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ÜLTIM4
O semana de
Casarabe, un punto en la selva
beniana, cumplió 50 años de vida
Por Mario Ríos Gastelú
El primero de mayo es,
para un pequeño pueblo
beniano, motivo de reen-
cuentro con la ilusión,
forjada a través de decenas
de años desde el día que fue
fundado el Núcleo Casarabe
por el periodista, escritor y
profesor, Carlos Loayza
Beltrán, un orureño que se
internó en las selvas benia-
nas para darle vida, forma,
desarrollo, educación y
futuro a Casarabe, ahora
cincuenta años distantes de
aquella fecha histórica.
La historia no registra
hechos que tuvieran para-
lelo con las aventuras
propias de exploradores y
fundadores de ciudades. No
se menciona "blasón,
himno y bandera" que
simbolizan conquista. No
hay misiones franciscanas
ni jesuíticas que hayan
llevado la cruz en la empu-
ñadura de la espada. Hasta
Casarabe llegó un fun-
dador, un apasionado del
indigenismo, un hombre
atraído por la vida de los
selvícolas, impulsados por
la profesión de la educación
integral y orientado por un
espíritu bolivianista que no
supo de chauvinismos,
sino de profundo amor por
la patria donde nació.
El acta de fundación
dice:
En este lugar deno-
minado "Buen Jesús" que
está dentro de la
comprensión CASARABE
O EL DESIERTO y en
este día 1* de Mayo de
1937, consagrad como día
del Trabajo, reunidos lodos
los indios selvícolas sirio-
nós adultos y nuñis o sean
en total 12 familias,
después de haber obtenido
de parte de ellos el deseo de
trabajar juntos y hacer una
obra efectiva en favor de
los demás salvajes que aún
pululan en la selva, en
presencia del profesor del
núcleo declaramos que a
partir del 22 de enero o sea
desde que se efectuó la
primera comisión de
estudios sobre sirionós,
hasta la fecha, el Director
del Núcleo, ha sufrido la
cantidad de emergencias que
han retrasado su labor, ya
que ha sido engañado y
amenazado, cuando quería
fundar la Escuela selvícola
en "El Aventuro" de Maria-
no Arias.
Por estas razones es que
trasladamos a este lugar, y
en vista d".l acta de
posesión de los indios de
Buen Jesús, según consta
en documentos oficiales,
fundamos la primera escue-
la selvícola sirionó deno-
minada Casaralx, la cual se
edifica por de pronto en
forma provisional en esta
región debiend/J trasladarse
a otro lugar que reúna
mejores condiciones, y 4.- Eikalo Ama y su
que, además sea elegido por
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FUNDADORES del primer
quienes se creó el primer internado para menores.
los mismos indios, que
hoy comenzamos a educar,
y después de la pri-
mera repartición de carne y
rancho. En nombre de
Dios, de Bolivia y de su
clase indígena, nos ofre-
cemos en olocaustro de la
obra redentora, que de un
confín a oíros de la tierra
boliviana, vibra en el alma
de nuestros Núcleos Indí-
genas.
Y, con todo amor por
bolivia, y por el indio
selvícola, firmamos esta
acta a horas once del día 19
de mayo de mil novecien-
tos treinta y siete (fdo).
Carlos Loayza Beltrán -
Director Núcleo Casarabe. -
(fdo.) Ercilia Soruco de
Loayza Beltrán.- Profesora
conversora. (fdo). Zacarías
Aramayo.- Profesor de
Catequisación.- (fdo).
Tristón Landívar- Profesor
de Trabajo.- (fdo.) Ignacio
Cuéllar. Cazador.
Eslampan su digital los
indios más caracterizados
Ikaio Ama, Sirari Alan-
guazu, Manuel Aspirina,
Isaac Erasique Isi, Manuel
Iraley, Erimo Yaguarela,
Ekuataña Eodú, Lastenia,
Tatusa y Butamingue.
(La Patria.- N° - - -
944 - Trinidad.-1° de mayo
de 1944,)
FAMILIAS DE
FUNDACION.-
1.- Eutamingue y su
mujer María Echuza.
2.- Ekualaña Eodú y su
mujer Dolores.
3.- Manuel Iraley y su
mujer Angélica Iraley.
mujer María.
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CA FILOLOGICA ,
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er núcleo de estudiantes en Casarabe. Alumnas indígenas aparecen junto a sus hijos con
5.- Sirari Satanguazu y
su mujer María Mala.
6.- Erimo Yaguareta.
7.- Joñiqui.
8.- Manuel Ekangucndo
y su mujer Eva.
9.- Manuel Aspirina y
su mujer Manuela.
10.- Isaac Erasique y su
mujer María.
11.- Lastenia.-
12.- Tulusa.-
13.- Tigre y su mujer
María.
Loayza Beltrán fundó el
Núcleo Casarabe, que en el
transcurso del tiempo
conocería la escuela, esto
es, la cultura. Sin duda, no
fue sólo la educación en la
escuela lo que hizo de los
pobladores de Casarabe
hombres útiles a la socie-
dad. También hubo evan-
gclización y los primeros
indígenas de esa población
fueron bautizados. A ellos
llegó la palabra divina en
un lugar d e n o m i n a d o
"Buen Jesús" para hacerse
extensiva, más tarde, a los
componentes de las tribus
Echibaoco, Abucaya,
Mañarcca, y Ricarco, que
vivían en plena selva,
ajenos a ¡a civilización y la
cultura.
Entre los años 1937 y
1942 rescataron, del cora-
zón de la selva, a tribus
menores que fueron incor-
porados a la educación que
ya había sido implantada
en Casarabe, y a la en-
señanza del Evangelio
cristiano, que había que-
dado en manos del profesor
Raúl Monje Roca quien
heredó de Loayza Re lirón la
pasión por la vida sel-
vícola, el indigenismo y la
enseñanza en la escuela.
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En esa etapa llegó a
Casarabe un sacerdote para
dar vida cristiana a los
niños ya incorporados a la
escuela. Era el padre Benito
Ruiz quien bautizó, según
estadísticas de la época, a
175 niños y 251 adultos.
La población fue en
aumento con la incor-
poración de nuevas tribus.
Se tuvo que ampliar la
educación y se fundó otra
escuela. Una de ellas fue
denominada Charcas, den-
tro de la jurisdicción de la
zona de San Nicolás donde
vivía la tribu Capitán
Eovoy, con 32 selvícolas.
CARLOS LOAYZA BELTRAN, en los últimos años de
su vida. Sus conocimientos y la pasión por todo lo
boliviano, le llevó a fundar Casarabe y crear el primer núcleo
estudiantil cjuG dio paso a un plan de educación para los
selvícolas.
La Paz, domingo 20 de septiembre de 1987.
La educación de ellos
estuvo a cargo de Hum-
berto Balcázar.
La otra escuela fue
denominada Tibaera, sec-
cinal sobre el río Blanco y
el lago Huachi (provincia
Itenez) con 153 selvícolas
cuya educación fue enco-
mendada a los maestros
Luis Silva Sánchez y
Arturo Chávez Suárez.
La vida de Casarabe
tuvo trascendencia inu-
sitada. Primero fue dentro
del p a í s , d o n d e el
comentario elogió la labor
emprendida inicialmente
por Carlos Loayza Beltrán
y luego por quienes
secundaron su trabajo. Más
allá de nuestras fronteras
hubo repercusión pues una
publicación internacional
llamada "Noticias de países
americanos", consignó un
artículo haciendo referencia
al primer número de la
revista indigenista "Casa-
rabe" fundada y editada por
Carlos Loayza Beltrán en
plena selva. El texto es el
siguiente:
Editada en la región de
la Selva de Casarabe (Beni)
ha hecho su aparición el
Nel de la revista indígena
trimestral "Casarabe", diri-
gida por el Sr. Carlos
Loayza Beltrán, entusiasta
indigenista que lucha por
la incorporación de los
núcleos indígenas a la
civilización moderna.
Dice "Casarabe" en su
nota editorial: Los maes-
tros" indigenistas, creemos
que nuestra misión es más
importante y más profunda
que limitar la educación de
los nativos a fórmulas
exteriores, a gritos diso-
nantes y a gestos espec-
taculares. Nosotros desea-
mos llegar a la paulatina
transformación del agro,
mediante procedimientos
educativos e industriales,
que los núcleos de ense-
ñanzas honradamente van
impulsando cada vez más a
medida de sus posibilidades
y su desarrollo. Pero es
nuestro anhelo forjar una
transformación integral de
profundo contenido social
y humano, al rencor y la
crítica de los críticos de
oficio, y el hueco verba-
lismo. En este sentido la
labor de los núcleos
selvícolas constituye un
magnífico ensayo de
recuperación y educación
de los hombres desnudos,
que al igual que los
animales montaraces, vi-
ven en plena selva,
atribulando en procura de
frutos y animales silves-
tres... Querer desconocer la
importancia de la
educación selvícola, es
conformarse en pleno siglo
XX a hacer de Bolivia el
país exótico de los indios
del incanato y de Iso
salvajes".
Noble el sentimiento
que impulsa a los editores
y colaboradores de esta
revista, y enorme el
erfuerzo desarrollado para
editarla en pleno corazón
de la región de los indios
sirionó; merecen la adhe-
sión y los parabienes de
todos aquellos que también
encaminados nuestros es-
fuerzos a la mejor com-
prensión y resolución de
los problemas indígenas de
América.
Loayza Beltrán dejó la
obra a sus epígonos. Un
punto en plena selva
beniana era el símbolo
 La Paz, domingo 20 de septiembre de 1987. SCÍÜÍH1ÍI dC

viviente de una vida

consagrada a los indígenas.
El fundador volvió aí
altiplano, a la ciudad dondt
había nacido. Ya no
respiraba el aroma húmedo
de la tierra removida, la
brisa que llevaba el gusto
exacto del agua derío,o de
las yerbas bañadas de
lluvia porque, Oruro -su
tierra natal- siempre tiene
el olor del metal, la
copajira y los desmontes.
Los aflos transcurrieron
vertiginosamente. Un día
del afio 1957, durante el
mes de diciembre, Carlos
Loayza Beltrán regresó a
Casarabe llevando la ima-
gen del Cristo de Limpias.
Habían transcurrido 26
años. Sobre los cimientos
que él fundara, sobre las
calles que él abriera, sobre
el barro que él removiera,
se levantaba un pueblo
urbanizado, distinto a lo
que él había dejado.
Encontró un pueblo más JOVENES Y NIÑOS
"moderno", pero sin alma, trabajando con los produc-
sin la concientización que tos de la tierra. En
Loayza había dejado. La Casarabe no sólo hubo
educación había tomado escuela para educación
otro rumbo, ya no se primaria, sino talleres a la
aplicaba la enseñanza zapatería, talabartería y
otros oficios.
técnica, habían desapare-
cido los talleres de car-
pintería, talabartería, zapa-
tería. Todo había cam-
biado sin desarrollar. El
cambio era una forma de
vida sin el impulso que se
necesitaba para su progre-
so.
El día en que Carlos
Loayza, fundador de Casa-
rabe, volvió a la tierra de
sus sueños, hubo tañido de
campanas, y una ceremo-
nia religiosa en la capilla
levantada.
Allí. El pueblo le
recibió con afecto, con
reconocimiento hacia su
obra, y con un acta cuyo
contenido era la más
palpable muestra de
homenaje al hombre que
dio vida y forma a
Casarabe. Los habitantes
del pueblo, de los alre- NIÑOS fundadores del internado, en Casarabe. Los
dedores y de todas las hicieron posible una vida ajustada a los principios de la
zonas cercanas pedían que civilización basada en la educación a través de la escuela.
el día en que Carlos
Loayza Beltrán falleciera,
susrestosfueran llevados a
Casarabe para ser vene-
rados en plena selva.
Loayza recibió ese ho-
menaje como muestra
máxima de admiración
hacia su obra.
Tiempo después falle-
ció en la ciudad de La Paz.
Carlos Loayza había sido
sepultado en esta capital,
pero en agosto de este año,
los familiares del recordado
profesor, pertieron rumbo
a Casarabe en una proce-
sión familiar que llevó el
cofre con los restos del
escritor para ser depo-
sitados junto a la capilla,
bajo la sombra de un
tamarindo, velados por los
sirionós.
La lápida que cubre la
tumba lleva la estrofa de
un verso que Loayza
Beltrán escribió para su
libro "Tierra de Mojos", ¡
que aún no vio la luz: "fíe
encontrado en este retazo!
de nú patria querida J un
motivo para pensar! un
arroyo para calmar nú sed! ALUMNO sirionó llamado Yaras» o Karantoy, según el
un árbol para mi sombra y álbum de fotografías de Loayza Beltrán. Es uno de los
mi ataúd! y una fosa para fundadores del núcleo en Monte Grande en octubre de
dormir eternamente... 1937.