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Las células solares convencionales a base de silicio presentan varias

desventajas: una de las más significativas se justifica en la alteración


ambiental que ocasiona la fabricación de paneles solares que usan silicio
como materia prima. Según un análisis del ciclo de vida desarrollado
para estos paneles, autores como el de [1] establecen que, dentro de este
análisis, la fase de fabricación del panel solar es la de mayor impacto
ambiental, principalmente debido a la obtención del silicio multicristalino, el
cual es un proceso muy intensivo a nivel energético y con gran
generación de corrientes residuales; además, los procesos que involucran
al inversor, al vidrio solar y la metalización de la celda generan de igual forma
un impacto considerable, sumándole el proceso de encapsulado y enmarcado,
consecuente a una dimensión económica, en el cual el silicio para su
obtención y proceso representa alrededor del 50% del coste total del módulo
[1], [2].

La obtención del silicio se realiza por varios métodos, la más común en este
proceso es la vía carbotérmica, la cual implica un gasto de energía elevado,
además es complejo y se debe de manipular compuestos tóxicos. La industria
que se encarga de producir semiconductores toma el silicio de grado
metalúrgico y lo purifica para obtener el silicio grado electrónico, que obtiene
su alta pureza mediante procesos muy complejos. En el gasto de silicio que
llega a ser utilizado para tecnologías solares, es de aproximadamente 15
toneladas por cada MW de células producidas. El valor puede mejorar,
tomando en cuenta que 10 toneladas es asumible, pero igual trabajando con
obleas más finas y rendimientos de células más altos. Una sola célula
fotovoltaicas no da suficiente tensión y potencia para las aplicaciones usuales.
Para tener más potencia y tensión eléctrica es necesario unir varias células en
serie.

El primer paso para la obtención del silicio pasa por la extracción y minería de
la cuarcita. El Silicio así obtenido alcanza una pureza del 98-99%, a un coste
muy bajo y se denomina Silicio de grado metalúrgico o metálico. El grado de
pureza (99%) del Si metalúrgico es insuficiente para las aplicaciones
electrónicas y solares. Se debe purifica mediante el siguiente proceso
denominado silicio de grado semiconductor:

Posteriormente se obtiene un monocristal por el método de Czochralski. Este


método consiste en sumergir un monocristal de pequeñas dimensiones en un
baño de silicio líquido calentado a la temperatura de fusión y retirarlo
lentamente para provocar el crecimiento del monocristal. Normalmente, se
realiza simultáneamente el dopaje del monocristal [3].

Pasos para fabricación de la celda solar:

1. Elección del sustrato.


2. Texturizado de la superficie frontal para reducir la reflexión de luz.
Consistente en un ataque químico selectivo, que deja la superficie con
una estructura de pirámides de diversos tamaños. Esas pirámides
permiten reducir la reflexión muy sustancialmente
3. Formación del emisor mediante difusión de átomos de fósforo. El dopado
de la base, con impurezas que suministran huecos, se realiza durante el
proceso de obtención del sustrato, señalado en el primer paso y la
impureza que realiza esta función es el boro, que se incorpora al silicio
mientras este se encuentra en fase líquida. Tras el proceso de
cristalización, se obtiene la oblea o sustrato, con el boro incorporado.
Para formar el emisor, se debe realizar un proceso adicional de dopado
de la base, mediante impurezas que suministran electrones, siendo el
fósforo el elemento químico utilizado habitualmente. Este proceso se
realiza en hornos que trabajan a alta temperatura (800ºC-900ºC),
donde se sitúan los sustratos, a través de los que se hace circular un
gas que contiene el fósforo; ese gas es generalmente PSG, acrónimo de
Phosphosilicate glass, (P2O5)x(SiO2)1-x. El fósforo se incorpora en una
zona próxima a la superficie texturizada de la célula, quedando formado
así el emisor.
4. Depósito de capas antirreflectantes y formación del contacto frontal.
Para disminuir aún más la reflexión frontal, sobre la superficie del silicio
ya texturizado y con el emisor formado, se depositan capas muy
delgadas de materiales como el SiO2 o el SiNx, que actúan como capas
antirreflectantes, estas capas se depositan por técnicas físico-químicas.
A continuación, se forma el contacto frontal sobre el emisor con técnicas
de serigrafía; para ello, se extiende una amalgama metálica -una
disolución de una consistencia pastosa que incorpora aluminio y plata-
sobre la cara frontal de la célula a través de una malla que tiene definida
el "layout" del contacto, es decir, unas aperturas a través de las que la
pasta metálica se incorpora selectivamente a la superficie del silicio; el
"layout" tiene un diseño muy característico, en forma de peine o rejilla.
Este contacto se encarga de recoger los electrones generados en la
célula por la radiación del sol y su diseño es un compromiso entre una
gran transparencia, para que la radiación solar penetre al interior de la
célula y un recubrimiento de la superficie óptimo, para asegurar la
recolección de todos los electrones generados en el dispositivo. Se
muestra en la siguiente figura.
5. Contacto trasero. En la parte trasera de la célula y cubriendo toda su
superficie, se deposita también una pasta metálica similar a la empleada
para formar el contacto frontal; ese contacto recoge los huecos
generados por la radiación incidente. Ambos contactos son sometidos a
un calentamiento posterior, mediante el que se logra que el metal se
adhiera firmemente al silicio.
Bibliografía

[1] O. Enguita, “Análisis del ciclo de vida para el desarrollo de las


Reglas de la Categoría de Producto de sistemas solares fotovol.taicos
para la edificación”, Universitat politécnica de Catalunya, 2012.

[2] J. Del Río et al., “Análisis del ciclo de vida de un panel solar
fotovoltaico empleado para la alimentación eléctrica de instalaciones de riego,
comparan-do las metodologías eco-indicador 99 y eps-2000”, presentado
en xiii Congreso Nacional de Ciencias Hortícolas, Almería, 2012, pp. 708–
712.

[3] Milán, D. A., & González, A. A. (2010). Silicio a Partir De Cáscara De Arroz
Para La Confección De Paneles Fotovoltaicos. UCMaule – Revista Académica
de La Universidad Católica Del Maule.

[4] Mártil, I., ¿Cómo se fabrican las células solares de silicio?, in Público. 2018:
Madrid.

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