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Principio de funcionamiento
El efecto fotoeléctrico consiste en la liberación de electrones de un metal fotoeléctrico al
recibir un tipo de radiación electromagnética determinada, que suele ser luz visible o
ultravioleta.
Esta radiación llega en forma de fotones de luz los cuales poseen más energía que los
electrones que componen el material fotoeléctrico, por lo que, al chocar estos dos se
produce un desprendimiento de electrones de la última capa (electrones de valencia) de los
átomos que conforman el material. De esta manera el electrón queda libre para moverse
por el material.
En el caso de los módulos fotovoltaicos, el material fotoeléctrico es el silicio del cual se
componen las celdas solares.
El silicio puro cuenta con 4 electrones de valencia que comparte con sus átomos vecinos.
Al añadir impurezas (otros átomos con más o menos electrones de valencia) como el fósforo
5 o el boro 3, se modifican las propiedades conductoras del silicio.
Para la construcción de los módulos solares se usan dos tipos de semiconductores
fotoeléctricos, el semiconductor tipo N y el tipo P.
Una celda solar típica posee una superficie de 243 centímetros cuadrados y produce
aproximadamente una potencia cercana a los 4 watts (W), con una tensión de 0,5 volts (V)
y una intensidad entre 7 y 8 ampere (A). El escaso valor de la tensión y la potencia hace
necesario la conexión de varias celdas en serie formando un panel o módulo solares
fotovoltaico.
Al unir en serie varias celdas solares, la tensión de cada una de estas celdas se sumarán
para alcanzar la tensión total del panel solar fotovoltaico