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01 octubre-diciembre 1 994
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Lo prócticq de lq filosofío
como principio de uno docenciq
diológico
Juon Monuel Delgodo Reynoso*

i
I ,¡ill ista desde el ámbito de la filosofía, la docencia ad-
:r:;i.i.ir,Lii

i .,,¡t: ! quiere relevancia en la trama conceptual de la for-


,,rt¡, "iit mación de la naturaleza humana. Cuestión esencial,
.iN:, , en efecto, sin cuya comprensión todo afiín de explica-
ción teorética de lo educativo resultaría inconsistente. I
La docencia nos remite a Ia dimensión intencional de la for-
mación humana y, desde luego, a la discusión sobre su
I
teleología. Nuestra hipótesis considera a la docencia como una '.

forma privilegiada de la acción humana desde la cual se cons- I


I
truyen las programáticas sustanciales de los individuos y la l
sociedad. La docencia es una forma de praxis: de actividad i
humana liberadora. i
La filosofía
Si nos acercamos a Ia filosofía por medio de la literatura sobre I
el tema, encontraremos un universo de explicaciones teóricas
sobre la Verdad, el Ser, el Bien, la Belleza, el Hombre, la
Historia, la Existencia y la Ciencia, entre otros muchos obje-
tos de reflexión. También encontraremos el estudio de los sis-
temas filosóficos de mayor vigencia (v. gr. Platón, Aristóteles,
Sto. Tomás, Kant y Hegel).
En esa literatura se encuentran, asimismo, las distintas épocas
de la filosofia, cristalizadas en la preeminencia de problemá-
ticas metafísicas, ontológicas, antropológicas, teológicas,
gnoseológicas y -actualmente- también epistemológicas. Por
*Juon Monuel Delgodo otra parte, tampoco faltan las siempre útiles historias de la
Reynoso. Profesor e inves- filosofía. En suma, el universo filosófico presenta una compo-
tigodor de tiempo comple- I
fo de Io upN. Acodemio de sición muy vasta, a tal grado que incluso puede resultar
Sociedod Mexicono. farragosa e indudablemente polisémica.

4o
I
I
Para iniciamos en un campo de estudio tan complejo, deben LaJinalidad de este texto es
distinguirse en la filosofía dos dimensiones: una formalizada recuperar la docencia como
una forma privilegiada de
en el discurso racional, sistemático, único, siempre verdade-
la acción humana a partir
ro; y otra encarnada en el modo de ser del filósofo. A la pri- de la cual se construyen las
mera se le denomina -siguiendo a Louis Althusser- filosofla pr ogr amát ic as s us t anc iale s
en tanto que filosofia.r Esta posición conlleva a su vez dos de los individuos y la socie-
funciones discursivas, respecto de los saberes científicos y en dad. La docencia se define
aquí como una forma de
relación con las prácticas sociales.
praxis: de actividad huma-
La filosofía, para producirse como tal, subordina a las cien- na liberadora.
cias: invierte completamente en el interior de su discurso su
relación con las ciencias. ¿Cómo realiza la inversión teórica?
Toma de la ciencia pura el modelo de discurso racional, se lo
apropia y lo hace aparecer como generado en sl mismo. El
discurso filosófico se separa de las ciencias y susobjetos rea-
les, para situarse por encima de ellos. Además se declara a sí
mismo como una ciencia no ordinaria, como la ciencia supre-
ma. Es esta la condición para que la filosofla logre separarse
de los mitos, de la religión, de la mera exhortación moral y
política.
Las prácticas sociales son procesos de transformación someti-
dos a sus propias condiciones de existencia. Ellas son el ám- The aim of this text is to
bito de la realidad más alejado de la filosofla en tanto que tal. regain teaching as a pri-
Pero el más imperativo de los discursos es el filosófico: ¿acaso
vileged form of the human
action by which the subs-
no toma como objeto de estudio a la totalidad?, ¿cómo podrla tancial programatics of in-
permitir la existencia de objetos exteriores a su dominio? dividuals and society are
Y, en efecto, las prácticas se introducen al corpus filosófico, built upon. Teaching is
pero lo hacen adoptando las razones lógicas y técnicas del defined here as a form of
praxis: of freeing human
nuevo habitáculo teórico, deformándose en función de lograr
activity.
la unidad entre las prácticas y las ideas sociales. EI mundo de
la filosofia, al pensar las prácticas sociales, las descompone y
I compone para distribuirlas en un orden especial dejerarquías
i y distinciones internas. La finalidad de toda la recomposición
discursiva es la de tomar el poder sobre las prácticas, vale
decir, sobre la cotidianidad, para determinar cuáles de ellas
son las más valiosas y significativas para los hombres.
Si la filosofia se interesa por las prácticas, es porque a través
de ellas consigue captar las ideas que los hombres producen
en su vida diaria. Ideas que le servirán -según sea el caso-
para condenar, o bien aprobar, las concepciones sociales de la
realidad, desde una nueva interpretación de la Verdad. No se
Ce texte a comme finalité
olvide que la filosofía suele pensarse a sí misma, en última récupérer l' e ns e igne me nt
instancia, como la Verdad fundamental de todas las prácticas comme une forme privi-
y los saberes. Desde esa Verdad absoluta, única, organiza la légiée de I'action humaine
unidad de las ideologlas, estableciendo de esa forma la condi- d partir de laquelle les
pratiques importantes des
ción para su hegemonla.
individus et la société se
La otra dimensión de la filosofia, aquella centrada en el modo construisent. L' enseigne-
de ser del filósofo, establece una distancia significativa del ment y est défini comme une
proceso de producción de la filosofia en tanto que tal. Sin forme de pratique de I'ac-
afanes de dominio teórico ni de hegemonía ideológica, se afir- tivité humaine libératrice.

4r
TA PRACTICA DE tA FIIOSOF|A

ma en el humus originario de la condición ner y el padecer, se encuentra en el término


humana: su singular imperfección, su sempi- medio, ni rico ni pobre. Porque la existencia
terno caminar tras la verdad del saber. Consi- del amor no es ni de sabio ni de ignorante,
derada así, la filosofia es más una práctica que Platón propone que el amor debe ser filósofo
un discurso. (amante de la sabiduría), algo intermedio en-
tre uno y ofio.
La práctica de la filosofía El filósofo es un amante íntimo de la sabidu-
El modo de ser filósofo es anterior a la apari- ría, de la verdad. Es un buen amante, pues bus-
ción de la filosofía como sistema, nace del ca, lucha por encontrar lo maravilloso, la
ideal humano de ser más (de formar su ser). novedad en lo amado, pero también duda y
Wemer Jaeger2 explica que el filosofar griego enferma. En esta agonía se templa su práctica
se desprende de la evolución de su cultura, de y su misión de conformarse por medio de la
su paideia. Es aquí cuando el filosofar toma a educación en la cultura Qtaideia). El filosofar
la formación del hombre como profesión, or- socrático es ante todo una acción dialógica:
ganizando para ello una docencia. un arribar a la verdad con los otros.
Ya hemos definido a la docencia como una
praxis. Ahora se le agrega una nota para su La docencia dialógica
conceptualización: es una forma de la prácti- ¿Por qué una docencia dialógica y no una pe-
ca del filosofar. El filósofo es un docente, es dagogía? La posición es convencional, acaso
un profesor, porque toma como objeto de su provisional. Parte de los siguientes elemen-
acción la formación (la educación) de los su- tos: la pedagogía tiene un campo específico
jetos. La historia de la cultura griega clásica de trabajo, un objeto que le corresponde, que
proporciona la actuación de un personaje no es otro que la educación, tomada en su sen-
arquetípico: Sócrates. tido más general. Por su finalidad teorética está
Sócrates es un filósofo que desarrolla más ligada al discurso filosófico sobre la edu-
cotidianamente su profesión. En su deambu- cación que a la práctica de la filosofía. La
lar por las plazas atenienses, inaugura una vo- docencia, en cambio, es una práctica, con una
cación cuya finalidad única es la búsqueda Iógica desarrollada de acuerdo a sus condi-
interminable del otro, de lo otro que le resulta ciones propias.
esencial para la formación de su propio ser. La docencia dialógica es una práctica social
¿De dónde adquieren un hombre o una mujer que rebasa el ámbito de la escuela, haciendo
esa especial disposición? Platón describe en posible la reunión caÍa a cara de los sujetos
El Bonquete,r valiéndose del mito sobre el para que, a través del diálogo, se produzcan
nacimiento del amor, la admirable vocación saberes valiosos para el crecimiento individual
de su maestro. Cuenta que, para celebrar el y social (humano) de quienes realizan la ac-
nácimiento de Afrodita, los dioses ofrecieron ción. La docencia dialógica es una política,
un banquete, y entre los ilustres comensales una actividad crítica, colectiva y trans-
se hallaba Poro (el Recurso -la riqueza-), hijo formadora.
de Metis (la Prudencia). Al terminar la comi- Revisando la actuación de Sócrates podrá en-
da se presentó a mendigar Penia (la Pobreza), tenderse mejor el carácter dialógico de la do-
quedándose en la puerta. Poro, entre tanto, em- cencia. En el Fedro define el objeto de su
briagado con néctar -aún no existía el vino- vocación. Ante el cuestionamiento de no aban-
se puso a dormir. Penia, que observaba, mo- donar la ciudad más allá de sus murallas, el
vida por su indigencia, tramó concebir un hijo maestro ateniense responde: «Me gusta apren-
con Poro. Penetró al huerto de Zeus y se acos- der, y el campo y los árboles no quieren ense-
tó al lado del Recurso. Así fue como nació el ñarme nada, pero sí los hombres de la
Amor. De ahl su naturalQza. ciudad.»a Concibe al aprendizaje y la ense-
Por ser hijo de quien es, el amor oscila entre ñanza como algo proveniente só[o de los hom-
la posesión plena y la indigencia, entre el te- bres y en la práctica común con los hombres.

JJ.*',.
LA PRÁcflcA DE tA FtLosoFíA

No muestra interés por la naíxaleza, su pasión


lo lleva a la búsqueda de verdades o significa-
dos que le den sentido a la vida humana. El
filósofo, en su práctica, reconoce que su labor
consiste en persuadir a los demás para cono-
cerse a sí mismos.s
En su Defensa,6 ante los quinientos jueces
atenienses, provoca una paradoja aparente.
Dice al tribunal que jamás ha tenido el oficio
de enseñar ni nunca ha lucrado con su.profe-
sión -como los sofistas-; de lo único que se le
puede acusar es de interrogar, de conversar
con aquellos que desean escucharlo. Es aún
más enfático al afirmar: «(...) jamás he pre-
tendido enseñarles nada y, de hecho, nada les
he enseñado.»7
A Sócrates le preocupa no ser confundido con
los sofistas, quienes sí establecen como una
profesión la enseñanza y de ella viven. «En la
época de los sofistas -según comenta Werner
Jaeger- la paideia se convierte por vez pri-
méra en un problema consciente y se situa en
el centro del interés general.s El rechazo de
Sócrates a la docencia sofista es manifiesto.
Su razonamiento es contundente. No soy edu-
cador (pedagogo) porque no soy enseñante; y
no soy enseñante porque no soy sabedor (sa-
bio); luego entonces, no he enseñado nada.
La pretensión intelectual de Sócrates no llega
a la de sabio: se conforma con indagar, con ir
tras la verdad, como aficionado, deseoso y d,,l;
amante del saber. Se conforma con practicar
la filosofia. Protágoras, el sofista más recono-
cido por Platón,e sostiene el plan(eamiento flE
contrario: soy educador porque enseño y en-
seño porque sé; su misión consistía en «ense-
ñar la virtuó), en educar a los hombres.
t
Mouricio Bob¡lonio
El método dialógico
El método dialógico inicia con el destanteo.
\ Es una etapa de preparación en la cual Sócra-
tes muestra admiración por el conocimiento
del otro y desea verse instruido. Una vez que
el interlocutor acepta, plantea dudas, inteno-
ga y a veces pasa de la ironía al sarcasmo. Su
intención es desechar toda errónea e infunda-
da presunción de saber.
Esta actitud desconcierta. Menón reconoce su
perplejidad ante la interrogación de Sócrates:

41
[A PRÁCTICA DE LA FILOSOFÍA

«Sí, estoy entumecido corporal y espiritual- queda es la verdad. Ésta se expresa en el con-
mente, y soy incapaz de responderte».ro Al- cepto, y -de ser posible- en la definición, que
gunos otros pensadores, como Nietzsche, al ayuda a la perfección de nuestro vivir. Todo el
referirse al procedimiento inicial de este frlo- proceso dialógico está encaminado á tratar
sofar, creen que el interlocutor queda en el de conocer más, para ser más, para ser mejores.
desamparo intelectual, pues: «El dialéctico Conviene delinear explícitamente algunas con-
vuelve impotente el intelecto de su adversa- clusiones. La docencia dialógica se apoya en
rio».rr El filósofo alemán se equivoca, la pre- una práctica de la filosofía. Una y otra deben
gunta no paraliza el intelecto del interlocutor: considerarse como políticas, es decir, como
lo ejercita en la dialéctica, lo pone en el cami- actividades críticas, colectivas y trans-
no auténtico del conocimiento, enfrentándolo formadoras de la cotidianidad.
a su propia ignorancia. En la docencia dialógica no existe el maestro.
La intención de Sócrates no es la de e¡iatar o El proceso educativo es de autoeducación; en
mostrar la ignorancia de los otros. Expresa: é1, hay una primacía del aprendizaje sobre la
«yo no soy hombre que, seguro de sí mismo, enseñanza, se trata de aprender enseñándose
lía a los demás; si yo enredo a los demás es y por tanto el maestro es alumno.
porque yo mismo me encuentro en el más abso- Quienes participan en la relación dialógica no
luto embrollo».t2 Antes bien, la condición de reciben conocimientos; antes bien, los descu-
destanteo intelectual posibilita la pregunta e bren, pero todo descubrimiento es colectivo.
inicia la búsqueda. La farea dialógica indaga, En el interior del grupo las únicas funciones
porque así puede vencerse lapereza del espí- directivas consisten en estimular, mediante la
ritu.r3 Quien acepta que no sabe, entiende las interrogación, la búsqueda de conocimientos
reglas del juego y con ello tiene avanzado la nuevos.
mitad del camino. Viene después el parto. El conocimiento valioso y deseado es aquel
El filósofo tiene, de este modo, el oficio de par- relacionado con el interés y las necesidades
tera. Lo ejerce con los hombres, con el intelecto -individuales y sociales- de quienes partici-
de los hombres. De la misma forma que la par- pan en la acción educativa. La finalidad del
tera no es la progenitora, el docente no engen- diálogo es descubrir aquellos conocimientos
dra ni transmite ideas; su papel consiste en que persuadan a los individuos de ser mejores
ayudar a darlas a la luz,ra El resultado de la bús- como seres humanos.

Leonoro en lo Hobono

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La práctica actual de la filosofíats pero no encuentra caminos. Su esperanza úni-
La filosofía actual tiende a participar en la ins- ca es la docencia, la relación dialógica.
titución (en la Universidad). El ñlósofo es aho- ¿Podría el filósofo recuperar su profesión como
ra un historiador de la filosofía, encargado de práctica, como relación dialógica, como bús-
sistematizar, racionalizar, codifi car la historia queda de su propio ser? ¿La docencia socrá-
del pensamiento. Su tarea tiene que ver más tica lo puede llevar al nomadismo: a la
con la filosofía en tanto que filosofía recuperación de las prácticas sociales, de la crí-
(Althusser) que con la función práctica, críti- tica y la transformación de la condición huma-
ca y transformadora de la filosofía. na? Esta es la búsqueda dramática de su modo
Sócrates, el maestro del filosofar nómada, in- de ser actualf
asible y siempre crítico, tiende a la seden-
farización. La disyuntiva del filósofo de hoy NOTAS
es nomadismo o sedentarización. Sócrates l Cfi. Louis Althusser. «La transfbrmación de la t'iloso-
{ iiar; en: Filosofía y lucha de clases. Barcelona. Akal,
I murió por practicar la filosofía, vale decir, por
1980,p,7-41.
hacer política. Desde entonces, el filósofo ya
t no quiere morir. Deja laplaza pública, se se-
2
Véase su obra Paideia. Los ideales de la cultura griega.
t Trs. R. Xirau y W. Roces. México, FCI1, 1978. En espe-
para del contacto con la vida y los intereses cial, los capítulos: «El pensamiento fllosóflco y el descu-
I brimiento del cosmos» y «Los soflstas».
t diarios de los otros, para refugiarse en la aca-
I I Platón. «El banquete», 201e1204e. En Obras comple-
i demia, en la institución universitaria. La filo-
/¿s, Trs. María Araujo y otros, N{adrid, Aguilar, 1974.
sofÍa ha dejado de definirse como práctica para a
i convertirse en saber-discurso. El filósofo teme
Platón. «Fedro», 230e. o¡t. cit.
i Platón. A lci b iades,
l 127 a.
\ a la muerte; a la política la convierte en un via- ('Platón.
DeJensa de Sócrates, l9d y ss.
je interno denho del discurso: olvida a Sócrates 7
lbidem.
-el que habla e interroga-, y recupera a Platón sJaeger, Werner. Op. ci1.,p.508.
-quien redacta la utopía del poder filosófico. 'r Cfi. PIatón, «Protágoras», 349a, op. cil.
El filósof,o necesita sobrevivir. r('
Platón. «Menón», 79b, c, op. cit.
El filósofo se vuelve funcionario, recibe una ll Nietzsclre. El crepúsculo de los dioses, afbrismo 7. Tr.
remuneración por su tarea de profesor, y esa Andrés Sánchez Pascual. Madrid, Alianza, 1973.
es ya su finalidad. El filósofo es ya profesor r: Platón. «Menón», 80d, op. cil.
y no puede ser otra cosa que pedagogo. Frente rt Cfr. lbidem,86b.
a su clase, de espaldas contra la pared, ense- ra
Cfi. Platón, «Teeteto», l50a,b, a, op. cil.
ña, codifica, jerarquiza. Acepta ser percibido It Muchas de estas ideas ¡ne las sugirió una lectura del
como dispensador del saber, de la verdad. libro de Paul Nizan, Los perros gttardianes. Tr. Manuel
Pizan, Madrid, Fundamentos, 1973. En este texto, la Ine-
El filósofo requiere salvarse de sí mismo, re- tálbra de los perros guardianes corresponde a los profb-
cuperarse como práctica, volver al nomadismo, sores de filosofia.

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