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+ Industrias creativas
Queda hecho cl depósito legal ‹jue establece la ley 11.723.
IMPRESO EN ARGENTINA.
SANTA FE
Prólogo
7
alma
ánimo antes de la reflexión. . . y en la reflexión
mi el misterio, el enigma que nos plantea uno ‹tetiene
los sed
Cf£?C £?, Se hace ligera. . . En cuanto .i de más
poetas
estando la clave. En eStOS lTl oment lo demas, me originales, potentes y ant icanónicos que dio nuestro país. El
remito a la obra poética de Aristóteles; allí continúa
imborrable Jacobo Fiksler de la novela £1 pue Abe-
Os de crueldad
en que v ivimos, y que anuncian tiem os tardo Castillo: el viejo poeta, el hombre en pedazos, el casi
¡i de mayor mitológico demente. El ruiseñor que canta en las tinieblas.
desgracia hum‹ana, deberíam os i ’
esguardar todo Por no exceder las implicancias de este abordaje no se
lo loésítl
[ referente a la poesíil COmo un gran secreto, un
de sus enemigos. Yo profundizará en la significación del encierro como forma de
secreto dé ÜSt íl do. I-I‹a y que pre ]9í1f6l'Se para salvar
control social, cte discip linamiento y
homogenización cte es-
he tenido una infancia tándares de coiic lucta, como mantenimiento y justificación
[I OÓtÍCí1 .Recuerdo q tie desde
niño me llamaba “et de las desigualdades y cristalización de la lucha de clases
[fuera“.Mi cuerpo, muy tem Jirano, se a
costumbrósobrea (siempre presentes en cualquier ocasión que remita a la coer-
al imentarse del dolor. Por eso, vivir en
el hospicio
lo que por ción legalizada por parte del Estado).
no puede caminar ni limitar mis sentimien
destino tos Fijman (Publica en 1926 su primer libro cte poemas, /\4 oIíno
poesía ni dañar mi espíritu más de
le fue reservado. Pequeño sería el artista ro) o -la publicación de iJ
uinientos ejemplares fue costeada por
que Pompeyo Audivert con el dinero recaudado de la venta de una
se dejara ganar ¡tor el sufrimien to. Por el contrario, a
partir de allí Coii ienza el trabajo. carpeta, publicada en 1924, con dibujos inspirados en su nove-
dosa poesín —, que comienza con “Canto del cisne” y una senten—
a una vei’ dadei a GbTíl cia (con todo lo cJ ue su ¡i one esta palabra) para nada casual:
Dice Poe que cuand o nos enfrentarnos Más bien una especie
llo J9 od er alcanzai ahora,
CO Dl.]9J9famcn te, at uí on Demencia:
J vez y paTa siempre, el camino m4s alto y iii ás desierto.
las cuales aJcaiiza -
la tierra, de una
divinas y ar rcbatadoras alegrías, de Su obra presenta una coherencia ausente en su cot idianei -
mios visiones tan breves co» improcisa s a través de la Ji oesía clad. Es imprescindible liacei -mención a sus vivencias y pen-
G dC la m úsica. 4T ÚSü Can OSpcimiücs e v is - samientos (que aún permanecen ocultos para muchos) con el
ES COmo si la auténtica obra la realidad que solo fragmen —
tílTÍíl mente per cibimos. A ese fin de alcanzar una mús cabal y cercana com ¡i rensión ‹le su
la ]9odríam os denominar obra. Pero dejando en claro que su poesía sería estaqueada,
reducida míseramente si nos coi ltentáramos con un simple
sentimiento y a osa actividad
COFl to mplacióii del absoluto. No e« paralelisiiio entre vida y obra: buscamos no caer en la tram¡›a
oxplicablo a través ‹io la lÍFlC íll idíl d de las j› a1abfíl S. “EJ arte de analizar su fabulosa pro clucción con la unívoc‹i luz de sus
e:i Una forma particularlobajo
tanto, en la ú b squeda do
la cual el espíritu se manifies— co ordenaclas biográficas.
III
delibertad creador a.
Si bien,
emcomo
o, gp ya heridos
Á4uf(ín£í conserv ó, aclarad o, mantuvo relaciones con No. Lo mío está afuera de cualquier escuela literaria.
los in tegrante s del gru j›o Florida y hasta colaboró con
Síllvo f2xCepcion es, amistades de Nunca seguí a nadie, aunque es ¡i ontáneaiii ente me
esta época. En algún punto, íl C ílSO el mismo Fijman r considero un surrealista. Eso sí, distinto. Los surrea-
estos lazos.mart i COI1 ( 9OC í1e£lm
chazada
abili- listas son auténticos poetns. Pero blasfeiuan y tienen
nfierrista s, demostrand o una raíz satánica. Hablo de los franceses, claro, ¡torque
En la ya citada entrevista Fijman habla
dfl d de los aquí los ‹que se llaman surreal istas, salvo unos pocos,
un dista nciamiento
pi ofundo: También
“Esa gente era arealment parecen nacidos para coronarse clehás cto algún escri-
manidad. conocí e nefasta.
G üiraldes. MurioPCiS I?ídos por la
eiividi‹a . Per sonalmen te alli HO tTaté a nadie torio oficial o esconderse debajo de la mesa. ílespués
él IOS que
d tuviera hu—
emonios”. Es- quieren d isimularl o haciencl o jueguitos de palaliras. .
en mis l irazos. Recuerdo ‹que en París conocí a varios de los funda—
Era espantoso. I-labia entrega do su y estu ‹Jios h istórico- lite-
alma dores del movimiento, aunque ya sus caras se me han
tas palabras y los recientés íl nálisis
ra nos colaboran para concluir borrado. Una noche nos citamos para leer poemas, es-
que su relación coi› e1ios i«a taban Brotoii ,Desnos, U uard... venían a ofrecerme una
episódica y su ¡ierficial.
recepción, pero alguien o algo hizo que se a¡› agara la
Relación con el Su rrealismo luz y no ¡Pudimos darnos ni las manos.
Con Artaud también nos conoci iii os en un café, en la
Coupole. Estuvimos a punto de peleamos. Yo me iden-
t ificaba con Dios, y Artnud, con el Diablo. Sin embargo,
lo tengo aprecio. Un poetn tiene que estar al servicio de
praquellas
En esunto apoyo
ti erraseconómic o de €9live— Dios y si no, es preferible que sirva al Demonio. Lo más
tiene la posibi
de prend e un viaje por Europa lidad
denigrante es tener un patrón humano. Y el Conde de
Íí1 Vñ iiguardi a europea. Lautréamont era un loco ¡Perverso. Se había entregado
ro/O CIC h42ChO, US cl primer libro a los vicios y hacía con ellos poesía.
14
por Laii jJ'Ó81I1Cl t, ¿no es así?
rol. Le gustalian las manzanas. Lautróamont y Artaud — Tiene pasión
me angustias. Su psicología es la de los vagos. Yo esta-
ha atraído a ser como ellos, pero me salvé con la misa
y los libros santos. mi espíritu . Diría ltlús ' ITIÍ temprano
caron desde elmuy
ara vencer mieiÍ •1
Lautróamont y Artaud tnmbión sufrieron. Pareciera la posibi1ic1 a‹l del hombre jicreencia cte que la poesía es
‹jue en sus vidas no hubo mucho más que dolor. Y ese cura y a la muerte surgieron la lo-
un secreto
‹tolor lo convirtieron con extraña belleza, quemándose Voy a ‹íOCÍfÍe algo que lo har‹1 pensar. Es libro.
que he mdfl tt3tlÍ do hasta hoy. Yo, a pesar
cte to‹t o, quie-
en su propia conciencia, en poesla. Y ól mt2
ro al con‹íe de Lautróa mo nt y lo voy a ayudar.
No debemos confundirnos. El suf ’ento de los vi- que
verlo. Me pidió
ciosos no es noble, estú muy alejado del de los már - Dios, ijue
no lo olvidara, que intercedier a p or él ante
tires de Dios.
es mi amigo.
hace un tiem (I O IIOS encoiitra fll
os en mira región.
con
— Me cuestn diferenciar en cl sufririiiento y distinguir Cuando lo vi estaba CO ITIO
Los peces se ha-
quiénes son los verdadoi’ os mártires, los do Dios o los agua y con algas , pero no con peces.
de los hombres. Pero además, ¿rio cree que osa exal- ‹j uieto, ílCOSt íldo eri el mar.
tación ar igusti osa do lo siniestro ‹jue encontramos en JJp inó: “Lautré amon t,
Ar úiud y más marcadamonte en Lautréamont, adquie- Lautróam nt —le dije —, soy Fijznan“
re finaJmonto un sentimiento místico, si aun so quiero tiería, que seríamos muy
sobre la tit?-
C11Í t11T£1Í1Tl£2T1t f II OSO Í eri el mar, porij ue los
mos y p erm anecim os
Lautrúamori t no tenía nada do religioso. Era un muer- rra. Pero no lloramos, ROS ílbiwa
to, como diría un teó o1 go moialista. Es cierto ijue no una eternidad en silencio.
supo iii ás que de penas, per o no pudo dar con la con-
dición, ese dolor (. . .) al cJ ue se entregan los pecadores
arrcpenti dos para quo se los rostituya a la primera gra-
ue haya vivicto.
cia y continuar una vicl a poii itoncial, hasta ai 'raig arso
en un estado do paz y es¡›erar la liuona muerte.
¢xacti tud, y ‘hasta se duda q meaos. La piel
Pero ól no da seíi alos de haber’ tenido ninguna instruc- uoteiiía
ción i’e1igiosa: aunque nombro mucho a Dios, quo lo azul y la
prefiera lJevar a la salud esj›ii’itua1. Tenía ej fumas hasta los tO ÍliÍÍ OS.
blomen te il Tl
¿Usted no quema sus años on esto hospicio por bus- pero cotl tlflil
car su verdad absoluta, ese Dios que lo convierta eii el hora no en El Infierno sino en el
mismo Dios?
17
B ifurcacione a
Di? regreso en Argentina, en 1 º928 en el que a través de un ‹i prosa impresionista da a conocer,
entre otras cosas, su encantamiento por 'Teres ‹i, so l› i ina de
el diario Lu Nu ciiíii Ji ublica, Oliverio Girondo.
en su edición del ls de septiembre, cuatro piezas También es imprescindible para entender su visión y
‹Jue Ji os - su proceso de escritura leer detenic lamente su narración
teriormente integi 'arían SU fi i?@jj iido poemario J— ta c/ io dc cs -
( i?mbIemátic o centro de reunión
algunos círculos de artistas, “Dos días”, que nos brinda la visión de su propia crisis
CODlo
intor la peña dei rortoni e internación en el neuro psi iJ uiáti ’ico. Fue Ji u l› lica cl o por
Jl Benito
CU 1í1 Íll telectualid ad ( I O ffeíÍ a, primera vez en el diario Crítica, el 3 de enero de 1927.
cuyo líder ora por entonces el
Quinquela Martín); O las reuniones del Muchos años cl espu és, en la entrevista con Vicente Zito
compañía de su
Cani uatí, en CO IT1 i1ÍÍÍí1 CU Í ‘Ompeyo Audivert.
grupo
Lema comenta:
A p rincipios
de 1929, en amigo Mario Pinto, comenzó a
asistir a reuniones parroquiale s
organizadas por saccrcl ote s En un cuento, que se llama “Dos días”, habla—
benedictin os SU
del Niíl
barrio
flefo;deentre
Aliii aellos,
gro, donde se v inculará ba del Cristo Rojo. El mismo San Pal›lo enseña “ser
los poetas nacionaliscon-
algunos de l os que, un año más tarde, serán editores de la como otro Cristo”; es decir, Cristo estú en uno. La
reciente
cio Dondo.revi total identificación. Aun la J›é rdicla de la persona. Yo
tas católicos Ignacio Braulio de es tanipes , lo sentía como una cosa cierta, no literaria. Y la in-
Anzoátegui y Osvaldo Hoia-
Ese mismo año publica Hecho tención del rojo, era para identificar me con la revolu-
‹Jue es
bien recibido. Es p
vomen reselecciona do como fiiialista en el Con- ción, que había estallado en todo el mundo. Cuando
curso Municipal de L iteratura, auntJ uc, los policías me golpeaban les grité: Soy el Cristo rojo.
finalmente, no ototu-
ción alguna. En la revista Siguieron con sus golpes. Cada vez más frenéticos,
Lara destaca su labor poética. enfurecidos. Antes que me desmayara, me pegué a la
El 7 de abril de 1930 es bautiza cJo t?l1 la fo católica en la ¡ iared y dije: Yo soy el ‹enunciado. El cuento lo escribí
parroquia porteña San Benito do Nursia, en el barrio de AI - después. Y lo pu l›liqué en un diario.
magro. En esa época realiza un nuevo viaje a Europa, en un
frustrado intento ¡rara ordenarse como sacerdote y hacer Sobre finales de ese mismo año, Fijman consigue, por
una completa vidaEnpenitencial. intermeclio de Ernesto Padilla, una cátedra ele francés en
editorial, Numero. el ejemplarEnNºeste ¡Período colabora
fr
ecuentemen tC en la revista católica lTlC nsual, y también un colegio secun cJ ario, el Liceo de Señoritas del ban io de
I de esta revista, en Delgrano, aunque
' En el texto fue cesanteado
yu citado de Cárcano,rauc lamente.‘
el autor expresa ‹¡ue “l.as
enero de 1930,
ajustados, Ignacio B . Anz
dejan entrever una átegui realiza una muy (ter-
curiosos versiones sobre el porquó del alejamiento de Fijman de la
tiiiente reseña de su segundo libro. Estos juicios, enseñanza del frances stin, conto lu mayoría de los du tos biogrúficos
certeros y del poeta, contradictorias. /'\1berto Pineta dice que Fijman fue
martinfierrismo . recepciÓn más abierta, ami-
Adenlíis, ya desde el N‘ 3 despedido por haber calificado con diez a una alumna que no sahía
gable, profunda y personaliza da que la que nuestro autor nada: “— Le puse diez ( u i ntos — exp 1› icó entonces ol poeta tocándose
tuviera en el con medidos gol¡›ecitos la cabeza — porque esa chica tenía el anule
(en el mes de mayo) aparece n coii iposicion es del que será limpio. Ninguna de las idioteces y suciecl ades c[ ue enseñan en los
su tercer poemario y se a nuncia la Ji róxima licoos hahíu entrado a su cereiiro ni contaminado su alma. Por eso
aparición del me echaron”. Por el contrario, Bernárdez afirma que Fijnian fue
Q tlí?, ÍÍllíl lnlente no se expulsado ” ... lii ego de reprobar en cierto examen a una chica por
CO llCft? ta. A su regreso ‹le Europa
publica aquí algunas na - hablar perfectamente ol i cJioma de Ronsarcl,’cosa intolcralile’ (según
rraciones: “Hotel Dacia”, “San Julián el I obre” y “Ciuda— el original examinador), ya ‹jue na‹1 io debe hu1›lar sino su ¡›ro j› i a
’
des, más ciudades”. Este último SC! {9 f t S Clfl ta conto un relato
Fijman declara en la entrevista:
Márgenes
En cuanto a
a la filosofía escolástica. Y volver fund
amentalme nte
a Ar istóteles. Y en una visita al museo del
Louvre
quedé impresiona do por los m aestros clásicos, Con la publicación de su último libro, el poeta se suniergepu-
por
su p intura religiosa .Cuando luego vi en el estudio de los Santos Padres y ne los místicos, mienti' as
de esos co1ai›ora esporádicamente con el diario En Nn ció n (nos
unas estampas blicaciones) o la ievista z1ra, en la que a J› arecería “Letanía dot
cuadros religiosos, las asocié a mis poemas. agua perfecta” (1934). El 11 de mayo de 194?, sus estudios se
EH f2 Síi F ×b1icación aparece la siguiente
d edicatoria: “A verían interr impidos abruptamente: el director de la Diblio -
M ílCedonio Fernández, toca Nacional, Gustavo Martínez Zuviría, más conocido por
Ortiz, Oliverio G irondo, JOSé Planas y Casas, su psoudónimo Hugo Wast, [Prohíbe la entrada a Jacobo Fij-
Adán Dhiel,
Mario Pinto, Pompeyo Auc livert , Rí1ú1 Gonz‹1 lez nlan argumentando: “ha promovi clo en el día 9 del corriente
Tuñón,
Rafael Crespo, Alfredo un grave d esor cleii al dirigirse en forma incorrecta y violenta
la situación p ersonal (económica y social) al S›r. Secretario de la Dirección Dr. Nicolás A. Romero, con-
propia impronta tÍe esta obra, iiidicaban un sSin em l›ale
eiisi1›1e argo, cluciéndos e más tarde de idéntica manera ante el Secretario
jii -
miento de los principios y modalidade s delble Pijman y la General Sr. Il aúl Quintana, yconsiderando además que el se—
miento ya ‹enunciad o incluso eii su priiiler poemario. ñor l ijman en clist intas oportunidades lta pi ovocado idénti—
En el transcurs o de 1931, edita su grupo. AI £?J í1- cos inci clentes ante empleados de pesar
la rc J› art ición”'
Hasta la (Publicación de su tercer y último libro, sus obras
bo, fuera de los circuitos comerciales. tercer ÜSt íl myodalida
últimod libro: tenían una ciei' ta recoptividad, a
tiiañana do deambular solita-
pue-
de ser p arcialmen te iluminada con unas su creación en el lini- riam ente por los caminos pedregosos de las cofraclías litera-
pa1abI’í1S de Mario
Pinto en la revista numero en rias. Luego de Estrella nc lu y del cierre de la revista
cepcional del poeta, tanto en su Numero, con la profundización de su aislamiento devenido
donde tiene en cuenta lo ex- on reclusión, desaparece. Salvo on contadas excepciones que
La posición singular de Fijman faz artística como eii la social: serán puntuali zadas más adelante, ya no emergerá de las
en ni1£?5trt3 ambiente se
Íiteratura; su riqueza des- sombras dot anonimato —al que lo han remitido los críticos e
borda lo puramente literario y tiene el sentido de historiadores do la literatura, sus compañeros de generación,
una
i3CtÍ ttld es jiíritual frente él la vida ( .. .) el espíritu Talisi iián, o incluso, quizás una cierta determinación
s u enfermedad,
nado de Fijman descubre cosas ij ue los demás cJ ue luego se convertirá en condena — , hasta la aparición de la
revista en mayo de 1969. En todo esto tiempo solo
(. . .). TOdidS life formas falsas y engañosas
tienen apasio-
on Fij - seis poemas del bardo a [i arecen en revistas o su ¡› lementos
lllall un censor certero e impl no ven
Literaria:
su vida p rofunda y la defiende vig orosamente con ³Cárcano en su citada obra expresa: “El mismo Manuel Galvez
iro
ambiente hostil qu e querría lo evoca en sus Recuerdos de lu Vídu ’. . .clurante años le
relación con todo su cm tejo vi día por día en la Biblioteca Nacional. [. . .]. Fijman llegaba a las
pariencias engañosas, lo profanarlu ( .. .). La vida do dtice, hora en que l ‹i puerta se abiía, y marcliúbase a las ocho cte la
de reputncio nes fáciles, de noche. Re¡›ito: día por día, y durante años. ¿Qué estudiaba? Leía a
a los Santos Padres en latín. Sospecho que leyera también obras de
repugna o le deja indiferente.
matemática y de arc juitectura, pues más de una vez me mosti-ó sus
ijuimérico s (trayectos, mezcla ‹ie fantasía y de ciencia. En cs ‹i c•s fiiba
uri día cuando, a poco de lialiei entrado en la biblioteca, sufrió otro
ataque. Lo llevar on al manicomio. . .”’.
Cu lturales.
Toda su siguiente producción , hílstastituye comoseunc oncre-
guar-
dián silencioso del misterio de su arte.
su muerte, beatas de mi ser
circuitos comerciales (salvo son manos
tará por fuera de los coiitemplativas
poq u ísimas
excepciones ya noinb radas). Es imposible evaluar con
sias
erdiendo soles.
que van Ji
de certeza
Hasta qué ]9 tlll to esa eremita creación Oposición a las formas
en fue p roducto de sus aii-
de reflexión, de r ecogimien to, Su situación económica se agiav a . Vive en conventillos y
gañosas y a las concesione s y cuánto el resultado cÍe por las noches toca el violín en tugurios para pocler subsistir.
Su re- Nadie sabe de él. Errando por la ciudad, a veces sin comer ni
clusión y enfermed ad.
dormir, hasta ij ue, a mediados de octubre de 1942 es deteni-
Mi blanca soledad cto y enviado al penal de Devoto. Allí ¡ iermanecería dos días,
-aldea
R£?V LI£? IOabde
andonada. para ser luego enviado al Hos J› icio de las Mercedes (Hos J› ital
perezas
Borda), cloncle sería reiteradamente sometido a tratamientos
sobre la torre de un anhelo
de electroshock; lugar en el cun lpermanecería hastn su muerte.
que tañe sus h orizontes.
En el año
Aclán 1948,j res
Buciiosai Leopoldo
. Marechal lo incluye junto al pin-
tor Xul Solar y al escritor Macedonio Fernández en su mítico li-
bro, Era ahora Samuel Tesler, “el filósofo vi-
Pitad as negras de la deso lació n. llacrespense“, un personaje crecido en la fealdad y la sabiduría.
t
Se l11t]
t1t?S íl En el comienzo de la obra realiza una semblanza del
híl St?11Íí1bandonad
dO el doloroscomo
y puentes solariegos.
£111 C'1 ban quillo de mi corazón.
un filósofo:
cacique
Bien que su padre fuera sólo un discreto reinenclón
de violines y su madre apenas una dulce tejedora de
LílS lluvias estancadils de mis cáñamo, .9amue1 Tesler afirmaba cJ escender en línea
sueños
se han cubierto de m recta de Abraham el patriarc a y de Salomón el rey, y
ano. cuando alguno ¡ ionía en duda el carácter sacerdotal de
III El horno apagado del silencio su estir¡›e, exhibir su frente rugosa en la que juraba y
mis frutos m adurar on peij uralia sentir los dos cuernos de los iniciados. Un
estérilmen te. lustro apenas tenía cuando einigró con su trihu y sus
clioses a las tierras clel Plata, donde creció en fealdad y
Perdí mi itinerario en el desierto. sabiduría, recorrió paisajes, tanteó caracteres, estudió
costumbres, y grucius al más asombroso de los mime-
jI4 ospedería triste de mi vida t ismos llegó a consiclerarse un aborigen de nuestras
t?ll donde sólo se a posent ó el üzar! pampas, hasta el extremo de cj ue, mirándose al espejo,
solía preguntarse si no estalla contemplando la mismí-
En una pradería ‹i£? Cílfl sancios sirva efi ie de Santos Ve a.
bidl ílll í3Stf £?11ílS mis ovejas grises.
Lugarón siii destino; Fijman fue uno de los pocos personajes c| ue Mareclial reco-
lfls Cu ll es andarieg as
noció como fuente de inspiración para componer los persona-
Buenosayres. Así afirmó: “Quise iricorporarlo a la
jes del Ad ‹i n
mitología c4e nuesha ciudad, junto al Xul Solar, se fialando su
o la guerra saldría espo-
categoría de héroes metafísicos, es decir, en un nivel superior Allí seguiría escril iendo y pintado, y solo sa de un edema
y amigos.
del mito”. Reaparecerá también en /\4c de 1970. unabibliotecas
rá dicaniente para visitar é ¡i oca complicada, violenta, Con-
1970, í1 C íltl
Con respecto a su relación con Leopoldo Maieclial y sobre El 1 º de diciembre del añO
el personaje que éste crea ‹a partir de su ¡Persona, existen opi- pulmonar a gusto, -en
niones contrapuestas. Para algunos, el creador de esa novela vulsionada del (1‹líS - muere, luego de 28 años cte encierro,
ha d ó do
fantástica lo recupera otorgándole el papel de poeta—sabio, uno de los poetas más importantes y solitario s que
figura emblemática clel poetizar. Para otros, consistití en una nuestro país. reclusión. La pobreza, lá
Sus p alaliras quectarí ílil latentes durante déc íi ClílS hílstíl
mera postura, sólo en los papeles. Quiz ‹a s un cierto sentimiento castigaron, pero persist ió
-cristiano- de culpa por la indiferencia ante la situación de su lograr romper con la exclusión, la
sociedad, lo con orfía mística:
una ¡iinocencia
antiguo camarada. una nueva nos
Como fuese, lo cierto es que Fijman persistía en estu vida Se está y no se estú III SÍ mismo / muy limpio y ancho /
consuela!”.
“hospedado” en “el Borda”. Solamente en el período compren- ¡Y todo
Sa bedor de 1e¡
es tan ano y p tiro / que
tina
dido entre los años 1950 y 1952 no se alojará en él. Por esos
años residió en Open Door (colonia neuropsiquiá oica ubicada misión, lúci clo y consecuente en su arte,
en el ¡Partido de Luján, provincia de Buenos Aires), famosa por ormalizació n cobra a los que no le
pagó el precio tJ ue la n
sus historias de locura, crueldad y muerte. Entre el olvido y rinden homenaje. “Es muy larga la noche del corazón“
nacido cte líls
la impunidad, los internos eran sometidos a los más crueles y Anos después de la escritur £i no £lS tí? verso
“Fue hace uf1 5
experimentales Datan ientos. entrañas de l‹i CO lltemplac ió npoe
expresará:
tü
esa noche: tam [I OCO
Ninguno de sus antiguos amigos haría contacto con él hasta anos. Nunca imaginé que ‹duraría tanto
1952, cuando Osvaldo Donde, antiguo colaborador de Criterio, que serían mis días lOS de un eli el h ospicio”.
junto al psiquiatra Jorge Saurl, logran que lo devuelvan al Bor—
da y reconocen algunos signos de recuper‹ación.
Con claras señales de mejoría, Fijman pintó y escribió con
ahínco durante estos años. Logró permiso para salir del hospi—
SolOS ÍTíOS.
tal, y se encontró con antiguos amigos ycolaboradores, como Yo estaba muerto bajo los grantlt2S SOles, bajo los gran iles
el ya mencionado Dondo, Lysandro Galtier, y Jiinn Jacobo Ba-
jarlía. Aparecieron nuevas notas sobre Fijman a pai ’hr cte 1958, A oavés de mi hnnto
y en ese mismo año logró obtener una pensión de la Sociedad oigo el agrio suclor cte la precocidad.
Argentina de Escritores. Para mejorar sus ingresos, traducía
obras clel francés para los psiquiatras del hospicio. Yo vuelvo sobre un musgo
Miseria.
En 1962 y 1964 parte de su obra fue recopilada como parte las ciiiclades
yDios crecen a la aventura hast‹9 la noche del estupor.
Tes- pesa.
de tologías; en 1966 apareció por primera vez en más de
tigo. anOjo Me llaman vientos cte mar.
30 años obra inédita, publicada por Galtier en la revista
poema aparecería dos años más tarcle, atrayendo la que apag an mi temblor, ij ue exasperan irritados
atención del escritor y ahogado Vicente Zito Lema. Tras en- Van y vienen en grandes cambios; se alargnn en saltos
tablar amistacl con el poeta, Zito Lema bregó por obtener sii los sueños.
tutela, obteniéndola finalmente en 1969. En mayo de ese año Jamás podré seguir.
apareció el primer número de la revista Tn/ is iiióit, editada por
en hospicio.
poeta
Zito Lema y dedicada por entero a Fijman, con el subtítulo Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre
los vidrios pá lidos del mundo.
24
25
a las palabras como la carnadura
del * Utilización profunda, variada y numerosa c1e1 recurso
alma. La suya es una ¡Poética c[ue transito entre el
y la r ‹J
espanto de la sinestesi a y, en menor medida, de la antítesis.
edención. “ D usc.a r l Véft4 ad siempie t?S tlo l
oroso y el * El color como marca significante, que co li ra un valor
que no se anime ja lTiáS Será poeta. Lo he
el m undo, pero con los escrito, esta mios en c listiiitiv o en su obra, además de embellecer y profundizar
ojos en la noche”
Molino rojo sensiblemente su espectro poético.
* Imágenes sensoriales: más c{ ue una caractei 'ística de
esta obra, el uso de las imágenes se erige como organizador
y ¡ular del desarrollo poético.
*Predominio del verso blanco o verso suelto.
sien te do reciente
factura. * La metáfora como coagula clor y amplificador de sig-
re clamando Una lectura ]9íl T lÍCÍ íl tiva,
F profunda, intensa. n ificac los y no como reluciente mostración de habilidades
Ü Stí1 O ÍIf ñ SUele ser u
bica ‹J a cerca dcl marti iifÍi?pp jç j-jjp meramente técnicas.
CÍf? SU marco Iiterari o .
del poeta con l³or ya trailer sido trabajado en muchos textos críticos,
sus iri te gr ílIJ tes (esporá d ica y ma rgiii al Como ya so
d ij o) s ino tampoco me detendré en lo propiamente anecdótico que
también ¡›or la utiliza ción de ciertas tóC Tl icas y u›o dos ro-
sostiene varias de las composiciones que constituyen este
pre Sél1t íL tÍ VO S d t2 la va nguardia. Con Una p
erspectiva amplia
podríamos H poemario. Aparecen numerosas referencias a situaciones
ogar a encontrar a Í(¡u nos p untos
vividas por el autor, que conforman una Ja arte importante
con Girondo (o] único de este g rupo quo
.T 6llléFl tt2 i?l surrcalism o). apreciab a verda‹le- ‹le l estructuración
‹i del texto. La lectura mism‹i de la obra
J ›or parte del lector permitirá que éste las resignifiq ne Ji er—
Pero lo que trataremo s de confirmar os
autónoma c[ue la poética dc tinentemente. Úlnicamente haremos referencia a lo soste-
nuestro
El m ismoautor nació y se desarroll ó con » a particu Caridad nido Ji or Aldo Pellegrini en “El profeta” con respecto a su
que no trono registro eii nuestra
historia literaria. obra: “Las vivencias de la reclusión, los fantasmas de la lo-
lo d eclara, hay una relación cura, las angustias del apartamento constituyen los temas
pero dc U 11 tipo esp ontáneo , no dc aI in eacii5
Ol iei4 to y sus
n con el movi- del primer libro de Jacobo Fijman ( /\4oJ íno rojo), con una
bases (incluso critica
intensidad pocas veces a1canza ‹la por la palabra”.
pios, entre eI lOS Ít3 escri tura automática) 6
Sin realizar un rogistr p porme noriza do t1i2 lo tlUCistiiitiva s. Desligándonos del afán descriptivo sui ge, se impone,
q tT luestra la visualización de un sencloro marcado por /\4 o / i n o ro) o.
la superficie dcl texto, se
’D !,ó vo ósl o de Una sutil pero sensible manifestación cte una concepción
cj ue dijiste, J i ero
B retoii: ”SU jj j3¿{y j jj j era
que lo guía y que ha marcado un hito en la poesía latinoa-
Cíldd ( 7í11ít Íiru es
mericana.
un p royectil, ¡›e‹o VGS lla blás y no sabés lo
A ¡Primera vista esta obra se nos presenta como una mez-
SC í1Qí1 Pfí1 la barri una (Palabra, una esc u ¡iida.
VOS lO Ígiiord s. Cuando te diste cla un poco confusa, con momentos de un humor sarcásti-
puntillis mocuenta, el punto co, una paz t empestuosa, una iluminación que nos muestra
J O O Se revuelve cuerpo a tierra.
£lti tomatismo, q ue es al o Esto se ll, m « el predominio cte lo oscuro. Una inocencia que vislumbra
así COmo el de la m áquina
Singer. El cerebro, entretanto, queda en Ííd C 11ÍD tt1 . NO in (e
rvieiie el
el abismo, lo interpela y significa. El sueño, el espanto, el
fusil. D£IS ]9L1 ÓS de lu explicaciÓn, el fi'an cliut
e me leyó un horror, el silencio, la nada. Se podría aventurar que /\4 ofi n o
HTM ílITí1 éllTtÓ . La
behida me salió i or
J los ojos y estornudó tres veces. rojo es la semilla oscura, la mónacla, toda la poética de Fij -
André Breton salió furioso y gritó: ’¡Mon man en potencia.
Dieu, mon Dieu!' o algo
J9ílfi2Cido, y corno
Tristán Tzara!' El núcleo temático cJ ue estructura sii poética es el sufrimien-
No entendí nada, ( ic ro descle ese día supe
lo que era el suriealismo”. to humano. Y ante el dolor, la muerte, la inmensa soledad del
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[ 9fOfÓtiC £l, de imá gellf2S descon-
hombre frente al universo, SC
certantes que muestran ]9 l’é giinta, reflexiona, respon-
de, a través de una pala lira df2 II materia. Es el salto del profeta al santo:
III esencial unidad que dislocan
El tiempo y el espacio como co — ¿Se consiclera un santo?
ordenada s
una realidad tra ginentada y por tanto fflls ít. Así a parece
- No sólo me considero, lo soy. Pero mejor no decir-
rü la utilizació n de un
recurso como la sinestesia, que nos
permite acceder a esa di slocació n, a f3S í1 C Orif isión de los lo porque no lo entenderías. Para los médicos eso es
sentidos, al olor del absoluto (no enferineclad. Y ellos no saben lo que es un santo. Solo
lle QíllROS a co ntem ¡›1ar -
lo, imp osibili da d humana que nos condena a tratan a los c lemás como enfermos. Se guían por los sín-
una nostal- tomas. Y otras obligaciones no tienen. En esta sociedad
perm anente). Ejemplos sobran: silencios
bos ques rojos”, “el olor de la verdes de los está prohibicto ser santo. Aún por la Iglesia. Entre mi
luz”, el timbre de mis ojos”, pintura y mi poesía hay una misma mano. Las ii ismas
nosta lgias d escolorid as”, “sabrosa
angustia”, “ olores de concepciones. De niño me dijeron que sería un gran
amarillo” , etc.
LU l’£lS [1ttesta que encuentraque permita pintor. Y entonces quemé todo. Ahora lo hago Ji ar a
Fijman es la v Uelta a la ino-
cencia, a un estado ad úu nico perfeccionar mis sentidos, externos e interiores. Sólo
reintegrars e al
camino p erdido. Este retorno es complejo de esa forma es válido juntar y escribir. Y hasta que
tOs, v iolento -por r ebeId Cl• . Y tOdO es Loy, confii
por inmareos
omen - los pintores y escritores no lo entiendan, deberían dejar
“i tan lejano y puro / esas cosas. Porque están mintiendo. El arte tiene que
que una li ueva in ocencia nos
consuela!” volver a ser un acto de sñiceridad.
en todos IOS [ IOemas que com ¡i onen
nos mostrará a través de n umerosas imágene s (que con an-
terioridad hemos calificad o de ¡milares Es este vaivén continuo entre lo que podemos ver, lo que
y org anizado i as de el poeta por medio de su demiúrgica labor nos cuenta y lo
este mundo creado) esa lucha por la il uminación.
En su pi imer libro la respuesta inicial es la p que vislumbra como imposible, lo que explica la vecindad
significa que en los otros no, pero de tina oesía. No de expresiones que por un lado acarician con calidez nues-
manera muy dis- tro espíritu: “la mañana con sus risas”, la “dicha de los abra-
tinta. En éste el poeta a parece como
artesano, COmo crea- zos y los besos”, “el mar descorclia sus botellas de vinos es-
dor, similar a Dios, en cuanto a la p
osibilidad generadora pumosos”, “estrellas -¡i ‹ijaros de fuego dichosos cte infinito”,
del verbo: “Toda la fecundid ad poética es f
O Cl tíl to lTlíl í1 la naturaleza como ecundida d di- “reíamos de gozo”, “música de las nieblas y risas de las sel—
el cielo j l « tÍC FTO ejempl o, no co› o vas”; y por otro nos despiertan raudamente del sueño de la
madre, y saca a luz sus versos delante de
los símbolos. Su eternidad: “alientos turbios de las miradas grises”, “aúlla el
descubren de todas las cosas
criadas del u niverso” ,afirman Fi man. frío blanco”, “una mortaja viva entre el ayer eterno y el eter-
Otra re spuesta , desarrollada en su no mañana; / una mortaja viva tJ ue llora eii mi garganta”,
totalida d en su úl- “los gritos helados de un espejo”, “rincones que se enfrían
timo libro p ublicado, aunque ya es b ozada en el primero,
es la ascensión a través de un espinoso como un cadáver”.
y solitario camino Un hambre voi az de comprensión, de ternura, de comu—
cuya a c rtográfi ca iealizaciÓ n ser‹a
producto del amor, del nicación. Un haml›re iJ ue sólo un molino de imágenes eii cons-
ascetism o y de la coherencia. El riesgo imposi-
evidente del hmisti- tante ebullición puede tratar de conjugar. Aspas que empuja-
cismo: ¡“QuebrantarÓ la vida el ueco
por mi vida / por el das por los vientos de la profecía y la iluminación, por la cruel
ble contacto de la eternidad! / PaSos furtivos / en
de mi ser / yo so y el prometid o, el condena de ser, remueve n
infinitamente los feroces aguas cte la
anunciado”. i-ealidad. Por momentos se elevan majestuosas y nos permiten
respirar una luz diáfana, contemplar “el silencio concéntrico
de cielos lejanos”, y en otros, nos
Estrelle de la invitaría
OSOS, t2 stoicos, en la oscuridad que
tra-
obliga a guardar el aire y
sum ergirnos presur
bién nos forma.
“Estrella ble la mañana
En el transcurso de 1931, edita su tercer y último libro.
corresponde a la época más oscura
Hambre que yo he conocido en este país. La gente era pei 'seguida
‹le la iii ane ra quo ha sido estali lcc ida en el Apocalipsis”.
Vigilanci a nocturna de a rbo1ed«s I lecordemos que un año antes se había producido la irrup—
constantes ción castrense en el gobierno democrático, que inauguraría
CHI tllla ir lterminabl e
pe rspectiv ‹i la llamada “década infame” y taiiibién la forma no muy
rasada de canciones
sutil de im ¡› oner un “cambio” que siguiera los iiiandatos
de smesura das.
derivados del poder económico. Es derrocado el presiden-
te Hipólito Yrigoyen, elegido por la gracia de las urnas, a
Se engancha hondamen te a mi ternura través de un golpe de estado or‹¡ uestado por los sectores
la sangre de los astr ;
oligár cJ uicos,ney liderado públicamente por ol general José
“ Estrellar
se llenan mis bodegas con el vino Félix Uri b uru.
d Cl lfl t2X (iarisió n; CO11 los granos
de Dios. lu mmhmm (. . .) se refiere a los estados mís-
St? Cu Íiren mis graneros
ticos que yo había adquirido en esos años. Ya había sido
bautizado, convirtióndome a la religión católica, y cJ uiso
ES muy ancho el sombrer o
expresar con ese título la encarnación do la verdad”. Por
ese entonces, el poeta se sumergiÓ en el estudio de los san—
puesto sobre el paisaje.
tos Padres y de los místicos.
En esta obra, nuestro autor culmina (luego seguirá es—
hacen alegre ruedo
cribiendo pero ya alejado de los ámbitos literarios) un ca—
t£lifa de vientos peleadore s
mino poético iniciado en su juventud temprana. Camino
de dientes amarillos.
Perpetuo insomnio que eIi un principio se consolidará en /\4 o / ino
por rojo. Dijimos
mis j› aSO S O lfatean como perros ‹¡ue allí está la sirviente ne lo que vendrá. Una palabra
un lobo im aginario profética, una lengua oscura q tie buscará medio de la
guardand o los apriscos. contemplación, la exaltación y las imágenes, enfrentarse a
una realidad que se escinde irremodiablomente. Enfrenta—
miento ij ue tiene como o i›jetivo último la iluminación, la
G€? tlí1S del hambre. Estrella ble la la
contemplación, constatación del milagro cJ ue significa la
madam
unidad esencial del universo.
Re cogimien to bufonesco
S íllfldo de idiotismo; nos señala ese pasaje, ya explicita -
c4 o, de profeta a santo, dc la exaltación a la pacífica seguri-
VOZ de falsete
dad ‹jue da la certeza (a cj uí otorgada por el ímpetu religioso
en f rancachel acorpulenta.
—acaso ¿no tiene un cariz religioso cualquier certeza ?— ). No
es un ble laobvio.
tránsito
Estrella Se nos muestra un cambio çi o éLic o radi—
iiia ñ aiia
cal basado, entre otras cosas, en el hecho de ‹jue la iiietáfora
en está determinada por la simbología
LÍ£?Í Llí?VO t£?StO lT1t tito, es una metáfora
Mi blanca soledad-
aldea abandonada.
Mi blanca soledad
—aldea abandonada.
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poema ocupa una página completa y el límite de la estrofa
Estrella º' la manana es clarísimo. En otros, el límite lo impuso el sentido. Por lo
general, coincido con la edición que hiciera Ediciones del
se (Publicó por p rimera vez en 1931, Dock de la ¡ ioesía de Fijman.
BuenoS Aires, Editor Otras intervenciones que im ¡i orta apuntar. He bajado dos
ej emplare ial Numero. se imprimiero n 520
de s (20 en papel de hilo Sti
impru nir ’atton o tres mayúscu1‹is a inicio de verso por iJ ue el verso antei-ior
1 íl 20, y 500 £?H }1ílJ9 e1 nacional) . Dice BOnd, nu merados del termina en coma o punto y coma y el término en cuestión no
f21 CO lofón: ‹ •Acabó e
en Buenos Aiies, en la es una palabra sacra o vinculada con lo sagraclo. Baso esta
a mediad os de n
oviembre del año mil n oveciento s treinta y decisión en el criterio general ij ue rige en la propia edición de
ll Jlo dt3 la En carnació n
de n uestro redentor Je sucristo» . 1931. Ejemplo:
III I1 ’
( ese nte edición, Para
he tenido a 1‹4 vista un
que se oflC Ll entra
en mi ii ibliotoca personal.
Bell a mentefC?1í1
impresa, esta
tiva ment edición
e fíici l
e sp ecífic os: la ClXtensiói i de ciertos f ongo
’ mi oído bajo la noche;
versos
mediante unysan
de ciertas estrofas.
El primer o es QTado. Ejemplo
d£l Resolve r porque pongo mi oído sobre l‹i noche de la tierra que es el alma ‹tel lioml›re:
la edición
indica que el verso continüa Vienen. los soles y las lunas en el alba de Cristo.
del poema X:
l ³ongo mi oído bajo la noche;
pongo mi oído sobre Si noche de la tierra tjue es el alma del homlire:
y en nuestra sangre muero, y vienen los soles y las liin‹is en el alba de Cristo.
iesucito en la sangre
de Cristo.
La edición de 1931 imy ›riine seguidas cios estrofas
iguales en el poeiiia «Ángeles de la muerte»; he suprimido
tina estrofa porque en la versión del poema publicada en
ATICÍ O So lire la tierra Numero esa repetición no figura. Sin duda, es una errata. Por
y en nuestra sangre m uero, y res último, la edición de 1931 no numera los poemas de forma
iicitomen
dCl ÍílS C i1]9 1tu1 ares la sangre de Cristo
staura la corrida: del XVIII se pasa al XX. He respetado esta alteración
el v erso tiene sangría o no. porque los Ji oemas de Estrella dc lu mmhmm se citan siempre
Empero, el uso d tl da ¡t orqu e
no q ueda claro si [› or su numer ‹ición original; cambiarla serí‹ inoportuno. En
poema II: Ejemplo del to cl o caso, he puesto entre corchetes la numeración seguirla
correspondiente.
L£?V í1 iitaron 1iI 9 •i lba s sus Salvo las intervenciones mencionadas, se sigue el texto
sentidos en el día
de mi pavor cono su noche cÍe m uerte. impreso en 1931.
¿DOS v ersos uno?
una solución ar bitraria.
Entien ‹J o que uno, pero no deja de
ser
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