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LA SELVA DEL LENGUAJE

Introducción a un diccionario de los sentimientos

Grado en Estudios Hispánicos: Lengua española y sus literaturas


Lengua española: Lingüística General (Curso 2011-2012)
Yoselyn Castillo Riofrio
ÍNDICE

Introducción…………………………………………………………………………3

I. Saber y conocer……………………………………………………………………………...3
II. El diccionario mental………………………………………………………………………..4
III. Comunicación y significación……………………………………………………………….4
IV. ¿Pero quién demonios habla?................................................................................................5
V. La inteligencia lingüística …………………………………………………………………..6
VI. El habla creadora…………………………………………………………………………….7
VII. La comprensión y hermenéutica…………………………………………………………….7
VIII. Los lenguajes fracasados…………………………………………………………………….8
IX. El lenguaje y la realidad……………………………………………………………………..9
X. Valoración crítica……………………………………………………………………………9

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………………..10

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INTRODUCCIÓN

Esta obra pretende devolver el significado humanista del lenguaje, el cual se ha perdido como
consecuencia de su autonomía establecida por los formalismos, estructuralismos y objetivismos que
no tienen en cuenta que tanto las ciencias como la Lingüística son creaciones de los seres humanos.
Éste es el tema central en que el autor desarrolla su teoría del lenguaje. Para ello, recurre al
léxico sentimental debido a su gran utilidad a la hora de indagar el origen de este sistema lingüístico,
que no solo permite la comunicación exterior, sino también la construcción del propio sujeto. A su
vez, en este estudio pretende subrayar la gran variedad de aspectos que comparten todas las lenguas
del mundo, como la existencia de universales lingüísticos, semánticos y conceptuales; las causas de
los fracasos lingüísticos y la importancia de la palabra.

SABER Y CONOCER

El ser humano adquiere el lenguaje a partir de los conceptos culturales o etiquetas que se
originan en la interacción social y que permiten la identificación de determinadas situaciones que
forman parte de nuestro entorno. Tiene dos maneras de manejar la información, por un lado el saber
que consiste en la habilidad de almacenar todo tipo de información en la memoria y, por otro lado,
el conocer que se materializa de forma implícita en nuestra consciencia. Ante esto se puede decir que
todo nuestro saber está organizado lingüísticamente.
Aunque cada individuo construye su propio mundo (que es subjetivo y personal), vive en una
misma realidad en la que la forma más eficaz para comunicarse es el lenguaje, que se desarrolla a
medida que identificamos los diversos estímulos perceptivos presentes en nuestro entorno, los cuales
se convierten en patrones o esquemas de reconocimiento en nuestra memoria. Éstos constituyen la
actividad lingüística que nos facilita entablar una conversación en la que intervienen dos de los
elementos más importantes de la comunicación: el emisor y el receptor.
Con respecto a esto, Bronowski señala que un aspecto relevante en la evolución del lenguaje
humano es la demora que se intercala entre la percepción de una señal que llega y la emisión de una
respuesta verbal o no verbal. Ésta permite: la separación de la carga afectiva respecto a la carga
informativa en la comunicación, la interiorización del habla, y la capacidad de separar y unir
comunicaciones tras un proceso de análisis y síntesis.
En todo este procesamiento del lenguaje la palabra es un signo del saber guardado en la
memoria del hablante, en el que todo tipo de experiencias, frases, etc., permite la composición del
contenido semántico. A pesar de la heterogeneidad del contenido que hace flexible al lenguaje, la
homogeneidad (característica propia del lenguaje) establece un margen de tolerancia semántica en
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el que se sigue manteniendo el sentido completo de las palabras, evitando de esa forma su
incomprensión.
DICCIONARIO MENTAL

El objetivo principal de un diccionario es explicar el paso desde el significado primitivo hasta


el uso actual, por lo que no se trata de un glosario histórico, sino de un diccionario genealógico, que
pretende formalizar el lenguaje y definir las palabras con el fin de precisar su significado, facilitando
de este modo su compresión.
Por un lado, en la composición de este instrumento de descripción lingüística se tienen en
cuenta los contenidos vividos que son determinantes en la constitución del significado de la palabra.
Pueden ser: personales (privados) y sociales (mancomunados), siendo estos últimos el resultado de
un pacto semántico que se consolida en un núcleo estable llamado representación semántica básica
que nos permite entendernos, aunque se mantiene abierto debido al desplegamiento del léxico.
En relación a esa representación semántica básica han surgido dos fenómenos contrapuestos:
la ampliación del léxico y el cambio de significado de una palabra que se producen por diversas
causas relacionadas sobre todo con los préstamos lingüísticos y la especialización del lenguaje en
determinados ámbitos profesionales. Sin embargo, existen tres niveles semánticos: el privado, el
mancomunado y el ideal que contribuyen en la adecuación del uso de una palabra en un determinado
contexto y no en otro.
Por otro lado, se ha demostrado que nuestra estructura del léxico mental está más organizada
que los diccionarios al descubrir que muchos de los lapsus o errores lingüísticos que solemos cometen
a la hora de comunicarnos con los demás, son producto no tanto de los sonidos sino más bien del
significado. Tras este estudio se ha considerado que nuestro diccionario mental es una red lingüística
en la que se figura nuestra representación mental del mundo que es mucho más amplia y compleja
que cualquier palabra.

COMUNICACION Y SIGNIFICACION

La comunicación es un fenómeno de interacción social en el que se manifiesta el lenguaje


para transmitir información muy variada, la cual va codificada por una serie de signos, estímulos
creados artificialmente, que constituyen una actividad previamente establecida. En un principio, en
el proceso de comunicación, el lenguaje se utilizó como medio para fines sociales (la colaboración,
la enseñanza, la amenaza, etc.) haciendo uso de tres funciones lingüísticas: el imperativo, la
interrogación y el indicativo, que son universales lingüísticos comunes en todas las lenguas. Sin
embargo, más tarde, se convirtió en un instrumento de reflexión interior del sujeto, es decir, en una
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autoestimulación cognitiva. Esta interiorización del habla, que es una manifestación de lo oculto,
pasa a estado consciente por medio del lenguaje. No se origina dentro de una persona, sino que se
adquiere por medio de un mecanismo de defensa por el que hacemos propios rasgos y conductas del
mundo que nos rodea, como por ejemplo la personalidad de otros sujetos.
Con respecto a esto, el psiquiatra Kleinman confirmó que en muchas culturas (entre ellas
Taiwán) está prohibida la exteriorización de las emociones debido a que consideran que altera la
armonía del cuerpo y conduce a la enfermedad. Ésta es la razón por la que se enseña a los niños a no
atender a sus estados emocionales.
En este intento de comprender el significado de la comunicación lingüística el papel de la
palabra es fundamental, puesto que de ella recibimos la mayor parte de la información. También nos
permite analizar e interpretar una imagen e incluso nuestra experiencia interior, aunque siempre
partiendo de los modelos mentales de nuestra memoria lingüística. Por tanto, se puede decir que el
lenguaje es un órgano de reflexión.

¿PERO QUIÉN DEMONIOS HABLA?

El gran interrogante del lenguaje, que se indaga en este capítulo es: ¿Quién habla? Según
Bajtin, todo enunciado tiene su autor, es decir, una “voz”; sin embargo, una serie de pensadores
posmodernos defienden la desaparición del autor en el momento en que tomamos referencias de otros
libros para componen nuestros textos, escritos y hablados, ocasionando no solo la imprecisión del
significado, sino también la inautenticidad del autor. A pesar de estas divergencias, sus argumentos
no responde a la pregunta ¿quién habla?, sino más bien a ¿quién dicta el contenido del habla?
En respuesta a esta pregunta se ha iniciado su estudio partiendo de nuestra conciencia que se
compone del yo que habla que es la inteligencia computacional modulada por la llamada inteligencia
ejecutiva. La inteligencia computacional (también llamada yo ocurrente) es un mecanismo subjetivo
productor de las ocurrencias, que son el resultado de todo tipo de acontecimiento mental. Pueden ser
perceptivas, lingüísticas, fantaseadoras y afectivas. En todas ellas intervienen sistemas de
motivación, por lo que se ha llegado a considerar que el lenguaje se adentra en nuestra personalidad.
En cuanto a su origen, surgen automáticamente fuera del campo de la conciencia. No somos dueños
de estas ideas inesperadas. Son impersonales. Por tanto, hay que buscar su origen en cada una de las
actividades que las producen; aunque en muchas de ellas es difuso.

Las principales fuentes de ocurrencias son: el cuerpo y la enfermedad. El cuerpo nos conduce
actuar ante determinadas necesidades, tendencias, deseos, etc. En cambio, un claro ejemplo de
enfermedad son los trastornos mentales en los que son frecuentes las ocurrencias forzosas. Además,
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el sistema de ocurrencias puede llegar a independizarse dentro de la personalidad global causando,
en este caso, una personalidad múltiple.
A partir de esto, se ha considerado que la respuesta a ¿quién habla? es el sujeto de la
motivación en el que afloran distintas voces y se manifiestan determinadas necesidades y
preferencias. Por tanto, la estructura del habla es similar a la del sujeto. En ambas interviene el
lenguaje como mediador entre el sujeto y la sociedad. Una vez que se hace consciente la información
se desarrollan los llamados sistemas de control que forman parte de la estructura del sujeto y
determinan el habla externa y parte del habla interna.
En todo este proceso de comunicación está presente la sociedad que es la responsable de las
preocupaciones, deseos, etc., ya que de alguna manera condiciona nuestra forma de actuar ante
determinadas circunstancias.

LA INTELIGENCIA LINGUÍSTICA

La conciencia es un soporte importante de información que nos permite controlar nuestra


conducta; sin embargo, bajo ésta se encuentra la llamada inteligencia computacional, fuente de las
ocurrencias, en la que interviene la llamada inteligencia ejecutiva cuya función se limita a rechazar
o aceptar las ocurrencias tras una evaluación exhaustiva.
Partiendo de la inteligencia computacional se ha intentado descubrir el funcionamiento de los
llamados sistemas generativos: el movimiento, la imaginación y la capacidad narrativa, los cuales
a su vez contribuyen a explicar el mecanismo funcional de la inteligencia lingüística, que gira en
torno a esquemas que hacen referencia a destrezas innatas o aprendidas que nos capacitan para
realizar determinadas actividades como pintar, jugar, escribir, hablar, etc.
El papel de nuestra memoria lingüística es limitado, puesto que no conocemos la infinidad
de información del mundo, por lo que solo asimilamos aquella información que forma parte de
nuestros conocimientos previamente adquiridos. Éstos se denominan esquemas matriciales, y
presentan características relevantes para el lenguaje, que son: los sistemas de asimilación
(comprensión) y los sistemas de producción (habla).
A partir de esto, forman modelos complejos en los que se integran informaciones de todo tipo,
llegando a constituir guiones que no son más que anticipaciones de determinadas situaciones que
permiten concretar informaciones fragmentarias y deducir realidades. En definitiva, estos modelos
narrativos son dinámicos, se organizan jerárquicamente y representan la totalidad de las
circunstancias de la realidad. En ellos, además, se organiza el lenguaje. Junto a esto, es necesario
señalar que el ser humano tiene presente, aunque oculto, un modelo completo de la realidad, que
consiste en realizar una acción pero al mismo tiempo analizar otro tipo de cuestiones relacionadas
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con dicha actividad. De esta manera, el sujeto autocorrige sus propios actos. Esto demuestra que el
yo que habla es el yo que decide y selecciona.

EL HABLA CREADORA

Toda actividad creadora se origina en nuestra mente donde se estructuran las frases que se
hacen conscientes. Sin embargo, antes de la realización del acto de habla, el sujeto es capaz de
evaluar, precisar y corregir.
El habla creadora toma como punto de partida una ocurrencia aceptada basada en una
búsqueda consciente, de la cual ante la gran variedad de posibilidades, el sujeto sigue unos criterios
de selección basados en operaciones de comparación con un determinado patrón para determinar la
elección definitiva. Estos criterios permiten la salida de la ocurrencia, pero ésta puede ser bloqueada
o cancelada por la inteligencia ejecutiva. En estos casos, suele solicita a la inteligencia computacional
que produzca nuevas ocurrencias.

COMPRENSIÓN Y HERMENÉUTICA

El proceso de automatización del lenguaje ha ocasionado una fijación semántica de las


palabras, las cuales no la poseen debido a que su información es ilimitada. Ésta es una de las razones
por la que en un diccionario no se refleja todo su contenido. Además, todo significado tiene que
fundamentarse en rasgos extralingüísticos, puesto que el oyente a partir de ellos interpreta la
información. La ciencia encargada de la interpretación y comprensión de los textos es la
hermenéutica.
Los psicolingüistas se han basado en una serie de teorías inductivas para intentar explicar el
procedimiento de comprensión de un texto. En primer lugar, formamos una representación semántica
unitaria, es decir, un modelo en el que integramos todos sus elementos. A partir del cual,
interpretamos el contexto en general y en el que, a su vez, se produce un reconocimiento de las
palabras y viceversa. En segundo lugar, se comprende las construcciones sintácticas. Llegado a este
punto, Chomsky considera que hay una transición de las estructuras sintácticas superficiales a las
estructuras sintácticas profundas tras la oración, que nos permite la deducción del significado de las
palabras. Por último, se interpreta el texto. Todos los textos son incompletos, por lo que tenemos que
recurrir a nuestros conocimientos previamente estructurados para asimilar nuevas informaciones.
Para ello, es necesario tener en cuenta que la pragmática no solo estudia los actos del habla, sino
también los actos de la comprensión que se dividen en tres grupos: el acto con intención recta, con
intención oblicua y con intención inventiva.
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Por tanto, la comprensión se manifiesta en el sujeto al establecerse una relación entre la
inteligencia computacional y la inteligencia ejecutiva que contribuyen en este proceso de asimilación.
LENGUAJES FRACASADOS

El lenguaje deja de ser un instrumento social de comunicación para convertirse en un símbolo


de identidad nacional, ocasionando una separación cultural hacia fuera. Sin embargo, en cada
Estado se impone una lengua, a pesar de que la mayoría de la población no es monolingüe. Ante tal
diversidad lingüística se corre el riesgo de despertar sentimientos nacionalistas separatistas, o bien
resentimientos si se intentan suprimir muchas de las lenguas regionales.
La palabra fracasa cuando no sirve ni para comunicar ni para entenderse ni para organizar el
propio yo. Esto no solo se debe al mal uso de las palabras por parte del hablante, sino también a las
dificultades del receptor para comprender. Muchas veces la incomprensión se produce debido a la
diferente forma de pensar, en muchos casos, condicionada por la cultura; por lo que es necesario
tener en cuenta las diferencias culturales a la hora de entablar una conversación para evitar los
malentendidos, como suele ocurrir entre hombres y mujeres. Los obstáculos más comunes en la
incomunicación son la reserva y la mentira, además del desinterés y la incapacidad para hacerse
comprender. Asimismo, hay fracasos al interpretarnos a nosotros mismos.
Una situación ideal de comunicación se funda con la libertad de cada participante de defender
sus ideales, sin olvidar la posibilidad de diferir ante otros argumentos ajenos. Este afán de expresar
y de comprender acerca el lenguaje al terreno de la ética, la cual no se puede fundar como tal debido
a determinadas limitaciones impuestas por la sociedad; por lo que tenemos que aceptar ciertos
argumentos, a pesar de nuestra disconformidad.

LENGUAJE Y VERDAD

La importancia del lenguaje no solo ha dejado a la realidad en un segundo plano al ser


sustituida por narraciones, sino también a la noción de verdad. Las diferencias culturales dificultan
la construcción de una sola comunidad; por lo que no vivimos en la realidad, sino en mundos
intencionales diferentes, en los que determinados conceptos como los sentimientos, han sido
analizados de acuerdo a su entendimiento de la vida.

Por otro lado, la experiencia nos impulsa a desarrollar una serie instrumentos lingüísticos para
poder comunicarnos con los demás; y llega un momento en que nos interesamos por la verdad no
solo con el fin de adquirir conocimientos, sino para conocer los peligros a los que tenemos que
atenernos en ese mundo mancomunado. De este modo, el sujeto admite solo aquello fundamentado
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en evidencias, las cuales pueden ser rechazadas por otras de fuerza superior.
El mundo mancomunado está constituido por mundos privados que cada individuo construye
con sus experiencias cognitivas y valorativas que se reducen a ideas comunes. Existen tres tipos de
verdades: las mundanales propias de nuestro mundo personal; las culturales compartidas por un
grupo social y las reales a las que aspiramos descubrir como consecuencia del dinamismo de la
vida. A pesar de la diversidad cultural, contamos con medios lingüísticos para entendernos entre
comunidades como son los llamados universales lingüísticos, comunes en todas las lenguas.
Para concluir los diccionarios no caracterizan del todo el significado de las palabras debido
a que son signos que representan significados vividos, por lo que toda esa información se reduce a
una definición clara y concisa en la que no se incluye ningún tipo de connotaciones. Sin embargo,
son lo suficientemente precisas y amplias como para que el oyente pueda reconstruir el significado
de dichas palabras.

VALORACIÓN CRÍTICA

El objetivo principal del autor es recuperar el sentido original del lenguaje cuyo origen está
en el mundo de la vida y no en el mundo científico que pretende hacer de él una ciencia objetiva.
Para ello, nos da una visión minuciosa y detallada de cada una de las curiosidades de este sistema
lingüístico, que no solo nos permite comunicarnos con los demás, sino también comunicarnos entre
nosotros mismos.
En este tratado de lingüística nos hemos encontramos con ciertas preguntas que en alguna
ocasión nos hemos planteado y que han quedado en un recóndito rincón de nuestra memoria sin
respuesta alguna; sin embargo, tras su lectura hemos resuelto muchos de nuestros interrogantes, y
también hemos enriquecido nuestros conocimientos.
Asimismo, es una obra que no se limita a exponer información científica, sino que el autor se
vale de sus propias experiencias, de citas textuales de otros autores, de referencias de libros, etc.;
además del léxico sentimental del cual hace uso para indagar en lo más profundo del lenguaje. Todo
ello con el fin de justificar y ejemplificar sus argumentos, por lo que es una obra didáctica y dinámica
a la hora de formular su teoría del lenguaje.
BIBLIOGRAFÍA

MARINA, José Antonio (1998): La selva del lenguaje. Introducción a un diccionario de los
sentimientos, Barcelona: Anagrama.

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