
electrónica fue muy potente, pues dio lugar a una transformación de los sonidos
en tiempo real. El espectador experimentó por un poco más de una hora un
lenguaje musical que por lo general nos resulta extraño o ajeno a la mayoría de
los oyentes, acostumbrados a armonías convencionales y a la predominancia de
melodías. ¿Incomprensión estética?

La primera de las composiciones que interpretó fue la del recientemente fallecido


músico argentino-estadounidense Mario Davidovsky, en la que se destaca el uso
de escalas cromáticas a la par del medio electrónico, con el propósito de crear
una sucesión de muy alta velocidad de ataques, que en su conjunto le imprimen
brillantez rítmica y colorista a la obra, que combina con maestría sonidos
tradicionales y tecnología.

De Arturo Fuentes, residente en Viena y nacido en México en 1975, estrenó la


obra Disparate femenino, pieza que exige del intérprete un virtuosismo enorme
por las tramas rítmicas imbricadas, las texturas y las resonancias transitorias.
Cerró el programa de esa noche con Páramo de voces, de la mexicana Hilda
Paredes, quien actualmente vive en Londres. Este trabajo, a decir de la propia
compositora, “se inspiró en los cuentos del escritor mexicano Juan Rulfo…La
pieza trata más sobre lo que hay detrás de esos sonidos y lo que no se ha dicho, o
la resonancia de los sonidos que quedan en un paisaje o en nuestra memoria”.
Alberto Rosado logró ser fiel a la intención de la autora al expresar con
sensibilidad y discreción una melodía distante de aquellos cuyas voces no se
escuchan. Con este recital se corroboró que al pianista de Salamanca le fascina la
música contemporánea, y más aún el poder transmitirla con entusiasmo al público
aquí, allá y en todas partes.

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