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DOCTRINA MONROE

1858 «Una de las grandes desgracias de nuestra época es la imposibilidad en que los hombres de Estado
se hallan para elevarse sobre las cuestiones políticas, comerciales, industriales o rentísticas y juzgar las
ilimitadas consecuencias que en lo futuro puede producir el triunfo de los Estados Unidos y de la
doctrina de Monroe. Por lo tanto, urgen en gran manera la alianza entre las razas latinas del antiguo y
del nuevo Mundo…» [Carta a Napoleón III sobre la influencia francesa en América], El Clamor Público,
Los Ángeles, 19 marzo 1859.

1859 «De todos los absurdos políticos que jamás hayan tenido voga en este país (y nosotros, como otros
países, hemos tenido una buena dosis de tales absurdos), ninguno tal vez más monstruoso y vacío que el
que hoy circula con el nombre de Doctrina de Monroe. […] Desde luego se echará de ver en qué
estrechos límites nos encerraría la supuesta doctrina de Monroe, que es verdaderamente la doctrina de
Cass.» «La Doctrina de Monroe», El Clamor Público, Los Ángeles, 29 enero 1859.

1941 «Por lo demás, si se prescinde de Inglaterra, Europa ha respetado siempre la doctrina de Monroe.
Los Estados de las dos Américas pueden solventar como quieran sus asuntos. Nosotros no nos
inmiscuimos. Pero tanto más respeto exigen Europa y Asia Oriental para su propia «doctrina de
Monroe». América puede hacer cuanto le plazca en defensa de su hemisferio, pero ni a un niño puede
convencerse ya de que necesita protegerlo hoy en el África Central, Batavia o los Urales.» A. E. Johann,
«Roosevelt, ¿Emperador de la Tierra?», Signal, Berlín 1941.

Segun la pag. enciclopedia escrita el 2 de julio de 2016

La Doctrina Monroe es el principio de la política exterior de Estados Unidos de no permitir la


intervención de las potencias europeas en los asuntos internos de los países del hemisferio americano.
Derivado de un mensaje al Congreso por el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823,
(párrafos 7, 48 y 49).

Monroe afirmó en dos de sus discursos más relevantes que las potencias europeas no podían colonizar
por más tiempo América, y señaló que éstas no deberían intervenir en los asuntos de las recientemente
emancipadas repúblicas latinoamericanas. Previno a los estados europeos contra cualquier intento de
imponer monarquías en las naciones americanas independientes, pero añadió que Estados Unidos no
emprendería ninguna acción en las colonias europeas existentes ni en la propia Europa. Este último
punto confirmaba las ideas expuestas por George Washington en su discurso de despedida presidencial
de 1796, en el que recomendaba encarecidamente que Estados Unidos no entablara complicadas
alianzas en política exterior.

Al marcar de este modo la diferencia entre Europa y América, Monroe subrayaba la existencia de unos
intereses americanos y, más concretamente, estadounidenses. Rechazaba las monarquías europeas
como sistema político, consideraba que ninguna nueva nación americana lo adoptaría y que su presencia
en el continente americano pondría en peligro la paz y seguridad de su propia nación. Asimismo, exponía
que únicamente Estados Unidos estaba destinado a completar la colonización de los territorios vírgenes
de Norteamérica.
La doctrina Monroe se resume en la frase «América para los americanos». Monroe, se dice, entendía por
americanos los americanos del norte, es decir blancos, sajones y protestantes. Estos eran los llegados de
Europa en busca de la libertad y habían establecido el mejor de los regímenes posibles, habían
encontrado el paraíso prometido y, por lo tanto, tenían el derecho y la obligación de establecer y ampliar
cada vez más su frontera, sus principios, su organización y sus valores. Esta mística, entre religiosa y
liberal, justificó el exterminio de los indios norteamericanos, la conquista del oeste, la guerra invasora
contra México, y la intervención en el proceso de independencia de la América española y portuguesa.

Qué es la doctrina Monroe que Trump reflotó en la ONU contra la influencia de "potencias
extranjeras" en América Latina

Gerardo Lissardy

BBC News Mundo, Nueva York

26 septiembre 2018

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado la señal más clara de que intenta
desempolvar un viejo pilar de la política de su país hacia América Latina que parecía enterrado: la
Doctrina Monroe.

"Aquí en el hemisferio occidental, estamos comprometidos a mantener nuestra independencia de la


intrusión de potencias extranjeras expansionistas", dijo Trump este martes ante la Asamblea General de
las Naciones Unidas en Nueva York.

"Ha sido la política formal de nuestro país desde el presidente (James) Monroe que rechacemos la
interferencia de naciones extranjeras en este hemisferio y en nuestros propios asuntos", agregó.

Sin explicitar a qué naciones aludía, Trump refrendaba así una doctrina presentada por Monroe en 1823
contra el colonialismo europeo en el continente, resumida en la frase "América para los americanos".

Esa doctrina establecía que cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto
de agresión que requeriría la intervención de Estados Unidos. Con el paso del tiempo esa idea fue vista
como la justificación para que EE.UU. se expandiera en el hemisferio.

John Kerry asegura que "la doctrina Monroe ha terminado"

"La doctrina Monroe trae mucha historia que no es bien vista por parte de muchos latinos", explica
Christopher Sabatini, profesor de asuntos internacionales en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

"Volver a citar a eso, a pesar de que tal vez no están hablando sobre la intervención de EE.UU., genera
toda una reacción en la memoria de intervenciones militares y económicas", dice Sabatini a BBC Mundo.

DOCTRINA STIMSON
segun la pag. enciclopedia de la politica escrita por rodrigo borja 16 de julio de 2018
Se conoce con este nombre, en el ámbito diplomático, al planteamiento hecho en 1932 por el Secretario
de Estado norteamericano, Henry L. Stimson, con ocasión de la guerra sino-japonesa de 1931 —que
culminó con la creación del Estado de Manchuria en sacrificio de la integridad china—, para que la
comunidad internacional no reconociera la validez de tratados, acuerdos o situaciones internacionales
contrarios a los principios de la Sociedad de las Naciones.

Esta tesis comprendía el no reconocimiento de nuevos Estados surgidos en violación de tales


principios.

La doctrina fue formulada originalmente en una nota dirigida por el Secretario de Estado Stimson
el 7 de enero de 1932 a los gobiernos de China y Japón, y acogida luego por la Asamblea de la Sociedad
de las Naciones.

A diferencia de las doctrinas Tobar y Betancourt, que se refieren al no reconocimiento de los


gobiernos de facto, la doctrina Stimson propugnó el desconocimiento por parte de la comunidad
internacional de los Estados surgidos de tratados o situaciones internacionales violatorios de los
principios de la Sociedad de las Naciones. Lo cual contradecía la teoría generalmente aceptada de que
los Estados existen por sí mismos, independientemente de que sean reconocidos por los demás entes
políticos o por la comunidad internacional, cuando reúnen todos sus elementos constitutivos: pueblo,
territorio, poder político y soberanía.

El reconocimiento internacional de un Estado es incompatible con su calidad de ente soberano, capaz de


determinar sus destinos sin injerencia exterior.

Doctrina Stimson

Enviado por Anadosreis • 12 de Abril de 2015

Henry Lewis Stimson (21 de septiembre de 1867 – 20 de octubre de 1950) fue un político

de los Estados Unidos que ejerció los cargos de Secretario de Estado, Secretario de la Guerra y

Gobernador general de Filipinas durante varias épocas y bajo distintos Presidentes. Perteneció

al Partido Republicano de los Estados Unidos, actividad que ejercía a la vez de la profesión de

abogado en Nueva York.

La Doctrina Stimson se conoce con este nombre, en el ámbito diplomático, al planteamiento

hecho en 1932 por el Secretario de Estado norteamericano, Henry L. Stimson, con ocasión de la

guerra chino-japonesa de 1931 que culminó con la creación del Estado de Manchuria en

sacrificio de la integridad china para que la comunidad internacional no reconociera la validez de

tratados, acuerdos o situaciones internacionales contrarios a los principios de la Sociedad de las


Naciones, ningún otro hecho tendente a modificar el statu que establecido tras el final de la I

Guerra Mundial; fue lo que después se conoció como Doctrina Stimson y que venía a definir su

postura de firmeza ante el expansionismo de las potencias del Eje durante los años 30.

Esta tesis comprendía el no reconocimiento de nuevos Estados surgidos en violación de tales

principios.

La doctrina fue formulada originalmente en una nota dirigida por el Secretario de Estado

Stimson el 7 de enero de 1932 a los gobiernos de China y Japón, y acogida luego por la Asamblea

de la Sociedad de las Naciones.

A diferencia de las doctrinas Tobar y Betancourt, que se refieren al no reconocimiento de

los gobiernos de facto, la doctrina Stimson propugnó el desconocimiento por parte de la

comunidad internacional de los Estado surgidos de tratados o situaciones internacionales

violatorios de los principios de la Sociedad de las Naciones. Lo cual contradecía la teoría

generalmente aceptada de que los Estados existen por sí mismos, independientemente de que

sean reconocidos por los demás entes políticos o por la comunidad internacional, cuando reúnen

todos sus elementos constitutivos: pueblo, territorio, poder político y soberanía.

El reconocimiento internacional de un Estado es incompatible con su calidad de ente

soberano, capaz de determinar sus destinos sin injerencia exterior.

.. El Gobierno estadounidense considera que es su deber de informar tanto al Gobierno

Imperial Japonés y el Gobierno de la República de China que no puede admitir la legalidad de

cualquier situación de hecho ni tiene intención de reconocer cualquier tratado o convenio

celebrado entre a los gobiernos, o sus agentes causales, que perjudiquen los derechos

convencionales de los Estados Unidos o sus ciudadanos en China, incluidos los que se refieren a

la soberanía, la independencia o la integridad territorial y administrativa de la República de

China, o el internacional política en relación.

DOCTRINA TRUMAN
sEGN LA PAG. HISTORIA DEL SIGLO20

La denomina Doctrina Truman fue la primera expresión importante de la política norteamericana de


"contención" del comunismo durante la guerra fría.

En un discurso ante el Congreso el 12 de marzo de 1947, Harry Truman hizo la siguiente afirmación:
"Creo que la política de los EE.UU. debe ser apoyar a los pueblos libres que están resistiendo intentos de
agresión de minorías armadas o presión exterior". Esta política comenzó a conocerse como la Doctrina
Truman.

Este discurso tuvo como objetivo conseguir una ayuda de 400 millones de $ a Grecia y Turquía, países a
los que ya no podía seguir ayudando una debilitada Gran Bretaña. En Grecia se desarrollaba una guerra
civil entre un gobierno conservador pro-occidental y guerrillas comunistas y Turquía había estado bajo la
presión soviética.

El senador republicano Arthur Vandenberg, partidario de aprobar la ayuda, aconsejó a Truman que para
conseguir el apoyo del Congreso debía "asustar de muerte al pueblo norteamericano". Esto fue lo que
Truman intentó hacer dibujando en su discurso un mundo dividido en dos tipos de vida, una basada en la
libertad y otra en la tiranía. El Congreso finalmente aprobó una ayuda que se convirtió en el primer acto
de la política de "contención" norteamericana.

Doctrina Truman. Recuperado de Enciclopedia de Historia (https://enciclopediadehistoria.com/doctrina-


truman/).

La doctrina Truman fue un conjunto de medidas originadas por los Estados Unidos, en 1947, luego de la
Segunda Guerra Mundial.

Con estas medidas se pretendía apoyar a los pueblos libres, es decir, a aquellos que se resistían a
intentos de sometimiento por minorías armadas o presiones exteriores que, a su vez, representaban una
amenaza para el capitalismo de Estados Unidos.

En definitiva, a través de la doctrina Truman, Estados Unidos dejó en claro su intención de apoyar a
cualquier nación que pudiera ser amenazada por otra, con el fin de imponer su ideología o sistema de
gobierno.

Su nombre proviene de Harry Truman, presidente de Estados Unidos en el año 1947. Esta doctrina es
considerada la advertencia frontal hacia la Unión Soviética, quien tenía el propósito de expandir el
comunismo por Europa.

Harry Truman, impulsor de la doctrina Truman

Harry S. Truman, presidente de Estados Unidos, impulsor de la doctrina Truman.

Objetivos de la doctrina Truman

Las bases que fundamentaron esta ideología consistían en:


Evitar la propagación del comunismo, tanto en Europa como en el mundo.

Posicionarse Estados Unidos como potencia económica y militar.

Limitar el poder marítimo de la Unión Soviética para impedir que sus buques de guerra no pasaran más
allá del mar Negro.

Causas y consecuencias de la doctrina Truman

Causas

Una de las principales causas fue la situación financiera y militar de Europa después de la Segunda
Guerra Mundial, la cual le permitía ser un blanco fácil para expandir el comunismo hacia Occidente.

Además, para aquel entonces el comunismo junto con la Unión Soviética se había asentado rápidamente
sobre Europa del Este y amenazaba con invadir Grecia y Turquía.

Estos países habían dejado de percibir la ayuda económica y militar inglesa, debido también a la
situación económica en la que quedó el Reino Unido después de la guerra.

Consecuencias

La doctrina Truman trajo las siguientes consecuencias:

La implementación del plan Marshall, que consistía en ayudar financieramente a los países aliados
europeos que habían sido afectados por la Segunda Guerra Mundial.

La aprobación de una gran ayuda económica dirigida a Turquía y Grecia, quienes se hicieron miembros
de la OTAN.

Estados Unidos se posicionó con un nuevo rol en la geopolítica mundial, creando una política de
intervención y no de aislamiento hacia los países vulnerables, y pasó a ser considerado un referente de la
seguridad mundial.

La ayuda propiciada por los Estados Unidos habilitó a ciertos países a involucrarse en otras problemáticas
mundiales en Asia y América Latina.

Importancia de la doctrina Truman

La doctrina Truman significó una gran ayuda para muchos gobiernos ya que fue soporte, tanto militar
como económico, ante la influencia comunista.

El propósito consistía en no dejarse influenciar por el comunismo, detener su expansión hacia Europa e
imposibilitar que se implementen las políticas comunistas.

Dos países que recibieron fuertemente este apoyo fueron Turquía y Grecia, quienes se adhirieron a la
OTAN.
DOCTRINA EISENHOWER
rodrigo borja

Se conoce con este nombre al conjunto de planteamientos que formuló el 5 de enero de 1957 el
Presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower (1890-1969) al Congreso de la Unión
norteamericana sobre la nueva política del Oriente Medio. Tales planteamientos se resumen en dos
puntos principales: que los Estados Unidos deben usar sus fuerzas militares en todos los casos en que se
vean amenazadas la independencia o la integridad territorial de los países de esa región por fuerzas
comunistas, y que Estados Unidos deben dar ayuda económica y técnica a los países del Oriente Medio
para su desarrollo.

La doctrina Eisenhower fue la aplicación de la >doctrina Truman —formulada diez años antes— a
los territorios comprendidos desde Libia, en el oeste, hasta Pakistán, en el este; y desde Turquía, en el
norte, hasta Sudán y Etiopía, en el sur.

Su proclamación coincidió con la visita a Washington del rey Saud de Arabia Saudita, a quien el
gobierno norteamericano quiso erigir como su principal aliado en la región y como el factor de
contrapeso frente al creciente poder de Nasser, y tuvo lugar después de la “crisis de Suez” en que el
presidente Eisenhower bloqueó un intento de intervención militar británica y francesa, en acuerdo con
Israel, para “reconquistar” el control del Canal de Suez, que poco tiempo antes había sido nacionalizado
por el presidente Gamal Abdel Nasser.

Por todas las circunstancias que rodearon su proclamación, estuvo bien claro que la doctrina
Eisenhower, inserta en las confrontaciones de la >guerra fría, tuvo el propósito de reafirmar la
determinación del gobierno norteamericano de convertirse en el poder decisorio en el Oriente Medio
“contra toda agresión armada proveniente de una nación controlada por el comunismo internacional” y
de ejercer el liderazgo en esa amplia zona rica en petróleo donde las compañías norteamericanas
trataban de consolidar sus posiciones y hacían frente a amenazas de nacionalización.

El gobierno de Estados Unidos ha invocado esta doctrina solamente en dos ocasiones, ambas
frente a movimientos internos y no a agresiones del exterior. En abril de 1957 Washington movilizó su 6º
flota naval hacia el Mediterráneo oriental para respaldar al rey Hussein de Jordania, cuyo trono se vio
amenazado por un >golpe de Estado militar, y en julio de 1958 los marines norteamericanos
desembarcaron en Líbano para defender al gobierno de Camille Chamoun (1900-1987) comprometido
en una >guerra civil.

En la práctica esta doctrina amplió su radio de acción contra todos los movimientos de
“nacionalismo radical”, que el gobierno de Washington identificaba con los intereses ideológicos de la
Unión Soviética por su inclinación a >nacionalizar sus altamente rentables empresas petroleras. Eran los
tiempos en que el Secretario de Estado norteamericano John Foster Dulles (1888-1959) creía que los
países que rehusaban alinearse en un pacto antisoviético, como el pacto de Bagdad, o que sostenían la
tesis de la >no alineación eran virtuales enemigos de Estados Unidos.
Triunfo de Eisenhower: cuando los republicanos volvieron a la Casa Blanca

Paula Schaller

Sábado 4 de noviembre de 2017

En las elecciones del 4 de noviembre de 1952 la dupla Eisenhower-Nixon se imponía con el 55,2 % de los
votos sobre el candidato demócrata Adlai Stevenson, gobernador de Illinois. De esta forma, en enero de
1953 Dwight D. Eisenhower se consagraba como el 34° presidente de los Estados Unidos, y gobernaría
durante dos mandatos hasta 1961. El retorno de los republicanos al gobierno luego de dos décadas
marcaba el recrudecimiento de la política anti-soviética de los círculos dirigentes norteamericanos en el
marco de la Guerra Fría.

Eisenhower, más conocido popularmente como Ike, alcanzó su prestigio durante la Segunda Guerra
Mundial siendo primero Comandante en Jefe de la operación de desembarco anglo-norteamericano en
el norte de África (que posibilitó el desembarco en Sicilia) y luego designado a la cabeza de la
organización y dirección militar del desembarco de Normandía, la llamada operación Overlord que fue
decisiva en el Frente Occidental y considerada una de las grandes hazañas militares de la guerra.
Eisenhower dirigió la ofensiva contra la Alemania nazi a través de Francia hasta el encuentro en el río
Elba con las tropas soviéticas que venían desde el Frente Oriental y que, avanzando de manera mucho
más rápida, fueron las auténticas protagonistas de la liberación de Berlín.

Tras la rendición alemana fue Comandante en Jefe de las tropas de ocupación estadounidenses en
Alemania y en 1951 se convirtió, por designación de Truman, en el primer Comandante Supremo de la
recientemente creada OTAN. Desde esta plataforma de enorme gravitación en los asuntos
internacionales Eisenhower fortaleció su perfil político, clave para promover su candidatura presidencial
que fue alentada por el ala del Partido Republicano reticente a apoyar candidatos extremos como
William Howard Taf cuyas ideas aislacionistas no encontraban eco en los grupos políticos dirigentes ni en
la opinión pública norteamericana.

De la doctrina de la contención de Truman a la represalia masiva de Eisenhower

La llegada de Eisenhower al poder se dio en el contexto de la inmediata postguerra. Su predecesor, Harry


Truman (que asumió la presidencia tras la muerte de Franklin D. Roosevelt en abril de 1945) había sido el
responsable directo del lanzamiento de las bombas atómicas en Japón sobre el final de la Segunda
Guerra Mundial y luego de la política de reconstrucción de Europa bajo control norteamericano conocida
como Plan Marshall. Por estos años Estados Unidos determinaba su hegemonía imperialista a nivel
económico, político y militar en el mundo y comenzaba a ser el epicentro del llamado “boom de
posguerra”, un excepcional período de recuperación capitalista posibilitado por la histórica destrucción
de capitales que había implicado la Gran Depresión primero y la guerra después. Comparado con las
cifras de 1929, año del crack bursátil, las cifras de 1952 mostraban que la producción de bienes y
servicios se había duplicado, la semana laboral se había reducido de 48 a 40 hs. en simultáneo a un
incremento de la productividad de un 80 % y el número de automóviles y de equipos electrodomésticos
en manos de la población se había elevado en un 100%.(1) Un acelerado crecimiento económico que
cimentó la consolidación de la hegemonía económico-militar norteamericana. En este contexto, la
disputa con la Unión Soviética pasó a jugar un papel central en la política tanto interior como exterior de
Estados Unidos, con el avance de la persecución anti comunista y el recorte a las libertades democráticas
encabezados por el senador republicano McCarthy (política conocida como macartismo) y el declive
definitivo del alas aislacionista en los círculos dirigentes norteamericanos. Si la administración Truman
fue una expresión de esto, la de Eisenhower lo acentuaría aún más.

En su biografía sobre Eisenhower, Stephen Ambrose señala que su plataforma programática durante la
campaña electoral de 1952 prometía “repudiar todos los compromisos contenidos en los acuerdos
secretos, tales como los de Yalta, que ayudan a la esclavitud hacia el comunismo”, criticando la política
de contención de Truman como “negativa, fútil e inmoral”, pues la contención “abandona incontables
seres humanos al despotismo y al terrorismo sin Dios.”(2) De hecho, su política, que estuvo muy
influenciada por el ultraconservador John Foster Dulles, Secretario de Estado y una de las figuras más
prominentes de su gabinete que entre otras cosas recomendó a Francia el empleo de bombas nucleares
en Vietnam, se presentó como un giro en la doctrina de contención que había sostenido Truman en
materia internacional (sustentada en el criterio de evitar la expansión de la órbita de influencia soviética)
hacia la llamada “doctrina de represalia masiva”, basada en el desarrollo de armamento que permitiera a
los Estados Unidos imponer una “represalia masiva” a cualquier amenaza soviética. Uno de los focos de
interés de su política exterior estuvo puesto en la región de Medio Oriente, donde la Unión Soviética
pretendía ampliar su esfera de influencia. La compra por parte de Nasser de tanques checoslovacos, su
reconocimiento diplomático de la República Popular China y su estrechos vínculos con Siria, aliada de la
Unión Soviética, marcaban una preocupación para Estados Unidos que desde la guerra del Sinaí de 1956
-donde Inglaterra, Francia e Israel entraron en guerra contra el Egipto de Nasser por su pretensión de
nacionalizar el estratégico canal- incrementó su influencia en la región. Asimismo, bajo la presidencia de
Eisenhower comenzó en 1955 el apoyo norteamericano a Vietnam del Sur a través de equipamiento y
entrenamiento a las fuerzas de seguridad sur-vietnamitas que torturaron y asesinaron a decenas de
miles de campesinos en el contexto de la guerra civil contra el Frente de Liberación Nacional que más
tarde llevaría a una intervención militar directa por parte de Estados Unidos.

El “Estado en las sombras” de la CIA

En el contexto de la Guerra Fría, la CIA (Agencia Central de Inteligencia) creada en 1947 a partir de la
nueva Ley de Seguridad Nacional sancionada ese mismo año se convirtió en una pieza clave de la política
antisoviética norteamericana. Como señalan distintos autores, se fue articulando una suerte de
estructura estatal paralela –un Estado dentro de otro Estado, con un presupuesto cuantioso, separado y
parcialmente encubierto, dotado de enormes poderes y recursos para el despliegue de la actividad
militar sin control del Congreso. Si antes de la administración de Eisenhower las llamadas “actividades
encubiertas” de la CIA se venían incrementando –“el presupuesto para las operaciones encubiertas había
crecido, de los 4,7 millones en 1949, a 82 millones en 1952, el personal involucrado de 302 a 2.812 con
un ‘personal por contrato’ adicional de 3.142 en ultramar”(3)- con su gobierno aumentaron aún más su
escala, estando la CIA dirigida por Allen Dulles, hermano del ultrarreaccionario secretario de Estado. En
marzo de 1954 se amplió el alcance de lo que se consideraban “operaciones encubiertas”: “propaganda,
acción política, guerra económica, medidas de huida, evasión y evacuación, subversión contra estados
hostiles o grupos que incluyan asistencia a los movimientos de resistencia, guerrilla y grupos de
liberación; respaldo a elementos vernáculos y anticomunistas en los países amenazados del mundo libre;
planes y operaciones engañosas, y todas las actividades compatibles que sean necesarias para lograr los
propósitos de esta directiva.”(4) Operaciones que promovieron el golpe contra Mohammed Mossadegh
en Irán en 1953 y contra Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954, además de la enorme cantidad de
atentados, sabotajes y ataques terroristas contra la revolución cubana en sus primeros años, son
ejemplos del incremento de la actividad de la CIA.

Uno de los mayores fracasos de las operaciones encubiertas de la administración de Eisenhower fue la
derrota de la invasión a Bahía de Cochinos en 1961, que si bien se dio ya bajo la presidencia de Kennedy
había sido organizada bajo el gobierno de Eisenhower y a pedido expreso de éste. Un fracaso tan
significativo que se cobró la renuncia de Allan Dulles como Director de la Central.

La administración de Eisenhower concluyó en enero de 1961. En América Latina había logrado


estabilizarse, pese a todas las operaciones norteamericanas, la Revolución Cubana, y comenzaba a
extenderse un ascenso de la lucha de clases a nivel internacional que hacia fines de la década hizo
peligrar la hegemonía de Estados Unidos, que entró severamente en crisis con su derrota en la guerra de
Vietnam unos años después.

histira del siglo 20

Tras la llegada al poder de la nueva administración republicana dirigida por Eisenhower, Washington
adoptó unas directrices en política exterior inspiradas por el nuevo secretario de Estado, Foster Dulles.

Partiendo de dos realidades militares evidentes: la gran superioridad norteamericana en el terreno


atómico y el papel clave de los superbombarderos agrupados en el Strategic Air Command, lo que se
vino en denominar doctrina de "represalias masivas" se basó en tres principios muy simples:

En caso de un ataque soviético, los EE.UU. no dudarían en lanzar represalias masivas utilizando el arma
nuclear.

Respuesta inmediata que no tendría que darse necesariamente en lugar donde se hubiera producido la
agresión.

No existencia de "santuarios" libres de ataque. Cualquier lugar del bloque comunista, incluida la URSS,
sería susceptible de ser atacado.

Esta política simple y rígida fue también conocida como la política de brikmanship, del "borde del
abismo".

A nivel militar, la nueva doctrina tuvo una inmediata consecuencia: el desarrollo acelerado de las fuerzas
aéreas en detrimento de la Armada y el Ejército.
Esta nueva política se vio complementada por dos acciones:

La concreción de diferentes tratados, como la SEATO o el Pacto de Bagdad, que ligaron a EE.UU. con casi
cincuenta países. Se habló de la "pactomanía" de Dulles.

El fortalecimiento de los servicios secretos y los aparatos de información, el FBI y, sobre todo, la CIA, la
Agencia Central de Información.

DOCTRINA KENNEDY
5 DE MAYO DE 2008

Doctrina Kennedy

Cuando fue elegido presidente, no tardó en comprender que entre sus principales problemas
internacionales se encontraban Laos y Vietnam. La subversión, que es un tipo de guerra no masiva, sino
una guerra de guerrillas, destinaba a perturbar y a provocar la insurrección y los asesinatos. En esta
lucha, la emboscada sustituía al combate y la infiltración a la agresión.

Kennedy formo el Grupo especial de Contrainsurrección, con la misión de coordinar todas las actividades
desarrolladas en los Estados Unidos a este respecto. Kennedy ordenó que los contingentes de las fuerzas
especiales fueran aumentadas hasta multiplicarlos por cinco, y así mismo dispuso que los individuos de
estas fuerzas lucieran boina verde. Kennedy quería que los boinas verdes constituyeran un cuerpo
selecto de alta calidad y elevada moral, formado por especialistas preparados para adiestrar a los
voluntarios indígenas en la guerra de guerrillas y también para llevar a cabo una amplia gama de tareas
militares y civiles.

El secretario de Defensa, Robert S. McNamara compartía con el presidente la preocupación por la


amenaza que representaba la guerra revolucionaria. Los dos no tardaron en descubrir que las
limitaciones presupuestarias y la inercia imperante en el Pentágono podían mantener de manera
indefinida en suspenso sus planes. Sin embargo, cuando la Unión Soviética anunció su intención de
firmar por separado un tratado de paz con la Alemania Occidental (obstaculizando así el acceso de
Occidente a Berlín), Kennedy y McNamara vieron una oportunidad propicia para conseguir que el
proyecto de reforzar las unidades no nuclearesconsiguiera el apoyo popular. Pese a que los diplomáticos
soviéticos aseguraron que el acceso de los occidentales a Berlín quedaría garantizado en el nuevo
tratado, la Casa Blanca permitió que se formara un ambiente de crisis en el país; y Kenney pidió al
pueblo estadounidense que apoyara sus planes de ampliar los ejércitos y adquirir nuevas armas.

De esta manera se acabó con la represalia masiva como directriz de la estrategia militar y se implementó
la estrategia de la reacción flexible.

Kennedy subrayó el carácter defensivo de estas medidas, insinuó que los Estados Unidos estaban
dispuestos a desplegar sus fuerzas en territorios extranjeros, a fin de contrarrestar la subversión y
cualquier otra amenaza que se produjera a un nivel inferior al de la guerra nuclear. Esta reacción
intervencionista y agresiva ante la guerra revolucionaria se denomina la Doctrina Kennedy.
Fuente:

Klare, Michael T. La Guerra Sin Fin. España: Noguer, 1974.

PUBLICADO POR MÓNICA politica exterior de estados unidos

La doctrina ética de Kennedy

Redacción Diario de Cuyo

Por:

Dr. Mario Alfredo Luna Y Fabián Alberto Nuñez

Bolsonaro y una limpieza de funcionarios críticos.

Por el Dr. Mario Alfredo Luna

y Fabián Alberto Nuñez

Expresidente y exasesor del HCD de Jáchal.

Resulta inevitable trazar un paralelo histórico, con el fin de actualizar la evolución de los estándares de
libertad y de democracia según la situación de los hechos en cada momento y lugar histórico, entre las
palabras de un expresidente de EEUU, John F. Kennedy, con la decisión del presidente de Brasil, Jail
Bolsonaro, de dar fomento oficial a una limpieza de funcionarios públicos en razón de su pensamiento
político, e, inclusive, de simpatía política opositora.

Esa purga de funcionarios por ideas no es azarosa ya que tiene una precisa indicación de que abarca los
treinta años de la historia democrática transcurridos desde 1984 hasta el 1 de enero del 2019, dejando
fuera de este barbarismo a la dictadura militar del periodo 1964-1984, corte temporal este, que habla
por si mismo del sentido positivo que le dan al período de facto en Brasil. Estas deformaciones
persecutorias, si bien no son exclusivas de Brasil 2019 porque se dan en muchos lugares, si son
descollantes, en atención a que la afectación de los principios de libertad se ha configurado mediante
conductas oficiales del Estado. Entonces, lo llamativo es que la desviación ética no es una excepción de
facto que hay que combatir, sino, que la patología misma se ha concretado en una política oficial.

Recordemos a Kennedy cuando dijo en tono de advertencia para el futuro, con incuestionable
preocupación y a la vez de reproche, que la intimidación sobre los ciudadanos estaba tomando el lugar
de la opción libre en el mundo de aquellos años.

Pero Kennedy sostenía que esas situaciones de seria gravedad para la esencia de la sociedad
norteamericana y del mundo, respecto de la libertad podían estar prefigurándose en movimientos
velados, con característica secretista desde las sombras, y que, en todo caso, su remedio debía consistir
en generar una gobernanza donde todo debía comunicarse por la prensa y otros medios a la sociedad en
pleno, como garantía objetiva de la libertad. Es decir, sostener a toda costa el debate público y el flujo
libre de las opiniones referidas a las vicisitudes del transcurso social.
Pero Kennedy ha sido superado por el futuro, pues en Latinoamérica, en 2019, y como parte de un
cúmulo de medidas autoritarias, el gobierno de Brasil ha hecho un acto de gestión que va a limpiar
ideológicamente los cuadros de la administración del Estado para excluir a toda persona que tenga
simpatía o adscripción de ideas, con el gobierno anterior.

Kennedy alertaba que nunca se debía aceptar que la decisión del ciudadano fuera víctima del acicate de
la intimidación eliminando la opción libre como fundamento moral de toda decisión sucedida en el
marco de una sociedad sin coacciones.

Fueron y son importantes las palabras reflexivas de Kennedy porque mostraban antes que nada una
reflexión de principios, visibilizando que se debía ser inflexible en el cuidado y preservación de los
valores morales y éticos, a fin de cerrarle la senda a eventuales coacciones sobre las personas. Esa
reflexión profunda tenía por altruista finalidad, la de evitar las perniciosas consecuencias que pudieran
sufrir la conciencia y la adecuada justificación ética de las acciones en el marco de la vida de la sociedad.

Era una luz amarilla que intentaba instaurar con fines de mantener viva la sociedad en la tarea de la
revalorización acerca de cuáles debían ser de modo inequívoco los fundamentos vigorizantes que se
debían escoger invariablemente en la magna obra de la construcción y mantenimiento de las reglas de
las relaciones interpersonales, y de estas para con las relaciones a entrelazar con el ente público estatal.

Contrasta Brasil de 2019, más precisamente su gobierno, con aquella preocupación sustancial y de
doctrina ética levantada por Kennedy dirigida al futuro de la humanidad, ya que despreciando la
doctrina filosófica de la libertad pasa presurosamente a sancionar una orden de gobierno que consuma
una censura del pensamiento, dando con ello curso a una discriminación por razones de ideas políticas.

diario de cuyo

DOCTRINA MCNAMARA
delfin eduardo leon roman

delfin58roman.blogspot combate por la historia

viernes, 14 de octubre de 2016

LA DOCTRINA Mc.NAMARA

Si entendemos el concepto de seguridad, como: ...." El grado de garantías, que a través de acciones
políticas económicas, sociales, culturales y militares; un Estado puede proporcionar en forma
permanente a la nación que jurisdicciona, con el fin de alcanzar y conseguir la consecución de los
objetivos nacionales....."

Y el correlativo concepto de Defensa; como: ...." La puesta en marcha de todas las acciones de carácter
político, social, cultural y militar, con el fin de preservar y mantener la Seguridad nacional ....."

Según puede observarse, el concepto de Seguridad, como el de Defensa, no son tópicos o problemas,
que correspondan exclusivamente a asuntos eminentemente militares, ya que no solo existe una
seguridad- defensa militar, sino una más amplia y holística, que son: Seguridad- defensa política,
económica, social, cultural y obviamente la militar..

Así , pues, velar por la Seguridad y Defensa de la Nación, no es tarea que corresponda solamente a los
militares, sino a todas las personas naturales o jurídicas de la nación..

Veamos , lo que nos dice D. Robert Mc. Namara al respecto: ....."Hay entre nosotros una tendencia casi
indesarraigable, a pensar en el problema de nuestra Seguridad como si fuera un problema militar, y a
pensar en el problema militar como si fuera exclusivamente un problema de armas y contingentes
humanos...."( Robert Mc. Namara.." La Esencia de la Seguridad").. De modo y manera que la exibición de
planes de paz y acuerdos de guerra, fuese un problema de "Quincallería militar", o un despliegue de
tropas en armas con la respectiva movilización de hombres y material de guerra...

El mencionado autor, Robert McNamara, fue, por decirlo así el arquitecto de la Seguridad y Defensa
Imperial, siendo parte integrante de los gobiernos de los presidentes Kennedy y Johnson; El es, pues,
tristemente célebre, entre otros protagonistas de los violentos hechos acaecidos desde 1961 (Debemos
recordar la crisis de los misiles, que estuvo a punto de crear una tercera guerra mundial; a propósito del
caso Cuba y el enfrentamiento de tres personajes , que se disputarían los ojos y oidos del mundo:
Kruschov, Kennedy y Fidel Castro y todo porque hay que enfrentar la "amenaza Comunista").

Entre las llamadas sociedades opulentas, que disfrutan de un elevado índice per cápita y poseen una alta
concentración demográfica, respecto al resto del planeta.. Pensamos, que los índices de decoro y
confort en los "Nuevos Estados Industriales"( Galbraith), que gozan de mejores expectativas de vida, que
en las sociedades subdesarrolladas,ya que estas presentan un bajo nivel de desarrollo científico-
técnico, un bajísimo índice per cápita, y por ende un severo deterioro en el desarrollo de las fuerzas
productivas, que es consecuencia inevitable de los muchos estallidos de rebeliones militares y de
violencia política entre los paises más pobres del orbe , donde son más frecuentes esos movimientos de
rebeldía o asonadas militares , que en muchos casos se convierten en revoluciones..

Ante el avance de los "Comunistas":...." Estén o no implicados Los Comunistas, la violencia amenaza
cualquier parte del mundo en tensión, la seguridad y estabilidad de las naciones de la mitad del
globo...."( Idem)..

Ante la realidad inequívocamente injusta de un esquema bipolar ( Capitalismo- Socialismo)..U.S.A.


Pretende erigirse en una especie de "Gendarme universal", que vigila , custodia y castiga cualquier
violación del orden y de la Justicia Internacional.. Obviamente, para ello, ya no hace falta hacer gala de
amplias movilizaciones militares con cuantiosas tropas y hombres en armas; basta con la posesión de un
recurso más sofisticado donde la represión de movimientos populares se haga a través de la presencia
de la tecnología, bien sea la audiovisual, la de punta, o la amenaza, que pende como espada de
Dámocles sobre nuestras cabezas; que es la Tecnología del armamento nuclear..

Cualquier competencia que dispute el liderazgo de U.S.A. en materia de desarrollo de la industria


nuclear; debe ser sofocado con la invasión militar o la declaración de una guerra , primero fría y luego
caliente..Véase el caso de Irak y el plan que se cierne sobre la no menos combativa Irán..

Como afirma McNamara:....." Tenemos que encontrar los medios para evitar la proliferación de las armas
nucleares.. Es ese un claro imperativo......"

Respecto al futuro de la humanidad; McNamara declara:

......"El testimonio de toda la Historia sugiere que el hombre es ciertamente un animal racional, pero con
una capacidad infinita de locura.. La Historia del hombre, parece en gran medida un esfuerzo
renqueante, pero persistente para elevar su razón por encima de su animalidad, el hombre proyecta
esmeradamente utopías, pero nunca las construye por completo, al final sigue trabajando
obstinadamente con ahinco en el único material de construcción que siempre tiene a mano..Su propia
semi -cómica, semi -trágica, semi -maldita. semi- gloriosa naturaleza..Yo por mi parte no daría por
descontada una sociedad mundial libre.. Despues de todo la coerción no hace sino capturar al
hombre..La Libertad le cautiva....."

DOCTRINA JOHNSON
Tras haber sido congresista y senador, desempeñó el cargo de vicepresidente con Kennedy (1961-1963).
Tras el asesinato del presidente en Dallas, accedió a la presidencia que desempeñó casi seis años (1963-
1968), tras ser reelegido en 1964.

Johnson protagonizó un política claramente progresista en el interior (Ley de Derechos Civiles en 1964,
Ley de Derecho de Voto en 1965, extensión de la Seguridad Social), con una política agresivamente
anticomunista en el exterior.

Su primer acto importante fue la invasión de Santo Domingo en 1965 para impedir el acceso al poder de
una coalición izquierdista que podría aliarse con el régimen de Castro en Cuba.

Su gran preocupación durante su mandato fue, sin embargo, la guerra de Vietnam en la que fue el
presidente que protagonizó la escalada de la intervención norteamericana. Aceptó la denominada
"teoría del dominó" que plateaba que la caída en manos comunistas de Vietnam del Sur sería la primera
pieza de una oleada de avances comunistas en Asia. Cuando llegó a la presidencia en 1963 había algo
más de diez mil soldados norteamericanos, tres años más tarde el número de la tropa destinada a
Vietnam ascendía a medio millón de hombres.

Esta escalada militar no supuso la victoria militar y engendró un gran movimiento contrario a la guerra
entre una juventud norteamericana entregada a las ideas pacifistas y entre le que se desarrollaba el
movimiento "hippie". Las amplias protestas sociales en los distritos negros de las ciudades
norteamericanas fueron otro factor que ensombreció su presidencia.

La exitosa ofensiva comunista del Tet en enero-febrero de 1968 y el creciente descontento en el


Congreso ante una guerra cada vez más cara decidieron a Johnson a no presentarse a la reelección en
1968. El candidato republicano Richard Nixon barrió en esas elecciones.
Johnson murió en enero de 1973, cinco días antes de la firma del cese el fuego en Vietnam.

historia del siglo20

De Wikipedia, la enciclopedia libre

La doctrina Johnson , enunciada por el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson después de que el
Estados Unidos intervención "en la República Dominicana en 1965, declaró que doméstica revolución en
el hemisferio occidental ya no sería un asunto local cuando "el objeto es el establecimiento de un
comunista dictadura ". Es una extensión de los Eisenhower y doctrinas Kennedy .

Fondo

El gobierno de Estados Unidos temía la influencia comunista en el hemisferio occidental durante la


Guerra Fría. En la década de 1960, la República Dominicana era un país de interés. Debido a la agitación
política en curso en el condado, los generales dominicanos se rebelaron en abril de 1965. Temeroso de
que los miembros de la revuelta tenían simpatías comunistas, los EE.UU. invadieron el país el 28 de abril
de restablecer un gobierno favorable a ellos.

la Doctrina

La doctrina Johnson reforzado doctrinas existentes del gobierno de Estados Unidos contra la expansión
comunista. En su discurso de 2 de mayo de Johnson afirma específicamente que los países de América,
"no van a permitir el establecimiento de otro gobierno comunista en el hemisferio occidental". La
doctrina Johnson construye fuera de las doctrinas de Kennedy y Eisenhower en que se opone al
comunismo en el hemisferio occidental. También es paralela a la Doctrina Monroe, con un énfasis en la
denuncia fuera (en este caso comunista) la interferencia en las Américas.

DOCTRINA NIXON
Wikipedia Español

Wikimedia foundation. 2010

Doctrina Nixon

Doctrina Nixon

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La Doctrina Nixon (también conocida como la Doctrina Guam) fue propuesta en una conferencia de
prensa en Guam el 25 de julio de 1969 por Richard Nixon. Nixon declaró que Estados Unidos esperaba de
ese momento en adelante que sus aliados se hicieran cargo de su propia defensa militar. La Doctrina era
argumentada en base de la búsqueda de la paz através de una asociación con aliados americanos.

Estas fueron las palabras de Nixon (Mensaje a la Nación sobre la Guerra de Vietnam el 3 de noviembre
de 1969):[1]
Primero, Estados Unidos mantendrá todos sus compromisos convenidos.

Segundo, proveeremos de protección si una potencia nuclear amenaza la libertad de una nación aliada o
de una nación cuya supervivencia consideremos vital para nuestra seguridad.

Tercero, en casos que impliquen otros tipos de agresión , proporcionaremos asistencia militar y
económica cuando se requiera de acuerdo a nuestros compromisos adquiridos. Observaremos a la
nación amenazada directamente para asumir la resposabilidad primaria de proveer los recursos
humanos para su defensa.

La doctrina también fue aplicada por la administración Nixon en la región del Golfo Pérsico, con ayuda
militar para Irán y Arabia Saudí, para que estos aliados americanos tomaran a su cargo la responsabilidad
de asegurar la paz y la estabilidad en esa región. De acuerdo a Michael Klare, autor de Sangre y Petróleo:
Los Peligros y Consecuencias de la Creciente Dependencia Petrolera de Estados Unidos (Nueva York:
Henry Holt, 2004), la aplicación de la Doctrina Nixon "abrió las compuertas" de la ayuda de los militares
de Estados Unidos en el Golfo Pérsico, y ayudó para poner en escena la Doctrina Carter y la implicación
directa subsecuente de la milicia americana en la Guerra del Golfo y la Guerra de Iraq.

DOCTRINA CARTER
REVISTA DE PRENSA

La doctrina Carter

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Milán, 26 ENE 1980

«(...) El documento contiene lo que de ahora en adelante se llamará la doctrina Carter: una estrategia a
largo plazo destinada a guiar la política mundial de Estados Unidos en los próximos años. La nueva
doctrina retorna los términos de la estrategia de la contención, que está ligada al nombre de Truman.
Pero, respecto a la época de Truman, el cuadro internacional ha variado profundamente. Entre otras son
diferentes las relaciones con China, y por otra parte, Estados Unidos no tiene la ventaja atómica de que
disponía entonces sobre la URSS. (...)En el documento, Carter afirma que la invasión soviética en
Afganistán es una amenaza a la paz mundial, a las relaciones Este-Oeste, a la estabilidad regional y al
petróleo.

Debemos pagar algún precio para continuar siendo la nación más fuerte del mundo. Ahora bien, este
precio ha aumentado con el crecimiento de la potencia de nuestro adversario y su rapidez en emplear
esta potencia se ha demostrado claramente en Afganistán. (...)

24 de enero

11:45 GMT 05.02.2017(actualizada a las 11:49 GMT 05.02.2017)URL corto10412

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El 23 de enero de 1980, el entonces presidente de EEUU Jimmy Carter adoptó una política que
aseguraba que EEUU usaría todos los medios necesarios, incluida la fuerza militar, para defender sus
"intereses vitales en el golfo Pérsico", es decir, los suministros petroleros. ¿Es esto viable hoy en día?

Esa doctrina ha marcado la política exterior de EEUU desde entonces hasta nuestros días, explica Daniel
Davis, exmilitar con 21 años de servicio y columnista de National Interest. Sin embargo, las condiciones
geopolíticas y energéticas han cambiado considerablemente, por lo que EEUU debería abandonar este
enfoque, opina el experto.

La Doctrina Carter

"Nuestra posición es clara: un intento de una fuerza externa de hacerse con el control en el golfo Pérsico
será considerado como un asalto contra los intereses vitales de Estados Unidos de América, y tal asalto
será repelido por cualquier medio necesario, incluida la fuerza militar".

Aviones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos vuelan sobre Kuwait durante la Operación Tormenta
del Desierto en 1991.

Las cinco operaciones militares más caras desde la Segunda Guerra Mundial

Así, en pocas palabras, Zbigniew Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional del entonces presidente de
EEUU, explicaba la idea clave detrás de la Doctrina Carter.

Esta política fue una respuesta a la presencia militar soviética en Afganistán y los temores de que la URSS
podría cortar los suministros de hidrocarburos por el golfo Pérsico y el océano Índico, vitales para EEUU
en aquel entonces.

En 1979, en Irán el sha Mohammad Reza Pahlaví —restaurado en el poder con el apoyo de la CIA 26 años
antes— había sido derrocado como consecuencia de la Revolución islámica iraní, lo que generó una crisis
energética que, también, amenazó los intereses energéticos de EEUU en Oriente Próximo.

Una doctrina desactualizada

"Casi 40 años después, la Doctrina Carter continúa dominando la política exterior de EEUU en Oriente
Próximo —explica Daniel Davis—. Sin embargo, las condiciones que existían en ese entonces han
cambiado dramáticamente".

El columnista considera, citando la opinión de otros expertos en el tema, que es hora de que EEUU revise
su política en esa región.
Extracción de petróleo

Entre otras cosas, el experto argumenta que aunque es verdad que un porcentaje considerable del
petróleo importado a EEUU en los ochenta provenía de Oriente Próximo, actualmente tan solo el 16%
del crudo importado por Norteamérica proviene del golfo Pérsico, del cual, el 11% lo proporciona
únicamente Arabia Saudí. Hoy en día, el mayor exportador de crudo a EEUU es Canadá, con un 40%.

Además, desde 2008, EEUU ha vivido un boom de producción petrolera propia que ha disminuido la
necesidad de crudo importado. Aunque EEUU continúa importando 4,7 millones de barriles de petróleo
al día, y existe la necesidad de proteger estos suministros, la región de Oriente Próximo y Medio Oriente
ya es vital para otra potencia —China—.

China y su sed petrolera

"La sed de China por petróleo crece rápidamente. Ese país actualmente importa siete millones de
barriles de crudo al día (de los 12 que consume) y la gran mayoría proviene del golfo Pérsico. (…) las
importaciones de Pekín desde el golfo se podrían quintuplicar para 2030", explica el experto.

Bomba de petróleo en Rusia

Sin embargo, —continúa—, "¿debería EEUU continuar gastando una gran parte de su presupuesto de
seguridad nacional en mantener el petróleo del golfo Pérsico fluyendo para beneficio de China? (…) ¿Es
el continuo interés [por Oriente Próximo] proporcional a la perpetuación, inalterada, de la Doctrina
Carter?".

La respuesta de Daniel Davis es contundente: "no", dado que "el petróleo de esa región continúa siendo
de interés para EEUU, pero ya no es de interés vital para el país" sino para otras naciones, incluidas la
monarquías petroleras, enormemente dependientes de seguir exportando su recurso más valioso.

"Una revisión de la Doctrina Carter está a la orden del día. Las políticas de EEUU deben corresponder con
la realidad y las prioridades vigentes", concluye el autor.

DOCTRINA KIRKPATRICK
La Doctrina Kirkpatrick fue una doctrina política expuesta por la Embajadora de Estados Unidos, Jeane
Kirkpatrick, ante las Naciones Unidas en los años ochenta para justificar, en el contexto de la Guerra Fría,
el sostén de su país a dictaduras anticomunistas del Tercer Mundo.

Desarrollo

Kirkpatrick aseguraba que los estados prosoviéticos eran regímenes totalitarios mientras las dictaduras
prooccidentales eran autoritarios. Kirkpatrick indicaba que los regímenes totalitarios eran más estables
que los regímenes autoritarios, y por lo tanto tienen una mayor propensión a influir a los estados
vecinos.

El principio de Kirkpatrick de que los regímenes totalitarios son más estables que los regímenes
autoritarios ha sido duramente criticado desde la caída de la Unión Soviética en 1991, especialmente
porque Kirkpatrick predecía que el sistema soviético duraría décadas. Sus defensores dicen que la Unión
Soviética cayó sólo por la constante oposición Occidental dirigida por EE. UU. contra el Comunismo
durante la Guerra Fría. Estos también argumentan que la transición del totalitarismo a la democracia en
el Bloque del Este no fue una suave transición como normalmente acontece con otros estados
autoritarios hacia la democracia.

Según Kirkpatrick, los regímenes autoritarios solo tratan de controlar o castigar la conducta de sus
ciudadanos, mientras que los regímenes totalitarios van más allá de eso procurando controlar los
pensamientos de sus ciudadanos, utilizando propaganda, lavado cerebral, reeducación, el espionaje a
particulares y la represión política masiva basada en la ideología del Estado. La Unión Soviética,
especialmente durante el mandato de Stalin y la Alemania nazi son citados como ejemplos de arquetipos
de regímenes totalitarios.

Los regímenes totalitarios también a menudo procuran socavar o destruir las instituciones tradicionales
de la comunidad (por ejemplo, la religión, o aún la institución familiar), mientras los regímenes
autoritarios usualmente no pretenden dañar tales instituciones. Por esta razón, ella argumenta que el
proceso de restaurar la democracia es más fácil en ex estados autoritarios que en ex estados totalitarios,
y los estados autoritarios son más dóciles a la reforma gradual en una dirección democrática que los
estados totalitarios.

La Doctrina Kirkpatrick fue muy influyente durante la presidencia de Ronald Reagan. La administración
Reagan dio diferentes grados de apoyo a dictaduras anticomunistas, como en Guatemala (en 1985),
Filipinas (en 1986), y Argentina (en 1982), y armó el mujahideen en Afganistán, UNITA en Angola, y los
Contra en Nicaragua, para destruir los regímenes comunistas en esos países.

DOCTRINA WEINBERGER
La doctrina Weinberger Esta página se editó por última vez el 30 dic 2018 a las 23:14.

El 28 de noviembre de 1984, el Secretario Weinberger enunció ante el Club Nacional de la Prensa en


Washington D.C. los seis criterios que debería observar la política exterior de EE. UU. para comprometer
el uso de la fuerza en la resolución de los conflictos. Los seis criterios de la Doctrina Weinberger se
expusieron como respuesta puntual al problema histórico motivado por el síndrome de Vietnam y
también para resolver la disyuntiva de carácter coyuntural que afectaba a la administración del
presidente Reagan en los últimos años de la Guerra Fría.

- Los Estados Unidos no deberían comprometer tropas para combatir en el extranjero, a menos que se
considere vital para los intereses nacionales o de sus aliados.

- Si se decide emplear tropas de combate en una situación determinada, debería hacerse decididamente
y con la intención de ganar. Si no se está dispuesto a comprometer fuerzas ni los recursos necesarios
para lograr el objetivo, Estados Unidos no se debería comprometer en lo absoluto.
- Si se decide comprometer las fuerzas en combates en el extranjero se debe contar con objetivos
políticos y militares claramente definidos; EE. UU. debería saber exactamente cómo pueden sus fuerzas
lograr sus objetivos; y debería mandarlas a hacer precisamente eso.

- La relación entre los objetivos y las fuerzas comprometidas -tamaño, composición y despliegue-debe
evaluarse constantemente y ajustarse de ser necesario. Cuando ellos cambien, las fuerzas también
deben hacerlo.

- Antes de que Estados Unidos comprometa fuerzas de combate en el extranjero, debe existir una
seguridad de que se contará con el apoyo razonable del pueblo estadounidense y de sus representantes
en el Congreso. No se puede emprender una batalla contra el Congreso, en casa, mientras se les pide a
las tropas que ganen una guerra en el extranjero como fue el caso de Vietnam.

- Por último, la Doctrina Weinberger señalaba que el hecho de comprometer fuerzas de combate de los
Estados Unidos debe ser el último recurso.

Escándalo "Irán-Contra"

Weinberger fue uno de los miembros del equipo de Reagan que apoyaba su política del sabotaje en
Centroamérica y el Caribe, como único método eficaz de enfrentar el "intervencionismo cubano-
soviético" en Nicaragua y la isla de Granada. Con la intervención armada en Granada, se ponía en
práctica dicha estrategia. Por otro lado, durante todo 1983 el Pentágono desarrolló en Honduras una
serie de maniobras militares con la intención de adiestrar al ejército de ese país y a sus propias fuerzas
para la lucha en las selvas centroamericanas, operaciones que fueron denunciadas por la Junta
nicaragüense.

Cuando se conoció en 1987 que Estados Unidos vendió armas a Irán para financiar y entrenar a la Contra
nicaragüense, pese a la prohibición del Congreso estadounidense, en lo que se conoce como el
escándalo Irán-Contra, Weinberger fue acusado de esconder de los fiscales e investigadores del
Congreso miles de páginas de sus notas manuscritas relacionadas con el escándalo. Él siempre negó las
acusaciones y dijo que formaban parte de una maniobra de sus adversarios políticos para
desprestigiarlo.

Últimos años

En 1987 le fue otorgada la Medalla Presidencial de la Libertad por su servicio a la nación. El 23 de


febrero de 1988, Weinberger fue investido caballero de la división civil de la Orden del Imperio Británico
por la Reina Isabel II del Reino Unido por su apoyo en la Guerra de las Malvinas, y en enero de 1989
asumió la dirección de la revista Forbes.

Caspar Weinberger murió de neumonía el 28 de marzo de 2006 en un hospital de Maine. Tenía 88 años
de edad. Fue enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington.

DOCTRINA REAGAN
Doctrina Reagan. Fue una doctrina de política exterior creada e implementada por los Estados Unidos
bajo la presidencia de Ronald Reagan para atacar el pensamiento comunista e izquierdista promovido
por la Unión Soviética a nivel mundial, principalmente en América Latina. Esta doctrina esta calificada
por algunos críticos como razonamiento pobre para un anticomunismo simplista y fue expresada en el
inicio de la presidencia de Reagan, a comienzos de los 80, siendo utilizada hasta la caída de la URSS, lo
que supuso el fin de la Guerra Fría.

Pretextos

Se basaba en la necesidad de revertir lo que se percibía como una continua expansión de la influencia
soviética durante los 70 en el Tercer Mundo: Centroamérica, África y Asia. Era en estas zonas donde
debía golpear el "músculo militar americano", tal como Reagan lo llamó. Los denominados "gobiernos
agentes y delegados del comunismo", entre los que se encontraban Angola, Etiopía, Mozambique,
Yemen del Sur, Libia, Afganistán, Viet Nam, Nicaragua y Cuba, fueron objetivos principales de esta
ofensiva política y militar.

Objetivo

Para Reagan, el fracaso en Viet Nam había paralizado las iniciativas estadounidenses. EE.UU, debía
impulsar una "revolución democrática en el Tercer Mundo" con el apoyo directo a fuerzas
anticomunistas. Con ello se fomentaron las llamadas guerras de baja intensidad y se apeló a nuevas
modalidades de la guerra sucia.

Teatro de operaciones

En América Latina, Centroamérica fue el principal escenario de la Doctrina Reagan. Se consideraba que
"errores pasados" como el de Kennedy, que permitió la instalación de comunistas en el Caribe aplicando
tarde la contención, debían ser corregidos. El enemigo ya estaba instalado en Centroamérica, y se hacía
preciso contener al máximo la influencia socialista.

Reagan se propuso usar la fuerza y el control, rechazando el programa de Alianza para el Progreso como
un fracaso. Si Carter entregó el Canal a Panamá, retiró su apoyo a Somoza y se enfrentó con los militares
guatemaltecos, Reagan se basaría en una política de fuerza y en la Doctrina Kennan para apoyar a los
militares de Guatemala y El Salvador, acorralar a Cuba y sobre todo a Nicaragua, invadir Granada, y usar
Honduras como base para entrenar a los contras nicaraguenses.

Todo insrumento fue válido para dicha doctrina: la US Navy, el Marine Corps, la CIA, los Contras, También
se usaron bloqueos navales, embargos económicos, coacciones diplomáticas, minados de puertos y
aislamientos político. La Doctrina Reagan buscaba en definitiva la intervención hegemónica de Estados
Unidos en todo el hemisferio.

Fuente

Artículo sobre la Doctrina Reagan publicado en el portal terrorfileonline.org. Consultado el 29 de octubre


de 2013.
DOCTRINA POWELL
Jueves, 18 .01.2001.

Colin Powell, el "héroe americano" de Bush

El nombramiento de Colin Powell como nuevo secretario de Estado, con un guiño bipartidista incluido,
fue un importante signo a favor de la unidad en Estados Unidos, luego de la larga batalla legal posterior a
las elecciones.

Powell es visto como un hombre cauto en el terreno internacional y su perfil se ajusta a la política algo
aislacionista que predica el presidente electo George W Bush.

Durante la guerra del Golfo, los que acudían a visitarle en su oficina en el Pentágono no podían evitar
leer la frase grabada en un vaso de cristal que presidía su mesa.

Era un cita de un historiador clásico griego: "De todas las pruebas de poder, la prudencia es la que
impresiona más a los hombres".

Primer afroamericano

La doctrina Powell podría resumirse como el pudor a la intervención, pero utilizando toda la fuerza
posible en el caso de entrar en combate, para conseguir una rápida victoria cuando la decisión está
tomada.

El general Powell, quien a los 52 años se convirtió en el más joven y primer afroamericano en llegar a lo
más alto de la carrera militar estadounidense, ha demostrado siempre una gran cautela. Tanto en lo
militar como en la faceta civil de su carrera.

A los 63 años se le considera un héroe nacional cuya imagen sirve de puente en un país racialmente
dividido.

Sin embargo, incluso con un 81% de popularidad, siempre ha sido reacio a aceptar envites en la arena
política.

Colin Powell nació en 1937, en una familia de inmigrantes jamaiquinos y creció en el barrio del Bronx, en
la ciudad de Nueva York.

Siguiendo su primera experiencia en la vida militar, como cadete, decidió proseguir su carrera en el
Ejército y se convirtió en teniente en 1958.

Vietnam

En la década de 1960 fue dos veces a Vietnam, la primera como consejero del Ejército de Vietnam del
Sur.

En su segunda gira, el helicóptero en el que viajaba tuvo un accidente y Powell fue condecorado al
rescatar a sus soldados del incendio que el choque había provocado.

Desde ese momento, Colin Powell disfrutó de un rápido ascenso hasta la primera línea.

Luego de alternar trabajos militares y civiles en Washington, se convirtió en asistente del secretario de
Defensa Caspar Weinberger en 1983, y desde ese cargo jugó un papel importante en operaciones como
la invasión de la isla de Granada y el bombardeo de Libia.

En 1987 el presidente Reagan pidió a Powell que se convirtiera en su Consejero de Seguridad Nacional.
Al ser uno de los pocos que no se vio vinculado al escándalo de la venta de armas a Irak, Powell se
convirtió en un miembro-clave del equipo de Reagan.

Pero Powell se hizo famoso cuando, en 1990, dirigió la exitosa campaña militar contra las fuerzas de Irak,
que habían invadido Kuwait.

Sin embargo, el general Powell se mostró siempre contrario a la intervención, más allá de la defensa
específica de los campos de petróleo de Arabia Saudita.

Luego de su retirada en 1993, publicó sus memorias, con lo que ganó por lo menos US$6 millones. Se
dedicó desde entonces a mejorar las relaciones raciales en EE.UU.

Su credibilidad en el Partido Republicano se basa prácticamente en sus posibilidades electorales, ya que


se trata de una formación dominada por blancos.

Incluso sus puntos de vista liberales acerca del aborto y de la discriminación positiva para las minorías no
son compartidos por la mayoría de los republicanos.

Búsqueda en BBC Mundo

DOCTRINA CLINTON
Clinton impone la doctrina de que en un conflicto nuclear no hay ganador

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JAVIER VALENZUELA

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Washington 8 DIC 1997

El objetivo del arsenal nuclear norteamericano es impedir una guerra nuclear y no ganarla, según las
directrices recién establecidas por Bill Clinton y de las que ayer dio cuenta The Washington Post. Esas
directrices, que sustituyen a las firmadas por Ronald Reagan en 1981, aceptan por primera vez que
ningún bando puede ganar una guerra nuclear de envergadura.En su cumbre de 1985, Reagan y Mijaíl
Gorbachov se pusieron de acuerdo en la idea de que "una guerra nuclear no puede ser ganada y no debe
ser librada nunca". Pero ni Reagan ni George Bush actualizaron de acuerdo con esa filosofía las
directrices de 1981. Eso es lo que hacen las firmadas por Clinton.

Estados Unidos, no obstante, sigue considerando su arsenal nuclear como la piedra angular de su
sistema de defensa. Washington sigue reservándose el derecho a desencadenar represalias nucleares en
caso de alerta de ataque nuclear y antes de que empiecen a estallar en su territorio los artefactos
enemigos. También sigue reservándose el derecho a ser el primer país que emplee armas nucleares en
un conflicto. Y advierte que las usaría si sufre una agresión con armas químicas o biológicas.

Las directrices piden al Pentágono que conserve permanentemente actualizada una lista de objetivos
concretos relacionados con los líderes civiles y militares y las fuerzas nucleares de Rusia. Los
responsables militares de EE UU también deben mantener una lista semejante para China.

¿Qué es lo que cambian las directrices de Clinton? Poca cosa, según declara a The Washington Post
William Arkin, experto en control de armamentos. "En teoría, se liberan los recursos y energías
dedicados ahora a la preparación de la IV Guerra Mundial, puesto que se acepta que EE UU no podría
ganar la III, la nuclear", dice Arkin. "Pero las directrices mantienen el principio de que debemos seguir
viviendo con el dedo en el gatillo de nuestro arsenal nuclear".

DOCTRINA BUSH
De Wikipedia, la enciclopedia libre

La Doctrina Bush o "Doctrina de Agresión positiva" es un término usado para describir los varios
principios relacionados con la política exterior del presidente George W. Bush de Estados Unidos,
declarados como consecuencia de los ataques del 11 de septiembre de 2001. La frase describió
inicialmente el principio de que los Estados Unidos tenían derecho de tratar como terroristas a los países
que abrigaban o dan ayuda a grupos terroristas, y que más adelante fue usada como justificación para la
invasión de Afganistán.

Más adelante, incluyó elementos adicionales, como la polémica política de guerra preventiva, que
sostenía que los Estados Unidos debían deponer regímenes extranjeros que representan una supuesta
amenaza para la seguridad de los Estados Unidos, incluso si esa amenaza no era inmediata (utilizado
para justificar la invasión de Iraq). Así mismo, incluía una política para implementar el concepto
estadounidense de democracia en todo el mundo; globalizar el mismo, abogando al nacionalismo
estadounidense para justificarse ante sus connacionales, expandiendo así a través de sus tanques de
pensamiento, el sistema dominante o pensamiento unilateral a algunos de los Estados que más
dificultades le habían presentado para lograr sus objetivos de aprovisionamiento de combustibles fósiles,
especialmente en el Oriente Medio, bajo el supuesto de que se trataba de una estrategia para combatir
la extensión del terrorismo, cuando, aun, no existe un concepto oficial del mismo. Lo que se pretende
realmente es consolidar gobiernos en todo el mundo; acordes, a su visión de mundo; acorde a los
intereses estadounidenses, esto significa la implantación de la fuerza militar tanto de Estados Unidos,
como la de otros países históricamente afines a los intereses norteamericanos (normalmente Estados
sumidos por esa razón en el subdesarrollo), las decisiones de estas intervenciones militares son muchas
veces tomadas de forma unilateral sin importar la oposición de los demás miembros permanentes del
Consejo de Seguridad de la ONU.

Algunas de estas políticas fueron codificadas en el texto del Consejo de Seguridad Nacional titulado «La
estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos», publicado el 20 de septiembre de 2002. Esto
representó un cambio dramático de las políticas de la guerra fría de los Estados Unidos de disuasión y de
contención, (Doctrina Truman) y una salida de las filosofías post guerra fría tales como la Doctrina Powell
y la Doctrina Clinton.

Los elementos principales de la Doctrina Bush fueron delineados en un documento del Consejo de
Seguridad Nacional, una estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos, publicados el 20 de
septiembre de 2002, este documento se cita a menudo como la declaración definitiva de la doctrina. La
estrategia de seguridad nacional fue actualizada en 2006.

Federico Andreu Guzmán, director del Centro Internacional de Juristas, afirma que algunos elementos de
la Doctrina Bush se asimilaron del Plan Cóndor aplicado en Sudamérica, tales como las rendiciones
extraordinarias.[1][2]

doctrina Bush

by Rodrigo Borja 16 julio, 2018 in Enciclopedia

Así fue perfilándose la doctrina Bush.

Con una clara conciencia de que los Estados Unidos gozaban de una posición de fuerza militar sin
paralelo y de un poder económico sin precedentes, el presidente Bush advirtió que las respuestas a las
naciones que apoyaren al terrorismo serían “devastadoras”. En un discurso pronunciado el 10 de
diciembre de 2001 en Charleston, Carolina del Sur, ante cadetes de una escuela militar, afirmó que
“nuestros soldados tienen una misión nueva y esencial. Para los países que apoyan al terrorismo, las
consecuencias serán no solamente costosas sino devastadoras”. Y además enfatizó que los atentados del
11 de septiembre y la amenaza del terrorismo han definido las prioridades durables de Estados Unidos
en materia de defensa, comenzando por “la aceleración de la transformación de las fuerzas armadas”.
Luego agregó: “Los dos últimos meses han mostrado que una doctrina innovadora y armas de alta
tecnología pueden modelar y dominar una guerra no convencional” en el siglo XXI. Calificó a Rusia de
“socio crucial” en el combate contra la proliferación de armas de destrucción masiva y afirmó que Moscú
y Washington aumentarán su cooperación para negar a todo “país delincuente” la capacidad de
desarrollar, adquirir y utilizar armas químicas, biológicas o nucleares.

El presidente declaró que “cada país, cada región, ahora debe tomar una decisión: o están con
nosotros o están con los terroristas. De hoy en adelante todo país que continúe hospedando o apoyando
al terrorismo será considerado por Estados Unidos como un régimen hostil”. Su asesora en asuntos de
seguridad nacional, Condoleezza Rice, nombrada posteriormente Secretaria de Estado, explicó que “los
terroristas precisan de un lugar para conspirar, entrenar y organizarse. Los tiranos aliados de los
terroristas aumentan en mucho el alcance de sus daños mortales. Los terroristas aliados de los tiranos
pueden comprar nuevas tecnologías que les posibiliten asesinar en una escala mucho mayor. Cada
amenaza aumenta el peligro de la próxima. El único camino para la seguridad es confrontar
efectivamente a los terroristas y a los tiranos”.

“En el curso de la guerra fría —dijo Bush en el mensaje que leyó en la academia militar de West
Point el 1 de junio de 2002— las armas de destrucción en masa eran vistas como armas de última
instancia, en cambio hoy los grupos terroristas las consideran como opciones preferentes e inmediatas.
Debemos crear defensas eficaces contra los misiles balísticos que ellos poseen. Y por sentido común y
legítima defensa los Estados Unidos deben actuar contra esos peligros antes de que se pongan en
marcha. La historia juzgará duramente a aquellos que vieron venir los peligros y se cruzaron de brazos.
Estamos convencidos de que en un mundo de tantas acechanzas el único camino hacia la paz y seguridad
es el camino de la acción. Lo ocurrido en septiembre 11 nos enseñó que Estados débiles, como
Afganistán, pueden sin embargo ser muy peligrosos para nuestra integridad y para la integridad de otros
Estados grandes”.

La doctrina Bush se concretó y sistematizó finalmente en el documento titulado “The National


Security Strategy of the United States of America”, expedido en la Casa Blanca el 17 de septiembre de
2002, que resumió los objetivos y las prioridades de la seguridad norteamericana para el nuevo siglo.

En su prólogo se afirma que las grandes batallas del siglo XX entre la libertad y el totalitarismo
terminaron con la decisiva victoria de las fuerzas de la libertad y con el surgimiento de un solo modelo
sustentable de éxito nacional: el fundado en la libertad, la democracia, los mercados abiertos y la libre
empresa. En el siglo XXI solamente los Estados que se comprometan con la defensa de los derechos
humanos básicos y que garanticen las libertades políticas y económicas estarán en capacidad de
asegurar para sus pueblos un futuro de prosperidad, dice el documento. Por consiguiente, los Estados
Unidos se juntarán con todos aquellos países y regiones que estén resueltos a vertebrar un mundo de
libre comercio y mercados abiertos para conquistar en beneficio de sus pueblos el crecimiento
económico y la prosperidad. A ellos les será entregada asistencia para el desarrollo a través de la New
Millennium Challenge Account.

Esta es una de las partes centrales de la doctrina.

Las conceptos claves de ella son el unilateralismo y la anticipación. Estados Unidos no se sienten
obligados a consultar ni a lograr acuerdos previos con otros Estados ni con la Organización de las
Naciones Unidas para tomar iniciativa en acciones militares preventivas contra cualquier enemigo que
juzguen capaz de atacarlos. Las doctrinas Truman y Eisenhower, que operaron durante la guerra fría, se
fundaron en los conceptos “contención” y “disuasión” mientras que la doctrina Bush basa su política de
defensa en la “prevención” de acciones terroristas y en la neutralización temprana de potenciales
agresores. Según ella, no pueden esperar a ser atacados, no pueden esperar que se coloque una bomba
atómica de construcción casera en algún lugar de su territorio, sino que tienen que adelantarse a los
ataques mediante acciones militares preventivas.

Es cierto que la prevención ha sido siempre una táctica militar eficiente —desde Isabel I de
Inglaterra contra la armada española de Felipe II hasta Israel en la Guerra de los Seis Días contra sus
enemigos árabes— pero la tradición militar de los Estados Unidos fue diferente: atacó solamente
después de que él o sus aliados fueron agredidos. Eso ocurrió en Pearl Harbor en 1941, en el golfo de
Tonkin en 1964 o en Kuwait en 1991. Talvez la única excepción haya sido la guerra de Corea en 1950.
Hoy, sin embargo, bajo el trauma del 11 de septiembre —trauma compartido con muchos otros países
porque hay que recordar que casi un tercio de la población de Nueva York nació fuera de los Estados
Unidos— las cosas han cambiado: el multilateralismo ha pasado a desempeñar un papel subalterno en
la política de seguridad norteamericana y ha sido suplantado por el unilateralismo.

Para justificar este cambio, Condoleezza Rice expresó que las Naciones Unidas, por desgracia, están
repletas de Estados dictatoriales que carecen, por lo mismo, de una credencial democrática para que sus
decisiones en el seno de la Asamblea General puedan tener un valor moral; y aseguró, de otro lado, que
defenderse con anticipación no es un concepto nuevo en el Derecho Internacional y que nunca hubo una
exigencia moral o legal de que un Estado debiese esperar ser atacado antes de actuar en defensa propia,
aunque obviamente debe agotarse la vía diplomática y debe estar muy claro en cada caso que los riesgos
de la inacción o de la espera serían mayores que los de la acción.

No hay duda de que la doctrina se inspiró en la conciencia de la vulnerabilidad de Estados Unidos y


de sus aliados a los ataques terroristas, como tampoco hay duda de que existió un sesgo “pentagonista”
en ella por la gran influencia que tuvieron en su formulación los >halcones del gobierno de Bush.
Recordemos que Dick Cheney, su Vicepresidente, fue Secretario de Defensa en 1992 y antes encabezó
una comisión que analizó la vulnerabilidad de Norteamérica a los ataques con misiles y recomendó un
programa de defensa; que el principal asesor de éste, Eric Eldelman, se desempeñó antes como
Subsecretario de Defensa; que el Secretario de Estado Colin Powel fue jefe del Estado Mayor de las
fuerzas armadas; que el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld volvió al puesto que ocupó una vez; que
el Secretario Adjunto de defensa Paul Wolfowitz ejerció anteriormente la subsecretaría de defensa; que
la asesora de seguridad nacional y después Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, sirvió en el Consejo
de Seguridad Nacional (NSC), donde se ocupó de cuestiones europeas durante la última parte de la
guerra fría; que los segundos a bordo en los departamentos de Estado y de Defensa y en el NSC (Richard
Armitage, Paul Wolfowitz y Stephen Hadley) también trajeron consigo una larga experiencia en política
exterior y de defensa. De modo que el sector militar tuvo marcada injerencia en el diseño de la política
exterior norteamericana de aquellos años.

No se puede dejar de considerar que esta doctrina se enmarca también en el documento "Global
Trends 2015: a dialogue about the future with nongovernment experts", elaborado en diciembre del
2000 por el National Intelligence Council y por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que esboza desde
la perspectiva de la seguridad norteamericana una prognosis de la situación del mundo, en sus
diferentes regiones y países, hacia el año 2015. Dos de los temas allí tratados, entre muchos otros de
naturaleza política, económica y social, son precisamente el de las redes de organizaciones criminales y
el terrorismo transnacional.

Bush sostuvo que “la guerra contra el terrorismo global es diferente de cualquier otra guerra de
nuestra historia” porque sus actores no utilizan métodos convencionales sino acciones de terror, que
podrían ser ejecutadas eventualmente con armas de destrucción masiva.
La doctrina sostiene que Estados Unidos, para hacer frente a los “nuevos enemigos” y amenazas
nuevas, deben acudir a todas las herramientas disponibles: poder militar, labores de inteligencia,
defensas territoriales eficaces, fortalecimiento de la legislación y desmantelamiento del financiamiento
terrorista. La lucha contra el terrorismo es una empresa global de indeterminada duración. Y en esta
lucha debe buscarse la unión de todos los Estados que comparten los mismos intereses y que están
comprometidos contra la violencia y el terror que amenazan a la civilización. Los terroristas, combinando
su fanatismo con la tecnología moderna, poseen armas de destrucción masiva que pueden ser
fácilmente ocultadas, transportadas clandestinamente y usadas sin previo aviso.

Obviamente que toda esta ideación tan sofisticada, que creó una nueva doctrina de la seguridad
nacional destinada a remplazar a la que rigió durante la guerra fría, no fue elaborada por el presidente
—que no brilló precisamente por su inteligencia ni por su cultura— sino por un equipo de asesores y
expertos del más alto nivel.

Algunos observadores piensan que la doctrina Bush se inspiró en buena medida en la teoría de
“golpear y aterrorizar” sostenida por el estratego norteamericano Harlan H. Ullman en su libro "Shock
and Awe" (1996), dada la admiración que por él profesaba el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld.
Ullman —piloto de combate norteamericano en la guerra de Vietnam— escribió que el uso del poder
aéreo puede “golpear y aterrorizar en forma apabullante al adversario, de modo que se paralice su
voluntad de resistir”. Según él, con armas modernas de precisión, que apunten a objetivos militares y no
civiles, se puede alcanzar el “efecto Hiroshima” por medios no nucleares. La idea es ganar una guerra en
forma decisiva y rápida, es decir, ganarla con la menor cantidad de efectivos en acción, en el menor
tiempo posible y con el menor número de bajas. Para eso hay que hacer las cosas de modo que el
enemigo se sienta tan intimidado y vulnerable que tenga por inútil toda resistencia.

Como sustentación de la doctrina Bush, Henry Kissinger, que ejerció las funciones de Secretario de
Estado de 1973 a 1977, durante el gobierno de Richard Nixon, en una entrevista de prensa del 10 de
mayo de 2003, refutando a Jürgen Habermas, afirmó que “el criticismo del filósofo alemán no toma en
cuenta el gran cambio que ha ocurrido entre el orden internacional creado en el Tratado de Westfalia en
1648 y los nuevos procesos en actual gestación. Los principios de Westfalia basaron su orden en la
soberanía de los Estados y definieron la agresión como el traspaso de las fronteras por unidades
militares organizadas. Pero septiembre 11 introdujo un nuevo elemento caracterizado por la
“privatización” de la política exterior en las manos de “grupos no gubernamentales”, tácita o
expresamente apoyados por algunos Estados tradicionales, y por la proliferación de armas de
destrucción masiva que genera la amenaza de una devastación global”. En esas condiciones, agregó el ex
Secretario de Estado norteamericano, no se puede esperar cruzado de brazos que la agresión con armas
de destrucción masiva se produzca para después responder. Lo cual, según él, justifica las acciones
preventivas de los Estados amenazados, aunque ellas no pueden ser una norma general.

Son la “privatización” de armas de destrucción en masa por grupos no estatales y la fijación de la


población civil como su objetivo los nuevos elementos de esta confrontación que, apartados de las
normas tradicionales de la guerra, han resultado más preocupantes para los autores e inspiradores de la
doctrina Bush.
En concordancia con ella, el gobierno norteamericano introdujo reformas en su legislación para
autorizar detenciones indagatorias más largas y ampliar las competencias de sus servicios de seguridad,
a los que autorizó para interferir las telecomunicaciones cuando lo estimaren necesario. En enero de
2003 creó un nuevo ministerio —el décimo quinto en el gabinete presidencial—, denominado
Departamento de Seguridad Interna, encargado de “mejorar la protección de los ciudadanos
estadounidenses ante un nuevo tipo de amenaza en el siglo XXI”, según explicó el portavoz de la Casa
Blanca Ari Fleischer. Esta fue la más importante reorganización de la estructura del gobierno desde la
creación del Consejo Nacional de Seguridad y del Ministerio de Defensa por el presidente Harry S.
Truman hace más de medio siglo.

Se creó una nueva unidad secreta de espionaje para misiones específicas de inteligencia en el
exterior, denominada Departamento de Apoyo Estratégico, bajo la jurisdicción del Pentágono.

Luego vino la cuestión económica y presupuestaria. Fueron incrementados los gastos en la defensa
y las asignaciones de los servicios de inteligencia con el fin de resguardar las fronteras, asegurar el
transporte aéreo y financiar el uso de tecnología sofisticada para vigilar las llegadas y salidas de turistas a
suelo estadounidense.

El “unilateralismo” de potencia hegemónica, triunfadora de la guerra fría, fue uno de los


principales elementos de esta doctrina, que llevó a Bush a afirmar con referencia al conflicto de Irak que
su país actuaría con las Naciones Unidas, sin las Naciones Unidas o contra las Naciones Unidas. En esta
línea, la doctrina Bush defendió los llamados ataques preventivos contra países acusados de
pertrecharse de armas químicas, biológicas o nucleares.

La doctrina postuló que la mejor defensa es el ataque: “our best defense is a good offense”. Y, en
concordancia con este principio, George W. Bush afirmó en un discurso al país por TV desde la Casa
Blanca el 7 de septiembre de 2003 que “la manera más eficaz de evitar ataques a nuestro pueblo es
enfrentar al enemigo allí donde vive y hace planes”. Y agregó: “combatimos al enemigo en Irak y
Afganistán hoy para no enfrentarlo otra vez en nuestras propias calles, en nuestras propias ciudades”.

Las invasiones armadas sobre Afganistán a partir de 2001 y sobre Irak en el 2003 fueron las
primeras consecuencias de la aplicación de la doctrina Bush. En Afganistán —donde Ossama Bin Laden,
protegido por el gobierno fundamentalista talibán de Mohammed Omar, planificó, financió y dirigió las
sangrientas acciones terroristas contra los símbolos del poder financiero y militar de Estados Unidos el
11 de septiembre de 2001— las tropas norteamericanas entraron a sangre y fuego para capturar “vivo o
muerto” al jefe de la banda al Qaeda y para derrocar el gobierno talibán que durante varios años le había
prestado protección. Y en el caso de Irak, después de la llamada guerra del golfo en 1991, el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas se vio obligado a tomar acciones de injerencia humanitaria y a
establecer una zona de exclusión de actividades militares iraquíes para proteger a la población kurda de
la política de exterminio promovida por Saddam Hussein. El tirano de Bagdad, con el empleo de armas
químicas, emprendió en ese año una nueva limpieza étnica contra la población kurda asentada en el
norte de su territorio. Hubo cerca de 5.000 muertos y más de un millón de desplazados. Y fue tanta la
brutalidad que la Organización Mundial envió un equipo de inspectores para detectar y destruir las
armas químicas y bacterianas en poder del gobernante iraquí. Pero éste opuso toda clase de obstáculos
a la tarea de los inspectores y terminó por expulsarlos del país en 1998. En aquella época Hussein
poseía, como armas biológicas, anthrax, botulinum toxin, aflatoxin, gas grangrene; y, como armas
químicas, VX nerve gas, sarin, mustard gas. Con tal antecedente, el presidente George W. Bush insistió en
que el gobierno de Bagdad mantenía arsenales ocultos de armas de destrucción masiva y que además
sostenía relaciones estrechas con la banda terrorista al Qaeda, que fue la que planificó y ejecutó el
atentado del 11 de septiembre. La primera de estas afirmaciones, sin embargo, resultó falsa. La
búsqueda de tales armas no dio resultados y la Casa Blanca reconoció en enero de 2005 que no se
habían encontrado arsenales prohibidos. En las postrimerías de su gobierno, cuando le faltaban pocos
días para entregar el poder a su sucesor Barack Obama, Bush reconoció públicamente durante una
entrevista con el canal ABC de televisión que su mayor error fue invadir Irak a partir de un informe de
inteligencia equivocado.

La trama geopolítica y geomilitar fue muy complicada por esos años. Francia, Alemania y Rusia, dos
de ellas miembros permanentes con poder de veto en el Consejo de Seguridad, discreparon o tuvieron
reticencias en torno al proyecto de ataque militar de Estados Unidos contra Bagdad para derrocar al
gobernante iraquí. Fue evidente que, en el marco de su >razón de Estado y para el logro de sus objetivos
estratégicos, el gobierno norteamericano, apoyado principalmente por el primer ministro inglés Tony
Blair y por el presidente del gobierno español José María Aznar, desconoció las leyes internacionales y
situó por encima de todo la seguridad de su país.

La doctrina Bush y los acontecimientos de Irak en 2003 condujeron a la Unión Europea a elaborar
su propia doctrina de defensa, concebida en términos de autonomía respecto de Estados Unidos. Javier
Solana, el alto personero comunitario, fue el encargado de formular el documento de trabajo para
presentarlo en la cumbre de Salónica celebrada en junio del ese año. El propósito era crear una
estrategia de seguridad europea semejante a la norteamericana, que incluyese una fuerza de reacción
rápida, el uso del recurso militar, el combate al terrorismo, el control de las armas de destrucción masiva,
la vigilancia sobre los llamados “Estados irresponsables” que las poseen o que están en posibilidad de
poseerlas, el fortalecimiento de los organismos multinacionales y las relaciones con Estados Unidos.

Poco tiempo antes los ministros de defensa de los países de la Unión Europea, reunidos en
Bruselas, habían anunciado que la fuerza de acción rápida estaba lista y que había 60.000 efectivos
disponibles para operaciones de defensa de la paz en cualquier lugar del mundo.

Pero el problema de la seguridad norteamericana y europea era muy complicado por esos días
porque la “disuasión creíble” de la guerra fría, que era la disuasión nuclear dirigida hacia el este, o sea
hacia la URSS y los países de su bloque, tenía poca o ninguna eficacia ante los fundamentalismos
islámicos y otras fuerzas contestatarias del sur. Los mecanismos disuasorios que se utilizaron en el curso
de la guerra fría no tenían efecto alguno sobre los fanatismos político-religiosos en boga. ¿Le importaba
la amenaza de una bomba atómica a un integrista fanático del mundo islámico, seguro de que su muerte
en el combate contra los “infieles” le garantizaba la bienaventuranza eterna? ¿Podía detener esta
amenaza a un apasionado musulmán convencido de que actuaba en nombre de Alá?
Simplemente los factores de disuasión que fueron eficaces contra el este carecían de validez contra
el sur en la postguerra fría. Ni siquiera el sistema nuclear global, que comprendía a Estados Unidos,
Europa, la ex Unión Soviética e incluso China, era eficaz para las nuevas circunstancias.

El gobierno ruso, presidido por Vladimir Putin, se adhirió tácitamente a la doctrina Bush con
ocasión del trágico secuestro por terroristas islámicos chechenos de una escuela llena de estudiantes en
Beslan, Osetia del Norte, que tuvo el desenlace trágico de trescientos muertos. La declaración fue hecha
por el general Yuri Baluevsky, jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas rusas, el 7 de septiembre del
2004. Dijo que, “en cuanto a lanzar ataques preventivos contra bases terroristas, llevaremos a cabo todas
las medidas para liquidarlas en cualquier parte del mundo”.

Esta declaración abrió inmediatamente una encendida polémica en Europa. Jack Straw, a la sazón
canciller británico, respaldó la iniciativa y expresó que es “entendible” la posición rusa y que ella “está
comprendida en la legislación internacional”. El ministro de asuntos exteriores de Francia, en cambio,
salió por los fueros del multilateralismo y afirmó que la lucha contra el terrorismo “debe ser debatida en
el marco europeo, en el G-8 y, naturalmente, en las Naciones Unidas”. El canciller alemán Gerhard
Schröder expresó su respaldo al presidente ruso Vladimir Putin y proclamó que el terrorismo debe ser
combatido “independientemente de dónde tenga lugar”.

La invasión militar de Irak fue una aplicación de la teoría de la guerra preventiva postulada por la
doctrina Bush, al margen de los principios consagrados por el Derecho Internacional. Sin embargo, Rusia
hizo suya esta visión y proclamó su derecho de efectuar ataques preventivos contra bases terroristas en
cualquier lugar del mundo. Lo cual marcó una teoría que en ese momento se abrió paso en la política
internacional de los grandes Estados, aunque en el caso ruso tuvo directa relación con los separatistas de
Chechenia que pugnaban por su independencia nacional y que, para conseguirla, habían emprendido el
camino de la violencia y el terrorismo más brutales.

Después de cuatro décadas de fricción ideológica, política, económica y eventualmente militar de


la guerra fría, en el inicio de la nueva correlación internacional de fuerzas los Estados Unidos enfrentaron
una diversidad de retos a su seguridad y a su liderazgo global. Estos retos de la postguerra fría —que
sustituyeron al reto comunista anterior— fueron objeto de intenso debate en los años 90 dentro de los
medios políticos y académicos norteamericanos. Los diversos enfoques —neoaislacionistas,
internacionalistas liberales de corte wilsoniano, neorrealistas, unilateralistas, multilateralistas y otros—
pugnaban por prevalecer y buscaban todos una redefinición de lo que debía ser el “interés nacional” y la
fijación de las líneas maestras de la política exterior y de defensa en la nueva etapa histórica, con todas
las dificultades que entrañaba hacerlo en un país tan diversificado. Lógicamente, la ausencia de un reto
emblemático y único que permitiese articular consensos complicaba el asunto. El debate, que enfrentó a
los dos partidos grandes, fue arduo. Los republicanos atacaron con dureza la política de seguridad del
gobierno de Bill Clinton por haber gastado poco en defensa, conducido a la indefensión de Estados
Unidos ante un ataque de cohetes nucleares, tolerado que tropas norteamericanas hayan sido sometidas
al comando del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en operaciones de paz y haber descuidado
la seguridad de Europa.
En el debate quedó claro que, desde la perspectiva norteamericana, habían surgido nuevas amenazas
contra la seguridad de los Estados Unidos, que son el contrabando y la posesión de materiales nucleares
estratégicos, la proliferación de armas de destrucción masiva, la degradación ambiental, el tráfico de
drogas, los gigantescos y descontrolados flujos internacionales de capital, los movimientos migratorios
ilegales, las nuevas epidemias, la reacción violenta del fundamentalismo islámico humillado por la
penetración cultural de Occidente, el terrorismo sin fronteras impulsado por los fundamentalismos, el
comportamiento de las denominadas “zonas de inestabilidad potencial”, que incluyen los Balcanes, Irak,
Turquía, el Mediterráneo meridional, el golfo Pérsico y partes de Europa oriental, y otras amenazas
generadas dentro de las costas norteamericanas y fuera de ellas.

DOCTRINA RUMSFELD
La doctrina Rumsfeld la voz de galicia

CARLOS G. REIGOSA

05/06/2003 07:00 H

EN VEZ de desdeñarlo por neoconservador radical y antipático, debería reflexionarse sobre el


pensamiento político-militar del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, por las consecuencias que tiene
para el mundo, para el desarrollo de operaciones bélicas y de paso -y de un modo inesperado- para el
ejercicio de la profesión periodística. Rumsfeld, que es ciertamente el rostro menos amable de los
gerifaltes de la defensa estadounidense, ha impuesto un modelo de guerra rápida caracterizado por la
conjunción de una alta tecnología de efectos abrumadores, unas tropas muy especializadas y poco
numerosas y una hábil utilización de los periodistas para el mantenimiento de una opinión pública unida,
firme y sin fisuras en el apoyo a los suyos.Con frecuencia enfrentado a él, aparece el secretario de Estado
Colin Powell, llamado el «Eisenhower negro» desde que, siendo jefe del Estado Mayor, dirigió la guerra
de liberación de Kuwait. La colaboración de ambos ha sido percibida muchas veces como lo que es: una
confrontación dentro de un orden. Rumsfeld, que cumple 71 años el próximo 9 de julio, reorganizó y
reanimó el Pentágono después de la guerra de Vietnam, trabajó con Nixon, Reagan y los dos Bush en la
modernización de la defensa y encabezó la posición más belicista contra el terrorismo internacional
después de los trágicos atentados del 11 de septiembre de 2000. Partidario de readecuar las fuerzas
armadas para librar guerras de menor escala con pequeñas unidades dotadas de alta movilidad y
tecnología de vanguardia, no goza de la simpatía de los jefes militares (Powell entre ellos), convencidos
de que no es lo mismo ganar guerras que administrar posguerras. Al halcón Rumsfeld le debemos la
inclusión de periodistas en las unidades militares. El paloma Powell los prefería lejos, como en la guerra
del Golfo de 1991. Paradojas. El halcón quería luz y taquígrafos, seguro de que la opinión pública de EE.
UU. era el mejor censor de los medios de comunicación. Y acertó. Su doctrina ganó puntos.

DOCTRINA MCCAIN
DAVID ALANDETE

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31 AGO 2008

Durante años, John McCain se ha definido a sí mismo como el "último rebelde", el republicano
indomable que se ha opuesto a su partido y a la formidable maquinaria política del presidente George W.
Bush. Sin embargo, a la Convención Nacional Republicana que el jueves le aclamará como candidato a la
presidencia, el senador por Arizona llega con otra tarjeta de presentación. La última versión de McCain
es la de un acérrimo conservador, contrario al aborto, valedor de la guerra y defensor de las bajadas de
impuestos.

Entre el inconformista solitario y el heredero del trono neoconservador de Bush se encuentra el


verdadero McCain. Lo que le define como candidato no es su ideología política, sino los desbocados
rasgos de su propio carácter, forjado por una intensa vida que abarca más de la mitad del siglo XX, con
sus guerras y sus conflictos. En McCain no hay disciplina de partido o credo doctrinal: hay, simplemente,
una sucesión de experiencias personales que han hecho del senador quien es. A John McCain, que esta
semana ha cumplido 72 años, se le conoce por sus hechos. Todo lo demás es leyenda.

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