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Hay diez mafias del narcotráfico internacional con presencia en Bolivia

La mayoría son de Colombia, pero las principales son de Brasil. El Primer Comando de la Capital
(PCC) y Comando Vermelho son las bandas con más presencia en suelo nacional. De Perú está
Sendero Luminoso y de México, el Cártel de Sinaloa

Ivan Alejandro Paredes

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30 de enero de 2022, 4:00 AM
El negocio del narcotráfico en Bolivia atrae a las mafias vinculadas a la comercialización de
drogas. Son al menos diez bandas criminales que tienen presencia en territorio nacional con
emisarios y que venden la cocaína refinada boliviana en diversos puntos del planeta. Las
principales son brasileñas y la mayoría son de Colombia y México, quienes tienen negocios
con mafias europeas y también del Medio Oriente.
EL DEBER accedió a un informe de inteligencia de la Policía colombiana. En el documento se
explica el trabajo de las policías de la región y la coordinación que existe con la estadounidense
Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
El informe detalla que son diez bandas criminales que operan en Bolivia desde sus regiones.
De Brasil están el Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho. De México
se muestra al Cártel de Sinaloa y al Cártel de Los Zetas. De Perú figura Sendero Luminoso. Y
de Colombia se apunta al Clan del Golfo (también conocido como Los Urabeños), el Cártel del
Norte del Valle y los grupos paramilitares involucrados al narcotráfico, como las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las Autodefensas Campesinas de Casanare
(ACC) y Los Rastrojos.
“Estas organizaciones criminales toman decisiones de nivel estratégico en sus lugares de
origen, mientras que en Bolivia únicamente se deciden cuestiones de tipo táctico. Además, su
capacidad económica les ha permitido en el país altiplánico penetrar y cooptar diversas
entidades de la sociedad civil que han contribuido a su legitimación”, dice parte del informe
policial colombiano.
Negocio con mafias
Estas mafias, según el documento, transportan la cocaína que se refina en Bolivia a diferentes
países y son las que hacen negocios con bandas criminales de otros continentes. En ese grupo
destacan mafias rusas, italianas, españolas y de Medio Oriente. Además, el documento pone en
bajo perfil a las mafias nacionales, que, por lo general, dice el documento, son clanes familiares
bolivianos con contactos en la política, la justicia y la Policía Boliviana.
“Los grupos criminales domésticos parecen estar relegados a un segundo orden, manteniendo
una relación de subordinación a las organizaciones foráneas. Es cierto que en los últimos
tiempos se han detenido a importantes narcotraficantes locales, cuyas operaciones se
articulaban con redes internacionales de tráfico y que se valían de importantes vinculaciones en
el mundo de la política y el poder judicial”, dice el informe sobre los grupos nacionales
dedicados al narcotráfico.
Al respecto, el viceministro de Defensa Social, Jaime Mamani, descartó que en Bolivia operen
cárteles de narcotráfico. “Como Estado boliviano ejercemos el control soberano de todo el
territorio nacional. Informes de inteligencia de la Fuerza Especial de Lucha Contra el
Narcotráfico (Felcn) afirman que no existen carteles de narcotráfico operando en nuestro
territorio”, dijo.

Cuando Carlos Romero era ministro de Gobierno, la exautoridad afirmó que en el país había
emisarios de cárteles que se asentaron en Bolivia con el fin de realizar los negocios con los
narcos locales. “No funcionan cárteles en Bolivia como hay en Brasil, Colombia y México. Si
bien no hay cárteles, sí operan emisarios que pueden hacer transacciones, eso no lo
descartamos”, afirmaba Romero.

El gobierno se niega a admitir que en Bolivia existan cárteles del narcotráfico o mafias
internacionales, prefiere hablar de emisarios o clanes que operan en el negocio ilícito de
las drogas. Sin embargo, la creciente violencia, los ajustes de cuentas, los hallazgos de
pistas clandestinas y el decomiso de cargamentos de cocaína hacen presumir que hace
tiempo estas organizaciones criminales penetraron en territorio nacional.

El tiroteo en el que fueron asesinados dos policías y un voluntario policial no fue ejecutado
por delincuentes comunes, sino por avezados sicarios que, según la Policía, respondían
al yerno del narco Einar Lima Lobo, preso en Brasil. Los sargentos Alfonso Chávez
Flores, Eustaquio Olano y el voluntario del Gacip David Candia son las víctimas de este
triple asesinato, que causa dolor en filas policiales y sobre todo en las familias dolientes,
con quienes nos solidarizamos.

Las circunstancias en las que se cometió el triple crimen se irán conociendo a medida que
avancen las investigaciones, pero por ahora lo que queda es repudiar la delincuencia
organizada que se está instalando en el país, a la par del crecimiento del narcotráfico, el
robo transfronterizo de vehículos, la trata de personas y otros delitos transnacionales.

Diferentes oficinas antidrogas de Europa, EEUU y también de la región han ubicado


desde hace tiempo a Bolivia como un centro de producción de droga y refugio de
organizaciones criminales.

Hace poco, dos peligrosos reos de la organización criminal de Brasil, Primer Comando de
la Capital (PCC), fugaron de la cárcel de Palmasola y aunque han sido recapturados, el
hecho ha demostrado, entre otras cosas, que esa organización opera en Bolivia desde
hace mucho tiempo, que sus integrantes son capaces de pagar fuertes sumas de dinero
para recobrar su libertad y que no dudan que agarrarse a tiros con la Policía para evitar su
recaptura. Es el típico actuar de las organizaciones criminales.

El gobierno tiene ante sí el reto de frenar esta ola criminal o, de lo contrario, puede ser
demasiado tarde. Los mensajes deberían ser contundentes y no dejar lugar para la
sospecha de que, desde las altas esferas, se protege, facilita o simplemente no se actúa
contra las mafias organizadas. Por ejemplo, un mensaje en ese sentido es la detención
del coronel Maximiliano Dávila únicamente por legitimación de ganancias ilícitas, cuando
la DEA de EEUU lo reclama por protección al narcotráfico.

Por ahora, la población queda en zozobra al saberse desprotegida ante sicarios que
matan sin miramientos nada más y nada menos que a tres policías de patrullaje.

El gobierno tiene ante sí el reto de frenar esta ola criminal o, de lo contrario, puede
ser demasiado tarde.
BIBLIOGRAFIA
https://eldeber.com.bo/pais/hay-diez-mafias-del-narcotrafico-internacional-con-presencia-en-
bolivia_265534
https://www.paginasiete.bo/opinion/editorial/mafias-en-bolivia-JD2948784

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