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PRIMERA PARTE

BASES DE LA GEOPOLÍTICA

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN A LA GEOPOLÍTICA

I.- CONSIDERACIONES BÁSICAS.


El concepto de Geopolítica, como el de Soberanía, es uno de los más
controvertidos en el ámbito de las ciencias políticas. Para algunos es una ciencia,
para otros es un conjunto de especulaciones manipulables según el interés de las
naciones. Hay quienes le asignan una importancia general en el desarrollo de las
relaciones internacionales y de la política interna de cada país. Otros opinan que
es simplemente un producto del militarismo y un instrumento de guerra; muchos
creen que el vocablo fue desacreditado irremisiblemente por los nazis antes y
durante la II Guerra Mundial. Sin embargo -replican otros- los estudios de esta
disciplina no han perdido el interés y, por el contrario, hay un nuevo sentido de la
geopolítica que atrae la atención de cientistas políticos y sociales, geógrafos,
militares, estrategas, políticos e internacionalistas.
II.- DEFINICIONES.
La multiplicidad de definiciones que se ha ensayado sobre la Geopolítica refuerza
nuestra observación contenida en el punto anterior. Consignamos seguidamente
algunas que nos parecen relevantes:
A.- Rudolf Kjellen: (1864- 1922)A quien se considera creador del vocablo
Geopolítica, la identificó como “la ciencia que concibe al Estado como un
organismo geográfico o como un fenómeno en el espacio” (1). Esta definición
traduce el pensamiento central de Kjellen en sentido de que el Estado es un
organismo vivo que nace, crece, se desarrolla y muere, pensamiento
expuesto en su obra “El Estado como Forma de Vida”, que publicó en 1918 y
ejerció una gran influencia en Alemania entre las dos guerras mundiales.
B.- Karl Haushofer: (1869-1946) Doctor en geografía, geología e historia, definió
esta materia como “la ciencia de las formas políticas de vida en sus
relaciones regionales afectadas por las condiciones naturales y por su
desarrollo histórico” (2).
C.- El General Gallois: Profesor de la materia en la Escuela Superior de Guerra
Naval de Francia, dice que es “el estudio de las relaciones entre la conducta
de una política de poder en el plano internacional, y el cuadro geográfico en
el cual se ejerce” (3). Esta definición coincide con la que nos da Collin Gray,
quien dice que “se entiende por Geopolítica la relación que se establece
entre el poder, la política internacional y el cuadro geográfico” (4). Si bien es
cierto que la Geopolítica se proyecta principalmente en el ámbito de las
relaciones internacionales, como la subrayan los autores pre-citados, no hay
que olvidar que la materia tiene mucho que ver con la política que en el

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campo doméstico sea capaz de desarrollar un Estado para jugar un papel
adecuado en las relaciones internacionales.
D.- Jorge Atencio:Dice que la Geopolítica “estudia la influencian de los factores
geográficos en la vida y evolución de los Estados, a fin de extraer
conclusiones de carácter político”.
Tomando en cuenta estos antecedentes, nosotros proponemos la siguiente
definición: “Es el estudio de las condiciones geográficas, históricas,
económicas y sociales de un Estado, así como la promoción de sus recursos
naturales y de sus valores culturales, para hacer que jueguen un papel
acorde a sus intereses en el campo internacional”.
En efecto, nosotros concebimos la geopolítica como una ciencia dinámica en
evolución constante como las demás ciencias sociales, puesto que el Estado
es, evidentemente, un organismo vivo y no un espacio muerto (participamos
en esto, del pensamiento de Kjellen). Las definiciones que nos hablan
meramente de “estudio” o de “la relación” entre determinados factores
geográficos y políticos, parecen detenerse allí, sin considerar la proyección
de esos estudios y relaciones al terreno práctico en que se desenvuelve el
Estado como actor en las relaciones internacionales. En otras palabras:
¿para qué serviría el estudio de esos datos o la apreciación de esas
relaciones, si no desarrolláramos en base a ellos las políticas (interna y
externa) que más convinieran a la supervivencia y proyección futura del
Estado en el ámbito internacional?.
Se observará, por otra parte, que nuestra definición no se limita al estudio de
las condiciones geográficas, como tradicionalmente se ha hecho al apreciar
lo que debe entenderse por Geopolítica, sino que incluimos las condiciones
históricas, económicas y sociales que son inseparables de aquéllas, sin las
cuales es imposible realizar un análisis y una proyección geopolítica de un
Estado.
III.- LA GEOPOLÍTICA ES UNA
CIENCIA?
De las definiciones que hemos transcrito se deduce que esta materia es una
ciencia, puesto que es un conjunto ordenado de conocimientos que permiten
establecer una relación de causa y efecto, como se define comúnmente la ciencia.
En efecto, los conocimientos que nos proporciona la Geopolítica sirven para
mostrarnos la realidad objetiva, interna y externa de un Estado-Nación y la
posición que ocupa en el plano internacional.
La ciencia se define también como “el conocimiento racional, sistemático, exacto y
verificable de la realidad” (Galiano, 1979), y la Geopolítica se propone
precisamente estudiar la manera racional (no utópica ni subjetiva), sistemática (no
en forma desordenada ni confusa), la realidad actual del Estado y su proyección
futura verificable.
A.- Fuentes de la
Geopolítica.
Las fuentes de esta materia son básicamente otras dos ciencias de las cuales
arranca: por una parte la geografía física, política y económica, y por otra la
política (Ciencia Política, Teoría del Estado, Derecho Público, Historia de las
Ideas Políticas, etc.)
B.- Objetivos de la
Geopolítica.
La Geopolítica tiene un objetivo primario y dos que concurren a la
consecución de aquél. El objetivo primario es la consolidación y/o
preservación del Estado-Nación como unidad socio-política independiente,
objetivo que se alcanza a través de dos objetivos secundarios o
concurrentes: por una parte el desarrollo económico y social, para crear y/o
acrecentar el Poder Interno, y por otra parte la diplomacia y la estrategia
como instrumentos indispensables para mantener y/o acrecentar el Poder
Externo que será reflejo del primero. Ambos, poder interno y externo, son las
dos expresiones del elemento Poder, sin el cual no se concibe la existencia
del Estado.
C.- Utilidad de la
Geopolítica.
De lo expuesto en los párrafos precedentes, colegimos que esta materia no
es meramente especulativa o teórica, sino científicamente útil, porque se
aplica a la vida real de todos los Estados, grandes, pequeños, desarrollados
y subdesarrollados.
Todo Estado requiere de un estudio serio de esta disciplina para sobrevivir,
desarrollarse y mejorar constantemente su condición de actor internacional,
asegurando así el destino de la comunidad de intereses de su población.
Es cierto, como lo hace notar Zorgbibe, que la Geopolítica fue afectada
moralmente antes y durante la II Guerra Mundial, porque se la identificó como
la “Geopolitik” alemana y su teoría del “espacio vital”, francamente
expansionista, así como con los crímenes del nazismo (conquista de territorio
por la fuerza de las armas, racismo, genocidio, etc.) (5). Pero la derrota del
eje nazi-fascista en esa guerra y la proclamación de los derechos universales
del hombre en las Cartas del Atlántico, de las Naciones Unidades, de la OEA,
así como en las declaraciones del 10 de Diciembre de 1948 y otras, echaron
una lápida sobre las “ideas” de esa escuela y dieron a esta materia el
carácter científico que le es inherente en la convivencia pacífica de las
naciones.
IV.- RELACIONES DE LA GEOPOLÍTICA CON OTRAS CIENCIAS.
De las definiciones y propósitos que hemos mencionado, se colige que la
Geopolítica es una ciencia compleja que se relaciona directamente con muchas
ciencias, entre las cuales consideramos que son las principales las siguientes:
A.- La
Geografía.
La que aparece a primera vista es, por supuesto, la Geografía, de la que en
parte toma su nombre. En efecto, ya hemos dicho que la Geopolítica es el
estudio de las condiciones geográficas…de un estado, considerado por
separado y en el escenario geográfico regional y universal. Estas condiciones
se refieren a ubicación o situación, superficie, extensión superficial, relieve,
clima, fronteras, recursos naturales, población distribución de ésta, etc.; o sea
que la Geografía comprende otras ciencias que se desprenden de éstas,
como la geografía física, la geografía política, la geografía económica, etc.
La Geografía política es relevante en estas relaciones, a tal punto que en un
comienzo se la asimiló a la geopolítica, como si fueran la misma cosa.
Naturalmente que no es así, como se infiere de lo que ya llevamos dicho, y
conviene señalar claramente las diferencias entre ambas, empezando por
identificar lo que es Geografía Política que, según la nueva Enciclopedia
Sopena, 1.952, citada por Atencio, “estudia la tierra como habitación de las
sociedades humanas”, y así considera las divisiones convencionales de su
superficie, la distribución de la sociedad humana en estados o naciones, y la
vida y condiciones de existencia de cada agrupación ética, social, religiosa,
política, etc.
Atencio señala las siguientes diferencias entre Geopolítica y Geografía
Política:

GEOPOLÍTICA GEOGRAFÍA POLÍTICA


 Geociencia con bases  Rama o parte de la Geografía
geográficas, útil a la ciencia General.
política.
 Estudia la influencia de los
 Estudia la tierra como
factores geográficos en la vida
habitación o morada de las
y evolución de los estados a fin
sociedades humanas.
de extraer conclusiones de
carácter política
 Útil para deducir  Útil para conocer condiciones.
necesidades.
 Es estática.
 Es dinámica
 Finalidad: conocer la situación
 Finalidad: guiar al estadista pasada y presente relacionada
en la política interna y externa con: gobierno, división política,
y orientar al militar en la etnografía, idiomas, religiones,
preparación de la defensa cultura, ideología, etc. de las
nacional y en la conducción sociedades humanas en
estratégica. determinado territorio.
B.- La Política.
Como su nombre lo indica, la Geopolítica tiene mucho que ven con la
política, tanto en su aspecto teórico (Ciencia Política o Teoría del Estado),
como en su lado práctico, es decir, el conjunto de conocimientos y normas
relativo al gobierno de las sociedades. La Ciencia Política averigua el origen,
la naturaleza y los fines del Estado, mientras que la política a secas (de polis
o ciudad-estado en la antigua Grecia) se refiere al gobierno. Ambas
disciplinas giran en torno al Estado, como ocurre con la Geopolítica.
C.- La Historia.
Como “Maestra de la Vida” en la expresión de Cicerón, la Historia contribuye
al conocimiento geopolítico con un acervo inagotable de hechos que
permiten extraer experiencias muy útiles para el presente y el futuro de los
pueblos. “La Historia se repite”, dice un proverbio muy conocido, y aunque no
se repite literalmente, es la representación de las edades expresadas en
ciclos o épocas históricas que guardan secuencia o consecuencias. No se
concibe, pues, el estudio geopolítico sin un análisis cuidadoso de lo que ha
ocurrido en un pasado más o menos reciente.
D.- La Economía.
Ocupa un lugar preponderante en la vida de las sociedades nacionales e
internacionales, a tal punto que, sin incurrir en hipérbole, puede decirse que
todos los hechos políticos y sociales se reducen a términos económicos. La
economía contemporánea ha vuelto tan interdependiente la vida de los
Estados, que éstos tienden a integrarse cada día más, fenómeno que (la
integración), siendo un hecho histórico antiguo (las anfletonías en la antigua
Grecia, las uniones aduaneras en las ciudades alemanas de la Edad Media,
etc.), cobra renovado impulso en la segunda mitad de este siglo y se
proyecta resueltamente al porvenir.
Cualquier estudio geopolítico debe tomar en cuenta el desarrollo real y
posible de la economía como fruto de las condiciones geográficas (suelo,
subsuelo, recursos naturales, explotación, exploración y transformación de
los mismos, etc.) de un territorio determinado.
La Economía Política, rama de la economía, es el estudio de los principios
que el hombre emplea o aplica al utilizar los medios limitados y escasos a su
disposición para obtener la mayor satisfacción posible (ver “Diccionario
Político de Occidente”, de M. Bessa y J. Vargas, Vasallo de Mumbert, editor,
Madrid, 1978, p. 106).
E.- El Derecho.
La ciencia jurídica o del Derecho es el conjunto de principios, preceptos y
normas que regulan la vida en sociedad y cuya observancia es igualmente
obligatoria para todos. De esta definición se desprende que el Derecho es
parte esencial de la organización y de la vida del Estado en sus tres
elementos: territorio, población y poder: y como Estado es, según queda
dicho, objeto y finalidad de la Geopolítica, resalta la relación estrecha que
hay entre estas dos materias.
Particularmente relevantes en esta relación son las ramas del Derecho
Público (Político, Constitucional, Administrativo, Internacional Público, etc.),
teniendo en cuenta que el Estado es el sujeto del Derecho Público por
excelencia: pero como el Estado “es la sociedad jurídica y políticamente
organizada”, todas las ramas del Derecho Público y Privado tienen relación
con la Geopolítica.
F.- La Sociología.
Como es sabido, la Sociología es el estudio de la sociedad o de las leyes que
rigen los fenómenos sociales, o como dice el profesor Joseph H. Fichter, “es
el estudio de los seres humanos en las relaciones de unos con otros”.
Todo Estado cuenta entre sus elementos esenciales con una población, vale
decir una sociedad que determina el comportamiento de ese Estado según el
grado de su desarrollo, sus metas, sus valores culturales y morales, etc. El
Estado es, por otra parte, la sociedad organizada jurídica y políticamente. En
consecuencia, salta a la vista la necesidad que tiene la Geopolítica de los
estudios sociológicos para alcanzar sus propósitos y objetivos, de manera
que hay una estrecha relación entre ambas materias.
G.- La Estrategia.
Según el “Dictionary of Political Science” (Ob. Cit. pág. 503), Estrategia “es el
arte de hacer planes generales para el uso provechoso, coherente y
deliberado de los recursos o de cualquier forma de poder, hacia la
consecución de objetivos específicos”. El “Diccionario Político para
Occidente” por su parte dice que “es la planificación a largo plazo de la
utilización de los instrumentos disponibles para la acción. El término, aunque
proviene del vocabulario militar, tiene aplicación creciente en la esfera de lo
político. En efecto: partidos, sindicatos, movimientos revolucionarios, grupos
de presión, sectas mundialistas, organizaciones internacionales, minorías
dirigentes, programan cuidadosamente sus actividades en miras de sus
últimos objetivos…”.
Como toda actividad administrativa debe ser necesariamente planificada y
como la administración es una ciencia que se aplica a todas las actividades
humanas, sin excepción, fluye de aquí que todo tiene su propia estrategia y
no solo lo militar. Con mayor razón la Geopolítica, cuyos estudios conciernen
a la vida y destinos del Estado, requiere de diversas estrategias: militares,
políticas, económicas, etc.
La Geoestratégica, que es la ciencia de las relaciones entre la estrategia y la
geografía, es decir, el estudio de los factores geográficos para una
concepción estratégica militar, política, económica, etc., tiene también una
directa relación con la Geopolítica, porque como dice Pierre Célerier, “los
factores físicos estables a la geopolítica merecen que se los estudie más
especialmente en su papel en geoestratégica”. (6)
H.- Las Relaciones Internacionales.
Consisten en la compleja trama de acciones y reacciones, influencia,
presiones, demandas y respuestas que ejercen y experimentan los actores
en la vida internacional.
Estos actores, como se sabe, son los Estados, los organismos
internacionales, los conjuntos regionales y sub-regionales (integrados o no),
de donde se deduce que los elementos principales de dichas relaciones son
el Estado y el poder, conceptos políticos ambos que tienen, por su puesto,
connotaciones geográficas, económicas, sociológicas, militares, estratégicas,
etc., es decir, trascendencia geopolítica general y particular.
CAPÍTULO II

ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y PRINCIPALES ESCUELAS GEOPOLÍTICAS

I.- ANTECEDENTES.
Aunque la Geopolítica es una ciencia nueva, nacida en este siglo y particularmente
después de la I Guerra Mundial, arranca sus orígenes como todo conocimiento
humano, desde la antigüedad.
Seguidamente haremos una breve reseña de lo que consideramos pertinente a
través del pensamiento de diversos autores en épocas pasadas.
A.- En la
Antigüedad.
Heródoto:(484-424 a.c.) Considerado el padre de la Historia, afirma que Ciro
explicaba a sus soldados que él podría llevarles a tierras mejores que las
suyas (la antigua Persia), pero que eso les convertiría en esclavos en vez de
señores, teniendo en cuenta que “las tierras risueñas producen hombres
afeminados, no pudiendo dar, a la vez, frutos óptimos y guerreros valerosos”.
En su “Historia de la Guerra del Peloponeso”, Tucídides (460-395 a.c.)
expone ideas sobre la influencia de la tierra en el carácter de los pueblos y
acercad de la expansión de unos estados a costa de la debilidad de otros.
Describe en detalle las operaciones navales y militares y aplica el estudio de
la historia a la política, aunque también utiliza sus conocimientos políticos
para estudiar a la historia.
Platón: (429-347 a.c.) como es sabido, construye una república ideal en el
libro V de su obra sobre “Las Leyes”, pero consigna algunas observaciones
sobre el carácter de los pueblos en relación al terreno que ocupan.
Aristóteles: (384-322 a.c.) en su “Política”, enseña que el Estado “es una
comunidad de estirpes y lugares, en una existencia perfecta y que se basta a
sí misma”. En otra parte de su obra observa el Estagirita que “la mejor
definición de los límites correspondientes a la magnitud de una polis es
evidentemente la que sigue: La mejor densidad de población a la que pueda
asegurarse una vida autosuficiente y una permanencia en las mismas
condiciones”. En esto reside la idea de autarquía según Aristóteles, aplicada
al campo de la administración general del Estado, y no al de las instituciones
creadas por éste, como se llama ahora en Derecho Administrativo a los entes
descentralizados.
Alrededor del año 20 d.c., un geógrafo griego llamado Estrabónde Amasia
escribió en Roma una “Geografía” en la cual relaciona la expansión del
imperio romano con las condiciones geográficas de la península itálica.
Cicerón: (103-43 a.c.) observó las influencias geográficas sobre poblaciones
y sus organizaciones políticas, mostrándose en desacuerdo con Platón y
Aristóteles en cuanto a que éstos daban importancia a la situación marítima
de los Estados. Cicerón opinaba que la decadencia de Cártago, Corinto y
Grecia, se debió precisamente a su vulnerabilidad por el lado del mar.
B.- En la Edad Media.
El feudalismo propio de esta época hizo que el poder político se dispersara
en multiplicidad de centros llamados feudos, que se encerraron en sus límites
mezquinos sin mantener relaciones con el mundo exterior. Esto ocurrió en
gran parte porque las invasiones bárbaras del siglo V determinaron la
decadencia y muerte del imperio romano.
El feudalismo se asentó en una economía agraria primitiva y el aislamiento de
los feudos ocasionó la decadencia de los transportes y de las
comunicaciones. Fue una época de oscurantismo, de la que estuvieron
ausente los estudios geográficos, a tal punto que W. M. Jackson (citado por
Atencio), observó que “ni una obra más, ni un descubrimiento. Algunos
nombres flotan vagamente en este triste crepúsculo, nombres oscuros,
inútiles, que no representan ni un hecho, ni una idea y que ofrecen apenas en
el débil y vacío interés que se enlaza con las cosas muertas, el interés
bibliográfico: son en su mayoría compendiadores, compiladores o copistas”.
Es natural que en este panorama no encontremos ningún antecedente
relevante sobre la materia que nos ocupa.
C.- E la Edad Moderna.
La invención de la brújula y de la navegación a vela, acicateó la era de
los descubrimientos geográficos que caracterizan a los tiempos modernos,
junto con la aparición de los primeros Estados nacionales. Estos dos hechos
promovieron un renovado interés por los estudios geográficos y políticos.
Nicolás Maquiavelo: (1.469 - 1.527), fue uno de los pensadores más
esclarecidos del Renacimiento, cuyos escritos tuvieron gran influencia en las
ideas políticas y en la concepción del Estado como una entidad moderna. En
su obra “El Príncipe” dice por ejemplo, que los principales fundamentos de los
estados, antiguos y modernos, son las leyes y el Ejército (o sea el elemento
poder constituido por el Derecho, que tiene como respaldo la fuerza pública o
legítima).
II.- PRINCIPALES ESCUELAS GEOPOLÍTICAS.
En este punto presentaremos una breve reseña del pensamiento de diversos
teóricos de la Geopolítica, agrupados por sus países de origen; pensamiento que
en la mayoría de los casos pretendía interpretar los intereses de sus pueblos,
aunque en otros responde a conceptos de interés general.
A.- Escuela Alemana.
Es indudable que la Geopolítica nació en este país con la obra de Ratzel,
Kjellen, Haushofer e Hitler.
Friedrick Ratzel: (1.844 - 1.904) Profesor de geografía y de antropología, es
considerado el verdadero precursor de la Geopolítica y el padre de la
geopolítica alemana. Autor de “Antropogeografía” (1.891), “Geografía Política
(1.897), “La Tierra y la Vida (1.902); investigó principalmente la relación que
existe entre el espacio y la suerte de los Estados, originando la idea de
“espacio vital” (lebensraum) y de los grandes espacios (grosses raum).
El tamaño y el crecimiento del espacio son determinantes en la vida de los
Estados; el espacio aumenta con el crecimiento de la cultura y hay una
tendencia general hacia la expansión territorial. Veremos más adelante cómo,
sin proponérselo tal vez, esta concepción ratzeliana del espacio dominó la
geopolítica alemana después de la I Guerra Mundial y desencadenó en 1.939
la segunda gran conflagración.
Rudolf Kjellen (1.864 - 1.922), Profesor de Derecho Político en Suecia, su
país natal, acuñó el término geopolíticay continuó la obra de Ratzel en cuanto
a la relación entre Estado y Poder. En su obra “El Estado como Forma de
Vida” (1.918), asimila a éste como un ser vivo que nace, crece, se desarrolla
y muere. Dice que “el Estado no es un conglomerado accidental o artificial de
vida humana que se mantiene unida de fórmula por medios legales: está
profundamente arraigado en realidades históricas y afectivas; crece
orgánicamente, es una entidad del mismo tipo fundamental que el hombre
individualmente considerado…. Los Estados vigorosos y llenos de vida que
cuentan con un espacio limitado, obedecen al categórico imperativo de
extender su espacio, ya sea por colonización, amalgamación o conquista”.
Kjellen dividió el estudio de la Ciencia Política en cinco ramas: la geopolítica,
que como ya dijimos, estudia al Estado como organismo vivo; la ecopolítica,
que se ocupa de la economía en relación al Estado; la demopolítica, de la
población como elemento del estado; la sociopolítica, de la organización
social dentro del Estado; y la cratopolítica, del gobierno y administración del
Estado. La fuerza de un Estado depende -sostenía- del desarrollo
armonioso de los cinco elementos de que se ocupan las materias precitadas.
Elevó al Estado a la categoría de un fin en sí mismo, puesto que pensaba que
no cumple sus actividades con propósitos éticos ni en beneficio de sus
ciudadanos, sino en beneficio del propio Estado, lo que es un error por donde
se le mire, sea desde la Ciencia Política o desde el sentido común, ya que el
Estado no es una entelequia a la que se pueda endiosar, sino una
organización hecha por el hombre para el bien común.
Es indudable que las ideas de Kjellen influyeron en el concepto nacional-
socialista del Estado y en el pensamiento de la escuela alemana.
Karl Haushofer: (1.869 - 1.946), fundó en 1.904 la Revista de Geopolítica y
en 1.933 el Instituto Geopolítico de Munich. Escribió “La Importancia
Geográfica y Política de las Fronteras” (1.927), “Geoestratégica” (1.932),
“Poder y Mundo” (1.934) y “Política Mundial de Hoy” (1.934).
Como Ratzel, Haushofer subraya la importancia geográfica, política,
económica y militar del espacio. Era indispensable -decía- que los
alemanes comprendieran que carecían “del más mínimo espacio vital”. Fue
uno de los sostenedores de la tesis de las fronteras vivas o movibles. “Es un
grave error en términos de la política mundial, considerar las fronteras como
líneas rígidas e inmutables. Las fronteras podrán ser lo que se quiera, menos
elementos muertos; son organismos vivos que se extienden y se contraen,
del mismo modo que la piel y otros órganos protectores del cuerpo humano”.
Adolfo Hitler: (1869-1945) aplicó en la práctica como político y militar, las
ideas sobre el espacio vital y la movilidad de fronteras que sus mentores de la
geopolitik habían divulgado en Alemania para hacer de este país la primera
potencia mundial. En su libro “Mein Kampf” sostenía que la importancia
territorial de un país es, por si sola, un factor esencial de seguridad exterior.
Mientras mayor sea el territorio de que dispone un pueblo, mayor será su
protección natural. “Solo un espacio suficiente sobre la tierra asegura a un
pueblo la libertad de su existencia”, observaba y agregaba que: “…a la
importancia de la extensión territorial de un Estado como fuente de su
alimentación se agrega su importancia política y militar”. Y sobre el mismo
tema sentenciaba: “el derecho al suelo y a la tierra puede convertirse en un
deber cuando un gran pueblo parece condenado a la ruina por falta de
extensión territorial”.
No cabe duda que el pequeño caporal había asimilado muy bien la teoría de
los geopolíticos alemanes.
B.- Escuela Inglesa.
La ubicación insular de Inglaterra favoreció, como es sabido, su desarrollo
económico, la evolución de sus instituciones políticas y la expansión de su
dominio a través de los mares y de los continentes, al punto de convertirse
durante el siglo XX en un imperio mundial, el más grande que haya conocido
la historia desde el imperio romano.
Mientras no existían la guerra aérea ni los cohetes intercontinentales, fue
relativamente fácil para Inglaterra asegurar su defensa, ya que su posición
era prácticamente inexpugnable. Reducida a una pequeña superficie de
territorio, con una gran población y rodeada de agua por todos lados,
Inglaterra hubo de buscar su expansión a través de los mares y de las tierras
de ultramar. Para lo que desarrolló una gran flota mercante, impulsó el
mercantilismo y acuñó la revolución Industria.
Sir Halford Mackinder (1.861 - 1.947), fue profesor de geografía en la
Universidad de Londres, miembro del Parlamento británico, Director de la
Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres y autor del famoso
ensayo “El Pivote Geográfico de la Historia”(1.904), según el cual“el mundo
se divide en dos grandes zonas: “Eurasia”, que es el “Heartland”, y el resto
del globo, que tarde o temprano será dominado por aquella” . Aunque
sus ideas tuvieron mayor eco en la escuela alemana que en su propio
país, lo consignamos en este capítulo por haber nacido, vivido y elaborado su
producción intelectual en Inglaterra.
El ensayo de Mackinder se extiende en consideraciones geográficas e
históricas. “El contraste más notable que muestra el mapa política de la
Europa moderna es el que presenta la vasta zona de Rusia que ocupa la
mitad del continente y los reducidos territorios que ocupan las potencias
occidentales. Esta masa (Eurasia), comprendida entre el océano y el
desierto, tiene 54,4 millones de kilómetros cuadrados, o sea la mitad de la
extensión de las tierras del globo, si excluimos del cálculo a los desiertos del
Sahara y de Arabia”. Más adelante agrega: “Los espacios comprendidos por
el imperio ruso y la Mongolia son tan extensos y son hasta tal punto
incalculables sus potencialidades en cuanto a población, trigo, algodón,
combustibles y metales, que es inevitable que allí se desarrolle un gran
mundo económico, más o menos aislado, que será inaccesible al comercio
oceánico”.Anota que: “…toda esa inmensa área es inexpugnable desde el
mar, porque está alejada de los grandes océanos y carece de ríos
navegables que desemboquen al mar. Su movilidad está asegurada por una
gran red de ferrocarriles…” que estaban en construcción. Concluye su
ensayo con esta observación: “El equilibrio real del poder político es en un
momento dado, por supuesto, el producto de condiciones geográficas, tanto
económicas como estratégicas, por una parte, y del número relativo, la
virilidad, los equipos y la organización de los pueblos competidores, por otra”.
La conclusión que Mackinder sacó de estos planteamientos se condensa en
su famosa “profecía” de 1918, formulada 14 años después de haber
pronunciado su célebre conferencia: “Quien domina la Europa Oriental
controla el corazón continental; quien controla el corazón continental controla
la isla mundial; quien domina la isla mundial controla el mundo”.
La tesis de Mackinder ejerció una gran influencia sobre el pensamiento de
Haushofer. Es claro que sus ideas han perdido actualidad con la aparición
posterior de la guerra aérea y de la balística intercontinental, para no hablar
del armamento nuclear; pero en su momento causaron una profunda
impresión a los estudiosos de esta materia.
Sin embargo, las ideas de Mackinder, complementadas con las de Spykman
en los años cuarenta tuvieron gran influencia en el desarrollo de la Guerra
Fría que se prolongó durante cuatro décadas hasta 1990, pues la tesis
norteamericana de la “contención” del expansionismo soviético elaborada
sobre una idea de George F. Kennan por Truman y los gobiernos que le
siguieron, partía del supuesto de que la URSS tenía una posición geográfica
y estratégica superior. R.E. Walters sostiene que la estrategia norteamericana
de la disuasión nuclear nació porque EE. UU.creía que el heartland soviético
tenía una abrumadora ventaja estratégica en Europa en función de su
ubicación geográfica.
Otro autor norteamericano, Colin Gray, se basa en las ideas de Mackinder y
Spykman para escribir su “Geopolitics of Suerpower” (1.988) que “…la visión
del mundo de Mackinder-Spykman, reducida a sus elementos relativos de
poder, consiste en una superpotencia heartland encerrada en una lucha
permanente con la superpotencia continental insular extracostera, EE.UU.,
por el control efectivo de los “rimland”y los mares marginales de la Isla
Mundial”. Partiendo de esas premisas, Gray coincide totalmente con la
política de “contención” norteamericana, porque “la extensión geográfica del
imperio soviético debería obligar a EE.UU. a pensar, planear y prepararse
para un conflicto armado en una escala verdaderamente global”. (2)
Zbigniew Brzezinski, que fue Consejero Nacional de Seguridad del Presidente
Carter, opina en su libro “El Juego Estratégico” que quien controlara Eurasia
dominaría el mundo, encerrando a EE.UU. en América del Norte. La misma
tesis se sostiene en la “Estrategia de Seguridad Nacional de los EE.UU.”,
publicada en enero de 1.988 por el gobierno de Ronald Reagan. Se dice allí
que la seguridad nacional norteamericana sería amenazada si un Estado o
grupo de Estados hostiles, llegaran a dominar Eurasia. (3) Como se ve, las
ideas de Mackinder se propagaron a lo largo del siglo XX en la obra de
autores alemanes y de EE.UU. y de gobernantes de este último país, quienes
alimentaron la guerra fría con el temor de que se concretara el predominio de
la “Isla Mundial”.
C.- Geopolítica de los EEUU.
Las líneas maestras de la política de expansión interior y exterior de EE.UU.
que han hecho de este país la primera potencia mundial en el siglo XX,
pueden resumirse así:
1.- La Doctrina Monroe.
Después de la derrota de Napoleón en Waterloo, la Santa Alianza
constituida por Austria, Francia, Prusia y Rusia, se propuso restablecer
el viejo orden y, con éste, los imperios coloniales español, francés y
portugués en América. Esta amenaza movió al presidente Monroe de
EE.UU. a dirigir un mensaje al Congreso norteamericano el 2 de
diciembre de 1.823, en el que, entre otras cosas, advertía que: “…
consideraríamos un peligro para nuestra paz y seguridad cualquier
tentativa de parte de ellas (las potencias europeas) que tuviera por
objeto extender su sistema a alguna porción de este hemisferio…
Cualquier intervención de una potencia europea con el objeto de
oprimirlos (a los nuevos países de América Latina) o de dirigir de alguna
manera sus destinos, no podrá ser vista por nosotros sino como la
manifestación de una actividad hostil hacia los EE.UU.”.
Al resumir el mensaje de Monroe en la fórmula “América para los
americanos”, se lo ha interpretado como la previsión de una política
expansionista que necesariamente habría de comenzar a costa de la
integridad territorial y de la dependencia económica de los países de
Centro y Sud América.
2.- El “Destino Manifiesto”.
(Manifest Destiny) de EE.UU. era, desde comienzos del siglo XX, según
se lo pregonaba allí, la expansión territorial hacia el Oeste y hacia el Sur,
para asegurar la grandeza y prosperidad del país, lo que se cumplió
mediante la “marcha hacia el Oeste” por una parte, que se hizo a costa
de la eliminación física de las poblaciones indígenas asentadas en el
centro y el occidente de la nación. Y mediante la anexión pacífica o
violenta de grandes extensiones de tierra perteneciente a México (Texas,
California), a Francia (Louisiana) y a España (Florida, Cuba, Puerto
Rico, etc.).
La idea de la expansión territorial predestinada de EE.UU. se remonta a
los comienzos de la Unión, pero el término se originó, según se dice, en
dos notas editoriales escritas por John L. O’ Sullivan en “The United
States Magazine and Democratic Review”, de Julio-Agosto de 1.845, y
en el “New York Morning News” del 27 de diciembre del mismo año. Se
esgrimía a favor del expansionismo varias razones: vecindad geográfica,
necesidad económica, similitud de pueblos, etc.; pero O ‘Sullivan hizo
hincapié en tres: el crecimiento irresistible de la población, la
superioridad de sus instituciones políticas y la bendición de Dios sobre
las dos anteriores.
La idea se remonta, en verdad, al pensamiento y escritos británicos aún
antes de la fundación de las primeras colonias inglesas en
Norteamérica. En el siglo XVI, Richard Hakluyt y otros, escribían que,
como los primeros romanos, los ingleses estaban predestinados a
apoderarse, colonizar y desarrollar el Nuevo Mundo. Ningún otro, pueblo
-según ellos-era capaz de acometer tan gigantesca tarea. (ver figuras 3,
4, 5 y 6).
3.- Autores Norteamericanos.
Entre los autores norteamericanos que han escrito sobre cuestiones
geopolíticas, mencionaremos a Alfred Thayer Mahan (1840-1914),
Nicholas Spykman (1.893 - 1.943) y otros.
Alfred Thayer Mahan:(1.660-1.783), El “apóstol del poder marítimo”,
como le llama Margareth Tutle Sprout (4), publicó en 1.890 “La Influencia
del Poder Marítimo en la Historia” en 1.892, “La Influencia del Poder
Marítimo en la Revolución Francesa y el Imperio”, y en 1.905 “El Poder
Marítimo y la Guerra de 1.812”. En estos libros parte el autor de la
premisa de que el poder marítimo es esencial para el crecimiento,
prosperidad y seguridad nacionales, y que el mismo depende de seis
elementos fundamentales: la posición geográfica, la configuración física,
la extensión del territorio, la población, el carácter nacional y las
instituciones de gobierno.
En la época en que aparecieron estos estudios, EE.UU. carecía de
poder naval y de una política clara en la materia. La tesis de Mahan
persuadió a los gobernantes norteamericanos de la necesidad de
establecer esa política para acrecentar su prestigio y poderío en el
mundo y el Congreso aprobó la Ley Naval de 1.890.
Más tarde (1.901), con Teodoro Roosevelt en la presidencia, la tesis de
Mahan fue oficialmente adoptada y cuando el presidente Wilson
propugnaba una marina “igual a la más poderosa del mundo”, la Ley
Naval de 1.916 dotó a ese país de “la primera marina del mundo”.
Después de la I Guerra Mundial, el poderío naval de EE. UU. se
extendió a todos los océanos y en el apogeo de la guerra fría contaba
con 374 bases militares en 21 países, con un total de 526.000 efectivos
militares fuera de sus fronteras, cuyo sostenimiento le demandaba más
de dos tercios del presupuesto anual de 290 billones de dólares del
Departamento de Defensa. (5).
Nicholas Spykman: (1.893-1.943), Nació en Holanda, emigró a EE.UU. y
se naturalizó ciudadano de ese país en 1.928. Instructor de Ciencias
Políticas y Sociología, profesor de Relaciones internaciones, escribió
“EE.UU. Frente al Mundo” (1.942), libro en el que analiza la evolución
económica y social de ese país, su política exterior y el papel directivo
que debe desempeñar en las relaciones internacionales. En un libro
póstumo, “The Geography of Peace” (1944). Spykman pensaba que más
importante que el heartland de Mackinder era el rimland(tierra de la
orilla), que comprende toda la faja del oriente medio, el norte de África,
el Sur y Este de la URSS, China, India, Corea, Vietnam, Inglaterra,
Japón y Australia. El dominio de esta “orilla” en la que se asienta la
mayoría de la población del mundo y gran parte de sus recursos,
permitiría dominar Eurasia, no enteramente habitada. Alertaba por ello,
sobre el peligro potencial de una alianza ruso-alemana o chino-
japonesa.
Spykman proponía que EE.UU. reconociera la responsabilidad que le
cabía por su propia seguridad, la importancia de un equilibrio mundial de
poderes y la necesidad de emplear su poder para estabilizar ese
equilibrio. Al referirse a las medidas necesarias para la seguridad
norteamericana, mencionaba estos factores:a) geografía (ubicación,
tamaño, topografía); b) recursos económicos, agrícolas e industriales:
población, producción industrial; y c) Requisitos políticos, moral nacional,
estabilidad interna, integración social, etc.
Entre los seguidores de Spykman mencionaremos a John Slessor, quien
en 1.954 dijo que el heartland de Mackinder perdió importancia en la era
de los super bombarderos de gran alcance aéreo, porque Rusia Central
quedaba abierta a sus ataques y casi indefensa, dada la inmensidad de
su territorio, vulnerable por todos lados. Preconizaba por esto el dominio
aéreo del rimland. Alexander deSeversky subordinaba totalmente las
fuerzas navales y terrestres a las aéreas, basándose en la superioridad
del transporte de las bombas nucleares en los bombarderos
norteamericanos, que debían sobrevolar la tierra 24 horas al día con
instrucciones de atacar cuando recibieran la orden precisa. Para De
Seversky, la guerra terrestre y las bases de ultramar perderían, así, toda
importancia.
Posteriormente apareció la tesis de la “contención” del avance
comunista hacia el Oeste de Europa y hacia el Este y Sur de Asia,
basada en la“doctrina Truman”, según la cual este presidente dijo que
defendería a todos los pueblos libres que fueran atacados por minorías
armadas internas o por fuerzas exteriores. Esta doctrina, eminentemente
defensiva, cuya paternidad se asigna a George Kennan, ex embajador
de EE.UU. en Moscú, dio nacimiento a la OTAN y a otros pactos
regionales de defensa.
Henry Kissinger nombrado Consejero de Seguridad Nacional de la
administración Nixon a fines de 1.968 y más tarde Secretario de Estado,
concibió y ejecutó con el Presidente, una política internacional basada
en el equilibrio de poderes y para esto echaron a un lado la retórica
ideológica de la guerra fría y negociaron con Moscú y Pekin. Kissinger
buscaba un orden mundial “legítimo” en que los Estados, en status quo
no temiesen a sus vecinos y nadie buscase la seguridad absoluta que,
en sus propias palabras, “significa inseguridad absoluta para las otras
potencias”. Nixon, por su parte, creía en 1.971 que “el mundo será mejor
y más seguro con EE.UU., Europa, la URSS, China y Japón más
fuertes, equilibrándose entre sí y no poniéndose uno contra el otro…”.
El pensamiento geopolítico que guió a Kissinger como arquitecto de la
política exterior de esos años se halla explicado en sus memorias,
particularmente en “White House Years” (1.979), donde explica
que:“Nixon y yo queríamos basar la política exterior norteamericana en
una sobria percepción de intereses nacionales permanentes, más que
en emociones transitorias que nos habían llevado a excesos tanto en
intervención como en abdicación en el pasado”. Perseguían el equilibrio,
dice, y no el alineamiento con China en su confrontación con la URSS,
aunque concordaban en la necesidad de sofrenar las pretensiones
geopolíticas de Moscú, desechando, sin embargo, la política de
“contención” que daba énfasis al poderío militar y a la ideología.
Kissinger anota en sus memorias que hay diversas tradiciones en la
política exterior norteamericana: una tradición idealista que solo ve la
lucha entre el bien y el mal; una tradición pragmática que trata de
resolver los problemas cuando se presentan; una tradición legalista que
enfoca los asuntos internacionales como si todos fueran casos jurídicos.
(6)
La visión que tenía Kissinger de los asuntos mundiales era historicista y
relativista, según Paul Kennedy: los observaba en su contexto amplio,
relacionándolos entre sí. Las grandes potencias -pensaba- debían ser
juzgadas por sus actos, no por su ideología. Su tesis del equilibrio de
poderes partía del reconocimiento de que no cabe esperar un mundo por
completo armónico, por lo que es siempre necesario negociar. Como los
estadistas sobre los que había escrito -dice Kennedy- creía que:“el
principio de la sabiduría, tanto en los asuntos humanos como en los
internacionales, estaba en saber cuándo pararse”.(7)
Saúl B. Cohen piensa que en el mundo existen tres grandes regiones
dirigidas por superpotencias que tienden a un equilibrio geoestratégico.
Cada una de esas regiones se divide en regiones geopolíticas. Una
región geoestratégica se caracteriza por su situación, vínculos
económicos, comerciales, culturales e ideológicos, que conducen a una
alianza militar, sin llegar a formar una unidad político-económica
propiamente dicha. Con estos parámetros, COHEN distingue las
siguientes grandes regiones: 1) América del Norte (norte, centro y sur),
África (al sur del Sahara), Europa marítima y el Magreb y las islas de
Asia y Oceanía; 2) Eurasia (Europa Oriental y Asia Central continental);
y 3) Asia monzónica (Asia Oriental y Meridional).
La primera de estas regiones está delimitada por fronteras marítimas: la
segunda por zonas yermas y estepas montañosas y la tercera por
masas terrestres y marítimas. Las tres están separadas por
“Shatterbelts”, cinturones fragmentados (de quiebra) o Zona Dividida de
Fricción que amortiguan sus impulsos expansivos, como es el caso del
Oriente Medio y el Sud este de Asia, donde la inestabilidad política y los
conflictos permanentes impiden su absorción por una sola de las
grandes regiones.
Estas ideas fueron expuestas por Cohen en su libro “Geografía y Política
en un Mundo Dividido” (1973) (ver mapa Nº 1). Posteriormente (1982)
introdujo otras divisiones, asignando al África sub sahariana la condición
de “shatterbelt” (mapa Nº 2). Tres regiones geopolíticas: Japón, China y
Europa, han desarrollado nuevas potencias en un mundo multipolar
poblado por potencias regionales como Brasil y Argentina, India y
Australia. Estas potencias de segundo orden -dice- tienen
superioridad intra regional, pueden influir sobre los acontecimientos
extra regionales y tener el apoyo de las grandes potencias sin ser
dominadas por éstas. El modelo de Cohen presenta así un mundo
multipolar, con zonas de influencia que se sobreponen y es, por tanto,
más dinámico que los modelos históricos bipolares de Mackinder y de
Spykman. (8)
D.- Escuela Francesa.
La escuela “posibilista” francesa está representada por Pablo Vidal de la
Blache (1843-1918) y por Camille Vallaux (1870-1945), quienes criticaron
las ideas de Ratzel diciendo que ninguna sociedad política está totalmente
condicionada en su evolución por el suelo en que vive, sino que éste
posibilitasimplemente soluciones favorables de su destino. Vidalde la Blache
sostiene que la conducta humana se liga al territorio y al tiempo, así como a
otros factores no geográficos, desde el momento en que el hombre no sólo
domina a su medio, sino que lo modifica. Después de ellos, en 1922,
LucienFebvredijo que:“en ninguna parte hay necesidades, en todas las
posibilidades, y el hombre como dueño de esas posibilidades es el juez de
su utilización”.yOrtegay Gassetpensaba que “con el mismo material
geográfico y aún antropológico se producen historias diferentes”.
E.- La URSS y la Geopolítica.
A la luz del materialismo histórico, los marxistas no consideran a la
Geopolítica como una ciencia, puesto que no es la geografía, ni la tierra, ni
las condiciones naturales de ésta las que determinan el destino de los
pueblos, sino la economía, las relaciones del intercambio comercial y la
propiedad de los medios de producción. Sin embargo, esto no impedía que
los soviéticos tuvieran su propia interpretación de la historia, de su realidad
nacional y de sus relaciones internacionales, lo que configuraba -quiérase
o no- una teoría global y particular de geopolítica.
Los intereses del Estado soviético coincidían con la ideología marxista-
leninista aplicada a las etapas de su desarrollo interno y a la evolución de la
sociedad humana. Sin detenernos en el análisis de esa ideología ni en el
origen de ese Estado -que no corresponden a este texto- será útil
conocer algunas ideas expuestas por Mijail Gorbacheven su libro
Perestroika, para apreciar los rasgos salientes de la política exterior
soviética desde 1985.
Decía el dirigente soviético que “las diferencias ideológicas no debieran
transferirse a la esfera de las relaciones inter estatales, ni la política exterior
debiera subordinarse a ellas, porque las ideologías pueden ser polos
opuestos, mientras que el interés de la supervivencia y la prevención de la
guerra permanece como algo universal y supremo”.En otra parte de su libro,
aclaraba que: “una correcta comprensión de la Perestroika es también la
clave para comprender la política exterior de la URSS… porque el vínculo
orgánico que une las políticas exteriores e interna de cada Estado se vuelve
particularmente estrecho y especialmente significativo en momentos
cruciales. Un cambio en la política interna conduce invariablemente a
cambios de actitud hacia los problemas internacionales”.
Consecuentemente, con estas ideas Gorbachev entendía -y lo decía con
franqueza- que: “todos nosotros en el mundo actual vamos a depender
unos de otros cada vez más, y nos volveremos cada vez más necesarios
los unos a los otros…, pues ni la URSS ni EEUU serán capaces de imponer
su voluntad a los demás”. Esta parece cer una política realista, como que el
propio autor parte en su libro de la premisa, por todos aceptada, de que “la
política debe basarse en realidades”, y de que “la política es el arte de lo
posible”. “Desde tiempos inmemoriales -agrega- los intereses de clase
fueron la piedra angular, tanto de la política exterior como de la interna”.
Respecto a las relaciones de la URSS con América Latina, declaraba con
énfasis que: “no buscamos ningún provecho en América Latina. No
queremos ni sus materias primas ni su mano de obra barata”.Estas
relaciones experimentaron un acercamiento desde el XX Congreso del
PCUS realizado en 1.956, que introdujo cambios en la política de
coexistencia pacífica. Se ha hecho notar que a comienzos de los años 50
las relaciones bilaterales de la URSS con países de América Latina eran
casi inexistentes, mientras que a mitad de los años 80 ese país mantenía
relaciones diplomáticas con 16 Estados de esta región. De 1960 a 1983, el
volumen del comercio exterior de los países del CAME y los de América
Latina se multiplicó por 15 y en las votaciones en los organismos de las
Naciones Unidades, los países socialistas y los latinoamericanos coincidan
en un 75 a 80 % de los casos.
CAPÍTULO III
GEOPOLÍTICA Y ESTRATEGIA

I.- GENERALIDADES.
En los dos primeros capítulos hemos visto los aspectos generales relativos a la
geopolítica, sus antecedentes históricos, su desarrollo como ciencia
contemporánea, las diferentes escuelas, etc. Nos proponemos en este capítulo
señalar la relación directa que guarda la materia con la estrategia, para lo que
empezaremos dando un concepto de ésta.
Además de las definiciones incluidas en el punto G del párrafo IV del capítulo I,
consignamos seguidamente otra: “Es el arte de hacer que fuerza concurra para
alcanzar las metas de la política… un método de pensamiento que permite
clasificar y jerarquizar, para luego escoger los procedimientos más eficaces”; Gral.
André Beaufre (1). “Es la elección de los puntos de aplicación de las fuerzas”;
Lenin (2)
“Es la adaptación de los medios puestos a disposición de un General al logro del
objetivo fijado”; Moltke (3).
Se dice que antes del siglo XVIII la estrategia era privativa de los generales y tenía
un sentido puramente militar. Hasta la Revolución Francesa, las guerras no
involucraban sino a quienes las decidían y a los ejércitos mercenarios,
generalmente. Desde 1793, las campañas napoleónicas, cuyo objeto declarado
era propagar la revolución, tuvieron carácter nacional y fueron preocupación de
todos los ciudadanos. “La guerra nacional, al envolver a la nación entera en la
suerte de los conflictos bélicos, produjo una generalización del concepto de
estrategia”, dice Meira Matos (4), que se extiende a los campos político,
económico, diplomático, etc.
II.- PRINCIPIOS DE LA ESTRATEGIA.
Dada la importancia de esta materia, debemos examinar, aunque someramente,
cuáles son los principios generales de la misma. El Mariscal Foch los resumió en
su célebre trilogía: “Economía de fuerzas, seguridad y libertad de maniobra”. En
palabras de Pierre Célerier, la maniobra estratégica se propone ser el más fuerte
en el momento y en el punto deseado, aún cuando se disponga en conjunto de
fuerzas inferiores.
La aplicación de estos principios se hace en tres etapas: previsión o planificación,
preparación y ejecución de la maniobra estratégica.
A- La Previsión.
Se basa en el conocimiento de los medios efectivos o instrumentos con que
cuentan las partes y de las condiciones planteadas por la situación o
conflicto. Se traduce en la anticipada elaboración de planes de operaciones,
teniendo en cuenta los objetivos que se persigue.
B.- La Preparación.
Consiste en reunir y disponer anticipadamente de los medios, instrumentos y
efectivos necesarios para ejecutar la maniobra estratégica, así como las
medidas de refuerzo, de seguridad y de movilización. Preparar es concentrar
las fuerzas que han de emplearse en el momento indicado, de acuerdo con
los planes elaborados en la etapa de la previsión.
C- La Ejecución.
Comienza con el despliegue, o sea la marcha y la colocación o apronte de las
fuerzas necesarias para la batalla (o para la solución de un conflicto); luego
en las operaciones de conjunto durante y después de la batalla.
D.- Otros Principios Estratégicos
Debido al carácter dialéctico del proceso histórico y de los fenómenos
sociales, “toda acción genera una interacción debida a factores
aparentemente opuestos que no siempre obran en sentido contrario y con
igual intensidad”. Por otra parte “en estrategia, no siempre el camino más
corto es el más directo hacia el objetivo. Y no siempre las mismas estrategias
producen los mismos efectos, aunque ya es sabido que nunca pueden ser
iguales”. De esto se deduce también que “Las consecuencias de un acto
estratégico son previsibles en medida limitada, pues al estar en juego dos o
más voluntades opuestas, las combinaciones posibles obligan a afrontar las
circunstancias con extrema flexibilidad”. (5)
De los principios antes mencionados, fluye que toda estrategia requiere del
cumplimiento de dos condiciones indispensables: la primera es la
observación objetiva de la geografía (o del escenario político, internacional,
comercia, industria, etc.) para comprender mejor las relaciones espaciales
entre los Estados o personas y sus influencias; la segunda es mantener una
actitud alerta, dinámica y pragmática, que nos mantenga al corriente de la
evolución de las operaciones en el teatro en que se desarrollan a fin de
adoptar constantemente los planes y emplear los medios según las
circunstancias. La primera condición tiene que ver con la reflexión estratégica
o previsión, y la segunda con la preparación y con la ejecución.
III.- CARACTERÍSTICAS DE LA ESTRATEGIA.
A.- Campo de Acción.
La estrategia no solo se aplica en el orden castrense, sino en todas las
actividades humanas donde haya que planificar, preparar y ejecutar algo,
como ocurre con la administración en general (6); o donde exista un conflicto,
contraposición de voluntades o intereses encontrados. Por esta razón puede
hablarse de estrategia militar, economía, comercial, industrial, política,
deportiva, educacional, etc.
De una estrategia general a la que corresponden los principios anteriormente
señalados, se pasa a las estrategias especiales o específicas para cada
ciencia y/o actividad. Esta amplitud de la estrategia hizo que el almirante
Castex la comparara con el espectro solar: “Tiene un infrarrojo que es el
dominio de la política y un ultra-violeta que es el de la táctica… estrategia
más allá y más acá del combate, arte supremo de los jefes de cierta
elevación jerárquica”. (7)
B.- Realismo.
Como la política, la geopolítica y las relaciones internacionales, la estrategia
debe ser realista, objetiva y pragmática; es decir que debe basarse en la
compulsa verdadera de protagonistas, situaciones, medios y circunstancias,
porque de otra manera fallará por la base.
C.- Futuro.
Es una ciencia que se inscribe principalmente en el campo de la futurología,
porque mira hacia delante, y raramente hacia atrás. Como dice Rattembach:
“La estrategia moderna aprovecha muy relativamente las experiencias
pasadas y las vivencias históricas, desde el momento que debe afrontar
circunstancias rápidamente cambiantes e inéditas”.
IV.- ESTRATEGIA Y TÁCTICA.
Se ha definido la táctica como “esa parte del arte de la guerra determinada
principalmente por factores locales, que comprende la teoría y práctica de las
batallas, la cooperación entre unidades, el uso de diversas armas en el campo de
batalla, la disposición de las tropas y la ejecución de sus movimientos”. (8) Para
Rattembach es “el empleo adecuado de los medios técnicos disponibles (usados
singular o combinadamente) dentro del espacio y del tiempo asignados para el
logro de un objetivo”. Este autor aclara que la táctica es eminentemente aplicativa
o coyuntural, es decir, un auxiliar valioso de la estrategia a la cual va unida
inseparablemente, porque ésta determina el momento y forma de aplicación de
aquélla. La estrategia crea las condiciones favorables y necesarias para que la
táctica se efectiva. El táctico debe tener “sentido de la situación, rapidez para
apreciarla, sangre fría, solidez, astucia, todas las disposiciones particularmente
operativas”. (9)
La táctica corresponde, pues, al nivel de ejecución de la estrategia, a que hemos
aludido en el punto relativo a los principios de esta última. Por consiguiente, ambas
disciplinas son inseparables, ya que no puede haber estrategia sin táctica y a la
inversa.

ESTRATEGIA TÁCTICA LOGÍSTICA

El término logística, inventado por Jomini, se refiere al movimiento, alojamiento y


provisión de tropas, elementos, medios o recursos, de suerte que la logística es
parte de la táctica y se subordina a ésta.
V.- ESTRATEGIA Y POLÍTICA.
Al hablar de las características de la estrategia dijimos que tiene un campo de
aplicación muy amplio que prácticamente abarca todas las actividades humanas.
Se comprenderá entonces, que sus relaciones con la política son múltiples y
estrechas, puesto que ésta es la ciencia y arte del gobierno de las sociedades.
Este gobierno supone, a su vez, un conjunto muy amplio de conocimientos y
20 - 146
actividades, por lo que la estrategia y la política interactúan una sobre la otra
constantemente.
La política proporciona a la estrategia en cuadro global y generalizante del porvenir
-dice Rattembach-, para responder a la creciente interacción del que hacer
humano y a los cambios que introduce su evolución. Por ello -agrega- la segunda
está a mitad de camino entre la concepción generalizante de la política y la
especialización técnica de la táctica.

POLÍTICA ESTRATEGIA TÁCTICA

“Donde hay una política necesariamente debe haber estrategias y éstas no


pueden ser aplicadas sin el concurso de las tácticas”. Sin embargo el mismo autor
recuerda que hasta comienzos del presente siglo las funciones política y
estratégica estaban concentradas en una persona, la del autócrata (rey.
emperador, señor feudal, etc.), aunque en Atenas existía el cargo de estratega
ubicado debajo del gobernante de la polis.
Opina que es necesario separar ambas funciones “como consecuencia de la
mayor complejidad de los conflictos y de los múltiples medios puestos en juego
para resolverlos”. Nosotros creemos que tal separación no puede ser absoluta,
porque dada la estrecha relación que hay entre estas materias, toda acción u
omisión en el curso de una guerra tiene repercusiones políticas, económicas y
sociales más o menos graves. En consecuencia, la conducción políti ca y
estratégica en cualquier escenario (bélico o no) debe ser coordinada
cuidadosamente para preservar su unidad y evitar contradicciones que pueden ser
irremediables, como ocurrió en la Guerra del Chaco entre el gobierno y los
comandos militares de la época. Como lo dice Célerier con mucha razón: “la
conducción de la guerra en escala suprema es asunto del gobierno, aconsejado
por los estrategas militares”.
La estrategia es una consecuencia de la política, porque es el arte de ejecutarla,
dice Meira Matos, quien agrega que “política es el qué hacer, estrategia es el
cómo hacer”. En otras palabras, la política es el fin y la estrategia busca los
mejores medios para alcanzar ese fin.
VI.- ESTRATEGIA Y GEOPOLÍTICA.
Si la estrategia es inseparable de la política, como acabamos de ver, y si la
geopolítica está dada por la relación entre la política, los factores geográficos y
otros que derivan de esta relación, resulta lógico que la estrategia y la geopolítica
estén igualmente muy influidas recíprocamente. A este propósito nos dice Célerier
que “la geoestrategia, hermana menor de la geopolítica, forma con ella un
homogéneo díptico que de este modo ofrece al político y al militar igual método de
aproximación a los problemas necesariamente conexos en el mundo actual. En
consecuencia, adquiere poco a poco derecho de ciudadanía, ya que estudian
juntas relaciones esenciales en la vida moderna del país”.
Hemos visto que la estrategia no es una disciplina exclusivamente castrense y que
tiene vigencia en la guerra como en la paz. Sabemos, por otra parte, que el
objetivo primario de la geopolítica es la consolidación y/o preservación del Estado
nacional a través de objetivos concurrentes que deben ser conquistados
principalmente en tiempo de paz por el desarrollo económico y social (poder
interno) y por la diplomacia y la estrategia (poder externo). Es natural, entonces,
que geopolítica y estrategia marchen unidas en la guerra como en la paz, sobre
todo si el mundo vive un estado que provoca cambios geopolíticos globales y
regionales en función a los cuales debe evolucionar necesariamente la estrategia.
Como lo observa Célerier: …”sean cuales fueren las dimensiones de un conflicto,
la estrategia debe proyectarse en un cuadro muy amplio, siempre más extenso
que la parte del globo a la que concierne directamente, y en cuanto el conflicto
cobre importancia conviene colocarlo en una estrategia de escala planetaria que,
más que cualquier otra cosa, debe sustentarse sobre vistas geopolíticas del
mundo”.
VII.- INTELIGENCIA ESTRATÉGICA.
Es la disciplina cuyo objeto es acopiar información reservada sobre los Estados
susceptibles de influir en la política exterior y en la defensa del propio Estado
Nacional. Por este motivo, la información estratégica abarca todos los campos de
la vida civil y militar y demanda el trabajo de especialistas muy diversos, como
militares, geógrafos, economistas, sociólogos, políticos, cuyas investigaciones
deben ser debidamente combinadas para obtener un panorama estratégico
general. La información estratégica es utilizada por la inteligencia, que la analiza,
valora, crítica, integra e interpreta. “Sin desconocer la estrecha relación que existe
entre los aspectos externos e internos de la política de una nación -dice José
Alberto Vidal Díaz- estimamos sin embargo que las organizaciones de inteligencia
estratégica se deben ocupar exclusivamente de los primeros bajo riesgo de
comprometer su eficacia y sin posición al tener que incur sionar en la
política interna.
La inteligencia estratégica trabaja para orientar la política exterior del país en todos
sus aspectos y proveer a la Seguridad Nacional. En caso de guerra, proporciona
aquellas informaciones, también referidas a todos los aspectos que permitan
obtener mayores resultados en el menor tiempo y con el menor desgaste”.
El mismo autor define la inteligencia estratégica como “el conocimiento de
aquellas áreas que son o pueden ser de interés para la determinación de la propia
política exterior y la preparación de la Defensa Nacional. Debe proporcionar al
conductor estratégico un cuadro completo sobre la capacidad de las naciones
objeto de estudio, facilitando con ello puedan deducirse los posibles cursos de
acción de las mismas y formular una apreciación sobre bases firmes, sobre sus
probables intenciones. Luego resume las tareas de la inteligencia estratégica así:
A.- Capacidad estratégica del país de estudio, efectuado en forma breve y clara.
Los fundamentos deben ser contenidos en trabajo aparte, a objeto de facilitar
su consideración si resultara necesario.
B.- Enunciación de informaciones fundamentales que no se han obtenido.
CAPÍTULO IV GEOPOLÍTICA Y
RELACIONES INTERNACIONALES
I.- CONCEPTOS.
Comenzaremos por aclarar algunos conceptos relativos a la actuación de los
Estados en las relaciones internaciones, que comúnmente se toman como
sinónimos, pero que no lo son.
A.- Política Exterior:
Es la acción que desarrolla cada Estado en el campo internacional, frente a
uno, a varios o todos los demás Estados, así como con referencia a los
organismos internacionales y demás actores internacionales. Política exterior
es, según James Rosenau, “el esfuerzo de una sociedad nacional de
controlar su medio externo para la preservación de situaciones favorables y la
modificación de las situaciones desfavorables”. Hartmann, desdobla la
política exterior en tres fases: concepción (estimación estratégica de las
metas deseables y factibles); contenido (resultado de la concepción); y
ejecución (coordinación de medios y recursos). Estos pensamientos
concuerdan con el esquema que, según Snyder, Bruck y Sapin, deben seguir
quienes formulan una política exterior: 1) el marco organizativo institucional
donde actúan; 2) el marco interno del Estado mismo; 3) el marco externo del
Estado mismo; y 4) la situación, problema o suceso que se trata de decidir.
Estos autores fueron los primeros en aplicar conceptos de toma de
decisiones en el campo de las relaciones internacionales, en una monografía
que publicaron en 1953 y más tarde, en 1962, en un libro.
B.- Política Internacional:
Es el conjunto de relaciones de los Estados en la interacción de unos y otros,
de suerte que la política exterior es una parte de aquélla, porque el estudio
de ésta supone un análisis micro político, mientras que la política
internacional se relaciona con la macro política. La micro política es, pues, la
política exterior de cada Estado y las decisiones que se toman en el interior
de cada Estado y que repercuten en su política exterior. La macro política es
el análisis de las fuerzas externas que actúan sobre el Estado y que no sólo
provienen de otros Estados, sino también del contexto universal. La macro
política, así, comprende el trabajo de políticos, juristas, cientistas sociales,
demógrafos, agrónomos ecologistas, hombres de negocios, biólogos y físicos
que contribuyen a la comprensión de un mundo tan pequeño y vulnerable
que para subsistir debe consultar las necesidades globales y actuar sobre
ellas con la misma decisión como se hace con relación a las necesidades
nacionales.
Los objetivos de la política exterior son más o menos permanentes, “con una
tradición en materia de comportamiento internacional del Estado”, dice Luis
Dallanegra, quien observa que, “por el contrario, la política internacional de
un Estado es la respuesta... ante una situación determinada y al solo efecto
de esa situación adhoc”. Sin embargo, el mismo autor anota que el
comportamiento de algunos Estados es de política internacional y no de
política exterior, porque ésta se reduce a la necesidad de supervivencia, a
resolver problemas.
Según Horacio Baldomir, son actores en política internacional los Estados
soberanos sujetos de derecho internacional. “y todo poder que esté en
condiciones de ejercer directamente influencia sobre el curso de las
relaciones internacionales, ya sea expresando la solidaridad de grupos de
intereses privados, aunque no estén reconocidos como sujetos del derecho
internacional”. Algunos autores distinguen entre sujetos y actores de la política
internacional; los primeros tiene personalidad jurídica (Estados), mientras que
¡os segundos pueden o no tenerla, yabarcan una diversidad mayor como son
las organizaciones no gubernamentales, partidos políticos,asociaciones
profesionales, órganos comunitarios, etc. La teoría prevaleciente ahora
considera que los Estados son los actores principales, pero que hay otros
secundarios. Como los mencionados, ya que “desde el individuo hasta la
sociedad global.... (son) actores reales o potenciales”.
Según Manfred Wilhelmv, “son actores internacionales las entidades capaces
de modificar en algún grado el funcionamiento del sistema internacional
mediante ¡a participación en los procesos del mismo: planteando demandas,
combinando sus recursos con otros actores, en general promoviendo sus
intereses mediante el desarrollo de relaciones recíprocas”. Johami Galtung.
citado por Dallanegra, clasifica a los actores internacionales en IGOS. INGOS
y BINGOS. Los primeros son las organizaciones internacionales
gubernamentales (ONU. OEA, Etc.), los segundos son las organizaciones
internacionales no gubernamentales, de las que hay varios centenares
Amnistía Internacional, Freedom House: Asociaciones pro Derechos
Humanos, Etc.); los terceros son las organizaciones inter nacionales no
gubernamentales de negocios o empresas transnacionales.
II.- RELACIONES INTERNACIONALES.
Aclarados los conceptos precedentes, resulta que política internacional y
relaciones internacionales son términos equivalentes, según hemos definido a
estas últimas en el capítulo I.
Las relaciones internacionales son tan complejas que su estudio puede hacerse
desde diversas perspectivas, Celso Lafer ha agrupado seis categorías de
perspectivas que son las siguientes: la primera corresponde a los llamados
sistemas internacionales que según Marcel Merle son “conjuntos de relaciones
entre actores situados en un medio específico y sometidos a un modo de
regulación”.Para Dellanegra, el sistema internacional es “el conjunto de patrones
de interacción entre los actores, quienes establecen relaciones de poder,
conflictivas o no, según la compatibilidad de intereses, para alcanzar sus
objetivos”. Karl Deutsch, dice que un sistema internacional posee “un grado
significativo de interdependencia entre sus componentes”, entendiéndose por
interdependencia la probabilidad de que un cambio sufrido por uno de esos
componentes genere un cambio predecible en el otro. Holst, define este sistema
como “una colección de entidades políticas independientes (...)que interaccionan
con considerable frecuencia y de acuerdo con procesos regularizados”. Raymond
Aron, por su parte, opina que es “el conjunto constituido por las unidades políticas
que entretienen unas con otras relaciones regulares y que son todas susceptibles
de ser implicadas en una guerra general”. Un sistema homogéneo, según el mismo
autor, está formado por Estados que obedecen a igual concepción de la política y
valores, siendo heterogéneo el sistema contrario.
El concepto de sistema internacional fue empleado por primera vez por Morton A.
Kaplan en 1.957, en su libro “Sistema y proceso en política internacional”, en el
que menciona seis tipos de sistemas: el de equilibrio de poder, el bipolar laxo, el
bipolar tenso (o estricto), el universal, el jerárquico y el de unidades con derecho a
veto. El primero es el más antiguo en el ámbito de las relaciones internacionales,
sobre cuyo significado se ha especulado mucho, asignándosele múltiples sentidos,
como estos:
 Cualquier distribución de poder.
 Un equilibrio o proceso de equilibrio.
 Hegemonía o busca de hegemonía.
 Estabilidad y paz en un concierto de poder.
 Inestabilidad y guerra.
 Política de poder en general.
 Una ley universal de la historia.
 Un sistema y guía para políticos.
El equilibrio de poder -dice otro autor-”puede significar casi todo, y se usa no
solamente en sentidos diferentes por personas diferentes, o en sentidos diferentes
por las mismas personas en tiempos diferentes, sino en sentidos diferentes por la
misma persona en el mismo tiempo”.
El equilibrio de poder es una política por la cual un Estado o grupo de Estados
tratan de igualar el poder de otro u otros con fines defensivos. Un equilibrio de
poder se busca incrementando su propia fuerza mediante el armamentismo y/o la
adquisición de nuevos territorios, o mediante alianza con otros. Esta expresión se
empleó para designarla situación reinante entre l.815 y 1.914, o sea desde la caída
de Napoleón 1 hasta la 1 Guerra Mundial. Correspondió a Inglaterra jugar el papel
de “equilibrador o “árbitro del equilibrio” en ese período, debido a su supremacía
naval y a su insularidad, que la ponían entonces a cubierto de cualquier invasión.
Antes del siglo XX el mundo se descomponía en varios sistemas de equilibrios de
poderes separados e independientes, como los de Europa, Estados Unidos, China
e India. La I y II Guerra Mundiales se libraron entre dos bloques que trataban de
erigirse en árbitros del equilibrio de poder; pero la II Guerra Mundial concluyó en
un mundo bipolar que engendró la guerra fría, de la que se hablará en la segunda
parte de este libro.
Una segunda categoría en el estudio de las relaciones internacionales se
concentra en la política exterior de un Estado cuya actuación lo tipifica como
protagonista en ese campo. (EE.UU., URSS.) En este caso los estudios pueden
abarcar desde los acontecimientos históricos hasta la perspectiva estratégica,
pasando por la coyuntura actual. El Medio Oriente es, por ejemplo, un foco de
conflictos reales y potenciales desde hace varios lustros, y en este sentido tienen
relevancia Israel, los Estados Árabes y la OLP. Debe tenerse en cuenta que los
objetivos de una política exterior se establecen en función del interés nacional.
El interés nacional supone un conjunto de valores como el bienestar y seguridad
de la sociedad, mejoramiento de su nivel de vida, integridad territorial. Para
proteger lo que consideran su interés nacional algunos Estados se limitan a
preservar su statu-quo otros tratan de aumentar su territorio o esfera de influencia;
otros, neutralizando las amenazas o riesgos procedentes del exterior; otros en fin,
tratando de dominar a los más débiles. Como la política internacional es un medio
para conciliar los intereses en juego en la comunidad de Estados, los intereses
nacionales se definen según una escala de valores o jerarquías en la cúspide de la
cual se colocan los llamados intereses vitales que, cuando son amenazados,
pueden provocar el uso de la fuerza.
Una tercera categoría es la relación entre las políticas internas y externas de los
Estados. Esta línea puede asimismo incluir estudios de la más diversa índole,
como la influencia de los partidos políticos, de los grupos de presión, de las
Fuerzas Armadas, de las organizaciones laborales, profesionales y estudiantiles en
las políticas interna y externa de uno o más países; ¡a acción de corrientes
regionales o subregionales como el panamericanismo, el pan-germanismo, el pan-
eslavismo, el ibero-americanismo, etc.
Una cuarta perspectiva es la influencia ejercida por la integración regional y
subregional (ALADI, SELA, GRUPO ANDINO, MERCOSUR, CEE., etc.) La
integración económica, como es sabido, es una corriente moderna impuesta por el
tamaño de los mercados y las economías de escala, que, sin embargo, tiene
antecedentes en la antigüedad (las anfictionías griegas) y en la Edad Media (las
ciudades Hanseáticas).
Una quinta categoría es el pensamiento estratégico militar, que investiga los
medios necesarios para mantener la paz o para ganar la guerra en determinada
circunstancias. Esta categoría de estudios tiene mucho que ver con el uso de la
fuerza en las relaciones internacionales y con la reflexión acerca de si las armas
nucleares han transformado esa eventualidad (del uso de la fuerza) en un
mecanismo de disuasión más bien que de intervención militar.
La sexta categoría enfoca los problemas conducentes al establecimiento de la paz
en un mundo plagado. desde antiguo, por la proliferación de conflictos armados
universales, regionales y locales, y que. sin embargo, no ha abandonado la
esperanza de eliminar las guerras, aunque esto parezca una utopía para muchos.
Es cierto que el estudio de las relaciones internacionales puede abarcar otros
aspectos o incluidos en las seis perspectivas mencionadas. Lo evidente es que,
desde cualquier ángulo o conjunto de perspectivas que se los haga, esos estudios
abarcan varias disciplinas, como la historia, la economía, el derecho, la ciencia
política, la sociología, etc.
III.- TEORÍAS SOBRE RELACIONES INTERNACIONALES.
Hans J. Morgenthau, ha explicado lúcidamente las teorías principales que se
enfrentan en el campo de las relaciones internacionales “La historia del
pensamiento político moderno -dice-es la historia de la confrontación entre dos
escuelas que en lo sustancial difieren en sus concepciones sobre la naturaleza del
hombre, de la sociedad y de la política”. Unos como GROCIO. considerado el
padre del Derecho Internacional, son partidarios de un orden político racional,
moral e idealista, basado en principios abstractos como la buena fe, la bondad
original, la conciliación de intereses, cuya aplicación no se concreta por falta de
comprensión. de educación y por la acción de grupos e individuos aislados,
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perversos y ambiciosos. La otra escuela, denominada realista, sostiene que el
mundo, imperfecto como es objetivamente hablando, es el resultado de impulsos
inherentes a la naturaleza humana.Morgenthau, es partidario de esta corriente
porque piensa que toda teoría debe ser empírico-pragmática antes que apriorística
y abstracta.
El autor destaca seguidamente seis principios en los que se asienta la doctrina del
realismo político:
A.- Parte de la premisa de que la política, como toda la sociedad, obedece a
leyes objetivas, la naturaleza del hombre no ha variado -nos lo recuerda-
desde que las filosofías clásicas de China, India y Grecia expusieron estas
leyes, a través del pensamiento de Tucidides, Kautilya, Maquiavelo y otros.
B.- El elemento principal del realismo político en las relaciones internacionales es
el interés traducido en términos de poder. La historia evidencia que los
estadistas piensan y actúan movidos por el interés que se apoya en el poder.
Bismarck, Washington, Churchill y Stalin anduvieron el mismo camino, en
distintas épocas, con el designio de utilizar el poder que investían o
detentaban en interés de sus Estados, y en su propio interés, desde luego.
Ellos nos enseñaron que en política internacional lo que cuenta es el poder; lo
demás, las leyes, la moral, son simples reglas de juego impuestas por los
poderosos de todos los tiempos, como dirían Karl Marx y Max Weber.
A propósito, Richard W. Sterling, nos recuerda que la fuerza ha sido llamada
a menudo la última ratio en la vida política. Cuando todas las otras formas de
poder no consiguen persuadir, se puede entonces acudir a las armas de la
coerción, dice: “Las palabras que Tucidides pone en boca de los atenienses
en su ultimátum a Melos resuenan en la historia: “El fuerte hace lo que puede
y el débil sufre lo que debe”. Versiones modernas de esta vieja proposi
ción incluyen el dicho de Napoleón de que Dios está del lado de los
batallones más grandes y la pregunta retórica de Stalin sobre cuántas
divisiones tenía el PAPA.“
El realismo político, explica Morgenthau, no menosprecia los ideales políticos
ni los valores morales; pero hace una clara diferencia entre lo deseable y lo
posible. No todas las políticas exteriores han seguido un curso tan racional,
objetivo y no emocional, agrega; entran en juego en su trama los prejuicios,
preferencias y debilidades de la personalidad.
C.- Este concepto llave del interés apoyado en el poder no es inmutable, pese a
su validez universal, pues intervienen, como en todo, las circunstancias de
tiempo y lugar. El interés determinante de las acciones políticas en un período
particular de la historia depende del contexto político y cultural dentro del que
se formula la política exterior.
D.- El realismo político no desconoce el significado moral de la acción política, y
tampoco olvida la tensión inevitable entre los principios morales y las
exigencias de la realidad. Pero mientras el individuo, como tal, puede
proclamar “fiat justitia, pereat mundus” (hágase justicia aunque el mundo
perezca), el Estado no puede decir otro tanto en nombre de la sociedad que
le cumple defender. Por otra parte, “no puede existir moralidad política sin

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prudencia, esto es, sin consideración de las consecuencias políticas de una
acción aparentemente moral”, advierte Morgenthau, y cita a Lincoln en su
apoyo, quién en cierta ocasión respondió a sus críticos diciendo: “Hago las
cosas como mejor sé hacerlas, como mejor puedo, y así continuaré haciéndo-
las hasta el fin. Si el fin me justifica, todo lo que se ha dicho en mi contra
carecerá de importancia. Si el fin me demuestra que estaba equivocado, ni
diez ángeles jurando que actué correctamente me salvarán”.
E.- El realismo político no reconoce identidad entre las aspiraciones morales de
una nación en particular y los preceptos morales que gobiernan el universo.
Todas las naciones se inclinan -dice- a encubrir sus propios actos y
aspiraciones con los principios morales universales.
F.- Morgenthau, concluye comprobando que la diferencia entre el realismo
político y otras escuelas es de fondo. De la misma manera que el abogado, el
economista y el moralista aplican sus propios criterios (el abogado conforma
sus actos a la ley; el economista actúa en términos de interés o beneficio y el
moralista se adapta a sus principios morales), el realista político se pregunta
cómo afecta determinada conducta suya al poder de su nación.
“Esta posición de los realistas, sus predecesores y continuadores - dice
Tomasini - ha dominado la visión de las relaciones internacionales en el
mundo moderno, desde la paz de Westfalia hasta la declinación de Reagan.
Todos los intentos por presentar una imagen de la política internacional como
un proceso más cooperativo, racional, regulado y predecible, han ocupado un
lugar más o menos marginal en el análisis, desde la propuesta de Grocio en
su tratado “De Jure Belli Ac. Pacis”, publicado durante la Guerra de los
Treinta Años, hasta la Paz Perpetua de Kant en 1.795...”
Karl Deutsch, por su parte, considera que hay dos ingredientes principales en
la concepción de una política exterior: primero la manutención de la
independencia y seguridad del Estado, y luego la promoción y protección de
sus intereses económicos, sobre todo los de sus grupos más influyentes.
Profundamente ligados a dichos intereses están la preocupación de
contrarrestar toda penetración y manipulación de países e ideologías.
Además, íntimamente relacionadas con la seguridad nacional y con los
intereses económicos y militares (incluso los clandestinos) de las grandes
potencias, están sus consignas políticas de ayuda económica a naciones
extranjeras sometidas a su influencia, así como sus directivas para difundir su
propia propaganda nacional e ideológica en países extranjeros, y su apoyo a
misiones de intercambio cultural y científico que favorecen aquel objetivo.
Alrededor de las actividades mencionadas en el párrafo que precede se
desarrollan otras concomitantes o auxiliares que generan la formación de
aparatos y organismos burocráticos, formales e informales, de interés público
y privado; de suerte que la “seguridad nacional” consume ingentes recursos,
principalmente en las súper-potencias y en sus aliados. Esto conduce-dice
Deutsch- a una especie de “Ley de Parkinson” de la seguridad nacional: el
sentimiento de inseguridad de una nación aumenta en razón directa de su
poderío, y de este modo las grandes potencias se sienten obligadas a dedicar
cada vez mayores recursos y esfuerzos a su desempeño en el campo de las
relaciones internacionales.
28 - 146
Stanley Hoffmann, tiene una visión parecida a la de Deutsch cuando afirma
que: La teoría tradicional de las relaciones internacionales que los profesores
han enseñado a sus estudiantes, y que los estadistas han puesto en práctica,
trata la política internacional como si fuera un juego exclusivamente
estratégico y diplomático entre los Estados como el que se jugaba en los
tiempos de Tucídides o en el Siglo XVIII. Pero la realidad fundamental del
período posterior a 1.945 es que los Estados interactúan en dos arenas
diferentes. La primera es la arena estratégica y diplomática tradicional, en
donde no existe un amplio consenso internacional, y. en la cual el poder
tiende a ser utilizado en la forma en que siempre lo ha sido, es decir, como
una confrontación en que las ganancias de uno implican necesariamente
pérdidas para otros. La segunda es la arena económica, en que se desarrolla
una gran variedad de juegos -sobre comercio, finanzas, energía, materias
primas, el medio ambiente, (tecnología, narcotráfico, migraciones) y otros
temas- y en que la mayoría de los países, pero no todos ellos al mismo
tiempo, están estrechamente vinculados; en estos ámbitos dichos países son
interdependientes, en el sentido de que incluso los más poderosos y menos
vulnerables están afectados por lo que ocurre en algunos de esos juegos”.
Esta interdependencia ha sido también analizada por Robert O. Keohane y
Joseph Nye en un libro llamado “Poder e interdependencia”, en términos de
“efectos recíprocos en los intercambios”, aunque éstos no sean
necesariamente simétricos. La “interdependencia compleja”, como la llaman,
tiene tres características: a) canales múltiples conectan ¡as sociedades; b) la
agenda internacional presenta temas que no están jerarquizados clara y
sólidamente; c) la fuerza militar no siempre es preponderante. Según los
autores, hay nexos informales entre elites gubernamentales y no
gubernamentales. Resulta así -agregan- que la política exterior no es trabajo
exclusivo de los ministerios de relaciones exteriores, pues diversos agentes
gubernamentales toman contacto por teléfono o fax en diferentes países.En
cuanto a los temas de la agenda internacional, aparecen problemas relativos
a la agricultura, al narcotráfico, al medio ambiente, la deuda externa, la
transferencia de tecnología, que se sobreponen unos a otros, según las
circunstancias, y que interesan a varios grupos. “La fuerza militar no es
empleada por los gobiernos contra otros gobiernos de la región cuando
predomina la interdependencia compleja. Sin embargo, puede ser importante
en esas relaciones de los gobiernos con otros situados fuera de esa región o
en otras cuestiones”, dicen los autores, quienes agregan que la fuerza militar
sigue teniendo peso en las relaciones Norte Sur y entre los países del Tercer
Mundo.
Se concluye de lo anterior que las formas y estrategias de negociación
internacional cambian en “un mundo mucho más complejo y diversificado”. Es
cierto que la “interdependencia compleja” se aplica sobre todo al mundo
desarrollado; pero los problemas del Norte dominan el sistema internacional
contemporáneo y se reflejan, por supuesto, en el Sur.
IV.- POLÍTICA Y MORAL.
El debate entre idealistas y realistas, que es muy antiguo. parte de la relación entre
moral y política. Hasta qué punto debe influir la moral en la política como arte y
ciencia del gobierno, y en la política internacional? Las opiniones varían, desde
antiguo también, entre quienes piensan que ambas son inseparables hasta los que
sostienen que nada tienen que hacer la una con la otra.
La oposición entre idealistas y realistas sugiere esta observación a Paul Seabury:
“Los idealistas toman como un hecho la validez objetiva, la autoridad y supremacía
de normas, leyes y principios universales. En su opinión, los gobiernos que actúan
contra esos preceptos son ilegales e inmorales. Los realistas, que parten de la
primacía del interés nacional, consideran esas normas universales sólo como
vinculantes bajo ciertas condiciones. Especialmente cuando están en juego
intereses vitales, las consideraciones sobre legalidad y moralidad deben dar paso
a prudentes consideraciones sobre la supervivencia nacional y el bienestar
particular”.
En esta línea de pensamiento, el historiador alemán Leopold Von Ranke, otorga
primacía a la política exterior porque los intereses de la seguridad nacional tienen
precedencia sobre los requerimientos domésticos, y la política interna debe
acomodarse a las necesidades externas del Estado. Richard Nixon dice que
ambas políticas (interna y externa) son como hermanas siamesas; no pueden
sobrevivir una sin la otra. Arthür Schlesinger Jr., profesor de la Universidad de
Nueva York. escribe: “La materia prima de los asuntos exteriores es, muchas
veces, moralmente neutra o ambigua. Luego, los principios morales no son
decisivos en la gran mayoría de las transacciones de política exterior. Estas son,
puede decirse, transacciones técnicas”.
Los realistas se basan en la esencia invariable de la naturaleza humana y en la
conducta de las naciones, mientras que los idealistas creen que el cambio apareja
progreso hacia formas de asociación humana más perfectas, racionales y amplias.
Woodrow Wilson, que era un idealista, dijo en su mensaje al Congreso sobre
declaración de la guerra en 1.917: “Estamos al comienzo de una era en la que
debe insistirse que entre las naciones y sus gobiernos debe observarse las
mismas normas de conducta y de responsabilidad que entre los individuos,
ciudadanos de Estados civilizados”. Años más tarde, durante la II G4erra Mundial,
John Foster Dulles, quien fuera secretario de Estado del presidente Eisenhower,
dijo que “los grandes principios que deben gobernar nuestra conducta
internacional son claros. Emergen de la práctica. por la naciones, de las simples
enseñanzas de Cristo”.
No faltan quienes, en esta materia, adoptan una posición pragmática que huye de
los extremos, Seymour Martín Lipset afirma que “lo que se necesita es un
moralismo práctico, un compromiso con la democracia y los derechos que esté
ligado al interés nacional”,Irwing Kristol, escribiendo en “The Wall Street Journal” el
8 de abril de 1981 observaba que “en el mundo real de la política internacional del
poder estamos siempre obligados, con mayor frecuencia de la que nos gustaría, a
negociar nuestros principios.

30 - 146
V.- POLÍTICA DE PODER.
A propósito del realismo en política internacional, hay una expresión
estadounidense, “power politics”, que según Thomas H. Etzold es uno de los
términos más equívocos en el léxico de los asuntos internacionales. No tiene una
expresión equivalente -sostiene- en inglés, alemán, francés ni español. En inglés
estadounidense -agrega- es “política basada primariamente en la coerción, más
que en la ética, sea coerción militar -económica”.
Para Maestre Vives, en español habría que decir “política de poderío” o “política de
potencia”, puesto que, como lo aclara Aron, hay diferencia entre política de la
fuerza y política de poder, ya que éste “es la capacidad de influir o de controlar a
otros”. En ocasiones, pero no siempre, esto puede requerir el uso o la amenaza de
la fuerza. “Power Politics” significa una política basada en la fuerza, o en la
amenaza del uso de la fuerza, para obligar a otros a seguir la conducta que se le
impone en beneficio del que la impone.
Algunos teóricos de la escuela realista -dice Etzold- piensan que los Estados
buscan el poder por el poder, “de suerte que las relaciones internacionales están
dominadas por la lucha y la competencia”. Otros ven en el poder un medio, y no un
fin, para conquistar su seguridad a través de sus intereses nacionales. A los
primeros se les aplica la expresión “power politics”, que es una exacerbación de la
teoría realista, aplicable a los segundos.
CAPÍTULO V
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

Durante los últimos tres siglos aparece el Estado-nación como el actor más importante
en la vida internacional. El estado moderno evolucionó desde el colapso del feudalismo
(fines de la Edad Media) y del sistema dual imperio-papado. Después de desarrollarse
durante los siglos XV y XVI fue legalmente institucionalizado por el tratado de Westfalia
(1.648) que reconoció la independencia de Estados Nacionales seculares del Imperio y
el Papado.
I.- CONCEPTO.

La Geopolítica, como ya hemos visto, tiene como sujeto de estudio y de


preocupación al Estado, considerado como persona de Derecho Internacional y
como actor en las relaciones internacionales. Por eso nos interesa dedicarle
nuestra atención en este curso. La palabra Estado proviene de la voz latina status
(condición de ser), con que los jurisconsultos romanos designaban los atributos de
la personalidad jurídica. Es la manera de ser o la situación en que se encuentra
una persona o cosa.
Se ha dado muchas definiciones de Estado. Veamos algunas:
“El Estado es la nación política y jurídicamente organizada” Daniel Antokiletz.
”Estado es la personificación de la nación”. Esmein.
Sociedad jurídicamente organizada, capaz de imponer la autoridad de la leyen el
interior y de afirmar su personalidad y responsabilidad frente a las similares
exteriores”. Cabanellas.
“En su sentido más general, la palabra Estado designa a toda sociedad humana
en la que existe una diferencia política, una diferencia entre gobernantes y
gobernados o sea, según la expresión consagrada, una autoridad política”. León
Doguit.
II.- ELEMENTOS DEL ESTADO.
Son tres: territorio, población y poder.
A.- Territorio.
Es la base física donde habita la población y dentro de cuyos límites ejerce el
Estado su autoridad y su actividad política y social. Comprende no solamente
la superficie terrestre, separada de otros estados por límites o fronteras, sino
el subsuelo, las aguas interiores (ríos, lagos, lagunas, etc.), el mar territorial
(doce millas a partir de la costa, según las convenciones de Ginebra del 29-
ABR-1.958 y de Montego Bay, Jamaica, de Diciembre de 1.982), y el aire o
espacio aéreo que se eleva sobre la superficie del suelo y del mar territorial.
Además, según la ficción de la extraterritorialidad admitida en Derecho
Internacional Público, forman parte del territorio de un Estado los lugares
ocupados en otros Estados por embajadas y legaciones diplomáticas; los
buques mercantes que enarbolan la bandera de cada Estado, los navíos
militares (buques-insignia, buques de guerra, etc.), aunque estén en aguas
jurisdiccionales de otros Estados.
En relación al territorio debemos considerar su tamaño o extensión, su
posición geográfica, su ubicación relativa, su forma, su relieve, clima etc.
La extensión o tamaño es, naturalmente, un factor de primer orden en la
geopolítica de los Estados. A mayor extensión corresponde una mayor
capacidad de desarrollo económico dada la variedad y cantidad de recursos
naturales que suele encerrar un gran espacio geográfico, la cantidad de
población que puede albergar, y, consecuentemente, la magnitud del mercado
nacional. Las dos superpotencias de la guerra fría cuentan con territorios muy
extensos y lo propio ocurre con Canadá, México, Brasil y Argentina, que son,
después de EE.UU., los Estados más desarrollados del continente
americano. Por supuesto que hay Estados como India y China con inmensos
territorios que están todavía muy atrasados, debido a otras circunstancias
como son el régimen colonial a que estuvo sometida India hasta 1.947 y el
aislamiento multicelular en que vivió China, dominada por regímenes
imperiales a los que convenía mantener estructuras sociales arcaicas y
caducas. Por otra parte, hay países muy desarrollados y con pequeños
territorios como los de Europa Occidental, a los cuales favoreció la coyuntura
histórica de la revolución industrial operada allí en los siglos XIX y XX, así
como el colonialismo que éste engendró y que partió precisamente de
Europa.
Cabe decir que, en general, es correcta la observación de Ratzel sobre que
“cuando dos territorios de desigual magnitud se halla juntos, el mayor de ellos
prepondera sobre el más pequeño, como expresión de poder”. Este es el
caso de EEUU con referencia a México, Brasil con relación a sus vecinos,
China con respecto a Nepal y otros. Esto es natural, si consideramos que, en
palabras del mismo autor “Como todos los seres vivos, también el hombre
expandirse. Cuando más movilidad y capacidad de adaptación posea un
organismo, tanto más lejos se expandirá y tanto más rápidamente desplazará
a los débiles”.
Algunos autores distinguen la posición o situación (geográfica) de su
ubicación relativa (entre qué países, bajo qué influencias geopolíticas). Así,
México, cuyo territorio está situado en el hemisferio noroccidental entre los
paralelos 10 y 30 de latitud Norte, entre el trópico de Cáncer y el Ecuador,
con costas sobre los océanos Atlántico y Pacífico, lo que le confiere una
posición geográfica privilegiada (que se suma a su gran espacio), tiene una
frontera común al norte con EE.UU., con las ventajas e inconvenientes que
supone esa vecindad con la primera potencia mundial y otra frontera al sur
con Centro América, sobre cuyos Estados ejerce innegable influencia
económica y política.
Para Ratzel, la ubicación implica pertenencia o vinculación a determinados
sistemas, continentes, cuencas. Así por ejemplo, los países del Mar
Mediterráneo comparten no solamente una posición geográfica definida, con
sus particularidades de clima, recursos naturales, etc. Y la influencia que
sobre la idiosincrasia de los pueblos ejercen tales elementos, sino una
historia y una cultura común, como es el caso de Grecia, Roma, Italia,
España y otros. En el Atlántico Sur tiene intereses comunes Brasil, Argentina,
Sud África y Namibia.
Ratzel divide la ubicación en inter-relacionada y dispersa. En la primera
categoría distingue la ubicación central (Austria y Suiza en Europa, Bolivia en
Sud América); la ubicación periférica (Grecia en Asia Menor, los vascos en el
Golfo de Vizcaya); la ubicación lineal (los lapones en las montañas
escandinavas); y la ubicación serial (los pueblos de Sudán Central entre los
océanos Atlántico e Índico). La ubicación dispersa es aquella que carece de
coherencia por la separación espacial. Da como ejemplo “las razas dedicadas
al comercio” (judíos, armenios y árabes),
Las ubicaciones central y periférica se condicionan y se complementa, dice,
cuando un pueblo ocupa el interior de un continente o de una isla, cuyos
bordes son ocupados por otros pueblos. Esta ubicación tiene un carácter
totalmente pasivo, agrega, cuando los pueblos involucrados no se encuentran
en avance. “Normalmente, el encierro de un pueblo en una situación central
representa la declinación de su sentimiento nacional, como lo atestigua el
ejemplo actual de Polonia y los escoceses en la antigüedad. A la inversa,
resulta mucho más prometedor cuando un pueblo consigue producir una
brecha en el cinturón que lo rodea o cuando consigue manifestar alguna
fuerza expansiva”. Ratzelse equivoca al citar a Polonia como un ejemplo de
declinación de su sentimiento nacional, pues, al contrario, este pueblo ha
demostrado su cohesión histórica y el arraigo de su cultura pese a las
agresiones y repartijas que su territorio ha sufrido en diversas ocasiones.
Para Couto e Silva la posición no se limita a la situación geográfica del
territorio, sino a su ubicación en el ámbito mundial, en el espacio regional y
en las relaciones inter regionales; a la accesibilidad a las corrientes del tráfico
marítimo y aéreo, así como el grado de dependencia con relación al comercio
exterior; la proximidad o el alejamiento de los principales centros de poder,
teniendo en cuenta la dirección e intensidad de las presiones externas, las
razones de fricción actuales o potenciales. El espacio se relaciona
principalmente con la definición de una geopolítica aplicada al campo interno
-dice Couto- , mientras que la posición interesa, sobre todo, a la geopolítica
orientada hacia el exterior en un sentido positivo de ataque o negativo de
defensa. De esta manera, el mismo autor anota que el ángulo Noreste de
Brasil que penetra en el Atlántico y se aproxima al África , es como un porta-
aviones insumergible para las fuerzas aéreas norteamericanas en un posible
conflicto bélico inter continental, y es también una inmejorable base para
atacar a través de África el flanco sur del bloque socialista.
La ubicación de los territorios en los ámbitos regional y mundial hace que
éstos tengan importancia estratégica, aunque sean muy pequeños, como son
los casos de Panamá, Cuba Centroamérica, Egipto y el Cuerno de África, etc.
Esta calidad estratégica de los pequeños territorios se convirtió en una
mercancía durante la guerra fría, pues se “vendía” a las superpotencias por
grandes sumas de “ayuda” o subvenciones, como ocurrió con Cuba, que
recibía de la URSS más de cinco mil millones de dólares anuales, y con
Egipto e Israel, los mayores beneficiarios de la ayuda norteamericana. Con el
final de la guerra fría, este “negocio” ha disminuido y ya no es ahora
imprescindible tener bases militares en esos territorio, dado que, como lo
observa Alvin Toffler, “a medida que las capacidades logísticas aumentan, a
medida que los radios de acción de aviones y misiles crecen, a medida que
los submarinos proliferan y a medida que las operaciones de transporte aéreo
militar de acelera, es lógico que se produzca un declive de la necesidad de
tener bases militares e instalaciones de reparación y de almacenaje de
suministros en el extranjero”.
Esta comprobación le hace deducir que “mientras EE.UU. es líder del
Atlántico Norte, Brasil está destinado a ser la potencia hegemónica en el
Atlántico Sur”, que es “casi como un lago brasileño”, donde hay que
neutralizar o anular la competencia de Argentina y del África del sur.
El relieve del territorio es otro factor geopolítico que influye sobre el carácter
de los pueblos, sus condiciones de vida, su economía y las condiciones
estratégicas de su conservación. Hay diferencias muy marcadas entre los
montañeses y los habitantes de la llanura, lo que puede apreciarse bien en
Bolivia y en otros Estados del continente. Los montañeses (collas en Bolivia)
son por lo general ásperos, rudos, introvertidos, como el ambiente en que
viven, al paso que los llaneros (cambas en nuestro país) son expansivos,
cordiales, alegres. El geopolítico alemán R. Henning (citado por Vicens Vives)
dice al respecto que los “montañeses tienden al particularismo y al
microestatismo y se oponen enérgicamente a los intentos de conquista y de
asimilación. Los habitantes de las llanuras anchas y fértiles, por el contrario,
saben adaptar su fisonomía cultural y política a las innovaciones y tienden en
consecuencia al macroestatismo”. Ejemplos de pueblos montañeses los
tenemos en Suiza (Confederación Helvética), formada por pueblos de
diversas culturas (germanos, franceses e italianos) y por cantones con
diferentes costumbres y legislaciones, que configuran micro-estados; en
Grecia, donde las ciudades-estado de la antigüedad eran asimismo micro
estados que mantenían pugnas y antagonismos entre sí; en Chile, el país
más montañoso de nuestro continente, donde Pinochet propone -como se
verá en la segunda parte- que se cree una “conciencia de montaña” entre la
población, como parte de una escuela geopolítica chilena. Brasil es un país
llano, con escasas elevaciones en su territorio, que tiende al macro estatismo,
según hemos visto, y que es ya uno de los gigantes del planeta. Lo mismo
puede decirse de Argentina.
A propósito de esta oposición, Vincens Vives nos recuerda que los estudios
de geografía humana han demostrado “la repulsión recíproca entre los
habitantes de la montaña y del llano…. Fuera de sus dominios respectivos, el
montañés y el llanero se encuentran desplazados, como si estuvieran en el
exilio. Ello no obedece a una previa actitud espiritual (prejuicio), sino a la
fundamental discrepancia en sus géneros de vida”.
Se ha dicho que la montaña ejerce estímulos neo históricos en su población
por las duras condiciones de vida que le impone. Esto ha sido largamente
explicado por Arnold J. Toynbee en el Cap. VII del volumen I del resumen de
su obra “A Study of History”, capítulo denominado “El Desafío del Medio
Ambiente” (The Challenge of the Enviromment), donde consigna muchos
ejemplos históricos que avalan su tesis de que el estímulo hacia la civilización
es positivamente más fuerte en proporción a la dureza del medio ambiente.
Allí analiza las condiciones de vida en los valles inferiores de los dos grandes
ríos de China; el Amarillo y el Yangtsé. Nos dice que hace muchos siglo el
primero de éstos colosos no era navegable en ninguna época, porque en
invierno estaba congelado o cubierto de grandes masas de hielo flotante, y en
primavera el deshielo ocasionaba grandes inundaciones que cambiaban con
frecuencia el curso del río, dejando los viejos canales cubiertos de maleza y
de vegetación. Aún ahora, después de tres o cuatro mil años de esfuerzos por
drenar y canalizar el río, sigue provocando devastadoras inundaciones. El
Yangtse por el contrario, ha sido siempre un río navegable, y aunque suele
desbordarse en raras ocasiones, los efectos de sus inundaciones son mucho
menores que los del río Amarillo. Sin embargo -anota- fue en el valle del
Amarillo que nació y floreció la civilización Tsínica, y no en el Yangtse.
Otro contraste que presenta Toynbee es el de las tierras rocosas y desnudas
donde se desarrolló la cultura helénica en Grecia, frente a las llanuras suaves
del Norte que no albergaron a ninguna civilización. Los griegos llamaron
Beocia a la zona de llanuras ondulantes y fértiles que se dilatan hacia el
Norte, y Toynbee nos recuerda que en el lenguaje de los helénicos beocio
quería decir rústico, torpe, sin imaginación (de allí pasó esta voz al idioma
español, donde, en lenguaje figurado beocio significa torpe, grosero).
En nuestro propio país y en América encontramos que las civilizaciones de
Tiahuanacu, Inca, Azteca, Maya y Chibcha florecieron en zonas montañosas
de lo que ahora son Bolivia, México, Perú, Ecuador, Colombia, Argentina y
Guatemala, donde el clima es templado y frío por estar ubicadas dichas
zonas en las regiones tropicales y sub-tropicales, a diferencia de los llanos
tórridos y húmedos, generalmente malsanos, del oriente boliviano y del
continente.
Desde la antigüedad los pensadores políticos han asignado gran influencia al
climaen el carácter y el desarrollo de los pueblos. Toynbee nos informa sobre
un tratado llamado “Influencia de la atmósfera, del agua y de la situación”,
escrito en Grecia en el siglo V a.c. y preservado entre las obras de la Escuela
de Medicina hipocrática. En dicho texto puede leerse por ejemplo que “los
habitantes de las regiones montañosas, rocosas, con agua abundante y a
gran altitud, donde hay un ancho margen de variaciones climáticas tienden a
ser robustos, con cuerpos físicamente adaptados al esfuerzo y al valor… Los
habitantes de las tierras bajas y calurosas, cubiertas de praderas pantanosas,
que están expuestos más a los vientos cálidos que a los fríos y beben agua
tibia, no tienen cuerpos robustos ni delgados, sino que son rechonchos,
carnosos y de cabellos oscuros…”.
Muchos autores observan que los grandes Estados han surgido y
predominado en las grandes zonas templadas del hemisferio Norte del globo,
Históricamente se observa un desplazamiento, a través de las edades, de los
principales focos de cultura y de hegemonía política “desde las zonas
templadas subtropicales y meridionales, hacia las zonas frías y húmedas del
Norte”. Así, las primeras culturas surgieron en los valles de la Mesopotamia y
del Nilo: declinaron éstas cuando el foco de irradiación se trasladó a la
cuenca del Mediterráneo (Grecia y Roma). A mediados de la Edad Moderna
ese foco se desplazó al Norte y Occidente de Europa, siguiendo siempre un
rumbo nor occidental. Esta comprobación parece apoyar el aserto de que
“todos los núcleos de civilización y todos los grandes imperios se han hallado
enclavados entre el trópico de cáncer y los 60º de latitud norte”.
La evolución histórica de las culturas y de los centros de poder confirma,
pues, la influencia geopolítica del clima, entendido éste como una
combinación de temperatura, humedad, lluvias, vientos, fenómenos
atmosféricos, etc.
La escuela norteamericana de Geografía Económica dirigida por el profesor
Huntington realizó gráficos especiales llamados climatógrafos, cuyas
coordinadas asocian las temperaturas y las precipitaciones pluviales con los
meses en que se registran unas y otras. Basándose en estadísticas sobre
nacimientos, defunciones, analfabetismo, productividad industrial, transportes
y comunicaciones, alimentación popular, etc.; dicha escuela destaca un
elemento que había sido ignorado en estudios anteriores, o sea el de la
variabilidad diurna o estacional, y sobre todo - nos dice Vicens Vices - el de
los bruscos cambios climatológicos producidos por las tempestades
ciclónicas. Los ciclones son perturbaciones atmosféricas formadas por
depresiones que aparecen en el hemisferio Norte entre los 30 y los 70 grados
de latitud septentrional; ciclones que corren a gran velocidad de Este a Oeste
y ocasionan, junto con los frentes polares, períodos muy inestables y
alternativos de lluvias, temperatura y vientos. En algunos casos estos
fenómenos tienen efectos devastadores, como los vientos monzónicos
acompañados de intensas lluvias que suelen registrarse en el Sudeste de
Asia, y los huracanes de la zona del Caribe, corrientes en los meses de
agosto a octubre.
Según los gráficos y mapas elaborados por la Escuela de Huntington, la zona
atlántica euro-americana al Norte, y la de Australia y Nueva Zelanda al Sur,
parecen ser las que poseen una mayor adecuación climatológica a las
circunstancias de la civilización moderna. En las latitudes medias de ambos
hemisferios las costas ofrecen mejores estímulos que el interior de los
continentes, por las alteraciones de tiempo que ocasiona el contacto entre el
océano y la tierra. Comentando estas investigaciones, Vicens Vives opina que
“parece indudable, al lado de la herencia biológica y de las costumbres
históricas, que parte de la “efervescencia” (inquietud, intranquilidad) del
hombre europeo moderno y de su versión norteamericana, se debe al
estímulo del régimen ciclónico norte-atlántico, acrecentado a partir del siglo
XII de nuestra era”. Más adelante agrega que, aunque “el clima no imprime
una marcha ni a la cultura ni a los pueblos… en el estado actual de la cultura
la supremacía política, técnica y espiritual corresponde a aquellos pueblos
que se hallan situados en zonas de grandes contrastes climatológicos. En
este caso, como en todos -concluye- la oposición y la adversidad naturales
se convierten en formidables acicates de las creaciones humanas”.
En su ensayo “Ubicación y Espacio”, escrito hace cerca de un siglo, Ratzel
consigna observaciones similares a las que estamos comentando cuando
escribe que “el área templada norteamericana va a ser siempre más
poderosa que la correspondiente de Sudamérica pues la primera se extiende
a lo ancho de la zona templada, mientras que la segunda tiende a disminuir
en dirección al Polo Sur. Por lo tanto, Norteamérica posee, en mayor medida,
condiciones más favorables que Sudamérica, como son las proporciones por
una mayor disponibilidad de áreas templadas”. Ilustra su afirmación con
ejemplos de otros países, como las partes septentrionales de Francia, Italia y
España, que son comparativamente más desarrolladas que las respectivas
regiones del Sur. “De los grupos humanos radicados en penínsulas suelen
tener preponderancia los que se encuentran más próximos a la amplia base
contigua al continente”. Esto se confirma en los casos de las penínsulas
itálica e ibérica. El desarrollo industrial y económico se ha concentrado
mayormente en las ciudades del Norte (Turín y Milán) en Italia; Barcelona,
Madrid y Bilbao en España). El sur de Italia es predominantemente agrícola,
como lo es el de España, regiones relativamente pobres si se las compara
con las del Norte y con los otros países del continente.
CAPÍTULO VI
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

ESPACIO Y PODER

I.- TERRITORIO Y ESPACIO.


El territorio es la base física sobre la cual existe un Estado, que contiene sus
recursos naturales, su población, su organización y sus instituciones. Además de
todo esto, como elemento del Estado, el territorio debe entenderse como el
espacio en función al cual se determina el elemento poder, que tiene relevancia
principal desde el punto de vista de la geopolítica.
El territorio deja de ser un elemento pasivo para constituirse en organismo vivo
(lebensraum o espacio vital de los alemanes), cuando concurren ciertos factores
que le dan precisamente esta fuerza vital que distingue los conceptos de espacio y
territorio. Entre esos factores podemos mencionar los siguientes:
A.- Extensión y superficie: A mayor superficie corresponde, generalmente,
mayores recursos naturales de cuya exploración-explotación depende el
desarrollo económico y social de un país. La mayor superficie puede albergar,
asimismo, mayor cantidad de población.
“Los amplios espacios otorgan a las distintas formas de vida que los utilizan
para expandirse -dice Ratzel- de la protección que dan las grandes
distancias (al dificultar la agresión de otros entes y al facilitar la defensa). La
magnitud del horizonte geográfico influye sobre el criterio y la voluntad de los
pueblos, al conformar pautas acordes con los espacios que serán
abarcados”.
B.- Situación geográfica: (Insular, continental, costera, en los hemisferios Norte
o sur, etc.)
C.- Ubicación del territorio: En relación a zonas estratégicas de importancia
geopolítica, o en la vecindad de grandes estados, etc.
D.- La densidad demográfica:, Que es la relación entre superficie y población.
Una mayor densidad contribuye generalmente a un mayor desarrollo relativo,
como en los casos de EEUU, Europa Occidental y Japón, aunque en otros
casos (China, India e Indonesia por ejemplo) no se cumple esta premisa, por
razones que se explica en otra parte (ver Cap. V). Cuando los territorios son
muy pequeños y con escasos recursos naturales (casos de Puerto Rico y El
Salvador, por ej.) la mayor densidad demográfica es un lastre, el lugar de un
factor de desarrollo.
Sobre este particular, Ratzel observa que “el crecimiento poblacional será
siempre más lento que el espacial; de ahí surge la importante ley según la
cual un Estado es tanto más fuerte y duradero cuanto más armónico haya
sido el crecimiento del binomio pueblo-estado, y cuanto más correspondencia
haya existido entre su territorio político y el ocupado por su población”. En
otro lugar observa Ratzel que “la capacidad de absorción de las grandes
masas (humanas) actúa de manera natural”, e ilustra su aserto con la
referencia histórica de que Darío, rey de los persas, no quiso establecer su
residencia en Babilonia, que acababa de conquistar, por temor a que la gran
población de esta ciudad absorbiera a la de su reino, asentado en inhóspitas
mesetas.
E.- La capacidad demográfica: La aptitud de la población para ocupar, dominar
y transformar su territorio, en su propio beneficio y en el de los fines del
Estado. Para esto se necesita una población alfabetizada y habilitada
profesional y técnicamente en las diferentes disciplinas del quehacer social.
Una masa de iletrados y analfabetos, carente de mano de obra calificada, de
administradores y de dirigentes idóneos, será incapaz de ocupar
efectivamente y de transformar su territorio.
A este propósito recuerda Haushofer que “la carencia de dominio del espacio
fue una de las desafortunadas herencias que los Estados sudamericanos
recibieron de la madre patria. Esta carencia es aún hoy la causante de
muchos razonamientos que se producen en América Latina. Hizo que Bolivia
tuviera que ceder a Brasil el rico territorio del Acre, productor de caucho
(1903); ocasionó la eterna cuestión de límites entre Bolivia y Paraguay por la
parte norte del Chaco; produjo la guerra del pacífico (1879-1884)…”.
En este sentido, Jorge Atencio dice que se entiende por espacio “el ambiente
geográfico, el mundo circundante en que vive un Estado. Eses espacio está
dado por el territorio, condicionado en su valor por su extensión, su
profundidad; la posición o situación geográfica absoluta y relativa; la clase y
características de las fronteras; las influencias geográficas que originan zonas
vivas o muertas y mayores o menores fuentes de riquezas, y por factores
imponderables de las aptitudes de su población”. En consecuencia, espacio
no es lo mismo que territorio en términos geopolíticos. El segundo es un
elemento pasivo del Estado, que puede ser transformado en espacio, es
decir, en un factor activo según el papel que juegan la población, la economía
y la política en su desarrollo.
II.- ESPACIO Y CULTURA.
Podría pensarse que el mayor espacio favorece el crecimiento de la cultura; pero
no es necesariamente así, según nos enseña la historia. En la antigua
Mesopotamia florecieron las culturas más importantes de la antigüedad: sumerios,
asirios, caldeos y babilonios, y lo mismo ocurrió en Egipto, a lo largo de la estrecha
franja del río Nilo. Otro ejemplo clásico es el de Grecia, país pequeño cuya cultura
fue la primera en esparcirse por todo el mundo, al que deslumbra todavía ahora.
En la Edad Media y en los tiempos modernos abundan los ejemplos: Inglaterra,
pequeña isla, Italia, una península reducida, Francia, España, un poco mayores en
superficie, y Holanda nos han legado obras maestras en todas las ramas de la
cultura. Lo que gravita en el nacimiento y desarrollo de la cultura es la ubicación
del espacio: en la cuenca de los grandes ríos, mares y océanos, como se aprecia
en los ejemplos que hemos citado, donde predominan las islas, penínsulas y
espacios con acceso directo a mares y ríos.
El tiempo, por supuesto, es otro factor en el crecimiento y propagación de la
cultura. Todas las grandes culturas se han formado y expandido a lo largo de

40 - 146
varios siglos, siendo su permanencia y su universalidad el común denominador
que las distingue.
III.- ESPACIO Y ESTRATEGIA.
Es indudable la importancia estratégica de los grandes espacios, como los de
China, Rusia y EEUU. La primera ha mantenido su unidad a lo largo de milenios,
resistiendo innumerables invasiones, por su dilatado territorio. Lo propio puede
decirse de Rusia, que sobrevivió a más de doscientos años de ocupación
mongólica y a dos invasiones devastadoras en 1812 y en 1241. En cuanto a los
EE.UU., no ha sufrido hasta el momento ninguna invasión de sus territorio y menos
una derrota, si tenemos en cuenta que ha tomado parte en las dos guerra
mundiales de este siglo y en otros conflictos menores. En una perspectiva inferior
puede decirse lo mismo de Brasil, poseedor de un enorme espacio.
Los espacios insulares, aunque sean pequeños, son fortalezas a veces
inexpugnables, como ha ocurrido con Inglaterra, que durante siglos se vio envuelta
en guerras con otros Estados y en las dos conflagraciones mundiales, sin ser
invadida una sola vez.
IV.- ESPACIOS ECONÓMICOS Y PODER.
En su obra “Espacios económicos y poder”, André Hillion marca las relaciones
estrechas que hay entre el espacio territorial y el espacio económico,
recordándonos que lo que en economía se llama ahora espacio funcional equivale
al espacio vital de los geopolíticos alemanes. A partir de la distinción que Francois
Perroux hizo entre espacio territorial y espacio funcional, y las consecuencias de
esta dualidad. Hillion observa que históricamente hay que distinguir tres nociones
de espacio:
A.- El espacio homogéneo:Basado sobre circunscripciones territoriales bien
delimitadas, que dependían de una autoridad, de un único poder de decisión
(las civitates de los romanos, los municipios feudales, los principados).
B.- Los espacios polarizados: Que aparecieron con la dispersión de aquéllos,
como consecuencia del progreso técnico y de la multiplicación de los medios
de transporte y de las desigualdades en el progreso social que tradujeron las
desarticulaciones internas acumuladas durante siglos.
C.- El espacio - programa: Que es aquel cuyas partes constituyentes dependen
de una misma decisión, “como las filiales dependen de una misma casa
matriz, esté o no el centro de decisión localizado en el territorio”. La noción
de espacio-programa o espacio-plan nace con la necesidad de “no dejarse
sorprender ni dominar por los acontecimientos”.
Según Boudeville, el espacio homogéneo, corresponde a una economía
agraria; el espacio polarizado se inscribe en el marco de una economía
industrial y comercial, y el espacio-programa corresponde a la prospectiva,
que es la ciencia que trata de alcanzar determinados objetivos lo más
económicamente posible, o, en palabras de Gastón Berger, a quien se
considera el padre de la prospectiva; “Anteayer seguíamos ciegamente lo
que llamamos naturaleza. Ayer nos conformábamos a esta naturaleza con
conciencia y aplicación. Hoy nos corresponde a veces proteger la naturaleza,
a veces orientarla hacia el rumbo que nos parece favorable. En cierta
manera somos responsables de la evolución”.

V.- DUALISMOS ENTRE TERRITORIO Y ECONOMÍA.


De la correlación existente entre territorio y economía derivan una serie de
tensiones que el profesor Gannage expresa en tres “dualismos”: uno territorial, otro
funcional y otro social, según nos explica el mismo Hillion. Estos dualismos
aquejan a los países atrasados, y según ellos, el grado de atraso es proporcional a
la intensidad de los dualismos.
A.- El dualismo territorial:Es la diferencia de desarrollo entre las diversas zonas
de un territorio, que forman “islotes” separados entre sí, por territorios más o
menos extensos de economía estancada y, a menudo, regresiva. Es lo que
Coutoe Silva denomina archipiélagos o penínsulas en el territorio brasileño,
es decir, las zonas que en contraste con el heartland desarrollado Río-Sao
Paulo-Belo Horizonte, permanecen en secular estancamiento, como el
Noreste, el Noroeste, Mattogrosso y la cuenca del Amazonas, donde la
pobreza, la desnutrición, la sequía y la depredación del medio ambiente
contrastan con el desarrollo económico e industrial de la zona atlántica. En
Bolivia, la mayor parte de su territorio permanece en esta condición (Beni,
Pando, Norte de La Paz, el Chaco, etc.).
Para el conjunto del territorio, estas zonas de crecimiento pueden actuar
como trabas o facilitar el “despegue”: en el primer caso ocurre la migración de
población y de capitales hacia los centros de desarrollo, y en el segundo, la
zona de crecimiento puede ser un propulsor del desarrollo general, siempre
que absorba materias primas y otros recursos de las áreas menos
desarrolladas, o cree nuevas industrias y otras actividades económicas en
estas últimas. En todo caso, para contribuir el “despegue” de todo el territorio
dichos polos de desarrollo han de integrarse efectivamente en la vida
nacional y trabajar en interés del conjunto, y no al servicio de intereses
foráneos.
B.- El dualismo funcional:Está íntimamente vinculado al primero, y se
manifiesta en la coexistencia de dos economías: una de subsistencia,
tradicional y pre- capitalista (casos de los campesinos de Bolivia) y otra de
mercado, de tipo capitalista clásico (caso del comercio y la industria en los
principales centros urbanos de nuestro país).
“El efecto de la economía de mercado implantada por intereses extranjeros
cuyo objetivo es la explotación de los recursos naturales locales en provecho
de los capitales invertidos originarios del exterior, es generalmente atrasar el
proceso de integración de la nación por no incorporarse a su economía. Las
firmas extranjeras constituyen puestos de vanguardia de los países
industrializados e integran naturalmente sus actividades a las economías de
donde vienen los capitales y no a las economías que proporcionan las
materias primas”. Para que la economía de mercados sea un factor de
desarrollo interno, deben participar realmente en su gestión las autoridades
locales y sus poblaciones, lo que no ocurre en los países de economía
capitalista dependiente, como Bolivia.
Se hace notar que la coexistencia de las economías de subsistencia y de
mercado es contraproducente y entraba el verdadero desarrollo.
C.- El dualismo social:Es un producto de los dos anteriores y consiste en la
existencia de sociedades divergentes y cada vez más opuestas en una
misma colectividad. En la sociedad de economía tradicional, la importancia
del individuo se aprecia por su posición económica y social, y por el grupo al
que pertenece, no en función de su contribución efectiva a la colectividad,
dada la ausencia de movilidad social vertical en tales sociedades (el caso de
la sociedad boliviana y de la de Cochabamba en particular, antes de la
Reforma Agraria). En una sociedad industrializada el individuo vale por su
capacidad, eficiencia y contribución real a la colectividad donde se
desempeña.
La sociedad tradicional está consumida por tabúes, prejuicios y
convencionalismos, al margen de toda racionalidad crítica. En la economía de
mercado se busca la productividad y el progreso material. “El tecnócrata tiene
cierto desprecio por los sistemas atrasados”. Hay dos mentalidades opuestas
(lo que ha originado la expresión de “espacios mentales”) con su carga de
tensiones que se resuelven, tarde o temprano, con la transformación pacífica
o violenta de las estructuras sociales.
En esta lucha permanente de los “dualismos”, las economías dominantes no
participan en un desarrollo efectivo de los espacios dominados y las
inversiones extranjeras persiguen la rentabilidad mayor, con los “islotes” más
o menos desarrollados mirando al exterior y dependiendo de las economías
foráneas. Esto explica que el servicio de la deuda externa extraer de América
Latina más dinero del que invierten en ella los países del centro.
Ante esta realidad surge el espacio-programa de que hablábamos
anteriormente. “Es preciso comprobar - dice Hillion - que en todas las
naciones, grandes o pequeñas, los Estados, sean liberales o autoritarios,
intervienen cada vez más, y de todas maneras, en los territorios
constituyentes”. Cita, a propósito, una frase de Francois Perroux, según la
cual “lo que contiene la tierra hay que saberlo primero y darle después la
oportunidad de capacitarse”. En otras palabras: nadie puede descartar una
política de desarrollo planificado.
La tensión entre espacio territorial y espacio económico tiende a resolverse
en las economías de escala que son la base de la integración. “La nación
más desfavorecida es la nación pequeña que permanentemente sufre costos
elevados que repercuten sobre otros costos en una estructura de
propagación”. La integración ofrece la perspectiva de un crecimiento
armónico y equilibrado entre economías de diversa magnitud que tienden a
complementarse. De otro modo, lo que los economistas llamas “espacio
funcional”, al igual que el “espacio vital” de los alemanes, “está condenado a
desaparecer si no crece”. Y en esta lucha permanente por conquistar
mercados y asegurarse abastecimientos, “los grandes espacios funcionales
no están siempre dispuestos a respetar las reglas del juego, es decir, la ley
del mercado de competencia. Utilizan su propio poder de monopolio, por su
lado, y por otra la potencia del Estado al cual pertenecen”.
VI.- DENSIDAD, CONCENTRACIÓN Y DISPERSIÓN DEL PODER
Mackinder observaba en 1904 que, antes de la era de los descubrimientos
realizados en el siglo XV, Europa era un mundo políticamente encerrado por sus
cuatro costados: al Norte lo inmovilizaban los hielos del Océano Ártico; al sudeste
y sur el imperio Otomano le cerraba el paso, lo mismo que los mongoles y otros
pueblos nómadas por el Este; al oeste, el Océano Atlántico era un inmenso
espacio desconocido.
Los portugueses se adelantaron a romper este encierro, puesto que expulsaron a
los árabes de su territorio en el siglo XIII; en 1415 se apoderaron de Ceuta, en el
norte de África, frente al peñón de Gibraltar: llegaron a las islas Madeira en 1.415-
18 y a las Azores en 1.427. Aprovechando de los adelantos técnicos disponibles en
esa época (la carabela, la navegación a vela y la brújula) prosiguieron su marcha
hacia el sur por la costa occidental africana hasta llegar al cabo de las Agujas en
1488, cuatro años antes del primer viaje de Colón. Los descubrimientos de éste y
de los portugueses, así como los viajes de holandeses, franceses e ingleses,
expandieron el poder político de Europa por nuestras tierras de Occidente
(América) y por las viejas de Oriente que no habían dominado, empresa que
culminó en el siglo XIX con el proceso de colonización de África y Asia (India y
China en esta última).
Al revisar esta época de la historia Mackinder agregaba en 1.904 que el planeta se
había agotado para los exploradores y que no quedaban ya regiones vacías de
poder. Si antes de Colón Europa era un sistema político cerrado, en 1904 el
mundo era un sistema político cerrado, porque las ondas expansivas del poder
político no encontraban válvulas de escape y regresaban hacia los lugares de
origen arrasando los lugares más débiles que encontraban a su paso.
Esta expansión del poder hace que el siglo XX se caracterice por su agresividad
que fue capaz de producir dos guerras mundiales en el breve lapso de 25 años.
Estos hechos revelan, según Hugo Gastón Sarno, que el poder ha crecido
sostenidamente desde la época de los grandes descubrimientos, y que “el poder
crece pero el planeta no crece; por lo tanto, aumenta incesantemente la “densidad”
del poder en la superficie terrestre”, fenómeno que explica la aparición de las
grandes potencias y de las “superpotencias” para las cuales “no existe país, ni
región, ni océano, ni órbita donde no mantengan intereses”. Siguiendo una ley
natural, “el poder no solamente tiende a crecer, sino también a concentrarse”.
Para defenderse de esta acumulación de poder los débiles se agrupan y buscan la
integración que resulta asimismo un fenómeno natural (la CEE, la OPEP, los
Países no Alineados, la Liga Árabe, etc.). En otras palabras, la intensificación del
comercio, de las comunicaciones y del transporte a escala mundial, que han
“empequeñecido” el mundo, por una parte, y la expansión y concentración del
poder, por otra, hacen que nadie pueda vivir aislado y que los débiles busquen
asociarse o integrarse para defender sus intereses, ya que el aislamiento es no
sólo imposible, sino peligroso. Hasta ahora no existe una clara delimitación entre el
espacio aéreo y el espacio ultraterrestre. Se ha propuesto que el primero alcance
una altura de 100 a 110 km. sobre el nivel del mar, o que abarque hasta donde
termina la turbopausa, o sea el punto donde el aire carece ya de oxígeno.
La concentración del poder, a su vez - observa Sarno - está acompañada por la
dispersión del mismo en escala reducida, como es el hecho de que diferentes
grupos locales, regionales e internacionales ejercen presión e imponen su voluntad
pacífica o violentamente (empresas transnacionales, terroristas, narcotraficantes,
traficantes de armas, contrabandistas, etc.)
Esta realidad aplastante de la expansión, concentración y dispersión del poder en
un mundo político cerrado ha obligado a buscar una válvula de escape fuera de si,
y la ha encontrado, al parecer, en el espacio ultraterrestre, es decir, más allá de la
zona sobre la cual los Estados ejercen soberanía. Desde que Julio Verne
escribiera su fantasía “De la tierra a la Luna”, el hombre no cesó de investigar la
posibilidad de salir fuera de la atmósfera.
Es larga la lista de científicos que desde el siglo pasado se ocuparon de esta
materia, y el 3 de octubre de 1.942 ha quedado marcado en la historia como el
primer día en que un objeto creado por el hombre (la bomba V-2) salió de la
atmósfera, penetró en el espacio sin aire, a 83 km. de altura y cayó a 185 km. de
distancia de su punto de lanzamiento. Dos años después comenzó el bombardeo
de Londres con este instrumento mortífero. La URSS logró fabricar después el
primer cohete balístico inter continental (ICBM) y el primer satélite, y colocó al
primer hombre en el espacio exterior. En efecto, el 4 de octubre de 1.957 la URSS.
puso el órbita al “Sputnik I”, EEUU hizo lo propio con el “Explorer I” cuatro meses
después, y el 20 de julio de 1.969 el “Apolo XI” colocó dos hombres por primera
vez en la superficie lunar.
Lo grave de estas investigaciones es que, según se afirma, de los 2.800
instrumentos lanzados al espacio exterior hasta mediados de la década última, el
70 % llevaban fines bélicos (agresivos y defensivos) y el 30 % solamente tenían
carácter científico. Es decir que la onda expansiva del poder terrestre se extiende
ahora hacia el espacio exterior, desde el cual pende una gigantesca espada de
Damocles que amenaza destruir la humanidad en cualquier momento.
CAPÍTULO VII
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

FRONTERAS, HINTERLAND Y HEARTLAND

I.- CONCEPTOS Y ANTECEDENTES.


Las fronteras son las líneas reales o imaginarias que demarcan el territorio de dos
o más Estados, sobre el cual éstos ejercen su poder de imperio o soberanía. Las
fronteras se establecen sobre la base de puntos geográficos de referencia, Mapas,
límites coloniales (el caso del Uti possidetisjuris de 1.810 en América) ríos,
montañas y otros medios naturales o arcifinios. El territorio de todo estado con
litoral marítimo incluye el mar territorial, que se extiende hasta doce millas a partir
de las líneas de base de la costa.
En los ríos yestrechos internacionales la frontera se establece al centro del canal
principal o sea el “thalweg” y en las montañas, en la línea del “divortia aquarum”. o
según se -convenga en los tratados respectivos.
Se estima que durante medio millón de años, hasta la constitución de los primeros
estados sedentarios en Egipto yMesopotamia, las sociedades primitivas, que eran
nómadas porque se desplazaban constantemente de un lugar a otro, no
conocieron fronteras. La primera noción de límites apareció en dichas sociedades
sedentarias que, al dedicarse a la agricultura, señalaron linderos para las tierras
que cultivaban. A comienzos del III milenio AC. se lee en una inscripción de Beni-
Hasan que el faraón “separa cada ciudad de su vecina, hace conocer a cada
ciudad sus fronteras con las otras ciudades, levanta sus estelas limítrofes,
duraderas como el cielo”.
Nos dicen los historiadores que cuando aparecen las sociedades con una cultura
superior, como China y el Imperio Romano, surgen también las primeras fronteras
con fortificaciones militares, para defenderse de las invasiones de los “bárbaros”.
El Emperador Cheng, de la dinastía Tsin, que fue el unificador de China ordenó en
el año 215 AC. la construcción de la gran muralla para proteger al país de las
invasiones de los mongoles. En la Edad Media no había prácticamente fronteras,
ya que la inexistencia de Estados propiamente dichos, que fueron suplantados por
los feudos y señoríos, hacía innecesarias las demarcaciones fronterizas, como las
conocemos ahora, que aparecen con los primeros -estados nacionales. Entre la I y
II Guerra Mundiales surge una época de “petrificación de los límites”, en que éstos
se erizan de cañones y de muros (las líneas Maginot y Stalin), trasunto de las
divergencias políticas, económicas e ideológicas que se agudizaron en Europa y
en Asia después de la II Guerra Mundial (la división artificial de las dos alemanias y
las dos Coreas).
El investigador Armand Brette dice que en 1.789, año de la Revolución, era
prácticamente imposible fijar los límites de Francia “en el sentido con que hoy se
aplica la palabra frontera”. La Revolución Francesa crea lo que a partir de
entonces se llama “el espíritu nacional”. El “espíritu de frontera”, según Vidal de la
Blache, nace cuando el 18 de Junio de 1.790 los habitantes de Estrasburgo
(Alsacia) colocaron en el puente sobre el Rin un cartel que decía “Aquí comienza
el país de la libertad”
II.- CLASES DE FRONTERAS.
El inglés Lord Curzon y otros han hablado de las fronteras naturales, como el mar,
los ríos, las montañas, etc., que son las mejores en su opinión, porque constituyen
marcas bien claras que, a diferencia de los hitos, no destruye el tiempo ni son
removidos de su emplazamiento.
Sin embargo, hay que hacer notar que, en cuanto a los ríos, estos suelen cambiar
de curso, como es el caso del Rin en Europa, en la región alsaciana, donde se
confunde con pantanos y tiene varios brazos, y los ríos de las llanuras bajas de
Sud América, que por cambiar de curso han provocado veinte litigios, según Ancel,
entre Ecuador y Perú (río Marañón, Alto Amazonas); entre el Paraguay y Argentina
(por el río Pilcomayo, que se divide en varias ramas), etc. En Bolivia los ríos
Mamoré, Piraí y otros que no son fronterizos, cambian también de curso formando
brazos y lagunas en los trozos abandonados de su lecho.
Respecto a los mares, la costa es una frontera natural segura para las potencias
navales, y no así para los Estados sin poderío naval, que más bien ofrecen flancos
abiertos a la invasión extranjera, como ocurrió en las guerras púnicas, que se
decidieron en la batalla de Zama (Túnez) después del desembarco de las legiones
romanas en África del Norte y en la II Guerra Mundial, cuando el desembarco en
Normandía revirtió el curso de la contienda en favor de los aliados. La guerra del
Pacífico de 1.789, en la que Bolivia perdió su extenso litoral, se definió
principalmente por el poderío naval chileno.
La convención de 1.882 suscrita por Francia, Bélgica, los Países Bajos, Alemania,
Dinamarca y Gran Bretaña, fijó las fronteras marinas a tres millas (5.555 mts.) a
partir de la línea de costa de bajamar, cuando las aguas se retiran en las mareas.
Como es sabido, la Convención sobre el Derecho del Mar suscrita en Montego
Bay, Jamaica, cl 10 de diciembre de 1.982 fijó dicha frontera a doce millas de la
costa, que es lo que se conoce como mar territorial, sobre el cual los Estados con
litoral ejercen plena soberanía.
La montaña es otra frontera natural que se determina por sus picos más elevados
o en su “divortia-aquarum”. Opone, evidentemente, obstáculos a las invasiones
extranjeras; pero no son insalvables, como lo demostraron Aníbal y Napoleón en
los Alpes, y Olivar y San Martín en los Andes, en la Guerra de la Independencia de
las colonias, a comienzos del Siglo XIX.
Fronteras artificiales o arcifinias son trazadas por el hombre para delimitar los
territorios de dos o más Estados, o partes de dichos territorios, como resultado de
acuerdos, convenciones o tratados suscritos, entre sus representantes. Los límites
arcifinios se trazan sobre cartas geográficas y serepresentan en el terreno con
puntos de referencias llamados hitos, hechos de piedra u otros materiales
durables, o tomando en cuenta accidentes topográficos.
Tanto las fronteras naturales como las artificiales se las llama físicas o lineales,
porque derivan de la naturaleza del terreno o constan en líneas geodésicas, como
se ha dicho. Se las considera inamovibles mientras no sean cambiadas por
acuerdo de partes o eliminadas por una guerra, aunque un principio de Derecho
Internacional Público recogido en las Cartas de las Naciones Unidas y de la OEA.
y en numerosas declaraciones, no reconoce las conquistas territoriales hechas por
la fuerza de las armas. Este principio apareció escrito formalmente por primera vez
en la Constitución francesa de 1.791, que fue la primera que se dio la república y
la segunda Constitución escrita que se conoce. Allí se decía que “la nación
francesa renuncia a emprender ninguna guerra con miras a hacer conquistas y no
empleará jamás sus fuerzas contra la libertad de ningún pueblo”.
Una de las leyes geopolíticas de Ratzel sostenía gráficamente que la “frontera es
el órgano periférico del Estado y, como tal, es prueba de crecimiento y de fuerza”.
En concordancia con este pensamiento los geopolíticos alemanes y sus
seguidores (nazis, neo-nazis, pangermanistas, etc.) han hablado de fronteras del
pueblo alemán, no del Estado; siendo un ejemplo de esta tesis los mapas
escolares de PUTZGER que incluyen en el “suelo del pueblo alemán (“deutscher
volksboden”) a los Países Bajos, Alsacia, Suiza alemana y Austria. También se ha
mencionado las fronteras culturales, que hacen referencia al “área de la civilización
alemana” (“Deutscher Kulturbode”), de la que forman parte los países bálticos,
Polonia occidental, Checoslovaquia, parte de Hungría y de Rusia del Sud.
Siguiendo esta misma línea se habla de fronteras de presión, que se extienden o
se contraen según el equilibrio más o menos inestable de los Estados, y que se
representan con líneas temporales. Este concepto es el mismo de las fronteras
vivas, desgajado del citado pensamiento ratzeliano.
No cabe duda que los Estados débiles rodeados de varios Estados
comparativamente más fuertes sufren presiones fronterizas que determinan, en
muchos casos desmembraciones territoriales, como le ha ocurrido a Bolivia y a
Polonia. “Es un grave error, en términos de la política mundial, considerar las
fronteras como líneas rígidas e inmutables”, dice Karl Haushofer, quien agrega:
“Las fronteras podrán ser lo que se quiera, menos elementos muertos; son
organismos vivos que se extienden y se contraen del mismo modo que la piel y
otros órganos protectores del cuerpo humano”.
En el capítulo sobre “la teoría de las fronteras vivas en la práctica” Paulo Schilling
informa algo que ya es conocido desde muchas décadas, al decir que “desde los
valles de los ríos Abuná, Xipumanu y Acre (en la Amazonia boliviana) y de los ríos
Purús (en la Amazonia peruana), hasta la provincia argentina de Misiones y el
territorio uruguayo al Norte del río Negro, pasando por la provincia boliviana de
Santa Cruz de la Sierra y por el propio Paraguay, el expansionismo geográfico, el
avance de las “fronteras vivas” es una realidad actual que ya no puede ser negada
por sus protagonistas -el régimen militar brasileño-ni por sus víctimas...”.El mismo
autor cita textualmente la opinión del ex-jefe de la división de Fronteras de Itama -
raty, Texeira Soares, de que”... la frontera hoy no tiene más la concepción lineal de
otros tiempos. Es diferente y dinámica, porque ella avanza o retrocede conforme
las circunstancias. Siendo algo vivo, ella ejerce una presión natural sobre la
frontera económica y demográficamente más débil”.
El brasileño Delgado de Carvalho (citado por Meira Mattos) opina que “la frontera
es la obra de la fuerza política e indica el poder de expansión a que llegó el cuerpo
social que envuelve”, y agrega que “las fronteras políticas presentan un carácter
temporario y pasajero que depende de la política territorial del momento. Por eso
son llamadas por los autores alemanes “fronteras de fuerza...”
Con motivo del golpe militar ocurrido en Brasil en 1.964, a partir del cual se
sucedieron varios gobiernos de facto hasta 1.985, la Escuela Superior de Guerra
de ese país elaboró un conjunto de tesis llamadas “doctrina de la Sorbonne”,
basada en la bipolaridad de las relaciones internacionales en un mundo dominado
por Washington y Moscú y en la inevitabilidad de la III Guerra Mundial. En esta
situación “para mantenerse fiel a su formación occidental y cristiana”, debía el
Brasil alinearse forzosamente con los Estados Unidos, porque, según lo resumían
el presidente Castello Branco y su ministro de Relaciones Exteriores Vasco Leitao
da Cunha, “la preservación de la independencia presupone la aceptación de un
cierto grado de inter-dependencia, ya sea en el campo militar o en el políti
co”. ltamaraty. por su parte, decía que “las fronteras físicas entre los países
americanos son anticuadas: la hora exige el sacrificio de una parte de la soberanía
nacional; la interdependencia deberá sustituir a la independencia”. En ese
momento el Mariscal Castello Branco hablaba de las fronteras ideológicas, por
encima de las fronteras físicas tradicionales.
En un texto sobre las fronteras jurídicas y políticas en la Cuenca del Plata,
publicado en 1976, Rubén J. de Hoyos dice que los grandes países tienen dos
cIases de fronteras, las jurídicas y las políticas: y que éstas transcienden (rebasan)
a aquéllas configurando el área contigua donde se ejerce gravitación.
Algunos autores (Guglialmelli, entre otros) tienen en cuenta lo que llaman fronteras
interiores y exteriores. Estas corresponden a las fronteras físicas o lineales que
delimitan oficialmente el territorio de los Estados, mientras que aquéllas son la
franja interior contigua a la frontera lineal que sirve de escudo o protección a la
frontera exterior. Esta frontera interior es tanto más amplia (5.10 o 20 kms.), según
pueda el Estado poblar las zonas fronterizas, establecer allí escuelas, colegios,
polos de desarrollo y fortificaciones militares que sirvan como “parachoque” o
contención a las invasiones pacíficas o violentas de las poblaciones de los Estados
vecinos. Cuando no existen estas fronteras interiores, las exteriores están
desguarnecidas, indefensas, a merced de la voracidad extranjera, que no sólo
penetra en el territorio abierto y desocupado, sino que lo depreda (caso de Bolivia).
III.- FRONTERAS Y SOBERANÍA.
La soberanía se define como “el poder que tiene el pueblo de darse sus propias
leyes, de organizarse políticamente y gobernarse por sí mismo” (Rousseau). Para
Esmein, es “la autoridad suprema que no reconoce poder alguno superior o
concurrente en cuanto a las relaciones que regula”. El concepto abarca dos
planos, según dicho autor: la soberanía interior o imperio sobre todo lo que ocurre
en el territorio de un Estado; y la soberanía exterior o independencia con
referencia a otros Estados y a la comunidad jurídica internacional.
Siguiendo este concepto, las fronteras, que delimitan losterritorios de los Estados,
tienen una relación directa con la soberanía en sus dos planos, puesto que definen
la personalidad jurídica de aquellos en Derecho Público interno y en Derecho
Internacional. El imperio del Estado llega (o debe llegar) hasta donde abarcan sus
fronteras, y a partir de éstas desarrolla sus relaciones con otros Estados. Así se
explicaba el concepto clásico de soberanía, y así se lo entiende aún en teoría.
Pero sabido es que desde la II Guerra Mundial las relaciones internacionales, los
transportes, las comunicaciones, la tecnología y el conocimiento han transformado
el mundo en un espacio más reducido e interdependiente en el que son revisados
conceptos como los de soberanía y no intervención.
La flexibilidad de las fronteras de la que han hablado los geopolíticos alemanes y
brasileños, entre otros, se ve confirmada en los hechos por la globalización de la
economía, más evidente ahora con el colapso del comunismo y el eclipse de la
economía centralmente planificada. Esta circunstancia, que no es nueva, ha sido
señalada por numerosos autores, como es el caso de André Hillion, para quien “la
economía moderna se caracteriza, a partir principalmente del siglo XIX, por
concentraciones cada vez más importantes de espacios económicos y financieros,
acompañados de presiones políticas directas o indirectas, que quitan a las
fronteras territoriales y a las soberanías nacionales buena parte de su antigua
importancia. Hoy se puede decir que la fuerza de la soberanía está en proporción
directa al potencial económico”.El mismo autor opina que “parece muy probable
que el progreso de la ciencia y de las técnicas haga más sensible todavía este
proceso en el futuro, y altere más aún la noción que tenemos de la frontera
tradicional y convencional, porque “hoy todos los grandes centros de producción
de energía, de materias primas y de industrias pesada, por una parte, y los
grandes servicios: bancos, seguros, transporte y comunicación, por la otra, tienen
la vocación de actuar espacios que sobrepasan en mucho el cuadro de las
naciones, incluidas las más grandes”.
IV.- LEYES GEOPOLÍTICAS SOBRE FRONTERAS.
En relación a las fronteras se ha expresado algunos pensamientos que, por su
aceptación general, han’ cobrado categoría de leyes, como la llamada Ley de
Puntas de Penetración, según la cual “cuando una punta se forma en una frontera
y penetra en un territorio cualquiera, tiende a ensancharse si su dinamismo es
superior al del medio circundante, o es absorbida por este medio en caso
contrario”.
La penetración pacífica de pobladores brasileños en las fronteras con Bolivia y
otros países que constituye la fase inicial del expansionismo brasileño, es una
demostración palmaria de esta ley geopolítica fronteriza. En relación a esta ley,
Lord Curzon habló en 1.907 sobre las esferas de interés y de influencia (son
prácticamente lo mismo), que aparecen en ciertos lugares fronterizos cuando un
Estado más vigoroso, económica y demográficamente 1 atrae hacia su territorio
zonas del vecino sobre las cuales tiene interés y ejerce una influencia directa o
indirecta.
En el punto II de este capítulo mencionamos la ley ratzeliana según la cual “la
frontera es el órgano periférico del Estado y, como tal es prueba de crecimiento y
de fuerza”. En esta ley se inspiró probablemente Kjellen para escribir su obra “El
Estado como una forma de vida” (1.918). en la cual sostiene que el Estado es un
organismo que nace, crece, se desarrolla y muere, como cualquier ser vivo. En
efecto, si el Estado es un ser viviente, resulta natural que la frontera sea su piel,
que se contrae o se extiende según crece, se desarrolla o declina en su vitalidad.
Del concepto de fronteras vivas, que se opone al de fronteras rígidas o inmutables,
derivaron los alemanes su teoría del “espacio vital”, ya explicada anteriormente.
V.- LAS FRONTERAS COMO ZONA DE COOPERACIÓN Y NO DE
CONFRONTACIÓN.
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El movimiento hacia la integración económica es muy antiguo, pero tiende a
generalizase después de la II Guerra Mundial en la convicción de que para
mantener la paz hay que reforzar los vínculos que acercan a los pueblos en lugar
de aferrarse a los prejuicios que los separan. La integración persigue también
otros beneficios mutuos como son el desarrollo industrial y comercial mediante la
aplicación de los mercados que permite operar sobre la base de las econo mías
de escala, las cuales, a su vez, disminuyen los costos de producción y los precios
de los productos, satisfaciendo por esta vía las necesidades de un mayor número
de consumidores que en las economías reducidas quedan al margen del mercado.
En muchos procesos industriales, si se duplica el uso de los insumos, la
producción será superior al doble de la anterior, fenómeno que en economía se
llama “rendimientos crecientes a escala” o economías de producción en masa.
Esto tiene lugar cuando intervienen diversos factores como el empleo de fuentes
de energía mecánicas, a vapor, electricidad, motores de combustión interna, etc.,
en lugar de la fuerza humana o animal; asimismo por la división del trabajo y la
especialización y por la incorporación de más avanzadas tecnologías. Pero estas
innovaciones, que al comienzo son muy costosas, sólo pueden incorporarse a la
producción masiva, ya que no se justificarían económicamente en pequeña escala.
La integración económica se realiza a través de las fronteras nacionales, que en
una etapa avanzada del proceso quedan abiertas para fines de la libre circulación
de personas, capitales, bienes y servicios. En tales casos, y para esos efectos, las
fronteras desaparecen, como si no existieran, perdiendo el carácter de
fortificaciones inexpugnables que se les quiso dar en tiempos remotos y en la
época contemporánea (la gran muralla China, la línea Maginot, etc.).
Desde hace algunas décadas se trata de convertir a las fronteras en zonas de
cooperación mediante la ejecución concertada de actividades tan diversas como el
desarrollo económico, social, cultural, comercial, turístico, científico, deportivo, etc.,
en las áreas fronterizas; la reglamentación del tránsito y de las comunicaciones
fronterizas; el control de las emigraciones y de otras actividades ilegales. Para el
efecto se propugna la formación de Comités bi-nacionales, trinacionales o
multinacionales de frontera, si tal es el caso. En la reunión de Presidentes de los
Estados del Grupo Andino celebrada en Machu Pichu, Perú, los días 21 y 22 de
Mayo de 1.990, se recomendó la formación de Comisiones de Vecindad entre los
países miembros.
VI.- ESTADO-TAPÓN.
Suele darse esta apelativo al Estado ubicado entre dos Estados vecinos cuyas
fuerzas se equiparan y que por razones geopolíticas o de intereses contrapuestos
pueden, eventualmente, entrar en conflicto. El Estado-tapón se reputa en tales
casos una especie de frontera militar porque es ajeno (neutral) a las controversias
históricas, latentes o declaradas, de los Estados a los cuales separa, y cuyo
choque directo evita, ya que éstos no pueden agredirse a través del territorio de
aquél, sin violar su soberanía.
Un ejemplo de Estado-tapón era Siam (actualmente Tailandia), cuyas fronteras en
1.904 fueron definidas por un convenio franco-inglés que le colocó entre las
Indochinas francesa y británica. Afganistán, por otra parte, cuyas fronteras
variaban constantemente según los intereses de Ios imperios inglés y ruso, que
tenían posesiones en su vecindad y en el siglo XIX provocaron varios conflictos
armados anglo-afganos, fue demarcado por el tratado anglo-ruso del 31 de Agosto
de 1.907, para cumplir ese papel. En cierto modo se considera a Uruguay un
Estado-tapón entre Brasil y Argentina.
VII.- HINTERLAND Y HEARTLAND.
Estos términos se relacionan directamente con el concepto defrontera, como
veremos en seguida:
Hinterland: Significa originalmente la zona ubicada detrás de un país costero, que
se consideraba parte (complemento) del mismo por razones geográficas o
económicas. El vocablo, que puede traducirse como “tierra de atrás”, es de origen
alemán y se empleó en 1883-85, cuando Alemania alegaba el derecho a ejercer
jurisdicción en los territorios ubicados detrás de los territorios costeros de África
que había ocupado.
La tesis del hinterland reactualizó la teoría de la continuidad y de la contigüidad del
territorio de la unión Norteamericana, expuesta por los secretarios de Estado John
C. Calhoun y Daniel Webster en el siglo pasado, basada en el supuesto de que un
Estado que ocupa un territorio tiene el derecho de preferencia a disponer en el
futuro de los territorios contiguos. Después de 1895, Gran Bretaña, Francia,
Alemania y Portugal reclamaron grandes zonas de África basándose en la teoría
del hinterland. Ni la tesis estadounidense de la contigüidad territorial ni la del
hinterland fueron generalmente aceptadas. La debilidad de ambas consistía en la
falta de ocupación y de control efectivos sobre los territorios reclamados.
En su sentido actual, encontramos acertada la apreciación que hace, Boscovich
sobre que “hinterland es el contorno geoeconómico atraído por un centro, región
polarizada o puerto sobre un litoral marítimo o fluvial. Esta atracción -añade- no es
sólo resultante de la distancia con respecto a otro centro polarizante (menor
distancia), sino fundamentalmente del costo-kilómetro de los distintos medios de
transporte, la disponibilidad y capacidad de carga en ellos, los tipos de productos
para el intercambio y el carácter de perecedero o no de los mismos”.
El vocablo heartland, fue usado por primera vez por Sir Halford Mackinder, cuando
en 1904 pronunció su célebre conferencia sobre “El pivote geográfico de la
historia”, en la cual, como ya sabemos, enunció la tesis de que Eurasia es la isla
mundial, centro del mundo (heartland) o pivote geográfico alrededor del cual gira el
resto del planeta, y cuyo control determinaría el dominio del mundo. Como es
sabido, esta teoría fue adoptada después de la I Guerra Mundial por los alemanes
y luego por los nazis, por lo que Hitler basó su estrategia ofensiva durante la II
Guerra Mundial en la expansión continental, la autarquía (auto-suficiencia
económica nacional) y el espacio vital (lebensraum).
Heartland, se traduce literalmente como corazón o centro de la tierra y equivale a
la zona donde se concentra la mayor población y actividad económica y social, de
suerte que de allí se irradia hacia la periferia el aliento de la nacionalidad. Por lo
general el heartland está ubicado en una región costera, que tiene contacto directo
con otros países, o en una zona de mejor clima, de mayores recursos naturales y
de mejores comunicaciones.
De esta manera, entiéndase ahora por hinterland el espacio existente entre el
heartland y las fronteras, que proporciona materias primas para satisfacer las
necesidades del Estado y que ofrece una protección mayor o menor al heartland,
porque interpone un territorio más o menos dilatado entre éste los límites
exteriores. A propósito de estos dos conceptos se ha elaborado dos leyes
geopolíticas:
 “En todo espacio hay un núcleo de cohesión o Zona- Eje que da unidad al área
que lo rodea en proporciona directa a su fuerza de atracción”.
 “La existencia de un núcleo de cohesión( Zona- Eje, heartland) determina el
nacimiento de tres zonas distintas: una zona nuclear o de resistencia, una zona
periférica o de frontera y una zona intermedia o Hinterland, que tiene por misión
tonificar la zona nuclear y servir de conexión entre ella y la zona periférica”
CAPÍTULO VIII
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

RÍOS Y MARES: SU INFLUENCIA GEOPOLÍTICA

I.- LOS RÍOS.


Desde muy antiguo los cursos agua navegables han ejercido gran influencia en la
vida y desarrollo de los pueblos, porque las primeras sociedades sedentarias
dejaron el nomadismo cuando encontraron suelos fértiles y agua abundante para
dedicarse a la agricultura. Así ocurrió con los grandes ríos de CHINA,
MESOPOTAMIA y África, donde florecieron las culturas más antiguas: en
MESOPOTAMIA los sumerios, asirios, caldeos y babilonios; a orillas del NILO hace
ocho milenios floreció la cultura neolítica y por espacio de 25 siglos se asentó allí
la cultura faraónica, que alcanzó su apogeo durante el Nuevo Imperio y sucumbió
ante los persas de CAMBISES en 525. En el caso de EGIPTO actual, se confirma
la concepción del “Estado como faja fluvial” ya que toda su economía,
predominantemente agrícola, se desarrolla en el valle del NILO, una angosta faja
que divide el extenso territorio en dos grandes desiertos, el oriental y el occidental.
Las grandes ciudades de la era actual, capitales de imperios antiguos y de
Estados modernos, nacieron hace cientos y miles de años, a orillas de ríos
importantes o en la desembocadura de éstos en el mar: Roma, París, Londres,
Nuevo York, Buenos Aires, El Cairo, etc.
Principios geo fluviales: La importancia de los ríos como fuente de vida y de
trabajo, como vías de comunicación y de transporte, nexos políticos de unión,
fronteras naturales, etc. ha dado lugar a los siguientes principios geo fluviales:
A.- “Los ríos navegables estimulan el transporte y son elementos de cohesión
social”.
B.- “Todo Estado que posee una zona marginal de un río navegable, aspira al
dominio total de su curso y, por consecuencia, a la totalidad de su cuenca
hidrográfica a fin de asegurarse ese dominio”.
Un ejemplo de este principio lo encontramos en el río MISISIPI cuya cuenca y
curso estaban habitados por poblaciones indígenas cuando EE.UU. logró su
independencia en 1.776, En su marcha hacia el Oeste para llegar al Pacífico
(destino manifiesto), el Nuevo Estado llegó a la margen oriental del gran río,
que dominó fácilmente y luego expulsó de allí o exterminó a los indígenas,
tomando posesión de las dos riberas. Al norte del río estaban asentados
colonos canadienses que no tardaron en ser empujados más arriba, y el sur,
cerca de la desembocadura en el golfo de México, en lo que ahora es el
estado de Louisiana, era dominio de Francia, que vendió ese territorio a
EE.UU. de esta manera, la potencia naciente consolidó su dominio sobre la
cuenca y el curso del río.
Otro ejemplo lo tenemos en las divergencias existentes entre Brasil y
Argentina con motivo del aprovechamiento de las aguas del alto Paraná,
donde el primero y Paraguay han construido las represas de Itaypú y Corpus.
C.- “Todo Estado que se encuentre ubicado próximo a un gran río navegable,
tendrá la aspiración de llegar hasta sus riberas por la atracción que ejerce
sobre él la zona de la cuenca fluvial”.
Desde la pérdida del Chaco, Bolivia no ha tenido libertad de navegar sobre el
río Paraguay porque se lo ha impedido sistemáticamente este último país con
uno y otro pretexto. De ahí por qué nuestro país se esfuerza por llegar
directamente al gran río, que constituye una de sus vías de salida al Atlántico
sur, a través de los ríos inferiores Paraná y de La Plata.
D.- “Todo Estado colonizador que haya logrado establecerse en la
desembocadura de un río navegable, aspira a remontar sus aguas hasta sus
fuentes, a fin de dominar su curso entero”.
Esto ocurrió con los españoles, cuando llegaron al río de La Plata, fundaron
la ciudad de Buenos Aires y siguieron remontando el río hasta llegar a las
llanuras de Paraguay y de Santa Cruz, donde fundaron varias ciudades.
Ocurrió asimismo con los ingleses en el siglo XIX, cuando invadieron CHINA y
ocuparon por la fuerza la desembocadura del río Yangtze, cuyo curso
remontaron con la pretensión de ocupar toda su cuenca.
E.- “Siendo los ríos navegables valiosas rutas de tráfico, la aspiración a dominar
este tráfico trae como consecuencia de dominar los territorios adyacentes”.
Ratzel por su parte, hace las siguientes observaciones:
F.- “El territorio de una misma cuenca fluvial forma, ante todo, una unidad
geográfica y económica que puede trascender a política si concurren otros
factores”.
Badia Malagrida, pone como ejemplo a la Cuenca del Plata, cuyos países
-dice- “viven sujetos al mismo influjo de atracción y enlace ejercido por las
corrientes fluviales que se acumulan en el estuario. Desde las faldas del
Potosí hasta la costa de Buenos Aires circulará, por consiguiente, una misma
pulsación vital en el orden geográfico, quien bien pudiera trascender al
político, mediante la concurrencia de otros factores”.
Estas palabras, escritas en 1919, cobran palpitante actualidad a partir de
1967, cuando se realizó en Buenos Aires la Primera Reunión de cancilleres
de los Países de la Cuenca del Plata, seguida al año siguiente por la
Segunda Reunión en Santa Cruz de la Sierra, que recomendó “estudiar los
problemas a resolver y proyectar medidas a tomar… para permitir la
navegación permanente y asegurar su mantenimiento en los ríos Paraguay,
Paraná, Uruguay y de La Plata…”. En 1968 se suscribió en Brasilia el Tratado
de la Cuenca del Plata “con el objeto de promover el desarrollo armónico y la
integración física de la Cuenca del Plata y de sus áreas de influencia directa y
ponderable”.
A partir de entonces ha crecido el impulso integrador de los países de la
Cuenca del Plata mediante proyectos como los de MERCOSUR y la hidrovía
Paraguay-Paraná, que responden, evidentemente, a la unidad geográfica,
económica y política (Cono Sur), señalada por Ratzel y comentada por Badia
Malagrida.
G.- El mismo Ratzel dice que “las diferencias nacionales en una misma cuenca
hidrográfica se forman no en sentido horizontal, sino vertical, en correlación
con los distintos sectores de su curso, el superior, el medio y el inferior. Los
territorios situados en este último son los más independientes, y el río les
asegura una vida propia…”. Los territorios del curso superior serán los más
aislados y los del curso medio servirán de punto de transición entre el primero
y el último, pero unidos con el sector inferior por la atracción incontestable del
mar”.
Badia Malagrida aplica las observaciones de Ratzel a los casos de Argentina,
Paraguay y Bolivia, que respectivamente ocupan los cursos inferior, medio y
superior de la hidrovía Paraguay-Paraná. “La primera -dice- será la principal
y la más independiente, y las dos restantes estarán en cierto modo sometidas
a su influjo. La más apartada de su centro de atracción será Bolivia, que
logrará en ciertos momentos esquiva la hegemonía argentina, aún cuando no
alcance a evitar los perjuicios económicos y sociales de su aislamiento. Por
último, Paraguay, situado entre ambas y con ambas relacionada, sirviéndoles
de enlace y de comunicación, vivirá no obstante más afectada por la
Argentina que por Bolivia, y estará en condiciones de superioridad, respeto a
ésta, para su progreso económico”.
No cabe duda que son objetivos la observación de Ratzel y el comentario que
le hace Badia Malagrida. Pero ambos olvidan el control que sobre los ríos
pueden ejercer los países del curso superior, que les coloca en ventaja sobre
los de los cursos medio e inferior. Esto ocurre, por ejemplo, con Brasil, en el
ejemplo citado; tanto es así que hubo graves controversias entre Argentina y
Brasil por la construcción de las represas de Itaypú y Corpus en el alto
Paraná, a que nos hemos referido en el punto 2 de estos principios geo
fluviales.
H.- Seguimos con Ratzel: “Si a los distintos sectores del curso del río se
corresponden terrazas de dislocación que den un nivel distinto al territorio, las
diferencias entre aquellos pueblos serán mucho más notorias, llegando a
extremos de verdadera contraposición. Es evidente, conviene Badia
Malagrida, que las diferencias de relieve en el curso de los ríos de la Cuenca
del Plata “contribuirán a contrarrestar la fuerza unitiva de aquellos ríos,
dejando a salvo la natural separación de los dos pueblos del Brasil y del
Plata”.
I.- En cuanto al papel fronterizo de los ríos el mismo Ratzel anota que “desde el
momento en que se forma una vía fluvial propiamente dicha, no puede servir
de límite fronterizo más que con carácter transitorio. El curso del río puede
ser límite político cuando marca la línea de separación entre dos países que,
por las diferencias de relieve o por la diversa composición de su suelo,
ofrecen tipos distintos de nacionalidad. El río que corre al pie de un reborde
montañoso es el caso más típico de la frontera fluvial”. Al aplicar esta
observación a la Cuenca del Plata, Badia Malagrida sostiene que “las
fronteras políticas fluviales de Uruguay, Paraguay, Bolivia y Argentina carecen
de significación geográfica propiamente dicha. Podrían, a lo sumo, pero
nunca fronteras políticas que suponen una transición en el tipo nacional”.

II.- LOS MARES.


La tierra es probablemente el único planeta del sistema solar que posee océanos y
mares en su superficie. Esta singularidad ha sido determinando para que en este
planeta se haya desarrollado la vida humana, así como la vida animal y vegetal en
sus innumerables manifestaciones. El seno del océano es el habitad natural de
millones de especies animales y vegetales y un reservorio incalculable de riquezas
minerales que yacen en su lecho y subsuelo. Las aguas oceánicas influyen en la
temperatura y el clima de las distintas zonas terrestres, mediante las enormes
masas líquidas esparcidas en todas las latitudes y longitudes del globo, las mareas
altas y bajas, la evaporación, las corrientes marinas, submarinas y atmosféricas.
Así como los ríos acunaron el nacimiento y desarrollo de las grandes civilizaciones
y de las grandes urbes antiguas y modernas, los mares favorecieron la formación
de otras grandes culturas, como las de la Cuenca del Mediterráneo (egipcios,
fenicios, cartagineses, minoicos, griegos, romanos, galos, celtíberos); estimularon
los grandes descubrimientos geográficos en oriente y occidente; sirvieron para el
intercambio comercial, étnico y cultural a través de las grandes migraciones,
constituyen un medio de investigación y de experimentación científica, etc.
Además de la fuerte influencia biológica, económica, social y cultural que los
mares han ejercido y ejercen sobre la vida humana, tienen decisiva importancia en
el desarrollo de los acontecimientos políticos de la humanidad. Baste recordar que
la evolución de las ideas e instituciones jurídico-políticas en Grecia, Roma,
Inglaterra, fue posible por tratarse de estados peninsulares e insulares, que a la
par de recibir las corrientes de otras culturas disponían del necesario aislamiento
para moldear sus propias instituciones. Así como Grecia y Roma fueron en la
antigüedad las fuentes nutricias de la cultura occidental y del derecho universal,
Inglaterra fue la madre del Derecho Público moderno, pues allí evolucionaron a lo
largo de un milenio los conceptos de la monarquía constitucional, del
parlamentarismo, de las libertades públicas y garantías constitucionales, tal como
fueron posteriormente adoptadas por el resto de Europa y el mundo. Cuando en
Islandia y en Inglaterra funcionaban los primeros parlamentos, Europa continental
se debatía en la oscuridad del feudalismo y estaban muy distantes todavía el
Renacimiento y la Ilustración.
Otro ejemplo de la influencia del mar en el desarrollo de los acontecimientos
políticos nos lo ofrece la historia de la independencia de las colonias de Inglaterra
y de ESPAÑA en el norte y sur de América respectivamente. En estos casos y
pese a que la guerra fue muy larga en el sur del continente, el Atlántico actuó
como un foso separador -dada su gran amplitud- que obstaculizaba a las
Petrópolis el envío de tropas y de elementos necesarios para reforzar sus
ejércitos, cuando no se conocía la navegación a vapor y las fuerzas navales
carecían del tremendo poderío bélico que han adquirido después. La misma
doctrina Monroe con su carga de aislamiento y de retracción frente a potencias
ubicadas al otro lado del Atlántico, no habría tenido el efecto y significado que tuvo
de no haberse elaborado cuando el gran océano era todavía una defensa natural
poco menos que infranqueable.

A. Pueblos continentales y marítimos.


Así como los sociólogos han señalado claras diferencias entre los pueblos
montañeses y llaneros, también se ha observado diferencias marcadas en el
carácter y organización de las sociedades continentales y marítimas. Aquellas
tienen relativamente menor experiencia política, dicen; levanta en pocos años
imperios que no son duraderos, mientras que la cultura y la obra de las
sociedades marítimas se construyen lentamente para perdurar durante siglos.
Se pone como ejemplo en el primer caso a los alemanes y, en el segundo, a
los griegos, romanos e ingleses.
El más caracterizado de los escritores que delimita este contraste es Henry
Perenne en su obra “Las Grandes Corrientes de la Historia Universal”, donde
afirma que la sociedad continental está “constituida por un grupo social
cerrado, que vive reflejado sobre sí mismo en una estrecha solidaridad
política y religiosa, exclusivamente nacional; en ella el individuo se subordina
por completo al grupo que mantiene su prestigio mediante la más fanática de
las intolerancias, apoyada en la superioridad racial que se atribuye. Su
riqueza esencial es la tierra; la única manera de aumentarla, la conquista. La
otra (la sociedad marítima) revela una orientación hacia el intercambio
económico y por tanto, necesariamente influida por los pueblos respecto a los
cuales mantiene relaciones constantes. El contacto de las ideas y las
obligaciones que impone el comercio conducen, a pesar de los conflictos
creados por la competencia, al liberalismo y la tolerancia que acompañan
siempre al cosmopolitismo…”. Para Perenne, Asiria y el mundo helenístico
son, respectivamente, prototipos de las sociedades continental y marítima.
Ratzel hizo una observación parecida cuando aludió a los “elementos
espirituales” del poder marítimo: la prudencia, la perseverancia y la amplitud
de miras. Dijo al respecto que “La creación y el mantenimiento de una
potencia marítima fomentan las fuerzas espirituales de un país en mucho
mayor grado que el dominio de grandes territorios y, además, las renuevan
inagotablemente”.
En líneas generales parece que las observaciones transcritas son correctas.
Sin embargo, no se las puede tomar al pie de la letra, porque los pueblos,
como los individuos, son muy complejos y cambiantes.
Pongamos por caso a ESPAÑA, pueblo peninsular como el griego y el
romano, dueño de un imperio donde “no se ponía el sol”, que mantuvo
contacto a través de los mares con otros pueblos muy distantes, y cuyo
carácter, no obstante, ha reflejado siempre esa pertenencia a “un grupo social
cerrado” y esa “estrecha solidaridad política y religiosa” que ha provocado la
“más fanática de las intolerancias”. Al aplicar a ESPAÑA las mismas
expresiones que utiliza PERENNE, tenemos en mente las figuras de
TORQUEMADA con la inquisición en la edad Media y de FRANCO con la
guerra civil.
A. Principios geo-marítimos.
Seguidamente vamos a consignar algunos principios que subrayan la
importancia del mar, expuestos en diversas obras sobre la materia.
1.- “La aspiración natural de todo Estado es disponer de un acceso propio y
directo al mar”.
Este principio no requiere de mayor comentario, pues su evidencia se
desprende de la fundamental importancia que para la vida humana
tienen los océanos a la cual hemos aludido al comienza de este capítulo.
Esto es tan natural como que el hombre no puede vivir sin aire y sin
agua; por ello es que casi todos los estados poseen una costa propia,
por pequeña que ésta sea. Una minoría de países se hallan encerrados
entre sus vecinos: en Europa, Checoslovaquia, Austria, Luxemburgo,
Suiza y Hungría; en Asia, Afganistán, Nepal, Mongolia y Bhutan; en
África, Zambia, Botswana, República centro africana, Chad, Malí, Níger,
Volta y Rodesia; en América, Bolivia y Paraguay. Este último dispone de
los grandes ríos de la cuenca del Plata para comunicarse con el
Atlántico Sur.
2.- “Todo Estado trata de disponer de varios accesos propios al mar”.
En nuestro continente hay varios ejemplos de esta regla. EE.UU. nace a
la vida independiente de cara al Atlántico, a través del cual se
comunicaban las colonias originarias con su metrópoli, Inglaterra. A
medida que el país se desarrolla y que su población va ocupando su
espacio, se produce la marcha hacia el Oeste como algo natural, como
expresión de su “destino manifiesto”, para salir al Pacífico.
En Sudamérica, el Brasil tiene una costa de 7400 km. sobre el Atlántico,
una de las más extensas que sea dable apreciar en todos los
continentes. Sin embargo, desde la época de la colonia, mediante
tratados de Portugal con España y a través de las “bandeiras”, Brasil
inició su marcha hacia el Oeste rumbo al Pacífico, abriendo caminos de
penetración y anexándose territorios extranjeros.
Los diferendos de límites entre Argentina y Chile arrancaban del
propósito de ambos Estados de mantener o adquirir la calidad de
bioceánicos. Como es sabido, estos diferendos estuvieron a punto de
desencadenar un choque bélico entre los dos países.
3.- “Al dominar dos mares libres, el Estado dominante trta de unir sus
aguas, sometiendo bajo su influencia a los Estados que caen dentro de
este abrazo”.
En otras palabras, “el Estado con costa a dos océanos trata de acortar la
distancia entre ambos”. Al abrir el canal de Panamá a comienzos de
este siglo, además de aplicar el principio geo marítimo transcrito,
consiguió EEUU un conjunto inapreciable de ventajas políticas,
económicas y estratégicas. En primer lugar, provocó la segregación de
Colombia de lo que ahora es el Estado de Panamá, que se convirtió
prácticamente en un dominio del coloso del Norte. En segundo lugar,
acortó enormemente la distancia entre los dos grandes océanos, con las
ventajas comerciales, económicas y políticas que esto supone. Luego,
con ese “abrazo” afirmó su influencia sobre los Estados del Norte,
Centro y Sudamérica y de la Cuenca del Caribe, pues se hizo dueño de
un gran espacio geopolítico que abarca dos océanos, un mar y un
continente. Como si esto fuera poco, acercó las costas de Europa al
Pacífico y las del Atlántico al Asia, lo que le permitió extender su
influencia a todos los mares, adquirir Alaska y las islas Hawai, etc.
En el siglo XIX, Gran Bretaña era la primera potencia mundial que
dominaba prácticamente todos los mares. Para asegurarse una
comunicación más rápida entre la metrópoli y la India (su colonia) a
través del océano Índico y de los mares Mediterráneo y Rojo, hizo abrir
el Canal de Suez en territorio de Egipto, que entonces (1869) estaba
bajo su influencia. El canal de Suez afirmó el dominio de Gran Bretaña
sobre sus colonias de Asia y África y sobre los mares mencionados y le
permitió someter a Egipto como su protectorado desde 1882 hasta 1914.
4.- “Un Estado sin salida al mar es un Estado avasallado o por lo menos
incapaz de jugar un papel importante en la política internacional”.
Al comentar el principio transcrito, Vicens Vives observa que “esta
pretendida ley ha pesado sobre determinados pueblos como una losa de
piedra, creando en sus altas esferas directivas un grave complejo de
inferioridad, propicio a las más erróneas y graves decisiones en materia
de política internacional”. Pone como ejemplo de su aserto a RUSIA,
desde que el ducado moscovita, que era puramente continental, llegó al
mar Blanco a comienzos del siglo XVI, un mar congelado durante nueve
meses del año, que en nada facilitaba las comunicaciones exteriores del
país. En el siglo XVIII, Pedro el Grande obtuvo una salida por el golfo de
Finlandia al mar Báltico, bloqueado éste por el estrecho del Sundt y los
Belt. Más tarde, Catalina II consiguió “la fachada del mar Negro”,
entrabado a su vez por los estrechos turcos. En esta carrera
desesperada hacia el mar, los rusos fundaron en 1860 el puerto de
Vladivostok en el mar del Japón, a cuatro mil millas de Moscú,
congelado asimismo durante cuatro a seis meses del año. El gobierno
de la URSS estaba empeñado en el desarrollo económico, comercial y
naval de lo que los llamaban el “territorio marítimo”, una zona de 64.000
millas cuadradas limitada al Oeste por Manchuria y al este por el mar del
Japón, con una población de solamente dos millones de habitantes,
cuyo puerto principal es Nakhodka, la base naval en Vladivostok y que
es un área fronteriza restringida a los extraños.
Bolivia es otro ejemplo que puede aplicarse a este principio ya que es
indudable que la pérdida de nuestro Litoral nos ha subordinado a Chile y
Perú en cuanto a nuestro comercio exterior y las sucesivas frustraciones
en las negociaciones tendientes a recuperar un puerto en el Pacífico han
creado un cierto complejo en determinadas esferas de opinión.

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5.- “Dotados de un acceso al mar por herencia histórica o decisión
diplomática, los núcleos geopolíticos tienden a ampliar sus respectivos
andenes litorales”.
Esta ampliación puede ocurrir partiendo de un punto hacia direcciones
divergentes, o uniendo dos, tres o más salidas distintas en el mismo
litoral.
6.- “El comercio marítimo… no sigue a la bandera, ni la bandera lo sigue a
él, va con la bandera”.
Este pensamiento de Ratzel, contenido en su ensayo “El mar como
fuente de grandeza nacional” es refutado por Dorpalen, quien acude a
ejemplos históricos como la colonización francesa de Canadá y los
casos de noruega, Suecia y Grecia, que siendo (o habiendo sido)
naciones marítimas importantes, no tuvieron jamás ambiciones
expansionistas.
7.- “Solo el mar puede producir verdaderas potencias mundiales”.
Este pensamiento de Ratzel se complementa con el siguiente de Wolf
Siewert: “La influencia de una potencia terrestre termina por regla
general en sus fronteras; pero la influencia de una potencia marítima
puede extenderse a través de todo el mundo”. Sir Walter Raleigh, poeta,
navegante y político inglés del siglo XVI dijo lo mismo en otras palabras:
“Quien domina el mar gobierna el comercio del mundo y, de esa manera,
la riqueza universal y finalmente llega a dominar al mundo mismo”.
Raleigh no hablaba de memoria pues era un hombre en el que se
fundían el pensamiento y la acción: fundó la colonia de Virginia en 1584,
participó en la toma de Cádiz en 1596 y emprendió la colonización de
Guayana. Otro filósofo y político inglés del siglo XVI, Sir Francis Bacon
observó que “el que domina el mar tiene gran libertad de acción y puede
hacer la guerra en la forma que mejor le cuadre”.
La historia confirma plenamente la acepción de los dos pensadores
alemanes y de los dos ingleses, que, por lo demás, no necesita
demostración. Si es cierto que Roma creó el primer imperio
verdaderamente digno de ese nombre, expandiéndose a través del
continente con sus ejércitos de tierra, no hay que olvidar que llegó a las
costas africanas y destruyó a Cártago, a través del mar Mediterráneo.
España, Portugal e Inglaterra fundaron los primeros imperios mundiales
de los tiempos modernos cruzando los mares y dominándolos, lo mismo
que ha hecho en este siglo EEUU cuyas fuerzas navales tienen bases
en todos los continentes.
8.- “Los Estados que, por ser mediterráneos, carecen de costas marítimas,
orientan su política a conseguirlas, o si este objetivo falla, a crear
condiciones favorables para neutralizar tal desventaja. Esta tendencia se
manifiesta con mayor vigor cuando anteriormente han poseído costas”.
Este principio se observa nítidamente en el caso de Bolivia, que, desde
la pérdida del Litoral, no ha cesado de buscar su recuperación en
negociaciones directas con Chile y recurriendo a los organismos
internaciones. Las numerosas frustraciones que hasta la fecha ha
sufrido nuestro país en este propósito no han aminorado su esperanza
en una solución equitativa que vendrá, estamos seguros, por el peso de
la razón y el derecho. Mientras llega ese día, Bolivia ha negociado y
conseguido facilidades portuarias en países vecinos como Perú, Brasil y
Argentina que, sin embargo, no son sustitutos del objetivo principal.

CAPÍTULO IX
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

PODER MARÍTIMO Y DERECHO DEL MAR

I.- RESEÑA HISTÓRICA.


Una teoría sobre el poder marítimo apareció por primera vez en Occidente en las
ciudades-estado de Grecia, donde el dominio de Atenas sobre el Mediterráneo se
debía, en gran parte, a la superioridad de su flota mercante y de su escuadra
naval.
Hasta el siglo XVI la navegación marítima en Europa se limitaba a las aguas que
rodeaban el continente, vale decir el Mediterráneo, el mar del Norte y el Báltico.
Estos mares eran disputados entre las ciudades-estado que con su presencia
militar trataban de imponer la supremacía de sus flotas mercantes y pesqueras. A
medida que el comercio se expandía en la alta Edad Media, monarquías y
ciudades comenzaron a reclamar el control soberano de los mares. Tales fueron
los casos de Venecia, que alegó soberanía sobre todo el mar Adriático y de
Génova sobre el mar de Liguria. En el norte de Europa Suecia trató de adueñarse
del golfo de Botina y Dinamarca de los estrechos que comunican con el mar
Báltico, cobrando tributos a los barcos que pasaban por allí. En 1273 Noruega hizo
lo propio anunciando su dominio de las aguas “limitadas por Noruega, las islas
Shetland y Faroe, Islandia, Groenlandia y Spitbergen”. Por su parte, el imperio
británico alegó su dominio sobre los mares que se extendían desde sus islas hasta
el mar del Norte, y sobre una parte del Atlántico.
España y Portugal, las primeras potencias navales, luchaban a fines de siglo XV
por el dominio de los océanos, tratando de controlar vastas extensiones del
Atlántico, el Índico y el Pacífico. Por el tratado de Tordesillas (1494) las dos
potencias se dividieron los océanos a lo largo de una línea que “entre los polos
norte y sur corría a 370º al oeste de las islas del Cabo Verde”. Al occidente de esa
línea España sentó sus reales, incluyendo el Golfo de México y el Océano
Pacífico, mientras Portugal consolidó sus dominios al oriente de la misma,
incluyendo el Atlántico sur y el océano Índico.
Como la tarea de dominar los océanos era irrealizable en esos tiempos de
navegación a vela, las potencias europeas volvieron su atencióna las aguas
costeras. Inglaterra circundó sus costas para proteger sus pesquerías y cobrar
derechos a los barcos extranjeros que operaban en sus aguas, y otras naciones
hicieron lo mismo. Apareció entonces la cuestión de determinar hasta dónde
abarcaba la soberanía de los Estados sobre sus aguas costeras. Italia sostenía un
límite de cien millas, o sea la distancia hasta la cual llegaba un barco en dos días
de navegación. Una práctica generalizada se atuvo al “horizonte visual”, o “límite
de la vista” que, sin embargo, resultó impreciso en la práctica, puesto que algunos
recurrían al telescopio para el efecto, en lugar de la visión simple, ampliando la
línea de tres a cincuenta millas. En el siglo XVIII el jurista holandés Cornelius Van
Bynkershoek propuso la distancia hasta donde llegara un disparo de cañón de la
época, o sea el ámbito hasta donde se podía defender la soberanía marítima
desde tierra. Pero cien años después, durante las guerras napoleónicas la artillería
aumentó su alcance a tres millas en lugar de una que era en tiempos de
Bynkershoek. Este límite de tres millas fue adoptado internacionalmente hasta las
vísperas de la II Guerra Mundial.
Después de esta conflagración EEUU declaró que ampliaba su “jurisdicción y
control” sobre los yacimientos de gas, petróleo y minerales existentes en el lecho
de su plataforma continental. Esta declaración produjo revuelo general y a
comienzos de la década de los 70, dieciséis naciones habían reclamado soberanía
sobre doscientas millas de mar. Lo que siguió, ya es historia conocida.
II.- PODER MARÍTIMO.
Ha sido definido por el Almirante Sir James, como “aquel que permite a su detentor
enviar sus tropas y su comercio a través de las aguas que separan las naciones,
hasta el lugar objeto de sus deseos y evitar que sus antagonistas hagan lo propio”.
Los geopolíticos alemanes entendían el poder marítimo como el designio de una
potencia de llegar a las costas opuestas; tendencia que según Vicens Vives sólo
existe en el caso de los estrechos para asegurar el dominio de la ruta y disponer
de un “glacis de seguridad”. El primer impulso es obtener un “glacis de seguridad
antelitoral”, agrega el citado autor, situado en la costa opuesta, cuando se trata de
un estrecho, o en una isla o archipiélago cuando los haya frente al núcleo geo
histórico en expansión. Cita como ejemplos a Inglaterra y la costa francesa durante
la Edad Media; a Corea con referencia a Japón y a la península ibérica, que ha
tratado siempre de dominar la costa del norte de África que se opone a Gibraltar.
Alfred Mahan caracteriza el poder marítimo a través de seis elementos: la posición
geográfica, la configuración física, la extensión del territorio, la población, el
carácter nacional y las instituciones gubernamentales.
Mahan ilustra el primer elemento con la posición insular de Gran Bretaña, con
referencia a sus principales rivales de los siglos XVII y XVIII, Francia y Holanda.
Esta posición insular liberó a aquel país de la necesidad de mantener un gran
ejército, pues estaba lo suficientemente cerca del continente europeo para atacar a
sus enemigos eventuales y lo suficientemente lejos para no temer una invasión.
Francia, por el contrario, debía repartir sus fuerzas navales entre el Atlántico y el
Mediterráneo, para defender sus costas, mientras que Gran Bretaña podría
controlar las rutas marítimas comerciales del norte de Europa a través del canal de
la Mancha y las del Mediterráneo a través de Gibraltar y de otras islas que poseía
en este lugar.
La configuración del territorio nacional determina en gran medida - dice Mahan -
la inclinación de un pueblo a buscar el poder marítimo. La naturaleza y extensión
del litoral condicionan el acceso al mar, ya que los buenos puertos naturales son
fuente de potencial de fuerza. Los holandeses fueron empujados al mar por la
pequeñez de su territorio, pero su dependencia casi total del mar era al mismo
tiempo una debilidad. Francia, por la fertilidad de su suelo y la benignidad de su
clima no sintió nunca la necesidad de tener un poder marítimo.
La extensión del territorio sin embargo, puede ser un punto débil cuando no está
dominado por una población que disponga de recursos suficientes. De aquí que la
población, en cantidad y calidad, sea un elemento importante en el desarrollo de
un poder marítimo, porque gran parte de la misma ha de estar ocupada directa o
indirectamente en actividades de este sector, como el comercio marítimo, las
construcciones navales, tal como ocurría con la población de Inglaterra.
El carácter y las aptitudes de un pueblo son otro factor de poder marítimo, pues
mucho depende éste de la vocación marítima de los habitantes. Pero la vocación
marítima depende, a su vez, de la posición geográfica y de la configuración del
territorio, porque es natural que pueblos montañeses o esteparios, encerrados
lejos del mar, tengan poca o ninguna inclinación hacia la vida en el mar. La
conjunción del comercio marítimo a escala mundial y de la organización naval hizo
de Gran Bretaña la primera potencia marítima del globo. La naturaleza del
gobierno es otro elemento que pondera Mahan en su estudio, pues sin la eficacia,
inteligencia y determinación de los dirigentes no podrá conquistarse un poder
marítimo, inclusive si se dan los otros elementos que, en todo caso, deben ser
estimulados y conjugados por el gobierno.
En el continente europeo, la tesis del poder marítimo no despertó mucho
entusiasmo. Los franceses asignaban mayor importancia a la guerra terrestre que
a la naval y Alemania nunca fue una potencia marítima. “Su pueblo no se sintió
cómodo en el mar, como los ingleses, holandeses, norteamericanos y
escandinavos”. Los militares se aferraban en esos países a la idea tradicional de
que el poder marítimo concernía al comercio y a las colonias, jugando un papel
secundario en las relaciones entre Estados europeos. Los italianos, por su parte,
tenían ideas similares, pues sus enormes acorazados servían principalmente como
guarda costas para impedir las operaciones de desembarque de los franceses y
sus cruceros livianos no ambicionaban disputar el dominio del Mediterráneo
occidental a los cruceros pesados de Francia. La teoría naval continental sostuvo
durante muchos años que la defensa costera y la guerra de corzo eran suficientes
para garantizar la seguridad interna.
En otra parte nos hemos referido a la influencia que las obras de Mahan ejercieron
sobre la política marítima de EE.UU. En Europa, trató de convencer a los
“heréticos” de la justeza de sus planteamientos y entre las dos guerras mundiales
aparecieron en Francia e Italia algunas obras interesantes sobre teoría naval. A
comienzos de este siglo, impresionado por la obra de Mahan, Ratzel publicó su
ensayo “El mar como fuente de grandeza nacional”, en el que, como él mismo lo
confiesa, trata de persuadir a sus compatriotas “de que Alemania también debe ser
fuerte en el mar a fin de llevar a cabo su misión mundial”. Antes de esto, Guillermo
II afirmaba que “nuestro futuro (el de Alemania) está en el mar” y dos años
después el Reich emprendió la construcción de una flota poderosa.
Haushofer, por su parte, equilibra la importancia que hay que dar a los poderes
marítimos y terrestres, evocando el conflicto histórico entre las naciones
continentales y marítimas. Por qué -se preguntaba- los Estados continentales no
saben, por regla general, proseguir una guerra naval y las operaciones terrestres
de los otros (marítimos) terminan en desastres?. Porque han tenido una
orientación unilateral -se responde- en su educación, sea como naciones
marineras o como continentales. Sólo un pueblo -concluye- que sea igualmente
capaz en tierra como en el mar puede mantenerse en ambos frentes y, por lo
tanto, tener la fuerza de una potencia mundial. O como lo advirtiera Ratzel en su
obra “Geografía Política”, el ideal de una política perspicaz, la única que puede
establecer una potencia mundial reside en la colaboración de motivaciones
continentales y oceánicas”. De esta manera, “ni el poder terrestre ni el marítimo
por su cuenta pueden alguna vez crear una potencia mundial, sino que para que
exista será necesaria la presencia de ambos…”.
La doctrina anglo-norteamericana da preeminencia a la batalla naval decisiva y al
bloqueo marítimo, mientras que Francia y Alemania se inclinaban por la guerra de
corzo y la desagregación progresiva de las flotas enemigas mediante operaciones
auxiliares, el recurso a armas especiales como el torpedo y la bomba y el empleo
de tácticas para la destrucción de elementos aislados. En 1914 y 1918 las
escuadras de cruceros británicos ocuparon posiciones previamente determinadas
en previsión de ataques alemanes contra su comercio. En las dos guerras, los
cruceros británicos trataron de trabar batallas con la flota enemiga, impusieron
bloqueos y tomaron medidas para destruir los navíos de corso.
Los japoneses tradujeron y estudiaron las obras de Mahan, pero no han publicado
ningún tratado significativo sobre la materia. Alexander Kiralfy observa esta
ausencia sugestiva de toda literatura naval en ese país, y la atribuye a razones
psicológicas y políticas. Desde el punto de vista militar, los japoneses son más
subjetivos, dice. Los teóricos occidentales se dedican a estudios estratégicos de
orden general; pero los japoneses no se interesan mayormente en los asuntos que
no les afectan. Aquellos proceden con espíritu puramente académico en el
tratamiento de estos temas, mientras que los japoneses no pueden desligarse del
espíritu político nacional, por lo que consideran que publicar trabajos serios sobre
teorías navales o de estrategias niponas podría perjudicar a la política de su país.
En las revistas navales japonesas se nota la misma reserva, agrega.
Revisando la historia del Japón, Kiralfy recuerda que fue por el mar (no podía ser
de otra manera), que los mongoles llegaron en 2.500 a.c. y ocuparon las islas que
actualmente son el Japón. Después de siglos de luchas encarnizadas
exterminaron a las poblaciones aborígenes o las empujaron hacia las islas más
septentrionales. En estas operaciones, los invasores emplearon navíos de guerra,
o más precisamente transportes marítimos, y mientras los ejércitos de tierra se
desplazaban en el interior, sus flotas circundaban las costas desembarcando
poderosas tropas sobre los flancos del enemigo, “como lo harían las escuadras
japonesas en los primeros meses de la II Guerra Mundial”. Durante las numerosas
guerras libradas entre los grandes clanes japoneses, el barco era el medio de
transporte por excelencia y la tierra el escenario de las batallas. De esta forma, los
japoneses se acostumbraron a considerar los barcos como medios de transporte
antes que como elementos de combate.
En la guerra contra Corea los dos ejércitos principales desembarcaron en el sur y
ocuparon rápidamente la capital, mientras escuadras de cruceros se encargaban
de expulsar a las escuadras coreanas que trataban de impedir las operaciones de
invasión. En las guerras contra China (1.894-95) y contra Rusia (1.904-05), Japón
desarrolló acciones navales y recurrió al bloqueo. Sin embargo, en la II Guerra
Mundial los japoneses evitaban los combates navales y parecían no preocuparse
de un bloqueo o de un contra bloqueo naval (recordemos que el demoledor ataque
japonés a Peral Harbour, que determinó el ingreso de EE.UU. a la guerra fue
realizado por aire y no por mar).

III.- DERECHO DEL MAR.


La importancia económica y política del mar ha estimulado la formación de un
conjunto de normas supra-nacionales que se han elaborado principalmente en el
seno de las Naciones Unidas durante las cuatro últimas décadas y que constituyen
la médula de una nueva rama del derecho internacional, llamada precisamente
Derecho del Mar.
Podemos definir el Derecho del Mar diciendo que es la rama del Derecho
Internacional Público que regula los derechos y obligaciones que tienen los
Estados en el mar territorial, en otras zonas contiguas a éste y en alta mar, así
como con referencia a los recursos orgánicos e inorgánicos existentes en las
aguas, en el lecho y en el subsuelo de los fondos marinos.
A.- Los precursores.
Puede considerarse al holandés Hugo Grocio como uno de los precursores
del Derecho Internacional Público y particularmente del Derecho del Mar,
pues en su obra “Mare Liberum”, publicada en 1.609, sostenía la libre
navegación de los mares, al paso que Selden sostenía lo contrario en su libro
“Mare Clausum” (1.635), escrito para justificar las pretensiones de Inglaterra
de dominar los mares en su provecho comercial. La libertad de navegación
en alta mar es un concepto generalmente admitido desde mediados del siglo
XVIII.
Antes de que Grocio publicara su “Mare Liberum”, Francisco de Vitoria,
domínico, jurista y teólogo español, nacido en Victoria, Alava, considerado
fundador del Derecho Internacional, propugnó la libertad de los mares y se
opuso al monopolio de la navegación, fundándose en el jus communicationis.
La figura jurídica del mar territorial nació con la obra de Cornelio
Bynkerkshoek “De Dominio Maris”, publicado en 1.702, a partir de la cual las
aguas del océano se dividieron en dos zonas: el alta mar, libre para todos, y
el mar adyacente o territorial, cuya extensión fue propuesta por el abate
Galiano en 1.782 al medir en tres millas el alcance de un tiro de cañón de la
época, desde la costa. Esta medida se convirtió en norma para muchos
Estados hasta el siglo XX.
B.- El Derecho del Mar en el Siglo XX.
El 18 de agosto de 1.952, los gobiernos de Ecuador, Perú y Chile emitieron
en Santiago de Chile una declaración sobre Zona Marítima, en la que
establecieron para ellos una “zona exclusiva” de 200 millas a partir de la
costa, en la cual proclamaron su soberanía y jurisdicción exclusiva sobre las
aguas, suelo y subsuelo del mar.
El 29 de Abril de 1.958 se suscribió en Ginebra, Suiza, varias convenciones
relativas al mar: una sobre el mar territorial y la zona contigua, otra sobre la
alta mar, otra sobre la plataforma continental y sobre pesca y conservación de
recursos vivos de la alta mar. El 17 de diciembre de 1.970 la Asamblea
General de la ONU aprobó la Resolución 2749 declarando que “los fondos
marinos y oceánicos y su subsuelo, fuera de los límites de la jurisdicción
nacional (que en adelante se denominarán “la zona”), así como los recursos
de la zona, son patrimonio común de la humanidad”. Agrega dicha resolución
que la zona no estará sujeta a apropiación por medio alguno por Estados ni
por personas naturales o jurídicas y que ningún Estado Reivindicará, ejercerá
o adquirirá derechos con respecto a la zona o sus recursos, que sean
incompatibles con el régimen internacional que ha de establecerse. La zona
será utilizada con fines pacíficos por todos los Estados, sean ribereños o sin
litoral, sin discriminación.
C.- La Convención del 10 de Diciembre de 1982.
El 10 de diciembre de 1.982 se firmó en Montego Bay, Jamaica, la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, después de
ocho años de negociaciones en el marco del organismo mundial,
negociaciones que se enredaron porque las potencias industrializadas se
oponían a la aprobación de un Derecho del Mar que garantizase el derecho
de todos los Estados, teniendo en mente la apropiación de los cuantiosos
recursos minerales que el océano guarda. En efecto, EE.UU., Gran Bretaña,
Alemania, Francia y sus socios pretendía aprobar legislaciones particulares
en beneficio propio, y así lo hicieron en principio. EE.UU. aprobó su Ley de
Recursos Minerales Duros del Fondo Oceánico en junio de 1.980 y
Alemania Federal lo hizo al siguiente mes. El grupo llamado de “Estados de
igual parecer”, que también incluía a Bélgica, Italia, Japón, Gran Bretaña,
Francia y Holanda, celebraron una reunión “privada” en Washington en
noviembre de 1980 para coordinar sus intereses en la materia. Poco
después los parlamentos del Reino Unido y de Francia recibieron sendos
proyectos de legislación sobre el particular. En Enero de 1.981 los mismos
Estados celebraron una segunda reunión secreta en Bonn, Alemania
Occidental.
La Convención de Jamaica confirma en lo principal las disposiciones de las
Convenciones de Ginebra de 1958 sobre mar territorial (12 millas), zona
contigua (24 millas), zona económica exclusiva (200 millas), plataforma
continental (no más de 200 millas) y alta mar. Con referencia a esta última
dispone en ella la libertad de navegación, de sobre vuelo, de pesca, de
tender cables y tuberías submarinos, de construir islas artificiales y de
investigación científica. La Convención reconoce asimismo el derecho de
acceso al mar y desde el mar de los Estados sin litoral y su libre tránsito.
Reitera que “la zona y sus recursos son patrimonio común de la
humanidad”, que deben ser utilizados por todos los Estados con fines
pacíficos solamente y establece un mecanismo para la solución de las
controversias marítimas entre los Estados.
IV.- EL MAR Y LOS INTERESES ECONÓMICOS DE LAS GRANDES POTENCIAS
Como se ha adelantado en el párrafo 3, la renuencia de las potencias
industrializadas a negociar y suscribir la Convención de 1982, derivaba de su
propósito de explorar y explotar por su cuenta y, en su exclusivo beneficio, las
incalculables riquezas minerales que encierran los fondos marinos, marginando de
sus proyectos a los países del Tercer Mundo.
Según fuentes de las Naciones Unidas, citadas por el “Centro de Estudios
Económicos y Sociales del Tercer Mundo (CEESTEM), con sede en México,
existen en las plataformas submarinas reservas probadas de 358 mil millones de
toneladas de manganeso, 43 mil millones de toneladas de aluminio, 14700
millones de toneladas de níquel, 7900 millones de toneladas de cobre, 5200
millones de toneladas de cobalto y 3400 millones de toneladas de molibdeno. Se
informa que en el Océano Pacífico solamente se ha detectado 207 millones de
toneladas de hierro, 10000 millones de toneladas de titanio, 1300 millones de
toneladas de plomo y 800 millones de toneladas de vanadio. Numerosos otros
minerales abundan -se afirma- en los “nódulos polimetálicos” o en yacimientos
consolidados que se encuentra virtualmente en todos los mares del mundo. Hasta
ahora sólo se ha extraído comercialmente del océano el sodio y el cloro, bajo la
forma de cloruro de sodio (sal marina) y el manganeso y el bromo. La explotación
de otros recursos de los fondos marinos, como el carbón en Japón, Canadá y Gran
Bretaña, el azufre, barita y hierro en EE.UU. y el potasio en Gran Bretaña, es hasta
ahora “una extensión en el mar de explotaciones iniciales en tierra”, porque a
grandes profundidades la explotación minera tiene costos prohibitivos, aunque los
avances tecnológicos y los requerimientos estratégicos están impulsando a las
potencias industrializadas a emprender su extracción. Agréguese a lo
anteriormente dicho que la mayoría de los minerales estratégicos están ubicados
en países del Tercer Mundo que, por no recibir precios equitativos de los
consumidores, oponen algunas dificultades a su exportación. (EEUU importó en
1.976 el 98 % del manganeso y del cobalto que necesita, el 71 % del níquel y el 15
% del cobre).
Se ha informado que existen por lo menos seis grandes consorcios
multinacionales interesados en explorar y explotar las riquezas mencionadas;
consorcios que pueden financiar los enormes recursos que la empresa demanda,
por lo que exigen concesiones durante por lo menos 30 años para recuperar las
inversiones, pues de otra manera-arguyen-los bancos se negarán a otorgar
financiamientos y los trabajos “nunca se harán realidad. En esta forma
presionaban a las potencias del Norte a prescindir del marco de una Convención
como la de 1.982 y a los Estados del Sur a “dejar hacer”, porque de lo contrario no
verían nunca ninguna utilidad de esos yacimientos minerales del fondo del mar.
Los consorcios mencionados en el párrafo precedente son estos:
A.- Kennecott Group, fundado en 1974, con empresas de Gran Bretaña, Canadá
y Japón.
B.- Ocean Associates, fundado en 1974, con empresas de EEUU y de Bélgica.
C.- Ocean ManagementInc., fundad en 1975, con empresas de EEUU, Japón,
Canadá y Alemania Federal.
D.- Ocean Minerals Co., fundado en 1977, con empresas de EEUU y de Holanda.
E.- Deep Ocean Mineral Association, fundado en 1974 con 35 compañías de
Japón.
F.- Association Francaise Pour L’etudeet la Recherche de Nodules, fundada en
1974, integrada por cinco grandes compañías de Francia.
V.- LA CONVENCIÓN DE 1982 Y LOS PAÍSES SIN LITORAL.
La convención reconoce a los Estados sin litoral el derecho de acceso al mar y
desde el mar y libertad de tránsito, en su Art. 125, que dispone lo siguientes:
A.- Los Estados sin litoral tendrán el derecho de acceso al mar y desde el mar
para ejercer los derechos que se estipulan en esta Convención, incluidos los
relacionados con la libertad de la alta mar y con el patrimonio común de la
humanidad. Para este fin, los Estados sin litoral gozarán de libertad de
tránsito a través del territorio de los Estados de tránsito por todos los medios
de transporte.
B.- Las condiciones y modalidades para el ejercicio de la libertad de tránsito
serán convenidas entre los Estados sin litoral y los Estados de tránsito
interesados mediante acuerdos bilaterales, subregionales o regionales.
C.- Los Estados de tránsito, en el ejercicio de su plena soberanía sobre su
territorio, tendrán derecho a tomar todas las medidas necesarias para
asegurar que los derechos y facilidades estipulados en esta parte para los
Estados sin litoral, no lesionen en forma alguna sus intereses legítimos.
El derecho reconocido en el párrafo A de este artículo de acceso al mar y desde el
mar… está condicionado y puede ser restringido con la suscripción de un convenio
bilateral con el Estado de tránsito, que puede “tomar todas las medidas
necesarias…” en salvaguaradia de sus intereses legítimos, según rezan los
párrafos B y C. Aquí reside el “vasallaje” a que están sometidos los estados sin
litoral, de que habla el principio enunciado en el Cap. VIII. Bolivia tiene en esto una
amarga experiencia por la forma cómo Chile ha restringido reiteradamente su
derecho al “libre tránsito” reconocido por el Tratado del 20 de octubre de 1.904 y
es previsible que la situación no ha de cambiar, con lo que el “acceso al mar y
desde el mar” y los derechos que conlleva, no pasarán de ser meros enunciados
de la Convención.
Otra desventaja muy seria para los Estados sin litoral, con referencia a los
ribereños, es que éstos se han asegurado una serie de derechos privativos sobre
la Zona Económica Exclusiva de 200 millas y sobre la plataforma continental,
conquistando enormes espacios marítimos, sin recurrir a la violencia. Como lo hizo
notar el comentario de un periódico alemán en 1982, publicado en “Presencia” de
La Paz el 6 de mayo de 1.983, “nunca jamás en la historia se han apropiado
mediante una sola firma tantos Estados territorios aunque no se trate precisamente
de tierra, sino más bien de la superficie y el subsuelo del mar”.
La situación de Bolivia, encerrada entre sus vecinos, sin acceso directo y soberano
al mar y a expensas de la voluntad de aquéllos para transitar hacia el océano, se
subordina todavía más si tenemos en cuenta que no puede usar ni disponer de los
ingentes recursos que el mar encierra en las zonas que, conforme a la Convención
de 1.982, son de provecho exclusivo de los Estados costeros. Lamentablemente,
nuestro país no estuvo representado en la conferencia donde se aprobó la
Convención de 1.982 y no hizo conocer su criterio sobre el particular. Que nosotros
sepamos, tampoco ha habido una declaración posterior de la Cancillería boliviana
en esta materia.

CAPÍTULO X
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

POBLACIÓN Y PODER

En los capítulos precedentes hemos resumido algunos conceptos de geopolítica con


referencia al primer elemento del Estado que es el territorio. En este capítulo
revisaremos los otros dos elementos, población y poder, desde el punto de vista de la
ciencia que nos ocupa.
I.- POBLACIÓN.
Es el conjunto de individuos asentados sobre el territorio de un Estado, donde
ejercen una actividad económica y social bajo protección del elemento poder que
es el orden jurídico constituido por las leyes que se apoyan en la fuerza legítima.
Es decir, que 'hay una relación directa entre los tres elementos del Estado ya
mencionados.
Población no es lo mismo que pueblo: éste es un concepto político y cultural, en
cuanto es titular de los derechos políticos (ciudadanos); mientras que aquélla está
formada por todos los habitantes del Estado, sean o no ciudadanos. Esta es el
género y el pueblo es la especie.
La ciencia política y la geopolítica tienen que ver con materias como el crecimiento
y decrecimiento de la población, inmigración, emigración, explosión y densidad
demográfica, cantidades óptimas, falta de población, Etc., en relación al tamaño
del territorio y de los recursos disponibles. La relación entre la población y el
territorio nos da la densidad demográfica, distinta de la capacidad demográfica que
es la relación entre la población y la aptitud de la sociedad que forma para darle el
sustento que requiere.
Históricamente la población del globo creció muy poco y se mantuvo más o menos
estable durante milenios basta 1.800 d.c., cuando comenzó a crecer
aceleradamente como consecuencia de la revolución industrial, del adelanto de la
medicina y de la industria farmacéutica, que incrementaron la tasa de nacimientos
y paralelamente disminuyeron los índices de morbi-mortalidad.
Tradicionalmente se ha considerado la población abundante como un requisito
indispensable para el dominio del espacio geográfico y la consolidación del Estado
nacional, y esto es así, en términos generales. Sin embargo, hay Estados
superpoblados (China, India, Egipto e Indonesia) que pese a disponer de
inmensos territorios, no han logrado un desarrollo que les permita el dominio

70 - 146
efectivo de sus espacios. En otros casos el exceso de población en territorios
pequeños y relativamente pobres (El Salvador, Bangladesh), causa problemas
muy serios de subsistencia.
Por otra parte, necesario es tener en cuenta que, para que la población sea un
factor positivo de dominio de su espacio, ha de crecer cuantitativa y
cualitativamente, ya que una población numerosa pero analfabeta o semi-
analfabeta, no contribuye en nada al desarrollo de un territorio, sino que por el
contrario constituye un lastre, porque está inmersa en una economía de
subsistencia y no del mercado. Han perdido actualidad, por consiguiente, las
opiniones de algunos demógrafos que asignaban gran valor en sí mismo el
aumento de la población, coincidiendo en esto con algunos pensadores de la Edad
Media como Bodino y Santo Tomas de Aquino, el primero de los cuales decía en
sus “Seis Libro de la República” que "nunca se ha de temer que haya demasiados
individuos, demasiados ciudadanos, puesto que no hay riqueza comparable a los
hombres” y el segundo que, en "El Régimen de los Príncipes” sentenciaba que
"cuanto más poblado está un Estado, más se le juzga potente y glorioso".
El exceso de población en territorios pequeños genera presiones demográficas
que son fuente de innumerables conflictos sociales, de los que se han ocupado los
filósofos políticos desde la antigüedad, como Aristóteles, Platón y Montaigne.
Ulrich Von Hutten escribía en 1.518 que "la guerra es necesaria con el fin de que la
juventud se expatríe y de que la población disminuya"; y Sebastián Franck advertía
en 1.538 que "si la guerra y la muerte no vienen en nuestra ayuda, será menester
abandonar nuestra tierra y deambular de aquí para allá como los bohemios".
Esta preocupación llevó a Thomas Roberto Malthus a publicar en 1.798 su
"Ensayo sobre el Principio de la Población", en el que sostenía que la población
del mundo aumenta en progresión geométrica, mientras que los alimentos lo
hacen en proporción aritmética. Malthus pensaba que cada mujer tenía seis hijos
en promedio, de los que cuatro, a su vez, sé reproducen siguiendo la misma
medida. En esta forma -predecía-, llegaría un día en que la humanidad carecería
de lo indispensable para subsistir.
Se ha relacionado los grandes conflictos sociales y políticos de los siglos XIX y XX
con la explosión demográfica ocurrida en este período. La población de EUROPA
se duplicó de 1.814 a 1.914, y sobrevinieron las revoluciones de 1789, las guerras
napoleónicas, las revoluciones de 1.830.1.848,1.871 y la Gran Guerra de 1.914-
18. Para escritores como Gastón Bouthol. las guerras desempeñan modernamente
el papel de las epidemias en la antigüedad y en la Edad Media, de "relajación
demográfica.
Sin desconocer la carga conflictiva que conlleva una presión demográfica, sobre
todo en los países atrasados, resulta simplista atribuir la génesis de los conflictos
sociales a aquélla solamente. Si así fuera* cómo se explicaría que Estados
superpoblados como China y Holanda sean tradicionalmente muy pacíficos,
mientras que las revoluciones de 1.905 y 1.917 ocurrieron en un Estado con
escasa población, como era entonces Rusia?.
Hemos visto en los capítulos precedentes que los geopolíticos alemanes
atribuyeron importancia especial al dominio del espacio y a la teoría del espacio
vital. Para ellos,ese dominio está asegurado por una población campesina
71 - 146
firmemente arraigada en su territorio, de donde colegían que los países
predominantemente agrícolas eran los primeros, en dominar su espacio, y ponían
como ejemplo a CHINA, que habiendo sufrido largos períodos de dominación
extranjera, sus dominadores no pudieron absorberla, sino que ocurrió lo contrario.
Por lo tanto -decían- una sociedad pierde control sobre su espacio a medida que
se urbaniza y se despoja de su carácter rural.
Con este razonamiento, los geopolíticos alemanes concentraron su atención en la
"reorganización" de Alemania, puesto que la población urbana de ese país crecía
aceleradamente en detrimento de la masa rural. En Octubre de 1933, el gobierno
nazi promulgó la ley de Granjas Hereditarias del Reich, que disponía que todas las
propiedades rurales, hasta cierto tamaño, eran hereditarias, inalienables e
individuales y que el campesino propietario por herencia no podía abandonar su
granja por otro trabajo. La geopolítica y la política agraria -decían- se
complementan.
Si bien es cierto que la población campesina es la más conservadora y se aterra
generalmente a su tierra, en lostiempos que corren se observa un éxodo masivo
de pobladores del campo a la ciudad, en busca de trabajo y de mejores
condiciones de vida, puesto que el sector primario de la economía resulta muy
desatendido en los países atrasados, por falta de recursos, de estímulos y de
técnicas modernas de producción. Por otra parte, las sociedades rurales atrasadas
están reducidas -como se ha dicho- a una economía de subsistencia que no les
permite ocupar efectivamente sus tierras. Además, países altamente
industrializados como EE.UU. con una población campesina inferior al 5% del total,
han dominado su espacio hace tiempo, con el despliegue de tu poderío
económico, político y bélico, mientras que los Estados atrasados, con poblaciones
campesinas que sobrepasan el 50% del total (como es el caso de Bolivia y de
muchos otros países), están lejos de dominar realmente su territorio. La escuela
alemana se equivocó en este enfoque, que no concuerda con las realidades de la
sociedad actual, dominada por el maquinismo y la tecnología que tiende a reducir
la mano de obra campesina y a incrementar la masa de trabajadores urbanos, aun
a costa del desempleo y la sub ocupación.
En resumen podemos decir que, para que la población sea un factor positivo de
ocupación del territorio y éste sea un elemento activo del Estado, es decir un
espacio vivo y no una superficie muerta, se requiere que posea las siguientes
características:
A.- Densidad demográfica suficiente (no excesiva) para dominar
efectivamente el territorio.
B.- Capacidad demográfica, que depende de otras características
interrelacionadas.
C.- Alfabetización y escolaridad óptimas, que eliminen por completo el
analfabetismo.
D.- Instrucción media, superior y técnica que responda a las necesidades del
desarrollo de la sociedad global.
E.- Higiene, salud y previsión social que cubra todos los segmentos de la
población, de suerte que las tasas de morbi-mortalidad se reduzcan en la

72 - 146
mayor medida posible.
F.- Vivienda popular, con los servicios mínimos
requeridos.
G.- Fuentes de trabajo que reduzcan la desocupación al mínimo tolerable para la
población económicamente activa.
II.- PODER.
Es el tercer elemento del Estado, que se ejerce internamente como imperio y
externamente como soberanía. El poder ha sido definido como "la aptitud o
capacidad para imponer decisiones de carácter general que afectan al bien
común". Maurice Hauriou lo define como "una fuerza nacida de la voluntad social
destinada a conducir al grupo en la búsqueda del bien común y capaz, llegado el
caso, de imponer a los miembros la conducta que ella ordena.
Max Weber dice que "es la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de
una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el
fundamento de esa posibilidad".
Duverger hace notar que el poder es distinto al dominio o influencia, ya que estos
últimos responden a situaciones de hecho propias de una relación o interacción
social "El poder es un concepto normativo -aclara-; define la situación de aquel que
tiene derecho a exigir que los demás se plieguen a sus directivas en una relación
social, porque el sistema de normas y valores de la colectividad en que se
desarrolla esta relación establece este derecho y lo atribuye a aquel que lo hace
valer en su beneficio". Más adelante, distingue el poder político de otros poderes
(económico, religioso, familiar, etc.). El primero, es el que se ejerce en la sociedad
globalmente considerada, a diferencia de los poderes que actúan sobre los grupos
particulares. Por sociedad global debemos entender la tribu, la ciudad-estado, los
feudos y señoríos, el estado-nación.
Para Karl Loewenstein. el poder tiene por objeto establecer un equilibrio entre las
diferentes fuerzas pluralistas que compiten dentro de la sociedad estatal y ejerce
"una relación socio-psicológica basada en un recíproco efecto entre los que
detentan el poder y aquellos a los que va dirigido". Por esto, DUVERGERdistingue
poder de poderío: este último es la simple dominación por la fuerza material. No
hay poder -dice- si los que obedecen no creen que es normal, bueno, justo y
legítimo que ellos obedezcan, de donde la noción de legitimidad se apareja con la
fuerza de coacción como ingrediente del poder. Este último aspecto tiene relación
con los conceptos de legalidad y legitimidad del poder.
De lo que llevamos dicho se desprende que hay un fundamento sociológico y otro
político del poder. El fundamento político está dado por La necesidad que nene el
hombre de vivir en sociedad y de organizar su vida bajo ciertas normas que todos
se comprometen a observar, para evitar el caos y la inseguridad, porque
consideran, como dice Düverger, que es normal y bueno obedecer (teoría del
"contrato social"); o porque los dominadores, que siempre detentan el poder, se
imponen con el imperio de la ley que ellos elaboran y con la fuerza que
monopolizan (teoría de la lucha de clases). El fundamento sociológico considera
que el poder, y su correlato la autoridad, tienen raíces biológicas que es fácil
observar entre los animales, de manera que "el poder de un ser sobre otros
establece entre ellos una relación que no puede ser reducida a las formas puras
73 - 146
del contrato, por cuanto enraíza su autoridad en la esencia misma del hecho social
y manifiesta su aspecto imperativo sin intermediarios ni pérdidas de energía. Y así
el poder aparece como impregnado de lo sacro o más bien cual fuente misma de
ello.
Siguiendo esta línea de pensamiento sociológico, Marsall nos recuerda que
"cualquier ser vivo -como toda especie, como la naturaleza viva en general- se
caracteriza no sólo por un instinto de conservación, una "tendencia del ser a
perseverar en el ser", sino también por la "voluntad de poder".
Poder y autoridad: no son la misma cosa. El primero es un concepto de Derecho
Político y de sociología política que se concreta en un elemento esencial del
Estado. La segunda es un concepto político-administrativo que se asienta en la ley
y se representa en una persona natural o jurídica. El hombre investido de un poder
para mandar o decidir tiene autoridad mientras ajuste sus actos y decisiones a la
ley. En el momento en que la autoridad pública o privada se sale de la ley, pierde
su autoridad, deja de ser autoridad. Por esto un magistrado estadounidense decía
que en su país gobiernan las leyes, no los hombres. Lo que no» recuerda lañase
de San Isidoro de Sevilla: ''Serás rey si eres justo, y si no dejarás de serlo".
Desde el punto de vista geopolítico, interesa que el poder del Estado sea fuerte y
que esta fortaleza se manifieste internamente (imperio o jus imperi) y,
externamente (soberanía). Esta fortaleza depende de condiciones jurídicas y
políticas que pasamos a analizar.
El poder que se ejerce en los límites del territorio de un Estado (internamente), es
fuerte cuando se asienta en la legalidad y en la legitimidad. La legalidad es la
fuente del ejercicio del poder, o sea la forma cómo el pueblo, titular de ese poder,
delega su ejercicio (Art. 2 C.P.E.) a representantes legalmente elegidos y
nombrados, conforme a la Constitución y a las leyes. Un gobierno usurpador, de
tacto, de hecho, dictatorial, constituido al margen de la Constitución y de las leyes,
carece de legalidad y de legitimidad y, por consiguiente, es un gobierno feble, con
unpoder débil, aunque se «siente en la fuerza material. La fuerza, como
ingrediente (apoyo) del poder, ha de ser legítima, es decir, ha de basarse en la ley;
de lo contrario, será pura fuerza física, material, inconsistente, expuesta a las
veleidades y apeados de quienes transitoriamente la detentan. Carecerá de la
potencia moral que da solidez a los gobiernos e instituciones.
Aunque parezca una paradoja, el poder será tanto más débil cuanto mayor fuerza
material exhiba, sin el respaldo de la legalidad. ''La debilidad de la fuerza es no
creer sino en sí misma", decía Paúl Valery. y todos sabemos que la auténtica
fortaleza reside en la autoridad moral, cuando podemos "mostrar la fuerza (de
nuestras obras, de nuestras convicciones de nuestro ejemplo) para no haber de
usarla", como aconsejaba Yautey.
La legitimidad es un atributo del poder que, constituido legalmente, se ejerce en
conformidad al orden jurídico nacional, sin sobrepasarlo y sin incurrir en abuso de
poder. Todo exceso de poderes ilegítimo y, en lugar de fortalecerlo, lo debilita. No
basta, pues, que el poder sea legal, sino que debe ser también legítimo. No todo
gobierno legal es legítimo, porque un gobierno formado conforme a ley puede
perder legitimidad por el ejercicio abusivo del poder.
Los conceptos de legalidad y legitimidad se resumen en lo que en Derecho
Constitucional se llama Estado de Derecho, o sea el Estado (gobernantes y
gobernados) sometido al Derecho, al orden jurídico y noa la voluntad arbitraria del
monarca absoluto, del dictador, del gobernante de facto o usurpador. El concepto
de Estado de Derecho ha sido resumido con propiedad y elegancia en las
siguientes líneas de LEÓN DUGÚIT: "Poco importa la noción que se tenga del
Estado...; hay que afirmar enérgica e incansablemente que la actividad del Estado
está limitada en todas sus manifestaciones por un derecho superior a él; que hay
cosas que él no puede hacer y otras que ha de hacer, que esta limitación no se
impone solamente a tal o cual órgano, sino que se impone el Estado mismo...; lo
esencial es comprender y afirmar con una indefectible energía la existencia de
una regla de derecho superior al poder público, que viene a limitarlo, a imponerle
deberes... Una vez constituido el poder político, se sabe, de acuerdo con la noción
más elemental del derecho, que las órdenes de ese poder no son legítimas más
que en el caso de ser conformes a derecho, y que el empleo de la coacción
material por parte del poder no es legítimo más que si está destinado a asegurar
la sanción del Derecho. Nadie tiene derecho a mandar a los otros; ni un
Emperador ni un Rey, ni un parlamento, ni una mayoría popular pueden imponer
su voluntad como tal; sus actos no pueden imponerse a los gobernados más que
en el caso de estar conformes con el derecho".
Con toda la importancia que tienen la legalidad y legitimidad, no bastan por sí
solas para dar fortaleza interna al poder. Este ha de ejercerse en beneficio
tangible, objetivo, de la población, para elevar constantemente su nivel de vida y
su bienestar. Ha habido en Bolivia gobiernos constituidos legalmente que, por
deficiencia y corrupción, han realizado actos ilegítimos con los que se ha inferido
daños incalculables a la nación, que han quedado impunes. No habrá verdadera
fortaleza interna en el poder si éste carece de legalidad y legitimidad y si no se
ejerce en beneficio real, efectivo, de la población.
Para que el poder sea externamente fuerte, se requiere que el Estado afiance su
soberanía en el concierto internacional, como un actor respetable y respetado en
sus relaciones con otros Estados y organismos internacionales. Aunque la
soberanía es un concepto que se ha relativizado mucho desde finales de la II
Guerra Mundial y ya no tiene el carácter absoluto que pretendían darle los
tratadistas e internacionalistas, siendo el símbolo de la personalidad del Estado y
de ser actuación en las relaciones internacionales. Estados tan pequeños como los
establecidos en la Cuenca del CARIBE hace décadas tienen en el marco de las
Cartas de las Naciones Unidas y de la OEA. los mismos derechos y obligaciones
que las grandes potencias, con excepción de la calidad de miembros permanentes
del Consejo de Seguridad reservada a los cinco grandes.
Para que el poder se traduzca externamente ensoberanía efectiva, debe
previamente tener fortaleza interior, como hemos explicado líneas arriba, pues no
se concibe un Estado con personalidad propia en el ámbito exterior si carece de
cohesión interna. De aquí la relación estrecha que hay entre política interna e
internacional, que algunos pretenden desconocer. Debe asimismo el Estado actuar
con seriedad y responsabilidad en sus relaciones con otros actores internacionales
y atender sus propios intereses, compatibilizándolos con los intereses ajenos, para
no provocar conflictos innecesarios. Para esto último, es indispensable una política
exterior eficiente y oportuna que debe ser confiada a una diplomacia profesional,
constituida por especialistas y no por favoritos ni paniaguados.
La fortaleza externa del poder, como la interna, es obra de toda la población y
principalmente de las instituciones públicas; pero hay dos instituciones que juegan
un papel decisivo en aquélla: la diplomacia nacional y las Fuerzas Armadas,
llamadas éstas, como es sabido- a resguardar la seguridad interior y exterior del
Estado.

CAPÍTULO XI
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

PODER NACIONAL E INTERNACIONAL

I.- INGREDIENTES DE PODER NACIONAL.


En el Cap. IV establecimos que la relación entre geopolítica y relaciones
internacionales gira alrededor de los conceptos de Estado y de poder. Enel Cap. X
explicamos el concepto de poder, como elemento del Estado, y su dicotomía en
poder interno (o jus imperii) y externo (soberanía). En este punto dedicaremos
unas líneas a analizar la significación del poder en las relaciones internacionales:
ya que, como lo remarca Morgenthaü, la política internacional implica una lucha
por el poder, y cualesquiera seas los fines últimos de esa política, el poder será
siempre el objetivo inmediato, considerado como 'el control del hombre sobre la
mente y las acciones de otros hombres".
Raymond Aron entiende el poder en relaciones internacionales como "la capacidad
que tiene una unidad política de imponer su voluntad a las demás". O sea que el
poder político no es un valor absoluto en sí mismo, sino en relación a los demás.
Como manifestación de la actuación de los Estados, toda política internacional
implica un choque constante de voluntades, en dos direcciones; una ofensiva v
otra defensiva. De aquí derivan tres modelos básicos de política interna e
internacional clasificados por Morgenthausegún el objetivo que persiguen;
mantener el poder (estar a la defensiva, en statuo-quo); aumentar el poder (pasar
a la ofensiva con todas las acciones que ésta involucra), y demostrar poder. Los
Estados, en general, como organismos vivos, tienden a aumentar su poder para
crecer, cuando poseen la capacidad y la oportunidad de hacerlo, y esto se aplica
sobre todo a las grandes y medianas potencias que desarrollan ese tipo de política
en sus áreas de influencia, mundial, regional o sub-regiones Los pequeños
Estados. que se mantienen siempre a la defensiva, tratan de conservar su poder
relativo, esto es, de mantener el statuo-quo. unos y otros, especialmente los
primeros (grandes y medianas potencias), tratan de demostrar en todo momento
su poder desarrollando una política de prestigio nacional acorde con sus intereses,
que les permite desplazarse en el momento adecuado a la fase ofensiva para
aumentar su poder y crecer
¿Cuáles son los elementos que determinan el poder nacional, cuya importancia se
refleja en las relaciones internacionales?. En el Cap. X adelantamos algunos
criterios sobre este particular, que es de la mayor relevancia en geopolítica. La
mayoría de los autores coinciden en que esos factores son muy numerosos, y
tienen que ver con el territorio, su posición y ubicación, sus recursos naturales, su
desarrollo económico y social; la calidad de la sociedad y del gobierno; la
capacidad de sus fuerzas armadas y de su diplomacia, etc. Resumiendo, puede
decirse que el poder nacional es una combinación de poder militar, poder
económico y cohesión social que favorece el consenso público sobre los objetivos
nacionales. (William Pfapf).
Conviene subrayar algunos de esos factores. El territorio, en primer lugar, ha de
ser lo suficientemente extenso para albergar la variedad de recursos y de
población que el poder nacional requiere. La posibilidad de una guerra nuclear
acrecienta la importancia de la extensión del territorio. "La pérdida de una parte
considerable de territorio nacional sin que se vislumbre perspectivas rápidas de
una reconquista suele disminuir el estado anímico del pueblo conquistado",
observa Morgenthau, y esta observación es pertinente para los bolivianos. En
cuanto a la cantidad de población, se anota que ningún país con escasa población
puede aspirar a ser un protagonista (actor principal, potencia) en el campo de las
relaciones internacionales.
II.- INGREDIENTE CUALITATIVO DEL PODER NACIONAL .
Hasta hace poco se estimaba al poder nacional como la suma de factores
materiales: superficie territorial, población, recursos naturales, su transformación
en bienes de capital, de uso y consumo, desarrollo económico, poderío militar
(armas y efectivos, etc.). Poca importancia se asignaba a factores cualitativos
como la moral nacional, que aparece en los últimos peldaños del cuadro de la Pág.
donde se compara las opiniones de cuatro autores.

CUADRO DE CRITERIOS PARA EVALUAR EL PODER NACIONAL


SEGÚN DIVERSOS AUTORES

SPYKMAN MORGENTHAU STEINMETZ HARTMAN

Superficie del
territorio.
Naturaleza de las Dimensiones del Elemento
Geografía. territorio. geográfico.
fronteras.
Tamaño de la Tamaño de la Población. Elemento
población. población. demográfico.
Existencia o
inexistencia de
materia prima. Recursos
naturales Riqueza Elemento
Desenvolvimiento Capacidad
económico y económico
industrial
tecnológico.
Poder financiero.
Homogeneidad étnica
Grado de integración
social.
Estabilidad política. Instituciones Elemento
políticas organizativo
administrativo
Unidad y
Carácter nacional. cohesión
Moral nacional. nacional.
Moral nacional. Cualidades
morales.
Respeto por las
Cualidades de la potencias
diplomacia. extranjeras y
amistad con ellas
Grado de Cualidades del Elemento
preparación militar. comando. militar.
Hace cuatro siglos, sin embargo, Francis Bacón dijo que "el conocimiento, en sí es
poder", según nos lo recuerda Alvin Toffler al comienzo de su último libro. La tesis
de esta obra es que las fuentes del poder están cambiando de la violencia y la
riqueza en que tradicionalmente se asentaba, al conocimiento, definido "como
imaginación, valores, imágenes y motivación, junto con habilidades técnicas
formales". La tercera revolución industrial, de la que mucho se habla, se basa en
las transformaciones que opera la difusión e internacionalización de las modernas
técnicas del conocimiento, cuyo control "es el punto capital de la lucha mundial por
el poder que se entablará en todas y cada una de las instituciones humanas". Esta
revolución insurgió cuando a partir de los años sesenta el trabajo manual fue
gradualmente suplantado por el trabajo intelectual en las economías avanzadas, y
particularmente en los Estados Unidos de América. Actualmente los servicios en
general absorben el 75% del empleo total y las exportaciones mundiales de
servicios y de propiedad intelectual igualan a las de electrónica y automóviles
juntos, o a las de alimentos y combustibles, juntos también.
Es indudable que la revolución científica y tecnología de las últimas décadas
introduce un factor cualitativo muy importante en la constitución y transformación
del poder, al punto de aseverarse que, en el siglo XXI, el conocimiento será la
materia prima principal. Pero no concordamos con la afirmación de que el
conocimiento desplazará, o está desplazando, a la violencia y a la riqueza como
fuentes del poder. Es difícil imaginar que la violencia sea totalmente eliminada un
día por el conocimiento, ya que si el conocimiento es poder (y sin duda que lo es:),
la lucha por su posesión o monopolio no estará exenta de violencia. Tampoco es
razonable pensar que el conocimiento hará innecesaria a la riqueza como fuente
de poder, porque mientras más alto y sofisticado es el conocimiento, su posesión
está restringida a las élites financieras y culturales que no permiten su difusión y
utilización sino para los fines que les convienen. Es cierto que el estado actual de
las comunicaciones y de los medios masivos de información facilita el acceso de la
población a una extensa gama de conocimientos, como no se podía sospechar
hace solamente unas décadas. Pero en los hechos, son una ínfima, minoría
quienes participan en la red internacional de investigaciones, y una mayoría no
tiene acceso aun a las fuentes originales de ese conocimiento, ni siquiera a
programas y publicaciones especializados que, o no tienen difusión general, o son
caros. De consiguiente, no es cierto que "la verdadera característica revolucionaria
del conocimiento es que también el débil y el pobre pueden adquirirlo.
En su obra citada, Toffler afirma que "hay un límite a la cantidad de fuerza que
podemos utilizar antes de que destruyamos aquello que deseamos capturar o
defender". Sin embargo, la historia de la humanidad demuestra que ésta ha
avanzado destruyendo gran parte de su propia obra. Como el Ave Fénix, la
humanidad ha resurgido de sus cenizas. El siglo XX es testigo de un progreso
científico y tecnológico sin precedentes, a pesar de las dos guerras mundiales, o
más bien como consecuencia de ellas. O sea que no hay límite para la cantidad de
fuerza que el ser humano puede emplear en favor de sus designios, menos
todavía ahora cuando hay almacenada una aterradora capacidad de armamento
nuclear cuya potencia destructiva ha mantenido la paz global durante el segundo
medio siglo XX. Tampoco es cierto, como cree Toffler, que "el dinero no
puede comprarlo todo". Desde las épocas más remotas de la humanidad, a través
del trueque y de toda clase de transacciones, el interés económico ha determinado
la conducta y el destino de los hombres y de esta regla no escapan grandes
ni chicos, ricos ni pobres, nobles ni plebeyos. En consecuencia, no es probable
que la fuerza y la riqueza desaparezcan totalmente en la alquimia del poder.
El mismo Toffler nos informa que en el estudio sobre "Las necesidades de
espionaje en el Decenio de 1.990", elaborado por expertos estadounidenses, se
estima que los países menos desarrollados seguirán comprando armas modernas
porque, a medida que disminuye su poder económico, se ven enfrentados a
mayores problemas políticos y sociales. Agrega que la mayor escasez que
confrontarán esos países será la del conocimiento utilizable con fines económicos,
lo que confirma nuestra aserción de que el conocimiento científico y tecnológico de
alta categoría es una mercancía cara, como todos los productos escasos y de ateo
valor. En consecuencia, como el conocimiento que da poder se adquiere con
dinero y proporciona fuerza a quien lo tiene, no es previsible que la violencia y la
riqueza desaparezcan como ingredientes del poder.
III.- EL INTERÉS NACIONAL.
Suele decirse que los Estados buscan el poder o tratan de ser poderosos
acicateados por el interés nacional que guía los pasos de su política exterior. Pero,
como se define el interés nacional? No es una tarea sencilla. Charles A. Beard dijo
en un libro publicado en 1.934, The Idea of National Interest" (citado por Mostré
VIVES), que esta idea surgió en la Italia del siglo XVI como "voluntad del príncipe"
en unos casos, "intereses dinásticos" o "razón de Estado" en otros. Con la
aparición del Estado-nación más tarde, esas ideas se transformaron en "lo
nacional", la "voluntad general", el interés público, etc.
Manfred Wilhelmy entiende el interés nacional como el interés vital que es
fundamental "para consolidar mejor o preservar la posición (del Estado) como
actor en el Sistema internacional”. Asigna a estos intereses las siguien
tes características; son imperativos (forzosos); superiores, porque le sobreponen a
los intereses particulares: de largo plazo pues aunque se los considera
permanentes, cambian debido a las grandes transformaciones en el
sistema político internacional, en el ámbito político interno en la cultura política.
Tal el caso, por ejemplo, de los cambios ocurridos en la URSS., en Europa del
Este y en el mundo desde 1.989, que pusieron fin acuatro décadas de guerra fría;
acontecimientos que dieron otro sentido a los intereses nacionales de los países
ex-socialistas. Los intereses nacionales son, por lo que se ha dicho, irrenunciables.
Puesto que la política exterior de un Estado se define, sobre todo en base al
interés nacional, es lógico que éstecoincida con su interés internacional, es decir,
con lo que conviene al Estado en sus relaciones con otros Estados y actores
internacionales. Por ejemplo, los actores principales tratan de imponer sus valores
políticos, económicos y culturales en la comunidad internacional o en sus áreas de
influencia, como ocurre con EE.UU., Francia, Alemania, España, Japón y otros, y
ocurría con la URSS.
Coincidiendo con los criterios expuestos, Tomasini piensa que "... el concepto de
interés nacional ejerce una influencia reduccionista en virtud de la cual todos los
demás intereses de una nación se subordinan en última instancia a unos cuantos
intereses irreductibles que no son sino una visión nacional de la trilogía individual
"vida, libertad y propiedad”, a saber la supervivencia física de la nación, la libertad
de sus ciudadanos y su subsistencia económica". Más adelante agrega que: "... lo
más probable es que el interés nacional sea definido de acuerdo con los intereses
del grupo gobernante o que incluso aquellos a quienes en un momento
corresponde tomar las decisiones hagan depender esta definición de sus propios
valores...".
Se ve, pues, que este concepto varía según los tiempos y las circunstancias, pues,
como lo observa el mismo Tomasini:
"Uno de los componentes de la visión actual de las relaciones internacionales
radica en la percepción de la complejidad del mundo moderno, del avance del
proceso de transnacionalización, de la interdependencia cada vez mayor entre las
distintas sociedades nacionales, el creciente entrelazamiento entre los aspectos
políticos, económicos y tecnológicos que presentan esas relaciones y de la
progresiva sectorialización y tecnificación de la política exterior. En efecto, a las
tradicionales cuestiones geopolíticas, estratégicas y militares que monopolizaban
la definición del interés nacional en el pasado comienzan a apegarse nuevos
temas de interés vital para las relaciones entre los Estados, como las relaciones
económicas y comerciales, la competencia industrial y tecnológica, sus
vinculaciones financieras, la energía, el medio ambiente, el terrorismo, el
narcotráfico y los nexos raciales, ideológicos y religiosos entre las distintas
sociedades nacionales".
IV.- DIPLOMACIA Y ESTRATEGIA.
Hemos dicho que hay dos instituciones públicas llamadas a jugar un papel de
primer orden en el desarrollo del poder externo del Estado: la diplomacia y las
Fuerzas Armadas. Al dedicar este capítulo al poder nacional e internacional, nos
corresponde subrayar la importancia de la diplomacia y de la estrategia en ese
campo, cuyas actividades se apoyan y se complementan, subordinándose a la
política exterior, es decir, a quienes conciben y ejecutan la actuación del Estado en
sus relaciones con otros actores".
La diplomacia se define de diversas maneras: "Es el manejo de las relaciones
internacionales mediante la negociación; el método merced al cual se ajustan y
manejan estas relaciones..." "La diplomacia es el conjunto de interacciones
internacionales de carácter pacífico, conducidas por agentes oficiales de tos
Estados y de organizaciones ínter-gubernamentales". Es el ajuste de las
diferencias a través de la negociación". Nosotros decimos que es el medio de que
se vale la política exterior para alcanzar sus objetivos”.
El concepto de diplomacia proviene de diploma, voz que en griego era una hoja de
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papel doblada en dos, como se hacía entonces con los documentos oficiales. Por
esto en 1784 el inglés Thomas Astte dijo que la diplomacia era "la ciencia o el
conocimiento que nos capacita para formarnos un juicio personal sobre la época y
autenticidad de manuscritos, mapas, registros y otros monumentos de la
antigüedad". La diplomacia con caracteres modernos aparece en las ciudades-
Estado de Italia. Venecia era un centro comercial muy activo que mantenía
contactos con el mundo que le rodeaba a través de mercaderes y del primer
servicio diplomático organizado. Hasta la primera guerra mundial esta actividad se
desenvolvía entre el protocolo de las cortes y el secreto de las cancillerías. Un
buen diplomático debía ser cortesano y prudente a la vez. Sus palabras eran
dichas para ocultar sus pensamientos, según la máxima en aplicación. La
evolución de los hechos y el advenimiento de una sociedad de masas después de
la Primera Guerra Mundial impusieron una diplomacia abierta y profesional, lo que
se hizo todavía más necesario después de la Segunda Guerra Mundial, con la
eclosión de nuevos Estados en África y Asia como resultado del proceso de
descolonización.
La aparición de nuevos actores en la escena internacional durante las últimas
décadas, como son los organismos multilaterales internacionales, las
organizaciones transnacionales y no gubernamentales, exige una diplomacia
dinámica, sectorial y cooperativa que pueda adecuar los intereses nacionales al
ritmo cambiante de los acontecimientos. "La tarea central de la diplomacia ha
dejado de concentrarse en la solución de los conflictos y en la administración del
orden para referirse cada vez más al análisis, la previsión y el manejo del cambio,
respondiendo así a la arraigada convicción social de que es necesario tener un
mínimo de orden en medio de un cambio constante".
La especificidad de los asuntos que forman parte de la agenda internacional
contemporánea (económicos, sociales, científicos, tecnológicos, humanitarios,
ecológicos, etc.), determina que el diplomático generalista sea una reliquia del
pasado o que esté asistido por diplomáticos especialistas en distintas materias.
Por esta razón la política exterior no es más un privilegio de las cancillerías, sino
que en su concepción y ejecución participan especialistas de otros ministerios,
reparticiones públicas, organismos empresariales y laborales, etc.
En un marco general, la diplomacia se desplaza en tres grandes áreas; la
representación del Estado y de la sociedad nacional, que incluye la defensa y
promoción de sus intereses; la información en dos sentidos: para el conocimiento
del país extranjero y para el conocimiento de los otros países en el propio, lo cual
requiere establecer y mantener canales adecuados por los cuales circule un flujo
constante de comunicaciones; y la negociación sobre materias que forman la
urdimbre de las relaciones internacionales.
Raymond Aron dice que la diplomada puede ser definida como el arte de
convencer sin usar la fuerza, y la estrategia como él arte de vencer de un modo
más directo. En tiempos de paz la política se vale de medios diplomáticos sin
excluir el recurso a las armas, por lo menos a guisa de amenaza. Durante la
guerra la política no puede prescindir de la diplomacia que sigue manejando las
relaciones con los aliados y con los neutrales, y en determinados momentos, con
el enemigo, puesto que imponerse es también convencer -como razona ARON-,
porque una demostración de fuerza puede hacer que el adversario retroceda en su
posición. Quien tiene superioridad de armamento en tiempo de paz convence a
sus aliados, rivales y adversarios* sin haber de recurrir a las armas.
Mortenthau destaca también la importancia de la diplomada en estas palabras
suyas: "Por más inestable que resulte, entre todos los factores que conforman el
poder de una nación sobresale la calidad de la diplomacia. Todos los otros factores
que determinan el poder nacional son, por así decirlo, la materia prima sobre la
que se modela el poder de una nación. La calidad de la diplomacia de una nación
combina estos factores diferentes en un conjunto integral, les da dirección y peso y
despierta sus latentes potencialidades, dándoles el aliento de un poder real... La
diplomacia es el arte de combinar los distintos elementos del poder Nacional para
que rindan el máximo efecto sobre aquellos puntos de la escena internacional que
más directamente conciernen al interés nacional. Se puede decir que la diplomacia
es el cerebro del poder nacional, así como la moral nacional es su alma". Más
adelante se pregunta: Qué habría sido del poder de Francia sin la habilidad de
Richelieü. Mazarin y Talleyrand? Qué habría sido del poder alemán sin Bismarck?
Del italiano sin Cavour? Cuánto debe el poder de la joven república
norteamericana a un Franklin, a un Jefferson a un Madison... a sus embajadores y
a sus secretarios de Estado"?.
Según Morgenthau el trabajo de la diplomacia se orienta en cuatro direcciones: a)
debe determinar sus objetivos a la luz del poder real y potencialmente disponible
para alcanzar tales metas. Esto es de la mayor relevancia, porque si los objetivos
son ilusorios,, irreales o inalcanzables en determinadas circunstancias, se corre el
riesgo de incurrir en fiascos o fracasos diplomáticos o lo que es peor, de provocar
conflictos imprevistos: b) debe evaluar los objetivos de otras naciones y su poder
real y potencialmente disponible para alcanzar sus metas. Este punto guarda
directa relación con el anterior, ya que una incorrecta evaluación de las metas y del
poder de otros actores conlleva riesgos similares a los ya señalados: c) debe
determinar hasta qué punto estos objetivos diferentes son compatibles entre sí; y
d) debe emplear los medios apropiados para b consecución de sus objetivos.
Sobre la estrategia nos hemos ocupado especialmente en el Cap. III. Nos
corresponde decir aquí que la estrategia complementa estrechamente las tareas
de la diplomacia al punto de que es inconcebible ésta sin aquella. En efecto, la
diplomacia en sí tiene un componente estratégico que define los escenarios,
medios y oportunidades en que ha de actuar para alcanzar los objetivos de la
política exterior. En otras palabras sin una planificación estratégica la diplomada
quedaría paralizada o tendría que aventurarse en terreno desconocido y. por lo
mismo, riesgoso. La estrategia diplomática involucra, por supuesto, las acciones
tácticas y logísticas indispensables en dicha disciplina.
La diplomacia es también asistida, desde afuera, por la estrategia militar, ofensiva
y defensiva, que trabaja (o debe trabajar) sin interrupción en el ámbito castrense,
en tiempos de guerra como de paz. La estrategia militar provee a la diplomacia
información permanente y oportuna cubre las líneas de contacto que deben recibir
atención de la política exterior. Le mantiene informada asimismo sobre las
proyecciones y desplazamientos estratégicos de loe países vecinos y otros
respecto a los cuales haya que diseñar una política exterior. Le proporciona, en fin,
los cuadros macro-estratégicos globales y regionales necesarios para su cometido.
V.- POTENCIAS, SUPERPOTENCIAS Y ESTADOS DÉBILES.
La comunidad jurídica internacional se basa en la igualdad de derechos y deberes
de los Estados (Arts. 2 y 9 de las Cartas de la ONU. y de la OEA,
respectivamente). La Carta de la OEA. esmás explícita y contiene las siguientes
disposiciones:
Artículo 9.
"Los Estados son jurídicamente iguales, disfrutan de iguales derechos e igual
capacidad para ejercerlos, y tienen iguales deberes. Los derechos de cada uno no
dependen del poder de que disponga para asegurar su ejercicio, sino del simple
hecho de su existencia como persona de derecho internacional.
Artículo 10.
Todo estado Americano tiene el deber de respetar los derechos que disfrutan los
demás Estados de acuerdo con el derecho internacional.
Artículo 11.
Los derechos fundamentales de los Estados no son susceptibles de menoscabo
en forma alguna".
Esto, que parece tan evidente a la luz del Derecho Internacional Público y de las
Cartas mencionadas no condice precisamente con la realidad, ya que, como
ocurre en el orden individual, los Estados poderosos suelen arrogarse facultades
que no poseen o desconocen derechos de los Estados débiles. Por esta razón
dice Mestre Vives, parafraseando a Orwell, que "en realidad de las relaciones
internacionales unos Estados son más iguales que otros". y Treitschke advierte
que "si la soberanía auténtica se define por el derecho efectivo del recurso a las
armas, sólo es auténticamente soberano el Estado poderoso".
Se observa, pues, que el poder nacional se traduce en poder internacional,
desplegando en este campo una influencia favorable a sus intereses y perjudicial a
los intereses de los Estados menos poderosos. Si es cierto que “el Derecho
Internacional ha evolucionado mucho desde las primeras obras de Vitoria y de
Grocio y que las Naciones Unidas son un avance innegable con referencia a la
Sociedad de las Naciones, no es posible desconocer e! papel que en las
relaciones internacionales juegan los intereses y los poderes nacionales.
Esta desigual condición de los Estados por motivo de su poder determina la
existencia de una "jerarquía" que los clasifica en superpotencias, grandes
potencias, potencias medianas, pequeños Estados y mini-Estados. Las dos últimas
categorías son, por supuesto, las más desfavorecidas en sus relaciones con las
otras, pues como lo anota David Vital (citado por Mostré Vives), "un Estado
pequeño resulta más vulnerable a la presión, menos resistente a la tensión, más
limitado a las opciones políticas y está sometido a una vinculación más estrecha
entre los asuntos nacionales y los exteriores o externos". Entre los Estados débiles
hay diferencias según su ubicación: los que están en la periferie del sistema
internacional, o de su propio sub-sistema, están en mejor posición que los del
centro, es decir, los que se hallan entre o en el camino de las grandes potencias,
como Bélgica, Checoslovaquia, Polonia y Hungría, que han sido víctimas de su
posición geográfica central, que está en el camino de potencias mayores. En
cambio "se hace notar a Irlanda, Suecia, Portugal, Chile y Nueva Zelanda no han
sido presas de conquistas durante mucho tiempo. Algunos Estados débiles tienen
importancia estratégica de primer orden para grandes potencias, como Finlandia
para laURSS.; Checoslovaquia para Alemania; Turquía. por su control del Bósforo;
Egipto y Panamá por los canales de Suez y de Panamá; Dinamarca, sobre la
entrada al mar Báltico; Bélgica, para entrar en Francia. Estos países sufren presión
fronteriza de Estados más grandes, cómo le ocurre también a Bolivia.
''Un Estado pequeño es un vacío en una área de alta presión -dice Nicolás J.
Spykman-, No vive por su fuerza, sino porque a nadie le interesa su territorio, o
porque interesa a un Estado más fuerte su preservación como un estado-colchón
(Buffer-State) o como un peso en la balanza del poder. Cuando desaparece el
equilibrio, usualmente desaparece también el pequeño Estado". Los Estados
pequeños deben su supervivencia a la neutralización mutua de Estados mayores
que presionan en direcciones diferentes, pero se detienen ante la presencia de los
otros. "Luego, el Estado débil lleva una existencia negativa, más que positiva". Los
Estados débiles de la periferia están al margen de las circunstancias anotadas
para los del centro, lo que explica que Suecia, Noruega, Chile y Cuba, por ejemplo,
estén relativamente libres de invasiones extranjeras. Los países escandinavos,
además de encontrarse en el extremo Norte lejos de las rutas estratégicas de las
grandes potencias, tienen una topografía montañosa accidentada sobre mares
congelados que les sirven de defensas naturales. Chile, entre los Andes y el mar,
es casi una isla inexpugnable. Si Cuba no fuera una isla, le habría sido difícil tomar
el rumbo socialista en las barbas del Tío Sam.
CAPÍTULO XII
GEOPOLÍTICA DEL ESTADO

DE LA SEGURIDAD NACIONAL A LA SEGURIDAD COLECTIVA

La seguridad es un requisito básico para la vida de los individuos y de los pueblos. Es


un impulso del instinto de conservación que guía nuestros actos y pensamientos. En
todo momento tratamos de asegurar nuestra subsistencia a través de un conjunto de
valores elementales, unos, como la alimentación, el abrigo, la salud, la vivienda, etc..y
superiores otros, como la educación, la cultura, la distinción, los hono res, etc. Lo
primero que hace el ser humano es buscar protección en el regazo materno. Las
sociedades primitivas buscan seguridad en el mando del más fuerte y en la solidaridad
de sus componentes.
Se habla mucho de seguridad pública v privada, y se cree que el vocablo ha significado
siempre Io mismo: pero la verdad es que, como lo hace notar Rificin, la noción que
envuelve varía según las culturas y los tiempos. El hombre de la Edad Media cifraba su
seguridad económica en la tierra y su seguridad emocional en el "cielo", en la religión,
en la divinidad. Esta noción cambió con la transición de la economía feudal hacia la
presencia del mercado, la producción, el comercio y la moneda, y posteriormente de la
tecnología. "La obsesión por el dinero, las máquinas y la autonomía engendró un nuevo
pensamiento acerca del hombre y de la naturaleza, más a tono con las preocupaciones
utilitarias de una cultura comercial". La búsqueda de la salvación eterna cedió el paso a
la fe en el progreso tecnológico y en la fortuna material. Sin embargo, son pocos los
que pueden alcanzar esta seguridad en un mundo donde los pobres, enfermos e
ignorantes aumentan cada día y donde se incrementa la violencia, el crimen, el vicio y
el terror. Es probable que los que amasan fortunas se sientan más inseguros que los
desheredados, pues se recluyen en sus residencias-fortalezas y andan escoltados por
escuadrones de seguridad, lo que estos últimos no tienen necesidad ni posibilidad de
hacer. Como alguien dijo, la humanidad se divide ahora entre quienes tienen hambre y
los que tienen miedo.
I.- LA SEGURIDAD NACIONAL.
De lo expuesto en el Cap. XI, se colige que los Estados tratan de acumular poder
para servir lo que estiman sus intereses nacionales.
La protección y ampliación de estos intereses constituye el meollo de la seguridad
nacional, tal como se la ha entendido tradicionalmente. Esta seguridad, por tanto,
engloba todos los aspectos de la vida nacional: supervivencia colectiva,
independencia e integridad territorial, preservación de los valores materiales,
morales y culturales que identifican a la Nación, etc.
Arnold Wolfers dice que la seguridad "apunta a cierto grado de protección de
valores ya adquiridos". Pero esta apreciación es parcial, porque en la búsqueda
permanente de su seguridad los Estados no se conforman con los valores
adquiridos, sino qué tratan de incrementarlos y de adquirir otros, sea en territorio,
recursos naturales, beneficios comerciales, etc. Walter Lippniann pensaba que
"una nación es segura mientras no está en peligro de sacrificar sus valores
esenciales para evitar la guerra, y es capaz cuando sea amenazada, de
preservarlos en la guerra".
Antes de la I Guerra Mundial, dice Alfred Vagts, el objetivo supremo de los
gobiernos era la seguridad nacional, entendida como el bienestar doméstico y la
consecución de sus intereses nacionales en el exterior. Esta visión se basa en el
poder militar, pues, como pensaban algunos en Alemania, "no hay gastos más
productivos que los que se hacen en el Ejército", ya que el desarme no se negocia,
lo imponen los más fuertes”, otros razonaban que un ejército vale no por lo que
produce, sino por la protección que da a la producción, "si una Nación no apoya a
su ejército - decían- será obligada a apoyar al ejército enemigo”. Con estos
criterios, nointeresaba a los militares -dice Vagts - cómo debía distribuirse la
riqueza, ni cómo impartir la educación, ni cómo organizar las industrias. Ellos
hablaban sólo de la "seguridad nacional" en términos de poderío militar.
Pero esta situación no concluyó con la I Guerra Mundial, como parece indicarlo
Vagts, cuyo libro fue originalmente publicado dos años antes de la II Guerra
Mundial. En efecto, esta contienda se desencadenó porque el nazismo convirtió a
Alemania en una sociedad más militarizada de lo que había sido la Prusia de
Federico el Grande y de Bismarck y el Imperio de Guillermo II. El advenimiento de
la guerra fría después de la II Guerra Mundial condujo a una carrera armamentista
desenfrenada entre las dos superpotencias que salieron victoriosas en 1.945,
armamentismo aI que no han sido ajenas las potencias menores y las naciones
subdesarrolladas. E| armamentismo es un torbellino que se retroalimenta sin cesar
y que arrastra en su vórtice a los satélites de los protagonistas. Así, pues, aunque
la guerra fría no degeneró en otro conflicto mundial, estuvo plagada por más de 13
guerras locales y regionales que hubiese paz ni un solo día sobre la faz de Ia
tierra. Esa carrera armamentista determinó, después de cuarenta años, el colapso
del socialismo soviético y de sus satélites, y la declinación económica y
tecnológica (aunque no militar) de los EE.UU.
Refiriéndose a ese período, el Senador J. William Fullbrigt decía en 1969: "Nuestro
país puede convertirse en un Estado de seguridad nacional. Desde la II Guerra
Mundial hemos gastado más de un trillón de dólares, o dos tercios de los gastos
totales del gobierno federal, en armas y en fuerzas armadas. Actualmente cerca
del 80% de las apropiaciones federales van a la defensa.... A pesar de estos
enormes gastos y del aparato de seguridad que domina nuestra vida nacional, los
estadounidenses se sienten menos seguros que antes". Estas palabras coinciden
con la observación formulada por Kissinger sobre que "sólo la seguridad absoluta
-la neutralización del oponente- se considera garantía suficiente, y por ello el
deseo de una potencia de seguridad absoluta significa inseguridad absoluta para
las otras potencias". Deutsch dijo lo mismo en otras palabras: "El sentimiento de
inseguridad de una nación se va expandiendo en relación directa con su poder.
Cuanto más grande y poderosa es una nación, tanto mis aumentan los niveles de
aspiración en política internacional, de sus líderes, élites e incluso de su
población". Esta obsesión persistió hasta 1990, y la campaña para la elección
presidencial del otoño de 1980 (septiembre y octubre) ente los candidatos J. Cárter
y R. Reagan, giró en torno a la defensa del país. National Security Act. (1947)
estableció un gigantesco aparato de seguridad nacional a través de organismos
como la CÍA., la Agencia Nacional de Seguridad, la Agencia para el Desarrollo
Internacional (AID) y la Comisión de Energía Atómica.
En América Latina la "doctrina de la seguridad nacional se tradujo, durante gran
parte de la guerra fría. en la lucha sin cuartel que libraban dictaduras civiles y
militares contra "el enemigo interno", los comunistas y organizaciones de izquierda
radical que para los Estados Unidos de América y otros gobiernos de la región
eran "Quinta columnas" de la Unión Soviética. Para mantener esta lucha el
Departamento de Estado y el Pentágono prestaban asistencia económica y militar
a sus aliados de la región. Esta "doctrina" fue muy criticada por los sectores
combatidos, así como por liberales e intelectuales que veían en la misma un
servicio a la potencia hegemónica, en perjuicio de los pueblos latinoamericanos,
cuyos verdaderos problemas (pobreza, enfermedades. analfabetismo, etc.), lejos
de ser resueltos, se agudizaban con el enfrentamiento interno de grandes
segmentos de la población. Se decía que. "en algunos países, los propios mili tares
han pasado a ser una amenaza para la seguridad de su propia nación, cuando han
intervenido en la política interna y en la administración de los asuntos públicos".
II.- LA SEGURIDAD COMÚN.
Hace tiempo que el concepto excluyente de seguridad nacional.entendido contra o
en desmedro de la seguridad de otros, ha sido superado por el concepto de
seguridad colectiva o seguridad común, según el cual los Estados deben encontrar
formas de cooperación que les permitan satisfacer sus intereses nacionales sin
herir ni obstruir los intereses de otras naciones. Es probable que este criterio no
sea compartido por quienes tienen designios hegemónicos o belicistas; pero es
bueno recordar a éstos que desde la primera post-guerra mundial, el orden jurídico
internacional está basado en los principios de cooperación, seguridad y
mantenimiento de la paz por parte de todos los Estados. En efecto, el Pacto de la
Sociedad de las Naciones, la Carta de San Francisco, la de la OEA., etc.,
proclaman esos principios de manera solemne e invariable. (Véanse el Art. 16 del
Pacto de la Sociedad de las Naciones, el preámbulo y los arts. 1 y 2 de la Carta de
las Naciones Unidas, así como el preámbulo y los art 1.4,5,19.24 y 25 de la Carta
de la OEA.).
Uno de los precursores de estos principios fue el Presidente Woodrow Wilson.
quien en 1917 sentencio que "no debe haber un equilibrio de poder, sino una
comunidad. De poderes. En efecto, el equilibrio de poder supone la existencia de
varios poderes controlándose y vigilándose unos a otros, de suerte que cuando
uno de ellos se extralimita en sus controles se rompe el equilibrio y, por tanto,
zozobra la seguridad común. Una "comunidad de poder" supone, en cambio, un
poder alimentado y compartido por todos en beneficio colectivo. En 1918, en su
programa de paz de Catorce Puntos, Wilson afirmó que la garantía de la
independencia política para grandes y pequeños Estados será posible solamente
en una asociación general de naciones. Esta fue la semilla de la Sociedad de
Naciones y de las Naciones Unidas.
Resulta claro, entonces, que este concepto de la seguridad colectiva excede el
marco puramente militar en que se basaba la "seguridad nacional", la paz armada,
o la disuasión por el terror. Como decía Vladimir F. Petrovsky, Jefe del
Departamento de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Asuntos
Exteriores de la URSS., en 1986: "EN Las condiciones actuales lo único que puede
aportar la creencia de que la segundad reside en una acumulación de armas es la
seguridad nula para todo el mundo, es decir, el total auto-aniquilamiento". Winston
Churchil, con su humor cáustico característico, dijo en la Cámara de los Comunes
el 1ro. de marzo de 1955: "Es muy posible que a través de un proceso de sublime
ironía hayamos alcanzado una etapa de nuestra historia en la que la seguridad sea
el hijo robusto del terror y la supervivencia el hermano gemelo de la destrucción
total".
La seguridad colectiva abarca todos los elementos que forman parte de la dignidad
del ser humano y dan sentido a la vida en sociedad: economía, salud, educación,
bienestar social, paz ecología, etc. No podrá prescindir de los dispositivos de
defensa interior y exterior; pero éstos no ocuparán el primer lugar en los gastos ni
en las prioridades nacionales. Estos elementos deben darse en cada país para
que la proyección de todos ellos en el ámbito exterior produzca la seguridad
colectiva en cuya preservación tendrán todos interés. Resalta, por consiguiente,
que el primer eslabón de dicha seguridad está en la política interior de los Estados,
que se concatena con tos otros eslabones nacionales, y que es la base de la
seguridad común. Los Estados de la Comunidad Internacional tendrán interés en
que cada uno de ellos provea a su propia seguridad común, y le ayudarán a
hacerlo porque así contribuirán a construir la suya propia.
En concordancia con el concepto anteriormente explicado, el Informe de la
Comisión Independiente sobre Cuestiones de Desarme y Seguridad, llamada
Comisión Palme en honor del difunto Primer Ministro sueco Olof Palme, asignó al
concepto de seguridad común los tres caracteres que siguen: 1ro.) Las políticas
apocadas por los Estados-naciones deben favorecer los intereses de todos los
Estados; 2do.) las .políticas se deben emprender conjuntamente, de ser esto
posible, por todas las partes interesadas; 3ro.) dar preferencia a las actividades
que promuevan la cooperación ("Comroon Security: A & for Disarmament",
London, Pan Books 1.982").
III.- SEGURIDAD Y DESARROLLO.
La segundad coman es, pues, inseparable del desarrollo, entendido éste como "un
proceso de transformaciones sociales y económicas que aumentan la renta per-
capita y mejoran la calidad de vida del mayor número posible de personas en una
sociedad'. Lamentablemente, el desarrollo no ocurre por generación espontánea,
sino que depende de una serie de factores domésticos e internacionales que
pocas veces se dan: políticas apropiadas, eficiencia administrativa, honradez en el
manejo de los asuntos públicos, cooperación internacional, precios equitativos
para las materias primas, eliminación de barreras y de tasas proteccionistas, etc.
La corrupción es un mal tan extendido que, sobre todo en los países
subdesarrollados dilapida y desvía recursos destinados a satisfacer necesidades
elementales.
La eficiencia administrativa es una especie cada vez más rara en el mundo
subdesarrollado por la corrupción prevaleciente que relega a los mejores
administradores en beneficio de los favoritos. La cooperación internacional es un
mito y está siempre condicionada de una u otra forma. La Naciones Unidas han
recomendado que los países industrializados destinen el 1% de su P.N.B. a dicha
cooperación; pero esta meta no se ha cumplido nunca y en 1968 esos fondos
apenas llegaron en promedio al 0,36% del P.N.B. Los precios de las materias
primas descienden continuamente y aumentan los de las manufacturas de los
países industrializados, deteriorando progresivamente la relación entre los
términos del intercambio. Las restricciones en el comercio y el proteccionismo
reducen las exportaciones de los países del Sur. Esta realidad determina que la
brecha económica que separa al Norte del Sur se ensanche cada día más, al
extremo de que hace dos siglos esa diferencia era de 2 a 1, en términos per-cápita
y ahora es de 40 a 1.
IV.- SEGURIDAD Y DESARME.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó, en su primer "período
extraordinario de sesiones dedicado al Desarme (1.978). el principio de que el
mismo es indispensable para la seguridad mundial, En 1.959, la misma Asamblea
General aprobó por unanimidad una resolución pidiendo el desarme general y
completo bajo un control internacional eficaz.
La carrera armamentista: que durante la guerra fría llegó a consumir más de un mil
millones de dólares por año atenta contra la seguridad individual y colectiva de los
Estados y de sus poblaciones de dos maneras: dilapidando cuantiosos recursos
que deberían destinarse a sacar de la pobreza crítica a miles de millones de
personas; e incubando la violencia en un mundo que dispone de armamentos en
exceso, pero que carece de alimentos, de educación, de salud y de vivienda. Los
detentadores del poder viven armados para sojuzgar a los desposeídos, sean
éstos pueblos o naciones. Los últimos, a su vez, recurren a la violencia guerrillera
o terrorista para defender sus derechos, trabándose así el circulo vicioso que va de
la violencia estructural a la violencia institucionalizada y de ésta a la violencia
revolucionaria.. El Presidente Eisenhower, que era militar de profesión, pero que
no olvidaba sus responsabilidades de hombre de Estado y humanista, dijo que
“toda arma de fuego que se fabrica, todo buque de guerra que se bota al agua,
todo cohete que se lanza, significa, en final de cuentas, un robo cometido contra
los que tienen hambre y no son alimentados, contra los que tienen frío y no tienen
qué ponerse".
VIadimir F. Petrovsky, citado anteriormente, opina que un sistema de seguridad en
términos militares debe basarse en la renuncia de las potencias nucleares a la
guerra, ya sea nuclear o convencional; la prevención de una carrera de
armamentos en el espacio; la reducción de todas las pruebas de armas nucleares
y su eliminación total hasta fines del siglo; la prohibición y destrucción de las
armas químicas y el compromiso de no producir otros medios de destrucción en
masa. Agrega que un sistema global de seguridad internacional debe atender al
"establecimiento de un nuevo orden económico mundial que garantice una igual
seguridad económica para todos los Estados". Esta posición del funcionario
soviético coincide con las ideas del autor de la Perestroika, quien desde su
asunción al mando supremo en la URSS., en 1.985, habló un lenguaje diferente al
de sus predecesores de la guerra fría, propugnando la seguridad común en vez de
la seguridad nacional. El XXVI Congreso del PCÜS. cambió el rumbo en esa
dirección y recomendó reemplazar el viejo orden por otro en el que la cooperación
entre gobiernos, partidos, organizaciones no gubernamentales y movimientos
populares aseguren la paz sobre la tierra para construir un sistema global de
seguridad internacional.
Lamentablemente, desde 1.959 (año de la primera resolución de las Naciones
Unidas sobre desarme), hasta 1.968 no se avanzó nada en esta materia; al
contrario, el armamentismo alcanzó niveles insospechados y suicidas, y aunque
las dos superpotencias han dado muestras de su voluntad de reducir sus
arsenales desde 1.989. es claro que pensar en un desarme general y completo
resulta utópico en un mundo plagado de armas, donde potencias medianas, con
influencia regional, detentan arsenales modernos bien equipados. Las grandes
potencias, que por otra parte continúan su tráfico de armas, tienen un pretexto
valedero para no desarmarse más allá del límite requerido para su propia defensa.
V.- SEGURIDAD Y CONFIANZA.
La seguridad y la confianza son gemelas; no puede existir una sin otra. Todo
esquema de seguridad supone confianza en la otra parte, o en las otras; en
quienes nos rodean, en el medio ambiente, etc. Desconfianza implica inseguridad
y por esto se ha elaborado el concepto de confianza en las relaciones
internacionales en una época en que se habla de seguridad colectiva. El primer
documento internacional en recoger este concepto fue el Acta Final de la
Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa celebrada en Helsinki
en 1975. (CSCE) que contiene un "Documento sobre las medidas destinadas a
fomentar la confianza y ciertos aspectos de la seguridad y el desarme", en el cual
se dispuso la obligatoriedad de notificar previamente las maniobras militares en las
que participaren más de 25.000 hombres, y se abrió la posibilidad de admitir
voluntariamente observadores militares de esas maniobras.
A partir de ese momento la CSCE y las Naciones Unidas han tratado esta materia
en los períodos extraordinarios de sesiones de la Asamblea General sobre el
Desarme, y en varios períodos ordinarios. En 1981 se elaboró un "Estudio amplio
sobre las medidas de fomento de la confianza". En la Conferencia sobre medidas
de fomento de la confianza y la seguridad y sobre el Desarme en Europa (CDE),
que produjo el documento de Estocolmo de 1986, se asumió compromisos mucho
mayores que los del Acta final de Helsinki, y en 1989 se realizó en Viena una
reunión complementaria de la anterior que prosiguió con el Documento de Viena
de 1990, el cual añadió un conjunto de nuevas medidas sobre la materia al
Documento de Estocolmo de 1986. Este último documento fue suscrito en París,
en noviembre de 1990, por los jefes de Estado y de gobierno de Europa,
juntamente con el Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa y la Carta de
París para una Nueva Europa.
En este proceso se ha ampliado el alcance de las medidas de fomento de la
confianza a aspectos políticos, económicos y sociales que, por supuesto, rebasan
el ámbito estrictamente militar contemplado en Helsinki, porque “la seguridad
90 - 146
económica y social de un Estando es tan importante como la seguridad militar. Un
Estado que no pueda suministrar a sus ciudadanos bienes económicos y sociales
es tan vulnerable como un Estado cuyas defensas externas son insuficientes.
Nosotros pensamos que la seguridad económica "y social es un pre-requisito de la
seguridad militar, porque ésta no existirá sin la base material que debe
proporcionar aquélla; y en consecuencia, no se puede promover la confianza entre
los pueblos si éstos no gozan de un nivel de subsistencia digno del ser humano.
En otras palabras, habrá siempre desconfianza de los pobres hacia los ricos que
no les permiten mejorar sus condiciones de vida y de éstos hacia aquéllos que no
cesan de reclamarles una cooperación real, sin otras consideraciones que el
provecho mutuo y la seguridad común.
SEGUNDA PARTE
GEOPOLÍTICA APLICADA

VISIÓN GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL POR CONTINENTES Y PRINCIPALES


PAÍSES

CAPITULO I

GEOPOLÍTICA EN EL CONO SUR

I.- GENERALIDADES.
Lo que suele llamarse el "Cono Sur" de Sud América comprende los territorios de
seis países ubicados debajo del paralelo 20 de latitud Sud, o sea Chile, Argentina.
Paraguay y Uruguay en su totalidad o en su mayor parte, y Bolivia y Brasil en
menor extensión. Son los mismos países constitutivos del área de la Cuenca del
Plata menos Chile.
Por su extensión, ubicación y recursos naturales, esta región tiene una gran
importancia geopolítica, y algunos tratadistas creen que podrá ser un punto de
partida para la ulterior unidad de América Latina y un núcleo de poder regional
frente a los grandes centros del poder mundial" (J.E. Gulialmelli "Geopolítica del
Cono Sur", Buenos Aires, Argentina 1979).
En los últimos años, las relaciones entre Brasil y Argentina han experimentado un
acercamiento que puede ser la base de una integración económica en el Cono
Sur. En efecto, mediante el Tratado de Asunción de 26 de marzo de 1.991, suscrito
entre esos dos países, más Uruguay, se ha constituido el Mercado Común del
Cono Sur (MERCOSUR), que ha comenzado a aplicarse con desgravaciones
arancelarias progresivas, y sobre el cual hablaremos al final de este capítulo. El 28
de noviembre de 1990 renunciaron oficialmente Brasil y Argentina a la fabricación
y adquisición de armas nucleares, declarando que la investigaciones en la materia
se harán con fines exclusivamente pacíficos", y que, para garantizar la efectividad
de tales propósitos, permitirán inspecciones reciprocas de la otra parte en sus
instalaciones.
Si el espíritu de cooperación que motiva a MERCOSUR se consolida y avanza con
la incorporación de Bolivia, y eventualmente, de Chile y Perú, el CONO SUR
puede transformarse en la zona de mayor poder en América Latina, dado el
conjunto de su población y recursos, los más cuantiosos del sub continente.
II.- REPÚBLICA ARGENTINA.
El territorio argentino se encuentra ubicado en el extremo sur del hemisferio
occidental, con una larga costa sobre el Atlántico Sur y él Antártico, y con una
comunicación hacia el Océano Pacifico a través del estrecho de Magallanes.
"La importancia de esta comunicación aumenta hacia el futuro - dice Baasil -
frente a la de Panamá, más vulnerable, de capacidad limitada y ubicación en una
zona de fricción de alcance mundial..." A través del Atlántico, el territorio argentino
se comunica con el Océano Indico por el Cabo de Buena Esperanza, y se
encuentra en la ruta aérea transpolar hacia Australia, Nueva Zelanda, Indonesia y
Malasia. Esta comunicación con el Océano Indico, observa Brasil, tiene también
importancia hacia el futuro en atención a la vulnerabilidad y limitaciones físicas del
Canal de Suez, que, además, está ubicado en una zona muy conflictiva (Oriente
Medio, Golfo Pérsico) y de fricción mundial.
Teniendo en cuenta las fronteras de Argentina con sus vecinos, Basail calcula que
para el año 2.000 la población de los departamentos bolivianos de Potosí. Tarija y
Chuquisaca, limítrofes con su país. llegará a 3,2 millones de habitantes con una
densidad de 15 por km-2, frente a 8,8 de las provincias de Salta y Jujuy, a lo que
cabría agregar la presión demográfica que ejercería Brasil desde la dirección
Corumbá-Santa Cruz de la Sierra, puesto que "el centro vital de Brasil, ubicado en
la zona de más de 100 habitantes por km. cuadrado, tiende a través de Matto
Grosso Do Sul un brazo poblacional hacia Corumbá, cuya influencia se transmitirá,
lógicamente, hacia el corazón de Bolivia.
Este país tiene una situación geográfica periférica, en el hemisferio de las aguas,
como una cuña hacia el Polo Sur, rodeada por los dos Océanos. Esta situación -
dice Asseff - "lejos de orientarnos hacia la concepción de insularidad, se erige en
un reto para quebrar el aislamiento geográfico.
La mayoría de los autores argentinos que han escrito sobre geopolítica (Asseff,
Scenna, Guharoelli. Leíme, Mastronlli y Martincz, entre otros), se quejan de la falta
de "conciencia geopolítica" en ese país y de la diferencia conque los círculos
dirigentes observan esta materia. Destacan, por el contrario, la solidez con que los
estadistas brasileros estudian y enfocan esta problemática, y centran la mayor
parte de sus preocupaciones en la rivalidad que existe con el Brasil, país que
-estiman- lleva una gran ventaja teórica y práctica a la Argentina. "Nuestro país ha
sido excesivamente indiferente con la geografía -dice Asseff-. La descuidó
sistemáticamente. Esta negligencia explica parcialmente su carencia de conciencia
territorial. Porque nuestra desidia en nuestra materia especial trasciende el mero
desinterés por las áreas margínales del vasto territorio que heredamos de España
en 1.810. Nuestro desprendimiento adquiere perfiles notoriamente nocivos, si se
considera el valor de los espacios dispendiados.
Este ''dispendio” alude a los territorios que los argentinos consideran son parte de
su Heredad” y que se erigieron en Estados independientes, como Uruguay ("La
Banda Oriental"), Paraguay y el Alto Perú o Bolivia, "con sus cuatro Provincias
históricas: Potosí, Cochabamba, Charcas y La Paz". La nación rioplatense era
mucho más grande que el Estado Argentino - dice Asscff - porque incluía no solo
las cuatro provincias altoperuanas. sino las de Moxos y Chiquitos, que formaban
parte del Virreinato del RÍO de la Plata desde 1.776. "No incluimos entre ellos a
Tarija, porque sólo una imperdonable desidia argentina (SIC) ha permitido que ella,
que nunca fue altoperuana, sino salteña haya quedado incorporada "contranatura”
a Bolivia.
A propósito de los vínculos históricos de Argentina con el Alto Perú, recuerda
Asseff que en Potosí se originaron tres hechos sobresalientes: se acuñó el nombre
de Argentina; nació Conelio Saavedra, primer Presidente de ese país. y se obtuvo
"la primera victoria militar de la patrian, en Suipacha en 1.810.
Observa el autor que durante más de cien años Argentina desplegó una política
exterior europeo-centrista, con sus amarras extendidas hacia Inglaterra y Francia.
Actualmente su atención parece enfocarse hacia la Cuenca del Plata; pero ha
llegado el momento - agrega - de trasladar el centro de gravedad desde el Noreste
(Alto Paraná) hacia el Noroeste, lo que significa "activar la presencia nacional en
Bolivia". Fundamenta este cambio de prospectiva en "la singular trascendencia
geopolítica del Altiplano, entendido no sólo en sí mismo, sino incluyendo e! valle y
el llano bolivianos, en el carácter de nexo entre el Amazonas y el Plata que tiene
Santa Cruz; en que Bolivia "es el único escenario geográfico que permite a la
Argentina actuar simultáneamente sobre Chile y Brasil", en que "una acción
argentina en Bolivia vendría a reafirmar la hermandad existente y a sellar la
alianza que se exteriorizó á raíz del conflicto con Chile".
Los argentinos consideran que su destino está ligado a los dos Océanos y a su
condición de país bi-continental, americano y antártico, y que Bolivia tiene la llave
que les abrirá la puerta al Pacifico. "Cuanto ocurra a Bolivia y con Bolivia es uno de
los grandes temas argentinos. Es un apotegma que tendremos que
internacionalizar. Nuestro porvenir se juega todos los días y en muchas partes.
Pero en Bolivia se juega decisivamente". Similar actitud tiene hacia el Perú y el
Pacto Andino.
Las preocupaciones geopolíticas argentinas estaban orientadas en cuatro
direcciones: contener el expansionismo brasileño, que según ellos involucra riesgo
seguro para Argentina: su antigua rivalidad fronteriza con Chile, principalmente en
la Patagonia: encabezar el proceso de desarrollo en la Cuenca del Plata, y
asegurar su presencia en el Atlántico Sur. Se sumaba a esto la frustración nacional
ocasionada en el pueblo argentino por la desaceleración y retroceso de su
desarrollo a partir de 1.930.
III.- LOS ESTADOS UNIDOS DEL BRASIL.
La geopolítica de este país sigue dos líneas maestras:
A.- Consolidar su espacio interior mediante su ocupación efectiva (población),
una red de comunicaciones (carreteras y ferrocarriles), y el desarrollo
industrial.
B.- Expandir ese territorio hacia el Oeste, Norte y Sur, de manera de llegar a ser
la primera potencia sub-continental y una de las potencias mundiales de
segundo orden. En esto consiste el "destino manifiesto" del Brasil,
propugnado uniformemente por sus estadistas y geopolíticos.
Gran parte de esa geopolítica (la tendencia expansionista). tiene su origen en
la política seguida exitosamente por los portugueses en esta parte del mundo
hace cinco siglos. Recordemos, a propósito, que mediante Bula de 4 de mayo
de 1.493, Alejandro VI trazó el límite entre las posesiones españolas y
portuguesas en el Nuevo Mundo, en un meridiano situado a cien leguas al
Oeste y Sur de las Islas Azores y del Cabo Verde. Con esa línea, Portugal
obtenía una estrecha faja en América del Sur. en la parte más oriental, donde
ahora se ubica la ciudad de Recite. Portugal nose conformó con esa Bula y a
raíz de sus exigencias se firmó el 7 de junio de 1.494 el Tratado de
Tordesillas, por el que la línea demarcatoria avanzó 270 leguas hacia d Oeste
y quedó fijada a 370 leguas al occidente de las Islas de Cabo Verde. H Papa
Julio .U aprobó el Tratado en 1.506. 'Por obra de Tordesillas - ha dicho un
autor - Portugal sentó sus reales en América del Sur. sin que ningún
portugués hubiera pisado, a la sazón, ni avistado siquiera, las tierras del
Nuevo Mundo".
Sin embargo de esto, Portugal no tenía acceso, con esa línea geodésica, a
ninguna de las tres grandes cuencas hidrográficas de la región: Amazonas,
del Plata y Orinoco. No conforme con esta graciosa concesión, las
"bandeiras", que eran incursiones pacíficas y violentas de sus colonizadores
portugueses, siguieron avanzando de hecho hacia el Oeste, a la caza de
esclavos indígenas y en busca de oro. Estas ocupaciones fueron reconocidas
por los Tratados de Utrecht (1.713) y de Madrid (1.750), de suerte que Portu
- gal, primero, y Brasil después, llegaron a colocarse a casi 800 leguas de la
primitiva demarcación.
Se dice que el autor del Tratado de 1.750 fue Alexandre de Gusmao,
consejero de la corona portuguesa en Lisboa que había nacido en Brasil.
Astuto, sagaz e inteligente, Gusmao es considerado el primer diplomático
brasileño, pues fue uno de los forjadores del expansionismo brasileño, mucho
antes de la independencia del Brasil.
Conseguida la independencia en 1.822, Brasil se erigió en imperio y continuó
su política expansionista principalmente bajo la égida de Pedro II, cuyo
prolongado gobierno aseguró desarrollo y prosperidad a su país. Proclamada
la república el 15 de noviembre de 1.889, los estadistas brasileños no
abandonaron sus designios imperialistas. Uno de éstos, José María da Silva
Paranhos. Barón de Río Branco, nacido en Río de Janeiro el 20 de abril de
1.845 y muerto en la misma ciudad el 9 de febrero de 1.912, concibió y
ejecutó en los primeros años del presente siglo una serie de conquistas
territoriales consumadas contra sus vecinos de manera pacífica unas veces, y
conflictiva otras. Siendo Canciller de su país. Río Branco suscribió en 1.904
con su colega ecuatoriano Tobar Donoso un curioso tratado por el que los dos
países se unían "en alianza defensiva para evitar toda agresión de parte de
Perú y oponerse a que el gobierno de aquel país ocupe militar y
administrativamente territorios a que aquellos países creen tener derecho y
que no fueron poseídos por Perú a la fecha de su separación de España". Lo
más grave de dicho Tratado, para Ecuador, fueque éste cedió a Brasil las
partes bajas del Caquetá y del Putumayu, perdiendo su contacto con el río
Amazonas.
Con motivo del conflicto provocado en el territorio boliviano del Acre por
filibusteros brasileños, el 18 de enero de 1.903 Río Branco comunicó al
gobierno boliviano que Brasil definía como su frontera el paralelo 10° 25’ y
ocupaba militarmente el Acre. Por el Tratado de Petrópolis de 17 de diciembre
de 1.903 Bolivia cedió al Brasil 190.000 kms.cuadrados. El 24 de abril de
1.907 suscribe el Tratado de Límites con Colombia, recorriendo la frontera
brasileña a la línea Tabatinga-Apaporis. El 8 de septiembre de 1.909 suscribe
otro Tratado de Límites con Perú, igualmente ventajoso para el Brasil.
Repasados, así, los orígenes y proyecciones del expansionismo brasileño,
será útil resumir el pensamiento de tres autores contemporáneos que perfilan
la política seguida por Brasil. Un capitán del ejército brasileño llamado Mario
Travaasos publicó en 1.935 un libro titulado "Proyección Continental de
“Brasil". Su autor, dice Miguel Ángel Scenna, "probó ser uno de los más
talentosos geopolíticos del continente y el texto constituye uno de los más
inteligentes estudios elaborados en ese campo en América".
A Travassos le preocupaba la supremacía económica y militar que en esos
años ejercía Argentina sobre Brasil, y en particular su influencia sobre los
vecinos, principalmente Bolivia. Con esa preocupación elaboró un plan
destinado a alcanzar la hegemonía ("proyección) continental de su país,
partiendo de su posición privilegiada", céntrica, equidistante de América del
Norte, Europa y África y con las costas más extensas sobre el Atlántico, mar
de civilización europea y de la cultura cristiana", a través del cual se realizó el
descubrimiento y la conquista de América. Para construir la hegemonía
brasileña había que neutralizar la influencia argentina con los países vecinos
y en la Cuenca del Plata, pues el Brasil debía dominar las tres cuencas
atlánticas (las del Orinoco, Amazonas y el Plata), ya que Travassos no
asignaba mayor importancia a la cuenca del Pacífico.
Como primera medida, había que desarrollar el eje este- oeste, y en esta
dirección el área neurálgica es el altiplano boliviano, donde el triángulo
Cochabamba - Sucre - Santa Cruz se erige en el "Heartland" del
Subcontinente. En dicho triángulo, Cochabamba juega una función primordial,
según Travassos. Consideraba, por otra parte, que el Amazonas es la salida
natural de la economía del oriente Andino, con la que esperaba influir sobre
Perú y Ecuador.
El Gral. Golbeiy Do'Couto e Silva fue un militar que ejerció numerosas y
elevadas funciones en el ejército y en el campo civil, habiendo realizado
importantes estudios sobre geopolítica del Brasil. Su pensamiento tuvo
grande influencia en los círculos gobernantes, donde además de fundones
castrenses desempeñó la jefatura del gabinete civil de los presidentes
Ernesto Geisel y Joao Baptista de Figueiredo. La editora de "Geopolítica do
Brasil dice, al presentarlo, que el libro "nació como una obra clásica”. De él
puede decirse, sin exageración, que constituye uno de los libros esenciales
del Brasil contemporáneo, tanto por lo que nos enseña en el plano de los
valores históricos, cuanto por lo que nos sugiere en el plano de los valores
políticos..
Al describir el territorio brasileño, Golbery habla de "un triángulo físicamente
compacto de tierras cuyo vértice apunta al sur, asentado sobre una vasta
altiplanicie que desciende insensiblemente por el noroeste hacia una no
menos inmensa planicie donde los ríos cuentan más que la tierra, que se
extiende al Oeste, en gran hemiciclo sobre una región anfibia"
Golbery destaca el triángulo Río-Sao Paulo-Belo Horizonte como la zona más
poblada y mejor servida por carreteras y ferrocarriles. Es el núcleo central del
Brasil -dice - y su verdadero corazón. Desde el punto de vista de la
circulación, recuerda que se ha dicho que el Brasil es un vasto archipiélago,
alusión a la pobreza de las comunicaciones internas. Partiendo del núcleo
central, d distingue tres grandes penínsulas en el Noreste, en el Sur y en el
Noreste, "ligadas apenas por precarios istmos de circulación”. Para integrar e!
territorio nacional (primera gran tarea), propone tres medidas.
1. Articular la base ecuménica vinculando el Noreste y el Sur con el núcleo
central.
2. Impulsar el avance hacia el Noreste de la onda colonizadora, a partir de
la plataforma central.
3. Inundar de civilización la parte amazónica cubriendo los nódulos
fronterizos, partiendo de una base avanzada constituida en el Centro
Oeste, en acción coordinada con la progresión Este-Oeste, siguiendo el
eje del gran río.
En cuanto a la posición geopolítica del territorio brasileño, si bien es cierto
que su posición astronómica es desventajosa -piensa el autor- puesto que el
90% de su área total se halla entre el Ecuador y los trópicos, tal desventaba
es compensada en parte por la altitud relativa de la altiplanicie y por la
influencia marítima que se hace sentir tierras adentro. Es cierto - agrega - que
en relación al litoral Atlántico, un porcentaje muy alto (40%) del territorio se
halla a distancias superiores a los mil kilómetros, y que no ocurre con ningún
otro continente: pero esto se compensa con el hecho de que el rio Amazonas
y su enorme red de tributarios permiten la navegación de buques de gran
tonelaje hasta más allá de las fronteras. De aquí concluye COUTO que su
país está bien equilibrado en el juego de las fuerzas y atracciones conti
- nentales y marítimas. Propugna, sin embargo, el taponamiento efectivo de
los caminos naturales de penetración que desde las fronteras conducen a la
Amazonia. Al Sur y Suroeste "se nos confronta el poder argentino
concentrado en un evidente núcleo central que, a grosso modo, abarca la
gran capital-tentáculo de Buenos aires y la provincia del mismo nombre...
Más o menos tributarios de la Argentina, oscilando entre la desconfianza, el
resentimiento y la admiración y ungidos por la dependencia económica
indiscutible. Paraguay y Bolivia, "prisioneros geopolíticos", mucho más el
primero que la segunda, valen mucho por su posición geográfica en el flanco
abierto y vulnerable del Brasil meridional y central..."
En otra parte observa Couto que por su extensión territorial, que abarca casi
todos los meridianos y paralelos de América del Sur, y por sus riquezas
naturales en potencia. ... el Brasil participa de todas las áreas geopolíticas del
Continente. Dos otras áreas geopolíticas terrestres resaltan -dice - en el
noroeste y al sur del continente. La primera formada por Perú, Ecuador,
Colombia y Venezuela... la .segunda Argentina, Chile, Uruguay.. y al centro
articulando esas dos áreas entre si y ligándolas a la zona central del núcleo
ecuménico brasileño, un área geopolítica de soldadura caracterizada por su
notorio carácter ambivalente amazónico-platense, que abarcaría, grosso
modo, Bolivia y Paraguay, más el estado de Matto Grosso y el territorio de
Guaporé ".
En 1965 publicó el Gral. Garios Meira Mattos su libro "Brasil, Geopolítica y
Destino", en el que apoya en líneas generales las teorías de Couto e Silva.
Con referencia al territorio de los Estados, distingue tres aspectos básicos:
su forma, su línea periférica o frontera y su posición geográfica. Respecto a la
posición geográfica, destaca cuatro variables:latitud, proximidad o alejamiento
del mar. situación relativa a :los países vecinos y altitud.
En cuanto al Brasil. Meira Mattos, opina que posee todos los atributos para
convertirse en una potencia mundial, puesto que..." en términos de geografía
tenemos un territorio de dimensiones continentales con un inmenso litoral
sobre el Atlántico Sur y una frontera de 15.700 kms. que colinda condiez
países sudamericanos. Nuestro Litoral frente al África Occidental es la mayor
extensión costera nacional (7.400 km.) en el ecúmene del Atlántico Sur..."
Subraya su importancia como "puente estratégico' 1 entre América y la masa
continental afro-euro-asiática, como un baluarte de occidente, y coincide en
esto con el papel de "satélite privilegiado" de Estados Unidos que, según
Couto e Silva, debe jugar el Brasil.
Esta tesis de "satélite privilegiado" parece haber sido atenuada en los
últimos tiempos por una política de "pragmatismo responsable",
prevaleciente en Itamaraty. según la cual Brasil debe seguir su línea
independiente, de acuerdo a sus posibilidades, para alcanzar sus objetivos
nacionales permanentes.
Esta política ha provocado desacuerdos con Estados Unidos en algunas
materias, como el uso y aprovechamiento de la energía nuclear y la
exportación de armamento. La política de "pragmatismo responsable" se basa
en las .siguientes líneas":
1. Mantenimiento de relaciones diplomáticas con todos los países, sin
distinción de regímenes ni de ideologías, consultando solamente los
intereses del Brasil.
2. Fortalecimiento del potencial económico y bélico del Brasil.
3. Aproximación a los países de África Occidental mediante la
intensificación del comercio y de los vínculos diplomáticos, teniendo en
cuenta razones geohistóricas y geopolíticas (control del Atlántico Sur).
En un libro más reciente (15), dice el mismo autor que "desde el punto de
vista geopolítico podemos clasificarnos como Nación satisfecha, sin
ambiciones territoriales, sin antagonismos económicos o comerciales, sin
sometimientos a agudas presiones ideológicas".
De la reseña histórica precedente se observa que la política exterior de Brasil
ha transitado por tres etapas: 1) La expansión colonial hacia el Oeste y Sur
de su territorio, a expensas de las posesiones coloniales hispanas que fueron
sistemáticamente reducidas, legando al Brasil independiente una extensa
masa geográfica: 2) La expansión de ese territorio durante el imperio y la
república, merced, principalmente, a la acción diplomática de estadistas como
el Barón de Río Branco; y 3) la política de "pragmatismo responsable"
aplicada durante los últimos treinta años. que ha llegado a disipar la vieja
rivalidad entre Brasil y Argentina reemplazándola por una cooperación en el
Cono Sur.
"Sólo a través de la integración del Cono Sur - dice Phiup Kelly - puede Brasil
salvar el confinamiento continental y desempeñar un papel geoestratégico en
los asuntos globales, pero en este caso no como actor nacional sino como
líder de una coalición regional más amplia, es decir, del Cono Sur".
Como observa este autor, se precia una línea continua desde el siglo pasado,
en la geopolítica y en las relaciones internacionales de Brasil, que ha
contribuido, sin duda, a su engrandecimiento; pero "pensar en Brasil como
una probable superpotencia o como un agente de gran potencia, es bastante
irreal. Por si mismo carece de recursos para alcanzar trascendencia
mundial... Su posición global es periférica para los competidores de América
del Norte o Eurasia: no es una nación continental que se extienda desde el
Atlántico hasta el Pacífico o el Caribe, y esta expansión probablemente no
ocurra.
IV.- CHILE.
El territorio de Chile tiene una superficie de 741.767 kms. cuadrados que se
extiende en el extremo Sudoeste de Sudamérica. de Norte a Sur, en una angosta
faja de 4.270kms.de longitud y solo 190 kms. de anchura media. Dos cordilleras
paralelas lo recorren longitudinalmente: la de los Andes y la de la Costa, cuya
elevación disminuye de Norte a Sur. Entre ambas existe una depresión que al
Norte ocupan los desiertos de Tamarugal y Atacama; más abajo una serie de
valles transversales y desde Santiago a Chiloé, un angosto valle longitudinal. Su
territorio registra una intensa actividad sísmica y a pesar de su longitud ofrece un
clima templado casi uniforme, debido principalmente a la corriente de Humboldt
Su población es homogénea, la mayor parte urbana distribuida con mayor
densidad en y alrededor del núcleo central que es la capital Santiago.
Pese a las condiciones adversas de la geografía chilena, en la que sólo apuntan
dos factores positivos (clima y población), el país ha logrado estructurarse a
expensas de sus vecinos principalmente Bolivia y Perú. Al disponer de una
extensa costa* desarrolló su marina mercante y de guerra al punto de que la
Guerra del Pacífico (1.879) la ganó principalmente desde el mar, por la
superioridad de sus fuerzas.
La geopolítica chilena se ha estructurado desde el siglo pasado en base a tres
columnas igualmente sólidas que aseguran su permanencia como Estado-Nación:
una clase dirigente, política y financiera, inteligente y capaz: unas fuerzas armadas
profesionales y una diplomacia eficiente y alerta que se extiende a la ocupación de
posiciones estratégicas en la alta burocracia internacional (ONU, OEA.. Banco
Mundial., FMI., BID., etc.). Estas tres fuerzas y la desorganización reinante en los
países vecinos permitieron a Chile consolidar su independencia y soberanía en el
siglo XIX. cuando su ejército derrotó a las fuerzas de la Confederación Perú-
Boliviana en YUNGAY en enero de 1.839.
Desde los albores de su independencia Chile buscó una serie de alianzas para
neutralizar y derrotar a sus adversarios: con la potencia hegemónica del siglo XIX
que era Inglaterra así como con Brasil y Colombia. Paradójicamente, la Argentina,
que mantiene con Chile una rivalidad tradicional contribuyó a la derrota de la
Confederación Peruano-Boliviana al aliarse con aquél porque, según explicaba el
dictador Juan Manuel Rosas, Santa Cruz daba refugio a los unitarios que
combatían contra él.
El nacionalismo chileno ha sido más fuerte que su americanismo. Se atribuye éste
a Bernardo O’ Higgins: pero las líneas maestras de la política exterior de Chile
arrancan del pensamiento portaliano que preconizó un fuerte gobierno nacional, la
unidad nacional y el desarrollo del comercio, así como el dominio del Pacífico Sur,
evitando la unión de Bolivia y Perú. Se ha hecho notar que tanto Portales como los
que siguieron sus ideas eran "geopolíticos instintivos". pues las ideas geopolíticas
comenzaron a discutirse en ese país alrededor de 1.940 con los trabajos de
Ramón Cañas Montalvo, Comandante del Ejército. Director del Instituto Geográfico
Militar y de la "Revista Geográfica de Chile: Térra Australis". En esta revista se
impugnaba los designios argentinos de primacía continental alentados por el
presidente Perón y se propugnaba el dominio del Pacífico Sur por parte de Chile,
así como el control del canal de Beagle y el Cabo de Hornos.
Pedro Jhl introdujo en 1.951 la tesis del mar chileno desde la línea fronteriza con
Perú hasta la isla de Pascua en el Oeste y por el Sur hasta la Antártida. En 1.977
se instituyó una "política oceánica ” y en 1.981 se fundó el instituto Chileno del
Océano Pacífico. En 1.968 salieron a luz dos libros cuyos autores eran profesores
dé la Academia de Guerra del Ejército: “Geopolítica", de Augusto Pinochet. y
"Leyes que se deducen del estudio de la expansión de los Estados", de Julio Von
Chrismar. Por razones conocidas, el .primero de dichos libros ha sido más
comentado dentro y fuera de Chile.
La enseñanza oficial de la Geopolítica estaba a cargo de la Academia de Guerra
del Ejército, que instruía y graduaba profesores civiles para la enseñanza de la
materia. Esta enseñanza es impartida desde 1981 por el Instituto Geopolítico de
Chile, a cargo de un director civil, en el que estudian civiles y militares, y del que
forman parte los directores de la Academia de Guerra, de la Academia Diplomática
y de otros Institutos similares, así como los rectores de las principales
universidades todos los cuales actúan como coordinadores en los ámbitos civil y
militar. En 1.975 se estableció la Academia Superior de Seguridad Nacional,
llamada después Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos.
Los objetivos centrales de la geopolítica chilena son: su dominio exclusivo y
excluyente del Pacífico Sur: acceso directo al Atlántico Sur conseguido a través del
estrecho de Magallanes; debilitamiento progresivo de sus tres vecinospara impedir
la recuperación de los territorios que usurpó por la fuerza en 1.879 y para anular
todo intento de recreación de la Confederación Peruano-Boliviana y de la -Alianza
entre Argentina y Bolivia.
Pese a los antecedentes históricos mencionados que son hechos consumados, el
Gral. Augusto Pinochet dice que todavía no se ha creado en Chile una Escuela
Geopolítica "Nacional " y sólo en los últimos años se ha iniciado el estudio de esta
cátedra en algunas universidades". Sin embargo, él mismo observa que son
numerosos los hombres públicos, civiles y militares que han tomado medidas de
carácter geopolítico "que han dado al país el rumbo y el objetivo que le
corresponde". Una Escuela Geopolítica chilena podría orientarse a, concluye:
A.- Desarrollar un gran poder marítimo.
B.- Crear conciencia de la montaña en la población.
C.- Impulsar el mayor poder económico industrial en América del Sur.
El poder marítimo y la "conciencia de la montaña" derivan de la naturaleza del
territorio chileno, que como dijimos tiene su fortaleza y su debilidad en su extensa
costa y en sus cadenas cordilleranas, que aprisionan y constriñen esa larga lengua
de tierra, gran parte de la cual es desértica, aunque rica en recursos minerales
usurpados a sus vecinos en 1.879.
Actualmente Chile ha superado la etapa de aislamiento internacional que sufrió
entre 1.973 y 1.989. Al haberse reinstalado el gobierno democrático en 1.990.
Chile ha trabajado exitosamente por su reinserción en el sistema internacional,
desplegando una política exterior realista y "congruente con los recursos y
posibilidades del país.. (y) orientada hacia el logro de objetivos permanentes,
legitimados por los grandes consensos nacionales".
Con este espíritu. Chile trata de acercarse a sus vecinos eliminando los focos de
conflicto que lo separan de éstos. Con Argentina suscribió el 2 de agosto de 1.991
la "Declaración Presidencial de Limites", por la cual se delimitó los 4300 kms. de
frontera común. Se hizo un reparto equilibrado y equitativo, en negociación directa,
de 25OO kms2. de territorio en disputa, sometiéndose al arbitraje de cinco
miembros latinoamericanos 532 kms.2 de la zona de Laguna del Desierto. En la
misma fecha suscribieron los dos países un acuerdo de complementación
económica, en el marco de ALADI, con el propósito de: a) facilitar, expandir y
diversificar el intercambio comercial: b) promover las inversiones recíprocas; c)
estimular la integración física; d) facilitar proyectos de interés común en industria,
infraestructura, energía, minería y turismo.
Con el Perú se ha formado una comisión bi-nacional que trabaja actualmente
(febrero de 1.993). en la solución de los aspectos pendientes del Tratado de 1.929,
que dispuso la construcción por Chile, en Arica, de un muelle de atraque así como
de almacenes para Perú.
Con Bolivia, Chile mantiene un intercambio comercial que le es ampliamente
favorable y se dispone a firmar acuerdos de "complementación económica"; pero
se niega a considerar el reclamo histórico de una salida propia y soberana para
Bolivia en el Océano pacifico.
V.- URUGUAY.
No obstante su reducida extensión territorial (176.215 kms.2) y su pequeña
población (3.100.000 habitantes). Uruguay ofrece los siguientes factores positivos
para su desarrollo y para su inserción en el CONO SUR:
A.- Su ubicación entre los dos países mayores de América del Sur.
B.- Un territorio casi totalmente llano, cuyas mayores elevaciones no sobrepasan
los 500 mts. s.n.m. al Norte, apto para la ganadería y la agricultura que son
sus principales actividades, con tierras muy fértiles, ricas en potasio.

100 - 146
C.- Una dilatada costa (en proporción a su territorio) sobre el Atlántico y el río de
La Plata.
D.- Una población homogénea sin analfabetos, asentada principalmente en las
ciudades (85% es urbana) y con reducido Índice de crecimiento (1% al año).
E- Un clima templado, con abundantes lluvias durante todo el año. que
favorecen a sus praderas naturales.
F.- Una extensa hidrografía, con 1.100 kms. de ríos navegables entre los cuales
están dos de los más importantes de Sud América: los ríos Uruguay y de La
Plata.
G.- Definir la vocación marítima uruguaya.
Apoyar y fortalecer un La suma de estos factores positivos determinó que
Uruguay tuviese una sólida economía y el mayor desarrollo económico, social
y político de América Latina durante el siglo XIX y la primera mitad del
presente siglo, a punto de que por la estabilidad de sus instituciones y el
avance de su cultura se le llamaba la "Suiza americana". Por ello mismo se
constituyó en un centro geopolítico importante, pues, como lo anota Quagliotti
de Bellis, "resulta obvio señalar la relevancia ciertamente vital que tiene, más
para Argentina, aunque también para Brasil, la necesidad de contar con un
Uruguay seguro de sí mismo, sólido en el campo socioeconómico, claros sus
singulares perfiles culturales y políticos"
Estas favorables condiciones naturales y sociales de Uruguay han atraído las
ambiciones extranjeras, sobre las cuales uno de sus gobernantes prevenía a
sus compatriotas subrayando que, es nuestro país tan rico, está tan
estratégicamente colocado sobre el flanco Atlántico, habitado además por
una raza viril y unánimemente caucásica que siempre tendremos que estar
en guardia contra el peligro de pretensiones imperialistas”.
El mismo autor citado en el penúltimo párrafo resume así las grandes líneas
de la geopolítica uruguaya:
 Importante polo de desarrollo en favor de la descentralización industrial
(se refiere a desarrollar el interior del territorio, pues casi toda la actividad
industrial se concentra ahora en el área metropolitana de Montevideo).
 Fijar la presencia efectiva de Uruguay en el Atlántico Sur
 Aprovechar y acentuar su estratégica posición en (a Cuenca del Plata y en
el sector Atlántico del Cono Sur americano.
VI.- EL MERCADO COMÚN DEL CONO SUR.
Las conversaciones para constituir este mercado comenzaron en 1985, cuando los
ex-presidentes Raúl Alfonsín (Argentina) y José Sarney (Brasil) acordaron iniciar
un proceso bilateral de integración, atenuando siglos de rivalidad luso platense.
Más adelante fueron invitados a participar de las negociaciones Uruguay y
Paraguay. En agosto de 1990 se iniciaron formalmente las conversaciones sobre
MERCOSUR y el 26 de marzo de 1991 se suscribió el Tratado de Asunción que
dispone desgravaciones arancelarias progresivas entre las cuatro partes, que
habrán de culminar el 1 de enero de 1995 con un arancel cero para toda el área.
El Tratado de Asunción propone en síntesis:
 Una libre circulación de bienes (productos), servicios financieros, turismo,
derecho de propiedad intelectual. etc.). y factores productivos (circulación de
la mano de obra y de tos capitales de los cuatro países).
 El establecímiento de un arancel extemo común, con lo cual un producto
pagará siempre lo mismo, entre por donde entre, a cualquier de los cuatro
países.
 La adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados
o agrupaciones de estados, o sea que las medidas serán coordinadas hasta
unificarse en relación a países no integrantes del MERCOSUR.
 La coordinación de posiciones en foros económicos y comerciales, regionales
e internacionales, como la ronda Uruguay del GATT.
 La coordinación de políticas de comercio exterior, agrícola, industrial, fiscal,
monetaria, cambiaria y de capitales, de servicios, aduanera, de transporte y
comunicaciones y otras que sean acordadas. El compromiso de los cuatro
países de armonizar legislaciones en áreas pertinentes para lograr el
fortalecimiento del proceso de integración.
VII.- OTROS PROYECTOS.
En la XVU Reunión de Ministros de Transportes y Obras Publicas de los países del
Cono Sur, celebrada en Asunción en septiembre de 1.990. se aprobó el "Proyecto
Libertadores" para la integración ferroviaria entre Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
Paraguay. Perú y Uruguay, a través de una red de 16.000 kms.. con cuatro rutas o
corredores de este a oeste y norte a sur. El programa fue elaborado con la
cooperación de los Ferrocarriles españoles (RENFE), la Asociación
Latinoamericana de Ferrocarriles (ALAF), la Comisión Económica para América
Latina (CEPAL) y el Instituto para la integración Ferroviaria de América Latina
(INFAL), y se propone habilitar el corredor transcontinental central (San Pablo - La
Paz - Arica); el de los Libertadores (Buenos aires - Villazón - La Paz - Guaqui -
Puno -Arequipa - Matarani);el del Atlántico (San Pablo - Asunción - Montevideo); y
el transandino central (Valparaíso - Santiago - Mendoza -Córdoba-Buenos Aires).
Siguiendo un modelo aplicado en la CEE.los cuatro países del MERCOSUR
discutieron en Brasilia, en octubre de 1.990, procedimientos para dar fluidez al
transporte fronterizo, desregulándolo mediante la eliminación de controles
innecesarios, o su realización por maestreo. Con el mismo espíritu se reunieron en
Foz de Iguazú, en noviembre de 1.990, los Ministros de Agricultura de Argentina,
Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, para discutir un programa de integración
agropecuaria en el Cono Sur que facilite el comercio intraregional en esta materia.
TERCERA PARTE

CAPITULO I

GEOPOLÍTICA LATINOAMERICANA

I.- DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.


Generalmente, se cree que el conocimiento americano fue descubierto por
Cristóbal Colon, el 12 de octubre de 1492, día al que se mentalidad colonial ha
bautizado como el “día de la raza” y “día de la hispanidad”. Lo cierto, es que
América fue conocido mucho antes de esa fecha por diversos pueblos como los
vikingos, los cartagineses y los fenicios, quienes mantenían con los nativos
americanos, el comercio de cueros de búfalo y de pescados como el bacalao. A
pesar de ello. Estos pueblos no sabían que América era un continente separado
del resto de los continentes; ellos creían que era solamente una gran isla lejana,
por lo que no constituía ninguna novedad. Está comprobado que estas relaciones
comerciales, se han mantenido, antes de nuestra era y en las postrimerías de
imperio Romano.
Con la caída del Imperio Romano y el advenimiento del cristianismo, con su larga
secuela anticientífica y oscurantista, las ciencias decayeron y la navegación se
redujo a la cuenca del Mar Mediterráneo; ya no habían intrépidos navegantes
como los fenicios que habían dado la vuelta al África, por órdenes del Faraón
Neko, hacia el año 600 antes de nuestra era 1, tardando en la travesía, cerca de
tres años. Todo este retroceso fue consecuencia de la adopción del cristianismo
que con sus ideas arcaicas acerca del mundo, creía que era plana y que
navegando en una sola dirección, más allá de lo conocido, se podía caer en el
vacio donde el diablo tenía su infierno.
Teniendo en cuenta estas ideas, ningún navegante quería adentrarse en el
Océano Atlántico, al que lo habían llamado mar Tenebroso. Pero a pesar de las
ideas anticientíficas predominantes, la humanidad progreso y en ese sentido, pese
a la llamada “santa inquisición de la Fe”. Institución terrorífica cristiana que se
declaró enemigo de la ciencia, surgieron científicos que haciendo a un lado la
religión o cuestionándolo gravemente, hicieron avanzar los conocimientos
científicos. En ese sentido, se volvió a la idea de la redondez del planeta Tierra
que había sido enunciado ya en la Grecia antigua y, entonces, fue posible imaginar
grandes viajes sin caer en el vacío. Cristóbal Colon, fue partidario de estas ideas,
por eso llego a redescubrir América, del que, sin embargo, jamás de imagino que

1 Véase Walter Wallbank, historia universal, tomo I. Pag. 53 Cfr. A- V- Mishulin.


Historia de la antigüedad. Pags. 32-33 y Manuel Marin Correa. Historia Universal
Marin. Vol. I. Pag. 120.
fuera un continente aparte y murió creyendo que había llegado a las Indias
Occidentales.
Dos circunstancias más hay que destacar como factores que posibilitaron el viaje
de Colon: primero, la invención del papel y la imprenta y, segundo, el invento de la
brújula que posibilitaba grandes viajes en alta mar. A esto, hay que añadir el
bloqueo de las rutas comerciales europeas con Asia, debido a la ocupación del
Imperio Bizantino por los turcos, lo que obligo a los europeos a buscar nuevas
rutas para abastecerse de diversos productos asiáticos desde las piedras
preciosas, la seda y hasta productos utilizados en la repostería y el arte culinario
como son los diversos conocimientos que no se producían en Europa: pero, este
último factor, aislado de los dos factores anteriores, sin esas dos condiciones
previas, jamás hubiera posibilitado el redescubrimiento de América.
II.-IMPERIOS COLONIALES EUROPEOS EN AMÉRICA LATINA .
Desde el año 1.492, la parte del continente americano que hoy se conoce con el
nombre de América Latina, fue conquistada y colonizada por España, Portugal y
Francia, países en los que el modo de producción feudal era la forma económica
predominante y, como tal, trajeron consigo ideas y formas de organización
feudales que se establecieron en América sobre la base de restos de organización
comunitaria como el ayllu, la mita, etc. En este sentido, “España volcó sobre
América los elementos de su régimen feudal descompuestos” 2 y, por lo mismo, “la
sociedad colonial asimismo las forma de producción indígenas acondicionándolos
a las relaciones de producción e intercambio impuestos por los conquistadores” 3.
Esta herencia colonial, durara hasta los mediados de la segunda mitad del siglo
XIX y, a partir de esa época, se articulara lentamente a las diversas formas de
dominio imperialista4, dando lugar, finalmente, a la conformación del
neocolonialismo.
En cambio, en países como Holanda e Inglaterra, en la época de la conquista, el
capitalismo estaba en sus fases iníciales: más aun, en los mismos imperios
feudales como Francia. Portugal y España, el capitalismo se había establecido
débilmente. Toda Europa atravesaba la fase de la acumulación originaria de
capital que no es sino la expropiación de las propiedades y riquezas de grandes
masas populares por parte de pequeños grupos mediante el asalto, el robo, el
asesinato y toda clase de violencias para iniciar la explotación de la fuerza de
trabajo mediante el capital así reunido. Es en esta serie de atrocidades que se
inscribe el saqueo colonial de América de parte de las grandes potencias
europeas.
A partir de esto se comprende el robo de obras artísticas invaluables hechas de
oro y plata que han sido fundidas y convertidas en simples barras de metal,
perdiéndose también, con ello, el valor y el alto nivel cultural que los pueblos
aborígenes de América habían alcanzado, hasta ese entonces, en forma autónoma
del resto del mundo.

2 Rodolfo Puiggros. Ob. Cit. Pag. 16.


3 Idem. Pag. 26.
4 Cf. Tulio Halperin Donghi, Historia contemporánea de América Latina, Pag. 17 y
siguientes.
Por otra parte, es también con la conquista que se inicia la dependencia de
América, respecto de las potencias capitalistas. El capitalismo necesitaba oro y
plata, por eso los conquistadores solo ha podido organizar, eficientemente, la
explotación del oro y la plata, descuidando rubros tan importantes como la
agricultura y la industria. En ese sentido, la mono producción contemporánea de
loa países latinoamericanos es consecuencia de su ingreso al sistema capitalista
como simples colonias productoras de materias primas y como colonia de
consumo de las mercancías producidas en Europa.
Como es de notar, las riquezas americanas han contribuido al surgimiento y
afianzamiento del capitalismo europeo. Así, el proceso de la conquista y el
coloniaje, han contribuido al actual bienestar de Europa aportando ingentes
riquezas en su etapa de acumulación originaria de capital que, en fin de cuentas,
no es sino la etapa del establecimiento del capitalismo como sistema económico.
Por eso, Europa y el capitalismo deben mucho a la América Latina.
III.-LA DEPENDENCIA Y LA DESARTICULACIÓN LATINOAMERICANA.
El saqueo de América por parte de España y Portugal, se prolongó hasta la
primera década del siglo XIX, sin embargo, la resistencia de los pueblos
aborígenes americanos a la colonización y el saqueo, fue la de Tupac Amaru y
Tupac Catarí, entre 1780-1783, abarcando el proceso de rebelión toda
Sudamérica5. Desde entonces, las colonias españolas jamás volvieron a ser lo
mismo. Había tocado el principio del fin del colonialismo en América. Por tanto, el
fuego de la rebelión de la independencia de la independencia fue encendido antes
de la tea de Murillo.
Las rebeliones de la primera y la segunda década del siglo XIX, que han cavado
con el colonialismo español, tienen una tónica diferente; no solo se rebelan los
pueblos aborígenes, sino también los mestizos y criollos pobres. Rebeliones que
encuentran la férrea oposición de os sectores oligárquico-feudales. A pesar de
todo, la independencia se iba a lograr, aun a costa del exterminio de la mayoría de
los jefes rebeldes a manos de los realistas, dejando vacíos inevitables, que al ser
ya inminente la victoria, fueron llenados por los “patriotas flamantes”6, como bien
los caracterizo el guerrilleo “Moto” Méndez. A los realistas cínicos y oportunistas
que habiendo combatido a los auténticos patriotas hasta casi exterminarlos por
cumple, se pasaron en la última etapa de la guerra de la independencia, cuando el
triunfo ya era inevitable, hacia las filas patriotas, usurpando el lugar que les
correspondía a los jefes guerrilleros a los que ellos mismos habían combatido con
tanta seña y crueldad.
En Bolivia, es conocida la trayectoria oportunista que han tenido realistas como
Casimiro Olañeta, Manuel Mari Urcullo, Mariano Serrano, José María Velasco y
otros. Por lo mismo, la independencia lograda a costa de tanto sacrificio y tantas
muertes, solo beneficio a esa oligarquía burocrática y feudal que se apropió del
sacrificio de los patriotas. Así, las repúblicas latinoamericanas burguesas, se
establecieron sobre bases económicas feudales. De ahí que la desarticulación

5 Las diferencias entre las rebeliones de Tupac Amaru y Tupac Catarí, lo hemos
indicado en “Tupac Catarí y los Kataristas” PRESENCIA. 14 de marzo de 1993.
6 José Eustaquio Méndez. Carta al gobernador de Tarija, en PRESENCIA, 19 de Agosto
de 19874.
105 - 146
latinoamericana fuera inevitable. El feudalismo como modo de producción no
unifica: al contrario, estando basado en feudos de producción para el
autoconsumo, su característica principal es el aislamiento.
En ese sentido, la desarticulación latinoamericana era un fenómeno inevitable al
sobrevenir la independencia: es más, las colonias españolas jamás han estado
unidas como para constituirse en una sola república: si algo de comunicación
tenían era el de ser colonia española y nada más. No habiendo un sistema
económico que unificara las diversas regiones coloniales en una sola unidad
política, no se podía esperar que, una vez libres, permanecieran unidas. El
capitalismo, que unifica las regiones en torno a un mercado, creando las bases de
la unidad nacional, no estaba desarrollada todavía en la época en que se logró la
independencia de la mayoría de las colonias españolas de América.
IV.-PLANTEAMIENTO UNITARIO DE BOLÍVAR.
Al iniciar la guerra de la independencia, Simón Bolívar, estaba consciente de las
dificultades que España había creado en América, estaba consciente de “las
trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se traten, entiendan,
ni negocien”7. Este conocimiento de la realidad colonial, fue la que hizo que Bolívar
fuera prudente en su planeamiento unitario respecto a América latina; como
político realista que era, no planteo la unidad latinoamericana al margen de la
realidad de entonces, por eso escribe: “yo deseo más que otro alguno, ver formar
en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas
que por su libertad y gloria, aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi
patria, no puedo persuadirme que el nuevo mundo sea por el momento regido por
una gran república”8.
Las ideas de Bolívar son más claras aun cuando escribe que “es una idea
grandiosa pretender tomar de todo es Nuevo Mundo una sola nación con un solo
vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una
lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguientes, tener un solo
gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse: mas no
es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos,
caracteres desemejantes dividen a la América”9.
Como se podrá notar, Bolívar desea la unidad latinoamericana, pero se da cuenta
que “no es posible”; Bolívar no era partidario de la unidad a ultranza como
tendenciosamente algunos pretenden hacerlos aparecer, sin embargo, como
hombre íntegro que era, lucho para que esa unidad fuera posible, a pesar de las
dificultades existentes; pero, en ese intento grandioso, Bolívar fue víctima de las
oligarquías locales que mezquinamente se le opusieron valiéndose, inclusive, de
los antiguos compañeros de armas del Libertador, como fue el caso de Venezuela
y Ecuador que a la aveza de José Antonio Páez y Juan José Flores,
respectivamente, deshicieron la Gran Colombia formada por las actuales
repúblicas de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

7 Simón Bolívar. “contestación de un americano meridional a un caballero de esta lista”


conocido como Carta de Jamaica, en Siete documentos esenciales. Pag. 49 Véase
también, Bolívar, Escritos políticos. Pag. 63-76.
8 Idem. Pag. 54. Versalitas nuestras.
9 Idem. Pag. 61. Versalitas nuestras.
106 - 146
El Congreso anfictiónico, llevada a cabo en Panamá, en 1826, fue el último intento
de Bolívar para unificar a América Latina, las oligarquías, una vez más le
sabotearon; preferían ser jefes de sus pequeñas repúblicas que figuras
secundarias de una gran república y entonces, al libertador solo le quedaron
amarguras que en su lecho de muerte le hicieron exclamar con desengaño: “He
arado en el mar”.
En la actualidad, para las oligarquías y los cirulos gobernantes de América Latina,
el legado unitario de Bolívar, sigue siendo tan poco importante como fue antes;
solo el pueblo, y las clases populares han recogido su legado unitario para luchar
contra el dominio imperialista y contra las oligarquías locales que históricamente
han traicionado al libertador Simón Bolívar.
V.-EL IMPERIO BRITÁNICO Y SU PENETRACIÓN EN AMÉRICA LATINA.
El Imperio Británico, definitivamente consolidada en el siglo XVIII, respecto a
América latina, opto primero por una política de conquista para conseguir colonias
de las que pudiera extraer materias primas para su gran industria capitalista como
también, por otra parte, conseguir mercados para colocar sus excedentes de
producción industrial. Si bien Inglaterra había perdido sus trece colonias
norteamericanas que conformaron los Estados unidos, aun poseían el Canadá,
pero era un mercado muy pequeño para sus productos industriales debido a su
escasa población. En cambio, América latina era de una población numerosa: per,
debido al monopolio comercial impuesto por España, a través de la casa de
contratación de Sevilla, no era un mercado libre para el comercio inglés. Por tanto.
Inglaterra tenía que romper ese monopolio que, dicho sea de paso era de opresión
y desventaja para las colonias españolas.
En ese sentido, Inglaterra protagonizo la invasión de Buenos Aires en los años de
1.806 - 1.807, imponiendo el libre comercio que beneficio a Buenos Aires en dos
sentidos: por una parte, los productos ingleses, libres de los impuestos de la casa
de contratación de Sevilla, se abarataron y: por otra parte, los productos del Rio de
la Plata, eran comprados por los ingleses a precios altos, dejándolos, de esa
forma, bunas ganancias. De todas formas, la invasión inglesa de Buenos Aires,
fracaso, pero ya nadie odia borrar las hondas consecuencias políticas del libre
comercio. De esa forma, los rioplatenses fueron impulsados, aunque
indirectamente, a la lucha por la consecución de la independencia que le
garantizaría el libre comercio.
Una vez iniciaba la guerra de la independencia, por parte de los americanos en
contra de España, Inglaterra no solo ayudo a los insurgentes con armas y
recursos, sino que también envió a muchos militares para ayudar a los americanos
en la lucha contra España, ya que la independencia de dichas colonias favorecería
a la expansión del capitalismo ingles al que “le eran necesarios como mercados,
en modo alguno como territorios a conquistar” 10, si no quería morder de nuevo el
polvo de la derrota, en ese radica la mentada “generosidad” del Imperio Británico
tan apologizado por las oligarquías de ayer y de hoy. En ese sentido, los nuevos
países latinoamericanos no serían más colonia de la España ni de ninguna otra
potencia: pero, económica y aun políticamente, serán dependencias del
imperialismo Ingles.

10 Jorge Abelardo Ramos, Historia de la Nación Latinoamericana. Pag. 241.


Las vías mediante las cuales imperialismo ingles consiguió someter a las nuevas
repúblicas latinoamericanas, son variadas, Así, por ejemplo, una vez lograda la
independencia, se dedicó a financiar a los nuevos gobiernos latinoamericanos a
cambio de intereses que si bien no eran altos, sin embargo, comprometían la
explotación de recursos naturales que le servían de materia prima para sus
industrias. Por eso, el intelectual argentino, Jorge Abelardo Ramos, con justa razón
afirma que “allí donde los criollos tomaban el poder y controlaban el territorio, se
abrían las puertas al comercio inglés y al cónsul del Imperio: Dos razones habían
al principio para esta política: la primera eran las necesidades fiscales de los
nuevos estados, que el comercio libre de las trabas españolas satisfacía con cierta
abundancia. La segunda, y no la última, se funda en que Gran Bretaña, en virtud
de sus intereses comerciales, aparecía como el principal obstáculo a la
concertación de una Santa Alianza de la Europa reaccionaria contra las colonias
españolas”11. De esta forma, el imperialismo inglés, logro la pacifica penetración
económica y política de América Latina.
En ese sentido, “el poder de penetración británica en América del Sur era tan
irresistible como la fuerza marítima e industrial sobre la que se apoyaba. La gran
potencia europea era formalmente indiferente a la suerte de las recién liberadas
colonias españolas: pero extraoficialmente les vendía armas (de fuentes
particulares), obtenía mercados para sus manufacturas, aumentaba los ingresos
fiscales de jóvenes puertos sudamericanos y contenía con diversas maniobras las
tentativas reaccionarias de Europa para ayudar a España a recobrar sus
colonias”12. Junto a los Empréstitos financieros, Inglaterra se dedicó también a
instalar líneas férreas y medios de comunicación que le eran sumamente instalar
líneas férreas y medios de comunicación que le eran sumamente necesarios para
la extracción de materias primas a la vez que estos medios “modernizaban” a los
países latinoamericanos y así, secundariamente, prestaban a la población
servicios sumamente útiles, al mismo tiempo que otorgaba prestigio y legitimidad a
las oligarquías gobernantes anti populares.
Así pues desde el punto de vista económico, Inglaterra entendía sus garras
imperialistas sobre América latina, lamentablemente, pero con toda seguridad. Sin
embargo, en algunas regiones, su penetración no fuese solamente económica ni
pacifica, sino también de carácter militar y colonialista, Es así que se apodero por
la fuerza de las Islas Malvinas que eran de la Argentina y de una parte de
Guatemala al que denomino Honduras Británicas, nombre que más tarde fue
cambiado por el Belice. Pero, a pesar de los ferrocarriles y los empréstitos.
Inglaterra fue desplazada poco, desde fines del siglo XIX, por los Estados Unidos
que al ascender en el escenario mundial como una nueva potencia imperialista,
logro ocupar el lugar de Inglaterra, causando grandes conmociones sociales al
interior de los países latinoamericanos e inclusive provocando guerras
internacionales entre los países latinoamericanos e inclusive provocando guerras
internacionales entre los países latinoamericanos, como una expresión de los
enfrentamientos antiimperialistas por el dominio de América latina. Una muestra de
esta afirmación, es la guerra del Chaco en el que dos pueblos, dependientes y
atrasados, protagonizaron una guerra imperialista a favor de dos empresas

11 Idem. Pag. 241.


12 Idem. Pag. 244.
petroleras de capital británico y norteamericano y que supieron ocultar sus
intereses bajo viejos problemas territoriales heredados de los tiempos del
colonialismo español.
En ese sentido, en el siglo XX, la influencia del imperialismo británico se redujo
gradualmente a la par que se acrecentó la influencia y el dominio de los Estados
Unidos sobre la América Latina. Después de la Primera Guerra Mundial, Gran
Bretaña se debilitó más mientras que Estados Unidos se hizo más fuerte
económica, político y militarmente, de tal forma que pudo completar el
sometimiento de América Latina, ocupando el lugar hegemónico que tenía
Inglaterra. Por fin los Estados Unidos salían victoriosos de la vieja contienda con
Inglaterra por la hegemonía económica y política en América Latina, contienda que
había empezado ya en el siglo XV 111 y que, según el historiador y político
argentino Jorge Abelardo Ramos, "asume un abierto carácter al comenzar las
guerras de la independencia”13.
Por lo expuesto hasta aquí, podemos deducir que la política traidora de las clases
dominantes, ha llevado a la América Latina a cumplir e! triste papel de botín de
guerra de las disputas imperialistas, se ha perdido, por esa causa, toda
independencia nacional que hoy sólo es posible recuperarlo en franco
enfrentamiento con dichas oligarquías y el imperialismo en su conjunto y, en
especial, con el imperialismo norteamericano, en un proceso político único que
lleve a la liberación nacional y la construcción de una sociedad basada en la
justicia social y la distribución equitativa de la riqueza social.
VI.-REALIDAD GEOPOLÍTICA DE AMÉRICA LATINA.
Los países latinoamericanos, si bien se han liberado del colonialismo español y
portugués a principios del siglo XIX, hoy de nuevo están en una situación de
dependencia, la dependencia del imperialismo norteamericano que cada vez se
fortalece más por la actitud entreguista que las oligarquías adoptan frente a esa
potencia. Esto significa que es difícil romper los múltiples lazos que nos atan a
Estados Unidos por mediación de las oligarquías locales; pero dicha ruptura no es
imposible: es más, hay un camino certero para acabar con esa dependencia que
mella nuestra dignidad nacional, y ese camino es la lucha simultánea de parle del
pueblo en contra de las oligarquías locales y en contra del imperialismo.
En los hechos, nuestra situación de dependencia y atraso, significa que América
Latina no tiene "geopolítica" alguna, es decir, una política externa propia: es más
bien víctima de la "geopolítica" estadounidense de dominación y saqueo de
recursos naturales, a excepción de Cuba qué se ha liberado del dominio del
imperialismo y, por tanto, tiene una política externa definida, una "geopolítica" clara
y precisa: la defensa de la patria frente al imperialismo, única "geopolítica", es
decir, única política externa que es posible para todos los países latinoamericanos,
asiáticos y africanos que aún padecen el sometimiento imperialista, En ese
sentido, todas las luchas regionales entre las diversas naciones dependientes son
perjudiciales, puesto que al generar la división y afectar a una política unitaria de
enfrentamiento global al imperialismo, en los hechos, favorecen al mantenimiento
incólume del dominio imperialista.

13 ídem, pan 242


Para concluir, podemos afirmar que la "realidad geopolítica" existente en América
Latina, es el del sometimiento y la dependencia respecto al imperialismo, a tal
grado que es en Washington donde se diseñan las políticas económicas que las
oligarquías sólo se disponen a ejecutar alborozados en contra de las mayorías
nacionales de los países latinoamericanos y si por alguna razón no acatan dicho
dictado, los representantes; de Estados Unidos intervienen activamente en la
política interna de estos países, desconociendo así el principio político
internacional de la autodeterminación nacional y el principio diplomático de no
intromisión de otras potencias en la política interna de los estados soberanos e
independientes.
CAPITULO II

GEOPOLÍTICA DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS

I.- EL PROBLEMA DE LA FORMULACIÓN DE LA GEOPOLÍTICA NACIONAL.

Desde la formación de la geopolítica, como corriente teórica reaccionaria que


pretende justificar la expansión de los países imperialistas, los diferentes países
latinoamericanos, han tratado de formular una geopolítica nacional propia que les
permita enfrentar los problemas del desarrollo nacional: sin embargo, la
formulación de una geopolítica nacional, propia, no depende de buen deseo de los
teóricos ni de un adecuado conocimiento de la geopolítica y los principios en los
que se basa dicha corriente teórica reaccionaria.
En primer lugar, la formulación de una geopolítica nacional propia depende, ante
todo, de la realidad objetiva, material, expresada en la realidad histórica
expansionista y la actual capacidad expansionista de los diferente países y, en ese
sentido, en América Latina, sólo los países expansionistas han logrado formular
una geopolítica propia y no todos los países latinoamericano que quisieron
hacerlo, a pesar de ser potencialmente propicios para ello y a pesar del profundo
conocimiento de la geopolítica y la capacidad teórica de sus intelectuales.
En segundo lugar, lo que ha contribuido a la formulación de una geopolítica
nacional propia, es la presencia de las hegemonías imperialistas que han
generado, en su accionamiento de dominio político, diferentes contradicciones
interimperialista en las diversas regiones y que, para mantener su hegemonía
política, han influenciado en el mantenimiento de ciertos principios de política
exterior que unidos al expansionismo, se han expresado en una política exterior
con cierta coherencia que ha dado lugar a la formación de una geopolítica propia.
En las regiones en las que no existe esta lucha por el dominio hegemónico de las
grandes potencias, no se han logrado formar una geopolítica nacional propia, a
pesar de reunir ciertas condiciones naturales e históricas favorables para ello.
Así, por ejemplo, México no pudo llegar a formular una geopolítica propia, debido a
la presencia dominante de Estados Unidos en el Mar Caribe y el Pacifico Norte, sin
dejar ningún campo de acción para las luchas interimperialistas con otra potencia y
sin dejar tampoco ningún campo de acción propia para el estado mejicano, a pesar
de que México, podría cumplir una función hegemónica adecuada en la región de
América Central y el Caribe y a pesar de los esfuerzos teóricos de Jorge A. Vivó
que pretendió Formular una geopolítica mejicana, de raíces latinoamericanas y
110 - 146
basada, fundamentalmente, en la unidad de los países centroamericanos y del
Caribe en torno a México, para poder contraponer la hegemonía mejicana y
centroamericana frente a los Estados Unidos en la región del mar Caribe 14.
El planteamiento de la Confederación del Caribe que formuló Jorge A. Vivó para
México y los diferentes países que viven a orillas del Mar Caribe, incluyendo a
Colombia y Venezuela, basada en la unidad de lengua, religión, historia común y
los planteamientos políticos de unidad dejadas por Simón Bolívar, se quedó sin
poder llevarse a cabo y México, a pesar de sus excelentes condiciones
geográficas, sus potencialidades económicas y políticas y del esfuerzo de sus
intelectuales en el conocimiento de la geopolítica, no pudo desarrollar ninguna
geopolítica nacional, propia, que le permita contener la hegemonía estadounidense
en el Pacifico Norte y el mar Caribe.
Así, en la región del Caribe, ningún país latinoamericano ha podido formular una
geopolítica nacional, propia, por el hecho de que la presencia norteamericana, en
primer lugar, no permitió la competencia en el dominio hegemónico a ninguna otra
potencia: en segundo lugar, su presencia dominante sofocó toda posibilidad de
una política exterior propia y de sentido nacional de los países de la región,
evitando a su vez, la creación de una geopolítica nacional, propia, que les permita
enfrentarlo aún bajo el auspicio de una potencia extra continental y, en tercer lugar,
los diferentes países de la región, al no tener una tradición histórica de
expansionismo territorial, no pudieron establecer los lineamientos teóricos
necesarios que les permita formular una geopolítica propia, es decir, una política
exterior reaccionaria, expansionista y guerrerista.
En lo referente a los demás países latinoamericanos, cabe afirmar que sólo en
América del Sur, ante todo debido a la lejanía y la distancia que los separa de
Estados Unidos, pero también debido a las contradicciones antiimperialistas entre
Gran Bretaña y Estados Unidos, en el Cono Sur y, más específicamente, en la
región del Río de la Plata, se pudo formar algunas formulaciones geopolíticas
propias, de características nacionales, aunque subordinadas a las necesidades
hegemónicas de esas grandes potencias que lucharon por mantener su
hegemonía y dominio político en la región, ante todo en el Brasil, Chile y la
Argentina. Así, en el caso de la formación de la geopolítica brasileña y argentina,
más que la expresión de una geopolítica propia, ha sido producto de las
contradicciones antiimperialistas entre los intereses hegemónicos de Gran Bretaña
y Estados Unidos en el Río de la Plata15.
En las rivalidades que enfrentaron al Brasil y la Argentina, el imperialismo británico,
objetivamente, apoyó a la oligarquía argentina en la formulación de una geopolítica
contraria a los intereses norteamericanos y, a su vez, los norteamericanos
apoyaron a los brasileños en la formulación de una geopolítica hegemónica en el
Cono Sur que represente, mediante delegación suya, los intereses de dominio
imperial yanqui, surgiendo de este modo, una cierta forma de subdominio imperial
brasileño delegado por el imperialismo, para defender los intereses
norteamericanos en la región del Río de la Plata. Esta política de subdominio del

14Véase Jorge A. Vivo. La geopolítica. Pag. 57 y siguientes.


15Véase Vivían Trias. Imperialismo y geopolítica en América Latina, Pag. 123 y siguientes.
Brasil sobre las otras naciones de la región, como una medida política delegada
por el imperialismo, ha sido denominada subimperialismo brasileño.
Por otra parte, en el caso de Chile, el sometimiento de la oligarquía chilena al
imperialismo británico, procede del siglo pasado y se expresa en la confianza
depositada por el imperio británico en el gobierno chileno, para representar el
papel de país hegemónico en el Pacífico Sur y, por lo visto, es la expresión más
exitosa de la acción británica en un país sudamericano para crear una geopolítica
dependiente que le beneficie directamente. Así, la colaboración de las fuerzas
armadas chilenas a las fuerzas militares británicas en la guerra de las Malvinas, en
contra de la Argentina, es apenas una muestra de ello. A partir de esto, se explica
la ayuda británica al expansionismo chileno, desarrollado sobre los territorios
boliviano y peruano como también sobre la región de los pasos interoceánicos
australes que permiten la intercomunicación entre el Atlántico y el Pacífico y cuyo
control le interesa directamente al imperialismo inglés.
A partir de la articulación de los intereses británicos con los intereses de la
oligarquía chilena, el dominio del Pacífico Sur y de los canales interoceánicos
australes, se ha convertido en la razón de ser de la política exterior chilena, no
tanto porque sea la expresión directa de sus intereses nacionales sino, ante todo,
como expresión, de la política imperial británica de control, hegemonía y dominio
de los mares del sur diseñado por el imperio británico y cuya realización ha sido
delegada a la oligarquía chilena, control delegado que le beneficia directamente al
estado chileno, por lo que la política exterior chilena está articulada y subordinada
a los intereses británicos y se confunde con los planes de dominio y hegemonía
británica en el Cono Sur.
Así, tanto la geopolítica británica como la norteamericana, han logrado crear las
escuelas geopolíticas argentina, chilena y brasileña, por lo que se puede afirmar,
sin temor a equivoco alguno que Brasil, Chile y Argentina, poseen una geopolítica
definida, gracias a la influencia y mandato de las potencias imperialistas que les
han delegado un papel hegemónico en el control político de la región en la que se
encuentran. Desde este punto de vista, la geopolítica brasileña, chilena y
argentina, no es tan independiente como parece a primera vista y, más bien, es la
expresión de los intereses extranjeros articulados a intereses nacionales propios,
claramente subordinados a la política de dominio imperial de estas grandes
potencias.
En ese sentido, si bien la geopolítica ha podido ser formulada en ciertos países
latinoamericanos, gracias a los intereses de las grandes potencias extranjeras que
las dominan, en cambio, en otros países, a pesar de tener una larga tradición
histórica de expansionismo geográfico, no ha podido formularse una geopolítica
nacional, tal es el caso del Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. Los demás
países sudamericanos, prácticamente no tienen ningún planteamiento geopolítico
nacional, por lo que analizaremos sólo los planteamientos geopolíticos del Brasil,
Argentina y Chile que, en los tiempos actuales, vienen desempeñando el papel de
subpotencias delegadas por el imperialismo norteamericano para el control
hegemónico del Cono Sur, del Atlántico Sur y del Pacifico Sur.
II.-GEOPOLÍTICA DEL BRASIL.
La geopolítica brasileña, ha sido formulada en dos momentos, en 1935, por el
entonces capitán Mario Travassos, con su obra Proyección continental del Brasil,
pionera y fundamental para el pensamiento geopolítico brasileño, y en la década
de 1950, por Golbery do Couto e Silva, general del ejército brasileño, con su obra
fundamental denominada Geopolítica del Brasil, escrito en 1952 y publicada en
1957. Complementariamente, otros militares brasileños como Lysias A. Rodríguez,
Everardo Backheaser y Carlos de Meira Martos, han logrado ampliar los estudios
geopolíticos referentes al Brasil, creándose una verdadera escuela geopolítica
conocida con el nombre de "Grupo de la Sorbonne".
La geopolítica brasileña, se ha desarrollado en el contexto de la competencia con
la Argentina por la hegemonía del Rio de la Plata y del Atlántico Sur. Si bien detrás
de estas luchas hegemónicas en la cuenca del Rio de la Plata, estaba el respaldo
británico a la Argentina y el respaldo estadounidense al Brasil, no se pueden dejar
de reconocer la originalidad de la tesis geopolíticas Mario Travassos y de Golbery
do Couto e Silva, a pesar de que sus ideas no son sino una ampliación de las
funciones geopolíticas que Spykman le asigna al Brasil con relación a la necesidad
del dominio del Atlántico Sur que tiene los Estados Unidos.
El Brasil, debido a su dilatada extensión, abarca además del Atlántico Sur otras
latitudes oceánicas como la región central del Atlántico, vital en la
intercomunicación entre Europa y los Estados Unidos con la India, el Lejano
Oriente y Australia, por la vía del Cabo de Hornos y, precisamente, para ejercer un
control adecuado de esta región oceánica, los geopolíticos brasileños, ha
desarrollado otra corriente geopolítica denominada geopolítica de los Trópico
basada fundamentalmente, en la necesidad del dominio de la región amazónica y
proyectar sobre esa base, el dominio y la hegemonía sobre los países africanos de
habla portuguesa y la necesidad de la satelización de Portugal, con la finalidad de
conformar una "comunidad brasileño-afro-lusitana" que sea la expresión del poder
hegemónico internacional alcanzado por el Brasil.
Esta corriente de la geopolítica brasileña, si bien es simplemente la continuación
de los proyectos hegemonistas de Couto e Silva, no es sino una otra faceta
complementaria de la geopolítica brasileña y ha sido más estudiado y desarrollado
por el general Mattos, cuya visión, al igual que el de Couto e Silva, también abarca
la necesidad de ejercer el dominio y la hegemonía sobre los países africanos de
habla portuguesa, logrando la satelización del Portugal para lo cual, se ha
ocupado de estudiar los problemas y dificultades que ello plantea, en obras
fundamentales como Proyección mundial del Brasil, de 1960 Brasil: Geopolítica y
destino, de 1975. Una geopolítica pan-amazónica, de 1980 y Geopolítica de los
trópicos, de 1984.
A partir de lo expuesto, se puede afirmar que la geopolítica brasileña, trato de
lograr el dominio y la hegemonía, tanto en la región del Rio de la Plata, y con ello
en toda la América del Sur, así como también en el Atlántico Sur, tratando de
lograr con esa finalidad, el dominio y la hegemonía sobre los países africanos de
habla portuguesa y sobre el mismo Portugal. En esta búsqueda de su realización
nacional, el Brasil ha formulado una geopolítica nacional basada en el dominio de
dos regiones geográficas como son la cuenca del Río de la Plata y la cuenca del
Rio Amazonas.
Así, la oligarquía brasileña, basada en su propia experiencia como es el
expansionismo geográfico, su mejor herencia colonial portuguesa, y respaldado
por la necesidad imperialista de los Estados Unidos de control sobre el Atlántico
Sur, ha logrado formular una geopolítica nacional propia con dos facetas; el
dominio platense y el dominio amazónico. La realización política de la geopolítica
nacional brasileña, así formulada, tiene un solo objetivo: convertir al Brasil en una
potencia mundial cuyo ámbito de dominio y hegemonía política serian Sudamérica,
una parte del África y el Portugal.
El esclarecimiento de los objetivos de la geopolítica brasileña, nos permite ahora,
abordar con más detenimiento, sus planteamientos geopolíticos y sus sueños
expansionistas en América del Sur. Dichas ambiciones expansionistas y
hegemonistas, están basadas en los postulados teóricos de Spykman,
desarrolladas y ampliadas, fundamentalmente, por Couto e Silva y por Mattos y
fueron expresados en varios aspectos como son lo geográfico y lo político.
En lo geográfico, se ha postulado unificar la ecúmene nacional brasileña, situada
en torno al triángulo Sao Paulo-Río de Janeiro-Salvador de Bahía, con el Sur y el
noroeste del país, a través de una red de carreteras que dé lugar, al mismo
tiempo, al desarrollo de una vigorosa política de colonización que expanda el
dominio geográfico brasileño en forma real y efectiva, tanto hacia el Sur como
hacia el noroeste16. Se trata, según los partidarios de esta propuesta, de ampliar
los espacios de real dominio brasileño, arrebatándole espacios habitables a la
selva y a las tierras baldías para lograr la plena integración geográfica del Brasil, lo
que a su vez redundará en un mayor poderío nacional brasileño en la América del
Sur.
El dominio de la Amazonia, desde este punto de vista, se convierte en un objetivo
nacional del Brasil que a la larga le permitirá controlar y someter a sus vecinos del
Oeste y del Norte como son Bolivia, Perú. Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam
y la Guayana francesa. A su vez, el dominio del Sur, le permitirá dominar y
someter a sus vecinos del Sur como son el Paraguay y el Uruguay que, a su vez,
redundará en el control efectivo y el posterior dominio de la Argentina, su
archirrival geopolítico de siempre.
En lo político, el Brasil trata de lograr el dominio del Atlántico Sur desde la llamada
“comba brasileña”, es decir, desde el puerto Natal, ubicada en la prominencia
costera del Estado de Río Grande do Norte hacia el Sur. Según Spykman, en esta
parte de la costa brasileña acabaría la influencia geopolítica del Norte
representado por los Estados Unidos, por lo que al Sur de dicha región, el Brasil
estaría llamada a cumplir una función geopolítica de primer orden 17. Dicha
función,
¿Sin embargo, de acuerdo a las tesis de Couto e Silva, el Brasil no podría
cumplirlas sola, puesto que además de representar un esfuerzo enorme, el mundo
está inmerso en una lucha hegemónica protagonizada por dos grandes potencias
como son Estados Unidos y la Unión Soviética 18.

16 Mario Travassos y Everardo Backheuse: Proyección continental del Brasil, Pag. 23 y


siguientes.
17 Golbery do Couto e Silva. Geopolítica del Brasil, Pag. 74 y siguientes.
18 Hay que tomar en cuenta que Couto e Silva escribió esta propuesta en los años 50 y
60 del siglo XIX.
En esta lucha de dimensiones mundiales, según Couto e Silva, ningún país puede
mantenerse neutral y de una u otra forma, se alinea con una de las potencias
mundiales en lucha. Tomando en cuenta esta realidad, Couto e Silva afirma que el
Brasil debe alinearse conscientemente con los Estados Unidos no sólo por el
hecho de que ese país es uno de los países americanos hermanos con el que hay
una histórica y tradicional amistad sino también por el hecho de que tanto los
Estados Unidos como el Brasil son países esencialmente cristianos, el fundamento
espiritual que está siendo atacado por la Unión Soviética.
Esta consciencia del rol político que el Brasil debe jugar en el Atlántico Sur, según
Couto e Silva, no sólo tiene que ser tomado en cuenta por el Brasil sino también
por los Estados Unidos, por lo que esta potencia del Norte, tiene que prestarle
toda la ayuda necesaria para que el Brasil cumpla a cabalidad esa función
hegemónica en el Atlántico Sur. A cambio de dicha ayuda, expresada en todos los
campos desde lo económico a lo militar, el Brasil se mantendría leal a la política
exterior de los Estados Unidos. A esta política exterior brasileña de sometimiento
incondicional al imperialismo norteamericano, Couto e Silva ha llamado la
"Barganha leal", es decir, el "canje leal" de la independencia brasileña por el papel
de potencia subimperialista delegada por los Estados Unidos en el Cono Sur y el
Atlántico Sur.
Desde este punto de vista, la geopolítica nacional brasileña, en su esencia, no es
una expresión independiente de sus intereses nacionales sino que más bien es la
expresión del papel de gendarme menor, de capataz, que Estados Unidos le ha
asignado en su esquema imperialista de dominio continental sobre América Latina.
Así, la geopolítica brasileña quiere convertir a ese país en un vergonzoso
instrumento de sometimiento y dominación de los países del Cono Sur a favor de
los Estados Unidos.
Aquí, hay que tomar en cuenta que la función de gendarme menor, de capataz del
imperialismo norteamericano, también puede cumplirlo la Argentina, por lo que el
Brasil trata de evitar ese cometido argentino desplegando todas sus
potencialidades en la disputa por la hegemonía subimperialista en el Atlántico Sur.
A partir de esto se explica la sempiterna rivalidad brasileño-argentino en la región
del Río de la Placa y el Atlántico Sur. A la larga, es evidente que las mayores
potencialidades brasileñas, tanto en diversos recursos, en extensión geográfica
como en una envidiable posición geográfica, le darán el liderazgo en el Cono Sur.
En la actualidad, después del sometimiento de la economía latinoamericana al
imperialismo norteamericano, en especial de las economías brasileña y argentina
en contexto de la globalización y del dominio político neoliberal, pareciera que ya
no queda rivalidad alguna entre el Brasil y la Argentina y más bien, junto a
Paraguay y Uruguay, han conformado el llamado Mercado Común del Sur
(MERCOSUR), la misma que se encamina a una acelerada integración regional
bajo el dominio de las transnacionales norteamericanas y la evidente hegemonía
política del Brasil, aunque asignándole un amplio papel a la Argentina que luce
como su mayor potencialidad, una economía saneada y de baja inflación. En ese
sentido, pareciera que se está estructurando una forma de dominio conjunto entre
el Brasil y la Argentina en el Cono Sur y el Atlántico Sur, bajo el evidente dominio,
control y hegemonía política de los Estados Unidos, aunque con cierta hegemonía
y predominio del Brasil.
III.-GEOPOLÍTICA DE LA ARGENTINA.
En la Argentina, no existe propiamente una escuela geopolítica nacional
claramente definida: sin embargo, la lucha por la hegemonía y el dominio del Río
de la Plata, le ha dado claros indicios de posiciones de política exterior en
enfrentamiento con el Brasil, aspecto éste que se remonta a la etapa de formación
de la República Argentina, como es la lucha por la conservación de la provincia
oriental del Uruguay que, finalmente, constituirá una república independiente,
calificada por sus propios habitantes de estado tapón o estado amortiguador entre
las fuerzas expansivas brasileña y argentina.
La necesidad argentina del dominio y hegemonía en el Río de la Plata, sin
embargo, no es una posición nacional eminentemente argentina, sino que más
bien es la expresión de la necesidad que el imperialismo inglés tiene de dominio y
control sobre el Rio de la Plata y el Atlántico Sur. Con esa finalidad, el imperialismo
inglés, ha hecho ingentes inversiones de capital que se han expresado en el
dominio económico de la Argentina, lo que a su vez, ha hecho que este país, en su
política exterior, sea claramente proinglesa en la lucha hegemónica
interimperialista librada entre Estados Unidos y el Reino Unido.
La necesidad de dominio inglés del Atlántico Sur, sin embargo, no pudo ser
confiada íntegramente a la Argentina, ante todo, debido a la inestabilidad política
que atravesaba este país en las primeras décadas de su independencia. En ese
sentido, Gran Bretaña, para garantizar la libre navegación de los canales
interoceánicos australes así como para aprovisionar libremente a sus naves, ha
tomado las Islas Malvinas, de soberanía argentina, en 1833, mediante una
invasión y ocupación que dura hasta hoy, garantizando para sí la libre navegación
de los canales interoceánicos australes que unen al Atlántico y el Pacifico. Esta
situación, ha debilitado enormemente la posición geopolítica de la Argentina en el
Pacífico Sur y el control de los canales interoceánicos australes, ante todo, frente
al Brasil y Chile.
A pesar de ello, no se puede negar la importancia geopolítica de la Argentina
sobre el Atlántico Sur y los canales australes, así sea en una situación debilitada;
sin embargo, no le ha permitido formular una geopolítica nacional claramente
definida como se ha dado en el Brasil y Chile. Si a esto agregamos la falta de una
tradición histórica expansionista, se comprende que la Argentina no haya podido
formular una geopolítica de claros contenidos nacionales. Sin embargo, esto no
significa que falten algunas posiciones geopolíticas claramente expresadas, más
bien, lo que falta es una posición geopolítica que pueda ser considerada oficial,
por la adopción que pueda realizar de sus principios y postulados, la clase
dominante argentina.
A falta de la vocación de dominio continental de la clase dominante argentina, sin
embargo, no han faltado las posiciones de dominio continental de las clases
progresistas y de la izquierda argentina. Así, una de las posiciones geopolíticas
claramente expresadas en función de la liberación nacional del dominio
imperialista que la Argentina debe encabezar en América Latina, con
características continentales, es la de Norberto Ceresole en su obra denominada
Geopolítica de liberación, publicada en I 972.
En dicha obra. Norberto Ceresole afirma que la proyección estratégica continental
de la Argentina, solamente puede ser rescatada desde una posición revolucionaria
y en el sentido que le ha dado el Libertador José de San Martín en el proceso de
la guerra de la independencia en contra de España. Para Ceresole, la posición
subimperialista del Brasil está basada en la alianza de la oligarquía burguesa con
los terratenientes brasileños y éstos, a su vez, están aliados con el imperialismo
norteamericano, con la finalidad de garantizar la vigencia de los intereses
norteamericanos en América Latina. Desde ese punto de vista, la hegemonía
brasileña en América Latina, por mandato del imperialismo, tiene una naturaleza
de clase conservadora y reaccionaria y en ello radica su fortaleza y su debilidad.
En lo que se refiere a la Argentina, está viviendo -nos dice Ceresole en 1972, un
ciclo revolucionario que si bien ha partido con Perón desde posiciones nacionales,
solamente puede tener su remate, su proyección continental, como un proceso de
construcción del socialismo a escala continental, creando así, un nuevo polo de
poder continental contrapuesto al dominio norteamericano. La vanguardia y la
fuerza hegemónica de este nuevo poder continental, será la Argentina que, de esa
forma, hará del Proyecto hispanoamericano, la base de su realización nacional,
contribuyendo a su vez, a la liberación de Hispanoamérica del dominio
imperialista19.
La Argentina, según Ceresole, recuperará su papel de vanguardia revolucionaria
continental, en la medida en que proyecte sus potencialidades de realización
nacional basadas, ante todo, en el elemento humano argentino que es de altísima
formación y, por ello, constituye su mejor ventaja cualitativa frente al Brasil. La
existencia de esta masa humana cualificada y la existencia de un proceso
revolucionario, afirma Ceresole, pone a la Argentina, en la encrucijada histórica en
la que debe definir su destino: encabezar el proyecto hispanoamericano,
recuperando la senda revolucionaria de San Martín y la proyección de la Argentina
hacia el Pacifico mediante su vinculación con Chile, Bolivia y el Perú o en su caso,
resignarse al papel de simple acompañante formal del Brasil en el dominio de la
América del Sur por delegación del imperialismo norteamericano.
La vocación de vinculación hacia el Pacifico Sur, y la base idiomática española,
parecen ser los dos elementos que defina, en lo político, la realización de la
Argentina en su sentido nacional y, a su vez, esta realización nacional estaría
ineludiblemente ligada a la formación de la unidad hispanoamericana que, de esa
forma, liberaría del subimperialismo brasileño, de habla portuguesa, y del dominio
imperialista de Estados Unidos. En lo geográfico, la realización del Proyecto
patagónico, consistente en el dominio de la Patagonia para dominar el Atlántico
Sur y sus canales interoceánicos, en alianza con Chile, constituiría la base
geográfica del poder nacional argentino y sería el contrapeso geográfico que le
permita neutralizar el poder geopolítico que le proporciona al Brasil la prominencia
nordestina de Natal20.
La posición revolucionaria de la Argentina en un ciclo de revoluciones
latinoamericanas, como las que se vivían en la década de los setenta del siglo XX,

19 Norberto Ceresole Geopolítica de liberación. Pag. 22 a Siguientes.


20 Las ideas Geopolíticas acerca del proyecto patagónico han sido acumuladas por
Gustavo Cirighano. Véase Norberto Ceresole Ob. Pag. 23.
sería la única salvación de la Argentina, según Ceresole, del dominio imperialista
de Estados Unidos y del dominio subimperialista del Brasil. Para ello, Ceresole
postula la necesidad de que la Argentina mantenga su vocación hegemónica tanto
en el Uruguay, el Paraguay como también en Bolivia, los tres estados en los que
se libra la lucha argentino-brasileño por la hegemonía en el Cono Sur.
En esa lucha por la hegemonía sudamericana, entre Brasil y Argentina, Bolivia es
la pieza clave y su vinculación con la Argentina o no, según Ceresole, definirá la
posibilidad de realización nacional argentina de forma independiente del Brasil. De
lo contrario, si Bolivia se une al Brasil, la Argentina perdería las posibilidades de su
realización nacional, a pesar de sus ventajas cualitativas, como la alta formación y
educación del pueblo argentino. A su vez, su vinculación con Bolivia al igual que
con Chile, fortalecería la vocación argentina de dominio del pacifico y, a la vez, los
países del Pacifico, agrupados en el Pacto Andino, se verían grandemente
fortalecidos por la presencia Argentina en su seno. De esta forma, el Pacto Andino,
fortalecería su tendencia revolucionaria e independiente respecto a Estados
Unidos, con lo que se vería más fortalecida aún la posibilidad de realización del
proyecto hispanoamericano como una unidad nacional contrapuesta al poder
hegemónico de los Estados Unidos. Esto constituiría, la realización del sueño de
Simón Bolívar, de ver unida en una sola nación a toda Hispanoamérica.
En caso de que la Argentina no encabece este proceso revolucionario, afirma
Ceresole, estaría condenada a ser una figura de segunda fila en una unidad
atlántica en el que el Brasil tendría el dominio tanto del Uruguay, Paraguay y
Bolivia, así como también del resto de los países sudamericanos, no solamente
porque los brasileños quieran dominar en la América del Sur, sino ante todo, como
un mandato de los Estados Unidos para supervigilar al resto de los países
sudamericanos. Así, la formación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), que
une al Brasil, la Argentina, el Paraguay y el Uruguay con sus asociados Chile y
Bolivia, parece haber sido previsto por Norberto Ceresole ya en los inicios de los
años setenta del siglo XX, puesto que dicha unidad regional, se desarrolla
precisamente bajo la hegemonía brasileña y la Argentina solamente está en
calidad de fuerza secundaria, subordinada al Brasil.
La geopolítica argentina, según hemos visto hasta aquí, no puede realizarse al
margen de la lucha hegemónica con el Brasil: pero, en esta lucha, tanto Brasil
como la Argentina, no están solas, sino que más bien expresan las posiciones
imperialistas de los Estados Unidos como de Gran Bretaña. El hecho de que el
dominio imperialista de Gran Bretaña haya sido reemplazado por el dominio
imperialista de los Estados Unidos, ha redundado en beneficio del Brasil y en
detrimento de la Argentina. Los resultados de esta situación histórica, son
claramente visibles en la América del Sur. La Argentina, al haber renunciado a la
revolución, ha renunciado también a la posibilidad de su realización histórica como
nación y como fuerza hegemónica continental contrapuesto al Brasil y, por lo visto,
con ello también han perdido las posibilidades de su unificación continental los
países americanos de lengua castellana.
IV.-GEOPOLÍTICA DE CHILE.
En Chile, la geopolítica no ha podido constituirse en una verdadera escuela
geopolítica, a pesar de tener el estado chileno, una larga tradición expansionista y
a pesar del apoyo que el imperio británico tradicionalmente le ha prestado a la
oligarquía chilena a lo largo de la historia. Sin embargo, el estado y la oligarquía
chilena, han adoptado durante la dictadura militar fascista del general Augusto
Pinochet Ugarte, las ideas geopolíticas de este mismo general, expresadas en su
libro Geopolítica de Chile, publicada en 1968, como la geopolítica nacional oficial
que expresa los intereses nacionales del estado chileno. Así, las ideas
geopolíticas de Pinochet expresan, compulsivamente, las ideas geopolíticas
oficiales del estado chileno.
Las ideas geopolíticas de Pinochet, no pasan de ser concepciones vulgares,
plagiadas de uno y otro libro, y enmarcadas en viejas ideas biologistas, ya
refutadas por la ciencia contemporánea, por ello, sin el aparato represivo del
estado, no hubiera podido constituirse en la geopolítica oficial del estado chileno.
En Chile, no hay ningún teórico geopolítico de importancia y su política exterior
agresiva y expansionista, se explica mejor como la expresión de la necesidad de
sobrevivencia estatal, y por ello incoherente como sistema, aunque basada en una
línea política única que expresa la necesidad de sobrevivencia histórica que tiene
el estado chileno, lo que le da la coherencia y la Firmeza necesaria en cuanto
política exterior.
Las ideas geopolíticas de Pinochet, parten de la concepción del estado como un
organismo vivo, concretamente, afirma que el estado “adquiere en su composición
una constitución semejante a una ameba21, y que, como tal, necesita una
constante expansión territorial a riesgo de perecer si no quiere expandirse. La
necesidad de expansión territorial se da una vez que el “núcleo vital” (Hertland), en
su proceso de desarrollo, ha absorbido el “espacio alimentador” del núcleo vital
(hinterland), la misma que, al ser ocupado por una numerosa población, se ha
convertido en un espacio componente del heartland. En esta situación, el estado
necesita expandirse sobre otros territorios para seguir viviendo y, por tanto, tiene
que buscar dónde realizar dicha expansión Territorial: incorporando al "núcleo
vital" estatal los espacios vacíos, no ocupados y lejanos del propio estado o, en su
caso, incorporar territorios ajenos arrebatados a los estados vecinos. Es decir,
incorporar sus propios territorios estatales al hinterlamd nacional o anexarse
territorios de otros estados.
La medida que el estado tome, llegado a esta situación, dependerá de ciertas
condiciones y circunstancias: por ejemplo, podría ser más económico y
beneficioso anexarse territorios de otros estados que incorporar sus propios
territorios al hinterland nacional. A su vez, esta anexión de territorios de los países
vecinos, podría realizarse de dos formas: por la vía pacífica o mediante la guerra.
La vía pacífica tendiente a la anexión territorial, según Pinochet, tiene que
realizarse mediante la influencia cultural y el dominio económico del estado del
que se pretende arrebatar el territorio en cuestión. En todo caso, el estado chileno
tiene que estar geopolíticamente preparado para cualquiera de las circunstancias,
por lo que Chile tiene que estar orientado a “desarrollar un gran poder marítimo,
crear conciencia de la montaña en la población e impulsar el mayor poder
económico industrial en América del Sur” 22.

21 Augusto Pinochet Geopolítica. Pag. 30.


22 Idem. Pag. 64.
El general Pinochet, cree que sobre la base de estos tres objetivos, podría
formarse una escuela geopolítica chilena que le dé un rumbo certero al estado
chileno en su proceso de desarrollo y expansión territorial. Su propia dictadura, ha
encaminado al estado chileno al logro de esos objetivos nacionales, por eso, a
estas alturas, podemos afirmar que Chile se ha convertido en uno de los mayores
centros industriales de Sudamérica aunque todavía no es el mayor centro
industrial. Sus exportaciones de bienes y capitales abarcan una buena parte de
América y los principales centros financieros del mundo.
En lo que se refiere a la creación de la “conciencia de montaña” en la población
chilena, también ha avanzado bastante, ante todo en lo referente a aquello que
llaman “el grande norte de Chile”, de donde dicen, por ejemplo, que es originario la
danza de la diablada, la morenada y los sicuris, constituyendo esta aparente
inocente apropiación de la cultura aymara radicada en Bolivia, parte de un
sistemático plan de dominio pacifico, primero en lo cultural y luego, la anexión
militar del territorio boliviano para el engrandecimiento de Chile. El mismo
desarrollo industrial chileno está orientado al armamentismo y la guerra y si se
toma en cuenta que los demás estados que rodean a Chile son poderosos, queda
una sola víctima débil: Bolivia.
Así, sin temor a equivoco alguno, podemos afirmar que la oligarquía pinochetista
prepara hoy la futura agresión chilena de Bolivia con la finalidad de apropiarse de
sus ingentes recursos naturales que la burguesía y el capitalismo boliviano no han
podido explotarlo, postergando con ello, indefinidamente, el desarrollo de un fuerte
estado, industrial izado y culto, capaz de hacer frente victoriosamente a cualquier
agresión extranjera. Las ideas geopolíticas de Pinochet, permiten comprender que
el desarrollo industrial chileno y la carrera armamentista que ha emprendido,
tienen un solo objetivo: la anexión de territorios bolivianos que, como el Litoral,
nuevamente le garanticen su crecimiento y desarrollo nacional.
Al igual que en el siglo XIX, nuevamente las inversiones chilenas y la exportación
de sus productos, dominan el mercado boliviano gracias a la política antinacional
de los neoliberales bolivianos que antes que proteger los intereses nacionales
prefieren hacer buenos negocios. Es más, la oligarquía boliviana tradicionalmente
ligada a la burguesía chilena, ha entregado los ferrocarriles bolivianos a inversores
chilenos, logrando de esta forma el estado chileno, una ventaja estratégica en su
proceso de expansión sobre Bolivia que podrá ser larga y disimulada pero que
tiene un objetivo nacional claramente definido por la oligarquía pinochetista: el
sometimiento y dominio de Bolivia para mayor gloria de Chile.
Ante estas circunstancias, el estado boliviano está en la obligación de tomar todas
las medidas que garanticen la independencia nacional. La geopolítica chilena
formulada por Pinochet, afecta directamente a los intereses nacionales de Bolivia
y a su propia soberanía, por ello, nunca estará por demás tomar las medidas
necesarias para contrarrestar dichas ambiciones del estado chileno.
V.-GEOPOLÍTICA DE OTROS ESTADOS LATINOAMERICANOS.
El desarrollo de la geopolítica, en otros estados latinoamericanos, no ha tenido
mayor importancia que el de Brasil, Chile o la Argentina. Esta situación se debe
por una parte, al hecho de que el dominio norteamericano de América Latina no
permite formular una política exterior independiente que permita definir los
120 - 146
intereses nacionales de los diferentes países latinoamericanos y, por otra parte se
debe también al hecho de que la mayoría de ellos, carece de una tradición
expansionista que le proporcione las bases histórico-políticas como para formular
una geopolítica nacional definida.
De todas formas, algunos países como el Ecuador, a pesar de ello, han tratado de
formular una geopolítica propia. El mayor interés geopolítico de Ecuador radicaba
en el logro de un acceso territorial que le permita la libre navegación del río
Amazonas, lo que le ha llevado a mantener un conflicto permanente de fronteras
con el Perú en la región de la cordillera del Cóndor, la misma que ha terminado en
1998, con la firma de un Acuerdo por el que el Perú se compromete a otorgar al
Ecuador una propiedad privada inmueble de soberanía peruana por tiempo
indefinido para la libre navegación del rio Amazonas. A cambio de ello, el Ecuador
se compromete a respetar los límites fronterizos acordados por el Protocolo de Río
de Janeiro de 1942 y que, según los ecuatorianos, es lesivo a su soberanía
nacional, puesto que le habría privado de su acceso libre al Rio Amazonas y de un
tercio de su territorio nacional.
El Perú es otro de los países que ha tratado de desarrollar una geopolítica
nacional coherente en base al dominio del océano Pacífico, sin embargo, esas
ideas no han logrado formular una geopolítica nacional digna de mención. En su
política exterior, el estado peruano antes que desarrollar una política agresiva, ha
adoptado una política defensiva, ante todo Frente al peligro permanente que
representa el estado chileno desde la guerra del Pacifico de 1879 y cuya política
anexionista podría repetirse. Para evitar ello, el estado peruano ha adoptado el
mantenimiento de una moderna fuerzas armadas capaz de disuadir al enemigo y
hacerle pagar caro sus agresiones.
En los países restantes de América Latina, apenas si se estudia la geopolítica
como parte de los programas académicos de los institutos militares y de algunas
universidades, de tal forma que no se puede hablar propiamente de una
geopolítica nacional propia y definida.
Sin embargo, hay que destacar aquí la notable excepción de México que desde la
Revolución Mexicana de 1910, ha mantenido una política exterior independiente
de los Estados Unidos, expresando siempre la independencia nacional mexicana y
la dignidad que debe caracterizar a un estado independiente.
Finalmente, desde la Revolución de 1959. Cuba ha mantenido una política exterior
independiente, contrapuesto al imperialismo norteamericano, expresando la
vitalidad de un pueblo que ha elegido vivir con dignidad y sin ningún tipo de
tutelaje imperialista. La altivez y la dignidad del pueblo cubano, no sólo es la
expresión de su política socialista, sino que más bien es la expresión de la rica
herencia antiimperialista que ha dejado José Martí a los patriotas cubanos. Así, la
política exterior cubana, a pesar que pudiera caer el socialismo, sé mantendrá
intacto y libre de la hegemonía imperialista.
CAPÍTULO III

GEOPOLÍTICA BOLIVIANA

I.- POSICIÓN GEOPOLÍTICA DE BOLIVIA.


Bolivia está situada en el centro de Sudamérica, rodeada de cinco repúblicas.
Aprovechando esta circunstancia, muchos califican a Bolivia de "corazón
continental". Es más, Bolivia no sólo ocupa el centro de Sudamérica en lo
geográfico, sino también en lo que respecta al clima, la orografía y la hidrografía.
En ese sentido. Bolivia posee todos los climas existentes en América, desde el
tropical hasta el clima glacial.
En lo que respecta a la orografía, Bolivia participa de la gran cordillera de los
Andes, bifurcada en su territorio, en dos grandes ramales desde el nudo de
Vilcanota, en el Norte, hasta su unificación en el sudoccidente, en el cerro
Zapaleri, en cuya punta está el hito fronterizo tripartito entre Argentina. Chile y
Bolivia.
El sistema orográfico de Bolivia, a la vez que sirve para establecer el clima del
país, sirve también de lo que en geografía se conoce como divorcia aquarium o
separatoria de las aguas, ya que es a partir de sus cumbres que las aguas bajan
en varias direcciones, para conformar más tarde los diversos sistemas
hidrográficos. En ese sentido, es en Bolivia que tienen su origen todos los
sistemas hidrográficos de Sudamérica, exceptuando el Orinoco situada en la
República de Venezuela. Visto desde este punto de vista, existen ciertas bases
objetivas para calificar a Bolivia de “corazón continental”, reducido claro está, al
ámbito sudamericano.
En cambio, desde el punto de vista “geopolítico”, no hay razones para llamar a
Bolivia "corazón continental" o heartland, como se estila, ya que si descontamos la
época precolonial, el actual territorio de Bolivia no constituye ningún centro político
ni ha sido una región de irrupciones migratorias que modifiquen la historia
sudamericana.
Dejando de lado la aplicación de las concepciones geopolíticas de Mackinder,
podemos ir también a la aplicación de las concepciones del Instituto de
Geopolítica de Munich, formulado por uno de sus miembros y que afirma que “un
pueblo no puede privarse de las desembocaduras de sus ríos del mismo modo
que el dueño de una casa no puede privarse de la llave de su puerta” 23.
Visto desde esta perspectiva, Bolivia estaría destinada a ser un estado
geográficamente grande, ya que la desembocadura de sus ríos, en relación al
Océano Atlántico, abarcan buena parte del Brasil, la Argentina y el Uruguay,
pasando por la república del Paraguay. Con relación al Océano Pacifico. Bolivia
tendría que ser dueña de una buena parte del Perú y Chile.
Sin embargo, a pesar de los oráculos de la geopolítica. Bolivia no sólo que no se
ha extendido sobre estas extensas zonas, sino que más bien ha sido víctima de la
expansión territorial de los países vecinos. Esto es una muestra más del mentís
que le da la historia a la geopolítica que con mucha pretensión se autocalifica de
"científica".
II.-INFLUENCIA DE LAS ZONAS GEOGRÁFICAS.
Si tomamos en cuenta las ideas de la geopolítica acerca de la influencia del factor
geográfico en la conformación del carácter nacional de los pueblos, en Bolivia
tendríamos tres tipos de carácter colectivo: un carácter cerrado y fuerte,
correspondiente a la región altiplánica: otro carácter amable y suave,
correspondiente a la región de los valles y, finalmente, otro carácter alegre e
indolente, correspondiente a la región oriental. El altiplánico, sería el pueblo que
más ama la libertad, en tanto que el pueblo oriental, seria propenso a la esclavitud,
de acuerdo a las tesis deterministas de Montesquieu y de la geopolítica.
Sin embargo, a pesar de la geopolítica, en la región altiplánica, existen hombres
alegres de carácter amable, lo mismo que en el oriente existen hombres de
carácter cerrado y fuerte. Esto se debe a que el medio geográfico no es el factor
conformante de la conciencia individual y menos de la conciencia colectiva: la
conciencia no se forma de acuerdo al medio geográfico, sino de acuerdo a las
condiciones de vida en que se desenvuelve el ser humano. Es el medio social, el
medio histórico, que conforma el carácter social del individuo y de las
colectividades como las naciones: por eso, y sólo por eso, existe diversidad de
caracteres: de lo contrario, no sería posible que en el mismo Altiplano se forma
caracteres individuales y sociales que se contraponen. Aquí se demuestra, una
vez más, la inconsistencia de la geopolítica. El carácter fuerte del altiplánico no se
debe a la influencia del medio geográfico, es más bien producto de la pobreza
económica general en el que vive.
Por otra parte, los pueblos orientales, a pesar de los designios de la geopolítica,
jamás se han sometido a ningún poder opresor, ni al incaico ni al español; pero,
cabe explicar que “la independencia de esos núcleos indígenas se debió a su
atraso social, a la carencia de aptitudes agrícolas y de técnica aprovechable”
24
, para los fines del colonialismo, ya que cuanto más desarrollado está una
sociedad desde el punto de vista productivo, mayores facilidades ofrece “para
incorporar a sus miembros al trabajo servil” 25 del colonialismo y esto fue
precisamente lo que ocurrió no sólo con las naciones aymara y quechua, sino
también con otras sociedades civilizadas como el maya y la azteca. Así, su mismo
nivel avanzado de
23Citado por Maurice Duverger. Sociología… pag 58.
24Rodolfo Puiggros. ob. cit. pág; 28-29
25 Idem. pag. 28.
desarrollo sirvió para que el colonialismo les sometiera, en la medida en que el
colonialismo basó su dominación explotación económica, en la lógica de trabajo
de estas civilizaciones aborígenes avanzadas.
Cómo se podrá notar, desde el punto de vista científico, queda explicado de una
manera completamente diferente a las pretensiones de la geopolítica, el por qué
pudieron mantenerse libres las diferentes tribus nómadas de la América
precolonial, mientras que los pueblos sedentarios desarrollados sucumbieron
inevitablemente, ante el poder invasor español.

II.-IMPORTANCIA DE LA OROGRAFÍA Y DE LA HIDROGRAFÍA.


La orografía, como también la hidrografía, en cuanto a elementos materiales, son
factores básicos e imprescindibles para la vida de la sociedad. Desde ese punto
de vista, nadie niega la importancia de estos factores, pero eso no significa que
debamos absolutizar su importancia, tal como lo hace la geopolítica: para
nosotros, la orografía y la hidrografía son factores importantes, pero su
importancia siempre es relativa, limitada, ante la acción transformadora del ser
humano.
Bolivia, en lo que respecta a la orografía, es un país variado y múltiple, no sólo
cuenta con serranías altas, sino también con verdaderas cadenas montañosas de
nieves permanentes. Es más, Bolivia no sólo cuenta con cadenas montañosas que
hacen más variado el paisaje, sino que cuenta con montañas cuyas entrañas
encierran riquezas mineralógicas fabulosas, como fue el otrora cerro rico de Potosí
y las serranías estañíferas de Oruro y Potosí que nos han dado el renombre de
país minero. En ese sentido, la presencia de montanas mineralógicas han dejado
hondas huellas en la vida nacional ya que gracias a la explotación minera de sus
montañas. Bolivia ha podido existir hasta hoy.
En lo que respecta a la hidrografía, cabe señalar que Bolivia participa de tres
sistemas hidrográficos: el amazónico, el platense y el lacustre. La importancia del
sistema amazónico, radica en que es uno de los medios de comunicación del
sector occidental del país con el sector oriental a través de los numerosos y
caudalosos ríos como el Beni y, ante todo, el Mamoré, donde la navegación
permanente que se realiza desde Puerto Villarroel, en el departamento de
Cochabamba, interconecta con las extensas llanuras del Beni a través de sus
diferentes afluentes.
La importancia del sistema platense, radica en que el río Pilcomayo es proveedora
de grandes cantidades de pescado de diversa variedad, a ciudades tan
importantes como Tarija, Potosí, Sucre, Cochabamba, Oruro, La Paz y los centros
mineros. Por su parte, la importancia del río Paraguay, que también es participe
del sistema platense, ya se hace sentir mediante la exportación de la soya y sus
derivados, desde Puerto Suárez, en Bolivia, hasta el puerto de Nueva Palmira, en
el Uruguay, siguiendo la trayectoria fluvial que va a través del Canal Tamengo, el
río Paraguay, el río Paraná y su desembocadura en el rio de la Plata, desde donde
finalmente se dirige a ultramar a través del puerto uruguayo mencionado. El
dragado del canal Tamengo, en el sector del Pantanal boliviano-brasileño, desde
Puerto Quijarro hasta el río Paraguay, y que está a cargo de una empresa privada,
hará de esta vía navegable en todo el año, mejorando así la capacidad
exportadora de esta vía fluvial.
En lo que respecta al Lago Titicaca y al Lago Poopó, que conforman el sistema
lacustre, mediante su unión a través del rio Desaguadero, la importancia que tiene
es bastante conocida: no sólo son proveedoras de pescados diversos a la ciudad
de La Paz y otras poblaciones, ni sólo son vías de comunicación con el Perú, sino
que dan vida y colorido a la grandiosa llanura altiplánica. Gracias a estos dos
lagos, unidos por el rio Desaguadero, el Altiplano Norte goza de un clima benigno
respecto a las regiones central y Sur del Altiplano.

IV.- CLIMA, FLORA Y FAUNA.


En los variados climas que tiene Bolivia, existen también una gran variedad de
flora y fauna. En lo que respecta a la flora, existen en Bolivia toda clase de árboles
maderables, cuya explotación a cargo de las empresas privadas, se ha iniciado
años atrás con resultados satisfactorios para los capitalistas a costa de la tala
indiscriminada que está a punto de desertificar extensas zonas del oriente, y de la
región del Norte paceño, causando de esta forma, daños irreparables al
ecosistema y el equilibrio ecológico de la nación.
En lo que respecta a la fauna, cabe decir que ocurre lo mismo que a la explotación
de la flora. La caza indiscriminada a cargo de las empresas privadas, de especies
valiosas y en peligro de extinción como los saurios, se ha intensificado en los
últimos años, a tal grado los organismos internacionales encargados de proteger a
estas especies, han reñido que intervenir en Bolivia, mediante la petición de una
veda para la caza de esas especies. Pero, a pesar de eso, la caza indiscriminada
continúa inclusive bajo la protección de dignatarios de estado, como el entonces
ministro de Asuntos Campesinos y Agropecuarios. Edil Sandoval Morón que
autorizo, fraudulentamente, a un “honorable padre de la patria”, el diputado
Becerra -que de padre de la patria no tenía nada, menos de honorable-, la
exportación de 10 mil cueros de saurios a Alemania, delito por el cual no se lo ha
juzgado ni siquiera se le ha expulsado del parlamento. Los casos como esto,
suman y siguen, sin que nadie pueda poner coto a actividades tan dañinas para el
ecosistema y el equilibrio ecológico nacional.
Estos hechos delictivos, protegido desde los diversos poderes del estado y que
están causando graves daños, tanto al clima, la flora y la fauna de Bolivia, son
consecuencia de la vigencia del capitalismo que con su espíritu bandidesco,
expoliadora y explotadora, ejerce un verdadero saqueo de los recursos naturales,
causando daños irreparables al futuro de la patria. Así, mientras el capitalismo
esté vigente en Bolivia, sus consecuencias dañinas son inevitables, si bien se los
puede reducir también al mínimo; sin embargo, es poco lo que se puede en ese
sentido cuando los mismos gobernantes son parte de ese sistema de saqueo y
expoliación capitalista de los recursos naturales. Lo único que podría evitar esas
consecuencias nefastas es la caída y el derrumbamiento del capitalismo en
Bolivia, mientras tanto, lo único que queda hacer es crear una conciencia crítica en
el pueblo, para que semejantes daños a la naturaleza, puedan ser frenadas de
alguna manera.
V.- RIQUEZA MINERA.
El suelo y subsuelo de Bolivia, debido a las características orográficas que tiene,
cuenta con una ingente cantidad de recursos minerales, aún hoy, en que el estaño
parece ya agotado. Pero, el estaño es apenas uno de los minerales que Bolivia
posee junto a la plata, el oro, el tungsteno, el cobre, el hierro, el bismuto y otros
diversos minerales. Sin embargo, Bolivia es un país pobre, a pesar que la
explotación minera se ha realizado desde la Colonia hasta la actualidad, y es que
hay una característica general en dichas actividades: la explotación minera
siempre ha estado a cargo de empresas privadas capitalistas que sólo han dejado
socavones y miseria en las montañas de Bolivia. En la colonia, cabe puntualizar, la
explotación minera estuvo al exclusivo servicio de los reyes de España y sus
allegados.
En la etapa republicana, sólo los empresarios mineros se han enriquecido con la
explotación minera: en el siglo XIX. Ramírez, Argandoña, Pacheco y Arce,
conformaron esa oligarquía denominada los “barones de la plata”, mientras que en
el siglo XX, antes de la Revolución de Abril de 1952, con la explotación del estaño,
sólo Patiño, Hoschild y Aramayo se han enriquecido, hasta llegar a ser los
primeros ricos a nivel mundial, mientras que el pueblo boliviano padecía el
hambre, la miseria y la ignorancia más funestas. Con la conformación de la
Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), se creía que esa situación iba a
cambiar, pero no cambió debido a que en su dirección y control administrativo, se
encaramaron elementos cleptómanos burgueses que la han saqueado para sí
mismos y en beneficio de sus parientes y de su clase social, todo eso, bajo la
protección del estado burgués. Es decir, bajo la protección de “su” estado clasista.
En la actualidad, según las denuncias de la Central Obrera Boliviana, varias minas
estatales de oro y plata están siendo explotadas ilegalmente por la Compañía
Minera del Sur (COMSUR), de propiedad de los Sánchez de Lozada. Ante estos
hechos, sólo cabe defender los recursos naturales de Bolivia para cuando el
pueblo tome el poder político y pueda iniciar la extracción y transformación de
estos recursos en favor de toda la nación; de lo contrario, las empresas
capitalistas seguirán saqueando y expoliando nuestros recursos naturales sin que
este país adelante ni un paso hacia el progreso y la independencia nacional. La
explotación y la industrialización de los recursos mineros, podrían darle a Bolivia
un sitial de prestigio y de poderío en el contexto internacional, pero su clase
dominante, sólo lo explota en sentido extractivo y en beneficio de sí misma y no en
sentido de su industrialización y en beneficio de la nación en su conjunto.
VI.- RELACIONES DEL HOMBRE BOLIVIANO CON LOS FACTORES
GEOPOLÍTICOS.
Teniendo en cuenta que los factores de la geopolítica son naturales y culturales,
debemos expresar que el pueblo boliviano debe iniciar una actitud de franco
dominio de su medio geográfico y económico—social, como los factores que le
permitan alcanzar el dominio pleno de su soberanía y, en consecuencia, generar
un poder nacional que le dé un lugar de prestigio en el concierto internacional.
Pero, mientras la famélica burguesía boliviana siga en el poder, jamás se podrá
dominar la geografía boliviana. Esta incapacidad de dominio de la geografía
nacional, por parte de la clase dominante, nos está demostrando la existencia de
Bolivia por cerca de dos siglos de vida en los que la clase dominante no ha dejado
el poder político ni por un instante siquiera y, sin embargo, no ha logrado el pleno
dominio del territorio nacional.
Por lo mismo, está demostrada la incapacidad histórica de la clase dominante para
desarrollar y hacer progresar este país; por lo que el pueblo, debe tomar en sus
manos la conducción de los destinos del país en beneficio de toda la nación. Sólo
así se podrá establecer relaciones de dominio del pueblo sobre su agreste
geografía. De lo contrario, la cordillera, las selvas y los ríos, han de seguir
venciendo a Solivia, han de seguir siendo obstáculos para su desarrollo nacional.
Cómo se podrá notar, sólo el pueblo boliviano, a través de la toma del poder
político, podrá someter a la intrincada geografía que poseemos, mediante la
aplicación enérgica y popular de una política de desarrollo económico planificado y
armónico que, además, esté al servicio de los intereses y necesidades de todo el
pueblo y, por tanto, esté al servicio de los más altos intereses nacionales y que,
consecuentemente, produzca la histórica ruptura con el imperialismo, ruptura que
naturalmente beneficiará a Bolivia, ya que se romperá con una de las cadenas
más fuertes que impide nuestro desarrollo nacional. Esta es la única vía de
desarrollo posible para Bolivia: de lo contrario, seguiremos en la dependencia y el
atraso, vegetando, sin más esperanza que el de lograr sobrevivir en medio de
naciones que cada vez más se adelantan más hacia el progreso y el poderío
nacional y continental, amenazando la existencia misma de la soberanía nacional
boliviana, mediante su lenta absorción económica y política o su anexión mediante
la violenta ocupación político-militar.
VII.- MISIÓN GEOPOLÍTICA DE BOLIVIA.
Una vez que Bolivia rompa su dependencia con el imperialismo, podrá iniciar su
desarrollo económico y social acelerado, con la finalidad de establecer las bases
reales de nuestra independencia nacional, de nuestra soberanía real que no
puede estar basado en Otra cosa que el desarrollo de la industria pesada y del
dominio de la industria electrónica. En ese sentido, “soberanía significa industria
pesada”26, tal como lo enunciaba René Zavaleta Mercado. Sólo con la posesión de
la industria pesada y de la informática, es decir, mediante el dominio de la
tecnología de punta. Bolivia ha de poder ser una nación hegemónica en
Sudamérica: pero. La industria pesada no podrá ser creada por la actual
burguesía oligárquica, ya que esa histórica misión sólo lo pueden realizar las
nuevas fuerzas revolucionarias.
En ese sentido, no es ningún desatino afirmar que el capitalismo en Bolivia, ha
perdido su posibilidad histórica de desarrollar la nación: ahora, esa tarea sólo
puede ser cumplida por las nuevas fuerzas nacionales, y es que “una vez que
existen las grandes naciones capitalistas, las naciones marginales como Bolivia,
que han quedado atrás, ya no pueden alcanzarlas sino por la vía socialista”. Es
decir, que el estado, mediante una planificación económica y social, logre el
desarrollo nacional en poco tiempo y sobre la base del desarrollo de la economía
estatal, que quizá no forzosamente tenga que ver con el socialismo, pero cuyas
modalidades de protección a los desposeídos y la implementación de una política
de igualdad social, no pueden ser ignoradas si se quiere salir del atraso y la
dependencia un que se encuentra Bolivia.

26 René Zavaleta Mercado estado nacional o pueblos de pastores. Pag. 5.


Bolivia, merece un lugar de grandeza, eso nadie lo pueda negar: pero, esa
grandeza sólo se podrá alcanzar rompiendo los vínculos de dependencia con el
imperialismo que nos oprime y saquea diariamente. Sólo después de esa ruptura
con el imperialismo, como totalidad social impuesta sobre las naciones atrasadas,
será posible rodo desarrollo nacional, autónomo y soberano. Por tanto, la primera
tarea del pueblo boliviano para desarrollar el país, es el desplazamiento de la
burguesía de las funciones de gobierno para siempre. Las modalidades de este
desplazamiento de la burguesía, pueden variar, pero su necesidad de expulsión
del poder es única.

CAPITULO IV

DEBILITAMIENTO Y GUERRAS ECONÓMICAS DE BOLIVIA

I.-PROLONGACIÓN DE LA BASE ECONÓMICO-SOCIAL DE LA COLONIA.


La Asamblea Deliberante reunida en Chuquisaca- a convocatoria del Decreto del 9
de febrero de 1.825, emitido por el mariscal José Antonio de Sucre, era una
reunión de doctores que de ninguna manera representaba al pueblo. Ellos se
habían unido a la causa de la independencia en los últimos momentos, para no
perder, en la nueva república, los privilegios de clase que tenían durante la
colonia. Sin embargo, estos "oportunistas que habían usurpado los sitiales
pertenecientes a los veteranos de la guerra de dieciséis años; estos demagogos
[que] habían ocultado con éxito sus actuaciones de fidelidad al rey” 27 de España,
iban a decidir el destino de la ex Real Audiencia de Charcas, conocido también
como Alto Perú.
En la Asamblea Deliberante, los doctores oportunistas, "flamantes patriotas'' del
momento, discutieron tres tesis respecto al destino que debía seguir la
recientemente liberada Real Audiencia de Charcas: primero, la anexión al Perú;
segundo, la anexión a la Argentina; y tercero, la creación de un estado
independiente, que fue la tesis mayoritaria de la Asamblea. Sin embargo, no fue él
patriotismo que les impulsó a los doctores de Charcas a rechazar la unión con el
Perú ni a ser partidarios de la separación de la Argentina de la que legalmente
dependían; “la mayoría de los diputados quería la separación porque el nuevo país
que invocaban estaría bajo su jurisdicción, y ellos querían perpetuar el viejo
sistema”28, el sistema de la explotación feudal-colonial basada en la servidumbre
de las mayorías aborígenes hacia los criollos y mestizos, servidumbre que, en
Bolivia, también se conoce con el nombre de pongueaje.
En ese sentido, en la sesión del 6 de agosto de 1 825. La tesis triunfante fue la de
la separación de la Real Audiencia de Charcas. Alto Perú, y la consiguiente
conformación de un estado independiente, del que los doctores oportunistas, iban
a ser sus conductores, lo que la misma Asamblea se encargó de canalizarlo
cuando organizó la burocracia estatal. Por eso, el historiador José Fellmann
Velarde, afirma que "el latifundismo, de esa manera, había sumado el poder
27 Charles W. Amade. La dramática in urgencia de Bolivia. pág. 215.
28 Idem. Pag. 218.
político a su poderío económico, apoderándose del cuerpo principal del aparato
del estado”29.
Por todo lo expuesto, podemos afirmar que “las élites criollas clausuraron toda
posibilidad de cambio en las relaciones de producción y distribución de la riqueza
y se adueñaron del proceso económico y político, reproduciendo todas las
contradicciones del sistema colonial contra el que se había luchado
encarnizadamente. La herencia colonial perduró por mucho tiempo y siendo
posible escapar de ella, los nuevos amos republicanos conocedores de sus
bondades de explotación por más de tres siglos, optaron mantenerla y ampliarla a
grados de eficiencia acorde con el nuevo tiempo histórico que se vivía” 30.
En ese sentido, "la estructura de la sociedad colonial basada en el señorío, en la
propiedad eminente de la tierra y el siervo no sufre alteración esencial en su
variante "republicana". Es más, el burgués enriquecido por el comercio se hace
terrateniente porque la propiedad de la tierra y los siervos prestigian el nombre del
Señor”31.
Así, la prolongación de la base económico-social de la colonia, es un hecho
histórico que no se puede negar, a tal erado que en todo el ciclo que va de I 825 a
1 899, según Roberto Alvarado Daza. “el feudalismo fue el sistema social del
nuevo estado que nació a la vida como republicano, unitario \ representativo” 32.
Por nuestra parte, debemos agregar que si bien con la llamada Revolución
Federal, se impuso en el poder cierta forma de burguesía, sin embargo, dada su
ideología feudal articulada a formas burguesas, como efecto de la articulación y
subsunción de formas serviles de producción con el capitalismo, las bases
económico-feudales de la época colonial se prolongaron desde 1825 hasta 1953,
en que formalmente, la servidumbre fue abolida como emergencia de la fuerza
histórica de las masas campesinas aymara y quechua.
II.-DESCONOCIMIENTO DEL VALOR DE LOS RECURSOS NATURALES DEL PAÍS.
Los diputados de la Asamblea de 1 825. Compuesto por los doctores oportunistas
y latifundistas, “iban a hacer una Patria, sí; pero la iban a hacer a su imagen y
semejanza”33: es decir, una república feudal que para sobrevivir se iba a contentar
con explotar a los campesinos en las haciendas que poseían y, a lo mucho, se
iban a contentar con explotar unas cuantas minas para proveer de materias primas
al imperialismo inglés que, poco a poco, convertía a las nuevas repúblicas
latinoamericanas en dependencias suyas de las que se llevaba, por compra a
precios baratos, diversas materias primas y en las que vendía los excedentes de
su producción industrial.
La oligarquía criolla que fundó la república de Solivia, para gobernarla, no tenía
visión histórica alguna y se contentaba con las migajas que le reportaba el
comercio libre con Inglaterra- no pensaba desarrollar Bolivia y mucho menos en
industrializarlo; “la decadencia oligárquica en Bolivia era ostensible en los mismos

29 José Fellmann Velarde. Historia de Bolivia. Tomo 11. pag. 16..


30 Jorge Gallardo Lozada. La nación postergada. pag. 175.
31 Roberto Alvarado Daza. Apuntes para una visión dialéctica de Bolivia. pag. 63.
32 Idem. Pag. 117-118.
33 José Fellmann Velarde. Historia de Bolivia. tomo I. pág. 378.
orígenes políticos del país” 34. No se trata de que tal o cual integrante de la clase
dominante que se impuso en el poder de la nueva república, ignorara los
conocimientos de economía política, como a veces se pretende hacer creer, se
trata de algo más que eso, se trata de que como clase dominante, era de carácter
feudal para unos tiempos en los que la república y la ideología burguesa se
imponían por todas partes. Es decir, la clase dominante que se alzó con el poder
en la ex-Real Audiencia de Charcas, era sencillamente reaccionaria y tenía una
mentalidad retrógrada como efecto de su misma condición de clase. Por lo mismo,
el desconocimiento del valor económico de los recursos naturales, era patente; “la
oligarquía boliviana no servía siquiera como oligarquía” 35 y de esto, las clases
gobernantes de los países vecinos, más adelantado que nuestros oligarcas de
tierra adentro, iban a aprovecharse hasta reducir a menos de la mitad la superficie
territorial de Bolivia.
En ese sentido, las pérdidas territoriales de Bolivia, constituyen una muestra
evidente del fracaso de la oligarquía feudal que en la Asamblea de 1825, pregonó
su capacidad para gobernar la ex-Real Audiencia de Charcas.
III.-DESPOBLAMIENTO BOLIVIANO DE LAS FRONTERAS Y ZONAS
PERIFÉRICAS.
La ex-Real Audiencia de Charcas, con más de 3 millones de kilómetros cuadrados,
era un extenso territorio, en su mayor parte selvático, región en la que sólo vivían
tribus nómadas completamente aisladas de las demás regiones del país y
completamente desinformados de lo que estaba pasando en la “culta” Charcas.
Sin embargo, estas tribus primitivas tenían algo en común con la oligarquía feudal
de entonces: la falta de capacidad y de ideales políticos para construir una nación
a la altura de los tiempos históricos en que se vivía; la única diferencia está en que
los doctores de Charcas pregonaron su capacidad para gobernar y no lo
demostraron en el transcurso del tiempo. Desde entonces, las cosas no han
cambiado mucho. El oriente boliviano, en su mayor parte, sigue siendo hoy can
selvático como antes, con una escasa población que está más cerca, más
vinculada al Brasil que a Bolivia.
En lo que se refiere a las zonas periféricas de Bolivia, es decir, las regiones
fronterizas, la población boliviana es escasa y está más vinculada a los países
vecinos correspondientes que a Bolivia. Esto se observa en las fronteras con
Argentina. Chile. Perú y Brasil.
Por todo lo expuesto, cabe decir que no hay “despoblamiento boliviano de las
fronteras y zonas periféricas”, lo que se ha dado desde la creación de Bolivia
hasta hoy, es la incapacidad de la clase dominante, de los gobernantes de este
país, para poblar y desarrollar las zonas periféricas y fronterizas. Es debido a esa
incapacidad de la clase dominante, de construir una nación moderna, que se han
perdido extensos territorios con todos los países vecinos.
La oligarquía feudal, al igual que la oligarquía feudal-burguesa formada después
de la Guerra del Pacífico, han pretendido conservar la antigua superficie territorial
de Charcas, sobre la que se ha creado Bolivia, en base a papeles, en base a
documentos coloniales que en la práctica no han tenido validez alguna. Para la
34 René Zavaleta Mercado, ob. cit. pag. 32.
35Idem. pág. 31.
130 - 146
antigua clase dominante, como para la actual oligarquía burguesa, ha sido más
cómodo conservar papeles, darse carnavales con documentos en la mano que
crear poblaciones y polos de desarrollo fronterizos que son, en última instancia,
los que definen los litigios fronterizos. La historia de las pérdidas territoriales de
Bolivia, precisamente demuestra la ausencia de esos polos de desarrollo
fronterizo, y con mucha elocuencia.

IV.- LA DESVERTEBRACIÓN GEOGRÁFICA.


La desvertebración geográfica de las diferentes regiones de Bolivia, es un
fenómeno permanente que se viene arrastrando desde la colonia hasta la
actualidad. Propiamente hablando, no hay desvertebración geográfica, lo que
existe es la escasa vertebración geográfica, Bolivia es un país extenso, pero con
una deficiente red de vías de comunicación y transporte desde la época de la
colonia: la etapa republicana, no ha hecho mayores esfuerzos para resolve r
esta situación de virtual incomunicación vial entre el oriente y el occidente,
entre el Norte y el Sur del país. Las actuales vías troncales se reducen a las
carreteras entre La Paz-Oruro-Cochabamba-Santa Cruz, las mismas que junto a
pequeños ramales adyacentes y la carretero Sucre-Potosí, son las únicas
carreteras pavimentadas. Las demás carreteras que vinculan las ciudades
como Potosí- Tarija-Sucre. Potosí-Oruro, son de tierra y la mayor parte de estas
ciudades entre si y sus provincias, están vinculadas por carreteras de tierra o, en
el mejor de los casos, por carreteras de ripio. Las ciudades de Cobija y Trinidad,
no cuentan con carreteras que lo vinculen a las grandes ciudades. La carretera La
Paz-Trinidad, apenas es transitable en la época seca y en la época de lluvias, es
imposible transitarlo.
La geografía cordillerana- es uno de los obstáculos que el estado boliviano tiene
que vencer para lograr una vertebración caminera efectiva: se tiene que tener
capacidad para construir grandes carreteras asfaltadas que vinculen, por lo
menos, todas las capitales de departamento, lo que efectivamente reactivará el
desarrollo económico y político de estas regiones alejadas. Sin embargo,
pareciera que la burguesía boliviana, con una visión tan sólo urbana y despojada
de una visión nacional de largo alcance, pareciera que sólo tiene capacidad para
construir autopistas urbanas que, a la vuelta de algunos años, están ya
malogradas. Respecto a las vías ferroviarias, si gran desafío consiste todavía en
unir la red oriental y la occidental, siendo éste casi un sueño centenario, lo mismo
que el de crear una red ferroviaria en la región Norte del país.
En lo que se refiere a la vía aérea, Bolivia está deficientemente cubierta en su red
troncal por Boliviana de Aviación, ECOJET, AERCOM, AMAZONAS y entre las
ciudades del área troncal y las ricas provincias del Norte y el oriente, los une el
Transporte Aéreo Militar (TAM), siendo en muchos casos, el único medio de
vinculación entre la región nororiental y las demás regiones. Los aeropuertos más
grandes son el Viru Viru, de Santa Cruz: el Aeropuerto de El Alto, de La Paz y el
Aeropuerto Jorge Wilsterman, de Cochabamba: los demás aeropuertos son de
segunda y tercera categoría.
La no-vertebración geográfica de Bolivia, ha jugado un rol negativo en la pérdida
de los extensos territorios. Es así que en etapas de emergencia internacional,
como las guerras, no habían carreteras ni ferrovías que viabilizaran una mejor
defensa del Litoral, el Acre, el Tambopata o el Chaco.
V.- AUSENCIA DE UNIDAD ECONÓMICO-SOCIAL.
No habiendo carreteras ni ferrovías de vinculación que abarquen toda la superficie
nacional, es natural que la ausencia de la unidad económica y social sea un
problema patente que, actualmente, está en vías de superación mediante el
empleo de la aviación. Sin embargo, el regionalismo, como herencia colonial
fomentada por las actuales oligarquías, es una expresión negativa de la ausencia
de la unidad económico-social que, en ciertas circunstancias, podría originar la
división del país. En el pasado, ya hubieron estos intentos de división de Bolivia
mediante la separación, por ejemplo, del departamento de Santa Cruz como la
“República Oriental de Santa Cruz”: sin embargo, estos intentos secesionistas han
fracasado porque estaban alentadas por fuerzas oligárquicas regionalistas
antinacionales y por fuerzas extranjeras como el Paraguay y las petroleras
norteamericanas Standard Oil Co. Y Gulf Oil Co.
Dadas estas circunstancias, está claro que el regionalismo es reaccionario y
merece ser combatido no desde los efectos, no como represión del regionalismo,
sino desde las causas que lo producen, es decir, creando un fuerte mercado
nacional que unifique a toda Bolivia como una totalidad social articulada que se
llama nación. En fin de cuentas, la ausencia de la unidad económico-social, es una
consecuencia del pobre desarrollo del capitalismo en Bolivia y es, simplemente,
una consecuencia de la existencia de un capitalismo orientado en su proceso
productivo más hacia el mercado exterior que al mercado interior de Bolivia. Esta
situación, sin embargo, se debe a la existencia de una poderosa fuerza
internacional que se llama imperialismo y que constituye uno de los obstáculos
más grandes para la construcción de la nación boliviana, puesto que en vez de
favorecer la economía en un sentido nacional, es decir, orientada a la satisfacción
de las necesidades internas, más bien alienta la producción de bienes para el
mercado internacional.
Así, la vigencia del capitalismo en Bolivia, en vez de lograr la unidad nacional, lo
que alienta es la articulación de las economías regionales al mercado
internacional, por lo que no hay una economía nacional unificada y más bien el
capitalismo boliviano está articulada a las potencias industriales extranjeras desde
la economía de sus diversas regiones: es decir. Bolivia está articulada al mercado
internacional no como una totalidad social nacional sino más bien como una
entidad fragmentada, dividida y regionalizada. La consecuencia de todo ello, es la
ausencia de la unidad nacional que permita la supervivencia de Bolivia como una
nación moderna en el tiempo y el espacio.
En ese sentido, está claro que en el pobre y marginal desarrollo del capitalismo
boliviano, está préseme la influencia funesta del capitalismo internacional que está
más interesado en extraer las materias primas, directamente, desde sus fuentes
hacia el exterior que en lograr la vinculación y la articulación total de Bolivia como
una nación. Así se explica que, con la vigencia del capitalismo en Bolivia, sólo se
hayan construido ferrovías en las regiones mineras y no en el nororiente del país.
VI.- GEOPOLÍTICA DE LOS PAÍSES VECINOS.
La geopolítica, es decir, la política externa de los países vecinos, ha estado
orientada hacia la apropiación de nuestros territorios largamente abandonados por
la clase dominante y los diferentes gobiernos del país. Sin embargo, sería un
grave error si creyéramos que los países vecinos han tenido una mentalidad
conquistadora por sí y en sí misma, más bien, la mentalidad conquistadora de los
países vecinos ha surgido como una consecuencia de la articulación de las
diferentes oligarquías nacionales con el imperialismo inglés o norteamericano, sin
exceptuar de ello, la herencia portuguesa del expansionismo brasileño: de lo
contrario, las oligarquías vecinas jamás habrían avanzado sobre nuestros
territorios, por lo menos, no con la misma fuerza expansiva.
En ese sentido, al hablar de la geopolítica de los países vecinos, tenemos que
hablar de la penetración del imperialismo en los países vecinos, hecho que se vio
facilitado por la posesión de estos países de extensas costas marítimas. Por lo
mismo, podemos decir que en Bolivia- el imperialismo ha penetrado en forma
tardía y. por tanto, la oligarquía boliviana dormía tranquilo, encasillado entre la
cordillera y la selva. Su despenar, por lo mismo, fue tardío, tan tardío que ya no
podía transformarse en una burguesía de carácter nacional, por lo que no pude
articular al proletariado y al pueblo en un proyecto nacional burgués.
En ese sentido, la burguesía boliviana, no pudo unificar a los diversos sectores del
pueblo, en un proyecto nacional unitario, por lo que sólo le quede asociarse al
imperialismo en contra del pueblo boliviano, y es ahí que surge ese engendro
feudal-burgués conocido como la "rosca". Es decir, la oligarquía feudal-burguesa
compuesto por tres empresarios mineros y 524 grandes latifundistas 36
que explotaban inmisericordemente a toda la nación constituyéndose, en un
enorme obstáculo para el desarrollo de la nación.
Es por eso que el pueblo boliviano empezó a luchar contra esa “rosca” hasta que
con la Revolución Nacional del 9 de abril de 1952, destruyó a esa oligarquía
antinacional, desbrozando con ello, las perspectivas del desarrollo de Bolivia como
nación. A partir de entonces. Bolivia empezó a tener más influencia en el contexto
internacional, aunque ello, no redundó inmediatamente en el sentido de respeto a
su independencia y soberanía nacional.
VII.-LA GUERRA Y LOS CONFLICTOS ECONÓMICOS DE BOLIVIA.
Aparte de varios conflictos menores provocados por sus vecinos. Bolivia conoce
desde su creación, tres grandes guerras internacionales que han causado graves
distorsionamientos en su desarrollo económico-social. Es así que su superficie
territorial se ha reducido hasta hoy, a menos de la mitad, territorio en la que vive
una población diezmada por los efectos funestos de los golpes de estado, el
hambre y las masacres que la clase dominante dirige en contra del pueblo.
Por otra parte, Bolivia no solo ha perdido extensos territorios como efecto de las
guerras con sus vecinos, sino que también ha perdido, mediante la diplomacia,
grandes extensiones de territorio, lo que demuestra la incapacidad histórica de la
oligarquía boliviana canto en el campo militar como en el campo diplomático. En
ese sentido. “la pérdida del Pacifico, del Acre y del Chaco son las muestras más
elocuentes de que nuestra organización social [oligárquica] no responde a las

36 Cfr. Agustín Barcelli. Medio siglo de luchas sindicales, en Bolivia. pag. 246 y siguientes.
exigencias de la vida moderna nacional, estatal, unitaria” 37, afirma Roberto Al
varado.
A. La Guerra del Pacífico.
La Guerra del Pacifico que Chile desencadenó en contra de Solivia y Perú,
fue consecuencia de la crisis económica mundial que ocasionó la guerra
franco-prusiana de 1870-1871, en todo el sistema capitalista y cuyo punto
culminante más alto se sintió en el mundo hacia 1.874. Las primeras
manifestaciones de esta crisis económica mundial, se hicieron sentir en Chile
hacia 1.874, alcanzando su punto culminante en 1.878” 38, de tal forma que la
crisis cíclica del sistema capitalista, sacudió desde sus cimientos la estructura
económica y social de Chile, la catástrofe general, estaba a la vista. Para
remediar esta situación, el gobierno chileno, sacando fuerzas de la crisis,
inició la última fase de su larga preparación de la conquista del Litoral, de tal
forma que la crisis "encontró un terreno inesperado con la Guerra del Pacifico
a principios de 1879. Y decimos que encontró un término inesperado -dice el
historiador chileno Daniel Martner-, porque ésta puso al país en posesión
inmediata de inmensos recursos”39 que, según el historiador chileno Hernán
Ramírez Necochea. “fue una vigorosa inyección intencionadamente buscada,
que permitió salvar la grave crisis que le venía afectando -a la economía
chilena- y que había alcanzado su punto culminante en 1.878” 40.
Por otra parte, la crisis económica mundial, también se inició en Bolivia hacia
1.874 y alcanzó su punto culminante en 1.878. Además, esta crisis
económica, fue acompañada de una intensa crisis agrícola que se produjo
ese mismo año, como consecuencia de una grave sequía que afectó a los
ingresos del fisco, de tal forma que el Congreso Nacional vio como una salida
a la crisis, la aplicación del impuesto de 10 centavo a cada quintal de salitre
que se exportaba por el puerto de Antofagasta. Ante cata medida, la
“Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta”, integrado por
empresarios chilenos, recurrió al gobierno chileno, pidiendo protección; es
decir, pidiendo protección para desacatar las disposiciones tributarias que el
gobierno boliviano había adoptado en su propia jurisdicción territorial, en
ejercicio legítimo de su soberanía e independencia nacional. Desde este
punto de vista, la empresa chilena estaba cuestionando la soberanía
boliviana sobre el Litoral y por eso te secundó el gobierno de Chile.
El gobierno chileno, por fin había encontrado un pretexto formal para
provocar al gobierno boliviano y desencadenar la guerra de conquista
mediante el cual se apoderaría del Litoral boliviano y para el cual se había
preparado cuidadosamente, por lo menos desde 1867. Con este fin de
provocar la guerra en una situación histórica que le era favorable, el gobierno
chileno no tuvo reparo alguno en entrometerse en los asuntos internos de
Bolivia como era el cobro de impuestos en el departamento del Litoral: pero,
lo hizo a sabiendas que iba a ser rechazado y que, mediante esa

37 Roberto Alvarado Daza. Ob. cit. pags. 121-122. En cursivas en el original.


38 Véase Hernán Ramírez Necochea. Historia del movimiento obrero en Chile. pag. 178.
39 Citado por Hernán Ramírez Necochea. ob. cit. pág. 58.
40 Hernán Ramírez Necochea. ob. cit. Pág. 177-178.
provocación, iba a desencadenar la guerra de conquista tan esperado para
resolver su crisis económica. Así, la crisis del sistema capitalista mundial,
juntó a la expansión del imperialismo inglés sobre la economía chilena, iba a
generar una guerra imperialista entre dos semicolonias. La victoria, en este
conflicto, no iba a ser la expresión de la capacidad interna de cada país, sino
el resultado del grado de dependencia del imperialismo inglés y. en ese
sentido. Chile iba a ganar la guerra por estar más ligado al capitalismo
colonialista inglés del que, además, recibió considerables refuerzos bélicos,
antes de la guerra y durante el curso de la misma guerra.
Por otra parte, los capitales anglochilenos, habían penetrado en Bolivia
mucho antes de la Guerra del Pacifico, especialmente desde I.872, año en
que se fundó el Banco Nacional de Bolivia, con financiamiento mayoritario de
capitalistas chilenos y un porcentaje menor de capitalistas bolivianos. A este
respecto, el historiador chileno Hernán Ramírez Necochea afirma que “la
participación de los capitalistas chilenos en Bolivia fue tan considerable que
ellos fueron los principales promotores del Banco Nacional de Bolivia, que
tenía doble domicilio legal: Valparaíso y La Paz: el capital inicial de este
banco fue suscrito íntegramente por casas de comercio de Valparaíso” 41. La
penetración de capitales anglochilenos, se vio más estimulado cuando se
descubrió que el Litoral no sólo tenía salitre para la fabricación de pólvora
sino también el guano que iba a parar a Europa para fertilizar las tierras
agotadas, a través de la exportación de compañías inglesas con la ayuda de
los serviles empresarios chilenos.
Las guaneras y salitreras del Litoral, en el mejor momento del auge de su
explotación, fueron entregadas a las empresas anglochilenas, al igual que en
los tiempos del dictador Melgarejo, por los gobiernos “democráticos” de
Tomás Frías y Mariano Ballivián. De esa forma, todos los privilegios
otorgados por la tiranía melgarejista, son "democráticamente" recuperados y
ampliados, por estos capitalistas anglochilenos, el 5 de diciembre de 1.872 y
el 6 de agosto de 1.87442: por lo mismo, debido a “la facilidad que tenían para
obtener concesiones del gobierno débil y desinteresado del Altiplano, los
capitalistas chilenos pronto estuvieron abogando por la directa expansión
territorial chilena sobre la provincia boliviana. A este deseo de expansión el
gobierno chileno demostró aceptación y la bandera pronto empezó a seguir al
comercio”43.
El desinterés del gobierno y de los empresarios bolivianos por el Litoral, se
expresa elocuentemente en el hecho de que “en cincuenta años de dominio
los feudales bolivianos se interesaron poco por la suene del Litoral boliviano.
El descubrimiento del guano y del salitre apenas llegó a sus oídos y fueron
muy pocos los que trataron de obtener concesiones mineras” 44. Es notorio
que a la miope e incapaz oligarquía boliviana, le bastaba con apropiarse de

41 Idem. pag. 39.


42 Cfs. Néstor Taboada Terán. Historia de la Indias socialistas, en Bolivia 2 Pags. 105-
106.
43 Anónimo UMSA. Historia de Bolivia. pag. 47
44 Roberto Alvarado Daza, Ob. Cts. Pag. 77.
las migajas que dejaban los capitalistas chilenos e ingleses en su proceso de
explotación y saqueo de los recursos naturales del Litoral.
Por otra parte, mientras el gobierno chileno alentaba la inmigración de sus
habitantes hacia las salitreras y guaneras del Litoral, el gobierno y la
oligarquía boliviana, ni siquiera destacaban autoridades ni fuerzas militares
suficientes. Es así que Francis Burdett O'connor, en 1.825. "encontró en
Cobija un solo habitante altoperuano”, el corregidor. Si esto pasaba a nivel de
los representantes del estado, la situación tenía que ser peor a nivel de la
población civil, ya que los campesinos, la mayoría de la población boliviana
de entonces, se encontraban económicamente atados, por la vía de la
servidumbre llamado pongueaje, a miles de haciendas de la oligarquía feudal
y, por tanto, estaban materialmente imposibilitados de emigrar hacia el Litoral
en busca de mejores condiciones de vida.
La tendencia a un acceso al mar de Bolivia. Bolivia es el único estado
sudamericano que no cuenta ni con litoral propio, ni con una amplia vía fluvial
hacia el Océano (caso del Paraguay). Su conflicto con chile en 1879 y con
Paraguay en 1932-1935.
En cambio, en Chile, la existencia de latifundios en vías de transición a
haciendas agrícolas articuladas al capitalismo comercial y bancario, había
dejado “libre” a miles de campesinos que buscaban trabajo para no morir de
hambre45, y como el trabajo sólo había en las salitreras y guaneras del Litoral
boliviano, se desplazaron en esa dirección. Así, a las empresas chilenas del
Litoral, asociados a capitales ingleses, se sumaban miles de obreros
procedentes de los valles centrales chilenos. En los hechos, desde “el
momento en que la provincia costeña estaba habitada por dos tercios de
ciudadanos chilenos, se había convertido en colonia de Chile para todos los
efectos prácticos”46 y. en ese sentido, más pronto que tarde, el Litoral iba a
pasar inevitablemente a la soberanía chilena, “por la razón o la fuerza”, tal
como prescribe el lema del escudo nacional de Chile.
Desde ese punto de vista, el historiador José Fellmann Velarde. Considera
que "la ocupación de Antofagasta y Caracoles había sido, por parte de Chile y
desde el punto de vista de sus relaciones económicas con Solivia, una suerte
de expedición contra una semicolonia en rebeldía” 47, y la rebeldía de Bolivia,
consistía en insistir en el cobro de un impuesto de 10 centavos por quintal de
salitre exportado, desde el Litoral, por la empresa anglochilena “Compañía de
Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta”.
Por todo lo expuesto, se llega a establecer con claridad, que “el
desplazamiento de las masas obreras de Chile hasta las guaneras y salitreras
bolivianas realizó la conquista pacifica del Litoral mucho antes de que los
políticos de la Moneda -casa de gobierno chileno- emprendieran la conquista
militar”48. La vigencia del feudalismo en Bolivia, estaba determinando la
pérdida del único contacto que poseía con el mar. "la punición contra una

45 Cfr. Hernán Ramírez Necochea. Ob. cit. págs. 39—0. 59 y siguientes.


46Herbert S. Klein. Historia general de Bolivia, pag. 185.
47 José Fellmann Velarde. Ob. cit. tomo II. pag. 272.
48 Roberto Alvarado Daza. ob. cit. Pag. 77.
dependencia rebelde se había convertido en una guerra imperialista de
despojo”49 y. con ello, “los chilenos llevaron a la práctica su plan larga y
cuidadosamente preparado”50.
En ese sentido. Chile se lanzó a la ocupación de todo el Litoral boliviano,
desde Antofagasta y Calama hasta la quebrada de Ollagüe, donde se detuvo
en su avance, puesto que sus intenciones no eran cruzar los Andes, sino
continuar la conquista hacia el Norte, con la ocupación de territorios
peruanos. Por su parte. Solivia no tenía “fuerzas suficientes como para
intentar, por sí sola, una recuperación, la guerra entre ambos países, para
lodos los efectos prácticos, había concluido” 51 solamente en dos meses desde
la invasión de Antofagasta- sin que todavía Chile declarara oficialmente la
guerra a Bolivia.
En realidad. Bolivia no era el rival de Chile, sino el Perú que podía
constituirse en un rival serio y poderoso del Pacifico Sur, gracias a los
mayores recursos naturales que tenía. Por tanto, Chile necesitaba liquidar al
Perú igual que a Bolivia: de ahí que “a las pocas horas de haberle declarado
oficialmente la guerra ya bloqueara los puertos peruanos del sur” 52.
Así, mediante la Guerra del Pacifico, “Chile pasó a ser el dueño efectivo de
toda la heredad costera de Bolivia: 158.000 kilómetros cuadrados, cuatro
puertos mayores: Antofagasta. Mejillones. Cobija y Tocopilla, siete caletas y
cerca de 40.000 habitantes”53.
Para terminar, reiteramos que el impuesto de 10 centavos por quintal de
salitre, no fue la causa de la Guerra del Pacifico, como aún muchos
sostienen: fue apenas un pretexto del que se valió el expansionismo chileno
aliado al capitalismo inglés, para apoderarse de los únicos yacimientos de
salitre natural del mundo. Es así que una vez terminada la guerra, "¡el
gobierno chileno decreta un impuesto de 40 centavos al quintal de salitre
exportado por Antofagasta!”54, y, por este hecho, la compañía salitrera ya
mencionada, ni siquiera protestó.
En la actualidad. Bolivia debe prepararse no sólo para recuperar el Litoral,
sino ame todo, para defenderse de nuevas expediciones conquistadoras
chilenas, ya que "la oligarquía militarista de Chile no puede abandonar jamás
sus pretensiones expansivas en desmedro del más débil de sus vecinos,
porque es un hecho palmario que este país no puede asegurar un futuro
solvente de su estructura económica si no soluciona, al ritmo de los tiempos
[actuales], las graves contradicciones vigentes en el interior de su sistema
capitalista dependiente”55.
B. La Guerra del Acre.

49José Fellmann Velarde. ob. cit. tomo II. pag. 274.


50 Herbert S. Klein. ob. cit. pág. 186.
51José Fellmann Velarde. ob. cit. tomo II. pag. 276.
52 Herbert S. Klein. ob. cit. pág. 186.
53 José Fellinann Velarde. ob. cit. tomo II. pág. 275-276.
54 Néstor Taboada Terán. ob. Cit. Fascículo 2. pag. 112
55 Jorge Gallardo Lozada. ob. cit. pag. 193.
Después de la llamada Revolución Federal de 1899, el Partido Liberal subió
al poder y adoptó una política entreguista de la soberanía nacional, en el
entendido de que había que fijar, de una buena vez. Las líneas fronterizas de
Bolivia, no importa cediendo extensos territorios a los países vecinos a
cambio de dinero, para que esa incertidumbre de los limites termine, y en
adelante la república se dedique, con el dinero así conseguido, a la
modernización y el desarrollo nacional. En ese sentido, los Gobernantes de
entonces, “obsesionados por la idea fija de terminar la red ferroviaria y de
modernizar las ciudades, no tuvieron reparo en desprenderse de panes
considerables del territorio nacional y de posiciones internacionales
tradicionales, política que dejó a Bolivia totalmente privada de su acceso al
mar y con unas deudas cuantiosas” 56. A esa política entreguista, mutiladora
de la soberanía nacional, la clase dominante, llamó eufemísticamente, el
“periodo geográfico de la República”.
La política entreguista liberal del "periodo Geográfico de la república", se
inició con la mutilación del territorio de1 Acre, en los que existía la goma, tan
apreciada en los mercados internacionales de entonces. En el Acre,
abandonado por muchos años por la oligarquía y que, por lo mismo,
alboreaba una población mayoritariamente brasileña, se fundó Puerto Alonso
el 3 de enero de 1.899, con la finalidad de recaudar impuestos por concepto
de exportación de la goma. Esta medida del gobierno boliviano, afectaba a
las poblaciones brasileñas cercanas que percibían dichos impuestos como si
la goma se hubiera extraído de sus territorios, por lo que, necesariamente,
iban a surgir problemas relacionados con la soberanía territorial del Acre.
En estas circunstancias, el Brasil prohibió primero la navegación de barcos
bolivianos a escasos dos meses de la creación de Puerto Alonso en el Acre,
hecho que un mes más tarde fue seguido por la sublevación de varios
barraqueros que expulsaron a las autoridades bolivianas de Puerto Alonso.
Después de estos hechos lesivos a la soberanía boliviana del Acre, el
gobierno brasileño, para disimular su ávido expansionismo, se valió de un
aventuren: español del Estado de Para, llamado Manuel Gálvez, quien el 15
de julio de 1.899, proclamó el pretendido “Estado Independiente del Acre” del
que, a su vez, se auto nombró presidente.
Ante estos hechos, el gobierno boliviano destacó al ejército para restaura la
soberanía nacional: pero, a pesar de la victoria alcanzada por el batallón
Independencia, en Riosinho, el año 1.900 y de la victoria de Puerto Rico, de
1.902, dirigido por el presidente. Gral. José Manuel Pando, la defensa del
Acre se hacía sumamente difícil debido a que la llamada Guerra de la Goma,
encontró al país totalmente desarticulado y sin vías de comunicación
adecuadas con la región en litigio.
Por otra parte, hay que tener en cuenta el constante apoyo que el Brasil
prestó a los separatistas del Acre, con miras a anexarlo posteriormente, de tal
forma que el gobierno boliviano, tuvo que negociar directamente con el
gobierno brasileño para establecer primero el modus vivendi que luego fue
convertido en el Tratado de Petrópolis del I 7 de noviembre de 1.903. Por este
tratado, Bolivia perdió 191.000 km2 a cambio de 2 millones de libras

56 Herben S. Klein. ob. cit. pag. 210.


esterlinas, "suma que las aduanas perdidas iban a recuperar en sólo cuatro
años”57.
Al rifamiento del Acre. llevada a cabo por el régimen liberal de Pando, le
siguió la entrega definitiva del Litoral a Chile, efectuada esta vez por Ismael
Montes, quien no tuvo escrúpulo alguno en aceptar el humillante "Tratado de
Paz, Amistad y Límites", que de paz y amistad no tenía ni un ápice, a cambio
de la miserable suma de 300.000 libras esterlinas y un ferrocarril a Arica que
sólo servía, en los hechos, para dar vida, con el comercio boliviano, a los
territorios arrebatados al Perú por parre de Chile. Así, el régimen liberal de
Montes, consiguió “la bonanza económica a costa del descuartizamiento
geográfico y la entrega del país a la voracidad de los banqueros del
imperialismo”58 norteamericano a través del empréstito Speyer.
Con la entrega del Acre y el Litoral. "Bolivia resignaba su plena soberanía,
cargaba con el peso muerto de una voluntad ajena en el camino de su
desarrollo económico y se condenaba al aislamiento. Nada mejor que ese
Tratado [con Chile] para botón de muestra de lo que las clases dominantes
entendían por una definición del periodo geográfico de la República” 59. En
ese sentido, “por cuatro millones de libras esterlinas se enclaustró al país por
el occidente y se le cerraron las puertas soberanas de navegación hacia el
oriente Atlántico por medio del rio Amazonas” 60. Las cosas no se detuvieron
ahí, la clase dominante, por su incapacidad y la falta de una visión histórica,
iba a cerrar también la salida al mar a través de la navegación del rio
Paraguay mediante su derrota en la guerra del Chaco.
C. Guerra del Chaco.
La Guerra del Chaco que Bolivia tuvo que sostener contra el Paraguay, fue
una de las guerras desencadenadas por la penetración del imperialismo
norteamericano en Sudamérica, con el propósito manifiesto de sustituir la
hegemonía política que el imperialismo ingles había alcanzado en dicha
región a lo largo del siglo XIX, Más concretamente, la guerra del Chaco fue
producto de la contradicción que se dio entre el imperialismo yanqui que, a
través de la transnacional petrolera Standard Oil Co., penetraba con fuerza
en Bolivia y del imperialismo ingles que, a través de la transnacional petrolera
Royal Dutsch Shell, penetraba en el Paraguay en busca de petróleo. Los
pueblos boliviano y paraguayo, fueron las víctimas de este enfrentamiento
antiimperialista por el dominio petrolero del Chaco que aparecía recubierto de
un viejo problema fronterizo, presente griego que el colonialismo español dejó
como herencia.
La clase dominante de Bolivia, a lo largo de la historia, había tratado de
resolver el problema fronterizo con el Paraguay en forma pacífica, pero desde
que el imperialismo norteamericano, a través de la petrolera Standard Oil Co.,
hizo ver la posibilidad de apoyarle en sus esfuerzos bélicos, adquirió un tono
belicista que estaba fuera de lugar. Es así que empezó a pregonar su
capacidad bélica no sólo para ganar una eventual guerra con el Paraguay

57 José Fellmann Velarde. ob. cit. tomo III. pag. 36.


58 José Fellmann Velarde. Ob. cit. tomo III. Pag. 36.
59 Néstor Taboada Terán. Ob. cit. fascículo 3. Pag. 143.
60 José Fellmann Velarde. Ob. tomo III. Pag. 40.
sino que también expresó sus ansias de dominarlo colonialmente mediante la
apropiación de la capital paraguaya de Asunción. Es expresando estas ansias
de dominio colonial que la oligarquía boliviana de entonces expresó la
consigna belicista de “pisar fuerte en el Chaco” y “Asunción para Bolivia” que,
en lenguaje llano, quería decir ganarle la guerra al Paraguay y anexarse nada
menos que la capital paraguaya a la soberanía boliviana.
Las ilusiones de la ingenua oligarquía burguesa de Bolivia, como es sabido,
no se materializaron: al contrario, salió de ella ignominiosamente derrocada
por el ejército paraguayo. En la Guerra del Chaco, Bolivia perdió más de 56
mil vidas y un extenso territorio que alcanzaba a los 250.000 km2. Es decir,
más de lo que mediante las negociaciones pacificas hubiera podido perder,
aceptando cualquiera de las pretensiones territoriales del Paraguay, si se
exceptúa la última, que fue ya una verdadera provocación para desencadenar
la guerra.
Con la derrota del Chaco, la oligarquía boliviana perdía su tercera contienda
bélica internacional con sus vecinos; sin embargo, la derrota de la clase
dominante no era la derrota del pueblo; al contrario, la derrota de la oligarquía
significaba que se habían abierto las puertas para la victoria del pueblo al
interior de la sociedad. Es así que los excombatientes, tanto obreros como
campesinos, juntamente con otros sectores populares de izquierda, se
hermanaron en una lucha abierta en contra de la oligarquía minero-feudal,
hasta que le depusieron del poder político, mediante la victoria popular que
tuvo su expresión en la Revolución Nacional del 9 de abril de 1952.
En ese sentido, la pérdida de tantas vidas en el Chaco, por lo menos sirvió
para despertar la conciencia social adormecida de los campesinos, quienes
rompieron definitivamente con su relativo aislamiento de la vida política
nacional. Este hecho, fue consecuencia de la participación del campesinado
en la guerra del Chaco donde, como siempre, habían sido confinados por la
oligarquía a un lugar terciario y. sin embargo, habían sido los que con más
valentía combatieron y, por lo mismo, los que más bajas Tuvieron.
La oligarquía burguesa, hasta en el frente de batalla había mantenido la
estructura social de la caduca sociedad oligárquico feudal-burguesa: por lo
mismo, en la guerra del Chaco, "los blancos eran los oficiales: los cholos, los
suboficiales y los campesinos indios, la tropa” 61. En ese sentido, es justo
afirmar que la guerra del Chaco se perdió a causa del caduco sistema social
oligárquico burgués vigente que en ningún modo se había preocupado por
desarrollar dichos territorios y menos por vincularlo al resto del país.
VIII.-CONSECUENCIAS GEOPOLÍTICAS DE ESTOS CONFLICTOS.
Las consecuencias inmediatas de las tres grandes guerras que Solivia ha
sostenido con sus vecinos, son, en primer lugar, la pérdida de inmensos recursos
naturales como el guano, el salitre, el cobre y la plata del Litoral: la goma, la
castaña y los bosques maderables del Acre; y sin en la guerra del Chaco no
perdimos ningún recurso natural inmediatamente aprovechable, no es menos que
perdimos extensas llanuras que, a base de riego, podían haber sido excelentes
campos ganaderos en la región sudoriental de Bolivia.
61 Herbert S. Klem. Ob. cit. Pag. 240.
140 - 146
En cuanto a las consecuencias mediatas de las pérdidas territoriales, Bolivia sufrió
el total enclaustramiento entre sus montañas y selvas, Habiendo perdido el Litoral,
pudimos haber salido al océano Atlántico por el rio Amazonas y el rio Paraguay,
pero también perdimos esa posibilidad. Sin embargo, mediante la canalización de
los ríos que aún nos quedan, es todavía posible la salida al océano Atlántico. El
dragado del Canal Tamengo y la construcción de un puerto de embarque y de
descargue en las cercanías de Puerto Suárez, han dado por lo menos, un paliativo
a la carencia de una comunicación directa con el mar.

CAPITULO V

GEOPOLÍTICA PARA BOLIVIA

I.- CONQUISTA DE BOLIVIA POR LOS BOLIVIANOS.

La superficie territorial de Solivia, como hemos establecido, está en su mayor


parte deshabitada, especialmente en las regiones nororientales. En cambio, en la
región occidental, la población es numerosa, especialmente en los alrededores del
Layo Titicaca, donde el minifundio es un problema que aparentemente no tiene
solución alguna. Como no podía ser de otra manera, el minifundio causa una
situación de miseria que sume al campesinado en una condición de vida
realmente desesperante. El minifundio ha llegado, en estas regiones, a tal grado
que una familia campesina apenas cuenta con algunos surcos que de ninguna
manera abastecen las necesidades de las familias campesinas que, de esa forma,
se ven en la necesidad de emigrar a las ciudades en busca de trabajo para poder
sobrevivir.
Abundancia de tierras, por una parte, y escasez de tierras, por otra parte. He ahí el
problema paradójico de la cuestión agraria y campesina en Bolivia; problema
frente al cual la clase dominante y la clase explotada, adoptan posiciones
totalmente contrapuestas. Así, en la primera mitad de este siglo, la clase
dominante, la oligarquía feudal-burguesa, quería traer inmigrantes europeos para
que puedan desarrollar Bolivia. Según la oligarquía de entonces, el atraso de
Bolivia se debía a la abundancia del “indios” aymaras y quechuas que, según
ellos, no contribuían al progreso nacional; echaban la culpa de su propia
incapacidad histórica y su falta de visión nacional, a los campesinos y a los
pueblos aborígenes, los únicos sectores que con su trabajo silencioso y cotidiano,
han forjado la historia de este país, han mantenido a la oligarquía y han sostenido
con su trabajo diario, al estado feudal-burgués del que ningún beneficio recibían y
del que sólo la oligarquía se beneficiaba.
Es así como los problemas agrario-campesinos fueron convertidos por la
oligarquía en el supuesto “problema del indio”. Desde entonces, la política de la
clase dominante frente a los problemas, agrario-campesinos, ha cambiado poco:
por eso, desde Paz Estenssoro a Banzer, pasando por los Bedregal, los Sánchez
de Lozada y otros, siguen hablando de la migración de racistas sudafricanos,
chinos y japoneses, mientras la gran mayoría del campesinado boliviano padece
hambre y miseria por falta de tierras fértiles y por falta de ayuda gubernamental
para mejorar sus cultivos.
Frente a esa política reaccionaria, acerca de los problemas agrario-campesinos, la
posición de los bolivianos progresistas y revolucionarios es distinto. La clase
explotada, desde la Reforma Agraria de 1953 hasta hoy, propugna la política de
poblamiento y colonización de las tierras del oriente a cargo de los campesinos y
de los pobres, organizados en forma comunal o como expresa el proyecto de Ley
Agraria Fundamental, organizados en “unidades de producción con trabajo
asociado o comunitario”, aunque dicho sea de paso, ese documento elaborado por
la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia
(CSUTCB), aún no haya sido considerado ni tomado en cuenta en el congreso
nacional ni mucho menos aprobado. De todos modos, la “conquista de Solivia”
debe ser realizado por los mismos bolivianos y no por sudafricanos, chinos ni
japoneses. En ese sentido, el Estado debe desplegar una actividad de intensa
ayuda a los grupos que emigran a las regiones orientales.
II.- POLÍTICA DE POBLAMIENTO Y COLONIZACIÓN.
La política de “conquista de Bolivia por los bolivianos", debe ser llevada a cabo
mediante una política de poblamiento y colonización, pero no mediante cualquier
poblamiento y colonización, sino mediante el poblamiento y la colonización
planificada por el estado, de tal forma que los colonizadores no pasen hambre, no
se vean privado de servicios médicos ni de vivienda y menos aún de luz, agua y
de medios de comunicación y transpone.
No podemos llamar política de colonización y poblamiento a la inmigración de los
campesinos del Altiplano y los valles hacia los yungas y el oriente o al envío de
"relocalizados” mineros hacia el Alto Beni sin asignarle siquiera tierras, por lo que
se ven obligados a regresar después de haber enterrado a sus compañeros que
han muerto por falta de servicios y atención médica. Esos envíos de gente a las
regiones despobladas, sin ninguna planificación para establecerse
permanentemente, de ninguna manera constituyen una política de colonización y
menos aún de poblamiento, ya que van directamente al abandono, a la miseria y
hacia la muerte.
El estado boliviano. Jebe iniciar una política de poblamiento y colonización seria,
eficaz y, ante todo, planificada. En ese sentido, se deben abrir primero Las
carreteras y luego construir pequeñas ciudades equipadas con luz, agua,
alcantarillado, servicios módicos y medios de comunicación. Sólo así podrá ser
efectiva el poblamiento de esas inmensas regiones abandonabas. Claro que esta
política de poblamiento, no lo podrá llevar adelante el actual estado que sólo, sirve
para que la oligarquía gobernante se enriquezcan más.
Una política de poblamiento y colonización planificada, sólo puede efectivizarlo un
estado gobernado por todo el pueblo y en función de los intereses populares y
nacionales y no un estado capitalista dependiente y atrasado como nuestro actual
estado. La historia boliviana, nos está demostrando eso con mucha claridad.
III.- EXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES Y DE LAS MATERIAS
PRIMAS.
Bolivia es un país con muchos recursos naturales que bien explotadas, podrían
ser la base del desarrollo y del potenciamiento nacional. Pero, hasta ahora,
algunos recursos naturales no renovables como el estaño y la minería en general,
sólo han servido para que algunos empresarios como Patino, Hoschild y Aramayo,
los Sánchez de Lozada, Mercado Vaca Guzmán y otros, se enriquezcan, mientras
las mayorías nacionales como tos campesinos y obreros, permanecen en la
pobreza y la miseria.
En ese sentido, si el estado boliviano quiere potenciarse, la empresa privada
ligada al imperialismo, tiene que desaparecer o ser fuertemente controlada: tienen
que desaparecer también esas empresas asociadas a las grandes transnacionales
porque son las organizaciones que permiten el saqueo de nuestros recursos
naturales a cambio de beneficios mezquinos, de grupo: de lo contrario. Bolivia
seguirá en la dependencia y el atraso. Los recursos naturales y tas materias
primas que se extraen, tienen que servir para lograr el desarrollo nacional y no
para enriquecer a un grupo minúsculo de personas a los que no les interesa el
destino nacional. Así, queda claramente establecido que la explotación del oro, de
los bosques maderables, de los minerales de la región occidental y del hierro del
Mutún y el litio del Salar de Uyuni, tienen que servir para desarrollar y potenciar
económicamente a este país: por lo mismo, el pueblo boliviano no debe permitir
más que las empresas privadas se encarguen de la explotación de dichos
recursos, puesto que esas empresas, en tantos años de explotación de esos
recursos, sólo han dejado en Solivia la miseria, el hambre, el atraso y la
ignorancia, mientras que ¡as riquezas obtenidas, han sido llevadas al extranjero,
produciéndose así la fuga de ingentes cantidades de capital que podían haber
servido para desarrollar una industria de vanguardia que permita desarrollar y
potenciar la economía y el poder nacional de este país.
IV.- VERTEBRACIÓN VIAL DEL PAÍS.
Bolivia, siendo un país montañoso y selvático, requiere de un plan de vertebración
caminera que unifique las diferentes regiones, aún a pesar de las montañas y las
selvas. Si esto se lograra, Bolivia podría desarrollarse rápidamente, ya que las
modernas carreteras asfaltadas y los ferrocarriles, cumplen un gran papel de
progreso. Una red adecuada de carreteras y vías férreas, podría posibilitar una
gran movilización de los recursos naturales y humanos que tenemos.
En ese sentido, las masas humanas del Altiplano y los valles, se podrían trasladar,
aun espontáneamente, hacia la región noroeste del país, tal como ha sucedido
con Santa Cruz cuando fue construida la carretera Cochabamba-Santa Cruz. Por
lo mismo, si Bolivia quiere progresar en forma acelerada, y en base a sus propios
recursos humanos, tiene que vincular el Occidente con el Oriente del país y el
noreste con el Occidente, el centro y el Sur del país. Si esto se logra, se habrá
dado un gran paso en la modernización de Bolivia: pero, téngase en cuenta que
hablamos de carreteras modernas, asfaltadas, y no de sendas tortuosas como la
que existe entre La Paz y Trinidad.
V.- POLÍTICA DE INDUSTRIALIZACIÓN NACIONAL.
En un piando desarrollo nacional, la industrialización tiene que ocupar el primer
lugar, el lugar principal sobre el que gire todo desarrollo. Sin embargo, tratándose
del desarrollo, es necesario establecer con claridad que Bolivia no requiere
cualquier tipo de industria, puesto que hay industrias cuyo desarrollo no conducen
a la independencia económica y tecnológica, sino más bien a la dependencia. Por
eso, tenemos que tomar en cuenta que Bolivia, para salir de la pobreza y el atraso
en que se encuentra, requiere ante todo, el desarrollo de la industria pesada y de
la industria electrónica. Sólo en base a la industria pesada y de la electrónica.
Bolivia ha de poder alcanzar la independencia tecnológica y económica que tanta
falta le hace.
En ese sentido, Bolivia no requiere solamente de fábricas de textiles y de
comestibles, sino ante todo. Bolivia requiere la industria pesada: te industria que
produzca fábricas, medios de transporte masivo, maquinarias para la construcción
como son los tractores y las excavadoras y equipes para la industria y la
agricultura. Una vez que tuviéramos fábricas de todas esas maquinarias, no sólo
construiríamos carreteras y aeropuertos con nuestras propias maquinarias, sino
que también iniciaríamos la industrialización y la mecanización de la agricultura a
gran escala.
Como podrá notarse, la posesión de la industria pesada y de la sofisticad; industria
electrónica, abre la única posibilidad de desarrollo acelerado, es por eso que los
países imperialistas no nos quieren transferir la industria pesada y la tecnología de
punta ni lo harán nunca, puesto que de ser así, perderían el férreo control que
ejercen sobre la economía de los países atrasados y dependientes. A partir de
esto, podemos afirmar que solamente son nuestros amigos, aquellos países que
quieren transferimos la industria pesada y la industria de la electrónica; aquellos
países que no quieren la transferencia de dicha tecnologías, a pesar de que se
declaren nuestros amigos, en realidad son enemigos de nuestro desarrollo como
nación independiente y soberano. En ese sentido, Bolivia debe establecer sólidas
relaciones internacionales con aquellos países que nos presten ayuda para lograr
nuestra propia industria pesada.
VI.- FUNCIÓN VITAL DE LAS COSTAS MARÍTIMAS.
En las relaciones Internacionales, ya sean comerciales o culturales, las costas
marítimas cumplen una función vital. Desde que se han inventado la brújula y los
barcos a vapor el mar se ha convertido en el medio principal para la
intercomunicación y al comercio. Es así que sin puertos propios, ningún país
puede realizar un comercio libre y soberano con el resto de los países del mundo.
Por otra parte, es necesario destacar que las costas marítimas no sólo sirven para
realizar el comercio internacional, sino que también sirven para captar flujo
turístico y la inmigración. En ese sentido, las naciones costeras con Argentina,
Brasil y Chile, han logrado un mayor desarrollo capitalista gracias flujo inmigratorio
europeo que ha contribuido al progreso de estos países con capitales y
conocimientos científicos modernos. Pero, eso no quiere decir que los europeos
sean los únicos que puedan desarrollar una nación, por ser una “raza superior”,
como piensan algunas mentalidades retrógradas y sometidas las teorías racistas.
Lo que en realidad ha pasado, en América Latina, es que es flujos inmigratorios
han traído ideas y formas de organización más modernas desarrolladas con
relación a las ideas y formas de organización económico político feudales que
predominaban en tos países latinoamericanos con consecuencia de la herencia
colonial hispano-portuguesa.
Por todo lo expuesto anteriormente, podemos notar cuán importante poseer una
amplia costa marítima y buenos puertos que permitan un activo comedio con lodos
los países del mundo.
VII.- REINTEGRACIÓN MARÍTIMA DENTRO DE UNA NUEVA CONCIENCIA
AMERICANA.
Desde la finalización de la Guerra del Pacífico con Chile, Bolivia ha venido
reclamando constantemente su derecho de salida al mar debe ser libre y
soberano. Ante estas reclamaciones, Chite ha rehuido constantemente las
negociaciones tendientes a ese fin y, a veces, con total cinismo, ha declarado que
poseía el Litoral debido a que Bolivia no ha sabido conservar tan ricos territorios,
lo que es absolutamente cierto. Pero, de todas formas, de esto no se deduce que
Bolivia no tenga que tener salida libre y soberana hacia el mar: al contrario, la
prepotencia chilena sólo es una confirmación innegable de nuestra necesidad de
tener una salida libre, soberana y amplia sobre el Océano Pacífico.
A partir de los años 60 del siglo XX, en las que se inició a hablar de la integración
latinoamericana como una "nueva conciencia americana". Chile ha tratado de
escudarse en esos ideales latinoamericanistas y ha pretendido, astutamente, que
Bolivia no debía reclamar su salida al mar, puesto que un día, toda la América
Latina ha de ser una sola nación. Es así como los gobernantes chilenos han
querido postergar la solución a nuestras justas reclamaciones marítimas, a un
incierto futuro en el que poco o nada debemos confiar, por lo menos, mientras las
actuales oligarquías latinoamericanas estén encumbradas en el poder. La actitud
de los gobernantes chilenos no es sincero ni honesto, sólo tiene el objetivo de
resignamos y atamos de antemano, como si fuéramos ineptos, ante cualquiera de
nuestras reclamaciones que obtenga un amplio apoyo latinoamericano, tal como
ha sucedido en varias ocasiones. El hecho de que la clase dominante boliviana no
aproveche esos apoyos y respaldos internaciones, es otra cosa.
Para Bolivia, el hecho de que algún día la América Latina constituya una sola
nación, no significa ni debe significar la renuncia a una salida amplia, libre y
soberana hacia el Océano Pacífico: la posibilidad de que América Latina
constituya un día una sola nación, no significa ni debe significar que tengamos que
esperar esa unificación latinoamericana dentro de una "nueva conciencia
latinoamericana": todo contrario, el hecho de que Bolivia no posea una costa
marítima, retrasa precisamente la integración latinoamericana. Por lo mismo, es
urgente que Bolivia obtenga una amplia cosía marítima y no sólo corredores ni
enclaves como han pretendido conseguir los dictadores y golpistas como Banzer y
Bedregal. El concierto de países latinoamericanos, tiene que entender que Bolivia
no está pidiendo favor alguno, sino que está reclamando su derecho histórico de
salida al mar que tiene que ser una amplia costa marítima y no un corredor ni
enclave alguno. Esta es la única posición justa y que, como no podía ser de otra
manera, mantiene en aleo nuestra dignidad nacional a la que jamás debemos
renunciar.

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