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Introducción

La cavidad bucal es asiento de una gran cantidad de padecimientos, ya sea


propios o como manifestaciones de enfermedades sistémicas. Con base en lo
amplio de la patología que la afecta, en este capítulo sólo se mencionarán algunas
de ellas.

Se dice que la cavidad bucal es tierra de nadie, pero es un área fácil de explorar y
estudiar, por lo que se puede llegar a un diagnóstico temprano de ciertas
enfermedades.

Es importante conocer su estructura, función, fisiología, y las lesiones elementales


primarias y secundarias, además de una historia clínica completa, auxiliares de
laboratorio y gabinete, para poder establecer diagnósticos definitivos.

Basándonos en que la cavidad bucal forma parte del sistema estomatognático, es


de vital importancia tener un orden para su exploración, ya que muchos de los
padecimientos son específicos de una región.

La cavidad bucal está formada por labios, mucosa labial, mucosa bucal, pliegues
mucobucales, paladar duro y blando, orofaringe, lengua, piso de la boca, encía
marginal adherida, órganos dentarios, articulación temporomandibular, oclusión,
músculos, ganglios, parodonto, glándulas salivales, irrigación, inervación y hueso.

La cavidad bucal está cubierta por una membrana de epitelio plano estratificado, la
cual sirve como barrera física ante patógenos externos. Dependiendo del área del
epitelio, puede ser queratinizado (encías y paladar duro), paraqueratinizado
(paladar blando, mucosa yugal y labial) o no queratinizado (lengua) (figura 22-1).

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