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Revolución Industrial

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Este artículo trata sobre la Primera Revolución Industrial. Para otros eventos del
mismo nombre, véase Revolución industrial (desambiguación).

Coalbrookdale de noche, pintura al óleo del artista inglés de origen francés Philip
James de Loutherbourg (nacido en 1740 y fallecido en 1812).
Coalbrookdale (condado de Shropshire, Inglaterra) es considerado una de las cunas
de la Revolución Industrial.

Una máquina de vapor de tipo Watt, construida por la compañía David Napier & Son
Limited (Londres) en 1859.
La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de
transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad
del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió unas décadas después a
gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y que concluyó entre 1820 y
1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones
económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el
Neolítico,1 que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la
agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y
mecanizada.2

La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e


influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La
producción tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó a la vez que
disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la renta per
cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia,3 pues hasta
entonces el PIB per cápita se había mantenido prácticamente estancado durante
siglos.4 En palabras del premio Nobel Robert Lucas:
Cita: … for the first time in history, the living standards of the masses of
ordinary people have begun to undergo sustained growth (…) Nothing remotely like
this economic behaviour is mentioned by the classical economists, even as a
theoretical possibility … 5
Traducción de la cita: … por primera vez en la historia, el nivel de vida de las
masas y la gente común experimentó un crecimiento sostenido (…) Nada remotamente
parecido a este comportamiento económico es señalado por los economistas clásicos,
ni siquiera como una posibilidad teórica …
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una
mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal, siendo
estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y para el
transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia finales del
siglo XVIII en la industria textil, así como en lo relacionado con la extracción y
utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al desarrollo
de las comunicaciones, con la construcción de vías férreas, canales, y carreteras.
El paso de una economía fundamentalmente agrícola a una economía industrial influyó
sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el
ámbito urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en
1769) en las distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta
revolución, pues su uso significó un aumento espectacular de la capacidad de
producción. Más tarde, el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor,
así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna
y la energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes.67

Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases


sociales encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y
campesinos pobres— y la burguesía, dueña de los medios de producción y poseedora de
la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva división social dio pie al
desarrollo de problemas sociales y laborales, protestas populares y nuevas
ideologías que propugnaban y demandaban una mejora de las condiciones de vida de
las clases más desfavorecidas, por la vía del sindicalismo, el socialismo, el
anarquismo, o el comunismo.8

Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las fechas de
los grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El comienzo más
aceptado de lo que podríamos llamar Primera Revolución Industrial, se podría situar
a finales del siglo XVIII, mientras su conclusión se podría situar a mediados del
siglo XIX, con un período de transición ubicado entre 1840 y 1870. Por su parte, lo
que podríamos llamar Segunda Revolución Industrial, partiría desde mediados del
siglo XIX a principios del siglo XX, destacando como fecha más aceptada de
finalización a 1914, año del comienzo de la Primera Guerra Mundial. El historiador
marxista Eric Hobsbawm, considerado pensador clave de la historia del siglo XX 9
sostenía que el comienzo de la revolución industrial debía situarse en la década de
1780, pero que sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840.10 En
cambio, el historiador económico inglés T.S. Ashton declaraba por su parte, que la
revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y 1830.11Algunos historiadores
del siglo XX, como John Clapham y Nicholas Crafts, argumentan que el proceso de
cambio económico y social fue muy gradual, por lo que el término «revolución»
resultaría inapropiado. Estas cuestiones siguen siendo tema de debate entre
historiadores y economistas.1213

Índice
1 Antecedentes y causas
1.1 Otras interpretaciones
2 Gran Bretaña
2.1 Revolución demográfica
2.2 El nacimiento del factory system: la industria textil
3 El comercio internacional
3.1 Economía industrial
4 Transportes
4.1 El ferrocarril
4.2 El barco de vapor
4.3 Carreteras y canales
5 Consecuencias
6 Etapas de la Revolución Industrial
7 Principios fundamentales de la industria
8 Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial
9 Véase también
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Antecedentes y causas

El triunfo de los nuevos planteamientos filosóficos del siglo XVIII, contribuyó al


intercambio del conocimiento científico.

John Locke, padre del empirismo y del liberalismo moderno.


Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad Moderna. A
partir del siglo XVI se vislumbra un avance en el comercio, métodos financieros,
banca y un cierto progreso técnico en la navegación, impresión o relojería. Sin
embargo, estos avances siempre se veían lastrados por epidemias, constantes y
largas guerras y hambrunas que no permitían la dispersión de los nuevos
conocimientos ni un gran crecimiento demográfico. Según el historiador Angus
Maddison, Europa Occidental experimentó un crecimiento demográfico prácticamente
nulo entre 1500 y 1800.

El Renacimiento marcó otro punto de inflexión con la aparición de las primeras


sociedades capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados
del siglo XVIII cuando Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a
asentar las bases de la futura sociedad industrial debido al desarrollo, aún
primitivo, de la industria pesada y la minería.1415 La alianza de los comerciantes
con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo que a su vez provocó una
explosión demográfica, acentuada a partir del XIX. La Revolución Industrial se
caracterizó por la transición de una economía agrícola y manual a una comercial e
industrial16 cuya ideología se basaba en el racionalismo la razón y la innovación
científica.17

Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la necesidad.18


Aunque en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya existía una base
industrial, las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria europea. Debido a la
guerra, que se extendía por la mayor parte de Europa, las importaciones de muchos
productos y materias primas se suspendieron. Esto obligó a los gobiernos a
presionar a sus industrias y a la nación en general para producir más y mejor que
antes, desarrollándose industrias antes inexistentes. La industrialización tuvo
lugar en diferentes oleadas en los distintos países. Las primeras áreas
industriales aparecieron en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, extendiéndose a
Bélgica y Francia a principios del siglo XIX y a Alemania y a Estados Unidos a
mediados de siglo, a Japón a partir de 1868 y a Rusia, Italia y España a finales de
siglo. Entre las razones se encontraron algunas tan dispares como la notable
ausencia de grandes guerras entre 1815 y 1914, la aceptación de la economía de
mercado y el consecuente nacimiento del capitalismo, la ruptura con el pasado, un
cierto equilibrio monetario y la ausencia de inflación.

Otras interpretaciones
Véase también: Ética protestante del trabajo
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la posterior
evolución del sistema económico fue por causas morales y religiosas. La Reforma
protestante de Martín Lutero y Juan Calvino trajo consigo un cambio de mentalidad
en el trato y visión respecto del trabajo. Según Max Weber el protestantismo
considera al trabajo y al esfuerzo como un bien y un valor fundamental, al
contrario que la ética católica que lo considera un castigo a raíz del pecado
original.19 Esto explicaría en parte las diferencias a la hora de desarrollarse de
las distintas naciones europeas, teniendo como pioneros a países protestantes como
Gran Bretaña, Alemania u Holanda y como países atrasados a España, Portugal e
Italia, todos ellos católicos.20 Esta interpretación sigue siendo muy discutida.

Gran Bretaña

Adam Smith, filósofo y economista británico considerado el padre de la economía


moderna y el capitalismo fundamentalmente por su libro La riqueza de las naciones.
La Revolución Industrial se originó en Inglaterra a causa de diversos factores,
cuya elucidación es uno de los temas historiográficos más trascendentes. Como
factores técnicos, era uno de los países con mayor disponibilidad de las materias
primas esenciales, sobre todo el carbón, mineral indispensable para alimentar la
máquina de vapor que fue el gran motor de la Revolución Industrial temprana, así
como los altos hornos de la siderurgia, sector principal desde mediados del siglo
XIX. Su ventaja frente a la madera, el combustible tradicional, no es tanto su
poder calorífico como la mera posibilidad en la continuidad de suministro (la
madera, a pesar de ser fuente renovable, está limitada por la deforestación;
mientras que el carbón, combustible fósil y por tanto no renovable, solo lo está
por el agotamiento de las reservas, cuya extensión se amplía con el precio y las
posibilidades técnicas de extracción).

Como factores ideológicos, políticos y sociales, la sociedad inglesa había


atravesado la llamada crisis del siglo XVII de una manera particular: mientras la
Europa meridional y oriental se refeudalizaba y establecía monarquías absolutas, la
guerra civil inglesa (1642-1651) y la posterior revolución gloriosa (1688)
determinaron el establecimiento de una monarquía parlamentaria (definida
ideológicamente por el liberalismo de John Locke) basada en la división de poderes,
la libertad individual y un nivel de seguridad jurídica que proporcionaba
suficientes garantías para el empresario privado; muchos de ellos surgidos de entre
activas minorías de disidentes religiosos que en otras naciones no se hubieran
consentido (la tesis de Max Weber vincula explícitamente La ética protestante y el
espíritu del capitalismo). Síntoma importante fue el espectacular desarrollo del
sistema de patentes industriales.

Como factor geoestratégico, durante el siglo XVIII Inglaterra (que tras las firmas
del Acta de Unión con Escocia en 1707 y del Acta de Unión con Irlanda en 1800,
después de la derrota de la rebelión irlandesa de 1798, consiguieron la unión con
Escocia e Irlanda, formando el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda) construyó una
flota naval que la convirtió (desde el tratado de Utrecht, 1714, y de forma
indiscutible desde la batalla de Trafalgar, 1805) en una verdadera talasocracia
dueña de los mares y de un extensísimo imperio colonial. A pesar de la pérdida de
las Trece Colonias, emancipadas en la guerra de Independencia de Estados Unidos
(1776-1781), controlaba, entre otros, los territorios del subcontinente Indio,
fuente importante de materias primas para su industria, destacadamente el algodón
que alimentaba la industria textil, así como mercado cautivo para los productos de
la metrópolis. La canción patriótica Rule Britannia (1740) explícitamente indicaba:
rule the waves (gobierna las olas).

Revolución demográfica
Véase también: Transición demográfica
Durante la revolución industrial se vivió un incremento espectacular de la
población, debido fundamentalmente a la caída de la tasa de mortalidad provocada
por la mejora de las condiciones higiénicas, sanitarias y alimenticias que se
plasmó en gran medida en la reducción de la mortandad infantil. En este periodo
nacen las primeras vacunaciones y se mejoran los sistemas de alcantarillado y de
depuración de aguas residuales. Una alimentación más abundante y regular, no
sometida a las fluctuaciones de las cosechas, bajó la incidencia de las epidemias e
hizo posible la casi desaparición de la mortalidad catastrófica, sobre todo la
infantil.

La población de Inglaterra y Gales, que había permanecido constante alrededor de 6


millones desde 1700 a 1740, se incrementó bruscamente a partir de esta fecha y
alcanzó 8,3 millones en 1801, para doblarse en cincuenta años y llegar a los 16,8
millones en 1850 y en 1901 casi se había doblado de nuevo con 30,5 millones.21 En
Europa, la población pasó de 100 millones en 1700 hasta alcanzar 400 millones en
1900.22 La revolución industrial fue así el primer periodo histórico durante el que
hubo simultáneamente un incremento de la población y un incremento de la renta per
cápita.23 El aumento de la población fue un estímulo para el crecimiento
industrial, ya que proporcionó a la vez mano de obra abundante para las nuevas
industrias y de otro lado supuso un incremento de la demanda interna para los
nuevos productos.

El aumento de la población urbana en ciudades con trazado medieval supuso el


hacinamiento, la insalubridad y la aparición de las primeras patologías sociales
(alcoholismo, prostitución y delincuencia).24

El nacimiento del factory system: la industria textil


Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII el gobierno británico aprobó
una serie de leyes con el fin de proteger a la industria de la lana británica de la
creciente cantidad de tela de algodón que se importaba desde India Oriental.

Esta máquina de hilado es la última superviviente de las construidas por Samuel


Crompton.
Archivo:A working Mule spinning machine at Quarry Bank Mill.theora.ogv
Vídeo con máquinas textiles Mule spinning en Quarry Bank Mill.
También empezó a darse una mayor demanda de tejidos gruesos, los cuales eran
fabricados por la industria británica en la localidad de Lancashire, donde
destacaba la producción de pana, fabricada a partir de fibras entrecruzadas de lino
y algodón. El lino era utilizado para dotar de más resistencia al tejido, cuyo
material principal, el algodón, no tenía una resistencia suficiente, aunque esta
mezcla resultante no era tan suave como los tejidos 100% algodón y era más difícil
de coser.25

Hasta el nacimiento de la industria textil, los tejidos y el hilado en general se


realizaba en los hogares, en la mayor parte de los casos para consumo propio. Este
método productivo, basado en que la producción estaba dispersa y se desarrollaba en
los domicilios de los trabajadores, es a menudo denominado en inglés como sistema
Putting-out (Putting-out system) en contraposición al posterior sistema industrial
o factory system.26 Solo en ocasiones puntuales los trabajos se realizaban en el
taller de un maestro tejedor. Bajo el sistema putting-out los trabajadores, antes
de fabricar su producto, pactaban contratos con comerciantes y vendedores, quienes
les suministraban a menudo las materias primas necesarias. Fuera de temporada, por
la general, las esposas de los agricultores hacían los hilados mientras que los
hombres producían los tejidos. Utilizando la máquina de hilar o rueca, en cualquier
momento entre cuatro y ocho hilanderas podían echar una mano al tejedor.252728

Uno de los grandes inventos de la industria textil fue la lanzadera volante,


patentada en 1733 por John Kay, que permitió una cierta automatización del proceso
de tejido. Posteriores mejoras, destacando las de 1747, permitieron duplicar la
capacidad de producción de los tejedores, lo que también agravó el desequilibrio
que existía entre el hilado y el tejido. Este invento empezó a ser ampliamente
utilizado en todo Lancashire en la década de 1760, cuando Robert Kay, hijo de John
Kay, inventó la caja ascendente (drop box).29

Lewis Paul patentó en Birmingham, con la ayuda de John Wyatt, la máquina de hilar
mediante rodillos y el sistema flyer-and-bobbin, que conseguían un espesor más
uniforme en el proceso de elaboración de la lana. Paul y Wyatt abrieron una fábrica
en Birmingham que utilizaba una nueva máquina de laminado impulsada por un burro.
En 1743 se abrió una fábrica en Northampton que empleaba cinco máquinas como la de
Paul con cincuenta husos cada una. Estuvo en funcionamiento hasta 1764. Una fábrica
similar fue construida por Daniel Bourn en Leominster, pero un incendio la
destruyó. Tanto Paul como Bourn habían patentado el cardador de lana en 1748. El
uso de dos conjuntos de rodillos que giraban a diferentes velocidades fue utilizado
posteriormente en la primera fábrica de hilados de algodón. La invención de Lewis
fue posteriormente mejorada por Richard Arkwright con su Water frame y por Samuel
Crompton con su Spinning mule.

Número de telares en Reino Unido30


Año 1803 1820 1829 1833 1857
Telares 2400 14 650 55 500 100 000 250 000
En 1764 en el pueblo de Stanhill, Lancashire, James Hargreaves inventó la hiladora
Jenny, que patentó en 1770. Fue la primera máquina que empleaba varios husos de una
manera eficaz. La hiladora Jenny trabajaba de una manera similar a la rueca. Era
una máquina simple, construida con madera y que solo costaba alrededor de 6 libras
(un modelo de 40 husos) en 1792. Era utilizada principalmente en los hogares o por
pequeños artesanos. La hiladora Jenny producía un hilo ligeramente torcido solo
adecuado para la trama, que se torcía.31

La máquina de hilar (Water frame) inventada por Richard Arkwright, fue patentada
por este junto con dos socios en 1769. El diseño se basaba en parte en una máquina
de hilado construida por Thomas High, quien fue contratado por Arkwright.32
El comercio internacional

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación


acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.
Economía industrial
Véanse también: Segunda revolución industrial y Tercera revolución industrial.
Sin embargo, y a pesar de todos los factores anteriores, la Revolución industrial
no hubiese podido prosperar sin el concurso y el desarrollo de los transportes, que
llevarán las mercancías producidas en la fábrica hasta los mercados donde se
consumían.

Estos nuevos transportes se hacen necesarios no solo en el comercio interior, sino


también en el comercio internacional, ya que en esta época se crean los grandes
mercados nacionales e internacionales. El comercio internacional se liberaliza,
sobre todo tras el Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las relaciones
comerciales de Inglaterra, y otros países europeos, con la América española. Se
termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo económico; y se
aboga por una política imperialista y la eliminación de los privilegios gremiales.
Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas, señoriales y comunales, para
poner en el mercado nuevas tierras y crear un nuevo concepto de propiedad. La
Revolución industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros
y una nueva división internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se
conquistaron mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por
los nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así como
también, mediante una política expansionista.

El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de transformaciones
que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la
agricultura, en la población, en los transportes, en la tecnología y en las
industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La industria textil algodonera
fue el sector líder de la industrialización y la base de la acumulación de capital
que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia y al ferrocarril.

A mediados del siglo XVIII, la industria británica tenía sólidas bases y con una
doble expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de consumo.
Incluso se estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la siderurgia con
la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se desarrolló de pleno el
capitalismo industrial, lo que explica su supremacía industrial hasta 1870
aproximadamente, como también financiera y comercial desde mediados de siglo XVIII
hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto de Europa y en otras regiones
como América del Norte o Japón, la industrialización fue muy posterior y siguió
pautas diferentes a la británica.

Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania y


Bélgica. En 1850 apenas existe la fábrica moderna en Europa continental, solo en
Bélgica hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En la segunda
mitad del siglo XIX se fortalece en Turingia y Sajonia la industrialización de
Alemania.

Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía:


Italia, Imperio austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se
inició tímidamente en las últimas décadas del siglo XIX, para terminar mucho
después de 1914.

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