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Vilma Vivas Yepes

PLUMAS DE CISNE
Volver a lo natural
Plumas de cisne
Volver a lo natural
Copyright © 2017 Vilma Vivas Yepes
Fotografías: Vilma Vivas Yepes
Diseño de portada: Vilma Vivas Yepes
Todos los derechos reservados
ISBN-13: 978-1543101690
ISBN-10:1543101690
Bélgica, 2017
A mis amigas y compañeras de camino: Carla, Roxana
y Norma Beatriz.
A todas las mujeres que disfrutan de sus canas y
las celebran.
PRÓLOGO

Cuando se me ocurrió escribir este libro “Plumas de


cisne”, lo hice animada por todas esas mujeres que al
igual que yo, compartimos la felicidad de habernos
dejado las canas, de haber vuelto a lo natural, al
cabello que por genética nos corresponde, al brillo, a la
suavidad y a lo saludable de un cabello sin químicos.
No es fácil abordar este tema debido a la cantidad
de prejuicios que hay respecto al mismo. Sin embargo,
me ha parecido interesante y estimulante, escribir
cómo fue mi proceso, cuáles fueron los cambios que fui
notando y qué fue lo que descubrí a lo largo del
proceso y después de él. ¿Qué pasa por nuestras
cabezas durante ese tiempo?, ¿qué pensamos al
respecto?, ¿cómo nos vamos sintiendo?, ¿cómo nos
vemos nosotros y cómo nos ven los demás? Estas y
muchas otras interrogantes son las que iré dilucidando
a lo largo de este libro.
He escrito dos libros sobre las canas, el primero
titulado: “Sé canosa y siéntete feliz”, publicado en
versión digital en Amazon y otro libro que habla sobre
el proceso, titulado: “El proceso de dejarse las canas”,
publicado sólo en PDF para las compañeras de este
camino de volver a lo natural. Ahora he decidido
condensar estos dos libros en uno solo y publicarlo en
versión impresa.
En mi primer libro titulado “Sé canosa y siéntete
feliz” abordé muchos aspectos en general, del proceso
de dejarse las canas y todo lo que eso significa a nivel
de cambios emocionales y físicos.
En el segundo libro “El proceso de dejarse las
canas”, quise dedicarlo especialmente al tema del
proceso, de ese tiempo en que pasamos con la cabeza
de dos o tres tonos y el cual tenemos que enfrentar con
mucha valentía, sobre todo, porque vivimos en una
sociedad que condena el ser canosa y lo equipara con
vejez y ancianidad.
No es lo mismo escribir sobre un tema que hemos
vivido y experimentado que escribir sobre un tema sin
haber tenido la experiencia. Me basaré, sobre todo, en
mi experiencia personal pero también en la experiencia
de tres amigas, con las cuales he compartido esta
vuelta a lo natural y quienes, generosamente, me han
aportado sus testimonios y fotos.
Sean bienvenidos a estas letras.
INTRODUCCIÓN

Cuando miro hacia atrás y me veo con el cabello


teñido siento que no era yo, no me reconozco incluso
en las fotos en que me veo con el pelo teñido. Decidir
dejar el tinte, se convierte en toda una aventura, una
aventura donde vamos descubriendo el nuevo color de
cabello, el que la naturaleza nos ha otorgado a través
de la genética, nuestro cabello con el color que nos
corresponde, no por edad pero sí por herencia.

Aventurarnos en este camino requiere no sólo de


mucho coraje sino también de mucha paciencia. La
paciencia es un ingrediente fundamental en este
proceso, debemos esperar a que pasen los meses y en
ese transcurrir vamos haciendo descubrimientos
asombrosos. Es como cuando sembramos una planta y
la cuidamos, regamos y vemos como comienza a los
días, a germinar la semilla; así vamos viendo las
primeras raíces blancas de nuestro cabello, pero ya no
las vemos con temor, con ansiedad o angustia de
teñirlas y esconderlas sino con la alegría de saber que
podremos recuperar el brillo, la salud capilar y la
belleza de un cabello natural, el que nos corresponde.
Un sentimiento que se convierte en ilusión, en
esperanza y nos ayuda a ir resistiendo, valientemente,
los meses de espera.

Al mismo tiempo, esos meses de espera nos van


templando el ánimo y nos van preparando para
enfrentar las críticas sociales, el “qué dirán”, de
aquellas personas que no pueden comprender cómo
alguien, decide dejarse las canas pudiendo teñirlas y
esconderlas.

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Cuando nosotras vamos avanzando en este proceso,
vamos aceptando nuestra naturaleza capilar, vamos
enamorándonos del nuevo tono de pelo que vemos
salir, vemos su brillo, su suavidad y a medida que más
y más crece nuestro cabello, vamos viendo que el
cambio va a ser para ganar y no para perder. Es como
ir viendo crecer a una planta y al final verla ofrendarnos
con una hermosa flor con su aroma. Hay que tener
mucha seguridad en una misma y mucha autoestima
para dejarnos crecer las canas, muy a pesar de las
críticas sociales y de los comentarios de desaprobación
que recibiremos de algunas personas, pero una vez
que hayamos podido sortear esa ola, podremos seguir
navegando hacia nuestra meta en paz y tranquilidad,
en un mar calmo y sereno, en medio de un día soleado,
lleno de luz y gaviotas.

Nuestra aventura se va llenando de días donde


escogeremos el corte de cabello que deseamos llevar,
el modo de peinarlo, los accesorios que nos lucirán con
las canas, los colores que usaremos en la ropa.
Nuestra feminidad irá, incluso, fortaleciéndose en esta
aventura de ir combinando todos los aspectos de una
nueva vida con un nuevo cabello, uno lleno de rayos de
sabiduría, de madurez emocional y de experiencias
para atesorar, de una travesía como la que es el viaje
de las canas, una aventura llena de retos pero que vale
la pena vivir.

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I

¿POR QUÉ DEJARSE LAS CANAS?

Esta es una pregunta interesante de responder,


bueno yo creo que las razones pueden ser variadas,
dependiendo de cada persona y de sus circunstancias
particulares. Por lo que he podido leer y conocer de
personas que han decidido dejarse crecer sus canas,
algunas lo han decidido porque estaban cansadas de
teñirse el cabello cada tres semanas o cuatro y algunas
hasta cada dos semanas. Otras porque el cabello
comenzó a caérseles, otras por tener el cabello
dañado, opaco y sin brillo, debido a los químicos de los
tintes, otras por alergia como fue mi caso, otras porque
se inspiraron al ver a alguna amiga canosa, y otras
porque simplemente decidieron que no querían teñirse
más el pelo y deseaban volver a lo natural.

En lo personal me comencé a dejar crecer las canas,


cuando empecé a padecer de alergia a los tintes. No
toleraba el olor del tinte y aunque muchos productos
dicen que son libres de olores, siempre tienen algún
olor de los químicos que contienen. Estar media hora
padeciendo ese olor se me hacía insoportable, además
comencé a tener picazón del cuero cabelludo, ardor y
me salieron erupciones en la piel del cuello y la nuca,
erupciones que no sanaban y que eran producto de la
alergia al tinte. También descubrí que en las entradas
del pelo, estaba teniendo caída del cabello porque se
me veían más grandes las entradas. Otra cosa que
notaba era la proliferación de puntas abiertas, el
cabello estaba como más propenso a partirse, se
notaba más seco y necesitaba hidratarlo cada vez más
y más, y eso que yo siempre he sido de cabello muy
liso y por lo general muy brillante, pero todos esos años

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usando tintes ya comenzaban a hacer estragos en él.
Lo otro era que trataba de alargar el tiempo para no
tener que teñirlo tan pronto, casi siempre eran dos
meses lo que lograba sobrellevar sin teñir, incluso
usaba una barrita que tiene forma de labial que es
especial para tapar raíces y así alargaba más el tiempo
hasta que lo teñía de nuevo.

Fue en la Navidad de 2012 cuando tenía como un


dedo crecido de canas, me pasé el dedo sobre el
trocito crecido de cabello sano y natural, y noté la
suavidad y el brillo que lograba sentir. Desde ese
momento comencé a pensar seriamente en no
pintármelo más, pero era Navidad y me convencieron
de que no me iba a ver bien con las raíces crecidas,
que debía pintármelo, que si esto y lo otro y terminé
pintándolo de nuevo, y recuerdo lo que sentí cuando
estaba en la ducha sacándome el tinte, sentía el pelo
como un estropajo, tieso, duro y enmarañado, allí
pensé en lo malo que debían de ser esos químicos
para poner el cabello así y que sólo usando
acondicionador se lograba suavizar. Nunca usé tintes
de mala calidad pero era igual, el cabello se sentía muy
maltratado al usar el tinte. Ese día me arrepentí de
habérmelo pintado, luego lo pinté de nuevo en febrero
de 2013 y en esa ocasión me dejé el tinte sólo 20
minutos, por la desesperación de sacármelo rápido
pensando en la alergia y en el malestar que me
ocasionaba.

Durante el tiempo en el cual tenía el tinte en la


cabeza pensaba cosas atroces: me va a dar asma, no
voy a poder respirar bien, me va a dar picazón y ardor,
se me van a hinchar los ojos, etc., cosas que no eran
tan atroces como me las imaginaba, como lo de no
poder respirar y los ojos hinchados, que nunca me

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pasó, pero sí lo de la alergia, el ardor, la picazón y la
dermatitis.
A comienzos de abril, mes en que debía volver a
pintarlo, decidí parar. Además los brotes de alergia se
me hicieron más recurrentes y fuertes, lo que hizo que
mi determinación fuera firme y parara definitivamente
con el tinte bajo consejo de mi doctora de familia. Ya
tengo cuatro años que no me pinto el cabello y se ha
reflejado en mi salud capilar, crecimiento del cabello,
fortalecimiento y brillo, además de redundar en mi
salud en general. A pesar de que me sentí liberada y
con una gran paz interior por haber decidido parar con
esa tortura del tinte, no puedo negar que me empezó a
preocupar el “qué dirán” de los demás cuando me
vieran con las raíces crecidas, y también, si sería lo
suficientemente segura de mí misma para superarlo.

Yo respeto mucho a quienes se tiñen el pelo y


siempre lo digo, porque yo lo hice durante muchos
años. Empecé haciéndome mechitas a los 20 años y ya
luego comencé a usar tintes, no sólo me lo teñía sino
que me hice muchas mechitas, permanentes, etc.,
recuerdo que mi mamá siempre me decía que no me
hiciera tantas cosas porque me iba a dañar el cabello y
me iba a quedar calva, pero una cuando está
empeñada en algo que le gusta, no escucha razones ni
consejos. Por otro lado, hay que tener en cuenta
también, que no a todas les gustan las canas ni cómo
se ven con ellas, por las razones que sean, porque
piensan que las envejecen, o porque no les salen
suficientes, o porque tienen temor al “qué dirán”, o
simplemente porque les gustan los tintes y la variedad
de tonos y colores, y todas las razones, sean las que
sean, son muy válidas y debemos respetarlas. Yo creo
que todo tiene etapas en la vida y las experiencias que
vivimos las vivimos por alguna razón, esas
experiencias nos enseñan y nos hacen concientizar la
realidad de otro modo diverso.

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Todo llega cuando tiene que llegar.

Yo no quiero animar a nadie a que se deje las


canas, ya que es un proceso de conciencia muy
personal e individual, cada uno debe sentir la
necesidad de hacerlo y querer hacerlo por convicción
propia. Yo sólo deseo compartir mi experiencia, muy
personal de este proceso, y lo hago porque quizá le
sirva a alguna que esté también pensando en hacerlo o
ya lo esté haciendo. En realidad este libro va dedicado
a todas las mujeres que llevan sus canas, que se
sienten felices con ellas y a todas las que están en el
proceso.

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II

LA DECISIÓN DE DEJAR EL TINTE


Todo comienza el día en que tomamos la decisión
de dejar de teñirnos el pelo. Ese día marca una pauta
en nuestras vidas porque es cuando decidimos romper
con años de hábito, de hábito dañino que perjudica
nuestra salud en general.
La sociedad y sus normas de estética nos envuelve
muchas veces en un torbellino de actos que
realizamos, no tanto por estar convencidas a cabalidad
de que creemos en ello sino porque deseamos ser
aceptadas como parte de esa sociedad. A nadie le
gusta sentirse criticado ni rechazado por su apariencia.
Una cosa es decir que eso no nos debe importar y que
cada quien tiene el derecho de manejar su presencia
cómo mejor le plazca, y otra cosa es llegar a este punto
de convencimiento de manera consciente y decidida.

Es un trayecto que no para todas se nos hace fácil.


Cuando tomamos esta importante decisión, lo hacemos
bajo un convencimiento de que nos va a redundar en
beneficio, primero para nuestra salud y luego para
liberarnos de una esclavitud, que no sólo nos roba
tiempo y dinero, sino energías, y nos desgasta
enormemente a nivel emocional.
Al mismo tiempo, esos meses de espera nos van
templando el ánimo y nos van preparando para
enfrentar las críticas sociales, el “qué dirán”, de
aquellas personas que no pueden comprender, cómo,
alguien, decide dejarse las canas pudiendo teñirlas y
esconderlas

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A veces estamos ocupadas en otras cosas como el
trabajo, la casa, los hijos, etc., y tenemos que sacar
tiempo para ir a comprar el tinte si somos nosotras las
que nos teñimos en casa o ir a la peluquería, apartar la
cita y esperar el día asignado para teñirnos de nuevo y
tapar esas “molestosas” raíces, que amenazan nuestra
imagen ante el temido “qué dirán”.
Y así, respiramos aliviadas, al menos por un mes,
cuando de nuevo comienzan a asomarse las raíces
blancas y comenzamos de nuevo la espiral del estrés,
llamado “corre a teñirte”. Si por casualidad se nos
ocurre salir a la calle con dos dedos de raíces,
comienzan a mirarte como desaliñada, descuidada,
pobretona, que no tiene dinero para comprar un bote
de tinte y muchos otros calificativos típicos de quienes
piensan que dejar de teñirse es verse vieja, fea,
decrépita y descuidada, una gran falacia social
diseñada para vender más y para sentir que si no
hacemos tal o cual cosa, no seremos aceptadas
socialmente.
En fin, que una vez que todas estas cosas dan
vueltas en nuestra cabeza, caemos en el espiral de
“corre a teñirte” y de nuevo estamos con la cabeza
llena de tinte, soportando el olor de los químicos, quizá
picazón, ardor del cuero cabelludo, alergias, dermatitis,
calvicie y tantos otros males, que sabemos que son
generados por los tintes y que si tenemos suerte,
quizá, no nos afecten tanto como a otras personas que
estoicamente lo soportan mes tras mes.

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Llega ese famoso día y digo famoso, porque es un
día muy importante en nuestras vidas, es el día en que
nos liberamos de una esclavitud impuesta social e
innecesariamente, ese día decidimos por las razones
que sean, que son además muy personales para cada
quien, que ya no nos vamos a teñir más el pelo y nos
armamos de valor, buscamos en el closet esa
armadura contra el “qué dirán”, nuestra espada y nos
plantamos en la puerta de la casa, dispuestas a salir a
combatir al mundo sin usar casco, dejando que esas
pequeñas raíces blancas asomen a la luz, deseosas de
conocer y aventurar por una vida llena de abundantes
beneficios.
Puede pasar que luego de unos días de haber
decidido esto con mucho brío y presionadas por
cualquier acontecimiento social, como un compromiso
al que asistir o porque simplemente no estamos del
todo decididas, volvemos a ponernos el tinte en la
cabeza, diciéndonos que la próxima vez sí será
definitivo, que esto es temporal, que luego que pase el
acontecimiento tal o cual, sí seremos más firmes y
aguantaremos el combate del crecimiento de nuestras
canas. De este modo pudieran haber una, dos o tres
recaídas, recaídas que son producto de ese querer
vernos aceptadas y no criticadas pero que también
forman parte del proceso. Incluso, volver al tinte, forma
parte de este proceso por el que atravesamos al tomar
la decisión de querer dejarnos las canas. Se da el caso
de personas que se dejan las canas y al tiempo
regresan al tinte, bien sea porque se cansan de verse
con canas o porque prefieren cambiar de color de pelo,
siempre y cuando no sean personas alérgicas o con
intolerancia a los químicos, ya que para éstas últimas
sí sería un problema volver al tinte.

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Puede ser que para algunas, el proceso de dejarse
las canas, sea más fácil que para otras, y es que no
todas enfrentamos los retos de la misma manera, cada
quien tiene sus tiempos y es muy respetable y natural
que así sea.
Otras decidimos parar con el tinte de una vez y sin
pararnos a pensar en nada, salimos la calle con la
cabeza de dos tonos, sin usar pañuelos, ni hacernos
mechas, ni usar sombreros, etc., y recibimos muchas
más críticas que las que, de algún modo, tratan de
sobrellevar el proceso ayudándose de algunos
elementos, todos muy válidos por supuesto y además
aconsejables. En lo personal preferí llevar mi proceso
al natural, no me puse ningún químico, en especial por
mí alergia. Pero toda decisión es respetable y toda
decisión tiene un gran valor: El del coraje y del cambio
que redunda en salud.

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III
COMIENZO DEL PROCESO
Cada mañana nos paramos delante del espejo y
vamos evaluando esos pequeños pelitos blancos que
vienen asomándose tímidamente en nuestras cabezas.
Acostumbrados a ser rechazados, ellos se asoman con
cierto temor, buscando la luz del sol, buscando respirar
libremente al fin, sin el sofoco de los tintes y
agradecidos de que los dejen salir a su aire.
La ansiedad de saber cómo serán en definitiva esas
canas, nos lleva a formularnos preguntas como estas:
¿Cómo vamos a lucir con ellas?, ¿será que nos
gustará lo que veremos?, ¿podremos salir a la calle
con ellas?, ¿qué diré ante las críticas? ¿no me veré
muy apagada?, ¿seré capaz de sobrellevarlas sin
claudicar?, ¿me acostumbraré a ellas? Y así van
pasando los días que se hacen lentos, mientras vemos
poco a poco, cómo asoman brillantes y fuertes
nuestras canitas.
Yo solía pasarme el dedo por las raíces crecidas y
me asombraba la suavidad que sentía, el brillo que
comenzaban a tener, no se parecía en nada a ese pelo
casi muerto, reseco, pajizo que me dejaba el tinte,
aunque siempre tuve un buen pelo, muy noble, que a
pesar de todo, lucía bien aún con el tinte, pero si lo
detallaba bien podía notar los estragos que hacía en él.
Sin embargo, no podemos ignorar que hay cabellos
teñidos que si son bien cuidados, también, lucen muy
hermosos.

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El tiempo va pasando y las raíces van creciendo
más y más, y notamos cuatro dedos de crecimiento. Al
principio yo traté de tapar mis raíces con una barra
especial para ello, las venden del color del pelo y uno
puede disimular un poco el comienzo del crecimiento,
pero ya luego cuando hay más crecimiento se me
hacía problemático usarla. Buscaba lecturas de cómo
podía ir disimulando el proceso de crecimiento, sobre
todo sin usar baños de color, ni hacerme rayitos o
mechas ya que no deseaba volver a poner ningún otro
químico en mi cabeza.
Una vez leí que era bueno usar creyón de cera para
tapar las raíces, busqué uno marrón y traté de taparme
con él las raíces pero no resultó, luego usé máscara de
pestañas, color marrón, y fue peor, me dejó el pelo
todo pegado, que si bien tapaba, no era de mi gusto.
En fin, como a los tres meses desistí de querer taparlas
y las dejé crecer libremente.
En el verano usé sombreritos, otras veces un
pañuelo, hasta que pude hacerme el primer corte a los
ocho meses de crecimiento, que aunque no salió todo
el tinte, pude quitarme bastante cabello teñido y
dañado.
El pelo se me veía mucho mejor, aunque aún tenía
puntas teñidas, era un gran avance haber salido de la
mayor cantidad de pelo teñido.
Observar la mayor parte de mi pelo nuevo,
reluciente y brillante, me daba ánimo para seguir y
completar el proceso.

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Con tres meses de crecimiento.

Hay personas que usan baños de color para


emparejar el tono que va quedando teñido y no tapan
el crecimiento, es decir que no tocan el pelo nuevo sino
el pelo viejo y les ha resultado muy bien, otras se
hacen rayitos desde el comienzo del proceso y eso las
ayuda a pasar la transición, pero no a todas, debido a
su color de cabello, les sirven estas alternativas,
depende mucho del tono de tinte que llevemos.
Recordemos, además, que cada pelo es distinto a otro
y que cada tipo de tinte también, hay quienes usan
Henna para teñirse y esto es muy distinto a un tinte
comercial. Hay que evaluar cada caso en particular
antes de usar los mismos artilugios para pasar el
proceso.

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Para mí fueron ocho meses de pensar, de pararme
delante del espejo cada mañana y observar ese
crecimiento, de tomarme fotos porque deseaba
documentar cada paso que iba dando en esta aventura
de descubrir cómo iba a lucir mi “yo natural”. La que
era yo por genética, no la que tenía años viendo, la del
pelo teñido que no se parecía a mí en nada. Cada mes
era un nuevo descubrimiento, creo que en ese tiempo
uno va descubriendo tantas cosas, pasando por tantas
emociones, sintiendo que el dejarse las canas es un
acto de valor y de conciencia, un acto que nos lleva a
redescubrir a esa otra yo, capaz de salir al mundo y
decir con orgullo: “Esta soy yo”, sin ningún complejo,
sin ningún tinte que tape mi color natural. Esta “soy yo
y mis circunstancias” como bien dijera el filósofo
español Ortega y Gasset.
Estos primeros meses del proceso son decisivos,
porque son los meses donde una se puede echar para
atrás y volver al tinte, sobre todo si no sufrimos de
ningún tipo de alergia que nos lo impida. Yo no podía
volver sobre mis pasos porque era arriesgar demasiado
mi salud, no me quedaba más remedio que seguir
avanzando hasta terminar el proceso y verlo todo
completado.
Mi proceso duró once meses porque hice dos cortes
de pelo, uno a los ocho meses y otro a los once meses,
que fue el definitivo y corté bien cortito. Pero para las
que deciden no cortar, el tiempo del proceso se alarga
pero es muy válida toda decisión.
Durante el proceso comienzan a aflorar tantas
inquietudes. Con unos centímetros de crecimiento
comenzaron a aflorar tantas preguntas en mi mente:

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• ¿Qué pensarán los demás?
• ¿Cuáles serán las críticas que me harán?
• ¿Cómo voy a ocultar la transición?
• ¿Cuánto tiempo necesitaré para poder
cortar el cabello y quitar todo el tinte?
• ¿Podré aguantar con la cabeza de dos
tonos?
• ¿Cómo luciré una vez que termine el
proceso?
• ¿Me gustará verme con canas o no?
• ¿Será verdad eso de que me voy a ver
más vieja de lo que soy?
• ¿Cómo contestaré a las críticas de los
demás?
• ¿Mi marido, mis hijos, mi familia, mis
amigos, me apoyarán en este proceso?
• ¿Y si descubro que no deseo seguir con
el crecimiento de las canas y deseo pintarme
el cabello de nuevo?
• ¿Cómo serán mis canas, muchas, pocas,
de qué color?

Los dos primeros meses no se me hicieron tan


difíciles porque la raíz era aún muy pequeña y no se
notaba con facilidad, pero aunque estaba decidida a
dejarme mis canas, aún persistía esa idea de tapar el
crecimiento, porque el sólo pensar salir a la calle con
esa raíz de dos dedos de crecimiento y que la gente
pensara que no tenía dinero para el tinte o que era una
descuidada, me atormentaba un poco.

Así que me las ingenié para ir tapando las raíces con


una barra marrón especial para el crecimiento de las
mismas, esa barra me la había regalado mi amiga
Carla, que luego inspirada por mí y por mis canas,

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también se dejó sus canas y le quedan preciosas. Con
esa barra tapé un poco la raya del pelo, (usaba esa
barra antes de dejarme las canas, cuando deseaba
prolongar el tiempo entre tinte y tinte), luego se me
acabó y decidí usar máscara de pestañas marrón,
aunque tapaba fue un desastre porque cuando me
pasaba los dedos por la raya se me ponían sucios de
máscara. Ya a todas estas, tenía casi los tres meses
de crecimiento y se notaba bastante. Pero seguí en mi
empeño del crecimiento. A los tres meses decidí que
no me pondría nada ni me taparía las raíces con nada,
dejaría que creciera mi pelo libre y natural.

Pienso que poco a poco fui entrando en un proceso


de convencimiento, si había tenido que tomar esta
decisión debía mantenerme firme hasta el final y llevar
el proceso de crecimiento con la mayor naturalidad, sin
ocultarlo. Decidir parar con el tinte y luego sufrir todo el
proceso de crecimiento porque se ven las canas era
como ilógico. Si me había decidido, debía afrontar el
qué dirán y todas las críticas que podría recibir, así que
decidí dejar que creciera mi cabello sin tratar de tapar
su color. Además, el tono plateado que veía que venía
saliendo, me empezó a gustar mucho, se veía tan
suave, sedoso y brillante que me consolaba pensando
en cómo sería cuando ya lo tuviera todo crecido.

Una cosa que me seducía era pararme delante del


espejo y pasar mis dedos sobre el pedacito de pelo
crecido y notar la suavidad del mismo, era una
experiencia fascinante que me convencía cada vez
más de que quería recuperar la sedosidad, el brillo y la
salud de mi cabello. Además, en la Navidad de 2012,
cuando fui a visitar a mi familia, en mi casa paterna
conseguí una crineja de mi pelo de cuando yo tenía 16
años, mi pelo natural. A esa edad llevaba el cabello

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largo y me empeñé en cortármelo, me lo cortaron justo
por debajo de las orejas. Mi mamá recogió el pelo e
hizo una crineja que guardó todos esos años. El ver la
suavidad de ese pelo, el color natural de mi cabello, era
algo que había olvidado, el brillo que después de tantos
años conservaba fue motivándome más y más a parar
con el tinte. El largo de la crineja es de 50 centímetros.

Crineja, mi pelo original.

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Es interesante ver el color original de nuestro pelo a
los 16 años y volverlo a ver al pasar los años, y poder
comparar un pelo contra otro, ambos en su estado
natural.

Me sorprendía pensando en lo extraño que resulta


que nos vamos tiñendo el cabello toda la vida y se nos
olvida el verdadero color natural que tenemos, sobre
todo, cuando vamos envejeciendo que la memoria ya
nos comienza a fallar. Siempre podremos tener las
fotografías de antes y poder reconocer en ellas nuestro
color natural, pero no es igual que conservar la imagen
en la memoria de una manera fresca.

Yo tengo recuerdos muy claros de haber estado en


unas vacaciones en una playa con mi familia, y
recuerdo haber visto unas fotos de esas vacaciones
donde salgo sentada en la playa con mi cabello largo,
que con el brillo del sol, tenía destellos rojizos muy
hermosos.

Recuerdo a mi mamá diciendo al ver las fotos: “Tú


siempre tuviste un cabello brillante y muy bello, hasta
que comenzaste a dañarlo con los tintes y las mechas”.

Ahora al pasar los años, le doy toda la razón a mi


mamá. Las madres son muy sabias, sabiduría que les
da la experiencia de haber vivido lo que nosotros aún
no.

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Collage de mi cabello natural en dos facetas durante
el tiempo.

Otra cosa que me llamaba la atención de los


primeros meses de crecimiento de mis canas, era
observar como el cabello teñido se iba decolorando con
las lavadas, obteniendo un tono más bien desteñido, yo
me lo teñía de marrón chocolate, fue el último color que
me puse. Al comienzo el tono cogía un tono más
oscuro pero luego con las lavadas se iba aclarando. Al
parar con el tinte y llevar tantas lavadas, el color iba
perdiendo el tono y palideciendo, tomando un tono,
más bien, feo y acartonado.

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Con cuatro meses de crecimiento.

El tono que me venía saliendo era muy parejo y se


notaba claramente la suavidad y vitalidad del pelo
nuevo, se veía y se sentía saludable además de brillar
mucho, sobre todo a la luz del sol, cosa que me
enamoró y me dio ánimos para continuar en la batalla
del cambio y la transformación.

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Respecto a la pregunta de cuáles serían las críticas
que me harían, puedo decir que críticas negativas
fueron muy pocas, las personas suelen ser por lo
general muy diplomáticas a la hora de hacer un juicio
sobre un tema como es el de las canas que conlleva
tanto tabú y prejuicio social. Nos pueden decir cosas
como: “A ti te quedan bien tus canas pero a mí se me
ven horribles”, (y nunca se han visto con ellas porque
apenas salen las raíces corren a tapárselas con el tinte,
a menos, que sea una persona que ya haya vivido la
experiencia de ser totalmente canosa, entonces, su
comentario tiene mucha validez). Otras me dijeron: “ Yo
aún no me las dejo porque aún no tengo la edad para
ello” ( o sea que hay una “edad” específica para
dejarse las canas y las que me decían eso tenían mi
edad o más que yo. De nuevo el tabú que relaciona
canas con edad).

Otra persona me dijo: “Es que a mí me salen parejas


arriba en el comienzo del pelo pero luego las tengo
muy dispersas”. Me pregunto si nunca se ha dejado
crecer el pelo con las canas, ¿Cómo puede saber que
en el resto del pelo le salen dispersas?. Son sólo
excusas para justificar el por qué no se dejan las
canas.

Otros comentarios fueron: “Canas, qué horror, ni


loca me las dejo, eso nunca” ( pareciera que tener
canas es así como un virus o un mal incurable que
asusta). Otras opinaron: “Yo quisiera dejarme mis
canas, estoy cansada de la esclavitud del tinte pero no
me atrevo por mi trabajo, no me aceptarían con la
cabeza canosa”, (parecen convencidas de animarse
pero el temor al qué dirán es más fuerte que su deseo
y convicción de dejarse las canas), y hubo algunas que
me dijeron: “A mí no me salen aún canas pero cuando
me salgan me las dejaré así como tú lo has hecho,
porque me parecen bien lindas y dan un toque de

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elegancia y distinción”, comentario que fue de personas
más jóvenes que aún no tienen canas, entre ellas, mi
hija adolescente que estaba y está enamorada de mis
canas, y quien me ha dado mucho apoyo en esta
experiencia de volver a lo natural.

Parece mentira pero les puedo decir que la gente


joven, como amigos y amigas de mi hija, fueron los que
más me apoyaron y me dieron opiniones positivas y
desprejuiciadas. Es algo bueno porque vemos que van
creciendo sin tabúes ni prejuicios y además, ellos
hacen lo que les place sin detenerse mucho a pensar
en el “qué dirán” sino en lo que “me gusta hacer y me
hace feliz”, como deberíamos hacer todos, vivir según
nuestros criterios y no según el criterio ajeno que nada
tiene que ver con nosotros.

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IV
EL TIEMPO DE ESPERA

El tiempo del proceso es un tiempo que la más de


las veces, desespera. Nos pasa que desde el primer
mes en que dejamos de teñirnos el pelo, comenzamos
a monitorear el crecimiento del nuevo cabello. Y
sucede como cuando sembramos una semilla y
esperamos con ansias verla brotar para disfrutar de su
crecimiento, cambios, etc., así nos pasa con el
crecimiento de nuestras canas.

Empezamos a tomar fotos del proceso, nos gusta


documentar este cambio, porque no se trata sólo de un
cambio de tono en el color del pelo sino de un cambio
radical que rompe paradigmas socialmente
establecidos como verdaderos y únicos, y que todos
deben seguir. Se pudiera decir, que hablamos de una
rebeldía social que consiste en dejar de tapar nuestra
naturaleza genética y volver a lo natural, volver al pelo
que nos otorgó la herencia y que, incluso, es posible
que hasta hayamos olvidado el color natural que
teníamos antes de teñirnos, sobre todo, cuando
llevamos muchos años haciéndolo.

Los días suelen alargarse demasiado o nosotras los


sentimos demasiado largos. En la impaciencia de ver
nuestro cabello ya libre de tintes y sólo con nuestro
color natural, nos parece que el tiempo no avanza.
Cada mañana yo iba evaluando el crecimiento y
comparando el pelo teñido con el nuevo que venía
saliendo. En todo ese tiempo no me sentía del todo
convencida de que me gustaría lo que iba a ver al final
del proceso. Siempre me decía que debía esperar a
verlo terminado.

29
Durante el tiempo de espera se nos pueden
presentar invitaciones a fiestas, eventos sociales y
familiares a los que quisiéramos asistir, y seguramente,
tendremos que ver cómo enfrentamos ese reto, porque
la idea no es encerrarse en casa hasta completar el
crecimiento de las canas sino seguir viviendo mientras
ellas crecen y hacerlo con la mayor naturalidad, ya sea
con un peinado, (las que llevan el pelo largo tienen
muchas oportunidades de hacerse peinados durante el
proceso), hay peinados que se ven lindos y donde el
crecimiento de las canas no desluce para nada. Es
más difícil para las que cortamos el cabello corto o con
media melenita, donde los dos tonos de color, las
canas y el tinte, se ven muy claramente y no hay modo
de disimularlo, y no es porque se vean las canas sino
porque se ven dos colores distintos, lo cual
ciertamente, no tiene nada de elegante, sobre todo, si
se nota que es crecimiento y no moda.

Durante este tiempo del proceso, puede ser que


encontremos algunas maneras de sobrellevarlo mejor,
todo dependerá de cómo cada quien decida llevarlo, es
algo muy personal.

Pasamos muchas pruebas durante el tiempo del


proceso o transición, pero las vamos superando con la
seguridad de que lograremos llegar a la meta final, tal
cual, como la mayoría lo logra. Ese tiempo de espera
demanda de nosotras paciencia, persistencia, mucha
seguridad y confianza. Cuando nosotras reflejamos
seguridad y confianza, el tiempo deja de ser un
enemigo y se convierte en un aliado del proceso,
porque a través de él vamos creciendo y aprendiendo
mucho más de nuestra capacidad de enfrentar los retos
y mantenerlos.

30
V

ALICIENTES PARA SOBRELLEVAR LA ESPERA


Durante el tiempo de espera podemos participar en
grupos sociales de canosas, donde encontraremos a
muchas mujeres que al igual que nosotras están
librando la misma batalla.
De estos grupos he conocido varios en Facebook.
Sus administradoras son mujeres que han decidido
dejarse sus canas, y han abierto estos grupos para
motivar y ayudar a las que se inician en el proceso y
apoyar a las que ya han logrado su meta.
Es muy bueno poder compartir las dudas,
inquietudes, sentimientos, consejos del proceso con las
participantes de estos grupos y páginas, porque habrán
cosas que podremos aportar y cosas que nos
aportarán las demás y que serán de mucha ayuda.
Y no se trata de querer imponer nada, ni de que los
demás deban usar o hacer algo porque nosotras lo
hacemos o nos gusta, se trata de compartir opiniones y
experiencias durante este proceso y luego cada una
podrá decidir lo que desea hacer y lo que le gusta
hacer.
A mí, en lo particular, me agrada participar en este
tipo de grupos sobre todo cuando tengo tiempo para
hacerlo, creo que son de mucha ayuda y motivación,
porque el sentir que una no está sola en esta decisión
es muy satisfactorio, y cuando vemos que somos más
y de todas partes del mundo las que estamos
atravesando por lo mismo, eso nos hace llenarnos de
fuerza y de determinación para poder completar el
camino que hemos comenzado.

31
En estos grupos se comparten fotos del proceso, los
avances en la espera y también avances de las que ya
han completado su proceso, consejos sobre maquillaje,
sobre colores en la ropa, accesorios, cosméticos,
artículos de opinión, consejos sobre productos para el
pelo, cortes de pelo, inquietudes, críticas que nos
hacen, etc., todo enfocado en lo que cada quien en lo
personal va descubriendo que le va mejor con sus
canas o lo que cree que le va mejor con su modo de
ser, o en experiencias que han vivido en relación a los
demás y sus canas, o en respuesta a quienes piden un
consejo o un parecer de las demás.
Y hay diversidad de gustos y de opiniones, habrá las
que no se maquillan para nada y se sienten felices así
y es muy válido. La felicidad de llevar las canas no
puede depender de un labial ni de una sombra de ojos,
ni de un color de jersey ni de unos pendientes, y todas
esas elecciones son muy válidas, pero habremos las
que nos gusta pintarnos los labios con colores fuertes,
otras que se maquillan los ojos, otras que se visten de
colores alegres, otras de colores pálidos, etc., y todas
pueden comentar o decir cómo se sienten con lo que
usan o con lo que les gusta, sin que eso quiera decir
que desean imponerles a las demás sus gustos o sus
pareceres.
En este camino y en este compartir es muy
importante el respeto por las opiniones y pareceres de
los demás. De eso es que vamos creciendo en el
camino, nos vamos enriqueciendo a modo personal y
con el contacto con otras compañeras de camino.

32
La idea no es convencer a nadie de que se deje las
canas, la idea es que las que ya estamos convencidas
de ello y nos sentimos felices con nuestras canas, nos
demos apoyo, ánimo y compartamos el camino,
también apoyar a las que no están decididas del todo
pero quieren probar, siempre con libertad y respeto.
Es maravilloso leer en estos grupos, la cantidad de
comentarios de felicidad que genera el verse con canas
y el haber logrado completar el proceso.

33
VI
DESCUBRIENDO EL COLOR DE MI PELO

Después de los tres meses de crecimiento comencé


a descubrir el color de mi pelo, comencé a ver que por
la parte de arriba, en la raya donde se abre el pelo y
por los lados, el color que venía asomando era
platinado, un tono muy bonito, pero por la parte de
atrás y de la nuca el tono era más gris, un gris oscuro,
luego me di cuenta de que las canas tienen un modo
muy particular de crecer, depende de cada persona y
de su genética. Por las partes laterales tengo mechitas
más blancas, se ven como rayitos más claros que el
resto, pero por la parte de atrás, sobre todo en el
cabello que está debajo, el tono es mucho más oscuro.

Esto de la genética es muy cierto, mi papá y sus


hermanos fueron canosos desde muy jóvenes, ya a
partir de los 30 años tenían la cabeza llena de canas y
luego el cabello se les puso blanquito, tanto a él como
a sus hermanos, así mismo, muchos de mis primos por
la rama paterna. Por el lado materno, mi mamá tuvo
sus canas a una edad no tan temprana pero si en su
mediana edad, tiene el cabello gris, más gris que
blanco y mi hermano lo tiene como ella, aunque un
poco más blanco. Mis hermanas, supongo, que lo
tendrán como yo o quizá como mi hermano, pero como
se lo tiñen, no puedo saber exactamente el color
natural que podrían lucir ahora si dejaran de teñírselo,
pero seguramente sería parecido al mío.

Leyendo sobre cómo funciona esto de la


pigmentación del cabello, he leído que hay dos
sustancias químicas responsables de ello, a estas
sustancias se les conoce como melanina. La
eumelanina y la feomelanina componen a la melanina.

34
La eumelanina es la que hace oscurecer el cabello y la
feomelanina lo aclara. El pelo canoso surge de la
pérdida parcial o total de la producción de melanina en
los bulbos pilosos del pelo y al no haber producción de
melanina no es posible pasarla al pelo que está en
crecimiento, lo cual genera el color blanco o gris del
mismo.
Como sea, es la melanina la responsable de los
cambios de color en el cabello, y por ende, la genética
que todos traemos como herencia.

Cuando mi pelo fue creciendo más y más, pude ir


observando el color con mayor precisión pero muchas
interrogantes acudían a mi cabeza: ¿Cómo me veré
con toda la cabeza más blanca que gris?, ¿podré
sobrellevarlo?, ¿cómo asumiré el reto? Todas estas
interrogantes encontraron sus respuestas al pasar el
tiempo y al poder ir viendo, cada vez más, el
crecimiento de mi cabello con su color natural. El
querer saber cómo nos veremos o cómo luciremos con
la cabeza llena de canas es una inquietud que nos
acompañará hasta el día en que, finalmente, hayamos
completado el proceso y podamos vernos libres del
cabello teñido.

Recuerdo que me tomaba muchas fotos del proceso,


a medida que pasaban los días tomaba fotos y fotos,
quería documentar este proceso que además era una
experiencia de por sí nueva en mi vida, descubrir mi
pelo natural, saber cómo es, cómo luce, era todo un
acontecimiento que para mí tenía mucha relevancia.
Había días en que estaba de bajón y al verme en el
espejo, con la cabeza de dos tonos, sentía un deseo de
salir corriendo y pintarme el pelo otra vez, pero era algo
que me cruzaba rápido por la mente y luego
desaparecía. En la materia de psicología que estudié
dentro de mi carrera, estudié que los aprendizajes

35
previos suelen prevalecer sobre los nuevos, es decir,
tienden a aparecer una y otra vez cuando estamos
tratando de erradicarlos y sustituirlos por otros. El
aprendizaje sobre “cuando veas que salen las canas
debes taparlas con tinte”, se me hacía recurrente en
ocasiones, no siempre, porque me quitaba la idea de la
cabeza pensando en lo mal que lo pasaba con la
alergia y pensaba en la paz y el alivio que llevaba
sintiendo desde que había parado con el tinte. El miedo
a la alergia actuaba como muro de contención en mi
caso. Otras veces, me miraba con media cabeza
crecida de canas y quería correr al peluquero a
cortarme todo el pelo bien cortito pero me negaba a
cortarlo tan corto, tenía años con el cabello larguito
debajo de las orejas y todo parejo, y pensar en verme
con el cabello tan corto me daba desasosiego y no me
atrevía ir a cortarlo, me decía: “Espera, espera un poco
más”. A los ocho meses de crecimiento decidí cortar,
aunque no tan corto, y a los 11 meses ya corté bien
cortito y salí de todo el tinte.

¿Cómo se siente ver salir todo el pelo teñido? Para


mí fue maravilloso estar sentada en la silla de la
peluquería y ver al peluquero cortando todo ese cabello
“teñido-desteñido” tan feo, pajizo y de color amarillo
ratón de lo feo que se había puesto con las lavadas,
eso no tuvo precio, es decir, me sentí feliz de que me
cortara todo ese pelo, ya no me importaba cuán corto
me lo dejara, me importaba tener POR FIN mi cabeza
libre del pelo teñido y lucir mi color natural, mi color que
me dio la herencia. Al verme con el pelo de un sólo
tono, me sentí radiante y FELIZ, finalmente había
logrado la meta y había valido la pena. “El cabello
crece siempre de nuevo”, me dije, y así radiante y
contenta, salí ese día de la peluquería.

36
Debo decir que mi peluquero me apoyó siempre en
el proceso, conté con su ayuda y su apoyo respecto a
mis canas y hasta el día de hoy. Es muy importante
que el peluquero-a de una la apoye en este proceso y
no insista en que debemos teñirnos, sobre todo, si
nosotras estamos seguras de que hemos tomado la
decisión correcta y la que queremos. Hay algunos
peluqueros que insisten en que debemos volver al tinte
y si no estamos claras en lo que deseamos, es posible
que nos dejemos convencer. Mi peluquero tiene
muchas clientas de pelo canoso y usa el champú azul
especial, para canas y otros productos para las canas,
en sus clientas y clientes canosos. Contar con un
peluquero-a que nos apoye en nuestro proceso es muy
importante. En esta foto ya tenía 5 meses de
crecimiento.

37
VII

TIEMPO, PACIENCIA Y PERSEVERANCIA.

El camino del proceso se puede hacer muy largo y


tedioso, es en este camino que comprobamos la
constancia y la tenacidad en la meta por lograr. Para
mí, el camino del proceso duró once meses en total,
casi un año, y duró once meses porque decidí cortar
bien corto para adelantar el proceso ya que se me
estaba haciendo bastante pesado sobrellevarlo con el
cabello más largo.

Yo nunca tuve el cabello tan corto, creo que una


sola vez me lo corté bien corto y luego me arrepentí,
después me lo dejé crecer de nuevo. En todos estos
años lo había llevado siempre por debajo de las orejas,
unos tres o cuatro dedos por debajo. La última vez que
llevé el cabello medianamente largo, fue durante los
años desde 1992 hasta 1994 , y en ese entonces, me
lo teñía y me hacía mechitas doradas. Ya luego,
comencé a cortarlo más corto por debajo de las orejas
y a teñirlo color marrón chocolate y no me hice más
mechitas. Con el proceso de las canas se me presentó
el reto del corte bien corto y lo estuve pensando.
Siempre tuve la sensación de que mi pelo crece muy
lento y no un centímetro por mes como dicen que
crece. Dicen que, anualmente, el cabello crece unos 15
centímetros pero a medida que vamos envejeciendo,
los folículos del cabello adoptan un ritmo distinto de
crecimiento, quizá sea la edad lo que diferencie que a
unas les crezca más y a otras menos.

Lo cierto fue que decidí que lo cortaría en cuanto


tuviera un largo que me permitiera hacerlo. A los ocho
meses de crecimiento, fui al peluquero y le expliqué
que me estaba dejando crecer mis canas y que

38
deseaba cortarlo corto, él muy comprensivo, me explicó
que no lo cortara tan corto ya que según su opinión era
mejor un corte más femenino. Yo lo dejé hacer y me
dejé llevar por su consejo que me pareció apropiado.
Me hizo un corte corto pero dejándolo algo largo por los
lados y por el flequillo, lo que por supuesto, hizo que se
siguiera notando el crecimiento y los dos tonos, pero el
peluquero me dijo que en dos meses más, a lo sumo,
podría quitarme todo el pelo teñido. Paciencia, me dije,
me mantuve así por tres meses más. Por supuesto, el
corte a los dos meses ya había perdido la forma, el
flequillo que era de lado, había crecido y me
molestaba, así que yo me lo corté recto y me puse el
cabello detrás de las orejas, y así fui aguantando un
poco más el proceso, hasta lograr tenerlo mucho más
largo para ir de nuevo al peluquero, cosa que hice al
cumplir los once meses de proceso. Entonces, sí salió
todo el cabello teñido.

El TIEMPO es un aliado muy importante en este


proceso al igual que la PACIENCIA y la
PERSEVERANCIA, son estas tres cosas las que nos
ayudarán en el proceso. El tiempo es necesario para el
crecimiento, ojalá pudiéramos pasar de una vez de
tener el pelo teñido a tenerlo natural sin ningún
esfuerzo o sacrificio, pero no es así, lamentablemente.
A unas personas les toma más tiempo y a otras menos,
pero lo que sí he podido confirmar es que la paciencia
es un don que contribuye mucho a paliar la espera, una
espera que se nos hace larga y nos desespera, sobre
todo a las que no tenemos mucha paciencia como yo.
Creo que aprender a ser más paciente es una de las
lecciones que vine a aprender en este plano material.

La paciencia es una gran virtud que debemos


aprender a cultivar en la vida y nos sirve para muchas

39
cosas. Hay una cita que me gusta de Gustave Flaubert
sobre la paciencia:

“Se llegan a hacer cosas hermosas a fuerza de


paciencia y de larga energía”.

Y pienso que tiene mucho sentido esta frase. Yo


descubrí lo hermoso de mi pelo natural, después de
haber sobrellevado estoicamente los once meses de
espera y de haberme inyectado de dosis de energía
positiva en este camino del proceso. Ésto, unido a la
perseverancia (perseguir nuestra meta sin cejar en el
empeño), es la clave del éxito, no sólo para el proceso
de dejarnos las canas sino para cualquier empresa que
deseemos acometer en la vida.

Un religioso, líder espiritual indio, llamado Swami


Vivekananda, dice esto sobre la paciencia:

“Tome su idea y luche con paciencia por ella y el sol


se elevará para usted”.

Es una bella frase para meditarla, tomar nuestra


idea y luchar con “paciencia” por ella y el sol se elevará
para nosotros, esto quiere decir, que veremos brillar los
resultados de nuestra lucha y de nuestra espera, brillar
en lo alto como lo hace el sol en un día radiante de
primavera. Sobre la perseverancia podemos decir que
es sumamente importante también, si perseveramos en
lo que deseamos que es lograr el objetivo final,
habremos vencido. Es de hacer notar que cuando no
se tiene mucha paciencia ni perseverancia se
abandonan las metas en la mitad del camino, y cuando
nos damos cuenta del error, deberemos comenzar de
nuevo, pero lo importante no es cuántas veces
abandonemos sino seguir intentándolo, sobre todo, si
estamos convencidas de lo que deseamos.

40
A veces, se hace necesario retroceder para tomar
mayor impulso. Si no estamos convencidas y no nos
sentimos felices con lo que vamos viendo en el proceso
del crecimiento de nuestro cabello natural, no debemos
dudarlo y debemos hacer lo que nos haga sentir
felices, si es teñirnos de nuevo, pues eso será, si es
cortar, será cortar, si es dejar el pelo largo, pues será
eso, lo importante será siempre estar seguras de lo que
queremos y buscar lograrlo, sobre todo si eso nos
traerá felicidad y beneficios.

Una cita sobre la perseverancia:

“Si se siembra la semilla con fe y se cuida con


perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger
sus frutos “.
Thomas Carlyle.

Y para concluir esta parte, les dejo una cita de Jean


Paul Sartre sobre la felicidad:

“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer


lo que uno hace”.

41
Comparación de una foto del proceso donde se
aprecia el cabello teñido y otra foto con el proceso
terminado.
La diferencia entre un cabello y otro es notable,
incluso en la misma foto, donde se ven los dos
cabellos, el nuevo y el viejo.

42
VIII

ALIGERAR EL PROCESO
Una de las cosas que más se busca, en esto de
dejarse las canas, es aligerar el proceso, hacer que el
proceso se haga más ligero, más llevadero y si se
quiere más corto.
Lo que he visto es que algunas prefieren cortar muy
corto todo el pelo desde los primeros meses de
crecimiento, ir haciéndose varios cortes de pelo hasta
quitar todo lo teñido. Estas personas llegan a lucir su
pelo libre de tinte en un tiempo mucho más corto.
Habrá quienes se rapen toda la cabeza y salgan de
todo lo teñido de una vez, y hay quienes van cortando
en etapas a medida de que el crecimiento del cabello
nuevo avanza, esperan unos meses y cortan un poco,
luego otros meses y cortan y así va la cosa, pero
también, hay quienes no cortan sino que esperan que
el pelo les vaya creciendo durante el tiempo. Pueden
tardar dos o tres años en completar el proceso, sobre
todo, si llevan el cabello muy largo. Podrán ir cortando
puntas para mantenerlo sano pero siempre con su
mismo largo, son las que más paciencia deberán tener
durante su proceso.
Algunas deciden hacerse mechitas o usar colorantes
de esos llamados “tono sobre tono” en la parte teñida
nada más, pero eso es algo muy personal de cada
quien. A veces es una buena solución para las que
tienen pocas canas y no les gusta ver el tono que les
da al mezclarse con su cabello natural.

43
Aligerar el proceso, en cuanto a recortar el tiempo,
es algo muy complicado, porque el tiempo pasa cuando
debe pasar y el pelo tiene su tiempo de crecimiento, no
podemos hacerlo crecer más rápido, por ello, la
paciencia que hay que tener es un ingrediente
fundamental en este proceso.
El pelo crece a razón de 1.5 centímetro por mes,
aproximadamente, es lo que he leído. Acelerar este
proceso natural es algo que aún la ciencia no ha
podido lograr.
Hay muchos consejos sobre cómo hacer crecer más
rápido el cabello, que si consejos sobre masajes para
el cuero cabelludo que estimulan el crecimiento del
pelo, que si la ingesta de vitaminas, que si esto o
aquello, pero lo cierto es que hay que tener paciencia,
sólo con paciencia y perseverancia se logra el
cometido.
Y lo mismo sucede con las que ya una vez teniendo
las canas crecidas, deseamos ver crecer nuestro pelo y
llevarlo largo o semi-largo. El crecimiento de un pelo
canoso, de corto a largo, también demanda paciencia,
porque se pasa meses con el pelo sin forma, sobre
todo cuando el pelo llega a los hombros, justo por
encima de ellos en que se paran las puntas y cuesta
mantenerlo en con buen aspecto, corriendo el riesgo de
parecer descuidadas. Hasta que logramos ir al
peluquero-a para que nos dé un poco de forma y nos
haga un corte largo, moderno y bonito.

44
En esta etapa estoy ahora, queriendo dejar crecer mi
pelo un poco. Una desea cambiar de vez en cuando.
La ventaja de llegar el pelo más largo es poder
hacernos peinados, moños, etc., y la ventaja de llevar
el pelo corto, es lo práctico que resulta en el verano por
el calor o cuando no tenemos mucho tiempo para
arreglarlo.
Hay una frase que dice: “Poquito a poco, hila la vieja
el copo”.

45
IX
GRUPOS DE APOYO: UNA AYUDA INVALUABLE

Algo que he comprobado es cómo los grupos de


apoyo en el proceso de dejarse las canas son de una
ayuda invaluable, y también una vez ya terminado el
proceso ayudan mucho en este camino de volver a lo
natural. Me refiero a grupos en Internet, como los de
Facebook, donde se incorporan mujeres de todos los
países que tienen en común la vuelta a su cabello
natural, léase el dejarse crecer su cabello sin usar
ningún tipo de tinte.

Yo me incorporé a unos tres grupos en donde


comencé a conocer personas que como yo estaban en
ese camino, fue y siguen siendo de gran ayuda, no sólo
porque nos animan a seguir el camino ya emprendido
sino porque en esos grupos hay mucho compañerismo,
camaradería, amistad, simpatía, y entre todas
compartimos algo en común: El amor por nuestro
cabello natural y por las canas. Además se comparten
consejos sobre accesorios, vestuario, colores,
productos para el cuidado del cabello, y hasta
interesantes artículos y noticias sobre el tema de las
canas.

En estos grupos se suben fotos del proceso, se


comenta sobre las dudas, se pide consejo, se
comparten inquietudes y entre todas hacemos que este
camino se haga más ligero y llevadero, también sirve
de estímulo ver cómo al pasar el tiempo se van
logrando las metas y se ven los resultados, pero sobre
todo la satisfacción y la felicidad de haber logrado la
meta.

46
Pienso que lo importante de estos grupos de apoyo
es el no sentirnos solas en medio del proceso, que
además conlleva varios meses, y es durante esos
meses en que nosotras necesitamos sentirnos
apoyadas y comprendidas, porque siempre vamos a
estar expuestas a ese “qué dirán” de los demás que
nos rodean en el día a día, y sobre todo cuando
tenemos que enfrentar la rutina diaria con dos tonos de
color en la cabeza. Es allí cuando las compañeras de
proceso nos dan consejos, nos animan, nos ayudan, y
el saber que allí, en ese espacio virtual, hay personas
que como una, están remando en el mismo bote y
hacia la misma dirección, nos hace sentir
acompañadas y menos solitarias en esta misión.

Una cosa que siempre hice fue ir sacando fotos del


proceso, me gustaba ir viendo cómo iba cambiando mi
pelo poco a poco a medida que pasaba el tiempo.
Pienso que es una buena idea hacer un álbum con
fotos o videos donde mostremos nuestro proceso,
siempre es estimulante para las que se inician y es
también, un aspecto motivador que podemos compartir
en los grupos de apoyo en los que participamos,
además de que nos quedará un recuerdo de cómo
logramos ese cambio de volver a lo natural.

En lo personal agradezco todo el apoyo y la amistad


que he recibido en esos grupos, y puedo decir, que me
encanta compartir y comentar con todas sus
integrantes. Siento que se respira un ambiente de
maravillosa comprensión y afecto.

47
X

EL “QUÉ DIRÁN“: UN ENEMIGO A DERROTAR

Algo que me preocupaba al comenzar este camino


era el “qué dirán” y no es que yo viva sufriendo por ello
pero es natural que si soy parte de una sociedad,
tenga que relacionarme dentro de ella y que de alguna
u otra manera, piense en cómo me van a ver, no sólo
una vez que haya terminado el proceso sino durante el
mismo, que es la etapa más dura de todas.

Este temor o preocupación me embargó sólo los


primeros dos meses del proceso, porque a medida que
iba avanzando y me iba sintiendo más segura de que
eso era lo que quería y lo que definitivamente me
convenía, no sólo por salud sino por liberarme de la
esclavitud del tinte. Me fui convenciendo de que la
única opinión que debía importarme en principio era la
mía, lo que yo pensara de mí misma en este proceso y
lo que a mí me hiciera feliz en definitiva.

Personas que me fueran a criticar las iba a


encontrar, eso no tenía ni qué dudarlo, pero también
sabía, que habrían las que me apoyarían y me
animarían a seguir. En mi casa todo me fue de
maravilla, mi marido me apoyó desde el primer
momento, me dijo: “Ese pelo es tuyo y tú decides lo
que te haga feliz, yo te apoyo en lo que decidas” y mi
hija, adolescente, también me apoyó. Ella fue un apoyo
fundamental en todo mi proceso, porque siempre me
decía que le gustaban mis canas, que las tenía lindas,
que me iba a ver guapa, y cuando ya tuve todo el pelo
crecido, me decía que ella quería tener ese mismo
color que yo, que si era por ser vieja, que ella quería
ser viejita para poderlo tener, cosa que me hacía
mucha gracia.

48
En cuanto anuncié en mi muro de Facebook que me
estaba dejando las canas y puse una foto donde se
notaba, la mayoría de las personas reaccionaron
favorablemente, otras dijeron que ellas no se dejaban
las canas ni locas porque las avejentaba y otras dijeron
que cuando pasaran los 60 años quizá considerarían
dejárselas. Las opiniones fueron hechas con mucho
respeto y así las tomé e interpreté, porque no todos
deben de estar de acuerdo con lo que yo haga o decida
hacer, cada quien es libre de opinar y de decir lo que le
parece, siempre que no ofenda o no lo haga con un
sentido destructivo o de burla, que no fue el caso.

Me parecía interesante y además hasta lo


encontraba divertido, poner mis fotos de tanto en tanto
mostrando mis canas y alabándolas, siempre decía lo
mucho que me gustaban, que me encantaba la
suavidad de mi pelo, que mi salud capilar estaba
regresando, que ya no se me caía el pelo como antes,
etc., algunos se abstenían de comentar pero ponían un
“me gusta” como un modo de apoyar sin estar de
acuerdo del todo. Para mí era muy importante
reafirmarme ante mis amistades y sentirme segura de
lo que estaba haciendo.

Y así poco a poco, comencé a descubrir que podía


lidiar con opiniones diversas a la mía y no sentirme mal
por ello, que podía entender a una persona que me
dijera que a ella no le gustaba, ni loca, las canas y que
primero muerta que canosa, porque no todos somos
iguales ni pensamos igual, y es algo que hay que
respetar. Yo lo que pensaba era que primero muerta
antes de ponerme otro tinte en la cabeza y que hubiera
podido morirme debido al tinte, debido a la fuerte
alergia que había desarrollado a sus componentes.

49
Además, el temor a sentirme de nuevo con esa
molestia de la alergia, los picores, las erupciones, no
poder dormir los primeros tres días de haberme puesto
el tinte, levantarme a medianoche a lavarme la cabeza
por no soportar el ardor y el picor, el liberarme de ese
martirio era algo que deseaba. El tinte era algo
impuesto debido al temor del “qué dirán” y a esa
ridícula creencia de que las canas envejecen, y que
son para personas decrépitas y ancianas.

¿Qué tan vieja podía verme que no fuera de la edad


que ya tenía?, me pregunté. ¿Uno o dos años más?
Eso no me importó. Me importó lo que había decidido y
lo que me reportaría beneficios para mi salud. Pensaba
en todas esas creencias absurdas que nos dejamos
inculcar en la sociedad y que vamos aprendiendo e
internalizando para complacer a los demás y no a
nosotros, cuando en realidad, lo importante es cómo
nos sentimos nosotros y lo que nosotros deseamos.
Consideré divertido ir viendo las reacciones que se
desatarían por mi nuevo aspecto canoso y de paso ir
estudiándolas, ya que como análisis social me parecían
y me parecen interesantes.

Lo cierto fue que cada vez que salía con mi cabeza


de dos tonos y alguien conocido se me quedaba
mirando, le decía: “Me estoy dejando mis canas, estoy
tan feliz con esta decisión, por eso llevo el cabello así
de dos tonos pero cuando termine el proceso me va a
quedar precioso”. Ante esta declaración de
reafirmación personal y de seguridad nadie se atrevía a
contradecirme diciéndome algo feo o criticándome,
aunque no descarto que quizá por dentro pensaban:
“Pero que horrible y vieja se va a ver”. Cuando iba al
dentista, a mi control, y notaba que él me miraba el
pelo de dos tonos, le explicaba que me estaba dejando
crecer mis canas, cuando me encontraba a alguna

50
conocida en la calle y me miraba la cabeza con
extrañeza, repetía lo mismo, siempre sonriente y feliz, y
lo decía antes de que comenzaran a preguntarme qué
por qué llevaba la cabeza así. Creo que la actitud con
que enfrentamos el proceso es determinante en cómo
nos van a percibir los demás, porque si nosotras
reflejamos inseguridad y temor a las críticas, las
personas lo van a percibir y eso les dará pie a
hacernos comentarios impertinentes o fuera de lugar,
aunque no podemos descartar que aún con una actitud
decidida, nos encontremos con algunas personas que
de igual modo nos hagan críticas fuera de lugar.

Recuerdo la cara de la niña de una amiga cuando


me vio con el pelo todo blanco, se me quedó mirando
espantada y me dijo: “¡Ay! pero que fea y vieja te ves”,
esa fue su primera reacción y le expliqué: “Mira mi
amor, el color del pelo es sólo un color más, las canas
son los cabellos naturales sin pigmentación, sin color,
pero no le sucede a uno sólo por ser viejo sino que es
algo por herencia también. Personas muy jóvenes
pueden tener canas porque las heredan de sus padres,
de sus abuelos, etc., además, el color platinado de las
canas o gris es un lindo color, a mí me gusta y si te
fijas, es moda, ahora muchos chicos y chicas jóvenes
van a la peluquería para que se lo pongan, es un color
como cualquier otro color que la gente decide usar en
el pelo”.

La niña se quedó pensando un poco, sonrió


convencida y me dijo que tenía razón. Desde ese día
nunca más me dijo nada y lo aceptó como algo normal.
La sociedad le inculca prejuicios a los niños como nos
lo inculcaron a nosotros: “Sólo los viejos tienen pelos
grises o blancos”, “Sólo los abuelitos o abuelitas son
canosos”, y es algo que vemos en películas, en

51
cuentos, etc., son los mitos o tabúes de la sociedad
con los que vamos creciendo y nos van socializando.

Otra anécdota que recuerdo tiene que ver con las


profesoras del colegio donde estudiaba mi hija. Fui a
una reunión de representantes y por primera vez me
vieron con el cabello blanco, ya había terminado el
proceso, una de las docentes me dijo: “Qué lindo le
queda ese tono de tinte” y le respondí muy sonreída:
“No es tinte, es mi pelo natural, son mis canas”, y se
quedó un poco desconcertada pero luego dijo que me
quedaban muy bien. Y así como esta anécdota, hay
muchas otras que les puedo contar, donde confundían
mis canas con mechas o con tinte plateado. Lo curioso
era ver la reacción cuando decía que eran mis canas,
se quedaban así como sorprendidas de que estaban
alabando a unas canas. Ya sabemos que las canas
suelen ser rechazadas por muchas personas y suelen
ser poco alabadas, aunque, ahora, se ve mucha más
aceptación que antes.

Recuerdo otro episodio que me pasó, estaba en una


tienda y me estaba probando una chaqueta de
entretiempo roja, me miré en el espejo afuera del
probador, una señora y la cajera de la tienda, me
dijeron que me quedaba lindo el color rojo de la
chaqueta y que hacía resaltar las “mechas” de mi pelo.
Les contesté: “No son mechas son mis canas, mi pelo
natural” y ambas sonrieron un poco confundidas al
saber que eran canas y no dijeron más nada.

En realidad, si les soy sincera, la mayoría de los


comentarios que he recibido sobre mis canas han sido
positivos.

El “qué dirán” no tiene fuerza ni poder sobre


nosotros si nosotros no se lo damos. Siempre habrán

52
personas que nos critiquen por nuestras canas y
habrán otras que nos digan que les gustan, así es la
vida y así es la sociedad. A nosotras no debe
preocuparnos en lo absoluto, debemos preocuparnos
por vivir la vida que tenemos o los años que nos restan,
haciendo lo que nos hace sentir felices y cómodas,
liberarnos de tantas imposiciones sociales que nos van
socavando la autoestima y nos van robando los
verdaderos momentos de felicidad que tenemos por
delante para vivir.

“Vive y deja vivir”, siempre ha sido un lema que me


ha gustado.

Atrevernos al cambio, a ser como deseamos ser, no


importarnos lo que piensen de nuestro pelo, decidir que
queremos vivir libremente como nos gusta y nos hace
sentir bien, mientras no perjudiquemos a otros, no hay
nada malo en hacerlo. Lo malo está en no hacer lo que
nos hace felices por estar complaciendo a otros.

Comparto unas citas sobre el cambio:

“¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda la


vida es un cambio. ¿Por qué hemos de temerle?”.
George Herbert.

Y una cita propia:

“Cuando yo cambio, cambia todo lo que miro”.

53
XI

QUÉ PENSAMOS NOSOTROS Y QUÉ PIENSAN


LOS DEMÁS
Esta parte es muy importante porque es, quizá, la
parte del proceso que más mella hace en nosotras.
Siempre solemos decir que no nos debe importar el
“qué dirán” y es muy cierto, pero del dicho al hecho hay
un gran trecho como dicen. Realmente sí nos afecta la
opinión de quienes nos rodean, sobre todo si son muy
cercanos a nosotros como nuestra familia, sin
embargo, eso no impide que decidamos seguir
adelante con nuestro propósito.
Yo siempre digo que cada decisión es muy personal,
somos nosotras las que tendremos que lidiar con los
resultados, no los demás. Para los demás es fácil decir
“no hagas esto” o “haz lo otro”, porque ellos no tendrán
que lidiar con las consecuencias, somos nosotros, los
que hacemos o dejamos de hacer, quienes lo haremos.
Partiendo de este punto, somos nosotras quienes
debemos decidir si deseamos seguir adelante con
nuestro proceso y estar claras que eso es lo que
deseamos o hacemos caso a las opiniones ajenas y
volvemos al tinte.
Todos los procesos que generan cambios en
nuestra vida traen aparejados muchos esfuerzos. No
es nada fácil decidir dejarse crecer las canas. Y no lo
es, porque vivimos en una sociedad donde “ser
canosas” está mal visto y poco aceptado.

54
Como todas sabemos el prejuicio de las canas se
basa en un patrón de belleza que no acepta el
concepto de las canas, porque el concepto de belleza
que vende y que se comercializa es el que denota
juventud, delgadez, lozanía, etc., y las canas no entran
en ese concepto comercial.

De hecho, cuando se hace propaganda a un tinte, se


realza el concepto de que tapar las canas es lo
adecuado, es lo que se estila y es lo que destaca la
belleza, mientras más pueda el tinte tapar muy bien las
canas y sus raíces, más podrá ser comprado y
promocionado.

Cuando yo me teñía, siempre buscaba que el tinte


que compraba tuviera esa calidad de cubrir bien las
canas y raíces, porque solía suceder que tenía que
repasar una y otra vez las raíces de las sienes o de la
parte de arriba de la frente, ya que al enjuagar la
cabeza, las canas asomaban desesperadas, como si
quisieran respirar libremente aire puro y no químicos.

Y no botaba el resto del tinte hasta no haberme


lavado y secado el pelo muy bien para evaluar si el
tinte había cumplido su cometido. Si no era así, volvía
a la carga con el resto del tinte y repasaba la labor.

El terror de salir a la calle con el cabello con raíces


de canas, es algo que se vive cuando estamos
mediatizados por todas esas propagandas sobre las
canas. También, el asociarlas a la vejez, a la
decrepitud, a la decadencia de las funciones vitales, a
la fealdad y dejadez, conceptos todos falsos, por
supuesto, que hemos ido internalizando al pasar los
años e ir encaneciendo y recurriendo al tinte.

55
Las canas no dejan de existir porque se las pinten,
el cubrirlas no hace que ellas desaparezcan, ellas
siguen allí y siguen saliendo cada vez más al pasar el
tiempo, lo que hacemos con el tinte es rendirle tributo
al tabú de que las canas son feas, avejentan y nos
convierten en el blanco de críticas y chismes.

Al rendirle homenaje a este tabú estamos asintiendo


tácitamente que es así, que nosotras tenemos miedo
de vernos de ese modo y de que nos vean de ese
modo los demás.

Hay quienes suelen dejarse las canas y luego


descubren que no se sienten felices con ellas y
entonces regresan al tinte, esa decisión es muy válida
y para nada criticable, es preferible volverse a teñir que
no vernos todos los días con una cabeza canosa que
nos hace infelices.

Debemos estar muy claras en eso y no criticar a


quien luego de haberse visto con canas, decide que no
es lo que le gusta. Al menos la canosa arrepentida se
atrevió a probar y se dejó sus canas para comprobar si
en verdad era lo que deseaba hacer, no como otras
personas, que dicen que no les gustan sin ni siquiera
haber hecho el intento.

Romper el tabú relacionado con las canas y


deshacerse de él, es algo bastante esforzado porque
conlleva a romper paradigmas de vida que traemos
internalizados y socializados desde hace mucho tiempo
atrás, es como nadar en contra de la corriente.

56
Cuando decidimos que deseamos parar con el tinte,
que no deseamos usar más químicos que dañen
nuestra salud, que deseamos volver a ver brillar
nuestro pelo natural, descubrir cuál es el color que se
esconde debajo de botes y botes de tintes de diversos
tonos que hemos venido usando, entonces, ese día
comienza el proceso de transformación y cambio en
nuestra vida. Uno de los tantos procesos que,
seguramente, deberemos afrontar con valentía a lo
largo de nuestra existencia terrenal.

Y digo con valentía, porque ir en contra de la


corriente de una sociedad que promociona y patrocina
ciertos valores respecto al pelo y a sus cuidados, y
respecto a la edad y a la eterna juventud, es cómo
escalar una montaña contra fuertes vientos que
amenazan con tirarnos mientras sujetas de una soga,
seguimos ascendiendo.

La cima no está lejos y siempre podrán haber


vientos de apoyo que nos empujen a seguir hasta
lograr alcanzarla.

Suele pasar que comenzamos a enfrentar las


críticas, comentarios, burlas, risas y hasta compasivas
muestras de apoyo, como si nosotras no supiéramos lo
que hemos decidido hacer y estuviéramos en una
nebulosa que no nos dejara ver la realidad.

Sin embargo, también vamos a encontrar personas


que nos van a apoyar, nos van a dar ánimo y nos van a
ayudar a lograr nuestra meta, ellas serán los vientos de
empuje que necesitaremos a lo largo de todo el
proceso y después de él para poder mantenernos en la
cima.

57
Son las voces a las que debemos dar crédito y oír.
Las demás que descalifican, critican negativamente y
murmuran a las espaldas, no hay que oírlas pero
tampoco ignorarlas del todo, porque pasará que nos
vamos a enfrentar a comentarios muy fuertes que nos
dirán en nuestra cara y ante los cuales deberemos
estar preparadas para responder. Ejemplos de algunos
de esos comentarios serían:

• ¿Te estás dejando las canas?, Uy, pero


te vas a ver vieja.

Respuesta: Sí, me las estoy dejando, he decidido


llevar mi pelo al natural. Uno se ve viejo también con el
pelo teñido, los años no se ocultan con el tinte.

• ¿Pero qué te ha pasado?, ¿no has tenido


tiempo de teñirte?

Respuesta: No me ha pasado nada. No tengo


tiempo para dañar mi pelo con químicos, he decidido
devolverle la salud capilar, algo que me hace
sumamente feliz.

• Te vas a ver muy vieja, todos te van a


criticar por tus canas.

Respuesta: Me voy a ver con la edad que tengo, las


canas no me harán más vieja, al contrario me harán ver
más natural y joven. ¿No te has dado cuenta de la
luminosidad que hay en el rostro de las que llevamos
canas? Las críticas de los demás no me preocupa en lo
absoluto.

58
• Pero es que si te vas a ver más vieja que
yo ( Mamá o abuela que comenta y que se tiñe
el pelo)

Respuesta: No mamá, me voy a ver de la edad que


tengo, no te preocupes, porque tú a pesar de ir teñida
seguirás siendo la madre y yo a pesar de ser canosa
seguiré siendo la hija.

• Te ves horrible, pareces una vieja.


(Niños comentando sobre canas).

Respuesta: No mi amor, no me veo horrible, lo que


pasa es que eso es lo que hacen a creer a todos, que
las canas son horribles. Son sólo un color más, blanco
o gris, son luz en la cabeza, rayitos de luna, ¿Crees
que la luna es horrible?, No ¿verdad?.

• Mejor le coloco un tinte y tapo esas canas


que la deslucen tanto.
(Peluquero-a)

Respuesta: Le he pedido un corte de pelo no que


me tiña las canas, a mí me gustan mis canas y las
quiero así como están. Por favor, córteme el pelo nada
más.

• Te voy a decir con franqueza que yo


nunca me dejaría las canas, no me atrevo a
verme así, tan avejentada como tú.

Respuesta: ¿Y tú crees que el tinte evita verse


avejentada? Nadie se salva del paso del tiempo, ni
tintes ni canas lo tapan.

59
Y así como estas respuestas, hay muchas otras. No
podemos quedarnos calladas como si confirmáramos
esos comentarios que aunque algunos no son dados
con mala intención, otros sí buscan hacer sentir mal,
descalificar y hasta hacer tambalear nuestra decisión.

Suele pasar que algunas personas al vernos con las


canas se sorprenden mucho, sobre todo si hace mucho
tiempo que no nos ven. Pueden decirnos asombradas:

¿Qué te ha pasado?, mirándonos el pelo como


espantadas y sin atinar a entender por qué llevamos la
cabeza canosa.

Así me sucedió con una conocida que tenía años


que no veía, la encontré en una tienda y cuando me
vio, no me reconocía. Tuve que decirle mi nombre y
entonces fue que me reconoció pero espantada, me
miraba la cabeza y me dijo: ¿Y eso?, ¿qué te ha
pasado?, yo le dije: Nada, es mi pelo, mi pelo natural
sin teñir. Ella me miró sin comentar más nada pero
como sin terminar de entender esa decisión mía. Luego
seguimos hablando de otras cosas y no mencionó más
el tema.

El hacernos esa pregunta de “¿Qué te pasó?”, es


como si el ser canosas hubiera sido algo ajeno a
nuestra voluntad y que nos pasó sin nosotras desearlo,
casi que les falta agregar: ¡Ay, pobrecita!, con ese tono
compasivo de quien se conduele por el mal de otro.

60
Todas estas reacciones son muy naturales si las
enmarcamos en una sociedad donde las canas siguen
siendo un tema tabú. A pesar de que hoy en día se
nota una cierta liberación en este sentido, sigue
existiendo mucha gente que considera que ser canosos
es casi un estigma social, algo muy malo y feo que no
desearían vivir nunca.

Dejarse las canas es una decisión de vida, es un


tener claro que somos las dueñas de nuestro pelo y de
nuestra salud, de nuestra libertad que no se deja
manipular ni chantajear por críticas ni comentarios. Si
ser canosas nos hace sentir felices, entonces, ha sido
una decisión acertada, si no es así, hay que analizar si
deseamos volver atrás y retomar el sendero dejado.
Toda decisión es válida mientras podamos llevarla a
cabo y nada lo impida. Lo importante es sentirnos
conformes con lo que hacemos y no dejar que otros
nos impongan, nos dicten normas o reglas que hemos
decidido que no van con nosotras. “Vive y deja vivir”, es
un buen lema de vida.

Nosotras, las que somos canosas, no vamos por la


vida mirando los pelos de las demás y diciéndoles
cosas como: “Qué tinte más espantoso, ese color rojizo
te queda fatal”, o “¿Qué te pasó en la cabeza? Llevas
el pelo como un cerro encendido”, o “Es que ese tinte
te está dejando calva, ¿Ya te vistes los claros que
tienes en la cabeza?”, o “ El pelo se te nota pajizo, sin
vida, opaco y además muy maltratado”. Tampoco
andamos diciéndole a otras que se dejen las canas, ni
empujándolas a ello, cada quien decide lo que más
feliz le hace, sea seguirse tiñendo o dejarse las canas.

61
Y termino diciendo que también habrán comentarios
positivos, personas que nos dirán que les gustan
nuestras canas, que nos quedan bien y nos lucen,
personas sinceras que nos darán su opinión desde el
corazón y sin ofendernos. No podemos tampoco andar
a la defensiva pensando que todos nos van a criticar ni
que todos van a llamarnos viejas decrépitas o brujas.

Esto de brujas me recuerda que hace poco leía un


artículo sobre las canas y entre las personas que
opinaban, habían algunas que decían que el cabello
canoso y largo es de brujas. Otro mito más sobre las
canas que dice que para lucir canas debemos llevar el
cabello corto porque si es largo pareceremos brujas,
por aquello de que a las brujas las pintan con los
cabellos grises o blancos y despeinadas, con los pelos
parados. Son asociaciones que hacen las personas
con los dibujos animados de las brujas.

Está en nosotros no hacer caso de dichas opiniones


y lucir nuestro pelo canoso, largo o corto, o como más
nos guste.

Recordemos que en la viña del Señor hay de todo.

Es interesante también poder leer la información que


hay en la red sobre “cómo evitar las canas”, esto tiene
que ver con el pensamiento de los otros, cómo ven los
otros a las canas, sobre todo con el pensamiento
colectivo de la sociedad.

El tabú sobre las canas está tan extendido que la


sociedad prioriza evitar mostrar las canas a toda costa.

62
Científicamente sabemos que la aparición de las
canas está determinada por los genes y por la
ausencia de melanina en los folículos pilosos del
cabello, y que el único modo de evitar que se vean, es
simplemente tiñéndolas, cubriéndolas con tinte.

Está claro que el tema de las canas es un tema que


despierta angustia, temor, horror y miedo en muchas
personas, quienes al verse con ellas se asustan y
desean retardar su aparición, cosa que es imposible,
porque cuando salen, salen, lo único que se puede
hacer es recurrir al tinte. Yo nunca pensé que un tema
tabú que está tan arraigado en el inconsciente colectivo
como el de las canas, fuera a ser motivo para sentirme
feliz, al dejar que ellas, libremente, decoraran mi
cabeza.

Lo más importante, cuando damos este paso, es


reconocer que nos hemos situado sobre todos los
prejuicios y tabúes sobre las canas, lo que en cierto
modo, nos libera y nos hace ser personas mucho más
seguras y determinadas.

63
XII
AFIRMACIONES SOBRE LAS CANAS Y EL
PROCESO

❖ Yo soy fuerte y puedo lograr cualquier


reto que me proponga.
❖ Yo soy paciente porque sé que el
resultado lo vale.
❖ Nada es más fuerte que mi deseo de
llegar hasta el final.
❖ Esto es sólo un proceso, no es la meta,
yo soy valiente.
❖ Ninguna crítica puede hacerme sentir
mal, yo soy la seguridad y la fuerza.
❖ Sólo yo tengo el poder de ser feliz o
infeliz y decido ser feliz.
❖ El tiempo de espera es tiempo de
aprendizajes, mis canas me enseñan.
❖ No dependo de las opiniones de los
demás, tengo las mías propias.
❖ Agradezco a mis canas la salud de mi
cuero cabelludo.
❖ Me siento segura, confiada y sé que he
decidido lo correcto.

❖ Amo a mi pelo nuevo, lo veo brillante,
bello y sano.
❖ La edad no está en mi pelo, está en mi
actitud ante mi pelo.

64

Amo la vida, amo mis canas, amo mis
decisiones que son para sentirme más feliz.

La única razón por la que llevo canas es
porque decido sobre mi vida lo que me gusta
hacer y cómo deseo verme.

He aprendido a crecer en el respeto al
otro, respeto para ser respetada y deseo que se
respeten mis canas. Yo misma las respeto.

Nada ni nadie podrá convencerme de
actuar en contra de mis convicciones. Yo sé lo
que quiero.

Cada quien decide lo que la hace más
feliz, yo lo respeto, por eso también respeto lo
que yo decido.

No me importa lo que opinen de mi
proceso. Me importa el resultado y la meta del
mismo.

Yo no soy el proceso de crecimiento de
mis canas. Yo soy el logro total de las mismas.

Mi felicidad está en complacerme con lo
que me resulta saludable, motivante y bello, y
mis canas lo son.

Tomé la mejor decisión, mis canas son el
reflejo de mi madurez mental respecto a los
tabúes y prejuicios sociales.

Mis canas y yo somos un TODO
indisoluble.

Llevar canas me hace sentir libre y en
armonía con la naturaleza.

65
❖ Mis canas son parte de mi madurez, no
por edad sino por evolución.
❖ Tener canas me ennoblece, ellas son
sabiduría y luz.
❖ Yo sigo siendo yo, con canas o sin ellas,
pero prefiero ser con mis canas.
❖ Las canas me llenan de autenticidad.
❖ Descubro una nueva faceta de mi vida,
una nueva imagen que me llena de alegría.
❖ La felicidad puede esconderse en una
hebra de pelo blanco.
❖ Gracias canas por demostrarme que soy
capaz de superar retos.

66
XIII
CAMBIOS EN EL CUIDADO DEL CABELLO

Sobre este tema les puedo decir que tuve que


cambiar el modo de cuidar mi cabello al tener canas,
antes secaba mi cabello con aire caliente, ahora ya no
puedo hacerlo, tampoco puedo usar planchas de pelo,
el calor excesivo me pone el cabello con un tono
amarillento o marrón, es como si me lo quemara, y
pienso que es porque como mis canas son la mayoría
tan blancas, son más sensibles a los cambios de
temperatura. Ahora seco mi cabello con aire tibio y a
veces frío, uso plancha muy de vez en cuando pero en
el nivel más bajo de temperatura, apenas tibia, sobre
todo para las puntas y uso el cepillo redondo con lo que
puedo darle forma mientras me lo seco.

Por otra parte, desarrollé una alergia a todos los


químicos que contienen los champús comerciales, a los
baños de crema, acondicionadores o bálsamos, lacas,
gel de pelo, etc., un verdadero calvario. El champú que
uso es uno que compro en la farmacia, hipoalergénico
y es el único que me va bien. Descubrí que un gel que
usaba para modelar el peinado y que me ponía en las
puntas, a pesar de ser incoloro, me cambiaba el color
de las canas por un tono marrón claro, tuve que
cortarme esas puntas del pelo y no usar más ese gel.

Existen productos especiales para canas como el


champú que realza el color blanco y evita que
amarilleen las canas, yo no lo puedo usar por la alergia
pero otras personas los usan con muy buenos
resultados. Mi mamá siempre lo ha usado y de verdad
le da un tono precioso a sus canas. También hay
aceites naturales que muchas personas usan para

67
hidratar las canas pero estas cosas ya son algo muy
personal, porque lo que le sirve a una persona no le
sirve a otra debido a los distintos tipo de cabellos y
también, dependiendo de lo sensible de su cuero
cabelludo o alergias.

No sé si estas reacciones alérgicas a los productos


para pelo me vinieron del mismo tinte, es posible, lo
cierto es que desde que llevo canas debo tener mucho
cuidado con lo que me pongo en el pelo, no sólo por la
alergia sino porque me cambia el tono de las canas.
Cada persona debe ir probando lo que le va mejor con
su tipo de canas y de cabello.

Pienso que las canas al carecer de color (melanina)


son muy sensibles a sufrir con los cambios de
temperatura, con el sol, el calor, con los químicos o
colores contenidos en los productos para el pelo,
aunque no a todas nos pasa igual ni nos afecta igual.
Yo hablo en mi caso muy personal, cómo lo he tenido
que ir llevando.

Ahora siento que mi cabello demanda un cuidado


muy especial, también noto que, con las canas, mi
cabello tiende a ponerse un poco más rebelde, a pesar
de que mi pelo es sumamente liso.

Noto que en las mañanas al levantarme, algunas


veces se me queda parado del lado por donde duermo
y es algo muy gracioso, debo mojarlo para que vuelva
a la normalidad, cosa que no me pasaba antes. Pero a
pesar de eso, agradezco cada día ver mi pelo sano,
mucho más brillante y sobre todo noto que crece
mucho más fuerte y resistente que antes.

68
Sin embargo, lo que le pase a una no tiene que
pasarle a todas. Hay personas que usan la plancha
bien caliente y no les pasa nada, o que se secan con
aire caliente o que pueden usar todo tipo de productos
sin que les dé alergia o les cause daño a las canas.
Creo que cada tipo de cana es distinta, unas serán más
delicadas, otras más fuertes. Es un mundo de variedad
infinita.

69
XIV
CÓMO NOS VAMOS VIENDO
Durante la espera puede suceder que alguna desee
regresar al tinte o usar champús colorantes o baños de
color y es parte del proceso, avanzar, verse con canas
y descubrir que no le gusta lo que ve, y debemos
entender y aceptar que eso puede pasar y que es muy
normal que pase. No tiene que ver con tabúes ni con
prejuicios sociales respecto al tinte sino con lo que a
una, en lo personal, la hace o no feliz.
Podemos opinar pero no hacer juicios de valor, cada
quien es libre de regresar sobre sus pasos en este
proceso y así debemos aceptarlo las que deseamos
continuar en él. Porque suele pasar que no es que no
se tenga la conciencia de que el tinte es dañino y
maltrata el pelo, se la tiene, eso es una verdad que es
imposible de negar pero a pesar de ello, puede pasar
que no nos sintamos bien con canas, entonces, se
regresa al tinte, sobre todo, si no se sufre de alergias o
problemas de salud que impidan ese regreso.
También puede pasar que alguna no esté lista del
todo para verse con canas y no por la edad, que
sabemos que pensar que hay una edad para dejarse
las canas es un tabú. Para lucir las canas no hay edad,
se lucen cuando se las tienen y salen para lucirlas y se
desea lucirlas, sobre todo. El no estar listas para verse
con canas dependerá de un estado emocional y no de
la edad, y es válido esperar para estarlo o no estarlo
nunca.
Pasa que hay personas que tienen muy pocas
canas, apenas unos rayitos y eso no les gusta, o no les
agrada el tono que esos rayitos les da en combinación

70
con el color natural de su pelo, porque recordemos que
no a todas nos sale el tono de canas parejo, es decir o
todo blanco, o todo gris, o todo plata. Hay personas
que lucen tonos naturales como el negro, castaño,
marrón, debido a que aún su pelo tiene pigmentación
natural, melanina, y sólo tienen pocas canas
esparcidas o mechoncitos adelante, etc., esto no quiere
decir que a todas no les guste verse con pocas canas,
habrá muchas que les gustan sus rayitos, así sean
pocos pero habrán otras que no. Sucede que al irse
viendo en un espejo, el tono del pelo, el resultado que
les dan esas canas, deciden que no desean verse así
porque preferirían tener un tono parejo de canas o
tener muchas más canas.

Y es comprensible que sientan eso, es para nada


criticable, siempre digo y lo sostengo, uno debe
sentirse feliz con lo que ve, si lo que ve no le gusta, no
le hace sentir feliz, le entristece o deprime, mejor
regresar a lo que tenía antes o buscar alguna
alternativa que le ayude a verse como desea hacerlo y
que la haga sentirse mucho más feliz y conforme.

Todas debemos comprenderlo y aceptarlo, porque el


proceso no significa, para todas, quedarse por siempre
en las canas, algunas decidirán volver al tinte pasados
algunos años o decidirán usar colores en mechas, o
algún tono lila, azul, etc., cada decisión es personal y
los gustos también, así como a muchas nos gusta el
tono inalterable de las canas y no queremos usar nada
que lo altere, otras desean innovar con sus canas, ser
creativas, probar algo diferente y es también muy
válido.

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COLLAGE DEL PROCESO

En estas fotos podemos ver cómo se fue


decolorando el pelo con las lavadas.

72
XV
DESCUBRIENDO UNA NUEVA IMAGEN
Vestuario, maquillaje, accesorios y colores

Definitivamente al tener canas me di cuenta de que


debía cambiar mi vestuario. En realidad los colores de
ropa que venía usando como el negro, marrón, beis,
blanco, me hacían ver muy apagada en contraste con
el cabello tan blanco. Antes, muy raramente, me ponía
colores subidos de tono, pero comencé a descubrir que
usando esos colores, más alegres, mis canas
resaltaban mucho más que con los colores pálidos,
muy neutros, ya que me veía muy apagada. Claro, esto
es un tema muy personal, cada quien tiene sus gustos
y eso es muy respetable, pero yo les cuento mi
experiencia, cómo me sentí yo y cómo quise cambiar
en este sentido.

Comencé a comprar jerseys de colores más alegres,


de color rojo cereza, verde esmeralda, morado obispo,
azul añil, azul turquesa, fucsia, mostaza fuerte y así
comencé a combinarlos con pantalones oscuros o
claros. Otra cosa que me ayudó a combinar fueron los
foulards, chales, pañuelos, etc., si me ponía un jersey
negro, por ejemplo, lo combinaba con un foulard de
color subido o alegre, o unicolor pero de un color fuerte
como rojo, verde, naranja, etc., igual cuando usaba un
jersey blanco o beis, o azul pálido o rosa, le daba un
toque de color con el foulard, pero por lo general, me
decanté por jerseys de colores vivos, aunque no dejé
de usar el color negro que siempre fue uno de mis
preferidos.

Cuando tenemos la cabeza muy blanca y usamos el


color blanco en la ropa, todo blanco, en lo personal he
visto cómo desluce mucho en contraste con el pelo,

73
tengo que usar pañuelos, en el cuello, de tonos fuertes
que hagan contraste con el color blanco.

Cambiar los colores de mi ropa fue todo un cambio


para mí pero me gustó el resultado, ver lo bien que me
veía con esos colores tan alegres que resaltaban mis
canas.

Otra cosa que aprendí, fue a usar el círculo


cromático de colores, aprendí a combinar los colores
secundarios con los primarios, buscando los
complementos, por ejemplo, con un jersey color azul
añil o azul índigo me ponía un foulard color naranja y
un labial color naranja que hiciera juego con el foulard.

Cambié el tono de mis labiales, antes usaba labiales


muy pálidos o en tonos tierra casi siempre, cambié al
rojo cereza, al color vino, al rosado fucsia, al naranja, al
morado intenso, pero sobre todo a los tonos con rojo o
con color vino. Sobre el maquillaje de ojos, nunca he
sido de maquillarme los ojos, siempre he tenido alergia
a las máscaras, delineadores y esas cosas, lo más que
puedo usar es una rayita en la línea superior del ojo,
polvo compacto y rubor en las mejillas, pero si les soy
sincera, no soy buena maquillándome ni lo hago mucho
pero el labial no me puede faltar, el labial para mí es
imprescindible, así como lo son los zarcillos, aretes o
pendientes, no puedo salir sin ellos. Comencé a
comprar zarcillos y aretes de colores que me
combinaran con los jerseys que tenía, de este modo
comenzó un cambio en la escogencia de la ropa, de los
accesorios y de los labiales. También me gustan los
collares y las pulseras y pruebo a combinarlas de tanto
en tanto pero sin recargarme.

Sobre el lápiz de cejas puedo decir que, antes, como


llevaba el cabello teñido de marrón, usaba un lápiz

74
marrón, pero una amiga me aconsejó que no se me
veía bien el lápiz marrón con las canas, (sobre todo
cuando las canas son muy blancas y parejas), que
probara usando un lápiz de color gris, le hice caso, el
lápiz de cejas gris me vino muy bien con mis canas,
mucho mejor que el lápiz marrón, la diferencia fue
notable y comencé a pintarme las cejas con lápiz gris.

Para mí este cambio en los colores de la ropa, en los


accesorios, en el maquillaje, fue fundamental. Además
me estimulaba a salir y a comprarme ropa, un jersey
nuevo o una blusa de tonos alegres, que podía
combinar con un pañuelo unicolor de un tono también
fuerte. Ahora uso tonos más alegres que me destaquen
las canas y que no me vea tan apagada con ellas, al
menos esa fue mi experiencia y se las comparto.

Lo otro que me pareció y me parece fundamental es


mantener un corte de pelo moderno, con una buena
forma, suelo ir cada tres meses al peluquero a
cortarme el pelo para mantenerlo en buen estado. Pero
ya les digo, todo esto es muy personal, cada quien
decide lo que más le gusta.

Por otro lado, todo esto me hizo reafirmar mi


autoestima, sentirme mucho más radiante, más
atractiva. Parece mentira, que el haberme dejado las
canas, tuvo el poder de hacerme sentir cosas que no
las sentía cuando me teñía el pelo. Para mí fue un
descubrimiento maravilloso, que no sólo reafirmó mi
personalidad sino que me dio motivación para sentirme
más feliz y más satisfecha de mis decisiones
personales como la de dejarme mi cabello natural.

Como siempre digo: “Cada cabeza es un mundo y


cada quien decide lo que le gusta o no”. Yo decidí lo
que me gusta, me hacía y me hace sentir bien y feliz.

75
Descubrí una nueva imagen de mí misma, una versión
mejorada, gracias a mis canas.

Por eso digo: ”No mires hacia atrás, tú no vas por


ese camino”. El camino del tinte quedó atrás y no
pienso recorrerlo nunca más.

76
XVI

EL MITO DE LA EDAD Y LAS CANAS

La creencia generalizada de la mayoría de la gente


es asociar canas con edad. Parece que la edad es el
motivo “sine qua non” para que las canas existan. La
aparición de las canas está relacionada con la genética
en primer lugar, es la genética la responsable de que
una persona tenga canas a temprana edad o a una
edad ya madura, normalmente comenzamos a ver
canas en nuestro pelo alrededor de los 30 años que es
cuando, también, comenzamos a teñirlo para taparlas.
He visto personas de 88 años que no tienen un pelo
canoso como mi suegro por ejemplo, no tiene canas,
su pelo conserva el color castaño oscuro de cuando
era joven. Sin embargo, mi marido comenzó a
encanecer alrededor de los 45 años, no tan joven, pero
mi padre encaneció a los 30 al igual que mi hermano y
que nosotras las mujeres de mi familia. Nuestras
primeras canas deben haber aparecido alrededor de
los 30 años pero como yo me pintaba el pelo desde los
20 años, no recuerdo haber tenido nunca esa
experiencia de haber visto salir una cana en mi cabeza.
Creo que pasé corrido de teñirme sin tener canas a
seguirlo haciendo cuando ellas me salieron, sin darme
tiempo a que pudiera verlas asomarse. Me perdí la
maravillosa transformación de mi pelo natural en gris
plata.

Hay personas que incluso comienzan a verse las


canas alrededor de los 20 años y hasta más jóvenes,
por lo tanto, el tema de que las canas tienen que ver
con la edad o que salen por la edad no es cierto.
Sabemos que las canas son producto de la ausencia
de melanina en los bulbos pilosos. La melanina es la
responsable de aportar el color de pelo que por

77
herencia nos corresponde. La carencia de ella es la
que produce el nacimiento de los cabellos grises o
blancos, aunque hay una teoría que dice que en
realidad, las canas son amarillas, que es el amarillo, su
verdadero color.

Desde pequeños leemos cuentos donde los


personajes canosos son los abuelitos o ancianos,
también algunos personajes malos como brujas de
pelos grises, villanos y mujeres malvadas como Cruella
de Vil con la mitad de la cabeza canosa y de este modo
los asociamos con algo negativo. La vejez se considera
como algo negativo, a la mayoría de las personas no
les gusta envejecer ni que les digan que están viejas,
pareciera que eso fuera un insulto. Nuestra sociedad
promociona la imagen de la eterna juventud, de la
belleza eterna con productos, cirugías, cosméticos, que
ayudan en contra del envejecimiento. Hay un temor de
aparentar mucha edad como también el miedo a tener
arrugas, papada o canas. Las canas entran en la parte
de la apariencia y aunque es un color de pelo, nada
más, al estar asociadas a la vejez, el miedo a tener
canas y lucirlas hace mella en muchas personas. Este
temor a envejecer se conoce como Gerascofobia, que
proviene de las palabras griegas Geron= hombre viejo
y Phobos= miedo.

Lamentablemente o afortunadamente, todos vamos


a envejecer y es algo que es inevitable y de lo que
nadie puede escapar. Además, la edad se nota en las
arrugas, en la pérdida de elasticidad de la piel, de
tersura. Hay muchos factores que denotan la edad, que
no sólo es el pelo, porque vemos a muchas personas
se ven mayores y no tienen canas, ya que se las tiñen,
la edad se les nota a pesar de teñirse.

78
El mito de que el pelo teñido rejuvenece es sólo un
mito, nada más.

Muchas personas dicen: No me dejo las canas


“todavía”, aún no estoy lo “suficientemente” vieja para
dejármelas, cuando cumpla los “50 años” me las dejo,
no estoy preparada para verme “anciana”, no me
atrevo por miedo a las “críticas”, me “asusta” mirarme
la cabeza gris o blanca, las canas no son para “mí”, a
mí “no me quedan bien” las canas, etc., y así tantas
otras frases que he escuchado y que me han dicho
cuando he comentado este tema con alguien.

Todas estas frases denotan el prejuicio que se tiene


en contra de las canas y cómo se las asocia
definitivamente con la edad, y no es una cuestión de
edad, sino de genética. Aunque la edad influya en su
aparición, no podemos decir de modo tajante que es la
edad la única culpable de la aparición de las canas.
¿Cómo saber si nos quedan bien las canas si jamás
nos hemos visto con ellas?, eso lo puede decir alguien
que ha hecho su proceso de dejarse las canas y luego
ha comprobado que no le gusta lo que ve, y decide que
no se las dejará y se vuelve a teñir, pero una persona
que nunca se ha visto con canas ¿Cómo va a saber si
le quedan bien o no hasta que no se las deja?

Son excusas sociales para justificar el porqué de no


dejarse las canas. A fin de cuentas, nadie debe dar
razones ni motivos para teñirse, cada quien es libre de
teñirse el pelo como cada quien es libre de dejarse sus
canas cuando desee. Podríamos argumentar lo
siguiente para justificar el tinte: Me tiño el pelo para no
verme vieja. Si llevo el cabello teñido me sentiré
cómoda y más joven. Nadie me criticará si me ven con
el pelo teñido. Con el pelo teñido me puedo mirar en
cualquier espejo sin asustarme, etc.,

79
De este modo estamos dejando en evidencia, el miedo
a envejecer y el miedo al “qué dirán”.

Cada quien es dueño de tomar sus propias


decisiones y hay que respetarlas, pero tan válido es
teñirse para no verse vieja, si es eso lo que se piensa,
como dejarse las canas para sentirse rejuvenecida,
libre, y reafirmada. Todo dependerá del cristal a través
del cual se mire y del punto de vista de cada quien. No
critico a las que se tiñen pero tampoco acepto críticas a
mis canas, respeto para que me respeten, así de
sencillo. Debemos aprender a vivir con la diversidad y a
compartir con respeto los diversos criterios. La idea es
convivir en armonía unos con otros, seamos teñidas o
canosas.

En días pasados leía un artículo que decía algo así:


“…el sexo no termina con la aparición de las canas y
las arrugas”. En el artículo se defendía el sexo en la
tercera edad, diciendo que las personas ancianas o
mayores tienen tanto derecho a la sexualidad como las
jóvenes. Lo que está muy bien y lo comparto. Lo que
me llamó la atención fue el título con las palabras
“canas” y “arrugas” pero sobre todo “canas”. Ya
sabemos que socialmente canas y arrugas son
sinónimo de vejez. “El sexo no termina con la vejez”,
era en otras palabras de lo que trataba el artículo pero
las canas las pueden tener personas muy jóvenes que
no tienen arrugas. No podemos determinar una sola
edad para tener canas. Las canas, como sabemos,
pueden salir desde edades muy tempranas.

He visto en la red, hasta un “Manual de estrategias”


para luchar en contra de las canas, es como si el ver
salir las canas se tratara de una guerra que hay que
vencer, guerra que al final con el paso de los años

80
terminamos perdiendo al irnos quedando calvas o
padeciendo alergias y enfermedades producidas por
los químicos.

Otra cosa, que he notado, es lo que opina mucha


gente sobre las personas que se tiñen de gris o
plateado el cabello, dicen que es moda y que se ve
muy bien y bonito, pero si se dejan las canas la opinión
tiende a cambiar. Las tachan de viejas decrépitas que
se ven horribles y descuidadas, siendo el color de las
canas, prácticamente igual e incluso mucho más bonito
que el de un tinte. Las canas naturales tienen una
belleza original que se destaca, que no la da ningún
tinte por más sofisticado que sea. Incluso, he visto en
tiendas de ropa maniquíes infantiles que tienen el
cabello canoso o platinado y me lleva a preguntarme:
¿Qué habrá pasado por la mente de los que diseñan
esos maniquíes para ponerles el cabello de ese color?,
¿lo harán por moda, porque se ven cool, guay o chic?
Buena pregunta.

No podemos generalizar, como siempre digo, no


todos piensan que las canas son feas o son para
personas viejas nada más pero sí una gran mayoría.
Sin embargo, cada vez se nota una mayor aceptación
social de las canas sobre todo en personas que
deciden atreverse a lucirlas.

Observo que cada vez me encuentro con personas


que me comentan que se han dejado las canas,
muchas lo han tenido que hacer por salud, casi que en
contra de su voluntad y por orden médica, la calvicie
producida por el tinte ha sido una de las tantas
razones. Pero una vez que se han visto con sus canas,
han comenzado a quererlas, a aceptarlas y a sentirse
mucho más seguras y felices.

81
Pienso que la salud vale cualquier cambio.
Quedarnos calvas por complacer a una sociedad que
promociona el falso concepto de belleza capilar que
dan los tintes, no vale la pena. Sabemos que los tintes
dañan la salud y ocasionan caída de cabello y alergias,
y quién sabe cuántos otros males silenciosos que
desconocemos pero que van causando mella en
nuestro organismo. El tinte se absorbe a través del
cuero cabelludo y va al torrente sanguíneo, lo que nos
explica, la muerte de algunas personas por reacción
alérgica al tinte. Nunca antes les pasó nada al teñirse y
un día, de pronto, les da una reacción que las lleva a la
muerte o las coloca al borde de ella. Y aunque son
pocos los casos, se han dado.

La salud es lo más importante, más importante que


estar a la moda con un color de cabello.

Las canas para mí son sólo un color de cabello


como cualquier otro y es un color auténtico, original y
único, porque no hay canas iguales a otras, cada una
es distinta, cada una tiene un tipo genético diferente y
es eso, lo que las hace ser únicas y hermosas.

82
XVII

CANAS, SABIDURÍA, COLOR DE MODA

Buscando pasajes en donde se hablara sobre las


canas, descubrí algunos de la Biblia. Encontramos
citas que denotan que las canas son sinónimo de
sabiduría pero también de vejez:

1 de Samuel 12:2 Ahora, pues, he aquí su rey va


delante de ustedes. Yo ya soy viejo y lleno de canas;
pero mis hijos están con ustedes, y yo he andado
delante de ustedes desde mi juventud hasta este día.
Job 15:10 Cabezas canas y hombres muy ancianos
hay entre nosotros, mucho más avanzados en días que
tu padre.
Isaías 46:4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las
canas les soportaré yo, yo hice, yo llevaré, yo soportaré
y guardaré.
Proverbios 16:31 La canicie es corona de hermosura
cuando se halla en el camino de la justicia.

Por cierto, que hablando de justicia, desde el siglo


XVIII, las pelucas blancas fueron un símbolo de
elegancia y de distinción así como de posición social.
En los países anglosajones, los jueces, abogados y
militares solían llevar pelucas blancas, ya que
representaban de algún modo, a la justicia, la sabiduría
y la imparcialidad en los juicios y por otro lado,
infundían respeto en las cortes. Antiguamente estas
pelucas eran empolvadas y algunos hasta las
empolvaban con cal y harina para librarse de un
impuesto que en esa época le impusieron a los que no
llevaban pelucas empolvadas. Como vemos el hecho
de usar cal, harina o polvo era por el color blanco
asociado a la clase, dignidad, justicia y sabiduría, ya
que a las canas se le asocian estas cualidades.

83
Las canas dan además de luz, mucha elegancia a
quien las lleva y no se puede negar que infunden
respeto. Además, se suele asociar a las canas, la
seguridad y la confianza. Una persona que luce sus
canas, refleja estas dos cualidades porque la actitud
con la que se llevan las canas es fundamental, sobre
todo, si consideramos que para muchos es un tema
tabú.

Por otro lado, me da curiosidad ver cómo en la red,


cada vez más, hay videos y tutoriales de cómo hacer
para tener el cabello blanco o gris, tiñéndoselo. La
mayoría de los que desean hacerlo, son personas
jóvenes que ansían tener el cabello de estos colores y
además, he visto en la calle a chicos y chicas, llevando
estos colores con mucho orgullo. Lo que nos
demuestra que ellos siendo tan jóvenes, no tienen
ningún reparo en lucir ese color que se asemeja tanto a
las canas. Quizá no les preocupe porque saben de
antemano que nadie los relacionará con “viejos”,
porque su juventud es evidente y que el tono de su
cabello será más bien relacionado con el color de moda
y no con canas o vejez, cosa que no suele pasar
cuando es una persona de cierta edad la que se deja
las canas.

El color blanco ¿Qué simboliza?, el blanco se asocia


con paz, con pureza, con libertad, con perfección, luz;
también se relaciona con lo nuevo, con los comienzos,
con limpieza, resurrección y verdad. Las cualidades
que se atribuyen al color blanco son muy hermosas.
Así mismo, el color blanco refleja serenidad, protección
y alivio. Definitivamente, muchas de estas cualidades
las reflejamos con las canas, nuestro rostro se
enmarca llenándose de luz con ellas, además de dar
una sensación de elegancia y sabiduría, también dan

84
una sensación de paz y relajación, suavizan las
facciones, dándonos un aire de distinción. Y cuando
hablo de las canas blancas, es por el color de las
canas que se ven en su mayoría blancas. El tono gris
puede estar presente cuando aún el cabello tiene cierta
pigmentación natural. Al contrario que el color blanco,
el gris es un color que no es ni negro ni blanco, está en
el medio y lo asocian con vejez al igual que el color
blanco. El gris representa lo sobrio, al estar las canas
diversificadas entre el blanco puro y el gris, se logra dar
un matizado precioso que al mezclarse nos da una
sensación placentera de equilibrio entre estos dos
colores y que es lo que suele llamarse “sal y pimienta”
o “salpimentado”.

Hay muchas asociaciones que se hacen con el color


blanco, comentaré algunas de ellas que he leído:

En el simbolismo religioso el blanco es comienzo,


cuando Dios dijo: “Hágase la luz”. También se asocia a
Resurrección, lo que renace, como renacemos
nosotras al dejarnos nuestras canas, renacemos a la
autenticidad y a la liberación de los tintes.
La hostia es blanca, la túnica de Cristo es blanca, los
vestidos de bautizo, de comunión, de boda.
El color blanco se considera como un color absoluto
y perfecto.

En el sentido político el blanco es significado de paz


y rendición, las banderas blancas, por ejemplo. El
blanco es símbolo de pureza, de inocencia. Las aves
blancas son consideradas mensajeras, mensajeras de
buenas nuevas.

Y así muchas más asociaciones positivas podemos


encontrar del color blanco, el color de nuestras canas.

85
XVIII

EL ANTES Y EL DESPUÉS

Algo que me impactó fue el ver el “antes” y el


“después” de mi proceso.

Acostumbrarme cada mañana a verme en el espejo


con la cabeza casi toda blanca, la verdad me
impresionó durante los primeros días o el primer mes,
luego es como todo, una comienza a acostumbrarse a
la nueva imagen, la natural, la que la naturaleza nos
concedió y a olvidar esa otra imagen, la de cabello
teñido. Además, cuando comencé a combinar el color
de pelo con accesorios, colores, ropa, cortes de pelo,
maquillaje, etc., me di cuenta que mi nueva imagen me
hacía sentir muy satisfecha, muy feliz y realizada,
había logrado una meta que redundaría en salud,
principalmente, que era lo que buscaba como objetivo
final.

Sin embargo, esa “otra yo”, la del cabello teñido,


también tuvo su importancia en mi vida, fue desde esa
“otra yo” que llegué a la que soy ahora, una más
segura, reafirmada en su esencia personal, más
auténtica consigo misma y sobre todo más realizada.
Finalmente estaba haciendo caso a mi voz interior que
me decía que parara con el tinte, que me dejara mis
canas, que terminara con esa esclavitud que estaba
dañando mi salud y haciéndome sentir sacrificada,
cada vez que tenía que teñirme el pelo. Así lo sentía
yo, como un sacrificio, debido a la alergia que padecía
y que si no hubiera parado con el tinte me hubiera
convertido en una masoquista para agradar más que a
mí misma, al “qué dirán” de los demás.

86
El “después” del tinte, se convirtió en un tiempo de
paz, de renovación, de resurrección si se quiere, de
realización personal y de reafirmación de creencias y
convicciones.
Además, el haber podido superar los meses del
proceso, el haber sido “valiente” para afrontar las
críticas y al final haber podido ganar en salud y en
libertad respecto a la esclavitud del tinte, es algo que
no tiene precio.

Me gusta más mi “después” que mi “antes”. No me


reconozco en las fotos viejas, cuando me veo con el
pelo teñido, siento que no era yo, y ahora puedo
apreciar claramente el daño que hacía el tinte en mi
pelo y en mi salud.

Cada quien tiene sus motivaciones y razones para


dejarse las canas y todas pueden ser distintas o
coincidir con otras, pero cada quien es único en sus
decisiones y modos de enfrentar su vida y su bienestar.
Yo les cuento en este libro mi experiencia que no tiene
que ser igual o la misma que la de los demás, es la mía
y cada una tiene la suya, y es en esta diversidad de
donde nos nutrimos en este camino y proceso de
volver a lo natural.

87
XIX
LAS CANAS, UNA NUEVA ETAPA DE VIDA

Descubrí que al dejarme las canas comenzaba una


nueva etapa de vida. Con mis canas reafirmé la
seguridad en mí misma, fue como un
autodescubrimiento. Realmente mi vida dio un giro
grande con el proceso de dejarme las canas, no sólo
pasé a ser canosa sino que adelgacé logrando obtener
un peso adecuado a mi estatura y sobre todo por mi
salud. Estos dos procesos el de dejarme las canas y el
de perder peso fueron de mucha importancia para esta
nueva etapa de mi vida, aprendí a volver a lo natural no
sólo dejando los químicos del tinte sino dejando la
comida “chatarra”, aprendiendo a comer sano,
controlando porciones, eligiendo alimentos nutritivos y
también haciendo un poco de ejercicio semanalmente
como caminar, hacer bici estática en casa, cosas que
redundaron en beneficio en la nueva etapa de mi vida y
de mi nueva imagen.

Estos procesos no los hice por estética sino por


convencimiento de que los necesitaba por salud. Ahora
cuido mi salud mucho más de lo que antes pude
hacerlo, cosa que es aconsejable hacer, no sólo por
edad sino por conservar la salud en buen estado.

Una cosa que aprendí con estos dos procesos de


cambio, el de las canas y el de perder peso, fue que
siempre podemos lograr nuestras metas si nos lo
proponemos, que no hay ninguna meta por más difícil o
lejana que nos parezca que nosotros no podamos
alcanzar si trabajamos en ella con ahínco y con tesón,
con paciencia y con perseverancia, pero sobre todo,
con convencimiento de que es lo que deseamos hacer,

88
porque nos hace felices en primer lugar a nosotras
mismas y además nos reporta salud.

Cada mañana cuando me veo las canas en el


espejo les digo que las amo: “Las amo, canas”. El amor
cuando se dice y se manifiesta, devuelve una vibración
positiva, que nos hace sentir bien y nos ayuda a seguir
adelante.

Ser canosa y sentirme feliz, ha sido una revolución


de sanidad en mi vida, un quehacer espiritual también,
el de creer en mis valores, en mí misma, el sentir que
puedo hacer lo que me hace feliz sin importar lo que a
otros les parezca o les deje de parecer.

Ser yo misma con mi pelo blanco y mis años, con mi


vida, con mi modo de encararla y de evolucionar cada
día, es lo que al final de cuentas me importa y me hace
sonreír cada mañana al despertar para agradecer un
día más.

89
XX
OTRA VISIÓN DE MÍ MISMA Y DEL ENTORNO
Llegado a este punto, es interesante ver que
finalizado el proceso, alcanzada la meta y sabiendo
que no regresaremos sobre nuestros pasos ¿Qué
sentimos?, ¿Cómo nos vemos?, ¿Cómo vemos a los
demás?
Yo puedo hablarles con propiedad de lo que yo
sentí, me descubrí de otro modo, me di cuenta que
podía enfrentar a la sociedad con mi pelo blanco y no
tener miedo ni pena de hacerlo, sentir que había
vencido un tabú fue algo muy bueno, mi autoestima
mejoró mucho, me sentí capaz de salir y vencer
cualquier obstáculo.
Con el segundo corte de pelo a los once meses,
consideré finalizado el proceso, ya no me quedaba
nada de tinte y aunque el pelo lo tenía de un corto que
nunca imaginé tenerlo, me sentí feliz y realizada.
La sensación de paz y de tranquilidad que tuve al
saber que ya más nunca volvería a preocuparme por
las raíces y más nunca por correría a teñirme, es algo
que no se puede explicar sino sentir. Ver esas raíces
que tanto detestaba antes, pero que ahora, formaban
parte de mi cabello natural, que ahora es mi cabello
natural, esa sensación de libertad, no tiene precio.
Una siente que se ha quitado un peso de encima,
que la tortura y la mortificación de teñirse ha terminado
y ha dado paso a una maravillosa sensación de
libertad.

90
Acostumbrarme a verme con el cabello blanco casi
en su totalidad, tengo más blanco que gris, fue algo
que al comienzo me impresionó un poco, sobre todo al
verme en el espejo, ya que les confieso que me notaba
algo apagada, y aunque nunca fui de mucho
maquillaje, siempre me gustó ponerme rubor,
rellenarme las cejas y usar labiales, sólo que ahora
notaba que los labiales muy claros ya no me iban con
mis canas. Cada quien vive su experiencia de modo
distinto y todas son muy válidas. Mi experiencia no
tiene que ser la de los demás, es mi vivencia y es cómo
me sentí al finalizar el proceso.
Descubrí que me gustaban los labiales con más
tono, que me lucía más la ropa de colores vivos, que
me gustaban más los aretes que me hicieran juego con
la ropa, en fin, que se me activó toda una coquetería
que quizá antes no la tenía de ese modo. En mi caso
las canas fueron un aliciente que me ayudó mucho a
valorarme más, a verme como una mujer distinta a la
que fui cuando iba teñida, y es que claro, algo cambió,
no sólo el color de pelo, sino mi capacidad de enfrentar
los retos, me hizo ver que podía, no sólo con el reto de
las canas sino con el reto del peso, (yo hice los dos
procesos a la vez, el de las canas y el de perder peso),
eso hizo que me sintiera capaz de enfrentar cualquier
otro reto y ambos procesos redundaron en mi salud, no
sólo porque el tinte me generó una alergia a los
químicos, incluidos perfumes y olores fuertes sino que
ahora me sentía más saludable en todo sentido.

91
En mi caso volver atrás no era posible ni que
hubiera querido hacerlo. Menos mal que no fue así.
Desde que llevo mis canas me fijo más en el entorno,
en las mujeres que van teñidas, en cómo se les ve el
pelo, si bonito o dañado y he observado más pelos
dañados que sanos y bonitos, aunque hay quienes se
tiñen y conservan con cuidado su pelo y se les ve muy
bonito, pero la generalidad no es esa,
lamentablemente.

Me puse a mirar mis fotos con el pelo teñido y


descubrí entradas de calvicie en esas fotos, el pelo feo,
seco y sin vida, las facciones endurecidas con los
tonos oscuros del tinte, cosas que antes nunca noté,
fue como si ahora al llevar canas pudiera ver y notar
cosas que antes nunca pude notar.
Tuve que enfrentar críticas y miradas de asombro de
personas que no me reconocían al verme con las
canas, pero también recibí muchos cumplidos de
quienes, sinceramente, me dijeron que me veía muy
bien, cumplidos de hombres y de mujeres.
Llevar canas no me hizo ser una mejor o peor
persona, seguí siendo yo, pero ahora, con mucho más
conocimiento de mis capacidades para enfrentar retos
y también, más segura de lo que quiero. Creo que el
camino andado ha merecido la pena, el esfuerzo y la
salud.
Además este proceso de dejarme las canas ha
redundado en conocimiento, en otra visión del entorno
y también en una mayor comprensión de lo que me
rodea.

92
No me arrepiento de haberme teñido el pelo durante
tantos años. Creo, firmemente, que todas las
experiencias son necesarias para nuestro crecimiento,
si las vivimos es por algo, porque las necesitamos para
nuestra evolución. Cuando comencé a disfrutar de mis
canas pensaba que hubiera debido dejar de teñirme
mucho antes, me recriminaba el haber estado tan
ciega, de no haber podido parar con la esclavitud del
tinte aún a sabiendas de que me hacía daño. Pero
ahora sé, que ha debido ser así, que era necesario que
todo llegará a su debido tiempo.
Todo pasa por una razón y hay un tiempo para cada
cosa, es parte de nuestra evolución en este plano
material. Admiro a todas mis compañeras de camino,
admiro su tenacidad, convencimiento, admiro su
capacidad de enfrentar retos, de sonreír mientras los
enfrentan pero sobre todo admiro lo felices que las veo
cuando logran su objetivo.
Lo más hermoso que he visto, es la felicidad que hay
en una sonrisa coronada por unas canas radiantes,
libres y felices.

93
XXI
TESTIMONIOS DE AMIGAS Y COMPAÑERAS DE
CAMINO
He querido compartir en este libro, el testimonio de
tres amigas y compañeras de camino, de este camino
de las canas.
Ellas, amablemente, me han dado sus testimonios,
así como sus fotos para compartirlas en este libro, algo
que agradezco.

TESTIMONIO DE CARLA
Cuando comencé a considerar dejarme las canas,
fue cuando vi a Vilma que se dejó las de ella y también
cuando comencé a participar en un grupo de
“Salpimentadas” en Facebook. En ese grupo pude ver
a mujeres más jóvenes que yo que se dejaron sus
canas y se veían muy bien. Sin embargo, aún no me
sentía del todo convencida.
El último tinte que me puse era oscuro y lo combiné
con mechitas. Siempre me teñía de oscuro y aclaraba
un poco con mechas. Trataba de alargar el tiempo para
no teñirlo tan pronto, usando barras especiales para
tapar raíces y tapar el crecimiento de la coronilla.
En el verano de 2014 teniendo las raíces bastante
crecidas, comencé a usar un mousse con color para
tapar el crecimiento, este mousse se caía al lavar el
pelo. El color teñido comenzó a decolorarse con unos
tonos muy feos y fue cuando una amiga me dijo: “O te
tiñes de nuevo o te cortas el pelo”. Y decidí cortarme el
pelo.

94
En octubre fui a la peluquería y me cortaron
bastante, casi todo lo teñido salió pero quedaron
algunas puntas aún teñidas. Al verme con casi toda mi
cabeza canosa me empezó a gustar lo que vi. En el
2015 fui de nuevo a la peluquería y me cortaron todo lo
que quedaba de tinte.
En ese entonces fue cuando comencé a disfrutar del
color de mi pelo, a gustarme lo que veía y a sentirme
feliz con la decisión tomada. Algo que me favoreció
durante el proceso fue que no estaba trabajando, por
eso, pude llevar el proceso más relajada. Luego me lo
dejé crecer un poco y ahora lo mantengo con un largo
medio, debajo de las orejas. Me siento “contra-
corriente” y me gusta.
No es el color de pelo lo que nos hace mayores sino
son otras cosas, es cuestión de actitud. El resultado
logrado ha sido excelente.
El grupo de “Salpimentadas” y Vilma, fueron mi
motivación y apoyo. No doy un paso para atrás ni loca.
Personas que me ven con mis canas se están
animando a dejarse las suyas. Me contenta servir de
ejemplo en donde vivo.

95
TESTIMONIO DE ROXANA

Llevaba 23 años tiñendo mi pobre cabello. Digo


pobre porque tenía poca cantidad y estaba muy
maltratado. Además, me lo estaba tiñendo cada 15
días y me ardía muchísimo el cuero cabelludo.

El proceso en realidad se me hizo muy fácil porque


fui descubriendo mes a mes que me gustaba mi nuevo
cabello color plata, su suavidad es incomparable al
estropajo que tenía por pelo. Los primeros meses las
personas más cercanas a mí, me decían de todo. Pero
gracias a Dios, tengo muy alta autoestima y desde el
minuto cero en que decidí dejarme mi cabello al
natural, me dije que no le haría caso a nadie y así fue.
Al dejarme las canas me sentí libre, sana y feliz.

Pienso que debemos aceptar el paso de los años y


siempre dar gracias a Dios por un nuevo amanecer.

Llevo muchos años de matrimonio y mi esposo


jamás me criticó durante la transición de mi cabello, al
contrario, siempre me animó, junto con mis hijos, a que
siguiera adelante con el proceso. Ellos no querían que
me enfermara por culpa de los químicos que llevaba
años aguantando en mi cabeza. Ha cambiado mi
aspecto, por supuesto, pero sigo siendo la misma
persona, tratando de seguir cuidando mi aspecto físico
y mi salud para seguir adelante con todo.

Durante el proceso estuve muy entretenida con mi


trabajo y con mis estudios y no le hacía mucho caso al
proceso. Simplemente me lo lavaba, me peinaba, me
secaba la humedad y listo, a enfrentar un nuevo día.

96
Cuando llevaba ocho meses de transición decidí
cortar el cabello muy corto, eso me ayudó muchísimo a
acelerar el proceso y me encantó cuando vi parte del
cabello teñido en el suelo. Fue liberador.

Actualmente llevo un año y dos meses sin teñir mi


cabello. Ahora siento que tengo mejor salud capilar,
más cantidad de cabello, más brillo y un color plomo
que me fascina. Sigo con el cabello corto porque me
gusta cómo me queda, es muy práctico para mí.

Pienso que el decidir dejarse las canas tiene que ser


sólo una decisión personal, no hay que dejarse
influenciar por nadie. Es tener la madurez suficiente de
entender que tenemos que estar saludables y no
complacer a una sociedad que lo critica a una por llevar
la cabeza blanca. Tenemos que ser nosotras mismas y
disfrutar del paso del tiempo.

TESTIMONIO DE NORMA BEATRIZ

Hace 21 meses que llevo el pelo canoso. Decidí


dejar los tintes debido a una gran alegría a esos
productos. Lo descubrí por las manchas rojas en la
cara que un día me aparecieron al teñirme. Debido a
esto tuve que ir al médico.

Me diagnosticaron alergia a todo producto químico,


inclusive a los jabones corporales. Por lo cual dije
“Basta”. Fui a la peluquería a sacarme el color castaño
teñido que llevaba.
Tuve que pedir que me lo cortaran cortito y empecé
a renovar mi pelo. El pelo nuevo que aparecía por
debajo comenzó a salir súper blanco y hermoso.

97
Desde ese momento en que paré con el tinte, estoy
muy bien de salud y libre de la esclavitud que
significaba estar pendiente de si se veía el crecimiento
blanco de mis raíces. Además, el dejar el tinte significó
un ahorro de dinero.

Concluyo que estoy muy feliz por haber hecho este


cambio, aunque de vez en cuando, tenga que escuchar
diversas opiniones respecto a mi nueva imagen.
Hoy en día muchas personas, que me conocían con
el pelo castaño, me preguntan cómo hice para tener
este color tan blanco y cuál es el proceso para llegar a
tenerlo de este tono.

Pareciera que creen que es un color artificial, les


contesto que mi color de cabello viene por genética, ya
que en mi familia hubo y hay muchos canosos y
canosas. Se trata de una decisión muy personal, un
propósito de vida. En mi caso me dejé las canas por
salud y terminó siendo una liberación.

Mi salud mejoró, tengo el pelo suave, brillante y una


mejor calidad de vida. El haber dejado el tinte unido a
una nutritiva y sana alimentación, actividad física y
emocional, fue algo acertado y beneficioso para mí.

98
XXII
FOTOS DE CARLA, ROXANA Y NORMA BEATRIZ

CARLA

ROXANA

99
NORMA BEATRIZ

COLLAGE DE LAS TRES

100
XXIII
SER FELICES CON NUESTRAS CANAS
Para finalizar deseo comentar sobre la felicidad que
he notado y noto en las mujeres que han decidido lucir
sus canas, son comentarios de satisfacción personal,
de realización, de alegría, de amor por sus canas, de
liberación pero sobre todo de felicidad por haber vuelto
a lo natural.
Recojo aquí algunos de ellos que he leído en los
grupos en donde participo y que me permito
transcribirlos, por ser todos tan motivadores y
hermosos:

• Me fascinan mis canas y estoy


contentísima con ellas.
• Feliz y sin ningún apuro, me gusta ver
crecer de a poco mis canas.
• Me siento libre del martirio de las tinturas.
• Así va mi bello pelo creciendo y tomando
forma, sigo feliz
• Disfrutando mi cabello plateado libre de
todo tinte.
• Feliz, pues cumplí 4 años sin pintura en
mi pelo.
• Cuatro meses y me siento muy feliz.
• Muy feliz con la decisión que tomé hace
algunos años.
• Ya llevo dos meses y medio en el proceso
y me siento contenta.
• Feliz con mis canas y súper orgullosa.

101
• Me encantan mis canas. Viva la libertad
del tinte.
• Una de las mejores decisiones: aceptar
mis canas.
• Hoy por hoy soy feliz con mi cabello
salpimentado.
• Me siento fenomenal con mis canas.
• Nunca había visto mi cabello tan sano.
• Me siento encantada con este pelo que
tengo.
• Me animé a mi blanco total.
• Soy una amante de mi pelo blanco.
• A disfrutar de mi pelo, suave, brilloso y
con canas.
• ¡Al fin sin tinte!
• A disfrutar de la libertad sin tinte.
• Contentísima de mi decisión.
• Cada día estoy más feliz con mis canas.
• ¡Ánimo valientes, esto es toda una
liberación!
• Mi color natural ha cogido un bonito color
ceniza.
• Lentamente va creciendo, no tengo
apuro, estoy tan feliz con mi cabello.
• Sigue creciendo y está sano y suave.
• Me encanta tocar mi pelo tan suave.
• Con mis canas me siento yo.
• Disfrutando de este proceso y
sintiéndome muy feliz de mis canitas hermosas.
• Llevo ocho meses con el cambio y estoy
feliz.
• Amo mi cabello, tres meses sin teñirlo.

102
• Cada vez salen más canas, pero poco a
poco, me encantan.
• Cada día más contenta de haber dado el
paso.
• Cada día más encantada con mis canas.
• Cada día me convenzo que dejarse las
canas tiene un efecto maravilloso en nosotras.
• Amo las canas y me encanta ver a
hombres y a mujeres, luciéndolas con elegancia
y alegría.
• ¡Lo logré! Sin tinte y cada día más
enamorada de mi cabello.
• Aprendí a amarlo.
• Feliz y orgullosa de mi cabello.
• Ahí voy, muy contenta, pero esperando a
que crezca.
• Vamos caminando orgullosas con
nuestros hilos de plata.
• ¡Arriba nuestra valentía y autoestima!
• Las canas son rayos de luna en la
cabeza.
• Amo mis canas, ellas son parte de mi ser.
• He descubierto con mis canas otra yo que
me hace feliz.
• Liberarme del tinte ha sido una bendición
en mi vida.

103
Leer estos comentarios es realmente muy motivador,
nos demuestra que la felicidad por lo decidido da
dividendos muy satisfactorios en la mayoría de los
casos, y esto motiva a quienes transitan el camino de
dejarse las canas, un camino que se hace mucho más
llevadero cuando se tiene el apoyo, el ánimo y el amor
de compañeras de camino que transitan lo mismo o
que ya lo han transitado.
Por otra parte no olvidemos que la vida, la vamos
haciendo cada una según nuestros criterios y valores,
cada quien decide lo que mejor le va y lo que llena su
vida de satisfacción. Si el dejarse las canas forma parte
de esa satisfacción, bienvenidas sean, y si no, no pasa
nada, que con el pelo teñido o con canas, podemos ser
igualmente muy felices, satisfechas y dichosas.

104
XXIV
SÉ CANOSA Y SIÉNTETE FELIZ (Poema)

Tener el pelo blanco, tener el pelo gris,


hebras o mechones, hilos o reflejos,
corona de nubes, algodones de cielo.

Mis antepasados en mi cabello, mis


padres, mis tíos y mis abuelos, ellos
son un pedacito de blanco pelo.

Ser mujer y serlo a mi gusto,


con los ojos llenos de esperanzas,
con el alma plena de añoranzas.

Luz en las sienes,


luz en la mirada,
luz de luna que me baña
cada madrugada.

Si me dices que soy vieja,


con canas o sin ellas, soy
un ave que se eleva.

Y vuelo alto cada día, reflejando


el sol sobre mi pelo, sonriendo a
la vida que me ve, cumplir todos
mis anhelos.

Sé canosa y siéntete feliz, que


la vida es eso, un reto, un reto,
que nos anima a vivir.

Vilma Vivas Yepes.

105
XXV

LA CANA SOLITARIA (Cuento)

La mujer se peinó su bella cabellera negra, con tan


sólo 38 años se sentía muy bien, tenía buena salud, un
buen trabajo, una familia y era muy apreciada y querida
por sus amistades. Entonces, de pronto, al pasar el
cepillo por su cabellera vio un pelo blanco que
sobresalía muy orgulloso de entre los demás, se
acercó al espejo y vio que era una cana, su primera
cana, trató de arrancarla pero la cana estaba muy
adherida al cuero cabelludo, se dio por vencida y la
escondió entre los demás cabellos diciéndose a sí
misma que, de todos modos, no se notaría.

Se fue muy contenta para su trabajo y así pasaron


los días. Un día en que se peinaba vio de nuevo a la
cana, estaba más larga y parecía más fuerte. Se dijo
que tendría que comenzar a pensar en teñirse el
cabello si le salían más canas.

Mientras tanto en la cabeza pasaban cosas, los


cabellos oscuros habían descubierto a la canita y
comenzaron a acosarla, diciéndole:

-Pero ¿Qué haces tú aquí?, una cana blanca, que


vergüenza, tener que compartir la cabeza contigo, ¿No
sabes que las canas son poco apreciadas, que nadie
las quiere ni las desea?

La canita bajó su mirada muy apenada y triste, ella


no tenía la culpa de haber nacido sin melanina, nació
blanca pero se sentía muy fuerte y sana, no entendía
por qué sus hermanos, los cabellos oscuros, la
despreciaban sólo por carecer de color. Les dijo con
voz muy triste:

106
-Lo lamento mucho, no quiero que mi presencia los
moleste, yo quiero que seamos amigos, que nos
llevemos bien, que podamos compartir como
hermanos.

Las canas oscuras le dieron la espalda y


comenzaron a murmurar entre ellas. La canita solitaria
se sentía rechazada y triste, y comenzó a llorar con
gran desconsuelo. Lloró tanto que las lágrimas
comenzaron a mojar las raíces de los cabellos oscuros
y éstos molestos, comenzaron a alzar los pies,
chapoteando en el agua de las lágrimas, mientras
exclamaban enojados:

-¡Deja ya de llorar que nos vamos a morir ahogados!

La canita solitaria dejó de llorar y se quedó en


silencio esperando un gesto de bondad de sus
hermanos, los cabellos oscuros, pero ellos enojados, le
dieron la espalda y siguieron murmurando sobre ella.

A todas estas, la dueña de la cabeza se comenzó a


rascar el cuero cabelludo, sentía algo raro y notó que
su pelo estaba algo húmedo, lo atribuyó a la humedad
y al calor de ese día. Al llegar a casa se lavaría la
cabeza. Cuando salió del trabajo pasó por una
perfumería y vio los botes de tinte en el estante, se
acordó de la cana que había visto y decidió que lo
mejor era teñirse cuanto antes el cabello, no fuera a ser
que luego salieran más y más canas, y ella perdiera el
glamour de su cabellera oscura y sus amigas la
comenzaran a tildar de vieja y decrépita. Regresó a
casa con el bote de tinte negro y al llegar se fue al
baño dispuesta a teñirse el cabello. Cuando se pasó el
peine por el cabello notó a la canita que seguía allí
sobresaliendo, erguida, y vio que, ahora, brillaba
mucho más, daba destellos de luz blanca al pegarle el

107
sol, enseguida se dispuso a usar el tinte. Los cabellos
oscuros que habían visto el bote de pintura,
comenzaron a dar la alarma a todos los demás y
culparon a Canita por lo que iban a sufrir todos ahora.
Por su culpa les pondrían un tinte negro que a muchos
les haría daño y terminarían muriendo.

De pronto sintieron el primer brochazo y


comenzaron a toser desesperados: ¡Cof, cof, cof!

Después sintieron un segundo brochazo con un


líquido que olía muy mal, negro y penetrante. Ellos
habían oído hablar a sus abuelos de los tintes pero
nunca lo habían experimentado porque todos
conservaban su bello color negro natural. Todos se
abrazaron mientras gritaban ya que los químicos del
tinte, les hacía arder los ojos y el olor era insoportable.
Canita miraba todo sin saber qué hacer, se sentía en
cierto modo culpable de lo que estaban sufriendo todos
por ella haber nacido en esa cabeza. Le tocó a ella
sentir un brochazo y sintió el tinte resbalar por su
cuerpo pero no se impregnaba de él, el tinte resbalaba
y ella seguía igual de blanca, tampoco sentía ardor ni
picazón como sus hermanos, los cabellos oscuros.

Finalmente sintieron el agua tibia correr sobre ellos,


el champú, el bálsamo, el estrujar de la toalla, y por
último el calor del secador de pelo. Luego vino la
plancha. Al final, cuando la mujer se miró al espejo,
sonrió complacida de su obra, su cabello estaba aún
más negro que antes y ella se sintió satisfecha. Lo que
no sabía, es que Canita seguía viva y siendo blanca, el
tinte no la había tapado como a sus hermanos, los
cabellos oscuros.

Los cabellos oscuros estaban todos enfermos, se


sentían débiles, sin fuerzas, el tinte y el calor de las

108
tenazas de pelo los habían dejado muy maltrechos.
Canita se había salvado del calor y de las tenazas
porque se había escondido entre sus hermanos, los
cabellos oscuros. Canita se ofreció a ayudarlos pero
ellos la rechazaron una vez más, diciéndole:

- Si no hubiera sido por ti, estaríamos aún sanos,


pero por tu culpa nos sentimos enfermos e intoxicados.

Canita se puso a llorar y a llorar y mientras sus


lágrimas rodaban por el cuero cabelludo, iban naciendo
nuevos cabellos blancos, muchos más como ella.
Canita estaba tan feliz que no lo podía creer, ya no
estaría tan sola, ahora tendría muchos cabellos
blancos como ella. Abrazó a sus nuevos hermanos y
les dio la bienvenida a la cabeza, los cabellos blancos
lucían felices y contentos, y todos se abrazaron ante la
mirada despectiva de los cabellos oscuros, quienes
enfermos y demacrados no podían ni sostenerse en
pie.

Al otro día la mujer al peinarse, notó que ahora tenía


muchos reflejos blancos en el pelo, se miró al espejo y
no entendía qué había pasado, el tinte no la había
ayudado, al contrario, ahora estaba más canosa y se le
notaban más las canas. Cuando su esposo la vio, le
dijo que esos reflejos color plata, le quedaban
hermosos, que le daban luz al rostro y que lucía muy
atractiva con ellos. La mujer volvió a mirarse al espejo,
se puso un cinta roja en el pelo, se maquilló usando un
labial color vino y notó que ese salpimentado la hacía
ver mucho más guapa y radiante, y se dijo:

-No necesito tapar mis canas, me lucen mucho y me


veo realmente guapa con estos reflejos blancos.

109
Los cabellos oscuros y las canas que habían
escuchado todo, se sintieron felices de esa decisión de
la mujer y decidieron que las diferencias no deberían
dividirlos, todos eran hermanos y todos debían
permanecer unidos para siempre, se abrazaron y se
prometieron no volver a pelear nunca más. Los
cabellos oscuros le pidieron perdón a Canita quien feliz
los abrazó y perdonó.

Desde ese día todos vivieron felices y la dueña de la


cabeza nunca más volvió a teñirse el pelo, porque se
había enamorado de sus canas y se sentía feliz de
lucirlas.

Vilma Vivas Yepes.

110
XXVI
AGRADECIMIENTO
Si has llegado hasta aquí leyendo este libro quiero
darte las gracias, no sé si lo has leído porque estás en
el proceso de dejarte tus canas, no sé si ya te las has
dejado y las luces orgullosa, no sé si aún te tiñes el
pelo y no te decides a dar el paso, no sé si te tiñes y lo
lees por curiosidad, pero sea como sea, agradezco el
tiempo que has dedicado a leer estas letras.

Cada uno toma las decisiones que lo pueden hacer


sentir feliz y todas y cada una de ellas son muy válidas.
Con pelo teñido o con canas, todas somos capaces de
transitar el camino de la vida, construir bellos puentes
para sortear los obstáculos y sobre todo luchar por las
metas que nos hacen felices.

Les agradezco haber llegado hasta aquí leyendo


estas letras, letras que escribo más que todo, basadas
en mi experiencia personal, en cómo he visto y vivido el
proceso de dejarme las canas, lo que significó en mi
vida y lo que sigue significando. Sé lo que anima,
durante el proceso, encontrar un poco de apoyo,
contención y amor en lo que estamos haciendo y
enfrentando.
Agradezco a mis amigas y compañeras de camino:
Carla, Roxana y Norma Beatriz, por sus valiosos
testimonios y fotos que aportaron para este libro que lo
enriquece.

111
No vamos a encontrar mucha literatura que avale
este tema de dejarse las canas por lo que ya sabemos,
que es un tema no aceptado socialmente, y aunque
podamos ver que hay un poco más de apertura
respecto al mismo, aún sigue habiendo mucha
resistencia y mucho temor para poder lucir las canas
con orgullo.
Sin embargo, cada día son más las mujeres que
deciden liberarse de esa presión social y optan por
dejar su cabello al natural.
Algo que sí les puedo decir con mucha seguridad es
que el haberme dejado las canas me liberó de ese
terrible tabú de que las canas envejecen y son feas.
Nunca me he sentido más joven, guapa y feliz como
desde que dejé de teñirme el pelo.
La felicidad no está ni siquiera en una decisión
“rompe-esquemas” como es la de dejarse las canas. La
felicidad está en ser y hacer lo que nos hace
decididamente felices, más saludables y mucho más
conformes con nuestros valores y creencias.
La vida es una recolección de experiencias que nos
enseñan, nos ayudan a madurar, a crecer como seres
humanos espirituales pero sobre todo, nos enseña que
vivir es maravilloso siempre, sea con una cabeza
inundaba de rayos de luna o sin ellos.
La oscuridad no existe donde la luz brilla.
Sean todas muy felices.

112
FOTO-POEMA

Bella rosa roja,


que sobre el pelo
te posas,
dando un toque de
color a mi pelo,
de blanca luna o nublado cielo.

Bella rosa roja


que adornas y
engalanas, con tu
presencia hacen fiesta,
todas mis canas.

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