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LA ERA DE
LA REVOLUCIÓN,
1789-1848
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1 Biblioteca Ji. J. Hobsbawm íle Historia Cdiitemporánea
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ERIC HOBSBAWM
LA ERA
DE LA REVOLUCIÓN,
1789-1848
CRÍTICA
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GRUPO EDITORIAL PLANETA
BUENOS AIRES
Titulo original: The Age ofReuolution. Europe 1789-1848
Weidenfeld and Nicolson, Londres
ISBN 978-987-9317-14-3
8 LA ERA DE· LA REVOLUCIÓN, 1789-1848
l. La mayor parte de esas palabJ?lS tienen curso internacional o fueron traducidas lite
ralmente en los diferentes idiomas. Así, «socialismo» y «periodismo» se internacionalizaron,
mientras la combinación <<camino» y «hierro» es la base de «ferrocarril» en todaS partes, menos
•
en su país de origen.
INTRODUCCIÓN 11
!O LA ERA DE LA REVOLUCIÓN. 1789-i848
fueJ:3, el hom
uyas ideas -reformistas acogía la burguesía británica de 1830,
más bien política. y la ReVolución industrial inglesa- no tanto como algo � re que había pr�puesto las mismas ideas a Catalin a � G . r ande
- � econo, uca de la
de: Rusia Y
perteneciente a la his�ofia de los dos países que fueron sus principales orque las manifestaciones más extremas de la pohuca �
mensajeros y súnbolos, sino como el doble cráter de un anchísimo volcán
regional. Ahora bien, que las simultáneas erupciones ocurrieran en Francia
� lase media procedieran de miembros de la Cámara de l�s
Lores mglesa del
siglo �- . .
elementos
y Gran Bretaña y tuvieran características ligei-amente diferentes no es cosa Nuestro problema es, ·pues, explicar, no la eXIstencia �de esos
accidental ni carente de interés. Pero desde el punto de vista del historiador, de una nueva economía y una nueva socieda d, sino su tn ? nfo; n:azar. no �l
digamos, del año 3000, como desde .el punto de vista del observador chino o su gradual zapado y minado en los siglos antenor es, sm o
_ � a deci
rogreso de
africano., es más relevante anotar que se produjeron una y otra en la Europa
del noroeste y en sus prolongaciones ultramarinas, y que no hubieran tenido
; iva conquista de la fortaleza. Y tamb,ién se�� los p rofundo
ocasion ó en los pruses mas mmed1 atam � nte-
s cambiOS que
afec�dos "P?r
este súbito triunfo
probabilidad alguna de suceder en aquel -tiempo -·en ninguna otra parte del Se encontr aba de pronto a ? terto a_ la mvaston
_ él y en el resto del mundo, que
mundo. También es -digno de· señalar qrie en aquella época. hubjeran sido casi , del «burgu és conqui stador» , para c1tar el titulo de una
j
de las nuevas fuerzas
inconcebibles en otra forma que no fuera el triunfo del capitalismo liberal y reciente hístoria universal de este período.
a. � sus
burgués. Puesto que la doble revolución ocurrió en una. parte de �urop
Es evidente que una transformación tan profunda no puede comprenderse efectos más import antes e inmedi atos fueron más evid � nt � s alli, es mev �table
sin remontarse en la historia mucho más atrás de 1789, o al menos a las déca ente r g10nal.
l
que la historia a que se refiere este volume� sea pnnc1p a:� e:
on mundial d�_s
das -que precedieron inmediatamente a esta fecha y que reflejan la crisis de los También eG inevitable que por haberse esparCido la revoluc�
una exp?Dsu:n
anciens régimes del mundo occidental del norte, que la doble revolución iba de el doble cráter de Inglaterra y Francia tomase la forma ae
! a barrer. Quiérase o no, es menester considerar la revolución norteamericana
de 1776- Como una erupción de significado igual al de la anglo-francesa, o
europea y conquis tase al resto del mundo
al fue
. Sin
el
embar
estable
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cimien
: su
to
consec
del
uen�� mas
dorrum o del
'i importante para la historia 't!nivers
por lo �enos como su más inmediata precursora y acuciadora; quiérase o no. por parte de unos cuanto� re !? menes occiden tales ( espect_ �e�te por
globo
las maq�mas de
hemos de conceder fundamental importancia a las crisis constitucionales y a el británico) sin paralelo en la h1stona. Ante los mercad�:_es,
sus Ideas-,
los trastornos y agitaciones económicas de 1760-1789, que explican clara vapor, los barcos y los cañones de Occidente -y tamb1en ante _
mente la ocasión y la hora de la gran explosión, ·aunque no sus causas funda y civiliza cione d l mun �<>; se - derrum babru : Y cap1tul�b �.
los viejos imperio s :o �
dmimst ra por pr onspl � s bntáni:
mentales.· CUánto más habríamos de remontarnos en la historia -hasta: la La India se convirtió en una provmc1a � � ?�
revolución inglesa del siglo xvn, hasta la Reforma y el_ comienzo de la con islámic os fueron sacudid os por te bles
f11: � nsts, A; fnca :Iuedo
cos, los estados
quista militar y la explotación colonial del mundo por los europeos a princi el gran Impen o chmo se VIO obligado,
abierta a la conquista directa. Incluso
En 184� nada
pios del siglo XVI e incluso antes-, no viene al caso para nuestro propósito, en 1839-1842. a abrir sus fronteras a la explotación occidental.
ya que semejante análisis a fondo nos llevaría mucho más allá de los límites tal de los t rritorio s. que tanto los gobiernos
se oponía a la conquista occiden e:
el progreso de la
cronológicos de este volumen. como los negociantes consideraban convemente ocupar, Y
Aquí sólo necesitamos observar que las fuerzas sociales y económicas, y empresa capitalista occidental sólo era cuestión de tien�:I?o. .
�m lemen
los instrumentos políticos e intelectuales de esta· trailsformación, ya estaban A pesar de todo ello, la historia de la doble revolu�:on no es � �
a htstona de �a
preparados en todo caso en una parte de Europa lo suficientemente vasta para te la del triunfo de la nueva sociedad burguesa. Tamb1en es �
s de 1848 habnan de convertrr
revolucionar al resto. Nuestro problema no es señalar la aparición de un :¡;ner aparición de las fuerzas que un sigl? despué
cado mundial, de una clase suficientemente activa. de- empresarios privados, Lo cunoso es que ya en 1848 este futuro ca.n;
la expansión en contrac ción. ...
o incluso (en Iriglaterra) la de un E;stado dedicado a sostener que el llevar al bio de fortunas era previsible en parte. Sirt emb�go, todav �_a no se p�d1a
máximo las ganancias privadas era el fundamento de la política del gobier ión mundia l contra Occide nte . pudtera productrse
creer que una vasta revoluc
pueden ob�ervar
no. Ni tampoco señalar la eVolución de la tecnología, los conocimientos cien al mediar el siglo xx. Solamente en el mundo islámi�o se
por Occid:nte
tíficos o la ideología de una �reencia en el·progreso individualista, secular o los primeros .pasos del proceso por el que los c�nqmstados
racionalista. Podemos dar por supuesta la existencia de todo eso en 1780, s para devo verles un dia l� pelota: en lc:>s cormen
adoptan sus ideas y técnica �
lip.peno turco, hacta 183? · Y
aunque no podamos afirmar que fuese suficientemente poderosa o estuviese zos de la reforma interna occidentaltsta del Ah de
suficient�mente difundida. Por el contrario, debemos, si acaso, ponernos en la signific ativa, pero desdeñ ada, carrera de Moh � ed
sobre todo en fuer
gUardia contra la tentación de pasar por alto la novedad _ de la doble revolu estaban empeza n � o � sur � r las
Egipto. Pero también dentro de Europa nte. El
c�ón por la familiaridad de su apariencia externa, por el hecho innegable de que buscab an la sustitu ción de la nueva socieda d triunfa
zas e ideas :
que los trajes; modales y prosa de Robespierre y ·Saint-Just no habrían esta «espectro del comunismo» ya rondó a Europa en . 1848, pero pudo ser exor-
do desplazados en un salón del ancien régintt, porque Jeremy Bentham,
REVOLUCIÓN, 1789-1848
;:p;;o/;;i · 12 LA ERA DE LA
, -Pizadó� Durante mucho tiempo sería todo lo ineficaz_ que son los fantasmas,
-sobre todo en el mundo occidental más inmediatamente transformado por la
doble revOlución. Pero si miramos al mundo de la década de 1960 no caere-
. inos en· la tentación de subestimar la fuerza histórica de la ideología socia
lista revolucionaria .y de la comunista, nacidas de la reacción contra la doble
revolución. y que hacia 1848 encontró su primera formulación clásica. El
período_ histórico iniciado con la. construcción de la primera fábrica del mun
do moderno en La.ncashire y la Revolución francesa de 1789 termina con la Primera parte
construcción de su primera red ferroviaria y la publicación del Manifiesto
comunista.
EVOLUCIONES