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Andres Guerrero, Vanessa Ariza

 Sobre tipos de Estados


“Es preferible una mala democracia a una buena dictadura”, nos plantea Norberto
Bobbio, filósofo conocido de la política, pero crea a la vez en nosotros un gran
interrogante esta frase, ¿por qué afirma Bobbio en su análisis algo tan difícil de
comparar? A esto encontraremos respuesta con argumentos que sostengan esta
afirmación.

Empezando por conocer la dictadura, que nos muestra como solía ser un grupo
selecto de personas el que hacía uso del poder por falta de conocimiento del resto
de la población, eso hasta el siglo XIX, en el que los individuos empezaron a
alfabetizarse, lo que ayudó a un acceso progresivo de sectores amplios de la
población a la información y a la actividad política.

Tenemos por otro lado la democracia, haciendo partícipes a todos los miembros
de una comunidad, sin discriminar su religión, grupo étnico, raza, orientación
sexual, género, entre otros. Otra característica es la oportunidad para un individuo
de tener acceso libre a los medios de intervención política y el poder tomar
decisiones que respondan a las peticiones de la mayoría de ciudadanos sin dejar
de lado a la población más vulnerable.

Reconociendo las características que nos presentan ambas doctrinas políticas


podemos identificar fácilmente cuál tiene una inclinación más asertiva a lo que
esperamos vivir como individuos de una sociedad, en la que se nos respete el
derecho al voto, a la vida, a la libre expresión sin discriminar nuestras cualidades y
preferencias. Podemos identificar claramente como en las dictaduras son pocos
los que mandan, personas que suelen estar en la élite de una sociedad y que
cuyas decisiones tendrán una gran repercusión siempre en esta cúspide.

En referencia a lo afirmado por Bobbio, donde nos plantea que es mejor una
democracia mala que una buena dictadura, esto es justificable en el sentido de
que el humano siempre quiere tener libertad en sus actos, algo que hasta en la
peor de las democracias puede pasar, en contraste con las dictaduras, donde el
gobierno quedaba a cargo de una sola persona, donde en un gran número de
ellas, la libertad de los ciudadanos se ve vulnerada de gran manera en distintos
aspectos de su vida, donde tenía como única diferencia con la monarquía su
carácter temporal, como nos presenta Aristóteles.

A pesar de lo mala que puede ser una democracia, sigue ofreciendo a una
población ciertos derechos de libertad que no encontramos en una dictadura, y
tiene el factor de que los mandatos son temporales, para que así los ciudadanos
puedan  tener nuevas oportunidades con nuevos representantes de la Nación, con
los que podrían encontrar nuevas oportunidades para así empezar de nuevo y
solucionar las distintas problemáticas por las que estuviesen atravesando,
oportunidades que no tendríamos a nuestra mano en una dictadura. Y si, por más
descabellada que suene la afirmación hecha por el politólogo italiano, donde
apoya a un concepto mediocre sobre uno bueno, esta es más que acertada. Ya
que es mejor una democracia donde por lo menos se garanticen los derechos
humanos de los habitantes antes que ponerlos en riesgo en una dictadura donde
estos están a merced de su dictador.

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