Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GRADO: 10°
Las Bandas Emergentes, Bandas Criminales (BACRIM), y los Grupos Armados Organizados
(GAO), Grupos Delincuenciales Organizados (GDO) y Grupos Armados Organizados Residuales
(GAOR), son términos con los que se han identificado unas organizaciones mafiosas que operan
en Colombia y que son parte del conflicto armado interno de Colombia en la actualidad. Sus
acciones contra la población civil, gobierno y Fuerza Pública son: los asesinatos, la extorsión a
comerciantes y empresarios y el secuestro. reclutamiento forzado de menores de edad y masacres
de líderes sociales. Estas bandas y grupos operan en todo el territorio nacional, aunque también
mantienen presencia en otros países como Venezuela y Panamá. Sus aliados estratégicos son el
ELN, la disidencia del EPL y varios narcotraficantes, debido a que su principal actividad es el
control sobre el tráfico de estupefacientes. También se tiene indicios sobre los nexos con varias
mafias mexicanas, entre las que figuran el Cártel de Sinaloa, y Los Zetas.
DENOMINACIÓN Y CLASIFICACIÓN
Bandas Emergentes o Bandas Criminales (BACRIM) son los grupos delincuenciales denominados
como tal después del proceso y desmovilización con las Autodefensas Unidas de Colombia en
2006, cuyos miembros que no se acogieron a la desmovilización o que volvieron a las armas
conformaron estos grupos.
Grupos Armados Organizados (GAO) Son los grupos más numerosos, con actividad a nivel
regional y nacional, y la disidencia del Ejército Popular de Liberación desmovilizado en 1991, (EPL)
(llamada por el gobierno desde marzo de 2016 como Los Pelusos) dedicados al narcotráfico y sin
objetivos políticos.
Grupos Delincuenciales Organizados (GDO) Son los grupos de fuerte actividad local, dedicados
como estructuras de mercenarios del narcotráfico.
Grupos Armados Organizados Residuales (GAOR) Son los grupos armados surgidos de las
disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) desmovilizadas en
2016, cuyos miembros que no se acogieron a la desmovilización o que volvieron a las armas
conformaron estos grupos.
Ninguno de estos grupos tendrá estatus político, indicó el gobierno de Colombia en 2019.
HISTORIA
Miles de ex-integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia volvieron a tomar las armas,
luego de un proceso de desmovilización en 2006.
Según el analista León Valencia, miembro de la Corporación Nuevo Arco Iris, las agrupaciones
ilegales «destruyen el orden social para poder florecer (...) y allí está su gran riesgo para la
seguridad de los ciudadanos, porque atacan a las instituciones, a los líderes sociales, a los
políticos honestos, a las familias unidas a los trabajadores organizados». Valencia afirmó que hay
tres tipos de bandas criminales: las emergentes, las de rearmados que después de desmovilizarse
volvieron a las armas y al negocio; y las de disidentes, aquellos ex paramilitares que se salieron del
proceso del Pacto de Ralito o nunca quisieron entrar.
Diversos sectores políticos calificaron a las Bacrim como «el nuevo enemigo y la mayor amenaza a
la seguridad», debido a que son grupos organizados, fuertemente armados, con capacidad para
planear ataques.
En 347 municipios del territorio colombiano operan los grupos ilegales, según un informe realizado
en 2012 por el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (INDEPAZ). El Clan Úsuga y Los
Rastrojos eran reconocidas como las dos grandes agrupaciones que han logrado una expansión
territorial considerable con más de 1990 y 1650 efectivos respectivamente, por lo que el panorama
de las bandas emergentes se había visto reducido a estas dos principales organizaciones que han
logrado extender sus actividades a otros países vecinos como Panamá y Venezuela. En estos
lugares, los grupos disputan determinadas áreas, las cuales, sirven como rutas estratégicas por
donde se procesan y trafican estupefacientes. El negocio del contrabando de gasolina, es otra
modalidad que sirve como fuente de ingresos, una la labor ejercida en la frontera entre Colombia y
Venezuela.47 Hasta $ 500 000 pesos se pueden cobrar por el paso de una pimpina de
hidrocarburos, debido al impuesto revolucionario. En los últimos años, la banda criminal de "Los
Rastrojos" ha sido diezmada en número de integrantes debido a la entrega voluntaria y/o captura
de varios de sus miembros, entre ellos sus principales cabecillas: Los Hermanos Calle Serna (Luis
Enrique y Javier Antonio), conocidos como los "Hermanos Comba" y Diego Pérez Henao, alias
"Diego Rastrojo"; lo que dejó un vacío de poder en esta organización criminal, que se ha ido
desarticulando lentamente hasta contar a 2014 con un poco más de 400 miembros; situación
aprovechada por el "Clan Úsuga", que ha reclutado a ex-miembros de los Rastrojos y Los Paisas
para aumentar su pie de fuerza en más de 2.000 efectivos a 2014, pese a la caída en 2012 de uno
de sus principales líderes: Juan de Dios Úsuga David, alias "Giovanny". Ante la inserción masiva
de los grupos armados ilegales y el inminente accionar violento, cerca de 1800 actos criminales se
cometieron hasta principios de 2012, una cifra que aumenta la crisis sobre el conflicto armado en
Colombia. La Corporación Nuevo Arco Iris (CNAI) indicó que las Bacrim cometen mayor cantidad
de actos violentos que la guerrilla.
Diego Pérez Henao,alias Diego Rastrojo, quien fuera uno de los narcotraficantes más peligrosos
del país y líder de la bacrim Los Rastrojos.Pérez Henao fue capturado en Venezuela, luego de una
serie de operaciones ejecutadas por las autoridades venezolanas y colombianas. El ministro
Tareck El Aissami declaró que la captura es una de las más importantes en la historia de
Venezuela y aseveró: «ha sido capturado uno de los hombres más buscados de América Latina, no
es cualquier jefe de las mafias que hemos capturado (...)». Tanto las autoridades, como el
Gobierno de Colombia, lo investigaban por cometer cerca de quinientos asesinatos, a lo largo de
su largo historial delictivo, que se originó a principios de la década de 2000. Mientras que el
Gobierno de los Estados Unidos ofrecía una recompensa de $ 5 000 000 de dólares por su
captura, por vincularlo a los negocios del Cartel del Norte del Valle, ser uno de los principales
traficantes de drogas y ser el fundador de Los Rastrojos. También presentaba una circular azul por
parte de la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL). Otra captura y posterior
extradición a los Estados Unidos se dio en la ciudad de Medellín, luego de que la policía realizará
una serie de seguimientos al ex-paramilitar Luis Fernando Jaramillo Arroyave, conocido por el alias
de Nano. Luis Fernando era señalado por múltiples delitos, entre ellos, en la participación y
posterior fundación de la bacrim Los Paisas, en complicidad con otros individuos. Por tal motivo, el
ex jefe paramilitar se convirtió en el primer alto mando de una banda emergente en ser extraditado
a los Estados Unidos.
Otros sucesos relevantes sucedieron en torno a las bajas de dos reconocidos jefes
narcoparamilitares: Juan de Dios Úsuga David, alias Giovanny, ex jefe del Clan Úsuga y Pedro
Oliviero Guerrero Castillo, alias Cuchillo, ex jefe del Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo
de Colombia (ERPAC). El primero, miembro de un grupo de criminales que anteriormente estaba al
servicio del ex-paramilitar Daniel Rendón Herrera, conocido por Don Mario, que inició las
actividades de lo que se conoció después por la opinión pública colombiana como
narcoparamilitarismo.56 La administración de Juan Manuel Santos llegó a ofrecer una recompensa
de $ 2,5 millones de dólares por su captura, mientras que por Pedro Oliviero se entregaron $ 5000
000 000 de pesos.58 Ambos fueron abatidos en enfrentamientos con las autoridades.
Las GAO´s y GDO´s se formaron como consecuencia a la negativa de antiguos miembros de las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)al proceso de desmovilización y reincorporación a la vida
civil de casi 32.000 combatientes de la organización, buscando el control de las actividades ilícitas
que el antiguo grupo paramilitar controlaba en ciertos territorios; entre ellas, el narcotráfico; se
diferencian en que los GAO´s tienen una estructura con capacidad para delinquir a nivel nacional,
en cambio los GDO´s son grupos que solo tienen capacidad de delinquir en algunas regiones o
municipios del país. Los GAOR´s son grupos disidentes de las FARC que no se acogieron al
acuerdo de paz firmado en 2016 entre esta guerrilla y el gobierno colombiano, que permitió la
desmovilización y reincorporación a la vida civil de más de 7.000 insurgentes, con el objetivo de
controlar las actividades ilícitas que la antigua guerrilla tenía en algunos de sus territorios de
influencia incluyendo el narcotráfico.60
A partir de mayo de 2016, las bandas criminales pasan a ser combatidas por las Fuerzas Militares
(Ejército, Armada y Fuerza Aérea) mediante la Directiva 015, impartida por el Ministerio de Defensa
Nacional, dándole facultades para atacar estos grupos como si fueran insurgentes, incluyendo
bombardeos a campamentos de estas organizaciones;61 anteriormente, el combate a estos grupos
criminales era exclusivo de la Policía Nacional. Esta directiva solo aplica a los Grupos Armados
Organizados (GAO), siempre y cuando la Policía o la Fiscalía colombiana así lo requieran. Así
mismo, la Directiva 017 de 2017 autorizó a las Fuerzas Militares atacar a los Grupos Armados
Organizados Residuales (GAOR).
Estructura Tipo A: Grupos que tienen influencia en varios departamentos al mismo tiempo; tienen
una organización definida, jerarquizada, con mandos de poder visible y especializado, además de
una importante infraestructura para delinquir. Solo estaría clasificado en este grupo el Clan del
Golfo, la banda criminal más grande del país con más de 2.000 miembros. El grupo de Los
Rastrojos estuvo clasificado un tiempo en esta categoría, pero con los golpes a su infraestructura y
las capturas de sus miembros por parte de las autoridades, además de las deserciones de sus
miembros a su otrora rival "Clan del Golfo"; fueron reducidos a pequeñas células que se
desarticularon con la captura y muerte de sus últimos jefes en 2016.
Estructura Tipo B: Grupos que tienen influencia en cierta región o departamento; su organización
es menos jerarquizada, opera en algunas ocasiones como redes de apoyo de otras bandas más
poderosas como el Clan del Golfo y su radio de acción está limitado a territorios definidos. En este
grupo estarían clasificados tres (3) grupos criminales, cada uno entre 100 y 150 integrantes: Los
dos grupos disidentes del ERPAC (Bloque Meta y Bloque Libertadores del Vichada, reunificados
bajo el nombre de Los Puntilleros, organización desmantelada en 2017 con la captura de su último
líder) y la disidencia del Ejército Popular de Liberación (EPL) (llamada por el gobierno desde marzo
de 2016 como Los Pelusos); este último de origen insurgente, pero calificado como banda criminal
por su casi exclusiva financiación del narcotráfico.
Estructura Tipo C: Grupos que tienen operatividad local; se caracterizan por tener un portafolio
criminal amplio y se denominan como bandas de “mercenarios” que prestan sus servicios al mejor
postor, incluyendo a otras bandas criminales, valoradas esta clase de estructuras como "altamente
peligrosas". En esta categoría se incluirían la Oficina de Envigado, La Constru en Putumayo, La
Cordillera en Pereira y Los Pachenca en Santa Marta. Las bandas que ya fueron desarticuladas
por el gobierno se hacían conocer como El Barranco en La Virginia; Los Caparrapos en Facatativá;
Clan Isaza en el Magdalena Medio; Los Contadores en Barranquilla; Los Caqueteños en Leticia; La
Empresa en Buenaventura (desmantelada con la captura de su último cabecilla Robert Quintana,
en abril de 2017) y Los Botalones en Santander (desmantelada en febrero de 2015 con la captura
de su líder Ernesto Montoya, alias Pequinés).
Grupo Armado Organizado (GAO): Correspondiente a los grupos delincuenciales con actividad a
nivel regional y nacional (Estructuras Tipo A y B). Estos grupos están facultados para ser atacados
por las Fuerzas Militares.
Grupo Delincuencial Organizado (GDO): Correspondiente a grupos delincuenciales con actividad
a nivel local (Estructuras Tipo C).
Adicionalmente, una nueva directiva (la 017 de 2017) califica a las antiguas estructuras de las
FARC-EP, que no se acogieron a los Acuerdos de La Habana firmados con el gobierno, como
Grupos Armados Organizados Residuales (GAOR), facultando también a las Fuerzas Militares
colombianas a combatirlas. Estas estructuras, según el Ministerio de Defensa, tienen
aproximadamente 1.200 integrantes disidentes que no acogieron la directriz del antiguo
secretariado de la guerrilla de desmovilizarse en 2017.
En 2017, varios de estos grupos fueron disueltos, eliminados por la fuerza pública o limitados a
ciertas regiones del país como la Oficina de Envigado, que concentran sus acciones en el Área
Metropolitana de Medellín. Según informe del gobierno colombiano en 2016, solo El Clan del Golfo
tiene influencia a nivel nacional. Aunque su origen sea de grupos insurgentes, las Disidencias de
las FARC-EP establecidas en el sur del país (Guainía, Guaviare, Vichada y Nariño, entre otros
departamentos) y la disidencia del Ejército Popular de Liberación (EPL) en el Catatumbo son
consideradas Bandas Criminales y/o Grupos Armados Organizados por la casi totalidad de sus
actividades ilegales relacionadas con el narcotráfico.
El 3 de septiembre de 2018 fue abatido Marco Aurelio Neira, alias Gallero cabecilla del GDO La
Constru en Puerto Caicedo (Putumayo) El 21 de diciembre de 2018 con la muerte de alias Guacho,
jefe del GAOR Frente Oliver Sinisterra, en zona rural de Tumaco (Nariño), en un operativo de la
Fiscalía y la Fuerza Pública denominado Operación David, parte de la Operación Hércules contra
los grupos ilegales de esta zona del país. Guacho era el enlace con el Cártel de Sinaloa de México
y su grupo era el brazo armado de este cartel en Colombia. Agregado a esto, los arrestos de
ciudadanos mexicanos en el país confirman la sospecha de las autoridades colombianas que los
dos poderosos cárteles de la droga de México (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación) están
haciendo presencia, desde 2017, en Colombia para intentar apoderarse ellos mismos del negocio
ilícito del narcotráfico en toda su cadena de producción. En la región del Bajo Cauca en Antioquia,
donde existe desde comienzos de 2018 una guerra entre el Clan del Golfo y su grupo disidente
"Los Caparrapos", sumada a la presencia del ELN y disidencias de las FARC-EP al mando de alias
Cabuyo,han provocado la muerte de civiles y el desplazamiento forzado a los cascos urbanos de
Caucasia y Tarazá, entre otros municipios del Bajo Cauca. A finales de 2018 se inicia la Operación
Aquiles, conformada por unidades especiales del Ejército que trabajan en conjunto con las Fuerzas
Militares y de Policía acantonadas en el Bajo Cauca. Duque también reforzó las operaciones
militares iniciadas desde el gobierno anterior para combatir GAO´s como la Operación Agamenón,
que busca desmantelar al Clan del Golfo y capturar o dar de baja a su líder, Dairo Úsuga, alias
Otoniel en Urabá; la Operación Esparta, que busca desmantelar al GAO "Los Pelusos", asentados
en el Catatumbo y afectados por la guerra que sostienen con el ELN en la región, a quienes
también está dirigido el operativo; guerra que a febrero de 2019 deja más de 100 muertos entre
asesinados y desaparecidos.
En un informe de febrero del 2019, según el Ministerio de Defensa en el país se han contabilizado
23 grupos de delincuencia organizada y 2417 bandas que afectan la seguridad en las ciudades.
Contando al ELN y a las disidencias de las FARC-EP, se dice que serían 10000 los hombres en
sus filas.
El 28 de enero de 2019, fue capturado en Pueblo Bello (Cesar) Reinaldo Peñaranda, alias Pepe, y
el 26 de septiembre de 2019 en Sardinata, (Norte de Santander) abatido Luis Antonio Quiceno,
alias Pacora líderes del grupo criminal Los Pelusos, disidencias del Ejército Popular de Liberación
(EPL) dedicados al narcotráfico. El 17 de junio de 2019 fue abatido en la Sierra Nevada por
unidades conjuntas del Ejército y la Policía Jesús María Aguirre, alias Chucho Mercancía, líder del
GDO Clan Pachencha, organización criminal con aproximadamente 500 hombres y operaciones en
Santa Marta, responsables del 80% de las actividades ilícitas en la Región Caribe colombiana.
También En diciembre de 2019 la Armada Nacional capturó a los cabecillas del GAOR E-30 en el
departamento del Cauca
RECLUTAMIENTO FORZADO
El reclutamiento indiscriminado de menores de edad, una tarea que sirve para expandir y ejecutar
las actividades delictivas. La situación económica y laboral del país, es uno de los principales
factores para que los jóvenes se vinculen, según varias investigaciones realizadas. Para la
Organización de las Naciones Unida (ONU) «(...) las Águilas Negras, el Erpac, Los Rastrojos, Los
Paisas y el Clan Úsuga continuaron reclutando y usando menores para sus actividades delictivas».
Aunque gran cantidad de jóvenes han sido liberados, las cifras revelan que por lo menos 18 000
niños han conformado las filas de las bacrim, luego de un estudio realizado por ochenta
investigadores. Mientras que las fuerzas militares indican que cerca de 100 000 niños trabajan para
los grupos emergentes, en especial al Clan Úsuga. Las zonas donde se presenta un reclutamiento
masivo son: Magdalena Medio, Golfo de Urabá, Macizo Colombiano y gran parte del departamento
de Antioquia. El Derecho internacional humanitario (DIH), como organismo interventor de la
población infantil, manifiesta que las únicas dos opciones viables para minimizar la práctica son «la
denuncia y la capacidad del Estado de judicializar».
Luego del proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las zonas
donde se traficaban droga quedaron literalmente abandonadas, por lo que varios guerrilleros
finalmente decidieron continuar con los negocios. 31.671 combatientes se acogieron al programa
de desarme, según un reporte de la alta consejería presidencial, pero poco después, cerca de
13.400 ex guerrilleros decidieron retomar las actividades del narcotráfico.89 De acuerdo con las
palabras del ex director de la Policía Nacional de Colombia, General Óscar Naranjo, las bandas
emergentes mantienen el negocio del tráfico de drogas como una de sus principales actividades,
porque «están supeditadas sus finanzas al narcotráfico». Según unas investigaciones realizadas
por el diario El Tiempo, las principales bacrim manejan cerca del 50% de la cocaína producida, una
cifra relativamente alta, debido a que la guerrilla de las FARC manejaba el 70% de toda la droga
producida y distribuida.
La extorsión es otra de las actividades beneficiosas ejecutadas por las bandas emergentes, «más
de 1000 millones de pesos ganan las bacrim por extorsión» anualmente, en la zona fronteriza con
Venezuela. Las actividades extorsivas no solo se relacionan con el desembolso de grandes
cantidades de dinero, las bacrim también trafican otros productos como la gasolina y todo tipo de
mercancías comercializadas en almacenes específicos. Mientras que el acoso y la intimidación a
comerciantes, empresarios y algunas empresas de diversos sectores, también representa una
problemática para los sectores industriales.
Mención aparte se debe hacer con la minería de carácter ilegal, es decir, aquella que no está
reglamentada por el gobierno colombiano; esta actividad ha ido ganando terreno en las finanzas de
las bandas criminales desde el año 2010 aproximadamente. Esto debido a que las actividades
relacionadas al narcotráfico han sido reducidas por la acción de la fuerza pública, lo que los ha
obligado a encontrar una fuente de financiación alternativa e igual de rentable. La minería ilegal, en
especial la explotación de oro, además de la extorsión a los dueños de minas ilegales que no están
a cargo de las bandas criminales, han sido esa fuente de financiación debido a los altos precios del
oro en el mercado internacional, además que los delitos por minería ilegal, a diferencia de los
relacionados con el narcotráfico, no son castigados de manera severa por la ley colombiana,
incluso en algunos casos son excarcelables. Al igual que en el narcotráfico, el daño ambiental
causado por la explotación descontrolada de estas minas ilegales es grave e irreparable en
muchos casos, producto de la flora y fauna destruidas por acción de las máquinas
retroexcavadoras para encontrar el mineral en el subsuelo, además que el mercurio y cianuro que
se utiliza para encontrar el oro no se le da la disposición adecuada, y terminan contaminando las
fuentes de agua que nutren la agricultura y pesca y que alimentan los acueductos de veredas y
municipios cercanos a estas minas.
ATENTADOS Y MASACRES
Aunque surge como un accionar menos convencional que otros como el tráfico de drogas o la
extorsión, varios atentados perpetrados por algunas bandas emergentes surgen como una
estrategia criminal anteriormente utilizada por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). La
policía establece que uno de los motivos por el cual estas organizaciones al margen de la ley
ejecutan atentados, obedece a un control territorial sobre otros grupos.
Las bandas criminales emergentes o neoparamilitares, son redes criminales que hacen parte de
ejércitos privados que se formaron a partir de reductos de combatientes que no se desmovilizaron
junto con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia, de desmovilizados reincidentes de
dicha organización y de nuevos integrantes reclutados en los últimos años. A diferencia de sus
antecesores, no tienen en principio una motivación antisubversiva, sino de ejercer el narcotráfico,
vigilar cultivos ilegales, cooptar rentas ilegales,96 invertir las ganancias en negocios legales y
realizar labores de contrabando, despojar de sus tierras a campesinos y hacer alianzas con
políticos corruptos para intimidar y asesinar a sus opositores. Para alcanzar sus fines, se han
aliado con sus antiguos enemigos como las guerrillas de las FARC-EP (desmovilizadas en 2017) y
el ELN. La alianza entre Bacrim y guerrilla obedece principalmente a temas relacionados con el
narcotráfico y las rutas de envío. De la misma manera que los sectores de la minería y el petróleo
también se ven afectados. Por último, una nueva coalición en busca de nuevos intereses
económicos ha surgido como una alternativa: el contrabando. Cerca de $ 12 billones de pesos se
pierden anualmente en materia de contrabando y $ 887 billones se han logrado contrarrestar,
según datos oficiales de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN).
Desde 2017 se denuncia la presencia en Venezuela del ELN y de disidencias de las FARC-EP,
realizando trabajos como capataces en las explotaciones de oro, diamantes y coltán de los estados
Bolívar, Apure y Amazonas; los dos últimos fronterizos con Colombia, donde estarían trabajando
en alianza con el régimen bolivariano para explotar los recursos mineros, transportarlos y
entregarlos al gobierno venezolano, que ahora recurre a la explotación minera como nueva fuente
de ingresos ante el declive de su producción petrolera, y la crisis en Venezuela.
ACTIVIDAD