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Hay un concepto muy importante: “Somos responsables de las personas que somos y
corresponsables del mundo que tenemos” y sostienen que apostar a la sostenibilidad
emocional es ser inteligente. No es algo que se pueda hacer de un día para el otro
requiere de un proceso de aprendizaje y práctica cotidiana y para tener una vida
emocionalmente sostenible es necesario trabajar las 3 “R”: Reducir los contaminantes
emocionales, reciclar recursos y emociones y recuperar la armonía.
El modelo consta de un código ético que garantice la seriedad y el respeto de las personas
y también leyes naturales.
3.-Principio del boomerang: Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti
mismo.
5.-Principio de la moralidad natural: No hagas a los demás aquello que no quieres que te
hagan a ti.
6.-Principio de la autoaplicación previa: No podrás hacer ni dar a los demás aquello que
no eres capaz de hacer y darte a ti mismo.
El desarrollo del modelo es muy extenso y complejo y, sin duda, a través de los talleres o
la atención personalizada a través de la ecología emocional nos permitirán mejorar
nuestra calidad de vida, la de nuestra familia y la de la sociedad en su conjunto.