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1 c:n ron el tra\ es de -.

ta m ia:':'I n
muhtud ' i u. l el d1f1cuh dana de,pue, que el umco
irl n1t p aro n hu . qu m pu d momento en que \ 10 u püdr mo 1rar cualqmer emoción
en , e: l ¡nntura de: \ el tqu 1.. otra d o ima- ' ercl adera fue durame la muen de u hernia no: toma un, -
1 ron Baron La pnnwr d toda .... la c-.cen a d e lor cla.' e a que con n_ru}e la 11 - n de lo qu cue-.ta caprurar
t udo en El aroro:ado PotemJ.m de Ei--en . . tem. la pa . . ión d 1 padre. 'a el nu mo Bacon. quien ,ufrio de a ...nia
en la cu l un t en un carrito ... e e -.capa de la mano de ~u de . . de te mprana edad, recordana la uruc.a ima!?"en uema de ... u
cuid dora. " ida de la 1ma~en de un hombre a.... e-.tando un padr~ dánd~le morfma durante un ataque de a... ma. El jadeo
l con una e --pada. Cuando Bacon ,·iajó a Berhn de . pué funciona a . . t C· rr:o una ruta hacia el padre.
d d JM l rlanda a lo-. dieci--iete año:'>. no fue la ?ecadencia y el ¿Tenemo' .'a~ re~pue-1.a a nu tr:a pregunta: por qué l~ ,.
com"rcio ... rual lo que lo impre ...ionó. --ino la imagen aislada papa de Bacon e tan !!Titando? ¿Es por la nu-.ma razón por Ja
d -.ta pehcula. La otra imagen que cautivó al pintor fue La
\ masacre de los mocente.s de Pou sin. en la cual un soldado ~ol­

c~al enfer~1era ~n Poremkm está gritando. por el niño per-
dido. E · l!!tuncanvo que la erie Pnpa.s groando dejara de gri- ¡
pea a un b eb é al t iempo que pba u cuello y una madre trata taruna 'ez que Bacon pinto u enfermera de Po: ..,, en iq - .
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con d -.e -.peración de detenerl•' Se quedó hipnotizado por esta smnnendo que donde el gmo debe estar en realidad e~ eon ia
p intura cuando la ,;o en Chamilly 1u::;to des~ués de su estancia enfermera~· no con el papa. El grito. tal H~z. ha recre~do a su
en Berlín: comiene aquello que Bacon llamo «probablemente lugar correcto. Otra forma de Yerlo e~ tomar en ~eno a Bacon
el m ejor !?rito humano en la pintura». Uno pudiera pensar que cuando afirma que lo papa, no e ran nece~namente m~:mdo:
el e co de- «inocente>> de La masacre de los inocentes hasta el tal ,·ez e ·tán jadeando. lo que 'ngíere un, mculo con'" ta~ diñ-
Papa Inocencia de Velázquez no puede ser un mero accidente. cultade' re piratorias y lo que e'ta · ·igniñcan e n rebnon a
Tal vez el papa importaba más por una palabra que por cual- su padre. La imagen de PotemJnn ~ la pinrura de Pou~sm retra-
quier parecido visual con su papá: . t~n el grito como el acorde acu 'tiro que "incuJa a madre e hijo.
Bacon pintó versiones de la imagen de Potemkm y a me - sm embargo la propia historia de Bacon puede sugerir que ja-
nudo se ha señalado que el grito en la obra Papas gritando es - dear e de hecho el \inculo entre padre e h110. Y de hecho b
\ de hecho el grito de la enfermera en Potemkin. una instant~ boca en el arte de Bacon e ubicua: e' oscurecida o manchada.
nea que Bacon tenía en la pared de su estudio. Pero lo mas como si Bacon tratara de pintar algo mas allá de ella. alg:o que. ,.._.
fascinante es el hecho de que ambas imágenes. la de la obra al tiempo que emerge. quebranta el organo n11smo por'"et rual
- de Poussin y la de Potemkin, contienen exactamente los mis- pasa. el aliento. en el momento en que es obstmido. retorddo.
/ z. mos elementos: una mujer gritando. un bebé condenado)' un expulsado.
~ hombre dando un golpe. Podría sacársele mucho partido a esta Si uno quisiera continuar esta linea de pensamit•nto. }a
convergencia en relación con la vida de Bacon y sus costum- pintura clave no seria la enfermera de Pott'mk·m. consider.\da
bres. El bebé de Poussin. por ejemplo, no sólo está conde - corno la última en la serie de los papas, sino mas bit'n t'l m.m
nado. sino que jadea de manera muy gráfica. un detalle que se curioso y rara vez mencionado retrato dt' hombrt') nit\ll, mis.
vuelve importante cuando nos enteramos de que Edward Ba- teriosamente similar a un papa.~· que Bacon pinto alrt'dedor
con. el hermano de Francis, murió de un ataque de asma (o de de la época en la qut' los papas dejaron dt' ~'Titar.)• que sugiere
una enfermedad respiratoria). Si estamos buscando un vínculo este motivo del lazo entre padre e hijo.
/]gura d<'I papa sentado, como si el grito se tratara fmalmente
de algo que está separado del cuerpo, fuera de él.
De hecho, todos los papas de Bacon muestran la dificul-
tad, la imposibilidad de alojar el grito en el cuerpo: es algo
q_ue se desborda, quebrantando la unidad del cuerpo. como
si el cuerpo humano y el grito no pudieran estar en el mismo
lugar al mismo tiempo sin una terrible contorsión, sin que
el cuerpo se desgarre por el grito . Desde esta perspectiva,
uno p odría llamar a la serie de papas «Gritos en busca de un
autor~>~ el p ro~lema está en atribuírselos a un cuerpo, lo cual
es qmza la razon por la que el grito sigue moviéndose de ~ - r.2.~
ra en figura. ,
Ahora, después de pintar a la enfermera de Potemkin gri -
tando al final de la serie de papas. Bacon dijo: «Espero que éste
sea el último grito», y aunque sí parece que las figuras de pa-
pas dejaron de gritar, el grito continúa su trayecto ria en el arte
Pero ¿nos ayudan estos hilos conductores en nuestros esfuer- de Bacon , pero en una forma muy diferente. ¿Qué pasa cuando
zos po r explorar la cuestión del campo visual? Más que vincu- los papas dejan de gritar ? Algo muy curioso. Bacon pinta una
la r el grito con la madre o con el padre, ¿por qué no dejar la serie de retratos de Van Gogh: radicalmente diferentes de sus
psicobiografía de lado por un momento y ver el grito mismo trabajos anteriores, reemplazando estos fondos normalmente
como el personaje central en el drama de este período del arte monocromáticos con unas pinceladas intensamente coloridas
de Bacon ? En lugar de afirmar «Es mamá» o «Es papá», ¿por tanto para las figuras humanas como para los fondos.
qué no conjeturar «es el grito»? Y entonces la pregunta clave Mientras que en la serie de papas las figuras mismas era n
sería la de seguir la historia de este grito en la pintura de Ba- el foco de color y de las pinceladas, ahora lo es todo el lienzo, e]
con. La cuestión de la narrativa del grito reemplaza aquélla cual queda cubi erto de una espec ie de empas te frcne1ico, glu -
tinoso . ¿Por qué no ver un víncul o entre 1<l desa parición del
de la narrativa de su familia y debemos preguntarnos: ¿qué
grito en la se ri e de Papas y el surgimient o de esta nu eva téc
le p asa a este grito una vez que los papas de Bacon han dejado
nica? Si los papas dejaron de gritar, no es porque sea n más fe
de gr it ar?
liccs, sino porque el grito ahora se ha movido al trabaJO mi smo
Bacon comenzó a pintar gritos alrededor de 1941 y en la
~ e pin tar, sus vibraciones acústicas quebrantan ahora 1:1super
serie de los papas el grito va de una pintura a otra. situado en
hcie del li enzo , co mo si el grif o, impos1 hl r de capturar pin
, prim er lugar en las b ocas de los papas y después. para 1957. en
tand o Ja boca y el cue rpo , se hubi era movido :1otro registro, t•I
\ la b oca de la enfermera de Potemhn. E8tas variaciones casi ob-
de Ja textura misma de Ja pintura.
sesivas del mismo ~otivo sugieren que el problema de Bacon
Y sí eJ empas te uniforme el e los V:111 Goghs tcrmirw . t•I
estaba en situar el grito, en darle el lugar adecuado en sus imá-
rito toma otra forma c·n su Jug:lf. A menudo los ('fil Í('OS Vt'll
genes; aunque parece estar localizado en la boca. esto se vuelve
as formas manchadas y rna~as opacas que pan•c1•11 brntar dt' l;is
cada vez menos claro, y en el Papa 111 emerge desde detrás de la
f1 n1 1 po lt'I u111·s dt· Hat·c 111t•1111101111 tipo d1' f11111 n t·uyí> 6ig
111fll•,ulo p1·r111:1t1t't'l' osr11ro: 1111 t'\t't·dt·11f<• o 1·t•('1ndat11l'Ío <JIH' ~e> ríe d'· ';scenas ruraJ,•s. Coiflo cJ g1 ito de Ba<'on. la mujer de
.,oh1q> 1s.1 al t'Ut'l'po.) ('ttdo 1u.1s allft dt· los lí111ift•s dt· la f'1gur:.i U< K<><ming fue pintada y vuelta a pintar de manera obsP.síva .
1sta1.: s 1·:\::1rt:t11tt·11t1· l.1 l1·11s1011 1·11c·o11t r:1da c·11 la !-H' ric· de pa antes de cambiar a otra forma. Rausc·h,!nherg esta1Ja clara-
pas. do11d1· t•I ~ntu frar;1s,1 e11 tljllstanw al c·ontonw del cuerpo. ra
mente cquiV<J,Cado cuar•do_dijo qut ªpintar MujPr fue un
l l'spu{·s dt• los \ an Goghs. el grit o con tinúa su búsqu eda de· <;rror. No pod1~ hacerse ...,.. El no lograba ver que ésta es exac-
n·pn·s1·nt:H·1on. pno ahora se ha {'OnverticJo en una mancha , tamente la razon por Ja tlldl tenía que hacerse. La imposibili-
t•omo H'mo · en las sombras sustanciales. en los borrones y dad de c?mpletar ~u Mujer era Jo que Jo impulsaba a generar Ja
masa~ opacas que persiguen a las figuras de Bacon co mo sus secuencia de vers10nes y. después, a elaborar este fracaso en ;
ext ra1\o · dobles. Todas estas innovaciones forman una serie, otr~ organización de imágenes. pero esta vez con !a figura de la /
desde los papas gritando hasta las violentas pinceladas de los mu1er aparentemente ausente. La clave está en que el cambio
\ an Gogh . hasta los residuos glutinosos: una serie que nos ocurre una vez que se ha agotado una de las aproximaciones al '
mue tra cómo el cuerpo es el contenedor de algo más que sí problema de dar forma a algo que no tiene forma. ).._
m1 mo, algo que en un sentido no tiene hogar, un grito que está Este cambio de registro es lo que Sartre percibe en su re-
exiliado del cuerpo y que busca un lugar en el arte de Bacon. fl exión sobre el voyeurismo. El voyeur se ,.e sorprendido de sú-
El paso de un grupo de imágenes a otro se vincula así al bito por el crujido de ramas bajo ¡>us pies: es atrapado en el

f
problema de incluir algo que se resiste a ser convertido en una
imagen. Es la imposibilidad de representar el grito lo que con -
acto perverso de mirar que materializa su deseo. El crujido de
las ramas le arrebata la posesión de su mirada. como algo que
duce la secuencia de las obras en una dirección, como si el ahora está fuera de él. en forma de sonido. La dimensión in-
esfuerzo para incluirlo demandara constantemente un cam- aprensible. opaca del deseo se encarna en este cambio de re-
bio de registro. La idea es que cuando un artista se enfrenta al gistro: de ver a escuchar. La imposibilidad de dar una imagen a
problema de darle una forma a algo que por defmición no tiene la mirada de deseo se traduce en sonido. justo como lo grito
una forma, frecuentemente resulta en un cambio en el registro de Bacon se traducen al trabajo de las pinceladas de la serie de
de aquello con lo que el artista está trabajando más que sim- Van Goghs.
plemente un cambio en aquello que el artista supuestamente Podríamos expresar este argumento de otra forma. Lo que
está representando. El h echo de que Picasso r ecurriera a la la aproximación psicoanalítica sugiere es que la realidad ,;sual
escultura en algunos de sus puntos muertos más importan está basada en una exclusión que no es tanto el resultado de
tes también puede evoca rse aquí, así como la decisión de De una prohibición, como de una imposibilidad. El mundo puede
Kooning de dejar de pintar su Mujer r. mantener cierta consistencia para nosotros no porque la so·
De Kooning había dicho que quería pasar su vida entera ciedad diga que ciertas cosas necesitan cubrirse o ser un tabú,
con una sola pintura, y repintó Mujer r diariamente durante sino porque de hecho no pueden pasar al nivel de la visualiza - -
casi dos años. Después de unas cuantas pinturas más de Mujer ción o incluso al de la ágil imaginación . Con Bacon, por ejem-
no terminadas, el pintor produjo un lienzo en i955 que mos plo, la representación imposible de un grito inidentif1rable
traba una enorme mujer con el monumento a Washington por es lo que colapsa las coordenadas del espacio visual, antes de
nariz y el monumento a Jefferson como costillas. Muy pronto pasar a las pinceladas mismas. Y si la mirada <'S profundamentt'
la mujer misma quedó absorbida por el paisaje en una nueva dispar respecto del campo de la imagen, tiene que reprt'sen
tarse en otro registro, como el del sonido. Un espacio depende
Leonardo también gustaba de disponer entretenimientos más convencionalmente decorado de camino a casa para re -
para sus modelos, y Vasari nos dice que « mientras pintaba la galárselo al artesano. diciéndole que ése era el que había he -
Mona Lisa. quien era una mujer muy h ermosa, contrató a can- cho Leonardo. Esta peculiar historia bien puede ser apócrifa.
tantes y músicos o a bufones para mantenerla llena de alegría pero resuena en ella mucho de lo que sí sabemos del artista:
y alejar así la melancolía que los pintores usualmente dan a muestra una vez más su deseo de producir una mirada. tal vez
los retratos». La poca habilidad de Vasari como historiador angustiada, en su espectador. En su aspiración de volar. esto se
no debe disuadirnos de imaginar que la modelo de Leonardo logra a través de un espectáculo fálico: en la anécdota de Vasari,
estaba mirando algo, y es extraordinario que nadie haya afi.r- a través de algo más espantoso e indefinido.
mado seriamente hasta ahora que, dada la fascinación del ar- El vinculo entre la famosa sonrisa de Leonardo y el falo
tista con las cuestiones fálicas , Leonardo estaba exponiéndose surge cuando comparamos u pintura de San Juan coi~ el bos
a sí mismo ante ella. quejo poco conocido, y recientemente « descubierto», El
Podríamos preguntarnos: ¿de qué otra forma se puede ex- ángel encarnado. El retrato de San Juan muestra a un joven
plicar la extraña combinación de ternura y desprecio que ca- andrógino, de cabello rizado, con una enigmútica sonri a tipo
racteriza su sonrisa? Está claro que Leonardo era alguien que Gioconda. y que señala con un dedo hacia arriba. El Cl11R'l'l encar
'
quería excitar la mirada del otro. Si le damos un signifi.cado nado muestra un joven androgino similar. ron la misma son
- sexual a su interés en el vuelo, no debemos olvidar que Leo - ri a y el mismo dedo apuntando hacia arriba. Pero en eontrastr
- nardo no era sólo alguien que quería volar, sino alguien que con la pintura de San Juan, Leonardo provee a su jt)\ en ron un
quería que lo vieran volando: « El gran pájaro -escribió en una rasgo extraordinario: dado que esta de rara n nosot ro¡.;, ' emos
nota- realizará su primer vuelo desde la parte posteri or del JUSto al fn•ntr de la pmtura un pene ercrto.
Gran Cisne [una colina cerca de Florencia]; llenará al univer ·o
de estupefacción y a todos los escritos de renombre! será la
gloria eterna del nido donde nació». El artista aquí es alguieu
que es observado, alguien que le muestra algo al mundo. que
exclama de asombro ante su logro.
Podemos percibir la misma dimensión dr excitar la mi -
rada del otro en una extraña hi stori a que cuenta Vat>ari. El pa
dre de Leonardo le encargó a su hijo que pintara un e~ru<lo
que pertenecía a un artesano local. El artista creó una extraña
composición con lagartos. grillos. langostas y tuda da e de
fauna repulsiva para construir una bestia que , según Va ari.
era «en su totalidad monstruosa) horrible» . Leonardo lle' ó Este i rnpa<'Urn lt' lmsqu<'JO IJirJiJH 11 prt·iwnla 1111 11111dt'lo para
al extremo el potencial de un escudo para aterrorizar a u" e elÁngt>I de la ar1um·ia<:H1n ¡w11Jid11 t 11 t·l cual 1•rJC<J1tl1;1111os al
pectadores . Cuando su padre llegó para r~cogerlo. Leonarc.lo jo\ en qw• ·1•ñala y 1·l v1·lo q1w :ipan·c·1· 1·11 1:1árrgc•I1•111·"111111/o.
había oscurecido el cuarto. arreglando cuidado~auwnt .. una luz 'Jenerno a í una s1•ri1•: 1·! jovt'II e0111·1 fH'tll ' t'Xflll<'s lo, 1·l ang1·I
para iluminar la horrible quimera. El terror de ~u padre fue tan Gabriel PñaJawfo y 1•J sa nt11 . J..:1s si rnilirud1·s 1·ut11· c·stas trt'li
grande que después se la ingenió para comprar otro e ruJo obras son demasi:i d(j evid1·r111•s p:ir:t n11sot 1os 1·01r111 p:t 1.1 11t•g.11

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pu11t11". St lt• prC'f.111\l\1 t•11to1H't'H :11111 t1ii\u : ¡,q11t• \\' l,1111111 1'<'11°! .. ~~sta di11f1111it•a dt• mirada . p1wd1• :u wjar :il ro d lw r·o la
l 11s 1111\)S1\\1 ~Hll'lt•11 n·H1Hllld1·1 l'\lto-..1111cnlt' h ;tMl.I l'l('l'lil ~1v1.sd~11 t•11tn• t•l arlt· y la ci1•11eia qw• tauto iutr1¡;aha a F11·ud n
t•d,1d . l\H' 1·l ('tlllt l'Ht'ltl, 11t'tllh-11 a d.n l'Otl\O ITl-i flllt'l'>ta Hit prn t111l1h101wbn•
. l·t•ouanJ o ('·¡ · .
:>I as asp1ra!'10rtt'S de volar c•or1\erti
pin p1mh1 dt '1Hta: pan•1•it•ra 1·onw Hi tlll lll\ i1·r:i11 ult•a dl' rnmo rian a LPou:mJo t•n t•l objt•to mismo Ut' asombro, las pinturas.
' t'na la <'Ht't'tta 111 ra p1·n~o11a, 1•111·arnadn nq111 1• 11 la n1111h·l'a . aunqiw arroJ<~ran gloria 1o;ohrc su C'rcador. al1·jaría11 la mirada
Pno eua1ulo t'Hlt' e\pt'rttlH'nlo Ht' rea\iz;t t'\\ una forma li dt•l ho mhrt·. 1~8to podna 1rngc·nr l{Ut! la posid(m de c·it·ntíf1co,
~l'l\\l\\l'lllt l\Hlthl'11\1lla. loH t'l'S1tltadoH HUI\ haHl:rntt• dil't'l't'lltt'H . c_n .el s<·nt ido d<• c·n·ador de máquinas voladoras, c•ría más di -
F11 una H'l'HHHl pt>Htnior. la t'HtTna de la monta1\a s1· 1Tt'll1 r:c1l U~ OC'Upar, Ul\ lugar al <¡ue podría aspirarse fJl'IO que s •
plazo ~Hn· dos µaredt•H t•n interse1·don en forma de un;1 C'ruz. na me1or no alcanzar. Y dt• heC'ho enfocarse ·n la persona dt'I
para prodm·u· 1·1iat ro eHpacios divid1doH. En vez de um1 Hi mple c1~~ador s uele ence rrar un montón d ·problemas Andv Warhol
nmi\t'ea. t'l t''-perinH'ntador eligió una que representaba a un d1JO una vez que él quería «ser Matissc» pero. com~ señaló
ni11o) otra a un polic1a. El pulida se colocaba e n la unión de ~arold Roscnberg. no hay evidencia de que él t•stu\ iera muv
dos paredes. para que dos de los espacios fueran visibles para i.nteresado en las pinturas de Mattssc. Los artistas se ,·ut'h e;1
él y dos im is1bl1•s. El nnu\eco ni11o fue situado en varios es pa- figuras públicas. más importantes para propordonar un es-
rios} se le preg1rnta al niiio si el polic1a puede ver al mm1eeo. pectác~lo que para sus propias obrns; como dtJO Rosenberg:
Sr int roducc <,ntonces a un segundo policía y se le pide al niño «Ad1mr~mos al artista como una celrbndad. mientras que est 1•
que e:•sconda el muñrC'o de ambos policias. una tarea que pre- crea delibe radamente obras banalrs que no pueden ro mprtir
supone la apreciación de dos puntos de vista externos. Y, en un por nuestra atención)\ .
resultado que habna sorprendido a Piaget. casi todos los nili.os Y sin embargo. aunque muchos nrtistas cnlt i\ e11 esta 1drn-
n•ahzaron la tarea correctamente. ti~ad de f1guras püblicas. e un hrcho que sus C\ l'l'sos -' pilnto
La forma usual de explicar la discrepancia entre las dos mimas son frecuentemente menos un intt'nto dC' sq~m r sit>ndo
series de resultados es afumar que los sujetos de Piaget no en el cen tro de atención qu unn n'acdón n menudo ca tastróf1c.:a
tendían realmente lo que se suponía que debían hacer. O que la a haberlo s ido. Si los artis tas C'Omicnznn a 1·0111portarst• mal
si tuación diseñada por Piaget no tenía sentido para ellos. pues cuando se han hec ho famosos. ln conH'dia dt'l artista 1·01110 fi -
era demasiado abstracta, mientras que el expcrimcnt o postr gura pública se rnanticnr por el esl'uerw n11sn10 dt' lidiar con
rior introduce estados con los que ellos estaban l'amiliariza<los. habcrsf vurlto tal figura . Dcspnt'•s lk todo. ¿yomo puede al )
tales como el estado de esconde rse o ser descubie rt o. Sin cm guicn mantcrwrst• a la allurn dC' una id1•nt1dad q1u· lt• ha sido
bargo la clave de est os es tudios dclH· radicar en la di l'cn' nc.:ia dada por otros'? Y rn es pecial si esta id c11tidad t'H su propio
entre el ojo de un muñ eco y <>l ojo dr un policía: uno ofrece nombre, que se ha vue lto ahora tlllil eli<p1et;1 o una nwrea dt•
sólo la pa1ie contraria del niño, un a especie d<' espejo. micn fábri ca. El efecto de divi Hión qui' introd11< e t'sa dase dt' bau
0

tras que el otro es simbólico, una forma dC'l Otro, nlgo s11uado tismo nun('a es rnci l de sobrcllcv;1r para un arhsta, 110 importa
en un registro totalmente diferente drl de un simplt' murwco. lo que te digan al rC'spe<'to.
Y el njño pan•ce alca nzar la incorporaeión de l'Stl' punto de
vista desde una edad muy temprana. Co mo Leonardo. convicr-
len la mirada de alt,ruicn más en parte de su propia rnirada ha - Si los niños d<•I experinw11to del psirna11alista l'uno11 c·apa
ces de id<' ntifi('arst· ('Oll t'I punto d1· vi s ta dt• 1111 pol1<·1a tan
cia el mundo.
Si un ser humano muere. se llevan a cabo ciertos rituales
y se espera que tenga lugar un luto. Pero si un símbolo muere.
estas medidas nunca son suficientes. Después de todo, los
símbolos adquieren su valor sólo gracias al lugar en el que se
sitúan en una red de otros símbolos. Cuando un ser humano
ha alcanzado el estatus de símbolo, como Gianni Versace o la
princesa Diana, su desaparición nunca puede entender e sim-
plemente como el resultado de un giro en los aconteCíIDlentos
contingente y trágico. Dado que funcionan en la civilización
como símbolos entrelazados en una red de símbolo . todo el
registro de otros símbolos tiene que entrar en juego para dar
sentido a su ausencia. Lo que habitualmente se conoce como
una teoría de la conspiración: el u o de la vasta red de símbolos
(el Estado, el Servicio Secreto. la Mafia) para llenar una bre-
cha creada cuando desaparece un ímbolo. Cuando esto ocu-
rre, puede no haber habido una conspiración, pero tiene que
haber una teoría de la conspiración.
desaparecida. Mientras los académicos se habían pasado años obre uua n e~a. a! de~cubic.>.110 ) se .tprm l"<'h.l de.- t. pr\':->t'lll'l.t
discutiendo sobre la naturaleza y el sigmñcado de la sonrisa del re_, que 111..l so'p<."1.·h.i n.1d,1 para n)b,trla .ÜH('rl,tmt'nh' Dt>p
de la Mona Lisa, ahora no se trataba tanto de preguntar «¿Por otra carta en su lu...,"Jr. 1u~tu l'ül\l\) Pup in h:wt• ru.mdo ¡ 0 ~,1-. 1 !'\)
qué está sonriendo?;» como «¿Dónde está?». El enigma de la bar la cara On!!lr Jl del nuui::tt\) m.\~ ,1dd.1ntt'. l .tl\\I\ P~'ll:->Jb,1
feminidad encarnado por la pintura se había convenido en el ~e-la P ~e-- 1 ~r dt' la {3rt.l ll'IH.l un dt•1.·to ft•m111il,\lllt' t>n lo~
enigma de una persona desaparecida: y de hecho mucha de d1,nr ' p 1.ln •11 l ·~ • ro ... , UI\\) t.un l lit· ll p\)\¡n.1.\t~'1HH1'nt.tr qur
IV

las caricaturas de la época muestran a la modelo de Leonardo l de t· ' l \ tl• idt nt<" tut' l\tp.ll. th t~w,11111.1r l.11-.11·1.1~l\ll\lllt' 1 1
retozando en París, disfrutando de su recién descubiena liber- mi ... m up t uu p1.>~ 1 l't1.m Ít lllt n111.1. dt• l.11111 ... 111.1 f,11 m,1 t•n
tad. Ella había dado el paso fuera dr.I marc:o que lo estudio , 1}11 el m1m--tro pud 111b1r.u-l.1 n p1 i1ttt't lul.;,.11 1h•l>i 1h1 ,11¡ue
y los amantes del arte habían constniido para ella. dejándolo 't ha nur ndo d ' le d ln~ar dt• Ll t't•111.1 P11111lt· l.1 p111i 1·1,1 1111
tan sólo con un espacw ' acío. A p · ar d qu<· la ima n de la d . el OJO fcruem1H1 dr Dup111s1l11.1 t \ ,trt. 1111·ntt·
Mona Li~a adornaba la'> prim<:ra página df· Jo p nódaoo •
el departamento d1• polJC ía aún p ·n ó qu • <'ra n no d1
tribuir 6 500 reprodu('l'Jon1· fotográfica 1•1111 Rulktm
lice cnrntn<'lle. Uno podda irn:1giu:1r 1•l e (< n no Jt r
en el cual. para ad arar 1•1 1111 11•1 w m anu o. hub1 n t
tnbuido 6 500 n•produ< dorlt' no d11r11~ to nt
dt• la sonrisa.
Cuando l:i
empresa del todo exitosa, ya que muy pronto emp ezó a vender robarla . Tal vez ~ate de este momento la pasión japonesa por
nuevas versiones de su historia a la prensa francesa. Después fotograbar los objetos del turismo. Pero. después de todo ¿qué
de esto, no sabemos mucho de él. Pero tal vez cuando se deslizó podría haberle devuelto a la obra maestra de Leonardo su, esta
en el anonimato continuó siendo el proveedor de aquellos que tus de. pintura Yno simplemente de símbolo del arte? ¿Podría
dejarían su huella en la historia del arte moderno. ocurnrle algo más efectivo que su abstracción?
¿Qué hay de la pobre Mona Lisa? Cuando regresó al . Puede que no sea un accidente que la solución más re
Louvre, la pompa y ceremonia de su recepción no fueron su - c1e~te la hayan propuesto y fmanciado los japoneses. En lo que
11.cientes para silenciar unas cuantas voces disidentes. Para al- sera el mayor legado cultural que jamás haya recibido el Louvre
gunos, era una copia y no la de verdad. Para otros, no había de un país extranjero, se construirá una sala especial para al
duda de que era la auténtica, pero ya que su autenticidad se bergar la Mona Lisa. diseñada específl.camente para maximi
! Í/ / había garantizado principalmente gracias a las grietas de su zar la apreciación y el enfoque de los observadores. Cuando
v j parte posterior, se propuso que fuera colgada de cara a lapa- c?mentaron esta iniciativa, The Times pudo decir que «pre
red. Y su sonrisa se interpretaba ahora no tanto como un em- c1samente porque la pintura se ha vuelto demasiado familiar.
blema enigmático de la feminidad cuanto como un signo de demanda más tiempo en lugar de menos para ser compren -
desconcierto ante todas las tonterías que se habían dicho de ella dida, pide ser vista con ojos nuevos». La construcción de una
durante su ausencia. sala especial supuestamente responde a estos requerimientos
Antes de volver a casa, la Mona Lisa viajó por Italia y des - y resulta reseñable que la revitalización de la pintura de Leo
pués de un tiempo suficiente para habituarse de nuevo al nardo dependa ahora no de una sustracción ino de una adi
Louvre, visitó Estados Unidos y Japón, siempre con aglome - ción, un suplemento que pareciera ser exactamente lo opuesto
raciones de personas acordes a su recién descubierta celebri- de un robo.
dad. Aunque hay ejemplos anteriores de enormes multitudes Pero ¿no hay una dimensión de robo siempre presente en
que convergen para ver alguna obra de arte, ciertamente fue el el arte? Un objeto se extrae del mundo y adquiere una nueva
regreso de la Mona Lisa el evento que anunció este fenómeno resonancia: podría ser un orinal o unos ladrillos, como en el
inconfundiblemente moderno de miles de personas frente a arte moderno, o se r una pintura narrativa, corno en el arte clá
una pintura. Y también, quizá, el fenómeno distintivamente sico, donde el mundo que se extrae rs aquél de la pintura na
moderno de contarlas. Los informes contemporáneos están rrativa anterior; pero la clave es que se rnc:ucn lra en un nuevo
llenos de cifras cuantifl.cando el amor al arte, como si lo m - lugar. Al trasladar la Mona Lis{l, de su uiJ1 cac ión aC'tual en el
valuable de la obra pudiera de alguna forma traducirse al nú - Louvre a un recinto nuevo y especialmente di s('ñado, ¿,no cstÍI
mero de observadores: si no puedes decir cuántos dolares vale operando el mismo principw'? Aunque el robo de la pintura
la Mona Lisa, sí puedes decir cuántos consumidores fueron a mostró con gran fuerza la división entre la obra de artt· y el
verla en cierto período de tiempo. espacio vacío que habitaba, el gesto mÍls modesto de n·uh1
En Estados Unidos, cuando la pintura se prestó a \ueva carla evoca aún la cuestión del lugar, aunque dt> una forma mfü-;
York, a los visitantes se les permitió un maximo de tres nunu - amable, menos brutal.
tos en su presencia. Si esto parece injusto, en Japón sus adora- En este punto el lector puede preguntar s1 la logic·a de la
dores sólo tuvieron unos asombrosos diez segundos. El tiempo ausencia de la cual tanto hemos hablado <·n r~t" libro impliC'a
sufl.ciente para tomar una fotografía. pero ciertamente no para ría que los observadores se congregul'n no sólo alrcdC'dor dt' la

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