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Foucault introduce el libro Anti-Edipo señalando que critica las escuelas marxista y psicoanalítica, las cuales necesitan una renovación. El libro propone pensamientos diferentes a estas escuelas al enfocarse en el análisis del deseo. Foucault recomienda leer el libro como un impulso hacia ideas desconocidas más que como una totalidad, y advierte contra tres enemigos del análisis del deseo: los conservadores de sistemas políticos rígidos, los reduccionistas de las formas del deseo
Foucault introduce el libro Anti-Edipo señalando que critica las escuelas marxista y psicoanalítica, las cuales necesitan una renovación. El libro propone pensamientos diferentes a estas escuelas al enfocarse en el análisis del deseo. Foucault recomienda leer el libro como un impulso hacia ideas desconocidas más que como una totalidad, y advierte contra tres enemigos del análisis del deseo: los conservadores de sistemas políticos rígidos, los reduccionistas de las formas del deseo
Foucault introduce el libro Anti-Edipo señalando que critica las escuelas marxista y psicoanalítica, las cuales necesitan una renovación. El libro propone pensamientos diferentes a estas escuelas al enfocarse en el análisis del deseo. Foucault recomienda leer el libro como un impulso hacia ideas desconocidas más que como una totalidad, y advierte contra tres enemigos del análisis del deseo: los conservadores de sistemas políticos rígidos, los reduccionistas de las formas del deseo
Edipo. Capitalismo y esquizofrenia, de Gilles Deleuze y Félix Gauttai. París, Magazine Littéraire. “Una introducción a la vida no fascista”.
El autor prologa el libro Anti-Edipo por medio de un contexto breve y con
preguntas orientadas a señalar algunas características del dualismo del siglo XX. La explotación social, la amalgama política revolucionaria y la represión psíquica sexual, son conceptos que componen la interpretación de la escuela marxista, psicoanalista y estructuralista. Aun así, estas escuelas resultan ser campos teóricos antiguos, propias de su contexto, y necesitan una renovación crítica. En consecuencia, Foucault señala que El Anti-Edipo nos desplaza a campos de análisis diferentes del psicoanálisis y el marxismo. Foucault recomienda mirar este libro como un impulso hacia pensamientos desconocidos, donde el alcance Freudiano y Marxista no llega. Implícitamente muestra que el drama de los seres humanos reside en su tendencia a universalizar parcialmente el pensamiento, ya sea el subjetivo o el de referentes históricos. Y así no se disfrutan las ideas, viendo en ellas un sentido total; se disfrutan más en el sentido del arte múltiple y altamente flexible, sin caer en el surrealismo extremo; más bien, deben organizarse las ideas de forma horizontal como un rizoma, sin jerarquías piramidales, que son propias de la ley y la burocracia. Foucault hace énfasis de la intervención del deseo en el pensamiento, el discurso y la acción. El sexo, la teoría y la política supuran como herida de los impulsos reprimidos. Y en este orden, el autor expone tres adversarios de la analítica del deseo: Conservadores de la organización extrema de una política o del discurso político. Reduccionistas de las múltiples formas del deseo a la ley binaria de la estructura y de la falta. Y el mayor enemigo. El fascismo. Y no sólo el histórico, sino también el que reside en cada individuo, en aquellos que aman el poder y desean a sus explotadores y dominadores. El fascismo, que es para autómatas y demagogos, debe ser acechado en los repliegues más profundos del pensamiento, como los moralistas cristianos del siglo XVII buscaban las sobras de carne en el alma. Todo ser humano hereda las huellas calcinantes del poder en el pensamiento, el discurso y la acción. Y el fascismo usa este poder como una red que atrapa muchos peses en tiempos convulsos. El Anti-Edipo, según el autor, es un manual de introducción a la vida no fascista, resumido en siete puntos que abarcan el modo de pensar, el poder y la política. La relación pedagógica debe despojarse de toda paranoia y deseos de poder, desencadenantes de acciones totalitarias. La sana relación de aprendizaje evita caer en la total voluntad del estudiante, en el extremismo de una autonomía ficticia. Los mamíferos inexpertos necesitan aprender de la experiencia de sus progenitores para sobrevivir; Y en este caso, el maestro es el mediador entre la inexperiencia y la experiencia.