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Asimov El Rio Viviente PDF
Asimov El Rio Viviente PDF
río vivi_ente -
El RlO
VIVIEN'fE
LA FASCINANTE .HISTORIA
DE LA CORRIENTE SANGUlNEA
Isaac Asimov
EDITORIAL LIMU
MEXICO • ESPA¡qA • VENEZUELA •
COLOMBIA • PUERTO RICO
Titulo de Ja obra en inglés:
THE LIVING RIVER
@ 1960 by laAAC As111ov
R.eprinted by permillion of
Abelard-Schuman, Ltd.
AD righ11 merved.
V eni6n española del
Da. FmUJOO Dfu
::.::... "'
~· ·".. : . . .
.. ·.. Era como si hubiese un~ mesa repleta para alimentar a cien indivi-
duos, pero de un tamaño tal que sólo cinco pudiesen sentarse a ella. Las
cinco personas lo bastante afortunadas para sentarse a la mesa podrían
hincharse de comer. Aquellos que estuviesen de pie detrás de ellas
pod.r.í.~n alargar la mano y alcanzar algo de con1er. Pero las que estu-
viesen más atrás, a mayor distancia del alcance del brazo, se morirían de
l~ambre, por mucha comida ql1e hubiese en la mesa, a menos que se
toma1..an medidas especiales. El ta1naño que un animal puede alcan-
zar sin tomar tales medidas especiales, tiene un límite al que se llega
tápida1nente.
. ..
. . ..
. . ... ... .. :....·..
\.
. . .. . . ' . ;
Claro está que esto no era tan ~ci~p ~~~~~~· El .animal tenía
que descubrir métodos de llevar la eó%Di~~; .y.· ~l>~1 a/esa pizca de
·,y>•
;' : .;~i~,:~::JJ~o de vida. Sin duda los. antiguos hebreos tenían esa idea y la
·· ·;:~:~:lf~I1 claramente en la Biblia. En el Génesis 1 :29-30,. Dios se dit~:
! ;,r.l: .l~l--bre, después de haberlo hecho el
t~; ·:t: •'i. ...•~ ·~:~:~.;;.•·.;~· ,:·:·.· ·.~ ': .
en
día de la Creación. :
' '
sexto
;.~;·;;~~~;1ii~ilf~quí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre· la
. ..
..
.
.. .". ." :
.. . . . .
"
···.·.:.·:·;':
14 ISAAC ASl?,iov
faz de toda la Tierra; y todo árbol eµ qu~ g~y .!l"tl~R el~ árbol que da
simiente, os será para comer. Y a toda ~~sti~ .s!~.J~". J'ierra, y a todas
las aves de los Cielos, y a todo lo que se iriueve ~&'6Wla Tierra, en que
hay vida, toda hierba verde les será para comer .. ·~ " -.· ·''
En este pasaje la única distinción que parece ha5ers~ entre vegetales
y minerales es que los primeros dan semillas y tienen, por tanto, la
capacidad de reproducirse. Pero no se hace mayor descripción de ellos
que "toda hierba que da simiente . . . todo árbol. . . que da simiente".
La palabra "vida" sólo se aplica al reino animal: " ... toda bestia ...
todas las aves. . . todo lo que se mueve. . . en que hay vida ... "
Desde el punto de vista bíblico, la vida es un don de Dios y sólo
:E:l puede privar de la vida a cualquier criatura. Por tanto, al hombre
y los animales, originalmente sólo se les otorgó el reino vegetal como
alimento. Las plantas eran exangües y, por ende, no estaban realmente
\'1vas.
Incluso después de la expulsión del Paraíso, el vegetarianismo siguió
siendo, aún más estricta.mente, obligatorio. Uno de los castigos por la
desobediencia de Adán y Eva consistió en restringir su dieta más aún.
Dios dice (Génesis 3: 17-18) : " ... maldita será la Tierra por amor a ti;
con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos
te producirá y comerás hierba del campo ... "
Al principio, "toda hierba . . . todo árbol. . . os será para comer".
Ahora, por primera vez, la tierra no ha de dar su fruto voluntariamente,
sino que habrá de ser dolorosamente cultivada y, a pesar de ello, una serie
de plantas no comestibles, "espinos ... y cardos", habrían de crecer. Sin
embargo, a pesar de la disminución de la comestib'i.lidad general del reino
vegetal, el mandato seguía siendo claro: "comerás hierba del campo" .
Hasta después del Diluvio no se permitió una extensión de la dieta
del hombre. En el Génesis 9:2-3, Dios dice a Noé: "Y vuestro temor
y vuestro pavor será sobre todo animal de la Tierra, y sobre toda ave
de los Cielos, en todo lo que se moverá en la Tierra, y en tod~s los peces
del mar: en vuestra mano son entregados. Todo lo que ~e lllU(!Ve y vive
os será para mantenimiento: así como las legumbres y'·hf · - o~:. Ío he
<lado todo." <> > "'
En otras palabras, el hombre podía ~er ~ .
destrucción de los suministros de alim~ntó$' -.
de que los sobrevivientes se multipf.3 '
pero la Biblia no ló dice así~ -.
Por el contrario, en d ;
carácter i¡agt~ \CÍ€
~1 J>()({ta ~µr·
UNA PIZCA DE OCÉANO 15
~iK'+
~A~,J- AGUA es el común denominador general de la vida. Las reacciones
~;jí:túimicas que tienen lugar en los tejidos vivos ocurren entre moléculas
• q-µe están flotando en agua o que están colocadas a lo largo de una
. 1*mbrana bañada por agua. Con frecuencia, tales reacciones involucran
Ca las propias moléculas de agua.
· · Esto no debe sorprendernos. La vida empezó en el mar y nunca lo
}la.· abandonado. Por dentro, todavía somos océano.
; . Los únicos tejidos del cuerpo que contienen poca agua son el adiposo
'. {grasa) y el esqueleto (hueso). Estos tejidos s6lo tienen un 25% de
· agua. Sin embargo, tanto la grasa como el esqueleto son óastante poco
ractivos. Esto no quiere decir que no estén vivos o que no pase nada
' en ellos. Simplemente es que en ellos hay menos actividad que en los
otros tejidos del cuerpo. En el tráfico furioso de la química vital, la grasa
y el hueso representan calles relativamente tranquilas.
La sangre parece encontrarse en el extremo opuesto. Además, como
· eS<Jíquida, podría suponerse que contiene más agua que los demás teji-
dós. En realidad, esto no es estrictamente cierto.
Dejando a un lado el tejido adiposo y el esqueleto, las demás partes
del cuerpo tienen entre 70 y 85 por ciento de agua. La sangre tiene poco
más agua que el promedio: 80 por ciento. El corazón y los riñones
c t'9llbién tienen 80 por ciento de agua y éstos son tejidos "sólidos".
J.lé.lmente, el tejido más acuoso en el cuerpo es uno "s6lido": la sustan-
., <:i~ ,gris del cerebro. Ochenta y cinco por ciento de ella es agua.
Sin embargo, la sustancia gris es sólida y la sangre es líquida. A pesar
i/dl:'. su alto contenido de agua, la sustancia gris del cerebro está formada
"{t, p<>r células adosadas unas a otras y mantenidas fijas en su lugar. La
'\ ~gre también tiene células, pero éstas no están pegadas una a otra,
" p que flotan libremente en el líquido, separadas unas de otras. Al
overse la corriente sanguíne..1, arrastra consigo a las células.
17
18 1s.Uo AsIMoi >
' .. -·=--~>·
tes que el ser de sangre fría y así podría escapar fácilmente de las garras
de un gran animal de sangre fría y cazar sin mayor esfuerzo y comene
a un animal de sangre fría pequeño.
No cabe duda de que la "sangre caliente" fue la clave para el
éxito, y la mayor parte de los animales muy desarrollados de nuestra
época, aves y mamíferos, son de sangre caliente.
La fuente de calor no representa problema. Las reacciones químicas
del cuerpo proporcionan calor en abundancia. La única dificultad es
evitar que el calor se pierda demasiado deprisa, a través de la piel, hacia
el exterior.
Una forma de conservar el calor de los animales es el ~amaño. Cuanto
mayor es un individuo, tiene menos superficie en relación al peso corpo-
ral. Si se aumentase súbitamente el peso de un ratón cien veces sin
cambiar su forma, su cuerpo produciría cien veces más calor. Sin embar-
go la superficie de un ratón expuesta al mundo exterior, la región cu-
tánea, aumentaría sólo diez veces y, por tanto, perdería calor sólo diez
veces más deprisa.
Tomando todos los factores en cuenta, los animales grandes conser-
van su calor más eficientemente que los pequeños. Esta puede haber
sido una de las razones por las que algunos reptiles de sangre fría, como
los dinosaurios, crecieron hasta alcanzar tallas gigantescas. También
puede explicar, en parte, el gran tamaño de algunos de los animales
actuales de sangre caliente de las regiones árticas, como las ballenas,
las morsas y los osos polares.
Además de aumentar el peso corporal, hay otra forma de reducir
la 'pérdida de calor. El aire es un pésimo conductor de calor. Si se •
mantuviese quieta una capa de aire alrededor del cuerpo de un animal,
éste perdería su calor muy lentamente incluso en días fríos. El problema
es que una capa de aire no se mantiene quieta. Aun si no soplase el
viento en absoluto, el propio movimiento del animal desplazaría el aire
cercano a su cuerpo. Es precisamente el aire en movimiento lo que priva
de su calor al animal.
¿Cómo puede conseguir un animal que una capa de aire se mantenga
inmóvil alrededor suyo? Dos grupos de animales diferentes resolvieron
el problema en formas distintas. Los antepasados de los mamíferos des-
arrollaron pelo; los de las aves desarrollaron plumas. Ambos tuvieron su
origen en las escamas de los reptiles. Pelos y plumas funcionan atrapan-
do una capa de "aire muerto" cerca de la piel y reduciendo la pérdida
de calor. Por cierto, las plumas son más eficaces que los pelos. Una
vez reducida la pérdida térF.ica, el calor natural de las reacciones quí-
micas dentro del grupo mantiene calientes a aves y mamíferos en los
días fríos.
LA MATRIZ ACUOSA 21
22 ISAAC ASIM·ov
.
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LA MATRIZ ACUOSA 23
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24 ISAAC ASIMóV
'E l glóbulo rojo está formado en gran parte por hemoglo.b·ina y agua=-
conten·i das dentro de una membrana semipermea-ble.
La hemoglobina es una proteína, como se .llama a ciertas · moléculas
i11uy ·i mportantes y complejas del cuerpo. La molécula de hen.;.·~lobina
es de gran tamaño y está formada. por miles de átomos de sei.s variedades
distintas. El tamaño ·de cualquier molécula., y el ·d e la homogJobina tam-
A MEDIDA QUE VIVIMOS Y RESPIRA}IIOS 33
.
bién, se mide por una cifra llamada peso molecular. Esta es una compa-
ración del peso de la molécula con el de un átomo de oxígeno, al que
arbitrariamente se le ha asignado un peso de 16,000. Por ejemplo, una
molécula de hidrógeno ( fo1·mada de dos átomos de hidrógeno, los meno-
res que existen) tiene un peso molecular de solamente 2. Una molécula
de agua ( for1nada de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno) tiene
un peso molecular de 18. El peso molecular de la hemoglobina es "de
68,000.
Desde el punto de vista de su capacidad de transportar oxígeno, la
parte más importante de la molécula de hemoglobina son los cuatro
átomos de hierro que cada una tiene. Al colocar a una mol.écula de
hemoglobina en la vecindad de moléculas de oxígeno puede atraerlas y
atarlas a sí mismas sueltamente, para formar una nueva substancia llama-
da oxihemoglobina.. El punto de enlace está en los átomos de hierro, por
lo que éstos son tan in1portantes. Puesto que cada molécula de hemoglo-
bina tiene cuatro átomos de hierro, es capaz de transportar cuatro molécu-
las de oxígeno.
Volvamos a los pequ.eños capilares que rodean a cada alvéolo pulmo-
nar. Los capilares son tan delgados que hasta un eritrocito, a pesar de su
pequeñez, tiene dificultad en transitar por ellos. Tiene que encogerse
un poco para hacerlo (de igual forma que un ·hombre que se abre
camino a gatas por un estrecho túnel) y está obligado a viajar lentamente.
Las moléculas de oxígeno que han difundido a través de la membr.a na
alveolar y de la pared capilar, tienen tiempo de difundir a través de la
membrana semipermeable del eritrocito, cuando éste se esfuerza por
proseguir su camino por dentro del capilar. Una vez dentro del g16bulo
rojo, la molécula de oxígeno se engarza en su lugar, al lado de uno de
los átomos de hierro de una de las moléculas de hemoglobina. · El eritro-
cito es tan pequeño que las moléculas de oxígeno tienen tiempo de
encontrar su sitio en cualquier parte de su interior antes de que la célula
haya podido alejarse de los alvéolos. Los eritrocitos que abandonan. los
pulmones tienen el 95 por ciento de los á·tomos de hierro de· sus moléculas
de hemoglobina ocupados por oxí-geno.
De esta forma el oxígeno es transportado mucho más eficientemente
que en dilución en el agua de Ja sangre. Un sólo eritrocito contiene unos
270.000,000 (doscientos setenta millones) de moléculas de hemoglobina.
Puesto que cada molécula de hemoglobina puede llevar cuatro moléculas
de oxígeno, un glóbulo rojo contiene un poco más de l,000.000,000
(mil millones) de moléculas .de oxígeno. Si el eritrocito est\lviese formado
s6to de agua, podría transportar sólo 14.000,000 (catorce millones)~- .de
mqléculas de oxígeno en solución. Por .lo ·tanto, el glóbulo rojo es muchas
34 ISAAC ASIMOV
veces más eficiente para transportar oxígeno que el agua sola, lo cual
explica que podamos aguantar la respiración ror tanto tiempo.
Sin embargo, debe recordarse que la hemoglobina de la sangre repre-
senta toda la reserva de oxígeno del cuerpo. Aunque todas las moléculas
de hemoglobina estén cargadas de oxígeno, sólo hay suficiente para unos
pocos minutos. De manera que debemos continuar respirando día y no-
che, todo el tiempo.
Se denomina sangre arterial a la qt1e tiene toda o casi toda stt l1emo-
globina cargada de oxígeno, es decir, en forma de oxihen1oglobina.
Se la llama así porqt1e esta sangre se encuentra de ordinario en las
arterias, por las que se aleja del corazón sin haber llegado todavía a los
tejidos ávidos de oxígeno. La sangre de la arteria pt1l111onar es la excep-
ción, ya que ha regresado de los tejidos y se dirige a los pulmones.
Se denomina sangre venosa a la que ha perdido su oxígeno y que
contiene poca oxihemoglobina o nada. Como st1 nombre indica, general-
mente se la encuentra dentro de las venas que llevan el torrente sangl1Íneo
hacia el corazón, después de haber pasado por los tejidos. La sangre
de la vena pulmonar que va al corazón cargada de oxígeno desde los
pulmones, es también una excepción a esa regla.
Las sangres arterial y venosa difieren en otras cosas, además de en el
contenido de oxígeno. Por eje111plo, no son del misn10 color. La sangre
arterial es de color rojo brillante y la venosa es az\1lada. La que recono-
cemos como ''del color de sangre'' en la arteria, porque es la que mana de
una herida. Aunaue se haya seccionado tina vena y salga sangre venosa
p& la lesión, ésta se volvería arterial tan pronto como estuviera en
contacto con el aire. Rápida1nente se cargaría de oxígeno )' adquiriría
el color rojo brillante de la oxihemoglobina.
Si quiere verse verdadera sangre venosa, obsérvense las venas del dorso
de la mano o de la cara interna de la muñeca de una persona de piel
clara. Las venas deberían ser azules, pero se las mira a través de una
capa de piel que general·m ente contiene cierta cantidad de pign1ento
amarillo llamado caroteno. Ese color amarillo agregado, da a las venas
un tinte verdoso. .
·:
La oxihemoglobina que se ve a través de la piel semitransparente P.s
lo que da a las personas de piel muy blanca, el a,specto rosado. En las
regiones en que la piel es muy del8@:da, como en los labios o la boca, el
color es propia.m ente rojo.
La vasodilataci6n de la piel aumenta el color rojo, al ¡Jern1itir· qt1c
entre más sangre a los capilares. Esto es lo que da lugar al rubo1~ en
una zona infectada, o después de una bofetada, o cuando se tier1e
vergüenza.
Cuando se corta el suministro de oxígeno de modo que la cantidad
de oxihemoglobina disminuye, el color rojo de la piel también se
desvanece. Realmente, empieza a manifestarse el propio color de la
hemoglobina y la tez .adquiere un tinte azulado. Esto se .o bserva en
individuos que se han asfixiado y .se denomina. cianosis, que deriva de la
palabra griega que significa ''azul''.
4
Incidentes en
la ruta del oxígeno
radas, y les había dado diferentes alimentos para ver cuál de ellos
pemútía a los perros normalizarse más deprisa; el hígado resultó ser el
mejor. Claro está que los perros padecían anemia por hemorragia y no
la de tipo pernicioso. Sin embargo, Minot y Murphy no tenían nada
que perder. El hígado era comestible y los enfermos iban a la muerte
irremediablemente. De modo, que lo ensayaron.
El procedimiento tuvo éxito. Los enfermos mejoraron casi inmediata-
mente. Era necesario que los pacientes siguieran comiendo cantidades
considerables de hígado a intervalos periódicos. Si dejaban de hacerlo
por una temporada, la enfermedad volvía a apoderarse de ellos. Sin
embargo, enfrentados a la alternativa de comer hígduo a menudo o de
morir por momentos, la decisión era fácil.
En 1934, Minot, Murphy y Whipple compartieron el Premio Nóbel
de Medicina por estos estudios.
Sin embargo, las cosas no podían quedar como estaban, por muy
satisfactorias que fueran, comparadas con la situación anterior. Era
preciso averiguar qué contenía el hígado que normalizaba a los enfermos
de anemia perniciosa. En 1927, E. J. Cohn, junto con Minot y otros
en Harvard, comenzaron a fraccionar el hígado, procurando concentrar
el factor contra la anemia perniciosa.
Para empezar, se molió (es decir, se homogeneiz6) cierta cantidad de
hígado crudo. El tejido molido se sumergió en agua con una acidez
determinada, y la mezcla se agit6 durante un tiempo. Sólo una parte del
material hepático se disolvió en el agua.
La solución acuosa se filtr6 y tanto el filtrado como la parte insoluble
se administraron por separado, en pequeñas cantidades, a un enfermo
con anemia perniciosa, del que se tomaban muestras de sangre a interva-
los, para ver si se aumentaba el número de globulos rojos inmaduros
(reticulocitos). La "respuesta reticulocitaria" indicaría la presencia de
factor antianémico.
Al realizar el experimento, se encontró que la solución acuosa, o
extracto hepático, contenía el factor, en tanto que la porción insoluble
lo tenía en pequeña cantidad o carecía de él en absoluto. Por lo tanto,
se podía desechar la porción insoluble y continuar trabajando con el
extracto solamente.
Posteriormente, la presencia del factor antianémico se localizó inyec-
tando pequeñas cantidades de diversas fracciones hepáticas en las venas.
·Este método era mucho más sensible que la administración por la boca,
junto con la dieta del enfermo, puesto que se empleaban alícuotas me-
nores de las fracciones y se dejaban porciones mayores disponibles para
proseguir la purificación. También se intentó encontrar la manera de
LA vttAMINA llO]A . 53
resultando demasiado pequeñas para trabajar con ellas. Por fortuna, los
científicos de los Laboratorios Merck y Cía., descubrieron en la década
de 1940-50, que el crecimiento de ciertas bacterias era acelerado por una
cantidad tan pequeña del factor que se medía en micromicrogramos,
es decir, millonésimas de una millonésima de gramo.
En realidad esto no es muy sorprendenete, a pesar de que las bacterias
no tienen eritrocitos. Desde muy pronto se sospech6 que el factor anti-
anémico era una vitamina. Lo único que se sabía de las vitaminas cuando
fueron descubiertas, era que se trataba de substancias misteriosas, de
composici6n desconocida, que se encontraban en la comida en pequeñas
cantidades y que eran necesarias para la salud y el bienestar. Al princi-
pio se reconocieron dos vitaminas: la "vitamina A" que era soluble
en grasa pero no en agua, y la "vitamina B" que se disolvía en agua pero
no en grasa. Investigaciones posteriores mostraron que la "vitamina B"
era, en realidad, una mezcla de muchos compuestos, a la que se llamó
complejo vitamínico B.
A los miembros individuales de este complejo se les llamó vitamina B1,
B2, etcétera. Cuando, a la postre, se determin6 la estructura química
de cada una de las vitaminas, se les di6 otro nombre. Por ejemplo, a la
vitamina B1 se le llama tiamina y a la B2 , riboflavina.
Todas las vitaminas B tienen en común que son necesarias para el
funcionamiento químico adecuado de todas la células conocidas: anima-
les, vegetales y bacterias. Si la célula no puede fabricar sus propias
vitaminas, no tiene más remedio que depender de las que hay en la
dieta.
El factor contra la anemia perniciosa se comportaba como una vitami-
na By fue bautizado con el nombre de vitamina B11• Todas las células
la necesitan, igual que a las demás vitaminas B. En el cuerpo humano, la
falta de vitamina B12 se manifiesta principalmente por la incapacidad
de formar gl6bulos rojos, pero esto no es más que el síntoma visible.
El problema fundamental es que parte de la química corporal está
alterada en todas y cada una de las células. Lo mismo ocurre en las
bacterias y los microorganismos que no la pueden fabricar, necesitan
que haya vitamina B12 en el medio nutritivo del que se alimentan, para
poder crecer. Si se añade vitamina B12 al medio, las bacterias empiezan
a crecer, lo que constituye la base para utilizarlas en el descubrimiento
del factor antianémico.
Con la ayuda de esta nueva técnica, la Casa Merck, en los Estados
Unidos, y otros laboratorios en Inglaterra pudieron, en 1948, casi simul-
táneamente, obtener por fin vitamina B12 pura en pequeñas cantidades.
Resultó que la vitamina B12 era una substancia roja. El color rojo
era poco común para un producto químico y los investigadores estaban
LA VlTAMINA ROJA 55
aglutin6ieno aglutinina
en el gl6bulo rojo en el plasma
o
J.
o
"' 1 \¡
A~A J. B~B
~ AB "'
t
AB
Los tipos sanguíneo!\ que importa tomar en cuent~ para realizar transfu-
siones ordinarias son los A, B, O y AB. Estos tipos están gobernados por
una sola familia de genes. Esto quiere decir que un espermatozoide o un
óvulo puede tener un gene A, o uno B, o uno O, pero no más de uno. A
los genes de una familia así, sólo uno de los cuales puede hallarse en
cada espermatozoide u óvulo, se les llama aleles.
UN DONATIVO DE SANGRE 71
esa clase. Cuatro meses después del nacimiento ya casi no hay hemoglo-
bina F.
A pesar de lo útil que la hemoglobina F es para el feto, al adulto
no parece beneficiarlo mucho. A veces sucede que un ser humano here-
da de uno de sus padres un gene defectuoso (o el gene puede hacerse
defectuoso accidentalmente, durante la formación del espermatozoide
0 del óvulo) que no puede llevar a cabo eficientemente su tarea de
dirigir la formación química de hemoglobina A. Por ello, la persona
sólo tiene un gene para ese trabajo; recuérdese que cada individuo tiene
dos genes de cada clase, uno heredado de la madre y otro del padre.
El gene normal casi puede realizar la tarea de ambos, pero no entera-
mente. El sistema se queda cojo y el cuerpo hace menos hemoglobina A
de la que necesita y, para compensar la deficiencia, continúa formando
hemoglobina F (todos los hombres pueden fabricar hemoglobina fetal
en emergencias como ésta, ya que, de otro forma, no habrían podido
sobrevivir para nacer) . A esta enfermedad se la llama talasemia menor,
y no c:s muy grave.
Sin embargo, una persona puede heredar un gene de esta clase de
mamá y otro de papá. Una persona con tan poca fortuna no tendría
gene alguno para trabajar contínuamente en la síntesis de hemoglobina
A. La cantidad de hemoglobina F en su sangre puede llegar a ser hasta
del 100 por ciento. Esta enfermedad se conoce como talasemia mayor
y generalmente es mortal en los comienzos de la vida.
diecinueve ácidos animados diferentes, cada uno de los cuales está pre-
sente en casi todas las proteínas, y una veintena más que se encuentran
solamente en algunas proteínas especiales. La molécula de hemoglobina
no tiene ácidos aminados raros ; sólo los diecinueve ordinarios.
La molécula de hemoglobina está formada por unos seiscientos ácidos
aminados individuales. Hay tantos como setenta y cinco de un tipo, y
tan pocos como uno solo, de otra clase. Puesto que no se repiten ordena-
damente, el problema de discernir su secuencia parece insoluble. El
número de arreglos posibles de los ácidos aminados de una molécula de
hemoglobina es mayor que 10619 , lo que significa el número 1 seguido
de 619 ceros. Esto es un valor imponente, que no puede despreciarse .
.Llesde luego, cada molécula de hemoglobina está formada por dos
mitades idénticas, de manera que en realidad basta descubrir el orden
de trescientos ácidos aminados, lo que aún es demasiado. Es necesario
romper la molécula en trozos todavía menores.
Eso fue precisamente lo que hizo Vemon M . Ingram, en la Universi-
dad de Cambridge, tratando la molécula de hemoglobina con una enzima
digestiva llamada tripsina. La trípsina hace que una cadena de ácidos
aminados se rompa por los puntos en donde hay ácidos llamados lisina
y arginina. Bajo este tratamiento, la "hemihemoglobina" se desmorona
en veintiocho fragmentos.
Estos trozos individuales están constituidos por cadenas cortas de
ácidos aminados llamados péptidos. Algunos pueden estar formados por
sólo dos o tres ácidos aminados, y otros, por una docena o más, según
lo espaciados que estén los grupos arginina y lisina. Desde luego, los
veintiocho péptidos están me7.clados y deben separarse.
Para esto se coloca una gota de la mezcla en un papel poroso (llamado
papel filtro, porque originalmente se utilizó en los laboratorios de química,
para separar partículas sólidas de los líquidos, por filtración), que se
humedece con un líquido apropiado. Se colocan dos electrodos y se hace
pasar una corriente eléctrica por el papel. Los péptidos, igual que lo
harían las proteínas, viajan hacia los polos positivo o negativo a diferen-
tes velocidades, según el número y el patrón de las cargas eléctricas
presentes en cada péptido. Esto es la electroforesis en papel, que se
mencion6 antes.
El procedimiento divide a los péptidos en varios grupos dispersos por
el papel. Las "manchas" resultantes no pueden observarse a simple
vista, pero pueden hacerse visibles de diversas formas. Se puede tratar
al papel con productos químicos que reaccionan con los péptidos, para
dar compuestos coloridos; o bien, se usa luz ultravioleta, de · inanera que
compuestos invisibles de ordinario, absorban la luz y aparezcan negros
o sean, quizá, fluorescentes y brillen. Cada_ mancha todavía contiene
UN PEQUEÑO CAMBIO EN LA RECETA 83
rizaron. Estas resinas son substancias frágiles, de color ámbar, con molécu-
las grandes que contienen muchos grupos atómicos, los cuales hacen
que ciertas clases de moléculas se adhieran a ellas bajo determinadas
condiciones y las dejan sueltas en otras circunstancias. Las propiedades
de las diversas resinas varían según su composición y se adaptan a diferen-
tes usos. Algunas le quitan las sales al agua. Se puede poner agua de
mar en un extremo y recoger agua potable en el otro.
En 1944 un grupo de bioquímicos ingleses de la Universidad de Cam-
bridge adelantó la técnica aún más, al demostrar que se podía realizar
la separación de los compuestos de una mezcla colocada sobre papel
filtro. En lugar de dejar que un solvente escurrie~~ ;:. lo largo de una
columna, permitieron que éste difundiese hacia abajo (o hacia arriba)
por una hoja de papel filtro. Cuando el solvente pasa por el lugar en
donde se colocó y se dejó secar una mancha de mezcla desconocida,
arrastra sus componentes consigo. Cada componente es arrastrado a una
velocidad característica. La mancha única de mezcla se convierte en
un determinado número de manchas, cada una formada por un com-
ponente individual. A este procedimiento se le llama cromatografía en
papel y hoy día es, probablemente, el instrumento técnico más importante
con que cuentan los bioquímicos. Casi en cualquier investigación, del
tipo que se!l, acaba por separarse una mezcla o por purificarse una
substancia mediante la cromatografía en papel.
'Si: se comparan las listas se puede observar que sólo difieren en que la
Mmoglobina S tiene una valina en el lugar donde la hemoglobina A tiene
un · .Id.do glutámico. Hasta donde sabemos en la actualidad, esa es la
única diferencia que hay entre ambas moléculas: de los seiscientos ácidos
~ que constituyen la molécula, sólo dos (uno en cada una de las
~es idénticas de la hemoglobina) son distintos.
:'.~ Hunt, uno de los colegas del doctor Ingram, intentó lo mismo
en','~ · hemoglobina e y encontró que, otra vez, la mancha cuatro era
~te. En realidad, se había partido en dos. Resultó que en la hemo-
g~ C había una lisina en lugar del ácido glutámico de la variedad
A (o de la valina de la forma S) . Puesto que la tripsina, la enzima que
le babia usado para romper la molécula original, actuaba en donde había
gnapbs lisina, la mancha cuatro de la hemoglobina e se partió en dos
~iiidos, uno de siete ácidos aminados y otro de dos.
·; ,hesde el punto de vista electroforético, todo es muy lógico. El ácido
gl'' ~co de la hemoglobina A tiene una carga negativa. La valina
:Ja..hemoglobina S no tiene carga. La lisina de la variedad C tiene una
~ positiva. El patrón de las cargas eléctricas es diferente en cada
·1 ~ · y, por lo tanto, es natural que su comportamiento en un campo
~trico sea diferente .
.·'. Como ocurre con todas las soluciones espectaculares a problemas
~tíficos, enseguida se plantean nuevas dudas. ¿A qué se debe que un
~?io tan pequeño en la receta para constituir la molécula de hemo-
~a, dé lugar a tan gran diferencia en la solubilidad, la resistencia
86 ISAAC ASIMOV
derancia del i6n hidr6geno, mayor acidez. Por otra parte, cualquier cosa
que se haga para reducir la concentración del ión hidrógeno, eleva la
del i6n oxhidrilo. Entonces se dice que la solución es básica o alcalina
(ambas palabras son sinónimas): cuanto mayor sea la deficiencia de
iones hidrógeno, mayor es la alcalinidad. En tanto haya agua presente,
ninguno de los dos iones desaparece por completo.
El ión hidrógeno es una de las substancias químicas más activas que
hay. Casi cualquier reacción quimica procederá más deprisa o más des-
pacio, según la concentraci6n de iones hidrógeno que haya alrededor de
ella. El organismo depende de miles de reacciones químicas cuyas velo-
cidades son precisamente las convenientes y debe procurar que la con-
centración de iones hidrógeno en sus tejidos sea la más adecuada.
La concentraci6n deseable de estos iones en la sangre está un poco del
lado alcalino de la neutralidad. Sólo hay una cuarta parte de los iones de
hidrógeno que serían necesarios para que la sangre sea. completamente
neutra; es decir, un ión hidrógeno por cada doscientos cuarenta mil
millones de moléculas de agua.
·. Es necesario mantener esa pequeña cantidad constante. Si la con-
centración de iones de hidrógeno se eleva un 35 por ciento o se reduce
un 25 por ciento, la química corporal se altera lo suficiente para que sobre-
venga la muerte. Sin embargo, en el curso de esa química corporal
ie están produciendo o consumiendo continuamente compuestos que son
de naturaleza ácida o alcalina en sí mismos. Estos compuestos pueden
agregarse a la sangre o extraerse de ella. En cualquier caso, cambian
la concentración de iones hidrógeno en uno u otro sentido y es preciso
conseguir que ese cambio sea mínimo.
Los químicos representan la concentración del ión hidrógeno mediante
un valor llamado pH. En el punto neutro, el pH vale 7.O. En las solu-
cioaea ácidas, el pH es más bajo; tanto más bajo cuanto mayor sea
la acidez. Los valores de pH mayores de i.O implican que la solución
es alcalina y son tanto más altos cuanto mayor es la alcalinidad. Más
aún, la variación es logarítmica. Es decir, una solución de pH 6.0 tiene
una concentración de iones hidrógeno diez veces mayor que otra de pH
7.0. Un pH de 5.0 representa una concentración de iones hidrógeno
todavía diez veces mayor. De igual forma, una solución con pH 8.0
tiene una concentración de iones de hidrógeno de una décima parte que
la de otra con pH de 7.O. En esa escala, el pH de la sangre es 7.4 y no
debe permitirse que baje a menos de 7.32 o suba a más de 7.46.
forma parte del ciclo del nitrógeno, a consecuencia del cual la concentra-
ción de amoníaco del mar se mantiene baja.
Cuando la vida empezó a desarrollarse en la tierra firme tuvo que
adaptarse a un medio en el que escaseaba el agua. Se apropió de una
pizca de océano para formar el torrente sanguíneo, pero esto era una pe-
queña cantidad de agua. Descargar el amoníaco en la dotación hídrica
de un individuo elevaría su concentración a los niveles tóxicos casi
inmediatamente y no hay manera de eliminar el agua del cuerpo lo
bastante deprisa para mantener la concentración de amoníaco baja, a
menos que el organismo hallase la forma de renovar s11 dotación de agua
con la misma velocidad. Esta renovación rápicl~ ,_\;} agua no puede
realizarse en la tierra seca o, por lo menos, no lo ha sido hasta ahora.
Por lo tanto, era necesario excretar el nitrógeno en una forma menos
tóxica que el amoníaco; de otra forma, la tierra firme estaba destinada
a permanecer deshabitada. Por fortuna, se encontró una solución al
problema. Se podían combinar dos moléculas de amoníaco y una de
bióxido de carbono para formar un compuesto llamado urea, constituido
por un átomo de carbono, uno de oxígeno, dos de nitrógeno y cuatro
de hidrógeno.
La urea es una substancia sólida, pero es aproximadamente dos veces
más soluble en agua que la sal de mesa, de modo que no es difícil para
el organismo tenerla en la sangre. Más aún, comparada con el amonio es
muy poco dañina. Aunque en un litro de sangre no puede haber impune-
mente ni una milésima de miligramo de amoníaco, puede haber cuarenta
miligramos de urea sin efectos indeseables.
Como resultado, los renacuajos, por ejemplo, cambian de sistema de
eliminación de nitrógeno al transformarse en ranas y excretan urea en
lugar de amoníaco. Este es un aspecto de su metamorfosis que escapa
a la simple vista. La pérdida de la cola y el crecimiento de las patas son
cambios más evidentes. El paso de branquias a pulmones es sólo un poco
menos obvio. Sin embargo, aunque la transformación en la qufmica
corporal no es aparente, es más trascendental que cualquiera de los otros
cambios mencionados.
La urca tiene más energia que el amoníaco, por lo que los animales
que la emplean como medio de eliminar nitrógeno desperdician parte de
la energía que podían haber utilizado. Sin embargo, las ventajas que
adquieren valen mucho más que la pequeña pérdida de energía.
Algunos insectos, aves y reptiles pasan los primeros días o semanas
de su vida dentro de huevos colocados sobre la tierra seca. Dentro de
esos huevos la dotación de agua no sólo está limitada, sini:- que no puede
lier renovada ni siquiera por un método tan restringido como la ingestión
de agua. De manera que se hace preciso cambiar otra vez el procedimien-
ELIMINANDO A LOS INDESEABLES 99
Cuando la comida pasa del delgado al intestino grueso, más corto pero
de mayor calibre, está formada fundamentalmente por agua (la de todo
el líquido agregado a lo largo del tubo) y por substancias que no han
sido digeridas y que permanecen en forma de grandes moléculas que no
pueden atravesar la membrana. Estas substancias no digeribles están
formadas principalmente por materiales fibrosos de las plantas y, algunos,
de animales. Aunque no contribuyen al trabajo del organismo, puesto
que nunca se absorben, son útiles porque forman parte importante de la
dieta y le dan al intestino algo en qué sostenerse, por así decirlo, mientras
está absorbiendo lo que puede.
En el intestino grueso se absorbe el agua, que ya ha llenado sus
funciones, pero que no tiene objeto desperdiciar. De manera que, en su
progresi6n por el intestino grueso, el contenido intestinal va haciéndose
menos acuoso y cuando lo que sobra de la comida llega al recto, al final
del tubo digestivo, se encuentra nuevamente en estado sólido o pastoso
y está listo para ser eliminado al exterior en forma de heces fecales.
Cuando el agua no se absorbe normalmente en el intestino grueso, y
las heces se eliminan en forma semilíquida, decimos que hay di.arrea. Esto
da por resultado una pérdida anormal del agua corporal y, junto con ella,
algunas substancias disueltas en el agua, que no pueden evitar acompa-
ñarla hasta su destino final. Esta pérdida de agua y substancias disueltas
es lo que hace que la diarrea debilite tanto al organismo y, en el caso de
los niños, que tienen una reserva mucho menor de tales substancias, la
diarrea es muy grave y, en ocasiones, puede ser mortal.
Entre una cuarta parte y la mitad del peso de las heces está formado
por bacterias que se han alimentado de la comida que pasa a lo largo
del intestino y que se han multiplicado enormemente en el calor y la
seguridad de lo que, para ellas, es un hogar ideal rebosante de leche y
miel. No obstante, las bacterias que habitan en nuestro intestino común-
mente no son pat6genas, es decir, no causan enefermedad y no nos hacen
más daño que privarnos de parte de la comida que, si no lo hicieran
ellas, podríamos aprovechar nosotros. Con objeto de acelerar el creci-
miento de los animales domésticos, se añaden antibióticos a su dieta; el
efecto de esos medicamentos puede deberse a que reduzcan el desarrollo
bacteriano y conserven para el animal la parte de los aLiuientos que
antes consumían los microbios.
106 ISMC ASIMOV
La sangre actúa como un depósito de los diversos iones del que las
células pueden tomar lo necesario, o al que pueden verter sus excedentes.
Como siempre, es preciso mantener un delicado equilibrio en la sangre:
ni demasiado, ni demasiado poco. El equilibrio del i6n bicarbonato se
mantiene mediante variaciones en la velocidad de la respiración, como
se describió en el capítulo precedente. El riñón mantiene el equilibrio
de los otros iones. Igual que ocurre con el agua, los iones difunden a
. través de la membrana tubular y luego son reabsorbidos. Si hay escasez
de un ión particular, se reabsorbe más y viceversa.
El riñón retiene algunos iones con mayor eficiencia que otros. Por
ejemplo, si el suministro de sodio escasea, el riñón puede cerrarse y no
permitir que se pierdan más de diez miligramos de ese ión al día. Sin
embargo, en el caso del potasio, la situación es peor. Aunque no ingrese
nada de potasio al organismo, los riñones siguen permitiendo que se escape
un mínimo de 240 miligramos cada día.
LA SAL DE LA TIERRA 109
.
A pesar de lo anterior y de que el cuerpo necesita más potasio que
sodio, el peligro de la deficiencia del segundo es mayor que el de la de
potasio. Esto se debe a que, en general, el reino vegetal es más rico
en potasio y más pobre en sodio que el animaL La mayor parte de. la
dieta de la mayoría de los hombres es de origen vegetal, de modo que
pueden obtener todo el potasio, pero no todo el sodio que necesitan.
Por esa razón, se acostumbra agregar sal de mesa a la comida para
"darle sabor". Desde luego, la sal mejora el sabor y existe la tendencia
de agregar más de la que realmente necesitamos. Sin embargo, añadir
sal tiene mayor importancia que el sabor que proporciona. Es una
necesidad vital. Cuando Jesucristo quiso alabar a sus oyentes durante
P.! Sermón de la Montaña (San Mateo 5: 13), les dijo: "Sois la sal
de la Tierra".
La necesidad de sal es aún mayor en los animales estrictamente her-
bívoros, que se alimentan únicamente de vegetales. Estos animales buscan
acumulaciones naturales de sal llamados "chupaderos de sal", y viajan
grandes distancias y corren graves peligros para encontrarlos, con igual
determinación con la que buscan agua.
Siempre que el cuerpo pierde agua por cualquier vía, una cierta
cantidad de iones la acompaña. Estos son los iones a los que hice refe-
rencia antes, al hablar de las substancias que se pierden, junto con el
agua, en la diarrea. También están presentes en las lágrimas y en el sudor,
por lo cual ambos tienen sabor salado.
Las pérdidas por el sudor pueden ser graves. El trabajo físico intenso
en condiciones de calor, como en minas, calderas o bajo el ardiente sol
de verano, da lugar a sudación copiosa y, por tanto, a pérdidas de iones
sodio, a la vez que de agua. El agua se repone fácilmente, porque su
pérdida produce sed y, siempre y cuando haya agua disponible, el hom-
bre sudoroso beberá sin pedírselo dos veces. Sin embargo, el agua pura
que ingiere no contiene iones de sodio, de modo que la pérdida de éste
no se repone. Para evitar debilidad y postración por el calor, deben
tomarse tabletas de sal junto con el agua, y a veces se coloca una provi-
sión de ellas junto al bebedero.
Desde luego, el exceso de ión sodio que pueda haber en el cuerpo
se elimina por los riñones. Por cada miligramo de sodio excretado se
necesita una cierta cantidad de agua para transportarlo y, aunque el
cuerpo esté escaso de agua, el líquido se pierde. Por esta razón la gente
que sufre las agonías de la sed en un bote a la deriva, de hecho se priva
cíe agua, si en su desesperación trata de beber agua de mar puede vivir
más tiempo que si no bebe nada. Debido también a esto, los alimentos
salados, como se sabe bien, producen sensación de sed. Es la salvaguarda
del organismo para reponer la pérdida inevitable de agua que se avecina.
110 ISAAC ASIMOV
¿Por qué son tan importantes los minerales? El cuerpo no los utiliza
como fuente de energía y no forman parte importante de la estructura
de los tejidos blandos, aunque hay un tejido --el hueso- que no es
blando.
El hueso está contituido principalmente por iones de calcio y de fos-
fato en forma de minúsculos cristales, que se depositan desde la sangre
en la superficie del hueso en crecimiento, o del hueso que esta siendo repa-
rado después de una ruptura. El resultado final es que el 85 por ciento
del ión fosfato y más del 99 por ciento del i6n calcio del cuerpo de un
adulto, se encuentran en los huesos y dientes.
Sin embargo, esto no es todo ni mucho menos. Los iones también
llenan algunas funciones en los tejidos blandos. Por lo pronto diremos
que no están distribuídos uniformemente. Cualquier trozo de materia
lo bastante grande para ser visible bajo el microscopio, debe tener partí-
culas no cargadas, o exactamente igual cantidad de partículas con cargas
positiva y negativa. En cualquiera de los dos casos, no existe carga neta
y se dice que el pedazo de materia es eléctricamente neutro. Esto también
es cierto para los tejidos vivos. Sin embargo, esta regla de la electroneutra-
lidad no especifica qué iones particulares positivos o negativos deben
estar presentes para mantener el equilibrio.
Por ejemplo, el líquido que está dentro de las células (líquido
intracelular) tiene iones de potasio (positivos) y fosfato (negativos) en
abundancia, en tanto que el líquido de fuera de las células (líquido
extracelular) es rico en iones de sodio (positivos) y de cloro (negativos).
Esto quiere decir que si consideramos una fibra nerviosa, por ejemplo,
y nos fijamos de momento sólo en los iones positivos, veremos que del
lado celular de la delgada membrana limítrofe hay mucho potasio y
poco sodio, en tanto que del lado líquido extracelular de la misma mem-
brana hay mucho sodio y poco potasio. Dentro de la célula, la proporción
es aproximadamente de 40 a 1 a favor del potasio, y fuera de ella de
7 a 1 a favor del sodio.
LA SAL DE LA TIERRA 111
Tanto la maltosa, como la glucosa, son muy solubles y ambas son mode-
radamente dulces. De hecho la palabra "glucosa" se deriva de la palabra
griega que significa "dulce". A las pequeñas moléculas de carbohidratos
con esas propiedades de solubilidad y dulzor suele reunírselas bajo el en-
cabezado de azúcares.
Otra molécula gigantesca de hidrato de carbono que está presente
en las plantas y, por tanto en nuestra dieta, es la celulosa, a la que se
mencionó en el capítulo anterior como no digerible. Sorprendentemente,
igual que el almidón, la celulosa está formada por largas cadenas de
unidades de glucosa. Sin embargo, en la celulosa las unidades de gluco-
sa están unidas {condesadas, como se dice en química) en una forma
ligeramente distinta que en el almidón. En el organismo animal no
existen enzimas que puedan atacar el tipo de condensación de glucosas
presente en la celulosa. Además, este tipo de condensación da lugar
a una molécula más fuerte y resistente de lo que podría ser la de
almidón.
La versatilidad de la naturaleza se ejemplifica en el hecho de que
la misma unidad básica, condensada de una forma, sirva de reserva ali-
menticia a las plantas y a los animales que se la apropian, mientras que,
condensada de otra manera, sirve de fuerte apoyo a árboles gigantescos
y proporciona vigas igualmente fuertes para las casas.
nico); por esta raz6n se insiste en recomendar a los diabéticos que lleven
consigo un poco de azúcar, para que puedan tomarla tan pronto como
sientan que los síntomas del choque se avecinan.
La cantidad de insulina que cada enfermo particular necesita depende
de la que sus islotes dañados todavía produzcan, y el médico debe
determinarla cuidadosamente. Generalmente, se emplean preparados
especiales de insulina, para evitar que su acci6n sea demasiado rápida.
Si se combina la hormona con alguna proteína inactiva, irá ejerciendo
su acción gradualmente, a medida que se libere lentamente de la proteína;
de esa forma, la insulina se utiliza uniformemente a lo largo de un cierto
tiempo.
El enfermo debe vigilar su dieta cuidadosamente, hasta el punto de
pesar sus raciones, ya que su requerimiento de insulina se altera si come
más o menos de lo justo. La alimentación excesiva constituye el mayor
peligro y, en realidad, la frecuencia de diabetes es menor en los países
con estándares de vida hajos, en los que prevalecen regímenes casi de
hambre. En los países de alto nivel de vida en los que el estándar baja
temporalmente durante la guerra, como en la Gran Bretaña al principio
de la década de 1940 a 1950, también se reduce la frecuencia de diabetes.
La diabetes es una de las pocas enfermedades metabólicas que atacan a
las mujeres más frecuentemente que a los hombres, aunque nadie sabe
Ja razón.
Todo lo anterior ilustra lo delicada y adecuada que es la maquinaria
corporal cuando funciona correctamente. En el individuo sano, los islotes
ajustan el suministro de insulina, de momento en momento, a los niveles
de glucosa. Si intentamos realizar el ajuste, como si dijéramos, a mano,
cuando el automatismo corporal fracasa, los resultados son tediosos y
arriesgados comparativamente, si bien mucho mejores que no hacer nada.
Por cierto, cabe recordar que todas la.~ diferentes enzimas menciona-
das en este libro, al igual que otras miles a las que no se hace referencia,
son moléculas proteicas. Todas están formadas por los mismos ácidos
aminados, pero en proporciones y órdenes diferentes. Cada enzima tiene
sus propias capacidades especiales. Esto constituye un excelente ejemplo
de la versatilidad inherente a la molécula proteica a la que hice referen-
cia más arriba.
Cuando los ingresos son iguales a los egresos se dice que el individuo
está en equilibrio de nitrógeno. Este suele ser el caso en sujetos adultos
bien nutridos. Si estuviesen tomando más proteína de la necesaria, el
exceso se transformaría en hidratos de carbono y el nitrógeno se excre-
taría como urea, de manera que las pérdidas se elevarían para igualar
al ingreso excesivo.
En el caso de los niños que están creciendo y, por tanto, continua-
mente depositan nueva proteína (o en el de adultos que hagan lo mismo
después de haber sobrevivido a un régimen de hambre o de haber pasado
una enfermedad consuntiva) , la ingestión de nitrógeno es mayor que
las pérdidas. Estan ganando proteínas y se encuentran en equilibrio
positivo de nitrógeno. Esta nomenclatura es mala ya que no están en
equilibrio, pero así es como lo llaman los técnicos en nutrición, y no hay
forma de evitarlo.
En el caso de gente que vive con menos de la cantidad mínima
necesaria de proteína, las pérdidas son mayores que los ingresos, y se
·dice que se encuentran en equilibrio negativo de nitrógeno.
Volvamos a los estudiantes graduados, con sus dietas de mezclas de
ácidos aminados. Si se les administran todos los ácidos aminados en la
proporción adecuada, permanecen en equilibrio nitrogenado. ¿Qué ocu-
rre, sin embargo, si les falta en lo absoluto uno de los ácidos aminados?
Si el ácido aminado omitido de la dieta es uno de once especiales, no
pasa nada. Habiendo suficiente dotación de los demás, el hígado sinte-
tiza la cantidad necesaria del faltante, o de esos once ácidos aminados,
si todos faltan, y la situación permanece normal.
Sin embargo, a veces ocurre que la dieta no contiene uno de los
ácidos aminados que el hígado no puede formar. Cuando esto sucede,
el hígado no puede fabricar proteína. No puede reunir a los demás
ácidos aminados y dejar huecos en los lugares correspondientes a los
compuestos faltantes, para que éstos sean colocados cuando estén disponi-
bles. Bueno sería si pudiese hacerlo, pero el hígado no puede detener
su maquinaria, esperando a la unidad faltante. De manera que tiene
que quitar el nitrógeno a todos los ácidos aminados que le lleguen,
eliminarlo en forma de urea y convertir el resto de las moléculas en
glucógeno. Otra posibilidad sería proveerse del ácido aminado faltante
sacándolo de las proteínas corporales, pero esto significaría desechar
moléculas proteicas enteras, simplemente para obtener una clase de
ácido aminado. Los demás serían despojados de su nitr:Sgeno que se
excretaría como urea.
Como quiera que sea, el estudiante graduado cuya dieta carecía de
uno de los ácidos aminados cruciales, no podía reparar las pérdidas de pro-
teínas ordinarias y caía en equilibrio negativo de nitrógeno. Por lo ·
PROTEÍNAS FLOTANDO LIBREMENTE 141
Las proteínas del plasma son menos solubles en alcohol que en agu~
y la adición de alcohol hace que se precipiten como una substancia
s6lida, que puede separarse del líquido y almacenarse. Es necesario
bajar la temperatura durante la adición del alcohol, para evitar que la
frágil molécula proteica sufra el daño que el contacto anormal con el
alcohol etílico le infligiría de otra manera.
La ventaja que la proteína sólida tiene sobre el plasma natural es
que, en forma s6lida, se conserva indefinidamente a temperaturas ordina-
rias, en tanto que, en solución, debe mantenerse congelada para que con.
serve su utilidad durante algún tiempo. La proteína plasmática s6lida
no necesita más que ser disuelta en solución salina de concentración y
constitución adecuadas, para estar lista para usarse. Es una especie de ~
"plasma instantáneo".
Si lo que mantiene el efecto osmótico es el gran tamaño de las molé-
culas de proteína plasmática, ¿por qué no pueden usarse para igual fm
otras moléculas grandes, ya que el cuerpo puede pasarse sin ellas, desde el
punto de vista de la nutrición, durante el corto plazo que necesita para
sintetizarlas de nueva cuenta? Al fin y al cabo, las proteínas del plasma
tienen que obtenene de la sangre y ésta es una substancia que siempre
es difícil de conservar almacenada. Una molécula grande que pudiera ob-
tenene de alguna fuente de más fácil acceso, sería muy útil.
Desde luego, no cualquier molécula grande sirve. Tiene que ser una
que no cause daño al cuerpo si se la inyecta en la circulación, y que
permanezca en los vasos sanguíneos durante algún tiempo sin ser elimi-
nada inmediatamente por los riñones. Más aún, la molécula no puede
ser demasiado grande porque el efecto osmótico disminuye también.
A estas moléculas grandes de substitución se las llama expansores
del plasma, porque dan lugar a una expansión del volumen plasmático
a través de su efecto osmótico. Popularmente se las conoce como "substi- '
tutivos de la sangre", pero este nombre es malo, porque s6lo substituyen
una de las muchas funciones de la sangre. Todavía no se han encontrado
expansores del plasma que sean enteramente satisfactorios, pero hay
algunos preparados de gelatina --el dextran, que es una substancia pa-
recida al almidón producida por microorganismos, y la polivinilpirrolido-
na, que es una substancia sintética de molécula grande, producida en el
laboratorio- que han demostrado ser valiosos.
Ahora bien, el cuerpo se las compone para que una substancia no
haga una sola funci6n, si puede realizar media docena. Las proteínas
del plasma realizan una función nutritiva y regulan el volumen de la
sangre mediante sus efectos sobre la viscosidad y la presión osmótica. Si
no hicieran más que eso ya serían bastante importantes. Sin embargo,
ejecutan otros trabajos, además. Por ejemplo, ya que se están desplazando
PROTEÍNAS FLOTANDO LIBREMENTE 147
Una vez establecido que los lípidos son un alimento de reserva, cabe
preguntar para qué necesitamos al gluc6geno. ¿Por qué no usar grasa
como único combustible para el organismo?
Por desgracia esto no puede ser. Ciertamente, la grasa es un alimento
más concentrado pl)r su carencia de oxígeno; pero, por esa misma razón,
también es insoluble en agua. En realidad, los lípidos son el ejemplo
clásico de substancias insolubles en agua, si se recuerda el conocido
proverbio: aceite y agua no se mezclan.
Esta falta de solubilidad {~S conveniente desde cierto punto de vista, ya
que permite al . organismo almacenar lípidos en todas partes, sin que
entren en solución y sin que interfieran con el funcionamiento corporal.
Ya se mencionó que el glucógeno también es conveniente en ese sentido.
Sin embargo, es fácil convertir al glucógeno en glucosa soluble, mientras
que solubilizar la grasa de forma que pueda entrar a la sangre y
LAS DOS FASES 153
las paredes del intestino rompe los glóbulos, las sales biliares se meten en
los nuevos límites que se forman y evitan la reunión posterior de ellos.
De esta forma el líquido se emulsiona rápidamente. La lipasa pan-
creática rodea a las gotitas microscópicas resultantes y alcanza a las
moléculas de grasa, que son, entonces, degradadas y absorbidas.
Hay un ácido graso común que tiene una cadena de 18 carbonos, como
la del ácido esteárico, pero al que le faltan un par de átomos de hidrógeno
exactamente en el centro de la cadena; recibe el nombre de ácido oleico
y es un ejemplo de un ácido graso insaturado. El ácido linoleico también
tiene una cadena de 18 carbonos, pero le faltan dos pares de átomos de
hidrógeno.
Los diversos ácidos grasos se pueden unir al glicerol en cualquier
combinación. Un glicérido particular puede tener un ácido palmítico y
dos ácidos oleicos, o uno oleico, un esteárico y otro linoleico, ·o tres ácidos
palmíticos. Pueden contener cualquiera de una docena o más de otras
· variedades menos comunes de ácidos grasos. Los lípidos están hechos
de una mezcla de cientos de moléculas de glicéridos diferentes.
Los ácidos grasos insaturados tienen puntos de fusión más bajos que
los saturados. Los lípidos que contienen un número relativamente grande
de ácidos grasos insaturados tienen, por lo tanto, puntos de fusión más
bajos que los otros. Los lípidos insaturados son líquidos a temperatura
ambiente (aceites) ; los más saturados son sólidos a esa temperatura
(grasas).
Para que el organismo pueda manejarlos adecuadamente, los lípidos
deben encontrarse en él en estado líquido: Las plantas y los animales de
sangre fría, que pueden esta.r expuestos a temperaturas bastante bajas,
ma~tienen sus lípidos muy insaturados, para que no se solidifiquen. Por
esto, el aceite de hígado de bacalao y el de algodón son líquidos incluso
en un día frío.
Los animales de sangre caliente pueden permitir que sus lípidos estén
más saturados, puesto que sólo necesitan estar líquidos a ·la temperatura
corporal. Por esta razón, la mantequilla, la manteca y el sebo son sólidos
a temperatura ambiente, pero se funden fácilmente cuando se les calienta.
Cuando se mezcla hidrógeno gase.oso con una molécula de aceite
bajo condiciones apropiadas, se añaden átomos de hidrógeno a los lugares
de la molécula que están deficientes ·en , esos . átomos. Los ácidos .grasos
insaturados se saturan y los aceites se vuelven grasas. De esta forma es
posible convertir aceites vegetales relativamente baratos, que por sí
mism?s pueden no ser adecuados para uso culinario, en margarina y
grasas para cocina.
En general, los organismos mamíferos, incluyendo el nuestro, también
pueden llevar a cabo ese tipo de proceso. Pueden convertir ácido oleico
en esteárico y viceversa. Por lo tanto, no ' importa si nuestra dieta
contiene o no gran cantidad .de ácidos''' grasos satúrados · o insaturados.
Siempre podemos ajustar la proporción de u'nos y otros para cubrir
nuestras necesidades. ·
158 ISAAC ASIMOV
Por lo que hemos visto hasta ahora, parece ser útil al organismo
poseer la capacidad de formar anticuerpos, y así es, en efecto. Sin em-
bargo, el cuerpo utiliza esta capacidad para combatir cualquier proteina
extraña, incluso aunque ésta no represente un peligro tan grande como
un virus o una bacteria. A veces, la defensa del organismo constituye un
peligro mayor que la propia proteína extraña.
Por ejemplo, se puede inyectar en la sangre de un animal una proteína
extraña (inofensiva por sí misma) que estimule la producción de anti-
cuerpos contra ella. El animal se vuelve sensibilizado contra esa proteína.
Una segunda inyección de la proteína, bajo las condiciones adecuadas,
causa una reacción violenta o incluso la muerte (choque anafiláctico).
Esto ocurre a veces a hombres que reciben inyecciones de algún suero
desarrollado en animales (como en el caso que describí de la antitoxina
diftérica). Este suero contiene proteínas extrañas al cuerpo y aunque
algunas de ellas pueden ser muy útiles, e incluso salvar la vida del enfer-
mo, a pesar de todo el organismo prepara sus defensas automáticamente.
Si se sensibiliza en exceso a esas proteínas, una nueva inyección puede
producir fiebre, eczema, prurito y toda clase de molestias que constituyen
la enfermedad del suero.
Por fortuna, la insulina es una proteína poco antigénica. Es decir,
generalmente no estimula la formación de anticuerpos. Sin embargo, de
vez en cuando algún enfermo desarrolla anticuerpos y se sensibiliza contra
la insulina. Esto es grave, ya que necesita la insulina para mantenerse
~ buen estado de salud. De costumbre, la solución es cambiar de insulina
proveniente · de páncreas de vaca (si ésta es la que está usando) a otra
fabricada con páncreas de cerdo. Las dos insulinas tienen estructuras
ligeramente diferentes y aunque ambas sirven para contrarrestar la diabe-
tes igualmente bien, los anticuerpos contra una no actúan contra la otra.
Estos problemas que resultan de un mecanismo de "sobredefensa"
son, por así decir, menores. Sólo una pequeña parte de la población
necesita ser inyectada una y otra vez con alguna substancia extraña. Los
demás estamos, ciertamente, seguros.
Btieno, no siempre. Cada uno de nosotros corre el riesgo de sensibi-
liza~ a; alguna proteína extraña en alguna ocasión. No se sabe bien
se
a qU:~ debe esto.
180 ISAAC ASIMOV
X-defectuosa tiene dos hijas, una tenga que ser portadora y la otra no.
Simplemente, quiere d'~c:r que es más probable que así sea, y no que
ambas sean portadoras o que ninguna lo sea. Una madre X-defectu0sa
puede tener diez hijas y que todas sean defectuosas o todas normales,
aunque las probabilidades de que tal cosá ocurra (suponiendo que tiene
las diez hijas, por principio de cuentas) son sólo de 1 eu 1,024.
¿Qué ocurre si un 6vulo X-defectuoso es fertilizado por un espermato-
zoide Y? Tal célula masculina no tiene gene para contrarrestar al
X-defectuoso. El niño que nace (tiene que ser var6n, porque sólo tiene
un cromosoma X) viene al mundo con un defecto.
Las probabilidades de que un hijo en particular de tal mujer, nazca
con un defecto, también son del 50 por ciento, ya que puede tener un hijo
como resultado de la fertilizaci6n de un 6vulo X-normal por un esperma-
tozoide Y y la mitad de sus 6vulos son X-normales. Podría tener diez
hijos todos los cuales podrían ser normales o todos defectuosos, aunque
las posibilidades de tal fenómeno son también de 1 en 1,024, suponiendo
que, en efecto, nazcan diez varones.
Sin embargo, al observador lego que no está preocupado por los
genes y los cromosomas, le parece simplemente que una madre (que no
manifiesta signos de defecto alguno en una característica determinada)
tiene hijas, todas las cuales no manifiestan defecto alguno, e hijos, algu-
nos de los cuales sí son defectosos. S6lo los hijos parecen estar afectados.
A tal característica humana, que es defectuosa ocasionalmente, pero s6lo
en un sexo (generalmente en el masculino), se la llama característica
ligada al sexo.
Supóngase ahora que un hombre X-defectuoso se casa con una mujer
normal. Desde luego todos los óvulos producidos por la madre son
X-normales. En cambio hay dos clases de espermatozoides, unos son X-
defectuosos y otros Y. Si una célula espermática X-defectuosa fertiliza a
un óvulo X-normal, resulta una niña que no manifiesta defectos, pero
es portadora. Si un espermatozoide Y fertiliza a un 6vulo X-normal,
resulta un var6n normal que no es siquiera portador, ya que no recibe
genes X-defectuosos en absoluto.
En resumen: en una característica ligada al sexo, el hombre puede
tener el defecto, pero no procrear hijos defectuosos; en cambio, la mujer
puede no manifestar el defecto, pero tener hijos defectuosos. Desde luego,
si un varón X-defectuoso se casa con una mujer portadora, puede resultar
un huevo con dos genes X-defectuosos, de modo que se dé lugar a una
mujer enferma. Esto ocurre con extraordinaria rareza.
El hecho de que los varones no estén protegidos contra defectos en
los genes de los cromosomas X, significa que, en general, están . sujetos
a imperfeccic•es más frecuentemente que las mujeres. Algunos de estos
190 ISAAC ASIMOV
defectos son tan grandes que se notan a simple vista. Otros son tan
pequeños que no son apreciables por las técnicas más modernas, a pesar
de lo cual, pueden cobrar su diezmo a la larga.
Probablemente debido a esas imperfecciones, grandes y pequeñas, se
abortan más varones que hembras y mueren más niños que mujeres, en
el primer año de la vida y en todos los años subsecuentes; de modo que, a
pesar de que nacen más varones que niñas (debido a que el espermato-
zoide Y viaja un poco más deprisa que el X), en conjunto las mujeres
pueden esperar vivir por lo menos tres años más que los hombres, en los
Estados Unidos.
Es difícil imaginar otro líquido tan venátil y tan útil; un fluído que
tenga tantos deberes y tan diversos que realizar y que los haga tan bien.
La pr6xima vez que done el lector sangre o que se haga un arañazo
y le salga sangre, no deje de echarle otro vistazo al rojo líquido: merece
una segunda mirada. No hay nada en el mundo como él.
lndic@ alfabético
A, substancia, 62 Aldosterona, 113
Aceites, 151, 157 Alele, 70
Acetoacético, 6cido, 159 Alergia, 180
Acetona, 159 Alfa, globulina, 169
Acido, 90 Alfa, lipoproteina, 163
Acido cianhldrico, 40 Almidón, 117
Acido clorhldrico, 58 Almidón animal, 1'22
Acido sulfhídrico, 40 Altitud elevada, 41
Acidos grasos, 156 Alv~lo, 26
ciclo oxidativo de los, 159 Amilasa, 118
esenciales de la dieta, 158 Aminado, ácido, 82, 134
no saturados, 156 esencial de la dieta, 139
saturados, 156 Amino, grupo, 133
Acidosis diaMtica, 160 Amoniaco, 97
respiratoria, 95 Amonio, sulfato, 167
Aclorhidria, 58 Amortiguador, 95
Addison, enfennedad de, 113 Anaerobias, bacterias, 43
Adrenales, glándulas, 113 Anafiláctico, choque, 179
Adrcnocorticotr6fica, honnona, 114 Anemia, 42
A/G, cociente, 169 de células falcifonnt:s, 78
Agamaglobulinemia, 170 perniciosa, 51
Aglutinina, 61 por deficiencia de cobalto, 58
vegetal, 65 por deficiencia de cobre, 5 7
Aglutinógeno, 62 por deficiencia de hierro, 49
Agua, 17 ss. Anhidrasa carbónica, 146
calor especffico del, 23 Anti-A, 62
ionización del, 92 Antianémico, factor, de la perniciosa,
pérdida de calor y, 21 ss. 52
propiedades de solvente del, 18 Anti-B, 62
reabsorción del, 100, 105 Anticuerpo, 174
requisitos corporales de, 88 Antfgeno, 174
solubilidad del oxigeno en el, 28 Antihemofflica, globulina, 186
Agua metabólica, 88 Antisuero, 71
Aire, 25 Antitoxina, 178
espirado, 90 Aorta, 34
Albúmina plasmática, 168 Araquidónico, ácido, 158
sérica, 183 Arginina, 82
Alcaloide, 99 Arteria, 34
Alcalosis, 95 Arteriosclerosis, 164
Alcohol etHico, 145 Auriculas, 34
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INTRODUCCION A LA NEUROLOGIA
Y NEUROFISIOLOGIA
James P. Chaplin
Atine Demers
PRINCIPIOS DE GENETICA
Eldon J. Gardner
BIOLOGIA
Alvin Nason