Está en la página 1de 13

Contenido

INTRODUCCION

1. LAS INVESTIGACIONES DEDICADAS A LA CENTROAMÉRICA PALEOINDIA Y EL


PROYECTO LA CULTURA CLOVIS EN AMÉRICA CENTRAL............................................................10
2. MARCO GEOGRÁFICO.....................................................................................................................19
3. VESTIGIOS..........................................................................................................................................23
3.1 Objetos diagnósticos de la cultura Clovis (Tabla 3)...........................................................................23
3.2 Materias primas utilizadas en la fabricación de los objetos diagnósticos de la cultura Clovis (Tabla 3)
.................................................................................................................................................................. 32
3.3 Objetos asociados (ver la Tabla 1)................................................................................................34
3.4 de los sitios........................................................................................................................................37
4. CRONOLOGÍA....................................................................................................................................40

2
INTRODUCCIÓN

En 1927, en un claro contexto estratigráfico del sitio de Folsom (Nuevo México, Estados
Unidos), arqueólogos sacaron a luz una punta de proyectil metida entre las costillas de un
bisonte gigante del Pleistoceno Superior (Meltzer 2006). Este hallazgo capital demostró una
hipótesis que había sido el objeto, durante décadas, de violentas controversias: la presencia del
hombre en el continente americano durante la última gran glaciación, hace más de 10,000
años (Figura 1).

Figura 1: Localización de algunos sitios paleoindios claves, con la indicación aproximada


de las líneas costeras y de los límites de las grandes capas de hielo durante el Último
Máximo Glacial, hace 18,000 años de radiocarbono – es decir, hace 21,000 años, en
fechamiento corregido. Mapa: Meltzer 2009.

3
Los años 1930 vieron el descubrimiento de una cultura incluso más antigua que la de Folsom,
en el sitio de Blackwater Draw, cerca de la pequeña ciudad de Clovis, Nuevo México. Esta
cultura de “Clovis” se define principalmente por una industria de la piedra –que produjo una
famosa punta de proyectil lanceolada y acanalada- pero también del hueso, del marfil y de la
madera (Boldurian y Cotter 1999, Collins 1999, G. Haynes 2002, Collins y Lohse 2004, C. V.
Haynes 2005; Bradley et al. 2010, Waters et al. 2011; Figura 2). Fue identificada del sur de
Canadá al noroeste de Venezuela (Pearson y Ream 2005), en un gran número de lugares, que
pueden ser clasificados en cinco grandes categorías: los sitios de hallazgos aislados (los más
numerosos), los sitios de matanzas de megafauna, los escondites, los campamentos y las
canteras (las cuales están generalmente asociadas a campamentos).

Figura 2: Algunos objetos de la industria Clovis: bifaces, unifaces, puntas acanaladas,


un cuchillo y dos artefactos de hueso de mamut. Foto de Tom Wolff, sacada de Meltzer
2009.

La asombrosa expansión de la cultura Clovis se habría producido en un período


relativamente corto, aproximativamente entre 13,300 y 12,800 cal BP (años antes del
presente, según dataciones por radiocarbono calibradas), aunque sus orígenes podrían
remontarse a unos 13,500 años atrás (Waters y Stafford 2007; Fiedel y Kuzmin 2010).
Durante mucho tiempo prevaleció la idea de que Clovis representaba el horizonte
arqueológico mas antiguo de América, pero este concepto del “Clovis First” tuvo que ser
abandonado en los años 1990, como consecuencia de los resultados de los ejemplares trabajos
arqueológicos llevados a cabo en el sitio chileno de Monte Verde, donde se excavaron niveles
antrópicos alcanzando los 14,600 años de antigüedad (Dillehay 1997). Desde entonces, más
ocupaciones anteriores a la cultura Clovis han sido evidenciadas.
No obstante, la formación de dicha entidad permanece oscura. Podría haber derivado del
complejo Buttermilk Creek, sacado a la luz en el sitio de Debra L. Friedkin (Texas, Estados
Unidos), debajo de un nivel Clovis, y fechado entre 13,200 y 15,500 cal BP (Waters et al.
2011). Igualmente, pudo heredar del complejo Nenana, que se desarrolló en la región central
de Alaska, entre 13,800 y 12,900 cal BP (Waters y Stafford 2007: 1124).

Una hipótesis mucho más audaz propone una filiación entre Clovis, entidades más antiguas
del este de Estados Unidos, y la cultura paleolítica Solutrense, que floreció en Francia, España
y Portugal entre 22,000 y 17,000 años atrás. Sus defensores invocan semejanzas morfológicas
y tecnológicas entre herramientas de piedra descubiertas en ambos lados del Atlántico
(Bradley y Stanford 2006, Stanford y Bradley 2012). La “hipótesis solutrense” merece, desde
luego, ser considerada con atención y sin prejuicios. Por el momento, sin embargo, aparece
muy frágil: fuera de las incertidumbres rodeando la cronología del poblamiento inicial de
América y la posibilidad de un viaje a través del Atlántico norte en plena Era de Hielo,
constatamos que rasgos esenciales del Solutrense permanecen ausentes del legado de la
América paleoindia… Mientras que la relación de la misma con Asia es sólidamente
establecida, en base a datos arqueológicos, lingüísticos y biológicos (Straus, Meltzer y Goebel
2005, Meltzer 2009: 185-188)

Al igual que la formación de la tradición Clovis, su final suscita muchas interrogaciones y


controversias. Un equipo de investigadores lo atribuyó a los trastornos climáticos y ecológicos
acarreados por una supuesta lluvia de meteoritos (Kennett et al. 2009). Sea como sea, en
muchos sitios, los niveles Clovis son cubiertos por los del horizonte Folsom, que se distingue
por puntas finamente elaboradas, obviamente inspiradas en las de Clovis (Collins 2002b,
Meltzer 2006). La cultura Folsom fue reconocida del sur de Canadá al norte de México, sobre
todo en la región de las Grandes Llanuras, pero también en las Montañas Rocosas (Figura 3).
Según los datos actuales, tuvo una existencia de unos 700 años. Después, el período
Paleoindio Tardío se caracterizará por una mayor diversificación cultural, que se acentuará
notablemente durante el período Arcaico (VIII-II milenios a. C.).
Figura 3: Representación artística de cazadores paleoindios de las Grandes Llanuras
de Norteamérica. Dibujo: University of Nebraska State Museum.

Para volver a la cultura Clovis, se puede deducir de su extensión geográfica y su cronología


una extraordinaria movilidad de las poblaciones. Tradicionalmente, esta movilidad ha sido
explicada por la persecución de grandes presas. Cabe revisar esta visión: se ha demostrado
que los grupos Clovis tenían una dieta variada, revelando una notable explotación del medio

ambiente, y una activa práctica de la recolección. Por otra parte, la idea de un nomadismo
pronunciado es mitigada por campamentos tales como el de Gault, en Texas. En efecto, los
vestigios de este sitio de 3 hectáreas reflejan, sin lugar a dudas, estadías prolongadas (Collins
2002a). Según Anthony Ranere (2006: 72), la velocidad de la expansión de la cultura Clovis
podría reflejar la prioridad que concedieron sus portadores, en un primer momento, a la
cacería; luego, las poblaciones, mejor familiarizadas con su medio ambiente, habrían
diversificado su modo de subsistencia, reduciendo así su movilidad. En realidad, los
desplazamientos iniciales de las bandas Clovis a través del continente debían ser motivados,
antes que todo, por la sed de exploración de tierras salvajes y prometedoras (Meltzer 2009:
280)
El presente estudio trata de los vestigios atribuidos al horizonte Clovis en América Central,
entre Chiapas (México) y Panamá. Es el resultado del proyecto “La cultura Clovis en América
Central”, conducido por el autor entre 2011 y 2013, con los apoyos institucionales del Centro
de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA, Ministerio de Asuntos Exteriores de
Francia) y de la Direccion General del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala
(Ministerio de Cultura y Deportes). Se presentarán, a continuación, las investigaciones que
fueron dedicadas al pasado paleoindio y a la tradición Clovis en la región centroamericana, el
marco geográfico y los vestigios del corpus de este trabajo, antes de abordar la cronología, las
relaciones culturales y los aspectos sociales atestiguados o sugeridos por los vestigios.

1. LAS INVESTIGACIONES DEDICADAS A LA CENTROAMÉRICA PALEOINDIA


Y EL PROYECTO LA CULTURA CLOVIS EN AMÉRICA CENTRAL

En América del Norte, donde cientos de sitios ya fueron atribuidos a la cultura Clovis, ésta
se convirtió en uno de los campos privilegiados de la investigación arqueológica. Los trabajos
que motivó comprenden numerosos estudios tecnológicos, geomorfológicos,
paleoambientales, osteológicos, odontológicos y genéticos, largas reflexiones sobre las
relaciones históricas, la vida, la organización, las costumbres, las creencias y los
comportamientos de los grupos humanos, asi como diversas síntesis regionales.

La situación es muy diferente en América Central, donde el patrimonio paleoindio recibió,


hasta la fecha, una atención relativamente modesta. En la región, en efecto, la atención de los
ámbitos arqueológicos tiende a enfocarse principalmente en las civilizaciones que formaron
cacicazgos y Estados, en los últimos tres o cuatro milenios de la época precolombina. Sin
embargo, para la arqueología paleoindia, el istmo centroamericano presenta una característica
notable: la de ser un “gollete” por el cual debieron necesariamente pasar los primeros
colonizadores de la América del Sur (Lothrop 1961; Meltzer 2009: 134). Este angosto terreno,
que ofrece condiciones favorables para reconocimientos sistemáticos, reviste así una
importancia capital para la comprensión del poblamiento inicial de América y del desarrollo
de las grandes tradiciones paleoindias del continente (Pearson 2002).

Las investigaciones sobre la ocupación paleoindia de la América Central empezaron,


discretamente, en los años 1940. Es la época donde el paleontólogo Barnum Brown (quien
había jugado un papel importante en el reconocimiento de Folsom como el primer sitio de la
10
Era de Hielo identificado en el Nuevo Mundo) estudiaba los fósiles y restos de megafauna del
área del Río La Pasión, en Guatemala; en un hueso de un perezoso del Pleistoceno, Brown
observó tres cortes en forma de V, que estimó ser artificiales (Shook 1951: 93). No obstante,
los primeros proyectos propiamente arqueológicos dedicados al período Paleoindio en

América Central fueron emprendidos varios años después, a finales de la década de 1960.
Entre ellos, las prospecciones y excavaciones realizadas por Ruth Gruhn y Alan Bryan
(Universidad de Alberta, Canada) en Los Tapiales, en las Tierras Altas occidentales de
Guatemala (departamento de Totonicapán), de 1969 a 1973, tuvieron una gran influencia
sobre las investigaciones posteriores (Gruhn y Bryan 1977; Figura 4). Pero de los 43 lugares
de Centroamérica (por los problemas de procedencia y contexto, no se puede hablar siempre
de “sitios arqueológicos”) que han revelado, hasta la fecha, vestigios paleoindios, apenas 16
han sido el objeto de excavaciones.

Figura 4: Aspecto del sitio de Los Tapiales, durante las excavaciones de 1973. Foto:
cortesía de Ruth Gruhn

11
A través de Centroamérica, constatamos grandes desigualdades en el inventario de este
patrimonio. Asi, en Nicaragua, ningún sitio o artefacto anterior al período Arcaico ha sido
reportado aún. Al contrario, el país centroamericano donde el inventario paleoindio es el más
rico es Panamá, con 15 sitios registrados; de estos sitios, 6 han sido excavados. De hecho,
Panamá es el país de la región donde la arqueología paleoindia ha recibido la mayor atención,
gracias, en particular, a los proyectos desarrollados en las últimas décadas por Richard Cooke,
Anthony Ranere y Georges Pearson.

De todos los lugares paleoindios reportados entre Chiapas y Panamá, 20 han sido asociados
con la cultura Clovis. No obstante, sólo 5 sitios revelaron objetos diagnósticos de esta entidad
en excavaciones: Los Grifos, en Chiapas, México; Los Tapiales; Turrialba, en la provincia de
Cartago, Costa Rica; La Mula West y Los Vampiros, respectivamente en las provincias de
Herrera y Coclé, Panamá. En 6 sitios, los objetos diagnósticos fueron recolectados durante
reconocimientos: en Chajbal (departamento de Quiché, Guatemala) Chujuyub (departamento
de Quiché, Guatemala), Piedra Parada (departamento de Guatemala, Guatemala), Ladyville 1
(distrito de Belice, Belice), Lago Arenal (provincia de Guanacaste, Costa Rica) y Nieto
(provincia de Herrera, Panamá). Los demás artefactos de la tradición Clovis fueron
descubiertos sin control arqueológico.

Las investigaciones relacionadas con el período Paleoindio en el istmo concernieron sobre


todo a zonas o lugares específicos. Sin embargo, cuando se estudian los testimonios dejados
por poblaciones extremadamente móviles, resulta fundamental desarrollar también
aproximaciones regionales (Amick 1996: 423).

El presente informe abarca los 20 lugares asociados con la cultura Clovis en Centroamérica
(Tabla 1). Entre los sitios de mi corpus, tuve la oportunidad de visitar los de la cueva de Los
Grifos, Chivacabé (departamento de Huehuetenango, Guatemala) y Piedra Parada. Además,
pude examinar personalmente artefactos de Chivacabé, Chajbal, Nahualá (departamento de
Sololá, Guatemala), San Rafael (departamento de Guatemala, Guatemala), August Pine Ridge
(distrito de Orange Walk, Belice), Ladyville 1 y Turrialba.
En el transcurso de mi proyecto, emprendí en primer lugar una compilación y síntesis de los
datos relacionados con los remanentes de la cultura Clovis en Centroamérica, creando tres
modelos de fichas de registro (la ficha de tipo A, para los objetos hallados y recolectados sin
control arqueológico; la ficha de tipo B, para los vestigios hallados en el marco de
reconocimientos; y la ficha de tipo C, para el material descubierto en excavaciones) así como
tablas presentando las informaciones esenciales sobre los lugares, los entornos geográficos y
los objetos que nos interesan aquí. Por otra parte, quise desarrollar reflexiones sobre las
implicaciones cronológicas, culturales pero también sociales de los datos arqueológicos, en el
espíritu de una famosa frase del prehistoriador francés André Leroi-Gourhan: “Busco a
hombres, no piedras”.
TABLA 1
Lugares relacionados con la cultura Clovis en América Central
Lugar Objeto Condicione Objetos Datacion Referenci
es s s del precerá es as
(tipos diagnós hallazgo de mic os absolutas bibliográfi
de tic os de los objetos asociado de los c as
sitios) la diagnóstico s, en los contextos (lista no
cultura s de la contexto paleoindio exhaustiv
Países Clovis cultura s s a)
Clovis excavados
Los Grifos Punta Excavacion Núcleos, Fechamientos Acosta
es
(campamen acanalad lascas, por Ochoa
to a 2009,
) lascas radiocarbono: 2011
retocadas, 9540 ± 150 Fregoso
BP
México dos puntas (10,867 ± 2010
219
Cola de cal BP); 9460 García-
±
Pescado, 150 (10,785 Bárcena
±
raspadores 246 cal BP); 1979
, y
raederas, 8930 ± 150 Santamaría
preforma (9987 ± 211 1981, 1984
de cal
limace, BP) Santamaría
laminas y (Santamaria y García-
buriles 1981); por Bárcena
hidratación 1989
de
la obisidiana:
9330 BP
(ibid.);
por
paleomagneti
s
mo: 10,052 ±
329 y 9884 ±
194 cal BP
(Fregoso
2010)
Chajbal Punta Reconocimi / / Brown
(campame acanalad en to 1980
nto a Lohse y
) (termina Paiz 2010
da
Guatemala o casi
termina
da)
Chivacabé Punta Hallazgo / / Ericastilla
(campamen acanalad realizado sin 1992, 1996
to a
) control Hayden
arqueológic 1980
o
Guatemala Lohse y
Paiz
2010
Mead et
al.
2012
Méndez y
16

También podría gustarte