Está en la página 1de 200

Sangre Real

Samantha Conde C.

2
A Yazmin por ayudarme con sus comentarios
A mi hermanita Hariku por inspirar al personaje principal

3
Prologo
oy la princesa Jinohra, mi vida se resume en tratados

S reales, no hablar con los plebeyos, honrar el apellido de


no sé cuántas generaciones atrás y poner buena cara a las
labores reales. Dentro de poco la poca libertad que
conozco quedará presa. Mi padre, el rey Neal, me dará en
matrimonio al príncipe Aivan de Lisburn, el cual conozco desde mi infancia.
Tuve una buena relación con el príncipe, pero en cuanto creció algo en el
cambió demasiado y ahora seré en un par de días su esposa. Lo único bueno
de todo esto será que podré por fin alejarme de mi familia.

4
1
Jinohra
a doncella real me ha traído sabanas nuevas, <<Sí,

L cambian mis sabanas todos los días y es abrumador>> y la


criada las ha puesto, ahora estoy en mi clase de pintura,
analizando las diferentes corrientes, ayer fue el turno del cubismo y hoy
toca…Impresionismo.

Madame Katherine habla y habla sobre pintura, ¿Acaso no nota mi


aburrimiento?, veo a las hijas de las criadas y ellas son más felices que yo,
aun sin dinero ni muchas pertenencias y a sabiendas que cuando tengan la
edad suficiente para laborar, caerán presas en los confines del palacio como
la servidumbre, pero a pesar de eso, siempre las noto felices.

Y así son todos mis días, estudio tras estudio tras estudio, pero hace
unos días mi situación cambió.

—Su majestad, ha llegado el correo—avisó el cartero del palacio.

— ¿Qué es eso majestad?—así es como debo decirle a mi madre, nada


de ma, mamá, mami o cosas similares, ella está arriba de todo el pueblo,
incluyéndome.

5
— ¿Qué no has escuchado?, dijo el cartero del palacio que el correo ha
llegado.

— ¿Hay algo para mí? —dije esperanzada a que la respuesta fuera un


“si”.

—Todo esto es para ti—extendió los sobres en la mesita de té y fue


pasándomelos uno por uno.

—No entiendo majestad, ¿qué es todo esto? —interrogué angustiada


por todo lo que contenían las cartas.

—Peticiones—respondió seriamente.

— ¿Para qué?

—Para tu boda princesa, eres la única heredera al trono y ya tienes la


edad suficiente para el compromiso—intervino mi padre, el rey—así que
todas estas cartas, son de distintas familias de la casa real de sus reinos con
hijos dignos de tu mano.

—Pero padre, es decir majestad, yo no creo poder llevar esto acabo.

—No depende de ti, la decisión es mía, así que te guste o no te casarás


con quien yo elija para ti, en unos días vendrá a conocerte, tendrán un
tiempo para convivir y después arreglaremos todo para la boda y para los
hijos.

— ¡¿Hijos?! —Espeté— ¡¿No hablas enserio verdad padre?!

—La orden ha sido dictada princesa y no permitiré que ninguno de mis


súbditos la contradiga—sentenció, eso daba pie a una discusión—respétame,
no me llames padre, para eso te hemos educado

6
—No, ustedes no me han educado “majestades” lo ha hecho la
servidumbre y no, si no respetas mis decisiones no recibirás respeto de mi
parte, padre—lancé en forma de un grito de ira contra ellos, tomé mi vestido
alzándolo lo suficiente para correr y lo hice, salí disparada a mi habitación.

Comencé a empacar por tercera vez en la semana, siempre que tenía


un altercado con mis padres salía huyendo, la ultima vez fui a visitar a un
viejo amigo, el príncipe Huge él siempre me había comprendido, por lo que
mis padres lo odiaban.

Hasta cierto momento en mi vida se corrió el rumor de que el príncipe


Huge y yo estábamos comprometidos bajo el pretexto de que se nos veía
juntos tomados de las manos en diversos lugares del reino, pero solo
salíamos como “amigos” ¿acaso no es muy claro ese término? Y como la
imagen que daba con él representaba un peligro para la casa real de Newry
<<ese es el lugar de mi principado>> tomaron la decisión de que rompiera
todos mis lazos de amistad con el príncipe, sin embargo eso no ha sucedido.

Todos los días recibimos cartas de parte de Huge por lo que yo misma
me encargaba de recibirlas sin que mi madre o padre las vieran, aun era un
secreto y al irme para allá jamás sospecharán dónde estoy. Simplemente el
plan perfecto.

He salido a dar un paseo con la duquesa de Campterlyn que ha llegado


de visita y me llevará con Huge dentro de unas cuantas horas, mientras
nosotras estamos aquí se supone que uno de los guardias guardará todo mi
equipaje en el auto en el que viajaremos y una vez dentro podré deshacerme
un rato de las labores reales, por fin un poco más de libertad en mi vida.

02:45 p.m. marca el reloj de pulsera de la duquesa, el momento ha


llegado. Abrimos las puertas y mi padre sale a nuestro encuentro.

7
—Sea bienvenida a Newry duquesa de Campterlyn—hizo una cortés
inclinación y se retiró.

—Así que Jinohra, dime, ¿de verdad deseas ir conmigo? —interrogó


Cassidy, ese es el nombre de la duquesa.

—Sí, quiero dejar atrás mi palacio y vivir un poco de mi libertad


Cassy—contesté algo aliviada por que fuera mi amiga y no conspirara en mi
contra como la mayoría de las princesas con las que estaba obligada a
convivir.

—Muy bien, en diez minutos vuelvo lista para irnos y más te vale que
no te arrepientas—apresuró su paso, lo cual debió ser difícil con semejantes
tacones de quince centímetros de altura.

Me quedé en el ala sur del palacio, o sea, la sala para bienvenidas y


eventos esperando el regreso de Cassy y ésta no se aparecía, aun con mi
preocupación me puse de pie y caminé de un lado a otro; mis tacones
resonaban en todo el espacio haciendo eco con cada paso, el candelero de
cristal tintineaba cuando caminaba y la madera crujía bajo mis pies, era una
sinfonía en pleno silencio mientras me mordía las uñas en espera de Cassy.

—Listo, tus padres, es decir sus majestades—hizo una torpe reverencia


y ambas reímos—estarán ocupados por bastante tiempo revisando tu
correspondencia y esta vez les dije que irías conmigo a mi palacio.

—Sí, gracias Cassy, te debo una—suspiré todo el aire que había


contenido.

—No me debes nada, porque no iremos con Huge, Jin me han


encargado que te arregle para dentro de dos días, tu futuro…—tragó saliva
con dificultad—…tu futuro marido estará aquí en ese lapso de tiempo—bajó

8
los hombros con tristeza y nos desplomamos en las sillas mientras
contemplábamos el piso cabizbajas.

—En verdad no necesito casarme Cassy, debo evitar este compromiso a


como dé lugar—sollocé resignada a mi destino.

—Lo sé, yo también me mantengo renuente a eso y si de mí dependiera


crearía un conflicto entre los reinos sólo para evitarte esto, pero sólo soy una
Duquesa y no puedo hacer algo al respecto—me dio un ligero abrazo y se
levantó para seguir adelante con lo ordenado.

—Es solo que aún no me siento lista para el compromiso ¿cuándo se


supone que disfrutaré de mi libertad? Ese siempre fue mi sueño.

—Lo sé, lo dices cada minuto de tu existencia y ¿cómo estás tan segura
de que tu prometido no te dejará ser libre? —preguntó sin preocuparse de mi
reacción.

—Pues…pues no lo sé, sólo algo me dice que no debo hacer esto, creo
que sería más fácil si mis padres reformaran las leyes pero ellos no me
escuchan—agité mis manos al aire haciendo ademanes con cada palabra que
salía de mi boca.

— ¿Quieres un consejo?

—Claro señorita Coelho— bromeé.

—No te burles, sabes que soy así—rió—muy bien si no quieres no…—se


dio la vuelta para retirarse y yo la detuve con un fuerte agarre.

—No, es broma, dame tu sabio consejo—me incliné ante ella


poniéndome de rodillas.

—No juzgues a un libro por su portada, lo que cuenta es siempre el


interior—musitó lentamente para que captara sus palabras.
9
—Eso es tonto, ni siquiera lo veré, mis padres lo seleccionarán por mí y
yo sólo debo resignarme a su decisión.

—Entonces si ya sabes cuál es tu única opción no se qué es lo que te


preocupa.

— ¡Estaban hablando de hijos Cassy! ¿Sabes lo que eso significa?,


están esperando que me acueste con un maldito desconocido y procree solo
para complacer a mis padres con un hijo varón.

—No te alteres, ¿y si él tampoco está de acuerdo con eso? —respondió.

—Porque si me guío por el gusto de mi padre se que elegirá al típico ex


militar o comandante en guerra dictador y tirano, alguien que me deje presa
en mi casa, bueno, si es que tiene la decencia de sacarme de mi palacio y no
sólo le importa la corona. Mi padre se fija demasiado en la apariencia fuerte
que luce alguien Cassy.

—Pero tu madre también estará ahí—respondió.

—No es gran garantía, ella me odia, incluso más que mi padre, ella creé
que le robaré el trono, si fuera por mí se podría quedar con el maldito trono
por el resto de su vida—espeté decidida a no seguir con el rumbo de esta
charla.

—Lo sé Jin, pero es lo que te tocó ser y ahora si no te molesta, vamos a


arreglarte—me cogió del brazo y cuando salimos los guardias del palacio nos
escoltaron hasta el automóvil.

Cassy condujo en silencio para no estropear más las cosas conmigo,


admito que soy una chica muy fácil de irritar y casi pocos me ven sonriendo,
excepto por Huge y Cassy porque con ellos puedo ser la Jinohra de verdad y
de solo pensar que mis relaciones con el mundo terminarán en dos días

10
exactamente, me deprimo, no me puedo imaginar sentada en un trono ajeno
a mi pueblo fingiendo ser feliz al lado de alguien a quien no amo.

Comencé a agitarme en la parte de atrás debido a mi incomodidad, no


me hallaba fuera de casa y aunque sé que estoy con Cassy no me siento bien,
tal vez porque cambiamos los planes y no es más que una formalidad para mi
visita, no quiero verlo es más hubiera preferido nacer sirvienta antes de ser
una princesa.

Al parecer debí quedarme dormida en el auto, pues cuando abrí los


ojos ya estaba fuera de mi reino y sentí que todo el peso de ser princesa se
desvanecía conforme avanzaba fuera de éste, me quité las zapatillas y puse
mis pies desnudos en el asiento de al lado, por fin libre.

— ¿Estás cómoda? —preguntó Cassidy observándome por el retrovisor.

—Muy cómoda diría yo—me puse los brazos detrás de la cabeza para
descansar un poco más.

—Pues ya no lo estarás en cuanto te cases—rió de manera muy


siniestra, como una villana de películas.

—No es gracioso, deja de recordarme mi futuro—exigí.

—Lo sé—vi su sonrisa en el retrovisor por un momento y enseguida se


detuvo, estuvimos a punto de chocar con un auto descapotable frente a
nosotras.

—Fíjate cómo conduces—gritó alguien del otro auto.

—Soy una duquesa plebeyo, fíjate TÚ por dónde vas—reclamó Cassy.

—Y yo un príncipe así que largo de aquí chiquilla—arrancó con un


rechinido en sus llantas y Cassidy hizo una señal con el dedo medio hacia el
auto.
11
— ¡Cassidy Richardson Von Herbert, tus modales! —grité avergonzada
por su comportamiento.

—Estamos fuera del reino ¿no?, aquí no existen los títulos nobiliarios
de tu país—reí por su comentario y seguimos con el viaje.

—Llegamos, ¿lista para el cambio? —preguntó abriendo para mí la


puerta del auto.

—Si—suspiré vencida—pero son las tres de la mañana déjame dormir


un rato.

—Está bien, toma un cuarto para huéspedes y tírate a dormir—


masculló con una voz adormecida.

Fui hacia el cuarto y no desempaqué, pues solo estaría aquí por hoy y
ya mañana partiría de regreso a mi hogar.

Eran las tres de la tarde y alguien me despertó

—Despierta, debo arreglarte para mañana—me agitó en la cama


Cassidy.

—Ahí voy, pero quiero ver películas—me enderecé y estiré.

—Veremos las malditas películas y después a arreglarte o tus padres


me matarán—me tomó de la mano y tiró de mi rumbo a su sala.

Cassidy vivía alejada de su reino, aunque aún estaba en sus tierras,


pero ella había decidido valerse por sí misma, aunque no poseía un trabajo y
vivía igual que la realeza, ella no metía manos en asuntos de protocolo. Y por
eso la envidiaba tanto.

Vimos tres películas seguidas y enseguida observamos que el reloj


marcaba las 09:00 p.m. y corrimos a nuestras habitaciones.

12
Dormí plácidamente hasta que me despertó un ruido cercano el cual
me obligó a levantar de la cama.

—Debes desayunar antes de irnos—musitó Cassy bailando una música


de un canal de la TV.

—Lo sé, quiero un licuado y un…

—Nada de eso, en mi casa sabes que no hay sirvientes, prepáratelo tú,


ahí está la leche y las frutas están en el refrigerador, así que son todos tuyos.

Abrí el refrigerador y saqué algunas fresas y la leche para vaciarlos a la


licuadora, agregue azúcar y mezclé todo, lo serví en un vaso y lo bebí poco a
poco. Me supo a rayos, estaba muy amargo y con poco sabor, era
prácticamente leche pintada.

Soy un desastre para la cocina otro punto que delata que no fui hecha
para la vida normal y comprobaba a teoría de mis padres sobre si sería o no
un desperdicio como plebeya, pero más que demostrarles que podía hacer las
cosas como yo quisiera y poder vivir como cualquiera, quería demostrarme
de lo que era capaz.

Me arreglé como siempre lo hacía cuando estaba con mis amigos, una
cola de caballo, jeans, blusa y tenis, todo lucía tan normal.

—Hora de irnos—ordenó Cassy.

—Lista, voy en un segundo—me rocié mi perfume favorito y salí,


cuando mis padres me vean así seguro se irán para atrás.

Ellos siempre me vestían con vaporosos y llamativos vestidos y


tacones, y yo, por el contrario, usaba pantalón y playeras jamás me gustaron
los tacones, eran incómodos y más cuando a los cinco años te obligan a
usarlos.

13
—Lista, vámonos—salí y fui detenida por el agarre de Cassy.

—Demonios, no te he arreglado y debo entregarte lista para hoy, ya


que, mínimo diste un cambio—me miró de arriba a abajo y asintió con un
dejo de aceptación a mi apariencia.

—Entonces no se diga más, vámonos.

Puso en marcha el auto a toda velocidad—y yo quería retrasar el viaje


lo más permitido posible—me dije. No quería encontrarme con la bestia que
me arrancaría la libertad de mi vida y la destrozaría por completo.

Mi sueño desde niña era vivir en el campo, en las colinas más alejadas
del reino con el amor de mi vida y mis hijos, lejos de cualquier problema de
la realeza, tal y como Cassidy, pero me es imposible ahora al saber que soy
heredera a un trono y que tengo que estar junto a alguien a quien no amo. El
peor destino del mundo.

—Llegamos—cantó Cassy.

—Gracias—bufé y caminé dentro del palacio.

Me abrieron las puertas de la entrada y regresé a mi mundo, a aquel


lugar donde no podía ver una película, donde no podía jugar videojuegos ni
hacer llamadas por teléfono. En este reino vivíamos como la realeza del siglo
XV sin tecnología, ¡nos transportamos en carruaje! Eso es algo humillante en
comparación con los otros reinos, sin embargo somos los de mayor
diplomacia, pero eso no justifica nuestro atraso, otras de las cosas que a mi
parecer debería cambiar mi padre.

Se escucharon unas risas en el ala sur del palacio e hice mi gloriosa


entrada.

14
—La princesa Jinohra de Newry ha llegado—presentó el guardia y mi
madre hizo una reverencia hacia mí mientras yo hacía lo mismo.

—Princesa Jinohra—espetó un chico en un asiento frente a mi padre.

Aquel chico llevaba un elegante traje con corbata a juego, todo “señor
protocolo”, se levantó y con cara de horror me hizo una reverencia a la cual
no correspondí.

—Buenos días princesa Jinohra—saludó mi padre con una cortés


inclinación.

—Sus majestades buenos días—reverencié—príncipe, que gusto que


nos acompañe—hice el intento de una falsa sonrisa que no resultó muy bien.

—Nosotros nos retiramos, debemos asistir a una junta muy importante


con la monarquía de Haylich.

Mis padres salieron huyendo dejándome con “señor protocolo” frente


a mí, el chico no lucía mal o al menos se había arreglado el día de hoy y a
sabiendas que sería mi prometido más me valía aceptar su condición.

—Princesa Jinohra, mucho gusto en conocerla, sus padres me han


mandado llamar para presentarme ante usted—musitó haciendo otra
reverencia.

—Basta de formalidades ¿sí?, he pasado por mucho y sé perfectamente


a lo que viniste, serás mi prometido y bla bla bla…no me interesa en lo más
mínimo a qué vienes puesto que he sido advertida—saqué lo más descortés
de mi.

—Muy bien princesa, entonces veo que no debo ser tan “formal” con
usted, pues ¿qué más le puedo decir que no sepa?—sonrió y se le marcó un
hoyuelo en la mejilla, algo que me pareció un poco atractivo.

15
—Veo que nos entendemos, ahora podrías solo decirme qué quieres y
listo, el puesto de mi marido es todo tuyo—me senté prácticamente
desparramada y olvidando todos mis modales dentro del palacio.

— Bien, si eso es lo que quieres Jin—musitó algo ofendido—para


empezar mi nombre es Aivan y no me interesa mucho lo que hagas o dejes de
hacer, solo quiero que tengas una buena imagen al igual que la mía y ya, eso
es todo—puntualizó Aivan.

—Muy bien…—titubeé—y ¿eso es todo?, ¿no hay nada más de


“mantenerme cautiva hasta el día de mi muerte”?

—No, soy una persona razonable, aunque si tu quieres quedarte


encerrada me vale un comino, ya te lo dije, hagas lo que hagas solo mantén
limpia nuestra imagen y listo esas son mis condiciones.

—En ese caso creo que todo está bien y… ¿de verdad eso es todo? —dije
en verdad sorprendida.

—Te lo juro, no soy tan mala persona, no sé qué has escuchado de mí—
y en ese momento me vino la dichosa frase de Cassy “nunca juzgues a un
libro por su portada”.

—No, solo pensé que…—suspiré—no lo sé, supuse que serías algo así
como mi padre—confesé.

—Pues no soy tan malo, pero espero y pronto poder estar contigo—
besó mi mano y salió de la habitación con orgullo y yo me quedé parada
viendo cómo se alejaba poco a poco.

No lo puedo creer, acaba de darme “libertad”, todo lo que quiero con


solo mantener mi imagen, eso es fácil, he sido educada para aparentar, es
más que pan comido. Solté un grito de niña colegiala loca en la sala y salté
feliz por mí, por mi ansiada y utópica libertad.
16
Aivan
legué a mi palacio resignado a la opción de casarme, había

L conocido a la chica con la que estaba obligado a contraer


matrimonio su nombre “Jinohra” al observarla mi
estómago dio un vuelco, no era como todas las ostentosas princesas, ella era
diferente a como la imaginé.

En mi mente estaba una niña consentida y caprichosa que todo lo que


haría sería despilfarrar dinero en cosas simples e inútiles, pero al verla de
frente con sus jeans y ropa completamente informal quedé sorprendido.
Aquella imagen de ella quedó desplazada por completo. Su único defecto: su
actitud, tiene una actitud de los mil demonios, pero podré sobrellevarlo.

Algo que me preocupó en cuanto la vi fue su comportamiento, si no se


controlaba arruinaría mi imagen junto con la de mi familia y yo quiero evitar
eso a como dé lugar.

Al llegar a mi hogar pude acercarme un televisor y estuve a punto de


besarlo, ¡joder! Ahí no hay televisores, ni celulares, ni nada de tecnología.
Ahora veo por qué estaba tan furiosa Jinohra ahí no hay entretenimiento no
hay distracción alguna más que hablar con las doncellas, bendito sea el día
en que no nací “princesa”.

Al siguiente día debía hacer oficial el compromiso que se llevaría a


cabo dentro de dos meses según los padres de Jin, ya que yo no quise

17
establecer fecha alguna pues me era indiferente, podrían decir que nos
casaríamos en una semana y yo no me quejaría siempre y cuando mi imagen
se mantuviera limpia, de todas formas jamás llegaría a amar a Jinohra así
que no le di importancia a una fecha en específico.

Las invitaciones ya habían sido corridas y hasta mi madre tenía la


suya. Yo no quería que ella asistiera pues me pone nervioso.

Mis padres me habían criado para este momento pero yo jamás lo


deseé ni siquiera pensé que a mis veintiún años estaría comprometido, era
una fecha lejana que al final llegó antes para mí.

—Manden vestidos nuevos a casa de mi prometida—ordené a la


servidumbre—hey señora Johns por favor entréguele esto de mi parte—le di
una cajita con un teléfono para estar comunicados—dígale que le explicaré
cómo usarlo en cuanto vuelva a verla.

—Si majestad, como usted ordene—hizo la reverencia y se retiró.

Salí un rato a pasear por las calles del reino, me gustaba convivir con
mis “súbditos” aunque odio ese término pues son personas al igual que yo y
creo que si estuviera en su posición me gustaría tener contacto con mis reyes
y principado.

Tenía ciertas amistades dentro de mis reinos y creo que les agrado
aunque haya escuchado demasiados comentarios negativos hacia la forma en
la que mi familia gobierna, pero hago lo suficiente o al menos lo que puedo
por todos ellos.

Al regresar a casa me esperaban mi hermana y mi madre. Mi padre, el


rey de Lisburn había muerto en un combate con otro reino y hace tiempo que
todo se gobierna con las leyes de mi madre, por lo que cuando ella muera yo

18
tomaré posesión debido a que soy su único hijo varón y en mayor
importancia, el primogénito.

—Madre, hermana, he regresado—musité haciendo una reverencia


hacia ellas.

— ¿Cómo te ha ido hijo?, ¿Pudiste ver a tu prometida? —interrogó mi


madre con una mirada alegre al sacar el tema de mi compromiso.

—Si…pero no es una “princesa” exactamente—respondí entrando a


tientas.

— ¿Cómo que no es una princesa? ¿Nos han engañado?

—No, no quise decir eso, me refiero a que de título si lo es, más no de


actitud.

—Tendrás que educarla… ¡Emy!—llamó a mi hermana y la sentó frente


a ella para comenzar a cepillar su cabello—no necesitamos a otra chica mal
educada por aquí—dijo en tono infantil jugando con la pequeña que tenía
frente a ella.

—Emy, ve a tu habitación, debo hablar con mamá—advertí a la


pequeña de la casa

— ¿En verdad debo hacerlo? —interrogó a mi madre poniendo


aquellos ojos a los que no te podías negar

—Si a tu hermano no le molesta…

—Pues realmente no pero quería hablar contigo sobre…algo


importante—mi madre dejó de sonreír y me miró seria

—Emily, ve a la cama de inmediato, es algo serio

19
— ¿Es sobre mi cuñada? —preguntó mi hermanita tirando de mi
camisa y logrando que me ruborizara

—No, no lo es—respondí cortante y mi hermana se fue

—Ahora dime qué es lo que quieres—reparó mi madre

—Ella es…hablo de su forma de ser, es una maleducada, una muy mala


esposa y ni qué hablar de su vocabulario…es tan…irritante; no creo aguantar
a su lado—estallé, jamás creí llevar tanta carga a mi casa de tan solo ver a la
irritante de Jin.

—Lo sé, tú eras igual cuando eras un pequeño niño.

—Pero ya no lo soy, he madurado y ella…es sólo un año menor que yo,


debería comportarse como lo que es—hice un mohín y me di la vuelta para
seguir a mi habitación.

—Necesitas ir a tu propio lugar Aivan, aléjate de todo el reino por un


momento, lo necesitas—me tendió una ropa “normal”, jeans de mezclilla,
una playera de algún grupo de música que no reconocí y unos tenis.

— ¿Hablas en serio? —interrogué contrariado.

—Muy en serio Aivan, relájate un poco y en cuanto te sientas listo


regresa a ver qué tal están las cosas con la princesa Jinohra de Newry, deben
aprender a vivir juntos, así como yo lo hice con tu padre—el tono de su voz
disminuyó al mencionar a mi padre.

Todos sabíamos la historia de su muerte en la batalla, pero mi madre


lo odiaba por eso, por preferir su pueblo antes que su propia familia.

—Te tomo la palabra madre, voy a distraerme y espero sirva de algo.

20
Tomé las cosas y salí del palacio una vez estuve cambiado. Caminé por
las calles como una persona normal, como cualquier individuo, sin ser
acosado o atacado por los que estaban en contra de nuestras leyes o asfixiado
por la atención de las chicas.

Encontré un pequeño departamento a las afueras de la ciudad del


reino donde habitaba la Duquesa Cassidy de Campterlyn, nosotros habíamos
sido amigos desde la infancia. Mi padre había pensado en unirme en
matrimonio con ella, pero como era una simple duquesa no quiso continuar
con todo y hasta la fecha es una de las pocas cosas que le debo agradecer.

Sería un completo desastre con ella. Ella es una mujer independiente,


renunció prácticamente a su puesto en la realeza para vivir aislada y sin
nadie que la moleste.

He recurrido a ella en diversas ocasiones. Una vez fingió ser mi


prometida frente a mi padre para que pensara que mi compromiso con la
princesa de Icaria debía ser anulado, y sorprendentemente lo logramos,
jamás soporte a esa tipa engreída, era peor que Jinohra.

Pasé la semana en casa de Cassidy. En mi último día para regresar a


mis labores reales conocí a la amiga de Cassidy, una chica hermosa que iba
enfundada en un vaporoso vestido color amarillo pálido, supongo que era de
la realeza.

—Mañana anunciarán mi compromiso, hoy se hará una ceremonia,


una especie de cena-baile para dar a conocer a la feliz pareja de príncipes—
frunció el ceño.

Supongo que hablaba de mi compromiso con Jinohra.

21
—Lo sé pequeña, pero calma, que todo marchará bien, recuerda el
consejo…—vi sonreír a Cassidy.

Tenía tantas ganas de salir de atrás de la barra de la cocina para


preguntarle su nombre a la chica del hermoso vestido, pero prefería que ella
hablara sin que se diera cuenta de mi presencia.

—Aun no estoy lista para el compromiso—repeló la chica <<Y que lo


digas>> respondí mentalmente.

—Lo sé, lo has dicho cada minuto desde que las cartas llegaron, pero
ya no sigas con esto, ni siquiera lo conoces y aun así, no puedes deshacer el
compromiso.

—Lo sé—su voz se partió y comenzó a llorar en los brazos de Cassidy.

Tenía tantas ganas de ir a darle un abrazo y sacarla de aquí lo más


rápido posible para evitar aquel compromiso que la hacía tan desdichada.

Apuesto a que el tipo con el que está comprometida debe ser un


imbécil por tenerla tan infeliz y ella una dama hermosa que vale la pena
conocer, no como mi futura prometida Jinohra, ella si arruinaría por
completo la imagen de mi reino.

Aquella chica se retiró y Cassidy se dejó caer en el sillón con un gran


suspiro.

— ¿Sucede algo? —dije mientras me acercaba a ella.

—Otra princesa renegada a contraer nupcias. Eso me hace alegrarme


de ser una duquesa y no una princesa—rió.

—Dímelo a mí, tengo que casarme con una chica a la cual odio—bufé.

22
— ¿Hablas de Jin?, ella es una chica encantadora, apuesto a que te
sorprenderá—me guiñó un ojo y mandó a llamar a su chofer personal para
que me llevara al palacio a prepararme para mi propia presentación con
Jinohra.

Me monté en el auto y salimos disparados hacia mi hogar, cada hora


que pasaba me ejercía una mayor presión, debía fingir estar enamorado de
alguien que no conozco en lo más mínimo y de la cual tengo dos opiniones: la
mía y la de Cassidy.

—Haz regresado—corrió mi madre a recibirme con Emy siguiéndola—


te hemos echado de menos—me llenó de besos como cualquier madre haría.

—Estoy bien, debo arreglarme para la presentación.

Subí a mi habitación a cambiarme la ropa normal por MI ropa


“normal”, un traje perfecto, camisa impecable, pañuelo en el saco y corbata
con un nudo perfecto; los zapatos acordes a la ocasión, toda mi vestimenta
elegida por alguien más para mantener limpia la imagen.

—Es momento de que te vayas para elegir todo lo relacionado con el


adorno de mañana—musitó mi madre irrumpiendo en mi habitación.

—Lo sé, deséame suerte—me despedí de mi familia y salí al carruaje


para que me llevaran “al reino del siglo XV”, odio ese maldito reino sin
tecnología.

Me recibieron con gran entusiasmo en Newry y abrieron las puertas de


su salón de eventos o como le llamaran a aquel lugar.

—Jinohra, he vuelto—musité con total dramatismo y una chica salió de


detrás de unas cortinas a recibirme.

23
Me quedé atónito ante lo que veía. La misma chica que hace unas
horas había estado con Cassidy estaba frente a mí. No puede ser, aquella
hermosa chica era Jinohra. Me arrepiento de lo que pensé antes sobre el
imbécil que la tenía infeliz.

24
2
Jinohra
ivan había llegado antes de la hora indicada y yo

A seguía con la ropa que me había puesto en casa de


Cassidy.

Supongo que le di una mala impresión


cuando me vio, pues no reaccionó cuando mi padre se dirigió a él.

—Príncipe ¿entonces cuándo? —preguntó mi padre.

—No lo sé—musitó el príncipe como un idiota.

—Cómo que no lo sabe—espetó el rey—acordamos que ustedes darían


una fecha.

— ¿Fecha para qué?

—De verdad príncipe Aivan, creí que había elegido al indicado—


advirtió con arrepentimiento el rey.

—Ha hecho la elección correcta, solo estoy algo impactado.

25
— ¿Se puede saber que ha sucedido?

—Regresé hace unos instantes de unas relajantes vacaciones y temo


que aún no me recupero del descanso, debo ponerme activo, así que déjeme
adornar todo el recinto y en un momento hablamos—concluyó Aivan.

Mi padre le entregó las llaves de la bodega que para mí estaba


prohibida << ¿Por qué el si puede ver lo que hay ahí? ni siquiera es de la
familia de Newry>> me quejé mentalmente.

Aivan cogió las llaves y se deslizó entre dos muros para poder llegar al
pasillo que dirigía a la bodega, lo seguí con la mirada para curiosear sobre lo
que se ocultaba tras esas puertas.

Al poco rato las puertas se abrieron y la luz se encendió; para ser


honesta esperaba algo sorprendente como televisores, videojuegos, un auto u
otras cosas que deberían estar escondidas tras esa puerta, pero para mi
decepción la bodega estaba llena de cajas de diferentes tamaños.

— ¡Hey princesa, ayúdeme! —llamó Aivan desde el interior de la


bodega.

—Un momento, enseguida paso—bufé irritada ¿Acaso él no podía


hacerlo solo?

Cogí mi vestido por los lados, lo suficiente para poder caminar y me


introduje por la estrecha entrada entre los dos muros. Pujé y pujé para entrar
pero no lo conseguía.

— ¿Piensas ayudarme? —preguntó Aivan furioso del otro lado.

—Si pienso ayudarle “su alteza”, pero…tengo severas complicaciones—


suspiré cansada de tanto tirar de mi vestido sin poder pasar.

26
—Date prisa, debo sacar estas cajas.

—Dame un momento, debo desatorarme—se escuchó el eco de una


risita en la bodega—no te burles—sonreí, <<mínimo tiene sentido del
humor>>.

—Espera un poco mientras salgo a ayudarte—musitó y comenzó a


avanzar hacia mí—espera—tomó mi mano para jalarme hacia adentro—
ahora a la de tres vienes y yo te jalo ¿Sí?

— ¿De verdad piensas contar? —pregunté divertida.

—Uno…

—No hablarás en serio.

—Dos…

—Aivan, me estás asustando.

— ¡Tres! —gritó al tiempo en que me jaloneaba hacia el interior.

— ¡Auch! ¡Mi brazo, mi brazo! —me quejé.

—Uhm—suspiró—supongo que habrá que recortar este vestido—


musitó y se introdujo a la bodega.

—Aivan—llamé— ¿sigues ahí?

—Espera, se que vi unas tijeras por aquí…—se escucharon unos


cuantos ruidos y varios golpes en el piso.

— ¿Te encuentras bien? —pregunté un poco preocupada.

—Sí, ahora el problema eres tú.

27
— ¡Oye! —reclamé.

—Es la verdad, eres todo un problema.

Sentí cómo jaloneaba mi vestido y escuchaba el sonido de las tijeras


cortando la tela de mi vestido y sentía los trozos de tela caer por mis piernas.

—Espera un momento…ya casi termino.

—Date prisa o no nos dará tiempo de preparar todo para la noche—


presioné.

—En eso estoy…un poco más y tendrás un hermoso corsé—bromeó o al


menos parecía una broma.

—No hablas en serio ¿verdad? —No respondió— ¿verdad? —insistí.

—No, es broma, sólo se ve algo…provocativo y muy revelador—rió.

— ¡¿Hasta dónde lo cortaste?! —Exigí—si está muy recortado te


mataré.

—No…tanto—dijo lentamente—sólo no te agaches o se te verá algo de


más.

—No puede ser—chillé—ya déjalo así.

Me quité el aro de metal que sostenía la falda del vestido para que éste
me cubriera más las piernas.

—Es el que te regalé ¿cierto? —interrogó Aivan.

—Sí, pero no te preocupes, no volveré a usarlo—musité algo


decepcionada, de verdad era de los pocos vestidos que me gustaban y quería
usarlo esta noche.

28
—Tienes más, no te quejes ya y ayúdame a sacar todas estas cajas.

Me pasó una a una las cajas y las fuimos amontonando en la salida,


cada vez se apretaban más y más las cajas en el estrecho camino de regreso al
salón.

Pasó cerca de una hora y aún no habíamos acabado de sacar las cajas y
ya se estaba aproximando el evento.

—Aun no terminamos, déjame salir por alimento, enseguida vuelvo—


ordenó Aivan.

—Déjame me muevo un poco y…oops—exclamé.

— ¿Qué sucede? ¿Te has vuelto a atorar? —rió Aivan, al parecer la


situación de verme atorada le parecía divertida.

—No…am… ¿cómo decirte esto?—susurré.

—No lo sé, dilo y ya.

—Muy bien, tú lo pediste—suspiré—las cajas nos han dejado


encerrados.

—Pero te dije que las sa-ca-ras—musitó con enfado.

—No, dijiste que las mo-vie-ra—dije imitándolo—y fue lo que hice.

—Creí que eras más sensata—masculló—llama a tu padre para que nos


saque de aquí.

—Dah, aquí no hay teléfonos—respondí molesta.

—Entonces con una paloma mensajera, señales de humo ¡no se!,


sácanos de aquí—comenzó a acelerarse.

29
—Está bien, que tal si pateo las cajas hasta que alguna salga y podamos
sacar poco a poco el resto de cajas—sugerí, al menos a mí no me ´parecía tan
mala idea.

—No me importa cómo lo hagas, solo sácanos de aquí.

—Muy bien, espera un poco.

Comencé a golpear las cajas tal y como lo había dicho, patada tras
patada hasta aflojar un espacio para desembonar la estructura de cartón que
nos detenía.

— ¿Ya? —musitó Aivan.

—No.

Continué pateando hasta hacerle un agujero a la caja y rodaron varias


cintas de colores a mis pies.

— ¿Qué tienen estas cajas? —pregunté.

—Adornos—contestó.

— ¿Mi padre ha estado planeando esto y no me lo dijo? —dije


conmocionada por la sorpresa.

—Algo así, a mí tampoco me lo había dicho mi madre, sólo vine porque


la carta que me manaron tus padres decía algo de una boda, pero por los
comentarios de mi madre algo así me esperaba que pasara pronto —musitó
en forma de consuelo.

— ¿A sí? —pregunté.

—Sí, jamás me advirtieron que me comprometería con una persona


tan molesta— ¿era en serio o estaba bromeando?
30
—Ok, entiendo, ahora espera un poco y enseguida nos saco—dije
tratando de mantener mi paciencia con él.

Traté pateando nuevamente las cajas una tras otra y por fin una salió
volando hacia el salón.

— ¡Por fin! —exclamé con alegría total.

—Ya era hora—suspiró y me ayudó a empujar las cajas poco a poco


hasta retirarlas.

Ya nos faltaba poco para abrir un espacio para que entráramos aunque
sea a gatas, empujó la última caja y salimos gateando de aquel lugar.

Él salió primero y se escuchó un gran grito proveniente de él del otro


lado de la pared de cajas, a continuación asomé la cabeza y vi al rey frente a
nosotros sonriendo pícaramente.

— ¿Qué hacían ahí? —preguntó mientras yo salía.

—Estábamos sacando las cajas su majestad—reverenció Aivan—


tuvimos complicaciones y me temo que nos quedamos atrapados ahí dentro.
Le recomiendo que haga más grande el espacio para su bodega majestad—
volvió a inclinarse

— ¿Seguros? —Insistió. Una vez que me levanté, me examinó de arriba


a abajo y levantó una ceja con sorpresa—parece que interrumpí algo muy
importante.

Me observé y grité, aún tenía la pequeña falda corta del vestido y me


puse roja al comprender su insinuación.

—No…nosotros no…—suspiré—olvídalo, no lo entenderás—me retiré


con la poca dignidad que me quedaba.

31
Fui directo a mi habitación a cambiarme por otro vestido para
continuar con el arreglo, porque sabiendo cómo es mi padre debió dejar al
pobre de Aivan solo en el salón adornando todo.

Bajé corriendo con mis zapatillas hacia el gran salón y al entrar vi a


Aivan totalmente fuera de lugar. Estaba vestido como una persona “normal”,
con pantalón de mezclilla, una camiseta que le marcaba su perfecto cuerpo…
sacudí la cabeza en rechazo total a esos pensamientos.

Está bien, si tenía un cuerpo muy bien formado, pero ¿acaso no fue él
el que me dijo que debíamos cuidar nuestra imagen? Y ahora el está aquí
como si nada y yo con mi elegantísimo vestido.

—Hm hm—me aclaré la garganta y Aivan se sobresaltó cayendo de la


escalera; corrí rápidamente a ayudarlo y lo atrapé en el aire impactando con
él en el piso— ¿estás bien? —pregunté.

Se quedó observándome por un instante y sus mejillas se tiñeron de un


rojo muy bajo.

—Si—susurró bajando la cabeza.

—Muy bien, entonces no perdamos más tiempo—murmuré tratando


de levantarme, pero no pude, me dolía el tobillo y no sentía mi pierna—
no…puedo—dije mientras pujaba para ponerme de pié.

—Ven, te ayudo—me cargó y me acomodó en su regazo.

—Estoy bien, puedes bajarme.

—No estás nada bien Jin, ven, te llevaré a tu habitación—me levantó


aún acunada en sus brazos y subimos las escaleras, más bien “subió” las
escaleras—listo, déjame ver tu pierna.

32
— ¡Sucio! —grité y el sólo rió.

—Vamos, sólo quiero saber que estás bien, ni siquiera me gustas ¿sí?
Ahora trae tu pierna acá—me jaló la pierna para ponerla sobre sus rodillas
logrando que me sonrojara.

— ¿Y? —Pregunté impaciente— ¿estoy bien?

—No—se limito a contestar, mostró mi pierna y estaba rasgada por el


impacto—tu piel es muy sensible—sacó un pequeño pañuelo y limpió la
sangre que se me había embarrado a los costados de la herida—espera y
traigo algo para que te cambies— me dejó en la cama acostada mientras él
hurgaba en mi armario.

—Deja mis cosas Aivan, puedo vestirme sola—él volvió a reír.

—Jamás dije algo sobre vestirte, dije que te traería ropa solamente,
pero si quieres…

—No, no quiero y nunca lo querré, dame mi ropa y lárgate a preparar


porque pronto estaremos ahí abajo—me lanzó unos pantalones y una blusa—
¿qué es esto?

—Ropa—contestó.

—Ja ja ja, que gracioso, ahora dame un vestido.

—No—respondió esta vez serio—tienes una gran herida en la pierna,


no dejaré que lo noten, recuerda lo de la apariencia.

—Hey genio, y cómo se supone que usando pantalón ayudaré a “tu


imagen”.

33
—Sólo póntelos y más tarde lo verás, me encargaré del adorno, tu
sólo…—paró pensando en sus palabras—…cuídate—giró el pomo de la puerta
y se retiró.

Seguí sus indicaciones y me puse lo que me dio, agregue algunas joyas


al conjunto para que no se viera tan mal todo esto.

—Princesa, debe darse prisa, los invitados están llegando—llamó una


doncella.

—Enseguida bajo—contesté apacible.

Me calcé unas zapatillas de tacón bajo y me apresuré a retocarme el


peinado.

Enseguida bajé las escaleras esperando que Aivan llegara con su traje
tan formal como siempre, pero para mi sorpresa Aivan estaba vestido como
yo. Con un pantalón de mezclilla, una camisa arremangada y zapatos pulcros
como siempre.

— ¿Aivan? —llamé esperando que no fuera él o esto le arruinaría la


vista a mi padre.

— ¿Si? —giró y en efecto, era él.

— ¿Qué te sucedió?

—Te ves muy bien—contestó ignorando mi pregunta.

— ¿Qué te paso? —insistí.

—No podía dejar que te vieras mal ante el resto del reino, así que si tú
te vistes informal yo también, parte de la imagen—guiñó y subió para que lo
cogiera del brazo.

34
Lo tomé sin chistar e hice mi recorrido hacia el gran salón.

— ¿Nerviosa? —preguntó Aivan.

—Te mentiría si no.

—Te ves bien.

—Nadie más esta viéndonos, no es necesario que finjas ahora.

—Lo digo en serio, te vez muy bien cuando estás tan… ¿cuál es la
palabra?

— ¿Normal?

—A, sí, normal. Ese tipo de ropa se te ve muy bien, no me gusta cuando
te pones vestido—lo empujé apartándolo de mi.

—Todo el día traigo vestido—contesté con la mandíbula apretada.

—Pero hoy es raro, se supone que debíamos vestir elegantes y no es


así, eso lo hace algo atractivo y muy especial, al menos para mí lo es.

—Cállate y camina—ordené dirigiéndome hacia el gran salón.

El momento del anuncio se acerca y con ello viene mi caída en el reino


de Aivan.

35
Aivan
resentaron a la feliz pareja

P —La princesa Jinohra de Newry y el príncipe


Aivan de Lisburn—dijo el presentador del palacio de
la familia de Jinohra mientras descendíamos por las escaleras, y ella apretó
su agarre alrededor de mi brazo enterrándome las uñas y provocándome un
gesto de dolor.

—Perdona—susurró mientras descendíamos de las escaleras a paso


lento.

—Tu padre me va a matar por esto—susurré dirigiendo la mirada hacia


nuestros atuendos—obsérvalo.

Jin giró discretamente su cuello para mirar a su padre y se tensó al


fijar la mirada en aquella dirección.

—Estoy muerta—murmuró.

El rey tenía toda su mirada cubierta de un odio profundo. Podría jurar


que se le notaban las venas en la sien y que estaba apretando los dientes para
no abrir la boca.

Mínimo ya me había dado a notar con él.

36
—Dejen que la feliz pareja nos de unas palabras de bienvenida a todos
sus invitados.

Enseguida le cedieron el micrófono a Jinohra, quien lo recibió con una


mirada de asco y preocupación, como si al tocarlo contrajese una
enfermedad mortal.

—Bienvenidos sean todos al reino de Newry—murmuró ante el


micrófono, y la multitud que nos acompañaba se alzó en vítores y aplausos—
estamos realmente agradecidos de que hayan podido acompañarnos a mi
prometido, el príncipe Aivan de Lisburn y a mí—giró a sonreírme con la
misma cara de sorpresa que yo tenía.

“Prometido”, aquellas palabras sonaban tan horribles dichas por ella,


me recorrió un escalofrío la columna vertebral apenas y fueron pronunciadas
por mi prometida.

—Así que esperemos y disfruten de nuestra fiesta—concluyó y el


presentador hizo unas señas para que me pasara el micrófono.

—Uhm… ¿hola? —Susurré nervioso—como lo ha mencionado la


princesa Jinohra—dudé—es decir mi prometida—todos rieron en el salón
haciendo que me relajara un poco más mientras Jin fruncía la boca con
desagrado—les damos la bienvenida y que disfruten de toda la fiesta.

Giré a dejar el micrófono y alguien entre la multitud levantó la mano


como si estuviera en una escuela para pedir la palabra.

— ¡Disculpe! ¿En verdad conoce a la chica con la que contraerá


nupcias? —gritó con descaro.

Retomé el micrófono y giré a observar si la pregunta era dirigida a mí.

37
— ¿Me habla señorita? —pregunte señalándome y ella asintió—
disculpe, más respeto a mi prometida por favor, es una princesa y debes
tratarla como tal—contesté a la defensiva—y respondiendo a tu pregunta sí,
la conozco perfectamente—me giré a ver a Jinohra para aumentar el
dramatismo del momento—y estoy completamente enamorado de ella—
Jinohra no pudo evitar sorprenderse por mis palabras que obviamente, eran
puras mentiras.

— ¡Beso, beso, beso…!—aclamó la multitud que nos acompañaba esa


noche.

—No lo hagas—susurró Jinohra con una seria mirada.

—Es solo un beso—repliqué.

—No he dado mi primer beso y no pienso dártelo a ti—confesó irritada.

—Pero se vendrá abajo todo el drama—discutí.

La multitud esperaba aquel beso y tenía que dárselo con o sin su


consentimiento. Pero vi cómo sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y
unas cuantas rodaron por sus mejillas.

En ese justo momento las personas se quedaron en un incómodo


silencio y me quedé petrificado frente a ella.

—Perdona—susurré mientras la tomaba en mis brazos—no era mi


intención lastimarte—besé la cima de su cabeza con ternura mientras ella
temblaba entre mis brazos.

—No—gimió—no fue tu intención—y volvió a lloriquear.

Las personas comenzaron a incomodarse por la escena en que se había


convertido lo que sería nuestro primer beso como “pareja”.

38
—Disculpen, pero Jinohra no se siente bien, me temo que debemos
retirarnos—la llevé escaleras arriba abrazándola por los hombros.

Llegamos a la puerta de su habitación y traté de abrirla pero estaba


cerrada, así que introduje la llave que hace unos instantes me había dado el
rey para abrir la puerta trasera de la bodega y ocultarnos hasta que la
situación mejorara.

— ¿Te encuentras bien?

—Algo—se limitó a contestar.

Se cubrió el rostro con el cabello para evitar que la observara y respeté


su privacidad saliendo de la bodega.

Di la vuelta dispuesto a salir y ella tiró de mi camisa haciendo que


cayera al suelo de sentón con ella

—No me dejes—susurró y se abalanzó abrazándome por el cuello.

Me quedé inmóvil por su reacción, no me esperaba aquello, pero por


respeto me quedé sentado con las rodillas flexionadas hasta mi pecho y
abrazándola como si fuese una niña.

Pronto los sollozos se hicieron entrecortados y su respiración se


suavizó.

Igual que mi hermana Emy cuando lloraba, ella se había quedado


dormida en mis brazos, lo que dificultó el ponerme de pie.

Intenté una y otra vez sin éxito y decidí quedarme tumbado en aquel
estrecho lugar. Estaría agradecido si no me diera claustrofobia después de
esto.

39
—Hey Jinohra, despierta—moví su cuerpo para despertarla pero ésta
solo gimió.

—Déjame descansar otros cinco minutos—ahogué una risa


cubriéndome la boca.

—Nos están esperando abajo y más vale que vayamos o tu padre no


dudará en matarme—me puse de pie y le tendí la mano para que la cogiera.

—Está bien, enseguida bajo, adelántate—musitó adormilada y me


dispuse a salir.

Cerré la puerta y caminé escaleras abajo encontrándome con Cassidy


en mi descenso.

—Hola Aivan, buena fiesta—musitó.

—Hola Cass, que gusto que te agrade, yo ya no soporto todo esto.

—Bellas palabras, me conmovieron—se llevó una mano al corazón con


gesto de ternura y ambos reímos.

—Sabes que todo esto es mentira, pero el llanto de Jinohra no.

— ¿Dónde está ella?, todos piensan que ustedes…bueno, ya sabes qué


suponen—parecía incómoda cuando lo dijo.

—No te preocupes, solucionaré todo esto cuanto antes—culminé mi


plática con ella.

Bajé por completo las escaleras para encontrarme con Emy, quien
estaba bailando cómodamente con mi mamá.

—Madre, me permites un segundo—llamé y Emily se vio obligada a


prestarme a su mamá por un momento.
40
— ¿Qué sucede?

—Es Jinohra, se encuentra mal allá arriba y no puede bajar ahora,


¿cómo puedo terminar todo esto sin ser descortés?

—Es simple, ya no vuelvas, sube y yo me encargo de todo—sonrió y


comencé a caminar escaleras arriba.

Al subir los escalones casi me caigo al pisar la esquina de uno de ellos,


pero afortunadamente Jinohra estaba bajando y pudo alcanzar mi mano
para impedir mi humillación pública.

— ¿A dónde vas? —interrogó Jin.

—Arriba, pronto acabará la fiesta y no quiero despedir a todos.

—Debemos ser buenos anfitriones—reclamó con un pequeño destello


de ira en su rostro.

—Después del espectáculo que dimos no creo que nos consideren unos
“buenos” anfitriones precisamente…

—Y en todo esto ¡¿dónde está tu maldita imagen?! —gritó a la vista de


todos nuestros invitados.

—Estás haciendo otro espectáculo—susurré tratando de calmarla.

— ¡No me hables de espectáculos Aivan! —volvió a gritar como si


quisiera tener la atención de todos.

Observé que las parejas que ya se estaban retirando regresaron para


poder ser testigos de aquella pelea.

—En verdad esto es incómodo Jinohra, por favor tratemos esto solos—
murmuré.
41
— ¡Déjame…!—entré en pánico y la besé callándola así y dejando que
sus palabras se disolvieran en mis labios como un simple gemido. Sabía lo
que había hecho y probablemente jamás me lo perdonaría, le había robado
de esa manera su primer beso.

Pero entonces ¿por qué no se detiene?, ella sigue besándome como si


al separarnos nuestras vidas acabaran.

—Espera…un…momento—dijo aún contra mi boca.

Nos separamos para que pudiera respirar.

La multitud estalló en gritos y cumplidos para la “feliz pareja”. Cassidy


bajó corriendo las escaleras hasta encontrarse con nosotros y nos apresó en
un furtivo abrazo.

— ¡Que vivan los futuros esposos! —Gritó dejándome con los tímpanos
zumbando—muchas felicidades—chilló dando saltos de alegría.

— ¿Estás borracha? —interrogué a Cassidy.

—No, sólo necesitan un pequeño empujoncito—nos guiñó y bajo


rítmicamente los escalones animando así a nuestros espectadores.

Me quedé observando sus movimientos y cómo reaccionaba mi madre


ante mi acto. Se giró a verme y nuestros ojos se encontraron produciendo en
su rostro una enorme sonrisa de satisfacción.

Mientras que el rey seguía perforándome con la mirada logrando


enviarme nuevamente aquel escalofrío tan tenebroso.

—Tu padre no deja de vernos así, me retiraré—susurré a Jinohra.

42
—Haz lo que quieras, yo pienso divertirme un momento—comenzó a
bajar mientras yo subía, y arrepentido, bajé corriendo a alcanzarla.

— ¿Qué haces? —riñó.

—No tengo ni la menor idea—admití tomándola por sorpresa.

43
3
Jinohra
o sé de qué me estaba hablando, ¿tenía pensado

N acompañarme?

— ¿Vienes? —lo invité con la mejor sonrisa posible.

— ¿Quieres que esté ahí? —respondió.

—Si te invito es porque quiero Aivan, vamos—lo tomé de la mano y


caminamos hacia donde estaban todos.

Bailamos un momento juntos y de vez en cuando cambiábamos de


parejas, ya que por ser los protagonistas de la noche todos querían un
momento para charlar con cada quien.

—Ya me voy—susurró en el ultimo baile.

—Vete, jamás te dije que me acompañaras.

—Pero tú me invitaste—gruñó.

—Mas nunca te obligué—reí con descaro y se alejó furioso.

44
Continué abajo hasta que su madre se acercó a mí con su hermana en
brazos, la pequeña ya estaba durmiendo y la reina se veía muy cansada.

— ¿Dónde está mi niño? —preguntó la señora.

—No lo sé, me dijo que subiría un momento.

— ¿Quieres decir que no está contigo? —levantó una ceja con sorpresa.

—Estaba hace un momento aquí, pero tuvo que retirarse—excusé con


torpeza.

— ¿Es mi hermano? —preguntó la pequeña con un gran bostezo.

No pude evitar sonreír.

—No pequeña, seré tu…—tragué saliva antes de decir unas palabras


muy altisonantes, casi casi un insulto—tu cuñada—esbocé una sonrisa
fingida.

— ¿Eres Jinohra? —preguntó emocionada la pequeña niña.

—Si—murmuré con desconfianza.

— ¡Yupi! —Gritó lanzándose a mis brazos—mi hermano nos ha


hablado mucho de ti—gritó.

— ¡Emy! —regañó su madre.

— ¿Enserio?

—Sí—respondió la pequeña.

—Creo que es muy tarde, ya debo irme a Lisburn. Fue un placer


conocerla princesa—la reina hizo una reverencia y se esfumó entre la
multitud con la niña en brazos.
45
¿A qué vino todo esto? ¿Por qué quería ver a Aivan? Y ¿por qué su
hermanita me tuvo que decir eso?, eso era injusto, lo más seguro es que se
trate de otro truco de su familia para iniciar una guerra o unificar nuestras
naciones.

En Newry es bien conocida la historia de su padre, de sus malas


decisiones que llevaron a la pobreza al pueblo de Lisburn que la reina ha
logrado reconformar y que, tras quedar señalados por todos sus súbditos
siguieron adelante.

Ahora lo único que los podría sacar de ese hoyo soy yo, mi matrimonio
con Aivan realzará su prestigio y si unificamos los reinos probablemente yo
salga perdiendo, de todas formas no lo haré hasta que contraiga matrimonio
y eso es algo que aplazaré el mayor tiempo que me sea posible. Aun así Cassy
me dijo que iniciaría una guerra si fuese necesario con tal de que yo no me
casara.

Fui hacia la mesa de las bebidas y tomé una copa de Champagne


semivacía, tenía más hielo que bebida. La tome rápidamente provocando que
mi garganta raspara de una manera dolorosa. Tuve que aclarar mi garganta
en varias ocasiones para tratar de aminorar mi dolor.

Cassidy estaba bailando alegre con alguien a quien no podía ver por la
multitud pero que de manera extrañamente peculiar, me parecía conocido.
Me acerqué a un paso algo lento para no demostrar mis ansias por ver a esa
persona.

— ¡Eres tú! —grité llamando la atención de mis invitados.

— ¡Jiny! —respondió mi amigo y corrió a darme un cálido y fortuito


abrazo.

46
—Huge—exclamé contra su cuello.

—Me alegra verte—me separó de su abrazo para sujetarme por los


hombros y comprobar mi apariencia—cambiaste demasiado.

—Tú también—asentí con una gran sonrisa en el rostro.

Era verdad, aquel niño con el que jugaba había quedado atrás, incluso
ya no era el Huge que dejé atrás, ahora era un chico fuerte, alto, delgado, de
una cabellera descontrolada y unos hermosos ojos aceitunados, el cabello
seguía siendo del mismo negro intenso. Recuerdo cuando Cassy le decía que
usaba un tinte para él, aquellos tiempos inolvidables en los que me la pasaba
horas en su casa hablando de tonterías.

—Te extrañé demasiado—dijo mientras nuestros ojos se encontraban.

—No sabes cuánta falta me hiciste—musité con un nudo en la garganta


y un par de lágrimas amenazando en mis ojos.

—Perdona por no estar ahí para ti, pero lo importante es que estamos
juntos—respondió abrazándome nuevamente.

La situación se había vuelto inusual y teníamos las miradas de todo el


mundo sobre nuestras espaldas, así que nos alejamos a un rincón del salón
junto con Cassy a charlar amenamente.

— ¿Y de quién es el festejo? —preguntó Huge.

— ¿No lo sabes? —preguntó Cassidy escupiendo la bebida que tenía


hacia el piso y manchando el vestido de una mujer que estaba bailando.

Todos reímos ante el incidente y la mujer ni siquiera se percató del


acontecimiento.

47
—No, ¿entonces de quién es?—insistió.

—De nosotros—dijo una voz detrás de mí que puso de inmediato mis


nervios de punta.

—Príncipe Aivan—masculló Huge como una especie de saludo


masculino.

—Hola—se limitó a contestar Aivan

— Con que es tuya la fiesta ¿eh? —musitó con diversión Huge.

¿Qué parte de todo este horrible show era la que estaba disfrutando?

—Así parece.

—Felicidades Aivan, tu sí que sabes organizar fiestas—se burló Huge.

—Deja tus estupideces para otro momento—articuló Aivan.

—No te molestes, mis condolencias para la pobre chica—comentó


Huge con descaro.

Aivan tensó su mandíbula al tiempo que me tomaba por la cintura.


Huge no lo notó hasta que Aivan me acercó hacia él.

— ¡No puede ser! —Vociferó Huge— ¿Jiny? —preguntó realmente


molesto y sorprendido.

— Ehm… sí, la “pobre” soy yo—mascullé con irritación.

—Perdona—consiguió decir Huge mientras me observaba


atentamente.

—Yo…me voy—advirtió Cassy y me abandonó con aquellos dos.

48
Ambos se estaban mirando, ninguno apartaba la mirada del otro, y eso
me ponía muy nerviosa. No sé si los hombres hacen esto como una especie
de ritual de bienvenida a la manada.

—Después se pueden mirar fijamente y si quieren pueden besarse, me


tiene sin cuidado—mascullé con las manos en la cintura, pero sin poder
zafarme del fuerte agarre de Aivan.

— ¿Qué dijiste? —interrogó Huge.

—Nada Huge, pero déjame disfrutar de mi fiesta ¿sí? —Supliqué—en


cuanto a ti—dije señalando a Aivan— ¿qué no dijiste que te ibas?

—Si Jinohra, solo bajé a ver qué tal estaban las cosas, ¿ya vas a irte a
dormir?

—No, no pienso irme de aquí hasta que no se vaya el último invitado.

—O hasta que te quedes a solas con Huge—murmuró por lo bajo.

—Ahora no Aivan.

— ¿Qué no la escuchaste? —intervino Huge.

—Sí, pero tal parece que un aguafiestas no—continuó Aivan.

—Al menos no me están corriendo—reparó Huge.

— ¡Basta! —Grité llamando nuevamente la atención hacia mi esquina—


¡¿Qué miran?! —Espeté—váyanse todos, la fiesta ha terminado—anuncié
gritando con demasiada molestia, más de la que mi ser podía tolerar—y
ustedes—giré a ver a los chicos problemáticos que me acompañaban—los
felicito par de idiotas, ustedes sí que saben tratar con mujeres—sentencié y

49
ambos intercambiaron una mirada rápidamente mientras yo huía escaleras
arriba para ir directo a mi habitación.

Escuché los murmullos en el salón y estoy segura de que todo este


drama es por mi culpa, sin embargo tengo mis razones, dos grandes razones
que deben enfrentar a los invitados ahí abajo.

Sonreí ante el pensamiento, jamás me imaginaría que Huge se


sorprendería de mi compromiso y menos que Aivan le hiciera frente tan
irritantemente.

Pasé el resto de mi “fiesta” en mi habitación sin hacer movimiento


alguno, estaba tratando de dejar mi ira extinguirse poco a poco antes de que
cometiera alguna tontería de la que probablemente me terminaría
arrepintiendo.

— ¿Estás bien? —preguntó alguien del otro lado de la puerta.

—Largo de aquí—grité aun molesta.

—Pasaré—advirtió.

—Pasaremos— corrigió alguien.

Aivan y Huge estaban del otro lado y por nada del mundo los dejaría
pasar a mi habitación.

—No tengo ganas de hablar con ustedes, pueden dejar de intentarlo


ahora, jamás cruzarán la puerta.

—No si tu mejor amigo tiene la llave—rió Huge.

— ¿Tienes una llave de su recámara? —riñó Aivan.

50
— ¡Ya basta! —espeté poniéndome de pie de un salto—Huge dame la
llave y Aivan, él es un amigo solamente.

—Claro—dijo con sarcasmo.

—Allá tú, no me vengas con tus infantiles rabietas.

— ¿Rabietas?, te recuerdo que debemos mantener la maldita imagen


impecable que hasta ahora he llevado y tu estas coqueteando con el príncipe
de los perdedores a la vista de todos, si quieres tener un “amante” tan
siquiera procura que no sea enfrente de mis narices—protestó mi prometido.

—Él no es mi amante, te digo que solo es un amigo y hace años que no


lo veía, por eso es que lo abrazo y me comporto así con él, además de que
dijiste que no te importaba lo que hiciera siempre y cuando respetara la
bendita imagen—declaré.

—Tienes toda la razón—levantó las manos en señal de rendimiento—


me vale muy poco lo que hagas y si quieres revolcarte con “éste” —señaló
despectivamente a Huge—lo puedes hacer donde y cuando quieras, no
necesitas de mi permiso—abrió el pestillo de la puerta y se retiró furioso.

Me quedé mirando la puerta como boba esperando que Aivan volviera


y se disculpara, pero no lo hizo. Sé que le dije cosas que no debí haber
comentado, pero el que me acuse de algo que no ha sucedido es aun peor.

Volteé un poco a ver la mirada de confusión de Huge.

— ¿Qué se traen ustedes dos? —preguntó con una leve comisura de su


boca levantada.

—Nada, no hay nada—me limité a decir.

— ¿Otro matrimonio arreglado?

51
—Sí—suspiré.

—Qué lástima, creí que eras más inteligente y que no aceptarías esas
decisiones, Cassy siempre me recordaba que te quejabas y renegabas que ese
día llegaría.

—Si vienes a sentir lástima por mí, puedes irte de una vez y para tu
información aun estoy tratando de idear algo para evitar este compromiso—
confesé.

—Si necesitas ayuda llámame.

—Aquí no hay teléfonos—musité molesta.

—Aivan te dio uno, te dejo mi número—me dio una tarjetita con unos
números anotados—puedes llamarme a la hora que quieras y cuando
quieras.

—Gracias—musité.

Se fue hacia la puerta y se retiró sin agregar nada más, sin siquiera
voltear a verme, realmente había arruinado mi amistad, si es que había una,
con Aivan y mis años al lado de Huge.

52
Aivan
í, probablemente Jin esté enojada conmigo, pero es su

S problema. Fue ella quien me está engañando con el tal


Huge, aunque me trate de convencer de que son sólo
“amigos”, lo que estaban haciendo no lo parecía.

Ni siquiera sé por qué me importa, debo salir de este palacio antes de


que me vuelva loco.

Salí por fin por un poco de aire fresco, fuera de las peleas con mi
prometida y con ese ridículo príncipe de no sé dónde.

Caminé unos pocos metros y vi a Cassidy hablando con Huge, al


parecer ella también lo conocía, y a juzgar por lo que vi, supongo que más de
lo que yo creía. Estaban besándose, ¿Cassidy y Huge?, pude haber jurado
hace un momento que él estaba notablemente enamorado de Jin, algo
estúpido supongo, ya que ella es tan terca y odiosa; en fin, pero ¿Cass?, me
imaginaba a cualquiera menos a ella en esa situación.

Una vez que terminaron todo su espectáculo me dirigí a verla, a saber


qué había pasado entre ellos dos.

—Cass—llamé.

— ¿Qué quieres Aivan? —contestó cruzándose de brazos.

53
—Saber qué es lo que acaba de suceder aquí—sus mejillas se tiñeron de
un rojo muy bajo.

— ¿Qué viste exactamente? —preguntó un poco nerviosa.

—Sólo a ti con Huge, pero se veían muy concentrados en algo.

—Ah, sólo estábamos…tratando asuntos de la nobleza—excusó


torpemente.

—Claro, ahora así se le llaman—dije con sarcasmo.

— ¿Entonces hasta donde nos viste?

—Lo suficiente para saber que no estaban tratando “asuntos de la


nobleza” —contesté inmediatamente.

—Está bien, sólo fue un beso ¿y qué?, no es el crimen del siglo,


además, yo no me pongo celosa de que esté con Jinohra—respondió.

—No me puse celoso, sólo estoy cuidando de la imagen de ambos, no


quiero que después me estén diciendo que mi esposa me engaña.

—Tu P-R-O-M-E-T-I-D-A—corrigió.

¿Por qué la llamé mi esposa?, sacudí mi cabeza para borrar esa palabra
de mi mente.

—Lo que sea, no estoy celoso de todas formas, pero Huge es…—callé.

—Dilo ¿Qué es Huge según tú, señor perfección? —preguntó un poco


furiosa.

—Es…la persona más estupenda que podrías conocer—dije con


sarcasmo mientras reprimía mis risas.

54
—Otro de esos comentarios y verás lo tan estupenda que puedo llegar a
ser—contestó a modo de broma.

—Está bien, sólo que sí me sorprendiste,

—No digas nada de esto a nadie, sólo tú lo sabes. Y yo no le diré a


nadie sobre tus celos.

—Está bien… ¡oye!, no estoy celoso.

—Ya veremos—se dio una vuelta y se retiró.

Me dirigí a mi auto listo para salir del reino de Newry y regresar a mi


hogar en Lisburn.

Manejé en la carretera cerca de dos horas tratando de hacer un poco


de tiempo para distraerme. Aún no podía sacarme de la cabeza a Jinohra en
su cuarto y mi actitud al enterarme de que Huge tenía una llave a su
habitación.

Comencé a imaginarme a Huge entrando a hurtadillas a su habitación


mientras ella dormía. De la nada giré mi automóvil en una curva con
demasiada velocidad que hasta las llantas emitieron un chillido en el asfalto.

Corrí a toda prisa de vuelta al castillo a asegurarme de que Jin


estuviese bien.

—Maldito Huge, más le vale que se aparte de ella—dije sólo en el auto.

Aceleré lo más que pude para estar pronto frente a su castillo. Una vez
ahí caminé rápidamente dentro del palacio hasta topar con su habitación,
aún tenía la luz encendida dentro y mi mente recorrió una imagen de Huge
dentro de su habitación. Probablemente estaba paranoico.

55
—Jin, abre la puerta—musité mientras tocaba tímidamente.

— ¿Quién es? —preguntó aún dentro del cuarto.

—Soy Aivan, por favor abre de una buena vez.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Me vas a dejar pasar?

—Sí—abrió la puerta y me recibió en una pijama con un short y una


camiseta.

Inmediatamente me sonrojé.

— ¿Qué quieres?

— ¿Está Huge? —pregunté ignorándola y husmeando en su habitación.

— ¿De qué hablas? —preguntó confundida.

—Pensé que Huge…—pensé en una excusa para decir, pues ahora todo
sonaba tan tonto.

— ¿Él qué? —preguntó alzando una ceja.

—Olvídalo, que pases buenas noches—susurré.

— Bueno—dudó.

— ¿Estás bien?

—Ya en serio, ¿por qué estás aquí?

—Nada en especial, ya me voy—me di la vuelta y apresuré el paso a la


salida.

56
— ¡Espera! —gritó Jin.

— ¿Qué? —giré con la cabeza agachada.

—Más vale que te quedes, ahí afuera hay muchas personas que pueden
atentar en contra tuya con tal de afectar a mi familia, digamos que Newry no
está muy de acuerdo con las leyes que lleva mi padre—torció la boca.

—No, me voy a Lisburn, me necesitan allá.

—Claro, en Lisburn necesitan a su príncipe aún a las dos de la


mañana—dijo con ironía.

—Además—añadí—no quiero estar aquí, no me es cómodo.

—Hay cientos de habitaciones para huéspedes, supongo que


habilitaremos alguna para ti, no te estoy pidiendo que duermas en mi cama
conmigo.

No supe qué responder, comencé a pensar en cómo se sentiría pasar


una noche con ella, sintiendo la piel de sus largas piernas contra mí, sacudí
torpemente la cabeza para despedirme de esos pensamientos, no podía
pensar en eso, no ahora que la tenía así frente a mí.

—No creo que deba quedarme, no tengo algún motivo por el cual
quedarme.

— ¿Tu vida no es suficiente motivo?

—Está bien, llévame a alguna habitación que no sea la tuya y me


quedo, ¿estás feliz? —mascullé un poco irritado.

Caminamos por un pasillo donde sólo nuestros pasos hacían eco, nadie
hablaba, sólo caminábamos.

57
—Y dime Jinohra, ¿de verdad te agrada Huge? —decidí ser quien
rompiera la tensión existente, pero al parecer por su expresión creo que sólo
lo había empeorado.

— ¿Por qué insistes en eso? —riñó.

—No es que insista, sólo es simple curiosidad.

—Pues pienso que es una gran persona, pero sólo lo quiero como
amigo, de todas formas no se qué te preocupa. Yo estoy comprometida
contigo—sonrió.

¿Se habría dado cuenta de mis celos?, de qué estoy hablando, no estoy
celoso de nadie.

— ¿Por qué esa mala cara?, ¿acaso te hice algo? —murmuró abriendo
la habitación.

—No…no has hecho nada—balbuceé.

¿Qué le había hecho a la Jinohra pedante?, algo estaba mal aquí con
ella, o algo le habían hecho o estaba tramando algo, no sé cuál de las dos
opciones.

Recordé las palabras de mi madre “cuando una mujer tiene la mirada


perdida, tu también estas perdido”.

—Es en serio Aivan, qué sucede.

—Nada, pero creo que a ti sí.

—Para nada, ahora métete ahí y duerme—musitó o más bien ordenó.

De regreso la Jinohra mandona, sonreí.

58
— ¿Qué es tan gracioso?

—Nada—solté una sonrisa.

Al estar en el cuarto de huéspedes agradecí que tuvieran una lámpara,


me estaba preparando con un encendedor para poder prender una vela, pero
afortunadamente estaba la bendita lámpara.

Me giré de un lado a otro en la cama sin poder dormir, pues esa


sensación de encontrarse en un lugar sin tecnología era abrumadora. Cogí mi
móvil e inserté los auriculares para ver si así podía conciliar el sueño, pero
era imposible.

—A la cocina—me dije.

Bajé con mis zapatos en la mano para no hacer ruido y me los puse una
vez que bajé a la planta donde estaba mi destino, la cocina.

Escuché hablando a alguien y temí que fuera el rey arreglando algún


asunto de su reino, realmente no quería meter mis narices donde no me
llamaban.

—Perdona, pero no quiero casarme, le di mi palabra a Huge—escuché


decir a mi prometida.

¿A Huge?, eso no tiene sentido, yo no quiero casarme ahora y menos


con ella. Sentí unas ganas impresionantes de intervenir, pero me convenía
más sólo escuchar.

—Lo sé Jin, pero no debes llegar a tales extremos—una voz familiar


apareció.

Bastó con asomarme un poco para comprender que era una charla
entre “chicas”.

59
—Pero es sólo que está celoso de Huge y no sé, siento que le importo y
lo peor es que…—se tapó la boca y dejó de hablar.

¿Qué, qué era lo peor?, ¿tenía que callarse en ese mismo instante?

— ¿Sientes algo por él no es así? —interrumpió Cassidy.

No respondas Jinohra, no respondas.

—Vengo por agua—me decidí a salir torpemente tirando así un par de


platos que estaban en una mesa.

— ¿Es…escuchaste…algo? —tartamudeó en mi dirección Jinohra.

— ¿Estaban hablando?, yo recién he bajado—mentí.

Podía sentir una extraña sensación en mi abdomen, algo así como


ganas de volver la comida, pero con satisfacción; ok, tal vez eso sonó
repugnante, pero era esa extraña sensación.

—Ya querido—intervino Cass—sube a tu habitación que debes regresar


temprano a Lisburn.

—Como mande y ordene su majestad—contesté tratando de no


ponerme nervioso.

Tenía ganas de quedarme a espiar y saber cuál era la respuesta. El


único problema era que ni siquiera sabía por qué tenía tantas ansias de saber
lo que ella opinaba.

Me debatía si salir de ahí o mejor quedarme, las posibilidades de que


respondiera que sí eran mínimas y puedo jurar que estaba hasta sudando de
sólo pensar en la maldita respuesta.

60
Ellas no se percataron de que jamás salí de aquel lugar y continuaron
con su plática. Tomando así como mi único refugio la mesa.

— ¿En qué estábamos? —preguntó Cass.

—No recuerdo.

<<Maldita mentirosa>> pensé.

—Ah, cierto, entonces ¿él te gusta? —prosiguió.

No sabía qué hacer, ¿en verdad escucharía la respuesta?, sólo tenía


unos segundos antes de que ella respondiera. Pero lo estaba pensando
seriamente.

61
4
Jinohra
olvía a insistir con esa pregunta ¿qué sucedería con la

V
respuesta.
respuesta?, si decía que sí se iba a alegrar, si decía
que no también, no comprendo la importancia de mi

— ¿Por qué quieres saberlo?

—No lo sé, creo que simple curiosidad—admitió Cassy

—Ahí lo tienes, no importa realmente—sonreí tratando de que ella


calmara sus ansias y su asombrosa curiosidad.

—Sabes que no dejaré de insistir ¿cierto? —despegó una sonrisa de


maldad.

—Lo sé—acepté resignada.

—Entonces responde—insistió.

—Yo…la verdad es que yo…

62
Un ruido proveniente de la cocina nos sobresaltó haciendo que
emitiera un grito agudo pero fuerte.

— ¿Qué fue eso…? —pero antes de terminar de articular la pregunta


Cassidy ya estaba caminando sigilosamente hacia la cocina.

— ¡Aivan! —grité al verlo parado en la cocina— ¿nos estabas espiando?

Noté cómo se teñía de un leve color rojo en sus mejillas, un gesto muy
infantil, sonreí.

—No, no estaba espiando, sólo bajé por más agua.

—Claro, es obvio que morías de ganas de escuchar su respuesta—


intervino mi amiga.

— ¡Cassy! —reproché.

— ¿O vas a negarlo Aivan? —continuó mi amiga ignorando mis


reclamos para silenciarla.

—Ya basta las dos, yo no estoy interesado en sus estúpidas


conversaciones de niñitas caprichosas—sentenció mi prometido tomando
torpemente un trago de su vaso con agua y derramando un poco por las
comisuras de sus labios.

Estaba furiosa, no por que posiblemente me estaba espiando, sino por


llamar estúpidas a las conversaciones entre mi amiga y yo, ¿ahora dónde
estaba la dichosa imagen?

—Aivan, tu si puedes faltarme al respeto, tu sí puedes ir y venir como


quieras y reclamar por cada uno de mis “estúpidos” actos—espeté mientras
lo apuntaba acusatoriamente—ahora, si ambos quieren saber la maldita

63
respuesta es ¡NO! —grité lanzando una furiosa mirada que pasó de la cara de
Aivan a la de Cassidy.

—Cálmate Jiny—sugirió Cassy mientras daba unas palmaditas a mi


espalda para relajarme.

—Ahora no Cassidy—refunfuñé.

Salí de aquel lugar con un paso acelerado hacia mi habitación, dejando


a Aivan y a mi amiga ahí abajo.

Me tiré en la cama para ponerme la pijama y descansar, aunque fueran


sólo cuatro horas, pero debía calmarme, tal vez mañana las cosas estarían
mejor.

O posiblemente estaba equivocada, muy equivocada.

Al despertar ya se escuchaban gritos en la habitación ocupada cerca de


la mía—Aivan—pensé.

Me levanté muy a mi pesar de la cama para ir a ver qué sucedía para


mantenerlo tan alarmado.

—Aivan—susurré abriendo un poco su puerta, pero no pareció


escucharme—Aivan—volví a decir con la voz un poco más recia.

—Te escuché la primera vez, no quiero hablar contigo en este


momento.

— ¿Por qué?

—Ahora no Jinohra, por favor vete.

—Dime qué te sucede, tus gritos se escuchan hasta mi habitación.

64
—Me callaré si es lo que quieres, pero sal de aquí.

—Hablo en serio Aivan, ¿qué sucede?

—Me largo—espetó empujándome hacia un lado mientras salía de la


habitación.

—Aun es muy temprano, no es seguro salir—musité mientras


caminaba tras de él.

—No creo que sea más peligroso que seguir aquí dentro—masculló
entre dientes.

—Te escuché Aivan, te estás comportando como un completo idiota—


reclamé.

—No me importa lo que pienses, si crees que soy un idiota, bien por ti,
agradezco que seas lo suficientemente honesta para confesarlo.

¿De qué estaba hablando?, no le había hecho algo para que estuviera
así ¿o sí?, que yo recuerde no había hecho nada, tal vez Cassy fue la culpable
de su tan grave estado de ánimo, pero él no tenía el derecho de desquitarse
conmigo.

—Hey, tu auto sigue aquí genio, deberías ir por él.

—No te preocupes, si es que realmente estás preocupada, mandaré


enseguida a alguien por él—sonrió amargamente.

¿A qué se supone que estaba jugando?, ¿ahora era él el indignado?,


¡cómo lo detesto!

— ¿Se puede saber qué te he hecho para ser tratada así? —decidí
soltarlo de una vez.

65
Si íbamos a empezar nuestro primer problema, que mejor que siendo
sólo prometidos, no soportaría estar casada con alguien tan voluble.

—No te estoy tratando de alguna otra manera que no sea laque


merezcas.

—Tan siquiera ten el valor de decírmelo a la cara—se detuvo de golpe y


se dio la vuelta.

—Listo, ¿así te parece mejor? —musitó con total arrogancia.

—Sí, a decir verdad así estas bien.

—Muy bien, entonces te lo digo nuevamente, no te trato de alguna


manera que no merezcas—se dio la vuelta nuevamente y retomó su
caminata.

— ¿Eres tan inmaduro como para ir hasta tu reino caminando?

—Sí, supongo que sí—y no detuvo la marcha.

Estúpidos tacones y vestido caluroso, si no fuera por estas mugres


cosas ya lo hubiera alcanzado y lo llevaría de regreso a casa.

Ni siquiera sé porque estoy tan empeñada en traerlo de regreso, se que


aun es muy temprano y que ni yo debería salir como si nada, pero me
preocupa él y es horrible esa maldita sensación.

—Me preocupas—solté antes de reprimir las palabras.

¿De dónde había salido eso?, no sé en qué estaba pensando—En


Aivan—me respondí en automático.

— ¿Perdona? —se giró y pude jurar que estaba sonriendo.

66
—No, nada sólo tonterías—excusé.

— ¿Dijiste que te preocupo? —sonrió ampliamente y no pude evitar


soltar una risita.

Demonios, ¿qué me pasa?, eso no es divertido—pero te hizo reír—me


reprimí.

—No era lo que quería decir, me preocupas porque si te pasa algo


seguramente mi familia estaría mal, es sólo eso—sentí mis mejillas arder e
intenté torpemente cubrirla con mi cabello, pero éste estaba sujeto en una
trenza gruesa y no logré nada.

—Ven aquí—me acercó tomándome de los hombros y creo que enrojecí


más, pues soltó una risa escandalosa; liberó mi cabello y cubrió mi rostro con
éste—así está mejor.

—Idiota—mascullé.

— ¿Tanto así quieres que regrese?

—No, por mí puedes irte—hice un puchero infantil.

—Ya, regresemos—me cogió de los hombros y caminamos de regreso al


castillo.

Cada paso era una tortura, tal vez me saldrían llagas por tan altos
tacones, debía pedir un cambio en mi guardarropa pronto.

— ¿Sucede algo? —preguntó mi acompañante.

Comenzaba a renguear y dejé escapar un gemido de dolor que alarmó


al chico que tenía sujetando fuertemente mi mano para enderezarme.

Hincada en el suelo volteé a verlo.


67
— ¿Por qué lloras? —se alarmó sin saber qué hacer.

¿Estaba llorando?, no lo había notado. Pasé el dorso de mi mano en mi


mejilla y sentí las lágrimas.

—No es nada—hice un vano intento de levantarme.

—Espera un segundo—se agachó hasta el suelo y me cargo en sus


brazos.

— ¡Déjame, puedo caminar sola! —exigí.

—Claro—bufó con “ironía” escrita en su rostro—cálmate y disfruta del


paseo.

—De verdad puedo continuar por cuenta propia.

—Y probablemente también romperte el tobillo, ¿acaso crees que


quiero una esposa coja?

Estaba bromeando, de eso estoy segura, pero no me atrevía a


preguntar pues la respuesta me asustaba.

—Puedes dejarme en la entrada y retirarte.

— ¿Qué parte de “no quiero una esposa coja” no entiendes?

—Que no seré tu esposa.

Al finalizar mis palabras tensó su agarre en mi cuerpo y se detuvo por


un instante sin decir alguna palabra.

—Bueno, supongo que tampoco Huge querría una esposa con un pié
mal ¿no crees? —miró hacia abajo para observarme y leer mi reacción.

68
—No, supongo que no le gustaría—respondí al fin y sólo provoqué que
me bajara.

—Tus deseos son ordenes—me depositó en el suelo.

Caminé dignamente y sin ofrecer disculpas cerca de unos…dos metros,


pero enseguida me desplomé en el suelo, esta vez escuchando un fuerte
sonido proveniente de mi zapato. Traté de levantarme pero fue inútil, mi
tacón estaba deshecho.

—Jinohra—se acercó Aivan— ¿puedes ponerte de pié?

—No—gruñí tomando el tacón entre ms dedos.

—Cariño, enseguida te llevo al palacio—volvió a cargarme y no dejaba


de observarme.

En ese momento me percaté de un pequeño detalle, ¿me había


llamado cariño?, pero no me atreví a preguntarle.

Al llegar ahí todos nos vieron en esa incómoda situación, Aivan


cargándome y con una leve sonrisa en su rostro, había pasado todo el camino
burlándose de mi rostro en cuanto vi mi tacón botado en la acera cerca de mi
pie.

— ¿Qué te paso princesa?, ¿estás bien? —dijo la reina mostrando todo


lo contrario a la preocupación.

—Mi tacón se rompió—mostré el tubo que estaba en mi mano—pero


enseguida llevo a que reparen el calzado.

Así es, mis padres tenían a una persona para la familia real especial
para que diseñara el calzado para los reyes y la princesa.

69
—No olvides llevar el carruaje, no quiero verte en esos vehículos
nuevamente—sacudió la mano con asco.

Se refería a los automóviles, ellos odiaban cualquier cosa tecnológica,


algo que en cuanto me casara debía hablar con Aivan para arreglarlo.

—Sí su majestad.

Aivan aun no me soltaba y me llevó hasta la habitación cargándome y


ejerciendo mayor fuerza en cada escalón.

—Aivan, puedes bajarme ahora.

—No quiero—y salió corriendo conmigo aun en sus brazos.

— ¡Ya déjame!—chillé golpeando su pecho, pero era tan increíblemente


fuerte que no se detuvo ni se quejó.

—Sabes que no lo haré, vamos al carruaje—me bajó a una gran


velocidad hasta llegar a los establos, donde estaba el jinete que me llevaría en
carruaje.

—Hey, queremos una de esas cosas—dijo Aivan señalando al carruaje.

—Como ordene su majestad—reverenció y fue por un caballo. Destiny,


el favorito de la familia Real de Newry.

—No, no sé de prisa, yo manejaré esta vez, quiero estar a solas con mi


prometido—sonreí pícaramente, obteniendo de Aivan una media sonrisa.

Aún con mi zapatilla sin tacón me las arreglé para trepar a la silla de
montar y asir las riendas del caballo en mis manos.

Con un pequeño movimiento el caballo comenzó a trotar con Aivan en


el carruaje, quien miraba asombrado a forma en la que cabalgaba.
70
— ¿Dónde aprendiste eso? —interrumpió mi pasajero.

—Vivir en un siglo atrasado tiene sus ventajas—musité.

—Pero no tolero que estés haciendo esto para mí, se supone que yo
debería llevarte.

—Adelante, ven aquí—detuve al caballo —pero no es fácil hacerlo—


advertí.

—No importa, después te enseñaré a conducir—me guiñó y se montó a


mi lado.

—No, no, no, tú vas al frente.

Me bajé del caballo y dejé que él se pusiera al frente y tomara las


riendas del corcel, me coloqué detrás de él y pasé mis manos por su cintura
para tomar sus manos y él las retiró enseguida.

—Por favor, pon tus manos, no muerdo—sonreí apoyando mi mejilla


en su espalda.

Indudablemente estaba tenso, montar a caballo no era una tarea


sencilla, y menos con un carruaje por detrás.

—Primero das un pequeño tirón a la rienda y después tratas de


mantener el ritmo en cuanto nuestro amiguito pare—susurré en su oído,
pues estaba muy cerca.

—Sí—dio el pequeño tirón y enseguida el caballo inició la carrera,


continuamos al ritmo mientras me aferraba a la cintura de Aivan, pues
estaba muy lejos la punta de la silla como para tomarla.

71
Seguimos así por las calles mientras todos observaban la escena,
comencé a apoyar mi mejilla en la espalda de Aivan nuevamente para poder
mantenerme cómoda, pues empezaba a cabecear por el ligero meneo del
caballo y por el calor que nos dábamos mi prometido y yo.

Llegamos a nuestro destino, pero no se detenía el carruaje.

—Aivan, detente—espeté.

—Es lo que intento, pero esta cosa no se detiene.

Dio un tirón más fuerte y el caballo salió corriendo sin poder


detenerse, mientras me aferraba fuertemente al dorso de Aivan.

—Detenlo por favor—gemí.

Era una de las tantas cosas que me aterraban, pues una vez sucedió
exactamente lo mismo con mi instructor.

El caballo nos llevó galopando hasta las afueras del reino, justo en el
bosque y caímos al suelo, el caballo continuó sin notar que ya no llevaba
jinetes.

—Jinohra ¿estás bien?

—Sí Aivan, ¿y tú?

—Sólo unos raspones, pero nada grave—sonrió y me ayudó a


pararme—tu tacón sigue mal, no podrás caminar.

—Eso no pareció impedir que me trajeras.

—Lo siento Jin, no era mi intención que esto sucediera—tomó mis


manos entre las suyas y besó uno a uno mis nudillos dejándome perpleja
ante su gentil acto.
72
—No te preocupes, nadie de nosotros sabía que esto sucedería—le di
una sonrisa para mejorar la bochornosa situación.

Caminamos, más bien caminó, por el bosque para hallar una salida
hacia algún lugar que no fuera otro pasaje del bosque.

Llevaba cargándome más de dos horas sin parar ni quejarse, sólo se


había dedicado a hacer la búsqueda de la salida lo más cómoda para mí.

—Jinohra, ¿conoces alguna parte del bosque o hay alguna especie de


camino que nos indique la salida?, no quiero que oscurezca mientras estás
aquí, podría resultar peligroso.

—Por mí no te preocupes, pero no, no hay alguna salida que conozca,


si te soy honesta nunca había venido hasta aquí.

—Eso no nos ayuda en nada Jin, ¿cómo puedes ser la princesa y ni


siquiera conocer tu reino?

—Perdona, pero mis padres no me permiten salir del palacio.

— ¿No convives con tus súbditos?, ¿quieres decir que no sabes cómo
viven en Newry?

—Bueno, Cassidy me ha informado pero…

—Pero nada—intervino Aivan—debes salir más seguido, o no sé cómo


reinarás si no conoces a tu propio pueblo.

—A decir verdad jamás he pensado en ser reina, probablemente


decline a favor de alguna de mis primas, tengo miedo de no reinar
adecuadamente—admití tomándome un profundo respiro.

73
—Estoy seguro de que serás una magnífica reina y por eso no te
preocupes, falta mucho para que ese día llegue—sorpresivamente besó mi
frente dejándome atónita ante tantas demostraciones de afecto el día de hoy.

— ¿Estás cansado?, puedes bajarme y buscaremos juntos algún lugar


para quedarnos.

—No, no estoy cansado y no digas eso, no nos quedaremos aquí, espero


poder salir antes de que anochezca.

—Yo estaría con tanto optimismo si no fuese por mis zapatos.

—Baja con cuidado—me depositó de pie en el suelo.

—Tengo hambre—solté, no habíamos desayunado nada, de hecho nos


salimos así y por la forma en la que se veía todo ahora, pronto llegaría la
noche.

—Yo también, pero pronto saldremos de aquí, sólo esperemos que nos
encuentren o encontrar la salida.

—Me inclino más por encontrar la salida.

Fuimos caminando, yo apoyada del hombro de Aivan, y buscando


algún lugar que nos llevara a la salida o que nos pudiese brindar refugio por
una noche.

— ¿Tienes frio? —interrumpió Aivan.

—No.

—Eres una mala mentirosa, ven aquí—me atrajo a su lado en un fuerte


abrazo—estabas temblando.

74
Se quitó su saco y lo colocó en mis hombros. Se quedó sólo con la
camisa delicada que llevaba sobre su delgado torso.

—Necesitas este saco—lo quité de mi cuerpo devolviéndoselo.

—No más que tú, no seas necia y póntelo que ahora estoy de buenas—
sonrió y me devolvió el abrigador saco.

— ¿Por qué hace unas horas estabas molesto? —me decidí a preguntar.

— ¿De verdad quieres escuchar la respuesta?

— ¿Tan mala es?

—No, o no lo sé, para mí no lo es.

—Entonces sí.

Emitió un gran suspiro y dio un paso para acercarse a mí y tomar


nuevamente mis manos.

—La respuesta—emitió como una especie de suspiro.

— ¿Qué respuesta?

—La que le diste a Cassidy.

—No puede ser—cubrí mi rostro con las manos para evitar mirarlo a
los ojos.

—Pero así es—se resignó decir.

Liberó mis manos de su agarre y comenzó a alejarse a un paso lento y


sin dudarlo caminé lo poco que pude para alcanzarlo.

75
—No, espera, debo explicar las cosas, no me puedes dejar así como así
sin saber la razón.

— ¿Huge?, es muy obvio porque…

—No es él, deja tus celos a un lado por favor —interrumpí—es sólo que
no te conozco, nos obligaron a comprometernos así como así, perdona, pero
no puedo obligarme a sentir algo que ahora no siento, pero no me niego a la
posibilidad de que suceda, de todas formas así como no me puedo a obligar a
sentir algo, tampoco puedo obligarme a desarrollarlo por una persona en
especial. Pero si sigues insistiendo en que es Huge, creo que cometeré un
asesinato con el tacón que me queda—soltó una carcajada que tuvo que
sofocar cubriéndose la boca.

—Está bien Jinohra, no te presionaré porque yo tampoco estoy seguro


de lo que siento, pero seré lo más honesto posible contigo desde ahora, tú, no
lo sé—rascó su nuca—me haces sentir diferente, pero parte de esa diferencia
se mezcla con el amor hacia mi hermanita Emily, así que no tengo ni la
menor idea de si es cariño solamente o algo más, no eres la única, pero si le
cuentas algo de esto a alguien probablemente no salgas del bosque—bromeó.

—Entonces mientras vallamos a algún lugar, que ahora está todo


oscuro—sugerí y me apoyé nuevamente para caminar en busca de algo.

—Aún tengo hambre—se quejó mi acompañante.

—Y que lo digas, no tengo nada en mi estómago y ya es muy noche


como para seguir vagando, será mejor ir a dormir a algún lugar.

—Tú elijes, cama de hojas o de tierra, hay mucho espacio disponible—


jugó.

76
Pero era verdad, de no ser el suelo, no teníamos otro lugar para
descansar y a pesar de las quejas que pudiera dar nada cambiaría nuestra
situación. Esperaríamos a salir o si no a que alguien viniera por nosotros—
estúpido caballo—me reprochaba—no debía dejar a Aivan cabalgarlo sin mi
ayuda.

77
Aivan
inohra se veía bastante cansada y los dos teníamos
J hambre, no habíamos desayunado nada y se supone que
sólo íbamos a reparar el maldito tacón.

Sé que necesitaba mantenerla centrada en salir así que tratar de


conversar con ella, tal vez eso la haría distraerse.

Pero no contaba con que la conversación se tornara tan seria, bueno, al


menos al decir “no sé lo que siento” lo torna serio ¿no?

— ¿Así está bien? —preguntó Jinohra regresándome a la realidad.

Había tendido una cama de hojas no tan secas, creo que algo está
haciendo bien se está colando en mi mente poco a poco y es desesperante.

— ¡Aivan! —Gritó para llamar mi atención— ¿de qué te ríes?

Maldición, creo que tenía una estúpida sonrisa en el rostro, —ya no


debo permitirlo—me regañé.

—Nada, ahora solo duerme, mañana seguro que salimos.

Y en verdad lo esperaba, no quería pasar más tiempo en el bosque


pues estoy seguro que estar más cerca de Jinohra me haría ver otras cosas
que no había visto en ella.

78
—Levántate— ordené al recordar algo.

— ¿Qué sucede?, ¿tengo un insecto en la cabeza? —golpeó con la palma


de su mano repetidas veces sobre su cabeza mientras yo reía.

—Clama, no tienes nada—musité tomando su mano para que dejara de


golpearse—sólo nos moveremos a algún otro lugar cerca de aquí, sé que hay
una pequeña cueva que alguna vez ocupé para esconderme con Cass.

— ¿De dónde conoces a Cassidy? —preguntó mientras caminábamos


rumbo a la cueva.

—No recuerdo bien, pero creo que sus padres, como eran duques,
tenían trato con mi familia y pues como tenía mi edad me acostumbré a verla
en el palacio—confesé encogiéndome de hombros.

— ¿Y a Huge?

—Eres muy curiosa Jin y yo no hablaré más por el momento, guarda


tus dudas para otro instante en el que estemos más cómodos, no me sacarás
esta fácil—sonreí girando a verla.

La historia en verdad era muy extraña y mejor que no lo supiera, no


quería que eligiera entre él o yo, sé que eso provocaría mi relato.

Nos sentamos lentamente en el suelo de la cueva y abracé mis rodillas


contra mi pecho, imitando así la posición de Jinohra.

—No tengo sueño—susurró la chica que tenía de frente.

—Yo tampoco, pero has un intento de dormir.

79
—No puedo, nunca duermo si no tengo sueño y además estoy muy
nerviosa como para poder conciliarlo—se encogió de hombros como si eso
fuera lo más normal del mundo.

—Pero necesitas dormir.

— ¿Y tú qué dices?, tampoco has dormido y a juzgar por tu cara sé que


no tienes ganas de dormir y estás temblando de frio— me extendió el saco
para que me lo pusiera, pero lo rechacé.

Probablemente si fuera más cruel se lo hubiese quitado, pero no soy de


esa clase de personas.

—No te preocupes, tú descansa, voy por algo para quemar, tengo frío
pero no pienso que sea buena idea que te quites el saco por mi culpa.

Me puse de pié y salí de nuestro refugio a buscar ramas aunque


realmente el motivo de que me quisiera ir era esa sensación que tenía al estar
solo con ella.

Me fui metiendo cada vez más y más al bosque cogiendo cada rama o
pedazo de tronco que encontraba, hasta que junté muchas regresé y Jinohra
seguía sin descansar, ahí, sólo esperando.

—Ya calma, se que pronto saldremos, mientras ayúdame a encender


algo para la fogata.

Jinohra se apresuró a tomar una piedra y a tallarla con una varita.

— ¿Qué haces?

—Enciendo la fogata—articula, como si fuese lo más obvio del


universo.

80
— ¿Sabes hacerlo? —lo digo sin ocultar mi sorpresa y ella sólo sonríe.

—Por favor, en mi reino no hay mucha tecnología, ser así tiene sus
ventajas—probablemente sí, pero su modo de vida es aterrador.

— ¿Soportaré vivir así? —el pensamiento escapa entre mis palabras—


perdona Jin, no…no era mi intención—trato torpemente de disculparme.

— ¿A qué te refieres? —alzó una ceja, en verdad estaba dispuesta a


darme una respuesta.

—A vivir en un lugar como Newry, sin tecnología, sin avances,


es…complicado y retrógrado.

—He pensado lo mismo que tú en infinidad de ocasiones, y sé que no


lo soportarás, está bien pasar ahí un fin de semana para aislarse, ¿pero toda
una vida?, es simplemente complicado, no podrías vivir así—admitió con un
profundo suspiro.

¿Tan malo era estar así?, en verdad Newry era devastador en ese
sentido. Juraría que si pasas ahí cerca de una semana ya no te acordarías de
cómo encender una computadora. Así de horrible era ese reino.

—Bueno, gracias por decir tan alentadoras palabras—dije con


sarcasmo.

—Pero quería hablar contigo sobre eso en cuanto nos casáramos—soltó


de golpe y tuve que toser para no ahogarme con mi propia saliva.

Ella estaba pensando en nuestra boda y yo ya me estaba arrepintiendo


de esta locura.

81
—Pues creo que será mejor que esperes hasta ese entonces, no quiero
apresurar todo ni complicarme con estas cosas—nos quedamos en un
incómodo silencio mientras la fogata era encendida por mi acompañante.

Probablemente no salgamos de aquí, creí que ella conocía


perfectamente sus reinos.

— ¿Y si no salimos?

— ¿Qué?

—Sí, ¿qué pasará si no logramos salir de aquí?

—Jin, no te preocupes, saldremos pronto, apuesto que para mañana ya


estamos fuera del bosque.

—Tengo miedo—las lagrimas de hicieron visibles cuando ella me


observó.

La fogata iluminaba su rostro y hacía resplandecer las lágrimas que


descendían por sus mejillas, se veía tan vulnerable, tal y como Emily, mi
pequeña hermana.

— ¿Cómo conociste a Huge? —pensé que eso la distraería.

— ¿Otra vez?

—No, sólo es simple y genuina curiosidad, no son celos ni nada de esas


tonterías.

—Bien, pues fue igual y como tú conociste a Cassidy, supongo—suspiró


sonoramente y recargó su cara entre las manos, apoyándose sobre los
codos— él y yo nos conocemos desde niños, iba a mi palacio a recibir las

82
clases de Madame Katherine y desde ese entonces nos conocimos y nos
llevamos bien, esa es nuestra romántica historia—sonrió.

— ¿Eso es todo?, ¿nada de romances prohibidos, huidas con él?

—De vez en cuando iba a su casa para refugiarme de mis padres, solía
quedarme en el palacio de los Benmore alrededor de semanas, sólo para
distraerme de mi puesto como princesa, pero no, nada de romance, sólo
hemos sido buenos amigos, pero ¿tú de donde lo conoces?

Era hora de decirlo, de todas formas tarde o temprano se iba a


terminar enterando.

—En verdad es una historia un poco tonta e infantil—dejé de hablar


para acomodar mis ideas, los hechos fueron hace tanto que en verdad no lo
recuerdo bien.

—Continúa, no te quedes callado—exigió.

—Pues en sí fue hace ya mucho tiempo…

—Ni que estuvieras viejo—interrumpió soltando una risa tímida.

—Bien, no lo estoy aunque soy sólo un año mayor que tú, pero ¿me
dejarás continuar? —ella sólo asintió en un movimiento y pude continuar
con la historia—bien, pues lo conocí…uf, es bochornoso ¿sabes? —Ella sólo
pudo reír, de verdad quería escuchar la respuesta—fue en una fiesta infantil,
no te rías—advertí, pero haciendo caso omiso soltó una sonora carcajada que
terminó por contagiarme—bien, sé que es tonto, pero te lo advertí. En fin, lo
conocí en la fiesta y en ese entonces yo estaba comprometido con… ¿conoces
a los Dertyn?

83
—Conozco lo suficiente a la maldita Fatima—contestó frunciendo el
ceño.

Probablemente lo que iba a escuchar de mí no le gustaría para nada.

—Pues la “maldita Fatima” fue mi prometida en ese entonces.

— ¿Comprometido con Fatima?, no puede ser, ¿por qué?

— ¡Tenía sólo siete años, no podía hacer algo al respecto! —excusé—


pero eso ya quedó atrás, le pedí a Huge que me ayudara a quitármela de
encima.

— ¿Eran amigos?

—Lo sé, es difícil de entender.

— ¿Y logró quitarla?

—Por supuesto, el era todo un conquistador—bromeé—pero si lo logró,


y desde ese día tuvo la mala costumbre de tomar a las chicas con las podía
llegar a algo serio, es por eso que estoy consciente de que intentará algo
contigo.

—No te preocupes, tendré cuidado con él, además creo que le he


dejado claro que no quiero nada con él.

—Bien, no lo quiero ver nuevamente con mi prometida—diablos, esto


se está saliendo de control.

— ¿Disculpa?

—Olvídalo y duerme.

84
Pronto terminaría enamorándome de Jinohra, esto es un maldito
truco, no me puede estar pasando esto ahora.

85
5
Jinohra
que te confiese que realmente te quiere como prometida

Y en una caverna no es nada romántico, me lo tendrá que


compensar en algún momento.

Ya se estaba acercando la puesta de sol nosotros no


dormimos en toda la noche, nos dedicamos a tocar temas variados para
distraernos, lo cual me sirvió demasiado, pues estuve a punto de llorar en
variadas ocasiones y Aivan trataba de hacerme conversar para evitarlo.

—Oye Jinohra, vallamos a caminar a ver si encontramos algo nuevo.

—Está bien—me levanté con dificultad y Aivan me cargó nuevamente


para evitar que me pasara algo.

— ¿Por qué ahora me cuidas? —interrogué con una gran curiosidad


creciente.

—Porque no te puedo dejar así, tus padres confiaron en mí como para


comprometernos y no quiero arruinar eso—musitó y sólo suspiré.

86
Sólo era por eso, por mis padres, aunque cierta parte de mí quería que
se tratara de algo más, no de simples tratados con mi reino.

—Entonces no te preocupes por mí, no tienes por qué cuidarme—como


pude me retorcí en sus brazos hasta que pude estar de pie por mi propia
cuenta.

—Eres una testaruda—se limitó a decir y avanzó a un paso rápido.

No podía seguirlo, así que me quité los estorbosos zapatos y caminé


descalza por el bosque, de vez en cuando se me enterraban piedrecillas o
pequeñas astillas de las ramas, troncos y raíces de los arboles.

—Ya basta Jinohra, no tienes que demostrar que puedes salir sin
ayuda—reclamó con vehemencia.

—No estoy demostrando nada, sólo que me haces sentir una completa
inútil tratándome como a tu hermanita.

—No te trato así, pero no me perdonaría si te pasa algo cuando sé que


podía evitarlo, me sentiría mal—dio una estudiada media sonrisa y me tomó
por las piernas para cargarme de nuevo. Esta vez me dejé hacer.

Caminó conmigo en sus brazos en busca de la salida, cuando


escuchamos cómo caía un árbol a nuestras espaldas, giramos y unos guardias
estaban ahí, talando árboles para rescatarnos.

No eran de Newry, pues no tenían los clásicos uniformes vino con


blanco.

—Gracias señores—musitó Aivan mientras me aferraba más a su brazo.

—Majestades, ¿se encuentran bien? —preguntó uno de los guardias.

87
—Sí—me limité a responder, por alguna razón no me daban tanta
confianza como los de mi reino.

Nos guiaron hasta donde estaba una camioneta estacionada lista para
llevarnos a casa—un auto, seguramente la guardia de Lisburn—me dije.

Estaba agradecida de que no fuera de nuevo un carruaje ¿qué habrá


pasado con el caballo?, espero que esté bien, mi familia amaba a ese caballo.

Nos introdujimos al vehículo, pero Aivan aún me cargaba sobre sus


piernas, empezaban a reconfortarme, sin embargo me bajé de éstas para
evitar que escuchara los ruidos provenientes de mi estómago vacío.

—Sé que tienes hambre, ya llegaremos a mi palacio, es momento de


que tú me visites—apretó mi mano un poco para relajarme, y me sorprendió
el efecto que este gesto tenía en mí.

Al llegar a su castillo, me lo imaginaba más…grande, y en especial


lujoso, sin embargo me encontré con lo que se podría llamar una torre, así,
simple y sin más ornato que unas flores y árboles, el campo se extendía
gloriosamente a su alrededor pero relativamente pequeño a comparación de
mi casa.

—Gracias por la ayuda, pueden retirarse—ordenó Aivan mientras


descendíamos del auto—enseguida te traerán nuevos zapatos.

— ¿De qué número calzas? —interrogó Aivan.

—No te lo diré, eso es personal.

—Apuesto a que es tan grande el número que por eso no quieres


decírmelo.

88
—No, no es eso…sólo es algo personal, ya déjame, no tienes que cuidar
de mí—farfullé alejando de un manotazo su brazo.

—Pero es que este no es el castillo Jinohra, no estamos en el palacio de


mi familia, estas en mi casa, ya te lo dije.

¿En su casa?, esperaba que bromeara, que hiciera algo que me indicara
que esto era sólo una mala broma.

—No es cierto—musité con esperanza.

—De verdad, aquí no están ni mi madre ni mi hermanita, estamos


aislados de todo esto, por eso necesito tu número de calzado para mandar a
una zapatería cercana, ¿o mejor lo ordenamos por teléfono? —sugirió.

—Me parece excelente—me estiré para quitarle el celular que mantenía


aferrado a su mano y él se hizo para atrás impidiendo que llegara hasta él.

—Si no me dices el número te obligaré a que lo hagas, no me importa


el medio, de una u otra forma me lo dirás.

—Del cinco—susurré poniendo mala cara.

—No tienes el pie tan grande—soltó una carcajada.

Era obvio que tenía un pie enorme para ser una princesa, las demás
chicas tenían pies de geisha, eran perfectas y yo tenía un pie enorme, ese
había sido un defecto que me atormentaría por el resto de mi existencia.

Enseguida tomó el móvil y marcó el número de la zapatería, un


sistema de entrega a domicilio sería eficiente en Newry y facilitaría la llegada
de artículos nuevos a las zonas marginadas. Pero mi padre jamás aceptaría la
idea.

89
—Listo, en unos minutos llegarán un par de hermosos zapatos para mi
princesa—se sonrojó al notar lo mismo que a mí me había dejado
boquiabierta—quiero decir para mi prometida, la princesa—compuso, pero
mi mirada estaba perdida y tratando de olvidar su ridículo accidente— ¿Por
qué estás triste?

—No es nada—sacudí mi mano frente a él para restarle importancia al


asunto.

Pero le estaba ocultando algo, probablemente él ya se había dado


cuenta de todo esto y no podía fingir más tiempo.

—Aivan ya no puedo con esto

— ¿Con qué?

—No me enamoraré de ti jamás y sé que tu tampoco de mí—callé por


unos segundos para después continuar— y yo no quiero casarme, quiero vivir
mi libertad, quiero saber que viviré a mi gusto por el resto de mi vida.

—Vivirás feliz, yo tampoco quiero casarme, pero las cosas ya están


hechas, no podemos llegar y anular el matrimonio de un momento a otro.

—Pero podríamos hacer algo, no lo sé, una pelea entre los reinos, Huge
me dijo…

—Yo no quiero nada de Huge, prefiero casarme contigo antes que


tratar con ese idiota—espetó iracundo.

¿Tan malo era casarse conmigo?, que insensible, está bien que
queramos evitar la boda, pero era imposible que me comparara con hablarle
a Huge algo que a él le costaría un triunfo, eso pasaba sus propios límites de
estupidez.

90
Sin dar respuesta ni mostrar reacción alguna me puse de pié y salí
descalza de aquel lugar. Subí las escaleras esperando que me dejara en paz,
pero no fue así, me siguió por todo el estrecho pasillo.

—Jinohra, detente por favor ¿Ahora qué dije?

No respondí, me limité a abrir mi habitación, o al menos la que


suponía sería mi habitación, pero no era un cuarto de huéspedes, era una
habitación normal, como la que tenía en mi palacio.

—Jinohra, esa es mi habitación—indicó el chico molesto que me


seguía.

— ¿Y dónde crees que dormiré?

— ¿Quieres dormir en mi habitación?, es mi casa y no tengo otra


habitación, nunca recibo visitas.

Traté de pensar en algo, pero la única opción era el sillón y me


resultaría incómodo dormirme ahí.

—No lo creo, regresaré a Newry.

—Pero mi chofer se ha ido y no sabes conducir

—Aprendo rápido

— ¿De verdad quieres aprender? —musitó sin tratar de reprimir la


sorpresa que mostraba su rostro.

—No suena algo malo o por lo menos no parece difícil, así que sí,
quiero aprender a conducir.

Sin decir algo me condujo a la cocina para mostrarme algo. Sacó de la


alacena que estaba sobre su cabeza una serie de frasquitos con especias y
91
comenzó a formarlas en una hilera en la mesa de trabajo abrió el refrigerador
y sacó una bolsita con carne, desabrochó los botones de los puños de la
camisa y se la arremangó; se asomó en las gavetas de a un lado y sacó un
delantal, se lo ató por el cuello y la espalda y comenzó a preparar la carne.

Comimos tranquilamente una especie de carne a la plancha que él


mismo preparó.

—No sabía que cocinabas, ¿dónde lo aprendiste?—murmuré con un


poco de comida en la boca.

—Ni yo que tuvieras tan malos modales en la mesa—bromeó aún sin


responderme de dónde había aprendido a cocinar, probablemente más tarde
podría reintentar.

Continuamos el resto de la comida en silencio, esta vez sin las


conversaciones de “pásame la sal” ni nada tonto como eso, todo estaba en
silencio y sólo se escuchaban los pasos de la poca servidumbre que trabajaba
ahí.

Al finalizar la comida esperamos un rato jugando videojuegos cuando


por fin entregaron mis zapatos.

Unos hermosos tenis, él conocía mis gustos. De inmediato me los puse


e hice un mal intento de modelaje que resultó demasiado vergonzoso para
mí, pero no lo pareció para Aivan.

De inmediato puso su mano en mi espalda y me dirigió hasta la puerta,


salimos y nos dirigimos a su patio, donde estaba el auto estacionado.

—Al menos no tiene un caballo que nos abandone—susurró en mi oído


logrando que la piel se me erizara— ¿lista?

92
Caminamos poco a poco hacia aquel automóvil, un auto negro y
descapotable, tal y como el auto con el que casi chocamos…

—Oye, tú y yo ya nos habíamos visto.

— ¿A sí? —preguntó notablemente sorprendido por mi aseveración.

—Sí, casi chocamos, recuerdo que le dijiste algunos improperios a


Cassidy.

— ¿Improperios? —Soltó una sonora carcajada—perdona, pero la


Jinohra que yo conocí diría tonterías, estupideces, jamás usaría una palabra
como “improperios”.

No pude contenerme y su risa era tan contagiosa que comencé a reí un


poco, sin hacer tanto ruido como Aivan.

—Bueno, está bien, probablemente yo no diría eso, pero estoy tratando


de ser educada, recuerda la imagen.

—Pero ahora no estamos aquí como príncipe y futura princesa…

—Sobre eso—interrumpí—creo que necesitaremos de Cassy para que


anulemos el compromiso.

—Ahora no hablemos de esto, es tu turno de aprender.

Abrió la puerta del auto y con una amabilidad impresionante me


ayudó a acomodarme tras el volante, enseguida puso sus manos fuertemente
sobre las mías, cubriéndolas por completo y calentándolas con cada segundo
que pasaba.

— ¿Ves ese pedal grande de tu lado izquierdo?, es el freno—indicó


Aivan—y el de la derecha—señaló—el chiquito es el acelerador.

93
— ¿Y esta palanca? —le di un golpe a la palanca de al lado.

—Es para las direcciones y para cambio de caja de transmisión—


sonrió.

Creo que era muy paciente, le estuve haciendo preguntas sobre el auto
y contestó a todas con amabilidad, supongo que era hora de que ya
comenzáramos con la práctica.

Sacó la llave de su pantalón y la metió en un orificio.

—Pisa el freno—ordenó y lo realicé automáticamente—ahora gira la


llave, ¿ves las letras que están en la palanca de cambios? —Giré a verla y
asentí—ponla en la D.

— ¿Por qué en…

—Tú solo hazlo—espetó.

—Está bien—mascullé entre dientes y me dispuse a seguir su orden.

—Ahora liberemos el freno de mano—jaló una palanca que estaba a un


lado del asiento—y suelta lentamente—recalcó—el freno.

Lo hice y el auto comenzó a moverse. Solté un grito de terror y estuve a


punto de soltar el volante, pero las fuertes manos de Aivan tenían a las mías
ajustadas al volante.

—Pisa un poco el acelerador para darnos velocidad—pisé demasiado el


acelerador y dimos un tirón hacia adelante, haciendo que mi cabeza se
sacudiera hacia varias direcciones—despacio te dije—riño y mi vista comenzó
a nublarse por las lágrimas.

94
Me limpié sacando una mano del agarre de Aivan y él se percató de lo
que sucedía, tomándome así de la barbilla para que lo volteara a ver.

—No esperaba que lo hicieras a la primera Jinohra, eso es muy


complicado para cualquiera, no estoy molesto—suavizó sus facciones y se
acercó peligrosamente a mí.

Me sorprendió lo que hizo, ¡me besó!, pero esta vez yo estaba


dispuesta a hacerlo, estaba segura de que en ese momento, teniéndolo tan
cerca, si él no lo hacía yo lo haría.

95
Aivan
y no, ay no, ay ¡no! —Me gritaba mi

A subconsciente— ¡Acabas de besar a Jinohra!

Ya estaba perdido, había dado el paso que me


faltaba para quedar completamente prendado de ella, de mi querida
prometida Jinohra.

Nos separamos jadeantes y mirándonos a los ojos, no podía disimular


mi evidente sonrojo, no después de decir lo que dije y hacer lo que hice, todo
mi mundo se estaba poniendo de cabeza.

Caminamos sin sentido fuera del auto, no me sentía lo suficientemente


capaz de tenerla durmiendo en mi habitación mientras yo estoy en un sillón.
Moví mi cabeza de un lado a otro para alejar ese pensamiento de mi mente,
no puedo seguir pensando en esto.

—Voy a dar una vuelta—le avisé a Jinohra para que no se preocupe,


bueno si es que se preocupa por mí.

Tomé las llaves y regresé a mi auto, arranqué de una manera


descomunal y recorrí las calles de Lisburn. No tenía ganas de hacer algo,
ahora nada tiene sentido, incluso comienzo a sentirme un poco paranoico,
pues a cada chica que noto con el cabello recogido pienso que es Jinohra.

96
Inconscientemente suelto un suspiro, ¿qué está mal conmigo?, bajo de
mi auto y me dirijo a un puente que conecta con Campterlyn, el sitio donde
vive Cass.

Llego al otro lado y sin la valentía suficiente de ir a la casa de mi


amiga, apoyo los codos en el barandal y me relajo como si estuviera en un
cuarto sólo. Respiro profundamente tratando de clamarme, pero parece
imposible, pues las personas cruzan de un lado a otro murmurando cosas
que a veces no tienen sentido.

Estoy a punto de entrar a un estado relajado, acostumbrándome al


ruido circundante, pero un tipo con una chaqueta de cuero me roza con su
hombro, haciendo así que pierda un poco mi equilibrio; giro sobre mis
talones y veo al imbécil sonriendo de manera sancarrona frente a mí.

— ¿Qué hace un príncipe en la ciudad de los plebeyos?

—Tratando de evitar a personas tan molestas como tú, lárgate Huge—


riño, pues no tengo ganas de discutir con él.

—Lo mismo opino, nos vemos—se da la media vuelta y cruza hacia la


casa de Cassidy, ¿por qué tenía que verla?, cierto, ellos se estaban besando
quizá arruinarles la noche me levante el ánimo.

Camino con un paso decidido a la casa de mi amiga, seguramente se


enfurezca en cuanto me vea pero no me interesa, no es a ella a quien quiero
ver en este momento, sino al estúpido de Huge.

Llego hasta su cercado y llamo a su puerta, inmediatamente sale ella a


recibirme con una cara de pocos amigos.

—A mí también me alegra verte—mascullo mientras entro sin su


consentimiento a su hogar.

97
Me quedo pasmado a mitad del pasillo cuando veo a Jinohra y a Huge
riendo mientras Huge acerca su mano a la de mi prometida.

—Hum—me aclaro la garganta y todos giran a verme. Huge esboza una


sonrisa burlona y arrogante mientras que Jinohra se pone pálida y la
mandíbula cae ligeramente abriendo la boca— ¿a qué se debe la reunión? —
interrogo viendo a Huge a los ojos.

Ese maldito infeliz me las va a pagar en cuanto alguien me dé una


razón coherente de por qué están ahí.

—Ya basta Aivan, no puedes entrar a sí a mi casa—grita tras de mí


Cassidy, pero se cubre la boca cuando me observa mirando fijamente a
Huge—debo hablar contigo—trata de jalarme del brazo para hablar en
privado.

— ¿Es tan importante como para no decírmelo aquí?, es decir, parece


que ellos están muy bien enterados de todo lo que pasa, así que agregarle lo
que me vallas a decir no afecta en absoluto.

—Escúchame Aivan, esto es importante.

— ¡Esto también! —alzo las manos con frustración—esto es


malditamente importante para mí, así que dime Cassidy, dime qué es lo que
debemos hablar en privado ya que en esta habitación nadie respeta nada.

Bajo las manos y siento una bofetada en mi mejilla.

— ¡Cállate Aivan! —Grita iracunda Cassidy— ¡escúchame de una buena


vez, esto es por tu bien!

98
Veo cómo una lágrima rueda por su mejilla y se la limpio con el pulgar,
lo que enfurece a Jinohra, quien inmediatamente se interpone entre nuestra
amiga y yo.

—Aivan estamos aquí para hablar sobre nuestro compromiso—musita


Jinohra de una manera muy serena—vemos la forma de anularlo—baja la
mirada hacia el suelo.

— ¿Quieres anularlo? —interrogo mientras tomo su rostro entre mis


manos, obligándola a mirarme. Pero ella sólo asiente en un movimiento y yo
la suelto.

— A ver príncipe de la estupidez—interrumpe Huge—ustedes no se


quieren casar, así que estamos viendo cómo lo podemos arreglar.

Contengo el impulso de golpearlo y decido meter las manos a las


bolsas de mi pantalón para evitar cometer alguna tontería frente a Jin.

—Aivan todo esto es cierto, sólo lo hacemos para protegerlos, sabemos


que ustedes no quieren casarse pero…—interrumpe Cass pero ella guarda
silencio, me examina directamente a los ojos y deja la frase sin terminar—
permítannos un momento—indica Cass a Jinohra y Huge, quienes nos miran
expectantes.

Ambos salen murmurando algo que no logro escuchar pero que sin
duda mantiene mis sentidos alerta, lo estarían siempre que Jinohra estuviera
a solas con él.

—Aivan, tú… la quieres ¿cierto? —Pregunta ladeando la cabeza y


rastreando expresiones en mi rostro que me delaten— ¡estás sonriendo! —
Chilla mientras da saltitos de alegría y toma mis manos— ¡lo sabía!

99
—Espera Cass, pero no puedo obligarla, ella no cree que yo vaya a
dejarla libre, ella ansía la libertad—comento un poco confundido por mi
propia confesión.

—Demuéstraselo.

— ¿Pero cómo?

—La conozco lo suficiente como para decírtelo y sería sencillo, más


sencillo de lo que piensas, pero se perdería el encanto Aivan, esto tienes que
averiguarlo por ti mismo, no puedes enamorar a alguien que no conoces, es
parte de “enamorar” —dice mientras esboza una tierna sonrisa.

—Huge te ha afectado—bromeo, pero ella se sonroja.

—No del todo—golpea mi costado con su codo y se cubre la cara con las
manos.

— ¿Y qué espera el tonto para darse cuenta?

—No tengo idea—se queda callada mientras baja poco a poco su


mirada—gracias por venir—suelta de la nada.

— ¿Por interrumpir su diversión?

—No, de hecho sólo es la diversión de Huge y Jiny, ellos están


tramando todo para evitar el compromiso—esboza un sonrisa amarga y se
limpia una lágrima.

— ¿Y qué piensan hacer?, probablemente nos podamos mover más


rápido.

—Ellos quieren comprometerse—solloza— Huge le pedirá matrimonio


a Jinohra dentro de una semana.

100
— ¿Y por qué los dejas?

—Porque son mis amigos, porque los aprecio demasiado como para
interponerme.

— ¡¿Entonces yo que soy?! Yo necesito tu ayuda también.

— ¡Lo sé, y eso sólo lo empeora!

Nos quedamos en un incómodo silencio, mientras yo busco una


manera de evitar que Huge llegue tan fácil a Jinohra, no le dejaré el camino
libre, no si puedo evitarlo.

Sin dudarlo ni un segundo salgo de la habitación hacia el patio en


busca de mi prometida. Giro hacia el jardín y veo a Huge con los labios
puestos en los de Jinohra, mientras ella trata de apartarlo y él la sujeta
fuertemente por la cintura.

— ¡Eres un maldito bastardo! —grito antes de golpearlo con los


nudillos en las costillas para que deje a mi prometida.

Huge se pone de pié y se abalanza sobre mí golpeándome con la rodilla


en el estómago y obligándome a doblarme en busca de aire.

— ¡Ya basta Huge! —Grita Cassidy— ¡déjalo!

Sin pensarlo lo tiro de la pierna y cae al suelo mientras lo golpeo en el


rostro.

— ¡Aivan, ya basta! —Escucho el gemido de la casi inaudible voz de


Jin— ¡ya déjalo!

Estoy bajándome del cuerpo de Huge y éste me golpea en la mandíbula


partiéndome el labio y caigo al suelo revisando mi maxilar, inmediatamente

101
me derriba y me golpea en la cara mientras estoy en el suelo, abriéndome la
ceja. Me llevo la mano a la herida, y, al sentir el líquido tibio recorrer mi sien
me pongo de pié y él cae. Comienzo a patear sus costados hasta que una
mano me toma del brazo y tira de mí.

— ¡Ya basta! —Solloza una Jinohra muy asustada— ¡no era necesario!
— me aparta de un empujón y corre hacia Huge para levantarlo.

Me limpio la sangre con el dorso de la mano y escupo la sangre que se


había acumulado en mi boca, me siento extrañamente alegre de que el
maldito haya sufrido todo eso sin embargo, el rostro de Jin me ha partido el
alma, su rostro estaba asustado.

—No te vuelvas a acercar a mi prometida Huge, toma esto como una


advertencia—logro decir con los dientes apretados. Giro hacia Jinohra para
asumir su reacción, pero ella está seria, no tiene expresión de nada en su
rostro— Jinohra—musito mientras me acerco a ella

—Solo aléjate Aivan, ya estuvo bien por hoy—masculla entre dientes.

Haciendo caso omiso a sus palabras doy unos pasos hacia el frente,
mismos que ella retrocede.

—Jinohra

— ¡Lárgate Aivan, ya tuviste suficiente! —grita antes de entrar en


llanto y correr al interior de la casa de Cassidy.

—Aivan, no entres déjala ya, arreglaré las cosas—dice Cass mientras


me acerco a su morada—por favor—dice mientras pone una de sus manos
sobre mi pecho para calmarme.

102
Sin dar respuesta giro para verificar que Huge siga en e suelo, y así es.
Me alejo con grandes pasos de aquel sitio.

Mis nudillos me duelen un poco, jamás había golpeado así a alguien y


menos por una mujer, seguramente ella debe estar asustada, nunca me había
visto así, ni siquiera yo me había visto así y sinceramente no tengo planeado
volver a golpear a nadie así, no de una manera tan animal como lo acabo de
hacer.

Giro el auto hacia la izquierda para aparcar frente al castillo de mi


madre, entro sin que los guardias avisen mi entrada, nunca me gustó ese
ritual.

—Aivan—dice mi madre mientras baja a Emily de sus brazos.

—Reina—reverencio.

—Ya basta mi niño—dice mientras alborota mi cabello como si fuese


un infante— ¿dónde estuviste todo este tiempo? Los guardias me han
contado que se perdieron en el bosque que delimita nuestro reino del del rey
Neal.

—Sí, nos perdimos pero ya estamos bien, ¿cómo ha estado Emy?

—Ella está my bien, pero sé que tu visita no se debe a tu hermana,


puedes decírmelo—musita mientras me sonríe con amabilidad, justo la
sonrisa que esperaba por parte de Jinohra cuando la defendí.

—Acabo de golpear a una persona—me encojo de hombros como si eso


fuese lo más normal del mundo—pero ese no es el punto, Jinohra me vio y
siento que me tiene miedo, no sé qué hacer.

103
—Te gusta—esboza una amplia sonrisa igual que la que horas antes me
dio Cass—en verdad estás enamorado—yo sólo puedo asentir pero frunzo el
ceño, no sé por qué tenemos esta conversación frente a mi hermanita.

—Ese no es el punto madre, sólo quiero una solución—espeto molesto.

—Bien, yo no tengo la respuesta, no sé que puede temer de ti, ¡soy tu


madre por Dios!, ¿qué puedo saber yo sobre tener miedo?, sabes muy bien
con qué clase de persona me casé y sin embargo jamás le temí, ella es
completamente diferente a mí Aivan.

—Gracias—me doy la media vuelta y sin despedirme salgo del palacio.

Camino por las calles sin un rumbo fijo, lo único que está en mi mente
es no ir a la casa de Cassidy, no volver a ese lugar. Me detengo abruptamente
frente a un aparador donde exhiben unos brazaletes, anillos, joyería en
general. Entro de inmediato a ver qué productos hay y comienzo a pensar en
cuál de todas esas cosas le quedará mejor a Jinohra, sacudo la cabeza en
forma de negación para apartar esos pensamientos; pero es tarde, pues de la
nada salgo con un reloj de plata con unos diamantes rosados incrustados en
lugar de números que indican la hora.

¿Por qué he comprado esto?, es decir no lo necesito y menos con


diamantes rosas— por Jinohra—me respondo en automático y frunzo el ceño
completamente alarmado por las tonterías que he hecho y que ya han sido
suficientes por hoy.

Tonta Jinohra y estúpido yo que no puedo fijarme en alguien más.

En ese instante una idea extraña y retorcida cruza por mi mente y


corro hacia el puente. Al llegar a la casa de mi amiga me cercioro de que
Jinohra y Huge ya no estén ahí para tramar mi plan, seguramente funciona.

104
— ¿Eso es todo? —indaga Cass sin darle crédito a mis palabras.

—Debo hacerlo antes de que Huge actúe, si no sucede antes es


definitivo, él logrará su cometido.

—Muy bien, entonces cuanta conmigo, sólo tienes tres días a partir de
mañana para hacerlo—asiento y me dirijo a la salida.

Todo está bien planeado, nada puede fallar con esto, nada excepto que
el estúpido de Huge se me adelante, pero no creo que Jinohra se lo permita,
se supone que él lo hará en una semana, mientras yo tengo tres días para
actuar e igual Cassidy para hacer que Huge recapacite al respecto.

Llego a mi casa con la esperanza de que Jinohra se haya ido, sin


embargo ahí está, esperando en el sillón mientras mira hacia la pared con
una furia indescriptible.

—Creo que es hora de que vayas a tu reino, ahí se pone feo cuando
anochece—entro musitando y esperando que ella me responda de una
manera grosera y tajante como siempre.

—No me importa, creo que es más peligroso estar contigo.

—Ya déjalo Jinohra, eso ya pasó.

— ¿Acaso no te viste?, ¡Por Dios Aivan! —Pausa para acariciar su


cabello— ¡lo golpeaste!

— ¡Y él me golpeó! —respondo a la defensiva.

—Pero él no me importa—se cubre la boca como si fuera a salirle algo


de ahí.

— ¿Te importo? —pregunto arqueando una ceja con sorpresa.

105
—No, no es lo que quise decir—noto cómo comienza a ruborizarse y no
puedo evitar esbozar una sonrisa.

—Pero tú a mí sí—saco el estuche de la tienda donde está el reloj y se lo


doy

— ¿Qué es esto?

—Una caja—bromeo.

—Ya sé que es una caja, me refiero a lo que hay dentro.

—No lo sé, tendrás que abrirlo para averiguarlo—sonrío con


satisfacción.

Al menos ahora está distraída tratando de abrir el estuche y se ha


olvidado de mi pelea con Huge.

— No…puedo…abrirlo—puja mientras tira hacia arriba la tapa del


estuche.

—Es porque tiene un seguro a un lado, no sé es sólo una pequeña


observación—río por un breve momento, pues su cara enrojece no se si de ira
o de vergüenza, pero no lo quiero averiguar.

— ¡Es hermoso! —Chilla mientras me abraza por el cuello y yo la tomo


por la cintura— ¿a qué se debe el regalo?

—No lo sé— me encojo de hombros—sólo lo vi y lo compré.

—Combina perfectamente con esto—levanta la mano y me muestra un


anillo con una joya rosada sobresaliendo del resto del aro.

— ¿Qué…qué es eso? —titubeo señalando el anillo de su dedo.

106
—Un anillo de compromiso

— ¿Mi familia te lo envió?

—No, es de Huge, para por fin poder anular el matrimonio.

Me quedo congelado frente a ella y no sé qué hacer, por primera vez en


mi vida estoy realmente perdido, ¡No se qué hacer!

107
6
Jinohra
ivan se quedó pasmado frente a mí, estaba totalmente

A
normalmente.
petrificado, no sé si podía respirar o no, pues su
abdomen ya no subía y bajaba como debe hacerlo

—Aivan—lo llamé pero no hubo respuesta. —Aivan—volví a intentar


pero no dijo nada.

Caminó ignorándome hacia su habitación mientras yo iba pisándole


los talones tratando de alcanzarlo.

—Puedes irte a Newry, de hecho debes irte a Newry tu familia no es


bienvenida en Lisburn—cerró de un portazo y me dejó parada frente a su
puerta.

¿De verdad había dicho eso? Estaba molesto, muy molesto, pero él ya
había tomado su decisión.

108
Salí sin detenerme hacia Newry, si él de verdad quería eso que de por
seguro que lo tendría.

—Cálmate Jinohra, no llores, no llores—me decía en cada paso que


daba.

Torpe Aivan, esto era por nuestro bien y me corre, y tontos


sentimientos, ¡no sé por qué demonios estoy llorando!

Corrí como pude hacia la casa de Cassidy, probablemente ella me


apoyaría con todo esto, estar comprometida con mi mejor amigo era una
maravilla, y mejor aun el saber que eso impediría que me casara con Aivan,
de todas formas tampoco me iba a casar con Huge. Llegué y toqué su puerta,
necesitaba desahogarme con alguien, y Cassy parecía ese “alguien” correcto.

—Jinohra—musitó con sorpresa en cuanto me vio parada fuera de su


casa.

—Cassy, hola ¿me permites pasar? —retrocedió un paso y cerró la


puerta mientras yo avanzaba hacia el interior.

— ¿Qué ha pasado Jin?, estás pálida—espetó Cassy mientras nos


sentábamos en su diván.

—Aivan está molesto conmigo, me echó de su casa—murmuré con la


voz partida.

— ¿Qué le hiciste?

— ¿Por qué dices que yo le he hecho algo?

—No lo sé, simple intuición—se encogió de hombros.

—Pero no he hecho nada, sólo salvo nuestras vidas.

109
— ¿Estás segura de que él quiere “salvar” su vida? —interroga con
ironía, algo sabe y yo no, aquí hay algo que no me quiere decir.

— ¿A qué te refieres?

—Ignóralo ¿sí? —Sacude su mano frente a mí para que me calle antes


de iniciar mis protestas—sólo digo que hay una pequeñísima posibilidad de
que él no quiera ponerle fin a esto Jinohra, estás siendo muy egoísta.

—Pero si fuiste tú quien me dijo que hiciera lo posible por obtener mi


libertad—protesté.

—Lo dije porque no sabía con quién te comprometerías, a él lo conozco


y lo conozco lo suficiente para decir que me retracto Jin, no puedes hacer
esto de una forma tan egoísta, deja de pensar por una vez en ti, no eres la
única afectada con su matrimonio ¿sabes qué sucederá si no accedes?

—No importa con quien sea ¡quiero mi libertad Cass!

— ¿Ves?, ¡me acabas de llamar como él me llama! —argumentó.

—Eso no…—me quedé en un silencio total, era verdad, yo no le decía


Cass—no puede ser posible.

— ¿Estás segura de romper el compromiso?, aún tienes una semana


para pensar las cosas Jiny—me dio unas palmaditas en la espalda y no pude
reprimir un gemido— ¿qué sucedió exactamente?

—Esto— levanté la mano para dejar ver el anillo que tenía en el anular
de la mano derecha, pues sabía lo que significaba al estar en la mano
izquierda y lo que menos podía representar este anillo era eso; Cassidy se
quedó boquiabierta mientras lo observaba a detalle.

— ¿Es de Aivan?

110
—No…—comencé a frotar inconscientemente mis dedos—…es de
Huge.

Cassy puso una cara de horror ante mi confesión, pensé que ella
estaría de acuerdo con esto, pensé que ella me apoyaría.

—Pobre—fue lo único que logró articular.

— ¿De quién?

— ¡No es momento Jinohra, vete por favor, necesito ir a ver a alguien


urgentemente! —espetó molesta mientras me empujaba para poder salir de
su casa.

— ¿Qué diablos te sucede?

—Creí que era obvio, ¿cómo no pudiste darte cuenta?, ¡No todo el
mundo gira a tu alrededor! —vociferó realmente iracunda—no la quiero ver
hasta dentro de una semana majestad—reverenció—por favor retírese.

— ¿Cassidy? —interrogué al notar su cambio de actitud, ¡¿majestad?!


Me había llamado por mi título.

— Duquesa, por favor—corrigió— ahora princesa, retírese de mi casa,


la veré la próxima semana—sentenció y me sacó de un empujón.

Salí cabizbaja de su casa. ¿Qué había sido todo eso?, no sé por qué creí
que Cassidy me ayudaría con esto, que ella realmente me apoyaría en estas
decisiones—no sólo se trata de ti Jinohra—resonaron en mi cabeza su
palabras, algo debe querer decir con esto, pero siempre me he puesto antes
que el resto de las personas— ¿Segura que quieres anular el compromiso? —
recordé las palabras de Cassidy, sí, estaba muy segura.

111
Caminé hacia Newry, realmente esperaba caminar hacia allá, pues
tardaría dos días en llegar a pie, no estaba nada cerca y menos desde aquí,
desde los límites de Lisburn y Campterlyn.

Seguí andando hasta que me topé con el transporte de la familia real


de Lisburn y éste se detuvo.

— ¿Princesa Jinohra? —Preguntó la madre de mi ex prometido— ¿Y


Aivan?

—En su casa—respondí con una media sonrisa.

—Vamos a Newry, ¿Nos acompañas?, estoy segura de que Aivan estará


de acuerdo—esbozó una sonrisa maternal y yo me introduje en el auto.

Nadie dijo nada en el camino, ni siquiera la pequeña hermanita


parlanchina de Aivan, ella seguramente sería una princesa muy atrevida,
nunca se calla nada, nunca se apena ante nadie, siempre hace y dice lo que
quiere, Lisburn estará prosperando bajo las órdenes de esta pequeña
princesita.

— ¿Qué tienes Jinohra?, ¿por qué lloras? —preguntó la reina frente a


mí.

¿Llorar?, pasé el dorso de mi mano por mis mejillas y sentí el camino


húmedo que las lágrimas habían marcado, apenada me agaché y limpié el
resto con la tela de mi playera.

—No…es nada—suspiré.

— ¿Están las cosas bien con Aivan? — esta mujer se da cuenta de todo,
es mejor madre de lo que creí.

112
—Sí—sonreí lo mejor que mis labios me permitieron, lo cual no fue
mucho, pero bastó para convencerla.

Al llegar me bajé y caminé de prisa hacia el interior.

—Princesa—reverenció al verme mi padre.

—Majestad—imité su movimiento y subí hacia mi habitación.

Me trepé a mi cama y dejé el anillo a un lado de la lámpara, esa era mi


única salvación, ese era mi pase a la libertad—serás libre si respetas nuestra
imagen—resonaron las palabras de Aivan, él me lo había dicho. Podía ser
libre a su lado— ¿Y si él no quiere romper el compromiso? —esta vez fue la
voz de Cassidy.

Seguramente no podría dormir por hoy, seguramente no podría


dormir en muchos días.

A la mañana siguiente me miré al espejo y tenía unas asombrosas


marcas moradas bajo mis ojos, y unas enormes bolsas bajo éstos que
delataban mi insomnio. Me puse un poco de maquillaje para disimular los
signos de mi evidente desvelo y me preparé para bajar y darle la noticia de
mi compromiso con el príncipe Huge.

Al llegar al pie de la escalera vi a Aivan hablando con mis padres, esto


no podría ir peor, seguramente él ya les ha contado sobre lo del compromiso,
probablemente si pensaban que él había tomado la decisión de dejarme me
dejarían libre de interrogatorios.

—Princesa—reverenció educadamente Aivan mientras me acercaba a


ellos.

—Aivan…

113
—Príncipe de Lisburn… princesa, ten más respeto—interrumpió mi
padre ¿a qué iba todo esto?

—Perdonen por interrumpir su plática, pero debo hablar con el


príncipe.

—No se preocupe princesa, él ha venido a aclarar ciertas cosas que


tendré que hablar con usted, por favor retírese—me indicó con la mano que
regresara por las escaleras, pero por supuesto, no le di el gusto.

—Pero majestad, tengo asuntos de suma importancia que debo tratar


con el príncipe—argumenté para poder quedarme ahí por más tiempo.

—Princesa, en un momento podré hablar con usted, por favor esto es


un asunto muy importante que estoy tratando con su majestad, así que
permítanos un momento—indicó Aivan tomando la defensiva, siempre
actuaba así, era algo que odiaba pero que a la vez lo hacía peculiar.

Salí hacia la cocina para encontrarme con la reina de Lisburn y mi


madre charlando animadamente, algo había pasado entre nuestras familias,
es no es normal.

Busqué a la hermana de Aivan para distraerme un rato pero no estaba,


seguramente no había viajado al palacio o se encontraba descansando en
alguna habitación del palacio, pues la había visto dentro del auto.

¿Y ahora qué haré?, no tengo distracción, mi amiga no me habla, Aivan


está ocupado y por lo que vi no creo que quiera hablar conmigo por el
momento, la reina estaba ocupada con mi madre y no tenía ganas de estar
con Huge, al menos ahora no.

Fui a dar una vuelta por los alrededores para ver mejor mi reino,
aquella experiencia en el bosque no la quería volver a pasar, y todo por no

114
conocer mis reino, así que ¿por qué no? Comencé a caminar por los pasillos
del palacio para dirigirme a la salida.

Al salir del palacio vi varias tiendas, de dulces, de juguetes, de


diferentes cosas, llegué a una heladería y justo ahí, como si el demonio
hubiese sido invocado, estaba Huge.

—Jiny—musitó mientras golpeaba el banco que tenía a un lado para


que yo me sentara.

—Gracias—susurré y puse mi brazo apoyado sobre la barra.

—No traes puesto el anillo, así nadie nos creerá.

—No es necesario, de todas formas Aivan ya fue a hablar con mis


padres—me encogí de hombros.

—Ya veo, tu novio es un indiscreto en ese sentido, pero vamos el sí que


sabe golpear— bromeó, aunque a mí no me cayó en gracia.

—No lo creo, estarías peor.

—Bueno—se limitó a decir ante mi falta de ánimo— ¿te pido algo?

—No gracias, de hecho pasaba por aquí y de casualidad te vi aunque


sólo quiero estar sola.

—Hey, debemos hacer esto creíble, espérame un momento en lo que


pago y enseguida te acompaño.

Tuve que esperar, pues no sería fácil deshacerme de él y lo peor era


que no quería su compañía, ¡quería la de Aivan!, necesitaba sentir la
protección de Aivan.

115
Caminamos sin decir nada, pero esta vez no me atreví a tomarlo de la
mano como cuando éramos amigos. La situación era diferente, el contexto
completo era diferente y yo ya no podía seguir siendo la misma con él.

—El anillo se veía bien—comentó.

—Se veía mejor el reloj—sonreí al recordarlo, el reloj y a la forma en la


que trataba de abrirlo.

— ¿Qué es tan gracioso?

—No lo comprenderías—me limité a contestar.

Seguimos andando mientras las personas nos observaban, hasta cierto


momento me resultó lindo convivir con todas estas personas, pero pasadas
algunas horas era irritante, todos nos miraban con frialdad, con un rechazo
en esos ojos.

Llegamos de regreso al palacio y la familia real de Lisburn aun no se


había marchado.

—Hasta luego—despedí descortésmente a Huge.

—Adiós—se rascó la nuca y se quedó mirándome.

— ¿Se te ofrece algo?

—No, no quiero nada.

Me di la media vuelta y él tiró de mi brazo para abrazarme por la


cintura y plantarme un beso en los labios, el cual no respondí, me quedé
rígida ante él, de cierta forma los únicos besos que había recibido eran los de
Aivan y lo había hecho con gusto pues él había sido el dueño de mi primer

116
beso en aquella fiesta. Inconscientemente comencé a llorar y sentí una fuerte
ráfaga de viento pasar frente a mí.

—Te advertí que la dejaras—espetó Aivan mientras Huge se arrodillaba


con el rostro entre sus manos.

Esta vez no intenté detenerlo, porque de cierta forma se lo merecía, se


supone que sólo era una simple actuación, no debía hacer eso ¡lo acordamos!

—Ella me besó—me apuntó con su dedo acusatoriamente.

— ¡Claro que no! —grité tratando de negar las acusaciones de Huge.

—No debes explicar nada princesa—murmuró Aivan.

— ¿Princesa? ¿Qué pasó con Jinohra, con Jin?

—Se quedó con el anillo—masculló entre dientes y se dio la media


vuelta para retornar al castillo.

Comencé a llorar tumbada en mi jardín, no podía terminar así,


simplemente no debía ser así.

—Jiny—susurró Huge mientras acercaba su mano a mi rostro.

—Aléjate de mí, no quiero nada de ti, ¡no te necesito! —vociferé


mientras secaba mis lágrimas con mi vestido de una forma poco femenina—
solo lárgate—espeté furiosa mientras lo alejaba empujándolo.

Me metí corriendo al castillo ignorando las palabras “alentadoras” que


provenían de Huge y me lancé hacia Aivan.

— ¿Qué está haciendo princesa?

117
—Ya basta por favor—susurré—no me trates así—comencé a sollozar—
es horrible—solté todo mi llanto mientras me acercaba a sus protectores
brazos.

—Eres una terca Jin—murmuró mientras plantaba un beso en mi


coronilla—eres mí terca.

Sonreí contra su pecho mientras dejaba que me abrazara, esta era la


única persona que podía calmarme y agitarme incontrolablemente al mismo
tiempo.

—Ya pasó—susurró como si yo fuera una niña pequeña.

—Lo sé—logré articular antes de que mi voz se volviera a partir—lo sé.

Escuché unos pasos acercarse y al levantar un poco mi rostro


separándolo del pecho de Aivan para ver sobre su hombro, noté a mi padre
observándonos con ira.

—Aivan, ¿qué es esto? —Espetó molesto—creí que ya habíamos


hablado al respecto.

—Lo siento, me retracto, se cancela todo.

— ¿Qué sucede? —pregunté en un susurro a Aivan.

—No es nada cariño— besó mi frente.

—Suelta a mi hija, creí que ya habíamos hablado al respecto, ya


anuncié todo esto a la prensa, mañana darán la noticia.

—Pues más vale que me apresure—respondió sonriendo.

—Huge ya estaba en camino—respondió mi padre.

118
— ¿Qué es todo esto? —indagué mientras me separaba un poco de
Aivan.

—El príncipe me dijo que ustedes anulaban la relación que te


comprometerías con el príncipe Huge, él era el segundo en la línea.

—No padre—en ese momento entendí el por qué de la insistencia de


Cassy sobre la anulación—no quiero anular nada, y déjanos avisar a los
medios, no quiero que den una noticia errónea—sonreí hacia mi prometido,
nuevamente juntos y lo mejor, todo esto a nuestra voluntad.

Sin insistir más salimos tomados de la mano hacia su auto para poder
ir a reunir a los medios de ambos reinos, por fin sería oficial esto, y por fin
sería lo que nosotros queríamos.

Introdujo la llave y siguió el procedimiento que ya me había explicado.

— ¿Quieres conducir?

—No, los autos no son lo mío y por ahora llevamos prisa, tal vez…—mis
labios sintieron una fina piel sobre ellos, unos cálidos labios que se
acoplaban perfectamente a los míos—Aivan…calma…llevamos…prisa—
susurré entre cada beso—debemos apresurarnos—formulé tratando de
recuperar la compostura.

—Seguro—hizo un puchero infantil y se dispuso a arrancar el vehículo,


alejándonos así de mi hogar, de un lugar que me tenía presa y del cual jamás
me sentí perteneciente.

119
Aivan
alimos en el auto a visitar a los medios más importantes,

S teníamos que organizar una rueda de prensa para poder dar


a conocer nuestro compromiso ante el resto del reino, pues
los únicos que estaban enterados eran nuestras familias y las casas reales de
los reinos con los que estábamos teniendo tratados, entonces la noticia sólo
era a un nivel elevado de la sociedad.

Corrí con el auto aún pensando la cantidad de cosas que habíamos


pasado juntos. Le robé su primer beso, golpeé a un tipo por ella, enfrenté a
su padre y pronto le pediría matrimonio frente a todos.

—Aivan, ¿seguro que quieres hacerlo oficial?—interrogó Jin


sacándome de mis pensamientos

No sé qué parte de TE AMO no le había quedado clara.

—Claro que sí, sólo…—me quedé contemplando las calles recordando


que algo me hacía falta para ese momento—debo ir a un lugar antes, ¿puedes
llevar el auto a tu castillo Jin?, sé que podrás manejar mejor esta vez.

— ¡¿Sola?! —espetó sorprendida—no Aivan, no manejaré sola, ni


siquiera logré avanzar un metro cuando tú me enseñabas, menos lo podré
hacer sola.

120
—Claro que sí lo harás mi amor—besé su frene mientras salía del
auto—o por lo menos estaciónalo cerca, enseguida vengo.

No esperé a que ella contestara y salí corriendo hacia el puente de


Lisburn y escuché el chillido de las llantas, estaba seguro de que la
curiosidad de Jinohra no la dejaría desaprovechar la oportunidad de
conducir mi auto.

Me dirigí hacia la joyería donde había conseguido el reloj rosado que le


gustó, también me había gustado otra cosa que estuve a punto de comprar
aquella vez, pero por alguna razón me pareció estúpido y prefería el reloj.

Al entrar el señor me miró de una manera sorprendida, por lo visto de


camisa, pantalón de vestir y corbata impresionaba a los demás. Pero después
me di cuenta gracias a los espejos, que mi cabello estaba alborotado por el
viento que me rosaba al correr.

Observé detalladamente todo lo que tenía en el aparador y seleccioné


lo que estaba buscando desde que entré, eso luciría hermoso en ella.

El señor lo envolvió mientras me hablaba de cómo mejoraría, según él,


el país y lo escuché atentamente. Después de todo, una ayuda no afectaba.

—Listo príncipe, puede llevárselo—musitó el señor mientras yo le


pagaba.

Regresé al auto de la misma forma de la que me fui, corriendo. Sin


embargo el auto ya no se encontraba en el mismo lugar, ¿A dónde habrá
llegado? Decidí caminar a paso lento para repensar las cosas, estaba seguro
de lo que le diría, pero no estaba seguro de la respuesta que recibiría.

El sonido de un claxon me hizo reaccionar y salté hacia la acera justo a


tiempo para no ser arroyado por mi propio vehículo.

121
— ¡Aivan! —gritó Jin desde el auto.

Corrí tras ella y por fin pudo detenerse, jadeante abrí la puerta y ella
descendió.

Me admiró durante un momento, estaba perpleja y comenzó a reír


mientras señalaba mi cabello.

—Lo sé, ¿no tienes algún cepillo para mi cabello?

—Vanidoso—masculló y yo reí.

—Un poco—la besé de manera fugaz y retomamos nuestro camino.

La noche ya comenzaba a hacerse presente y en menos de media hora


los medios darían por concluido todo.

Aceleré el auto hasta el límite hasta que por fin llegamos a una de las
televisoras más importantes de ambos reinos.

—Disculpe—grité mientras salía del auto—le tenemos una exclusiva.

— ¿Qué sucede?

—Usted sólo diga que tenemos que decir algo los príncipes de Lisburn
y Newry—masculló Jinohra a mis espaldas—por favor—agregó respetando
sus “buenos modales”.

—Muy bien majestades, enseguida hago el anuncio—se introdujo en el


foro el tipo con mala cara.

Esperamos hasta que un camarógrafo nos hizo unas señas para entrar
y así lo hicimos. Con paso firme entré pero Jin estaba detrás, estaba
temblando y casi pálida.

122
—Jin, todo estará bien—sentí el pequeño bulto de mi compra en la
bolsa de mi pantalón.

—Muy bien—tomó una gran respiración y trató de no parecer nerviosa.

Al entrar todo estaba en silencio, el programa tenía público en vivo, sin


embargo al vernos entrar pararon sus gritos y aplausos para ponernos
atención.

—Démosle la bienvenida a los representantes de nuestros distinguidos


reinos, Newry y Lisburn—presentó el conductor.

—Muchas gracias Mark—musito mientras me ceden un micrófono


para hablar.

Respiro profundamente para poder mantenerme firme ante lo que voy


a hacer, jamás me imaginé hacer una cosa tan descabellada por alguien, pero
tampoco imaginé enamorarme de una persona tan terca como ella.

—Buenas noches Newry, buenas noches Lisburn—inicié mientras Jin


se estremecía a mi costado—hemos venido a darles un aviso muy
importante—continué—hace algunos días se le informó a toda la realeza de
ambos reinos que la princesa Jinohra de Newry y yo, el príncipe Aivan de
Lisburn, nos comprometeríamos, sin embargo hasta hace poco se corrió el
rumor de que mi prometida—dirigí una mirada hacia Jin—se había
comprometido con el príncipe Huge, eso es una mentira—tragué con
dificultad, lo que venía a continuación sería impresionante—y por eso
estamos aquí, aclarando las cosas.

Me arrodillé con torpes movimientos frente a Jinohra y saqué de mi


bolsillo derecho la pequeña caja que había adquirido en la joyería. Jinohra

123
estaba más que roja mientras temblaba y se apoyaba a una de las gradas que
estaban a un costado.

—Princesa Jinohra—abrí el estuche mostrando un anillo color


esmeralda, un verde hermoso que opacaría aquella simple sortija rosa de
Huge—eres una persona maravillosa, una de las mejores personas que he
conocido en mi vida—puso sus manos sobre su pecho y las lágrimas
amenazaron en su rostro—eres la mejor chica que cualquier hombre podría
tener y yo sería un tonto si te dejo ir de nuevo—le entregué la caja y se quedó
admirando el anillo—Jin, ¿te casarías conmigo? —la voz estuvo a punto de
partírseme en ese momento, sentía un gran nudo en la garganta mientras
ella callaba y todo el público la imitaba.

El silencio se extendió por minutos y comencé a preocuparme sobre mi


decisión, probablemente ella no estaba lista para el matrimonio y bueno
¿quién me aseguraba que yo si lo estaba?, hasta que Jinohra comenzó a
llorar y a gemir nerviosa, le di el micrófono para que hablara.

—Aivan, sabes que sí, y aún si me lo pidieras dentro de mucho tiempo


siempre sería sí—se lanzó a mis brazos y comenzó a llorar agitándose contra
mi cuerpo.

—Gracias—fue lo último que pude articular antes de partirme en pocas


lágrimas frente a ella.

Salimos del estudio tomados de la mano mientras ella se limpiaba el


rostro con mi pañuelo.

— ¿Sabes? —musitó con la voz aún entrecortada—el verde me gusta


más que el rosa.

124
Jinohra
legamos hasta el foro de uno de los programas más

L importantes de ambos reinos, Lisburn y Newry. Entramos


al estudio entre aplausos y gritos ensordecedores, pero en
cuanto se percataron de nuestra presencia todo se quedó en un silencio, que
a mí me resultaba incómodo.

Nos presentaron ante el público y ante los televidentes, que


probablemente en Newry estarían escondidos ya que estaba prohibida la
televisión en nuestro país, pero era sabido por todos que había sitios
clandestinos donde la veían.

—Buenas noches Newry, buenas noches Lisburn—inició Aivan con su


discurso.

Se veía tan imponente en el escenario, mientras todos lo observaban,


mientras yo me sentía pequeña en aquel lugar, nunca me había gustado estar
ante el público, ese era uno de mis más grandes temores y se había hecho
realidad, sin embargo tenía a Aivan para apoyarme.

Continuó hablando mientras yo trataba de distraerme revisando


alguna cara familiar entre el público, esperaba que Cassy estuviera aquí para
vernos, para festejar con nosotros el compromiso—la veré en una semana,
princesa—recordé decir a mi amiga. Había cometido una tontería al aceptar
la propuesta de Huge, pero ese error no lo volvería a cometer.

125
—Hemos venido a darles un aviso muy importante—continuó Aivan.

Cada palabra que salía de él me ponía más nerviosa. Probablemente


jamás en mi vida estaría tan intranquila, sabía lo que venía, sabía
perfectamente lo que haría pero yo estaba bloqueada mientras mi prometido
guardaba su miedo y no lo mostraba.

—Princesa Jinohra—musitó hincado frente a mí mientras extendía una


caja con una sortija dentro— eres una persona maravillosa, una de las
mejores personas que he conocido en mi vida—continuó y me llevé
instintivamente las manos al pecho, mientras una de ellas se desplaza
lentamente para cubrirme la boca—eres la mejor chica que cualquier hombre
podría tener y yo sería un tonto si te dejo ir de nuevo.

Me dio el anillo y me quedé admirándolo, tenía una hermosa


esmeralda adherida en la cima y alrededor tenía simples diamantes
pequeños, todo el aro era de color plata, brillando ante las luces de los
reflectores.

—Jin, ¿te casarías conmigo? —interrogó mientras yo me bañaba en


lágrimas de felicidad.

Mi hombre perfecto estaba frente a mí, estaba pidiéndome matrimonio


ante todas las personas de ambos reinos.

—Aivan, sabes que sí, y aún si me lo pidieras dentro de mucho tiempo


siempre sería sí—fue lo único que logré articular con un hilo de voz que aún
era audible, al menos para él lo era.

Enseguida me abalancé sobre mi prometido para darle un abrazo de


alegría, después de todas las cosas que pasamos, después de tantos

126
problemas y peleas por fin habíamos caído en la cuenta de que nos
amábamos, de que nos necesitábamos mutuamente.

Salimos del foro tomados de la mano, el tiró de mí hacia su cuerpo y


recibió mi boca con la suya. Nos besamos apasionadamente, como si por el
simple hecho de parar, el mundo se acabara.

El mejor beso del mundo, nuestras respiraciones se volvieron


entrecortadas, amenazando con romper nuestro fantástico momento.

—Gracias—murmuró apoyando su frente contra la mía—gracias por


todo esto—me plantó un fugaz beso y nos introdujimos juntos al auto.

127
7
Jinohra
na vez en el auto nos mirábamos de vez en cuando, pues

U no sabía cómo actuar frente a mi futuro ¿esposo?, ni


siquiera me hago idea a la palabra.

— ¿Qué sucede? —rompió el incómodo silencio entre nosotros.

—Nada—sonreí gentilmente— ¿cuándo será la boda?

— ¿Boda? —se detuvo de golpe y cabeceamos varias veces.

—Sí, normalmente después de la propuesta viene la boda—respondí


con sarcasmo.

—Muy bien—dudó—entonces mañana comenzaremos a ver las cosas


¿te parece?

— ¡Sí! —chillé con entusiasmo.

Mi boda ideal sería en un campo, una playa, un bosque; algo muy


natural. Con un pastel grande para los invitados, con un vestido grande y
esponjado. Él luciendo un traje impresionante y mi padre entregándome en

128
el altar, todo en mi mente estaba perfecto y arreglado cuidadosamente para
que nada faltara.

Fuimos directo a una heladería que estaba en Lisburn y nos


introdujimos para disfrutar del acogedor establecimiento.

— ¿De qué quieren sus helados? —preguntó una chica que estaba
montada en unos patines y de vez en cuando enviaba furtivas miradas a mi
prometido.

— Uno de pistache estará bien para mí—ordenó Aivan mientras me


observaba pendiente de lo que pedía y aproveché la ocasión para darle un
beso fugaz enfrente de aquella chica.

—Uno de piñón por favor—ordené amablemente mientras mi rostro se


marcaba con una enorme sonrisa.

— ¿Qué sucede?

—Nada—sonreí gentilmente y comenzamos a charlar sobre diversos


temas.

Esperamos hasta que por fin la muchacha nos llevó nuestro pedido,
eran dos simples helados y se había tardado casi quince minutos, pero
supuse que era por tantos clientes que entraron en cuanto nos vieron dentro.

—Es incómodo que nos vean comiendo, no me gusta que hagan eso—
comenté mientras comenzaba a reírme torpemente.

— ¿De qué te ríes?

—De nervios, tengo una maldita risa cuando estoy nerviosa—admití


poniéndome más roja de lo que ya estaba.

129
—Tranquilízate, dentro de poco podremos estar más tranquilos.

Disfrutamos lentamente el helado mientras trataba de ignorar a las


personas que se mantenían expectantes a nuestro alrededor.

Terminamos después de tanto suplicio para salir sin que las personas
me jalaran el cabello ni que trataran de soltar a Aivan de mi fuerte agarre.
Pobre, creo que le dejé la muñeca marcada con mis dedos.

Nos montamos en el auto y Aivan arrancó a toda velocidad hasta


perder de vista a los reporteros y personas que corrían detrás de nosotros.
En Lisburn parece que las personas no se rinden fácilmente.

Nos detuvimos frente a un terreno en un campo, en los límites de


nuestros reinos, justo al inicio del bosque en el que nos perdimos, pero del
lado de Lisburn.

— ¿Qué hacemos aquí? —interrogué sorprendida.

—Te mostraré algo nuevo—me tendió su mano y la tomé para caminar


a su lado.

Avanzamos muy poco para llegar a una casona que estaba medio en
ruinas, pero permanecía erguida ahí, sola y alejada, por lo menos por poco
espacio de ambos reinos.

— ¿Qué es esto? —señalé la casona.

—Es nuestra.

— ¿Compraste una casa destruida?, hay personas que les regalan viajes
a sus prometidas— dije en tono de burla.

130
—Está destruida, pero dentro de poco la cambiará mi madre para que
ésta sea nuestra casa, tú dijiste que querías libertad ¿no?, así que no creo que
haya más libertad que estar lejos de nuestros reinos y con un bosque como
patio trasero.

— ¡Aivan! —Chillé— ¿Esto es tuyo?

—No, es nuestro—musitó posando sus labios contra los míos dándome


un tierno beso.

Nuestra respiración se unió en una sinfonía eterna, nuestros corazones


acelerados y nuestras manos aferradas al otro, sus manos recorrieron mi
cintura, subieron un poco mi blusa y sentí el suave y cálido toque de sus
dedos sobre la piel desnuda de mi espalda, solté un suspiro mientras me
acercaba más y más a él, como si el estar unidos fuese nuestro objetivo.

Nos separamos jadeantes y me acomodé un poco la blusa, era la


primera vez que alguien me hacía sentir así.

—Te amo—susurró Aivan mientras apoyaba su frente contra la mía.

Salimos de ahí y escuchamos algunos gritos, personas corrían para


internarse en el bosque y sin pensarlo Aivan tiró de mí para que reaccionara
y corriera con la multitud. Dentro de nuestra carrera se escuchaban cerca
disparos.

— ¡Suban a ese árbol, vendré por ustedes! —gritó una señora frente a
nosotros mientras ayudaba a sus hijos a esconderse en el follaje de la copa
del árbol al que hacía referencia.

— ¿Qué sucede? —pregunté alarmada y con la esperanza de que Aivan


o alguien que me escuchara respondiera.

131
—Parece que es un tiroteo Jinohra, no me sueltes, saldremos de esto—
gritó para que su voz se distinguiera de el resto de los ruidos de nuestro
entorno.

Corrí sin prestarle atención a mi pobre condición física y sin


repararme a descansar por el cansancio que aquejaba a mis piernas, jamás
había hecho tanto ejercicio en toda mi vida.

Seguimos corriendo y pasamos junto a la cueva en la que habíamos


estado, traté de jalar a Aivan para refugiarnos ahí, pero me solté de él y
continuó con la multitud sin percatarse de que ya no estaba sosteniendo su
mano.

Sin dudarlo ni un segundo corrí a través de la multitud regresando


hacia la cueva, era el escondite más seguro que había encontrado, pues el
trepar a un árbol, en tacones me parecía un completo suicidio, dado que no
podía caminar más después de mi carrera en tacones.

Me agaché y pasé hacia el interior, ahí aún estaban las cenizas que dejó
nuestra fogata improvisada. Comencé a tirar de la ropa de los niños que
pasaban frente a mí para introducirlos ahí.

— ¡Ahí viene, corre! —gritó un hombre, se escuchó un disparo y éste


calló sin vida unos pasos adelante del refugio. Los niños que estaban
conmigo se pusieron a llorar asustados, y, con toda la valentía posible los
traté de consolar, pronto podríamos ver a sus familias, yo daría mi vida con
tal de que ellos estuvieran sanos.

Unas personas vestidas de negro y con capuchas pasaron corriendo


derecho a la multitud y los niños se quedaron pasmados del miedo, uno de
los hombres sostenía un arma frente a él y se detuvo cerca de la cueva, traté

132
de aguantar la respiración y calmarme para que no nos delatara mi reacción
de asombro y me puse lo más rígida posible.

El hombre dio unos pasos hacia la cueva y se asomó, sus ojos


encontraron los míos y esbozó una aterradora sonrisa.

— ¡Déjalos! —espeté al ver a los niños llorar en silencio.

—Salga de ahí princesa—musitó aquel hombre con una voz grave y


áspera.

Obedecí sus órdenes y dejé a los niños dentro de nuestro refugio. El


hombre se acercó unos pasos y colocó el cañón del arma en mi sien.
Temblando traté de reprimir mis lágrimas, no dejaría que esos desgraciados
me vieran vulnerable.

Permanecí parada mientras aquel hombre llamaba a algunas personas


indicando que yo estaba con él. En ese momento no me importaba lo que me
pasara, lo único en lo que podía pensar era en que Aivan estuviera bien, que
él haya podido salir de aquí.

— ¿Qué quieres? —interrogué.

—Yo nada, no sé que desee su majestad—hizo una reverencia.

— ¿Quién te mandó?

—No te lo diré, de todas formas vendrás con nosotros y podrás


conocerlo.

—No iré ningún lugar con ustedes, si lo que quieren es dinero pueden
tomarlo todo.

133
—No somos nosotros los que buscamos algo, ya le dije majestad que
nos han mandado para que la llevemos ante él.

— ¿Y quién es él?

Trataba de distraerlo, de mantenerlo ocupado mientras yo revisaba a


mi alrededor con la esperanza de encontrar algo que me sirviera para
defenderme.

—No se lo puedo decir, no me pagan por charlar con niñas estúpidas—


se sentó en la hierba mientras me mantenía de pie apuntando a mi pierna
con el arma.

Maldición, a este paso jamás podría huir ahora que sólo es uno, no
podría cuando fueran más y en definitiva no podría en cuanto me llevaran
frente a quien sea que los haya llamado.

Visualicé un árbol con varias protuberancias, podría escalarlo eso era


seguro, pero el tipo subiría y no dudaría en dispararme con aquella arma tan
peligrosa e intimidante.

Sin pensarlo enterré mi tacón en su rostro y corrí, corrí con él


pisándomelos talones. Me introduje hacia varios lugares desconocidos en el
bosque, rasgando mi vestido entre los árboles y ganándome diferentes
rasguños y marcas de los mismos.

Escuché varios tiros a mis espaldas, el sonido de los casquillos


rebotando en la tierra y las pisadas rítmicas de mi persecutor. En un
momento de desesperación trepé un árbol lo más alto que pude, pero no fue
suficiente, más hombres llegaron a bajarme de ahí. Uno de ellos me golpeó
con el puño en mis costillas, haciendo que me tambaleara y callera sin aire
ante ellos.

134
No sé qué sucedió, cuando por fin pude abrir los ojos estaba en un
cuarto como el de mi palacio, con detalles labrados a mano y con un armario
repleto de vestidos, ¿qué estaba sucediendo?

Caminé aturdida y retorciéndome del dolor punzante en mis costillas


para encontrarme con la reina de Lisburn y la pequeña Emily llorando en la
sala junto con mis padres, ¿qué sucedió?

Descendí con pasos lentos y forzados ignorando los dolorosos choques


que mi costado enviaba al resto de mi cuerpo.

— ¿Qué sucede? — murmuré mientras posaba una mano en mi costado


adolorido.

—Jinohra—se abalanzó mi padre sin cuidado alguno—estás bien, estás


viva.

— ¿Viva?, ¿debería estar muerta?

—No, no deberías, nadie debería morir—susurró entre sollozos la


madre de Aivan.

— ¿Dónde está Aivan? —Interrogué y nadie respondió— ¡Maldición,


soy su prometida! ¡¿Díganme dónde se encuentra él?!

—Él se encuentra bien—se escuchó una voz inaudible.

— ¡Si está tan bien ¿Por qué demonios no está aquí?!

—No te exasperes, él se encuentra estable, está en el hospital de la


familia, Jinohra, él está en buenas manos.

— ¿Hospital? ¿Por qué?

135
—Él te trajo cargando hasta aquí después de que te trataran de
disparar y él luchara contra esos mafiosos para que no te hicieran más daño,
sin embargo uno de ellos le disparó en el hombro.

— ¿Y aún así me trajo?

—Sí, eso fue lo que lo dejó en un estado grave, sin embargo está bien.

— ¿Puedo ir a verlo?

—Me temo que no dejan pasar aún a otros que no sean sus familiares.

Subí corriendo a mi habitación y corrí por el pasillo para poder ir al


muro que tenía un pequeño hueco escondido con ladrillos sobrepuestos, me
deslicé por el hoyo y corrí hacia el hospital. Tenía que verlo. Tenía que saber
que él estaba bien.

Llegué jadeando y con la ropa pegada a mi cuerpo por el sudor que


había emitido en mi gran carrera.

—Vengo a ver al príncipe—jadeé entrando estrepitosamente al


hospital.

—Él no puede ver a nadie aún, sólo tenemos permitido dejar pasar a su
familia.

— ¿Ve esto? —Subí mi mano ignorando el dolor de mis costillas—es un


anillo de compromiso, de mi compromiso con el príncipe que está ahí—
señalé al pasillo que daba con las habitaciones—así que creo que este anillo
me hace parte de su familia—sin esperar a que me indicaran si sí era correcto
ir o no, salí disparada a la última habitación donde tenía colocado un
letrerito con su nombre.

136
Me quité el calzado para no hacer ruido y me acerqué lentamente a él.
Estaba en la cama recostado con los ojos cerrados, tenía varios cables
alrededor y unas cosas en sus dedos, se veía más pálido que antes, se notaba
débil y cansado. Pero aun así él era el hombre que me había salvado.

—Aivan, te amo—tomé su mano y la besé en la palma tratando de no


despertarlo—siempre te amaré y sé que saldremos de esta, si pudiste contra
Huge en un patio, estoy segura de que podrás con esto, esto no es nada
comparado con todo lo que has pasado y esta vez no estás solo…me tienes… a
mí—rompí en llanto, no podía verlo así. No después de saber que esto fue por
mí culpa.

—Relájate Jin, sé que estaré bien—su voz resultó áspera y apenas


audible—estaremos bien pase lo que pase—sonrió débilmente mientras con
uno de sus delicados dedos limpiaba mis lágrimas—esto no es nada, Emily
hace cosas peores—aún en ese estado era capaz de bromear, sin duda era
alguien muy fuerte.

—Perdóname, no debí soltar tu mano.

—No fue tu culpa, entiende—gimió con dolor y no pude evitar estrujar


su mano entre las mías—entiende que no fuiste tú fue el bastardo de Huge,
dieron con él a tiempo para detener toda esta locura.

—Princesa Jinohra, la hora de visitas ha concluido, por favor retírese—


ordenó una enfermera mientras entraban a cambiar cosas en la habitación y
en los aparatos que estaban alrededor.

Caminé pausadamente hacia afuera de la habitación para ir a la


recepción; justo donde se encontraba la médico encargada de Aivan.

137
— ¿Cuándo podrá regresar a casa? —pregunté sin rodeos, tenía poco
tiempo entes de que se percataran de mi ausencia en el castillo.

—No lo sabemos, hasta ahora todo ha ido avanzando bien, él está en


buenas condiciones…sin embargo…aún no está en un óptimo estado como
para salir de aquí por cuenta propia—explicó mientras anotaba unas cosas en
un papel—así que tendrás que venir dentro de dos días para ver cómo sigue,
mañana debe estar relajado para poder sanar un poco más rápido de lo
normal.

Sin despedirme salí del hospital para retomar mi carrera de regreso a


casa. Mínimo ya había visto a Aivan, ahora sólo faltaba ver al imbécil de
Huge, el maldito que causó todo esto.

138
Aivan
entí cómo aquel metal caliente atravesaba por mi hombro y

S salía del otro lado pero ese dolor no se comparaba con el


dolor que sentía en el pecho al ver a Jinohra asustada y
aferrada al tronco del árbol mientras el miedo la consumía poco a poco.

Corrí para sostenerla y el dolor punzante en mi hombro me impedía


recogerla del desmayo. Aun así pude soportar su peso, el dolor me impedía
caminar erguido y la sangre me provocaba nauseas. Pero no podía dejarla
caer, debía llegar al castillo cuanto antes, al menos a un lugar con un maldito
teléfono para alertar a mi madre.

— ¡¿Joven, está sangrando?! —bramó sorprendida una señora que nos


vio al salir del bosque.

Tuve que contener las ganas de responderle con sarcasmo un gran


“¿No, en serio?” pero la señora probablemente nos serviría de ayuda.

—Sí, por favor…—solté un quejido desgarrador, la sangre no paraba de


brotar y yo veía todo tan borroso—llévese a la princesa al castillo, deben
cuidarla, dígale a la reina que estoy en el…—antes de terminar perdí la
conciencia.

139
Desperté en la cama de un hospital con una especie de manguerillas
conectadas a mi antebrazo, unos tubos más para poder respirar y miles de
aparatitos en toda la estancia.

—Cálmese príncipe, está en buenas manos—musitó una señorita que


se veía borrosa ante mí.

—Gracias—susurré con la garganta seca—quiero agua por favor.

—En un momento—la señorita borrosa salió de mi cuarto para


regresar con el vaso y una jarra llena de agua con hielos que subían y bajaban
seductoramente—trate de servirse para ver si puede efectuar movimientos
simples.

Saqué mi brazo herido de la sábana y lo elevé en dirección a la jarra,


pero el movimiento envió una punzada a mi hombro y de inmediato grité de
dolor.

—Por Dios enfermera no lo soporto—bramé—haga algo, quiero la


maldita jarra, sírvame agua se lo ordeno—usé mi tono de mandato, odiaba
darle ordenes a los demás.

—Usted no puede ordenar nada aquí, está en Newry, sólo lo atiendo


porque está débil—esbozó una cálida sonrisa y yo me dejé caer en la cama
mientras bebía el agua.

— ¿La princesa se encuentra bien?, ¿ella está aquí? —pregunté en


cuanto dejé que el líquido empapara mi garganta y humectara el camino para
hacer mi voz audible.

—Ella está en el palacio y la familia real también, ahora tenga, creo que
debe ver las noticias y enterarse de lo que sucede ahí afuera—me tendió el
control remoto y enseguida presioné el botón de encendido.

140
—Un momento no se supone que las televisiones…

—Sí, pero somos un hospital, aquí necesitamos entretener a nuestros


pacientes—me guiñó un ojo y se retiró.

Enseguida comenzaron a transmitir el noticiero y entre otras cosas de


celebridades, anunciaron nuestro compromiso.

“El príncipe Aivan acudió al programa en vivo con su entonces amiga,


la princesa Jinohra, para pedirle enfrente de todo el público que esa noche
nos acompañaba que fuese su prometida…tras unos minutos de desconcierto
por parte de la princesa por fin supimos la respuesta, sí, la princesa ha dicho
que sí y con esto nos queda más que claro que ambos sabían lo que estaban
haciendo”

Decía el hombre de las noticias mientras pasaban la grabación del


momento. Me veía tan mal con el cabello alborotado y más nervioso de lo
que he estado alguna vez en mi vida, incluso más que ahora que me
encuentro en el hospital con una herida de bala en el hombro.

Pasé de canal y la señal llegaba borrosa, tomando en cuenta que era


algo “ilegal” estaba agradecido de que tan siquiera captara algo.

“Después del tiroteo de ayer…la policía capturó…secuestradores que


iban…princesa…presunto culpable…príncipe, su amigo”

Dijo el tipo del televisor.

—Huge—me dije sabiendo que nadie podía escuchar, él fue el bastardo


que ordenó que fueran por ella, de lo contrario los que la tenían en el árbol
hubieran actuado o la hubieran golpeado, él tenía que ser el “príncipe, su
amigo”.

141
Traté de ponerme de pie, pero en cuanto apoyé mis codos para
impulsarme y poder enderezarme mi hombro envió otra punzada, no podía
estar aquí acostado sin hacer nada.

Llamaron a mi puerta y tuve que recostarme.

—Pasen—grité mientras la puerta rechinaba anunciando la entrada de


alguien.

— ¡Hermano! —Gritó Emy— esos hombres malos ya pagaron por lo


que les hicieron, y yo estoy cuidando de Jiny.

—Hey Emily, deja a tu hermano descansar—riñó mi madre—Aivan—


bajó su mirada para poder observarme bien—que bueno que estés bien,
creímos que morirías por la hemorragia.

—Pero no fue así, ¿Jin está bien? —una sonrisa se formó en sus labios
reconfortándome, eso sólo podían significar buenas noticias.

—Sí, ella está aun aturdida por todo lo sucedido, pero está en perfectas
condiciones.

Se calló por un instante, como si se debatiera en decirme algo o no,


pero en su semblante se notaba la angustia, debía preguntarle qué estaba
pasando ahora que yo he estado ausente del reino.

— ¿Qué sucede? —interrogue sin darle tiempo de ocultar su sombría


mirada.

—Ya saben quién mando a hacerles daño.

— ¡¿Quién?!

142
—Es Huge, Aivan…—se quedó en silencio por uno minutos antes de
continuar—él no ha sido castigado, el fuero de los príncipes y princesas lo
protege, por lo que las autoridades no pudieron hacer algo, pero Jinohra no
está enterada y espero que no se lo digas, esto podría afectarla demasiado—
rogó, odiaba cuando usaba su maldito tono de súplica.

—No te preocupes, no lo sabrá por el momento, pero quiero verla, dile


dónde estoy, necesito verla.

La reina sonrió y tomó mi mano entre las suyas.

—Mi niño—suspiró—sé que la amas, pero déjala sopesar todo, no creo


que pueda afrontar todo este problema de un solo golpe.

—Por favor, necesito saber que se encuentra bien y quiero que no se


preocupe por mí, no quiero hacerla sentir culpable por todo esto—musité
sintiendo cómo el dolor me estaba consumiendo, mi hombro no paraba de
punzar y mi brazo comenzaba a entumirse.

—Veré que puedo hacer al respecto, mientras debes descansar—besó


mi frente y se retiró.

Me recosté bien por fin y traté de dormir, pero el sonido de las


máquinas y del vaivén de personas por los pasillos me lo hacían imposible.
Pero aun así pude dormir por momentos.

Entre sueños lograba revivir las escenas en el bosque, tratar de


hacerme una imagen de Jinohra huyendo me era doloroso, pero no podía
evitar soñar con eso cada vez que mis párpados caían cubriendo mis ojos. En
uno de tantos sueños yo estaba corriendo de la mano con Jin y veíamos al
bastardo de Huge apuntando un arma hacia nosotros hiriéndome el brazo.

143
Me desperté jadeando y con la herida del hombro ardiendo, el dolor
era tan profundo que casi hace que una lágrima saliera sin embargo la
fortuita entrada de la enfermera logró reprimirla.

—Príncipe, esta semana no tendrá visitas, debemos asegurarnos de


que la herida no esté infectada y de hacerle los estudios necesarios para
poder darlo de alta.

No respondí ni me quejé, esperaba que esta semana pudiera ver a


Jinohra o algo mejor, que me dejaran salir. Si bien era cierto que el dolor era
indescriptible, pero podría aguantarlo si me dejaban estar nuevamente con
Jin, y todo esto por la culpa de Huge.

La enfermera me retiró el vendaje y descubrió los puntos que unían mi


piel de ambos extremos cerrando por completo la herida de la bala. Se
apresuró a anotar todo en una pequeña libreta y enseguida tomó una esponja
de la cómoda donde estaba la lámpara y la metió en un líquido azulado.

— ¿Qué es eso?…¡Ah! —grité con dolor.

—Un suero para que la herida cierre más rápido, sabemos que tiene
asuntos que atender y estamos tratando de hacer lo imposible para que salga
en esta semana, pero si quiere que esto funcione debe quedarse quieto y
recostado para que la piel de su hombro no se expanda ni se contraiga, eso
podría debilitar los putos y provocar que la herida quede abierta.

—Gracias—mascullé irritado y me tumbé en la cama.

Las personas iban y venían, pero ninguna de ellas se detenía a verme.


Hacía ya dos días desde mi última revisión y aún no sabía nada de Jinohra.
Pero la preocupación no podía hacerse esperar cuando escuché gritos
provenientes de afuera de mi habitación.

144
—Por favor, déjenme verlo—gritaba la extraña voz.

—Lo siento pero esta semana no hay visitas.

—Me importan muy poco sus visitas, necesito verlo.

La puerta se abrió de golpe y una furiosa y preocupada Jinohra se hizo


presente en mi habitación.

—Aivan—chilló mientras se le partía la voz—estás bien, perdona por


todo—comenzó a disculparse y yo puse mala cara.

—Jinohra, no es tu culpa, es de Huge—solté sin recordar lo que me


había dicho mi madre, esta vez había metido la pata.

—Ese maldito…

—Ya relájate, estoy bien ¿no? No hay porqué estar tensos—besó


tiernamente mis labios mientras el sabor salado de sus lágrimas se quedaba
gravado en mis boca, no podía llorar por algo que ella no había causado,
nada de esto era su culpa.

Se retiró cabizbaja tras una tortuosa despedida, no podía soportar todo


esto.

Pasó la semana completa y por fin pude ponerme de pie, claro que con
la ayuda de las enfermeras para que no tuviera que ejercer fuerza sobre mi
hombro. Con incomodidad me dirigí hacia la limusina que la familia real de
Newry había mandado a recogerme para llevarme a su palacio.

En cuanto entré mi hermana y mi madre corrieron a recibirme,


mientras esta última no paraba de llorar haciendo que me sintiera incómodo
al verla así.

145
—Jinohra—musité al verla descender las escaleras con unos jeans y
una playera entallada, tal y como la había visto la primera vez que estuve
aquí—te extrañé.

Ella corrió a mi encuentro y nos fundimos en un glorioso beso que


activó cada una de mis terminaciones nerviosas haciendo que comprendiera
aquel sentimiento que las chicas describen como mariposas en el estómago.

—Te…extrañé—repitió entre cada beso—en verdad me hiciste falta


todo este tiempo—susurró para que nadie pudiera escuchar nuestra breve
bienvenida privada.

—Yo también, extrañé demasiado esto—volví a besarla con pasión, sin


reservas de cada uno de mis sentimientos, la amaba y quería que ella y todos
los que nos observaban lo supieran.

Nos separamos jadeando y sonrojados por todo este momento y por la


incomodidad que se cimbró en cuanto vimos a todos los que nos
acompañaban en este exquisito momento.

—Te amo—murmuré contra los labios de mi prometida—te amo con


toda esta locura.

146
8
Jinohra
omenzamos a caminar escaleras arriba para tener un lugar

C más cómodo para hablar y sin las miradas de todos


puestas en nosotros. Al llegar al tope de la escalera me
tomó por sorpresa cargándome sobre su hombro.

— ¡Aivan! —chillé mientras golpeaba con los puños cerrados su


espalda, pero eso no sirvió de nada pues mantenía su agarre firme en mí
aunque sé por su forma de presionarme que aun le dolía el hombro.

Por fin llegamos hasta mi habitación y me descendió lentamente sobre


la alfombrilla para después rozar mis labios con los suyos de una manera
tierna y fugaz.

—No me gusta compartirte con mi familia ¿sabes?

— ¿Qué? —interrogué sorprendida, pensaba que le agradaba mostrar


afecto hacia mí, eso sí que me tomó desprevenida.

147
—No quiero que estemos aquí…

—Pero debemos quedarnos por lo de tu tratamiento Aivan, me


encantaría estar en nuestra casa lejos de aquí, pero no podemos por esto—
rocé con las yemas de mis dedos su herida e hizo una mueca de dolor—aun
no te recuperas y no pienso moverme de aquí hasta que mi testarudo
prometido esté completamente bien.

—Jin…

—Nada—interrumpí—he dicho que nos quedamos y así espero que


sea—mascullé llegando a un punto de irritación y ternura.

—Veo que no puedo discutir eso contigo—murmuró resignado—


entonces me temo que tendré que obligarla a dejar su reino, princesa.

Me miró de una forma divertida, se estaba divirtiendo a mi costa.

—Lo siento, no puedo dejar mi reino, ellos me necesitan.

—No más de lo que yo lo hago—musitó mientras me tomaba por la


cintura.

Ese simple comentario volteó mi perspectiva, en verdad me amaba tal


y como lo decía, se que debí saberlo, pero jamás creí que lo lograra, que él me
amara como yo a él.

—Pero primero debo resolver una cosa—dije casi gritando al recordar a


Huge.

— ¿Qué vas a arreglar?

148
—Debo tratar unos asuntos de mi reino con alguien, debo salir lo más
pronto posible o perderé la reservación para el tratado—mentí, me sentía tan
mal por mentir.

Me había propuesto contarle todo, pero si le decía que debía ir a ver a


Huge probablemente perdería los estribos y saldría furioso a matarlo, él no le
perdonaría el hecho de habernos dañado de esa manera tan grande. Quizá el
problema no era por él, sino por lo que trató de hacer conmigo.

—Jinohra, debo ir contigo, no sé qué pasaría si te pasa algo y yo no


estoy ahí, no me arriesgaré a que te pase algo.

—Más bien yo no te arriesgaré Aivan, debes cuidarte y por si te hace


sentir mejor mi padre irá conmigo, son asuntos muy importantes—esta vez
no era mentira, mi padre iría conmigo pero no exactamente a ver a Huge, él
se desviaría a otro reino lejano para arreglar asuntos en dos días.

—Muy bien—suspiró—ve a tu gran tratado Jinohra, espero que te


cuides—se dio la media vuelta y salió de mi habitación sin despedirse. No
esperaba menos de él, le había mentido de una manera descomunal y
después había rechazado su protección.

Vi cómo se alejaba a pasos largos y constantes, se notaba a leguas que


quería evitarme y no lo culpo, yo también evitaría a alguien como yo, que no
puede confiar del todo en su prometido.

Caminé de un lado a otro del pasillo esperando mi carruaje. En otro


momento habría llamado a Cassy, pero ella estaba molesta y desde que me
dijo “en una semana la veo, princesa” no he sabido de ella, no me visitó ni
nada y temo ir a su casa a arruinar todo de una vez por todas, y que esto sea
definitivo.

149
El carruaje por fin llegó y me dispuse a subirlo, en uno más elegante
iba mi padre, seguramente quería exclusividad para este momento, no sé qué
tantas cosas debía arreglar con el reino de Cassy, él iba para allá mientras yo
me dirigía a ver a Huge, debía hacerlo pagar de alguna manera, el estúpido
fuero no podía salvarlo de esta.

El caballo siguió cabalgando para ir al palacio de Huge, nos estábamos


acercando. Quizá en media hora estaríamos ahí, invadiendo parte de su reino
para llegar hasta él sin intervenir con una cita, un reclamo, nada expedido
por el reino que autorizara nuestra llegada, ni un mugre documento que me
permitiera estar ahí. Pero era yo y por lo que me dijeron que quería supongo
que no me echaría sólo por entrar de esa forma a su reino.

Llegamos y enseguida descendí del carruaje mientras seguía en un leve


movimiento, pero podía hacerlo ahora que no cargaba semejante vestido,
sino mi ropa común, la que me gustaba más.

Caminé hacia el castillo con las piernas temblándome de nervios y con


las manos cerradas en puños a los lados, sólo por si la situación se ponía
complicada. Seguí con mi camino por el pequeño puente que daba paso
sobre un riachuelo que rodeaba su castillo.

Los muros del palacio eran de piedra molida y de una tonalidad color
salmón, era precioso, se veía como un castillo de alguna doncella, sin
embargo sabía bien la clase de monstruo que habitaba en ese agradable
lugar. Seguí caminando y me topé con las enormes puertas, parecían la
entrada a un santuario religioso, algo así como la entrada a una iglesia. Tenía
madera tallada a mano con unos aros de metal para tocar la puerta y
pequeños detalles como plantas en la parte de abajo.

150
Toqué y uno de los mayordomos de Huge me abrió, dejándome pasar
pues me conocían bien después de haber pasado una gran infancia con él.
Pero ahora era diferente, yo no estaba aquí para charlar o para jugar con él,
estaba para reclamarle y cobrarle lo que me hizo.

Entré a la sala de recepción y lo vi sentado en el trono de su padre, él


me decía siempre que quería ser rey para poder mandar en su pueblo y
cambiar sus reglas. Por cierto tiempo le creí, más bien toda mi vida le creí,
pero hasta que él provocó el accidente de Huge me dije que todo era mentira,
que él fue una mentira.

—Jinohra, no esperaba verte aquí—se levantó con un aire de


superioridad que había ignorado hasta ahora— ¿y tu esclavo de Lisburn no te
acompaña? —ladeó la cabeza y alzó una ceja burlándose de mí.

—Él es mi prometido, respétalo y estoy aquí porque quiero hablar


contigo, quiero hacer un trato.

—Déjame adivinar, es por lo de la bala ¿o me equivoco? —dio unos


pasos acercándose peligrosamente a mí y yo retrocedí lentamente.

—Sí, es por eso y también por mí ¿qué querías lograr con eso?, sólo has
causado que ambos reinos pongan sus ojos en tu estúpido reino, más vale
que te vayas haciendo a la idea de que desaparecerás Huge, mi padre no
piensa permitirte esto—me permití alardear con mi título y con el de mi
padre.

Sabíamos perfectamente que Newry era un reino muy influyente y que


haríamos aliados en caso de necesitar un ejército más grande que el de
Lisburn e incluso más grande que el de Campterlyn.

151
— ¿Qué quería lograr?, creí que eran obvias mis intenciones Jiny—y en
un rápido movimiento me acorraló poniendo sus manos a un lado de mi
cintura y apoyando todo su peso en ellas para que no lograra moverlo,
maldito desgraciado.

—No lo eran Huge, tu siempre fuiste mi amigo ¡confiaba en ti! —


reproché con vehemencia.

—Lo sé, por eso fue muy fácil hacerlo, pero si no fuera por tu estúpido
prometidillo de caricatura todo hubiese salido perfecto…lo de la bala no
estaba planeado, pero se lo tenía merecido—se encogió de hombros para
restarle importancia a ese gran accidente.

—Eres un cretino Huge, espero que te pudras con tu maldito reino,


espero que te refundas en prisión.

—No me importa lo que esperes de mí, yo te esperaba y pues si la única


forma que tengo para decirte que Aivan no te conviene es esta, lo haré así.

Giré mi visión hacia la puerta y la vi cerrada, cerrada por completo.

— ¿Qué haces?

—Eres mía ahora, estás en mi reino sin un permiso, si ningún tratado,


por lo que no tienes porqué regresar, es más, no tenías por qué venir.

—No lo hagas Huge.

— ¿Qué pretendías con esto? —devolvió cruelmente la pregunta que


momentos antes le había formulado.

—No lo sé—respondí con la respiración entrecortad y llegando al borde


de las lágrimas.

152
Era verdad, no sabía que hacía aquí. En un principio quería que pagara
¿pero cómo?, es decir, no fui con ningún ejército, ni con Aivan, ni con mi
padre, me entregué sola en un arranque de ira. Y peor aun el hecho de que
Aivan espere que regrese me mataba, jamás debí mentirle.

—No llores—susurró Huge mientras levantaba mi barbilla para que lo


observara directamente a los ojos—por fin estamos juntos, tal y como debía
ser desde el principio.

—Pero ¿y Cassidy?— en ese momento sus ojos se obscurecieron, había


tocado un punto débil en él—siempre sospeché de ustedes—sonreí.

—Entre ella y yo no hay nada, ella sólo es una chica como cualquier
otra— musitó evitando mi mirada.

—Eso no es lo que yo sé.

— ¿Quién te lo dijo?

—Tú acabas de decirlo Huge, sigues siendo fácil de conocer, fuiste mi


amigo y te conozco mejor que nadie…sin embargo desconocía esta parte de
ti— dije con tristeza.

—Es sólo que no había sido siempre tan abierto contigo, pero ahora
que estamos juntos planeo conocerte mejor y que tú me conozcas tal y como
soy—esbozó una sonrisa repugnante y dirigió sus labios hacia mí.

—Príncipe Huge, perdone por interrumpir pero quieren verlo


urgentemente, me parece que la duquesa de Campterlyn ha venido a arreglar
unos asuntos que en la reunión pasada no se concretaron—anunció uno de
los guardias del palacio.

153
—Enseguida la atiendo—masculló entre dientes—en cuanto a ti, te
tendré en vigilancia las veinticuatro horas del día así que más vale que te
acostumbres a estar rodeada de guardias.

Me dejó libre y pude respirar bien nuevamente, enseguida fui tras él


para averiguar lo que Cassidy estaba haciendo aquí, sin embargo un par de
guardias obstruyeron mis camino, impidiendo así que mirara a través del
gran portón.

Desanimada totalmente me dirigí hacia la habitación que una de las


sirvientas asignó como mía. La habitación era dorada con unas enormes
ventanas que iban desde el techo hasta el suelo, las cubría una enorme
cortina de un color blanco mármol que medía exactamente lo mismo. La
vista que me daban era un panorama completo del reino, me encontraba
exactamente en la torre izquierda del palacio.

Debajo de mi torre, justo en el pasillo que daba a la entrada del palacio


estaban charlando Cass y Huge animadamente, pero sé muy bien por qué él
no dejaba que ella pasara, por mí.

Me sentía una traidora, estaba traicionando a Cassidy aunque ella ya


no fuera mi amiga o al menos ella no me consideraba más su amiga. Todo
justo ahora estaba saliendo mal y lo que más me preocupaba no era mi
situación, sino lo que Aivan estaría pasando por mí en este instante.

—Princesa de Newry, la princesa de Campterlyn está solicitando su


presencia en el ala Este del palacio, la quiere ahí lo más pronto posible.

Mis piernas fallaron y no querían moverse, Cassidy sabía que yo estaba


aquí y Huge probablemente le dijo algo por lo cual quisiera verme y peor
aún, ¿si Huge le había dicho algo a Aivan? Estaría mejor muerta.

154
Caminé con dificultad hacia el ala Este mientras era escoltada por los
guardias del palacio e intimidada por las severas miradas de los mayordomos
y la servidumbre con la que me encontraba.

—La esperan ahí dentro, tenemos ordenes de atacar en caso de que


quiera escapar, princesa—advirtió uno de los fornidos e intimidantes
guardias.

—Por supuesto que no escaparé—fue lo único que pude hilar antes de


que mi mente comenzara a fallar.

—Eso esperemos—murmuró uno de ellos.

El mayordomo me abrió la puerta y me introduje para encontrarme


con Cass y Huge, quienes estaban en una enorme mesa a ambos extremos de
la cabecera observándome atentamente.

—Princesa—reverenció Cassidy y después la imitó Huge.

¿Qué estaban tramando?

—Se me ha convocado a su reunión ¿por qué?

—Toma asiento—exhortó Cassy.

—En cuanto me den una explicación coherente lo haré, mientras no


tenga una respuesta no cuenten con ello.

— ¿Debo recordarte a los guardias? —intervino Huge por primera vez.

—No hay necesidad, tengo muy presente el hecho de que ahora cuento
con una seguridad mayor que la de mis padres y no me importa, sólo quiero
saber qué diablos quieren—musité molesta por todo este drama.

155
—Cálmate ¿quieres?, sólo queremos charlar, pero necesitamos que te
sientes y te relajes.

—Cassidy no me pidas eso, sabes perfectamente que no lo haré hasta


tener la estúpida respuesta.

—Muy bien Jinohra, quiero negociar contigo, por lo que veo has
abandonado a Aivan por el dinero de Huge…

— ¿Qué? ¡Este imbécil te…

—Calla por favor, tengo mis razones para creerle, sin embargo quiero
que reconsideres todo esto Jinohra he venido a hablar contigo pero Huge se
niega a dejarnos solas.

—Muy bien, pues dime lo que debas decir y después hablaré.

—Primero quiero saber el por qué de tu decisión.

—No decidí nada, vine a arreglar una cosa con Huge, para ser precisa
su ataque “terrorista” en mi contra para traerme aquí y Aivan resultó herido,
por lo que no vino, no quería exponerlo a este infeliz.

—Suena creíble—se puso de pie y rodeó la mesa para ponerse frente a


mí—ahora lo que no me queda claro es por qué no trajiste a tu ejercito, por
qué pasaste así, sin más.

—No creí necesitarlo, no pensé en que me fuera a secuestrar, no es


como si le fuese a enviar una carta diciéndole “estoy lista para mí secuestro”.

—No te está secuestrando, yo le pedí que te retuviera para que


pudiésemos hablar, pues él me dijo que habías dejado a Aivan y venía a
corroborarlo, ahora puedes retirarte a tu reino.

156
Salí sin entender qué estaba sucediendo ahí dentro, sin poder
comprender por qué Huge mintió de esa manera tan descarada.

Subí de regreso a mi torre siendo nuevamente escoltada por los


mismos guardias.

—Me han dicho que puedo retirarme—mascullé para ver si me hacían


caso.

—Lo sabemos, pero nosotros no respondemos a las órdenes de la


nobleza de Campterlyn, sólo a la familia real de aquí.

—Pero soy la princesa de Newry, uno de los reinos más influyentes y


futura reina de Lisburn la mayor potencia económica del mundo, así que si
no me sueltan ahora que están vivos lo deberán hacer por la fuerza—alardeé,
pues si no sabían dónde me encontraba mucho menos podría darles la orden
para que atacaran.

Caminé a mi habitación ideando un plan para escapar, para avisarles a


las personas de fuera que me tenían presa y que no creyeran en Huge, él
estaba mintiendo mientras sus padres, los reyes, estaban en la maldita
reunión junto con mi padre.

157
Aivan
inohra se había ido a una reunión con no sé quién y el rey

J estaba con ella, su madre no dejaba de hablar y ya me


estaba desesperando de escucharla mientras mi madre
asentía a cada cosa que ella decía.

—Perdonen que interrumpa majestades, pero me temo que es tarde y


el rey y la princesa aun no regresan—musité mientras me levantaba de los
sillones donde yacíamos sentados todos.

—No te preocupes querido, ambos fueron a ver diferentes tratados,


seguramente están hospedados en los palacios de los dos reinos a los que
fueron—contestó la madre de Jinohra y me quedé en silencio.

¿Se había ido a otro reino?, ella me dijo claramente que iba con su
padre—dijo que iba, mas no que al mismo lugar—me contesté en automático
y volví a levantarme del sillón.

Me dirigí sin decir algo hacia la salida, no quería hablar con nadie que
no fuesen los guardias, seguramente ellos sabían a donde se dirigían ambos,
ahora sólo dependía de mí el saber a dónde se fue ella y a dónde su padre.

Llegué rápidamente a donde todos ellos estaban montando guardia.

—Príncipe de Lisburn—reverenció una fila de ellos.

158
—Guardias—imité su movimiento para después continuar—por favor,
necesito saber la ubicación de mi prometida, sé que ustedes los escoltaron.

—Lo siento, pero no tenemos permitido brindarle ese tipo de


información a alguien que no pertenezca a la familia real de Newry—
respondió uno de ellos en automático.

—Yo soy parte de la familia real de Newry—contesté manteniendo mi


calma—la princesa es mi prometida y por ende formo ahora parte de la
familia real, así que creo ser merecedor de la respuesta—sonreí con
suficiencia.

—Muy bien, ellos tomaron un carruaje para ir a Campterlyn, pero la


princesa a mitad del camino había seguido sola para ir a Galway—musitó
uno de ellos con suma precaución, por alguna razón no querían decirme
nada más.

—Gracias—reverencié en agradecimiento y enseguida corrí directo a


mi automóvil. No podía quedarme de pie sin hacer algo, pero ¿decirle a mi
madre y a la reina de Newry?, sonaba peligroso.

Pisé el acelerador hasta que las llantas chirriaron contra el asfalto y


salí a toda velocidad hacia Galway, el inútil reino en el que estaba Huge.
Simplemente sería inaudito no correr tras ella.

Me había mentido, sí, pero supongo que era para no meterme en más
líos y es comprensible, ¿pero que haya corrido directo al palacio de Huge?
Eso sí que era torpe, incluso para ella.

Sin chistar recorrí todo Lisburn con la esperanza de que pudiera


encontrarla de regreso, sin embargo no ocurrió, pasé por cada calle para

159
verificar que no se encontraba ahí y así fue, no estaba en mi reino, no estaba
en su reino y por lo que me dijeron los guardias tampoco estaba con Cass.

Me dirigí directo a Galway, tenía que cruzar por Campterlyn de todas


formas para poder llegar hasta ahí, así que de paso podría ir a ver a Cass,
quien seguramente estaba en su casa y fuera de la reunión con los reyes de
aquel lugar.

Mi celular vibró a unos cuantos metros de llegar a la casa de Cassidy,


revisé quién era y un número desconocido se marcó en mi pantalla. Contesté
presionando el botón verde y me decidí a hablar ya que nadie se escuchaba
del otro lado.

— ¿Bueno? —dudé, era una mala idea contestar con Jinohra fuera,
probablemente algo le había pasado.

—Aivan, las cosas se están poniendo feas con Huge, debes venir a su
reino de inmediato—habló rápidamente una voz la cual reconocí, era Cass.

— ¿Qué sucede? ¡¿Dónde está Jinohra?!

—No hay tiempo debes venir, te dejo…

Colgó sin avisar y me quedé admirando mi celular, realmente estaba


mal la situación en Galway. Busqué entre mis contactos el número de mi
madre para que mandara a una parte de las tropas hacia Galway, algo debía
hacer para proteger a Jinohra y si ella no estaba ahí debía por lo menos
proteger a Cassidy.

—Madre, debes mandar toda una tropa hasta Galway, no hay tiempo
así que después responderé tus preguntas—dije hacia la bocina.

160
—Muy bien, enseguida lo hago—colgó y yo volví a encender el auto,
esta vez para encontrarme con mi tropa que seguramente estaría ahí antes
que yo.

Al llegar vi a demasiados guardias del palacio montando guardia fuera


de Galway y esperando una orden para atacar.

—General—dije llamando su atención mientras me acercaba—no


ataquen hasta que dé la señal, entraré a averiguar lo que sucede, pero si no
estoy fuera en cinco minutos no duden en comenzar a atacar—ordené, pues
no estaba seguro de a qué o más bien a quién me enfrentaría una vez dentro.

Aun dudando si entrar o no caminé lentamente, mi miedo a que ahí


dentro estuviera peor de lo que me imaginaba era evidente, pero no me
detuve, seguí con un paso más decidido para ver a Jinohra, para asegurarme
de que ella estaba bien.

Entré sin ningún problema al palacio y vi a Huge charlando con


Cassidy, ninguno de ellos notó mi presencia, pero la arenilla de la entrada
hizo que mi suela la remoliera contra el suelo y ésta emitiera un pequeño
sonido que llamó la atención de Cass.

Giró a verme ahí de pie y fingió no haber visto nada, para mi sorpresa
comenzó a hablar más fuerte y a distraer a Huge para que no me viera—debo
agradecerle después—pensé mientras me dirigía a otro de los cuartos.

Caminé por un pasillo y vi a los guardias, estaban montando guardia,


obviamente, en cada una de las puertas, seguramente ella estaba en alguna
de todas esas. Me acerqué con cuidado para que no me vieran y una mano
me cubrió la boca y me jaló hacia un pilar.

161
—No te asustes Aivan—susurró alguien en mi oído, en ese instante
supe quien era—te voy a quitar la mano pero no hagas ruido—asentí
moviéndola cabeza y ella me liberó.

—Jinohra, te encuentras bien—articulé aun sorprendido por tenerla


frente a mí.

—Sí, pero ahora vámonos, es arriesgado estar aquí.

—Mira quién me lo dice—murmuré con ironía.

—Bien, bien, admito que debí decirte la verdad pero si lo hacía no me


hubieses dejado venir.

—Lo hubiese hecho, hasta hubiera venido contigo, no debías afrontar


esto sola.

—Muy bien, después hablamos al respecto, ahora debemos bajar por


Cassidy para poder salir de aquí, no tenemos mucho tiempo así que démonos
prisa—tiró de mi brazo y salimos corriendo de aquel aterrador pasillo lleno
de guardias de Galway.

Caminamos rumbo a la sala donde estaban teniendo sus pláticas tan


largas Cass y Huge, después de todas las atrocidades que cometió Huge no
podía creer que Cass lo hubiese besado.

— ¿Qué sucede? —interrogó Jinohra.

—Nada—traté de sonreír—en verdad no te preocupes por mí, mejor


preocúpate por cómo saldremos de aquí.

—Vi en la torre donde estuve encerrada unas cortinas enormes, tal vez
podamos atarlas…

162
— ¿Atarlas? ¿Es en serio?

—Sólo lo sugería, pero si tienes algo mejor—rodó los ojos, estaba


molesta.

—Si esta va a ser nuestra primer pelea como pareja en verdad te ruego
que no sea aquí, guarda tu ironía y sarcasmo para otro momento—imploré
pensando en que ella me entendiera.

—Como quieras—se cruzó de brazos y se plantó frente a mí.

— ¿Qué haces?

—Esperaré hasta que mi prometido, el genio, idee algo mejor para


salir.

—Pues se me ocurre que quizá podríamos ir directo hacia Huge, salir


tranquilamente con Cassidy y dejar a que los guardias se encarguen del resto.

—Bueno te recuerdo que yo no traje protección de ningún tipo.

—No hablo de la de Newry, Lisburn vino preparado—sonreí y


retomamos el camino.

Llegamos hasta la sala donde ambos estaban discutiendo ahí, las


paredes estaban pintadas de un café obscuro dándole un toque siniestro, las
sillas eran demasiado altas, tanto que los pies de Cass no daban contra el
suelo y qué decir de la mesa, era muy amplia y distanciaba a Huge cerca de
tres metros de Cassidy.

—Perdonen que interrumpa—musité llamando la atención de ambos—


me temo que debo llevarme a la duquesa, príncipe y perdona por la
interrupción pero me temo que el mantener encerrada a la princesa de

163
Newry no es muy buena opción ahora—musité para poder hacer tiempo
mientras Jinohra salía a salvo con Cassidy.

—Aivan—saludó—ella vino directo a mí, ¿qué puedo hacer ante eso? y


por Cassidy, bueno ella vino a abogar por ustedes, no es mi problema que
Jinohra no se quisiera ir desde un principio, las puertas siempre han estado
abiertas para ella.

—Eso no es cierto, ella no quiere verte.

— ¿Y por qué no dejas que lo diga ella?

—Porque no puedo arriesgarla de esa manera, eres un bastardo Huge y


pagarás por esto.

— ¿Sabes? —esbozó media sonrisa—tal vez ella esté bien en este


momento, pero tu—en un rápido movimiento me tomó por el hombro y
presionó sobre la herida que había dejado la bala—no lo estás—se alejó unos
pasos mientras yo sostenía mi hombro para no verme tan afectado.

— ¿Qué es lo que quieres?

— ¿No es muy obvio? A Jinohra.

—Pero ella no es un objeto como para que pienses que me pertenece,


ella sólo quiere estar conmigo.

—Vamos, no trates de engañarte, lo que ella siente es lástima—solté


una sonora carcajada por su comentario.

— ¿Lastima?, ella me ama—recalqué—ya estamos planeando la boda.

—Qué lástima, me tendrá que perdonar Jiny por quitarle a su futuro


esposo—sacó un arma y la apuntó directo hacia mí.

164
Mi respiración se aceleró alcanzando el ritmo de mi corazón, no pensé
que fuera a traer un arma consigo, creí que los guardias eran los únicos que
podían portar armas, pero obviamente estaba equivocado. Comencé a
caminar hacia atrás tratando de encontrar un lugar para ocultarme, escapar
o por lo menos que me sirviera de protección.

—Huge, por favor baja el arma—dije mientras comenzaba a


hiperventilarme, jamás había tenido un arma tan cerca.

—No cuentes con ello—observé que al decirlo oprimía el gatillo y el


arma cayó al suelo, giré a ver quién había salvado mi vida y vi a Jinohra
sosteniendo el arma y llorando mientras Cass trataba de calmarla.

—Ya pasó Jin, hiciste lo correcto—susurraba Cass mientras Jinohra


entraba a un ataque de espasmos, su llanto me hacía sufrir, pero recordé a
Huge y enseguida pateé el arma lejos de su alcance.

—Ya basta Huge, estás perdido—lo tomé de la muñeca que no estaba


sangrando para no perjudicarlo más, de todas formas estaba arruinado y no
quería comportarme igual que él, aprovechándome de su situación.

Dejé a Huge con los guardias de Newry que llegaron a ayudarme y


enseguida corrí para ver cómo estaba, no podía quitarme la imagen de ella
parada sosteniendo el arma y llorando mientras Cassidy le servía de apoyo,
eso era imposible de olvidar.

Al llegar a la puerta me apresuré para estar arrodillado junto a Jin.

—Jinohra, tranquilízate—musité mientras la tomaba por los hombros.

—Acabo de dispararle a alguien—murmuró mientras se seguía


sacudiendo espasmódicamente—acabo de herir a alguien con un arma.

165
—Hiciste lo correcto, si no hubieses intervenido, estaría muerto, te
debo mi vida.

—Acabo de herirlo con un arma, esto lo hice yo—se llevó las manos a la
cara y comenzó a llorar frenéticamente mientras emitía gritos de dolor
desgarradores, no soportaría mucho el verla así.

Me quedé junto a ella mientras se calmaba, no podría estar llorando


por el resto de su vida, pero mucho menos tenía la posibilidad de olvidarlo
pronto, probablemente el recuerdo la atormentaría por demasiado tiempo.

166
9
Jinohra
or fin sabía qué hacer para salir, inventé que el baño de

P mi habitación no funcionaba, aunque no era tanto así un


“invento”, puesto que tuve que taparlo con demasiado
papel para que me permitieran salir e ir a un cuarto de baño de la planta de
abajo. Bajé aún custodiada por el séquito de guardias que me asignó Huge y
cuando ellos giraron al escuchar un ruido proveniente de la sala donde
estaban Cassy y Huge aproveché para esconderme detrás de un pilar.

Me quedé mucho tiempo, aunque creo que sólo fueron unos minutos
pero para mí parecieron una eternidad. Unos pasos se acercaban y pude
verlo, era Aivan quien se estaba aproximando, sin dudarlo le cubrí la boca y
lo llevé hacia la obscuridad conmigo para que no lo vieran.

—No te asustes Aivan—susurré en su oído para que nadie más nos


escuchara—te voy a quitar la mano pero no hagas ruido—asintió moviendo la
cabeza y lo liberé dejándolo respirar.

—Jinohra, te encuentras bien—dijo mientras me observaba


sorprendido.

167
—No te preocupes por mí—fue lo único que se me ocurrió decir para
calmarnos a ambos, no quería iniciar un conflicto de nuevo aquí abajo y
menos en el palacio de Huge.

Fue inevitable todo esto, comenzamos a pelear, pero a mitad de la


discusión no sabía el motivo real, así que me resigné a que él hiciera lo que se
le viniera en gana, de todas formas no me iba a escuchar.

—Perdonen que interrumpa—musitó Aivan llamando la atención de


Cassy y Huge—me temo que debo llevarme a la duquesa, príncipe y perdona
por la interrupción pero me temo que el mantener encerrada a la princesa de
Newry no es muy buena opción ahora—intervino tratando de darme tiempo
para salir con Cassidy, no podíamos dejar a nuestra amiga en las garras de
ese psicópata.

Salí caminando lentamente mientras Cassy se ponía pálida de los


nervios.

—Calma Cassy, estamos a salvo, Aivan vino por nosotras—musité


mientras frotaba su espalda para calmarla.

—Me preocupa él, Aivan no debió quedarse solo con Huge, él es capaz
de tantas cosas…—la detuve, no soportaba el duro golpe de la realidad que
me estaba dando mi amiga.

—Cassy, él estará bien, sabe qué hacer, sabrá manejar las cosas y todo
saldrá bien, ya verás—musité mientras trataba no sólo de convencer a Cassy,
si no convencerme de que nada malo pasaría.

Pasaron los minutos y a mí se me hacía una eternidad, no soportaba la


idea de que estuviera nuevamente herido, o peor aún, que estuviera…sacudí

168
mi cabeza alejando esos pensamientos, él estaba bien, el debía estar bien, por
él, por nosotros.

Me quedé sentada sobre el césped junto a Cassy, esperando a que


alguien saliera del castillo, pero no se escuchaba nada, ni voces, ni objetos,
nada de nada.

—Perdona—intervino Cassy interrumpiendo mis pensamientos.

— ¿Eh?

—Perdona por tratarte así.

—Tenías tus razones y debo admitir que de no haber sido por tus
palabras de reclamo jamás hubiera reconsiderado la opción de regresar con
Aivan—sonreí agradecida, en verdad le debía mi compromiso a ella—así que
gracias, pero yo soy la que debe pedir perdón, no debí meterme entre tú y
Huge.

— ¿Cómo supiste lo de…yo…Huge, cómo? —tartamudeó mientras se


sonrojaba levemente.

—Eres mi amiga y creo que fue muy obvio, no tuve que meditar
mucho—sonreí nuevamente y ella sólo asintió confirmando mis sospechas.

—Bueno, pero ahora mira, creo que no hice una buena elección—rió
con amargura.

—No importa Cassy, él no era el adecuado—murmuré mientras la


envolvía en un fuerte abrazo.

—No es por preocuparte Jiny, pero aun no salen, mejor vayamos a ver
qué sucede aunque…los guardias no creo que nos dejen.

169
—No importa, ellos deben obedecerme—caminé mientras Cassidy me
tomaba por el brazo acercándome a pasos apresurados a uno de los guardias.

—Necesitamos un arma enseguida— espetó autoritariamente mi


amiga.

—No tenemos permitido…

—Al demonio todo, ustedes deben obedecerme, mi prometido está ahí


dentro y ustedes no hacen nada—grité mientras en un ágil movimiento
desenfundé el arma de uno de los guardias que estaba a mi costado
observando la escena.

—Jinohra, dame esa arma, no hagas esto—musitó mi amiga mientras


yo me encaminaba hacia el castillo con ella pisándome los talones.

Sin hacerle caso entré y al abrir de par en par las puertas me quedé
pasmada ante la escena que estaba viendo. Aivan estaba recargado contra la
pared mientras Huge sostenía su arma frente a él, me quedé paralizada justo
a su costado y sin pensarlo apunté mi arma hacia él.

—No lo hagas—susurró Cassy mientras tomaba mis manos junto con el


arma.

—Perdóname—fue lo único que logré articular, y, al ver que Huge


estaba a punto de presionar el gatillo Cassidy afianzó su agarre en mis manos
y presionó con ellas el gatillo, haciendo que una bala impactara directo con
su mano y soltara el arma contra el suelo.

Me tiré al suelo cayendo de rodillas, acababa de dispararle a mi mejor


amigo, acababa de lastimar a alguien con un arma. Cassidy de inmediato se
arrodilló junto a mí para envolverme en un brazo que no me logró calmar,
seguía agitada por todo esto.

170
—Estuvo bien, todo está bien—murmuraba Cassy tratando de
brindarme apoyo, pero era inútil, me sentía sucia, devastada por todo esto—
hiciste lo correcto—volvió a decir mientras ambas seguíamos en el suelo.

Me traté de incorporar para levantarme, pero mis piernas temblaban


al mismo ritmo en el que lo hacían mis manos y me era imposible moverme
de ahí, mientras veía el rastro de sangre que había dejado la mano de Huge.

Aivan llegó a arrodillarse frente a mí para hablar, para tranquilizarme.


Pero por más que quisiera relajarme y fingir que nada sucedió no podía,
todos los recuerdos de esa escena volvían a mí como si siguiera atrapada en
ese momento, tan vívidas en mi mente.

—Jinohra, tranquilízate—murmuró mientras me tomaba por los


hombros.

—Acabo de dispararle a alguien—articulé—acabo de herir a alguien con


un arma.

—Hiciste lo correcto, si no hubieses intervenido, estaría muerto, te


debo mi vida.

—Acabo de herirlo con un arma, esto lo hice yo—me llevé las manos a
la cara y comencé a llorar.

Aivan se quedó quieto mientras me aferraba a él. Incluso esto se sentía


peor que cuando le dispararon a Aivan, probablemente porque yo no había
sido la causante y tampoco lo había presenciado, pero esto lo había
provocado yo y todos estaban de acuerdo, todos menos yo, era patética mi
situación.

171
Me incorporé mientras me apoyaba en el hombro de Aivan y éste me
tomó por los hombros para mirarme mientras me cubría el rostro con las
manos.

—Jin, entiende que no has hecho nada malo—dijo de manera


insistente, pero por más que trataba de convencerme al respecto no lo
lograba, había herido a mi amigo.

— ¿Qué no he hecho nada malo? ¡Le disparé en la mano a mi amigo! —


espeté furiosa porque no entendiera mi sufrimiento.

—Me salvaste la vida.

—Pero a cambio de herir a alguien Aivan, yo me sentí mal cuando pasó


lo de tu hombro y me obligué a pensar en que era porque me habías salvado,
sentía que era mi culpa y tú me hiciste creer de nuevo que no fue así y lo
lograste, pero ahora no sucederá, yo lo herí Aivan, yo provoqué esto—articulé
mientras respiraba agitadamente.

—Por favor déjalo pasar Jinohra, sólo te estás lastimando.

—Es fácil decirlo, pero es que tu no fuiste quien lo hizo, una persona
no está herida por tú culpa—pasó su brazo rodeándome por los hombros y
me atrajo a su cuerpo.

—Jin, me salvaste y te agradeceré por siempre, haré lo posible para


que te recuperes, no puedes cargar con la culpa por siempre.

Por fin sonreí, por fin él pudo devolverme aquella esperanza de que
todo se fuera a resolver, de que todo estaría bien.

Caminamos fuera del castillo mientras una ambulancia llegaba para


atender a Huge, no pude evitar dirigir mi mirada hacia él. Estaba sentado en

172
una bardilla y con la mano envuelta en tela. Aivan tiró de mí para que dejara
de ver a Huge.

Caminamos tomados de la mano mientras yo me sumergía en mis


pensamientos. Probablemente Huge jamás me volvería a hablar, y no es
como si yo quisiera verlo, pero necesitaba saber que se encontraba bien y que
Cassidy no sentía rencor alguno hacia mí, después de todo ella hizo que yo
presionara el gatillo.

—Ya no pienses más en eso Jin, iremos a tu palacio y arreglaremos las


cosas con tus padres, ya no te preocupes— por primera vez volteé a verlo a
los ojos y noté en el trayecto de mi mirada que su camisa estaba batida en
sangre en el área del hombro.

—Aivan—murmuré mientras llevaba mi mano hacia su hombro para


revisarlo, se veía la enorme mancha de sangre fresca, no había parado de
sangrar desde no sé cuándo.

—No te preocupes, estaré bien, por eso necesito llegar a tu palacio—me


regaló una esperanzadora sonrisa que logró tranquilizarme y centrarme en el
camino.

— ¿Viniste caminando?

—No, pero quiero caminar un momento, necesito ventilar mis ideas al


igual que tú, pero si no quieres hablar al respecto te entenderé.

—Necesito hablarlo Aivan, no quiero quedarme con esto—las lágrimas


me amenazaron nuevamente, seguramente tenía los ojos más hinchados que
nunca y la cara más roja de lo normal.

—Muy bien, ¿quién inicia?

173
—Tu—respondí de inmediato y él suspiró.

—Espero que no suene a reclamo—musitó nerviosamente, pues


comenzaba a frotar sus manos con frecuencia—pero me preocupaste, me
mentiste Jinohra y no sabía qué hacer así que actué instintivamente y no
pude evitar correr hacia ti Jinohra, eres la única con la capacidad de meterse
en problemas cuando menos lo esperas—dijo con tono de burla, aunque lo
noté molesto.

—Bueno yo no sé por dónde empezar—resoplé, en verdad no tenía idea


de qué decir—pues fui a verlo con la intención de que recapacitara todo pero
las cosas salieron mal, no contaba con que me encerraría y menos con que tu
irías de inmediato a buscarme—paré, pues aquí venía la peor parte de todo—
cuando te quedaste dentro con él ya había pasado demasiado tiempo y no
salías, Cassy y yo nos preocupamos y decidimos entrar con el arma…—
comencé a llorar mientras él levantaba mi barbilla para que lo observara—
Cassidy apretó el gatillo en el momento justo, sin embargo yo le sostuve el
arma, ¡Yo herí a Huge! —espeté entre lágrimas y sollozos.

—No fue tu culpa—me abrazó y limpió las lágrimas con sus pulgares—
no lo provocaste tú, ¿ya te dije que me salvaste la vida? —sonreí—no me
cansaré de recordarte eso, pero ahora que recuerdo, quedamos en que
veríamos lo de la boda…

—Aivan, ahora no, no estoy de ánimos—interrumpí y caminamos de


regreso al auto.

Una vez que llegamos a mi palacio el miedo se apoderó de mí, no sabía


lo que mis padres me dirían y mucho menos lo que harían al saber que había
herido al príncipe de Galway. Caminamos lentamente hasta estar

174
completamente dentro, me tomó de la mano fuertemente transmitiéndome
seguridad.

—Todo estará bien, sólo debes explicar lo que pasó y se arreglará.

—Sí, eso haré—articulé con nerviosismo, no quería ver a nadie.

Caminamos rumbo a las escaleras que conducían directo a los tronos


de la familia real de Newry, este sería un largo día después de todo lo vivido.

175
Aivan
aminamos hacia el palacio mientras ella se meneaba

C irregularmente debido a los nervios y eso me ponía tenso,


estaba seguro en un principio, de que sus padres lo
dejarían tal y como estaba, pues ella no había matado a alguien o causado un
daño severo, sólo le disparó en la mano a Huge para salvar una vida, para
salvar MI vida.

Subimos por las escaleras directo a los tronos, donde se encontraban el


rey Neal y la reina Miera, ellos no se habían percatado de nuestra presencia,
o eso era lo que yo pensaba.

—Príncipe, princesa—saludaron robóticamente—sean bienvenidos y


les advertimos que estamos enterados de todo, por favor necesitaremos abrir
casos pasados con los reinos y reafirmar lazos, pueden retirarse—indicó la
reina mientras nos daba la espalda y su esposo la observaba inclinando la
cabeza.

Seguimos su orden y salimos de ahí corriendo. Según yo la única forma


de pagar por esto era que cedieran su poder, lo cual no debería ser un
problema, pues en cuanto dejaran el reino podrían ir a Lisburn, pues yo
estaba prácticamente casado con Jinohra, lo cual mantendría su puesto de
“princesa”. O la segunda opción, que era el cederle al primogénito a la

176
familia real de Galway, lo que significaría que Jinohra iría directo a las
manos de Huge, pero sus padres son incapaces de hacer eso ¿o no?

Lleve a Jinohra escaleras abajo y le indiqué que se quedara un tiempo


con Cassidy mientras arreglaba las cosas con sus padres, no permitiría que
ellos tomaran esa decisión, se suponía que nosotros decidíamos sobre eso
pues ellos ya no tenían nada que ver con nuestro compromiso.

Subí por las escaleras mientras mis zapatos marcaban el ritmo de mis
pisadas y el camino se hacía largo. No veía la hora de soltarles todo a los
reyes, de decirles que no dejaría que tomaran esa decisión.

Llegué hasta los tronos y el rey se puso de pie para encararme.

—Creí que les dejamos bien claro lo que estábamos haciendo y lo que
esperábamos que hicieran—inició a discutir.

—Pero te has tomado la molestia de interrumpirnos cariño, así que


dime qué es lo que quieres—interrumpió la reina.

—Majestades he venido a ofrecerles la ayuda de mi reino en caso de


que quieran iniciar la guerra, pues la princesa Jinohra y yo hemos decidido
que las cosas se quedarán así—la reina enarcó una ceja mientras ponía toda
su atención en mí.

— ¿Jinohra también? O… ¿Sólo la tomaste tú? —me quedé callado, en


realidad la decisión había sido mía, pero estaba seguro de que Jin estaría de
acuerdo.

—Ambos, majestad, ambos decidimos que esto está bien así y hemos
decidido que si es necesario que Lisburn se una con Newry así lo haremos,
adelantaremos la boda para cuando ustedes quieran—concluí y me di la

177
media vuelta para no escuchar la respuesta, quería que ellos lo tomaran en
serio y que pensaran las posibilidades que teníamos de ganar.

Giré el picaporte y me dispuse a salir, pero la fuerte mano del rey me


tomó por el hombro.

—Sé que la reina no estará de acuerdo, pues tendremos que dejar el


trono en caso de que nuestra única heredera contraiga matrimonio y creo
que es el momento de que sangre joven reine, yo los apoyo príncipe, sólo
espero que mantenga en alto su palabra y que no sea una treta para obtener
el poder de nuestro reino, ahora Newry pasará a ser parte de ti, de tu
familia—concluyó mientras estrechaba mi mano como si acabáramos de
cerrar un trato, se acercó para abrazarme como si fuese mi padre y me dijo
algo al oído—espero que sepas lo que haces, en verdad no me gustaría
ponerle fin a esto—advirtió y yo me estremecí.

—Se lo aseguro—articulé mientras daba un paso hacia atrás para


separarme de él.

Camine un poco por los pasillos para aclarar mi mente, ellos


esperaban que para mañana ya estuviéramos comprometidos. Pero con lo
que dije pensé que deberíamos esperar una semana en lo que veían la
posibilidad de establecer un acuerdo para arreglar todo con el reino de
Galway, ¡No esperaba ser un hombre casado para mañana!

Llegué al pie de las escaleras y me dirigí hacia la salida, debía ir a


Lisburn cuanto antes para mandar las tropas a proteger Newry y a algunas
ordenarles que se quedaran a proteger Lisburn. Probablemente podría
convencer a Cassidy para que persuadir a los reyes de Campterlyn y se
unieran a nosotros, puesto que no tenían hijos herederos al trono no tenían
mucho que perder y serían unos fuertes aliados, era el reino más grande y

178
ellos tenían el ejército con mayor número de todos los reinos, sin duda un
potente aliado.

Me monté en el automóvil y fui directo a Campterlyn, debía hablar


cuanto antes con Cass, antes de que Huge fuera directo con los reyes. Llegué
a la casa de la Cassidy y empujé la puerta hasta que se abrió, las casas eran
muy inseguras, puesto que ahí no existía delito ni amenaza alguna.

— ¡Hey, largo…—salió gritando Cass— Aivan!

—Cassidy necesito un favor, habla con los reyes del reino y diles que la
reina de Lisburn los convoca a una reunión y necesito que les metas ideas de
que deben aliarse con nosotros, diles que ignoren las propuestas de Galway,
por cierto, ¿Jinohra está contigo?, la mandé hace un momento para que se
distrajera.

—Sí, está en el comedor, enseguida viene—se introdujo en una


recámara y se quedó un buen rato ahí mientras yo esperaba impaciente para
ver a Jinohra y decirle que mañana contraeríamos matrimonio, pero no de la
dulce forma que ella esperaba.

La puerta emitió un chirrido demasiado agudo mientras alguien la


empujaba del otro lado. Cass se asomó y me dedicó una sonrisa.

—Tienes nuevos aliados—dijo llena de orgullo—pero te lo cobraré


Aivan, quiero que le des a Jiny una boda de ensueño, ella estaba muy
ilusionada al respecto.

— ¿Te dijo algo sobre la boda?, porque justamente de eso quiero


hablar con ella—abrió tanto los ojos que temí que fueran a saltar de sus
cuencas.

— ¿La vas a cancelar?, porque te mataré…

179
—No, mañana deberá tener lugar—interrumpí y no dejé que hablara—
era una de las condiciones para que no entregaran a Jin como una mercancía
a Huge, eso y el hecho de ayudar a Newry en la guerra, por eso te necesito—
terminé y ella soltó todo el aire que había estado reteniendo.

—Te comprendo Aivan, y el rumor ya se extendió por aquí, sólo espero


que las cosas vayan bien con todo esto y que ustedes no salgan afectados,
pero la realeza de aquí debería ir a Newry ¿no?, después de todo, con toda la
seguridad deben ser el reino más poderoso por el momento.

—Y el más grande—complementé—le cederé el poder de Lisburn, uniré


los reinos para que todo se equilibre.

— ¿O sea que…

—Sí—interrumpí—tienen una clausula donde le otorgan el poder al


primogénito cuando éste contraiga nupcias, que en su caso es Jin y pues por
Lisburn ni se diga, la reina iba a declinar pronto de todas formas—me encogí
de hombros.

Este tema ya lo había tratado con mi madre, y después de todo nos


pareció buena la idea, sólo que la persona con la que me veía en un futuro no
era con Jinohra y eso cambiaba las cosas por completo. Ahora
perteneceríamos a los dominios de Newry y podríamos actualizar todo esto,
iniciaríamos con los cambios que Jinohra sugiriera, después de todo ella
conoce mejor que yo a Newry.

—Aivan—irrumpió una queda voz en el pasillo—Aivan por fin llegas,


me estaba preocupando, ahora dime entes de que me saludes y me
sermonees ¿qué pasa con la boda? —me quedé petrificado, no sabía cómo
decirle que lo que hasta ahora la había ilusionado no podría cumplirse,
seguramente se decepcionaría.

180
—Muy bien, creo que el ambiente de tensión es palpable por aquí, así
que con su permiso—se retiró Cassidy dejándome sólo y sin apoyo frente a
Jin.

Me rasqué la nuca y di unos pasos caminando de un lado a otro frente


al sillón, no sabía cómo reaccionaría ante mi noticia sobre la tan apresurada
boda y menos cómo reaccionaría al decirle que sería por una guerra y para
mejorar su país.

—Bien, estoy esperando—musitó cruzándose de brazos e


interrumpiendo mi vaivén constante.

—Pues en cuanto a la boda me temo que no será como lo esperabas y


antes de que pienses otra cosa, no significa que será mejor, me temo que
mañana seremos marido y mujer—solté sin mirarla directo a los ojos.

— ¿Por qué?

—Porque tus padres quieren darte a Huge, quieren que te cases con él
o bueno, prácticamente eso pasará y pues…serás reina en cuanto te cases y
yo rey y así podremos…

—Espera un momento, ¡Creí que querías a la Jinohra de verdad y no a


la princesa!, ¡Creí que me amabas por lo que soy y no por el estúpido título
Aivan!

—No es eso Jin—me detuve para tomarla de los hombros—en verdad


quisiera cumplir tu sueño sobre la boda perfecta de la que tanto hablas, pero
me temo que esto es necesario, y te juro que en cuanto las cosas se
solucionen tendrás tu boda.

181
—No es eso, estás conmigo ahora por un título, es decir, si no fuera
porque soy princesa no me estarías pidiendo matrimonio de un momento
para otro.

—Me gustaría decir que no, pero si tus padres no nos hubiesen
obligado jamás hubiese conocido a la Jinohra de verdad y créeme que me
gusta, que estoy enamorado de ella y lo seguiré estando hasta el último
segundo de mi vida—la besé de forma fugaz y ella se quedó en un silencio
aterrador.

No sabía lo que haría, pero solo habían dos opciones, aceptar nuestra
condición o rechazarla y poner ambos reinos en conflicto.

—Lo haremos a tu modo por ahora, ¿qué debo hacer? —musitó


irritada.

Le indiqué todos los formatos legales que debíamos llenar en Lisburn y


ella me dijo lo que debía hacer en Newry, al parecer ellos se casaban ante los
reyes y ellos hacían válido y efectivo su matrimonio.

—Muy bien, entonces mañana nos casaremos y listo, sólo déjame ir a


Lisburn a arreglar todo para mañana, si tengo tiempo iré a verte a tu castillo,
Cass me hará el favor de llevarte a casa pero si te quedas por favor avísame—
concluí y ella se alzó de puntas para darme un beso que tanto añoraba, pero
no quería presionarla a esto hasta que estuviera nuevamente lista y olvidara
todo, así que me separé de ella unos segundos más tarde.

—Cuídate—susurró dándome un abrazo y dirigiéndome a la salida.

Tuve que contener las ganas de regresar a su lado, ya había pasado


mucho tiempo que no habíamos tenido un momento a solas, pero bueno,

182
aunque tuvimos ahora uno sólo fue para hablarle de la guerra que se
avecinaba y ahora tenía que regresar a casa.

Subí a mi automóvil y fui directo a mi palacio para avisarle a mi madre


que preparara todo para la llegada de los reyes de Campterlyn y para que
avisara al juez de mi familia que contraería nupcias justamente mañana.

Llegué al palacio justo a tiempo para encontrar a mi madre aun


despierta y leyendo una especia de libro, pero muy pequeño. No apartaba la
vista de él, hasta que me aclaré la garganta para llamar su atención. Cerró
aquel “libro” y leí “TÁCTICAS DE GUERRA”.

— ¿Una nueva novela? —le pregunté señalando el libro que yacía en


una mesita acomodada a un lado del sofá rojo aterciopelado.

—No, es una vieja libreta de anotaciones de tu padre, él era un


magnífico rey y guerrero y encontraron esto junto con su cadáver—dijo con
una voz fría, le dolía hablar del pasado, de cuando aún estaba con mi padre.

—Ya veo, ¿para qué lo quieres? —indagué, aunque ya sabía la


respuesta.

—Pues ya sabe todo Lisburn el hecho de la estrategia militar de Newry


y el hecho de que te casarás con Jiny, estoy alegre por eso, sin embargo no
hay quien dirija a nuestro ejército…

—Nombraré al guerrero más capaz para todo esto, no dejaré que


alguien más salga herido, no quiero revivir la historia de mi padre.

—Lo sé, pero necesitamos a alguien que les informe lo que deben
hacer, sin embargo no queremos llegar al uso de armas de fuego, no
podríamos hacer eso pues está en contra de nuestras leyes Aivan.

183
—Ellos no respetarán las leyes y lo sabes bien, así que da lo mismo
cómo lo hagan, alguien tiene que ganar y obviamente seremos nosotros—
pausé para recordar lo que realmente venía a decirle—y no estoy aquí por las
estrategias, vine a decirte que en unas horas vendrán los reyes de
Campterlyn a hablar sobre una unión de fuerzas, así que preparen la sala de
reunión para esto y quiero que te hagas cargo mientras voy a Newry por los
reyes, tienen mucho de qué hablar—la observé mientras ella miraba nerviosa
hacia el suelo y sólo asintió sin agregar nada más—por favor protege a Emily,
no quiero que viva esto sola—pedí antes de retirarme.

—Créeme que yo menos, es mi hija Aivan y es pequeña, por eso estaba


en contra de unirnos a Newry, pero bueno…

—No ahora—interrumpí y me retiré del palacio.

Subí al automóvil que ya me esperaba para ir directo a Newry,


sinceramente esperaba que Jinohra se hubiese quedado en casa de Cassidy o
que al menos se encontrara lejos de mi reino y del suyo, no quería que ella
estuviera presente en cuanto iniciáramos la guerra.

184
10
Jinohra
sto es genial. No habrá boda, nos casaremos por una

E guerra, me dará su reino, nada puede empeorar.

Caminé de un lado a otro esperando a que Cassy saliera de


donde sea que estaba. Pensaba una y otra vez en la infinidad de veces que me
decía que todo sería perfecto al lado de Aivan, y justo cuando todo parece
estar bien, ¡No!, tengo que aceptar a Huge y después…le disparan en el
hombro ah, y por si fuera poco ahora esto, ya hasta se me estaba olvidando lo
del disparo con todo este drama.

—Cálmate Jiny, todo estará bien—murmuró Cassy mientras se


acercaba y se colocaba unos broqueles para arreglarse—de todas formas en
cuanto se solucione todo apuesto a que podrán estar tranquilos.

No sé cómo Cassidy podía estar tan tranquila aun sabiendo que se


avecinaba una guerra en la que ella se vería involucrada y peor aún, ella
estaba apoyando a los enemigos de Huge, el único chico al que ella había
amado.

—Cassidy no debes…
185
—Ya lo hice ¿no?, ¿acaso me ves arrepentida? —Interrogó un poco
molesta conmigo—no lo estoy Jiny, si él lo quiso así, así será—sonrió con
suficiencia y me tomó del brazo.

Salimos de su casa con destino a Newry, tardaríamos un par de horas,


por lo que tendría tiempo de charlar cómodamente con ella.

—Cassy ¿recuerdas aquel descapotable con el que casi chocamos? —


Ella asintió—pues era Aivan—reí—insultaste a Aivan—Cassy abrió los ojos y
se quedó perpleja.

— ¿Aivan?, pero él también me insultó si no mal recuerdo, así que


estamos a mano—se encogió de hombros y siguió conduciendo—un
momento—musitó mientras cogía su celular del portavasos— ¿Bueno?…sí
enseguida…no…no…ajá…ya vamos, esperen un momento—contestó
preocupada, bajó el celular de regreso al portavasos y pisó el acelerador
hasta el fondo haciendo que me pegara al asiento sin poder separarme de él.

Corrimos por las calles de Campterlyn y después de cruzar el puente


fueron las de Lisburn, el camino se hacía más corto y la velocidad iba en
aumento haciendo que la adrenalina se apoderara de mi cuerpo.

—Apuesto a que tus caballos nunca correrían así—tuvo que gritar


Cassy para que escuchara bien, pues el golpeteo del aire aturdía los sonios
haciendo que fuese casi imposible escuchar algo.

—No, jamás lo harían—contesté sonriendo como tonta.

Todo esto me parecía descabellado y demasiado atrevido para mí, esto


jamás sucedía en Newry y no me imaginaba nada que se le pudiera parecer.
Quizá lo más parecido podría ser el columpio del acantilado. Un columpio
que se sostiene de una rama y que cuelga en un barranco, muchas personas

186
se lanzan de ahí y yo en algún momento de locura lo hice con Cassy y Huge,
una de las mejores experiencias, pero en definitiva esto no tenía
comparación.

Llegamos al castillo de mi familia y nos introdujimos de inmediato sin


avisarle a nadie de nuestra presencia, se escuchaban voces que se hacían más
recias conforme nos acercábamos, y, al abrir la puerta, vimos a todos
gritando y diciendo cosas que no se entendían.

— ¡Basta! —Espetó Cassy—por favor, vinimos a aliarnos para la guerra,


no para crear una nueva—musitó tranquilizando a los demás.

—Bien Cassidy, por favor dinos por qué nos pediste venir aquí—dijo la
reina de Campterlyn.

Jamás había visto a la reina pues Newry no tenía tratados con ellos y al
no haber príncipes ni princesas yo no tenía nada que hacer en Campterlyn y
por lo tanto no había tenido la oportunidad de ver a los reyes.

La reina tenía la piel moren, como si se hubiera bronceado, una


cabellera negra, cubierta de un profundo negro como si estuviera teñido,
pero a pesar de su tono de piel, sus facciones eran delicadas y muy finas, la
dotaban de porte y hermosura, incluso parecía ser una verdadera reina con la
postura que tenía totalmente recta y la barbilla ligeramente levantada
haciéndome sentir inferior. Su esbelta figura se movía de un lado a otro
esperando una respuesta, pero Cassidy se mantenía viéndola fijamente.

—Majestad—reverencié ayudando a Cassy—le pido mis disculpas por


la demora, pero hemos venido lo más rápido que pudimos y por fin estamos
aquí para hablar sobre la guerra, como ya se habrá enterado, Huge, príncipe
de Galway me tuvo presa durante poco tiempo y después a Aivan, príncipe de
Lisburn. Yo tuve que introducirme al castillo y junto con la duquesa Cassidy

187
le disparé en la mano al príncipe de Galway por lo que nos dio dos vías de
escape para pagar la deuda y el daño causado—paré para tomar aire y no
perder la concentración, pues la voz comenzaba a fallarme y ya no me dejaba
continuar.

—Lo que el pidió fue que le cedieran el territorio de Newry o que se


casara con Jinohra, que a fin de cuentas, le daría poder también sobre
Newry—complementó Aivan poniéndose entre Cassidy y yo—yo, como futuro
rey de Lisburn le pedí matrimonio a la princesa de Newry y mañana
contraeremos nupcias para que ella pueda acceder al trono de Newry y así
poder aliarse con mi reino para combatir a las fuerzas de Galway, por eso
necesitamos de ustedes, tienen el ejército más numeroso y eso es bien sabido
por todos, quizá así ganemos, bueno eso es seguro—sonrió mientras
explicaba toda la estrategia como si lo hubiese hecho varias veces antes—
¿Así que qué dicen sobre esto?

La reina y el rey se quedaron pensando por unos momentos y un fuerte


estruendo abrió las puertas de la sala.

—Majestades, están atacando—gritó alarmado un guardia y todos nos


giramos a esperar ordenes de Aivan, el era el único que había estado en
alguna guerra, exactamente en la guerra en la que murió su padre.

—Por favor, a los refugios—ordenó Aivan y corrí guiándolos a los


refugios dentro del castillo, eran los únicos lugares con tecnología “legal” en
Newry, estaríamos bien ahí.

—Por favor entren todos de forma ordenada y distribúyanse en todos,


no los quiero juntos porque si atacan no quiero que mueran todos de
inmediato—dije con toda la valentía posible.

188
—Vamos—tiró de mi brazo Aivan y nos metimos a uno de los
refugios—ahora sí, puedes decirme todo lo que quieras, puedes llorar si
quieres o…—antes de que terminara me dejé caer de rodillas al suelo
mientras cogía mi cara entre las manos, no quería llorar pero era lo que
sentía, me dolí estar en esta situación, cuando exactamente en un mes me
casaría y ni siquiera me había casado, faltaban unas horas para el amanecer
y que me pudiera casar, si no jamás llegaría al trono.

Me quedé ahí mientras Aivan me observaba sin decirme nada y sin


tratar de consolarme, sólo se escuchaban los disparos y estallidos de fuera y
mis gemidos y sollozos de adentro.

—Calma Jiny, todo estará bien—dijo tomándome por los hombros


mientras estábamos hincados en el suelo— no te he dicho algo no porque ya
no me importes, quiero que superes el pasado—eso me tomó por sorpresa.

—Ya lo superé Aivan, créeme que lo he hecho, esta guerra me ha


ayudado a ver mejor las cosas, sé que Huge no es mi amigo y que jamás lo
será—dije cabizbaja, me dolía aceptar esa terrible realidad.

—Gracias Jinohra—me abrazó por completo—sé que debí decirte esto


antes, pero tuve que esperar y a decir verdad, no sé por qué pero te lo diré de
todas formas—por fin me incorporé a su lado y apoyé mi mejilla en su
pecho—bien pues desde hace tiempo te estuve viendo—sonreí por la
confesión.

— ¿Incluso antes del compromiso? —sí, sabía quién eras o bueno…sólo


cómo eras como princesa y me llamó la atención, yo jamás le dije a mi madre
que me comprometiera contigo, pero le estoy agradecido, no sé qué estaría
haciendo ahora.

189
—Bueno, una guerra no parece el escenario más romántico—bromeé—
pero no importa, esperaré hasta entonces—pero sígueme confesando más
cosas—sonreí hacia él y me devolvió la sonrisa.

—Una confesión ¿te parece?, es tu turno, confiésate.

—Bueno…yo…no sé que confesarte—me quedé callada esperando a que


me interrumpiera para no decir nada, pero eso no sucedió—pues verás,
cuando te ibas a caer de la escalera por los adornos ¿lo recuerdas? —Él
asintió con la cabeza—pues desde ese momento creo que me enamoré de ti y
sólo trataba de negarlo—me encogí de hombros y él me apretó contra su
cuerpo.

—Ya no puedo—musitó antes de girarme para ponerme justo frente a


él y besarme con pasión, ansiaba sus besos, sus cálidos labios que encajaban
perfectamente con los míos y que danzaban a su propio ritmo. Ese sabor
mentolado que se desprendía de él en cuanto lo besaba era único, esa
fragancia tan masculina y al mismo tiempo delicada que portaba me hacía
sentir las dichosas mariposas en el estómago—te amo Jinohra y por lo de la
boda, juro que te lo compensaré—dijo mientras se separaba de mí.

Nos quedamos en el refugio hasta que escuchamos que el alboroto


terminó y alguien llamaba a la puerta.

—Pueden salir, sólo fue un pequeño ataque, los reyes aceptaron aliarse
con ustedes y Huge huyó como un maldito cobarde al saber que era superado
en número—gritó Cassidy sin tomar aire.

— ¡La boda se cancela! —grité y todos giraron a verme asustados—


bueno, se pospone—corregí y todos reímos.

190
Epílogo

Aivan
asaron meses para que la ciudad se reconstruyera

P después de esa leve invasión. Huge tuvo que pagar por


los daños y ahora cumple su condena.

Jinohra y yo decidimos modernizar Newry brindando la tecnología de


Lisburn, lo más complicado fue el uso de los automóviles, nadie sabía
conducir y nuestro personal no era suficiente.

Y pues por el momento me faltan unos días para el día de la boda,


mientras Jinohra elige el pastel, el lugar y todo el resto de cosas yo, me
encargo del papeleo y de vigilar nuestros reinos.

Cassidy está con ella para “asesorarla”, aunque conociéndola diría que
le está metiendo ideas en la cabeza para según ella, mejorar la recepción de
la boda.

191
Ya habían pasado los días y era justo el día de mi boda, de mi boda con
Jinohra.

No sabía si esto era normal, pero tenía ganas de salir huyendo, de


abandonar el recinto donde íbamos a casarnos, todo esto me tenía con los
nervios de punta.

—Aivan, más te vale que salgas—advirtió Cassidy esperando fuera del


cuarto donde me estaba arreglando—llegarás más tarde que la novia—
advirtió y me puse de pié de un brinco, sí, quería escapar pero también
quería estar con ella, quería escuchar que le dijera a todos que aceptaba ser
mi esposa.

—Enseguida salgo—grité para que me escuchara y ella abrió la


puerta—puedes peinarte en el auto, pero lleva tu maldito trasera allá abajo o
Jiny se pondrá peor que yo—amenazó y corrí escaleras abajo.

— ¿Y Jinohra?

—Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda—ahora ponte el


saco y vámonos.

—Espera, debo ver a Emily y a mi madre…

—No hay tiempo—masculló entre dientes—ellas están con Jin y


llegarán a tiempo, ahora si su alteza real nos honrara con su presencia—hizo
una reverencia forzada y se introdujo en la limusina que nos transportaría.

—No era necesario tanto lujo.

—Pero se verán lindos—chilló y me tomó del brazo.

—Hey—espeté—ese brazo es para Jin—bromeé.

192
—Cállate—me golpeó ligeramente en el hombro y continuamos en
silencio.

Bajé de inmediato cuando llegamos al recinto, quería ver a Jinohra


enfundada en un enorme y esponjado vestido blanco, tal y como ella lo había
descrito tiempo atrás, pero aún no llegaba y ya habíamos hecho esperar a los
invitados. Pasé sobre la alfombra rosada que marcaba el camino directo al
altar, ésta se sentía tan suave bajo mis pies que desee que el camino
alfombrado jamás acabara, pero llegué hasta el altar y pude admirar por
completo el recinto.

Globos de diferentes tamaños caían como racimos de las orillas, los


destellos de la luz contra las cintas platinadas llegaban a cegar cuando os
observabas por demasiado tiempo. Los pilares con topiarios de rosas y
tulipanes adornaban cada inicio y fin de las hileras de asientos. En el recinto,
las familias se dividieron, del lado izquierdo estaba la familia de Jinohra,
junto con sus amigos y demás personas de Newry; del lado derecho estaba
mi familia. Mi madre y mi hermana no estaban sentadas, pues la pequeña
sería la que entregaría los anillos y mi madre sería la dama de honor de Jiny.

Las puertas se abrieron de par en par y la cabeza del rey con su corona
se hizo presente, ya sabía perfectamente quien estaba con él, era Jinohra con
un vestido en un blanco perlado que le daba un encantador color de su piel y
hacía resaltar sus profundos ojos azules.

Sonreí al verla, había valido la espera.

Ambos se acercaron mientras las leves notas de la música flotaban en


el aire, no era una marcha nupcial, pero tenía el mismo efecto.

Cada paso que daba me tensaba, estaba en la espera de que ella se


arrepintiera, pero no lo hizo, sus pasos eran firmes y seguros, por alguna

193
razón quería ser tan firme como ella. Ella debería ser quien estuviera
nerviosa, no yo.

Llegó por fin hasta mí y su padre la dejó justo enfrente girándome a


verla me quedé embelesado admirándola. No tenía ni una pizca de
maquillaje en su rostro, era hermosa así, tan pura como ahora.

—Hermanos y hermanas—inició el padre que estaba justo detrás de


nosotros—estamos aquí para unir en sagrado matrimonio a estos dos
príncipes—hizo una pausa para tomar aire y yo hice lo mismo—Jinohra, la
princesa de Newry y Aivan, el príncipe de Lisburn.

Todos se quedaron en silencio observándonos, giré en un movimiento


para ver a mi madre con los ojos llenos de lágrimas y a los padres de Jiny en
la misma situación.

—Buena suerte—gesticuló Cassy para que no la escucharan y yo sonreí


hacia ella.

Devolví mi atención a Jinohra y ella ya estaba nerviosa, no se a que


grado, pero estaba pálida.

—Ahora, por favor sus votos—musitó el padre.

—Jinohra—me arrodillé dramáticamente recordando aquella vez que


lo hice frente a las cámaras—prometo cuidarte amarte y protegerte en la
salud y la enfermedad—repetí tal y como lo había memorizado—jamás creí
que el amor de mi vida sería una mujer testaruda y caprichosa—se
escucharon risitas y ella también rió nerviosamente—pero por algo tuvo que
ser así y bueno creo que lo más importante es que nosotros lo hayamos
elegido así—dije susurrando para que solo ella pudiera escuchar esa última

194
parte—me harías el hombre más dichoso si aceptas el día de hoy mi más
sincera petición—callé y ella sólo asentía a cada palabra que decía.

—Aivan—continuó ella—también te prometo lo mismo—sonreí—


perdona pero no recuerdo el resto de promesas—limpió sus lágrimas con el
dorso de su mano—tampoco creí que fueras el indicado, pero agradezco el
día en que te caíste de la escalera—solté una carcajada y todos rieron—
bueno, eso no sonó muy bien—se lamentó—pero honestamente no creí que
llegaría hasta aquí contigo pero lo agradezco, no quisiera estar con otra
persona que no fueras tu—y su voz se partió, enviando así un picor detrás de
mis ojos, no podía quebrarme con ella, debía ser su soporte.

—Príncipe Aivan, ¿acepta a la princesa Jinohra como su legítima


esposa?—musitó el padre.

—Acepto

—Princesa Jinohra, ¿acepta al príncipe Aivan como su futuro y


legítimo esposo?

—Acepto.

Emily se acercó con el cojincito color crema que contenía las sortijas y
todos se quedaron observándola. Ella había elegido un vestido rosa pastel y
le habían hecho unos chinitos en toda su cabellera, lucía tan hermosa como
Jin.

—Por el poder que me concede Dios, los nombro, marido y mujer—dijo


mientras yo introducía mi dedo en la sortija y ella hacía lo mismo con la
suya—puede besar a la novia.

195
El beso fue corto frente a todos, pero en cuanto nos introdujimos a la
limusina ambos entregamos nuestro amor en un nuevo y apasionado beso
que incomodó a nuestro conductor.

—Te amo Aivan.

Fue lo primero y último que dijo en todo el recorrido de regreso al


castillo.

—Yo te amo más—me limité a contestar.

Fin

196
Agradecimiento
Les agradezco en primer lugar a mis lectores en Wattpad, ya que la
novela básicamente fue hecho pensando en ustedes.

A los de los distintos grupos de Facebook donde la publiqué, pero en


especial a las chicas del grupo “El club de los corazones solitarios” por
comentar cada capítulo que subía.

A las nenas de Ediciones SCC por aceptar el hacerme la portada y


corregir los errores ortográficos del texto.

A mi amiga Yaz, por aconsejarme y decirme que ama cómo escribo, en


verdad me ayudaste mucho a continuarla.

A mi hermanita que me ayudó a ponerle personalidad a Jiny, ¡Hariku


eres igual de testaruda!

197
Licencia: All right reserved

Registro: 2- Sep- 2013 1:10UTC

Título: Sangre Real

Código de registro: 2b574c3b487171b83904fda5ac6c2fe7

ISBN-13: 978-1492324348

Autor: Samantha Conde Carrillo

© 2013 Sangre Real

198

También podría gustarte