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Seminario mayor filosofado san Agustín

Guzmán moreno pesca


Comentario a: los profetas menores
Presentado a: fray Alexander Martínez López

Se llaman menores no porque fuesen profetas de una categoría menor, sino por la
escasa extensión de sus profecías, con relación a los Profetas Mayores.

Oseas u Osee, profeta de las diez tribus del norte, como su contemporáneo
Amós, vivió en el siglo VIII a. C., mientras Isaías y Miqueas profetizaban en Judá,
es decir, bajo el reinado del rey Jeroboam II de Israel (783-743) y de los reyes
Ocías (Amasías) (789-738), Joatán (738-736), Acaz (736-721) y Ezequías (721-
693), reyes de Judá. Sus discursos proféticos se dirigen casi exclusivamente al
reino de Israel (Efraím, Samaria), entonces poderoso y depravado, y sólo de paso
a Judá. Son profecías duras, cargadas de terribles amenazas contra la idolatría, la
desconfianza en El y la corrupción de costumbres y alternadas, por otra parte, con
esplendorosas promesas y expresiones del más inefable amor.

Joel, profeta de Judá e hijo de Fatuel, el tiempo de su actividad ha de ser


calculado después de separarse de la casa de David las diez tribus, pero antes del
destierro. El hecho de que solamente se mencionen los sacerdotes, y no los reyes,
hace conjeturar que Joel haya escrito en tiempos del rey Joás de Judá (836-797)
cuando el Sumo Sacerdote Joiadá en nombre del rey niño manejaba las riendas
del gobierno.

En el primer discurso profético describe Joel una plaga terrible de langostas,


fenómeno conocido en Judea, como figura del oprobio de Israel por parte de las
naciones. Ello da ocasión al profeta, en el segundo discurso, para exhortar a Israel
a la contrición y anunciar el "día del Señor" y el juicio de las naciones o castigo de
los enemigos del pueblo santo, y el reino mesiánico,

Antes de su vocación, Amós fue pastor y labrador que apacentaba sus ovejas y
cultivaba cabrahigos en Tecoa, localidad de la montaña de Judá, situada a 20
kilómetros al sur de Jerusalén. A pesar de su pertenencia al reino de Judá, Dios lo
llamó al reino de Israel, para que predicase contra la corrupción moral y religiosa
de aquel país cismático que se había separado de Judá y el Templo. Alguna vez
menciona también a Judá (2, 4) y a todo el pueblo escogido (9, 11). Amós
desempeñó su cargo en los días de Ocías (Azarías), rey de Judá (789-738) y
Jeroboam II, rey de Israel (783-743).

Abdías, cuyo nombre hebreo Obadyah significa siervo de Yahvé. lo identifican con
aquel Abdías, mayordomo de Acab, que alimentó a los cien profetas que habían
huido del furor de Jezabel. Fue anterior a los profetas Joel, Amós y Jeremías, los
cuales ya la conocían y la citaban. Lo más probable parece que haya profetizado
en Judá alrededor de 885 a. C., cuando Elías profetizaba en Israel.

Jonás es el mismo profeta hijo de Amati o Amitai que en tiempo de Jeroboam II


(783-743 a. C.) predijo una victoria sobre los asirios. La tradición judía cree que
fue también el que ungió al rey Jehú por encargo del profeta Eliseo.

El caso de Jonás encierra así un vivo reproche, tanto para los que consideran el
reino de Dios como una cosa reservada para ellos solos, cuanto para los que se
escandalizan de que la divina bondad supere a lo que el hombre es capaz de
concebir.

Jonás es también tipo de nuestro Salvador en cuanto Enviado que desde Israel
trajo la salvación a los gentiles y representa de este modo la vocación apostólica
del pueblo de Dios.

Miqueas o Micá; uno que vivió en el reino de Israel en tiempos del rey Acab (873-
854), y otro que profetizó en el reino de Judá, reinando Joatam (738-736), Acaz
(736-721) y Ezequías (721-693). De su vida solamente sabemos que era oriundo
de Morasti (Moréset), pequeño lugar situado cerca de Eleuterópolis (hoy Beit
Dschibrin) al suroeste de Jerusalén. El marco histórico en que se encuadra la
actividad de Miqueas es determinado por los tres reyes mencionados: apogeo de
Judá bajo Joatam; humillación e invasiones enemigas en el reinado de Acaz y
Ezequías; idolatría y vicios que provocaron la restauración del culto por este santo
rey.

Miqueas se distingue por la belleza y sublimidad de su lenguaje, que es "terrible,


desnudo y audaz en las conminaciones, elevado y grandioso en las, tierno y
patético en sus quejas y lamentos". Tiene mucha semejanza con su
contemporáneo Isaías, junto con el cual Miqueas inaugura el siglo de oro de la
literatura hebrea.

Nahum vivió en el siglo VII a. C.; según la tradición judía, bajo el rey Manasés
(693-639), o quizá Josías (638-608), y profetizó contra Nínive, capital del reino de
los asirios. Lo único que acerca de la vida de Nahum indica la Sagrada Escritura
es el lugar de su nacimiento, pues lo llama elceseo, es decir, de Elkosch, situada,
según unos, en Galilea, según otros en Judea.

Por otra parte las profecías de Nahum y Jonás son correlativas, ya que releva la
gran importancia de la otra en el plan divino. En tiempo de Nahum, Nínive había
ya llevado cautivos a las diez tribus del norte (Israel) en 721, y amenazaba
orgullosamente a Jerusalén bajo Senaquerib, a cuya invasión de Judea,
milagrosamente frustrada por un ángel, parecería aludir Nahum.

El libro de Habacuc no da detalles sobre la vida del profeta. Habacuc se muestra


dominado por ciertas dudas respecto al porvenir de su pueblo y al reino de Dios,
mas su confianza y su fe son mayores aún. Él es el justo "que vive de la fe" según
esta profundísima sentencia que él nos dejó. Habacuc profetizó antes de la
invasión de Judá por los caldeos (605) puesto que tal calamidad es objeto de su
vaticinio, después de la cual Habacuc predice la ruina de Babilonia, como predijo
Nahum la de Nínive, ambos crueles enemigos del pueblo y del reino de Dios. Es el
profeta de la fe, expresa la segura esperanza en la salvación que viene de Dios y
la destrucción de los enemigos de su pueblo.

Sofonías, contemporáneo de Habacuc, descendiente directo, según parece


decirlo él mismo, del santo rey Ezequías, profetizó durante el reinado de Josías
(638-608), probablemente antes o en el curso de la reforma del culto que llevó a
cabo este otro santo rey.

El profeta se dirige contra la idolatría y la injusticia reinantes en Judá, no obstante


el aparente despertar de la piedad traída por aquella reforma, y anuncia, como
Habacuc, la próxima desolación del país por los enemigos. Luego vaticina contra
los pueblos paganos, en primer lugar los filisteos y asirios, y termina, como casi
todos los profetas, prediciendo la salud mesiánica con palabras que denotan un
asombroso amor de Dios por Israel.

Con Ageo (en hebreo Haggai) empieza el periodo postexílico de la profecía de


Israel, en el cual le acompañará Zacarías y le sucederá, casi un siglo más tarde,
Malaquías. Como muchos otros de los profetas menores, Ageo no es conocido
más que por algunas pocas noticias. Sus cuatro discursos se refieren todos al
segundo año de Darío I (520 a. C.).

Ageo exhorta a los judíos, remisos en reanudar la reconstrucción del Templo;


además consuela a los que habían visto la gloria y magnificencia del Templo
salomónico; también anuncia la bendición de Dios y la futura gloria del Templo;
final mente, se dirige a Zorobabel prometiéndole recompensa divina y
fortaleciéndole con la promesa del reino mesiánico futuro.

El nombre de Zacarías, hijo de Baraquías, y nieto de Iddó, comenzó a profetizar


en el mismo año que Ageo (520 a. C.). No parece, pues, ser, como muchos
creyeron, el mismo sacerdote Zacarías que Jesús cita en Mt. 23, 35, y Lc. 11, 51,
pues se considera que éste fue asesinado unos 330 años antes, por orden del rey
Joás (II Par. 24, 21), y que era hijo de Joiadá, siendo este nombre, según San
Jerónimo, un apodo de Baraquías. La actividad profética de Zacarías abarca dos
años (520-518). Según otros, algo más.

Mientras Ageo exhorta al pueblo principalmente a la restauración del Templo,


Zacarías, con su autoridad de profeta y de sacerdote de la tribu de Leví (Neh. 12,
16), y con un celo que se alaba en Esdr. 6, 14, "tomando como punto de partida el
estado de aflicción en que se hallaba entonces Jerusalén... anima, consuela,
exhorta, mostrando el porvenir brillante reservado a Israel y las bendiciones
abundantes que se unirán a la restauración del Santuario de Yahveh" (Fillion),

Malaquías significa "Mensajero mío", o "Angel del Señor" (así lo llama la versión
griega), La serie de los profetas menores se cierra con Malaquías, que vivió en
tiempos de Esdras y Nehemías, casi un siglo después de los profetas Ageo y
Zacarías, cuando el Templo estaba ya reedificado y se había reanudado el culto.
Malaquías sólo será sucedido, cuatro siglos más tarde, por el Precursor, a quien él
mismo anuncia (como también la vuelta de Elías), y a quien Jesús había de
caracterizar como el último y mayor profeta del Antiguo Testamento, al decir: "La
Ley y los profetas llegan hasta Juan" (Lc. 16, 16).

Después de recordar, como una sentencia que agrava la culpa de Israel, cuánto
fue el amor de Dios por su pueblo, Malaquías lucha contra los mismos abusos
contra los cuales se dirigen los libros de Esdras y Nehemías, es decir, la
corrupción de las tribus vueltas de Babilonia. "El estado moral de los judíos en
Palestina se hallaba entonces bien lejos de ser perfecto. Una profunda depresión
se había producido a este respecto desde los días mejores en que Ageo y
Zacarías promulgaban sus oráculos. Malaquías nos muestra a la nación teocrática
descontenta de su Dios porque tardaban mucho, según ella, en realizarse las
promesas de los profetas anteriores" (Fillion). Es quien anuncia la segunda venida
de Elías como precursor del gran día del Señor.

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