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Estudios de La Comunicacion Leon Duarte PDF
Estudios de La Comunicacion Leon Duarte PDF
Estrategias metodológicas y
competencias profesionales
en Comunicación
Gustavo Adolfo León Duarte
(Coordinador)
Grupo de Enseñanza e Investigación de la Comunicación en América Latina
Una generación de conocimiento del Grupo de Enseñanza e Investigación de la Comunicación en América Latina (GEIC-AL)
de la Universidad de Sonora.
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tores o de sus representantes.
“Este libro se publicó con el apoyo del Programa Integral de Fortalecimiento Institucional C/PIFI-2009-26MSU00115Z-10-01”
ISBN: 978-607-32-0956-4
ISBN e-book: 978-607-32-0957-1
ISBN e-chapter: 978-607-32-0958-8
ISBN: 978-607-8158-23-2 (UNISON)
Capítulo 2
Nuevos retos de la docencia en la formación de competencias
comunicacionales. El caso de la Teoría de la Comunicación 19
Introducción 20
¿Qué es teorizar? 20
Del aprendizaje por objetivos al aprendizaje de competencias 23
Percepción de los estudiantes sobre las competencias adquiridas 28
Conclusiones 34
Bibliografía 36
Capítulo 3
El papel de la ética y la deontología de las relaciones públicas
en la formación de competencias comunicacionales 37
Introducción 38
Competencias comunicativas interdisciplinares de las RP. Los campos de acción 40
Los actores 42
La responsabilidad social corporativa (RSC) y las RP 42
Conclusiones 49
Bibliografía 49
iv Estudios de la comunicación
Capítulo 4
Gestión de la comunicación integrada en las organizaciones:
competencias básicas para la formación del gestor 51
Introducción 52
Clasificación de las organizaciones en una sociedad cambiante 53
Dimensiones organizacionales en la sociedad global 55
La responsabilidad social organizacional (RSO) 65
Ámbitos de interacción de los múltiples tipos de comunicación en las organizaciones 66
Presentación del gestor de la comunicación integrada de las organizaciones (GeCIO) 74
Competencias que se requieren para la formación del gestor de la comunicación
integrada en las organizaciones (GeCIO) 75
Competencias fundamentales de comprensión de las organizaciones 75
Competencias fundamentales de responsabilidad social 76
Comunicación mercadológica (públicos externos) 77
Comunicación creativa (públicos internos, intermedios, externos) 78
Comunicación corporativa (públicos internos, intermedios, externos) 79
Comunicación interna u organizacional (públicos internos e intermedios) 79
Comunicación administrativa 81
Conclusiones 81
Bibliografía 82
Capítulo 5
Competencias básicas para la enseñanza y la investigación
de la comunicación. El manejo del texto y el contexto
comunicacional 83
Introducción 84
Lectura crítica no androcéntrica: la identificación de las y los protagonistas 86
Enunciamiento del campo intelectual. Posiciones, estrategias y prácticas científicas 88
Principios y momentos de inmersión metodológica. La posición en el sistema de relaciones 92
Exclusión. Trastocamiento y regulación del discurso 94
Dos esbozos finales. Estudio bibliométrico y examen reinterpretativo 96
Bibliografía 97
Anexo 1 99
MICECC. Instrumento de observación y codificación de categorías de análisis
e indicadores descriptivos 99
Contenido v
Capítulo 6
Competencias metodológicas desde la perspectiva cualitativa
para la generación de conocimiento en comunicación y educación 101
Introducción 102
Paquete metodológico 102
Grupo focal 102
Fases de implementación 103
Grupo de Trabajo Colaborativo (GTC) 106
Fase de discusión y exposición 107
Conclusiones 110
Bibliografía 110
Capítulo 7
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta
constructivista para una ciencia emergente 111
Introducción. Sobre un proyecto y parte de su camino 112
¿Va bien la ciencia de la comunicación? 113
¿Es la comunicología posible un estadio de conocimiento más avanzado
que la comunicología histórica? ¿Es la comunicología posible un estadio
de conocimiento más avanzado que las ciencias sociales? 116
El proceso de crítica epistemológica de la comunicología 118
¿Necesita la comunicología una epistemología distinta, sistémica, constructivista y compleja? 121
Bibliografía 124
Acerca de los autores
Gustavo Adolfo León Duarte (doctor). Es líder del Grupo Enseñanza e Investigación
de la Comunicación en América Latina (GEIC-AL). Es profesor investigador titular en el
Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación de la Universidad de So-
nora. Es doctor en Periodismo y Ciencias de la Comunicación. Es miembro del Sistema
Nacional de Investigadores de México del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de
México (Conacyt), y evaluador acreditado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
de México (RCEA) en el área de las Ciencias Sociales y Económicas. Ha publicado más de
70 artículos en libros y revistas especializados, y es autor de varias obras como Escola
Latino-americana de Comunicação. A nova hegemonia (2008); La nueva hegemonía en el
pensamiento latinoamericano de la comunicación (2009); y Sobre la institucionalización de
la comunicación en América Latina (2010).
María Elena Cano García (doctora). Es profesora titular del Departamento de Didáctica
y Organización Educativa de la Universitat de Barcelona. Es doctora en Filosofía y Cien-
cias de la Educación. Tiene publicados más de 30 artículos y algunas de sus principales
obras son: Organización, calidad y diversidad (2003); Evaluación de la calidad educativa
(1998, 1999 y 2000) y María Montessori y el método de la pedagogía científica.
Jesús Galindo Cáceres. Es doctor en Ciencias Sociales. Autor de 23 libros y más de 200
artículos publicados en 13 países de América y Europa. Profesor invitado en Argentina,
Brasil, Colombia, Perú, España y México. Promotor cultural de diversos proyectos des-
viii Estudios de la comunicación
de 1972. Miembro del Programa Cultura desde 1985. Miembro del SNI-Conacyt desde
1987. Coordinador del Grupo de Acción en Cultura de Investigación (GACI) desde 1994.
Promotor de la Red de estudios en teoría de la comunicación (Redecom) y del Grupo
Hacia una Comunicología Posible (GUCOM) desde 2003.
María Antonieta Rebeil Corella. Doctora en Ciencias Sociales por la UIA. Directora del
Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA) de la Escuela de Comuni-
cación de la Universidad Anáhuac, México Norte. Es coordinadora de Investigación del
CONEICC (2006-2009). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Cuenta con
más de 25 años de experiencia en investigación. Es coordinadora de varios libros: Ética,
violencia y televisión (2007); Comunicación estratégica en las organizaciones (2006, 2008);
El poder de la comunicación en las organizaciones (2000); Perfiles del cuadrante (2005). Y
coordinó los Anuarios de Investigación de la Comunicación, núms. XIII, XIV y XV del CO-
NEICC (2006, 2007 y 2008).
Jorge Alberto Hidalgo Toledo. Maestro en Humanidades. Investigador titular del Cen-
tro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA). Titular de la Cátedra FISAC
Anáhuac en Comunicación y fue titular de la Cátedra Televisa en Innovación en Conte-
nidos. Es coautor de: Comunicación masiva en Hispanoamérica: Cultura y literatura me-
diática (Stanley Baran, 2005), y ha participado con capítulos en los libros: Global Public
Relations Handbook (2008); Ética, violencia y televisión (2007); Comunicación estratégica
en las organizaciones (2006).
Este reto constituye una fortaleza para las instituciones educativas que asuman
la responsabilidad de formar la masa crítica que llene de nuevo contenido la
unidad indiscutible de las Ciencias y las Humanidades, de la cultura general, y
la del especialista, de la teoría y la práctica, y ésta con sus expresiones en las téc-
nicas y las artes, y unas y otras, con un conocimiento de lo general y lo particular
del mundo —en su sentido natural y político (González, 1990).
En la actualidad, pocos especialistas dudan de que uno de los cambios más profun-
dos que trae consigo la creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) es la
apuesta decidida por centrar la atención de los procesos formativos en los aprendizajes
de los estudiantes y, particularmente, en los resultados de aprendizajes expresados en
términos de competencias. Es ésta una apuesta zanjada por un currículum basado en
competencias profesionales integradas que articule conocimientos globales, conoci-
mientos profesionales y experiencias laborales que examine en primer término las ne-
cesidades y problemas de la realidad.
De la misma forma que sucede en Europa, en México, como en muchos otros países
de América Latina, tales necesidades y problemas se definen mediante el diagnóstico de
las experiencias de la realidad social, de las prácticas profesionales, del desarrollo propio
de la disciplina y del mercado laboral. Esta combinación de elementos permite identificar
las necesidades hacia las cuales se orientará la formación profesional; de donde se des-
prenderá también la identificación de las competencias profesionales integrales o gené-
ricas, indispensables para el establecimiento del perfil de egreso del futuro profesional.
Una aproximación de competencia profesional en el ámbito educativo puede alcan-
zarse a partir de la elaborada por Echeverría (1993), al descomponer las competencias
profesionales desde los pilares de la educación propuestos por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 1998). Estas defini-
ciones de competencias profesionales son:
Bibliografía
Echevarría, B. (1993). Formación profesional. Guía para el seguimiento de su evolución,
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UNESCO (1998). La educación superior en el siglo XXI: Visión y acción. Conferencia Mundial sobre
Educación Superior, París, 5-9 de octubre de 1998, Informe final, tomo I.
Capítulo
1
La evaluación por
competencias en la
Educación Superior1
Introducción
La creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) trae aparejados cambios
diversos y profundos. Un primer cambio hace referencia a las titulaciones, que han comen-
zado a diseñarse de modo que permitan armonizar los títulos y para que den respuesta a
las necesidades actuales (y de ser posible, también futuras). Otro de los cambios centrales
es la apuesta decidida por enfocar la atención de los procesos formativos en los aprendiza-
jes de los estudiantes y, más concretamente, en los resultados del aprendizaje expresados
en términos de competencias. Algunas titulaciones (por ejemplo, todas aquellas que han
sido titulaciones piloto) han avanzado en los diseños por competencias y han estimulado
cambios metodológicos. Sin embargo, no todas han previsto un sistema de evaluación
por competencias. La evaluación queda de nuevo relegada a un segundo plano, desgaja-
da de los procesos de enseñanza-aprendizaje, (aislada)… Esta inquietud nos lleva a traba-
jar2 sobre la necesidad de revisar los sistemas de evaluación por competencias para que el
cambio propuesto sea real y efectivo. Ése es, pues, el objeto del presente documento.
1
Una versión del presente documento originalmente apareció publicada en: Profesorado. Revista de cu-
rrículum y formación del profesorado, núm. 12, año 3 (2008). La revista Profesorado es una publicación
interdisciplinar de carácter científico-académico y divulgativo, que publica cuatrimestralmente el Gru-
po de Investigación FORCE, de la Universidad de Granada. Está dirigida a investigadores y profesionales
de la educación en general, y pretende fomentar el debate científico-profesional, el intercambio de
ideas y la difusión de resultados de investigación. Disponible en: http://www.ugr.es/~recfpro/
2
Este interés nos llevó a solicitar un proyecto de investigación, actualmente en curso, sobre “Evalua-
ción de competencias de los estudiantes universitarios ante el reto del EEES: descripción del escenario
actual, análisis de buenas prácticas y propuestas de transferencia a diferentes entornos” (Referencia
SEJ2007-65786/EDUC).
La evaluación por competencias en la Educación Superior 3
piarse de ella para generar el conocimiento necesario que nos permita resolver
las situaciones que se nos presenten. Eso es precisamente lo que pretenden los
diseños curriculares por competencias: que las personas desarrollen capacidades
amplias que les permitan aprender y desaprender, a lo largo de toda su vida, para
ser capaces de adecuarse a situaciones cambiantes. Es posible que no ocupemos
el mismo puesto de trabajo toda la vida; quizá no desempeñemos ni siquiera la
misma profesión. Necesitamos conocimientos, habilidades y actitudes que nos
faciliten esa flexibilidad que se hará imprescindible.
2. Ligado al cambio acelerado del saber, hallamos la complejidad: el conocimiento es
cada vez más complejo, obedeciendo a una lógica posmoderna que nos es difícil
articular porque equiparamos complejidad y complicación. Las clásicas divisiones
entre asignaturas o las clasificaciones de los saberes parecen no servir en el con-
texto actual. Debe eliminarse la fragmentación y apostar por un conocimiento
integrado que, como sugiere Morin (2001), supere la súper especialización y el re-
duccionismo que aíslan y separan. Las competencias constituyen una clara apues-
ta en esta línea, proponiendo la movilización de conocimientos y su combinación
pertinente para responder a distintas situaciones en contextos diversos.
3. Se hace cada vez más necesaria una formación integral que permita a las perso-
nas enfrentarse a una sociedad incierta —sociedad en red y con primacía por
las nuevas técnicas de la información y la comunicación (NTIC)— pero con riesgo
de una brecha digital; sociedad globalizada pero con un fuerte aumento de to-
talitarismos y fundamentalismos; sociedad del bienestar pero con riesgo de un
creciente consumismo compulsivo, etcétera.
Cuadro 1.1
Polo 1 Polo 2
Paradigma positivista. Paradigma interpretativo.
Concepción técnica. Concepción holística.
Taylorismo, fordismo. Trabajo complejo que no se resuelve con un
algoritmo o protocolo, sino que exige iniciativa,
transferencia e innovación.
Prescripción cerrada: ejecución de tareas simples Acto complejo.
de acuerdo con estándares prescritos.
De corte conductual. De corte cognitivo.
Ligada a la cualificación profesional y al Ligada al desarrollo profesional y personal más allá
desempeño de tareas concretas en puestos de puestos de trabajo concretos.
laborales.
Concebida como un conjunto de destrezas para Concebida como “saber actuar”. Demanda
realizar una función productiva. reflexión teórica, tener presente el propósito y las
consecuencias o impactos.
Fuente: Elaboración propia.
Es obvio que se apuesta por la segunda perspectiva. Le Boterf (2000) nos previene
contra una definición débil de las competencias (suma de conocimientos de saber hacer
o saber estar, o como la aplicación de conocimientos teóricos o prácticos) y nos recuerda
que la competencia no es un conglomerado de conocimientos fragmentados, no está
hecha de migajas de saber hacer; es un saber combinatorio que no se transmite, sino
que el centro de la competencia es el sujeto-aprendiz que construye la competencia
a partir de la secuencia de las actividades de aprendizaje que movilizan múltiples co-
nocimientos especializados, es decir, el profesor sólo crea condiciones favorables para
la construcción siempre personal de las competencias. Para Le Boterf (2000) la persona
competente es la que sabe construir saberes competentes para gestionar situaciones
profesionales que cada vez son más complejas.
Así pues, en la línea de Philippe Perrenoud (2004a, 2004b) entendemos las capaci-
dades en un sentido amplio, flexible y creativo, desde una concepción más cercana a la
perspectiva cognitiva, más rica y profunda, y que supone entender las competencias
como capacidades muy vastas, que implican elegir y movilizar recursos, tanto persona-
les (conocimientos, procedimientos, actitudes), como de redes (bancos de datos, acceso
documental, especialistas…), y realizar con ellos una atribución contextualizada (espa-
cio, tiempo, relación).
En este sentido, rescatamos tres elementos que caracterizan las competencias, tal y
como las concebimos, y que nos pueden aproximar a su comprensión:
1. Articulan conocimiento conceptual, procedimental y actitudinal, pero van más
allá. El hecho de acumular conocimientos no implica, necesariamente, ser com-
La evaluación por competencias en la Educación Superior 7
c) Pensar tanto en el qué queremos que aprendan los alumnos, como en el cómo
creemos que pueden aprenderlo, y por supuesto, en el para qué.
d) La reducción de sesiones presenciales dedicadas al conocimiento conceptual
sobre el que tradicionalmente giraban muchas asignaturas para buscar medios
de apropiación del mismo, a partir del trabajo autónomo (permitiendo así que
las sesiones presenciales se dediquen al aprendizaje cooperativo, al debate, a la
construcción de conocimiento).
Nada de esto es nuevo: ya se venía trabajando sobre esta línea, por lo que hemos
de partir del rescate de aquello que ya hacíamos y que es útil para darle una dimensión
colectiva, buscando con los compañeros catedráticos sinergias que lleven a diseños
curriculares más coherentes y sostenibles, tanto para nosotros como en términos de
la carga de trabajo que suponen para el alumnado. Quizá lo verdaderamente nuevo
sea un cambio en la perspectiva: pasar de los planes de estudio construidos a partir
de la sumatoria de fragmentos yuxtapuestos (que llevaban a que el alumno, al finalizar
sus estudios, atesore una cantidad de conocimientos, a veces inconexos y a veces poco
significativos), a los diseños curriculares que parten del perfil del graduado que desea-
mos. Este perfil (que no debe ser sólo profesional) es el que nos compromete a todos
y cada uno de nosotros como profesores, el cual trata de desagregar las competencias
que caracterizan ese perfil, de modo que pensemos de forma conjunta cómo podemos
contribuir desde cada materia (y, finalmente, si procede, desde cada asignatura) a que el
alumnado desarrolle dichas competencias.
Por lo tanto, desde el conocimiento de cada asignatura (¡en la base de la competen-
cia se halla el conocimiento!) se trata de ofrecer experiencias de aprendizaje que permi-
tan progresar en el desarrollo de las competencias seleccionadas. Para ello…
• Hay que ser cuidadoso en el diseño de dichas competencias (se puede partir del
libro blanco elaborado para el grado, pero también se hacen necesarios otros
documentos como las competencias transversales por las que cada universidad
haya apostado, o estudios y análisis que se hayan realizado para ese contexto
y que ayuden a perfilar el egresado que se desea formar). A partir de estos do-
cumentos sería interesante seleccionar pocas competencias, tanto específicas
como transversales, pero muy relevantes.
• Hay que ser conscientes de que no todas las asignaturas trabajarán todas las
competencias; por lo tanto, que cada materia o, si procede, cada asignatura se
comprometa a ofrecer oportunidades de desarrollo únicamente de aquellas
que, por la lógica de su disciplina, por la metodología que utilizan, por su situa-
ción en el plan de estudios, pueden realmente trabajar.
• Se debe asegurar que cada competencia es promovida desde diferentes cursos
y campos de conocimiento, diseñando una suerte de escala en la progresión de
dicha competencia, estableciendo niveles de competencias. Para ello, es posible
La evaluación por competencias en la Educación Superior 9
3
Por ejemplo: Universitat de Barcelona (2006). Normes reguladores dels plans docents de les assigna-
tures per als ensenyaments de la Universitat de Barcelona segons les directrius de l’Espai Europeu d’Edu-
cació Superior, Universitat de Barcelona. Disponible en: http://www.ub.edu/comint/projdocent/docs/
normes_reguladores.pdf
4
Universitat Rovira i Virgili (s/d). Guia de metodologies docents. Tarragona: Universitat Rovira i Virgili.
Disponible en: http://www.sre.urv.es/web/pled/modules/pla/gmd.pdf
10 Estudios de la comunicación
gan una dimensión colectiva (que no nos lleven a fragmentar el aprendizaje a partir de
la acumulación de pequeñas tareas múltiples para cada asignatura, la cual desvirtuaría
el sentido de una propuesta de aprendizaje significativo y, a la vez, daría la sensación de
parcelación y, posiblemente, de desproporción, al alumnado).
Respecto de la tutorización del alumnado, la selección y creación de materiales di-
dácticos, el uso de recursos tecnológicos al servicio del aprendizaje, entre otros, nuestro
papel también deberá incrementarse.
Para finalizar, respecto de la evaluación, nuestra actividad —y nuestra cultura— de-
berá ser decididamente diferente. En ocasiones, este es el aspecto que queda más des-
cuidado y que, por tanto, será abordado en el siguiente punto con mayor detalle.
tarse por parte del profesorado, de los compañeros o del propio estudiante
(o por todos ellos, en un modelo de evaluación de 360º), pero en cualquier
caso debe proporcionar información sobre la progresión en el desarrollo de
la competencia y sugerir procesos de mejora. En este sentido, autores como
McDonald et al. (2000), Stephen y Smith (2003), Scallon (2004), Gerard (2005),
Laurier (2005), De Ketele (2006) o Gerard y Bief (2008) han realizado un análi-
sis de lo que son los diseños por competencias y de lo que implica la evalua-
ción por competencias.
• La evaluación ha de ser coherente con el resto de los elementos del diseño forma-
tivo, ha de hallarse integrada en el mismo. Por ello las experiencias metodológicas
más coherentes con los diseños por competencias, como son las simulaciones,
los proyectos, el APB, entre otros, llevan asociadas actividades evaluativas muy
relevantes para la evaluación por competencias. Los trabajos de Segers y Dochy
(2001) o de Gijbels et al. (2005) han resultado muy ilustrativos en este punto.
• La evaluación ha de hacer más conscientes a los estudiantes de cuál es su nivel
de competencias, de cómo resuelven las tareas, de qué puntos fuertes deben
potenciar y qué puntos débiles deben corregir para enfrentarse a situaciones de
aprendizaje futuras. Este proceso de autorregulación, tratado, entre otros, por
Boekaerts, Pintrich y Zeidner (2000) va a ser esencial para seguir aprendiendo a
lo largo de toda la vida (Life Long Learning) y, constituye en sí mismo, una com-
petencia clave.
Si nos preguntamos por las consecuencias que los diseños por competencias tienen
sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje y, especialmente, sobre los procesos de
evaluación, podemos sintetizar estas implicaciones en el siguiente cuadro:
Cuadro 1.2
El concepto competencias Consecuencias para la e-a Posibles
implica… y la evaluación instrumentos
Integrar conocimientos, Oportunidades de exhibir esta Proyecto final.
habilidades y actitudes. integración. Practicum.
Realizar ejecuciones. Evaluar ejecuciones Tablas de observación
(performance-based assessment). (check-list, escalas,…).
Actuar de forma contextual. Evaluar el conocimiento Simulaciones.
de cuándo y cómo aplicar
los conocimientos
disponibles.
Entenderlo de forma dinámica Evaluar el desarrollo. Rúbricas. Evaluación a lo largo del tiempo
(no “se es” o “no se es”). (diagnóstica).
Actuar con autonomía, Evaluar la capacidad de Mecanismos de autorregulación.
corresponsabilizándose del autorreflexión. Portafolios.
aprendizaje (LLL).
A modo de epílogo
Los diseños por competencias en el marco del Proceso de Bolonia constituyen un
tema controvertido. Para algunas personas esta nueva concepción pone en peligro los
conocimientos; para otras es una “moda”; para otras más es simplemente una nueva
terminología, una apariencia o “fachada” diferente de los planes de estudio para que,
en la realidad, no cambie nada y todos sigamos haciendo lo de siempre. Por ello es im-
portante clarificar, como ya hemos indicado, que no se trata de nada revolucionaria-
mente nuevo. Siempre se han trabajado las competencias puesto que hemos formado
personas competentes. Se trata de una nueva lógica, de una nueva mirada, donde la
currícula más que alcanzarse con base en la acumulación de conocimientos discipli-
nares fragmentados se diseña a partir del perfil holístico de ciudadano5 que desea-
5
Existe el riesgo, del que hay que alertar, de sesgar las competencias hacia un perfil sólo profesional. En
esta línea, hay quien, en los diseños por competencias, ve un discurso técnico propio de una lógica po-
sitivista, según la cual priman las competencias demandadas por contextos laborales (Barnett, 2001) en
detrimento de ciertas competencias tradicionalmente “académicas”; es decir, donde lo que vale es el
La evaluación por competencias en la Educación Superior 15
mos formar, pero donde los conocimientos de cada disciplina siguen, por supuesto,
manteniéndose. En la base de la competencia está el conocimiento. Tendremos que
preguntarnos qué tipo de conocimiento y a través de qué tipo de experiencias de
aprendizaje; sin embargo, es evidente que las competencias incorporan los conteni-
dos, y se construyen a partir de los mismos.
Por ello, el cambio está fundamentalmente en el “cómo” se pueden aprender los
contenidos (en un contexto donde la información es fácilmente accesible) y afecta a
la planificación, a la metodología y a la evaluación. Se requieren nuevos marcos de
trabajo, colegiados, donde tenga cabida el desarrollo de experiencias de aprendizaje
atractivas e integradas. Y todo ello ha de llevar aparejado un cambio en la evaluación
en la línea de lo que hemos señalado con anterioridad. Si cambiamos la evaluación
(no sólo la instrumentación y los agentes implicados, sino su propia lógica y la finali-
dad al servicio de la cual la ponemos), con probabilidad cambiaremos todo el proceso.
Pasemos de una evaluación de los aprendizajes a una evaluación para los aprendiza-
jes y busquemos que ésta logre el impacto último que cualquier reforma educativa
debiera buscar: que nuestros alumnos aprendan mejor y estén más preparados para
afrontar el futuro.
conocimiento instrumental y, por tanto, existe el peligro de que ciertos aspectos humanistas queden
desatendidos. En este sentido hay que reivindicar que el perfil del graduado integre todo tipo de com-
petencias, y que las demandas que nos llegan de la sociedad no sean sólo laborales. Por ejemplo, las
experiencias de aprendizaje-servicio que algunas universidades están realizando son una buena muestra
de la incorporación de la posible relación universidad-sociedad más allá de lo estrictamente laboral.
16 Estudios de la comunicación
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Introducción
El Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) plantea un reto muy importante a los
profesionales de la docencia universitaria. Éste es todavía más claro para aquellos que
impartimos asignaturas eminentemente teóricas, sin relación directa con la labor pro-
fesional cotidiana de la mayoría de los nuevos licenciados o graduados. Dichas asig-
naturas son las que pretenden enseñar a pensar, a desarrollar un pensamiento crítico,
a entender el mundo en el que vivimos. Con este texto pretendemos, en primer lugar,
responder una pregunta que a veces, como profesores de teoría, nos plantean los estu-
diantes: “Y esto, ¿para qué sirve?”. En segundo lugar, recordaremos que hasta ahora en
la programación de toda asignatura se debían plantear unas metas educativas y unos
objetivos generales y específicos de la asignatura, mientras que en el marco del EEES se
ha pasado al aprendizaje por competencias.
Así pues, nos plantearemos cuáles son las posibles competencias que los estudian-
tes podrían alcanzar en una asignatura como Teoría de la Comunicación. Por último,
explicaremos dos experiencias recientes y distintas, una on line y dos presenciales, en la
docencia con dicha asignatura, y los resultados de tres encuestas hechas a los estudian-
tes sobre las competencias adquiridas.
¿Qué es teorizar?
Parece lógico pensar que en una asignatura considerada teórica lo que se enseña es a
teorizar. Así pues, lo primero que debemos plantearnos es qué es teorizar. Si acepta-
mos, siguiendo a Carlos Sandoval (1993: 11-24), que “teorizar es pensar, crear, relacio-
nar, contrastar, imaginar”, podríamos señalar que algunas de las tareas de la actividad
de teorizar son:
1. Interpretar la realidad. En una sociedad cada día más compleja, se hace nece-
sario ofrecer instrumentos que permitan interpretar la realidad. Sandoval (1993:
18-19) sitúa el conocimiento social al menos en dos lugares:
a) La investigación de los sujetos. Es importante estudiar las formas de pensar
y sentir de los sujetos. Es la perspectiva de la comprensión cuyo objeto de
estudio es el significado de las representaciones.
b) La investigación de lo estructural. Se trata de investigar las reglas de las ins-
tituciones sociales. Es la perspectiva de la explicación en la que se trata de
analizar las causas sociales.
2. Hacer una crítica de lo existente. Otra de las funciones de teorizar es desarro-
llar el sentido crítico. Para ello, como paso necesario, se debe hacer entrar en
crisis, en el sentido de mostrar aspectos o niveles desconocidos de la realidad
multifacética; profundizar en las causas que la provocan o, como mínimo, in-
troducir la duda hacia explicaciones y representaciones asumidas sin reflexión.
Nuevos retos de la docencia en la formación de competencias comunicacionales… 21
Con este apartado se pretende ofrecer una primera panorámica global (histórica,
conceptual y metodológica) de la teoría de la comunicación. Los tres apartados siguien-
tes hacen referencia a cada una de las perspectivas interpretativa, funcionalista y crítica
de la comunicación.
Estos tres apartados tienen objetivos específicos comunes:
• Ser capaz de esquematizar las características generales de esta perspectiva.
• Poder diferenciar las diversas corrientes que la componen.
• Conocer los conceptos fundamentales.
• Utilizar estas teorías para explicar fenómenos comunicativos.
• Adquirir una visión crítica de las aportaciones de esta perspectiva.
Nuevos retos de la docencia en la formación de competencias comunicacionales… 25
Llegados a este punto se hace necesaria otra diferenciación. Por un lado, tenemos
las competencias transversales y, por otro, las competencias específicas. Las competen-
cias transversales son comunes a asignaturas diferentes. Hay una serie de competencias
que se pueden adquirir en diferentes asignaturas a lo largo de toda la etapa formativa
del estudiante en la universidad. Se trata de “saberes prácticos que permiten el óptimo
desarrollo de una materia…” (Pedró, 2005: 18), aunque no son específicas de una materia
exclusivamente. Se trata de competencias que hacen referencia a la capacidad de adquirir
nuevos conocimientos (por ejemplo, aprender a aprender), a la capacidad comunicativa, a
la capacidad de incorporar las nuevas tecnologías, a la capacidad de trabajar en equipo,
a la capacidad de adaptación, al sentido crítico y autocrítico, etcétera. Al mismo tiempo, las
competencias específicas son “saberes específicos relativos a una área de conocimiento
determinada o, incluso, a una materia concreta” (Pedró, 2005: 19). Es decir, son las propias
de una asignatura concreta o que se pueden adquirir mayoritariamente a través de dicha
Nuevos retos de la docencia en la formación de competencias comunicacionales… 27
Como apunta Valbuena (1997) “hay unas disciplinas-mapas, que deben orientar la
actividad de los estudiantes durante la carrera: precisamente, las que llevan el nombre
de Teoría: Teoría de la Comunicación, Teoría General de la Publicidad, Teoría General de la
Imagen y Teoría de la Información. Con seguridad, es por esto que a esta asignatura le
correspondan más competencias transversales (9) que específicas (6). Si ordenáramos
las 15 competencias anteriores seleccionadas de acuerdo con esta diferenciación ob-
tendríamos el siguiente cuadro:
28 Estudios de la comunicación
Por último, y para que pueda comprenderse mejor este cambio de las metas y obje-
tivos a las competencias, podríamos decir que hemos pasado, por ejemplo, de la meta
educativa Fomento de la actividad analítica, crítica y comprensiva de la realidad comunica-
tiva y del objetivo Ofrecer una visión crítica de las perspectivas principales de las teorías de
la comunicación (interpretativa, funcionalista y crítica), a la competencia Saber ser crítico
con su trabajo y con los resultados de su entorno. A continuación, plantearemos cuál es la
percepción de los estudiantes sobre las competencias adquiridas en dos casos distintos:
en la docencia on line y en la presencial, de la misma asignatura.
La discusión de estos datos podría ser muy extensa pero, por nuestra parte, nos cen-
traremos en las cuestiones que para conservar la coherencia de este texto nos parecen
más significativas. Así, además de constatar que no siempre parece coincidir la percep-
ción de los estudiantes de la UOC, de la UAB y de la UPF, nos fijaremos en las competencias
que mayoritariamente se consideran adquiridas y también en aquellas que obtienen
un grado de adquisición más bajo. También veremos cuáles de éstas son transversales
y cuáles específicas.
Una primera mirada a los porcentajes logrados por las distintas competencias en
los dos tipos de docencia apuntaría a que parece ser que en el caso on line (UOC) los
estudiantes tienen la percepción de que, en general, han adquirido dichas competen-
cias en un porcentaje más alto, aunque hay alguna excepción. Una posible explicación
que relativizaría estos resultados, es que mientras que a los estudiantes de la UOC se les
invitaba a que enviaran un mail con la encuesta, a los de la UAB y de UPF se les pasó, sin
avisarles previamente, la encuesta el último día de clases, cuando todavía no sabían
el resultado final de la evaluación. Además, en el primer caso no se podía preservar el
anonimato de la encuesta, mientras que en el segundo, sí. Así, es posible que, en la UOC,
contestaran simplemente aquellos estudiantes que se sintieran más satisfechos con la
docencia y la evaluación recibida. Hemos diferenciado las competencias transversales
(T) de las específicas (E). Nos es difícil sacar muchas conclusiones fiables de algunos
de estos resultados. Quizá podríamos hipotetizar que a mayor formación de los estu-
diantes las competencias se adquieren con más facilidad, sobre todo por lo que hace a
las competencias transversales, ya que éstas han podido ser adquiridas en su anterior
formación académica y, por lo tanto, con esta asignatura lo que se ha hecho es conso-
lidar competencias que empezaron a obtenerse en la formación previa. En el caso de
la docencia on line (UOC) las competencias con un mayor índice de adquisición según la
percepción de los estudiantes son:
Como puede apreciarse, los porcentajes son muy altos y en su mayoría se trata
de competencias específicas de la asignatura. Consideramos que las dos competen-
cias que han obtenido un mayor porcentaje son las básicas de la asignatura. También
se puede detectar en estos resultados que el autoaprendizaje (implícito en las com-
petencias Obtener la capacidad de análisis y síntesis de la información y Saber buscar
las claves interpretativas de cualquier fenómeno social, económico, productivo, etcétera)
es uno de los métodos de aprendizaje fundamental de la docencia on line. Por últi-
mo, es propio de la Teoría de la Comunicación dar instrumentos para una visión crítica
de la realidad.
Por lo que hace referencia a la docencia presencial (UAB y UPF), las competencias que
obtuvieron un mayor porcentaje de adquisición según la percepción de los estudiantes
son las siguientes.
Como puede apreciarse hay una notable coincidencia de las competencias que
los estudiantes perciben como adquiridas entre ambas encuestas sobre la docencia
presencial. La competencia que aglutina el más alto porcentaje de adquisición, y que
coincide con la más adquirida por los estudiantes de la docencia on line, es, como ya
hemos dicho, una de las fundamentales de la asignatura. En la docencia presencial
Nuevos retos de la docencia en la formación de competencias comunicacionales… 33
de la UAB vemos que dos de las competencias más adquiridas según la percepción
del alumnado son transversales, y en la UPF sólo es una. En la docencia on line (UOC)
también es sólo una competencia mayoritaria transversal, aunque distinta a las de la
docencia presencial (UAB y UPF). En el caso de la UAB y la UPF coinciden en una de las com-
petencias transversales Saber ser crítico con el trabajo y con los resultados de su entorno.
De todas formas, la visión crítica que impregna el contenido de la asignatura parece
que efectivamente es aprehendida por los estudiantes, también en el caso de la do-
cencia on line (UOC) cuya competencia transversal mayoritaria es Potenciar la capacidad
crítica necesaria para reflexionar sobre lo que se hace, para generar nuevas acciones y
sobre las acciones mismas. En esta misma línea argumentativa, la competencia Conocer
los valores sociales vigentes en cada momento para adecuar los mensajes a estos valores
con seguridad se ha adquirido debido a la estrategia docente seguida de comentar la
actualidad social y cultural del momento a la luz de la Teorías de la Comunicación. Esto
es más fácil de hacer en la docencia presencial que en la on line, donde las discusiones
son mucho menos ágiles. Las hipótesis anteriores se refuerzan si observamos las com-
petencias que han obtenido un menor porcentaje de adquisición según la percepción
de los estudiantes. Éstas, en el caso de la docencia on line, son:
Aunque con anterioridad ya señalamos que quizá a los estudiantes, con una ma-
yor formación previa en otra especialidad (UOC), les era más fácil adquirir las com-
petencias transversales, en el caso de las competencias con un porcentaje menor
nos encontramos competencias que, seguramente, se pueden adquirir con mayor
facilidad en la interacción interpersonal que a través de la docencia on line. La em-
patía, creada a través de los contactos cara a cara, en internet quizá sea más difícil.
En este sentido, es posible que en el “cara a cara” con el profesor éste transmita un
currículo oculto que en la docencia on line se haga más difícil de comunicar. Pode-
mos destacar, pues, que la competencia menos adquirida según la percepción de
los estudiantes on line (“Adquirir un compromiso ético”) es, sin embargo, una de las
que ha obtenido un mayor porcentaje de adquisición en el alumnado de la docencia
presencial de la UAB, aunque en la UPF obtuvo un porcentaje más bien bajo en rela-
ción con las otras competencias… En cuanto a la docencia presencial (UAB y UPF ), las
competencias con un porcentaje más bajo de adquisición según la percepción de
los estudiantes son:
34 Estudios de la comunicación
Como puede apreciarse, más allá de los distintos porcentajes, hay una total coinci-
dencia entre las competencias que los estudiantes de la UAB y de la UPF perciben como
menos adquiridas. En este caso, también son las competencias transversales las que han
acumulado un menor porcentaje de adquisición y, sobre todo, destaca la competencia
Desarrollar la imaginación y el pensamiento productivo con flexibilidad y fluidez, ya que
aunque en una proporción distinta, también en la UOC esta competencia obtuvo uno de
los porcentajes de adquisición más bajos.
Donde no hay coincidencia con la UOC es en los porcentajes de la competencia trans-
versal “Dar coherencia interna y externa al sentido de las acciones propias”. Por último,
no podemos decir que una de las competencias menos adquiridas según la percepción
de los estudiantes de la UPF y de la UAB (Saber buscar las claves interpretativas de cualquier
fenómeno social, económico, productivo, etcétera) es una de las más adquiridas según la
percepción de los alumnos de la UOC. En este caso, hemos de reconocer que no tenemos
claro cuál es el motivo de tan bajo porcentaje de adquisición de esta competencia en-
tre el alumnado de la docencia presencial. Quizá en próximas investigaciones podamos
encontrar, si se repite el mismo fenómeno, las claves interpretativas de este resultado
fijándonos en otras variables no controladas.
Conclusiones
En primer lugar hay que decir que los porcentajes de competencias que los estudiantes,
tanto en la docencia on line como en la presencial, han percibido como adquiridas son
bastante aceptables. Si bien está claro que serán necesarias nuevas encuestas para que
estos datos se vayan confirmando. No obstante, recordemos que, si bien el contenido
de una asignatura cambia poco de curso a curso, hay elementos en la práctica docen-
te de difícil ponderación previa. Como todo docente con cierta experiencia sabe, en cada
Nuevos retos de la docencia en la formación de competencias comunicacionales… 35
grupo de estudiantes se crea una dinámica que puede ser diferente cada vez. Así, un
ejercicio o una discusión que con un grupo ha ido muy bien con otro puede dar resul-
tados más pobres. La sintonía entre el profesor y los alumnos, la dinámica de trabajo, el
clima creado en la clase, etcétera, pueden cambiar de grupo a grupo. El acto docente
tiene una singularidad, por las múltiples variables que intervienen en él, que es difícil de
controlar. Hay que reconocer que en la docencia presencial es más susceptible que haya
una cierta improvisación, ya que la pregunta de un estudiante puede dar lugar a un
debate inesperado, mientras que en la docencia on line los debates deben ser pensados
y preparados previamente, y, en este sentido, tienen mucho menos margen de improvi-
sación. En definitiva, la docencia, más allá de la organización y de la preparación previa,
tiene un gran componente de interacción entre docente y discentes, y entre éstos. De
todas maneras, creemos que ha quedado claro que los estudiantes son capaces de iden-
tificar y valorar si, al final del curso, han adquirido determinadas competencias. Se podrá
argumentar que esta percepción puede no estar fundamentada, que se trata de una
falsa percepción colectiva de los estudiantes. Para corroborar si estas competencias se
han adquirido efectivamente tenemos las evaluaciones en las que se sancionará dicha
adquisición. Dicho esto, también debe reconocerse que hay competencias difícilmente
evaluables, por ejemplo la de “Adquirir un compromiso ético”.
De acuerdo con nuestra experiencia docente, creemos que, el primer día de clase,
a la hora de presentar la asignatura, lo mismo que se presentan los objetivos, quizá sea
conveniente que se presenten las competencias que se deberían adquirir en la asigna-
tura. En relación con nuestras propuestas docentes, una duda que se nos plantea es si
no hemos sido demasiado ambiciosos planteando 15 competencias; pero, sinceramen-
te, creemos que todas ellas pueden adquirirse, con seguridad no todas en la misma pro-
porción, en la docencia de Teoría de la Comunicación. Consideramos conveniente que
se siga preguntando a los estudiantes qué competencias creen que han conseguido, in-
cluso en aquellos centros en que se hacen encuestas sobre la calidad de la docencia, no
estaría mal que se les preguntara sobre las competencias adquiridas con la asignatura.
Si, de acuerdo con el nuevo paradigma docente, se considera que el protagonismo del
estudiante tiene que ser mayor, también en este aspecto habría que dar voz a los discen-
tes. En nuestra opinión, en el proyecto del EEES se dibuja un sesgo muy profesionalista.
Así la formación universitaria parece estar más dirigida a cubrir las necesidades del mer-
cado que las de la sociedad. Frente a este sesgo, querríamos reivindicar la importancia
de asignaturas no necesariamente utilitaristas. Estamos, por supuesto, de acuerdo que
en las universidades se enseñe a hacer, pero creemos que también es imprescindible
que se haga pensar. Así, es fundamental que un profesional, formado en la universidad,
piense por qué hace lo que hace y reflexione, asimismo, sobre el mundo en el que vive,
en las relaciones sociales y del poder que contribuye a reproducir, etcétera. El cambio y
el progreso social, científico y cultural están no tanto en un profesional que hace un pro-
ducto, sino en aquel que es capaz de autorreflexionar críticamente en todo el proceso.
Además, consideramos que nuestro trabajo como profesores universitarios, además de
36 Estudios de la comunicación
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Introducción
Las relaciones públicas (RP) constituyen una actividad social y comunicativa que ha ad-
quirido una extraordinaria relevancia en todos los niveles; pero que, al propio tiempo, no
gozan de una imagen positiva. Aún en la actualidad, por desgracia se les asocia muy a me-
nudo con actividades sociales intrascendentes, dotadas de una cierta frivolidad. No se les
concede el papel básico que tienen en todos los terrenos (como indicamos más adelante);
tampoco es posible indentificarlas simplemente con la persuasión o, más aún, con la ma-
nipulación. Por esta razón, tratar de la ética y de la deontología de las RP implica una tarea
compleja, no siempre fácil; más aún cuando estas disciplinas se perfilan para procesos de
formación en educación superior, aunque no es una cuestión muy abordada.
En general, la numerosa bibliografía consultada en el terreno de las ciencias de la
comunicación, de la información periodística o de actualidad, en el mismo de las RP,
en la ética o en deontología, es poco estudiada. Esto no deja de sorprender en función
de sus características y de su complejidad. Dada la estrecha relación que tienen con la
comunicación corporativa, habida cuenta del amplio crecimiento de la misma, ha pa-
recido oportuno dedicar un capítulo a la responsabilidad corporativa, con base en la
interesante aportación de Jacquie L’Etang y Magda Pieczka (2006).
No soy un especialista en este ámbito, pero lo he estudiado con cierto interés, debi-
do a su relación con la comunicación política, con el marketing político y la publicidad,
así como con la filantropía, en especial, con el mecenazgo y el patrocinio.
Como autor de este trabajo opino que muchas de las definiciones consultadas no
toman en cuenta un aspecto, para mí esencial, que es el de la creación de “seudoacon-
tecimientos”, con objeto de alcanzar los objetivos buscados. Por tanto, creo apropiado
mencionar la ya clásica aportación de Boorstin (1992). En efecto, él menciona los seu-
doacontecimientos en relación con la técnica informativa que denomina la fabricación
de noticias. Considera que se caracterizan porque: 1) les falta espontaneidad, es decir, se
han producido porque han sido suscitados u originados; 2) son primordialmente provo-
cados, pero no de forma exclusiva, con el objetivo inmediato de ser explicados o divulga-
dos; 3) sus relaciones con la realidad pueden ser ambiguas (creo que no es el supuesto de
las RP); 4) en general tratan de ser una profecía que por sí misma deviene una realidad.
Más adelante, Boorstin (1992) menciona los rasgos más destacados que en ocasio-
nes permiten a los seudoacontecimientos eclipsar los que se originan por sí mismos: 1)
pueden tener un efecto más dramático; 2) son más fáciles de difundir de manera viva;
3) pueden repetirse; 4) su creación es costosa, por lo cual existe el interés de divulgarlos;
5) son creados para ser fácilmente comprendidos; y 6) pueden tener un valor social más
grande, dado que ofrecen los mejores temas de conversación. Su objetivo es agradar.
David Finn (1964), partiendo de su vasta experiencia en RP, afirma que, por lo que se
refiere a éstas, “llega a conclusiones muy próximas a Boorstin”. En el mismo sentido se ex-
presa el politólogo británico McNair (1995) aludiendo directamente a la aportación de este
autor. Quiero indicar que Finn (1964), sin hacer mención de ello, subraya que las RP se sir-
El papel de la ética y la deontología de las relaciones públicas en la formación… 39
ven de todas las técnicas de comunicación, y que la utilización de los símbolos de objetivi-
dad es la única contribución en verdad original que el experto de RP ha hecho a aquéllas.
Es decir, contar con un tercero que diga por nosotros lo que nos interesa, en especial, si es
una persona que goza del respeto de la comunidad y su palabra es acreedora de confianza.
Este hecho —dice— es una manera de comunicar determinada idea. Por mi parte, añadiría
que es una determinada acción o acontecimiento creado con esta finalidad.
Por tanto, en este contexto, me permito formular la siguiente definición (que re-
coge explícitamente lo que acabo de exponer y que, sin duda, se distingue de muchas
otras, muy válidas, pero que no tienen en cuenta esta característica): la forma de co-
municación fundamentalmente intencionada y persuasiva, que en ocasiones puede ser
manipuladora, que tiene la finalidad de la difusión de informaciones surgidas de sus
actividades o seudoacontecimientos y que con este objetivo origina crear, modificar o
consolidar la imagen pública, que pretende ser positiva y satisfactoria, sobre una perso-
na, organización, institución pública o privada, empresa, iniciativa o actividad. Dispone
de una serie de técnicas específicas, entre las que se encuentran precisamente la ges-
tación, promoción, desarrollo, ejecución y difusión de los seudoacontecimientos a los
que da lugar su función. Es usual que se dirijan a una audiencia previamente definida.
Debe observarse que, por lo general, si existen informativamente es porque se da la
voluntad de que sea así, puesto que, de otra manera, no habrían tenido lugar y, en con-
secuencia, no habrían sido noticia. Esta acción comunicativa se realiza, por lo común,
a través de sus propios expertos o especialistas, o mediante un departamento propio
que adopta diferentes denominaciones y que está próximo a los círculos de poder de la
correspondiente organización, o mediante empresas o agencias especializadas (o con
colaboradores independientes), en ocasiones vinculadas con agencias de publicidad o
de marketing. En este sentido, dado que a lo largo de la historia las agencias de RP han
tenido vínculos estrechos con las de publicidad —lo cual aún sucede en la práctica—, se
debe subrayar el hecho de que universitariamente sólo existe una carrera de publicidad
y de relaciones públicas, lo cual es un contrasentido teórico y práctico. Esto origina que
puedan confundirse sus respectivos campos de acción.
En consecuencia, para hablar en términos comunicativos, las RP tienen básicamente
muchos puntos de contacto con la información periodística y, en ocasiones, con la propa-
ganda. De manera personal, quisiera excluir toda relación con la manipulación o la desin-
formación, pero por desgracia no es posible menoscabar esta posibilidad. Ello constituye
el marco básico en el que situaré la ética y la deontología de las RP. Esta acción se efectúa
a menudo a través de los denominados gabinetes de comunicación, con la particularidad
de que muchos de sus profesionales son licenciados universitarios en periodismo, y en
mucho menor grado en RP. Lo considero un contrasentido, pero la gran cantidad de licen-
ciados en periodismo demuestra este fenómeno. Por consiguiente, el papel de los mass
media es fundamental, en lo que respecta a la difusión médiatica de las RP que, quiero
reiterar, abarcan todos los ámbitos de la vida social. Esto significa que al igual que en la
información periodística, cualquier actividad o iniciativa puede ser objeto de las RP.
40 Estudios de la comunicación
Estimo que su punto de vista es aplicable a todas las personas y las organizaciones
que se sirven de las RP, quizá con la excepción de las de carácter humanitario o filantró-
pico. Por tanto, pienso que los objetivos primordiales de las RP son los de influir en el
receptor o en la opinión pública, grupal o no, sirviéndose usualmente de la persuasión y
de la seducción; dando a entender que sus mensajes corresponden a una voluntad ins-
pirada en las buenas intenciones, con la finalidad de asegurarse un plus de credibilidad
y crear, modificar o mejorar su imagen.
En líneas generales es posible afirmar que cualquier iniciativa o acción humana
o grupal, pública o privada, puede ser objeto de una acción de RP. Aunque en algu-
nos supuestos no tenga repercusión mediática, como en las relaciones humanas o
internas en el seno de una organización, en la mayoría de los supuestos sus mensajes
adoptan la forma de información periodística para tener un impacto público y, en
otros, en mucha menor medida de comunicación publicitaria. Esto significa que en
cada situación se puede efectuar una evaluación ética. Sin ánimo excluyente, a con-
tinuación formulo una enumeración de los ámbitos competenciales de actividad de
El papel de la ética y la deontología de las relaciones públicas en la formación… 41
las RP, aunque, explícitamente o no, en la práctica puedan darse en todas las activida-
des imaginables:
Los actores
Para efectos éticos y deontológicos debe distinguirse entre los tipos siguientes:
• Todas las personas, organismos e iniciativas susceptibles de realizar una acción
de RP tendrán siempre como emisor a aquel que los ha promovido y, posterior-
mente, a su eventual receptor. En el apartado anterior he formulado una pro-
puesta de taxonomía que es posible aplicar. Por tanto, será el correspondiente
emisor mediático y deberá asumir sus consecuencias éticas y deontológicas,
en el caso de que esté en vigor un código aplicable. Si se actúa por medio del
departamento especializado, esta responsabilidad corresponderá al emisor
institucional.
• En el caso en que la acción o campaña de relaciones públicas tenga una difusión
mediática y la lleve a cabo una empresa especializada o un profesional inde-
pendiente, la responsabilidad también concernirá al emisor. Ahora bien, a re-
serva de cómo haya sido efectuada la difusión mediática del acontecimiento,
los segundos también podrán incurrir en responsabilidad ética o deontológica,
siempre que rija el correspondiente código.
presa más allá de su función estrictamente económica, y las que se toman respecto de
situaciones desastrosas. Hace notar que algunos autores utilizan indistintamente este
concepto, RSC, y el de filantropía.
Por otra parte, observa que la RSC está cada vez más asociada con las RP. Jackie
L’Etang expresa que el peligro radica en que las empresas desarrollen un planteamien-
to incoherente y reactivo en sus programas de responsabilidad social, en respuesta a
cuestiones externas o a ciertas tendencias, más que definiendo de una forma racional
su responsabilidad moral. Por ello, las RP están necesariamente implicadas, debido a su
rol representativo y a su responsabilidad para actuar en función de las relaciones esta-
blecidas y de la reputación existente.
Más adelante, Jackie L’Etang (2006) observa que debe establecerse una clara distin-
ción entre las actividades de RSC relacionadas con la función económica de la empresa,
respecto de sus miembros, y aquellas que no tienen este carácter. Las segundas pueden
denominarse filantrópicas, y dependen de la buena situación económica de aquélla. A
menudo la RSC se encomienda a los profesionales de las RP para sus propios fines, y así
es contemplada como una parte de éstas. Por tanto, se ha convertido en un factor im-
portante para las RP, porque sus programas ofrecen la oportunidad de crear un espíritu
positivo al promover los beneficios de la empresa en favor de sus miembros.
En otro lugar, Jackie L’Etang destaca que las RP aumentan la visibilidad y el impacto
de las grandes empresas y, por tanto, limitan el espacio disponible para la acción de los
ciudadanos; es decir, tienen un efecto restrictivo. En otras palabras limitan el debate
público y la capacidad de expresión de la opinión pública. En la conclusión de su texto
expone una perspectiva pesimista sobre las RP, al afirmar que en la práctica están al
servicio de los poderes dominantes y no en favor de los principios democráticos. De he-
cho, son una fuerza profundamente conservadora y el concepto popular de las RP como
“neutrales” puede privilegiar el orden existente sobre el de la justicia.
El punto de vista expresado por Jackie L’Etang, claramente dialéctico, merece una
consideración profunda. De forma personal, creo que en muchos casos le asiste la razón,
pero si las sociedades fueran plenamente democráticas, lo que no son, el papel de las RP
sería distinto. Sin duda, en la actualidad su utilización está muy unida a las organizacio-
nes que tienen poder y que tienen la posibilidad de ejercerlo con escasas limitaciones.
En este trabajo sobre ética y deontología de las RP, su criterio debe ser tomado muy en
cuenta, ya que sin decirlo pone en cuestión la legitimidad de las mismas, puesto que
pone en duda su existencia y su vigencia. ¿Cómo conciliar, en este terreno, la ética y la
deontología con un ejercicio dominante del poder? ¿Cómo establecer los límites del
mismo? El tema es muy importante y sería oportuno estudiarlo con profundidad desde
las diferentes perspectivas conceptuales.
Ahora, además de consideraciones de carácter general, teniendo en cuenta distin-
tas aportaciones teóricas, en este capítulo haré una referencia específica a la situación
española, por ser la que conozco más de cerca y en la que tengo mayor posibilidad de
formular una opinión fundamentada.
44 Estudios de la comunicación
• En primer lugar, en relación con España, quiero significar que en el terreno legis-
lativo no existe una norma que regule específicamente a las RP. Sólo hay algunas
normas sobre el registro oficial de técnicos y sobre su ejercicio profesional. En
líneas generales, tampoco creo que ninguna legislación extranjera se ocupe de
ellas. Por el contrario, en España, a diferencia de muchos Estados extranjeros,
rige una ley sobre la publiciad. En consecuencia las RP deben tener el mismo tra-
to que la información periodística; es decir, la aplicación de la autorregulación
basada en los códigos deontológicos.
• Por lo que concierne a la difusión informativa derivada de una acción de RP,
debe aplicarse el artículo 20 de la constitución española, que establece que la
información debe ser veraz. Adjetivo que en la práctica, lamentablemente a me-
nudo, no se aplica.
• Por lo que se refiere a la ética, y en consecuencia a la deontología, en materia de
autorregulación y de autocontrol, creo que son aplicables los principios que ri-
gen para la información periodística, cuando la acción de RP tenga una difusión
mediática. En efecto, los mencionados seudoacontecimientos tienen la misma
consideración de noticia o de información que cualquier otro hecho informa-
tivo. En este terreno, desde el aspecto ético deben considerarse vigentes los
valores y los modelos de comportamiento que se consideran propios y vigentes
en la sociedad.
las diferentes ideologías, así como la visión ética que ellos ponen de moda y la forma
de pensar habitual que mantiene todos sus esfuerzos en este sentido. De esta forma se
facilita una cierta perspectiva de cómo los temas morales son aplicados en los esque-
mas de RP.
En otro orden de ideas, Jackal observa que durante la Segunda Guerra Mundial las
RP fueron la más poderosa fuerza institucional de la sociedad norteamericana. Este he-
cho permite indicar que no es exagerado afirmar que sus prácticas y técnicas penetran
en todos los ámbitos y lugares de los Estados Unidos. En su opinión, los profesionales
de las RP piensan que los medios de comunicación crean la realidad, y son conscientes de
su habilidad para practicar el “doble pensamiento orwelliano”, o sea, trabajar sobre dos
versiones contradictorias de la realidad. De aquí, concluye, el relativismo del concepto
“verdad”. Aunque no trata directamente de la dimensión ética de las RP, no cabe duda
que lo que acabo de exponer mantiene una relación directa.
Brian McNair (1995, 1998), conocido politólogo británico, comienza afirmando
que la comunicación política es, en términos generales, al mismo tiempo el proceso y
el resultado de la interacción y la negociación entre: a) los politicos, b) los periodistas,
y c) el grupo integrado por los asesores de RP y los spin doctors (consultores políticos y
electorales), que se hallan entre a y b. Señala que cada grupo posee su propio código
ético (es decir, deontológico), definido en función de los principios normativos de la
democracia liberal. Piensa que los profesionales de las RP (que siguen actuando como
lobbyists o spin doctors) aspiran a facilitar la comunicación efectiva de un mensaje
de un actor político a un público más amplio (usualmente a través de los medios de
comunicación), puesto que por medio de estos canales la mayoría de los ciudadanos
recibe la información política. Lo mismo sucede en el campo de las organizaciones
económicas. Hace notar que puesto que la industria de las RP es joven (fenómeno del
siglo XX), ha elaborado códigos y prácticas éticas cuya finalidad es mejorar su estatus
y prestigio como profesión. De esta manera, las RP tratan de legitimar su existencia
como un elemento necesario y valioso del entorno mediático contemporáneo. Por
tanto, difundir mentiras en nombre de un cliente se considera un atentado a la ética,
por ejemplo.
Martinson (1994) plantea que lo que él denomina Enlightened Self-Interest, interés
propio bien informado (en una traducción aproximada), falla como una línea básica en
las RP. Afirma que esta expresión significa la voluntad de una persona o de una organi-
zación de ir más allá del beneficio presente para obtener más adelante una ganancia
superior. Martinson piensa que debemos admitir que esta definición no prejuzga que
aquéllas tengan que hacer un sacrificio real para actuar éticamente. En otro lugar mecio-
na que el profesional con una dimensión ética debe preocuparse porque no se cometa
ninguna injusticia con los demás, lo cual significa que, por definición, debe actuar más
allá del citado interés propio. La razón se encuentra en el hecho de que el profesional
debe hacer todo lo que le sea posible para establecer las líneas éticas básicas que están
incluidas en cualquier tipo de interés. A la pregunta de por qué el profesional de RP
El papel de la ética y la deontología de las relaciones públicas en la formación… 47
debería rechazar cualquier modelo ético que enfatice el interés propio, contesta que la
ética consiste en hacer lo que es apropiado para los demás, individual o colectivamen-
te. En efecto, no debería realizarse cualquier acción que constituya un perjuicio injusto
para los demás.
Fraser Seitel (2002) hace observar que en Estados Unidos, la Public Relation Society
of America, a través de su código, publicado en abril de 1977, ha llevado a cabo una
excelente labor ética entre sus miembros. Esta sociedad está considerada pionera en
este ámbito. En función de la gran relevancia de la doctrina anglosajona, me ha pa-
recido oportuno recoger estos puntos de vista, que se caracterizan por sus enfoques
diferenciados.
Desde una perspectiva española debe subrayarse la aportación de Jordi Xifra Tria-
dú (2003), con la cual hace eco el punto de vista de Kent y Taylor (2002), quienes defien-
den el diálogo como un instrumento de la ética. Ellos creen que, por un lado, se debe
explicar el concepto de diálogo para reducir la ambigüedad existente en su aplica-
ción a este campo y, por el otro, plantean un concepto más accesible para los teóricos
y profesionales en la construcción de relaciones que impulse el desarrollo teórico de
las mismas. Más adelante, Xifra señala que el diálogo como una orientación posee las
siguientes características: a) la mutualidad, o sea el reconocimiento de las relaciones
entre emisor y receptor, y entre la organización y el público; b) la proximidad, es decir,
la temporalidad y espontaneidad de las interacciones con el público; c) la empatía, el
apoyo y la confirmación de los objetivos y de los intereses de los públicos; d) el riesgo,
la voluntad de interactuar en sus propios términos con los individuos y públicos; y e)
el compromiso, es decir, el grado en el cual una organización se implica en el diálogo,
así como la interpretación y la comprensión en sus interacciones con los públicos. En
otro lugar, afirma que son como la electricidad o la bomba atómica, que, una vez in-
ventadas, no pueden ser “desinventadas”. Su función es una dimensión necesaria del
proceso político moderno. Por mi parte, añadiría que penetran en el vasto campo de las
relaciones sociales en toda su extensión.
Recordemos que a menudo se cita al Código del Centro Europeo de Relaciones Públi-
cas, aprobado en Atenas el 12 de mayo de 1965, y modificado el 18 de abril de 1978, que
en su declaración expositiva pretende fundamentarse en el espíritu de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. Para los que son miembros de dicha aso-
ciación el Código establece en qué supuestos: a) deben esforzarse por actuar; b) cuándo
deben comprometerse (en el artículo 5 se dice explícitamente que deben respetarse los
principios y las normas morales de la citada declaración); y c) cuándo deben negarse.
No hace ninguna mención de los seudoacontecimientos ni de su difusión mediática.
Tampoco los recoge el Código de la Public Relations Society of America. Este texto es
interesante, pues en su declaración de principios establece el respeto del libre ejercicio
de los derechos humanos, en especial, “la libertad de expresión, la de reunión y la de
prensa, que son esenciales para la práctica de las RP”. Tampoco son considerados en el
Código de Conducta de la International Public Relations Association (IPRA). Por el con-
48 Estudios de la comunicación
nes españolas son representativas de las dos. Esto se agrava por el hecho de que la única
carrera universitaria comprende las dos formas de comunicación, con algún peso espe-
cífico, en determinados centros, en la publicidad. Tal circunstancia implica un claro de-
trimento en la correcta formación en RP, lo cual constituye una necesidad insoslayable.
Debe exigirse que exista una licenciatura independente de RP, con sus correspondientes
grados y consecuente con el Proceso de Bolonia, pero, en todo caso, totalmente al mar-
gen de la publicidad, aunque esta materia sea objeto de necesaria atención. Por ser una
ciencia social, es obvio que deben incluirse en el currículum las materias apropiadas y
las de información. Quiero observar que, por las razones que sean, no se observa un
movimiento institucional de autorregulación de las distintas perspectivas de las RP, para
elaborar un código propio. Ello incidiría en todos los que trabajan en este ámbito y, al
propio tiempo, sería una prueba de madurez de la profesión. Debe tenerse en cuenta
que en esta materia debe considerarse igualmente la comunicación corporativa, la or-
ganizacional, el patrocinio, y cada una de ellas con sus especificidades.
Conclusiones
Considero que he abordado con una cierta amplitud este tema desde distintas perspec-
tivas. Los que nos interesamos por la comunicación social debemos estudiar con interés
el papel interdisciplinario de las RP como ciencia social y destacar su rol primordial en el
ámbito de los estudios sobre la comunicación en general, y en procesos de formación
en particular. Su papel hoy es muy relevante. Una de nuestras preocupaciones en este
terreno, es que los científicos sociales no sólo se interesen por los estudios de comuni-
cación, sino igualmente por los de RP. En el ámbito de la ciencia política, la dedicación
a la comunicación política ya es un hecho. Quizá no se toma suficientemente en cuenta
la función que desempeñan las RP en dicho ámbito. Además de la bibliografía consul-
tada, me he permitido añadir como complementaria la obras que tengo conocimiento
se ocupan específicamente del objeto de esta colaboración.
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Capítulo
4
Gestión de la comunicación
integrada en las organizaciones:
competencias básicas para la
formación del gestor
Introducción
En el momento actual, el panorama de las organizaciones en el país y en el mundo está
llegando a niveles de gran complejidad. Hoy hablar del ámbito de acción de las orga-
nizaciones de ninguna manera implica circunscribirse a las fronteras de las naciones.
Por el contrario, la dinámica propia de la globalización ha producido organizaciones
que penetran en varias realidades nacionales a la vez, y que atañen a una diversidad de
finalidades, como la búsqueda de las ganancias, la expansión del poder, el incremento
de la influencia, la divulgación del conocimiento, entre otras. Como punto de partida
y con el fin de iniciar la descripción y el análisis de la complejidad organizacional, se
propone que se clasifique ésta en cuatro tipos fundamentales de organizaciones: las
internacionales, las privadas, las públicas y las del Tercer Sector. De tal manera que ya no
es válido hablar de organizaciones como si se tratara de un bloque monolítico y unifor-
me. Por el contrario, es preciso profundizar en la diversidad organizacional actual con
el fin de ubicar mejor las nuevas funciones que competen a los responsables de la co-
municación en las organizaciones mismas. Dada la diversidad de formas y modalidades
que toma la comunicación en estas organizaciones se hace evidente la necesidad de su
integración, tanto para su mejor comprensión, como para educar gestores aptos para
el cumplimiento estratégico de las necesidades de estas formaciones organizacionales
del mundo actual.
La globalización, al ser un permanente proceso orgánico involucra la integración de
los mercados, naciones y tecnologías en un grado nunca visto; permite a los individuos,
organizaciones y naciones comunicarse con más rapidez, a gran distancia, con mayor
profundidad y a menor costo. Sus reglas se fundamentan en la apertura, la desregu-
lación y privatización de la economía. Ésta se construyó con base en tres equilibrios:
el tradicional entre las naciones, los mercados globales y los supermercados;1 y entre
los individuos y las naciones (donde se ve el poder de influencia de las personas so-
bre los mercados y las naciones surgiendo la figura de los individuos superpotentes).2
Así, los grandes actores de la globalización son Estados contra Estados, Estados contra
supermercados, organizaciones contra Estados y supermercados, y supermercados y
Estados contra individuos superpotentes (Friedman, 1999).
Bajo el sistema de la globalización se encuentran tanto el choque como la homoge-
neización de las civilizaciones, los desastres y los sorprendentes rescates ambientales,
el triunfo del capitalismo liberal, del libre mercado, como una reacción en su contra, la
durabilidad de la nación-Estado como el auge de actores no estatales enormemente
1
Espacios complejos, transnacionales y virtuales en los que las organizaciones satisfacen sus necesida-
des de compra y gasto de capital; intercambio de bienes y servicios, así como donde se reúnen com-
pradores reales y potenciales.
2
Individuos cuya capacidad de poder e influencia nacional e internacional llega a sobrepasar la fuerza
unitaria de las organizaciones y los Estados, véase el caso de George Soros o Bill Gates.
Gestión de la comunicación integrada en las organizaciones: competencias básicas… 53
Públicas
estratégicos
Mixto
de la nación barriales
Capital de Estructura Bienes y
Cámaras y Accionistas
sociedades
Estudios de la comunicación
Formales
en bolsa Proveedores Tendencia a la Movimientos Bienes
Nacional Seguridad tangenciales
Grupo especialización ciudadanos
Centralizadas
Ventas Clientes
Generación y
Mega acumulación Tendencia a la
Regional Consumidores proliferación Bienes
Créditos de capital Salud Cooperativas culturales
Privadas
bancarios de funciones
Informales
Grande Familiares
Ilegales
Zonal Sociedad en Por ciclos Bienes
Descentralizadas
Micro general de eventos Mutuales/ creativos
Alimentario
cooperadoras
Asociaciones
Capital filantrópicas Deficiencia Pública Grupos Abiertas Derechos
Global minoritarios humanos
individual Organizaciones no social Gremios y
Privada Ambiental
gubernamentales Grupos con sindicatos
Humana Internacional capacidades Cerradas Calidad
Capital Colegios y asociacio-
nes de profesionales Causa diferentes de vida
público Medio
Instituciones de ambiental
asistencia privada Ambiente Equilibrio Mejora de la
Nacional Mediático Colectividades ecología
Capital Iglesias Organizaciones Asociados
privado de apoyo Dignidad de
Fideicomisos Regional Empleados Equifinalidad Colegios
Tecnológico
T las personas
Tercer sector
Pago de Administración de
impuestos Ejecutivo Ciudadanos
los bienes Federal Altas
de la nación
de la nación
Préstamos
internacionales Legislativo Ciudadanos
Generar y Regional de la región Bajas
Públicas
reformar leyes
Ciudadanos
Judicial Estatal de la entidad
federativa
Interpretar y hacer
valer las leyes Ciudadanos Anonimato
Partido político Municipal del municipio
Administrar los Ciudadanos de Rutina
Paraestatal bienes estratégicos Local
de la nación la localidad estandarizada
fin de comprender mejor cada uno de estos tipos de organización, uno de los referentes
más determinantes para distinguirlas es el origen del capital que emplean para su su-
pervivencia, permanencia y expansión (véase figura 4.1).
Respecto de las instituciones públicas, el origen del capital que emplean para su su-
pervivencia son los impuestos del erario nacional o también pueden provenir de los prés-
tamos internacionales. Además, retoman de la sociedad muchos otros capitales y formas
de energía, como el capital humano, el capital social, bienes culturales y creativos que les
dan la capacidad de transformar esos capitales, precisamente, en servicios para la misma
sociedad y a la vez le dan legitimidad a la misma institución pública (véase figura 4.2).
Estas instituciones públicas en la mayoría de los países que se gobiernan por alguna for-
ma de capitalismo, dividen su poder en tres dimensiones: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
3
Las secretarías enlistadas son para el caso de México: Procuraduría General de la República (PGR); Se-
cretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa); Secretaría de Co-
municaciones y Transportes (SCT); Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); Secretaría de Desarro-
llo Social (Sedesol); Secretaría de Economía (SE); Secretaría de Educación Pública (SEP); Secretaría de
Energía (Sener); Secretaría de la Función Pública (SFP); Secretaría de Gobernación (Segob); Secretaría
de Marina (Semar); Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat); Secretaría de la
Reforma Agraria (SRA); Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE); Secretaría de Salud (SS); Secretaría de
Seguridad Pública (SSP); Secretaría del Trabajo y la Previsión Social (STPS); Secretaría de Turismo (Sectur),
y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
58 Estudios de la comunicación
¿Cómo distinguir un tipo de organizaciones del otro? En primer lugar, hay que re-
mitirse a la pregunta fundamental acerca de cuál es el origen y el destino del capital de
estas organizaciones privadas. Una empresa privada obtiene fondos para su fundación,
para sobrevivir y desarrollarse en una de tres fuentes o una combinación de éstas: el ca-
pital social de sus creadores, de sociedades de inversión, de la acumulación de acciones
en la bolsa, de créditos bancarios y de la venta de sus productos y servicios en el merca-
do. El destino de sus procedimientos y acciones es la oferta de bienes y servicios en la
sociedad. Estos últimos pueden ser bien beneficiosos o nocivos para la sociedad, como
es el caso de las empresas ilegales.
La estructura social de las organizaciones privadas en la sociedad es compleja. Se ha
optado por el tamaño de éstas con referencia en dos cuestiones fundamentales: la can-
tidad de integrantes (empleados) que las componen y el espectro político, económico
y social de su influencia.
En el nivel superior se encuentran las cámaras y asociaciones que remiten a aquellas
organizaciones que se crean para defender los intereses de grupos privados que tienen
giros en común en el marco de una nación. Ejemplos de este tipo de organizaciones son:
la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin)
y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra). La siguiente ca-
tegoría se remite a los holdings, que son formas en que se organizan algunos negocios,
llamada también sociedad de cartera, sociedad de inversiones o sociedad de portafolio
de inversiones, y que tiene por objeto únicamente invertir en estas sociedades subsidia-
rias con el fin de controlar la mayoría de sus acciones. Este control se plasma en el hecho
de que el accionista mayoritario es la autoridad más importante en una sociedad de
inversión. Ejemplos de holdings que operan en América Latina son: Petrobraz Partzoil;
Petrobras Internacional, S. A.; Petrobras Bolivia, S. A.; ERB Petrobras Distribución; Sears
Capital de Estructura
sociedades Cámaras y Accionistas
Transnacional
Formales
asociaciones especializada,
Centralizadas
de inversión no oficiales
Empleados
Acumulación Holding
de acciones
en bolsa Proveedores Tendencia a la
Nacional
Grupo especialización
Clientes
Informales
Ventas
Privadas
Generación y
Mega acumulación Tendencia a la
Créditos de capital Regional Consumidores proliferación
bancarios de funciones
Descentralizadas
Grande Familiares
de empleados
Mediana Local Tamaño
Ilegales
Comunidad
Pequeña
Zonal Sociedad en Por ciclos
Micro general de eventos
Cámaras y
asociaciones
Holding
Grupo
Mega
Grande
Mediana
Pequeña
Micro
Creativas
Holdings; MEFF AIAF SENAF Holding de Mercados Financieros; Universia Holding; Vega
Fund Holdings; Holivenza Holdings, S. A.; Endesa Holding; entre otras.
El tercer nivel se remite a un grupo de empresas que en derecho y en economía
se define como aquel conglomerado de empresas que dependen todas de una misma
empresa matriz, porque ésta tiene una participación económica suficiente en su capital
como para tomar las decisiones. Por ejemplo: Grupo Carso, Grupo Bimbo, Grupo Arcor,
Grupo Salinas y Grupo Morysan.
El cuarto nivel, así como los que le siguen: megaempresas, grandes, medianas, pe-
queñas y micro, se refiere de manera fundamental a distinciones dimensionales de la
tipología organizacional. La mega empresa es aquella que cuenta entre sus filas de
integrantes a 500 o más empleados. Se trata pues de las empresas más grandes del
panorama social y como ejemplos se pueden mencionar: América Movil, Gruma,
Cemex, Telmex, BBVA, Repsol-YPF y Gerdau.
Por otra parte, se tienen las medianas, pequeñas y microempresas o Mipymes que,
de acuerdo con los parámetros fijados por la Secretaría de Economía de México, tienen
distintos números de empleados según el giro de las mismas: comercio, producción o
servicios (véase cuadro 4.1). Ejemplos de éstas son el Centro de Diseño e Innovación
Air Design (diseño y producción industrial); Huertos Casas (cultivo y comercialización de
papaya maradol y limón persa); Visión Logística (servicios de logística); Microbotix (tec-
nología educativa); Sonnen (producción e instalación de calentadores solares planos), y
la Sociedad Cooperativa “Athesithu” (servicios turísticos integrales).
62 Estudios de la comunicación
Por lo que respecta a las dimensiones de la acción que tienen este tipo de empresas,
se puede decir que éstas son trasnacionales, nacionales, regionales, locales y zonales. Tal
vez el fenómeno empresarial más ampliamente estudiado desde hace ya varias décadas
sea el de las empresas que operan multinacionalmente, y cuyas formas de gobierno y
operaciones traspasan las fronteras nacionales. Se trata de corporativos que tienen una
casa matriz, generalmente, en algún país desarrollado con sucursales en otros países del
globo. Tal es el caso de Wal-Mart, Exxon, Chevron, General Motors, Conoco Phillips, Ford
Motors Company, Citigroup, Bank of America y AT&T.
Las empresas nacionales son aquellas que tienen operaciones en todas, o en la ma-
yoría de, las entidades federativas pero que se circunscriben al país que les da origen. Las
regionales son aquellas que operan en una o varias entidades federativas que se remiten
a una realidad geopolítica y cultural común. Por ejemplo, para el caso de México: el Valle
de México, la Sierra Tarahumara, el Altiplano, la Huasteca, el Golfo, entre otras regiones
que contienen a sus propias empresas. Hay otras más que circunscriben su acción a nivel
local al interior de una ciudad o de una zona de ésta. La cuestión que propicia la acción en
este tipo de empresas es la ganancia económica y la acumulación de capital y sus benefi-
ciarios, y son: a) en primer lugar los accionistas o propietarios; b) en un segundo término,
sus empleados al obtener de ésta un salario y prestaciones; c) sus proveedores, y d) desde
luego sus clientes. La comunidad en la que se encuentra la empresa se ve favorecida en
términos de los beneficios económicos, culturales y tangenciales en los casos en que
éstas operan bajo esquemas de empresas socialmente responsables.
Para finalizar, el tercer tipo de organizaciones tiene que ver precisamente con las
denominadas del tercer sector. En este tipo se incorporan las que se denominan como
organizaciones de la sociedad civil (OSC), es decir, las organizaciones no gubernamenta-
les, fundaciones, asociaciones, instituciones de asistencia privada, colegios de profesio-
nales y redes sociales (Verduzco, 2001). Se trata de agrupaciones que comparten cinco
características: 1) son entidades que tienen un cierto nivel de organización; 2) son pri-
vadas e institucionalmente separadas del gobierno; 3) son entidades autónomas; 4) no
distribuyen las ganancias entre sus socios, las cuales se obtienen como resultado de las
actividades realizadas; 5) son entidades en las que se realiza un porcentaje importante
de trabajo voluntario, significando el interés de la colaboración altruista de los ciudada-
nos (Verduzco, 2001).
Gestión de la comunicación integrada en las organizaciones: competencias básicas… 63
Las organizaciones del tercer sector han proliferado alrededor del mundo teniendo
como sus funciones básicas: la ecología, el resguardo de los derechos humanos, la salud
y los movimientos ciudadanos. Estas asociaciones ejercen un gran atractivo y opciones
de acción para aquellas personas o grupos que desean apoyar causas al margen de los
intereses de las ganancias económicas y de la búsqueda del poder político.
El origen del capital de las organizaciones del tercer sector puede provenir de di-
versas fuentes, entre las que comúnmente destaca el capital que un beneficiario le
otorga de capital proveniente del sector público así como del privado. También hay
a las que se les otorgan fondos para operar o para proyectos específicos por parte
de fundaciones internacionales, así como de donativos de ciudadanos individuales
o de asociaciones similares.
Ejemplos de organizaciones del tercer sector que operan en Iberoamérica son: So-
ciedad Americana del Cáncer, Fundación Latinoamericana (Fundal), Asociación Latinoa-
mericana de Integración (Aladi), la Fundación de Investigaciones Sociales, A. C. (Fisac),
Un Kilo de Ayuda, Teletón y la Red Iberoamericana de ONG’s que trabajan en farmaco-
dependencias. Las dimensiones de la acción de este cuarto tipo de organizaciones son
muy variadas y van desde los ámbitos globales hasta los situacionales pasando por el
internacional, el nacional, el regional y el local. De forma paradójica, este tipo de or-
ganizaciones a pesar de no pretender la acumulación de las ganancias ni entrar en las
contiendas del poder político, pueden llegar a ser instituciones y asociaciones muy po-
derosas que trabajan por causas humanas y sociales así como de interés mundial, como
es el equilibrio ecológico del planeta.
¿Qué motiva la creación de organizaciones del tercer sector? Son muchas y muy
variadas las causas que estimulan la creación de este tipo de organizaciones. Entre
otras causas, se pueden mencionar las deficiencias del modelo de desarrollo adoptado
por el Estado-nación en el que surge para atender estas deficiencias sociales, las crisis
Asociaciones Grupos
Capital filantrópicas Deficiencia Pública Global Abiertas
individual social minoritarios
Organizaciones no Privada
gubernamentales Grupos con
Capital Colegios y asociacio- Humana Internacional capacidades Cerradas
nes de profesionales Causa diferentes
público Medio
Tercer sector
Instituciones de ambiental
asistencia privada Nacional Ambiente Equilibrio
Capital Iglesias Organizaciones Asociados
privado de apoyo
Fideicomisos Regional Empleados Equifinalidad
Crisis
Capital Organizaciones Voluntarios
internacional intergubernamentales Local Transformación
Asociación Comunidad
Redes y de afinidad
agrupaciones Responsabilidad
Situacional Sociedad en
Donaciones Observatorios Necesidad general definida
inesperadas o, bien, por motivos climáticos ambientales u otro tipo de crisis como las
plagas, las infecciones no controladas, la violencia humana y social, la afloración de
necesidades de grupos que tienen situaciones que no se pueden controlar sin ayuda
externa, como el alcoholismo, la drogadicción, la neurosis, la depresión o, simplemen-
te, el deseo de incidir en alguna causa humana, social o ecológica. Ejemplos de asocia-
ciones que atienden estas causas en América Latina son la Asociación de Defensa de
Consumidores de Bienes y Servicios (Asodecobis), la Asociación Amigos de la Tierra, la
Asociación para el Desarrollo Integral Sostenible (APDIS), la Fundación para la Biodiver-
sidad y el Desarrollo Ambiental (Bida), la Fundación Desarrollo Social Latinoamericano,
y la Red Bioplaneta, A. C., entre otras.
Los beneficiarios de este tipo de organizaciones son en primer lugar los grupos de
personas de acuerdo con la problemática que viven, lo cual dio lugar para que se ini-
ciara la organización del tercer sector. En este caso pueden ser los grupos minoritarios,
aquéllos con capacidades diferentes, el mismo medio, sus asociados, sus empleados,
sus trabajadores voluntarios, la comunidad en la cual operan y la sociedad más amplia.
Los beneficios o resultados de este tipo de organizaciones tienen que ver con el logro
del respeto de los derechos humanos de sus grupos, mejoras en la calidad de vida de
sus destinatarios, así como en la de sus asociados y empleados, la mejora de la ecología
y la protección del ambiente, el respeto de la dignidad humana, bienes de tipo psico-
lógico y espiritual.
Como reflexión final sobre esta sección que describe los distintos tipos de organi-
zaciones que existen en la sociedad, es posible afirmar que el término organización se
refiere a un marco muy amplio de fenómenos sociales. Un error frecuente es el de equi-
parar el concepto de organización con aquellos conjuntos de personas que buscan
la realización de utilidades económicas; es decir, las empresas privadas. Este trabajo
busca poner el concepto de organización en su verdadera dimensión y sustentar que
la comprensión del mismo fenómeno social es la plataforma, sin la cual no es posible
llevar a cabo la formación del gestor de la comunicación integrada en las organizacio-
nes (GeCIO).
A manera de síntesis es posible afirmar que una organización puede ser de índo-
le internacional, pública, privada o del tercer sector, y que se reconoce como organi-
zación en la medida en que constituye la asociación de dos o más personas y en las
que son detectables el origen del capital que emplean para realizar sus operacio-
nes, que tienen un ámbito definido para su acción, que tienen una motivación o un
propósito para llevar a cabo sus acciones, que dicha acción tiene un ámbito o una
extensión determinados, que tiene beneficiarios, grado de complejidad, objeto social
de su acción, que tiene asociaciones y vínculos con otras organizaciones en la so-
ciedad y que tiene resultados. Dichos indicadores son la pauta para diferenciar un
tipo de organización de otros.
Gestión de la comunicación integrada en las organizaciones: competencias básicas… 65
Documental
Camp
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Encu y Metodologías
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Públicos intermedios
A pesar de la afirmación anterior, hay que avanzar con mayor profundidad en la te-
mática de la comunicación como elemento dinamizador de las organizaciones. Deben
recordarse las partes integrantes de toda organización, independientemente de que se
trate de una de índole internacional, pública, privada o del tercer sector. En las páginas
68 Estudios de la comunicación
que anteceden a ésta se ha planteado que toda organización tiene seis componentes
o subsistemas que en conjunto se armonizan (o dejan de hacerlo) para dar vida a una
organización y le permiten desarrollarse, crecer y transformarse. Se trata del suprasiste-
ma o entorno, y de los subsistemas de filosofía, técnico, de estructura, el psicosocial y el
administrativo (véase figura 4.7).
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Todos los tipos de organizaciones que se han mencionado hasta ahora en este
texto cuentan con dichos subsistemas, los que les dan vida y las hacen girar hacia de-
lante o, bien, retroceder en el caso de que alguno de éstos no funcione adecuadamen-
te. La comunicación integrada en las organizaciones constituye el fundamento vital
que permite a los componentes del sistema dinamizarse y mantenerse en operación.
Un enfoque integrado de la comunicación logra uniformidad y el cumplimiento de
objetivos estratégicos desde la planeación, en la ejecución, empleo de medios y he-
rramientas y la evaluación de la misma. Así, habría una línea rectora en todos los men-
sajes creados y transmitidos. Esta visión de 360 grados de la comunicación contempla
que la organización es una comunidad viva de personas que evoluciona y cambia en
su interacción constante con el entorno o suprasistema. Ante la necesidad evidente
de diálogo, por parte de las organizaciones con sus diversos públicos, es importante
identificar los cinco modos de comunicación existentes enunciados con anterioridad
(véase figura 4.8):
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4
Palabra compuesta de productor y consumidor. Hace referencia al consumidor informado, activo en la
distribución de un determinado mensaje o producto recomendándolo en su entorno, participando en
el desarrollo y mejora del mensaje a través de canales de comunicación que él mismo crea.
72 Estudios de la comunicación
Espectaculares
Revistas
Libros
Radio
Cine
Redes sociales
Phonecast
Videocast
Celulares
Banners
Podcast
Internet
Ecards
Blogs
de Venta (POP)
Presentaciones
Material Punto
Correo directo
Patrocinios y
promociones
Exhibiciones
Seminarios
Patrocinios
Folletos y
catálogos
Booklets
Stands
Distribución
Financiamiento Diseño Producción Evaluación
Promoción Patrocinio Comercialización
Con el fin de impactar a todos los públicos, a través de todos los medios y con todos
los mensajes, se propone la comunicación integrada a manera de un programa de 360
grados como el que se muestra en la figura 4.10, ello permitiría al comunicador planifi-
car sus actividades con el fin de lograr el mayor impacto posible en todos los públicos
posibles. La implementación de esta mezcla de medios debe prever incluso los efectos
intencionales y no intencionales de la comunicación5 (Cho y Salmon, 2007).
Las herramientas metodológicas de las que se apoya el comunicador son (véase
figura 4.6):
• Según su fuente de información: investigación documental y de campo.
• Según la extensión del estudio: censal y de caso.
5
Se denomina efecto no intencionado al efecto indirecto planificado en otra audiencia que no es el pú-
blico meta. Dado que los efectos de la comunicación son resultado de múltiples fuerzas de las cuales
el comunicador sólo puede controlar una de ellas. El comunicador debe planificar audiencias meta e
indirectas como los efectos intencionados —directos y no intencionados— indirectos. Los efectos no
intencionados se pueden dar en múltiples dimensiones, lapsos, niveles de análisis, balance, tipos de
audiencia y contenidos específicos. No necesariamente son de tipo negativos. Los 11 tipos de efec-
tos no intencionados que han podido clasificar autores como Cho y Salmon (2007) son ofuscamiento,
disonancia, efecto boomerang, contagio de la aprehensión, desensibilización, culpabilidad, costo de
oportunidad, reproducción social, normatividad social, empoderamiento y activación social.
Radio
Dispositivos Alianzas
Celulares Internet Convenios Expos
móviles Niños Gobierno estratégicas
Campaña
Brightcove Issuu
Acciones TTI
Jóven 360 Grados
(Nuevos medios)
Empresas
Acciones Sociales
(Corresponsabilidad)
adulto
e-Cards
Servicios
Padres de Centros
familia de
consumo
Materiales punto de venta (POP) Maestros Restauran- Conferencias de prensa
tes
6
El Consejo Técnico de EGEL-CC señala las siguientes competencias como las mínimas que un licenciado
en ciencias de la comunicación debe dominar y las divide en tres rubros: la comunicación organiza-
cional, las relaciones públicas y la publicidad. No obstante los autores proponen aquellas que com-
plementan la formación comprensiva del GeCIO, atendiendo los diversos tipos de comunicación que
existen en las organizaciones.
76 Estudios de la comunicación
Comunicación mercadológica
(públicos externos)
• Desarrollar los objetivos de la investigación de mercado o del consumidor.
78 Estudios de la comunicación
Comunicación creativa
(públicos internos, intermedios, externos)
• Desarrollar investigación aplicada con miras a la innovación constante dentro
de la organización.
• Implementar círculos creativos para la creación de los nuevos productos, servi-
cios o programas identificados como necesidades en el mercado.
• Establecer programas de desarrollo, implementación y evaluación de las ideas
generadas por el área creativa.
• Fomentar y motivar el trabajo colaborativo y la inteligencia colectiva para la in-
novación estratégica y la solución de problemas.
7
Las competencias marcadas con un asterisco son producto del trabajo del Consejo Técnico para el
Examen General de Egreso del Licenciado en Ciencias de la Comunicación (EGEL-CC) del Centro Nacional
de Evaluación, Ceneval.
Gestión de la comunicación integrada en las organizaciones: competencias básicas… 79
Comunicación corporativa
(públicos internos, intermedios, externos)
• Relaciones públicas.*
• Analizar la situación de la comunicación organizacional/institucional conside-
rando diversas fuentes.*
• Crear, reforzar, mejorar o modificar la imagen organizacional.*
• Establecer la logística y organización de eventos con públicos internos, interme-
dios y externos.
• Monitorear permanentemente la percepción de la organización por parte de los
diversos públicos.
• Velar por una buena reputación e imagen de la organización, así como el dise-
ño de programas de auditoría, mantenimiento y revalorización por parte de los
públicos externos.
• Diagnosticar la imagen corporativa real y diseñar la identidad corporativa ideal.
• Diseñar el plan de comunicación para construir la imagen ideal de la organiza-
ción en sus públicos internos y externos.
• Mantener la unicidad de mensajes clave ante los diversos públicos.
• Desarrollar e implementar metodologías y técnicas de persuasión, negociación
y cabildeo.
• Crear, reforzar, mejorar o modificar la imagen organizacional.
Comunicación administrativa
• Control central de los modos de comunicación entre el factor humano, técnico,
científico y material.
• Formalizar el grado en que las reglas, procedimientos y comunicados se hacen
por escrito.
• Facilitar las líneas de comunicación entre todos los mandos.
• Diseñar e implementar auditorías de comunicación.
• Monitorear la información externa.
• Diseñar estrategias de comunicación amigables para informar sobre los aspectos
contables compartibles y lograr la transparencia en el manejo de los recursos.
• Llevar a cabo la planeación estratégica de la organización.
• Plan estratégico global de comunicación.
• Definir los objetivos del plan estratégico de comunicación organizacional/
institucional.
• Seleccionar los distintos medios en función de los objetivos, públicos, mensajes
y presupuesto.
• Elaborar los mensajes en función de los objetivos planteados, del perfil de los
distintos públicos y de los medios seleccionados.
• Controlar, dar seguimiento y evaluar el programa estratégico de comunicación.
• Gestionar la crisis, el riesgo y el diseño de programas de prevención y de emer-
gencia.
Conclusiones
A lo largo del presente capítulo se hizo evidente la necesidad de comprender y estudiar a
las organizaciones para poder identificar: 1) su grado de complejidad en un entorno global;
2) las nuevas responsabilidades que tienen las organizaciones en relación con todos sus
públicos, ya sean internos, intermedios, externos, con la sociedad en general y el ambiente;
3) los diversos tipos de comunicación que pueden integrarse dentro de un programa es-
tratégico de comunicación de 360 grados; 4) las múltiples competencias que se requieren
para dirigir cualquiera de esas áreas de la comunicación; pero sobre todo para realizar una
gestión de la comunicación en forma integrada. Con todo ello en mente, el gestor de la
comunicación integrada en las organizaciones (GeCIO) debe ser más que un administrador
82 Estudios de la comunicación
o director de comunicación. A lo largo del texto se hace ver la importancia que tiene que
éste cuente con una formación integrada y ampliada, y que comprenda las tres grandes
áreas de competencias: 1) las fundamentales de comprensión de las organizaciones; 2) las
fundamentales de responsabilidad social; y 3) las competencias propias de los seis tipos de
comunicación: creativa, administrativa, mercadológica, interna y corporativa. Al momento
no se ha dado la importancia que tiene la figura del GeCIO, ya que los programas de las
universidades integran aspectos parciales de lo que aquí se ha expuesto. Sin duda, son múl-
tiples los desafíos que se les presentan a las escuelas de comunicación para la formación
de este tipo de comunicador. Para ello, se propone la figura del gestor de la comunicación
integrada en las organizaciones (GeCIO) como una profesión en sí que puede habilitar a los
profesionistas para ubicarse en el plano de las organizaciones cualquiera que sea su tipo.
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23 de noviembre de 2008].
Capítulo
5
Competencias básicas para
la enseñanza y la investigación
de la comunicación.
El manejo del texto y el
contexto comunicacional
Introducción
Siempre he creído que para comprender un determinado campo de estudios es im-
prescindible el buen manejo del texto y el contexto para cada caso particular ana-
lizado. El campo de estudios de la comunicación no debe ser la excepción. Estudiar
la producción académica y científica que define y caracteriza al pensamiento lati-
noamericano de la comunicación (PLC) es importante, porque de entrada nos ubica
frente a un cuerpo de conocimiento histórico que es producto de al menos 70 años
de desarrollo.
El buen manejo del texto y el contexto comunicacional puede proporcionar algu-
nas pistas acerca de su identidad, de sus orígenes y de las procedencias de los efectos
que han distinguido históricamente los abordajes ético-epistemológicos: los proble-
mas, las preguntas, los objetos, los significados, las posiciones, las prácticas y estra-
tegias discursivas que son utilizadas en los procesos de formación e investigación en
nuestra región. Lo que significa que un estudio de este tipo puede definir, entre otras
cuestiones teóricas y metodológicas importantes, cuáles han sido en la historia las
prácticas propias y específicas de los distintos colectivos que conforman el PLC y, por
tanto, aquellas prácticas y estrategias específicas de producción que son adherentes a
la estructura objetiva del campo académico de la comunicación en América Latina.
Desde una perspectiva epistemológica (y por tanto teórico-metodológica), estu-
diar la producción científica que define y caracteriza al PLC también permite someter
a una interrogación sistemática aspectos de la realidad social, cultural, económica y
política, propios de la condición latinoamericana puestos en relación por un conjun-
to de cuestiones teóricas y prácticas que se identifican de entrada con al menos dos
aspectos fundamentales en un estudio de este tipo: por un lado, con la construcción
histórica del campo científico, el campo académico y el campo de poder de la comu-
nicación en nuestra región; y por el otro, con aquella clase de análisis más peculiar que
constituye la práctica específica de ciertos estudios y discursos académicos que se
articulan en torno a una tradición de valoración, existente o inventada, de tipo social
y político que cuestionan de entrada el estatuto científico de la comunicación o de su
proyecto ético.
El amplio abanico geográfico que implica el pensamiento latinoamericano de la co-
municación y la producción investigativa que lo conforma, supone no sólo enfrentar
desafíos propios de la dimensión teórica o aquellos de corte cualitativo y cuantitativo
referidos a la recopilación, análisis y tratamiento de la información de cientos de docu-
mentos que anualmente son producidos en nuestra megarregión. El reto metodológico
en un estudio de este tipo es quizás el más considerable.
El propósito del presente capítulo es precisamente desarrollar una propuesta
metodológica que tenga la capacidad de aproximarse a definir las propiedades y los
principios de raíz más profunda que se han fijado en las prácticas académicas y cientí-
ficas que operan al interior de la estructura del campo de la comunicación; es decir, la
Competencias básicas para la enseñanza y la investigación de la comunicación… 85
Quién es el autor, a quién(es) se dirige, quiénes son los protagonistas del texto, qué se dice de ellos, a
qué realidad y contexto se dirige.
Cómo se entiende y desde dónde se estudia la comunicación.
Cuál(es) es la propuesta teórica y metodológica que aporta al estudio de la comunicación y cuál es la
característica del conocimiento empírico que de ella emerge.
Cuál(es) es la afirmación ética-política de la propuesta.
Cuáles son los procedimientos de exclusión, de crítica y opacidad del texto.
86 Estudios de la comunicación
1
Como instrumento de observación se entiende el medio adecuado que registra información obser-
vable que representa verdaderamente los conceptos o variables abstractas que el investigador tiene
en mente (Carmines y Zeller, 1979: 17); para lograr un grado aceptable de confiabilidad y validez en
el instrumento metodológico propuesto, se tuvieron en cuenta tres tipos diferentes de evidencias:
a) evidencia relacionada con el contendido específico de la obra analizada; b) evidencia relacionada
con un criterio externo a la obra analizada (en este caso es un criterio teórico-metodológico estándar),
y c) evidencia relacionada con el constructo o conceptos que están siendo medidos. Respecto de este
último tipo de evidencia, que suele ser el más importante desde una perspectiva científica, el grado
de construcción incluyó ocho pasos ampliamente recomendados para reforzar tanto el proceso de
validación como el procedimiento de construcción del instrumento (Hernández-Sampieri, Fernández
y Baptista, 2000: 234-255): 1) en primer término, establecer y especificar la relación teórica entre los
conceptos de cada uno de los apoyos teóricos y los objetivos buscados en el estudio; 2) listar variables
y comprender su significado; 3) correlacionar teoría y conceptos, analizar detalladamente los elemen-
tos operativos o empíricos de éstos y analizar cuidadosamente su correlación; 4) revisar cómo han sido
definidos operativamente los conceptos y las variables; 5) interpretar la evidencia empírica de acuer-
do con la validez de construcción de una medición particular; 6) construir un instrumento adaptándolo
al contexto de la investigación y al universo de análisis; 7) aplicar una “prueba piloto” del instrumen-
to dentro del universo de análisis; 8) por último, modificar, ajustar y mejorar los indicadores de confia-
bilidad y validez del instrumento.
Competencias básicas para la enseñanza y la investigación de la comunicación… 87
2
Un ejemplo más amplio y aplicado específicamente a las pautas metodológicas para elaborar ejer-
cicios de lectura autocrítica no androcéntrica en el texto académico de la comunicación en América
Latina, puede verse en León, 2005: 309-330.
88 Estudios de la comunicación
A partir de esta noción, la relación que se puede articular con el campo académico de
la comunicación parece casi natural. En los últimos años, esta articulación ha sido esta-
blecida por algunos investigadores latinoamericanos como Raúl Fuentes Navarro (1997:
41-50) e Immacolata Vassallo de Lopes (2001: 43-58). Para Fuentes (1997: 47-48), el cam-
po académico de la comunicación puede ser entendido como el conjunto de institucio-
nes de educación superior destinadas al estudio y a la enseñanza de la comunicación,
donde se produce la teoría, la investigación y la formación universitaria. De acuerdo con
Vassallo, el campo académico de la comunicación implicaría la identificación necesaria
de varios subcampos (Vassallo, 2000: 44). En primer término, el subcampo científico, im-
plicado en prácticas de producción de conocimiento: la investigación académica tiene
la finalidad de producir conocimiento teórico aplicado por medio de la construcción de
objetos, teorías y metodologías; el subcampo educativo, que se define por prácticas
de reproducción de ese conocimiento, es decir, la enseñanza universitaria; por último,
el subcampo profesional, caracterizado por prácticas de aplicación del conocimiento y
que promueve vínculos de diverso tipo con el mercado laboral.
Para Bourdieu (2000: 11-142), la producción de conocimiento en el campo científico
reside bajo condiciones sociales particulares de producción. Dichas condiciones espe-
cíficas residen, precisamente, en un estado determinado de la estructura y del funcio-
namiento del campo científico. La producción de conocimiento en un campo científico
y académico deviene de lo que supone una forma específica de intereses por parte del
investigador. Las prácticas científicas, según Bourdieu (2000: 13), nunca aparecen como
desinteresadas más que por referencia a intereses diferentes, producidos y exigidos por
otros participantes; en este caso, por investigadores e instituciones que son, a su vez, las
fuentes del campo.
El campo científico reviste, pues, formas específicas en tanto es un universo que
comporta relaciones objetivas entre posiciones adquiridas. Aclarado esto, el concepto
de Bourdieu (2000: 12) sobre campo científico es inherente al académico:
El campo científico es el lugar (es decir, el espacio de juego) de una lucha
competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de una autoridad
científica, inseparablemente definida como capacidad técnica y como po-
der social o, si se prefiere, el monopolio de la competencia científica que es
90 Estudios de la comunicación
La estructura del campo científico es, por tanto, equivalente del académico, al ubi-
carse aquí las condiciones de su producción como de su reproducción, tanto al nivel del
investigador como institucional. La estructura se define en cada momento por el estado
que comportan las relaciones de fuerza entre los protagonistas de la lucha. Y en este
juego —como dice Bourdieu (2000: 27)— el peso que determina la distribución de la es-
tructura del campo es el capital científico con el que cuenta cada agente. Ello es producto
de las luchas históricas que se han venido objetivando en el campo académico, entre in-
vestigadores e instituciones, como en aquellas disposiciones consecuentes y estrategias
que han implementado los diferentes agentes e instituciones en las luchas actuales.
Una de las características centrales en la conformación de un campo académico es
la estructura de la distribución del capital científico; es decir, en cómo se distribuye el
reconocimiento o crédito que le es otorgado a un investigador por el conjunto de pares-
competidores dentro del propio campo científico. Por lo general, este reconocimiento
es hecho por la cantidad de citas; por el número de traducciones en idiomas extranjeros;
por los premios académicos o científicos recibidos, etcétera. Este acto de conocer y reco-
nocer al investigador(a), Bourdieu (2000: 79) le llama capital científico. En tanto especie
particular de capital simbólico, es también el principal fundamento para entender las
transformaciones del campo hechas por intermediación de estrategias de conservación
o de subversión de la estructura que ella misma produce.
Como es de advertir, la posición, composición y distribución del capital científico son
muy importantes en este estudio. De acuerdo con Bourdieu (2000: 79-81), si nuestro cuestio-
namiento apunta a conocer el resultado particular que ocupa cada investigador en un mo-
mento dado en la estructura del campo científico y, por tanto, la posición objetivada en las
instituciones e incorporada en las disposiciones, un primer elemento que es necesario cono-
cer es el conjunto de estrategias anteriores de este(a) investigador(a) y las de sus pares.
Dichas estrategias dependerán de las propias relaciones de fuerza entre los prota-
gonistas; es decir, por la manera en que se distribuye el capital científico y desde la posi-
ción desde donde es generado. Ello significa que en un estado determinado del campo
académico, la inversión hecha por el investigador(a) depende tanto de la importancia
(medida por ejemplo en el tiempo dedicado a una investigación) como de su naturaleza
(en particular, por el riesgo asumido), pero además del potencial de reconocimiento y
de su posición actual y potencial dentro del campo. Por ello, dice Bourdieu (2000: 28),
las aspiraciones o ambiciones científicas son tanto más altas cuanto más elevado sea el
capital científico de reconocimiento.
Para Pierre Bourdieu (1983: 7-154), el concepto de habitus es el que permite cons-
truir el sistema que dé cuenta del principio que logra unificar y generar todas las prác-
ticas de las orientaciones de “elección” o “toma de conciencia” en determinado momen-
Competencias básicas para la enseñanza y la investigación de la comunicación… 91
to. De acuerdo con Bourdieu (1983: 35), se puede entender por habitus al sistema de
disposiciones inconscientes que produce la interiorización de las estructuras objetivas
que son principio generador y unificador del conjunto de prácticas e ideologías carac-
terísticas de un grupo. Como lugar geométrico de determinados objetivos y esperanzas
subjetivas, el habitus —según Bourdieu— tiende a producir prácticas objetivas que son
adherentes a las estructuras objetivas.
Otra característica que plantea Bourdieu (2000: 35) en el campo científico, y que
aquí interesa particularmente por los objetivos buscados en la aplicación de la MICECC,
es cómo se establece el orden y el conflicto científico en la estructura del campo. Un
primer reconocimiento es que la forma que reviste la lucha por la legitimidad científi-
ca es, de forma inseparable, política y científica. Esto es, que la relación entre un saber
especializado y la dimensión puramente política en la autoridad del científico poseen
siempre este carácter doble, puesto que todas las prácticas del investigador, como se-
ñalamos con anterioridad, se orientan hacia la adquisición de la autoridad científica (es
decir, prestigio, reconocimiento, celebridad, etcétera). De tal manera que un análisis que
tratara de separar o aislar la dimensión exclusivamente política en los conflictos por la
dominación del campo académico, sería tan falso de manera radical como su opuesto,
aquel análisis que no considera sino las determinaciones “puras” y en exclusiva intelec-
tuales de los conflictos científicos. De forma recíproca, para Bourdieu (2000: 15), los con-
flictos epistemológicos son siempre, inseparablemente, conflictos políticos; de ahí que
resulte inútil distinguir determinaciones sólo científicas y determinaciones sólo políticas
de prácticas en esencia sobredeterminadas.
Para Bourdieu existen, además, un par de elementos centrales para entender el cam-
po científico. En nuestra opinión, estos dos elementos son también fundamentales para
comprender el tiempo lógico que ha comportado la investigación de los estudios de
la comunicación en América Latina en relación con el tiempo histórico de su devenir.
Por un lado, cómo se estructura la distribución del capital científico entre los que parti-
cipan y de quiénes depende la legitimidad del campo académico; y, por otro, en qué con-
siste la autonomía del campo y de qué depende el grado de su autonomía. Más aún, ¿de
qué depende y, en todo caso, cómo se pueden identificar y evidenciar las estrategias (o
prácticas científico-políticas en tanto son fenómenos reales que comportan características
específicas) que utilizan los agentes para conservar o transformar el campo científico?
Con anterioridad se ha anotado que la forma que reviste la lucha por la legitimidad del
campo científico es inseparablemente política y científica. Para Bourdieu (2000: 31) esta
lucha se fundamenta en la mera fuerza de las razones y los argumentos. Depende, básica-
mente, de la estructura que comporta el campo; es decir, de la manera en que se distribuye
el capital de reconocimiento científico entre los que participan en ésta. Su estructura —in-
dica nuestro autor de referencia— puede variar teóricamente entre dos límites, los cuales
en los hechos nunca llegan a ser alcanzados: por un lado, la situación del monopolio del
capital específico de la autoridad científica y, por otro, la situación de competencia perfecta
que supone la distribución equitativa de este capital entre todos los participantes.
92 Estudios de la comunicación
Para simplificar este sentido, hay que recordar que el campo científico es siempre
un lugar de una lucha más o menos desigual, donde existen dominados (que no son
otros que aquellos investigadores(as) recién llegados, que poseen un capital científico
tanto más importante cuanto más importantes son los recursos científicos acumulados)
y dominantes (investigadores(as) que ocupan las posiciones más altas dentro de la es-
tructura de distribución del capital científico). Con independencia de esto, es preciso
también advertir que para hacerse valer en el campo, como indica Bourdieu, hay que
hacer valer razones; y para triunfar hay que hacer triunfar argumentos, demostraciones
y refutaciones.
Respecto del primer límite, la homogeneidad del campo se incrementará, en tanto
las acciones o estrategias reflejadas por el investigador de oposición entre conservación
y subversión tiendan a debilitarse y, por tanto, decrece la probabilidad de grandes revo-
luciones periódicas. Según Bourdieu (2000: 36), los agentes llamados dominantes adop-
tan estrategias de conservación tendientes a perpetuar el orden científico establecido
del cual son parte interesada. Dicho orden no se reduce a lo que Bourdieu (2000: 37)
llama “ciencia oficial”; es decir, al conjunto de recursos científicos heredados del pasado,
que existen en estado objetivado, bajo la forma de instrumentos, de obras, de institucio-
nes, etcétera, y en estado incorporado, bajo la forma de habitus científico (esto es, por
disposiciones mentales adquiridas).
El orden también se amplía al conjunto de instituciones encargadas de asegurar su
producción, reproducción y circulación de los bienes científicos y de sus consumidores;
es decir, al sistema de enseñanza, único espacio capaz de asegurar a la ciencia oficial la
permanencia y la consagración sistemática de la acción pedagógica, en particular para
aquellos “recién llegados” al subcampo de la investigación.
En suma, el campo asigna a cada agente sus estrategias, incluyendo aquellas que
consisten en trastocar el orden científico establecido. Según la posición que ocupan en
la estructura del campo (y otras variables secundarias como la trayectoria y la forma-
ción social), los investigadores “recién llegados” pueden orientarse hacia las colocacio-
nes “seguras” de las estrategias de sucesión y reproducir el ideal oficial de la excelencia
científica. O, por el contrario, hacia estrategias de subversión infinitamente más costosas
y arriesgadas, en tanto no puedan vencer a los dominantes en su propio juego (y a la
lógica del sistema), sino a condición de comprometer lo que Bourdieu (2000: 35) apela
como el aumento de inversión específicamente científica.
aun cuando es difícil apreciar y cuantificar dicha distinción. Un primer elemento central
para determinar el grado de autonomía del campo es saber cuál es la naturaleza de las
coacciones o problemas externos al campo, la forma en que éstos se ejercen y el modo
en que se manifiestan sobre las resistencias y determinaciones que caracterizan a la
autonomía del campo.
Justamente, una de las manifestaciones más visibles de la autonomía del campo,
como fácilmente puede ser comprobado en el caso del campo de la investigación de
la comunicación en América Latina, es su capacidad de refracción de esos problemas o
coacciones del exterior. De acuerdo con Bourdieu (2000: 75-76), cuanto más autónomo
es un campo, más intenso será su poder de refracción y más se transfigurarán las coac-
ciones externas. A la inversa, la heteronomía de un campo presenta como indicador
principal el hecho de que los problemas externos, en especial los políticos, se expresan
directamente en él:
Las ideas de Bourdieu inspiran y permiten, pues, no sólo identificar y rescatar evi-
dencia de una determinada posición en la estructura del texto y su respectiva función,
sino definir una determinada posición inserta dentro del sistema de relaciones que se
teje entre las diversas posiciones del campo académico y el campo de poder. Para acce-
der operativamente a este conocimiento y reconocimiento que realizan los agentes, se-
guimos algunos de los principios y momentos de inmersión metodológica propuestos
por Bourdieu (1983: 20-35).
En el cuadro 5.2 se muestran tres de los preceptos que se encuentran estrechamen-
te relacionados y conectados con igual número de niveles de la realidad social, y se
traducen en el instrumento de codificación que incorpora la MICECC por medio de las
categorías dos, tres y cuatro, y por los indicadores 5-15 (véase anexo 1).
de Michel Foucault (1978: 7-21; 1983: 9-64; 1990a: 7-49; 1990: 3-355). Al situar en un
diálogo dicha referencia metodológica con los objetivos de la MICECC, lo que interesa
es conocer la relación de existencia (o no) de algún tipo de procedimiento de exclu-
sión en el discurso analizado como, en todo caso, conocer cuáles son estos procedi-
mientos y su lógica de operación y relación respecto de las cuatro categorías prece-
dentes. Lo anterior reviste suma importancia pues permite distinguir, en el orden de
un discurso de las producciones analizadas y en cada colectivo científico específico,
la práctica de exclusión.
Para Foucault (1983: 11-41), la producción de un discurso en tanto materialidad de
cosa pronunciada o escrita, supone en principio un procedimiento de exclusión; signifi-
ca la producción, a la vez, de un discurso bajo control, selección y redistribución de cier-
to número de procedimientos que tienen como función conjurar los poderes y peligros,
pero además dominar el hecho aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.3
Es decir, Foucault entiende que el discurso no es simplemente aquello que traduce las
luchas y sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual, lucha
aquel poder del que quiere uno adueñarse.
Coincidiendo con Moreno, los estudios de Foucault distinguen la existencia de va-
rios tipos de procedimientos de exclusión que afectan al discurso y que, en el caso de
nuestro estudio, dejamos libremente para ver cuál procedimiento de exclusión se apli-
ca o no.4 En cualquier caso, lo que interesa conocer en la propuesta de Foucault (1983:
43-64; 1990: 333-355) es la fuente de las exigencias metodológicas que ello implica.
En el cuadro 5.3 se muestran dichas exigencias que se concentran en función de cua-
tro principios rectores y se traducen, en el instrumento de codificación en la categoría
número cinco y, concretamente, en los indicadores 16-20 (véase anexo 1).
3
De hecho, Foucault (1990a: 49) se muestra tan convencido de ello que va más allá al afirmar: “En tanto
el hombre desarrolla un saber acerca de sí mismo y relaciona este saber en campos del conocimien-
to con técnicas específicas que utiliza para su autoentendimiento, se puede crear una historia del
modo en que el individuo actúa sobre sí mismo, es decir, en las tecnologías del yo”.
4
Por ejemplo, para Foucault algunos principios clave son: 1) el comentario, el cual permite construir
indefinidamente nuevos discursos: el desplome del texto, su permanencia, el estatuto del discurso
siempre reactualizable, el sentido múltiple u oculto del cual puede ser poseedor; 2) el autor del dis-
curso, considerado como el principio de agrupación de ese discurso, como unidad y origen de sus
significaciones, como foco de coherencia; 3) el reconocimiento de las disciplinas: la disciplina es un
principio de control de la producción del discurso. Ella le fija sus límites por el juego de una identidad
que tiene la forma de una reactualización permanente de las reglas. Se define por un ámbito de obje-
tos, un corpus de proposiciones consideradas verdaderas, un juego de reglas, definiciones, técnicas y
de instrumentos. Sin embargo, para que haya disciplina es necesario que haya posibilidad de formular
indefinidamente nuevas proposiciones; 4) las condiciones de utilización del discurso: nadie entrará en
el orden del discurso si no satisface ciertas exigencias o si no está, de entrada, cualificado para hacerlo.
Lo que equivale a decir que no todas las partes del discurso son igualmente accesibles e inteligibles
para todos (Foucault, 1983: 11-41).
96 Estudios de la comunicación
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Anexo 1
MICECC. Instrumento de observación y codificación de categorías
de análisis e indicadores descriptivos
Categorías de análisis Índices descriptivos
I Quién es el autor(a) 1. Indique nombre o nombres del autor(a) del texto.
I.1 A quién se dirige 2. Indique nombre de personas, grupos, centros o
instituciones a los que se dirige el autor en el texto.
I.2 Quiénes son los y las protagonistas 3. Indique nombre de investigadores(as), grupos, centros
del texto o instituciones en los cuales el autor en el texto centra su
atención o a los que se refiere manifiestamente.
I.3 Qué se dice de ellos(as) 4. Identifique y describa qué se dice de los investigadores(as),
grupos, centros o instituciones en los cuales el autor en el
texto centra su atención o a los que refiere manifiestamente.
I.4 A qué realidad y a qué contexto se 5. Identifique y describa lugar y contexto cultural, social,
dirige económico, político, comunicacional e ideológico al que se
dirige el autor en el texto.
II Cómo se entiende y desde dónde 6. Identifique, describa y analice la definición, el significado y
se estudia la comunicación el sentido que el autor del texto le atribuye a la comunicación.
II.1 Qué es la comunicación. Cómo 7. Identifique, describa y analice los referentes
entiende la comunicación epistemológicos, teóricos y metodológicos que distingue
el texto y de los que parte el autor en su estudio de la
comunicación.
II.2 Posición en la estructura del campo: 8. Identifique, describa y analice los razonamientos teóricos-
desde dónde estudia la comunicación conceptuales y metodológicos con los que el autor del texto
hace ver y valer su posición en el estudio de la comunicación.
III Cuáles son las propuestas teóricas 9. Identifique, describa y analice las propuestas teóricas-
y metodológicas del estudio y las conceptuales explícitas que el autor realiza en el texto que se
características empíricas del estudio estudia.
III.1 Identifique la toma de elección 10. Identifique, describa y analice las propuestas
teórica en el texto metodológicas particulares explícitas que el autor realiza en el
III.2 Identifique la toma de elección texto bajo estudio.
metodológica en el texto
IV Cuáles son las afirmaciones ético- 11. Identifique, describa y analice los elementos referidos
políticas de la propuesta o definidos en el sistema de valores éticos-políticos que
desarrolla el autor en el texto.
IV.1 Cuál es la postura ética política del 12. Identifique, describa y analice la postura ética-política del
autor(a) autor en el texto respecto de las fuentes o instituciones a las
que se dirige.
IV.2. Cuál es la postura ética-política 13. Identifique, describa y analice las posturas éticas-
que es reconocida como válida por el políticas del autor en el texto y las cuales considera válidas
autor(a). académicamente.
100 Estudios de la comunicación
IV.3 Cuál es la postura que puede 14. Identifique, describa y analice la propuesta que el
unificar la orientación de elección autor realiza en el texto como válida para la unificación de
política y/o ética orientaciones de elección ético-política.
IV.4 ¿La postura del autor(a) caracteriza 15. Identifique, describa y analice si la propuesta caracteriza a
a algún grupo? algún grupo.
V Cuáles son los procedimientos de 16. Identifique, describa y analice a quién critica el autor en el
exclusión, crítica y opacidad del texto texto.
V.1 Identificación del principio de 17. Identifique, describa y analice qué critica el autor en el
trastocamiento o corte negativo texto.
(crítica)
V.2 Identificación de principio de 18. Identifique, describa y analice a quién o qué excluye el
exclusión del texto autor en el texto.
V.3 Identificación del principio de 19. Identifique, describa y analice cuáles son los motivos,
exterioridad del texto argumentos y límites de la crítica o exclusión que realiza el
autor en el texto.
V.4 Identificación de propuestas del 20. Identifique, describa y analice cuáles son los argumentos,
texto condiciones y perspectivas que anulan y superan la crítica del
autor en el texto.
Capítulo
6
Competencias metodológicas
desde la perspectiva cualitativa
para la generación de
conocimiento en comunicación
y educación
Introducción
El presente capítulo tiene como objetivo describir la relevancia de desarrollos metodo-
lógicos para abordar objetos de estudio en el campo de la comunicación y la educación.
En este caso, se describe el uso de tres técnicas cualitativas de apoyo a objetos de es-
tudio que requieren de un análisis metodológico integral; es decir, donde se vincule el
análisis cuantitativo con el cualitativo.
La propuesta metodológica consiste en la conceptualización, fase de diseño, imple-
mentación, procesamiento, análisis y presentación de resultados que facilitará al usuario
su comprensión y transferencia hacia procesos de investigación. Se basa en metodologías
cualitativas grupales como son los casos del grupo focal y el grupo de trabajo colaborati-
vo, y se caracteriza desde una perspectiva mixta, ya que la primera fase es individual y la
segunda es grupal; en cambio, la metodología de composición es de tipo individual. Las
tres metodologías son clasificadas como eminentemente comunicativas, ya que se basan
en comprender y analizar la producción social de sentido y la significación del discur-
so de los sujetos que como representación social de un determinado grupo participan
como informantes en el proceso de investigación.
Paquete metodológico
Consideramos la propuesta del uso de alguna de las metodologías señaladas de apoyo a
metodologías cuantitativas que facilitan el abordaje de investigación desde la perspec-
tiva mixta, cuyo uso está en aumento en el campo de la comunicación y la educación.
Por ejemplo, dentro del grupo de trabajo de teorías y metodologías de la investigación
de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), y el Consejo
Mexicano de Investigación en Educación (Comie), se plantea la necesidad de generar
propuestas metodológicas para la generación de conocimiento desde estos dos cam-
pos disciplinarios, y consideramos que el uso de estas tres metodologías es relevante en
la medida que hacen uso de la comunicación oral, escrita y modelo de comunicación
grupal e intergrupal. Así también se ha mostrado el uso en objetos de estudio relaciona-
dos con la comunicación y la educación (Castillo, 2009).
Grupo focal
El grupo focal es definido como una discusión cuidadosamente planeada, diseñada para
permitir entender mejor la opinión, percepción y conocimiento del objeto investigado
y como una discusión para obtener percepciones sobre un área definida de interés en
un ambiente permisivo y no amenazante (Nomakforoosh, 2001; Huldelson, 1994). Por su
parte, López Mojarro (1999) lo considera como aquel que nos lleva a observar justifica-
ciones, modos de pensar y defender, adecuaciones del propio discurso por interacción
Competencias metodológicas desde la perspectiva cualitativa para la generación… 103
con los demás, por lo que se concibe como una fortaleza de esta técnica cualitativa para
la investigación social.
En esta propuesta, se considera hacer uso de paradigmas mixtos para abordar objetos
de estudio en el campo de la investigación en comunicación, y es el uso del cuestionario
con alguna de las metodologías ya sea el grupo focal, la composición o el grupo de tra-
bajo colaborativo, lo que nos ha permitido abordar variables e indicadores de problemas
específicos de la comunicación y fenómenos eminentemente educativos. En la figura 6.1
se presenta la metodología de grupo focal (GP) que posteriormente se describe.
Fases de implementación
Las dos primeras fases se relacionan con tener definido el objeto de investigación, así
como las variables y los indicadores del mismo, y a partir de ello justificar los motivos
por los cuales es necesario el uso del grupo focal y definir qué información se requiere
tomando en cuenta objetivos de investigación, variables y datos cuantitativos del cues-
tionario en que se tiene interés profundizar para llegar a los “porqué” del dato, y con
la discusión de grupo focal obtener opiniones y percepciones de los participantes con
1 2 3
Problema de Justificación Fase de Diseño de guía
investigación de uso de la planeación de tópicos
técnica del • Definir
grupo focal objetivo.
• Definir
variables.
Invitación por
4
escrito a Fase de
participantes procesamiento de
Lugar, espacio
la información y
Selección de y equipo
Lista de análisis.
Selección del informantes
como participantes Notas. • Transcripción
moderador
representación con datos de Grabación de de testimonios
social del grupo ubicación y audio. • Análisis con
de estudio generales Videos técnica de los
colores
• Categorías y
hallazgos
5 • Relación de
Fase de elaboración de informe de hallazgos hallazgos y
cualitativos categorías
teóricas
los cuales podemos comprender y analizar con mayor exactitud nuestros objetivos de
investigación. Inicia con la elaboración de cuestionamientos para guía de tópicos que
conforman la relación de preguntas que servirán de apoyo al moderador para guiar la
discusión de los informantes invitados, esto como parte del objetivo de obtención de
información que se plantea en el GP tomando en cuenta las variables del proceso. Se
selecciona un moderador, quien debe poseer conocimiento del tema y experiencia en
esta metodología, ya que será el responsable del cumplimiento del objetivo referente a
la obtención de información que guiará con los cuestionamientos diseñados para ello.
Otro apoyo de recurso humano es la selección de apuntadores que servirán de so-
porte en la captura de la discusión que se presenta en la sesión de grupo, para ello se
requiere llevar notas en una computadora portátil, se necesitan al menos dos personas
y se usará grabadora de audio electrónica y videocámara para que exista registro de
la discusión que modera el experto y en la que participa una representación social del
grupo sujetos de estudio. Es decir, los informantes seleccionados que son de seis a ocho.
Se hace la relación de participantes con datos generales, correo electrónico, teléfono y
dirección. Se corrobora vía telefónica la posibilidad de participar en este proceso meto-
dológico y una vez confirmada su asistencia se les entrega la invitación escrita donde
se indica la temática general en la que participa, el día, el lugar y el horario en que se re-
quiere la presencia, garantizando la mayor asistencia posible, por lo que se recomienda
excederse en el número de invitaciones para aumentar las posibilidades de la asistencia
requerida de seis a ocho participantes para iniciar la sesión de grupo.
En la fase de planeación es importante contar con la infraestructura y el equipo ne-
cesarios, se recomienda una sala que facilite la conversación entre moderador y par-
ticipantes, y se requiere verificar el funcionamiento de la cámara de video, las grabado-
ras de audio y el equipo de cómputo, así como tener el apoyo logístico para la atención
de los “conversadores”. Recordemos que la fase de reclutamiento de invitados es muy
importante, ya que de ello, y de la calidad del moderador, depende que el objetivo del
grupo focal se logre, por lo que se debe tener conocimiento de las principales caracte-
rísticas de esta metodología:
El investigador puede elegir para esta fase la técnica de colores o, bien, usar el soft-
ware de análisis cualitativo. Después del procesamiento por categorías y de realizar los
hallazgos se relaciona la información empírica con nuestro referente teórico y las varia-
bles para, posteriormente, elaborar el informe cualitativo para relacionarlo con el infor-
me cuantitativo con los productos obtenidos del cuestionario, ya que debemos recordar
que nuestra recomendación es el uso de esta metodología cualitativa como comple-
mento de análisis cuantitativo para generar conocimiento a partir de la prospectiva de
la investigación mixta.
A continuación se muestran algunas consideraciones de análisis de información:
1 2 3 4 5
Definir Selección Selección de grupo Percepción Grupo
objetivos de de variables de informantes individual. colaborativo.
información que participarán Entrega por Integrar
en el proceso de escrito de diferentes
comunicación variables donde equipos de
escrita individual y opina sobre cada trabajo
grupo de trabajo una de ellas, de colaborativo
colaborativo. manera individual. donde
participan con
opinión escrita
6 7 8 individual sobre
Exposición y Elaboración de Presentación de variables.
discusión. informe sobre resultados.
Exposición de variables. El coordinador
cada miembro Informe de presenta análisis 9
del equipo resultados por el de resultados con Informe final de resultados para su
colaborativo coordinador de base en variables relación con el análisis cuantitativo.
sobre su grupo con apoyo para la
percepción de: discusión retroalimentación
sobre variables. individual y de los
Escrito de presentación participantes.
discusión de sintética de
variables, grupos.
síntesis.
apreciaciones colectivas por variables y sus indicadores; a su vez éstas deben escribirse
para que un apuntador por equipo las integre en un procesador de textos y lleguen
a propuestas, fortalezas, debilidades y conclusiones, las cuales quedarán escritas para ser
proyectadas por un representante de equipo, luego de lo cual se pasará de un análisis
grupal a una discusión intergrupal, dejando un registro de las percepciones individuales
por escrito, la información de análisis grupal en un procesador de textos, y la exposición
se registrará en una grabadora de audio con lo cual se apoyará la fase de análisis.
Este proceso tiene una duración de dos a tres horas. Dependerá del número de va-
riables, y se recomienda usar las más importantes para la discusión. Para retomar como
base el esquema variable-indicador que sirvió de guía para la percepción individual y
discusión del GTC, y el registro de información, se inicia el análisis por variable y percep-
ciones señalando los principales resultados por cada una de las primeras para redac-
tar una presentación de los principales resultados, fortalezas, debilidades y propuestas
apoyadas con los discursos de los participantes.
Con el esquema preliminar de resultados se elabora el informe final, relacionando
con el análisis empírico, con referentes teóricos y el análisis cuantitativo. La composición
como técnica cualitativa individual consiste en que el informante, a partir de una pre-
gunta que se le entrega por escrito, realice sobre el objeto de investigación una compo-
sición, donde posteriormente se hace el análisis del discurso estructurado desde sus ex-
periencias y percepciones. El investigador categoriza hallazgos para su posterior análisis
desde las variables teóricas, lo que conlleva al uso de un paquete metodológico:
Planeación
Conclusiones
Dentro del campo de la comunicación y la educación es necesario diseñar propuestas
metodológicas para la generación de conocimiento e incidir en la formación de comu-
nicadores en la competencia investigadora, la cual es parte esencial de la formación
profesional y del perfil de egreso.
La propuesta que aquí se describe es el uso de tres metodologías de corte cualitati-
vo para complementar su uso con objetos de estudio, abordados desde la perspectiva
cuantitativa e incursionar desde el campo disciplinario de la comunicación y la educa-
ción en la implementación de perspectivas mixtas que permitan un mejor abordaje y
conocimiento de los fenómenos estudiados. Por último, consideramos que esta pro-
puesta coadyuva en la formación profesional de comunicadores y educadores, pero
también aporta conocimientos sobre metodología de la investigación.
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Capítulo
7
Una epistemología para una
comunicología posible.
Una propuesta constructivista
para una ciencia emergente
Introducción.
Sobre un proyecto y parte de su camino
La historia del proyecto “Hacia una comunicología posible” empezó como tal en el año
2001, en la Universidad Veracruzana (UV) (Galindo, 2003), en el intento de fundamen-
tar un programa de doctorado en comunicación.1 En aquel entonces, la mirada ante
las implicaciones de la operación de dar fundamento fue ambiciosa y, para decirlo con
suavidad, un tanto ingenua. Una ciencia requiere más que una iniciativa enérgica co-
yuntural para sustentar una propuesta de conocimiento sobre lo particular, desde una
perspectiva general.
Entonces la epistemología se vislumbraba como un amigo guardián que ayudaría a
resolver los obstáculos para configurar una ciencia donde, en principio, sólo aparecían
fragmentos de discursos científicos de todo orden y magnitud. Si las ciencias existen y
dicen tener fundamento y consistencia lógica, y si hay algo que se define como el ga-
rante de esa construcción, la vigilancia interior y exterior de la evaluación de principios
y operaciones debe tener protocolos claros y necesarios. Sólo se trataba, entonces, de
aplicar a las formas discursivas, de mediana o mayor coherencia sobre la comunicación,
esos protocolos epistemológicos y asunto arreglado. La tarea suponía tiempo y dedica-
ción, pero no había duda de que habría buenos ayudantes e instrumentos en todas las
labores necesarias. Eso parecía en un principio, pero no fue así.2
El trabajo de fundamentar una forma científica supone muchos implícitos que no
son evidentes ni obvios, las ciencias declaran de memoria algunos rasgos de lo que di-
cen las fundamenta, pero muchas veces el seguimiento de esas declaraciones no lleva
muy lejos. Esos ejercicios de evaluación son, en muchos casos, colecciones de lugares
comunes, que en ocasiones tienen mucho tiempo de haber perdido su sentido origi-
nal, si es que alguna vez lo tuvieron. Y en otros casos son guías para explorar, sugeren-
cias e imágenes que necesitan aclaración, genealogías, indagaciones de buen calibre
para ser útiles.
Como podrán imaginar, el asunto de la epistemología de una ciencia de la comuni-
cación no resultó tarea sencilla, y el movimiento hacia la construcción de una comuni-
cología posible tuvo que hacer uso de mucho sentido común y hábitos analíticos para
hilvanar lo que no ha sido en absoluto claro ni definitivo. Con el tiempo, ese camino
andado mostró que no era un mal camino del todo; al contrario, parecería que lo que
emergió en ese momento ahora es un esquema de programa de trabajo que al principio
no existía y que, sólo con la consistente ocupación de leer, entender, comparar y ensa-
1
Este programa de doctorado es el primero en México con el nombre de Doctorado en Comunicación,
teniendo como sede una facultad con ese nombre en una universidad pública. Por tanto, su compro-
miso y responsabilidad eran muy grandes.
2
El campo académico de la comunicación universal no es muy poderoso en epistemología, pero tampo-
co lo es el de las ciencias sociales, y resultó que tampoco lo era del todo el de las ciencias básicas.
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta constructivista… 113
yar, ha logrado mostrar un rostro más nítido y luminoso.3 Sin embargo, la compañía del
orden y la claridad son necesarias y bienvenidas. El proyecto hizo pronto una hipótesis
que, la comunicología general posible, necesitaría de una epistemología contemporá-
nea de gran poder, y la decisión fue, después de una evaluación, que esa epistemología
sería sistémica, constructivista y compleja.
Todo tiene su razón, y esta apuesta también la tuvo. Por otra parte, se presentaba
el largo camino de la reconstrucción del pensamiento científico en comunicación, lo
que suponía un espacio general de una comunicología histórica por explicitar y orde-
nar (Galindo, 2004a). De ahí saldrían no una sino varias vetas de epistemología, detrás
de las diversas propuestas que en estas seis o siete décadas de ciencias de la comuni-
cación han progresado.4 De ahí que por una parte estuviera la tarea de reconstrucción
de la comunicología histórica existente con sus varias epistemologías y, por otra, la
tarea de construcción de una comunicología general posible, con una epistemología
sistémica, constructivista y compleja (Galindo, 2004c).
3
Parte de esta historia ya está escrita, las primeras versiones hacen su aparición en los primeros capí-
tulos del libro de Luis Jesús Galindo Cáceres, Tanius Karam Cárdenas y Marta Rizo García (2005a). Cien
libros hacia una comunicología posible. Ensayos, reseñas y sistemas de información, Universidad Autóno-
ma de la Ciudad de México (UACM), México.
4
Las ciencias de la comunicación son muy recientes, el campo académico de la comunicación inicia
sus reflexiones teóricas y epistemológicas en la década de 1960 en Estados Unidos y Europa. En esa
misma época en América Latina están en efervescencia las discusiones sobre la política y los me-
dios de difusión, no hay discusión teórica o epistemológica propiamente como tal, pero aun con
estas condiciones la aparición académica de la comunicación se marca en la década de 1930, cuando
surgen las primeras escuelas universitarias de comunicación, que en realidad son de periodismo. La
comunicación emerge como un título universitario de altos estudios en Estados Unidos hacia finales
de la década de 1940.
114 Estudios de la comunicación
Las coincidencias entre los diversos autores hacían evidente un cierto consenso en
la percepción de la historia de las llamadas ciencias de la comunicación, pero también
sucedía lo contrario y, en forma más llamativa, había una constante “ligereza” en los jui-
cios metateóricos.5 Lo que mostraba esta primera aproximación era que no había una
constante ni mucho menos el interés del campo académico de la comunicación inter-
nacional en su fundamentación conceptual, teórica o epistemológica. Así que lo que
buscaba el grupo de fundamentación del doctorado en una corta e intensa exploración
resultó en malas noticias: si el programa de altos estudios necesitaba una fundamenta-
ción científica de la investigación de la comunicación, no iba a resolver su problema con
lo que el campo de la comunicación había consensuado hasta entonces, hacía falta algo
más que una exploración para tener respuestas, el asunto implicaba una investigación
de gran complejidad y a largo plazo.
Ahí inició propiamente el proyecto “Hacia una comunicología posible”, y de inme-
diato salió de los límites de la UV. Las necesidades de información y análisis eran de tales
dimensiones, que era prácticamente imposible que tres profesores respondieran en un
corto plazo a las interrogantes que estaban apareciendo.6 Así que el proyecto inicial se
dividió en dos partes, una para ser resuelta en forma local, para las necesidades del pro-
yecto a corto plazo en la UV;7 y la otra, que convocó a nivel nacional a otros interesados
en el asunto de profundizar en la reflexión sobre la construcción teórica del espacio
académico de la comunicación, a un mediano y largo plazos.8
En el año de 2003 se formó el grupo de estudio “Hacia una comunicología posible”
(Gucom), integrado por los tres profesores de la UV y otros dos de la Universidad Autó-
noma de la Ciudad de México (UACM).9 Desde ahí se convocó a la formación de una Red
5
Esta superficialidad viene del poco interés en la teoría y en la epistemología. Cuando se teoriza en
el campo académico de la comunicación, es más fácil encontrar un lugar común que una reflexión
sustentada y argumentada. Y muchos de esos lugares comunes se repiten en el mismo sentido. Por
ejemplo, la afirmación de la comunicación como algo asociado con medios, sin ninguna otra argu-
mentación. O en el caso del pensamiento crítico, descalificar a priori a los medios por ser capitalistas,
propiedad privada. Los juicios morales son más abundantes que los juicios teóricos.
6
Los tres profesores eran dos estudiantes de doctorado, Romeo Figueroa y Juan Soto, y el coordinador
del doctorado, Jesús Galindo.
7
Los proyectos locales fueron, uno de Romeo Figueroa sobre la presencia de las teorías de la comunica-
ción en los 34 planes de estudio de las escuelas de comunicación del estado de Veracruz; y el otro, de
Juan Soto, el análisis de la teoría de la comunicación presente en los 10 primeros números del anuario
del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC),
una de las publicaciones centrales del campo académico de la comunicación en México.
8
Partiendo del programa general sobre historia del pensamiento científico de la comunicación de Jesús
Galindo.
9
La doctora Marta Rizo y el doctor Tanius Karam, ambos con doctorados en comunicación en España,
una en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), y el otro en la Universidad Complutense de Ma-
drid (UCM). Ambos programas de doctorado con una importancia creciente para México, por la canti-
dad de egresados que están trabajando en este momento en el país.
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta constructivista… 115
10
El programa de estudios tiene una página web donde se van textualizando cada uno de los pasos del
proceso de trabajo, el portal hacia una Comunicología posible: http://www.geocities.com/comunico-
logia_posible/
11
Héctor Gómez, de la Universidad Iberoamericana-León; Roberto Aguirre, de la Universidad Autónoma
de Puebla y Carlos Vidales, de la Universidad de Guadalajara.
116 Estudios de la comunicación
12
Partimos de la referencia general de varias obras: Ferrater Mora, José (1984). Diccionario de filosofía,
Alianza, Madrid; Garrido, Manuel, Luis M. Valdés y Luis Arena (coords.) (2005). El legado filosófico y
científico del siglo XX, Cátedra, Madrid; Houdé, Olivier et al. (2003). Diccionario de ciencias cognitivas,
Amorrortu, Buenos Aires; Muñoz, Jacobo y Julián Velarde (eds.) (2000). Compendio de epistemología,
Trotta, Madrid.
13
Las posturas revisadas y evaluadas en un segundo lugar fueron: agnosticismo, bayesianismo, carte-
sianismo, coherentismo, conexionismo, convencionalismo, dogmatismo, escepticismo, esencialismo,
externismo, falibilismo, fenomenalismo, fideismo, formalismo, fundamentalismo, gnosticismo, holis-
mo, internismo, irracionalismo, logicismo, naturalismo, objetivismo, perspectivismo, pirronismo, plato-
nismo, racionalismo, realismo, solipsismo, subjetivismo. Las posturas revisadas y evaluadas en primer
lugar para el caso de la comunicología histórica fueron: cognitivismo, conductismo, constructivismo,
dialéctica, empirismo, estructuralismo, fenomenología, hermenéutica, historicismo, positivismo, prag-
matismo, sistémica, trascendentalismo. De un total de 42, 13 de pertinencia primaria y 29 de pertinen-
cia secundaria. Todo esto en un primer momento; serán necesarios otros más de análisis y evaluación.
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta constructivista… 117
nes deductivas, llegando incluso a incluir la abducción de Peirce en toda esta dialéctica
de lo fijo y lo móvil en las formas del conocimiento en general y, por tanto, en la configu-
ración de la comunicología histórica hacia una comunicología general posible.
Lo que está en juego es la crítica de los procesos de fundamentación de la ciencia
en general, y de las ciencias particulares. Por una parte, aparecen las operaciones lógi-
cas de configuración formal del discurso científico a través de lo que se nombra lógica
de proposiciones y, por otra, surge el movimiento del conocimiento y la percepción en
la interacción entre situaciones y representaciones, la lógica de significaciones (Piaget
et al., 1989).
La propuesta de la epistemología genética supone un proceso de construcción
científico donde todo esquema de certidumbre formal y empírica es superado por
una reconfiguración del mismo esquema o por otro. La interacción entre la vida for-
mal de la ciencia y su vida situacional promueve el movimiento y la superación de es-
quemas de representación del mundo. Aunque no siempre resulte así. De esta manera
el proyecto Gucom parte de la epistemología genética para hacer una evaluación del
movimiento histórico del pensamiento en comunicación y, por otra, parte de hacer
el diagnóstico del potencial de la propuesta de una comunicología general posible
constructivista, sistémica y compleja ante las trayectorias que la anteceden. La pre-
gunta de base es si la propuesta de la comunicología general posible es un estadio
de estructura de conocimiento superior a la comunicología histórica, y ensayar si algo
semejante sucede en relación con las ciencias sociales.
La prospectiva de trabajo es larga, pero existe un punto de partida base; y a este
punto de partida se agregarán, en su momento, las tesis de la sistémica de Von Föerster
(1998), el espacio del pensamiento complejo contemporáneo en algunas de sus vertien-
tes analíticas y constructivas (Lewin 1995), (Morin, 1996) (Nicolis et al., 1994), así como la
complementación de la perspectiva constructivista con las aportaciones de los biólogos
Maturana y Varela (Maturana, 1996), y otros autores (Pakman, 1997).
Una definición aportada por el propio Piaget de la epistemología constructivista es
la siguiente: “El estudio del pasaje de los estados de menor conocimiento a los estados
de conocimiento más avanzados” (Piaget, 1979a: 16). En esta definición es clave la pre-
gunta sobre cómo se pasa de un nivel a otro. Pregunta que el propio Piaget resuelve en
parte en su propuesta de la equilibración y la desequilibración (Piaget, 1979), el último
de sus trabajos importantes. Y es sobre esta propuesta que se puede ensayar la evalua-
ción de las comunicologías históricas. La tarea consistiría en evaluar los procesos cons-
tructivos de sus mapas conceptuales, a partir del juego entre la lógica de proposiciones
y la lógica de significaciones (Piaget y otros, 1989).
De esta manera se podría identificar su movimiento o su reproducción discursiva
ideológica, entendiendo por ideología lo que se opone al movimiento constructivo
como proceso de representación y percepción del cambio. Por una parte la dimensión
formal del discurso científico, y por otra la dimensión situacional histórica. No sabemos
118 Estudios de la comunicación
bien a qué nos llevará ese ejercicio analítico, lo que sí sabemos es que nos permitirá per-
cibir y valorar mejor la construcción científica de las comunicologías históricas. Además,
el compromiso es montar el proceso constructivo de la comunicología general posible
en una configuración de rigor lógico y apertura dialéctica al movimiento social y a las
ciencias de ese movimiento social. ¿Resultará de todo esto una mejor ciencia, una co-
municología general que supera a las comunicologías históricas antecedentes y a las
ciencias sociales?
14
Experiencia referida en el artículo de Fernando Cortés y Manuel Gil, “El constructivismo genético y las
ciencias sociales: líneas básicas para una reorganización epistemológica”, en Rolando García (coord.)
(1997). La epistemología genética y la ciencia contemporánea, Gedisa, Barcelona, pp. 69-87.
15
Para este punto revisar por ejemplo el texto de Marta Rizo en el portal del INCOM, “Manuales de teorías
de comunicación: análisis desde la Comunicología”. Disponible en: http//www.portalcomunicacion.
com/esp/dest_comunicologia.html
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta constructivista… 119
16
Este trabajo analítico tiene varias versiones, la primera aparece en (Galindo, 2004a), después tiene cam-
bios hasta llegar a la última versión (Galindo, 2008a).
120 Estudios de la comunicación
considerar como científica una operación. En principio, Gucom acepta este postulado,
pero lo matiza según la epistemología particular, las apuestas hermenéuticas no pasa-
rían una prueba positivista y, en cierto sentido, tienen también una base empírica en sus
afirmaciones.
Hasta ahora, nuestro trabajo en los mapas conceptuales necesita una labor com-
plementaria en la explicitación de los objetos y la relación entre esos objetos y las con-
ceptualizaciones generales de la comunicación, así como sus conceptualizaciones par-
ticulares. La hipótesis general es que en las comunicologías históricas hay poco trabajo
conceptual, y que los objetos no son muchos, aunque ya tenemos, como decía arriba
un apunte. Aquí, el punto principal es la relación entre las fuentes y sus configuraciones
conceptuales y de objeto, y las comunicologías particulares históricas y sus configura-
ciones conceptuales y de objeto.
La relación entre ambas matrices parece sólo coincidir en parte, el análisis a fondo
de esta situación mostrará elementos para evaluar las consecuencias de estas diferen-
cias y semejanzas, de estas cercanías y lejanías. Por ejemplo, no es lo mismo la agenda
setting de la genealogía oficial del funcionalismo en comunicología, que el funcionalis-
mo sociológico.
Quinto. ¿Cuáles son las genealogías de esas conceptualizaciones particulares de
los objetos que definen o implican la conceptualización general, y las conceptualiza-
ciones particulares? Este punto está muy avanzado en el proyecto Gucom (Galindo,
2008a), lo que necesitamos es completar la conexión entre los objetos y la conceptua-
lización general. De todo esto hay apuntes abundantes, aunque aún no muy claros. Por
ejemplo, sabemos que el objeto central de la comunicología histórica en general son
los medios de difusión masiva, sabemos que las definiciones generales de comunica-
ción están relacionadas con esta dimensión de la comunicación, la difusión masiva de
mensajes. Pero sabemos también que hay otros objetos, como el muy evidente de la
conversación, por ejemplo.
Las diversas comunicologías se mueven en buena parte a partir de este objeto cen-
tral, los medios, pero las conceptualizaciones no son las mismas en el momento de pre-
sentar las representaciones del asunto, en un sentido espacial, y del movimiento del
asunto, en un sentido temporal.17 Aquí la epistemología constructivista tiene mucho en
qué apoyarse para distinguir y especificar partes y todo, en un momento de construc-
ción conceptual, y en el proceso de varios momentos de construcción conceptual. Así,
17
En este punto, siguiendo la propuesta constructivista de Piaget, una cosa es la propuesta general
conceptual de una teoría o perspectiva teórica, que es en ocasiones casi un lugar común dentro de
su propio discurso, y otra la reconstrucción de las distintas versiones que de una propuesta existen.
Una propuesta tiene historia, antecedentes y versiones previas y, por supuesto, cambios hacia el
futuro, reconfiguraciones y diferencias respecto de versiones anteriores. Eso no suele estar explícito
en la presentación de las propuestas, pero es algo que sucede, y si no sucede algo no anda bien des-
de el punto de vista constructivista.
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta constructivista… 121
por ejemplo, los medios son conceptualizados de forma distinta por las aproximaciones
de la sociología crítica y de la sociología cultural, y la diferencia aumenta si aparecen la
sociología funcionalista o la cibernética. Aunque en ocasiones parece que la base de
la matriz conceptual general es la sociología funcionalista, sólo con valores ideológicos
distintos al momento de enjuiciar las situaciones. Lo cual es muy importante explicitar
en sus particulares formas constructivas.
Sexto. ¿Cuáles son los autores, las obras, los momentos, y los lugares relevantes?
Todo el proceso de revisión crítica se basa en la indagación sobre cuáles son los autores,
las obras, los momentos y los lugares clave, desde los cuales se construyen o se reconfi-
guran las genealogías. Sobre esto tenemos ya mapas suficientes, y después del trabajo
descriptivo historiográfico (Galindo, 2005a; Galindo, 2008a), ahora avanzamos a fondo
en la decantación de los procesos constructivos conceptuales, desde una perspectiva
constructivista.
18
Sobre este apunte la introducción al texto “Comunicación, ciencia e historia” es muy clara. Después
del trabajo historiográfico sobre las fuentes científicas del pensamiento en comunicación, el siguiente
paso fue el de un trabajo de historia de la ciencia propiamente como tal, que requiere entre otros
elementos la identificación de los principios constructivos epistemológicos de las fuentes historiogra-
fiadas. El resultado fue en principio la hipótesis de las cuatro epistemologías apuntadas: el positivismo,
la hermenéutica, la dialéctica y la sistémica.
122 Estudios de la comunicación
nuevo y distinto al curso epistemológico del siglo XIX y buena parte del XX, que son los
siglos de donde se alimenta epistemológicamente la comunicología histórica.
Si el siglo XX es inestable por su velocidad metabólica y eso trae como consecuencia
la inconsistencia de las estructuras cognitivas del XIX, la sistémica y la comunicología son
parte de la epistemología y la ciencia de la nueva estabilidad, la que asimila la velocidad,
el movimiento, la interacción, el cambio, la inestabilidad social, las cuales representan
una estabilidad de un orden de complejidad mayor, superior, inédita. No había hecho
falta antes una perspectiva del movimiento con una premisa de velocidad y relatividad
tales, ahora sí es necesaria, y el movimiento que la epistemología genética pretende
percibir, es parte de la naturaleza de la nueva ciencia de la comunicación, la comunico-
logía general posible.
Las formas científicas del siglo XIX no son comunicológicas propiamente, las del si-
glo XX empiezan a serlo, pero no llegan a tomar esa forma. Éste es un punto clave. La
comunicología posible inaugura y forma parte de una nueva forma de construcción del
conocimiento y la vida social, eso que se asocia con la figura de flujos frente a estados,
eso que se asocia con la interacción frente a la jerarquía, eso que se asocia con la mun-
dialización frente la vida local aislada, eso que se asocia con la conectividad frente a la
marginalidad, eso que se asocia con la sociedad del conocimiento frente a la sociedad
del comercio material, eso que se asocia con la Internet frente a los verticales medios de
difusión, eso que se asocia con la movilidad frente al status quo.
Entonces, aparecen las preguntas por las epistemologías de las ciencias sociales tra-
dicionales.19 ¿Es la comunicología una ciencia social? ¿En qué sentido ellas son parte de
una cosmovisión que pertenece al pasado, y que ya no es vigente del todo? ¿En qué
sentido proponen un mundo que es, que fue o que aún podría ser? Y por tanto, ¿dónde
se da la ruptura con la comunicología y dónde hay cierta continuidad?
La hipótesis del proyecto es que aun aceptando la perspectiva de continuidad, lo que
aparece es una ruptura. Las ciencias sociales no son comunicología, la comunicología no
es ciencias sociales. Por lo menos, no lo que aparece en el siglo XIX y continúa en el XX.
Quizá la hermandad se presenta en la ruptura de las propias ciencias sociales en la segun-
da parte del siglo XX,20 y el pensamiento sistémico es parte importante en el asunto, junto
19
Esta pregunta es clave, por lo que se apuntaba en otra parte. La genealogía del pensamiento con-
ceptual en comunicación tiene una presencia grande del mundo de las sociologías. Un acuerdo no
reflexionado a fondo en el campo académico de la comunicación es la aceptación de las ciencias de
la comunicación como ciencias sociales. Pero sucede que en el pensamiento en comunicación hay
más que ciencias sociales, incluso, pensamiento como el cibernético aplicado a las ciencias sociales es
evaluado como social, sin considerar su origen y principios constructivos distintos de los sociológicos.
20
Las propias ciencias sociales están bajo observación reflexiva en los últimos años. El proyecto de origen
humanista del siglo XIX parece tener límites hacia finales del siglo XX. Por otra parte, lo social puede ob-
servarse con gran riqueza desde puntos de vista antes no tolerados por la sociología oficial ortodoxa,
desde la física, la biología, la química y las ciencias cognitivas. Lo social no es ahora lo que solía ser
sociológicamente hablando.
Una epistemología para una comunicología posible. Una propuesta constructivista… 123
21
Han sido el constructivismo y el pensamiento sistémico los que han ido al rescate de la fragmentación
del conocimiento, incluidas las ciencias sociales. Bajo el llamado paradigma de la complejidad, ha sur-
gido la oportunidad de reorganizar de nuevo el mapa del conocimiento, sus coordenadas y sus figuras
de relación y asociación.
124 Estudios de la comunicación
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