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LA TEORIA DE LUIGI PAREYSON

Pensamiento hermenéutico y verdad


La hermenéutica, como teoría de la interpretación es
adoptada por los estetas contemporáneos en su amplia posibilidad
como un nuevo tipo de filosofía. Luigi Pareyson, su precursor,
relaciona la verdad con el pensamiento hermenéutico partiendo de
la distinción entre la filosofía que se basa en la razón
demostrativa y la que se basa en el pensamiento hermenéutico.
La primera se refiere al pensamiento objetivante, el cual
concibe la verdad como un objeto al cual podemos conocer en un
sistema acabado y definitivo. En cambio, para este autor la
verdad tal como se presenta, es abierta e inconclusa, por lo
tanto no podríamos tener de ella una formulación única y
definitiva. Lo que conocemos es una interpretación que hacemos
de ella.
Sin embargo, Pareyson aclara que se conoce lo que ya se
sabe, entonces la función del pensamiento hermenéutico en
relación a la verdad, es traer a la memoria algo que en el fondo
ya sabemos.
En definitiva en dicha relación la hermenéutica se
preocupa de la verdad, revelándola y haciendo que ella se
manifieste en el interior de la interpretación. La frase “no hay
verdad sino sólo interpretaciones” está diciéndonos que
cualquier interpretación es válida, porque lo que nos interesa
es ese camino distinto de concebir la verdad, aunque se
considere de esto una irracionalidad.

Proceso interpretativo en el arte


En el caso del arte, éste puede considerarse como un
proceso interpretativo en sus dos momentos: el de la lectura de
una obra y el momento de su producción.
En el libro “Conversaciones de estética” (1966) aparecen
las ideas fundamentales de Pareyson donde propone una revisión
del concepto arte, sustituyéndolo por una nueva concepción más
acorde a las condiciones actuales, teniendo en cuenta los
progresos tecnológicos, medios de difusión, etc. Él plantea que
no podemos hablar hoy en día del carácter absoluto de la obra de
arte, ya que ésta perdió las viejas cualidades de universalidad
y perennidad. Al concepto idealista del arte como “visión”, lo
opone al de arte como “forma”. Y al concepto de expresión, el de
producción; es decir la actividad de formar.
Pareyson considera a la obra como el resultado de un
proceso donde está involucrado un diálogo entre el artista y la
materia y entre el artista y lo que nos sugiere la materia; la
forma que se logrará. Para él “forma” es entendida como
organismo, es decir una unidad de elementos, una vida autónoma
que tiende a la armonía con sus propias leyes. El concepto de
materia reúne todo aquello que se pone en contacto en el proceso
de producción: los medios expresivos, las técnicas, las teorías,
los diversos lenguajes artísticos, etc.
El diálogo consiste en interrogar a la materia, y ese
interrogar tiene carácter interpretativo. Por lo tanto no hay
una relación única con la materia y la forma. A su vez en la
recepción de la obra no existe tampoco una interpretación única,
hay un proceso de interpretación donde se interroga a la obra y
se busca la perspectiva más reveladora. El intérprete se sirve
de su personalidad como instrumento para la lectura de la obra.
En ese diálogo se halla a su vez la manera de hacer de la
obra. Es decir; para Pareyson el arte consiste en hacer y en ese
hacer se inventa a su vez la manera de hacer. En el arte
invención y realización, intuición y ejecución, son simultáneos,
porque sólo haciéndola se descubre la obra.

Teoría de la formatividad
En esto consiste su teoría de la formatividad, un proceso
en el cual hay una experimentación por parte del artista, donde
se enfrenta a múltiples posibilidades, pero a la vez no dirige
sus operaciones al azar, la posibilidad válida es una sola. Son
intentos guiados por un concepto y esto significa someterse a la
propia voluntad de la obra. Ese concepto no es metafísico, sino
que en cada momento de la producción de la obra aparece como
necesidad interna; la propia voluntad de la obra.
La obra se va clarificando lentamente en los distintos
pasos de un proceso en que el artista se somete y que sólo una
vez terminado, es consciente que tomó el único camino posible
para realizar la obra. Podemos decir entonces que en la creación
artística hay un camino de aventura, donde la actividad del
artista se compone de intuiciones, diálogo con la materia,
ensayos, errores, búsqueda, etc. A esta búsqueda Pareyson la
denomina forma formata, pero que contiene a su vez la forma
formans; es decir; el resultado de esa búsqueda; la organización
de todo eso, porque las reglas de la producción se descubren en
el propio hacer, en la propia aventura, esto es la
intencionalidad de la obra que orienta al artista a tomar una de
las múltiples posibilidades que se le presentan en el camino.
La unidad o la conciliación de la forma formata y la forma
formans, es el punto principal de la teoría de la formatividad.
La verdadera pre-existencia de la obra es eso; forma formata y
forma formans al mismo tiempo, es ley y el resultado de su
aplicación a la vez. Formar la obra significa entonces, inventar
la obra y al mismo tiempo el modo de hacerla; tanteo y
realización ordenada; dos momentos de un mismo accionar.
Por lo tanto, dice Pareyson, la actividad del artista y la
intencionalidad de la obra se relacionan en una dialéctica donde
la creatividad se ve exaltada cuanto más se somete a la voluntad
de la obra, es decir cuanto más claramente se acerca a ese único
camino posible de la definitiva forma de la obra.
ESTAMOS EN LA ERA DE LA POS-AURA?

Para tener en cuenta y resaltar algunos conceptos del texto "La


obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica":

Walter Benjamin se refiere a las siguientes categorías en


relación al arte tradicional: singularidad, autenticidad y
perdurabilidad, las cuales han sido desacreditadas con las
nuevas formas de arte (para él serían la fotografía y el cine,
de acuerdo a la época en que escribe su ensayo). Autenticidad de
una obra es aquello que no se puede copiar: el momento preciso
en que fue producida, el "aquí y ahora", lo que podemos copiar
es su imagen. La singularidad, la obra única, ha sido el factor
determinante de la consideración de las "bellas artes" desde el
siglo XV. Y que ésta obra sea perdurable refuerza los contenidos
de la tradición y la historia del arte. Estos elementos componen
el aura de una obra. Por lo tanto el aura de una obra no se
puede reproducir. El aura es lo que le da prestigio al original.
Lo que nos envuelve en un "halo" de la experiencia estética.

El valor cultural o cultual, es el que ha perdurado en la obra


tradicional, como objeto de culto, en su función de origen
religioso o ritual. Aún en la secularización de la obra el lugar
sacralizado está dado por lo singular, lo original y lo único,
donde aparece la huella del "genio".

En la reproductibilidad técnica el valor cultual es sustituido


por el valor expositivo o exhibitivo. Lo múltiple, la copia, la
repetición, es valorado en su proceso reproductivo por tener la
característica esencial de ser exhibido, por lo que según el
autor produce la democratización de la obra. Por lo que Benjamin
concluye que en la época de la reproducción técnica de la obra
de arte, se atrofia o se destruye el aura.

El principio de reproducción es relativo al propio proceso de


construcción de las obras, es decir que no se está hablando
exclusivamente de la copia sino de la reproducción como estatuto
de la obra.

Para acompañar estos conceptos invitamos a aportar desde lo


leído, la percepción que tuvieron sobre estos y otros temas, y
convocamos a una reflexión sobre la actualidad con el apoyo del
artículo "La sonrisa de la Gioconda o el aura de la
reproductibilidad". Pueden abrir los comentarios.

Publicado por Taller Musso 6 comentarios:

26 de abril de 2010
Breve biografía de Walter Benjamin

Walter Benjamin nació el 15 de julio de 1892 en Berlín, donde


comenzó sus estudios de filosofía. Fue conocido principalmente
por sus ensayos filosóficos y como crítico. Como sociólogo y
crítico cultural combinó ideas místicas judías con una
perspectiva proveniente del materialismo histórico para lograr
así una contribución totalmente nueva a la filosofía marxista.
Como erudito literario, tradujo textos escritos por Marcel
Proust y Charles-Pierre Baudelaire, y su ensayo La tarea del
traductor es uno de los textos teóricos de traducción más
conocidos.

Huyó siempre del pensamiento sistemático, de la unidad y de la


claridad analítica para presentar sus ideas y opiniones en
constelaciones, pequeñas iluminaciones y fragmentos de
reflexión. El universo discursivo benjaminiano no es fácil de
resumir, ni de acceso inmediato. Las Tesis sobre la filosofía
de la Historia (1940), uno de los últimos textos de Benjamin,
fue lo más cercano a tal síntesis, y junto con el ensayo La
obra de arte en la era de su reproducción técnica (1935), está
entre sus textos más leídos.

El Passagen-werk o Libro de los pasajes, el proyecto de vida de


Benjamin, fue una enorme colección de escritos sobre la vida en
París en el siglo XIX, especialmente trataba sobre las galerías
externas techadas las cuales creaban la distintiva vida exterior
y cultural. El proyecto, el cual muchos eruditos creen que pudo
haber sido uno de los mas grandes textos de criticismo cultural
del siglo XX nunca fue terminado; fue póstumamente editado y
publicado en muchos idiomas en su forma inconclusa.

En 1923 tuvo los primeros diálogos con T.W.Adorno, con quien


forjaría una amistad polémica según lo testimonia la
correspondencia entre ambos. Cierto sentido de lo místico y la
peculiar concepción del marxismo que tenía Benjamin resultaban
provocativos para Adorno quien, no obstante, fue uno de los
lectores más importantes de la obra de Benjamin y casi como un
curador de arte, junto a Scholem realizó las ediciones póstumas
de sus escritos. Por otra parte es conocida la influencia de
Walter Benjamin en todo el conjunto de pensadores de la Escuela
de Frankfurt así como las discusiones sobre sus escritos
publicados en la Revista de Investigación Social, órgano central
de dicha corriente de pensamiento.

Ante el avance nazi sobre Francia, en 1940 huye con su hermana y


consigue un visado para viajar a Estados Unidos. Se suicidó en
Port Bou en la frontera hispano-francesa, mientras intentaba
escapar, al creer que el paso de su grupo a través de la
frontera le sería negado. Posiblemente debido al suicidio de
Benjamin, al resto del grupo le fue permitido cruzar la frontera
al día siguiente. Adorno lo estaba esperando en Nueva York.

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