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2015/09/22
POR JOSSIE MALIS*
1. Las ideas están en todas partes. Hay que aprender a cazarlas y para eso hay que acometer
una metodología cotidiana. Las anotaciones de sueños al despertar es un buen comienzo, el
inconsciente es una fábrica que nos regala ideas permanentemente, hay que saber cogerlas,
acariciarlas, malearlas y transformarlas para convertirlas en semillas de una buena historia.
2. Una libreta y un lápiz son los mejores aliados que uno puede llevar encima. Junto a la
cámara de nuestros espabilados teléfonos, componen un poderoso arsenal de herramientas
para capturar rápidamente aquellos detalles que por algún motivo se cruzan en nuestro
camino para ser parte de una buena historia. Hay que registrarlo todo.
3. Escribir, escribir y reescribir. Una buena idea no es suficiente para desarrollar un buen guión.
Es necesario construir los elementos y cimientos necesarios a su alrededor para articular una
historia que funcione desde el minuto uno. Hay que pensar como un mago que engaña a su
audiencia, esconder el truco final mientras la atención está puesta en otro lado, buscar el
golpe de efecto en el momento adecuado y sentir que el arco narrativo de tu propuesta se
cierra correctamente. El buen final es un buen comienzo.
4. Compartir las ideas con gente de tu entorno. Gente que esté al tanto del potencial proyecto
o no. Es importante el feedback de personas que no saben de tus intenciones para medir
reacciones y ver dónde pueden existir problemas en tu planteamiento narrativo. Hay que
ventilar las ideas, tener segundas opiniones o recurrir a script doctors en caso que sea
necesario.
6. La financiación de un proyecto audiovisual es una de las partes más complejas del proceso.
La dificultad para conseguir los recursos necesarios para desarrollar tu historia es proporcional
a cuantos homínidos necesites en tu proyecto. No hay recetas mágicas, esta es una profesión
que requiere recursos y aunque a esta escala suelen ser más asequibles en comparación a un
largometraje, siempre se trata de recursos que uno nunca suele tener a mano. Las ayudas
públicas para la financiación de proyectos suelen ser el camino oficial, aunque las webs de
crowdfunding son una herramienta fabulosa para mantener la independencia financiera en un
proyecto de corto. El no contar con recursos financieros tampoco tiene que ser un
impedimento, no hay excusas para proveerte de un equipamiento técnico si a día de hoy todos
llevamos cámaras de alta resolución en los bolsillos.
7. Asumiendo que ya tienes los recursos necesarios para comenzar a producir tu obra, una pre-
producción detallada y cuidadosa es vital a la hora de enfrentar cualquier tipo de producción.
Considerando las necesidades de tu guión, hay que llegar hasta el final para conseguir esos
disfraces de homínidos que son vitales para tu historia. Hay que escatimar en gastos, no en
ingenio.
10. ¡Felicidades! Ahora que ya tienes una película bajo el brazo es hora de darla a conocer al
mundo. Actualmente los medios son innumerables para distribuir un cortometraje. Las
plataformas de distribución a festivales están a la orden del día y las posibilidades de encontrar
una pantalla para que el público vea tu obra son interminables y globales. Hay que asumir el
rol de distribuidor con seriedad y dedicar el tiempo adecuado a este objetivo. Internet ha
facilitado muchísimo este trabajo y si no quieres dedicar tiempo a este propósito, también
puedes subir tu obra a plataformas de video online con tan sólo un par de clicks por aquí y por
allá.
http://www.revistaarcadia.com/cine/articulo/como-hacer-cortometraje/44314