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Le Démolisseur pintado por Paul Signac en 1897. Además de ser una obra
estéticamente vanguardista (técnica del puntillismo), la elección consciente de un
protagonista anónimo y su tratamiento visual heroico conducen a su lectura
alegórica: las masas derriban el orden antiguo antes de construir el nuevo.
We Can Do It! (en inglés: ¡Podemos hacerlo!), fue un cartel de propaganda de 1942
(durante la Segunda Guerra Mundial) que estimula el esfuerzo bélico mediante el
trabajo de la mujer, un paso decisivo en su emancipación.
En cada uno de los planos principales del devenir histórico (económico, social y
político),3 puede cuestionarse si la Edad Contemporánea es una superación de las
fuerzas rectoras de la modernidad o más bien significa el periodo en que triunfan y
alcanzan todo su potencial de desarrollo las fuerzas económicas y sociales que
durante la Edad Moderna se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía;
y las entidades políticas que lo hacían de forma paralela: la nación y el Estado.
La desaparición del bloque comunista ha dado paso al mundo actual del siglo XXI, en
que las fuerzas rectoras tradicionales presencian el doble desafío que suponen
tanto la tendencia a la globalización como el surgimiento o resurgimiento de todo
tipo de identidades,8 personales o individuales,9 colectivas o grupales,10 muchas
veces competitivas entre sí (religiosas, sexuales, de edad, nacionales, culturales,
étnicas, estéticas,11 educativas, deportivas, o generadas por una actitud
-pacifismo, ecologismo, altermundialismo- o por cualquier tipo de condición,
incluso las problemáticas -minusvalías, disfunciones, pautas de consumo-).
Particularmente, el consumo define de una forma tan importante la imagen que de sí
mismos se hacen individuos y grupos que el término sociedad de consumo ha pasado a
ser sinónimo de sociedad contemporánea.12
Índice
1 Modernidad: ruptura y continuidad
2 La "Era de la Revolución" (1776-1848)
2.1 Revolución industrial
2.1.1 Motivos por el cual la Revolución industrial surgió en Inglaterra
2.1.2 La máquina de vapor, el carbón, el algodón y el hierro
2.1.3 Oposición a los cambios
2.1.4 Revolución demográfica
2.2 Revoluciones liberales
2.2.1 Contexto social, político e ideológico
2.2.2 Independencia de los Estados Unidos
2.2.3 Revolución francesa e Imperio napoleónico
2.2.3.1 Modelo de proceso revolucionario
2.2.3.2 Napoleón Bonaparte
2.2.4 Movimiento independentista en América Latina
2.2.4.1 Rebelión de esclavos en Haití
2.2.4.2 Brasil: de colonia a Imperio independiente
2.2.4.3 Independencia hispanoamericana
2.2.5 Otros movimientos y ciclos revolucionarios
2.2.5.1 Revolución de 1820
2.2.5.2 Revolución de 1830
2.2.5.3 Revolución de 1848. La "primavera de los pueblos" y el nacionalismo
2.2.5.4 Revoluciones fuera de Europa
2.3 Reacción contra la Ilustración: el Romanticismo
2.4 Equilibrio europeo
2.4.1 Guerras revolucionarias y guerras napoleónicas
2.4.2 Congreso de Viena
2.4.3 Espléndido aislamiento, Santa Alianza y Sistema Metternich
2.5 Apertura de espacios continentales "vírgenes"
2.5.1 Expansión de los Estados Unidos
2.5.2 Formación y expansión de los estados latinoamericanos
2.5.3 Expansión de Rusia
2.6 La "era victoriana" británica
3 La "Era del Capital" y la "Era del Imperio" (1848-1914)
3.1 Cuestión de Oriente, levantamientos nacionalistas y Sistema Bismarck
3.1.1 Unificaciones de Alemania e Italia
3.2 El reparto colonial
3.3 Positivismo y "eterno progreso"
3.4 El asentamiento de la revolución liberal
3.4.1 Capitalismo industrial y financiero. Segunda revolución industrial
3.4.2 La cuestión social y el movimiento obrero
3.4.2.1 Socialismo y anarquismo
3.4.2.2 Cuestión social y leyes sociales
3.4.3 La sociedad de masas
3.4.4 Moral victoriana, tradiciones inventadas y comunidades imaginadas
3.4.5 Abolición de la esclavitud
3.4.5.1 Guerra civil de los Estados Unidos
3.4.5.2 La abolición en otros países
3.4.6 La emancipación de la mujer
3.4.7 Descristianización y renovación del cristianismo
3.5 La paz armada y la Belle Époque
4 La "crisis de los treinta años" (1914-1945)
4.1 La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias
4.1.1 Tratado de Versalles y fracaso de la Sociedad de Naciones
4.1.2 Surgimiento de los totalitarismos
4.1.2.1 Revolución rusa
4.1.2.2 Fascismo
4.1.2.2.1 Surgimiento del fascismo en Italia
4.1.2.2.2 Alemania y el nazismo
4.1.2.2.3 De la Segunda República Española al franquismo
4.1.3 Crisis de 1929 y Estado del bienestar
4.1.4 Empequeñecimiento de Europa y protagonismo de nuevos continentes
4.1.4.1 Kemalismo en Turquía
4.1.4.2 De la restauración Meiji al militarismo japonés
4.1.4.3 Revolución china
4.1.4.4 Violencia y no-violencia en India
4.1.4.5 El mundo anglosajón no europeo
4.1.4.6 América Latina en el mundo
4.1.4.6.1 Revolución mexicana
4.2 Segunda Guerra Mundial
4.3 Revoluciones científicas y estéticas
4.3.1 Revolución relativista
4.3.2 Vanguardias artísticas y literarias
5 La "historia inmediata" del "mundo actual": hacia la globalización
5.1 El mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial (1945-1973)
5.1.1 Las superpotencias y el equilibrio del terror: la Guerra Fría
5.1.1.1 Telón de acero, macarthismo y espionaje
5.1.1.2 Carrera espacial y carrera de armamentos
5.1.1.3 Socialismo realmente existente, Plan Marshall y "milagro" europeo
5.1.2 Mercado Común y Unión Europea
5.1.3 Las nuevas organizaciones internacionales
5.1.4 Descolonización
5.1.5 Tercermundismo
5.1.6 Populismo latinoamericano y revolución cubana
5.1.7 Medio Oriente y el petróleo
5.1.8 Contracultura y contestación juvenil. Nuevos movimientos sociales. Las
protestas de 1968
5.1.9 Aggiornamento de la Iglesia católica
5.2 El fin de la Guerra Fría (1973-1989)
5.2.1 Crisis de 1973 y tercera revolución industrial
5.2.2 Caída de las dictaduras mediterráneas europeas y golpes de estado en el Cono
Sur
5.2.3 Estados Unidos tras el Watergate
5.2.4 Reacción conservadora católica
5.2.5 Revolución islámica
5.2.6 Glasnost y Perestroika
5.2.6.1 Revoluciones de 1989
5.2.6.2 Disolución de la Unión Soviética
5.3 ¿"Fin de la Historia" o "Choque de civilizaciones"? (1989-actualidad)
5.3.1 Nuevo orden posterior a la caída del muro de Berlín
5.3.1.1 Reunificación alemana
5.3.1.2 Guerras yugoslavas
5.3.1.3 Las antiguas repúblicas soviéticas
5.3.1.4 El despertar de China
5.3.1.5 Expansión y "decadencia" de Europa
5.3.1.6 El "poder blando" de Estados Unidos
5.3.1.7 Democratización de América Latina
5.3.2 Globalización y antiglobalización
5.3.3 El mundo posterior al 11-S
6 Cronología
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
10.1 Departamentos universitarios de historia contemporánea
10.2 Recursos educativos sobre historia contemporánea
Modernidad: ruptura y continuidad
Sin embargo, fue la evidencia del triunfo de las fuerzas de la modernidad lo que
hizo que precisamente en la Edad Contemporánea se desarrollara un discurso paralelo
de crítica a la modernidad, que en su vertiente más radical desembocó en el
nihilismo. Es posible seguir el hilo de esta crítica a la modernidad en el
romanticismo y su búsqueda de las raíces históricas de los pueblos; en la filosofía
de Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche y posteriores movimientos
(irracionalismo, vitalismo, existencialismo, Escuela de Frankfurt);14 en los rasgos
más experimentales del arte contemporáneo y la literatura contemporánea que, no
obstante, reivindican para sí la condición de literatura o arte moderno
(expresionismo, surrealismo, teatro del absurdo); en concepciones teóricas como la
postmodernidad; y en la violenta resistencia que, tanto desde el movimiento obrero
como desde posturas radicalmente conservadoras, se opuso a la gran transformación15
de economía y sociedad. Superar el ideal ilustrado de progreso y confianza
optimista en las capacidades del ser humano, implicaba una noción progresista y de
confianza en la capacidad del ser humano que efectúa esa crítica, por lo que esas
"superaciones de la modernidad" fueron de hecho nuevas variantes del discurso
moderno.16
Revolución industrial
Artículo principal: Revolución Industrial
Como factores técnicos, era uno de los países con mayor disponibilidad de las
materias primas esenciales, sobre todo el carbón, mineral indispensable para
alimentar la máquina de vapor que fue el gran motor de la Revolución industrial
temprana, así como los altos hornos de la siderurgia, sector principal desde
mediados del siglo XIX. Su ventaja frente a la madera, el combustible tradicional,
no es tanto su poder calorífico como la mera posibilidad en la continuidad de
suministro (la madera, a pesar de ser fuente renovable, está limitada por la
deforestación; mientras que el carbón, combustible fósil y por tanto no renovable,
solo lo está por el agotamiento de las reservas, cuya extensión se amplía con el
precio y las posibilidades técnicas de extracción).
Como factor geoestratégico, durante el siglo XVIII Inglaterra (que tras las firmas
del Acta de Unión con Escocia en 1707 y del Acta de Unión con Irlanda en 1800,
después de la derrota de la rebelión irlandesa de 1798, consiguieron la unión con
Escocia e Irlanda, formando el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda) construyó una
flota naval que la convirtió (desde el tratado de Utrecht, 1714, y de forma
indiscutible desde la batalla de Trafalgar, 1805) en una verdadera talasocracia
dueña de los mares y de un extensísimo imperio colonial. A pesar de la pérdida de
las Trece Colonias, emancipadas en la Guerra de Independencia de Estados Unidos
(1776-1781), controlaba, entre otros, los territorios del subcontinente indio,
fuente importante de materias primas para su industria, destacadamente el algodón
que alimentaba la industria textil, así como mercado cautivo para los productos de
la metrópolis. La canción patriótica Rule Britannia (1740) explícitamente indicaba:
rule the waves (gobierna las olas).
Revolución demográfica
Otras predicciones, las de Thomas Malthus (Ensayo sobre el principio de la
población, 1798), advertían de forma pesimista de la imposibilidad de mantener el
inusitado crecimiento de población que estaba experimentando Inglaterra, la primera
en sufrir las transformaciones propias de la transición del antiguo al nuevo
régimen demográfico. A medida que se industrializaban, otras naciones se
incorporaron al mismo proceso, que implicaba la disminución de la mortalidad (se
habían mitigado sustancialmente dos de las principales causas de la mortalidad
catastrófica -hambrunas y epidemias-) mientras se mantenían altas las tasas de
natalidad (ni se disponía de métodos anticonceptivos eficaces ni se habían generado
las transformaciones sociales que en el futuro harían deseable a las familias una
disminución del número de hijos).
Uno de los efectos de todos estos cambios, así como una válvula de escape de la
presión social, fue el incremento de la emigración, la llamada explosión blanca
(por ser la fase de la revolución demográfica protagonizada por Europa y otras
zonas de población predominantemente europea). Campesinos arruinados y obreros sin
nada que perder, se veían incentivados a abandonar Europa y tentar suerte en las
colonias de poblamiento (Canadá o Australia para los ingleses, Argelia para los
franceses) o en las naciones independientes receptoras de inmigrantes (como Estados
Unidos o Argentina); también miembros de las clases altas se incorporaban como
élite dirigente en colonias de explotación (como la India, el sudeste asiático o el
África subsahariana). Explícitamente los defensores del imperialismo británico,
como Cecil Rhodes, veían en la inmigración a las colonias la solución a los
problemas sociales y una forma de evitar la lucha de clases. De una forma similar
lo interpretaron los teóricos marxistas, como Lenin y Hobson.20 Una de las mayores
emigraciones nacionales se produjo después de la gran hambruna irlandesa de 1845-
1849, que despobló la isla, tanto por la mortalidad como por el masivo trasvase de
población, que convirtió ciudades enteras de la costa este de Estados Unidos en
ghettos irlandeses (donde sufrían la discriminación de los dominantes WASP, cuyas
siglas significan blancos anglosajones protestantes en español). Otras oleadas
posteriores fueron protagonizados por inmigrantes nórdicos, alemanes, italianos y
de Europa Oriental (sobre todo las salidas masivas, a finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, de los judíos sometidos a los pogromos).
Revoluciones liberales
Artículos principales: Revolución liberal, Revoluciones burguesas y Revoluciones
atlánticas.
Contexto social, político e ideológico
Véanse también: Antiguo Régimen, Ilustración y Despotismo ilustrado.
Estos derechos son "derechos naturales", se conciben como anteriores a la ley del
Estado por oposición a los "derechos positivos" consagrados por los distintos
ordenamientos jurídicos. Los "derechos del hombre" son recogidos en una
Constitución ("derechos constitucionales") pero no creados por ella. Las
constituciones o las declaraciones de derechos explícitamente declaran que tales
derechos pertenecen al hombre con carácter universal, y no en virtud de ningún
hecho propio o ajeno, o por una condición particular (nacionalidad, lugar o familia
de nacimiento, religión, etc.).22