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El documento habla sobre el humor acuoso, un líquido que se forma en los procesos ciliares y mantiene la presión intraocular. Explica que se secreta activamente a través de bombas Na+/K+ ATPasa y se drena principalmente a través de la malla trabecular y el canal de Schlemm, aunque también existe drenaje uveoescleral. La presión intraocular sigue un ritmo circadiano y fluctúa a lo largo del día, por lo que es importante medirla en diferentes momentos para diagnosticar condiciones como el glaucoma.
El documento habla sobre el humor acuoso, un líquido que se forma en los procesos ciliares y mantiene la presión intraocular. Explica que se secreta activamente a través de bombas Na+/K+ ATPasa y se drena principalmente a través de la malla trabecular y el canal de Schlemm, aunque también existe drenaje uveoescleral. La presión intraocular sigue un ritmo circadiano y fluctúa a lo largo del día, por lo que es importante medirla en diferentes momentos para diagnosticar condiciones como el glaucoma.
El documento habla sobre el humor acuoso, un líquido que se forma en los procesos ciliares y mantiene la presión intraocular. Explica que se secreta activamente a través de bombas Na+/K+ ATPasa y se drena principalmente a través de la malla trabecular y el canal de Schlemm, aunque también existe drenaje uveoescleral. La presión intraocular sigue un ritmo circadiano y fluctúa a lo largo del día, por lo que es importante medirla en diferentes momentos para diagnosticar condiciones como el glaucoma.
El humor acuoso es un líquido extracelular que se forma en los procesos ciliares y
mantiene la presión intraocular en la mayoría de las personas entre 10 y 20 mmHg. Esta presión es necesaria para mantener la adecuada conformación anatómica del segmento anterior, las dimensiones oculares y como elemento óptico para la correcta formación de imágenes. Además, desde el punto de vista fisiológico, se encarga de nutrir las estructuras avasculares del ojo como la córnea y el cristalino así como recoger las sustancias de desecho de las estructuras. La dinámica del acuoso se debe a un gradiente de presión que da lugar al movimiento de este desde su secreción en los procesos cilíndricos, circulando a través de las diferentes estructuras del ojo, hasta su absorción a la circulación general a través de los vasos venosos esclerales. La dinámica del humor acuoso está regida por un ciclo de tipo circadiano que está relacionado y originado por modificaciones cotidianas de algunas hormonas y por los cambios posturales y mecánicos que a su vez influyen sobre la circulación venosa central. La rigidez y estanqueidad otorgadas por la córnea y esclera, principalmente, más la generación del humor acuoso convierten al globo ocular en una cámara estable y presurizada. Esta presurización, dependiente de las tasas de generación y eliminación del humor acuoso, y su alta transparencia otorgan al ojo las características necesarias para su integridad y correcto funcionamiento óptico y fisiológico. Su volumen es de 0,25 ml en la cámara anterior y 0,06 ml en la cámara posterior. En el humor acuoso se logra una concentración baja de proteínas, correspondiente al 1% de la plasmática y, consecuentemente, una gran transparencia óptica. Las proteínas necesarias son transportadas de un modo activo y la mitad de ellas son albúmina y transferrina. Igualmente, la cantidad de aminoácidos en el humor acuoso es menor que en el plasma y existen diversos mecanismos de transporte activo para los aminoácidos básicos, neutros y ácidos.
Formación del humor acuoso
La estructura donde se lleva a cabo este proceso es la pars plicata, situada en el cuerpo ciliar. La pars plicata es la zona de la coroides comprendida entre el iris, anteriormente, y la pars plana seguida de la úvea, posteriormente. En el cuerpo ciliar hay alrededor de 70-80 procesos ciliares, donde se genera el humor acuoso. Además de los procesos ciliares, en la pars plicata también se originan las fibras zonulares que al estar anatómicamente situadas detrás de los procesos ciliares actúan como barrera. De esa manera, el humor acuoso se dirige hacia a la cámara posterior y de allí a la cámara anterior a través de la pupila en lugar de ocupar la cámara vítrea. El paso del humor acuoso a través de la barrera hematoacuosa es llevada a cabo principalmente de forma activa (80-90%), de modo que la ultrafiltración (dependiente de la presión capilar, la presión intraocular y la presión oncótica) y la difusión son muy pequeñas en ojos sanos. La secreción activa del humor acuoso ocurre mayormente en la membrana de la célula epitelial no pigmentada, donde existen unas bombas Na+/K+/ATPasa que expulsan sodio al interior de la cámara posterior. Siguiendo la presión osmótica generada, el agua acompaña a la expulsión del sodio. La anhidrasa carbónica II se considera esencial en este proceso de secreción activa, estando el bicarbonato, cloro y calcio implicados. Aunque este mecanismo todavía no es conocido en su totalidad, los inhibidores de la anhidrasa carbónica, como la acetazolamida, claramente disminuyen la producción de humor acuoso. Se estima que el ritmo de producción de humor acuoso es de unos 2-2,5 µl/min, lo que supone un 1-1,5% del volumen total por minuto. Esta cifra es similar en hombres y mujeres, pero decae con la edad. Hay ciertas circunstancias locales que reducen la secreción de humor acuoso por colapso del cuerpo ciliar. Estas situaciones incluyen el desprendimiento del cuerpo ciliar, inflamación y desprendimiento de retina.
Drenaje del humor acuoso
El drenaje del humor acuoso se realiza en el ángulo iridocorneal del ojo, el lugar donde convergen la córnea, la esclera y el iris. Lo puede hacer por mecanismos dependientes o independientes de la presión intraocular. Aunque es muy variable, la tasa de drenaje medio se considera que es entre 0,22 y 0,3 µL/min/mmHg. La evacuación del humor acuoso se realiza principalmente (80-90%) por la denominada vía convencional o trabecular, que es dependiente de la presión intraocular. En esta vía el humor acuoso abandona la cámara anterior vía malla trabecular, canal de Schlemm, canales colectores, venas acuosas y venas epiesclerales. Estas capas de tejido superpuestas están compuestas por tejido conectivo de colágeno y fibras elásticas revestido por células, siendo los trabeculocitos células con capacidad fagocítica y contráctil. Sus membranas basales son más gruesas con la edad, de dos a tres veces, y el número de células va decreciendo. Además, en la matriz extracelular se van acumulando deshechos y glucosaminoglicanos con el paso del tiempo. El canal de Schlemm es un canal circunferencial de 370 µm de diámetro parecido a un vaso linfático que no es visible por gonioscopia en condiciones normales. Queda limitado anatómicamente por la esclerótica, el espolón escleral y la malla trabecular. El endotelio interno del canal de Schlemm genera invaginaciones que evolucionan hasta formar vacuolas gigantes que se comunican con los espacios intertrabeculares siendo así como se traslada el humor acuoso desde la malla trabecular hasta el interior del canal de Schlemm. El flujo en el recorrido de la vía convencional/trabecular dependerá directamente de la presión venosa, de modo que durante modificaciones bruscas de la presión venosa, la presión intraocular aumentará con la misma magnitud. Sin embargo, la presión venosa epiescleral aumentada de forma crónica se relaciona con la presión intraocular de una manera poco conocida. Una de las características de la malla trabecular es que genera un mecanismo valvular por el cual el flujo es unidireccional. Este mecanismo denominado bomba acuosa se logra mediante un colapso de la malla cuando la presión intraocular es baja, como ocurre durante el pulso ocular (se distiende y se contrae cíclicamente), con el parpadeo y con los movimientos oculares. Por ello, la correcta elasticidad de la malla trabecular y su capacidad de recuperarse adecuadamente tras cada colapso son necesarias para su normal funcionamiento. Otra vía de drenaje es la uveoescleral, también denominada alternativa. En términos generales se acepta que es responsable del 10 al 20% de la evacuación total, aunque en personas jóvenes puede suponer el 50%. En esta vía, el humor acuoso penetra en el espacio supraciliar y supracoroideo a través de la cara anterior del cuerpo ciliar y su músculo. El líquido filtrado es drenado por los vasos coroideos, aunque también puede drenar a través de la esclera intacta o las perforaciones de vasos y nervios existentes en ella. Recientemente se ha demostrado una nueva vía uveolinfática responsable de una pequeña parte de la eliminación del humor acuoso mediante los vasos linfáticos del cuerpo ciliar. Con la edad, el drenaje del humor acuoso se hace más costoso, al igual que tras traumatismos y cirugías. Además, ciertas circunstancias que alteran estos tejidos, como una trabeculitis, una uveítis anterior, corticoides y la dispersión de pigmento, reducen el flujo de salida. PRESION INTRAOCULAR
La presión intraocular (PIO) se refiere al rango de presión medible en el interior del
globo ocular. La PIO sigue un ritmo circadiano que depende el ritmo sueño-vigilia, su máximo se sitúa, aproximadamente, entre las 8 y las 11 de la mañana, y el mínimo entre las 12 y 2 de la noche. La variación durante el día puede ser de hasta 3-5 mmHg. Los cambios en la presión intraocular (PIO) de un individuo se consideran el principal factor de riesgo para el desarrollo y la progresión del glaucoma, por lo que el manejo clínico de un paciente con esta enfermedad recaída de manera muy importante en el adecuado diagnóstico de las variaciones, fluctuaciones y elevaciones de la PIO. Las mediciones de dicha PIO de forma rutinaria en el consultorio no son representativas de lo que ocurre dentro del ojo durante las 24 h del día y fácilmente se pueden pasar por alto picos de presión que tienen un efecto progresivo e irreversible del nervio óptico. Por todo lo anterior existe la necesidad de realizar diferentes tipos de pruebas para detectar de manera más precisa el comportamiento de la presión intraocular. Las variaciones circadianas de la presión intraocular fueron descritas por primera vez en 1898 por Sidler-Huguen en las mediciones digitales; posteriormente, en 1904, Maslenikowy cuantificó estos valores utilizando el tonómetro de Maklakov, iniciando desde esa época el estudio y preconizada la importancia de las fluctuaciones tensionales. Registrados Areff, en 2013, reporta en su publicación que ocurrieron severos cambios en la fisiología ocular durante la noche, tanto en la PIO, como en la presión de perfusión y las relaciones con la apnea del sueño, responsables de los eventos responsables de la transición de la enfermedad en pacientes aparentemente bien controlados tensionalmente hablando en horas de oficina. En individuos sanos la PIO suele variar entre 2 y 4 mmHg en un período de 24 h. Una variación mayor de 6 mmHg es altamente sugestiva de anormalidad y se puede relacionar con la aparición o progresión de glaucoma. En adultos sanos los valores normales de la PIO se sitúan entre 10 y 21 mmHg y suele aumentar con la edad. Existen también diferentes factores que pueden hacer que el valor de la PIO cambie notablemente entre diferentes personas e incluso también en la misma persona. Los cambios fisiológicos que se pueden presentar, además de los ya mencionados pueden ser el espesor corneal, que puede verse alterado por técnicas de medida clínica; la acomodación, los cambios en la curvatura y posición del cristalino pueden aumentar los valores de la PIO; Sexo, algunos estudios han encontrado que la PIO puede varias entre hombre y mujeres, siendo mayores los valores en las mujeres; el parpadeo, que puede incrementar el valor de PIO hasta 10 mmHg, por esta razón es muy importante tener en cuenta este factor a la hora de medir la PIO, y algunos fármacos también pueden verse involucrados en el aumento de la PIO, como son los corticoesteroides. Hoy en día existen métodos o técnicas muy avanzadas para medir la PIO, como es por ejemplo el tonómetro de aire. Es un tonómetro que hace fuerza sobre la superficie ocular para comprobar si alguna estructura del ojo se deforma como por ejemplo: la córnea o la esclera. La columna de aire deforma la córnea registrándose de forma inmediata. Es una técnica no invasiva, no produce dolor al ponerse en práctica, por lo que se utiliza en muchos casos como screenning. Este equipo tiene varias ventajas con respecto a los tonómetros antiguos como son: no entra en contacto con las superficies oculares y se realiza de forma automática. Este tipo de tonometría se indica en pacientes que han sido operados o que padecen de problemas corneales, en los que se debe evitar tocar la córnea. Su uso se desaconseja en pacientes con cicatrices en la córnea o edemas.
La tonometría de aplanación o Goldmann consiste en medir la presión intraocular
de forma indirecta, utilizando un tonómetro colocado en una lámpara de hendidura. Este tipo de tonometría es la técnica más comúnmente utilizada para medir la presión intraocular.
Esta también la tonometría de rebote que consiste en medir de forma indirecta la
presión intraocular utilizando la emisión de una sonda metálica microscópica que se dirige a la córnea. Midiendo la velocidad a la cual la sonda se detiene al encontrarse con la superficie de la córnea, se obtiene el nivel de presión intraocular.
Y por último se encuentra la tonometría por aplanamiento de Perkins, que es un
sistema portátil que se basa en principios muy parecidos a la tonometría de Goldmann en la que también es necesaria la intervención del oftalmólogo. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Cosme Lavín Dapena, Pablo Alcocer Yuste, Cirugía microincisional del glaucoma, 92 Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología Málaga, 2016. Encontrado en: https://www.researchgate.net/profile/Cosme_Lavin- Dapena/publication/308517488_Cirugia_Microincisional_del_Glaucoma/links/581b dc5b08ae40da2ca9246b/Cirugia-Microincisional-del-Glaucoma.pdf#page=47
Estudio comparativo de la determinación de la fluctuación de la presión intraocular,
entre curva tensional horaria, prueba de sobrecarga hídrica y el método de medición de la presión intraocular (Borrone), en pacientes con glaucoma primario de ángulo abierto en un hospital de concentración, Revista Mexicana de Oftalmología, Junio de 2015. Encontrado en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0187451915000025
Pedro Beneyto Martin, Estudio de la dinámica del humor acuoso mediante
fluorofotometria en el glaucoma de ángulo abierto, Universidad Complutense de Madrid, Madrid. Encontrado en: http://webs.ucm.es/BUCM/tesis//19911996/D/0/D0004601.pdf