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PROYECTOS SOCIALES DE LA CULTURA CIENTÍFICA.

Carlos París

Podríamos definir a Carlos París, más allá de sus logros académicos y sus numerosas
obras como un autor comprometido con su tiempo y crítico con la visión hegemónica
dominante, incluso podríamos tacharlo de contracultural en tanto que pone en ojo de
halcón todos los mitos aceptados por la cultura occidental. Su tesis central que vemos
plasmada a lo largo de su pensamiento puede resumirse en el intento de análisis de una
etapa histórica –la actual- por la cual el hombre ante su responsabilidad creadora decide
huir de ella. Esta huida se da dentro de tres ámbitos: en el plano ético, la evidencia del
mal; en el epistemológico en la falta de un análisis autocrítico y en el social ante la
confrontación de la utopía1. Eso conlleva un discurso carente de base por el cual se
legitima el estado actual, que denomina como Estado industrial-militar-guardián y en
consecuencias la razón creadora se pierde bajo el velo de la destrucción humana y del
propio planeta. Su tesis central, consecuencia de su análisis, será el despliegue de la razón
crítica sobre la vida humana, dejando atrás la finalidad destructiva o basada en un
progreso irracional para pasar al de las necesidades materiales y espirituales que unen al
ser humano.

Este pensamiento, aun presente de manera difusa en sus primeros escritos sufre una
continua transformación hasta convertirse, en su etapa más madura, en la visión global
que expresa en obras como Crítica a la civilización Nuclear. Su trayectoria es, como el
mismo define, una vocación a la par que profesión. Busca en los libros una forma de
conocerse así mismo, al otro y a la situación circundante. Esto explica su devoción por
estar en un constante diálogo con su sociedad, participar en ella no solo en el plano
intelectual sino práctico, como un miembro activo de la misma. Escribir para él implica,
ya sea en forma de filosofía técnica, ensayo, articulo o novela, una forma de comunicarse
con el mundo a la par que puede clarificar las ideas que rondan su cabeza, pero necesitan
del papel para materializarse. La escritura, a la par que satisfactoria es también para él un
proceso angustiante, especialmente cuando las palabras son capaces de coa hartar
mediante tecnicismos la idea en su sentido más libre. Es por ello que juega con lo que él
denomina “la literatura de creación” hasta aventurarse, al final de su vida en la narrativa,

1
Anthropos. (1987). Carlos París. Los proyectos sociales de la cultura científica. Revista Anthropos. Nº
77. pp 98.
lugar donde la metáfora toma el relevo a la lógica y la fantasía prima por encima del rigor
conceptual.2

Dentro de su andadura intelectual, debemos tener en cuenta que su filosofía comienza a


desarrollarse en una época donde el pensamiento se halla en una suerte de exterminio y
la cultura en el más recóndito desierto. Por hacer una analogía podríamos considerar a
París una de las pocas flores que consigue florecer a pesar del terreno árido y carente
prácticamente de influencias coetáneas. Durante su peregrinaje académico a lo largo de
Madrid, Santiago, Valencia y nuevamente el retorno a Madrid consolida los tres ámbitos
filosóficos que determinaran su pensamiento crítico: el soteriológico, el teorético y el
práctico. El teorético tendrá como referente fundamental la figura de Husserl, es en esta
época que crea la revista Theoria y escribe su tesis doctoral Física y filosofía: El problema
de la relación entre ciencia física y filosofía de la naturaleza. Podríamos interpretarlo
como un positivismo laxo, en el que la filosofía debe estar a la altura de los datos
científicos, nutrirse de ellos para poder ser realmente un saber útil y práctico. En obras
posteriores como Filosofía, ciencia y sociedad busca un sentido experimentalista y
pluralista frente a la dogmática ciencia tradicional. Comienza a fraguarse en él un intento
de crear una nueva ontología capaz de compaginarse con los saberes de la nueva época.
Esto puede apreciarse con mayor claridad en su obra Hombre y Naturaleza, con fuertes
influencias de autores como Russell, Whithead o N. Hartmann. Aquí también se presenta
la idea de creación humana como parte fundamental para la elaboración de una ciencia
más allá del mero postulado lógico, primando por encima del acto en sí, el sujeto creador
que la posibilita. En Antropología y epistemología su pensamiento madura centrándose
en una nueva reformulación de cultura: la cultura, al igual que la realidad implica un
dinamismo, un complejo enorme capaz de aglutinar y relacionar los múltiples saberes
humanos.

Tres serán sus tres obras en las que el bilbaíno propone condensar todo su pensamiento
filosófico: Crítica de la civilización nuclear (1991), donde analiza el capitalismo post-
industrial y expone su tesis, esta es la de una revolución racional que orientar sus objetivos
hacia una nueva forma de vida humana. La segunda obra, Animal Cultural (1994) una
revisión de cómo el hombre ha acabado configurándose tal cual se nos presenta en la
actualidad, analizando desde los códigos morales hasta los progresos de la ciencia y la

2
París, Carlos.( otoño 1985). “Escribir: vocación y profesión”. La Republica de las Letras (Madrid) nº 14.
pp 47-48.
tecnología y, por último, su obra más reciente Ética Radical (2013) donde a través de un
repaso por la ética en la historia avecina el catastrófico final que nos depara si seguimos
aceptando la dominación y explotación como forma de estar en el mundo.

Por último, cabe resaltar dos fuertes influencias vitales que permiten entender su
pensamiento. Primero su afiliación al pensamiento marxista y su participación activa
dentro de movimientos sociales a la par que, aun siendo miembro activo del partido
comunista, fue crítico con él especialmente en lo que se refiere a la forma de tratar los
países del este ligado a la potencia soviética. Cómo el mismo declara, no puede
considerarse marxista pero tampoco puede renegar la influencia que tiene en su
pensamiento. Otro autor que marca decisivamente su forma de pensar es Miguel de
Unamuno, especialmente en lo que respecta al europeísmo, entendiendo este como una
estrategia de las elites económicas con el fin de mantener una visión homogénea. En su
defensa Unamuno permite ver la trama histórica de Europa con visión crítica, no
aceptando la idea sencilla de un mismo entorno socioeconómico con unos interese
similares.

Bibliografía

Alfonso Moraleja. (2002). Unamuno y la España de los vencedores. Una conversación con Carlos
París. Repositorio UAM. Edición digital, nº desconocido. pp 245-255.

Anthropos. (1987). Carlos París. Los proyectos sociales de la cultura científica. Revista
Anthropos. Nº 77. pp 98.

París, Carlos. (otoño 1985). “Escribir: vocación y profesión”. La Republica de las Letras (Madrid)
nº 14. pp 47-48.

Múltiples autores. (desconocida). Ante el fallecimiento de Carlos París Amador.


http://www.filosofia.org/bol/not/bn069.htm

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