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RESPONSABILIDAD PENAL JUVENIL

La delincuencia juvenil es la denominación general de los delitos que son


perpetrados por individuos que no han alcanzado la mayoría de edad, cada estado
la establece teniendo en cuenta la madurez emocional, intelectual y mental, pero
que generalmente se estipula a los 18 años. En las últimas décadas, como
consecuencia del gran avance que se ha presentado en la sociedad, se han
realizado diversos estudios para analizar este fenómeno que es la delincuencia
juvenil, estudios señalan que es difícil demostrar un único factor como el
desencadenante de este accionar en menores de edad, ya que en realidad son
muchas las condiciones que suelen reunirse alrededor de un joven que lo hacen
dedicarse al delito. Entre muchos de los factores se cuenta con la ausencia
familiar, la falta de oportunidades en el contexto social, la drogadicción, problemas
psicológicos y entre otros. Por ende, este fenómeno delincuencial fue estudiado y
tratado en el Octavo Congreso de las Naciones Unidad en el cual se dio a lugar a
dos resoluciones que son: 1. Directrices para la prevención de la delincuencia
juvenil (Resolución 45/112) y, 2. Reglas para la protección de menores privados
de libertad (Resolución 45/113).
Teniendo en cuenta lo anterior, las Directrices de las Naciones Unidas para la
prevención de la delincuencia juvenil (resolución 45/112) se firmó el 14 de
diciembre de 1990, pero al principio, las Directrices se elaboraron durante una
reunión del Centro Árabe de Capacitación y Estudios de Seguridad en Riad. Estas
Directrices establecen las normas para la prevención de la delincuencia juvenil e
incluso las medidas de protección de personas jóvenes quienes han sido
abandonados, descuidado, abusados o quienes se encuentran en situaciones
marginales, medidas exhaustivas y multidisciplinarias para asegurar a los niños,
niñas y adolescentes una vida libre de crímenes, victimización y conflictos con la
ley. De la misma manera las directrices “se enfocan en modalidades de
intervención preventiva y protectora y tienen como objetivo la promoción por un
esfuerzo conjunto de un papel positivo de parte de varios organismos sociales,
incluyendo la familia, el sistema educativo, los medios de comunicación y la
comunidad, así como las personas jóvenes mismas” (Bienestar y Protección
Infantil, Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia
juvenil).
De acuerdo a lo anterior, la resolución 45/112 establece criterios y estrategias
nacionales, regionales e interregionales para prevenir la delincuencia juvenil,
asimismo afirma que todo niño goza de derechos humanos fundamentales,
incluido el derecho al acceso a la educación gratuita; estas Directrices disponen
que la sociedad debe procurar un desarrollo armonioso de los niños, niñas y
adolescentes, y respete y cultive su personalidad a partir de la primera infancia; de
igual forma aplica una política progresista de prevención de la delincuencia, así
como el estudio sistemático y elaborar medidas pertinentes que eviten criminalizar
y penalizar al niño, estas políticas deben incluir: la creación de oportunidades para
así atender las necesidades de los niños y jóvenes, la formulación de doctrinas y
criterios especializados, protección del bienestar, desarrollo, derechos e intereses
de todos los jóvenes y de más pautas. En otras palabras, la familia como
organismo principal de la sociedad debe garantizar la educación y protección de
los menores de edad en coadyuvancia de los entes gubernamentales quienes son
los principales organismos garantes de los derechos fundamentales de los niños,
niñas y adolescentes.
En los principios fundamentales de la resolución 25/112 se destaca distintos actos
para poder mitigar y prevenir la delincuencia juvenil dentro de la sociedad, como
primer aspecto es importante que desde sus primeros años se les enseñe el
adecuado comportamiento enseñándoles a diferenciar lo correcto de lo incorrecto,
a tener una participación activa en la sociedad y que no solo sean objeto de
control, como segundo aspecto se les brinde a las jóvenes oportunidades para
llegar a desarrollar actividades lícitas de tal forma que su orientación esté
destinada al bien de la comunidad obteniendo así un enfoque más humanista, de
igual forma, se les brinden oportunidades educativas, sociales, económicas.
Los programas educativos “deberán tratar de alcanzar y promover los niveles
profesionales y educativos más elevados en lo que respecta a programas de
estudio, métodos y criterios didácticos y de aprendizaje, contratación y formación
de personal docente capacitado. Deberá practicarse una supervisión y evaluación
regulares de los resultados, tarea que se encomendará a las organizaciones
profesionales y a los órganos competentes.”
Se deben establecer instituciones las cuales se guíen por la justicia y la equidad,
cuya finalidad primordial sea velar por el interés general de los jóvenes como su
bienestar, el desarrollo y sus intereses, cabe resaltar que son aquellas
comunidades de bajos recursos quienes padecen en un grado superior la falta de
oportunidades y la falta de planes y reseñas de programas, servicios, facilidades y
recursos disponibles para analizar a fondo la problemática.
“Dado que la familia es la unidad central encargada de la integración social
primaria del niño, los gobiernos y la sociedad deben tratar de preservar la
integridad de la familia, incluida la familia extensa. La sociedad tiene la obligación
de ayudar a la familia a cuidar y proteger al niño y asegurar su bienestar físico y
mental. Deberán prestarse servicios apropiados, inclusive de guarderías.” Cuando
no ese dé un ambiente familiar o social y no se le puedan brindar al menor de
edad se debe recurrir a otras alternativas entre ellas los hogares de guarda y la
adopción, que en la medida de lo posible deberán reproducir un ambiente familiar
de estabilidad y bienestar y, al mismo tiempo, crear en los niños un sentimiento de
permanencia, para evitar los problemas relacionados con el "desplazamiento" de
un lugar a otro y que se tenga como prevalencia aquellas familias o niños que han
sido más afectados por los problemas sociales y económicos.
Por otro lado, la resolución 45/113 y las reglas de Beijing tienen como objetivo
principal el establecer normas mínimas para la protección de los menores privados
de libertad en todas sus formas sin distinción alguna por su raza, su color,
orientación sexual, posición social y/o económica o cualquier otra.
Cuando un menor es privado de la libertad se deben tener en cuentas diferentes
aspectos, en primer lugar, cuando es detenido un niño, niña o adolescente se le
debe notificar a sus padres de familia, tutor o representante de manera inmediata,
de no ser posible dicha notificación inmediata se debe hacer en el menor tiempo
posible, seguido a esto la posibilidad de poner en libertad al menor se examinará
en el menor tiempo posible por el juez u otros funcionarios competentes, es por
eso que la prisión preventiva se aplicará como último recurso y dura el tiempo más
breve, si es posible se tomará medidas sustitutorias como la supervisión estricta,
la custodia permanente, la asignación a una familia o el traslado a un hogar o una
institución educativa, no obstante, se le impondrá la privación de la libertad cuando
el menor haya incurrido en un delito grave en el que se observe la violencia contra
otra persona pero mientras se utilice este último recurso como alternativa final el
menor de edad debe seguir en contacto con el exterior con amigos, familiares y
personas allegadas a él.
Me permito citar lo siguiente “Los criminólogos más avanzados abogan por el
tratamiento fuera de establecimientos penitenciarios. Las diferencias encontradas
en el grado de eficacia del confinamiento en establecimientos penitenciarios
comparado con las medidas que excluyen dicho confinamiento son pequeñas o
inexistentes. Es evidente que las múltiples influencias negativas que todo
ambiente penitenciario parece ejercer inevitablemente sobre el individuo no
pueden neutralizarse con un mayor cuidado en el tratamiento. Sucede así sobre
todo en el caso de los menores, que son especialmente vulnerables a las
influencias negativas; es más, debido a la temprana etapa de desarrollo en que
éstos se encuentran, no cabe duda de que tanto la pérdida de la libertad como el
estar aislados de su contexto social habitual agudizan los efectos negativos.”
Es importante aclarar que aquellos jóvenes que se encuentras recluidos gozan
derechos y están bajo estrictos cuidados, protecciones y asistencias necesaria
(sexual, social, psicológico médico y físico), se le fomentará actividades y
programas útiles y enriquecedores que garanticen un desarrollo de la personalidad
sano, así mismo, su formación educativa y profesional se desempeña con cautela
para que se les permita el desarrollo constructivo y fructuoso en la sociedad,
aquellas personas que hacen parte de este proceso (siendo estas parte
fundamental en el bienestar y desarrollo del menor de edad) son personas
altamente capacitadas y deberán recibir una formalización especializada, al mismo
tiempo que las agentes de policías que están a cargo de la vigilancia de estos.
Es de vital importancia destacar varios principios fundamentales que se
encuentran inmersos en los procesos con los menores de edad, el in dubio pro reo
y la presunción de inocencia, es decir, se presume que los menores detenidos
bajo arresto o en espera de juicio son inocentes y deberán ser tratados como
tales; el principio de la proporcionalidad, el cual es conocido como un instrumento
para restringir las sanciones punitivas, y se expresa principalmente mediante la
fórmula de que el autor ha de llevarse su merecido según la gravedad del delito.
Las circunstancias individuales del delincuente influyen en la proporcionalidad de
la reacción; el debido proceso, principio que envuelve los mencionados
anteriormente, como la presunción de inocencia, la igualdad en materia de medios
de defensa, el derecho a no responder el derecho a que su padres, tutores o
representantes participen en las actuaciones, se podrá requerir la presencia de
estos en defensa del menor (en caso que no, la autoridad competente lo dará a
conocer teniendo en cuenta si la exclusión es necesaria).

Bibliografía
- https://www.bienestaryproteccioninfantil.es/fuentes1.asp?
sec=9&subs=303&cod=630&page=)

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