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No alimenten al troll / Mavrakis, Nicolás –1ª Ed.

Buenos Aires: Tamarisco, 2012.


108 p.; 13,5 x 19,5 cm.
ISBN 978-987-33-1369-1

1. Narrativa Argentina.
No alimenten al troll

www.editorialtamarisco.com.ar
www.hojasdetamarisco.blogspot.com

© 2012, Nicolás Mavrakis


Diseño de tapas: Carla Gnoato /
Diagramación: Editorial Tamarisco
No alimenten al troll
Primera Edición, Buenos Aires, 2012.
150 p.; 13,5 x 19,5 cm.
978-987-33-1369-1

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en Argentina, Buenos Aires, 2011.
Printed in Argentina
Nicolás Mavrakis
para Ana Clara,
gracias
I think you will find the stories
enjoyable, eye-opening and educational.

Kevin Mitnick, The Art of Deception


Chapter 1— Banned Edition

Fireman

Si Genghis Khan y tres jinetes mongoles entraran al de-


partamento de al lado y atacaran al equipo olímpico femenino
de Corea del Sur, uno recién se enteraría al día siguiente
por las noticias en televisión. Fireman dice que las paredes
del edificio donde acaba de mudarse son realmente gruesas.
Lo había hecho con sus ahorros del último año.
Es fácil.
Fireman no tiene costos fijos, ni eso que habitualmente
llamaríamos vicios. Tampoco gustos demasiado exquisitos.
Por supuesto, Fireman no tiene amigos. Porque ellos
siempre van a comentarte (dice comentarte, una deforma-
ción del trabajo). Fireman tampoco tiene citas (citas, como
la televisión: otra deformación del encierro).
«BluEsky escribió: q bueno q es trabajar en casa en estos
momentos estoy en boxer diseñando unos dibujos, con cafe
cigarrillos y musica es lo mejor... desp voy a buscar el cheque
y clin—caja, jejeje.»
El único correo de papel que recibe Fireman son esos
sobres baratos a nombre del propietario de cada departa-
mento que los partidos de izquierda moderada confeccionan

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como publicidad y tiran por debajo de las puertas. Y eso sólo imágenes de 468 x 200 y 728 x 500. Con paciencia, se pueden
sucede cuando hay elecciones. editar cincuenta fotos por día. Cinco fotos y media por hora.
Spam tan anticuado como ellos, deja escrito Fireman en Casi once minutos ante la misma imagen cada vez.
una de sus cuentas de Twitter. Fireman, en cambio, procesaba doscientos comments
Fireman tiene doce cuentas de correo electrónico. Lee por hora. Casi tres comments por minuto. Mil ochocientos
todas cada diez minutos. Y también conoce lo último en comments por día.
spam porque lo lee con el mismo detenimiento con el que «mauri54 escribió: Mojito que nabo que sos, crees toda-
cualquiera leería la letra chica de un testamento. via en cuba y esos pajeros caribeños???»
Fireman había dejado de comer BigMacs y pechugas Cuando lo conocí, Fireman usaba una camiseta negra
Honey Mustard Grills cuando las empleadas aceitunadas que decía Citizen F, pantalones oscuros y anteojos de marco
que se los servían empezaron a resultarle cada vez más jó- grueso baratos. Hoy usa unos Ray—Ban especialmente con-
venes. Fireman no es ese típico nerd obeso del que podrían feccionados para él en Italia.
burlarse en la preparatoria (dice preparatoria, otra defor- Un comment es un comentario.
mación mediática). El comentario de un lector.
Fireman no se llama Fireman. Es sólo uno de sus nick- Todos los grandes portales de noticias digitales los tie-
names. Me hizo jurar que nunca diría su verdadero nombre. nen. También los tenían los blogs y los fotologs y los tumbls.
Ni su verdadero nickname. Lo único real de Fireman son sus Hordas de individuos con algo que opinar. Nada es pensable,
comments. Todos estos son reales. : todo es opinable, dice Fireman.
«Hitch escribió: LADRÒNNNNN !!!!!!!!!!!!!! KORRUP- También dice que el comentarista y su comment son la
TOOOO !!!!!!!!! Y DESPUÈS NOS JODEN CON PAGAR esencia dinámica y viviente de toda la red.
LOS IMPUESTOS PARA QUE VENGA ESTE H.DE.MIL Tenés que fijarte en la naturaleza del comment. ¿Sabés
P.. Y SE LAS LLEVE. REVELIÒN FISCAL» cuántos lectores de comments hay? Más que de las estupide-
Trabajábamos juntos en una oficina. Moderábamos los ces que se publican como noticias.
comments de uno de los portales de noticias más importan- «ElEstudio escribió: Perrofan, te comento que narigon-
tes del país, algo que yo no pude soportar mucho tiempo. sky es un trucho que tiene dos mil nicks y entra cada vez
Entonces probé editar fotografías. Recolectás las imá- que hay una noticia judia, y se divierte por el solo hecho de
genes que van a publicarse durante el día y las reducís al agredir. Ademas se borra el nick y te vota en contra 50 veces.
tamaño apropiado. PhotoFiltre y PhotoShop durante nueve Hace mas de un año que se divierte con eso.»
horas. Del tamaño y las resoluciones originales a pequeñas Fireman empezó a trabajar después de hora a los seis

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meses de inaugurar su puesto de Editor de Comentarios. Había días en los que entraban hasta tres mil com-
Para él, se trataba de un auténtico privilegio. Hasta ese ments, así que a los dueños del portal les empezó a resultar
momento, sólo el New York Times Online tenía un editor interesante saber si podían ganar algo con eso.
de comments y cuarenta empleados de dedicación exclusiva. El proyecto era que se pudiera comentar libremente,
A él le permitieron tomar dos asistentes. pero no gratis.
A los nueve meses, empezó a llegar a la oficina más tem- Fireman se negó a implementar un sistema así. Fue su
prano. Nadie lo obligaba. Era una necesidad. primera discusión con la gerencia.
Fireman hizo su definición de internet: un soporte para Ellos lo implementaron por su cuenta y de inmediato
la pornografía. las visitas empezaron a caer. Las treinta mil por turno (hay
Podía decírtelo de la nada, mientras borraba insultos de tres turnos: mañana, tarde y noche) bajaron a cinco mil.
tres comments distintos a la vez y banneaba de por vida a «Flatulento escribió: Cuando veo que el moderador ha
cualquiera de sus archienemigos virtuales. debido eliminar —aplicando un reglamento claro— comen-
Pero eso es lo de menos, dice Fireman. Lo interesante tarios con veinte votos a favor y otros tantos en contra, con-
son los comments. Los comments como método de control. cluyo en que el diablo ha metido su cola en algunas cabezas.».
¿Entonces cuál es mi rol al convertirme en el controlador de La miopía del Mercado, dice Fireman, es el peor enemi-
los comments? go de la World Wide Web. Pero también es el peor enemigo
«dinner dog escribió: siendo las 16:28 tengo 35 votos ne- de sí mismo. Pueden ponerle precio a las noticias, dice Fire-
gativos. Gracias cyberk quiero llegar a los 2.000 ridiculos. man. Pero todos esos datos son escenografía. Relleno.
laburen que quiero lograrlo.». Lo importante siempre son los comments.
Un comment. La intervención sobre algo escrito por al- Ahí está la información.
guien. Ese alguien suele ser el redactor de una noticia. En el Y el Mercado jamás ha podido controlar la información.
mejor de los casos, un periodista al que sólo le interesa saber Supongo que sería apropiado mencionar que Fireman
si hablan de él. Nunca de lo que hizo. gana mucho más que el Director Ejecutivo del portal de no-
Es lógico, dice Fireman, los datos son entes muertos. El ticias. Aunque Fireman no navega por ningún diario digital.
abono para algo que sí tiene vida. De hecho, jamás lo vi ni siquiera acercarse a un diario de
Durante mis seis meses de trabajo con Fireman, debo papel.
haber visto a no más de cuatro periodistas en nuestra ofici- Ni por error.
na. (Fireman la llamaba Unidad, como si estuviéramos en Supongo que también sería apropiado mencionar que
el FBI). Fireman no habla con nadie más allá de la Unidad.

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Sólo le interesan los comments. La lógica de los com- Casi ninguna mujer lo soportaba, pero nunca hubo mu-
ments. chas en el rubro.
Tuvieron que suplicarle que devolviera el sistema al Protocolos, repetía Fireman.
modo original. El modo gratuito. El vendedor de indumentaria que impide que el cliente
Lo llamaron por teléfono. Le enviaron media docena de llegue acompañado al probador. Protocolo de control de sexo
mails. Cuando lo encontraron, Fireman estaba sentado a so- en propiedad privada. Igual que la azafata encargada de vi-
las en la Unidad, explorando los comments de un portal de gilar que no haya nunca más de dos personas en un mismo
pornografía inglés. baño.
«Chester escribió: MUY BUEN COMENTARIO.» ¿Conocés la importancia de los protocolos?
Fijate en las redes sociales, dice Fireman. Un mecanismo Fireman puede mirarte directamente a los ojos mien-
de control perverso en manos de una burocracia inoperante. tras espera la respuesta y puede hacerlo sin el menor gesto
Ninguno de sus asistentes pudo satisfacerlo. Les pidió de simpatía.
que aprendieran a usar el Opencms, un programa para con- Las enfermeras viejas que se ocupan de bañar a los
trolar y publicar los comments. Es un sistema elemental. pacientes jóvenes en los hospitales: protocolo de control de
Sencillo. Hay que entrar a Administración de Comentarios. erecciones en público.
Hay que Ver los Comentarios Pendientes. Cada comment Protocolos, repite Fireman. Por eso ningún médico per-
tiene un nombre de usuario. Una IP. Una ubicación dentro mite filmar una ecografía de la semana veinte de embarazo
del portal. antes de confirmar a solas que el feto esté vivo. Protocolo de
Fireman decía que cualquier chimpancé podría hacer- control de angustia familiar.
lo —hay tres comandos: aceptar (A), rechazar (R), eliminar «Transportador escribió: NO HE LEIDO LO DEL REY-
(E)— pero que ninguno de los candidatos había estado a la MIMITO, PERO PARECE QUE OTRA VEZ NOS ESCRIBE
altura de un chimpancé. ¨DESDE SUIZA¨. PREGUNTO porque ando medio desac-
La pregunta eliminatoria era si conocían la importancia tualizado : ¿LE CAMBIARON EL NOMBRE A LA VILLA
de los protocolos. 31? OTRA PREGUNTA : ¿ESTE ES UN FORO GAY? No
Fireman detenía sus dedos sobre el teclado —un teclado deberian permitirle la opinión a los putos faloperos y pero-
que había pintado con un camuflaje blanco— y hacía girar nistas.»
las rueditas de su silla de oficinista hasta donde estuviera Fireman suele hacer un silencio que nadie sabe cómo
el candidato. interrumpir.
¿La importancia de los protocolos? Los candidatos se iban de la Unidad indignados. Na-

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die pensaba en protocolos. A nadie le interesaba pensar en dores que no aceptan opiniones que no avalen sus delirios
eso. Los candidatos buscaban un trabajo sencillo y part time. totalitarios socialistoides.»
Algo que les permitiera comprar sus apuntes universitarios. Los gerentes le habían sugerido instalar un filtro. Un
Uno de los chimpancés se lo dijo. sistema que detectara determinadas palabras para que los
Insultos. El noventa y ocho por ciento de los comments comentarios se borraran de manera automática antes de lle-
en un portal de noticias digital son insultos, fue la respuesta gar a la edición.
de Fireman. Cada uno establece su red con un insulto ante- Fireman protestó.
rior. Son pequeñas historias. Su trabajo, les escribió por correo electrónico, era elimi-
Protocolo de control sobre las narraciones digitales. nar comments incoherentes. Sucesiones de palabras que no
La toxicidad es el futuro de toda narración, dice Fire- dijeran nada. Y eso sólo cuando él comprobara que no decían
man. absolutamente nada.
El futuro de todos nuestros discursos. ¿Por qué, pregunta Fireman, olvidarse del contenido in-
Después del intento fallido para cobrar cada comen- manente de los dedos estrellados contra el teclado? ¿Eso no
tario, Fireman contrató un equipo no de dos, sino de tres es también un mensaje? ¿No es también un comentario?
asistentes. La gerencia ya había sido advertida: mejor no A la gerencia sólo le interesaba evitarse problemas, en
preguntar. especial problemas de imagen corporativa, así que lo escu-
La tarea era sencilla pero Fireman prefirió repartir in- charon como se escucha cualquier excentricidad. Después le
dicaciones por escrito. A las diez AM el primer chimpancé entregaron una lista con las palabras vedadas.
tenía que entregarle su frappuccino en base de café mocha Puta.
de Starbucks. El segundo chimpancé debía entregarle otro Tuerto.
a las quince pm y el tercero debía entregarle el último a las Botóxica.
diecinueve pm. Bajo ningún aspecto podían acercarse a las Con todas las combinaciones posibles de mayúsculas,
computadoras de la Unidad. minúsculas, género, número y acentos. Fireman programó el
Nunca. filtro y lo puso a funcionar. Pero necesitó sumarle un detalle
A solas en la Unidad, Fireman ya procesaba trescientos personal: las palabras vedadas se reemplazarían automáti-
comments por hora. Casi cinco comments por minuto. Dos camente por otras que no dijeran lo mismo, pero lo dieran a
mil setecientos comments por día. entender.
«Paciente escribió: Triste la nota. Es más adecuada la Perra.
comparación entre Lugo y Cristina, dos pichones de dicta- Bizco.

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Operada. «Esplender escribió: LLEVALES LOS SALUDOS DE
Con todas las combinaciones posibles de mayúsculas, SU MADRE CON SU ¨ATERCIOPELADO¨ LENGUAJE, Y
minúsculas, género, número y acentos. LOS MIOS TAMBIÈN, ES DECIR MANDALOS (y vayanse
Sobre los bordes de lo permitido podían abrirse nuevos juntos) A LA RPMQLP!»
caminos. Fireman hablaba de la propagación de la toxicidad Un linfoma, dijo Fireman. Un linfoma y una leucemia.
como una especie de Chernobil psiquiátrico permanente. Una leucemia linfoide crónica. Que se te derrumbe la médu-
«Papeleo escribió: Me recorri todas las villas como me la ósea y quien mierda que te haya parido se muera sobre
dijiste, pero no pude hacer nada, estan llenas de militantes las sábanas de tu cama en cualquier terapia intensiva por
de las orga ¨HIJOS¨ , ¨MADRES¨ y ¨ABUELAS¨ regalando el estrés de tener que cuidarte sabiendo que te vas a morir.
PACO a los pibes.» Fireman lo dijo sin parpadear.
Creo que me tiene afecto porque nos conocimos en la ¿Perdón?
Universidad Tecnológica Nacional. Tampoco ahí había de- Espero que salgas de acá con un cáncer colorrectal y
masiada gente dispuesta a sostener una conversación con te mueras de una hemorragia apoyado en cuatro patas en
un adulto que se presentaba llamándose a sí mismo Fire- plena colonoscopía.
man. El chimpancé se puso pálido.
El primero de sus asistentes renunció a los treinta días. No volvió a preguntar nada.
No hubo nada malo en ninguno de los frappuccinos. El proble- Tampoco se consideró despedido.
ma fue que el chimpancé se atrevió a preguntarle a Fireman Sencillamente dejó de ir y la entrega del frappuccino de
qué estaba haciendo. Justo antes de salir de la Unidad. Justo las quince pm se volvió rotativa entre los otros asistentes.
antes de que Fireman hiciera una pausa para su dosis diaria Por esa época, el portal de noticias de La Nación le hizo
de colirio en los ojos. la primera oferta para que se hiciera cargo de su propia Edi-
No es que él pudiera intimidar a nadie. Estamos ha- ción de Comentarios. Necesitaban un filtrador de insultos
blando de alguien con voz aflautada. Uno de esos tipos que y un administrador experimentado para un nuevo Foro de
cuando viajan en subte —en una época Fireman viajaba en Comentaristas.
subte— le sacan el asiento a cualquier vieja simulando para La oferta le llegó por correo electrónico. Le daban casi el
sí mismos que no la ven. Uno de esos tipos que llevan audí- doble de lo que estaban pagándole en ese momento. Fireman
fonos aunque no estén escuchando nada. Uno de esos tipos lo borró sin contestar.
con las últimas Nike Shox tan impecables que resulta obvio «Unidad enmascarada escribió: De que emocion habla-
que jamás hacen ejercicio. mos? Con la plata que tiene no se emociona con un regalo asi.»

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Un comentario, dice Fireman, es siempre algo pornográ- Dios había vendido su iPhone por eBay convencido de
fico. Algo completamente objetivado. Focalizado. Un recorte que la pantalla táctil tenía restos infecciosos de la gripe por-
obsceno. ¿Comparaste el page views del Foro de Comenta- cina del obrero que lo había ensamblado en China.
rios del portal de noticias más grande de los Estados Unidos Como fuera, sus banneos en masa se volvieron míticos.
con el page views del sitio porno más grande de toda la red? Expulsaba a cientos de usuarios por día. Armaba pro-
Él lo había hecho. Había seguido toda la campaña gramas fuera de hora para impedir que pudieran volver con
electoral de Barack Obama durante dos mil ocho desde otros nicknames. Fireman había instalado en el portal de
los comentarios de videos de hentai, fisting, cumshots y noticias la clase de gulag virtual que Stalin hubiese envi-
creampie en portales porno de Nueva York y Boston. Hasta diado.
el momento en que abandonó todo tipo de discusión política Nada quedó fuera de su control.
para encerrarse en la Unidad, Fireman tenía una opinión Los comments en su contra eran miles. Fireman leía
tan sofisticada sobre la gestión de Hilda L. Solís, en la Secre- cada uno con detenimiento. Los analizaba. Los catalogaba.
taría de Trabajo de los Estados Unidos, que sus podcasts se Insultos contra él y contra su familia. Insultos contra cada
habían vuelto muy populares entre los votantes latinos que una de sus aptitudes mentales. Contra sus capacidades téc-
navegaban en CNN.com. nicas. Después de catalogarlos, los almacenaba en un largo
«Palomita escribió: PAREN A ESTOS MONSTRUOS O archivo de texto que reimprimía cada noche.
NOS DEVORARAN!!» Antes de dormir —en algún momento Fireman dor-
Algunos comentaristas a los que Fireman perseguía a mía—, releía todos esos comments para calibrar las fichas
lo largo y a lo ancho del portal le dedicaron sus comments personales de los usuarios que los escribían.
por eso. Como Editor de Comentarios, Fireman no tardó en Protocolos, dice Fireman. No hay sistema operativo que
convertirse en una pequeña estrella del sitio. no funde su efectividad sobre protocolos. Protocolo de previ-
No se trata de controlar la toxicidad, decía Fireman, sión de usuarios para acelerar la corrección de comentarios.
sino de convertirse en un contraveneno reconocible. Una tarde, mientras le deseaba por escrito una histe-
Fireman no sólo dejaba el registro de sus intervenciones rectomía abdominal a alguien que había firmado un com-
entre comments, eliminando lo que debía eliminar, también ment en su contra con un nickname femenino, el teléfono de
dejaba su firma. la Unidad sonó.
El calor de la espada que Dios instaló en la puerta del Hijo de mil putas.
Paraíso, dice Fireman. Sé quién sos.
Háganse el cuadro. Sé dónde vivís.

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Sé que sos un gordo puto. Bombas de spam.
Cortaron. Llegaban a los correos electrónicos privados de los usua-
Fireman sintió cómo se le aflojaban las piernas. Las pal- rios que escribían los comments más dañinos. Direcciones
pitaciones lo hicieron caer sobre su silla, sudoroso y pálido. privadas que ni siquiera habían usado para inscribirse en el
Arrancó el cable de teléfono de la pared y lo tiró junto a do- portal. Fireman se ocupaba de hackear cuentas bancarias.
cenas de vasos viejos de Starbucks. De anular el pago de las cuotas de los colegios de sus hijos.
Me comentaron, dijo Fireman. Por primera vez me co- Cada vez que podía, les cambiaba el plan de la obra social.
mentaron. Era una guerra sin cuartel.
Lo llevaron hasta la casa de sus padres en ambulancia «M—14 escribió: El problema es que yo me tengo que
y durante tres días el portal de noticias dejó de admitir co- poner en el lugar de la ¨High Society¨ o en el ¨High Cat Level¨
mentarios. No había nadie que pudiera editarlos. para poder entender cómo se mueven en esos niveles... Claro,
Las visitas cayeron hasta niveles históricos. ahora sí entiendo...»
Alguien escupió sobre la espada de Dios, dice Fireman. Los comments son los votos del futuro, dice Fireman.
«Tubo escribió: AL PUNTO QUE LLEGAMOS TODO Y quienes los formulan a cada minuto son los votantes del
ES POSIBLE, PERO DIOS ES MAYOR...» futuro. ¿Cómo transformar en protocolos políticos los cientos
Imaginen a Dios refaccionando su habitación en la de miles de comments del portal de noticias más importante
casa de mamá y papá. Imagínenlo tratando de instalar un del país?
enorme cofre de vidrios blindados para guardar los peores En ciertos momentos, dice Fireman, hay que instalar
comments en su contra. Después imaginen a los padres de protocolos a la fuerza.
Dios enviándole una nota por debajo de la puerta: “Llamaron Mensajes de texto con cosas así pueden llegar a mi ce-
de tu trabajo. Te cuadruplican el sueldo si volvés mañana”. lular firmados por Fireman en cualquier momento de la
Fireman no volvería a pisar las oficinas del portal digi- madrugada. A veces también me cuenta sus ideas por chat.
tal nunca más. Tampoco volvería a tener un horario. Desde hace un mes, los comentarios del portal de noti-
Empezó a trabajar al levantarse. Terminaba cuando ya cias se publican con el DNI y el nickname del usuario. Una
no podía mantener los ojos abiertos. Como Dios, a partir de sugerencia un poco trivial por parte de la gerencia, dice Fi-
ese momento Fireman se volvió vengativo y comenzó a en- reman, porque cualquiera puede escribir cualquier número.
viar plagas a su pueblo de comentaristas rebeldes. Y los usuarios del portal que yo edito también podrían ha-
Banneos. cerlo, dice Fireman, si no me dedicara a constatar a través
Virus. de sus números de IP quiénes son realmente.

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«Lionel escribió: Foca.. leo tu comentario y otros mas, y morirse de cáncer que atropellado por un auto?
cada vez entiendo menos como es posible tanta impunidad y Es una de esas preguntas que Fireman escribe por chat
que los hijos de re mil $$”&/*” del gobierno sean tan caradu- sin esperar que uno responda nada.
ras de negar lo que ellos mismos reconocen. como argentino, Imaginate una base de datos con diez mil nombres, dice
lamento decirles a todos mis compatriotas que este pais cada Fireman. Domicilios particulares, teléfonos y correos elec-
vez me da mas asco.» trónicos. Una base de datos donde se especifica el tipo de
Fireman tiene un pequeño avatar para chatear. Un cáncer al que cada individuo le tiene más terror. Imaginate
recorte de “Edipo y la Esfinge”. La pintura de Gustave Mo- ponerse en contacto con el laboratorio oncológico más gran-
reau. Pero en su avatar la imagen está invertida. de de Latinoamérica para venderle esa base de datos tres
Una nueva biopolítica, dice Fireman. La biopolítica di- semanas antes del lanzamiento de su nueva campaña de
gital. controles preventivos.
De los comments en su contra, Fireman comenzó a ex- Fireman lo había hecho por ciento treinta y seis mil dó-
traer conclusiones que después convertía en gigantescas lares en efectivo.
bases de datos. No tardó mucho en vendérselas a distintas «Fox escribió: DE QUE ESTARA VIVIENDO ESTE
empresas. MUCHACHO AHORA, LE ESTARAN DANDO ALGUN
Por ejemplo: el cáncer. PLAN POR SU SILENCIO.»
Fireman leía cada día aproximadamente ochenta y dos La segunda oferta laboral llegó desde el portal digital
comentarios —de los que no se publicaban tal como llega- del diario español El País.
ban, aunque quienes los escribían sabían que él iba a leer- La tercera fue del diario El Universo, de Ecuador.
los— donde le deseaban distintas variedades de tumores Con la mitad de lo que le ofrecían por un año de trabajo,
malignos. podría haberse mudado a un country con jardín y pileta, co-
Carcinomas. locar el resto al diez por ciento anual en una cuenta off shore
Sarcomas. y no volver a trabajar.
Hemangiomas. Pero Fireman nunca quiso cambiar de trabajo.
Fireman los imprimía y los catalogaba en un cofre apar- Tampoco sus padres se metían en sus asuntos. Había
te. El cáncer es como una multiplicación celular incontro- llegado al punto en el que sólo se comunicaban con él a tra-
lable de comments dañinos, dice Fireman. ¿Me creerías si vés de portazos y golpes en las paredes. Sólo se enteraban
te dijera que el noventa y tres por ciento de los usuarios de de su existencia porque llegaban cosas por correo. Placas de
cualquier portal digital de noticias cree que es más probable video compradas por eBay (dos por semana traídas desde

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China, donde el correo estatal no cobra envío). Resmas de FREN¨ ,,, VERDADERAMENTE !!!»
papel A4 (cuatro por día). Un dispositivo para controlar la Lo peligroso, dice Fireman, sería que esa toxicidad cons-
apnea del sueño (con almohadillas nasales y soporte ajusta- tante te afectara.
ble para mandíbula). La última vez que vi a Fireman fue a través de su cá-
El equilibrio se derrumbó cuando alguien tocó el timbre mara web.
y dijo que traía la Glock treinta y siete calibre cuarenta y Me contó que se había mudado. Si Genghis Khan y tres
cinco con un cargador extra de diez balas. jinetes mongoles entraran al departamento de al lado y ata-
Fui muy específico con el que me la vendió por chat, caran al equipo olímpico femenino de Corea del Sur, dijo,
dice Fireman. Antes de entregarme el arma, se suponía que uno recién se enteraría al día siguiente por las noticias en
tenía que llamarme a mi teléfono. televisión. Las paredes del edificio donde acaba de mudarse
«Crazy escribió: EN TODA FAMILIA HAY UNA OVE- son realmente gruesas.
JA NEGRA.»
Imaginen a Dios gritando a sus padres a través de la
puerta de su habitación con una Glock treinta y siete en el
cinturón.
Después que sus padres decidieron echarlo, Fireman
compró sus propias paredes. Una Unidad propia a la que
sus asistentes volvieron a llevar los tres frappuccinos dia-
rios de Starbucks.
A la gerencia del portal de noticias no le importó.
Sólo querían que las visitas subieran. Y aunque sólo
fuera para insultar a Fireman, las visitas subieron. Hay
cierta toxicidad, dice Fireman, inmanente a cualquier co-
munidad digital.
Una toxicidad que opera por contagio.
El comment de un comment de un comment. La ilusión
de participar, dice Fireman, aunque sea para humillar el
trabajo ajeno, resulta más fuerte que la voluntad de crear.
«Jail escribió: HAGÁMOSLE LUGAR ¨A LOS QUE SU-

28 29
Kasos

No se trataba de un par de zapatos de mujer con la forma


exacta de sus talones en el fondo del placard. Tampoco de
abrir una caja y encontrar todas sus cartas escritas durante
la guerra, dedicadas con amor a un chico de once años.
Descubrimientos así se hacen en cualquier geriátrico
todos los días. Ningún empleado los comenta porque a nadie
le interesa la vida de un viejo. Los empleados sólo hurgan
entre los despojos de los muertos buscando dólares.
En la peor decrepitud, cuando la orina es una mancha
indeleble en sus pantalones y necesitan una receta distinta
para poder tragarse cada bocanada de aire, los viejos siempre
esconden dólares.
Quince minutos después de avisar que se había muerto,
la administradora del geriátrico llamó por teléfono otra vez.
Con un tono más drástico dijo: “Alguien tiene que sacar ese
baúl de la habitación cuanto antes”.
El arcón privado de sus recuerdos.
Cuando llegamos al geriátrico, dos tipos de brazos
gruesos estaban empujando el baúl hacia la puerta.
Tuve que forcejear un rato hasta que se resignaron a

30 31
dejarlo donde estaba. “Lléveselo, no queremos problemas”. su vida en esa lujosa residencia para ancianos y de todos
Problemas. sus tratamientos quirúrgicos desde hacía casi diez años.
Vivimos acostumbrados a que, cuando alguien se Era una fatiga financiera que mi secretaria se ocupaba de
muere, el instante siguiente tiene lugar a la sombra de administrar con solvencia mes a mes. Y eso era mucho más
un cedro bien recortado sobre un cementerio conveniente. de lo que el resto de la familia estaba dispuesta a hacer
Nadie habla sobre la necesidad burocrática de identificar el por él.
cadáver. Tampoco sobre el transporte, el ataúd, la mortaja. Llevé el baúl hasta mi casa en un taxi y lo dejé ahí.
Nadie habla nunca sobre los costos laborales del sepulturero Al abuelo lo cremamos al día siguiente.
y los lacayos. En un momento, el cura preguntó si queríamos
Mi problema era que todavía faltaba conseguir el despedirlo con algunas palabras. Mamá se secó las lágrimas
certificado de defunción y retirar el cuerpo de la morgue. y empezó con los recuerdos heroicos. El Eje le había declarado
Así que no se me ocurrió preguntar a qué se referían con la guerra al mundo cuando su padre era un joven artesano
eso de problemas. Todo lo que un viejo deja después de en Kasos. El Dodecaneso estaba bajo ocupación italiana,
morirse es un problema. La basura de cualquier anciano es así que el abuelo pasó a formar parte de la Regia Marina
un problema. de Benito Mussolini. Como todo griego, conocía el mar a su
En ese preciso instante, mi único y verdadero problema alrededor mejor que cualquier extranjero.
era que mamá estaba demasiado angustiada. No tardaron mucho en nombrarlo capitán de un
Ella había dejado de verlo cuando la enfermedad submarino Clase Argonauta.
terminó de volverlo intratable. “Pero no servía para la guerra y se convirtió en espía de
Claro que, por eso, no dejaba de ser el hombre más la Ellinikos Laikos Apeleftherotikos Stratos, la resistencia
importante de su vida. griega”, dijo mamá.
El humilde artesano del vidrio que había llegado desde El diario íntimo de la odisea de un inmigrante.
Kasos en mil novecientos cuarenta y seis. Con una mano “¿Quedarán familiares de su padre en la isla?”, preguntó
atrás y otra adelante. Desde una isla perdida del Dodecaneso el cura.
que después de la guerra ni siquiera podía importarles a los “¿Y si viaja a Kasos?”
propios griegos. El cura se había sentido muy útil durante la cremación,
Yo no tuve mucho que decir. Mi vínculo con el abuelo así que nunca le dijimos que el abuelo pertenecía en realidad
se había cimentado del mismo modo que con cualquier otra a la iglesia ortodoxa griega. La propuesta del viaje, sin
persona. Yo me hacía cargo de los costos exorbitantes de embargo, quedó flotando en el aire.

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Mamá hablaba griego a la perfección. Ese no era el La pesadilla de cualquier Departamento de Fotografía
problema. El problema era la idea de permitirle viajar sola a y Retocado Digital.
un lugar en el que nunca había estado pero que encontraría Tal vez porque era mi primera vez en el Mediterráneo
repleto de los recuerdos que su padre le había relatado a lo noté un poco mejor lo que pasó más tarde, cuando volvimos
largo de toda su vida. al hotel. Todo era celeste y azul. Todo era la brisa tibia y
Hacía falta una excusa. transparente de las Cícladas. Hasta que mamá deletreó el
Un día, mamá se convenció de que necesitaba arrojar apellido del abuelo.
las cenizas de su padre al Egeo. No hizo falta más. Hasta ese preciso momento, el dueño del lugar se
Nadie dejaría de atenderse en su quirófano si había limitado a cumplir su rol de anfitrión. Preguntar
postergaba los turnos para las cirugías plásticas hasta el de dónde veníamos, qué teníamos pensado hacer, hasta
mes siguiente. Compró dos pasajes por Lufthansa y me pidió cuándo íbamos a quedarnos. La clase de preguntas que hace
que la acompañara. cualquier dueño de un hotel en una isla perdida del Egeo.
Ordené mis asuntos en Buenos Aires y le dije que sí. Estaba seguro de que entre los gritos del dueño del
Viajamos a Atenas. Once mil seiscientos kilómetros con hotel y los de mamá no se estaban resolviendo ni los detalles
una urna entre las manos: seiscientos kilómetros más hasta del desayuno, ni los costos del taxi que nos llevaría hasta el
la isla de Kasos. aeropuerto de Kasos siete días más tarde (otro problema: en
Conseguimos una habitación frente a las playas de las islas casi no hay taxis y los que hay se comparten).
Emporeios e hicimos una pequeña caminata. Mamá insistió Yo no conocía demasiado el idioma griego, pero sabía
en comenzar a sacar fotos casi desde el momento en que que skatá significaba mierda.
dejamos las valijas en el lobby del hotel. “Este oligofrénico se confunde a tu abuelo con otra
Como de costumbre, las sacaba torcidas y fuera de foco. persona”, dijo mamá. “Me parece que hablar con turistas
Habíamos llevado solamente mi cámara y yo no lograba noruegos toda su vida le arruinó la lucidez griega”.
entender cómo alguien podía hacer que un equipo profesional Tal vez si hubiese esperado a que mamá saliera a fumar
como aquel diera tan malos resultados. un cigarrillo frente al mar, decidiendo desde qué monte era
Pero no quería iniciar discusiones por asuntos como ese, mejor arrojar las cenizas del abuelo. O si hubiese esperado
claro que no. Estábamos por otros asuntos. Aún así, después a que el dueño del hotel se calmara, para preguntarle en
de casi ocho horas en Kasos, ella insistía en fotografiar lo inglés qué había pasado.
que fuera que se cruzara en el camino. Y lo hacía mal. El La mañana siguiente fuimos al Registro Civil. Una oficina
encuadre, la luz, el contraste. imperceptible a la sombra de un pequeño platanus orientalis,

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al que mamá le sacó una foto desde demasiado lejos. impulsadas por un motor diesel con una velocidad final de
En Kasos no hay tasa de nacimientos porque casi nadie nueve nudos en inmersión. Un cañón de cuatro pulgadas.
vive en Kasos. Dos ametralladoras antiaéreas de trece milímetros. Seis
El último casamiento registrado fue en mil novecientos torpedos.
ochenta y dos. Gracias al coraje del abuelo, pasaron a operarlo de
Si viajaran a Kasos, no les resultaría extraña la idea inmediato los espías de la resistencia griega en su lucha sin
de una isla convertida en una máquina turística operada cuartel contra el enemigo invasor.
por un pequeño grupo de especialistas. Cuando el verano El relato épico.
se acaba, esos especialistas vuelven al continente hasta la Cuando la guerra terminó, de todos modos, Kasos había
próxima temporada. quedado arrasada. A lo largo de la Historia la habían arrasado
Los habitantes reales de Kasos son un puñado de los turcos, los egipcios, los albanos y los británicos. Pero los
ancianos y otro puñado de labradores. Personajes de postal alemanes y su blitzkrieg no habían dejado nada en pie.
que viven de encarnar un color local. Entonces llegó el momento de que el capitán rebelde
Espectros. del submarino Clase Argonauta renunciara a los honores,
Quisiera poder conservar alguna buena imagen de los recogiera sus herramientas para el vidrio y partiera a
labradores, pero ninguna logró el foco adecuado a través del Sudamérica.
lente que mamá insistía en monopolizar. Esa era la versión familiar del asunto.
La empleada del Registro Civil era una de las pocas Mamá se la repitió al mozo que nos sirvió los keftedes
mujeres jóvenes en la isla. Durante las tardes administraba con tzatziki y encendió otro cigarrillo. “Conoció a mi madre
el aeropuerto y los fines de semana hacía de guía turística. y abrió uno de los talleres de vidrio más importantes en
Mamá deletreó nuestro apellido y preguntó si quedaban Buenos Aires”, dijo. Yo quise sacar una foto de los kataifi,
parientes vivos en el lugar. La empleada nos miró unos pero mamá insistió en hacerlo ella. El flash refractado sobre
segundos y dijo que había un hotel al otro lado de la isla el plato arruina cualquier detalle interesante.
con ese nombre. “Deberían preguntar ahí”, sugirió en inglés. Terminamos de almorzar y fuimos hasta ese hotel con
Después miró a mamá y le dijo —en griego— que le diera nuestro nombre, al otro lado de la isla.
tiempo hasta el día siguiente para revisar los registros. El dueño era de Rhodas. Había elegido ese nombre
En julio del cuarenta y dos, el submarino Clase por casualidad. “Conozco gente con ese apellido en muchas
Argonauta del abuelo había sido cedido a la Marina Griega islas”, dijo. El komboloi iba y venía entre sus dedos.
como botín de guerra. Quinientas noventa y nueve toneladas Las olas trasparentes del mar azul. El perfume suave

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de los olivos. El calor seco del Mediterráneo. Todo era una la envidia del Imperial War Museum de Londres. Tengo en
postal —fuera de foco, claro, pero una postal—, excepto la mi poder otra de las fotos que sacó mamá donde, a pesar
ansiedad evidente de ese tipo. “Kosta es el historiador de de una grave deficiencia en el encuadre, se distinguen
esta isla”, dijo. Después señaló a un hombre que tomaba perfectamente las dagas para oficiales de la Wehrmacht, que
café en una pequeña terraza celeste frente al mar, aunque no se mezclaban con las dagas para oficiales de las Waffen
todo en Kasos está frente al mar. “Si hay alguien que puede SS, ni con las dagas de la Luftwaffe.
ayudarlos, es él”. Kosta se acercó a la última vitrina.
El abuelo había aprendido italiano desde la cuna. Pero Había una Luger P—08. Ocho cartuchos. Cañón de
el alemán no le había costado nada. Hablar los idiomas de ciento dos milímetros y seis estrías en perfecto estado.
los invasores había sido una ventaja: aprendía todo antes “La reihenfeuerpistolen del ejército alemán” dijo Kosta,
y mejor que los demás. Así fue como un joven artesano del en griego. Miró el arma y me dijo en inglés: “Cualquier
vidrio, forzado por el destino, perfeccionó sus destrezas de parecido con la Luger US Army no es casualidad”. Al lado
marinero y se convirtió rápido en el capitán de un submarino había una Browning FN1922. “La favorita de los oficiales
Clase Argonauta. de la Luftwaffe”. La sacó de la vitrina despacio. Señaló una
El mito genealógico del coraje. pequeña insignia grabada junto al gatillo: un águila negra
Kosta dejó su café frappé en la mesa y nos pidió — sobre una esvástica. “La Waffenamt de los inspectores
en griego y en inglés— que lo acompañáramos hasta alemanes”, dijo. “La marca de aprobación oficial antes de
una pequeña oficina frente al hotel. “Mi humilde museo enviarlas a la Wehrmacht”.
personal”, dijo al abrir la puerta. Kosta le pidió a mamá que le repitiera su apellido una
Las ventanas estaban cubiertas con papel. vez más.
Encendió los tubos de luz y después de algunos Caminó hasta un escritorio y abrió el único cajón cerrado
relampagueos —durante los que brotaron desde todas las con llave.
paredes banderas de la Deutschland Erwache, la National Debajo de algunas balas oxidadas había un sobre con
Sozialistische y la Hitlerjugend— la habitación quedó fotografías. “El lanzacohetes que sostiene ese hombre se
iluminada. “Todo esto lo recogí yo mismo de la isla durante llama Panzerschreck. El terror de los blindados aliados”.
sesenta años”, dijo orgulloso. Kosta apoyó el dedo índice sobre la silueta borrosa de
En el centro había tres vitrinas llenas de medallas, un soldado con uniforme italiano. “Estas son fotos tomadas
cascos, encendedores, monedas, municiones, cantimploras, en Kasos entre mil novecientos treinta y nueve y mil
antiparras. Algunas estaban oxidadas. Otras habrían sido novecientos cuarenta y tres”, dijo en inglés.

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Después empezó a hablar en griego, así que supuse que de faja compresiva de lycra después, se ganó el culo natural
sólo quería hablar con mamá. más famoso de Buenos Aires.
Mi ventaja es que cuando no estoy viajando por el Con esto quiero decir que uno está preparado para
mundo esparciendo las cenizas de mis parientes, trabajo descubrir que nada es exactamente como le dicen.
como publicista. Por lo tanto, tengo un desarrollado sentido Por ejemplo, el submarino italiano Clase Argonauta
de la decepción. del que tu abuelo fue capitán. Nunca había sido cedido a la
“Ese joven con la Treue Dienste in der Wehrmacht, la resistencia griega como botín de guerra, sino que se había
medalla del Reich al servicio leal en sus fuerzas armadas”, dedicado a torpedear a la marina mercante ateniense hasta
dijo Kosta, en inglés, con su dedo índice sobre otra foto. aniquilarla.
La publicidad es una profesión con sus ventajas. “Cuando la guerra terminó, ese hombre desapareció de
La principal es que uno aprende a intuir rápido de qué Grecia para que no lo fusilaran por traidor”.
se trata todo lo que se escucha pero, sobre todo, lo que nadie Todo puede retocarse.
dice. Reformularse.
“Ese hombre comenzó delatando a insurgentes griegos “Ese hombre”, dijo Kosta.
en Kasos”. En inglés.
Una de las cosas que se aprenden más rápido es que Mamá no quiso ver las fotografías. “Mi padre era un
detrás de esa marca de lujo que provoca tirones de pelo y artesano del vidrio”, dijo en griego. “Usted se confunde”.
patadas entre las modelos antes de un desfile, siempre Adelantar el vuelo desde Kasos hacia Atenas para el
hay un taller clandestino donde trabajan extranjeros día siguiente no fue fácil. Apenas un poco más difícil que
indocumentados durante dieciocho horas diarias de adelantar desde Atenas el pasaje de vuelta a Buenos Aires.
esclavitud. Mi trabajo es que nadie piense en eso frente al Tuve que esperar hasta que mamá saliera a fumar
espejo del probador, antes de comprar. otro cigarrillo a orillas del mar —un mar azul, tibio y
“Después fue transferido por los alemanes a la transparente— para hacer mi último llamado a Buenos
Kriegsmarine”. Aires.
Una de mis últimas cuentas publicitarias es la bomba Hablé con uno de mis asistentes y le pedí que fuera
sexual del momento. urgente hasta mi departamento. Es la única ventaja de tener
Conoce las sábanas de todos los mandatarios del uno de esos letreros con la palabra Ejecutivo en la puerta de
Mercosur. Y sólo porque me hizo caso cuando le hablé sobre mi oficina. Siempre hay un novato dispuesto a ofrecer gratis la
la gluteoplastia de aumento con implantes. Tres semanas misma obsecuencia por la que un cliente está obligado a pagar.

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A once mil seiscientos kilómetros de distancia, mi asistente había algún dólar. “También estudiamos que la muralla de
me devolvió el llamado a los quince minutos. Tenía ese tono Troya había caído porque entre los dioses que la habían
que en el ambiente publicitario suele llamarse aterrador. construido había un mortal. ¿Entendés a dónde quiero
Ahora pienso que tal vez se trate de algo genético. llegar?”, dijo mi asistente.
De cierta predisposición para trastocar. Entendía, pero no me interesaba.
“¿Esto que tenés acá es real?” Eso lo dije en castellano.
Eso no quita que, a veces, uno necesite escuchar En publicidad lo llaman adaptación. Ajustar un original
determinadas mentiras para quedarse tranquilo. Y por al formato que exige el soporte. En otros términos: convertir
mentiras quiero decir: cosas que no tengan nada que ver con lo ya existente en algo a la medida del deseo ajeno.
lo que realmente sucede. “Nunca creí que pudiera ser cierto”, dijo mi asistente.
Entre cada uno de sus suspiros, a mi asistente se le Había escuchado hablar sobre las coronas de oro
dio por contarme sus recuerdos escolares. “Una vez nos arrancadas de millones de mandíbulas en Dachau o Treblinka,
hicieron estudiar el árbol genealógico de Adolfo Hitler para pero nunca sobre la encuadernación antropodérmica.
mostrarnos que tenía un pariente judío”, dijo. “¿Pero una Biblia?”
Podía escuchar cómo abría la tapa del baúl del abuelo. Pensé después que, llegado el caso, debería hablarle
La colección privada de sus logros de juventud. a mamá sobre otro término publicitario. Actitud. La
Dicho sea de paso, nadie debería desestimar el poder disposición del individuo ante un determinado estímulo.
de Google a la hora de averiguar de qué se trata todo lo que “Sandalias hechas con el pelo de los prisioneros”. Hizo
hay en el baúl de un humilde artesano griego del vidrio que una pausa hasta que Google terminó la búsqueda. “Un
acaba de morir. calzado mudo para cualquier sonar”.
“Nunca vi una medalla del Deutsches Kreuz en mi Los tesoros del heroísmo.
vida. Una Cruz Germánica como la de Erich Hartmann”. “Lo que no entiendo son estas fotos”, escuché después a
No hizo falta que le preguntara quién era Erich Hartmann. mi asistente. Lo decía con el miedo reverencial de quien se
“El Diablo Negro de Ucrania”, dijo. “Uno de los ases más siente irremediablemente en falta. Yo daba algunos pasos
famosos de la Luftwaffe”. por la habitación tratando de no perder la señal. “Es el
Podía escuchar cómo el baúl del abuelo rodaba y se mismo hombre de las otras, pero a color y mucho más viejo”.
vaciaba sobre mi living. Podía escuchar los fragmentos de Me acerqué a la ventana y vi a mamá, todavía fumando
vidrio estrellándose contra el parqué al otro lado del mundo. su cigarrillo.
El ruido seco de todas sus reliquias, entre las que ni siquiera “Se ven algunos edificios a través de una ventana. Es

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Buenos Aires. Una especie de…” Trazadoras
Ella iba y venía por la orilla.
“¿Una fiesta de disfraces?”, escuché que decía mi
asistente con el tono patético de una disculpa. “Igual,
impresiona ver uniformes militares con esvásticas a color,
aunque estén completamente fuera de foco”.
Mamá había dejado sus zapatillas sobre una silla y
daba algunos pasos sobre el mar.
El agua avanzaba cada vez más contra la orilla.
“Algunas fotos están fechadas a mano detrás”, escuché Algo verdaderamente lamentable, dice Bungarini, es-
otra vez. “Mil novecientos setenta y dos”. condiendo la mirada con la misma mano con la que desde
Me aclaró que él no había nacido todavía en esa época. hace un rato se cubre la frente, es enterarte de que tu novia
Yo tampoco, pensé. Yo tampoco había nacido en esa época, te fue infiel con un flaco que le hizo el culo antes que vos.
le dije. Entonces esos pomos de crema antihemorroidal en el boti-
El problema es que, después de algunos años, en mi quín del baño y esos almohadones anatómicos que pusiste
profesión se logra una vigorosa coraza de cinismo. en el asiento del acompañante de tu auto porque ella te lo
“Están muy mal sacadas”, dijo. pidió después de un fin de semana largo —ese fin de semana
Una capacidad casi inconsciente de negación. largo que vos pasaste como un boludo trabajando en Mar del
“Fuera de foco”, escuché que decía mi asistente. Plata— tienen bastante más sentido.
“Pésimamente encuadradas”. Bungarini: buen estudiante, alumno mediocre, pelo
Miré otra vez por la ventana. Mamá caminaba de vuelta ensortijado, alto y encorvado. Nunca pisó una universidad.
hacia el hotel. Tiene veintiséis y maneja la camioneta de la empresa de
catering de su papá. Y no es una gran empresa.
Fracasado.
Al menos para los parámetros del colegio privado al que
todos fuimos en Palermo.
Todavía conserva ese tonito de pregunta, como si todo lo
que dijera esperara la aprobación del resto.
Sostiene el cigarrillo de marihuana con la punta de los

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dedos. Se toma sus segundos antes de largar el humo. acomoda los arneses de la grúa.
Nunca hay que participar de una reunión de ex alumnos Mangioni tira al pasto del jardín lo que hay en un vaso
del colegio secundario a menos que hayan pasado cuarenta y sirve más vino.
años, me dice Mangioni. Entonces toda la decadencia se le Deja el vaso en la mesa, para el primero que lo necesite.
puede atribuir pura y exclusivamente al tiempo. Lo mira a Núñez y le pregunta si acomodar los arneses
Buena frase. La anoto. es un escalafón superior al del tipo que maneja la grúa o
Leo hasta donde tengo escrito: inferior al del tipo que labra el acta de infracción.
«Ahí están, arrasados, sosteniéndose de la mesa con lo Núñez sonríe porque no lo escucha.
poco que les queda de dignidad. La reproducción grotesca Che, Bunga (todos nos llamamos por el apellido o por
de la Última cena si Leonardo Da Vinci hubiese nacido en apócopes del apellido: Bungarini es Bunga), no te rías, dice
Buenos Aires y sin talento cuatrocientos años más tarde». Núñez, pero yo tuve el mismo problema que tu novia.
Cadáveres frescos de una morgue moral, vuelve a de- Mi esposa, no mi novia, dice Bungarini.
cirme Mangioni. Tampoco está mal, pienso mientras anoto. Ah, dice Núñez. Pensé que habías dicho novia. Dijiste
Núñez intenta rearmar el filtro improvisado antes de novia, dicen algunos de los que siguen el diálogo al otro lado
fumarse su turno. Durante el colegio podía resultar simpá- de la mesa. Mi esposa, repite Bungarini.
tico, pero pisando los treinta tiene la sonrisa automatizada Ah, dice Núñez. Yo tuve el mismo problema que tu espo-
de los imbéciles. sa, entonces. Estaba acomodando las sogas de la grúa sobre
Vendí el albergue transitorio de mi viejo en el dos mil, un Duna blanco estacionado sobre una rampa para discapa-
dice, esforzándose por articular del modo más claro cada pa- citados y un tipo me pegó una patada y me tiró al piso.
labra, y con el corralito financiero del dos mil uno perdí todo. Esto pasó cerca del colegio, dice Núñez.
Núñez: morocho, alto, otro estudiante mediocre. Te- En general salimos con un policía, pero como eran las
nía aptitud para ser líder pero se conformaba como ladero. cinco de la tarde y mi compañero estaba autorizado para
Cuando le preguntaban, contestaba que quería ser pediatra. labrar las infracciones, esa vez salimos solos.
Al menos mi viejo no está para saber cómo terminó su Mangioni vacía su propio vaso y se sirve Coca-Cola light.
negocio, dice. Me mira un poco aburrido. Ya conoce la anécdota.
Alguien le pregunta a qué se dedica ahora. La customización de la ciudadanía es fatal, murmura
Trabajo en la municipalidad, responde Núñez. Cuando sin que Núñez nos escuche. Lo que va a contar es el ejem-
alguno de ustedes deje su auto estacionado sobre un cordón plo más burdo de una sociedad que ejecuta cada una de sus
amarillo y la grúa lo levante, acuérdese de mí. Yo soy el que acciones como si se tratara de clientes con una necesidad

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compulsiva de satisfacción. ¿Por qué ya nadie soporta que le Fue Eva la que engañó a Adán con su manzana pro-
digan lo que puede o no puede hacer? hibida en el Paraíso. Fue Sara la que trató de impedir que
Y no es un problema estúpido sobre la argentinidad, Abraham cumpliera la orden de Dios y sacrificara a su hijo
dice Mangioni, que en algún momento empezó a dictarme Isaac. Y la lista podría seguir.
qué escribir, sino el efecto político más pragmático de la de- El estado civil fue lo primero que cada uno tuvo que con-
mocracia de mercado moderna. tar al comenzar la cena (incluso antes de la ocupación actual
El tipo me tiró al piso, dice Núñez, y me bajó el panta- y qué auto manejábamos).
lón. Sentí algo frío en el culo. Algo frío y duro. Algo como Todos estábamos en pareja.
un caño. Y con mujeres.
El tipo era un policía al que no le había causado nin- La camada del dos mil no tuvo demasiado a su favor. Te
guna gracia eso de la multa y la grúa arrastrando su Duna diría, dice Mangioni, que fue una camada con mucho menos
blanco de patente duplicada y vidrios mal polarizados hasta que tres carajos a su favor.
algún playón municipal para infractores. Peralta cuenta que el pibe que había sido nuestro cela-
El médico legista que revisó a Núñez le dijo que esa inco- dor durante cuarto año se suicidó hace dos meses. No tiene
modidad recurrente al defecar se llamaba ano complaciente. más detalles.
Dilatación permanente del esfínter. Como las víctimas de una Después, silencio.
violación. Llega ese momento de la madrugada en el que las pala-
Definitivamente, otro fracasado. bras son como balas trazadoras desparramándose en el cielo
En una perspectiva diacrónica, la historia del humor tranquilo de una noche iraquí.
entre los ex alumnos de un colegio de varones es nefasta. La Florido: contextura musculosa, rasgos finos, gestos
misma anécdota contada en esta misma mesa cuando tenía- amanerados pero definitivamente viriles. Pésimo alumno
mos dieciséis habría sido hilarante. Pero ahora nadie se ríe. pero seductor. Ausente con aviso. Está de viaje. Vende cor-
Nadie se anima a preguntar si Núñez está inventando o no. batas en un shopping.
La fantasía general es que un colegio religioso de varones Mangioni, en cambio, volvió desde California exclusiva-
es una especie de usina frenética de futuros homosexuales. mente para esto.
No es así. Aunque tampoco favorece la construcción de Estudió Ciencias Políticas en Stanford hasta el dos mil
un vínculo sano con el género femenino. cuatro y después se quedó como profesor adjunto. Enseña
Para los curas, la misoginia era un estado natural del Historia Latinoamericana.
gusto y la conciencia. Podés anotar dos observaciones interesantes sobre mí.

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La primera, dice Mangioni, es que los alumnos en Palo Alto Ahora trabaja como patovica.
rinden excelentes exámenes sobre la etapa menemista de la El término exacto, dice Moreno, sería personal de segu-
Argentina. La segunda es que tengo sexomnio. ridad alterofílico.
Un desorden del sueño que me hizo bastante popular Un patovica ilustrado, dice Mangioni. Anoto la frase.
en el campus, dice. Una versión sexual del sonambulismo, Pero antes de que logre terminar de escribirla, Mangioni me
porque tenés sexo mientras estás dormido. La ciencia lo des- dice: eso va con una hache.
cubrió en el noventa y seis. O lo inventó en el noventa y seis, «Halterofílico».
se corrige Mangioni. Moreno rechaza su turno con el cigarrillo y aclara que
También dice que en Londres ha habido absoluciones también estudió Marketing. No trabajé nunca de eso, dice,
en casos de abuso donde el acusado demostró que padecía pero me ayuda a venderme.
sexomnio. Él está ahí sentado, hablando, tomando su gaseosa
Es tarde. Casi no brotan risas cuando se oye el estruen- light, pero nadie parece tener un recuerdo demasiado va-
do de algún eructo. Algunos ya dormitan. lioso de Moreno. Mangioni sonríe y vuelve a decirme en voz
Pienso que lo más natural es alejar un poco mi silla de baja:
Mangioni y lo hago. No vino a la última reunión y cuando Alosio recitó de
Lo primero que te pregunta el médico es si tu pareja no memoria la lista completa de alumnos de quinto año A, no
se queja de ciertas actitudes sexuales molestas durante la lo nombró. En ese momento, tampoco nadie pudo notarlo.
noche, me dicta Mangioni. Y si no tenés pareja, te pregunta Estamos en el jardín de una casona anticuada a unos
si no te sucede con cierta frecuencia que encuentres profilác- kilómetros de Pilar. Antes de fumarme mi turno de mari-
ticos alrededor de la cama o en el living. huana anoto que los sonidos de la bomba de la pileta son
Mangioni me mira y dice: un murmullo siniestro. Es otoño, así que casi todos usamos
El sexomnio es un padecimiento extraño pero metódico. camisas cerradas hasta el último botón. Algunos, de hecho,
Alosio: piel mate, buen alumno, flequillo infantil y juga- prefieren no sacarse la campera.
dor de fútbol diestro. Típico palurdo de barrio anclado en los Moreno se conforma con una camiseta de algodón
recuerdos. Ausente sin aviso. blanco Armani que no deja de marcar el diámetro de sus
Moreno: otro flequillo ridículo, alumno lamebotas y com- bíceps. Tengo una recomendación, dice Moreno, con la mi-
pañero dudoso. Deportista full time. Empezó jugando rugby rada repentinamente reflexiva. Jamás usen anabólicos.
para el colegio y hace cinco años casi fue medalla de bronce en El estanozonol puede servir durante un tiempo, pero nun-
un Campeonato Sudamericano de Levantamiento de Pesas. ca usen decanoato de nandrolona sin control médico. Son

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androgénicos muy traicioneros. Y me aclara: grosero se sigue escribiendo con ese y no
Nadie entiende de qué está hablando, así que volvemos con ce.
al silencio incómodo. Pero había otra versión. Los padres de Devoto habían
Estoy hablando de ginecomastia, dice Moreno. encontrado una botella de aceite suavizante Johnson escon-
Mangioni intenta tomar su Coca-Cola light para disi- dida en la habitación de su hija y, en medio de una expli-
mular la sonrisa. Alguien tose, pero sólo por accidente. cación confusa, ella había nombrado al mejor amigo de su
Agrandamiento de las glándulas mamarias, termina hermano.
por aclarar Moreno. Cuando dicto algún seminario para estudiantes avan-
Fracasado. zados de Historia, me explica Mangioni, no encuentro una
Devoto y Canson están sentados a cuatro sillas de dis- mejor manera de ejemplificar el contenido simbólico, econó-
tancia y no se miran. mico y cultural de la transición entre los años noventa y
Ni siquiera cuando se pasan el cigarrillo. el Bicentenario en la Argentina que la vida de mis fellow
Le pregunto a Mangioni si sabe por qué. (Todos sabe- students en Buenos Aires.
mos el motivo, pero su versión tiene algunos detalles intere- Espine: alumno brillante y comediante efectista. Fue el
santes). Devoto y Canson se siguieron viendo durante bas- único que intentó formar una banda musical. Estudia inge-
tante tiempo cuando terminó el colegio. El problema fue que niería y prefiere jugar con los restos de carbón en la parrilla
Devoto tenía una hermana menor que a Canson siempre le antes que hablar.
había gustado. Canson se propuso un trabajo fino: empezó Anoto que es nuestro anfitrión en la casa de fin de sema-
chateando con ella durante sus noches de estudiante uni- na de sus abuelos.
versitario (no hacía falta ser mucho más para impresionar La palabra clave, dice Mangioni, inmediatamente des-
a una adolescente de dieciséis) y después la llevó a algunas pués de codearme, es diacronismo.
raves. Cuando estábamos en cuarto año, Espi no hubiera po-
Empezaron jugueteando a oscuras en un sillón y ella dido quedarse callado delante de tantas oportunidades para
terminó pidiéndole que le metiera cada vez más dedos. hacer sus chistes. Y Moreno, digamos, no se hubiera sentido
Devoto se enteró del jueguito de Canson cuando su nunca autorizado a contar algo sobre su vida privada delan-
hermana dejó por error algunos videos en el escritorio de te de Bunga o Núñez. Ninguno de los dos, me dicta Mangioni
la computadora familiar. En uno había un muy buen pri- con una voz baja y clara, deben haberle dirigido la palabra
mer plano de Canson regándole el paladar con un manantial durante toda la secundaria. Mangioni controla que esté ano-
bastante grosero de semen, me informa Mangioni. tando cada una de sus palabras y dice:

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A eso lo llamo horizontalización de las jerarquías. A mi La única con la que se acostó, me dice Mangioni.
entender, un epifenómeno relevante en lo que se refiere a la Fracasado.
nueva construcción de ciudadanía. Tuvieron a su alcance todos los medios para irse. Al me-
Mangioni suspira y dice: nos para hacer turismo. Para hacer eso que la clase media
O tal vez sólo sea la vejez. Con zeta, ojo. tradicional llamaba abrirse la cabeza, dice Mangioni. Pero
Silva: matemático nato, tartamudo irremediable, bohe- se quedaron con sus noviecitas vírgenes del colegio secunda-
mio y uno de los mejores promedios. Estudia informática y rio. Amas de casa que crían hijos y venden productos Avon,
en sus ratos libres toca la guitarra en el subte. Te-te-te digo, vuelve a dictarme Mangioni.
More, que a vo-vo-vos no se te notan para nada los años. ¿No Esa pasividad tan expectante, dice Mangioni. Esa nece-
dije a-a-antes que yo te-te-tengo una nena? sidad de espera infinita.
Pienso en qué me diría Mangioni si supiera lo que ano- Mangioni me pide prestada la lapicera y escribe en le-
to: «El relato público de una paternidad es más patético que tras mayúsculas:
el de una maternidad». «Menemismo».
Au-au-aunque Silva todavía tartamudee mientras dice No estoy seguro, pienso mientras agarro un vaso de la
que su hija le inspira canciones, ya nadie tiene el coraje de mesa, al azar. Tiene vino y tomo dos o tres sorbos largos an-
bu-bu-burlarse. tes de volver a dejarlo por ahí.
Mangioni verifica que yo esté registrando la escena y se Matusian. El único armenio que pesa lo mismo que dos.
inclina para decirme: Gesto serio, líder carismático por autoproclamación y buen
No te olvides de anotar que Silva siempre elogia el per- promedio. Iba a ser ingeniero químico pero terminó convertido
fume orgánico de la menstruación de su mujer. Ah, dice en un próspero viajante de comercio. Ahora usa un nosotros
Mangioni un segundo después. Esa frase sobre la paterni- inclusivo cada vez que habla de sus empleadores.
dad y la maternidad, por favor… Matusian prefiere no fumarse su turno de marihuana
No termino de borrarla cuando levanto la cabeza y veo a y dice nuestra pinturería es la que ofrece las mejores mate-
Silva aspirando el humo de la marihuana con cierta desespe- rias primas en todo el país. Dice que sólo este mes viajó por
ración. Después de una larga perorata sobre la sensibilidad Córdoba, Chubut, Catamarca, Santa Fe y Tierra del Fuego
musical y el vigor de los lazos vitales entre el cuerpo femeni- visitando sus canteras de materiales. Tenemos un buen auto
no, la Tierra y la energía creativa, dice: para eso, dice.
To-to-todo eso pu-puede percibirse muy bien e-e-en el Sabemos que viaja solo y que duerme en hoteles dos es-
perfume agrio y oscuro de la menstruación de tu mu-mujer. trellas.

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Bunga y More le preguntan si ese auto es el mismo en Aspira una sola vez y deja su tarjeta sobre la mesa.
el que vino hoy. Matusian se revisa los puños de la camisa Acá tienen mi credencial. A ustedes, putos, les voy a
recién planchada y dice que sí. Un Ford Fiesta gris modelo enseñar algunas cosas (Amodio siempre nos llamó putos).
noventa y cinco con algunos golpes. Tiene un pino desodori- Ustedes no saben tratar a sus mujeres, ustedes son de los
zante colgado de la palanca de cambios. que llegan a la caja del supermercado y sus esposas les di-
Mangioni escribe otra vez: cen ahora me quiero llevar esto y esto, y ustedes agachan
«¿No lo ves?» la cabeza y dicen sí querida y pagan con su tarjeta. Putos,
Y subraya dos veces cada palabra. grita Amodio, y le da un golpe a la mesa. Hagan valer sus
Veo platos sucios y botellas vacías. Veo muchos vasos derechos.
descartables volcados. Veo pies que tantean el pasto. Veo Putos fracasados.
demasiadas colillas de cigarrillos. Veo, le digo a Mangioni, El cigarrillo pasa de mano en mano. Es una tuca con un
para demostrarle que yo también puedo afilar mis propios extremo demasiado lleno de saliva y el otro cada vez más
comentarios, a un grupo de veinteañeros tardíos en avanza- incandescente.
do estado de descomposición espiritual. ¿Vos querés la típica tensión homosexual de colegio de
Mangioni me mira con cierta piedad. Dice: varones?, me pregunta Mangioni. Mirá a este grupo de tipos
Los noventa fueron ansiedad y todo lo que vino después sentados en círculo succionando cannabis sativa del mismo
fue apatía. Ombliguismo rancio. Quietismo como el de Mi- cilindro húmedo y caliente.
guel de Molinos: sin responsabilidad moral. Ahí tenés tensión homosexual.
No los culpo. Se oyen los primeros pájaros. Alguien ya dijo que el pro-
No es fácil vivir después del fragor de una década como fesor Campichuelo se murió de cáncer hace un año y que a
esa, dice Mangioni. Después de eso, el resto puede parecer Parada, que enseñaba Contabilidad, lo echaron por hacerle
música mobiliaria de Erik Satie. bromas sexistas a una alumna. Las mujeres arruinaron todo.
Mangioni me regala una mirada de aprobación cuando Tarro: rubio, ojos celestes, buen promedio, nene de
comprueba que escribí «Satie» como corresponde, así que no mamá. Los abdominales bien definidos de antes le subieron
voy a darle la satisfacción de aclararle que fue pura casualidad. hasta la papada, pero Tarro sigue siendo nuestro efebo.
Amodio: el negro de la clase, simpático y buen futbolis- El único que logró penetrar una vagina gratis durante
ta, petiso y con voz gruesa. Vago. el viaje de egresados a Cancún. El primero en exhibir su
Mira el cigarrillo de marihuana. Dice: propio video porno con una alumna del colegio de monjas.
Caballeros, están frente a un abogado. ¿Se acuerdan del boliche donde me hicieron desfilar?

56 57
Tarro fuma su turno hasta quemarse los labios. Delante de te caer en más copias maquínicas del estilo Raymond Car-
todos esos negros de Temperley, San Miguel del Monte, Ciu- ver. Esa escritura despojada, dice Mangioni, esa escritura
dadela, San Martín. Todos esos negros con gorrita y zapati- de la abulia no es más que el reverso depresivo del trastorno
llas con resortes fluorescentes, dice Tarro. Ninguna de esas ansioso de los noventa, con cincuenta años de atraso cultu-
negras me aplaudió cuando los animadores empezaron con ral argentino.
esa boludez del aplausómetro. Y por favor, dice Mangioni, aunque le pido que hable
Tarro hace una pausa y se toma lo poco que queda de cer- más despacio para poder registrar mejor cada una de sus
veza en su vaso. Era el único tipo con ojos celestes y piel blan- palabras, por favor, Nicolás, tampoco caigas en esa estúpida
ca en ese lugar, dice, y ninguna de las negras me aplaudió. incorrección política del cronista à la Truman Capote. Esa
Nosotros nos decepcionamos más que vos, dice en voz idea de intrusión en la vida privada puede parecer muy mo-
alta Mangioni. Tarro alza las cejas y se mira los dedos, un derna en Buenos Aires, pero en el mundo real es un estilo
poco escéptico. Después apaga los restos del cigarrillo. casi arqueológico.
El viaje al fin de la noche se acabó. Quiero leer hasta donde me dictó pero no hay tiempo.
Bunga y Núñez se levantan de sus sillas como dos viejos Hay que sacarse la foto y hace frío.
monstruos enterrados en el fondo del mar. Moreno los sigue
al instante. Espine enciende su cámara. Acomódense todos
contra la pared del fondo, dice.
Silva pregunta do-do-dónde podemos dejar nuestros pa-
pa-pantalones.
Matusian primero dice que no quiere sacarse la clásica
foto donde todos estamos de espaldas mostrando el culo, pero
al final accede.
El resto simplemente nos desabrochamos el cinturón y
preguntamos dónde hay que pararse. Una breve maratón
de zombies de culo blanco se alinea contra una pared verde
y rugosa.
Mientras colgamos nuestros pantalones en el respaldo
de una silla, Mangioni me pide que tenga cuidado cuando
vaya a escribir la crónica de esta reunión. Por favor, ahorra-

58 59
No alimenten al troll

de Troll <tr_001@gmail.com>
para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
fecha 4 de julio de 2011 01:53
asunto Re: Mudos
enviado por gmail.com
firmado por gmail.com

Sitios como Mercado Libre. Ahí contratan empleados mu-


dos para vigilar las transacciones. Tipos que no necesitan saber
nada sobre computadoras, ni sobre los detalles de ese aerosol
para aromatizador que GASTY4 quiere venderle a FarenCoco.
Ni siquiera necesitan conocer el libre mercado. Lo único que ne-
cesitan saber es que hay determinadas mercancías prohibidas.
¿Vieron esa opción a la derecha de cada una de las pre-
guntas de los interesados en una oferta?
No dice denunciar por capricho.
Se sorprenderían si supieran cuántas veces por mes se
oferta un riñón.
Cuatro mil dólares. Envío a combinar.
Y no estoy hablando del riñón de un animal.

60 61
Se ofertan fetos. Hasta cuatro meses de gestación. En durante dos segundos.
formol. O cráneos. Cambio temático y confrontación directa con tópico
Para estudiantes de medicina. Pero no siempre. shockeante.
Nadie quiere ofertar su cochecito para bebé —manillar Tercer corolario de la ley de Wilcox-McCandlish.
regulable, cinturón de seguridad de cinco posiciones, con- Eso es trolling.
sultar stock— junto a los restos académicamente viables ¿Alguna vez vieron cómo reacciona un inspector de ofer-
de un aborto. tas mudo cuando un supervisor con barba candado le anun-
Para eso contratan a los mudos. cia que van a despedirlo?
Ellos eliminan ofertas de ese estilo y evitan que el públi- Su frustración es una especie de mugido torpe.
co se entere de su existencia. De todos modos, Mercado Libre no es más que un pla-
Para que te contraten hace falta un certificado médico yground.
perfectamente falsificable y nada más. Lo importante ocurre en otro lugar.
Yo mismo me hice pasar por mudo durante cuatro me-
ses. Nunca abrí la boca, pero me aburrí. Me resulta más fácil de Troll <tr_001@gmail.com>
aburrirme que abrir la boca. para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
Desde afuera, después, hice que varios mudos perdie- fecha 5 de julio de 2011 02:14
ran su trabajo. Un poco de trolling vengativo, como haría asunto Re: ¿Realidad?
cualquiera. enviado por gmail.com
No hay que conocer demasiado lenguaje HTML para en- firmado por gmail.com
criptar ofertas de un modo tal que se demore, digamos, siete
u ocho horas hasta que puedan borrarlas. En este mismo instante podría logearme en cualquier
Una aclaración: hablo en plural porque conozco sufi- foro y hacer estallar una discusión infinita entre tres mil
ciente lenguaje HTML como para saber que en este momen- members. Tengo que escribir algo al estilo “¿Quién hace el
to me leen desde cualquier red. Eso incluye a comentaristas tutorial de este lugar? ¿Un africano convertido al judaísmo?”
y administradores. para que al menos seis administradores -profesionales res-
Especialmente a administradores. ponsables y padres de familia- comiencen la danza de la per-
La foto de un riñón humano listo para trasplantarse se secución con su mejor buena voluntad.
encuentra en Google en dos segundos. Dejen de leer esto. No los culpen, son respuestas automáticas a estímulos
Escriban: “riñón humano” en el buscador. Miren la pantalla reales.

62 63
También podría llenar una taza con kerosene, echársela de mis viejas 486. No hace falta mucho más para tener la red
encima al primer linyera que encontrara durmiendo en el BOT de un parque informático inexpugnable en tu poder.
umbral de un negocio y prender un fósforo.
La reacción de cualquiera de esos mismos administrado- de Troll <tr_001@gmail.com>
res frente al grito de terror y el olor a carne quemada sería para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
cerrar la ventana. fecha 5 de julio de 2011 06:43
Después les dirían a sus hijos que afuera no pasa nada, asunto Re: Yo soy Otro
volverían a sentarse frente a la tranquilidad de sus monito- enviado por gmail.com
res e insistirían con su fantasía estúpida de hackearme. firmado por gmail.com
¿Ustedes se preguntan qué es lo Real?
Un troll opera por vanidad. Necesita desmoronar el or- ¿Necesitan saber cómo me visto? ¿Necesitan saber de qué
den de cualquier comunidad digital para probar que existe. nuevo color me teñí el pelo? Les aseguro que tampoco necesi-
Un troll no sabe que lo único que logra así es reafirmar tan saber mi edad, aunque soy casi tan joven como creen en la
la existencia del Orden. División Seguridad Informática de la Policía Federal.
Una vez el SysOp de un portal de noticias me llamó ¿Tengo algo parecido a una novia? Claro que sí.
troll. No necesitan saber eso.
Es discutible. Ustedes necesitan saber por qué sus webcams se en-
Nate Silver se pasó un año persiguiéndome a través de cienden solas mientras duermen.
su FiveThirtyEight.com hasta que la revista Time lo nom- ¿Saben qué es algo freemium?
bró uno de los World´s 100 Most Influential People. Eso fue Ustedes necesitan saber qué es freemium.
en abril de 2009, cuando me aburrí de leer sus mensajes Acceso gratuito a contenidos premium en internet. Has-
desesperados pidiendo mi cabeza por toda la red. ta que a alguien se le ocurre que acaba de cruzarse una de-
Supongo que él sí tiene derecho a llamarme troll. terminada barrera de tolerancia financiera, entonces van a
Atención, trasnochados agentes del subdesarrollo glo- empezar a cobrarte por lo mismo que antes era gratis.
bal: yo le hice sangrar toneladas de bytes a Nate Silver desde Les estoy hablando sobre lo Real.
una computadora armada con hardware comprado al costo Funciona con siete de cada diez clientes en un universo
en la calle Florida. Un procesador Intel Core i7. Un mother de seis billones de usuarios en todo el mundo.
con capacitores de estado sólido. Algunas aplicaciones Cross Necesitan saberlo porque freemium es la destrucción
Site Scripting. Pero también pude haber usado cualquiera metódica de una utopía.

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Mi utopía. den bajar desde cualquier lado para burlar los filtros P2P
que usan los ISP en Argentina.
de Troll <tr_001@gmail.com> Ustedes no necesitan saber que les estoy hablando de
para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com> TASA y TECO.
fecha 7 de julio de 2011 16:32 El resto es insertar ciclos de comentarios divergentes
asunto Re: Trolling en eslabones diferenciados por tres temas distintos. Con un
enviado por gmail.com Proxy apropiado, cualquier portal se satura y se apaga en
firmado por gmail.com cuatro minutos.
No les estoy hablando de links bobos a shocking sites.
Supongan que soy un troll. Les estoy hablando de una disrupción masiva. Cientos de
Ahora quiero que piensen qué son ustedes. sockpuppets capaces de arruinar el curriculum de cualquier
Ustedes tienen sus teléfonos celulares touch. administrador profesional.
Televisores touch. Créanme. A ningún CEO le gusta que los comments so-
Consolas de video touch. bre el departamento privado que alquila para acostarse con
Yo podría convertir todo eso en algo absolutamente travestis inunden su propio portal de noticias. Mucho menos
inútil. No es difícil. Sé cómo provocar que les dé miedo to- cuando la información es cierta y no sabe a quién culpar.
carlos. Y no les estoy hablando de un miedo parecido al de
contagiarse el virus de la gripe N1H1. Les estoy hablando de de Troll <tr_001@gmail.com>
auténtico y absoluto pánico. para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
Los sitios de noticias, por ejemplo. fecha 8 de julio de 2011 13:34
Otro playground. asunto Re: Hacktivismo
Fluidos de desinformación cronometrados para apode- enviado por gmail.com
rarse de las conciencias. firmado por gmail.com
Puedo derrumbar cualquier portal de noticias con tres
días y cuatro minutos de trolling. Primero necesito tres días No se trata de desinformar.
de searching sobre cualquiera de los accionistas o adminis- Se trata de desterritorializar un deseo restringido a la
tradores, algo que se puede hacer desde las computadoras necesidad de estar informado.
de cualquier locutorio. Hacktivismo.
Los web Proxy chinos son ideales. Como los que se pue-

66 67
de Troll <tr_001@gmail.com> de Troll <tr_001@gmail.com>
para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com> para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
fecha 11 de julio de 2011 17:55 fecha 13 de julio de 2011 11:03
asunto Re: SIDE asunto Re: Trolling
enviado por gmail.com enviado por gmail.com
firmado por gmail.com firmado por gmail.com

Muy bien, la división informática de la Secretaría de Para el hemisferio occidental funcionan siempre las divi-
Inteligencia del Estado. Trabajé para ellos durante un año. siones en razas y religiones. Negro. Mestizo. Mulato. Terroso
Te reclutan por correo electrónico si detectan que tenés el es una palabra especialmente productiva para trollear en Bue-
potencial. Es la primera salida laboral de muchos hackers nos Aires.
mediocres. Todas las variantes del antisemitismo funcionan sin
Su primer ejercicio consiste en enviarte una lista de si- problemas.
tios para que ejecutes distintas clases típicas de trolling en Cualquier cita de Mein Kampf, siempre y cuando esté
un determinado lapso de tiempo. traducida al castellano. Las deficiencias físicas nunca dejan
Blogs. de cotizar. La obesidad y la vejez, siempre y cuando se hable
Foros. de obesidad mórbida hereditaria y de perfume a naftalina de
Portales. lo vetusto y lo obsoleto.
Mailing lists. Lo sexista funciona sólo si lográs hacerlo operar de ma-
Los targets son sitios minusválidos donde se critica nera tangencial.
demasiado o se difunden imágenes perjudiciales para el Para el hemisferio oriental funciona muy bien el porno.
gobierno. Nada realmente importante. También los shocking sites.
Si podés destacarte haciendo eso, entonces te recluta la La zoofilia puede reconducir el tráfico entero de cualquier
Secretaría de Inteligencia del Estado paralela. portal de noticias políticas hacia donde uno quiera. Una capa-
Ahí es donde está la guita. cidad que sólo es superada por la pedofilia. Nunca entendí por
Claro que a nadie le gusta que lo llamen mercenario du- qué en Rusia los trabajos de spammer se pagan con acceso
rante mucho tiempo. En especial cuando los que empiezan a gratuito a sitios de pedofilia. Como si cualquiera lo suficien-
llamarte así son otros trolls. temente diestro como para trazar márgenes de efectividad de
spam necesitara usar su propia tarjeta de crédito en la web.

68 69
de Troll <tr_001@gmail.com> Un buen spammer puede rastrear líneas en distintos si-
para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com> tios y mejorar la tasa de éxito hasta un doscientos por ciento.
fecha 16 de julio de 2011 16:37 Cada vez que alguien mira un video en Porn Hub —la-
asunto Re: Yo soy Otro tin couple fuck on film, sexy latina hardcore action, fetish or
enviado por gmail.com not there all golddiggers—, lo que gotea su rastro infalible
firmado por gmail.com de ADN no es el pene flácido del usuario que se masturba
frente al monitor, sino la dirección IP de un consumidor con
No necesitan saber que durante un recreo en cuarto gustos definidos.
grado mis compañeros me patearon y pasé un mes en cama Viagra sin receta.
con un testículo inflamado. Por esa época tuve mi primer Agrandamiento mecánico de pene.
acercamiento serio a las computadoras. Apenas pude volver Anabólicos esteroides.
a la escuela, averigüé los detalles que me faltaban y detoné Porn Hub no es ningún desafío para un troll, pero defi-
los discos de los que me habían pegado. Y de los que creí que nitivamente es el gran playground de los spammers.
me habían pegado. Y de sus padres y de sus parientes. Y de La pornografía de baja densidad y calidad freemium es
las maestras que les dejaron pegarme. una base de datos para el perfeccionamiento del spam.

de Troll <tr_001@gmail.com> de Troll <tr_001@gmail.com>


para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com> para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
fecha 17 de julio de 2011 03:12 fecha 19 de julio de 2011 01:14
asunto Re: Spammer asunto Re: Arte de comentar
enviado por gmail.com enviado por gmail.com
firmado por gmail.com firmado por gmail.com

La tasa de éxito del spam es de entre el cero coma dos Seguramente leyeron en los medios tradicionales sobre
y el cero coma tres por ciento. Eso quiere decir que aún ese caso de ciberbulling extremo en Arkansas. La madre y la
si tuvieran un servidor capaz de enviar diez mil correos hija que inventaron el perfil de un quarterback alto y rubio
electrónicos de spam por hora, solamente el dos por cien- en Facebook y comenzaron a seducir a la vecinita de trece
to llegaría a convertirse en algo que algún usuario podría años que les molestaba.
llegar a leer. Se suponía que iba a ser una broma.

70 71
Le hablaron haciéndose pasar por el quarterback alto meses y terminó suicidándose por la frustración.
y rubio hasta que lograron construir una amistad virtual. Miren, el universo troll está dividido en una gran mitad
Después hicieron todo lo posible para que la vecinita se ena- de mitómanos y otra gran mitad de masturbadores compul-
morara del falso quarterback alto y rubio que le confiaba sivos. Variantes de lo mismo.
todos sus secretos por Facebook. Los Moderadores de Comentarios son trolls frustrados.
Bueno, la vecinita se enamoró. Agentes del terrorismo de Mercado.
Entonces un día, la madre y la hija activaron la broma. Sirvientes del Zar en pleno Octubre Rojo.
El falso quarterback alto y rubio empezó a insultar sin Deberían creerme cuando les digo que el rumor existe.
motivo a la vecinita enamorada. Pero nadie debería creérselo a un troll. Mucho menos cuando
“El mundo sería un lugar mejor sin vos”. dice que indujo el suicidio de un Moderador de Comentarios.
La vecinita molesta y enamorada terminó suicidándose. Eso sería como creerle a Edipo que se acostó con Yocasta, lo
Ninguna figura jurídica penal pudo castigarlas. ¿Saben disfrutó, y cuando le dijeron que su padre estaba muerto,
por qué? Porque la red es incapaz de preveer sus propios volvió a la cama con mamá sin cambiar las sábanas.
puntos de fuga. Mi récord personal es haber provocado una depresión
¿Saben qué esperan las corporaciones de nosotros? Es- profunda —dopamina, amitriptilina, amoxapina— y una
peran que nos transformemos en un comment de lo Real. sanción laboral.
Lo hice gratis y básicamente porque me provocaron.
de Troll <tr_001@gmail.com> El tipo se llamaba Martín. Administraba un foro de
para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com> treinta mil usuarios donde se intercambiaban imágenes de
fecha 21 de julio de 2011 11:51 actrices y modelos escaneadas de todas las revistas de papel.
asunto Re: Don´t feed the troll El primer trolling lo hice por aburrimiento. Dejé escri-
enviado por gmail.com to un pedido de material absurdo —el uso del absurdo está
firmado por gmail.com muy descalificado, aunque es efectivo como primer golpe— e
inmediatamente añadí un comment: “Esas medias nuevas
El máximo grado de trolling se parece mucho al snuff. que te vi puestas ayer disimulan muy bien las várices por tu
Ya saben, ese género donde se registra la tortura, violación grasa mórbida”.
y muerte de alguien que nunca llega a defenderse. El tema fue que el padre del administrador del foro era
Conozco a un troll que asegura que un Moderador de un diabético que acababa de morirse. Le habían amputado
Comentarios de Clarín.com trató de bloquearlo durante seis primero los pies, después las piernas.

72 73
Regla de seguridad informática: durante la madrugada, de Troll <tr_001@gmail.com>
los usuarios que se sienten amigos de los administradores y para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
cruzan correos electrónicos privados con ellos son altamente fecha 22 de julio de 2011 03:17
proclives a las fugas de información. asunto Re: Mitnick
Ingeniería social básica. enviado por gmail.com
Cambié mi avatar y mi nombre de usuario. firmado por gmail.com
Mi siguiente comment fue:
“Si en tus cajones ahora sobran medias, mejor enterra- Kevin Mitnick fue arrestado en mil novecientos noventa
las con azúcar”. y cinco por el FBI. Lo acusaban de ser el hacker más peli-
Reconozco que hizo sus intentos para rastrearme. groso del mundo. Pasó uno de sus cinco años preso en una
Incluso llegó a hackear el correo electrónico que había celda solitaria.
dejado a su alcance. Hizo lo que cualquier administrador ce- El juez tenía miedo de que desencadenara una guerra
gado por la furia hace siempre: enviar spam. Cuando estuvo nuclear si tocaba un teléfono.
al borde de saturar la cuenta, me envió un último correo. Después escribió un par de best sellers.
Pero lo hizo desde su propia dirección. Los administradores Ahora es presidente de Mitnick Security Consulting
siempre quieren vanagloriarse. LLC.
Fue lo único que necesité para tener acceso a su IP, ser- ¿Saben lo que la cárcel puede hacerle a un geek?
vidor, huella de firma digital, campo Hash. ¿Ustedes creen que no está esperando el momento opor-
El foro quedó fuera de servicio durante un mes. tuno para vengarse?
Era un buen foro. El primero de diciembre del año dos mil tres, a las doce
En el colegio religioso donde este administrador traba- en punto de la noche, una bomba lógica hizo estragos en los
jaba como celador lo suspendieron por una semana. Todo lo servidores de Visa en Buenos Aires. Nadie en la empresa lo
que tuve que hacer fue enviar por correo electrónico algunas notó en ese momento porque se festejaba el Día Visa Argen-
imágenes muy desafortunadas de su colección de “bebotas tina.
argentinas de los ochenta”. Pudieron desactivarla recién dos días más tarde.
Esa semana empezó con la medicación psiquiátrica. El daño total para la empresa fue de tres millones de
Aunque para mí ya se había vuelto aburrido. dólares y una gerente de sistemas despedida. No hubo de-
Don´t feed the troll. nuncia porque se quiso evitar la mala publicidad.
Escriban eso en Google y van a entender. Durante esas cuarenta y ocho horas, los usuarios de Visa

74 75
pudieron extraer de cada cajero más efectivo que el máximo la “destrucción de la propiedad” se computa como criterio de
permitido sin que la tarjeta se los debitara de sus cuentas. diagnóstico para trastornos sociales?
Por supuesto, ningún usuario lo sabía. Excepto quien había El primer troll de la Historia fue Sigmund Freud.
programado la bomba lógica. Y sus amigos.
Era un programador al que habían despedido de mala de Troll <tr_001@gmail.com>
manera seis meses antes. Lo que en seguridad informática se para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
llama un empleado desleal. fecha 26 de julio de 2011 18:01
La verdadera internet es una red de empleados desleales. asunto Re: Digital Content Curator
Pregúntenle a Richard Stallman y a San iGNUcio. enviado por gmail.com
firmado por gmail.com
de Troll <tr_001@gmail.com>
para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com> Cuando los periodistas convencionales que arrastran
fecha 24 de julio de 2011 02:13 micrófonos y videocámaras desde las burbujas arcaicas de
asunto Re: DSM—IV—TR sus redacciones desaparezcan, llegará el tiempo de los cu-
enviado por gmail.com radores digitales. Digital Content Curators. Filtradores y
firmado por gmail.com analistas de canales digitales por los que circulan cada uno
de los eventos que tienen lugar a cada instante en cada
Laxitud asociativa. Alucinaciones. Aplanamiento afec- punto del planeta. Troll es una palabra con la que dentro
tivo. Desde que las historias clínicas se digitalizaron, los de diez años las madres van a asustar a sus hijos. Imagí-
hospitales y los sanatorios ampliaron el campo de batalla. nense un mundo informático forjado a la exacta medida
Lo último en trolling son los historiales psiquiátricos. de nuestro poder.
Ya no se trata de saturar los parámetros de razón de los
administradores de un servidor, sino de diagnosticarles una de Troll <tr_001@gmail.com>
demencia psiquiátrica a la distancia. Es la clase de desacredi- para Nicolás Mavrakis <mavrakis@gmail.com>
tación que nadie puede confirmar nunca. Entonces se vuelve fecha 27 de julio de 2011 03:17
creíble. Y, créanme, realmente puede provocar estragos. asunto Re: Hasta nunca
Personalmente, no es mi target de trabajo favorito. enviado por gmail.com
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos firmado por gmail.com
mentales DSM—IV—TR, por ejemplo. ¿Ustedes saben que

76 77
Vivís en un Teatro de Disturbios Digitales. Hasta que Hay que matar a Tinelli
me aburra y corte los hilos, vas a ser mi marioneta.

Los hechos narrados son verídicos, ninguna semejanza


con la realidad es casual.

1
Lunes. Nueve de la mañana. Interior.
Hay amistades que surgen a partir de los mismos
rasgos que deberían hacerlas imposibles. No se trata
exactamente de cuestiones como la edad —aunque la edad
es uno de esos rasgos— sino de una suma de factores que,
a falta de una mejor descripción, podrían llamarse dispo-
siciones espirituales.
Sobre el sexo, sin ir más lejos, pueden leerse y escu-
charse infinitas definiciones biológicas, filosóficas o sociales.
Pero, al final, el sexo es lo que la mercadotecnia necesite
que sea en un determinado momento de su historia, que es
la historia de la disponibilidad material para explotarlo. El
sistema funciona así desde hace doscientos veinte años.
Convengamos que si alguien particularmente naïf
—y ese adjetivo incumbe a todos, excepto tal vez a Giorgio

78 79
Agamben— intenta definir qué es la amistad, es inevitable Medido entre la ciudad de Buenos Aires y el conurbano
que termine diciendo imbecilidades. bonaerense, cada punto de rating actual equivale a cuarenta
Por mi lado, siempre creí que la amistad era un fenóme- y un mil ochocientos veintiún hogares.
no psicológico excepcional. Son números.
Y no estoy usando la palabra excepcional en el senti- Lo importante es que, como objetivo, Marcelo Tinelli
do en el que las madres primerizas llaman excepcional al había comenzado su indeclinable caída desde la cima del ra-
souvenir del cordón umbilical de su primer hijo en un cofre ting en el año dos mil doce.
de papel, sino excepcional en el sentido en el que algo puede La recomposición neuronal de sus víctimas demoraría
alterar profundamente una cadena seriada de eventos en el décadas.
tiempo y el espacio.
Atención. 3
Esto es lo que los guionistas más tradicionales del cine Miércoles. Once de la mañana. Interior.
de terror suelen llamar construcción del clímax. La amistad inevitable y profunda entre dos hombres se
llama hermandad. “Una vez más a la brecha, queridos ami-
2 gos”, y todo eso con lo que vibran las salas del teatro isabelino.
Martes. Tres de la madrugada. Interior. Aunque mi amigo, mi hermano, prefería ubicarse en algo
Marcelo Tinelli tiene un patrimonio declarado de se- que con voz marcial siempre llamó un teatro de operaciones.
senta millones de dólares. Eso incluye propiedades en Ar- La historia de cómo nos conocimos implica una breve
gentina y en el extranjero, campos subvaluados por el fisco descripción personal.
y varios autos importados. Pero su joya es una productora Algo que él llamaría ambientación.
televisiva, musical, teatral y deportiva que había exporta- Piensen en mí de la siguiente manera: soy alguien que
do durante años programas —que él llamaba productos— a cuelga sus dos pantalones en la única silla que hay en el pe-
toda Latinoamérica. queño living de su monoambiente y que alterna uno u otro
Ahora calculen la cifra real de todo lo que no está decla- según la temperatura y la ocasión. Y no les estoy hablando
rado a su nombre. de un abanico con demasiadas ocasiones.
El poder de penetración en la opinión pública no tiene Mi ambientación, en los términos de mi amigo, incluiría
una cotización exactamente económica. Se trata de un valor también palabras como solitario, astringente y sin hijos. Aún
de cambio político que multiplica su potencial a razón de así, ambos teníamos un punto de convergencia: la frustración
cada punto de rating. de no haber llegado a convertirnos todavía en lo que queríamos.

80 81
Una vez le pregunté qué me deparaba el futuro. Ante ese panorama, un simple y estúpido programa de
Me dijo: televisión más no debería representar nada trascendental.
Vas a vivir cubierto de gloria. Sin embargo, ninguna de esas productoras quiso acep-
tar nunca, ni una sola vez, ni siquiera para un piloto, mi
4 trabajo como guionista profesional.
Jueves. Cinco de la tarde. Interior. Por lo tanto, es momento de aclarar que yo pertenecía
Si alguna vez pisaron un canal de televisión, habrán —y aún pertenezco— a esa subespecie global, lastimosa y
visto a la gente corriendo por distintos pasillos. A excepción errante que configuran los guionistas desempleados.
de quienes trapean los pisos y aspiran los camarines, el res- Mi amigo, en cambio, vivía bajo el pesar de no haber-
to de lo que ocurre en un canal de televisión se confecciona se convertido nunca en un alto dirigente de la organización
en esa red de unidades colonizadoras de la conciencia llama- política —él la llamaba la orga— en la que había militado
das productoras. desde adolescente.
Endemol. Su fracaso había seguido cierta trayectoria. Primero fue-
Dori Media Group. ron algunas desviaciones pequeñoburgueses menores. Cues-
Ideas del Sur. tiones enteramente doctrinarias ante las que pudo imponerse
Pueden sonar como pequeñas y medianas empresas —al- en cuanto lo colocaron al mando de un comando armado.
gunas, yo lo sé muy bien, lo son—, pero la mayoría son alia- Ese contacto con las armas —él decía los fierros— lo
das estratégicas de los más grandes emporios mediáticos del mantuvo entretenido. Aunque de inmediato comenzó a te-
mundo. Y no estoy usando la palabra emporio en el sentido ner ciertas diferencias con lo que él llamaba la Conducción.
en que Industrias Kaiser Argentina se fusionó con Renault Permítanme acelerar un poco eso que los guionistas de
para construir el Torino, sino emporio en el sentido en que la vieja escuela suelen llamar composición de espacio y lugar.
Mickey Mouse es el representante de una multinacional de El cierre definitivo de su carrera de dirigente político
capital concentrado como la Walt Disney Company. Empre- llegó el veintinueve de octubre del año mil novecientos se-
sas que teledirigen la infancia, la adolescencia, la adultez tenta y siete. Precisamente cuando un sargento del Batallón
y la ancianidad de todos los habitantes del planeta desde de Comandos Seiscientos Uno le disparó con un FAL calibre
los últimos cien años. Empresas responsables de irradiar o siete sesenta a la cabeza.
extinguir los golpes de estado, las revoluciones y los avan- Esto es lo que en las escuelas de guión que, créanme,
ces tecnológicos que les resulten más cómodos a sus propias por favor, producen más latrocinios que los talleres litera-
finanzas. rios, se llama giro inesperado.

82 83
5 una parte aburrida de la rutina de los paparazzis. Todo lo
No me interesa si no creen lo siguiente: nuestro primer que hacían era esperarlo los fines de semana frente al edifi-
contacto fue por Twitter. cio donde vivía y disparar sus cámaras.
En esa época, yo escribía un guión en forma de líneas Cuando conocí a Franco Magnello, Marcelo Tinelli se
sucesivas de ciento cuarenta caracteres —proyecto al que to- movilizaba en un viejo sedán BMW 545. A veces, en una
dos mis colegas no dudaron en calificar de manera unánime camioneta BMW X5. Recuerdos de una época a la que los
como pavorosa estupidez— cuando comencé a recibir unos malos guionistas de cine bélico gustarían llamar glorias
mensajes extraños. pasadas.
El mismo remitente enviaba frases sobre política argen- A veces Marcelo Tinelli salía del edificio caminando,
tina a las tres cero dos de la madrugada, después a las tres como parte de un arreglo privado con determinados tabloi-
cero cuatro, a las tres cero cinco, a las tres cero siete y así, des en los que todavía le interesaba figurar. A veces lo hacía
durante intervalos de uno o dos minutos, hasta las siete u acompañado de una manera falsamente espontánea por to-
ocho de la mañana. dos sus hijos.
No estaba en posición de juzgar a mis lectores, en espe- Durante el desarrollo de nuestro primer plan, llegamos
cial porque él era el único. Así que le escribí algunas líneas a obsesionarnos con el problema de una visión clara y una
disuasivas y las envié a lo que, después de indagar un poco, distancia correcta. Se suponía que yo iba a disfrazar, con la
parecía ser su dirección de correo electrónico. carcasa de un lente de mil doscientos milímetros Nikkor, el
Lo único que me pidió fue que respetara su decisión de cañón de una AK—47S. Después iba a hacerme pasar por un
no darme más detalles que los necesarios. fotógrafo cualquiera y montar una falsa guardia periodística.
No era sutil, pero era efectivo.
6 Con una cadencia de tiro de seiscientos disparos por
Después de su segundo divorcio, Marcelo Tinelli se minuto, la misión habría podido cumplirse sin ningún pro-
mudó a la torre Le Parc Figueroa Alcorta con sus hijas. Du- blema. Ahora que lo pienso, mi propia ambientación tam-
rante los meses siguientes a la separación, e incluso mucho bién debería incluir palabras como metódico, monotributis-
después de que su segunda ex esposa recibiera su propia ta y expeditivo.
cuenta off shore a cambio de silencio, los fotógrafos de las A último momento, sin embargo, cambiamos de idea y
distintas revistas de chimentos montaron eso que en la jerga terminé vendiéndole el lente a un paparazzi. Me dijo que
del amarillismo profesional se llama guardia periodística. con algo como eso ya no iba a ser necesario que fuera hasta
Desde el año dos mil doce, Marcelo Tinelli existía como los casamientos para hacer los álbumes de fotos. Creo que

84 85
ahora lo usa para robarles imágenes en ropa interior a todas Viernes. Once de la noche. Exterior.
las celebridades que se le aparezcan a treinta cuadras de Nunca nos habíamos visto y él había sido muy enfático
distancia. en no enviarme su fotografía (creí que, si no llegábamos a
vernos jamás, al menos habría podido llegar a divertirme
7 haciendo la descripción detallada de su aspecto en alguno
Si el odio fuera improductivo, sería tan inútil como el de esos guiones que las productoras me rechazaban todas
amor. Y no estoy proponiendo el tema a debate. Estoy ha- las semanas).
ciendo lo que un buen guionista de cine de suspenso suele El primer rasgo de la hermandad es reconocerse de in-
llamar una afirmación tajante. mediato y con Franco Magnello fue mucho más sencillo de lo
Mi amistad con Franco Magnello no podría haber sido que había imaginado.
más firme si no hubiera surgido de una mutua necesidad Mi hermano usaba pelo corto y patillas largas y oscu-
de odiar. ¿O creían que es el amor lo que genera grandes ras. Tenía puesta una campera de cuero con forro escocés
cambios? y una camisa demasiado ajustada al cuerpo. Voy a decirlo
Nuestro primer encuentro fue en el café La Paz, en la del modo en el que lo haría un pésimo guionista de películas
esquina de Corrientes y Montevideo. románticas: se notaba que la suya no era una cuestión de
Él lo llamó una cita, pero no de la manera romántica en moda sino de ancianidad.
la que los malos subtitulados panameños se refieren a una Tampoco pude dejar de notar que su cabeza estaba
cita en el canal Space. entera.
Yo tenía que pararme en la puerta con un diario La Na- Había algunas cicatrices, es verdad, aunque no se nota-
ción (de papel) bajo el brazo. Después entrar por la puerta ba ninguna prótesis reconstructiva.
principal. Caminar hasta el baño. Detenerme cerca de las Me gustó que no quisiera darme uno de esos besitos
cajas y salir. Recién entonces se suponía que podía entrar patéticos que empezaron a darse los porteños a finales del
otra vez y ubicarme en alguna mesa cerca de la ventana. siglo pasado, ni que probara la formalidad obvia de darme
Franco Magnello era exigente con este protocolo. Decía un apretón de manos. Apenas sugirió una palmada en la
que servía para despistar a quienes pudieran seguirme. Él espalda y dijo que quería tomar otro café.
decía caminarme. Cuando vos sepas qué querés tomar, dijo, pedíselo al
No sé qué hubiese dado yo por tener a alguien que real- mozo.
mente me siguiera. Lo dijo con una voz entre paternal y autoritaria que ge-
Al mes de intercambiar mensajes, nos encontramos. neraba confianza. Y no estoy hablando de confianza en el

86 87
sentido en que los curas pedófilos confían en los abogados vez de proveer un soporte material para las instituciones
episcopales, sino confianza en el sentido en que Vito Cor- republicanas, se provee un servicio de administración de
leone le delega todas sus facultades a su hijo Michael en El los bienes del Estado. Si ese sistema de intercambio entre
padrino. los electores y los funcionarios se perfeccionara, se gene-
Le dirigí una mirada recia al mozo y pedí otro café para raría la misma relación armoniosa que existe entre los
él y un jugo de naranja exprimido sin azúcar para mí. clientes y las empresas.
Magnello fue directo. Necesitaba a alguien dispuesto a Lo tenía todo muy ensayado. No era la primera vez que
hacer un sacrificio en nombre del futuro. No dijo ni la patria, intentaba impresionar a alguien con la clase de discursos
ni los argentinos, ni la nación. que en cualquier laboratorio de guión político llamarían ni-
Dijo el futuro. hilistas.
A mi gusto, el futuro era un concepto demasiado trans- La única diferencia fue que Franco Magnello me escu-
nacional y globalizador como para ofrecerle un sacrificio. En chó muy interesado.
otras palabras, me encantaba. No va a haber revoluciones armadas de ciudadanos,
Soy absolutamente pesimista respecto a las posibilida- dije. Va a haber revueltas de clientes ante las mesas de
des de un cambio real en la sociedad, dije, así que trato de reclamos.
imaginar que el único cambio posible debería llegar del úni- Por supuesto, no le dije a Franco Magnello que mi vida,
co sistema de pensamiento que cooptó con éxito a las masas: hasta ese momento, había sido la síntesis más literal de todo
el Mercado. lo que pudiera encerrar la idea de vivir ante una larga mesa
Supuse que el silencio sepulcral de Franco Magnello de reclamos.
significaba que iba a escucharme. No me equivocaba.
Por supuesto, dije, desde hace casi cuatro décadas la ca- 8
tegoría de ciudadano dejó de existir. Pero los consumidores Sábado. Ocho de la mañana. Interior.
sí existen. Y con el tiempo van a saber que son propietarios Durante el año dos mil trece, Marcelo Tinelli comenzó
del sagrado derecho a reclamar que se cumpla aquello por a reducir los gastos de su productora y giró la mayor parte
lo que pagan. de sus divisas a cuentas off shore. El plan era vivir de los
Magnello tragó su café de un sorbo, mirando de a ratos intereses.
por la ventana. Fue el comienzo de una etapa que él mismo recordaría
Para el inconsciente colectivo, dije, la democracia fun- como terrible.
ciona como un contrato. En vez de billetes se dan votos y en Para quienes nunca conocimos el éxito, la idea de per-

88 89
derlo no parece tan grave. Para alguien que lo pierde de un temas que en las escuelas de catecismo suelen llamarse
modo tan gradual, el cuadro es aterrador. Y no estoy usando trascendentales.
la palabra aterrador en el sentido en que los críticos de cine El origen de la vida.
describen el histrionismo de Harrison Ford en La guerra de La inmutabilidad del alma.
las galaxias, sino aterrador en el sentido en que todo lo sóli- La existencia de Dios.
do comienza a desvanecerse en el aire. Pero Franco Magnello retomó nuestra conversación
Franco Magnello tenía eso que en los malos subtitulados exactamente en el punto donde yo la había dejado la última
de HBO llaman un buen punto: nuestro objetivo había pasado vez y dijo:
por una larga etapa de desgaste y se había vuelto más vulne- Una teoría sin contraste empírico es una teoría que no
rable. Era el momento de hacerle pagar sus crímenes. puede existir.
¿Vos leés los diarios?, me preguntó una vez. Fue una Tres décadas después de haber visto la muerte cara a
de las pocas preguntas directas que me hizo, porque Franco cara, el comandante montonero Franco Magnello continua-
Magnello amaba ambientar a sus objetivos, pero evitaba a ba siendo marxista.
cualquier precio que pudieran ambientarlo a él. ¿Tenía hi- Lo que sí puedo revelarte, dijo, es que el eje lineal del
jos? ¿Vivía con alguien? ¿Me había elegido a mí, entre tantos tiempo desaparece cuando los cuerpos se asoman al borde.
otros, porque conocía realmente mi necesidad de revancha? No te pido que trates de comprenderlo. No podrías.
Nunca lo supe y nunca me pareció apropiado preguntárselo. La linealidad a la que se refería Franco Magnello era la
¿Vos leés los diarios?, me preguntó Franco Magnello. del eje de la sucesión. Creo que cuando los cuerpos se aca-
Le dije que no, que jamás, que había muchas mejores ban, decía Franco Magnello, el tiempo se convierte en algo
formas de perder el tiempo. muy parecido a una línea de subte en la que es posible ba-
Hacés bien, dijo. Hacés muy bien. jarse algunas estaciones más adelante o algunas estaciones
más atrás.
9 Esto no es una hermosa metáfora cortazariana sobre la
Sábado. Diez de la noche. Interior. música de Charlie Parker y la sensación de perderse en el
Una estructura revolucionaria es insostenible. Tengo tiempo, dijo.
mejores razones que cualquiera para saberlo, dijo Franco Esto es algo real.
Magnello, mirando hacia la avenida Corrientes. Franco Magnello me contó que cuando la bala de aquel
Yo había imaginado una serie de charlas en las que FAL le atravesó la cabeza, cayó en un sueño reparador del
hablaríamos de política después de explorar la clase de que se despertó de inmediato.

90 91
No estaba en el Cielo. pero Buenos Aires no es una ciudad que recuerde demasiado
Tampoco en el Infierno. tiempo a sus ídolos.
Estaba solo. Franco Magnello ya había hecho su parte del trabajo:
No había otros compañeros. No había ancestros. No ha- los custodios eran policías retirados, armados con pistolas
bía celebridades. Bersa calibre cuarenta. Cumplían turnos sobreexplotados
Sin embargo, cualquier persona en la que pudiera pen- de dieciséis horas por día, excepto los domingos, cuando
sar emergía de la nada. No hacía falta abrir la boca para Marcelo Tinelli viajaba a solas para instalarse en su estan-
hablar con ellos, dijo Franco Magnello. Cada uno sabía qué cia en Baradero.
queríamos. Y también sabía qué habíamos querido decir en El BMW 545 tenía todos los cristales blindados.
algún otro momento en el que nunca lo habíamos hecho. Pero gente más poderosa que él había sido secuestrada
Franco Magnello sonrió y dijo: o asesinada antes.
No había una sola entidad omnisciente a la que pudiera Franco Magnello podía nombrarme a Juan y Jorge
llamarse Dios. Born, a Pedro Eugenio Aramburu, a Oberdan Sallustro.
Después dijo: Claro que los tiempos habían cambiado.
Sin embargo, entendí que mi vida necesitaba un giro
drástico. No, la bala no me había atravesado la cabeza, no 11
literalmente. Apenas me rozó una oreja. Pero, a partir de Sábado. Dos de la madrugada. Interior.
ese momento, mis ideas cambiaron. Es muy probable que dentro de muy poco salga a la luz
Antes de irnos intenté pagar la cuenta, pero Franco un informe que ahora circula como información confidencial,
Magnello se rió en voz alta cuando me vio contando algunos dijo Magnello. Es un descubrimiento en el que está traba-
billetes arrugados. Se levantó con un saltito ágil, me miró jando el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Una plata-
con ojos de padre protector y dejó un billete reluciente de forma televisiva para la emisión de Ondas Neurodegenera-
cien sobre la mesa. Salió sin esperar el cambio. tivas de Trasmisión Radial. ONTR.
Franco Magnello insistía en que leer diarios era inocuo.
10 La información circulaba por otros espacios, decía. Otros
Como todo capitalista consumado, Marcelo Tinelli vivía circuitos que él controlaba con la misma serenidad de un
encerrado bajo un esquema de costumbres férreas. viejo domador de leones. La nuestra todavía es una época
Cuando salía en su BMW 545, sus custodios lo acom- de negocios y descubrimientos, dijo Franco Magnello. Cla-
pañaban en otros dos autos. Jamás le había pasado nada, ro que no estaba usando la palabra descubrir en el sentido

92 93
en que Nicolás Copérnico descubrió el modelo heliocéntrico, mil nueve, dijo mi hermano, con una frialdad violenta y
sino descubrir en el sentido en que Robert Woodward y Carl definitiva.
Bernstein descubrieron el caso Watergate en Todos los hom- A excepción de ese caso, su uso siempre había sido es-
bres del presidente. trictamente publicitario. Una publicidad más vil que la tra-
No te asustes, dijo. La degeneración neuronal no es un dicional y que la no tradicional porque las Ondas Neuro-
proceso realmente fisiológico sino psicológico. Algo así como degenerativas de Trasmisión Radial se propagan entre los
un gigantesco software cultural. televidentes sin discriminar género, ni edad, ni nada.
¿Alguna vez escuchaste hablar de los memes? Tengo experiencia en estas cuestiones, se enorgulleció
Ideas, símbolos y prácticas que se trasmiten de una Magnello. Para mí, la planificación de una acción de ajusti-
mente a otra a través de palabras, gestos y rituales. ciamiento no es ninguna novedad.
¿Alguna vez escuchaste hablar sobre socios que te trai- Considerando que estaba retirado desde mil novecien-
cionan? tos setenta y siete, no me pareció inoportuno preguntarle si
Franco Magnello miró lo que un pésimo guionista de había tenido alguna oportunidad de perfeccionar sus tácti-
ciencia ficción habría llamado mi expresión de sorpresa y cas de guerrillero urbano.
dijo: Franco Magnello me pidió que mirara la borra todavía
Los memes son genes culturales. tibia de su café y dijo que las lecciones más importantes de
Las ONTR se emiten en los Estados Unidos a través de combate no se aprendían en ningún campo de entrenamien-
la televisión desde el dos mil seis y son altamente efectivas to palestino o cubano, sino en cualquier edificio de oficinas
para el control de masas. Lo primero que se hace es instalar de Puerto Madero.
un meme. El primer presidente negro, Barack Obama, dijo Recuerdo la cadencia melancólica con la que pronunció
Franco Magnello. Su triunfo fue un caso exitoso de ONTR y la palabra combate porque después dijo:
el meme del cambio. Los demócratas jamás volvieron a co- El primer paso es saber lo que queremos. La determina-
meter ese error. ción y la voluntad son bendiciones agnósticas.
Franco Magnello inspeccionó los rincones de La Paz En ese momento sentí lo que en las más arcaicas escue-
—como si alguien estuviera espiándonos— y dijo que las las de guión se llama un estímulo impulsor.
ONTR habían llegado a Buenos Aires, de manera absoluta- Franco Magnello sabía cómo convencer y sin dudas me
mente confidencial, en julio del año dos mil ocho. había reclutado para su causa.
Sólo hubo un caso de direccionamiento político exitoso:
el triunfo de Francisco De Narváez en junio del año dos

94 95
12 de una automotriz inglesa de alta gama. Franco Magnello
Como todo guionista frustrado, yo vivía rigurosamente sonrió con desgano y dijo que ahora los cristales de su cupé
al tanto de esa nebulosa insípida que los guionistas confun- eran demasiado oscuros como para esforzarse en mirar ha-
didos llamamos los trabajos de los colegas. cia fuera.
Algunos se habían convertido en ghostwriters de libelos Entonces, agregó volviendo a nuestra misión, ¿podrías
malos pero de ventas aceptables bajo la excusa romántica de usar tus contactos para escribir una biografía de Marcelo
que genios como Mozart también habían escrito partituras Tinelli o no?
anónimas a pedido. Otros se habían convertido en biógrafos Yo no tenía contactos en el mundo editorial. Pero podía
efectivos bajo pedido de las grandes editoriales. intentarlo. Hacía poco tiempo, un editor se había interesado
Franco Magnello podía explicarme la historia detalla- en mi adaptación de un guión televisivo sobre un adolescen-
da de las Ondas Neurodegenerativas de Trasmisión Radial, te cuya primera línea era:
pero en lo que tuviera que ver con el mundo editorial moder- “Mi mama siempre fue depresiva; desde que nací la veo
no, todavía creía vivir en los tiempos de Boris Spivacow y el en camisón”.
Centro Editor de América Latina. Confieso que era un material bastante autobiográfico
¿Tus contactos con esos editores no podrían servir para y concesivo ante los gustos de la masa, pero había funcio-
escribir una biografía de Marcelo Tinelli? nado muy bien en algunos teatros under. Por supuesto, yo
Estábamos sentados frente a frente en La Giralda. no había ganado mucho más que eso que los guionistas sin
Nuestro protocolo de seguridad se había reducido a un talento llaman prestigio, pero alguien de los grandes mono-
simple preaviso de diez minutos antes de cada cita, que a su polios editoriales se había enterado y había querido explotar
vez se habían convertido en una permanente actualización la oportunidad un poco más, bajo la forma de un libro.
de su mapa porteño. Mientras tanto, yo había hecho mis El proyecto había quedado interrumpido, pero tenía
propias averiguaciones. Ni el café Lorraine ni La Cubana bien guardado el teléfono del editor. Probar no costaba nada.
seguían existiendo en la avenida Corrientes. Tampoco había Las biografías de personajes exitosos seguían siendo
boxeo en el Luna Park. De hecho, ni siquiera los adoquines una oportunidad privilegiada para que los lectores se des-
que él había pisado en su mejor época seguían ahí. vincularan de sus propios anhelos y se conformaran con la
Pero me parecía de mal gusto mencionarlo. acumulación de productos relacionados con quienes real-
Ya casi no camino por esta avenida, dijo Franco Magne- mente lo habían logrado. Tal vez un nuevo ebook sobre aquel
llo, algo melancólico. Como de costumbre, jugaba con el pe- lord mediático caído en desgracia funcionara, ¿por qué no?
queño llavero de su auto. Llevaba impreso el logo imponente En definitiva, el género híbrido de la autoayuda había mi-

96 97
grado rápido hacia el nuevo género ansiolítico y hoy todos y por lo menos tres autopistas en distintas provincias de la
disfrutaban más leer sobre un fracaso ajeno antes que inten- Patagonia.
tar cambiar el propio. Incluso tenía algunas inversiones importantes en me-
Hice un índice tentativo de los temas que podría abar- dios. No había ningún registro de su paso por ninguna orga-
car una biografía profunda de Marcelo Tinelli —la genia- nización política pasada o presente.
lidad de Franco Magnello consistió en notar que nadie la Descubrí que, pese a todo, mi hermano no tenía una
había escrito todavía— y lo envié a dos editoriales. oficina en Puerto Madero: tenía un edificio completo. Con
Quince días después, estaba sentado en el despacho del estacionamiento.
Director de Publicaciones para Latinoamérica de la editorial No había mucha más información sobre él. Eso era todo
más grande en Buenos Aires. lo que, al menos alguien como yo, podía alcanzar a saber
sobre Franco Magnello.
13 Pero ahora estaba ante mí.
Domingo. Tres de la tarde. Exterior. ¿Querés saber realmente quién soy? ¿Qué ganaría ha-
Franco Magnello me citó para pulir detalles en el nuevo ciéndote escuchar mis historias truculentas sobre algo que
Politeama. Nuestro cruce de correos electrónicos y mensajes hoy sería tan absurdo como proponerse erradicar el gusto
en Twitter era caudaloso. burgués de la Coca—Cola?
A veces, incluso, ligeramente infernal. ¿Por qué debería depositar en tus manos, decía Franco
Franco Magnello tenía el aspecto físico de cualquier Magnello, la vela ardiente de un velatorio político que no te
hombre pálido y cansado que había vivido demasiado, aun- corresponde?
que el brillo en sus ojos azules le daba cierta distinción de Sostenía un cigarrillo apagado con la mano derecha
época. Joven, pero a punto de cumplir sesenta y nueve años. y buscaba un encendedor con la izquierda. He visitado a
Aunque me había advertido que no lo hiciera, intenté algunos de mis antiguos compañeros, dijo. Pero los sobre-
hacer un poco de eso que los guionistas de historias policia- vivientes están bajo el yugo de esa suma de trivialidades
les suelen llamar tareas de inteligencia. cotidianas que hoy se aceptan como forma de vida.
No me sorprendió mucho descubrir que Franco Mag- Los dos o tres compañeros que no se habían casado, ni
nello era un empresario acaudalado. Había hecho buenos tenido hijos, ni trabajaban como empleados de cuello blanco,
negocios en áreas como tecnología, servicios e infraestruc- dijo Franco Magnello, se convirtieron en individuos dema-
tura durante los últimos quince años. También había ga- siado grises como para perder tiempo con el futuro.
nado varias licitaciones para construir cárceles en Córdoba Franco Magnello me miró a los ojos y dijo:

98 99
Nada de eso importa porque la Historia se va a rescribir cendidos. Café humeante sobre el escritorio. Todos los ges-
cuando cumplamos nuestra misión. tos de alguien sin tiempo que perder planificando los puntos
Sonreí por cortesía. Le pregunté a qué se refería. que bajo ningún aspecto podrían tratarse en su biografía.
Me refiero a que la historia va a reescribir todas sus ¿Querés tomar algo?
coordenadas. Las siglas «a. de C.» y «d. de C.» van a dejar de El gran terrorista neuronal del país, el primer propa-
significar «antes y después de Cristo», dijo Franco Magnello, gador masivo de Ondas Neurodegenerativas de Trasmisión
para convertirse en «antes y después de Conocernos». Radial, el enemigo de mi amigo, me preguntaba si quería
El mozo dejó la cuenta sobre la mesa. tomar algo.
Me pareció una descortesía pedirle a mi amigo que pa- Para sentarme frente a él había tenido que llamar a
gara su café. dos voceros que ni siquiera se conocían entre sí, luego al
relacionista público de lo que quedaba de su productora, y
14 después combinar días y horarios con meses de anticipación
Cuando uno idealiza un objeto, termina por ubicarlo en sólo para que esos días y horarios mutaran diez veces antes
una dimensión difusa. Una dimensión en la que el objeto de concretarse.
pierde su realidad. O al menos los rasgos indispensables Esa larga cadena de intermediarios había resultado
para considerarlo real. más aceitada que lo habitual porque Marcelo —su vocero
Mi breve paso por la televisión me dejó una lección: esa más obsecuente lo llamaba así: Marcelo— tenía curiosidad
gente existe. por conocer al tipo que escribiría su vida.
Debajo del maquillaje y de los vestidos y de las corbatas ¿Querés tomar algo?
de canje; debajo de las siliconas y de todos los hilos injerta- No hay guionista de programas infantiles que ignore
dos por los cirujanos plásticos, las personas de la industria que está prohibido responder una pregunta con otra pregun-
del espectáculo son reales. ta. Pero yo quise demostrarle rápido cuál sería el tenor de
Marcelo Tinelli, por ejemplo, no era petiso como el resto nuestra relación.
de los que trabajan en la televisión, pero en persona tenía ¿Usás chaleco antibalas?
esa clase de arrugas de expresión que ni los iluminadores Nunca le confesé a Franco Magnello que ese instante
más esmerados del cine porno en Hollywood logran disimu- en el que nuestro objetivo se volvió real —tanto que podía
lar en un primer plano. sentir su perfume Polo Ralph Lauren— había estado dando
Martes. Tres de la tarde. Interior. vueltas en mi mente durante meses.
Oficina privada de Marcelo Tinelli. Cinco televisores en- Tampoco le confesé que la reacción de Marcelo Tinelli

100 101
ante mi ataque no tuvo nada que ver con lo previsto. En lo que se refería a su propia seguridad, nuestros
Lo único que hizo fue reírse. márgenes de acción eran reducidos. El objetivo no salía de
su departamento a menos que necesitara supervisar algún
15 negocio, y sus negocios eran cada vez menos.
Las primeras entrevistas fueron ásperas y no tuvieron Excepto en el año dos mil once, cuando tuvo algunos
otra función que esa que los malos guionistas de una sitcom encuentros furtivos con otro hombre en la Imperial Suite
llamarían romper desesperadamente el hielo. del Faena Hotel —información que, por supuesto, me había
Apenas recuerdo que la infancia del objetivo consistía confesado entre lágrimas y para que jamás se publicara en
en un rejunte de anécdotas resecas de toda originalidad, li- su biografía—, el resto de sus amantes era un coro estable
gadas a un terruño intrascendente de las afueras de Buenos de vedettes fuera de circulación.
Aires. El problema era que las recibía en una oficina especial
Los siguientes encuentros, dijo Magnello al revisar mis de su productora. Un espacio de cuarenta metros cuadrados
apuntes, sin duda fueron más productivos. con muebles de estilo francés, paneles de insonorización y
A la historia menor de su paternidad, que era exacta- cortinas de terciopelo negro alrededor de una cama king size.
mente idéntica a la paternidad de cualquier otro hombre, La brecha de seguridad se volvía, en términos de Franco
se le habían ido sumando algunos detalles que Franco Mag- Magnello, inviolable.
nello se ocupó de catalogar como revelantes para el éxito del Te muestro esto como gesto de confianza, me había
operativo. dicho el objetivo. Como siempre les digo a los periodistas
Sus hijas tenían autos que la prensa ya no se había cuando los traigo hasta acá, esto es un estricto off the re-
molestado en conocer (un viejo Volkswagen New Beetle cord. No es para que lo cuentes.
Advance 2.0 azul y un Mini Cooper Dot 2.5 blanco perla), Y por último, el objetivo solía agregar:
dos viejas niñeras que ahora funcionaban como sus personal Mi productora siempre tiene espacio para los buenos
shoppers y un régimen hermético de salidas y entradas al guionistas...
edificio donde vivía su padre. Después de los cincuenta, toda la creatividad de Marcelo
El objetivo tenía una vida personal aburrida y sus hijos Tinelli se había focalizado en distintos aspectos empresaria-
ya no lo necesitaban. les del fútbol y en las diferentes instancias de su práctica.
Había dejado de viajar por placer y sólo se instalaba en Nuestro objetivo, dijo Franco Magnello, es un traidor y
Punta del Este o en Miami para distintas apariciones pro- un burgués típico. Y no estoy usando la palabra burgués con
gramáticas en la prensa argentina. el sentido militante que Jean Paul Sartre usó para satirizar

102 103
a los burgueses, sino burgués en el sentido parasitario que pregunta formulada de ese modo es lo que suele llamarse
Charles Chaplin retrató asqueado en Tiempos Modernos. un atentado descarnado contra la dicción de un actor pro-
Un tipo enlodado en la monotonía de una existencia de fesional.
empresario taciturno, donde todo tenía que pasar por el fil- Pero al objetivo le fascinaba sentirse interpelado por lo
tro sobreactuado del humor. que a veces llamaba un intelectual.
En este país, dijo después de pensar un poco, podés fu-
16 mar adentro de una garrafa. Sonrió complacido con su pro-
Miércoles. Once de la mañana. Interior. pio chiste y volvió al tema de los comediantes.
Ya me había contado la aburrida historia de sus tatua- Insistió en que anotara la lista.
jes y me había confesado off the record que desde hacía diez Todos pertenecían al siglo pasado y habían ido cayendo,
años era portador de—ya—sabés—qué (aunque yo no—su- como dirían los malos guionistas de telenovelas, en desgracia.
piera—ni—me—interesara—saberlo). Mi hermano, mientras tanto, continuaba sorprendién-
Después de casi cuatro meses de reuniones cada lunes, dome. Respuestas como esa de la garrafa ni siquiera son es-
jueves, sábado y domingo, en su oficina y en su casa, para el pontáneas, me dijo. Según los informantes de Franco Mag-
objetivo me había convertido en eso que los malos redactores nello, el objetivo le había asignado a un equipo especial de
de la paleolítica prensa gráfica llamaban un confidente. viejos guionistas la tarea de suministrarle frases ingeniosas
Sus custodios habían dejado de revisarme y una de sus para utilizar durante nuestras entrevistas.
hijas —la más fea— se había reído con su marido al oír- Algo muy parecido al odio comenzó a gestarse en al-
me inventar una anécdota amorosa falsa a cambio de una gún rincón de mi conciencia mientras imaginaba a decenas
anécdota real de su padre. Sólo por eso, me dijo el objetivo, de colegas guionistas trabajando en frases ingeniosas para
sólo por esa clase de halagos naturales de sus hijos, dijo, Marcelo Tinelli. ¿Por qué no me habrían llamado a mí para
habían nacido las carreras de muchos famosos comedian- un trabajo como ese antes?
tes argentinos. Lo demás siempre fue mi capacidad para
reciclar formatos. 17
Intenté volver al tema original de nuestra discusión, Jueves. Doce del mediodía. Exterior.
que había sido la política. Franco Magnello dijo que la Historia Universal era
Siempre se ha vinculado a tu productora con cierto ser- como una larguísima cinta de Möbius. Un objeto no orien-
vilismo político, dije. table, con un solo borde y que sólo en apariencia tiene dos
Cualquier guionista de cine dramático sabe que una caras.

104 105
Si alguien se desliza hacia la derecha sobre una cinta de Previendo esta situación, los informantes de Franco
Möbius, dijo mi amigo, al dar una vuelta completa aparece- Magnello me habían confeccionado una lista cronológica de-
rá siempre sobre la izquierda. tallada de las distintas operaciones bancarias vinculadas a
Todos nos deslizamos a lo largo de esa cinta de la His- la adquisición de las distintas piezas necesarias para mon-
toria Universal. tar el sistema de ONTR en su productora.
Siempre se trató de una evolución, dijo. Eran pagos millonarios, muchos de los cuales nunca se
Como en la cinta de Möbius, la evolución es una revolu- habían completado.
ción lenta pero inevitable. No quise dilatar el momento jugando al detective sal-
Nuestro error fue no haberlo entendido antes, dijo Fran- vaje.
co Magnello, acomodándose una y otra vez en la silla. Al no En julio del año dos mil ocho, dije, tus programas co-
haberlo entendido, quisimos precipitar el proceso revolucio- menzaron a emitir Ondas Neurodegenerativas de Tras-
nario y fallamos. Cuando hayamos cumplido nuestra misión, misión Radial. Tengo entendido que sólo fue por motivos
agregó, no habremos dado un paso hacia una evolución de las comerciales.
armas, sino hacia una revolución del pensamiento. El objetivo hizo una mueca de incomprensión.
Cuando Franco Magnello me sometía a esos lúcidos des- Algo que sus guionistas jamás habrían previsto.
tellos de lirismo guerrillero, me sentía orgulloso de ser su Por favor, dijo Marcelo Tinelli, eso no existe.
amigo. Su recluta. Su mano ejecutora. El objetivo llevaba puesto un traje claro. Se aflojó el pa-
ñuelo de seda azul que usaba como corbata y dijo:
18 Hace unos años quise empezar un negocio. Fue mi error,
Marcelo Tinelli reaccionó de un modo previsible cuan- lo reconozco. Alguien que llegó hasta mí recomendado… Por
do le pregunté acerca de las Ondas Neurodegenerativas de gente de arriba, quiero decir. Y también por varias personas
Trasmisión Radial. del ambiente. Era un tipo muy insistente. Muy… particular.
No sé de qué estás hablando. El objetivo puso dos dedos en ve sobre uno de sus hom-
Al objetivo le gustaba tutearme. Como si yo fuera uno bros y dijo:
de esos millones de televidentes que él, dijo, siempre había Ya sabés a qué me refiero con gente de arriba. Un ministro
sentido como se siente a un amigo. me empezó a hablar de él. Eran socios en algunas concesio-
Ondas Neurodegenerativas de Trasmisión Radial, dije. nes provinciales, creo. Nunca quise averiguar demasiado.
ONTR. Cuando me reuní con el tipo, me dijo que necesitaba de ma-
En serio, insistió el objetivo, no sé qué es eso. nera urgente a un inversor que lo ayudara a revolucionar la

106 107
tecnología de medios. Me habló de instalar presidentes, me Después hubo eso que los guionistas más ortodoxos no
habló de manipular conciencias… Era un tipo bastante de- pueden describir mejor que con el acotado término de un
lirante. Pesado. Acababa de ganar una licitación para cons- incómodo silencio de radio.
truir cárceles no sé dónde, pero todavía necesitaba mucha El objetivo se levantó de su sillón ejecutivo y me pidió
guita para aterrizar en el negocio de los medios... que no volviéramos a vernos hasta la semana siguiente. Via-
El objetivo verificó que nuestra charla estuviera gra- jaba a Nueva York.
bándose y repitió que ahora estábamos hablando en estricto Siete horas después me llamó una de sus secretarias.
off the record, otra vez. Quería decirme que el señor Tinelli nunca había querido
Hice lo único que me pareció más equilibrado para dejar ofenderme y que, seguramente, en cuanto regresara a Bue-
contentos a todos. Nunca… Nunca quise tener problemas nos Aires, podríamos continuar nuestras reuniones como de
con la clase política. costumbre.
Marcelo Tinelli cruzó las piernas sobre el sillón y con Usted ya sabe cómo es Marcelo, dijo la secretaria. Un
una voz muy seria dijo: poquito calentón. Ah, y no quería olvidarme, dijo la secreta-
No es bueno para ningún negocio. ria, el señor me pidió que lo pusiera en contacto hoy mismo
Al final… me ofrecí a financiar una parte de la inver- con uno de los directores del Departamento de Televisión
sión, solamente para sacarme de encima a ese tipo. Un tipo de la productora. Estamos buscando guionistas con talento
peligroso, con un pasado muy… Al final, mi verdadero pro- para un nuevo proyecto y el señor Tinelli confía en que usted
blema fue que nadie quería mostrarme los resultados de evalúe una oferta…
esa supuesta revolución tecnológica. Es verdad… compré Franco Magnello me había advertido sobre cosas así.
algunas piezas, traje un equipo de ingenieros desde Es- Y mi hermano no se equivocaba. Cuando el objetivo in-
tados Unidos para que construyeran no sé qué aparato tentara por todas las vías posibles cooptar nuestra voluntad
extraño… Pero nunca hubo resultados. Era una mentira. de luchar, el momento de actuar estaría cerca.
Así que me retiré del negocio sin terminar de pagar mi parte Imposté la clase de voz que un pésimo guionista cómi-
de la inversión final. ¿Qué se supone?, dijo el objetivo, con co llamaría de póquer y dije muchas gracias, señorita. Pero
un tono súbitamente rabioso. ¿Qué tengo que regalarle mi yo soy el biógrafo del señor Marcelo Tinelli, no una de esas
propia guita a cualquier amigo del gobierno? bailarinas que decoraban sus programas. Dígale que no se
Una mentira, repetí. preocupe. Dígale que nuestra conversación sólo tenía como
Una mentira, dijo el objetivo. Pasó hace más de diez fin la reconstrucción fáctica de su vida. Dígale que nada de
años. lo que ocurrió esta tarde va a afectar nuestro trabajo.

108 109
19 20
Viernes. Diez de la noche. Interior. Los días previos estuvieron dominados por esa calma
No había mayor conflicto ideológico ni desobediencia frígida —frígida, no fría— que el Gran Diccionario de Lu-
doctrinaria, dijo Franco Magnello, que la súbita toma de gares Comunes, ante el que todo guionista se ha arrodillado
conciencia revolucionaria. alguna vez, llamaría tensa.
Eran cambios tan imprevisibles, en aquella época. Franco Magnello se había dedicado a las últimas tareas.
Nueve horas después de su última operación en la orga, Dudaba entre una pistola Ruger veintidós Rimfire y una Ru-
cuando el boletín con el parte de las acciones ya estaba ger Serie-P noventa y cinco. La Serie-P noventa y cinco tenía
impreso y las compañeras del ala de Difusión y Prensa se dos ventajas: balas de nueve milímetros y un excelente si-
preparaban para distribuirlo por las vías clandestinas de la lenciador de fabricación casera. Con un tubo de PVC plásti-
época, tres agentes del Batallón de Comandos Seiscientos co, dos arandelas del diámetro exacto y el tiempo correcto,
Uno, vestidos de civil, tocaron la puerta de su departamento. Franco Magnello me había enseñado a construir silencio
Era un departamento alquilado por la Conducción, dijo donde debían sonar pequeñas explosiones.
Magnello. Lo esencial ya estaba resuelto: cualquier cinéfilo sabe
Se suponía, dijo con voz algo más lúgubre, que era cómo utilizar un arma.
seguro. El resto fueron nuestros últimos mensajes en Twitter.
Las súbitas tomas de conciencia revolucionaria eran de- «Estamos hablando de un verdadero compromiso inte-
masiadas entre los compañeros. ¿Sabés qué dijo el sargento lectual con el destino de la Nación.»
que me apuntaba con el FAL? Dijo que por la misma guita Yo los leía mientras aceitaba el brocal y el muelle del
por la que nosotros sobornábamos a un custodio para re- gatillo.
ventar a un ejecutivo de YPF, ellos sobornaban a cualquier «Estamos hablando de algo mucho más concreto que los
pichi de Che Guevara para reventar a veinte comandantes proyectos de Carta Abierta.»
subversivos de los nuestros. Mientras practicaba mi técnica para desenfundar.
Así aprendí como se ganan las guerras modernas, dijo «Matar a Tinelli es activar la Revolución del Pensa-
Franco Magnello. Con guita, con tiempo y con serenidad. miento.»
Recuerdo haber alzado una de mis manos cuando es- «Si hay una deuda de Tinelli, no es conmigo sino con el
cuché cómo cargaban el FAL, dijo Franco Magnello. Con la Pueblo.»
otra saqué mi pistola cuarenta y cinco y empecé a disparar. Mi última reunión con el objetivo sería dentro de cua-
No fui el más lastimado del lugar aquella noche, dijo. renta y ocho horas.

110 111
21 lo Tinelli me había pedido que borrara. Me convertí en eso
Alguna vez, el objetivo había intentado estudiar Admi- que los buenos guionistas de thrillers digitales llaman un
nistración en la Universidad Argentina de la Empresa, pero empleado defraudador.
su acercamiento a todo esfuerzo intelectual —por mínimo El capítulo se llama «Confesiones».
que fuera— había sido inservible. Nadie que haya formado No me resultaba difícil visualizarlo como el único moti-
una empresa desde la nada y luego se haya convertido en vo por el que alguien con más de un dedo de frente gastaría
un tipo influyente, decía Marcelo Tinelli, lo logró después de su dinero a cambio de un cúmulo de pasta celulósica recor-
haber estudiado nada. tada, encuadernada y plagada de distintas inyecciones de
Yo no pretendía intercambiar detalles sobre los escritos tinta contando la vida de Marcelo Tinelli. También disponi-
de Anaximandro de Mileto; sólo quiero que conste en esta ble en ebook.
biografía que un hombre de éxito no lee.
¿Sabés qué es ficción?, me preguntó una vez. Ficción no 23
es ningún libro de Asimov, Hoffmann, ni Cheever. Capítulo Final:
¿Sabés qué es ficción? La amistad femenina es ficción. Matar a Tinelli
Por supuesto, sus guionistas le estaban ofreciendo ma- Tal vez sea el momento de apartarme de la lógica sintác-
terial de primera calidad. tica del control remoto y concentrarme en algunas nociones
Lo sabía bien porque yo había escrito esa misma línea básicas del arte del guión.
hacía unos años. Era parte de un guión bastante innovador Esto sólo es un preámbulo al capítulo final de la pri-
para una comedia romántica que en Ideas del Sur habían mera biografía que narra la vida de su protagonista hasta
descartado de inmediato. Pensé en mi Ruger Serie-P noven- el exacto momento en que es asesinado por su biógrafo.
ta y cinco y en la voz de Franco Magnello para calmar mi ira. Por lo tanto, querido lector, creo que podrás prestarme
cinco minutos de lo que quede de tu minusválida atención
22 para saber de qué estamos hablando cuando hablamos de
Viernes. Cuatro de la tarde. Interior. metalepsis.
Mi biografía debía quedar escrita y corregida antes de Figura retórica que consiste en expresar una acción me-
que eso que Franco Magnello llamaba sorpresas insalvables diante otra relacionada metonímicamente con ella.
interrumpieran el ritmo de trabajo. El primer disparo traspasó el hígado con una trayec-
Doce horas antes de la reunión final con el objetivo, toria descendente frontal, desgarró la vena esplénica en el
decidí incluir todas esas anécdotas y episodios que Marce- estómago y terminó alojada en el respaldo del sofá.

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Así comenzó a morir Marcelo Tinelli, el enemigo del El objetivo se quedó quieto.
Pueblo. Eso que se llama líquido encefalorraquídeo —blanque-
Y no estoy usando la palabra comenzar en el sentido en cino y coloidal— comenzó a ensuciar el sofá.
el que Sofía Scicolone comenzó a tener éxito cuando se cam- Los otros doce disparos fueron básicamente anecdóticos.
bió el nombre a Sophia Loren, sino comenzar en el sentido Tengo entendido que los diarios dedicaron extensos su-
en que las funciones vitales del aparato digestivo y respira- plementos desplegables con los detalles de lo que compararon
torio se interrumpen y producen la necrosis isquémica de con un magnicidio.
todos los órganos. También hablaron de la venganza de un guionista re-
Domingo. Once de la mañana. Interior. chazado por Ideas del Sur y de un sicario enviado por un
El objetivo estaba en su departamento. Sus custodios ya extraño socio con el que Marcelo Tinelli había intentado
habían salido hacia la estancia en Baradero. montar ciertos negocios oscuros unos cuantos años atrás.
El objetivo esperaba llevarme con él en su BMW 545 Por favor.
más tarde. Esto, querido lector, es lo que los diarios no van a con-
Digamos que el objetivo esperaba varias cosas. tarte nunca porque jamás estuvieron en el lugar.
En cierto modo, el primer disparo silenciado de mi Ru- Lo que sigue es una exclusiva.
ger Serie-P noventa y cinco sonó como un reproche por aquel Algo mucho más interesante que las fotografías de un
ataque de divismo en su oficina, cuando acusó a mi herma- conjunto de viudas revoloteando alrededor de un ataúd va-
no, sin ni siquiera atreverse a nombrarlo, de ser un simple cío mientras esperan cobrar su porción de un lucro de años
estafador. con el dinero que le había sido prometido y luego robado a
Mientras el objetivo se sujetaba el borde superior del Franco Magnello.
hueso nasal —el segundo disparo se lo había desprendido Mi amigo también dijo que eso pasaría.
casi por completo—, se lo dije. Dijo que destruirían mi reputación como guionista,
Incluso usé la palabra sonó, pero no le causó gracia. mientra que a él lo acusarían de haber sido en el pasado un
El objetivo quiso gritar. delator, un traidor y un falso revolucionario devenido en un
Digamos que no pudo. vulgar y codicioso empresario.
Sí pudo inclinar la cabeza. Franco Magnello no se equivocó. También dijo que se
Por eso el tercer disparo se incrustó en la meninge in- ocuparía de mí una vez que las cosas se calmaran. En lo
termedia que protege al sistema nervioso central. inmediato, no necesitaría atraer la atención sobre su vida y
El aracnoides. sus negocios. Por eso comprendo que Franco Magnello repi-

114 115
ta que no me conoce y que jamás me vio o estableció algún Fue un homenaje obvio a todo lo que Marcelo Tinelli
tipo de relación conmigo. había producido en los medios durante décadas. Pero las
Comprendo y respeto la decisión. acciones drásticas, dijo alguna vez Magnello, siempre se
Porque él es mi amigo. conjugan con los homenajes obvios.
Aprovecho también la ocasión para agradecerle las «Lo que la policía podría llamar escena del crimen es
ideas rectoras que colaboraron con la escritura y corrección algo que la Historia podría recordar como un Manifiesto»,
de este libro. Jamás hubiera podido remover las balas del escribió alguien en un sitio de noticias sobre el caso. Me gus-
cadáver ni anotar su exacta trayectoria anatómica si Franco ta la frase.
Magnello no me hubiera nutrido con su vasta experiencia Todo buen guionista sabe que hay dos cosas a las que
directa en combate. debe estar alerta: las grandes frases pronunciadas al azar y
También le agradezco haberme introducido a la técnica las últimas palabras de alguien importante cuando no vol-
de disolución por hidrólisis alcalina, un sistema que funcio- veremos a escucharlo durante un tiempo.
nó maravillosamente bien cuando arrastré el cadáver del Nunca le pregunté a Franco Magnello por qué me había
objetivo hasta la bañera. elegido. A la distancia, entiendo que la razón mas legítima
Lo ideal para que el proceso no demore más de dos horas de su elección no fue política, ni ideológica, ni instrumental.
son veintisiete kilogramos de presión por pulgada cuadrada. El nuestro fue un vínculo de amistad.
Sin esa presión, la mezcla de hidróxido de potasio y agua El resto de mi historia, una vez que la policía descubrió
a ciento setenta grados centígrados necesita al menos doce el verdadero motivo por el que Marcelo Tinelli había desapa-
horas para reducir el cadáver de un adulto común a una recido, es eso que los guionistas a cargo de cualquier taller
pequeña cantidad de fosfato cálcico. de escritura suelen llamar de público conocimiento.
Franco Magnello siempre fue un adelantado en los Las cárceles de mínima seguridad, por otro lado, no son
negocios: debido a sus ventajas ambientales, la industria tan trágicas ni peligrosas como en las películas.
funeraria local tendrá que esperar años para descubrir que El editor responsable de mi biografía sobre Marcelo Ti-
la hidrólisis alcalina es más exitosa que el entierro o la cre- nelli le dijo a mi abogado que el libro ya es un éxito, aunque
mación. aún no se haya publicado. A mí me dijo que, sin abandonar
Terminado el proceso, junté lo que había quedado del el registro biográfico original ni las intervenciones de Fran-
objetivo con una escobilla y lo tiré en el inodoro. Me hubiese co Magnello que yo considere pertinentes añadir al relato,
gustado que fuera Franco Magnello en persona el encargado incluyera al principio una pequeña advertencia, deliberada-
de tirar la cadena y enviar al objetivo a la cloaca. mente confusa, como para darle a las sorpresas insalvables

116 117
del texto cierta salida ficcional. Yo también soy un pájaro enfermo
Me recomendó una frase algo trillada, pero Franco
Magnello me enseño que, a veces, las concesiones son nece-
sarias para seguir adelante y triunfar. Ahora que pasaron
unos meses y el recuerdo de Marcelo Tinelli se diluye en la
nada definitiva, él mismo se permite visitarme en la cárcel.
Lo hace en horarios especiales, inaccesibles para el resto de
los visitantes. Franco Magnello es un hombre influyente, no
hay dudas. Desde hace unas semanas, llega acompañado
por un equipo de filmación y él mismo me hace preguntas
De acuerdo, ahí va.
para lo que, dice, que va a ser un documental sobre nuestra
Hace mucho tiempo, cuando no me había acostumbrado
misión.
todavía a responder por reflejo «no soy él, sólo me parezco»
Ahora no hay hombre ni mujer en los medios argentinos
cuando la gente se detenía a mirarme, cierta vez, de regreso
que no esté dispuesto a invertir en mis proyectos, dice Fran-
del polígono de tiro, entré a mi departamento, dejé la pistola
co Magnello.
al lado de la laptop y revisé los mails. Perdido entre correos
Sobre mi libro, después de una breve discusión —por-
que nunca iba a leer, mezclado entre el spam y entre mu-
que un best seller está obligado a encapricharse para final-
cha otra basura, ahí estaba, breve y elocuente, el mensaje
mente ceder—, accedí a colocar la siguiente advertencia:
de un editor de Millenium Club. Con timidez, con eso que,
Los hechos narrados son verídicos, ninguna semejanza
algunos días después y a lo largo de múltiples charlas per-
con la realidad es casual.
sonales él mismo reconocería como el terror que produce
«el descubrimiento de un tesoro virgen», el editor me avisa-
ba que Millenium Club —la casa editora más importante de
las letras hispanoamericanas— estaba interesada —de he-
cho, muy interesada— en publicar mi novela. «Un texto que
cambiará la manera de leer la literatura argentina», decía el
mail, aunque un par de renglones abajo también decía —o
más bien sugería— que tal vez hiciera falta algún retoque
menor. Sobre todo en el título que, aclaraba el editor, con
evidente pavura ante su «tesoro virgen», podía sonar dema-

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siado fuerte para el primer libro de alguien con una voz elo- vidían entre las «fascinantes» y las «despreciables» —catego-
cuente aunque prácticamente desconocida. No me importó, rías que no son mías, sino de una mujer fascinante— mien-
porque con una de las tres balas que había en el cargador de tras que mi vida sexual surfeaba una emoción comparable al
esa pistola, la que reposaba fría junto a mi laptop, pensaba de un Curso Introductorio a la Entomología Forense. Si me
volarme la sien derecha. Un tiro y hasta la vista. Buenas permiten, voy a explicarme. Para mí, las mujeres eran una
noches, punto final. Pero ahí estaba el mail. Millenium Club cuestión tan vívida como esa sucesión ecológica de artrópo-
había decidido editar mi novela. Tapas duras, diseño de cu- dos que se instalan en un cadáver y determinan su deceso.
bierta personalizado, foto en blanco y negro en la solapa y Algo invisible y absurdo. Por lo tanto, me interesaba mucho
una tirada mínima inicial de cien mil ejemplares sólo en la más invertir mi tiempo en leer y escribir. La disponibilidad
Argentina. El pedestal portátil para convertirme en lo que deja de ser un problema cuando ya no te preocupan las muje-
se conocería como «el genio de la amarga lucidez». La pistola res. No voy a negarlo —llega el momento de las provocaciones
sigue en su estante —aunque ese living ya no es el mismo, fáciles, enciendan sus grabadores, aspirantes a cronistas—:
este nuevo departamento es más grande— y todavía asusta me comí una dosis nada despreciable de culitos proletarios.
a los invitados. No lo digo por mis colegas escritores, a los Culitos perfectamente redondos y turgentes —incluso cuando
que la realidad concreta y tangible de una herramienta dise- pertenecían a mujeres con algún niñito esperándolas en
ñada para matar les resulta tan irreal como cualquiera de casa—; mujeres de tez no siempre perfecta, aunque pasa-
sus fantasías literarias de profunda inquietud social —un bles, tragables, digeribles. Incluso más allá de los jeans de
tópico que me asegura que seguiré haciéndome cada vez tercera marca ajustados hasta la desesperación y los lúbricos
más rico con mi mundaneidad—, sino que lo digo, más bien, cinturones de cuero blanco. Pero ninguna de esas mujeres,
por los periodistas, a los que suelo recibir en ese living exclu- que todavía me atrevo a conocer detrás de los mostradores de
sivamente para que noten la presencia inmediata del arma cualquier negocio de ropa —«chiruzas», como las llamarían
—sobre la que nunca digo nada—, a pesar de su escaso hu- mis damas «fascinantes»—, ninguna de esas maravillosas
mor al verla. Al punto, incluso, de llegar a considerarla «un proletarias sin pudor a la hora de reconocer que nunca en su
síntoma más del autoritarismo» que en teoría —porque vida habían leído un libro, o a la hora tragar el semen de
nunca leen mis novelas, ni siquiera antes de hacerme un quien supiera hacerlas pasear en un auto importado, ningu-
reportaje— «flota sobre cada una de mis páginas». Hasta el na de ellas, ni siquiera la mejor, se compara con la peor de
momento en que ese mail emergió desde el abismo y me mis sufridas intelectuales imantadas por el poder de la pa-
convertí, en el lapso de una semana de intenso trabajo de labra impresa. Mujeres que asisten a mis presentaciones en
la industria cultural, en un «best seller», las mujeres se di- librerías de cadena y gozan con las dedicatorias escritas al

120 121
paso, con la sensibilidad conmovedora del falo. «En esta in- existencial de uno mismo en el lugar o el arma. Una opción,
dustria tenés que hacer la guita; entonces cuando tenés la hermanito, que sigue rindiendo frutos positivos a los creado-
guita, tenés el poder y cuando tenés el poder, tenés las mu- res atormentados como vos desde hace décadas». Dicho lo
jeres», me dijo uno de los directores editoriales de Millenium cual, el hombre fuerte de Millenium Club solía enunciar una
Club una tarde inesperadamente fría de abril, en privado, lista contundente de onomásticos —«best sellers idénticos a
como un padre que arroja a su hijo al mundo armado con un vos», aclaraba entre bocanadas habaneras—, aunque tam-
sabio consejo. Fue antes de presentarme en una lectura en poco es cuestión de abusar de los trucos semiológicos a los
la Feria del Libro de Barcelona. Y para que no duden de que que el viejo Roland apelaba para referirse a la obra de otro
esto fue así, déjenme apelar a Roland Barthes y su teoría del colega menor, previsiblemente francés y padre indiscutible
realismo. Este director editorial no sólo es famoso por fumar de «le mot juste», Gustave Flaubert. Me gustaría detenerme
cigarros cubanos entre presentación y presentación, sino por a analizar los pormenores de mi novela —«Escandalosa, im-
acostarse con cada una de sus colaboradoras —él las llama piadosa, genial», como han escrito críticos bien pagos en la
«asistentes personales»— en la cama especialmente diseña- contratapa de la edición española—, pero si escribiera sólo
da a tal fin de su oficina, ese sacrosanto recinto de la cultura sobre aquello que tengo ganas, estaría ignorando, si no la
argentina donde el champagne siempre está frío y las sába- única, probablemente la gran lección: no escribas nunca
nas no son de cualquier satén, sino de ese satén blanco y nada que no pueda interesarle al resto. Aún así, les confieso
brillante decorado con las firmas ridículas de Charles Bau- que aquí —«aquí», como me piden que escriba mis editores
delaire, Arthur Rimbaud, Paul Verlaine y Antonin Artaud. madrileños—, en la oscura habitación de este hotel en
Este director editorial —el más entendido a la hora de «coci- Ámsterdam, a unas pocas cuadras del Museum het Rem-
nar negocios»— fue el primero en anunciarme, de manera brandthuis, las lecciones valen poco y nada ante la más
oficial, que las infinitas tuercas de la industria cultural me pasmosa soledad. Les aclaro sin necesidad de ningún pie de
habían convertido en un «best seller» —por lo que se inició página —tomen nota ahora, aprendices de cronistas educa-
una segunda edición, con una tirada de ciento cincuenta mil dos en escuelas diferenciales de periodismo— que no me
ejemplares— y también el primero en hacerme saber que las refiero a ninguna versión metafísica o poética de la soledad,
«sufridas intelectuales» se convertirían en una plaga insis- sino al episodio penosamente pragmático e incontrastable
tente e incesante. A su entender, entonces, no había mejor en el que nadie, ni siquiera uno de esos acompañantes mul-
opción que «recurrir otra vez al estante donde está esa pisto- tiuso de los que dispone Millenium Club para esta clase de
la ridícula que guardás en tu casa». Y llegado el momento viajes, ninguno de esos individuos ominosamente masculi-
inefable del fastidio, «hacerles elegir entre la continuidad nos —cuando no lesbianas tipo «bomberos»—, ni siquiera

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uno de esos tipos que no sirven ni para tomarse el whisky te literario —algo de lo que la industria editorial prefiere
del minibar, por lo que no puede llamárselos de otra manera alejarte, pero ya no tanto cuando te hacen desembarcar en
que latosos —«latosos», como dicen mis editores mexica- España— durante meses y meses de llamados y mails y
nos—, ni siquiera uno de esos serviles secretarios, queridos nuevos llamados tratando de concretar una entrevista —
camaradas, está en el lobby del hotel esperándome para lle- siempre hay una tesis doctoral o un seminario de posgrado
varme a cenar, ni lo estará en las próximas horas. La opción, como excusa— hasta que lo logran principalmente por har-
entonces, es socializar. Una gimnasia impracticable durante tazgo y entonces te citan en un bar —nunca hay que dejar
las mañanas, ese momento en el que por algún motivo siem- entrar a esos tipos a tu casa— y descubrís que son fanáti-
pre despierto cuando me encuentro al otro lado del océano. cos absurdos. Maníacos que sólo quieren registrar su voz
No es que sea un ermitaño. Pero socializar después de cierta en un grabador digital interrumpiéndote cada vez que in-
edad se vuelve imposible porque —como les ocurre a mis tentás ser sensato sobre tu obra —porque uno nunca sabe
traductores asiáticos—, hay un abismo imposible de sortear quién realmente pertenece a la posteridad de la academia
—«sortear», dedicado con gusto a mis numerosos editores en ese club de subnormales— o que quieren sumarse a la
centroamericanos— entre esa única etapa sincrónica en la lista de distribución gratuita de la agencia de prensa de Mi-
se forman los amigos en la juventud y las experiencias diacró- llenium Club y recibir libros a cambio de subir las tapas y
nicas relatadas por cualquier desconocido cuando ya somos algún epígrafe obsecuente a un sitio web de mala muerte.
adultos y nuestro índice de rozamiento con la realidad ajena Por cosas así, tu capacidad de confiar en el género humano
es infinitesimal. Ustedes no saben la cantidad de manos que se resquebraja, se daña, se parte irreparablemente. Hay
deben estrecharse por compromiso durante un solo día par- una cortina que a veces es mejor cerrar. Si se mantiene
ticipando del IV Foro de Escritores Americanos en Praga. La abierta, al otro lado sólo puede terminar habiendo pájaros
cantidad de besos húmedos en las mejillas que uno recibe de enfermos, como esa paloma negra que aletea en la vereda de
profesoras de literatura menopáusicas en los Congresos de enfrente. Nunca hay que comunicarles nada de índole perso-
Literatura Argentina Comparada. Están esos tipos —no sé nal a los fanáticos —ni siquiera si hablan francés, son rubias,
cómo llamarlos—, que leyeron tu obra y la conocen de memo- tienen ojos verdes y un par de tetas sólidas como un soneto de
ria y la subrayaron y la anotaron y entonces creen conocerte Giacomo da Lentini—, nunca hay que decir, por ejemplo, «yo
mejor que vos mismo. Tipos que jamás consideran, ni por un también soy un pájaro enfermo», mucho menos si uno lo dice
instante, que la literatura es una esgrima hecha con una en pantuflas y ante un ventanal barroco en la habitación de
espada filosa pero incapaz de matar. Una espada de puro un hotel cinco estrellas en Ámsterdam, una ciudad ligera-
artificio y pura imaginación. Esos tipos persiguen a tu agen- mente más melancólica que los peores domingos nublados

124 125
de Buenos Aires. El silencio es vital para no seguir deslegi- una frase atroz. Una sentencia. Una línea inimaginable que
timando la figura del intelectual contemporáneo, créanme. dispara un dolor profundo y patológico. «Yo también soy un
Pero más trascendental es el silencio a la hora de resguar- pájaro enfermo», dije a unos pasos de distancia del senil Vi-
darse de estos tipos que acechan a la espera de publicar la-Matas. «Un pájaro enfermo de maldad». Tal vez no tenga
una biografía no oficial. Hay un artículo bastante lapidario amigos, ni los haya tenido nunca. Tal vez ese colectivo de
en la web sobre mi carácter —en Google se consigue bajo el nombres célebres y compañías privadas que insisto en lla-
título «Perfil íntimo de un best seller»— en el que incluso mar «amigos» no sea mucho más que un club itinerante de
estoy citado textualmente. Fue en el «after party» de una sádicos hijos de puta que saben entretenerse a mi cuenta.
presentación. Una novela inédita de Enrique Vila-Matas en Aunque si quieren conocer una historia interesante sobre
Barcelona. Sé que había muchos argentinos —llevados por las relaciones humanas —porque Millenium Club ya debe
la central europea de Millenium Club— y sé también que haber encuadernado estas páginas, ya debe haberles puesto
aquella noche había tomado demasiado champán —«bebido» una nueva foto de mi cara en la solapa y ya debe haberlas
es un término que amarían mis editores portugueses, aun- comercializado al precio internacional del papel—, en fin, si
que los adivino perdidos con el barbarismo «champán»— y realmente les preocupa entender cuál es el «viaje al fin de la
dije —confieso que lo dije— «yo también soy un pájaro enfer- noche» de un escritor, olvídense de Louis Ferdinand Auguste
mo». Son frases que se enuncian bajo estados penosos de Destouches. Él no entendía que su momento de instituciona-
vulnerabilidad. Lo imprevisto fue un grabador y una innece- lización había llegado. Yo sí. Yo entiendo que a veces debe-
saria —aunque comprensible— mala intención. Quise ser rían encerrarme y tirar la llave a la alcantarilla —como en
sincero. Hablé bajo esa pátina penosa de afectación que el cuento del colega ligeramente olvidado Julio Cortázar—,
suelo usar en público, con la excepción de que, por una vez, con la diferencia de que, en la Buenos Aires actual, cual-
quise ser sincero. «Soy un pájaro de esos que pueden volar quier vereda equivale a una cloaca. Hay cierto punto donde
a través de continentes enteros sin dificultades, ajustados a encerrarse —«institucionalizarse» suena mejor, queridos
una formación, uno de esos pájaros que saben cuándo volar traductores checos— se vuelve una forma redituable de tra-
al frente y cuándo refugiarse detrás». La cita del artículo es tar con el mundo. El cierre de la esfera pública. La negación
textual y cursi, aunque eso no le quita el sesgo autobiográfi- del Otro. En mi caso, un claro retorno a los orígenes. Con mi
co. «Yo también soy un pájaro enfermo». Entonces algo pro- laptop y la suficiente cantidad de proteínas y vitaminas, no
fundo en mi ser mana —dedicado a mis editores en Chile y sería necesario volver a traspasar el umbral de ninguna habi-
México, verbo «manar»— y la confianza se apaga, se deforma tación. Quedarían las ventanas en Ámsterdam, los pájaros
y deviene prudencia. Puede ser una mirada. Casi siempre es enfermos, los contratos millonarios por novelas científica-

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mente condimentadas y los rigurosos plazos de entrega. Un pregunta es acerca de las fronteras de la responsabilidad.
mundo conveniente, productivo y libre de experiencias. Res- Los deberes sociales del escritor. Su responsabilidad ante
taría únicamente la experiencia del mercado, que ni siquiera los lectores. Es tarde para hacer un replanteo ahora, pero no
tuvo Gustavo Adolfo Bécquer cuando se encerró en un conven- hay nada mejor que la escena de un avión caído y en llamas
to a escribir. ¿Pero de qué creen que se trata esta pequeña para mirar hacia atrás y comprender. ¿Te debo algo a ti —
pieza autobiográfica sino de mi experiencia capital con el pregunto con benevolencia latinoamericana—, estimado lec-
mercado? ¿Cuál creen que es el motivo de este vómito ininte- tor? ¿O tú me debes a mí? Este gran juego de fichas de dominó
rrumpido de memoria? No hay didactismo, no hay moralismo, que llaman «prestigio» y que me entregan en bandeja mien-
no hay un «más allá de la letra escrita», porque si existe un tras sea redituable —y yo sé cómo mantenerlo redituable,
modo de relación que haya definido en su práctica todos los hermano latinoamericano y/o hispanoparlante—, ¿no se tra-
valores teóricos del capitalismo como nunca desde la Revo- ta de mi sobrenatural talento para raspar el anquilosado
lución Francesa, entonces estamos hablando de sadomaso- «sentido común» de mis lectores? ¿Entonces cuál sería exacta-
quismo. Un dispositivo donde el placer y el dolor se limitan mente mi responsabilidad social? ¿Violentar tu benevolente
mutuamente en proporciones infinitesimales. Como las «agnosia» y romper todo lo que considerás bueno y justo en
ventanas en Ámsterdam. Como los pájaros enfermos. Como esta vida de constitucionalismo republicano y literatura de
mis páginas y yo. El «quid» por el que un «best seller» se autoayuda traducida, querido lector? ¿Cuál es mi responsa-
arriesga siempre a descubrir sus sentimientos —cuestiones bilidad social? ¿Entibiar mis opiniones lacerantes, cajonear
profundas y reales, cuestiones inaccesibles a ese gran públi- la daga envenenada del cinismo y contentarme con el silencio
co de amas de casa que envidiaría el mismísimo Michel mórbido del «aburguesado»? Tomemos, sólo como ejemplo, el
Houellebecq si estuviera vivo—, el único ancla capaz de caso de la infidelidad. «La infidelidad es como el cáncer, que
arrancarlo de su vida de burgués acomodado —mi vida de no se busca pero te encuentra, y cuando te encuentra no deja
burgués acomodado—, no es más que una mujer. No cualquier de crecer». Es de mi penúltima novela. Doce mil trescientos
mujer, por supuesto. La clase de mujer a la que accedemos ejemplares vendidos en Buenos Aires durante la primera
quienes surfeamos la ola más alta del éxito. La clase de mu- tarde en vidriera. Hay una psicóloga argentina, con el pelo
jer que te lleva a componer una oda sin puntos aparte sobre lacio y largo y negro y una nariz que ganaría el primer puesto
el sadomasoquismo por el puro placer del dolor. Una mujer en un concurso de iconografía de propaganda para la Hitler-
por la que activé todo aquello que hoy estaría dispuesto a junge —les he dicho que sé cómo sostener un ritmo redituable
resignar por la comodidad diáfana de una bonita y bien paga en esta industria, camaradas—, hay una mujer, en fin, que
«institucionalización». La palabra es responsabilidad. La no sólo envió un sinfín de cartas documento a Millenium

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Club para que sacaran mi novela de circulación —me acusa- consumo masivo del Departamento de Marketing de Mille-
ba de «apología del adulterio»—, sino que, al final, cuando nium Club. Es como si pudiera adivinar la curva sinusoidal
cedí a la presión de un editor porque la novela había alcan- de esa verdadera línea de la vida —las curvas de venta—
zado su pico de ventas y la polémica sólo había empastado el inclinándose rápidamente hacia el sur del Colorado a medi-
tono de todas mis entrevistas, le respondí con un mail. Colo- da que su gran fuente de ingresos denosta públicamente,
qué mis dedos sobre el teclado y escribí. Cometí el peor de desde estas líneas, a esas compradoras compulsivas de lite-
los pecados que puede cometer un hombre, que no es haber ratura light que son el núcleo duro de recepción de todas mis
sido feliz, como poetizó un colega ciego, sino escribir gratis, novelas. Las mujeres no me intimidan. Aunque me parece
en especial bajo estrictos motivos de interés corporativo. Es- propicio aclarar —atención, Departamento de Marketing—
cribí diez mil caracteres con espacios incluidos, algo por lo que no soy el «homosexual empedernido y pederasta» que
que cualquier suplemento cultural ibérico —mi contador con algún crítico ha inferido con una lectura superficial de mi
otra nariz antológica lo sabe mejor— siempre está dispuesto obra. Sé que hay mujeres junto a las cuales cualquier vereda
a pagar en un cheque diferido lo que cuesta renovar el tapi- se vuelve infinita y sé también cómo la sombra de una mujer
zado de cuero de mi Audi. ¿Y qué hizo esa psicóloga? ¿Cuál puede elevarse fría y perfumada como un jardín de invierno
fue su respuesta de ciudadana responsable contra las políti- hasta congelar el corazón de un hombre. Son las flores del
cas culturales de las grandes corporaciones editoriales del mal. La posibilidad de un abismo. La verdadera ampliación
Hemisferio Sur? Me confesó que estaba divorciada y me del campo de batalla. Una corriente continua de dolor, si es
propuso matrimonio. Me hizo llegar una copia de todos sus que entienden a dónde quiero llegar. Pero ahora llega el
estados de cuenta para que no la confundiera con «una vulgar momento del tono confesional. Periodistas culturales, no lo
oportunista» y me aseguró que no tenía ninguna «enferme- duden: es por lo que están por leer en unos minutos más que
dad silenciosa». Podía mandarme análisis de sangre si los sus editores van a aceptar —se los garantizo aún sin la in-
necesitaba. Fue menos dañina que la mujer de la que estoy tervención de las maquinarias nocturnas de Millenium
tratando de hablar desde hace veinte mil ochocientos carac- Club— una nota de más de dos páginas sobre este penoso
teres con espacios incluidos, créanme. Tengo un detallado incidente personal en sus respectivos diarios del más ana-
sistema de detección de riesgos. Un barómetro de presión crónico papel. Tal vez más de cuatro si hablan con ella y —
femenina. Aunque preferiría llamarlo «mercuriómetro», por- soy capaz de apostar parte de mi patrimonio— una tapa en-
que el veneno y las mujeres pueden confundirse en una sola tera con indiscutibles secuelas si logran hacerla confesar
sustancia especialmente galopante durante la noche de que esto realmente pasó. Recuerden que yo malgastaba mi
cualquier «vernissage». Lo siento mucho por los análisis de tiempo entre amas de casa mal teñidas de rubio y damas

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vestidas con marcas de segunda categoría cuando comencé a seis meses después del descubrimiento del mail de Mille-
idear el plan. Era una ocupación tangencial en mi vida, y nium Club que me salvó la vida o —como recomendaría
recuerden —insisto— que les estoy hablando de la vida de añadir a mis biógrafos—, del mail que salvó del impacto di-
alguien que todavía pagaba al contado una línea de tiro en recto de un proyectil calibre veintidós con fragmentos asti-
un polígono y usaba la pistola Bersa del instructor para aho- llados de mi cráneo a la pared de mis vecinos sodomitas en
rrarse el dinero del armero. Lo que necesitaba era escribir aquella letrina hoy felizmente fosilizada que por aquel en-
una obra de teatro. Una trama con un argumento mínimo tonces llamaba hogar. Hubo varios productores interesados
pero debidamente complejizado. Personajes de carácter pro- en la obra —que decidí firmar en el contrato final sólo como
fundo, pero no demasiado, porque ninguno de los posibles «adaptador», gracias al consejo de mi editor de Millenium
convocados más tarde —entre ellos, ella— serían capaces de Club— pero el único viable, a la luz de mis planes, resultó
realizar un profundo trabajo interpretativo. La elaboración ser, desde el principio, Panchito Chiavari, el «bon vivant»
de la obra en sí fue lo más rápido. Plagié un poco a Samuel módico y «playboy» rústico criado desde el parasitismo vitali-
Beckett y otro poco a Harold Pinter —detrás de la neblina cio que le confirió el útero colectivista de su madre, Torcuata
siempre está Gran Bretaña— y combiné algunos monólogos Purground, dama de sociedad y presentadora frustrada de
dramáticos en la misma batidora donde había tres escenas «talk shows», hija, a su vez, de la gran diva nacional argen-
de desnudez lícitamente justificables y una enorme muerte tina, Louisa Debig. Aunque Panchito Chiavari insistió para
trágica. En el medio había una disputa moral sobre el dere- que «conociera a su madre» —cuya voracidad por la carne
cho a amar —cortesía de Jean Paul Sartre— y un despliegue joven no tenía fronteras morales—, haber desistido es uno de
lacónico y minimalista de escenografías enteramente pictó- esos pocos eventos culturales sobre los que no me arrepiento.
ricas. En conjunto, aquello que bajo condiciones normales de La próxima vez que un cronista de suplementos culturales se
presión y temperatura asegura el confort intelectual de esa acerque hasta donde fuere que se ubique mi próximo hotel
clase media-alta aún capaz de sentarse en la butaca de un —que es donde los «best sellers» recibimos a los periodistas
teatro y regodearse durante noventa minutos con una meta- culturales y a las putas—, tal vez cuente esa anécdota. Para
física tan accesible en Broadway como en la calle Corrientes. agitar el avispero estratégicamente hacia esta historia, por
Sí, queridos buitres de la narrativa contemporánea: mi obra supuesto. Y nadie podría culparme. No habría un dedo acusa-
de teatro era eso que los críticos formados por los textos os- dor digno que se atreviera a hacerlo. ¿Leyeron esas tediosas
curantistas de Georg Lukács habrían llamado «una pieza entrevistas a autores, casi siempre norteamericanos influen-
típica del conformismo burgués». Y por eso logré que se estre- ciados por la sombra irremontable de Capote, jactándose de
nara cinco años después de haberle colocado el punto final y los años que son capaces de invertir en «investigar sus te-

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mas»? No pretendo decir que ese ánimo realista atrase si- era mi horizonte de expectativas, camaradas. Ponerla. Ese
glos, aunque podría decirlo —no sonaría mal decírselo a mi era el objetivo literario en cuatro actos que Panchito Chiava-
próxima puta o a mi próximo reportero cultural—, sino que ri financió con las excrecencias —nunca declaradas ante el
yo también, estimados camaradas del periodismo cultural fisco— de Louisa Debig, diva que, irónicamente, calculando
autóctono, yo también investigo mis temas. Sé por eso muy con senilidad que en la misma maniobra encerraría a Ivana
bien que Panchito Chiavari retomó hace muy pocos sus se- Neeskens en el coto cerrado de cacería sexual de su nieto,
siones de terapia y que dejó la mentira autoflagelante de la tuvo la iniciativa de invitarnos a los tres, una semana antes
producción teatral para cuando envejezca. Hoy se conforma del estreno, a su programa de televisión. «Para que la bellí-
con poner la cara y algo más en una agencia de modelos, por sima Ivana Neeskens nos hable, en exclusiva, de su próximo
lo que su capacidad para ofenderse ante la verdad y res- protagónico teatral, una obra polémica producida por Pan-
ponder judicialmente se disgrega en cómodas cuotas sobre chito Chiavari y escrita por el best seller más exitoso de la
algún diván. Por aquel entonces, al parasitario Panchito última década». Louisa Debig me había leído —o así me in-
Chiavari lo desvelaba la posibilidad de fornicar apresura- formó el departamento de marketing de Millenium Club— y
damente a quien resultaba ser mi musa inspiradora, mi le- los tres ejemplares de cortesía dedicados «para la distingui-
janísima pretensión imaginaria, Ivana Neeskens. Actriz da diva que, de atreverse a escribir, nos encandilaría con su
ampulosa con demasiado carisma para dejarse aplacar en el talento» fueron fructíferos al instante. «Tal vez sea mejor
rubro superficial del modelaje y aún más fotogenia como evitar tanta constelación de bellezas y que me siente en este
para acceder a papeles dramáticos, ese nicho de la consagra- lugar», se me oye decir con un tono estudiadamente tras-
ción actoral que sólo resguarda sus espacios para quienes se gresor mientras coloco mi copa junto a la silla de Ivana
permitan la decencia de no vivir con el cutis reluciente, las Neeskens, a pesar de los privilegios de Panchito Chiavari.
curvas lacerantes y el «speech» remanido de una vida con- Era la primera vez que la veía en persona, aunque hubiera
sagrada al vegetarianismo y al amor por los animales. In- escrito una obra de teatro exclusivamente para ella y hubiese
conmensurables pasiones privadas que Ivana Neeskens firmado el contrato para representarla en la calle Corrientes
ubicaba inmediatamente por debajo de sus elaboradas sesio- con una cláusula específica que determinaba —dejando en
nes de penetración. Festivales profanos de fluidos entrópicos caso contrario un armamento legal entero a mi disposición—
regados hasta la oxidación que la habían reputado entre que sólo ella podía interpretar el papel de la heroína. Hubo
todo lo que trabajara en televisión y tuviera un conducto varios programas de los que resignifican el fracaso de la in-
deferente entre las piernas como «la vagina y el par de tetas dustria del espectáculo repitiendo «momentos de archivo»,
que cualquier galán que se preciara debía ver y vencer». Ese mi estimada bandada de amarillistas, donde se registra la

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maniobra. Lo recalco porque hay instancias, como esta, rilyn Monroe había intentado con Arthur Miller: apostar la
donde uno es incapaz de inventar. Lo que esos programas carta de un cuerpo cotizable al beneplácito incomprensible
museológicos no registran —o aprenderán a registrar cuan- de una sociedad artística. Llámenla. Pregúntenle. Interró-
do ya sea tarde— son los diálogos durante las publicidades. guenla. Ella ya había hecho sus tímidas incursiones en el
Episodios de engorrosa frustración intelectual como aque- campo de la palabra. Sobre todo vendiendo su imagen a re-
llos memorables segundos en los que Panchito Chiavari me vistas del nicho cultural por una cantidad de dinero inferior
reprocha a los gritos «mi pose de intelectual». O los culminan- al que le correspondía gracias a su popularidad televisiva.
tes instantes de ansiedad sexual en los que me recrimina «ha- Largas sesiones fotográficas. Maquillajes. Un mínimo de
blar como si estuviésemos en un programa de literatura en tres cambios y la codiciada toma en ropa interior —hasta
Barcelona y no en un programa para amas de casa en Bue- entonces privilegio exclusivo de la revista Gente— con la
nos Aires». Ivana Neeskens, mientras tanto, se mantenía que los masturbatorios editores de unos soporíferos artícu-
equidistante. Neutral. Entregada al arte innato de «conti- los sobre los kelpers en Malvinas, los restaurantes de moda
nuar siendo bella», como pudo haberle recomendado Louisa o cualquier imbecilidad a tono, rubricada a espacio y medio
Debig, habituada a momentos ríspidos por el estilo. Un poco por una firma de prestigio, ratificaban sus chances de soste-
más tarde —de paso entre la alfombra y la ducha— ella me ner un puesto laboral hasta el próximo número. Eran los
confesaría que sólo especulaba qué posición tomar. Sopesa- muslos ligeramente sombreados sobre sábanas de canje y la
ba la posibilidad de solidarizarse comercialmente con el mesurada trasparencia de los pezones áulicos de Ivana
capitalista que podría financiar sus próximas aventuras Neeskens los últimos eslabones de una maquinaria que lu-
teatrales —a las que, entre nosotros, Ivana Neeskens no chaba para no extinguirse. Y ella lo sabía. «Siempre me
podrá volver a menos que insista en desnudarse— o empe- gustó el teatro clásico», fueron las primeras palabras que me
trolarse sin mayores certezas en la defensa del escritor in- dirigieron los labios de Ivana Neeskens —infinito e inmortal
trigante que jugaba a revolucionar, a corto plazo y a sala amor brillando a tu alrededor—, en el tono nefasto de una
llena, la dramaturgia argentina. Ese recinto prestigioso pupila temerosa. Prácticamente faltó que me llamara «señor».
donde la voluptuosidad de sus curvas naturales estaba táci- Lo cual hubiese herrumbrado mi ego de escritor, súbitamente
tamente vedada por un manto comprensible de escepticismo transformado en dramaturgo y dramáticamente transfor-
y otro poco de resentida piedad. El algoritmo fue esperable mado en el venerable profesor de literatura —que nunca
incluso para las evidentes limitaciones de Ivana Neeskens, fui— de la actriz de las maratónicas sesiones de sexo tán-
quien procedió a repetir entonces lo que Scarlett Johanson trico. Siempre afinado por la gimnasia del «vernissage»,
había hecho en su juventud con Woody Allen y lo que Ma- mencioné con naturalidad el ocaso platónico de Segismundo

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en La vida es sueño. Las nefastas revelaciones existenciales da Ivana Neeskens. Se ajustó el primer botón de la blusa
de Edipo Rey. El minimalismo posmodernista de los dramas gris —falanges delicadas como copos de nieve— y entonces
absurdos de Harold Pinter. Y los mencioné pensando que necesité detenerme para decodificar el siguiente sintagma.
Ivana Neeskens tenía sólo un año más que yo. «Me gusta Para traducirlo a la lengua mítica de los mortales. Para
Closer», dijo entonces Ivana Neeskens. «Creo que la escribió entender exactamente qué quiso decir cuando, después de
un europeo», agregó tras unos segundos más de silencio re- revisar que no hubiera ningún camarógrafo gravitando cer-
flexivo. Mi espalda fue sacudida por un espasmo gélido. ca, Ivana Neeskens dijo que sabía que los escritores cogían
Idéntico al que un púber experimenta al recorrer la galería muy bien. Había sonado con la voz impasible de los anuncios
de imágenes de ese tío lejano que sólo aparece por casa para burocráticos. Un tono colosal como el que al final de Alexan-
dejar su disco rígido cuando tiene problemas de software, y der Nevsky —atención traductores rusos y ucranianos—
olvida borrar las fotos de su novia. Uno de esos accidentes convoca a la unión de todos los bolcheviques en honor de la
después de los cuales se aprende el significado concreto de Madre Rusia. «Sé que los escritores cogen muy bien». No
prácticas de higiene como la «tira de cola» y la «depilación estuve seguro de cuál debía ser mi respuesta. Mi estómago
definitiva láser». Sucesos después de los cuales las ilusiones emitió un sonido intenso del que hasta entonces no tenía
se derrumban como esa enorme muralla que tienen en registro. Seguramente relacionado con el almuerzo reciente
China. Ivana Neeskens sonrió con dulzura y cuando el de Louisa Debig, pero también con la cercanía de mis ilusio-
desmantelamiento de nuestra charla parecía absoluto, nes más profanas. Fue un sonido embarazoso y visceral.
dijo que Pinter era un apellido sobre el que le parecía haber Como el de una bandada de gaviotas elevándose desde el
leído algo durante algún vuelo. «La mitad de mi obra se ins- asfalto de una pista de aterrizaje hacia el corazón rugiente
pira en Pinter», dije sin mayor certeza que el hecho incon- de la turbina de un Boeing. Ivana Neeskens, sin embargo,
trastable de que Panchito Chiavari, derrotado, pedía las lla- no pareció notarlo. Tampoco necesitaba mi respuesta. Volvió
ves de su auto a uno de los asistentes del canal. Vencido por a sonreír con la ingenuidad de las antiguas muñecas de por-
la pluma pirrónica, la espada se retiraba. «Me encantó tu celana y después de mirar mi traje —pestañas como un frágil
obra», dijo Ivana Neeskens, ajena a la puja simbólica por abanico de mágica seda— me dijo que saliera del canal y
colocarla a su alrededor. «Me encantó tu obra», repitió mien- caminara dos cuadras en la misma dirección que los autos.
tras Panchito Chiavari desaparecía en los camarines, tal vez Anotó en una tarjeta personal el número de su celular y me
para reclamar que jamás se me volviera a invitar a un pro- dijo que la llamara cuando estuviera listo. «Voy a sacarme el
grama que, de todos modos, tenía un público espectral. «No maquillaje y paso a buscarte en mi auto. Paro donde estés y
te preocupes, está persiguiéndome hace años», dijo fastidia- toco bocina dos veces. Tratá de no tardar demasiado», me

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instruyó Ivana Neeskens, cuya evasión profesional de los Ivana Neeskens —había reemplazado el vestuario del pro-
«paparazzis» me sugirió un cuento sobre la revolución de grama con una minifalda más veraniega— se movían como
una nueva guerrilla urbana conformada por celebridades, las bielas de una locomotora entre el asiento y los pedales.
una excusa hilarante para hablar sobre el irónico deseo de Manejaba con ambas manos firmes sobre el arco superior
«desaparecer completamente» —le expliqué a Ivana Nees- del volante. Manejaba rápido, con una firmeza casi masculi-
kens, con la voz de la casta de quienes cogen muy bien—, la na. «No es muy lejos», dijo antes de que un portón automático
casta imaginaria de quienes viven bajo las luces del espec- se abriera y entráramos al garaje con ascensor privado de
táculo. La idea pareció entusiasmarla. Basé mi deducción un edificio —que en Ámsterdam estaría sencillamente pro-
únicamente en el hecho de que Ivana Neeskens se mordió el hibido construir— en Las Cañitas. Tuve la sensación de que
brillante labio inferior de su boca —pétalo oscuro de dulce Ivana Neeskens me permitía recorrer su departamento
rocío en la mañana— y me describió cómo era su auto. igual que un veterano cazador esquimal le permite un último
«Prefiero manejar yo en estos casos», dijo alejándose hacia merodeo a la foca que está a punto de matar a garrotazos.
la habitación donde antes de comenzar el programa nos ha- Pero tal vez fuera mi ávida imaginación de escritor, claro. Sé
bían maquillado. No busqué a Panchito Chiavari antes de de dónde provenía la imagen del esquimal y la foca. Un pós-
irme —la producción de nuestra obra ya estaba montada y ter enmarcado en el que la sangre de uno de esos animales
aceitada hasta el estreno—, ni se me ocurrió pensar que yo ensuciaba el hielo blanco. Esa imagen que las corporaciones
pudiera ser «un pájaro enfermo de maldad», aunque frente a ecologistas descontextualizan y presentan como atentados
la puerta de entrada del canal había una cantidad impor- crueles contra la Naturaleza. «Tengo esa foto ahí porque me
tante de palomas. Me gustaría saber si durante esos quince recuerda que no todos los hombres aman a los animales»,
o veinte minutos durante los que vagué desconcertado —en dijo un tanto melancólica Ivana Neeskens. No hice ninguna
el mismo sentido que los autos— Ivana Neeskens pensó en mención a la «descontextualización de los ecosistemas árti-
arrepentirse. En no detener su auto. Esa sería la única cos» ni a los actos de «supervivencia humana». Al contrario,
pregunta interesante en el caso de que lograran hacerla le dirigí una ligera mirada de aprobación —como la hubiese
confesar. Llamé cuando me pareció apropiado y un auto gesticulado Harold Pinter— y seguí mirando otras fotografías
radiante, importado y pequeño —no voy a obsequiarles el y recuerdos, colocados entre los pocos muebles del living. No
detalle del modelo— se detuvo pocos segundos después ante escapaba de lo que había visto en otras casas de artistas. Ya
mí. La bocina sonó dos veces y la puerta del acompañante se saben: fotos personales sosteniendo premios de cabotaje, o
abrió lo suficiente como para que mi silueta se escurriera abrazándose con antiguos compañeros de elenco, siempre
rápido hacia adentro. Los muslos desnudos y sumisos de luciendo risas engrasadas durante las primeras invitaciones

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a los programas de mayor audiencia. Nada a lo que no me de una tela fina y perfumada. No era rigurosamente necesa-
tuvieran acostumbrado las casas de mis queridos colegas es- rio pertenecer a la saga detectivesca de Edgar Allan Poe
critores. En especial, las habitaciones —y si la megalomanía para notar que no había una sola prenda de ropa interior
lo permite, los livings—, donde las paredes suelen empape- entre su piel y las retinas de mis ojos. «Pensé que podíamos
larse con las encuadernaciones prolijamente enmarcadas de repasar el monólogo antes de la escena del desnudo», susu-
primeras ediciones y con las tapas —siempre más coloridas rró Ivana Neeskens. «Si estás cómodo, podemos empezar»,
que las versiones originales— de cada una de las traducciones dijo. Faltaba algún perchero donde pudiera colgar mi saco,
publicadas en distintos países. Los gabinetes de los últimos pero mi instinto reproductivo me indicó que no era el mo-
autómatas no cambian demasiado entre sí. Y es una aseve- mento indicado para las observaciones sagaces. Me lo saqué
ración en la que, por supuesto, aprendices de escribas, me como pude, me aflojé la corbata y tiré todo al piso. Me senté
incluyo con mucha honra. Caminé un rato más por el depar- como si estuviera sobre la plataforma que iba a llevarme al
tamento hasta que encontré las comarcas inmediatas a su cielo y comencé a escuchar el monólogo que yo mismo había
habitación. El recinto ceremonial de su cama. Abrí una escrito, hacía ya tantos años, de la boca de la mismísima
puerta y encontré un pequeño «boudoir». Un espacio donde Ivana Neeskens. «Hombres más prestigiosos que usted han
el aire tenía una densidad distinta y la ambientación quería tenido la cortesía de recibirme en estas condiciones. Supon-
ser isabelina. O algo así. «Voy a traer el texto de tu obra», go que lo absurdo fue confundir su confianza con la dignidad
escuché que decía Ivana Neeskens desde lejos. Continué de un hombre y sus mentiras con la dignidad de un prestigio»,
examinando la intimidad del «boudoir» en la penumbra has- leía de un modo irreparablemente afectado. La alfombra no
ta que encontré una lámpara. Mientras la luz se asentaba, estaba mal. Sus pies quedaban por momentos a la altura de
imaginaba paredes decoradas con distintos aparatos y adminí- mi cara. Como los de una Virgen piadosa frente a un pere-
culos sexuales. Vibradores. Consoladores. Prótesis peneanas. grino exhausto. Tragué saliva y lo dije. «Podríamos lograrlo.
Arneses. Catalogados y acomodados con el profesionalismo de Quedarnos juntos. Emerger como una flor. ¿Paz y entendi-
un verdadero chacal, desde el zócalo hasta el techo. En cam- miento?», continuó leyendo Ivana Neeskens, sin prestarme
bio, en el «boudoir» había más fotografías de Ivana Neeskens. atención. Aclaré mi voz y volví a decirlo. Ella puso su única
En blanco y negro. Osadas, pero no lo suficiente para mis cara de tensión dramática y a sus pies —dedos de blanco
expectativas. «Son imágenes descartadas de distintas pro- marfil Blüthner— quedó la camiseta larga y blanca. Ivana
ducciones, siempre pido que me las graben», dijo Ivana Neeskens, con los ojos cerrados, estaba desnuda ante mí. En
Neeskens a mis espaldas. Estaba de pie junto a la puerta. silencio, como si esperara una ovación. Llámenla y pregúntele.
Ya no llevaba una minifalda sino una larga camiseta blanca, Insisto en que hay algunas instancias, fugaces e impercepti-

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bles, en las que es sencillamente imposible superar esa fic- su sonrisa. «La oportunidad que me estás dando con tu obra
ción magnífica y elocuente que los más optimistas llaman es única», dijo satisfecha. Casi espontánea. Levantó su
realidad. Pregúntenle si después de desnudarse no abrió los muslo derecho hasta que la rodilla quedó por encima de mi
ojos —fragmentos quebrados de luz bailando ante mí como cabeza —nunca me permitió moverme de la alfombra— y
un millón de ojos que me llaman— y caminó sobre la alfom- después de apoyar los dedos de su pie sobre mi frente, me
bra con la misma cadencia de una leona frente a un ratón empujó hacia atrás. No opuse resistencia porque ningún
que quisiera rugir. Recuerdo haber pensado que, desnuda, hombre en mi lugar hubiese dicho nada bajo el cuerpo escul-
Ivana Neeskens era tan alta como yo y mucho más bella que tural y deseante de Ivana Neeskens. Lo que ocurría en ese
cualquier otra mujer que hubiese visto en mi vida. Sin tru- momento me recatalogaría sexualmente por siempre. De eso
cos de iluminación. Sin maquillaje. Sin photoshop. Esta vez, me di cuenta cuando mis ojos se desviaron como perdidos
el pelo largo y meloso de Ivana Neeskens no cubría la curva hacia otra de las paredes del «boudoir» y vi los retratos de
rosada de sus pezones. No había una prenda imperceptible algunos de sus últimos amantes públicos. A pesar de su per-
de seda cubriéndole el pubis, como en las «producciones foto- fil retraído y casi temeroso —que no era, por supuesto, el
gráficas más osadas del verano», ni un diván blanco y asép- que yo descubría en ese momento—, Ivana Neeskens se ha-
tico como los que aparecían en sus ridículas publicidades de bía ido acostando, a lo largo de una carrera iniciada casi
tampones para adolescentes. No había nada entre su desnu- antes de la pubertad, con los galanes más cotizados del con-
dez y el mundo. Y, aún así, la realidad tangible de su cuerpo tinente, sin mayores contemplaciones. Muchos son actores
resultaba superior a la versión idílica de mi imaginación. hoy desconocidos. Intrascendentes sin ningún talento pero
Ivana Neeskens era la diosa desnuda que, de pie ante mí, que, al menos, pensaba mientras lamía y relamía «de arriba
colocaba mi cara entre sus piernas sólidas y delicadas. La hacia abajo», abandonarían sus grises existencias en este
diosa desnuda que me hacía lamer. «De arriba hacia abajo», mundo conformados con el recuerdo vívido de haber sido co-
la escuché ordenar desde el efluvio íntimo de su fama más gidos, alguna vez, cuando eran jóvenes y reconocibles, por
privada. No era una línea que recordara haber escrito en Ivana Neeskens. En mi caso, la erección furibunda bajo mi
ninguna parte de la obra. «Muy bien, así, muy bien», gemía pantalón reescribiría incluso mi lugar en el Panteón de la
Ivana Neeskens, revolviendo con furia todo mi pelo. Pre- Literatura Argentina. Eso pensaba cuando Ivana Neeskens
gúntenle. Porque, de hecho, recuerdo que diez minutos arrancó todos los botones de mi camisa y se apoyó en cucli-
más tarde, cuando mi lengua ya se había convertido en un llas sobre mi cara. Pero el momento de relajar mi lengua no
calambre doloroso a su disposición, Ivana Neeskens se detu- había llegado todavía. «Así, así, más», gritaba Ivana Nees-
vo con un brillo que hasta entonces no había registrado en kens, con una cadencia tenebrosa. No era la voz habitual de

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«la bella y natural Ivana Neeskens» que salía en las publici- tativa de algo maravilloso. Y entonces sentí sobre mi pecho
dades de shampoo, ni el tono amable de la «vegetariana y la tibieza prístina y quejumbrosa. Inmediatamente después,
ecologista comprometida Ivana Neeskens» que cada año sobre mi nariz y sobre mi boca, la lluvia cándida. No sé cuál
participaba en las campañas de las organizaciones ecolo- habría sido el modo más civilizado de actuar. Lo primero
gistas extranjeras, usufructuando su carita de ángel para que se me cruzó por la mente —a pesar de la pestilencia—
reclamar el fin de los abrigos de piel natural. «Quietito, fue que habría sido un accidente. Un desliz involuntario
quietito, ahí», la escuché decir mientras mi lengua se trans- producto de una desmedida dosis de placer, tal que los es-
formaba en una barra incandescente y agarrotada hasta la fínteres pudieran haber quedado olvidados sobre el atrio
más absoluta insensibilidad. Extasiado, intenté llevar mis de Venus. No quise gritar para no abrir otra vez la boca y
manos hacia el esplendor fresco de sus pechos —que algunos empeorar las cosas. Al menos para mí. Porque Ivana Nees-
de mis apreciados traductores habrán de llamar «senos» kens permaneció estática y complacida. En un silencio casi
para no perder el halo dramático del momento, o «tetas»— religioso. A pesar del olor a mierda de la cagada que acababa
pero Ivana Neeskens las alejó bruscamente, repitiendo en de soltar sobre mi culto pecho de «best seller» y el perfume
cuclillas sobre mi cara, en un tono que ni siquiera rozó lo acre de la meada sobre mi pelo. «Yo también soy un pájaro
simpático, que «me quedara quietito». Pensé en el lenguaje enfermo», pensé. También pensé que el mundo de la cultura
mudo de los cuerpos y obedecí. Era, supuse en aquel momen- es un lugar salvaje montado en un crimen perpetuo. Llá-
to, lo que cualquier hombre en mi situación hubiera hecho. menla. Pregúntenle. Interróguenla.
Dejarse llevar por los caprichos de Venus y no intentar
cambiar las reglas de su juego. No en su propio «boudoir».
Entonces Ivana Neeskens comenzó a moverse cada vez más
despacio, en un compás que ya no tenía ninguna conexión
conmigo. Sus ojos estaban cerrados y toda su cara parecía
atravesada por una expresión contenida de placer. La miré
durante unos segundos desde allá abajo —hechizado y bo-
quiabierto— como quien se maravilla ante el funcionamiento
de una máquina perfecta, incomprensible y mágica, como
esos majestuosos aviones que carretean y remontan vuelo
hacia otro mundo. «Quietito», volví a escucharla a Ivana
Neeskens, mientras yo también cerraba los ojos a la expec-

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Agradecimientos

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