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nati, bajo el título de "Bolas de potro", dice: "Son 3 piedras como el puño, remedio, por vigoroso que sea

que sea en una corta distancia, á no ser que esté


forradas en cuero y atadas a un centro común con fuertes cuerdas de lo amaestrado á correr boleado, ó puesta la manea en las patas".
mismo largas más de una vara. La usan tomando la más pequeña que llaman "... Aquello es una arma terrible en manos de los campesinos, cuando
manija y haciendo girar sobre la cabeza las otras dos que llaman voladoras persiguen á cavallo. El hombre solo é indefenso que se ve repentinamente
las despiden a las patas del animal, cavallo ó vaca, q quieren enredar. Debe asaltado en medio del campo, aunque montando ventajosamente, caerá en
ecsistir cierta relación entre el menor peso de la manija y el mayor de las manos de sus verdugos, si logran aprisionar su cavallo con las bolas. La
volad.s q.e debe ser igual entre sí. Sin esta circunstanc.a al arrojar las bolas, esperanza de salvar en un guerrero valiente i bien montado que se retira o
las voleadoras arrastrarían, sin contrapeso, á la manija, lo que perjudicaría á huye en una fatal derrota, queda frustrada, quizás por una mano vil i cobarde,
la seguridad i buen efecto del tiro". que desde lejos i por la espalda, para de golpe su cavallo que le conducía
generoso a la libertad".
"Las tres bolas se aforran en cuero de potro sacado, por que es mucho
más propio, del vacío del animal —í el lazillo de las bolas que es compuesto Otro viajero, el inglés Thomas Woodbine Hinchliff, en su "Viaje al
ya de dos ó tres tientos ó soguillas es hecho de la porción del mismo cuero q Plata en 1861" (Ed. Hachette, Buenos Aires, 1955), se refiere a las
corresponde a las costillas. Es práctica no estaquearlo, sino estirarlo boleadoras en los siguientes términos (pág. 54): "Muchos pilludos acuden a
simplemente, í cortarlo a lo largo, porque en redondo este cuero, á diferencia estos lugares (se está refiriendo a los mataderos) y se ejercitan sobre las
del de baca, no tiene consistencia". gaviotas en el ejercicio del arma nacional, las boleadoras, que consisten en
tres bolas unidas por correas, las cuales son arrojadas haciéndolas girar con
"El lazo de la manija es algo más corto que el de las voladoras, el que habilidad y enredan así las patas de las bestias o las alas del pájaro contra las
siendo igual p.a cada una de estas bolas es sin embargo, algo más largo que el cuales se dirigen".
de aquella. Este (suele) tener un poco más de tres cuartas, i los de aquellas El francés H. Armaignac (op. cit., 1869-74), hace, por su parte, la
una vara o más. El peso de las voladoras ó voleadoras, que, por lo común es siguiente descripción (págs. 117-118): "Las boleadoras, que igualmente
de seis ú ocho onzas cada una, se proporciona también a la fuerza del brazo emplean los gauchos, como lo veremos más adelante,' se componen
que debe manejar este instrumento". simplemente de dos bolas pequeñas de plomo, de hierro o de piedra,
"Los tiros de bola se distinguen, en tiros de tres vueltas, que es el más recubiertas con un trozo de cuero fuerte y fijadas a los dos extremos de una
largo que puede hacer un hombre, probablemente á la distancia de 20 varas. cuerda de seis o siete pies de largo, hechas con tiento de cuero retorcido. Es el
Un tiro más largo, es un tiro de azar. El de dos vueltas (que es el regular) de arma exclusiva del indio para sus cacerías; los pampas no cuentan con otra,
quince varas, más o menos. El de una vuelta, que comprende la mitad de este pero a ésta la manejan con grandísima destreza. La forma de emplearla es
tiro. Todavía, se puede llamar tiro de media vuelta aquel en que se pilla tan sumamente sencilla: empuñan una de las bolas con la mano, revolean la otra
cerca, el animal a volear, que poco hai q revolear p.a enredarlo en las bolas. por sobre su cabeza y luego arrojan ambas contra el animal que persiguen a
Esto se llama, tomar el animal bajo el freno". galope tendido. Las bolas siguen dando vueltas en el aire, la cuerda se enrolla,
en torno de las patas del animal perseguido y detienen de inmediato su fuga"...
"El retobo ó cuero que envuelve las bolas, como el que forma los lazos, "No se vaya a creer qué esa arma es exclusividad de los indios; todos los
debe estar siempre bien engrasado é flecsible". criollos y hasta muchos extranjeros la manejan con igual destreza que ellos y
la emplean a diario, no sólo para cazar avestruces y ciervos, sino también para
"Es bien difícil parar un tiro de bolas; sin embargo, los hombres que alcanzar un animal cualquiera, carnero, caballo, buey, etc. Yo he visto más de
tienen posesión del cavallo i sangre fría, asiendo con fuerza el poncho, más o una vez a los chiquillos cazar pajaritos y patos salvajes con sus boleadoras".
menos plegado por una extremidad; lo echan, inclinándose hacia atrás,
cuanto pueden por sobre la anca i cola del caballo, de modo que caiga hasta "Las boleadoras no son todas hechas de la misma manera y difieren
abajo, lo más apartado posible. Las bolas se enredan entonces en el poncho, i según el animal a que están destinadas. Así vemos que las que deben servir
el cavallo queda libre", (v. dibujo). para cazar avestruces, gamos y otros animales relativamente pequeños,
"Este es el único arbitrio conocido de evitar, si se maneja bien, un golpe, tienen más o menos el tamaño de un huevo de gallina, mientras que las
que trabando al caballo por las patas le rinde, sin empleadas para los animales

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grandes, como el caballo o el toro, tienen el tamaño dé un puño o de una una bala asesina. Es una verdadera matanza en la que los perros aportan su
naranja grande. Estas últimas son de piedra o de madera v constan de tres eficaz ayuda".
bolas en Lugar de dos: la tercera, más chica que las otras, es la que uno sujeta
en la mano. Esta bola esta sólidamente amarrada al extremo de una cuerda de "Resulta inútil decir que para esas cacerías los gauchos emplean sus
tres a cuatro pies de largo, unida a su vez al medio mismo de la que une a las mejores pingos, y que no es raro que ocurran rodadas o accidentes".
otras bolas". Otro viajero inglés, Robert Crawford (op. cit), entre 1871 y 1873, tuvo
"Tanto los indios como los gauchos se ejercitan desde su primera oportunidad de ver a los paisanos usando, esta arma, tan extraña para los
infancia a lanzar las boleadoras. Para esto se emplea una pequeña estaca extranjeros, y lo cuenta así (pág. 66): "Las boleadoras mencionadas
colocada a cierta distancia, en torno de la cual debe enrollarse la cuerda. Más constituyen el arma universal de los gauchos..., que las usan con la destreza y
tarde, las ovejas, las gallinas y hasta los perros, son las víctimas de sus puntería que solamente puede dar una práctica constante".
ensayos y, hacia los diez o doce años, es raro que esos muchachitos no sean "Por lo general se componen de tres bolas, aproximadamente de unos 5
capaces de cazar ñandúes, o corzos. Con la costumbre van adquiriendo una centímetros de diámetro, pero que a menudo es mucho más pequeño. Dos de
gran destreza. ellas son pesadas y están hechas de piedra o a veces de plomo, sobre todo en
..."He conocido muchos gauchos que, por fanfarronada, se tiraban del el caso de las de menor tamaño; la tercera tiene más o menos el mismo
caballo en pleno galope, y luego lo apresaban en su rápida carrera lanzándole grandor, pero es de un material más liviano que las otras. Cada bola se halla
las boleadoras a las patas". unida, al extremo de una guasca de cuero trenzado, de casi dos metros cada
una; los otros extremos de estas correas se atan juntos formando un nudo.
Más adelante hace una minuciosa descripción de una gran boleada de Para usarlas, se empuña la bola más liviana y se las hace girar con rapidez
avestruces y ciervos en plena pampa (págs. 176-177): "En el camino sobre la cabeza, de modo que las dos bolas sueltas den vueltas en la punta de
encontramos muchos avestruces y ciervos, y el jefe de la expedición autorizó la guasca. Cuando se ha obtenido velocidad suficiente, todo el arma puede
hacer una boleada, es decir, una cacería en regla, en la cual, como siempre, se arrojarse a considerable distancia-sobre la víctima a la que se quiere dar caza,
emplean las boleadoras para capturar la presa". cuyas patas difícilmente se salvan de quedar enredadas, pues las bolas se van
enrollando desde direcciones opuestas y las ligan con firmeza. Las boleadoras
"Los gauchos.... se reúnen muy seguido en grupos que a veces pasan del descriptas se emplean por lo general para apreender vacunos y equinos, o
centenar y organizan esas cacerías que duran varios días". animales salvajes grandes, mientras que para cazar avestruces se usan
"Las boleadas tienen lugar en las regiones desprovistas de hacienda, a boleadoras mucho más pequeñas, compuestas por dos bolas y no por tres".
fin de no espantar y dispersar las vacas y los caballos. Es una de las más
grandes distracciones del gaucho"... Roberto Cunninghame Graham (op. cit.) dice: ("La Pampa" — —II—
Traduce, de S. Pérez Triana, pág. 17): "Las boleadoras, que los gauchos
"Para hacer esta clase de cacerías o corridas de avestruces, los cazadores llamaban las tres Marías eran el arma característica de aquellas llanuras; con
parten de un punto en que se encuentran todos reunidos y a caballo, y se ellas los indios mataron a muchos soldados de Don Pedro de Mendoza,
dirigen hacia un lado y hacia el otro, en sentido inverso, de modo de ir durante la primera expedición cristianizante del Río de la Plata; con ellas
formando un inmenso arco de varios kilómetros de radio cuyas extremidades también las bravas tropas gauchas que se levantaron al mando de Elío y
no tardan en juntarse. Entonces van estrechando el círculo más y más; pronto Liniers, les trituraron el cráneo a muchos ingleses luteranos —así llamados
todos los animales que están en el interior se encuentran rodeados y no por el bueno del Deán Funes en su historia— que á las órdenes de Whitelock,
pueden escapar sino pasando lo bastante cerca de los hombres como para que habían atacado la ciudad".
éstos puedan perseguirlos y alcanzarlos con sus boleadoras. Cuando el El Conde de Saint-Foix ("La Republique Oriéntale de 1'Uruguay",
movimiento ha sido bien ejecutado y se ha elegido un sitio donde abunda la Histoire, Geógraphie, Moeurs et Costumes, etc. París, Li-braire Leopold
caza, es realmente curioso ver a veces varios cientos de avestruces, ciervos y Cerf. 1892, pág. 310), nos ilustra así: "En el primer descanso, apercibimos
zorros, correr enloquecidos por entre los cazadores. Por todos lados las colgadas de una de las paredes exteriores de la casa de postas, las bolas,
boleadoras rasgan el aire con su giro, para ir a enroscarse con precisión de las que se sirven para agarrar
matemática en las patas de los animales que caen al instante como fulminados
por

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animales, caballos, bueyes o avestruces. Este proyectil consiste en tres bolas lugar de acollarar las dos grandes), de manera que basta tomar la manija y
de piedras o de plomo recubiertas de cuero y unidas entre ellas por cuerdas revolear, para que se desenreden solas. Esta manera de atar las boleadoras,
también, de cuero trenzado, de alrededor de tres metros de largo; dos de estas sirve lo mismo para llevarlas en la cintura como debajo de los cojinillos".
bolas son del tamaño de una de billar, la tercera, más pequeña, es sostenida "El gaucho, en el manejo de las boleadoras, es de una destreza
por el gaucho en su mano, haciendo girar las otras dos por encima de su asombrosa".
cabeza, después suelta el conjunto, y las cuerdas, encontrando la meta, se
enredan alrededor del objeto que él quería alcanzar". "Cuando se tiran las boleadoras de a caballo (conviene para mejor
afirmarse, acortar un poco el estribo del lado de enlazar), poniendo el caballo
Edward Montet ("Brésil et Argentina". Notes et Impressions de voyage a la carrera, con viento favorable, van a una distancia de 70 o más varas. Al
—2eme Edition - Genéve - París— C. 1896, págs. 232-233) dice: "Más no soltarlas, después de revoleadas, van dando vueltas en el aire y se abren en
podéis juzgar al gaucho cuando está a pié, es necesario verlo en uno de sus forma de Y griega, y así van dando vueltas en el aire hasta caer y enredarse en
rápidos cruceros pampeanos, que no conocen otro aire que el galope. las patas del animal".
Entonces él es verdaderamente admirable. No es sino a caballo que a él le "Para bolear al caballo, debe tirársele las boleadoras de manera que
gusta trabajar, armado del lazo o de las bolas, (1) para cortar el paso y voltear caigan sobre el anca, ya que el animal al sentirlas, apura la carrera y
en tierra caballos, toros, venados o avestruces". Y en la llamada dice: (1): "Se deslizándose las bolas, se enredan fácilmente en las patas. Al avestruz se le
da el nombre de bolas a tres bolas de piedra o de metal, suspendidas de tres tira al pescuezo, que al sentirlas baja la cabeza y ayuda a que se enreden las
correas de largo desigual y atadas en conjunto. El boleador, reteniendo en su bolas. Bolear perros, es de las boleadas más difíciles, pero la vaquía de
mano la bola cuya correa es más corta, hace girar rápidamente las otras dos nuestros criollos' hace que caigan enredados en las bolas y para ello procuran
por encima de su cabeza, y en el momento deseado las suelta en la dirección que las boleadoras piquen en el suelo, a una distancia prudencial del perro
por él designada. Hemos visto a gauchos matar así, desde lo alto de su perseguido y en el bote, caigan cruzándolo, que en la carrera él
caballo, perdices, a pesar de la pequenez relativa de estos animales de caza". sólo se manea".
El Dr. Roberto Bouton, autor de extraordinarias observaciones sobre
"La vida rural en el Uruguay", publicadas por la "Revista Histórica" en una
recopilación del Prof. Lauro Ayestarán, en cuyo capítulo III, Indumentaria, IV.— CONCLUSIONES SOBRE SU IMPORTANCIA. La primitiva área
Armas y Castigos, parágrafo 37 titulado: "Boleadoras" (págs. 93 y sig.) indígena de la boleadora se redujo después de la conquista y colonización,
señala: "Antiguamente el gaucho usaba las boleadoras, atadas a la cintura, pero, por decirlo así, se tipificó mejor, se acentuó en profundidad, haciéndose
pues de esa manera siempre las tenía a mano, hasta para el caso de no quedar instrumento de caza y guerra de primera magnitud, atributo de la más alta
a pie y detener al montao, que dispara a raíz de una rodada, etc. en aquellos calificación del tipo rural ecuestre, en las llanuras verdes, en las pampas y
campos inmensos y abiertos". cuchillas donde el gaucho tuvo sus habitat natural, que era donde lógica-
mente podía prosperar tal tipo de útil.
"Hoy, es más común llevarlas debajo de los cojinillos, siempre atadas de
modo de estar en condiciones en cualquier momento, de poder hacer uso de Adaptada y adoptada por el gaucho, por aquellos cruzadores de la tierra,
ellas. Para eso se arrolla la soga de las dos bolas y la envuelve con la de la merodeadores de ganados y de hombres, la boleadora adquirió en el siglo
manija, que al terminar, cruza por entre las otras. De llevarlas en la cintura, se XVIII su máxima jerarquía como útil precioso para un oficio que definió y
cruza, una vez envueltas, una soga en la otra, en un medio nudo, sobre el lado defendió todo un sistema económico, negativo o no, esto es lo discutible,
izquierdo de la cintura, de manera que en caso necesario, el gaucho, tomando pero que innegablemente predestinó históricamente a una de las regiones más
la manija con la mano derecha, no tiene más que desenredar con la izquierda fértiles, ricas y de mayor importancia social-política en el Nuevo Mundo.
las otras y pasar la manija por entre los ramales largos, y ya está pronto para El gaucho primitivo, el gauderio, era un tipo que desde los primeros
revolear y hacer su tiro". tiempos se definió para el hombre de la ciudad o el europeo, por una exótica
"Para evitar tener que desenredar la manija, algunos al arrollar las personalidad con atributos intrínsecos y exteriores, entre estos últimos la
boleadoras, ponen la manija con una de las piedras grandes (en boleadora. Ya lo señala, y es todo un testimonio, una comunicación de
Antonio Pérez Dávila, dada en el Campamento de Acevedo en San Antonio
de Areco en 1771,

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donde dice: "Remito presos a Pedro Sambrano, Juan Alarcón y Simón boleadoras en la cintura y en bandolera, como parte de su equipo de guerra.
Falcón, el primero conocido gauderio y ladrón de toda especie de ganado y Por último a modo de colofón, vamos a traer hasta el lector una
acusado deste delito ante los Alcaldes deste Partido, y los otros por aberlos descripción de cómo fue muerte un anciano guerrero, un héroe de Los Andes,
cojido en su compañía con bolas, lazos, maneas y cuchillos, armas propias de el General Anacleto Medina, para que se vea hasta dónde y hasta cuándo,
Gauderios y ladrones...". siguieron siendo las bolas una temible arma en la guerra gaucha. Se trata de
un artículo publicado en la revista "Rojo y Blanco" (Montevideo, 22 de julio
Don Diego de Alvear tuvo exacta noción de su valor e importancia de 1900, Año 1, N.° 6, pág. 136/7) con la firma del Teniente José Luciano
como arma de guerra, junto con el lazo, y lo señala terminante: "Una milicia Martínez, quien refiere que: "Hace dos años, en una de las largas y sabrosas
constituida sobre el pie de montura, lazo y bolas de los Gauchos ó Gauderios charlas con el General don Gregorio Castro... se tocó el episodio de' la muerte
(así llaman a los hombres de campo) por la ligereza de estas armas, nada del General Medina... y... me narró, punto más, punto menos, lo que voy a
expuestas al orín, que excusan el peso y gastos de las municiones, su segura repetir...". Después de describir el estado general de las cosas sobre el final
prontitud a obrar en todos tiempos, secos ú de lluvia; y finalmente por su de la batalla de Manantiales ya cuando la derrota revolucionaria era un hecho
mayor alcance, nos hace presumir, podría sacar alguna ventaja sobre el Sable dice: "Se produjo el choque con impetuosidad. Medina se puso en retirada,
de la Caballería de Europa, en algunas circunstancias de la guerra, no tiene siguiendo el movimiento disperso de sus compañeros. Al mismo tiempo que
duda, que sería útilísima; y a lo menos la novedad no dexaría de el Mayor Sabat, en un tiro certero de boleadoras fajaba el caballo de Medina,
sorprehender, y causar su efecto en las primeras funciones. La fogosidad de el Mayor Feliciano Viera atravesaba con su lanza al viejo soldado".
los Caballos Europeos no sabría conservar su formación á los pocos tiros de
bolas; y el sable, ni la bayoneta, impedir los estragos del lazo". Hoy día la boleadora es, en nuestro país, un recuerdo, una reliquia; pero
no una pieza polvorienta de museo o de desván. Es un recuerdo vivo, reliquia
Este consejo no lo supieron aprovechar sus compatriotas, y algunos o mejor relicario que se sigue usando, quizás a modo de amuleto o en señal
años después, iniciado el ciclo emancipador, volvieron a saber —decimos de veneración. Muchas veces hemos visto un brillo especial relampaguear en
volvieron a saber, porque ya las boleadoras habían conseguido en las llanuras la mirada adormecida de soles, de algún viejo paisano, al nombrarla en su
platenses, en manos de aquellos rudos y primitivos indígenas desnudos, lo presencia. Un brillo iluminado quién sabe por qué lejuras y henchido quién
que no habían conseguido las fuerzas de los más grandes Imperios, de los sabe por qué bravos sones.
hijos del Sol de las altas cumbres, en meso y sudamérica: detener a las Nuestro paisano de hoy, el de ley, cuando ensilla su pingo de lujo con
montadas y aceradas huestes victoriosas de la soberbia Castilla, desmontar y pilchas de dominguear, nunca olvida poner las bolas "de gurupa". Son su
rendir aquellos centauros monstruosos de hierro y fuego— volvieron a saber, orgullo, son un símbolo, como lo fueron hace mucho anudando la cintura de
repetimos, de la ignominia de morder el polvo de la llanura o quebrarse el un abuelo heroico, que las llevaba como atributo, como lleva la dama del
pescuezo en las duras cuchillas, fajado el airoso corcel por aquella fatídica y frigio gorro las trozadas cadenas en las muñecas, representación formal de su
tremenda serpiente voladora, tricéfala y contundente. carácter y su altivez de libérrimo dueño y señor de su destino.

En el entrevero subsiguiente a la carga de la montonera heroica, cuando


la lanza ya había sido rota o había quedado engarzando el rubí sangriento de
una entraña abierta, las boleadoras manejadas a modo de maza, eran más que
útiles en el cuerpo a cuerpo de a caballo, y luego, en la victoria, el elemento
necesario para detener la carrera del enemigo en fuga.
Más tarde en las guerras civiles, continuó siendo arma de primer orden
de uso en la caballería gaucha, y de su importancia como ejemplo de
aculturación general, lo tenemos en el hecho que, la caballería de heroicos
guaraníes que la valentía paraguaya opuso a las huestes de la Triple Alianza,
llevaba varios juegos de

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XIV
EL VESTUARIO FEMENINO 2.a
ÉPOCA — 1820-1870

No vamos a repetir otra vez todas las consideraciones que ya hemos


hecho hasta el cansancio respecto a lo arbitrario que significa hacer esta
división temporal y generalizaciones a que ella da lugar, a despecho de la
necesidad de hacerla, por obvias razones didácticas. Sólo que, en el caso que
ahora vamos a abordar se hace imprescindible subdividir este extenso
período, de cincuenta años, en otros dos, más breves, que nos permitan,
entonces, aún con aquellas reservas, hacer generalizaciones más exactas, en
lo que al vestuario femenino se refiere, teniendo en cuenta variantes de la
moda que, sobre todo por creciente "afrancesamiento" cultural de nuestra
sociedad se hizo sentir, aún en los más apartados y modestos ambientes
campesinos.

El primer sub-período, que llamaremos "A", abarcará entonces desde


1820 hasta 1850, aproximadamente coincidiendo con el fin de la llamada
"Guerra Grande", el segundo, al que hemos de denominar "B", desde esa
fecha hasta el final de esta 2.a época, es decir hasta 1870.

Al comienzo del período "A", la manera de vestir de las mujeres de


nuestra campaña casi no difiere del anterior. Podemos señalar, groso modo,
dos tipos o categorías de vestuarios bien definidos: la camisa blanca sujeta a
la cintura, de escote amplio o sencillamente cuadrado, casi sin mangas. A la
que, cada vez más, se agrega una falda de tela liviana, muselina u otra
semejante, de color vivo (rojo, verde, amarillo) con uno o dos galones de
color en su borde inferior, larga hasta la media pierna, ancha y ceñida en la
cintura. Este es el vestir típico de las paisanas modestas, pulperas, etc. Se le
agrega un ponchito o una manta o rebozo grande, de grosor variable según la
época del año, puede tanto ser de algodón con puntillas en verano, como
abrigada lana cruda, tejida, en invierno. Y un sombrero, para la intemperie,
de pajilla en estación estival y de fieltro el resto del año. Siempre descalzas.

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Las estancieras y mujeres algo acomodadas, o para "domin-guear",
usaban sobre la camisa, una falda ancha, de tela de algodón o de lana, de un
color liso, larga hasta la media pierna, también, y una chaqueta de corte muy
simple. El cuello redondo, del tipo llamado "bebé", ceñida en el busto y
cintura, con una faldeta corta a la cadera. Las mangas anchas arriba en el
brazo, de las llamadas jamonas, con el antebrazo muy ceñido, hasta el puño,
ensanchado, con o sin puntilla en su borde, que también llevaba, a veces, el
cuello y aún la pechera, donde se abotonaba con pequeños botones, muchas
veces en pares, generalmente forrados. Rara vez esta chaqueta era del mismo
color y material de la pollera. Generalmente era una tela de más calidad y de
un tono más oscuro o vivo. Podía ser una pana o terciopelo de lana, en la
estación fría, y una muselina lisa o estampada en verano. Siempre la manta
para salir, y el sombrero, que después de 1830, es muchas veces una galera de
felpa, de tipo inglés, de las llamadas de "chimenea".

Usaban zapatos de cuero liviano o de raso, de punta redondeada, casi sin


tacos, y de atar con cordones o cintas hasta la media pierna (v. dibujos).
Desde 1850 en adelante, constituyendo lo que hemos dado en llamar el
Período "B", de esta segunda época del vestuario rural femenino, las
crecientes influencias europeas, que se traducen en un cambio de costumbres,
en una renovación cultural, que abarca desde la economía a los bailes
populares. En este rubro, valga por vía de ejemplo, poco a poco los valses,
polcas, mazurcas y ciotes, llegados de Europa, van desplazando a los
prestigiosos pericones y cielitos y aún, a la intencionada media—caña, que
integraron la gran generación criolla de los bailes de rondas, de parejas
sueltas e interdependientes, de compostura más grave que vivaz, de llamativo
empaque y gran prestigio popular. Ni qué decir de la anterior, ya agónica, de
los bailecitos picarescos de pareja suelta, como la Firmeza, El Gato o la
Zamba-Refalosa.
Volviendo a los vestidos femeninos, en primer lugar, se generalizó el
uso de la falda sobre la camisa. Esta falda se hace aún más amplia de vuelo y
se alarga hasta el tobillo. A veces se adopta un zócalo de otra tela o un volado
y aún hasta dos. En tiempo de calor se confeccionan de una tela de algodón
liviano de color fuerte, y muchas veces, con las nuevas variedades llegadas
de Europa, estampada y aún a rayas.
Se mantiene el uso de la chaqueta, amplia muchas veces y sobre todo en
tiempo de calor, se usa en su lugar una blusa. La chaqueta sigue teniendo el
cuello redondo aunque, cuando es de tela liviana, como en verano, puede ser,
levantado y llevar volantes en la pecera. Continúa siendo ceñida al busto y
cintura, y la faldeta es bien larga, a las caderas. Las mangas pierden algo de
su

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hinchazón en el brazo y siguen una línea más natural. A veces no llegan a la Más adelante, en las págs. 395 y 396, ya en Entre Ríos, el 5 de mayo de
muñeca, siendo de largo tres cuartos. Cuando se usa blusa, ésta es de cuello 1828, dice: "Hallé abierta la puerta... y vi a dos mujeres con los pies
redondo, abrochada al frente, y, a veces, tiene volantes o puntillas. Muchas desnudos, bastantes mal vestidas... Me ofrecieron un asiento con bastante
veces la chaqueta lleva un jabot de encajes. gracia, porque las mujeres americanas son en todas partes las mismas; en
casa de ellas se descubre esa bondad cordial, esa amabilidad tan rara en sus
maridos y que contrasta de una manera impresionante con la rusticidad
El zapato de cuero fino, siempre, o de tela, con tacos bajos. Hacia el habitual de estos últimos. Ese sexo conserva constantemente, desde la
final del período empiezan a generalizarse de uso entre las mujeres, como civilización más avanzada, hasta el estado salvaje más simple, pasando por
entre los hombres, las alpargatas, de origen vascuense, hechas de loneta y todos los grados intermedios, un lenguaje de lo más afable y maneras que
con la suela de yute o cáñamo. Este calzado sufrido, sobre cuyo origen endulzan y hasta hacen olvidar los malos procederes de algunos hombres".
hemos de extendernos y cuya descripción daremos oportunamente, se
convirtió, en pocos años más, en una de las pilchas más típicas de nuestro El inglés Samuel Haigh, en 1831, nos da su propia y personal versión
medio rural, de uso universal; sufrida y humilde. del vestuario de las mujeres de nuestro campo ("Sketches of Buenos Ayres,
Chile and Perú", London, 1831, en "La Argentina Vista por Viajeros
Ingleses", por S. Samuel Trifilo, Colec. Plata-nia, Buenos Aires, 1959, pág.
Se difunde cada vez más, el uso de medias. Generalmente de algodón y, 101): "Las mujeres gauchas se visten con camisa de algodón burdo, sayas de
poco a poco, sobre todo entre las más pudientes, las medias de seda que París bayeta o paño azul, sus brazos y cuellos quedan al descubierto; cuando salen
distribuía al mundo todo. llevan pañoletas, o chales, hechos de bayeta de colores vivos y sombrero de
Como en los otros temas, vamos ahora a transcribir conceptos de hombre, de paja o de lana". Quizás y sin quizás, la más concisa y a la vez
diferentes viajeros, que anduvieron por estas tierras en la época que nos exacta descripción del vestir de las mujeres de nuestro campo en el período
ocupa, entre 1820 y 1870, y que estamparon su propia visión, a veces que estudiamos.
asombrada, a veces risueña, siempre interesante, de las costumbres y usos El joven norteamericano, apasionado y muchas veces poco objetivo en
que encontraban. sus juicios, Samuel Greene Amold, hacia 1848 (op. cit.) nos da la siguiente
visión (pág. 193): "Recuero conoce aquí una familia (en Fraile Muerto,
Empezaremos, como tantas otras veces, por el ilustrado francés Alcides Córdoba), que nos recibió con la acostumbrada hospitalidad; se nos hizo
D'Orbigny (op. cit), en la pág. 356, describiendo usos y costumbres que pudo pasar a un cuarto grande y se nos sirvió en mates de plata. La señora ha sido
apreciar en Corrientes, con muy pocas diferencias, debidas, sobre todo, al una belleza, usa el cabello en dos trenzas muy largas sobre la espalda,
clima, los mismos de nuestra campaña, dice: "En el campo, hombres y conversa bien y, al partir, nos dio a cada uno dos pastelillos".
mujeres van con los pies desnudos, con muy pocas excepciones...", "no es Por 1861, Thomas Woodbine Hinchliff, (op. cit. Cap. IX, Paraná y
raro ver a una mujer bastante bien vestida no llevarlo" (el calzado). "La Santa Fé), se refiere así al tema que nos ocupa (pág. 212): "Los vestidos de
costumbre de llevar medias ha hecho menos progresos, porque exige más estas mujeres jóvenes eran algo raros: de muselina, bastante charros y de
gasto. Puede creerse, sin embargo, que se generalizará, porque muchas corte muy ajustado en el busto, hasta las caderas, donde se ensanchaban de
mujeres han comenzado a llevarlas. Los hombres dejan, por lo general, subido con enormes miriñaques".
crecer sus cabellos y hacen con ellos una trenza que les cae sobre los
hombros. Las mujeres se los unen en un rodete que atan con una cintilla de Finalmente el francés H. Armaignac ("Viajes por las Pampas
color, carmesí por lo común. Cuando ellas vuelven del baño los dejan flotar Argentinas", 1869-74), nos brinda una descripción pormenorizada, escrita
sobre las espaldas, con una coquetería tanto más calculada cuanto que son de justamente en el momento en que nosotros cerramos esta segunda época, esto
hermoso color negro...". "Desde hace algún tiempo, esas faldas, muy costo- es en el año 1870 (pág. 155-156): "No terminaremos esta breve descripción
sas debido al trabajo que exigen, son reemplazadas* por faldillas de muselina del gaucho sin decir algunas palabras sobre las mujeres del campo, por más
que éstas no conservan actualmente más que un interés muy secundario. En
inglesa, adornadas de un bordado verde o rojo. Esta falda nunca es larga; cae efecto, antaño los gauchos vivían casi aislados y a muy grandes distancias
solamente hasta la mitad de la pierna. La manta o paño, de cinco a seis pies unos de otros. Educaban a sus mujeres e hijas en la misma forma que ellos
de largo, por un pie y medio de ancho. y hecha del mismo tejido, está más o
menos cargada de puntillas...", etc.

210 211
(sic), y a menudo les hacían compartir sus trabajos. He conocido mujeres ya medias, y su vestido —ciertamente muy limpio— era de una tela de algodón
viejas que montaban a caballo como el mejor jinete y enlazaban con rara de un estampado tan desteñido que era imposible distinguir el dibujo. La
maestría. Más de una vez tuvieron que enlazar en pleno campo algún toro única muestra que pudiera llamarse arreglo era una angosta cinta azul ceñida
salvaje y, luego de haberlo volteado y desollado, volvieron a su rancho, a su blanco cuello- de lirio".
llevando la carne sobre la grupa de su caballo. A medida que los campos se
pueblan, las dificultades de la vida material van disminuyendo; las casas de Más adelante, en el Capítulo XXIV, "El misterio de la mariposa verde",
comercio y las pulperías se han multiplicado; el gusto por el lujo y el arreglo da esta descripción de otro de los personajes femeninos, Demetria (pág. 348):
personal se ha generalizado, y actualmente el viajero que recorriera la pampa, "Llevaba un vestido de seda del color de las hierbas, de una hechura que
quedaría bastante' sorprendido al encontrar, hasta en las cabanas (ranchos) nunca había visto antes: sumamente alto de talle, abollonado en los hombros
más pobres, mujeres trajeadas con vestidos y tapados hechos en París y y con enormes mangas acampanadas que llegaban a los codos; todo estaba
calzadas con elegantes botitas de lasting azul o rosado con tacos Luis XV. abundan temen te adornado con finísimos encajes de color crema, su larga y
Hay que añadir, no obstante, que el gusto que preside su atavío nada tiene de abundante cabellera, que siempre había llevado en pesadas trenzas que caían
parisiense, y que muchas veces encontramos en ellas las combinaciones de por su espalda, estaba ahora levantado en grandes rodetes sobre su cabeza,
colores más raras y singulares. Añadamos a esto que no siempre (o decimos coronado por una peineta de carey de por lo menos una cuarta de alto, que se
nosotros, casi nunca), tienen las primicias de la moda. Lo mismo que los ensanchaba hacia arriba hasta alcanzar unas tres cuartas de ancho en su borde
hombres, las mujeres del campo son muy aficionadas a los ricos aperos, a las superior y semejaba una inmensa cresta colocada en su cabeza. De sus orejas
riendas chapeadas de plata, a los frenos, estribos y rebenques del mismo colgaban curiosos pendientes de filigrana de oro, los que llegaban hasta sus
metal. Antes usaban recado (pero, agregamos, iban sentadas a mujeriegas); hombros desnudos; también llevaba un collar de medios doblones de oro,
ahora casi todas usan montura de mujer". unidos unos a otros en forma de cadena..."
"Entre las paisanas se encuentran más o menos todos los tipos: las Y completa su descripción así (pág. 352): "Observé que en sus dedos
rubias, a decir verdad, son muy pocas y tienen ascendencia europea más o había diversos hermosos anillos y que el pañuelo que sostenía contra sus ojos
menos cercana; por el contrario, las morenas forman la inmensa mayoría y era pequeño, delicadamente bordado y con la orilla de encaje, pues todo su
representan el tipo americano. Son por lo general de mediana estatura, muy atavío de esa noche era completo y armonizaba. Hasta los curiosos zapatitos
bien formadas y a menudo muy bonitas, tienen hermoso pelo negro, ojos muy que llevaba estaban bordados con hebras de plata y mostraban grandes
expresivos y dientes de notable blancura. Pese a su falta dé instrucción y de rosetas de adorno".
educación, son relativamente ingeniosas, muy atentas y muy agraciadas, pero
generalmente tímidas, serias y reservadas con los desconocidos".
"La principal ocupación de las mujeres de campo consiste en cocinar,
lavar y remendar la ropa, cebar el mate y pisar maíz para hacer una papilla
llamada mazamorra, que se come con leche y que gusta mucho a los criollos.
Algunas se ocupan también de ordeñar las vacas lecheras y hacer manteca y
quesos".
Como única excepción, a lo que hemos tomado como regla, de usar sólo
los juicios o descripciones de los viajeros y no de los narradores o novelistas,
vamos a tomar algunas citas del anglo-argentino Guillermo E. Hudson, en su
famoso relato "Tierra Purpúrea", por considerarlo más una descripción de
costumbres y paisajes, semejante a las de los viajeros, que una creación
romancesca, entre los años 1860-1870.
En el Capítulo VII, titulado "El amor por lo bello", describe así a uno de
los personajes femeninos (pág. 93): "la dulce criatura, cuyo nombre era
Margarita, a pesar de estar calzada no llevaba

212 213
Julián: Vaya usté ensillando el mate, Para
que ansí mi gaznate Pueda correr
diligente!

XV EL
MATE
Habiendo terminado' el capítulo referente al vestir femenino en nuestra
campaña en la que hemos llamado 2.a Época (1820-1870), nos parece éste el
momento más indicado para referirnos al mate, la bebida nacional por
antonomasia, cuya preparación y folklore tan ligados han estado siempre a
las manos habilidosas y al quehacer material y espiritual de las mujeres, no
obstante su carácter universal en nuestra sociedad y el de compañero
inseparable del solitario gaucho primitivo en su deambular por llanos y
cuchillas, o de los troperos, carreros y soldados de la patria en su igualmente
largo vivaquear de pago en pago, o en las sufridas campañas que, durante casi
un siglo, caracterizaron nuestro devenir histórico.
La realidad socio-económica del mate hoy día, se basa en una larga e
intrincada historia de cuatro siglos, llena de conflictos y de azarosas marchas
y contramarchas, historia que hundió profundas raíces en la más auténtica
cultura regional, dejando también recia impronta en sus valores espirituales.
Vamos a empezar, pues, por el principio y el principio es:
1. LA YERBA MATE.— Que, primero, debe ser presentada con su
filiación y descripción física.
Así, como en cualquier formulario burocrático, digamos que su nombre
le fue dado en 1823 por el sabio naturalista francés Augusto de Saint Hilaire:
"Ilex-Paraguariensis" (y no Paraguaiensis como equivocadamente algunos
escriben) o también, como lo consignara el mismo sabio, "Ilex mate".
Pertenece esta planta al género Ilex, familia de las aquifoliáceas, especie de
las siempre verdes (es decir hojas perennes, o no caducas). Es un árbol
bastante parecido al laurel, de tronco color gris blanquizco de un diámetro
normal de 30 a 40 cms. aunque puede alcanzar, en ejemplares muy viejos,
hasta unos 40 a 45 cms. de diámetro. Sus ramas son alternas. De altura
variable, oscila promedialmente entre los 4 y los 6 metros, aunque en estado
salvaje, en ejemplares añosos y sin podas puede alcanzar hasta 10 ms. y aún
más.
La parte que más nos interesa, desde que es con ella que se hace nuestra
bebida nacional, son las hojas. Estas hojas son alternas, oblongas, de base
estrecha y borde dentado, bien parecidas a las del laurel. El borde dentado se
extiende desde la mitad del

215
limbo hasta la extremidad de la hoja. El tamaño normal promedio de las hojas
varía de 8 a 10 cms. de largo por 3 a 4 cms. de ancho. Tiene- nervaduras
marcadas y de dibujo bien característico.
El fruto del Ilex es una bolita pequeña, que forma racimitos alargados;
cada bolita no tiene más de 6 a 8 milímetros de diámetro, algo mayor por lo
tanto que un grano de pimienta. Su color es verdoso al principio, toma luego
un característico y fuerte matiz rojo-violado, y finalmente se hace violeta
oscuro. Es muy parecido al fruto del "gratego" tan común como planta para
setos y cercos en nuestros jardines.

Su cascara o piel es una fina cutícula, lisa y brillante, que contiene una
carne o pulpa gelatinosa en cuyo centro se encuentran las semillas. Y hay que
ver lo que han dado que hablar estas semillas —según veremos más
adelante— que son capaces de permanecer muchos meses y aún años en
la-tierra, sin germinar. De las cuatro semillas que contiene cada fruto,
normalmente sólo una es capaz de germinar, aunque a veces se ha logrado
hacer germinar hasta dos.
Esta planta es dioica, es decir que tiene sexos separados en individuos,
léase flores, distintos. En una palabra, que hay machos y hembras, aunque
esto, naturalmente, nada tenga que ver con las diabólicas virtudes
afrodisíacas que atribuyera a la yerba una especie de Savonarola que andaba
por Asunción en tiempos de la colonia y que veremos en el lugar debido para
no salimos ahora del tema.

Estas florecitas, que nacen en las axilas de las hojas en forma


arracimada (como vimos lo son los frutos), poseen un cáliz gamosé-palo
regular, con cuatro divisiones y corola formada por cuatro pétalos blancos.
Tiene además cuatro estambres y un ovario libre, carnoso, cerrado,
uniovular; el estilo es nulo y el estigma -como señalamos- de cuatro La familia vegetal a la que pertenece la yerba mate, abarca una cantidad
divisiones o lóbulos. de cerca de 280 especies, casi todas ellas del género Ilex. por ejemplo: Ilex
gigantea, Ilex amara, Ilex thezan. La auténtica, Ilex paraguariensis, por su
La planta del mate nace, desde lejanos tiempos precolombinos, en zonas parte, tiene también numerosas varie-ades, clasificadas por el propio Saint
boscosas subtropicales y templadas, de lluvias alternadas en todo el año; en Hilaire, como obtusifolias le hojas largas y obtusas); acutifolias (de hojas
tierras rojas y mesetiformes, altas hasta unos 400 ms, sobre el nivel del mar, estrechas, agudas y con punta); angustifolias (de hojas angostas y
con temperaturas de 17 a 20° centígrados. Tales tierras se sitúan, en nuestra comprimidas). Los yerbateros, por su parte, distinguen (desde tiempo
América, entre los 20 y 30 grados de latitud sur y en territorios que abarcan inmemorial), el aá-miní (de hoja pequeña) y el caá común, ésta distinguible
las zonas del Sur del Chaco (boliviano, paraguayo y argentino), la República a su vez en caá-blanca, o amarilla, o colorada, colores con que distin-guen
del Paraguay, las Misiones (hoy Argentina, Paraguay y Brasil), y en los las tres variedades antes mencionadas, clasificadas por el lustre botánico
estados de Río Grande del Sur, Santa Catalina, Paraná y Mato Grosso en francés.
Brasil, y nuestros departamentos de Tacuarembó y Treinta y Tres, aunque
existen algunas plantas en otros del noreste uruguayo. Las mejores tierras para la yerba mate son, como dijimos, las oloradas,
gordas y profundas. Allí las raíces alcanzan un desarrollo en profundidad y
volumen, equivalente al árbol en altura y frondo-idad, lo que explica la
longevidad de estas plantas cuyo período e producción se cree llega
fácilmente a los 150 años.

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COMPOSICIÓN QUÍMICA Y PROPIEDADES DE LA YERBA vitamina C debió provocarles disturbios graves (escorbuto, etc.) como los
que sufrieron los marinos en otros tiempos. De todo ello se ha concluido que
MATE.— Desde épocas precolombinas los indios guaraníes conocían la era la costumbre de beber mate amargo abundantemente, la que les
yerba mate y le atribuían poderes excitantes y tónicos de carácter mágico, proporcionaba las cantidades mínimas imprescindibles de vitamina C, al par
que justificaban con un origen cuasi-divino. De acuerdo a las conclusiones de que favorecía la transformación de las proteínas en azúcares asegurando la
los científicos franceses Martillet y Rochebrune, la cultura peruana también capacidad de asimilación de los alimentos.
habría conocido la yerba y sus propiedades desde hace unos mil años. Se
basan en haber encontrado hojas de yerba en tumbas precolombinas de Por su parte, la encuesta sobre nutrición realizada en nuestro país con la
Ancón, cerca de Lima. Hallazgo que también significaría que le atribuían cooperación de técnicos del "Comité Interdepartamen-tal de Nutrición de los
poderes especiales o alimenticios o excitantes, de carácter semi-mágico. Estados Unidos" y bajo la dirección del "Departamento de Nutrición" de la
División Higiene del Ministerio de Salud Pública, entre el 8 de marzo y el 27
Hoy día sabemos perfectamente que la infusión de yerba, en cualquiera de abril de 1962, estableció que el efecto estimulante producido por la yerba
de sus formas de mate o como té (mate cocido y tereré, de los paraguayos), es mate ingerida por las personas encuestadas se debía a su contenido cafeínico,
realmente estimulante y tónica. Tanto botánicos, como higienistas y habiendo quedado en claro como resultado de los análisis químicos
químicos vienen confirmando desde mucho atrás estas conclusiones, que efectuados en extractos acuosos de yerba mate, la presencia concentrada de
incluyen, además, en lugar de destaque, no sólo el poder excitante del elementos de elevado tenor nutritivo.
alcaloide (cafeína, llamada más propiamente mateína), sino también el Por otra parte los graves trastornos gastrointestinales que caracterizaron
vitamínico. a los ejércitos de todo el mundo a través de toda la historia de las guerras,
El Dr. Doublet, realizó, hace ya muchos años, un estudio sobre los hasta el descubrimiento de los antibióticos, fueron desconocidos entre
efectos fisiológicos ejercidos por el uso del mate, a los que clasificó así: nuestros soldados-gauchos debido a que, gracias al mate, prácticamente no
1.°) Acción económica. Repone de la fatiga y excita al trabajo y la consumían aguas crudas, generalmente contaminadas, sino sólo el agua
actividad. Es por lo tanto un importante dinamóforo. hervida para la infusión.

2.°) Acción calorífera y sobre la circulación y respiración. Es un CULTIVO DE LA YERBA MATE.— El conocimiento del mate lo
acelerador del ritmo cardíaco y elemento que ayuda a disminuir la tensión debieron los españoles y los portugueses a los indígenas (posiblemente
arterial. Su acción se localiza fundamentalmente sobre el gran simpático, sin guaraníes), tal como ocurrió con tantas otras plantas alimenticias y
perturbar, como el café, el funcionamiento bulbo-medular. No produce seudo-alimenticias de origen americano y que hoy representan para la
insomnio y actúa principalmente sobre el sistema locomotor. humanidad artículos de primerísima necesidad: el maíz, la mandioca, la
3.°) Acción sobre el tubo digestivo. Activa los movimientos papa, el cacao, etc.
peristálticos del intestino; favorece la evacuación y la micción y actúa como Tanto los indígenas, que no la cultivaron, como los primeros colonos
estimulante de las contracciones del estómago. que tuvieron conocimiento de la planta, creían que la yerba mate sólo podía
4.°) Acción nutritiva. En resumen tiene dos aspectos: retarda la reproducirse espontáneamente y que era refractaria al cultivo. Creían que no
desasimilación y a la vez contiene elementos resinosos y albumi-noides era suficiente con la humedad y la acción de los elementos del suelo para
capaces de ser asimilados. Es un anti-consumidor y un dinamógeno. provocar su germinación y que era necesario que pasase un comienzo de
digestión en el estómago de un pájaro afecto a comer los frutos del Ilex-Mate.
Se ha comprobado, que en las largas jornadas que realizaban las carretas
y viajeros en general, quienes hacían el viaje desde Lima a Buenos Aires por Fueron los Padres Jesuítas, que habían empezado a fines del siglo XVI y
tierra, no ingerían, comúnmente, otra cosa que mate y carne asada o hervida. comienzos del XVII el establecimiento de sus Misiones de catequesis de los
Lo mismo ocurrió luego durante nuestras guerras por la independencia y las indios comarcanos a ambas márgenes del alto Uruguay, quienes después de
guerras civiles, y en las campañas del desierto contra los indios pampas en Ja ensayos y estudios —que incluyeron la reproducción por medio de injertos y
Argentina. No incluía, pues semejante dieta, ni hidratos de carbono, ni sometiendo las semillas a la acción del agua calentada o a diferentes
cítricos, ni verduras frescas, por lo cual la ausencia total de temperaturas— obtuvieron almacigos y plantaciones como de cualquier otra
planta cuya reproducción se controla. La mejor forma de asegurarse

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la germinación de las semillas parece ser recoger los frutos frescos bien techo a dos aguas y abierto en su perímetro; dentro, y sobre un emparrillado
maduros (color violado oscuro) y macerarlos en agua fría, colar los ollejos y de cañas o tientos, se coloca la pila de yerba formando bóveda por medio de
luego sembrarlas al voleo (entre marzo y abril). La recolección comienza una cañería. En el "carijó" el fuego está directamente debajo del depósito.
entre los 4 y 5 años de edad de la planta, cuando ésta ha alcanzado una altura
media de unos 2 metros como máximo. La cosecha consiste en quitar a los La yerba tipo Paraná, predilecta de los uruguayos, es amarillenta, sin
árboles sus ramas para aprovechar las hojas y los ramúnculos. palo, dulce y flojona y con bajo porcentaje de extracto acuoso.
La llamada yerba mate está en realidad formada únicamente por las La paraguaya (y la misionera) es de color verde oscuro, amarga fuerte y
hojas, las ramitas tiernas y los pecíolos y pedúnculos del árbol, parcialmente su extracto acuoso anda por el 30%.
deshidratados y triturados o molidos. Cuando sobre la cantidad de hoja El canchado propiamente, que es la siguiente operación, consistía
molida predominan los pecíolos y ramitas, se dice que es yerba con "palo", antiguamente, en colocar la yerba formando una delgada capa sobre lonas o
tipo preferido en Río Grande del Sur. Nuestros materos, en cambio, prefieren arpilleras. Allí era golpeada con palos y machetones de madera hasta
la mayor abundancia de hoja molida. transformarla en pequeños fragmentos y polvo. Hoy día, la operación se hace
Antes de ser comerciable y llegar al consumidor, la yerba mate es en una pequeña era cercada y por medio de una gran pieza tronco-cónica con
sometida a dos ciclos o fases de preparación, llamados respectivamente: dientes (de madera o de hierro), la que gira sobre un eje, como una noria,
canchado o canchamiento y elaboración. El primer ciclo o canchado, está tirada por un caballo o una muía.
integrado por las siguientes operaciones: corte, chamuscado (el pasaje de las La yerba luego se coloca en amplios depósitos (noques) de madera o de
ramas por un fuego hecho por el recolector antes de preparar el fardo); secado material, bien aereados, donde debe evitarse la humedad, pues allí, realmente
(o tostado); machacado (canchado propiamente) y cernimiento. La primera termina su secado y adquiere la "maduración" que le da calidad.
operación llamada chamuscada o sapecado, se efectúa hoy con criterio indus-
trial y tiene por objeto hacer que las hojas pierdan rápidamente su exceso de El ciclo de elaboración, que es la segunda fase, se efectúa en modernos
humedad y fijar la clorofila. Con ello las hojas adquieren un aroma molinos yerbateros y es un auténtico proceso de industrialización.
característico y también un agradable y parejo color verde-amarillento. HISTORIA DE LA YERBA.— Un azaroso camino recorrió el mate en el
Sapeca proviene del guaraní: Za, ojos y mbecá, abrir. Literalmente abrir período histórico o post-colombino, durante cuatro largos y agitados siglos.
los ojos, es decir, romper los vasos de la savia y favorecer la deshidratación. Arduo camino signado, fundamentalmente, por las opiniones tendenciosas
La operación, que consiste en la permanencia de las hojas al aire calentado a de panegiristas y detractores, quienes lo calificaron, alternativamente, de
250° durante unos 30 segundos, se realiza en una especie de tostador grande infusión mágica y llena de virtudes o de vicio abominable y sucio.
de forma cilindrica hecho con tela metálica y que gira lentamente en plano Soportó el mate desde principios de la conquista terribles anatemas,
inclinado sobre el fuego. Las hojas se vierten por un extremo del cilindro y se propios de la más severa Inquisición, y aunque rehabilitado por largos
recogen por el otro, y así, como salen, humeantes, se las lleva a un galpón períodos, no faltan, aún hoy día, quienes sostienen que su consumo habitual
donde se estiban sobre arpilleras o lonas para favorecer aún más la es factor muy a tener en cuenta para comprender esa "mentalidad criolla" que
deshidratación. Felizmente, se va suprimiendo de los yerbatales el transporte sirve a los simplistas para explicar, tergiversando la razón de la sinrazón de
por el "raído": red de tientos para una carga de unas 10 arrobas y que una vez nuestro subdesa-rrollo, nuestra escasa productividad, nuestra aptitud para
formado el fardo el peón sujeta desde su frente por una correa. jubilarnos..., etc.
Cuando Gaboto bautizó a nuestro gran río padre, con el nombre que
El secado o torrefacción de fa yerba se realiza por dos clásicos quedaría para la historia por siempre como valedero, lo hizo creyendo a pie
procedimientos, poco diferentes en realidad, uno del otro. El Carijó", juntillas que, navegando las aguas de aquellos sus poderosos afluentes hacia
utilizado en Brasil (Paraná) y la "Barbacuá" (o barbacoa) en Paraguay y sus fuentes, encontraría en el seno de las lejanas selvas el famoso "El
Misiones (Argentina). Dorado", la tierra de la plata. Las riquezas en precioso metal que, regresadas
En la barbacuá el calor se trasmite al depósito por medio de una cañería. aguas abajo por el
El depósito es una especie de empalizada alta con

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comercio, convertirían al caudaloso sistema en un argéntico torrente que dición de que casaran con alguna de sus hijas, que al parecer fueron muchas.
haría de estas tierras las más privilegiadas y ricas de España en América. Se De este modo lograba: a) acentuar su poder, convirtiendo a sus enemigos en
equivocó. yernos; b) casar bien a sus hijas como ansia sobremanera todo buen padre; c)
casarlas con hidalgos lo que extendía sobre la sangre mestiza de ellas una
No obstante, en las regiones donde se van formando los grandes ríos del especie de salvoconducto futuro, haciendo más sólidas las alianzas con los
sistema platense —al oriente de los Andes, al septentrión- del Atlántico, caciques abuelos o primos de las desposadas gentiles.
entre los 20° y 30° de latitud sur— la madre naturaleza escondía una riqueza
que si no de reflejos de plata hubo de teñir de verdor esperanzado las aguas A esta sociedad, en particular a su jefe, es generalmente aceptado que se
abajo, en un comercio que brindó grandes riquezas y también produjo debe la difusión del mate en las colonias españolas, así como sus primeros
enormes tragedias. La fiebre del oro verde fue casi tan nefasta como la del intentos de explotación, elaboración y comercio. Esto no contradice lo
amarillo. afirmado por Martillet y Rochebrune respecto al conocimiento de la yerba
por parte de los indios peruanos, puesto que el tiempo transcurrido pudo
Todo comenzó con la fundación de Nuestra Señora de la Asunción, llevarlos a abandonar su uso, sustituido por la más excitante coca. En todo
originada en el fracaso de Santa María de los Buenos Aires. El proceso caso no trasmitieron a los conquistadores del Perú el manejo de la yerba
colonizador en el Plata se inicia cuando Pedro de Mendoza funda en 1534 mate. Por el contrario, cuando Irala inició en 1554 una expedición al Este, a
Buenos Aires, destruida, luego de un largo asedio, por los indios querandíes las tierras del Guaira —actualmente estado brasileño de Paraná-, con el fin de
y sus aliados. Los maltrechos restos de la expedición se dividen: unos zarpan
ampliar los dominios de la Corona Española, que eran a la vez sus propios
de regreso a España llevando al Adelantado moribundo; el resto, al mando de
Ayolas, remonta los ríos Paraná y Paraguay en pequeñas embarcaciones y dominios, aprendió de los indígenas el uso de la yerba mate.
aún en balsas. Con el último, heroico y desesperado impulso de que En tierras del Guaira fueron recibidos sus oficiales con extremadas
disponen, fundan en un lugar donde los indios locales, los guaraníes, les muestras de afecto y simpatía como nunca antes habían logrado, por parte de
resultan amistosos y la alimentación abundante, el pueblo de la Asunción. los miles de guaraníes que allí poblaban. Llamó la atención de los españoles
Fue esta la única prueba valedera y constante que en materia de conquista la buena talla, vigor físico y excelente estado de salud de los indios, su buen
alcanzó España en esta zona del Continente. Y eso debido sobre todo a la carácter y su natural alegría. El secreto de tantas buenas cualidades, según los
capacidad, tozudez, valor y a las dotes guerreras, diplomáticas y hasta guaraníes, radicaba en que bebían en calabazas naturales, por medios de
sexuales, de un vasco tremendo: Domingo Martínez de líala. A la muerte de canutos de caña, una infusión de hojas provenientes de un árbol, caá, las que
Ayolas en una expedición contra los indios, enemigos de sus aliados a veces simplemente masticaban. Según ellos su dios, Tupa, había concedido
comarcanos, es Irala quien toma el mando y emprende la colonización. ese árbol como don de salud y vigor a los antiguos Payés (hechiceros) de la
tribu. Enterados de tantas virtudes y de su mágico origen, probaron los
La integración, tanto racial como cultural, constituye el recio basamento españoles la infusión, caá-i y comprobaron con regocijo los efectos positivos
de la vigorosa nacionalidad paraguaya y probablemente tiene sus verdaderos que tenía sobre sus organismos, agotados por las forzadas marchas a través de
orígenes en aquel llamado "paraíso de Maho-ma" que el tenaz vasco Irala la selva. El efecto de aquella "hierba", que por tal y no por hoja de árbol la
inaugura en Asunción con sus múltiples bodas con las hijas de los caciques tomaron al principio, los impulsó a llevar de regreso a Asunción buena
guaraníes. Según cuenta nuestro primer cronista rioplatense, el soldado y cantidad de hojas tostadas (sapecadas). De este modo, y entre la soldadesca,
aventurero alto-alemán Ulrico Schmidel, así empezó todo: "y regalaron a los mestizos, criollos pobres e indiada comenzó el consumo de la "hierba de
nuestro capitán... seis muchachitas, la mayor como de 18 años de edad... y Tupa" cuya estimación fue creciendo sin cesar.
regalaron a cada hombre de guerra dos mujeres para que cuidaran de
nosotros, cocinaran, lavaran y atendieran a todo cuanto más nos hiciera El incremento del consumo queda señalado por una carta del P. Mariano
falta". Lorenzanos dirigida al Rey en 1600, donde señala, alarmado, que en
Así se inició el largo y personalista gobierno de Irala, al que no Asunción se había llegado a la utilización de 345 kilogramos por persona y
contribuyeron poco los frutos, literales y figurados de sus bodas. Cada vez por año, lo que hace casi un kilogramo por día. Aconsejaba que como acto de
que un grupo de oficiales jóvenes organizaba un motín para sacarlo del buen gobierno destinado a prevenir males mayores irreparables, se tomaran
poder, su bien montado sistema de espionaje le permitía averiguarlo de medidas para combatir un abuso de tal naturaleza. Fueron inútiles las
antemano, apresando a los culpables y condenándolos a muerte. medidas
Posteriormente los indultaba con la con-

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coercitivas, órdenes y reales disposiciones de los gobiernos para detener un La reacción no se hizo esperar. Sobre el filo de los siglos XVI y XVII
vicio que comenzó a extenderse a las comarcas vecinas y demás ciudades del llegó a Asunción el enviado especial del Rey Felipe III, don Francisco de
Virreinato del Perú. Alfaro, encargado de comprobar si era cierto el calamitoso estado de cosas
en la colonia asunceña del que habían llegado noticias a la metrópoli. Su
Sólo faltaba esto a Asunción. Ya se la consideraba buen modelo de las presencia consiguió reducir en algo el consumo de yerba mate y
"virtudes" que Cervantes atribuyera, en genera!, a las Indias: "refugio y especialmente se atenuó, no demasiado, la explotación del indio en los
amparo de los desesperados, iglesia de los alzados, salvoconducto de los yerbatales. Quien realmente inició la verdadera lucha contra lo que entendía
homicidas, añagaza de mujeres libres". Para completar este cuadro, sus como un comercio perjudicial, fue el famoso gobernador Hernandarias, el
habitantes se dedicaban ahora a consumir en grandes dosis un brebaje mismo que introdujo vacunos y otros ganados menores en nuestro territorio.
demoníaco, hecho con una hierba diabólica que el propio Lucifer (Tupa)
había entregado a los hechiceros guaraníes. Aquí entró a tallar la Iglesia, Volvía Hernando Arias de Saavedra de una inspección a la región
imponiendo su más severa pena a los consumidores de yerba: la excomunión. yerbatera de Maracajú, en el tiempo de su primer gobierno. Venía
Considerando el origen de la infusión y del árbol caá, don de un dios pagano impresionado y amargado. Había visto los indios esclavizados, consumidos
a sus brujos, así como sus cualidades estimulantes, los religiosos por las fiebres, los castigos corporales y el esfuerzo desproporcionado del
franciscanos de Asunción anatemizaron la hierba, la calificaron de cosa del trabajo, sin compensación adecuada de alimentación y descanso. Los había
demonio y la prohibieron. visto morir por decenas. Descubre entonces, sobre la borda del barco que lo
conducía de vuelta a Buenos Aires (ciudad que Juan de Garay había vuelto a
fundar en 1580) unos sacos o bolsas de yerba traídas desde Maracajú por los
El resultado del anatema fue desastroso. Después de corto tiempo hubo indios remeros de su embarcación, aficionados como otros tantos a su
que revocar la condena ante el peligro de que la Iglesia quedara sin fieles, consumo o deseosos de comerciarlos en Buenos Aires.
especialmente entre las clases humildes que hicieron oídos sordos y
siguieron, impávidamente, sorbiendo la infusión. Fue menor el problema No bien desembarcado en la joven ciudad, Hernandarias ordenó que las
entre la gente principal. No porque dejaran de beber mate, sino porque bolsas de yerba fueran quemadas públicamente en la plaza. La yerba para él
obtenían la dispensa autorizada por la Iglesia: la tomaban por prescripción era la culpable de la destrucción y muerte de los indios guaraníes en las
médica. lejanas selvas. Desde entonces fue el más tenaz perseguidor de la
explotación y por ende del consumo del mate. Pero Hernandarias no pudo
Entre los argumentos de esta primera gran campaña contra el mate, cambiar en este asunto el curso de la historia, como tampoco pudo hacerlo
merece recordarse el utilizado por un fraile dominico que lo acusó de con referencia a los jóvenes "vagos y malentretenidos" de las campiñas de
afrodisíaco, y por lo tanto contrario a los principios de continencia cristiana. Santa Fé, o sea los primeros gauchos, a los que intentó poner "de su mano al
No previo que, dado el clima moral reinante en Asunción, sus palabras trabajo".
podían tener un efecto contrario: aumentó el consumo de yerba mate y el
buen fraile quedó como autor de la primera "campaña de expectativa" en el En 1617, cuando ya la infusión de yerba mate tenía consumidores en
casi todas las grandes ciudades del Virreinato del Perú, Hernandarias, que
continente. estaba en su segundo gobierno, publicitó "los grandes inconvenientes que
hay en bebería y el uso de tomarla, el cual ha cundido hasta el Perú, porque
Pero sería justamente el desorbitado aumento del consumo el mayor en esta provincia y la de Tucumán es muy general este vicio; por demás de
enemigo del mate. Provocó una verdadera fiebre de explotación en los ser sin provecho y que consumen y gastan sus haciendas en comprarla, hace a
yerbatales naturales. Los indios sometidos a encomienda por el régimen los hombres viciosos, haraganes y abominables". Pocos años antes había
español impuesto por Irala, fueron explotados por los "encomenderos" en merecido juicio semejante de su colega el gobernador Marín Negrón, quien
muy diversos tipos de actividad, pero no hubo ninguna, en la zona, más brutal estimaba "vicio abominable y sucio, que es tomar algunas veces en el día la
que la extracción de yerba mate. A golpe de machete se abrieron nuevos yerba con gran cantidad de agua caliente".
caminos hacia el corazón de los antiguos yerbatales en el Guaira, Maracajú,
Iraí y Alto Uruguay, caminos que se regaron de sudor y sangre y se En esta época sin embargo, aunque así atacado, el mate vence las
consolidaron con osamentas de indios. Los indígenas, esclavizados en resistencias clasistas y lugareñas y pasa a ser bebida predilecta,
condiciones infrahumanas, fueron los extractores y portadores, con el uso del
"raído", de los fardos de yerba. En contraposición, el suplicio y muerte de los
indios acarreaba el enriquecimiento descomunal de los "encomenderos" y
Asunción crecía en población e importancia.

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no sólo de las clases humildes, sino de las superiores: las distinguidas y carne vacuna que el indio por entonces ya apreciaba mucho, y la yerba mate.
austeras matronas, los empingorotados funcionarios, los linajudos
hijosdalgos, comienzan a beberlo en sus salones, tanto los de la mestiza Para disponer de abundancia de carne, los jesuítas cumplieron una tarea
Asunción o la pobretona Buenos Aires de entonces, como en los paciente, llevando hatos de ganado hacia el sur, metiéndose en nuestro
aristocráticos de Santiago y en los archi-lujosos de la Lima de los Virreyes. territorio hasta el río Negro y el Yí y convirtiéndolo en una inmensa estancia
¿Como ocurrió? o pradera de cría y engorde de sus ganados. Con la yerba mate el problema
era más fácil y a la vez más difícil.
Según el folklorista brasileño Barbosa Lessa, a poco de la muerte de
Hernandarias, un teniente general de Asunción y el gobernador del Obispado Quitarle el vicio a los indios parecía imposible y modo seguro de
del Paraguay, "rompiendo todos los prejuicios, se entregaron inspirarles animosidades. Se optó por la solución de "cristianar" el uso del
desembozadamente al uso de la yerba mate". Y precisa: "hasta entonces la mate, a imagen de lo que se hacía con los propios indígenas. Y aquella
bebida guaraní había conquistado únicamente la repulsa de la aristocracia bebida que fuera considerada pagana y hasta diabólica pasó a ser otorgada a
colonial; pero con aquel acto se abrieron los palacios y las iglesias para los indios no por Tupa sino por Dios, el Dios de los cristianos, desde luego.
recibir los beneficios de la bebida de Tupa". Para tal interpretación se apoya Según otra variante, por Santo Tomás —San Tomé— cuya existencia fue
Barbosa Lessa en las palabras del padre Lozano en su Conquista del Río de la prolongada en algunos siglos, a quien se hizo viajar a través de los mares,
Plata: "y todo el pueblo fuese detrás de ellos: propagóse en pocos años el uso para concederle a los indios el beneficio de la yerba.1.
y abuso de la hierba de modo que sólo en la ciudad de Asunción se Como ya fuera señalado, los jesuítas no se limitaron a explotar los
consumieron entre 14 y 15 mil arrobas en el año de 1620". yerbales naturales- del Alto Uruguay. Luego de varios ensayos lograron
Nosotros creemos que fue el interés económico de los ministros de la hacer germinar las semillas y comenzaron el cultivo de los árboles de yerba
Iglesia en la explotación de los yerbatales del Alto Paraguay, el que provocó en grandes plantaciones. Al mismo tiempo fueron los jesuítas verdaderos
ese cambio de actitud respecto al consumo de la yerba mate en los grupos o pioneros del tratamiento y comercialización de la yerba mate logrando
clases superiores de las poblaciones coloniales. La fundación de las grandes beneficios materiales y consiguientemente prestigio y valor
Misiones Orientales de Uruguay por parte de sacerdotes jesuítas cambió, en estratégico en el juego de los intereses de las dos potencias coloniales:
muchos aspectos, el panorama social, político y económico de las colonias España y Portugal.
españolas y portuguesas: entre estos cambios está el relativo a la explo-
Era previsible, por lo tanto, que los jesuítas, a diferencia de los
tación, comercio y consumo de la yerba mate.
anteriores representantes de la Iglesia, abandonaran la idea de ana-temizar el
consumo de yerba mate. Por el contrario, se transformaron en sus exaltados
La acción política de las Misiones, fundadas en el momento de fusión de
propagandistas. El monopolio prácticamente total del comercio de la yerba y
ambas coronas —española y portuguesa— bajo el monarca español, no se
hizo espectacular hasta que, separados ambos reinos otra vez en el último su poder terrenal cada vez mayor, les valieron acuerdos favorables y
tercio del siglo XVII, aquéllas se presentaron como un tercer estado, una concesiones excepcionales de los gobernadores de Buenos Aires. Sobre la
república independiente enclavada entre las tierras de los dos monarcas. A lo yerba mate se basó buena parte del poder temporal de las Misiones; y sobre
largo de un siglo habían llevado a cabo la fundación de distintos estableci- el poder de las Misiones, particularmente en su aspecto espiritual, se basó el
mientos misionales: San Francisco de Borja, San Nicolás, San Miguel, San creciente consumo de yerba mate en la zona austral del Continente.
Luis Gonzaga, San Lorenzo, etc. La atracción del nativo se obtenía en estos Creemos que la primera mención escrita referente al mate y su consumo
pueblos, demostrándole cabalmente que no se aplicarían contra él ninguno de está en la indicada obra del padre Lozano, citando a Diego de Zeballos en su
los arbitrarios procedimientos de justicia que eran propios de las tribus, y "Tratado del recto uso de la yerba del Paraguay", Lima 1667. Se irá
muchos menos la crueldad brutal y despiadada de la soldadesca mencionando cada vez más el tema en las Cartas Annuas de los padres
conquistadora o de los odiados encomenderos. Luego, para lograr que el jesuítas. Fue precisamente un jesuíta educado en Córdoba, el presbítero
indio se acostumbrara a vivir en la Misión, se le concedía seguridad y Francisco José Sánchez.
comodidad, otorgándole un mínimo de bienes materiales indispensables: (1) Apoderándose asi del Pai Zumé indígena, la leyenda del dios blanco. Leyenda en la que algunos
casa, orden social (aunque siempre dentro de una pirámide comandada por el antropólogos han creído ver el recuerdo de la presencia de misioneros vikingos en tierras paraguayas en época
Padre), y relativa abundancia de alimentos, en particular la precolombina; a lo que vendría a dar razón algunos recientes hallazgos arqueológicos. (N. del Autor).

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Labrador, el primero que a nuestro juicio se ocupó del aspecto científico de la co sobre la conquista española en estas regiones. Al describir el Consejo
elaboración de la yerba mate. En un trabajo efectuado en 1774, después de convocado por el cacique Ibitupuá, en ocasión de considerar el
referirse a los distintos tipos de yerba, alude a quienes afirman que los levantamiento de Diego de Mendoza contra el Virrey del Perú y las
jesuítas imponían secreto acerca del tratamiento de la yerba, y dice: "De los propuestas de aquél, refiere que dicho consejo se celebró con grandes
españoles aprendieron los misioneros a beneficiarla. Buen secreto, por cierto, libaciones de chicha:
cosa sabida en toda una provincia y entablada en ella antes de que llegasen al "Las tazas andan tales y los mates que el
Paraguay los jesuítas. Los españoles aprendieron de los indios guaraníes, que acuerdo se vuelve en vocería"1
usaban de esta bebida; conque españoles e indios pondrán cuidado en ocultar
la forma de las hojas, cuando los árboles están todos patentes. Lo que los Poro y Porongo, son, también, castellanizaciones de los vocablos
jesuítas hicieron fue domesticar los árboles de la hierba, formando cerca de quechuas puru y purungu, que se refieren en general a la calabaza y el
las reducciones plantíos hermosos, para alivio de sus neófitos y así evitar los segundo en particular a la de dimensiones mayores.
viajes de centenares de leguas que hacían yéndola a buscar a los bosques Si esa útil y antigua auxiliar del historiador que es la semántica, nos
condujo a los dominios del Inca, más amplio será el panorama que
Es casi innecesario que señalemos la importancia que tuvo su consumo descubrimos con la ayuda de la arqueología y la etnología. Empecemos por
en nuestro país, tanto en el medio rural como en el urbano, desde los aclarar que las famosas calabazas no son más que los frutos secos y
comienzos de la época colonial hasta los albores de la nacionalidad y despojados de las semillas, de la "lagenaria vulgaris" o "calabacera". El
posteriormente en la Independencia. No existe inventario de pulpería, estudio de los orígenes de esta planta en nuestro Continente resulta tan
almacén o "boliche" de extra o intramuros, en el cual no figure como importante para las investigaciones de arqueólogos y etnólogos respecto a las
mercadería de primera importancia por su volumen, los sacos o barricas de más antiguas culturas costeras del Pacífico sudamericano, que se ha llegado a
yerba mate. Don Diego Cardoso, maestro director de obras de la Ciudadela y considerar como prueba de cultura oceánica en la América del Sur.
el Fuerte de Montevideo en calidad de jefe ingeniero, hombre de carácter En las antiguas culturas preincaicas, costeras, del Pacífico Su-
difícil que vivió en perpetua disputa con el primer gobernador, Viana, damericano, se utilizaron las calabazas de la "lagenaria" para manufacturar
destaca la frugalidad de los primeros gauchos que andaban vagueando por diversos objetos, de uso doméstico y funerario, según prueban los hallazgos
nuestros campos. Los define certamente como "hombres cimarrones que realizados en Paracas y en los cementerios de los primitivos pescadores de la
andan por estas campañas tras de las chinas, vacas y caballos" y los reclama zona de Arica. También se han encontrado numerosas calabazas o "mates" en
para peones de sus obras en lugar de los indios tapes que le habían enviado de enterraderos y antiguas viviendas del período prehispánico en diversas zonas
las Misiones. Pide que pongan bajo su mando algunos de "tantos vagabundos del noroeste argentino: Jujuy, Salta, San Juan, Puno, etc.
como andan por estas campañas y que son estos malentretenidos gentes (que)
Concretando, desde remotos estados culturales, incluso anteriores a la
trabajan lo mismo pagándoles que dejándoles de pagar por el poco aprecio
que hacen de la plata, pues en teniendo su yerba para el mate trabajarán". labor de los metales (cobre, plata, oro), las culturas aborígenes de las áreas
costeras del noroeste y el oeste de nuestro continente utilizaron las cortezas
secas de los frutos de la calabacera para los más diversos usos. Nuestro Zum
3. EL MATE Y LA BOMBILLA.— Si la historia de la yerba ha sido larga Felde llamó en acertada síntesis, a nuestro siglo XVIII, la Edad del Cuero de
y plena de azares, no menos lo han sido la del recipiente para tomar la nuestra cultura, por las múltiples aplicaciones que se daba a ese material en la
infusión, —que conocemos genéricamente como el "mate"—, y la del canuto
para sorberla o "bombilla". Si el conocimiento de aquélla por parte de los vida doméstica, social y económica de la colonia. Bien podríamos señalar,
indígenas de nuestra América nos ha llevado, a través de los siglos, a épocas recordándolo, qUe en las regiones costeras y centrales del noroeste y el oeste
precolombinas, más lejos todavía, en el tiempo y en el espacio, nos ha de de la América Meridional, hubo un período o cultura del "mate" o la
llevar el estudio del famoso recipiente. calabaza. Se hicieron con ellos: vasos, recipientes para coca, sonajeros para
las "guaguas", fuentes, flotadores de navegación, urnas funerarias, cucharas,
Su nombre, "mate" es castellanización del vocablo quechua mati que etc.
significa, literalmente, vaso. Ese sentido le da Del Barco Centenera en su
inmortal poema La Argentina, primer poema épi- Sus formas, suaves, rotundas y llenas, y el entre opacado y brillante
(mate, precisamente) de su tersa epidermis, fueron, sin

(1) Amaro Villanueva, El Mate, Arte de cebar, Bs. As. 1960.

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duda, el modelo ancestral de la primitiva cerámica de esos pueblos. Así lo Mate
destacó el Prof. Julio C. Tello, verdadero precursor en la investigación
arqueológica y folklórica del noroeste, cuando señala que la cerámica del
área de Huaylas toma sus formas, motivos decorativos y técnicas, de los
distintos tipos de lagenarias y los modos de decorarlas. Dice concretamente:
"Considero que en estas vasijas y en otras de sus derivadas la superficie se
halla decorada con técnica negativa, en manchas aisladas o en bandas, como
si sus autores imitaran la decoración pirograbada o pirocarbonizada de la
lagenaria, técnica que parece existir desde la más remota antigüedad". Por su
parte, Alfred Metraux, ha realizado interesantísimos estudios comparados
sobre las técnicas de decoración de las lagenarias, particularmente en los
Chiriguanos (del Chaco) y las culturas andinas.

Gracias a ellos se puede afirmar que las técnicas de la decoración de la


corteza de los "mates", en pirograbados, negativos, burilados, pictograbados,
teñidos y especialmente el pirocarboni-zado, son independientes y por lo
tanto casi seguramente anteriores a la cultura de los metales.

En la zona del Pacífico y en lejanísimos tiempos precolombinos, el


decorado de los "mates" fue arte en el cual llegaron a bellísimas expresiones
los artesanos indígenas del Perú. Dentro de esta artesanía, la máxima
expresión la tuvieron las rituales "poncheras" para la dorada chicha, en cuyo
seno flotaba el vasillo para las libaciones llamado "el cojudito". Este vaso no
era, muchas veces, más grande que un dedal, no obstante, ambos, ponchera y Sea que haya sido anterior o posterior a la conquista, o como nosotros
vasillo, se coloreaban y grababan con los más bellos motivos. Y, a los creemos, que se haya reiterado en ambos períodos, el encuentro de las dos
coloridos y nacarados y tornasolados, a los esculpidos y burilados, sutiles y grandes corrientes culturales, la incaica y la guaranítica, unió para siempre
afiligranados, se unieron las chapas de áureo y argénteo metal, también dos elementos que parecían aguardar desde el fondo de los tiempos el
primorosamente labradas, y las incrustaciones de piedras de color. Además instante de maridarse: la calabaza, "mate" y la "yerba"; la corteza del fruto
de guardas y formas geométricas más o menos puras, se hicieron frecuentes seco de la "lagenaria vulgaris" con la infusión de las hojas machacadas y
las decoraciones zoomorfas y antropomorfas. tostadas del "ilex paraguariensis". Así recibieron los "mates" la herencia de
aquella estupenda artesanía peruana: el pirograbado, el burilado, la
Los indios del área de la "yerba mate" al parecer conocieron la aplicación de ornamentos de metal precioso y de las no menos bellas artes
"lagenaria" desde tiempos precolombinos. El Padre Sánchez Labrador, que populares guaraníticas con sus elaborados vivos y la vieja tradición
tan interesantes detalles nos dejara sobre la "yerba", también nos habla de los paraguaya de atar con fibras vegetales a los "mates", en el período de
"mates" ("Paraguay Natural"), a los que los guaraníes llamaban "caiguá"; maduración del fruto, imprimiéndoles así hermosas y vistosas deformaciones
literalmente, "recipiente para beber Caá" (la yerba). Dice: "Los indios lobulares. Parecida técnica la empleaban con Los pedúnculos o cabitos a los
Mbayos conservan el tabaco para fumar en unos poronguitos o calabacitas que convertían en preciosas asas naturales de las más variadas y graciosas
muy donosos que pintan y aforran con una redecilla de varios colores. Los formas.
indios guaraníes y otras gentes dibujan bellamente las calabazas que llaman También de influencia paraguaya son los esterillados o tejidos con
"caiguá" o mates en que se bebe la infusión de la hierba del Paraguay, o té del fibras vegetales, sustituidos en el área platense con tientos (finos hilos de
Sud." cuero crudo) que cubren parte o la totalidad de la calabaza. A estas viejas
técnicas de decoración de origen indoame-ricano se han de ir sumando, al
correr los tiempos, nuevos modos, motivos, materiales y diseños aportados
por los europeos o productos de los procesos de endoculturación
iberoamerindio.s en las regiones del Plata.

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Antiguamente sólo se empleaban guardas y guirnaldas, algunas
dedicatorias amorosas, unas iniciales, dos corazones entrelazados. Luego se
desarrollaron los temas nativistas en un arte ingenuo y no exento de
atractivos: una doma, una yerra, dos criollos mateando en el fogón y otros
muchos, que incluyen, naturalmente, el rancho y el ombú, o aun escenas y
divisas de contenido patriótico-político, con vivas y mueras. Incluso hemos
visto la reproducción completa, en una superficie extremadamente pequeña,
del enorme cuadro-mural de Blanes, "El Juramento de los Treinta y Tres".

Esto explica, clara y abundantemente, la reiterada presencia de


elementos decorativos zoomorfos y fitomorfos tales como: serpientes, loros,
gallos, palomas, pavos, avestruces, leoncitos, etc. Tanto en pequeños
elementos decorativos, como abarcando la totalidad del recipiente y
transformándolo bastante. A veces son simples aplicaciones; otras abarcan el
material íntegro que constituye el "mate".

Ya los jesuítas que intentaron transformar la vieja costumbre indígena


de tomar mate y sustituir los "caiguá" guaraníes por verdaderas "tazas", para
beberlo como té, iniciaron a los artesanos indios —como lo hicieron en el
arte religioso y en la música instrumental europea— en la fabricación de
recipientes de "coco-bolo" al modo afro-asiático, que ellos conocían bien por
sus otros establecimientos misionales anteriores a los americanos. Simultá-
neamente las decoraciones fueron influidas por los modelos mozárabes
cuando se aplicaban a sustancias de dureza similar al marfil o las maderas
duras, siendo asimismo trabajados a la gubia.

Pero en el área platense, del mismo modo que la cultura vacuna


sustituyó las fibras vegetales por tiras de cuero crudo (tientos) para esterillar
la "guampa", que fue el material predilecto para múltiples tareas artesanales,
sustituyó a la madera o al "coco-bolo" en la confección de labrados mates.
Como a sus antecesores de "lagenaria", se les coloreó muy hermosamente.
No sólo los materiales varían; también los motivos o gustos en la decoración.
Los intrincados motivos geométricos, las simplificaciones y
esque-matizaciones antropomorfas y zoomorfas de origen incaico serán
sustituidas, en el propio Perú, por motivos florales y frutales y por paisajes y
escenas enteras de carácter más o menos naturalista, aunque de evidente
banalidad. Esta habrá de acentuarse en la decoración "gauchesca"
rioplatense, de los mates de calabaza.

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La influencia de la platería religiosa, principalmente de origen Y si bien al principio imitan los antiguos- modelos peruanos (aunque
portugués, habrá de hacerse sentir en el arte criollo desde fines del siglo pierdan por ejemplo su tapita típica, o también las patas cortonas, chuecas e
XVII y, en especial durante el siglo XVIII, tanto en la fabricación de mates independientes, propias de la artesanía vernácula, por unas más largas, más
de metal precioso, como en otras muchas manifestaciones de la artesanía. finas y unidas por soajes, verdaderos soportes que reciben el nombre de
El oficio de platero en los viejos tiempos de la Colonia, estaba "pataguay"), muy pronto aportan lo suyo propio a la evolución del mate de
íntimamente ligado al culto religioso. Los primeros plateros llegados al Río platería. Así nacen los mates con formas similares a los objetos de culto
de la Plata, —cronológicamente: a Buenos Aires, a la Colonia del religioso. En primer término los llamados mates de "cáliz", que afectan casi
Sacramento, terminando muchos luego en Buenos Aires, y, finalmente, a por entero la forma de los cálices del culto.
Montevideo— lo hicieron, inicialmente como agregados a la Iglesia, para También el uso de símbolos católicos como la paloma del Espíritu Santo
realizar o arreglar los objetos del culto, tradicionalmente de metales (hasta con alas movibles) formando todo un mate, o simplemente como
preciosos: cálices, patenas, copones, custodias, lámparas, incensarios, elemento decorativo de la bombilla, o aplicada a la boquilla o al asa de la
calabaza.
candelabros. Ellos traían su arte y sus modelos. Pero como estos humildes y a
veces muy excelentes artesanos no podían vivir exclusivamente de lo que
fabricaban para las Iglesias y capillas, cada vez con mayor frecuencia En el ámbito rioplatense la artesanía de los metales preciosos alcanzó
produjeron útiles domésticos, generalmente funcionales, aunque de aspecto sus cumbres —en concepción y en realización— en dos rubros: por un lado
los aperos del caballo, motivando su hipertrofia y por ende su transformación
suntuario por el rico metal empleado. Entre ellos el mate, desde que había en elementos exclusivamente suntuarios, con pérdida de su valor funcional;
pasado a ser elemento imprescindible en toda vajilla hogareña del Río de la por otra el mate, tanto la calabaza como la bombilla.
Plata.
El tiempo cambia las cosas, los gustos y las apetencias humanas, aunque
a ese tiempo lo ayudan casi siempre elementos de presión de tipo económico.
Y si las maderas aromáticas y duras, los "cocobolos" y hasta los materiales
arcillosos y cerámicos, en determinado momento sustituyeron a las
auténticas calabazas para el "mate , también la "guampa" o el cuerno y los
metales preciosos, en especial la plata, fueron sustituidos desde mediados del
siglo pasado por otros, fundamentalmente el peltre y los llamados metales
blancos. Del mismo modo que Inglaterra fabricaba tela para chiripas y
ponchos de producción mecánica imitando los originales "a pala", y como
Francia o Alemania hicieron los llamados "botones gauchescos" réplicas de
viejas monedas de plata, en latón y con pie, que servirían de adorno a cintos,
"tiradores", "rastras", blusas, y como importantes fábricas de esos países
produjeron en serie cabezadas para "recados", espuelas "nazarenas" y
estribos de "campana" para los aperos, también se dedicaron a producir mates
en metal blanco, sobre los modelos enviados desde América del Sur. Se trató
en los hechos de réplicas baratas de los mates de "cáliz' y de las demás
formas usuales en nuestra platería criolla.
Simultáneamente los talleres europeos de loza y porcelana empezaron a
fabricar con estos materiales muy lindos mates: por su forma recordaban a las
regordetas calabazas o a los espigados cálices, pero su decorado es romántico
o más o menos rococó según el gusto de época. La palabra "amor" que la
tosca mano del paisano grababa de continuo en las lustrosas calabazas
aparece ahora bordada en oro sobre el blanco satinado de la porcelana, junto
a las

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palabras "amistad", "fidelidad", "felicidad". A ellas se agregan guirnaldas de perfeccionamiento le habría agregado luego un ensanchamiento en la base de
flores, angelotes dorados o coloreados (los famosos "mates del angelito" en forma esférica, hecho con finas fibras vegetales entretejidas, al que se llamó
cuyo pie un amorcillo sostiene en sus débiles hombros el recipiente), "coco". De esta denominación aparentemente posterior e hispánica saca
hermosas cabezas femeninas y hasta escudos, retratos y vistas de las algunas interesantes conjeturas Amaro Villanueva: podría derivar de la voz
ciudades rioplatenses. La imaginación de los fabricantes llegó a intentar los aymará aludiendo a la similitud del extremo redondo de la "bombilla" con
muy hermosos aunque poco útiles mates de cristal (Murano) con sus algunos frutos secos parecidos al fruto de la palmera; o podría originarse en
correspondientes bombillas. la utilización de frutos de esas características, perforados, para los primeros
filtros; o podría derivar de la palabra quechua "kokko" que significa "junco o
Pero en estos pagos, como correspondientes a medios modestos y tejido o trenzado fuerte de junco". Estas especulaciones lingüísticas, más la
auténticos, se siguió apegado a la vieja, lustrosa y acariciada calabaza. palabra guaraní "tacuapí" con la que se designa la bombilla lo inclinan a la
Cuando por el roce de la bombilla se gastaba mucho el fondo, el paisano la posición indigenófila, o sea la convicción de que la bombilla fue creada por
"retobaba" (aforraba) de cuero, generalmente con la bolsa testicular del los indios.
vacuno macho.
La tesis contraria sostiene que los indios tomaban mate como infusión fría o
Las formas de la calabaza son muy diversas en cada región. En casi fría utilizando calabazas cortadas como cuencos, al medio. Para eso
Argentina, principalmente en la provincia de Buenos Aires y el Litoral, la apretaban la yerba en un lado del recipiente, presumiblemente con la ayuda
calabaza es pequeña, de boca también chica, en forma de pera con la base del pulgar, y, apoyando el labio superior en el otro extremo, sorbían de modo
ligeramente achatada. En el litoral norte son comunes las de asa natural, del que tanto el labio como los dientes oficiaban de filtro. De allí vendría la
pedúnculo, y lobuliformes. En el Río Grande del Sur el gran porongo de boca acusación de "abominable vicio" con que se enjuiciara esta costumbre, y el
muy abierta e imposible de parar por que su extremo inferior es el pedúnculo que para muchos españoles al comenzar a practicarlo fuera un "vomitivo",
o la parte más estrecha de la calabaza; éstos son anchos, grandes, bocones y dado que evidentemente mucha yerba entraría en la boca bebiendo de ese
"rabudos". En el Uruguay los orientales prefieren la "galleta", o sea la forma modo. Sería para evitar esta incomodidad que los españoles o
redondeada, achatada a los lados y de boca más bien pequeña. Sin embargo hispano-criollos habrían inventado, al ingresar el mate a los salones de la
en el noreste se usan poros y porongos en el estilo "brasilero". clase alta, un aparatito llamado "apartador". Era una mezcla de cuchara y
Si ardua ha sido la historia mate, si larga y plena de cambios la de su pequeña palanca con el cual se retenía la yerba a un lado mientras se sorbía la
recipiente también lo ha sido la de la bombilla que se emparenta con infusión por el otro. Recién posteriormente se habría creado la bombilla, de
aquéllas por varios motivos. plata-Las dos hipótesis tienen sus buenas bases y su parte todavía discutida.
No obstante creemos más verosímil y lógica del punto de vista cultural, a la
En primer término por su posible longevidad: hay quienes la aseguran
segunda, la que hace nacer a la bombilla en época posterior a la conquista
precolombina e imaginan a los guaraníes tomando la infusión con un tubito
hispánica. Sea cual fuere su origen, los tipos originales de la bombilla fueron:
de caña ("tacuapí" de tacuá, caña hueca, y api, lisa, nombre que aún se aplica
un canuto de plata, redondo, de un diámetro de 5 a 6 milímetros y una altura
a la bombilla en el Paraguay),y hay quienes atribuyen el invento a los
de 18 centímetros, rematado en su extremo inferior por una esfera hueca del
españoles e incluso a los criollos, en un ardiente debate.
mismo metal llena de perforaciones; un tubo de caña hueca,
Si nos inclinamos por la primera versión, o sea el invento de la bombilla aproximadamente de las mismas medidas, rematado en el extremo inferior
por los indígenas en la época precolombina, podemos reconstruir así su por un cestillo también redondo, tejido en finas hebras de fibra vegetal o con
historia. Dentro de la serie de invenciones con que el indio fue mejorando crines de caballo, en un ejemplo de neto carácter gaucho.
—"beneficiando"— la yerba para consumirla en forma fácil y agradable, está
el "sapecado" (tostado), la trituración de las hojas, la utilización de agua
En las bombillas de plata se introdujeron numerosas variantes: el
caliente y el uso del recipiente de calabazas con boca. La molestia que le
aplastamiento en la boca de la bombilla para mejor sorber la infusión; los
provocaría el continuo comerse las pequeñas partículas de yerba lo habría
engrosamientos, pasadores o virolas del mismo metal, para evitar quemarse
llevado a utilizar primero un tubo natural, junco o caña hueca de pequeño
los dedos; la forma almendrada del "coco" para mejor manejar la yerba, ya
diámetro y más o menos un "jeme" de largo (tallos del "merostachis
que oficia de bombilla y de "apar-
argirenema") para succionar el líquido. En plan de

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4. EL FOLKLORE DEL MATE.— Rodean al mate y a la ceremonia de
tador" a la vez. Todas estas variantes fueron dictadas por la necesidad de tomarlo, numerosas supersticiones y creencias. Algunas, como la del
completar su funcionalidad, unidas a veces al deseo de embellecerla; los "santiguado" antes de comenzar, resabio de los tiempos en que se lo
adornos zoomorfos o "asitas" para mejor tomarla, las curvaturas en su línea perseguía. Por lo mismo se cree popularmente en el "daño" que se puede
para enfriar algo el agua e impedir la subida de la yerba pero también para hacer a una persona por medio del mate, lo que equivale a "engualicharlo" o
hacer esa línea más atractiva y grácil que la simple recta. "hechizarlo" mediante un acto de brujería realizado al aprontarle el mate.
También es creencia popular que cuando alguna brasa del rescoldo del
fogón se pega en el fondo de la caldera, eso anuncia "visitas que llegan". Si se
pegara en el borde, a eso se agrega que los visitantes son gentes
conversadoras y pesadas: si en el centro, gente alegre o divertida.
El saber popular y la tradición secular, unidos, han hecho del mate
sujeto o protagonista de un folklore literario de enorme riqueza: leyendas,
cuentos, sucedidos, coplas, relaciones, refranes, dichos, se acumulan en torno
al mate.

Entre las leyendas, las más antiguas e importantes son las destinadas a
explicar el origen de la yerba. Según una, precolombina, el dios, Tupa,
entregó la yerba, Caá, a los hechiceros, Payés, para que éstos conocieran su
poder y virtudes y la usaran entre sus fieles guaraníes. Otra variante cuenta
que un viejo indio guaraní, impedido por los años de ir al monte a la caza del
yaguareté y a las guerras con otras tribus, tenía a su lado como único sostén en
su soledad a una única hija, la bella doncella Yarí. Una tarde recibió la visita
de un viajero al que padre e hija colmaron de atenciones. Antes de partir, a la
mañana siguiente, después de dormir arrullado por el canto de la bella Yarí, el
extraño confesó ser un enviado de Tupa y le instó a que pidiese algo para que
pudiera recompensar su bondad. Dijo entonces el viejo que su único deseo era
encontrar alguien o algo que le acompañase y reconfortase en sus últimos
años, para así dejar en libertad a su hija Yarí de casarse con alguno de los
valientes guerreros y cazadores de la tribu que la codiciaban. Los dones de
Tupa fueron dos: una verde rama tupida de hojas, del árbol de Caá, como don
y fortificante para el anciano indio y como compañero fiel y perenne; en
cuanto a Yarí le otorgó el don de ser símbolo o la diosa de la yerba como
protectora de su raza. Así pasó ella a llamarse Caá-Yarí, y a ser señora de los
yerba-tales y de los yerbateros.
Su existencia dio origen a un sinfín de otras leyendas. Aunque diosa, era
mujer que no perdonaba infidelidades. Del mismo modo que hechizaba a los
recolectores de la yerba, a los que le eran fieles les aliviaba el peso del fardo,
cuando cargaban el "raído'', y se los aumentaba en el momento de ser pesado
caña en la balanza para que recibieran mejor paga. En cambio cumplía operaciones
(misionera) contrarias, aumentaba sus fatigas y disminuía el peso del fardo en la balanza,
con aquellos que andaban tras mujeres, a los cuales ade-

La bombilla de lata fue, durante muchísimos años, la bombilla del


pobrerío. Era un tubo recto de latón, rematando en su extremo inferior por
una "almendra" perforada del mismo material. Las medidas eran más o
menos iguales que en las bombillas de plata.

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más perseguía con desgracias, enfermedades, hasta provocarles la locura y la Santo Tomé iba un día orillas
muerte. del Paraguay, aprendiendo el
guaraní para poder predicar.

Otra leyenda nos habla de Yasí, la luna, como la hermosa y joven diosa Los jaguares y los pumas no le
que favorece al cazador que le salvó la vida al encontrarla en peligro en los hacían ningún mal, ni los
bosques donde había ido a bañarse. Le hace el don de Caá, la yerba que le jejenes y avispas ni la serpiente
daría vigor y lo mantendría siempre alerta en sus cacerías. Una suerte de coral.
contrapartida del mito greco-latino de Diana y Acteón.
Los chontas y los motacúes
Sobre la base de las leyendas precolombinas, los sacerdotes jesuítas palmito y sombra le dan; el
edificaron versiones cristianas, que muchas veces fueron meras variantes mangangá le convida a catar
mecánicas de las historias indígenas. Así, respecto al origen del mate, la de su panal.
leyenda cristiana cuenta que Jesucristo bajó a la tierra acompañado de los
apóstoles San Juan y San Pedro y se dedicó a recorrer las selvas americanas. Santo Tomé los bendice y
Una noche se detuvieron ante un mísero rancho que un viejo indio había bendice al Paraguay; ya los
levantado en lo hondo y en lo bravo del monte. Fueron cariñosamente indios guaraníes le proclaman
atendidos por el humilde viejo y su bella hija. Al día siguiente, antes de capitán.
partir, Jesús se dio a conocer como hijo de Dios y en recompensa por su
hospitalidad le dijo que le hiciera una petición, que le sería concedida. El Santo Tomé les responde: "Os tengo que
viejo indio contó entonces que el demonio, Añán, se había apoderado de abandonar porque Cristo me ha
aquellas tierras y de las almas de los indios, quienes se consagraban a la mandado otras tierras visitar.
guerra y a los vicios carnales. Sabedor de su próxima muerte, su único deseo
era que su bella hija se conservase siempre buena, pura y linda. Jesús le "En recuerdo de mi estada una
concedió el pedido, transformando a la doncella en el árbol de Caá, árbol que merced os he de dar, que es la
siempre renacería, que traería fuerza e inteligencia y prudencia a los yerba paraguaya que por mi
guaraníes, que siempre sería bello en sus formas y puro en la blancura de sus bendita está".
flores.
Santo Tomé entró en el río y en
peana de cristal las aguas se lo
Otra leyenda jesuítica sobre el origen de la yerba mate es la de Santo llevaron a las llanuras del mar.
Tomás en América, tan antigua que ya es mencionada por Diego de Zeballos
en su "Tratado sobre el recto uso de la yerba del Paraguay". Según ella, Santo Los indios, de su partida,
Tomás, a quien los indios llamaban Pai-Tumé, vino a predicar a estas tierras no se pueden consolar,
de América antes que los misioneros. Enseñó entonces a los indios a usar las y a Dios siempre están pidiendo
hojas del Caá que ellos creían venenosas, y merced a sus propiedades cura- que vuelva Santo Tomás.
tivas los salvó de la terrible peste que los asolaba. Otros muchos hechos
milagrosos se atribuyen al santo en estas leyendas, y de él se conservaba la
huella de su pie en una piedra a orillas del río Piquirí. En cuanto a las coplas inspiradas por el mate, son innumerables en el
área nacional:
Variante de esta leyenda es un antiguo romance, procedente La china que ando buscando ha de
seguramente del texto de cánticos que utilizaban los indios en las Misiones: ser como la yerba rendidora... en
el amor y que de palos... no sepa.

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La mujer es como el mate y hay
que tenerle cuidado: cébela con Es famoso asimismo el cuento del "Mate del alemán". Un alemán de
yerba nueva si quiere ser adorado. oficio lomillero se estableció en nuestra frontera con el Brasil. Se destacaba
tanto por su habilidad para fabricar lomillos y magníficos recados de montar,
Decime si me querís y no me como por su dificultad para aprender el "españoles", esa mezcla de castellano
tengas penando como mate sobre y portugués típica de la frontera. Aprovechando esta dificultad un pardito
el agua dagüeltando, dagüeltando. vivaz y picaro a quien el ingenuo alemán tomara como ayudante, resolvió
gastarle una broma. Sabido es que, en rueda de mate, basta con decir
De la zona riograndense, citamos dos, dentro de un repertorio muy "gracias" al devolver el mate al cebador para no seguir tomando. En cambio,
variado: decir que el agua no está bastante caliente resulta casi vejamen para quien
desea agasajar a su visita y se precia de "cebar" bien.
Menina dos olhos verdes me dá El morocho sabandija le explicó a su patrón que cuando no quisiera
mate pra beber nao e sede, nao e tomar un mate en casa ajena, bastaba con que dijera al viviente que se lo
nada, e vontade de te ver. cebaba: "Más caliente".
Cuia de prata lavrada bomba de A los pocos días el alemán, de visita en casa de un estanciero brasileño
prata de lei e de prata e tem lavores de la frontera para quien hiciera un hermoso recado, vio el previsto
certo amor que só eu sei. ofrecimiento del mate, bebida que no era de su agrado. El estanciero era
hombre poderoso, de baúles llenos de libras y bolivianos, y padre de una
De la nutrida serie de cuentos sobre el mate el más famoso, seguramente, hermosa hija que con sabiduría maestra se encargaba de cebarle el mate.
es el del "Mate de las Morales" del cual hay versión argentina y uruguaya, y Recién empezaba la rueda. El alemán, después de tomar por respeto el mate
que en su variante riograndense se titula "Mate de Joáo Cardoso". Cuenta la que le ofrecieron, agradeció, sonriente y bobo: "Más caliente". El viejo se
historia de un mate muy ofrecido y que nunca se sirvió, pues la oferta no fue puso verde como la yerba, la hija roja como su vestido. Corrió a la cocina,
más que un señuelo para retener al forastero y obtener de él informes o casi hirvió el agua, lo cebó de nuevo con cuidado y volvió a ofrecerlo al
"chismes". forastero. Este, sorprendido, pues creía haber terminado con aquella bebida
amarga a la que le costaba acostumbrarse, se sintió obligado a ingerirla y
Parece que las señoras Morales eran unas damas, hermanas, que vivían volvió a decir ya inquieto pero todavía ingenuo: "Más caliente". El viejo pasó
en una quinta de los alrededores de la ciudad, sobre el camino que era pasaje del blanco al morado y soltó un rugido. La hija, en pleno ataque de rabia,
obligado de carruajes y caballeros, para salir o entrar a la ciudad luego de un corrió a la cocina. Vejada en su justa fama de buena cebadora y por un
largo viaje por caminos inhóspitos. Nada más tentador, para oídos y gargantas "gringo", decidió vengarse: hirvió el agua y le cebó el mate por la bombilla
de viajeros fatigados, que el convite que les hacían "las Morales": entrar a que, como era de plata, quedó como si la hubieran puesto al fuego. Con
reposar un poco a la sombra y tomar unos mates para refrescarse. Este mate siniestra sonrisa lo ofreció de nuevo al forastero, quien sin entender ya nada
era el pretexto para retenerlos y recibir todas las noticias posibles. Si el mate de lo que pasaba e incapaz de resistir el ofrecimiento, llevó maquinalmente la
se hubiera servido, los viajeros hubieran retomado rápidamente su camino y la bombilla a los labios. Escupió la cebadura sobre el lomo del gato casero, cuyo
conversación habría sido breve e inefectiva. Por eso ofrecían el mate durante aullido de dolor fue cosa del otro mundo; el estanciero bramó su sorpresa; la
hora o más sin llegar nunca a servirlo, retrasando su entrega con solícitas hija rió; los perros ladraron, y el alemán desorbitados los ojos, abrasados los
preguntas: si lo querían amargo o dulce, con canela o con naranja, fuerte o labios y el paladar por el metal y el agua ardiente, apenas podía repetir: "¡Oh
flojo, con palos o sin ellos, en calabaza, en recipiente de loza o de plata, con brasileira burra, yo le dije: Más caliente!".
yerba brasileña o paraguaya. Pero la promesa del mate nunca se realizaba para
exasperación del viajero. Esto dio origen al dicho: "Como el mate de las Del dicho popular "el mate del estribo" nació un caso de bastante
Morales", con el cual se indica una promesa siempre incumplida. difusión en la campaña. Un peón de campo, solo y aburrido en su casa un
domingo, pensó en allegarse a las casas de una estancia vecina para encontrar
gente con quien prosiar. A su llega-

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da y encalmada la perrada después de los saludos de rigor —"Ave María Con azúcar quemada: simpatizo contigo.
Purísima. Sin pecado concebida. Abájese"— fue invitado a pasar. Quedó solo, Con cascara de naranja: ven a buscarme.
fuera de la casa, un rato, "afluejando" la cincha y dándole una revisadita a las Con té: indiferencia.
garras. Descubrió entonces un par de hermosos estribos colgados de un clavo Con café: ofensa perdonada.
en la pared vecina. Tentado por el diablo se apoderó de ellos y los escondió en Con melaza: me aflige tu tristeza.
su maleta. Después entró en la cocina donde estuvo mateando un rato con la Con leche: estima.
familia del "encargao", pero, nervioso por la sustracción, apuró la retirada. Muy caliente: así estoy de amor por tí.
Cuando ya iba a montar salió la señora y ofreciéndole sonriente el último Hirviendo: odio
cimarrón le dijo: "Tome don, pa'l estribo". Creyéndose descubierto y ante la Lavado: calabazas o rechazo.
sorpresa de todos, extrajo los estribos de la maleta diciendo: "No doña, si jue Con cedrón: consiento.
de jugando" v disparó campo afuera. Con miel: casamiento.
Tapado: rechazo.
También el mate circula en el refranero popular. Una breve selección Espumoso: cariño verdadero.
muestra sus posibilidades creativas: Encimado: mala voluntad.
"Más manoseada que mate de velorio": se aplica a la mujer liviana. Con ombú: equivale a. echarle fuera.
Cebado por la bombilla: antipatía.
"Voló como cascarón de mate": se refiere a las viejas calabazas de mate,
arrojadas a los basurales y que el viento lleva. Se aplica a alguien también Hay también cantidad de "relaciones" de las que antiguamente se decían
huido o fugado. en diferentes bailes tradicionales, que tienen al mate como tema. A la
respectiva voz de mando del bastonero, en pericones, cha-marritas, polcas y
"Calentar el agua pa' que otro tome'l mate": hacer arrumacos y regalos mazurcas o rancheras, las parejas se dirigen cuartetas alusivas.
mientras otro recibe los favores. Hay otros muchos ejemplos de refranes con Veamos algunos ejemplos:
contenido picaresco como éste:
El: Al verla ansina Ramona con su
"Diande yerba, puros palos": se refiere a la cebadura de mala calidad y vestido floreao, se me hace
se aplica a algo de poco valor o para indicar situación de pobreza. mate cebao con la espuma
copetona.
"Pa semejante bombilla, mejor es tomar a tragos": alude a cosa sin valor
o miserable.
Ella: Aunque la espuma lo tiente este
"El mate es como las botas, las más lindas son las rotas"; o "El mate se mate tiene "mico" no se vaya a dir
cura cebando": ambos aluden a que el mate, como muchas otras cosas, de pico mire qu'es para la gente.
requieren tiempo y paciencia para hacerse agradables o llegar al estado o
punto que pueda desearse. El: Una mañana temprano un
ranchito y un ombú, una
Existe todo un lenguaje del mate. En la sabiduría popular expresa los
calandria cantando y en el
estados de animo o los mensajes que se envían en silencio a quien se le ofrece. ranchito yo y tú.
Se manifiestan por el cómo o el con qué se lo ceba. A ellos dedicó un atento
estudio el investigador y poeta argentino Amaro Villanueva. Ella: Una mañana temprano,
Mate amargo: indiferencia. vos con tu perro y tu pingo yo te
Mate dulce: amistad. alcanzo un mate amargo y vos me
Muy dulce: habla con mis padres. besas: ¡qué lindo!
Mate frío: desprecio, indiferencia.
Con toronjil: disgusto. El: Tengo rancho, tengo pingo,
Con canela: ocupas mis pensamientos. tengo yerba pa'matiar, sólo me
falta una prenda que me quiera
acompañar.

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naban a paso lento o bien permanecían sentados junto al fuego sobre una
Ella: Si la prenda que buscas, cabeza de vaca y fumando cigarrillos de papel..."
puedo yo proporcionarte, Como en tantos otros temas de tipos y costumbres de nuestro medio
apronta nomás la yerba pa'dir rural, es Alcides D'Orbigny (op. cit.), quien nos brinda una más completa,
a cebarte el mate. minuciosa y acertada descripción del mate (pág. 127 y 128): "Para los
pobladores de la comarca el mate es de una necesidad no menos
indispensable que la misma comida. Se sentirían enfermos si no lo tomaran a
También el mate ha generado buen número de adivinanzas que utilizan distintas horas del día; pero el matutino es, de todos, el más necesario. El
los distintos objetos -calabaza, bombilla, caldera, pava-, como acertijos. mate es la infusión de la hoja de un árbol, desecada al fuego y luego
Una primera, que es una antigua seguidilla que recuerda a las que pulverizada, que se conoce en el comercio bajo el nombre de Yerba del
acompañan algunos bailes populares: Paraguay'w[{" "es el Ilex Paraguariensis, de Aug. de Saint Hilaire" ) ."Puede
comparársele a nuestro té. Se prepara una calabacita o en un vaso de plata
Vuela la gorda madre, dijo la también llamado mate, donde se introduce primero la yerba con azúcar; luego
prima ¿Dónde está Don se echa encima agua caliente y la preparación está lista; pero como el polvo
Mateo que no se arrima? (El del vegetal podría resultar desagradable, en lugar de beberse se la succiona
Mate) mediante un tubo o sifón de plata, denominado bombilla, munido de muchos
agujeritos que sólo dejan pasar el líquido. En cuanto uno ha absorbido el
O esta brevísima: contenido del vaso, se vuelve a poner agua y azúcar, se lo pasa a otro, que lo
Verde verdeo vacía a su turno y así sucesivamente, mientras la yerba conserve un poco de
ya lo saboreo ese ligero sabor amargo que constituye su atractivo. Es por lo general, con el
(El Mate) cigarro, lo primero que se ofrece al extraño que entra en una casa".
Más adelante (pág. 343), en una nota, (2), dice "La palabra mate, que
O ésta: muchos extranjeros aplican a la Yerba del Paraguay, designa solamente el
Una niña linda y bella vaso en que se sirve. No debe buscarse el origen de ese nombre en la lengua
todos la besan guaraní. Proviene de la de los Incas o quichuas. Es una corrupción de la
pero no duermen con ella. palabra mati, que quiere decir calabaza y que designa el vaso en el cual se
(La bombilla) toma cierta clase de té, porque los primeros españoles sólo lo bebían en
calabazas. El nombre guaraní de esa misma calabaza es, yerí-a, pero el que se
da más particularmente al mate es cahí-gua". Y sigue luego en el texto: "...
Entre un monte espeso especie de calabaza empleada en la vida casera y reemplazado a menudo por
estira largo el pescuezo y un vaso de plata que lleva el mismo nombre. Se pone en él una porción de
suena como hueso Yerba del Paraguay y otra de azúcar y se echa agua hirviendo sobre el
(El mate y la bombilla) conjunto; para comprobar si el líquido está bastante dulce se chupan algunos
tragos a través del tubito (bombilla) que sirve para beber, costumbre
5. EL MATE VISTO POR LOS VIAJEROS.— Como en otros ejemplos generalizada en todos los países donde se toma mate".
manejados en esta obra, vamos a seguir un orden cronológico. Los primeros
que vamos a citar son los hermanos Robertson (op. cit), en su carta XIII (pág. Y finalmente en la pág. 348, completa así sus observaciones: "Una vez
servido el cigarro, se sirve el mate, que se ofrece al visitante; éste bebe
212 y sig.), que hacia 1815, describen, en un vivac de carretas, la rueda del chupando la bombilla, conversando y fumando alternativamente hasta que se
mate: "Al mismo tiempo, dentro de la rueda de las carretas, iban termina el mate, que se llena de nuevo y se ofrece sucesivamente a todas las
encendiéndose grandes fogones en el suelo; crepitaba la leña y las llamas personas de la casa; luego vuelve a las mismas manos, después de haber
iluminaban la escena destacando con intensidad todos los objetos mientras se pasado por todas las bocas, inclusive por las de los criados, lo que no puede
extinguía la luz del sol. La primera distracción del gaucho, después de ser más repugnante para el extranjero no acostumbrado a ese hábito. Los
cumplido su afanoso trabajo, es el mate. De manera, que, tan pronto como habitantes de Corrientes están habituados a tal punto al mate, sobre todo las
terminaban las tareas, y colgados en su lugar todos los arreos y pertrechos de mujeres, que constituye para ellos
las carretas, salían a relucir las rústicas y abolladas calderitas y en seguida
podía verse a los hombres llenando los mates o chupando las bombillas,
mientras cami-

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un objeto de primera necesidad. En la ciudad, se lo toma azucarado; pero viente, que se va chupando en círculo por medio de un tubito de metal que
mucha gente del campo, o los pobres, lo toman sin azúcar, lo que llaman mate puede ser de latón, plata y hasta oro, terminado en forma de flor de regadera
cimarrón. El sabor del mate es algo amargo y bastante agradable. Se lo bebe en el extremo que se sumerge en el líquido. Se dice cebar un mate, tomar un
tan caliente, que es menester ser hecho especialmente para él para no mate, para aludir a dicha infusión (*)". (*) "Es sabido que el mate, o yerba
quemarse el paladar y ese calor extremo podría dañar los dientes. No posee mate o té del Paraguay, se obtiene con las hojas y las ramas tostadas y
sin embargo ninguna propiedad nociva, pero tomado a toda hora del día, debe pulverizadas de una planta que crece en el Paraguay y también en algunas
debilitar el estómago, y en efecto, las enfermedades del estómago son las que provincias de la República Argentina y que en botánica es llamada Ilex
más atacan a los habi-tantes",".[( "El Ilex Praguariensis (Aug. St. Hil.), Paraguaiensis" (sic). "A veces es la dueña o alguna de las señoritas de la casa
nombre que se da a la yerba del Paraguay, especie de acebo bastante alto, con quien ceba el mate, otras veces es una criada. Después de haber puesto en la
follaje de castaño, no se prepara como el té: la hoja y el tallo son triturados calabaza una cierta cantidad de yerba, se termina de llenarla con agua
después de secados, sobre un fuego de plantas aromáticas. Se encuentra en las hirviente, se chupa suavemente para ubicar debidamente el tubito o bombilla
islas del Paraná, arriba de Corrientes, pero es principalmente en el territorio hasta que deje de pasar el polvillo por los agujeros de la flor de regadera.
de Misiones que existen grandes bosques, así como sobre una y otra orilla del Logrado esto, se llena completamente el mate y se lo ofrece en primer
Paraná y del Uruguay. Desde que el tirano Francia cerró los puertos del término a la persona que se considera más importante de la reunión. Esta
Paraguay, los brasileños de Paranaguá lo preparan y desarrollan hoy un aspira poco a poco, para no quemarse la boca, la infusión aromática y, cuando
comercio que se extiende a todas las regiones centrales de América, pero la el rezongo característico anuncia que la yerba ha quedado en seco, le
del Brasil no vale tanto como la del Paraguay. Se la mete en grandes bolsas de devuelve la calabaza a la persona encargada de servir una nueva dosis de agua
cuero cocido o tercios de 150 a 200 libras de peso")]. hirviente, y a veces varias dosis a cada uno de los presentes. Sería de muy
mala educación no aceptar el brebaje y a uno le siguen ofreciendo nuevos
En 1861, el inglés Thomas Woodbine Hinchliff (op. cit.), en el Capítulo mates hasta que diga: Gracias; pero puede ocurrir que alguien reciba sólo una
I, pág. 34, dice: "La famosa yerba o té del Paraguay, hecha de las hojas de una ración o corra el riesgo de absorber infinidad de mates, ya sea que agradezca
especie de Ilex que crecen este lujuriante clima, se vende en grandes en primer término o que guarde silenció por ignorar tal formalidad. En casa
cantidades para hacer la bebida nacional; otro artículo muy principal es una de las familias criollas y hasta entre los extranjeros se toma con frecuencia
calabacilla con un tronco pequeño que sirve de agarradera: hace las veces de mate para pasar el tiempo o para atender a las visitas, cosa que a veces ocurre
taza y se llama Mate; de ella sale, como en el refresco de Jerez, la bombilla, o durante horas enteras; por eso el consumo de esta yerba suma varios millones
tubo de plata que se pone dentro del mate antes de echar el agua caliente. Se de kilos solamente en la República Argentina. El mate, tal como acabo de
trata de una bebida muy generalizada entre ambos sexos y en todas las clases describirlo, es el mate común o cimarrón que es el mate de los verdaderos
de la sociedad y se acepta a cualquier hora del día, lo mismo en la ciudad que aficionados; pero las señoras han aportado varias modificaciones a esta
en la campaña. En cuanto a mí, debo decir que no podía soportarla, pero me preparación que se pretende estomacal, y suele servírsele dulce o con leche en
veía obligado a participar de ella constantemente. En el interior del país y en lugar de agua".
cada rancho donde se detiene un viajero con su caballo, la buena mujer de la
casa se retira en seguida para hacer el mate y para ofrecerlo al recién llegado, Finalmente, otro puntual y afectuoso cronista de nuestra cultura popular
que sería tomado por un salvaje si rechazara tal delicadeza; por eso tomé el hacia fines del siglo pasado, entre 1880-85, R. B. Cunningha-me Graham (op.
partido de quemarme los labios tranquilamente con la bombilla y chupar cit.), nos pinta, con su particular estilo, el siguiente cuadro (pág. 8): "Aparecía
torpemente, llenándome la boca con palitos quemantes; luego volvía la vasija una china, ó una negra, levantando el cuero de yegua tendido á guisa de puerta
a la señora con todo el buen talante y la aparente libertad que había amulado y después de hacer sus venias, recibía la yerba tomada de un saco hecho de un
para la ocasión". buche de avestruz, ponía la caldera al fuego, se sentaba en un banco, abriendo
las rodillas como si fuera a partirse en dos, y se inclinaba para soplar el fuego;
Otro perspicaz observador de costumbres rioplatenses, el francés H. cuando el agua hervía, ponía la yerba en el mate, ajusfando la bombilla de lata
Armaignac, hacia 1870 (op. cit., pág. 41), dice: "Un uso muy generalizado en en posición vertical, operación que requería alguna habilidad, y después de
la mayoría de los países de América del Sur, pero especialmente en la verter el agua, empezaba a chupar el tubo, escupía al suelo los primeros
Argentina y el Uruguay, es el del mate a que acabo de aludir. Digamos en chupos, hasta dejar el aparato corriente; luego, después de tomar un mate por
primer lugar que la palabra mate carece un tanto de precisión y designa varias su propia cuenta, lo pasaba de mano en mano entre los convidados, con cierta
cosas que convergen a un mismo fin: así es como se dice un mate para indicar nimia distinción de categorías. Mientras todos chupaban el brebaje, hasta
una pequeña calabaza ahuecada y en la que se coloca la yerba (llamada dejar el mate seco, la mu--
también yerba-mate) y agua hir-

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chacha, de pié todo el tiempo solía deslizar la mano distraídamente entre sus Más tarde, por la tercera década del siglo pasado, se empezaron a
largos cabellos ó entre sus motas negras, como en busca de algo, en tanto que importar unas imitaciones fabricadas en Inglaterra, generalmente de latón o
con un pie descalzo, se rascaba la otra pierna. Luego volvía a ponerse en mismo de cobre, o hasta de chapa negra. Más adelante aún, ya sobre fines del
cuclillas, llenaba el mate, y después del chupón inevitable para cerciorarse siglo, se empezaron a hacer en el país, de hojalata (chapa galvanizada) y en
del tiro de la bombilla, comenzaba de nuevo á pasarlo á la redonda. Esto se forma de jarritas que se siguen usando, por los troperos, hasta el presente.
llamaba "servir (cebar) el mate" y la muchacha que lo servía, guardaba,
durante la ceremonia, un silencio solemne, como si cumpliera algún rito. Si el Las primitivas, de cobre, ilustres antepasadas, pues, de la humilde y
dueño de casa no tenía hija, ó mujer, ó muchacha, servía él mismo el mate, servicial caldera del tropero, el último ejemplar humano de la tipología rural
pero no lo pasaba de mano en mano; sentado junto al fuego lo llenaba, veía si que podemos considerar heredero de buena parte del bagaje cultural del
tiraba bien y se lo pasaba a otro. El mate circulaba hasta que la yerba perdía gaucho, formaron parte de las pilchas o ajuar personal, en esa suerte de hogar
su sabor, que era áspero, amargo y acre, y que, en el campo, nunca se tomaba ambulante que él mismo y su caballo constituían, en su austera economía
con azúcar, sino cimarrón". vital, y éste la llevaba, integrando su funcional menaje (junto al chifle y el
vaso o chambao, el cuchillo, y el mate) colgada de la barriguera de la cincha.
APÉNDICE — LA CALDERA DEL TROPERO Los hermanos Robertson (op.cit.), hacia 1816, nos informan concisa y
claramente, sobre este utensilio, de larga prosapia y tan ligado a las
Durante toda la época colonial y también avanzado el Siglo XIX, fue de costumbres de nuestra gente rural a las que, adecuadamente, califican de
uso universal en la campaña, para calentar el agua para el mate, una calderilla "rústicas y abolladas calderitas", (pág. 213, llamada (1): "Una tetera o vasija
de cobre batido, de una sola pieza, con asa del mismo metal, parecida a un rústica de cobre, fabricada en Cataluña, pero que los manufactureros de
jarrito o teterilla, más que a una caldera, que normalmente eran, en la Birmingham pronto empezaron a imitar. Las enviaron, al principio, de
península hispánica, chocolateras, de fabricación catalana, aunque muchas apariencia muy superior, pulidas y brillantes como las nuestras, pero los
veces los artesanos que las hacían eran gitanos de la región de Andalucía. gauchos no las encontraron de su agrado; nada querían saber con el
pulimento ni con la afectada delicadeza de contornos de la mercancía de
Birmingham. Con tal experiencia, los manufactureros empezaron, entonces,
a enviar copias de las calderas rústicas catalanas, que parecían curtidas por la
intemperie y así desalojaron del campo a las auténticas. Desde entonces
proveen por miles a la demanda sudamericana de calderillas de tipo catalán".

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XVI VESTUARIO RURAL
MASCULINO 3.a ÉPOCA —
1871-1920

Durante esta época, podemos decir que conviven, durante buena parte
de ella, prendas y usos correspondientes a los dos grandes ciclos vitales del
hombre rural rioplatense: el del gaucho y el del paisano. Si tuviéramos que
definirlos por ellas, podríamos decir que al primero lo caracterizan: las botas
de potro, el chiripá, el facón y el sombrero gacho, con pañuelo atado, debajo.
Al segundo, la bota fuerte y la alpargata; la bombacha; el pañuelo hecho
galleta, al cuello y la boina de vasco.
En esta etapa se dan sin excepción, casi todas las combinaciones
posibles entre las prendas caracterizantes de ambos ciclos.
Así entre los peones troperos, carreros, etc., los que podríamos
considerar los más modestos trabajadores del campo, podremos encontrar
hombres vestidos: a) de botas de potro, calzoncillo largo, chiripá de apala y de
bolsa (de arpillera), faja de lana, camiseta de lana, chaleco, pañuelo al cuello y
chambergo o boina de vasco, b) De botas fuertes; calzoncillo, y chiripá idem ;
faja y cinto "chan-. chero";camisa (a rayas, a cuadros, o lisa); blusa
"corralera"; pañuelo; chambergo o boina, c) Botas fuertes; bombachas: faja y
cinto "chanchero"; camiseta o camisa; saco o "corralera"; pañuelo;
chambergo o boina, d) Alpargatas; calzoncillo de lana; chiripá de bolsa; faja;
camiseta; chaleco; pañuelo; chambergo o boina, e) Alpargatas; calzoncillo
cribado; chiripá de chal; cinto de tirador; camisa; chaleco; saco; pañuelo;
chambergo, f) Alpargatas; bombachas; faja; pañuelo; boina. Y una
interminable serie más de variantes que sería engorroso o, sin exagerar, casi
imposible enumerar y describir.
Capataces, mayordomos, administradores y hacendados o estancieros,
vestirán, con las lógicas diferencias de un cierto lujo las mismas prendas de
los anteriores, también en diversas combinaciones, aunque no sin lógica, con
alguna mayor unidad de criterio: a) Botas fuertes; calzoncillos; chiripá de
merino negro con trencilla; faja; cinto; camisa; chaleco; saco; pañuelo;
chambergo, b) Botas fuertes; bombacha; cinto; camisa; chaleco; saco;
pañuelo; chambergo. Todos sin excepción agregarán, como complemento
indispensable, liviano o de invierno, la única pilcha de uso verdaderamente
universal del medio rural rioplatense, la que atravesó, como una bandera
triunfante todas las épocas y todos los estratos sociales: el poncho.

253
Todo lo anterior vaya dicho como una especie de admonición a los
tradicionalistas "ortodoxos", los que sostienen que tal prenda debe ser usada
con tal otra, a los mismos que he oído afirmar, y quedarse tan serios, que tales
paisanos iban "muy mal vestidos". Como si en el vestir, espontáneo y
funcional, decorativo, acompadrado, cursi, simple rudo, colorido y sencillo,
de nuestros hombres de campo, hubieran cánones, pragmatismos, reglas o
modas, en la natural expresión de una escala de valores propios de su cultura,
donde la función, la practici-dad y la fantasía fueron siempre aliados
inseparables de la necesidad, el hábito y la ocasión. Así de simple, en tan
variada serie de imponderables, tan difíciles de casar entre sí.
Muchas de las pilchas que hemos mencionado en estos esquemas
descriptivos de vestuario, de uso en esta 3.a Época, ya han sido objeto de un
tratamiento especial, sobre su origen, características, etc., en capítulos
anteriores. Otras no. A éstas vamos a dedicar los parágrafos siguientes a
efectos de ilustrar a los lectores en forma más clara y completa, a pesar de la
casi contemporaneidad actual de su uso en nuestra campaña. Como de
costumbre, vamos de los pies a la cabeza.
1. LA ALPARGATA.— No cabe ninguna duda que esta prenda, que como
la boina, trajeron los vascos, españoles o franceses, al Plata, hacia la tercera
década del siglo pasado, es la heredera funcional de la bota de potro. Prenda
de trabajo, pero, sobre todo, predilecta para la práctica del famoso juego de
pelota, tan popularizado en nuestro campo por aquellos fuertes, animosos y
heroicos hijos de Vizcaya. Esto sin dejar de lado que, esta especie de zapatilla
de fuerte loneta con suela de cuerda de yute o cáñamo, enrollado; al par
liviana, elástica, resistente, sólida y de buen "agarre" al piso, tuvo uso
bastante generalizado en otras regiones de España, como Cataluña, de donde
no sólo provino, también, un buen número de inmigrantes, sino distintos
útiles y bienes de consumo, en los últimos años, del período colonial y aun en
los primeros del ciclo independiente.
Consta que, al margen de aquellas que traían los propios usuarios y se
iban "amollando", desde los años treinta y tantos del pasado siglo, llegaron al
Río de la Plata las primeras "formales" importaciones de la útil pilcha, ya
reclamada intensamente en los medios rurales, alrededor de 1865. Como los
ponchos, las telas para chiripas, las bombillas, las calderas, y una larga lista
de etcéteras, venían de Inglaterra, donde, naturalmente, no se usaban las
alpargatas, pero cuya industria en pleno "boom" expansivo no perdía rubro
donde emplear su energía, en el sentido literal de la palabra, y venían
consignadas a representantes de firmas de aquel país.
Pero a diferencia de lo que ocurrió con muchas de aquellas otras prendas
y útiles, para cuyo abastecimiento durante muchos años seguimos
dependiendo de la manufactura europea, en general, y la británica en
particular, la humilde alpargata encontraría en los entusiasmos, la iniciativa y
la característica tosudez de un coterráneo, el vasco

255
don Juan Etchegaray, desde 1870, una fuente de producción local. En efecto,
desde ese año, y en su local instalado en Buenos Aires, en calle La Larga (hoy
Montes de Oca), con lona adquirida a la firma Douglas Frazer and Sons, de
Arbroath, Escocia, especialistas en la fabricación de dichos materiales para
velas, y con esparto para las suelas, traído de la España natal, empezó la
fabricación de alpargatas en el Río de la Plata. La que continuó en nuestro
Montevideo, desde 1890.

El mercado aumentó, según el mejor principio económico, con la oferta,


segura, permanente, inmediata y a buen precio y, de entonces en más, las
doblemente vascas zapatillas de Etchegaray, se convirtieron en pilcha
infaltable, en ambos sexos, en todo el ámbito de la región, siendo, sin duda
alguna, predilecta de varias generaciones de criollos y la compañera
inseparable de la bombacha-.
Etimológicamente, alpargata está relacionada con el vocablo español,
abarca.

2. LA BOMBACHA.— En nuestro libro "El Gaucho" (1963), a propósito


de esta prenda y su origen, dimos la siguiente versión: "Don Juan Lindolfo
Cuestas señala la aparición de esta prenda unos cinco años después del fin de
la Guerra Grande. Su origen sería el siguiente: Francia e Inglaterra, aliados de
Turquía, cuya existencia como nación europea había pretendido terminar
Rusia, inician contra ésta la llamada Guerra de Crimea. Con un criterio muy
de la época equipan a las tropas aliadas con uniformes similares a los de los
turcos, adoptando, como correspondía a soldados que iban a pelear en
aquellas exóticas regiones, los amplios, anchísimos pantalones de estos
últimos."
"Terminada esa guerra, antes de lo previsto por los sastres y fabricantes
de uniformes de esos países, que produjeron cantidades excesivas de los
referidos pantalones, ese excedente de guerra es exportado al mercado
rioplatense, tan exótico para ellos como la propia guerra de Crimea y
continuamente agitado por conflictos bélicos y por tanto. necesitando
siempre de esos materiales. De ahí nuestros soldados

257
equipados con aquellas espectaculares bombachas y polainas. Pero como Senturion 6 ponchos de paño vuenos como p.a Gefes entre los cuales uno para
parece que el material era mucho para las raleadas tropas locales, lo que sobró mi qu.e cea vueno. y una capita lijera p.r q.e como te indico la q.e tenia se la
fue a engrosar los stocks de bric-a-brac de nuestras pulperías de campaña, con mande a Blanco; trompeta se asencorrer y pierden el poncho ojala q. e todos
la inmediata consecuencia de su adopción por el paisanaje". Y terminábamos fueran como nuestro yjo Santiago q.e dejo en peñadas sus prendas en poder de
entonces aquellas líneas con esta útil aclaración: "No he podido investigar urquisa y Yo deje las mias en poder de Servando a quien ando moliendo ase
muy a fondo las posibilidades de esta hipótesis así planteada, pero hay que dias p.r q.e melas de vuelva yel pillo ce es cusa alegando q.e Yo las deje
reconocer que se non é vero..." avandonadas en el Arroyo Grande".
Bien. Muchas veces también, por escrito y en conferencias y cursos, No pueden caber dudas que, en fecha tan lejana y anterior a la que
hemos sostenido que el verdadero investigador es el que está dispuesto, en suponía Cuestas de 1855-56, el gran caudillo se refería a las bombachas que
actitud crítica y cuando los hechos así lo orienten, a contradecir sus propias ya habían aparecido por Montevideo, y que no tardarían mucho en
afirmaciones y revisar sus hipótesis. Y este es un caso típico. Algún tiempo popularizarse entre nuestros militares en campaña y, poco a poco, entre los
después de escrito y publicado lo antes transcrito, releyendo con cuidado la paisanos. Estos cambia, sin dudas, la fecha y algunos otros aspectos de la
emotiva y apasionante correspondencia entre el General Fructuoso Rivera, hipótesis antes mencionada. Otros no.
artífice de nuestra independencia como nación y aquella virtuosa dama, émula Recapitulemos razonadamente: en primer lugar no caben dudas que se
de las matronas romanas, que fue su amada esposa Bernardina, encontramos mantiene la idea del origen, turco o genéricamente otomano, de la prenda, lo
lo siguiente escrito por el héroe, con fecha 15 de febrero de 1843: que puede muy bien ser comprobado por quien visi te aquel país en nuestra
"... una comedia la en presa de los muchachos q.e ampesar q.e la partida época, como nos lo señaló muy gentilmente nuestro amigo y compatriota el
enemiga les dis pararon algunos tiros ellos se les echavan en cima asta q.e los ingeniero Carlos A. Voulminot, a raíz de un viaje realizado a aquellas tierras.
icieron asotar a S.ta Lucía". Variaría si, con la fecha de su arribo, el motivo de su importación a
"Pronto estaremos du eños de todos los puevlos tendremos pronto la nuestras tierras. Estábamos en los prolegómenos de la llamada Guerra
incorporación de Baes y todas sus fuersas pondré en seguridad las familias y Grande. En esos años finales de la 4.a década del siglo, Inglaterra venía
las cavalladas yentonces nuestra coluna podra estar acuadras de la de Oribe aumentando su comercio con el Plata y su industria, en plena expansión, ya
q.e tiene poca cavallería yfloja". enviaba ponchos y otras prendas típicas de uso rural a nuestras tierras. Los
viajeros ingleses, que cada vez con más frecuencia y casi siempre con
"Nos faltaron rrecursos pero estos el Go.° de Montero nos los fasilitara intereses comerciales visitaban estas tierras, se referían en sus escritos al chi-
ynosotros les daremos ganado esperaremos a oribe y asi se ira llevando esto ripá y a los calzoncillos de los gauchos, como una "vestimenta a la turca";
adelante:" especie de "anchos pantalones como los que usan los turcos", y otros
"Necesito un la pis vonito para el volcillo yunas tenasitas para tomar el semejantes etcéteras. Desde las guerras napoleónicas en adelante, la misma
cigarro tan vien vonita". Inglaterra fue aumentando su presencia colonialista en tierras del
Mediterráneo oriental, norafricano, europeo y en Asia (incluso la India), ya
"mándame unos calsones de merino mordore von vachas o como sus tropas coloniales venían adoptando el uso de aquellos "bombachos" o
generalmente cedice alo chino, el Gen.1 medina me ametido en esto y por esta
"pantalones turcos". Cuando menos, ellos, como los franceses, los conocían
rrason te dio este petardo, no te olvides de mandarme las vatas".
muy bien. Aquellas referencias de los viajeros, sus crecientes intereses en el
Anuestra familia mil cosas ylomismo a Pavlito ytu rrecive el verdadero Plata y la presencia de "legionarios" en los prolegómenos del conflicto a que
cariño de tu amante esposo q.e verte y avrasarte decea. recién hicimos referencia, explican que, ya en 1843, se vendieran "pantalones
turcos" en los comercios de Montevideo y que Rivera le pidiera su remisión a
Fructuoso Rivera Doña Bernardina.
"S.ta Lucia chica Fe.º La historia restante es más o menos la que ya dimos y es conocida.
15-1843 Agreguemos, simplemente, que aquel establecimiento fabril que fundara el
vasco Etchegaray, en su expansión de rubros, al servicio de la gente de
P.D. El día q.e perciguieron anuestra Bag. a le quitaron el poncho a mi campo, fue uno de los que, entre dos siglos, más contribuyó a la
compadre Blanco, hoy tuve q.e mandarle la capa yme equedado con el universalización del uso de la bombacha en nuestros campos.
ponchito pequeño q.e tengo Mieres esta cin poncho Fausto Aguilar tanvien
cies q.e in porta.e agas decir a D. Pedro oneto q.e me mande p.'

259
258
Digamos, finalmente, que en la campaña de Buenos Aires y en la zona categoría o de fiesta o de "dominguear", los paisanos tuvieron su trajecito
pampeana en general, la bombacha siempre se usó de "dos paños"., "paquete", con el que, hasta no hace muchos años era factible verlos por
sensiblemente más angosta que la que se usó en nuestro medio y en Entre Montevideo, sobre todo en las cercanías de la estación de ferrocarril
Ríos, conocida como bombacha "oriental", muy ancha, de "tres paños". "central": un chambergo de alas más bien anchas y planas, de fieltro negro,
con un barbijo de cinta de seda con borla y pasador forrado. La copa más
Los "gustos" predilectos, siempre fueron el gris mezclilla oscuro, bien en punta, alta, con cuatro abollones. Camisa blanca, pañuelo de seda
sufrido; el negro; el "bataraz" o "pied de poule" y, más tarde, el "gabardina". idem, o celeste o colorado (con ánimo de divisa política); saco, chaleco y
Para compadrear, en nuestro medio, cuando se usaban alpargatas, se bombachas (bien anchas), negros; éstas últimas sujetas con un buen cinto
dejó el botón de la botamanga de la bombacha desprendido, con lo cual se tipo tirador, con todo y pistolera, confeccionado en cuero de carpincho o
cubría casi por completo el pie. "chancho de agua", de ahí el nombre de "chanchero", que también se le daba,
cerrado con una fuerte hebilla de plata labrada o metal blanco, con pequeñas
aplicaciones de oro; cuidadosamente doblado al hombro un poncho, "toda
3. OTRAS PILCHAS.— a) El saco o americana: El fundamental cambio estación". Entre el bolsillo y los botones del chaleco, lucía la cadena, de
en la moda masculina, con el abandono del chaqué, los cascones, redingotes, plata, de la "cebolla" o reloj, enchapado en el mismo metal.
etc., y la adopción de la mucho más práctica, cómoda y simple, "americana",
o saco, junto a los rectos pantalones y el infaltable chaleco, revertió, como
siempre, en un cambio en los usos rurales. Poco a poco, primero los
estancieros, mayordomos y capataces, y después los demás vivientes
masculinos, fueron adopta-tando, con el chiripá de merino o las bombachas,
de uso para cubrir su torso: la americana, con o sin chaleco debajo.

Con el tiempo, los propietarios y otros personajes "principales", se


mandaron hacer sus "conjuntos", americana, chaleco y bombachas, haciendo
juego, que, con las altas y flexibles botas de cabritilla, ajustadas bajo las
rodillas con correínes, el gacho de buen fieltro "al tono", y el pañuelo de pura
seda al cuello, constituyeron, con un ponchito de "vicuña", el elegante
vestuario, equivalente novecentista de aquellas delicadezas que usara, casi
cien años antes, Pancho Candioti.

Los sacos eran, al comienzo, de solapas muy cortas y anchas, derechos,


con cuatro botones, grandes bolsillos laterales de corte horizontal o diagonal,
muchas veces sobrepuestos o aplacados, sueltos, en ocasiones con una
"martingala" a la espalda, marcando la cintura. Los de invierno, telas,
encorpadas tipo "casimir", de lana y colores oscuros, generalmente negros,
gris oscuro o ultramarino, muchas veces de gusto "sport", a cuadros. En
verano, de telas livianas, mezclillas de algodón, blanco, crema o gris perla. El
chaleco, derecho o cruzado, siempre haciendo juego. Algunas veces, saco y
chaleco eran ribeteados con una trencilla de seda al tono.

Pero no se crea que esto era privativo de gente rica. Cada vez más, y con
predominio siempre del negro, considerado color de

260 261
b) La corralera. En la Provincia de Buenos Aires y penetrando en el d) La boina. También con anterioridad y varias veces, nos hemos
litoral y en nuestro territorio, trajinada por troperos y domadores, comenzó a referido a esta prenda que llegó a nuestro medio rural durante y después de la
usarse desde el último tercio del pasado siglo, una chaqueta corta —no Guerra Grande, siendo que su mayor difusión corrió de cuenta de sus
llegaba a la cintura—, de tela liviana, abierta, con un cuello muy pequeño, usuarios originales, los vascos (españoles y franceses), emigrantes, que
levantado, como el de los militares, o sin cuello, abrochada sólo arriba con agauchados como pocos en -todo lo demás del vestir, se resistieron, no
una "abotonadura gauchesca", a veces con puños dobles cerrados con obstante, con su porfiada tosudez característica y como clásico mecanismo
gemelos; generalmente sin bolsillos; ribeteada con trencilla, y a la que se le de defensa cultural, a desprenderse de esta prenda que es un verdadero
bordaban "pinos" o "eses", con la misma trencilla al frente y a los lados, y a símbolo material de su ser nacional. Es un gorro redondo, de tela de lana, o
veces iniciales (cuando tenía bolsillo chico superior a la izquierda, para pa- tejido, aplastado, que ajusta perfectamente al perímetro craneano y se lleva o
ñuelo), muchas veces con otros pequeños bordados de color al frente; otras echado adelante o volcado sobre una u otra oreja. En su centro un
con tablas, plisados, nido de abeja, botoncillos, etc. Por su practi-cidad (al ser cordoncillo, antiguamente largo y terminado en una borla o pompón, que
corta no corría riesgos de suciedad en el trabajo del corral), su uso rural, etc., caía lateralmente, contribuyendo a la elegancia de esta pilcha. Sus colores
más comunes eran negro, rojo blanco o azul ultramar. La borla, muchas
se le llamó "camperita", "campera" o "corralera", y por su forma "voladora". veces era de color contrastante.
El probable origen de esta prenda es la adaptación o "interpretación" fabril,
para uso del gauchaje, tomando como modelo las antiguas chaquetillas
militares que ellos usaban, desprendidas.

c) El cinto. Heredero del "tirador" clásico, con rastra, ya nos hemos


referido a él en diversas ocasiones. Se cierra al frente con una gran hebilla o
con otras dos más pequeñas, generalmente éstas de metal fino (plata o metal
blanco, con aplicaciones de oro). Posee un gran bolsillo dorsal, central. Otro
de tamaño mediano sobre el costado izquierdo; a la derecha, bien al flanco, la
pistolera (nuestros hombres de campo de mediados del pasado siglo en
adelante, cada vez más usaron arma de fuego, primero pistolas Lefaucheux,
de fulminante, y luego de tambor y balas con percutor. Después "Smith and
Wesson", "Eibar", etc.), y, más adelante, sobre el mismo lado, un bolsillo
pequeño, adecuado para el reloj, o llaves, o "el papel con la marca",
documento que obligatoriamente debían llevar los troperos.

APÉNDICE. EL VESTUARIO RURAL MASCULINO ENTRE


1870 Y 1920, SEGÚN LO DESCRIBIERON VIAJEROS
Y OBSERVADORES
Comenzaremos con el francés H. Armaignac, tantas veces citado, quien
en su obra (cit.) escrita entre 1870 y 74, vio así a nuestros hombres de campo:
"Los clientes eran gauchos, o sea habitantes del campo, cuyo traje pintoresco
merece que le dediquemos algunas frases. Visten los gauchos un poncho y un
chiripá y les ciñe el cuerpo un ancho cinturón llamado tirador, adornado a
guisa de botones con monedas de plata o de oro a las que se

262 263
les hace soldar unas presillas de metal para poder abrocharlos. La mayoría detalle de su modo de vestir nacional y, sobre todo los vascos, pocas veces
lleva la cabeza envuelta en un pañuelo de seda rojo anudado bajo la barbilla y renuncian a su boina tradicional."
cubierta por un chambergo de anchas alas. Algunos calzan botas de cuero,
otros botas de potro. Aunque la vestimenta sea más o menos la misma para El inglés Cunninghame Graham (op. cit), hacia 1880-85, describe así el
todos, resulta muy fácil distinguir en ellos dos categorías: los ricos y los vestir de gauchos y paisanos: "Los hombres... eran por lo general altos,
pobres. Los primeros llevan prendas más limpias y de mejor calidad que los cenceños y nervudos, con no poca dosis de sangre india en sus enjutos y
segundos y calzan botas fuertes y lustradas, en lugar de potro. Pero los musculosos cuerpos".
objetos que marcan más la diferencia, son las espuelas, el látigo o rebenque y "... Centauros delante del Señor, torpes a pié como caimanes
el tirador. En efecto, mientras los pobres llevan unas malas espuelas de embarrancados, tenían, sin embargo, agilidad de relámpago cuando era
hierros, los otros hacen sonar contra el suelo las gigantescas rodajas de sus necesario..."
espuelas de plata. No se vaya a creer que esto sea de poca importancia. Yo he "... Tales eran los centauros de aquellos días, vestidos de poncho y
visto a menudo espuelas de plata maciza que pesaban más de cinco libras (2 chiripá. Calzaban botas de piel de potro, hechos los talones del corvejón,
kgs y 1/2) y cuyo valor pasaba de los seiscientos francos". dejando salir los dedos para agarrar el estribo, formado por un nudo de
cuero".
Más adelante (pág. 104) va completando sus observaciones sobre
vestuario, así: "La indumentaria de los paisanos o gauchos se compone Completa su cuadro, no exento de románticos tonos (págs. 17 y 18), así:
esencialmente de dos elementos principales: el poncho y el chiripá. El "Nada más típico de la vida de hace cuarenta años en las Pampas, que el
primero sirve de abrigo; el segundo reemplaza los pantalones y cubre los aspecto del gaucho vestido de poncho y chiripá, cogido el estribo en los
calzoncillos. El poncho y el chiripá están hechos, uno y otro, de un trozo dedos desnudos de los pies, retenidas las largas espuelas de hierro en su
cuadrado de lana o de algodón. El poncho tiene en su centro una abertura que puesto con una correa de cuero, pendientes de los calcañares; el pelo
sirve para pasar la cabeza, de manera que toda la parte superior del cuerpo encerrado en un pañuelo de seda rojo, chispeantes los ojos, el mango de plata
queda cubierta por ese ropaje que baja hasta las rodillas y proporciona un del cuchillo salido por entre la faja y el tirador, cerca del codo derecho, sobre
abrigo cómodo contra el frío y la lluvia. El chiripá se coloca alrededor de la su pingo de crin tusada y cola larga extendida al viento, haciendo girar las
cintura, envuelve los muslos y la parte superior de las piernas y se sujeta por tres Marías por encima de la cabeza, y corriendo como un relámpago cerro
medio de una angosta faja de lana, seda o algodón. Por encima de ésta se abajo a una inclinación en donde un jinete europeo hubiera considerado tal
coloca el cinturón ancho, llamado tirador, del que antes he hablado, que cosa como muerte segura..."
encierra en sus bolsillos el dinero, los papeles, el tabaco y el revólver". Nos da luego, la descripción típica del vestir de un paisano en la época
que nos ocupa (pág. 53): "El propietario de la pulpería en el Yí era un tal
"Las personas de clase acomodada y los extranjeros reemplazan a Eduardo Peña, una especie de cruce entre gaucho y burgués; usaba chaqueta
menudo el chiripá por un pantalón muy ancho, llamado bombacha; pero todo (saco) y chaleco, y no llevaba cuello en la camisa. Llevaba bombachas muy
el mundo usa el poncho y el tirador". sueltas, recogidas en las cañas de sus altas botas de montar que tenían topes
de charol marcados con un águila bordada en hilo rojo".
Finalmente (pág. 154-155), define la idea de los cambios sociales en la
campaña y los nuevos usos, de la manera siguiente: "El campo... no está Aquel observador diplomático francés acreditado en Montevideo, el
Conde de Saint-Foix (op. cit.) a quien ya hemos recurrido reiteradas veces,
poblado solamente de gauchos; hay también un número considerable de
da esta sintética y exacta descripción, hacia 1890: Siempre a caballo,
europeos: vascos, españoles, italianos, ingleses y alemanes; pero únicamente llevando anchos pantalones semejantes a los de los suavos (bombachas), una
los criollos se ocupan de ciertos trabajos que se hacen a caballo, como el chaqueta de paño negro, con un cinto en el que están pasados su cuchillo y su
rodeo para marcar la hacienda, la formación de tropas destinadas a los revólver, teniendo muchas veces hermosas botas de montar (botas fuertes) y
saladeros, etcétera. Los extranjeros, por su parte, se ocupan de los trabajos por encima de todo un poncho o cobertor de lana fina atravesado en su centro
que se hacen a pie, como cavar zanjas o pozos, cultivar la quinta, edificar las por un agujero para pasar la cabeza...".
casas, fabricar ladrillos, esquilar y pastorear las ovejas. No tardan estos
últimos en adoptar la forma de vida de los gauchos y una parte de su Su compatriota Edouard Montet (op. cit.), completa, aunque
indumentaria; sin embargo, conservan siempre algún confundiendo algunos aspectos, como cuando ve el chiripá junto y encima de
las bombachas, la descripción anterior, casi contemporáneamente (1895),
dice (pág. 230 y sigts.): "Vestido con una cha-

264 265
XVII EL
queta corta y del poncho, lleva un ancho pantalón ajustado en el tobillo, y
cuya amplitud está crecida por el chiripá, pieza de tela gruesa cuadrangular REBENQUE
artísticamente arreglada en forma de falda, por encima de las botas o de
simples alpargatas (especie de calzado de cuerda). Un ancho cinturón de
cuero, con bolsillos, llamado tirador, y adornado a veces con placas de plata,
sostiene el chiripá, y sirve al gaucho para guardar su tabaco, su dinero, sus Nos parece ser este el momento para, por fin, referirnos a esta pilcha,
cartas (barajas), y, antes que nada su cuchillo, que él sabe también manejar útil de trabajo y arma, que enarbolado en su mano o colgando
para vengar su honor en el acto, como para despedazar un carnero o degollar displicentemente de la misma muñeca, fue tan inseparable (y lo es aún), de la
una vaca. Agregad un pañuelo grande de color (vincha) (sic), alrededor de su figura de nuestros hombres de campo, desde los changadores, gauderios y
cuello, un sombrero de fieltro sobre su cabeza, y, sobre todo, no olvidéis el gauchos, a los paisanos, como el chambergo, el poncho, o el cuchillo, sin
cigarrillo en sus labios, y tendréis delante vuestro el retrato auténtico del rey olvidar a las espuelas, con las que, en verdad constituye un binomio
de la Pampa". inseparable, el de las acciones para alentar y dominar, a la mitad inferior de
El médico compatriota Roberto Bouton, (op. cit.) que nos dejara tan esa entelequia que hizo de él un centauro: el caballo.
interesantes memorias sobre su vivir en nuestra campaña a comienzos del
siglo, resulta muy adecuado para terminar el presente capítulo, (pág. 46): Si las espuelas en sus pies fueron un símbolo, el rebenque en su mano
"Presume cual una mujer; para su indumentaria, gasta anchas bombachas, tan diestra también lo fue. No se concibe, aún hoy, a un jinete criollo despojado
anchas que cubren los flancos de su flete, como si fueran polleras, o un de este atributo.
chiripá de merino negro, bien bordado. Y lo que digo de las bombachas y del
chiripá, digo del enorme pañuelo-golilla".
"El, al ataviarse, sea para ir a unas carreras o ir a ver a la novia o a un Vamos a comenzar por describir el rebenque propiamente dicho, el tipo
baile, se perfuma con aceite de oriza y con vieja Agua Florida (los perfumes más primitivo que se usara en nuestro medio, con sus variantes y tipos, y
en moda de aquellos tiempos) conocidos por todos nuestros paisanos". seguiremos con el "arreador", su contemporáneo, para terminar con taleros,
Más adelante, sobre festejos, refiriéndose a la concurrencia a una misa guachas, látigos y lagartos, sus descendientes, parientes y variantes.
de campaña, anota (pág. 347): "¿Y los mozos? Todos querían presentarse
paquetes a pesar de sus sacos bolsudos; uno llevaba saco de brin blanco y
pantalón de paño negro y de golilla un pañuelo color verde cotorra; otros 1. EL REBENQUE CLASICO O DE ARGOLLA.— Este es el tipo más
bombachas y calzando zuecos (era pleno verano) de los llamados zuecos primitivo, y que aún sigue siendo el predilecto por antonomasia para el
carreros y calzando espuelines; ¿y los muchos de botín elástico y con las trabajo de campo de a caballo, incluso por troperos y domadores.
medias sobre el pantalón?...". Y más adelante aún, describiendo un baile,
completa (pág. 377 y 378): "En todo y para todo se hacía gala de sobresalir:
Consta de las siguientes partes: mango, llamado también cuerpo o cabo,
hasta (a) los mismos mozos les llegaba el momento de lucir un hermoso
chiripá bordado, con ribetes de cinta o con flecos, sus primorosos cribos, sus la azotera, la argolla y la manija.
tiradores de rastra, sus pañuelos de golilla, bordados con "No me olvides" o El mango o el cuerpo, es de una longitud variable entre los 15 y 35
corazones". centímetros, grueso de un diámetro parejo de 3 a 4 centímetros. Era
generalmente de madera dura, aunque también podía ser de hierro.
Generalmente se aforra o retoba de cuero crudo, con costura doble. Otras
veces se recubre con un trenzado o esterillado de finos tientos de potrillo, con
pasadores del mismo material. Las vanantes de lujo podían tener un pasador
largo de plata o metal blanco, parecido a los de estribera, que lo cubría casi
totalmente, o un pasador con una bomba central, o una o dos virolas, de los
metales antedichos, con aplicaciones de oro, o sin ellas.

267
266
El extremo superior del mango está perforado diametralmente
atravesado por una gran argolla de 6 o más centímetros de diámetro. En los
más sencillos, esta argolla es de hierro o de bronce; en los de cierto lujo es de
metal blanco o de plata. Y en los más lujosos, no es un simple círculo sino un
anillo muy pesado, de plata (o de plata y oro) ornamentado con una traba o
chapa horizontal, del mismo metal, en la que se grababa o ponían aplicadas
en relieve las iniciales del dueño.

De esta argolla se suspendía una pulsera enteriza de cuero crudo, liso o


de tientos trenzados, llamada la "manija", que sirve para colgar el rebenque
de la muñeca, o del clavo o percha cuando no se usa.

La azotera, que está sujeta o embebida en el otro extremo del mango, es


la parte que realmente se emplea para castigar el animal, aunque muchas
veces el gaucho se la envolvió en el puño y tomando así al rebenque utilizó
mango y argollla como arma ofensivo-defensiva, o simplemente la usó para
"liquidar" al caballo cuando se le desbocaba, dándole un "mangazo" entre las
dos orejas. Siempre la azotera se hizo de un cuero crudo, particularmente
fuerte y grueso, generalmente sacado del cuello del toro, o de cuero de anta o
tapir. Su ancho unos 5 centímetros, y el largo el doble del mango.

Como dijimos, el paisano lleva el rebenque colgado de la muñeca por la


manija, pero cuando necesita tener libres ambas manos, lo cuelga del mango
del cuchillo, que asoma sobre su flanco derecho.
Hay una variante del rebenque de argolla, que se hace todo en gruesos
tientos de sección cuadrada, en un trenzado especial llamado caracol, cuyo
mango que así resulta lógicamente flexible se prolonga en una azotera
también trenzada, en redondo, con una azoterita propiamente dicha, en su
extremo, de cuero crudo y de unos 15 a 18 centímetros de largo. Se le
denomina "cola de tatú".

2. EL REBENQUE COMÚN.— Es en realidad un clásico "látigo o


"fusta", de origen europeo, adaptado a las características que definen a la
cultura local, tan especial en todo lo que a la equitación se refiere. Sus partes
son: cuerpo o cabo, el pomo o cabeza, la manija y la azotera.
Naturalmente, el peso, largo y ancho del mango, dependen mucho del
usuario, incluso no es lo mismo un rebenque de hombre que de mujer o de
niño. Si el rebenque de argolla es, en términos generales, característicamente
de trabajo, éste es, mucho más, de paquetear.

269
El talero, excelente para la doma, es además por su peso, etc., un arma
El tipo más común tiene un cabo de unos 40 a 50 centímetros y de 3 a 4 terrible esgrimido por la azotera.
centímetros de ancho. Este cabo puede ser de madera o de metal, en cuyos
casos es generalmente cubierto o retobado en cuero crudo, o en víbora o en Existen taleros, más paquetes, que tienen el mango cubierto de finos
lagarto; o con un entretejido de tientos de potrillo, teniendo muchas veces un esterillados de tiento de potrillo y la bocha o cabeza hecha con una bola de
pasador central y dos virolas o simplemente un par de virolas. A veces el billar de marfil.
cuerpo es de "ballena". El pomo o cabeza es un ensanchamiento piriforme,
también forrado de cuero, esterillado, o es un pomo, como de bastón, de Existe una variante del talero, muy de uso en las provincias argentinas
cabeza redonda, de plata o metal blanco, con o sin aplicaciones de oro. En el de Entre Ríos y Corrientes, llamada guacha. Es en realidad un talero de
extremo superior del pomo o cabeza, en su centro, hay una argollita soldada u mango corto y grueso y de azotera anchísima y también muy corta.
ojal, por donde pasa la manija, que es relativamente fina, de una guasquita de
cuero crudo, de tientos trenzados (con o sin botón), o de cadenilla del metal
del pomo. 4. LOS LAGARTOS. — Eran rebenques totalmente hechos de gruesa
trenza de tientos, sin "corazón" o mango, ni azotera diferenciada,
En los de más lujo todo el cuerpo está cubierto de malla de plata y el simplemente van afinando de arriba hacia el extremo y su longitud es
pomo y las virolas (o pasador), son de este metal, a veces con aplicaciones de variable, aunque solía estar entre 80 y 120 centímetros. Podían o no, tener
oro. manija. Muy fuertes para castigar, fueron especialmente usados por los
cuarteadores de las antiguas diligencias.
En los pomos de metal se solían poner, en relieve, las iniciales y, a
veces, la marca del dueño. En algunos casos el pomo se desprende del cuerpo
—que en realidad actúa como una vaina— y lleva unida una hoja de estoque, 5. EL ARREADOR. — Tentados estuvimos de poner: "Su Majestad el
de sección plana o cuadrangular. Arreador". Es el jefe entre los látigos y rebenques, y es el rebenque o látigo de
los "jefes". Símbolo y atributo de mando, su genealogía tiene raíces comunes
con los cetros reales, los bastones y varas de hechiceros y magos, la batuta de
La azotera, de cuero fuerte, como la de los rebenques de argolla, es de los conductores de orquesta y los bastones de mariscales y generales.
ancho proporcionado al rebenque y de largo una vez a una vez y media el
largo del cuerpo.
En nuestras tierras distinguió al propietario, al mayordomo, al capataz,
al capo o jefe de gauchos, pero, sobre todo, al caudillo, al conductor natural y
nato, y fue, a la vez, distinguido por éstos como pilcha de especial valor y
En la Provincia de Buenos Aires, dentro de esa serie de pilchas tan
predilección. Casi todos nuestros caudillos y jefes militares de los heroicos
especiales de su equitación criolla, se ha desarrollado el uso de un rebenque
tiempos de la independencia y la consolidación nacionales, lo llevaron como
cuyo mango, algo más corto, es un garrotito, todo redondeado, tronco-cónico,
un atributo, pero entre ellos hubo uno, uno de los grandes, el General Fruc-
totalmente forrado de cuero crudo o curtido blanco, y cuya manija pasa por
tuoso Rivera, en cuyas manos el arreador, que nunca se alejó de ellas, fue,
un ojal que atraviesa el mango en su extremo superior (no tiene pomo o
como dijimos antes, a la vez, bastón de mando y batuta genial, vara mágica y
cabeza diferenciada); la azotera mantiene la proporción anterior.
hasta democrático y fraternal cetro.
3. TALERO. — Es una variante, también relativamente moderna, pero
ordinaria o de trabajo, del rebenque clásico. El mango es bastante largo, 45 a En nuestro medio rural casi cimarrón del siglo XIX, el arreador en mano
50 centímetros y grueso, 5 centímetros de diámetro, de madera, retobado en de jefes y caudillos, fue el índice del mentor que guía y, en ocasiones, el
cuero crudo, con una cabeza o bocha, tallada también en la madera, a modo pulgar del César que condena.
de pomo, retobada como el mango, y por debajo de ésta, ancha y abierta en
El arreador consta esencialmente de dos partes: el mango y la trenza o
ojal, pasaba la manija, consecuentemente mucho más dura y fuerte que la de azotera. A diferencia de lo que ocurre entre todos los otros tipos de látigos
los otros rebenques. La azotera, ancha, es del mismo largo y a veces más corta hasta aquí descritos, totalmente separables uno de la otra.
que el mango.

270 271
Muchas son las variantes de forma y calidad de los mangos de arreador;
no obstante, en términos generales, podemos muy bien tipificar tres partes
diferenciadas en el mango: la cabeza o pomo, el cuerpo propiamente dicho y
la puntera o contera.
a) La cabeza es de metal, de guampa o de marfil. Las de metal
o son de plata, o de plata y oro, de metal blanco o de
bronce.
Generalmente forma un ángulo recto, como las empuñaduras de
látigos europeos" o antiguos bastones. Este ángulo o gancho tiene
una explicación, pues servía para que el usuario, desde el caballo,
recogiera las boleadoras del suelo cuando erraba un tiro.
Menos frecuentemente esa cabeza era en forma de pomo común
rematado en una bocha.
Los pomos de ángulo que hemos conocido asumen las siguientes
formas: cabeza de caballo; cabeza de perro; mano o guantelete;
gárgola; mano de caballo; pierna de mujer mujer desnuda, acostada;
delfín; etc.

b) El cuerpo, es de madera fina, de ballena o de caña, en


cuyos casos el pasador central es del mismo metal que el
pomo y la puntera. A veces el cuerpo, de madera, es forrado
de un esterillado de finos tientos y, con más frecuencia, de
una malla de hilos de plata. En este caso el pomo, el pasa
dor y la puntera son de ese mismo metal, a veces con apli
caciones de oro.
También con cierta frecuencia pomo y cuerpo se separan, sirviendo
este último de vaina y aquél de empuñadura a un estoque.

c) La contera, o puntera, en material y diseño o gusto hace juego con el


pomo y con el pasador central (cuando lo hay) Es un tubito
coniforme que cubre el extremo distal del mango y que remata en
una argolla donde se prende, mediante una presilla, la trenza o
azotera.

La trenza o azotera del arreador consta, también, de tres partes bien


diferenciadas, a saber: la yapa o prendedor, la trenza propiamente dicha y la
azotera, propiamente.

El prendedor o yapa consta de una presilla con un botón simple o doble


(gemelo), de metal o de tiento que sirve para prender a la argolla terminal de
la puntera del mango, y un tramo de trenza redonda, de tientos, rematado en
otra argolla. Tramo de unos 15 a 20 centímetros en total

273
La trenza que arranca de la argolla de la yapa, es también trenza redonda materia, Don Justo P. Sáenz (h.). También como en el caso de las espuelas
de un diámetro de 1 a 1 1/2 centímetros y termina en otra argolla de metal. aclaramos que, cualquier contradicción aparente, entre las opiniones de
Tiene de 50 a 70 centímetros. De esta última arranca una guasquita de 1 Escayola y las nuestras, debe ser atribuida únicamente a las diferencias de
centímetro de ancho en su base y afinada hacia el extremo de 30 a 40 apreciación, entre los conocimientos "directos" suyos y las investigaciones
centímetros de largo, que es la verdadera azotera, llamada azoterita. que nosotros hemos llevado a cabo con medio siglo o más de distancia, y sin
que ello signifique que las compartamos totalmente, sino que, simplemente,
ASI VIERON LOS VIAJEROS EL REBENQUE con total imparcialidad, las aceptamos como "sus" interpretaciones basadas
sólo en ésas sus experiencias personales. Esto vale, naturalmente, para las
Como con otros temas, vamos ahora a recurrir al testimonio de viajeros demás transcripciones que de este interesante estudio suyo, hasta hoy inédito,
hagamos más adelante al tratar del apero o recado de nuestros gauchos y
que vieron a nuestros hombres de campo empuñar sus látigos y rebenques y paisanos.
nos los describieron.
El inglés Woodbine Hinchliff en 1861 (op. cit.) en la pág. 89, nos lo Escribió Escayola, respecto de los rebenques, con referencia al artículo
muestra así: "El rebenque o látigo criollo es hecho del mismo material (se del 1.° de julio de 1934:
refiere al cuero crudo y tientos de que estuvo hablando antes); tiene unos dos "Los rebenques son con poca diferencia los mismos que aquí se usaban
pies de largo y una pulgada de ancho, y remata en una punta, con un bien hasta fines del siglo pasado, sin contar otras formas que llevaban desde una
trenzado mango que termina en cabo de plata, a través del cual pasa una hasta cuatro virolas de seis a ocho centímetros y el resto cubierto de tientos
estrecha correa con la cual se cuelga de la muñeca de manera que puede trenzados. Otros que tenían hasta más de la mitad cubiertos de trenza de plata
quedar la mano completamente libre para usarla cuando sea necesario. En el (malla) y virolas corredizas, con el resto cubierto de trenza de tientos. Todo
centro de Entre Ríos recogí un lindo espécimen de rebenque de campo, de esto en los rebenques de lujo".
confección tosca, que había sido perdido por su dueño; no tiene ningún
retobo en el mango; éste es de hierro con un pesado cabo de plata en el "No menos interesantes eran los rebenques camperos, que diferían en
extremo. Tal rebenque constituye un arma formidable de ataque o defensa y mucho en la forma de construcción. Entre los más* usuales durante el último
me han dicho que, armado así, un gaucho en caso de no poder dominar su tercio del siglo anterior tenemos los rebenques de castigar de manija".
caballo, puede, afirmándose en los estribos, matar enseguida al bruto con un "Las figuras 1, 2 y 3 muestran tres rebenques típicos de esta clase;
simple golpe entre las orejas, quedando naturalmente en condiciones de siendo el número 3 cola de tatú, hecho de cuero todo él con excepción de la
sacarle el recado y colocárselo al que encuentra más próximo a él". argolla; y los dos primeros con hierro en los cabos, cubiertos de cuero;
dependiendo de la mayor o- menor prolijidad de cada dueño el lucirlos más o
El viajero francés H. Armaignac (op. cit), que tan minucioso y exacto menos bien trabajados, aunque con igual resultado".
observador fue de nuestras costumbres, da también de esta pilcha una "La figura 4 es la del talero que se compone de un palo pesado y a veces
descripción breve e ilustrativa, con esa precisión conceptual en la síntesis que de grueso extraordinario, cubierto de cuero, que todavía se usa, pero más
es característica de su cultura (págs. 59 y 60): "El rebenque del pobre consiste bien como arma, pues resulta un poco molesto para castigar".
simplemente en una lonja de cuero de toro sujeta a un mango hecho con un
trozo redondo de madera forrado en una cola de vaca; el rebenque del rico "La figura 5 es un intermedio de guacha y arreador, usado por gente
tiene mango de plata o de madera fina adornado con anchas virolas de ese desprolija".
metal". "Los arreadores fueron de uso corriente tanto por los extranjeros como
por los troperos o acarreadores de ganado; esto en cuanto a los de lujo".
Como adelantamos en el prólogo, y ya hicimos al referirnos a las "En general los mejores eran de cabo de unicornio (1) con chapas de
espuelas (Capítulo III), vamos ahora a transcribir las observaciones o plata y a veces con dibujos en oro, fig. 6. También los había hechos de
comentarios que en forma de correspondencia al escritor Vicente Rossi, recortes de guampa y metales con adornos de plata. Estos arreadores medían
hiciera el poeta Juan Escayola, respecto de los artículos que en "La Prensa" de hasta cincuenta centímetros de cabo
Buenos Aires, publicó entre 1933 y 34, quien fuera nuestro inolvidable amigo (1) Se refiere al cuemo del narval, cetáceo pariente de la ballena.
y gran experto en esta

274 275
y la azotera por lo común era dos veces y medio más larga, de trenza fina XVIII LOS
de tientos".
"Muchos usaban arreadores de cabo de madera y tenían en su interior, APEROS
disimuladamente, el estilete que menciona el articulista, pero del cual no
hacían uso ni alarde. El hombre gaucho no le gustaba herir sin ver correr la
Julián: Me alzé con tuito mi apero, Freno
sangre (sic), pero siempre de manera leal y frente a frente". rico y de coscojas, Riendas
nuevitas en hoja Y trenzadas con
"Se usaron también los arreadores con aguijón arreadores picana los esmero; Linda carona de cuero De
cuales eran más largos de cabo que los habituales y tenían la azotera una y vaca muy bien sobada, Jergas,
bajeras, ni nada De las carchas
media vez más larga que el cabo. El aguijón iba colocado en el extremo olvidé Hasta mi chapiao cargué De
donde se unía con la azotera. Se utilizaban para los apartes de haciendas pura plata labrada. Copas fiador y
pretal Estribos y cabezadas, Con
bravas o mañeras". nuestras armas bordadas De la
Gran Banda Oriental; No he gúelto
"Era común ver que además del arreador llevaban también rebenque, á ver uno igual Recao tan lindo y
sobre todo los troperos". paquete.

GENERALIDADES

Habiendo dedicado tantos y tan extensos capítulos a las pilchas


personales de nuestro hombre y mujer de campo, es absolutamente
imprescindible que, antes de seguir más adelante, nos detengamos a estudiar
el apero o recado de su caballo, la mitad inferior de ese binomio inseparable.
En nuestro libro "El Caucho" dijimos, parafraseando al Inca Garcilaso, que
nuestra Patria se hizo jineteando. El caballo es uno de los elementos
caracterizádores de nuestra cultura. Es imposible concebir nuestro proceso
histórico, social, económico, nuestro propio ser nacional, sin referirnos al
noble animal que, por eso mismo, ha merecido un cuartel en el Escudo,
símbolo de esa misma nacionalidad, como representación de libertad e
independencia.
Como las prendas de vestir del hombre, el apero del caballo recibe las
más diversas influencias de los usos de descubridores y colonizadores, pero
también en este caso, aparecen prendas con nuevas características que las
diferencian de las originales europeas y también denominaciones distintas o
neologismos regionales.
Dos saltan a la vista de inmediato por su importancia y son: apero y
recado (vide Bartolomé F. Ronco, "Noticias Filológicas", in Revista "Azul",
de Azul, Rep. Argentina, junio de 1931; "Recaudos, Recados y Lomillos",
por Federico Oberti, in "La Prensa", Secciones Ilustradas de los Domingos,
Buenos Aires, 4 de febrero de 1968, y Raúl Alejandro Molina, "Origen del
término Recado, como sinónimo de montura y sus elementos
característicos", in Revista Histórica, N.° 12, Buenos Aires, Abril-Junio,
1958).

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Ambos términos, en su uso primitivo, sirven para denominar !o mismo: tro campo con el nombre de freno de candado. De piernas
el conjunto de piezas que constituyen el atalaje del caballo; pero mientras el relativamente cortas, pero de gran palanca, en forma de S o 5;
primero, apero, de origen claramente más popular —tiene sus antecedentes puente muy alto, en U invertida; con barbada circular o de argolla
en los "aperos" de labranza de los primeros colonos— no cambió este valor, de hierro, unida a dicho puente, y pontezuela fija y dos argollas
el segundo, recado, nacido en los medios más cultos —conjunto de objetos para las riendas y otras dos para las cabezadas. También la
necesarios para hacer ciertas cosas, "recado de escribir", etc., se fue cabezada simple y las riendas sencillas, separadas o simplemente
especializando en su uso y a poco pasó a ser únicamente la pieza principal del unidas con una trabilla; también el petral al que nuestra gente llamó
apero, es decir, el lomillo o basto. "pretal" y el fiador o cogotera, pariente de la "jáquima" arábiga. Y
un motivo de adorno, de origen religioso árabe, que se reproduce
Y con esto ya vamos entrando directamente en tema.
mucho en la platería criolla: la media luna con las puntas hacia
Los conquistadores y colonos de nuestro territorio tanto españoles como abajo que adorna tanto la bocha del fiador, como el florón central
lusitanos, traían las dos escuelas de equitación de uso en la Península y, en del pretal o la pechera.
general, en la Europa de la época, con sus atalajes correspondientes. Estas 2.°) Tampoco puede hablarse de un dominio de la escuela de la brida,
escuelas eran: la jineta, de origen en la caballería ligera árabe, cuyos aunque el gaucho estribe largo, con las piernas extendidas a plomo.
integrantes eran denominados "xenetes", y la proveniente de Europa Central, Y aunque los estribos de "corona" y "media-corona", antecesores
llamada escuela de la brida o estradiota. de los más tardíos llamados "de campana" (una hipertrofia de
aquéllos) y las grandes espuelas de rodaja, sean, como veremos en
Las características principales de la escuela de la jineta, eran: silla de detalle más adelante, herencias de la escuela de equitación de los
arzones muy levantados, especialmente el pomo delantero muy alto, lo que hombres de caballería alemanes que llegaron para la conquista del
hacía que el caballero quedara literalmente encajonado en ella; estribada Plata; pues el freno; el número, forma y modo de usar las riendas; la
corta y el estribo pequeño; freno muy fuerte y riendas llevadas en una sola silla, etc., nada tienen que ver con las de la brida o estradiota.
mano y muy levantadas. 3.°) Porque por su propio origen, a lo que ya nos hemos referido
La brida, si bien no tiene grandes diferencias en cuanto a las extensamente antes, si bien recibe las más variadas influencias
características de la silla, con arzones algo más bajos, usa la estribada larga, a culturales de soldados, arrieros y campesinos españoles, de la
toda la extensión de la pierna, el pie calzado en un estribo más ancho de arco; marinería, etc.; el gaucho no es, ni puede ser, como jinete, un
freno más liviano, articulado, la mano más baja y las riendas llevadas muchas producto de "escuela" de equitación, sino un equitador natural,
veces con ambas manos y en número de cuatro (dos de cada pata del freno). instintivo, que adapta y transforma los elementos del apero de que
puede disponer o dispuso en sus orígenes, a las condiciones del
Muchos autores han pretendido ver en la equitación del gaucho medio, que hace una verdadera ecología ecuestre, completamente
características de una u otra escuela en forma dominante, o de ambas a la vez. diferente, por ejemplo, del huaso chileno o del charro mejicano,
Nosotros no creemos mucho en ninguno de estos extremos, por las razones que reciben influencias fundamentales de la escuela española (tanto
que hemos expuesto extensamente en la Introducción del presente trabajo y de la jineta como de la brida), a través de la escuela andaluza.
por los detalles siguientes:
Resumiendo: ¿cuáles son las principales características del modo de
1.°) No puede hablarse de elementos dominantes de la escuela de la montar y ensillar del gaucho y por qué?
jineta, desde que el gaucho estriba muy largo, y notoriamente a) Aún aceptando la adopción de algunas partes de los aperos de las
mucho más angosto que ninguna de las escuelas de equitación escuelas de la jineta y brida, traídas por los soldados conquistadores,
europeas, debido al uso de las botas abiertas o de medio pie. Sus españoles y alto-alemanes, pronto se abandonan muchas de las
espuelas no asemejan en nada a las árabes de púa o pico de ave. La características más salientes de ellas, debido a factores de
silla, que como se verá en nada se parece a ninguna de las usadas fundamental importancia, histórica y ambiental. No olvidemos, antes
por las escuelas europeas, nada tiene que le asemeje a la de la jineta. que nada, todo lo que señalamos con anterioridad sobre la influencia
Quedan en pie, como herencia de esta forma de equitación venida de los arrieros y acemileros, de origen español, pero penetrados al
de España, el freno, evidentemente hijo del marroquí, con muy Plata des-
pequeñas variantes, que se conoció en nues-

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de el Pacífico americano, en la formación cultural del primitivo tipo Como ya señalamos, el conjunto de prendas que forman el "recaudo" o
de arriero, tropero y vaquero, de las áreas verdes y templadas, "recado" de montar del gaucho, es complicado y abigarrado. Comenzaremos
antecesor directo de changadores, gauderios y gauchos. Además es la por las que forman el asiento o silla, es decir que van sobre los lomos del
cuenca del Plata y territorios adyacentes, según también ya vimos, el animal, de abajo hacia arriba: primero se pone una "sudadera", es decir un
área de la boleadora y la tierra de las llanuras, cuchillas y quebradas elemento que yendo directamente contra el pelo, absorba el sudor del animal,
traicioneras, con las más o menos ocultas cuevas de vizcachas, tucos, podía ser de tela o un cuerito lanar de pelo corto; luego dos o hasta tres
mulitas y peludos y los no menos desmoronables hormigueros, todos mantas, jergas o jergones de tejido de lana, que completaban aquella función
ellos elementos que oficiaron como trampas peligrosas y hasta y, sobre todo, evitaban el roce de las prendas de cuero que lastimaran el lomo
mortales, provocando las rodadas de los caballos. La boleada de los a la cabalgadura; encima, sobre todo antiguamente (siglo XVIII y primera
equinos por parte de los indios locales, que aún desconociendo el mitad del XIX), se ponía un cuero de vaca, crudo con su pelo, cortado en un
caballo como el resto de los de América, lo enfrentaron con el arma rectángulo, era la llamada "carona de abajo" o íjar; después otra manta de
poderosa que usaban como cazadores de guanacos, ciervos o "entre caronas", para evitar el deslizamiento de las piezas de cuero entre sí;
avestruces, provocando casi el fracaso de la que fue la principal arma luego la carona propiamente dicha, un rectángulo de cuero curtido o suela,
de la Conquista hispana, la que con su sola presencia sojuzgó a los
dos grandes imperios de América indígena, y esos otros factores formado de dos mitades o alas cosidas por el lomo. Tenía las cuatro puntas en
naturales señalados, todo, llevó a los españoles en el Plata, muchos ángulo, o sólo las dos de atrás y se le repujaba, como adorno; encima va el
pescuezos rotos de por medio, a convencerse de la necesidad de lomillo, basto o recado propiamente dicho, lo que podemos considerar la
estribar largo y suelto y usar una silla funcional, de arzones bajos y verdadera "silla de montar"; todo este conjunto se sujeta al caballo por medio
sin pomo delantero, todo lo cual les permitiera zafar fácilmente del de la cincha; sobre ello y para ablandar el asiento se colocan los cojinillos en
animal cuando rodaba y salir "parado" o de pie, lo que con el tiempo, número de 1, 2 o 3, a los que se llama también pellones; encima va el
habría de convertirse en quinta-esencia de la habilidad ecuestre del sobrepuesto o manta dé arriba y esto se vuelve a sujetar por medio de la
jinete criollo. sobrecincha.
Los estribos y estriberas van unidos al lomillo por una correa
b) El andar trashumante vagabundeando o tropeando, o a la transversal, con dos anillos en los extremos.
vaquería, por enormes extensiones, de clima templado, si, Para evitar que el recado o lomillo se corra hacia atrás, se usa una prenda
pero siempre al aire libre, les obligó a llevar una cama o, lo de correas de cuero llamada petral y por nosotros "pretal", o una pechera.
que es más, una especie de hogar ambulante sobre el caba
llo, lo que condujo a una adaptación y multiplicación de Como cincha, se usa una cabezada simple, el freno fuerte o de candado y
elementos en el apero, de doble y hasta triple funcionalidad. dos riendas. Un anillo o collar de cuero alrededor del arranque del cuello,
llamado "fiador" o cogotera. Y prendido al anillo de hierro de éste, la manea
c) No obstante, resulta útil conservar el freno de la jineta, muy y el extremo del maneador o cabresto atador. Más tarde se sustituye el fiador
fuerte y que permite gran libertad de acción con las manos por el bozal, y el cabresto simple.
y facilita el rapidísimo sujetar y revolver el animal, tan El Benedictino Joseph Antoine Dom Pernetty, que estuvo por nuestro
necesario en el desjarretadero —persecusión y matanza de país entre los años 1763 y 64, describe así el apero de los changadores y
los vacunos cortándoles el garrón con una media luna de gauderios en su "Histoire d'un voyage aux isles Malouines": "Los arneses
hierro enastada en una lanza o palo no muy largo— en el eran también muy diferentes de los que se usan en Europa. Ponen primero
aparte, en la enlazada y en la boleada. sobre el caballo desnudo una gruesa tela blanda y de un tejido abierto, que
llaman sudadera, por encima una cincha (sic), después un cuero bastante
fuerte del ancho de la silla que sobresale hacia la grupa, que sirve de arma-
zón. Se le llama carneros". (Seguramente Dom Pernetty transformó quién
Vamos a dar ahora, el conjunto de prendas que constituyen el apero y sabe por qué procedimiento lingüístico, "carona" en "carneros").
recado de montar de nuestro gaucho y haremos referencia somera a los
cambios que éste sufrió con el tiempo. Luego recurriremos a citas
documentales de los siglos XVIII y XIX, que se refieren a este apero y,
finalmente, a los testimonios de viajeros.

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"Sobre este cuero se coloca la silla, hecha como los bastos en nuestros
caballos de carga y por encima una o varias pieles de carnero con la lana
cosida entre sí y teñidos de uno o varios colores. Es el' pellón. Finalmente
otra cincha o sobrecincha para sujetar todo sobre el caballo. Los estribos son
pequeños y estrechos, porque no meten sino la punta del calzado y los que
van a pie desnudo no meten más que el dedo gordo".
A su vez, Juan Francisco de Aguirre, en su célebre "Diario" de fines del
mismo siglo XVIII, dice: "El recado de montar es diferente del de España; el
bocado del freno es mucho más fuerte y capaz de sujetar un toro; por silla se
pone lomillo que en su asiento se parece algo a la silla inglesa; sobre él se
cruza la cincha y encima se pone el pellón; el lomillo tiene estribos, nunca
(sic) baticola y sólo petral, cuando se quiere lucir un chapeado de plata".
Con referencia a los documentos, en un Expediente Inventario de
Bienes de Difunto de 1754, dice: It. Un freno viejo. It. unos lomillos chilenos
usados. It. Un mandil azul de sarga bordado con hilo blanco. It. Un par de
estribos de metal amarillo viejos con sus hebillas de hierro".
En el "Inventario de los bienes de Dn. Francisco Atay", Paraje del
Chipitin, 7 de marzo de 1759, Expte. del Archivo Provincial de Córdoba,
dice: "It. Un lomillo viejo con sus armellitas de yerro en las cabezas" (se
refiere a las chapas de hierro que cubrían los arzones.) "It. Un par de estribos
usados de metal bueno. It. Una cincha vieja con tres argollas de hierro. It. Un
pellón azul nuebo. It. Un par de espuelas de hierro viejas. It. Un par de
espuelas de plata con sus hebillas, que pesaron dos marcos y cinco onzas. It.
Un freno de cadenilla con sus copas de plata llanitas" (quiere decir que no
eran labradas). "It. Unas cabezadas que se componen de treinta y nueve
piezas de plata, que son ocho hebillas, ocho pasadores, ocho conteras, dos
mascarones, una medialuna con su cadenilla, dos argollas y otras figuritas".
El 5 de Feb.° de 1783, en el inventario de los bienes de Dn. José de
Allende —también en Córdoba— dice: "Prim." un par de estribos de plata p.a
de silla. It. Otro más de mucho uso. It. Unas cabezas de freno en oja con diez
piezas. It. Otro freno que consta de once piececitas, y sus copitas, usado. It.
Otro freno con sus cabezas que tiene cuatro hebillas con dos copas bien
delgadas. It. Un recado de montar. It. Silla de montar aderezo amarillo
mandil y tapafundas bordadas de realce en terciopelo carmesí". (Leg. 411,
Exp. 6).
En nuestro Archivo General de la Nación, Tribunales, Civil 1.°, en el
Inventario de D.a Gregoria Mas de Avala, en 1790, dice: "Un par de estribos
de plata. Un freno completo con sus copas de

283
plata. Un lomillo con su carona. Un par de espuelas de plata con sus hebillas sobre el lomo del caballo; una manta gruesa (sudadera), destinada a impedir
idem". Finalmente, en otro inventario, de 1814, dice: "It. Un apero para que el sudor penetre y ensucie las otras piezas; una o dos mantas (jergas), de
montar nuevo en cinco pesos de su costo. It. Un pellón azul de ilo de lana bien las cuales la más fina y adornada se coloca sobre la otra; una pieza de cuero
obrado y nuevo se tasó en diez pesos. It. Un cinchador bordado de lana en oblongo (carona), cubierta de bordados y dibujos impresos y cuyas
blanco de algodón se tasó en diez pesos. It. Un freno con copas de plata, sus dimensiones están calculadas de manera de dejar ver el adorno de la manta
canutos y ocho piezas de cada lado de ídem., todo nuevo, y la pechera, se le que está debajo. Esta pieza se reduce, para las gentes pobres, a un cuero de
dio en diez y siete pesos de su costo. It. Un par de estribos de bronce con sus vaca, cortado en cuadrilongo; por encima se extiende un aparejo (el recado
virolas de Plata sus hebillas y arcioneras" (sic. debió decir accioneras) propiamente dicho), cuyas cabeceras son de madera y el interior de junco,
"nuevos en seis pesos cuatro reales de su costo". todo cubierto de cuero y adornado igualmente de dibujos impresos. Al recado
se agregan los estribos, que los habitantes usan muy pequeños, poniendo la
Empezamos ahora con las descripciones de los viajeros. En 1821, el
extremidad del pie y, a veces, tomando la barra del estribo entre el dedo
inglés Alexander Caldleugh ("Viajes por América del Sur", "Río de la grueso y el siguiente. El recado se fija sobre el caballo por medio de una
Plata-1821, cit. Buenos Aires, 1943) en la pág. 105, dice: "Adquirí un recado cincha, compuesta de dos piezas: una para el lomo y la otra para el vientre. La
porteño, cuyas prendas sirven también para formar una cama bastante primera es generalmente de cuero, adornada como la carona y el recado, y la
pasadera. Colocándose primero, sobre el caballo, varias mantas de lana, segunda, de un trozo de la parte más fuerte de un cuero de vaca pelado, o bien
dobladas, para que no pase el sudor que es excesivo debido al fuerte calor y al trencillas de correhuela de cuero de caballo depilado, igualmente fijadas, por
rudo trabajo del animal; sobre las mantas se pone una pieza de cuero curtido, cada una de sus extremidades, a una fuerte pieza de cuero, y reunidas a las
con variados adornos y encima la silla o recado. Este se parece a la silla que otras por trenzas transversales. Las dos piezas de la cincha están unidas por
usan los carniceros en Inglaterra. Una cincha fuerte, con dos argollas de medio de un gran anillo de hierro y lleva cada una en el extremo opuesto, otro
hierro, asegura el recado al lomo del caballo. Un cuero de oveja, teñido de anillo semejante: el de la pieza superior sirve para atar una fuerte correa que se
azul (el pellón) y una pieza de cuero blanco (el cuento), apretada por otra hace pasar al anillo de la inferior; luego alternativamente de la una a la otra,
correa (la sobrecincha) completan el equipo de montar. Los estribos son cuando se cincha el. caballo, lo que se hace más o menos bajo al medio del
pequeños y se usan muy largos. El freno es muy diferente al de Inglaterra; vientre. Encima del recado se pone un cuero de oveja, con su lana, teñido de
una argolla grande pasa por el centro del bocado y sobre ella accionan las azul o de negro (cojinillo o pellón); luego un cuerito curtido de vaca, adornado
piernas del freno, dándole a este mucha fuerza. Las riendas son de cuero de una orladura impresa (sobrepellón); y sobre el conjunto, una ligera cincha
torcido y sus extremos sirven de látigo. Ninguna otra especie de freno sería de tejido de lana. Tal es la montura completa. Cuando se viaja se coloca, a
bastante fuerte para sujetar caballos apenas domados o que no han sido veces, una sábana doblada bajo el pellón. La cincha de las gentes del campo y
ensillados nunca". de los trabajadores está provista de otro anillo, ubicado al lado del de la
derecha de la pieza superior y destinado a fijar la extremidad del lazo, o
Nuestro viejo conocido el naturalista galo Alcides D'Orbigny (oc. cit.), cualquier correa, cuando el jinete quiere arrastrar un fafdo. El aparejo lleva
nos da muchos e interesantes datos sobre los recados: 'los pobladores de la también, sobre la parte superior, numerosas correí-tas que sirven para atar
campaña afluyen a la ciudad por todos los caminos. Grandes propietarios con objetos menudos que se llevan durante el viaje; allí se ata la lanza, cuando no
caballos cubiertos de plata"... (pág. 105). ... "luego, muy lentamente, le se usa, y algunas veces, también las boleadoras, aunque por lo común se
coloca sucesivamente sobre el lomo las diversas piezas que componen la silla cuelgan de la cintura. Las mantas son de lana, diversamente tejidas,
del país o recado. El lujo de ésta consiste sobre todo en la piel de arriba o pintarrajeadas de diversos colores y a menudo con franjas (flecos) y bordados.
pellón, más o menos fino, según que su propietario sea más o menos Se fabrican en Córdoba y constituyen un artículo de comercio de los indios
opulento, y en la cincha superior o sobre-cincha, que debe ser ricamente pampas y chilenos. Los estribos de los pobres son de madera, de hierro o de
bordada y adornada de vivos colores. El jinete lleva siempre espuelas de plata latón; los de los ricos son de plata y, por lo general, de un trabajo pesado y
macizas y pesadas". grosero".

Más adelante aún (págs. 499 y 500), completa la descripción, con "El jinete coloca en el pescuezo de su caballo un gran anillo de cuero
detalles, según su costumbre: "El recado, como ya lo he dicho, sirve de cama; trenzado (fiador), al cual se une un anillo de hierro o de
se compone de las siguientes piezas: uno o dos cueros de oveja o una manta
grosera, que se coloca directamente

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cuero, que sirve para colgar las trabas (manea) y fijar la larga correa o lomo; pero, en cambio, tiene la ventaja de ofrecer al hombre que lo monta un
cabestro (maneador), por medio de la cual se ata el caballo al ronzal, para que asiento más suave y menos resbaladizo, y servirle de lecho".
pueda comer, en los altos que hacen en pleno campo".
Otro francés, Arsene Isabelle (op. cit.) entre 1830 y 1834, describe así el
"El freno es siempre de hierro y está, por lo común, provisto de dos recado de nuestros gauchos (págs. 317 a 320): "habiendo obtenido un
ruedecillas (copas) de plata. La barbada, bien distinta de las nuestras, es un alojamiento en casa de un compatriota, M. Danguy, establecido poco antes en
gran anillo que cubre la quijada inferior. La testera (bozal) (sic-cabezada) Paysandú, descendimos a tierra todos nuestros bagajes y nos instalamos lo
está generalmente adornada de pequeñas piezas de plata; es la parte en que la menos mal posible"... "Digo lo menos mal posible, porque en Paysandú, donde
gente rica de la campaña a la manera de los indios (diríamos en realidad los no había un hotel, las camas eran un objeto de lujo. Felizmente estábamos
indios al modo de los criollos), prodiga todo su lujo". munidos, cada uno, de un recado, silla del país, que sirve al mismo tiempo de
cama. He aquí de cuáles piezas se compone un recado: 1.° dos jergas, piezas de
"La brida (rienda) es generalmente de trenzas de cuero de caballo y lana, largas como una pequeña manta, poniéndose, plegadas en cuatro, sobre el
semejante por la forma a la que nosotros llamamos a la húsar. Está provista lomo del caballo. 2.° una carona, pieza de cuero curtido, adornado de
también de anillos y de cañitas de plata; y se ve todavía algunos antiguos numerosos dibujos, repujados a martillo, larga de cuatro pies y ancha de dos y
arreos con un pretal cubierto de análogos adornos". medio; la carona se coloca sobre las jergas. 3.° el recado, especie de basto, que
"Las gentes del país montan, por lo común, sin espuelas, sobre todo los es propiamente la silla, cuyos costados están cubiertos de cuero repujado,
caballos diestros y mansos; y emplean en ese caso el rebenque, especie de como la carona. 4.° la cincha, tira de cuero, muy ancha, repujada en la parte
martinete. A menudo se usa en vez del mango de madera, una barra* de que se pone sobre el recado; ella pasa bajo el vientre, y, por medio de dos
hierro, lo que hace de la fusta un arma peligrosa, de la que los pobladores se fuertes anillos (argollas), en hierro o en cobre, se ajusta lo más posible la larga
sirven con mucha habilidad, sea para su defensa, sea para matar serpientes y correa de la cincha. 5.° un pellón, piel de carnero curtida con la lana, teñida de
azul o bien una piel de ternero curtida y repujada (sic); el pellón. se coloca
otros animalitos que se encuentran en el campo. Sólo se usan, por lo general, sobre la cincha. 6.° un sobre-pellón, otra piel curtida, más corta sin pelo,
las espuelas para domar o montar caballos fogosos y recientemente muchas veces recortada con flecos u ondas o adornada con bordados en seda,
amansados. Las que se usan para ese fin son de hierro, muy grandes y hechos a mano, etc. 7.° una sobre-cincha, es una barriguera de lana, más o
pesadas; las barras son largas y llevan una rondana o estrella cuyas puntas, menos fina, destinada a sostener el pellón, y el sobre-pellón. Para terminar de
muy agudas, tienen hasta dos centímetros. Sirven al jinete para fijar los describir el aperaje del caballo, debo hablar de la brida: ella es muy simple,
talones en la carona y asegurarse un punto de resistencia para todas las pero al mismo tiempo sólida y de tal naturaleza como para garantizar al
corvetas y saltos del caballo brioso". caballero contra todo capricho del caballo; el freno es el usado en Chile (sic) y
"Las gentes del país usan estriberas muy alargadas, de manera que la es sin contradicción el mejor que se conozca; jamás el caballo puede morderlo
punta del pie se incline hacia el suelo; montan igualmente bien sin estribos, ni sujetarlo por los dientes; porque en vez de cadenillas como barbada, tiene un
saltando, con la mayor ligereza y de una vez sola, sobre el lomo del caballo, anillo de hierro pasante por la parte más elevada del centro y viniendo a sujetar
tomando la crin del animal con la mano izquierda y colocando la derecha la mandíbula inferior. Esta parte levantada del freno está colocada
sobre la cruz, en el momento de tomar impulso, ejercicio muy difícil para los horizontalmente en la boca del caballo, en tanto no se ejerza fuerza alguna en
europeos. Se mantienen firmes a toda prueba, tanto sobre el caballo en pelo las riendas, pero desde el momento que la resistencia del caballo obliga a
como ensillado". actuar al freno, es suficiente tirar fuertemente de la brida para detenerlo de
golpe o sentarlo (hacerlo rayar); porque entonces el caballo es torturado a la
Se tarda tiempo en colocar el recado y, a menudo, hay que desmontar vez en el paladar y en el labio inferior por efecto del freno, el cual poniéndose
para apretar la cincha, que tiende siempre a aflojarse y deslizarse hacia atrás, perpendicularmente contra el paladar, tira necesariamente del anillo, que hace
lo que resulta muy peligroso si el animal lo siente en el bajo vientre, porque fuerza sobre la mandíbula inferior. Con este freno, la cabecera (cabezada-sic),
entonces se desboca inmediatamente, arroja coces y hace saltos furiosos, no tiene necesidad de ser ni complicada ni muy fuerte; así lo más comúnmente,
hasta desembarazarse de la montura y del jinete. El recado tiene también el no es más que una ligera cinta
inconveniente por su poca flexibilidad, de herir muy a menudo al animal en
el

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sujeta a las patas del freno, y pasada simplemente por detrás de las orejas del Otro conocido nuestro, el inglés Thomas Woodbine Hinchliff (op. cit.),
caballo. En cuanto a las riendas, son ordinariamente de sección redonda, en en la pág. 87 y siguientes, dice: "Para el gaucho su recado es cosa muy
cuero artísticamente trenzado por los indios, y van unidas a la altura de la cruz importante, aunque se trata de un complicado y molesto aparejo, compuesto
del caballo, por un anillo, del cual parte otra rienda muy larga terminada por de un gran número de ceñidores y mantas, algunas de utilidad y otras de mero
ambos extremos como un látigo. Es evidente que las riendas están así siempre adorno. La silla es muy alta (sic) y, cubriéndolo todo, viene una especie de
iguales; es suficiente llevar la mano a derecha o a izquierda para determinar el tapete que forma un asiento muy blando, aunque también muy caliente. El
movimiento del caballo. El extremo de la brida sirve comúnmente de fusta conjunto es muy pesado: a menudo pesa cuarenta libras; pero debemos
para castigar al caballo en el flanco izquierdo y si no obedece, las espuelas, las recordar que, tomado pieza por pieza, sirve para tender un lecho muy
puntas de cuyas rodajas tienen dos o tres pulgadas de largo, se encargan de confortable, mientras que una silla inglesa sólo es buena para almohada. Los
castigarle los flancos. La extremidad del pie, o simplemente el dedo gordo, se hombres ricos se sienten orgullosos de sus muy lindos recados, con cueros
coloca en un pequeño estribo de madera o de cobre en forma de triángulo". muy bien trabajados y aún los recados moderadamente buenos resultan muy
caros. Si se les compara con la silla inglesa, sin duda ofrecen asiento más
"Ahora se trata de hacer un lecho de todo este aparejo indispensable: se cómodo; pero, por otro respecto, son muy calientes y verdaderamente pesa-
pone primero la carona, extendida sobre la tierra (ordinariamente, sobre todo dos e incómodos para ensillar. Con todo, para los trabajos fuertes de la
campaña, tienen un elemento necesario que no sería posible usar con la silla
en campaña, hay una segunda carona de cuero crudo, destinada a impedir que inglesa: esto es, una cincha de cuero fuerte de unas nueve pulgadas de ancho,
la otra sea alcanzada por el sudor del caballo); después el pellón y el que se cierra completamente alrededor del recado y de la barriga del caballo,
sobre-pellón, el recado sirve de almohada, la jerga sirve de sábanas y uno se y cuyos extremos se unen con correas bien cerradas que pasan por dos aros de
cubre con el poncho". hierro. Esta cincha lleva hacia un lado, una fuerte argolla de hierro firme-
El sueco C. Skogman ("Viaje de la Fragata Sueca "Eugenia" — mente adherida como para soportar toda la tensión del lazo. Por hábiles que
1851/53" — Brasil - Uruguay - Argentina - Chile - Perú, cit., Buenos Aires, sean los gauchos con este instrumento poco podrían hacer si confiaran
1942) dice, en el Capítulo V: "Las monturas aquí empleadas difieren mucho solamente en su brazo para tirar de él y sostenerlo cuando cae en los cuernos
de las conocidas entre nosotros. Están construidas por una serie de piezas de un animal a toda carrera; pero como el otro extremo del lazo va
sueltas cuya enumeración resultaría cansadora". firmemente atado a la argolla del recado, el peso y la fuerza del caballo se
dejan sentir en el otro platillo de la balanza. Este arbitrio tiene un solo
inconveniente y es que el jinete no puede librarse del lazo..."
"Son más largas y carecen (sic) de arzones, (es evidente que se refiere al
"basto porteño"). La cincha no está sujeta a la montura y consiste en un cuero
crudo de una cuarta o más de ancho, terminando en un par de anillos por los
cuales se pasa repetidas veces un tiento blando para ajustaría Otro viajero, al que mucho hemos recurrido en esta obra (tanto por la
convenientemente. En la misma se sujeta así mismo el lazo. Los estribos son extensión como por la exactitud de sus observaciones) el francés Armaignac
pequeños y apenas permiten apoyar la punta de los dedos. Los paisanos casi (op. cit.), dice (pág. 103-104): "Nos apeamos, desensillamos y llevamos
no los utilizan o bien se conforman con un par de palitos sujetos en una correa nuestros recados a la cocina, para que nos sirvieran de lecho para la noche.
de los cuales se sirven aprisionándolos entre el dedo mayor y el siguiente de En el desierto rara vez se encuentran comodidades; hasta las camas son casi
sus pies descalzos. Los frenos son duros, las barras laterales son curvas y en desconocidas en la mayor parte de los ranchos, y el viajero que no llevara
los extremos (sic) del bocado en sí, está sujeto un aro que aprisiona la barbilla consigo algo para prepararse una, correría el peligro de tener que dormir
del animal, en lugar de la clásica cadenilla. Las riendas son generalmente de directamente en el suelo. Por eso (sic) se emplea el recado como montura. El
tiento trenzado y muy delgado y a veces se juntan formando un látigo. Para recado está hecho de dos o tres mantas que se colocan en el lomo del caballo,
viajes largos se incluye en el equipo un cuero corto (la manea), mediante el después de haberlas doblado varias veces. Encima se pone un gran cuero
cual se traban las patas delanteras del caballo cuando se le deja pastar. Los ... grueso (carona), luego unos bastos sólidamente sujetos por medio de una
de fortuna suelen poseer monturas hermosísimas, siendo los estribos, el freno cincha fuerte, y finalmente una especie de tapiz grueso llamado cojinillo, o
y las aplicaciones de plata y el cuero vistosamente trabajado". un simple cuero flexible hecho por lo general con una piel de carpincho
curtida.

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Por esta enumeración se ve que basta con extender en el suelo esos elementos Terminaremos esta larga serie de transcripciones con una de nuestro
para hacer una cama, no muy mullida, es verdad, pero a la que uno se pintor nacional, Juan M. Blanes, quien en su ya mencionada carta (v. Cap.
acostumbra cuando no puede procurarse otra mejor". VII, pág. 75) ilustrada, da también una espléndida descripción del recado
antiguo:
El romántico Cunninghame Graham (op. cit), en su artículo "El Rodeo"
- IV, a pág. 33, dice sobre el hacer cama del recado: "En esos tiempos era
cuestión de honor dormir sobre el recao, tendida la carona en el suelo, con
las jergas encima, puesto el cojinillo bajo las caderas para blandura, usando
los bastos de almohada, y debajo de ellos, pistola, cuchillo, tirador y botas,
envueltos en el poncho, y un pañuelo atado en la cabeza".

Por último, ya sobre el final del siglo (1892) el Conde de Saint-Foix,


Ministro de Francia ante nuestro gobierno, nos da su propia y bien
documentada versión del recado (op. cit. pág. 87-88): "... el gaucho se
preocupa más de la riqueza de los arneses de su montura que de su propia
vestimenta. Sus estribos son de plata maciza, de una forma pesada y muy alta
(es el momento de auge de los llamados "de campana") con las armas del
Uruguay o las del Brasil. La guarnición del freno y de la brida, el puño de su
látigo, el de su cuchillo y de su vaina, sus espuelas, no son menos elegantes, y
su silla de montar, llamada recado, está compuesta de numerosas piezas,
sirviéndole al mismo tiempo de cama, lo que es muy útil en esas regiones
donde no se encuentra muchas veces donde acostarse para pasar la noche.
Primero son una o dos mantas de lana que se ponen sobre el caballo, después
una pieza de cuero curtido, cuadrada, que es doble muy a menudo (la carona).
Sobre ésta se coloca el recado, propiamente dicho, pequeña pieza de madera
cubierta de cuero, formando la silla y del que penden los estribos,
generalmente estrechos y que no permiten entrar en ellos sino la punta del pie.
Por encima de este recado se pone una fuerte cincha de cuero con argollas a
las que se sujeta el lazo, destinado lo mismo a coger los vacunos, que a tirar de
un carro o cualquier carga. Se coloca enseguida una piel de carnero curtida
con toda su lana, después una pieza dé tela gruesa bordada o un simple
cuadrado de cuero curtido y labrado con dibujos repujados. Finalmente, por
encima de todo y para sujetar las pieles de carnero (cojinillos), se encuentra
una larga cincha más o menos ricamente bordada (sobrecincha)".

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XIX EL RECADO Y
LAS GARRAS

Con este título vamos a estudiar, en primer lugar, y por su interés e


importancia el asiento propiamente dicho, lomillo o basto, y luego todas las
demás prendas que constituyen con él, en conjunto, la silla de montar del
gaucho y el paisano.
1. EL RECADO O LOMILLO.— Nos vamos a referir pues, en
particular, a la pieza central, fundamental o corazón del asiento, o sea el
llamado lomillo, basto o recado.
Es, quizás y sin quizás, la más particular y de mayor personalidad o
carácter de entre las piezas del apero criollo.
Como habíamos esbozado en el Capítulo anterior, en el Río de la Plata y
ya desde mediados del siglo XVII empieza a abandonarse el uso de las
clásicas sillas de montar de los conquistadores, tanto la de la jineta como la de
la brida, que hasta ese entonces aparecen en casi toda la documentación y a
sustituirlas por un nuevo elemento al que se designa en la mayor parte de los
docu-, mentos del Siglo XVIII, como lomillo, otras veces como recado y más
tarde como basto. ¿Cuál es el origen de estas denominaciones y de la prenda
misma?
La zona del Río de la Plata se convirtió desde principios del Siglo XVIII
y aún antes, en un gran criadero de mulares y equinos, que servían para el
transporte hacia el Pacífico, según vimos con extensión y detalle en la
Introducción y el Capítulo referente a la bota de potro, dentro de las
influencias de la cultura de los acemileros y arrieros de muías de origen
español. Este tráfico, se hizo por la misma época muy intenso en nuestro
territorio pero en razón de los contrabandos de animales en pie hacia las
zonas mineras del Brasil (en 1731 salió una gigantesca tropa de la Colonia
del Sacramento, conducida por el bandeirante Cristóbal de Abreu, y llegó a
las Minas Geraes en 1735). Este uso común, como bestias de carga y silla,
original de aquellos primitivos arrieros de muías, unido a los factores
ambientales (uso de la boleadora, etc.) que señalamos y a las características
de quienes constituían la clase gaucha original: hombres de baja extracción,
muchos de ellos soldados desertores, nos explica a nuestro juicio en forma
clara y definitiva, el origen y denominación de esta prenda.
Dos elementos se usan en la Península Ibérica para la carga de equinos y
asnos, tanto para transporte por parte de campesinos y acemileros, como
en el ejército para el del equipo militar: la

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albarda ("pero dime, Sancho, ¿aquélla a que á mi me pareció albarda, que tu
aderezaste, era silla rasa o sillón? No era, respondió Sancho, sino silla á la
jineta, con una cubierta de campo, que vale la mitad de un reino, según es de
rica". Cervantes, "Don Quijote") y el basto. Ambos de características muy
similares.
La albarda era: "El aparejo que ponen a las bestias de carga. Consiste en
una almohada sujeta por el vientre por medio de una cincha, para evitar que
las lastime la carga que se les hecha encima. Generalmente va colocada sobre
el fuste o arzón, al que van sujetos el petral, grupera y baticola". Por su parte,
el lomillo era: "la parte superior de la albarda, en la cual por lo interior queda
un hueco proporcionado al lomo de la caballería", y en plural: "aparejo con Lomillo
dos almohadillas largas y estrechas que dejan libre el lomo y que se pone a las antiguo
caballerías de carga".
Baste o basto (del griego "bastazein" — portear) era en milicia: "El
Recordemos que Dom Pernetty dice que esta silla está "hecha como los
órgano esencial del aparejo para la carga a lomo... se compone del armazón,
formado por dos piezas cóncavas de madera (camones delantero y trasero) bastos en nuestros caballos de carga" (1763); que Cald-leugh asevera que el
recado "se parece a la silla que usan los carniceros en Inglaterra" (1821), y
enlazadas por planchas o refuerzos de los mismos, y el cortezón, que viene a
constituir un almohadillado y se apoya directamente sobre el lomo del que D'Orbigny dice: "el recado, especie de basto, que es propiamente la silla"
(1828).
animal. El baste se mantiene en su sitio gracias a la cincha y sobrecincha que
lo sujeta a la tarria y petral, que no le permiten correrse ni adelante ni atrás". Esta pilcha, de origen tan modesto, se adaptó rápidamente a las
Por camones se entienden "los arcos de madera o arzones que llevan, a veces, necesidades de la equitación, dejando, poco a poco, las de llevar carga. Por la
chapa de hierro o bronce". Y por cortezón, el almohadillo del basto que se abundancia que de plata había en nuestro continente, desde el comienzo de la
hacía primitivamente de borra de lana, pero que por pesado se sustituyó por conquista, sustituyó las chapas de hierro o bronce de los arzones, por otras de
uno de crin y luego de paja, hecho en dos, dejando una canal mismo sobre el plata.
lomo.
Por último señalaremos que lomillo quiere decir también: "labor de Aunque en la segunda mitad del siglo XIX volverán, industria europea
costura o bordado hecho con dos puntadas cruzadas". de por medio, a hacerse, para la gente de menos recursos, de metal blanco, en
chapa estampada y hasta fundidos.
Todo lo antedicho nos permite afirmar que el primitivo lomillo, basto o
Los primitivos lomillos que aparecen en la iconografía del P. Florian
recado, de nuestra equitación gaucha fue tomado, casi seguramente, del
atalaje de las caballerías de carga principalmente jumentos y mulares Paucke ("Hacia allá y para acá"), tanto los fabricados por los indios entre los
años 1749 y 1767, como los españoles de la misma época, son muy parecidos
(campesinos o militares) y tal como lo describía en 1845, don Francisco
Javier Muñiz, en su tan útil "Vocabulario Rioplatense", consistía en: a la albarda de los asnos en la Península, contemporáneamente, según puede
comprobarse por un grabado correspondiente a una edición española del
"Montura cubierta enteramente de zuela con faldas de lo mismo labradas con
más o menos primor. El asiento lo forman 2 bastos, bien apret.5 de hunco ó de Quijote del año 1787. En la zona pampeana argentina, quizás por influencia
de talabarteros que quisieron acentuar el poder de adaptación de los bastos a
una paja dura q.e llaman simbor a cuyo término hai dos cabezadas semicírculo
más o menos altas formad.5 interiormente de madera fuerte — las que suelen un animal de lomo muy ancho, o por la intensidad, en las grandes llanuras, de
los factores ecológicos que hemos apuntado (vizcacheras y otras cuevas,
llevar sobre la suela chapas de plata. Una tira de zuela fuerte 4 dedos de ancha
y media vara de largo— cruzada y cosida hacia la parte ant.' del asiento y guadales, etc.) se fueron independizando cada vez más las almohadillas o
"chorizos", dejándolas unidas únicamente por el tiento cruzado en "puntada
ojalada en sus extremos, soporta las estriveras".
de lomillo". Estos "chorizos", sin arzones de madera, sin cubierta central de
De ahí que otros observadores de época, le hayan reconocido suela y casi sin alas o faldas, y así independizados, llevando un chapón de
inmediatamente esta genealogía u origen, según se desprende de sus plata circular en cada uno de sus cuatro extremos, constituyen el actualmente
afirmaciones. llamado "basto porteño"; evidentemente feo, y sin tradición en nuestro país,
donde sin que haya ninguna explicación válida para ello, lo hemos visto
usado, con equivocado orgullo,

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los troperos que tomados por Jangor avanzaban estirados en las caronas,
como "pilcha de lujo", por algunos que se autotitulan "tradicional istas". apoyadas las cabezas en los serigotes con el rostro vuelto hacia el cielo."
"Es una escena del interior minero (de Minas Gerais). Este trozo puede
ser leído en 'Pelo Sertáo' el primer libro y que dio tan merecida fama a
Alfonso Arino".
"En 'Ensayos de Geografía Lingüística' el Comandante Eugenio de
Castro delimita convencionalmente las áreas generadoras de la lengua
nacional, en dos provincias lingüísticas fundamentales, el sertón y el litoral.
En el sertón, que se confunde con el área ganadera, se encuentran los centros
naturales de fijación del lenguaje. Y el mismo autor enumera después el
vocabulario propio de las respectivas áreas. Allí se encuentran en la
provincia del sertón, entre otras, las piezas de montonería usadas en el Brasil
'Seligotes (ou serigotes), bastos, socadinhos (ou socados), cutucas,
lombi-lhos...'."
También en nuestro país, con el tiempo, el primitivo lomillo sufrió sus "Muy acertadamente Justo P. Sáenz (hijo) sospechaba 'tener un origen
alternativas. O por influencia brasileña, por factores del medio —terreno más portugués y habernos llegado del Brasil'."
quebrado procurando sujetar más el jinete al asiento— o por influencia
directa de algún lomillero, el hecho es que sus arzones o cabezadas se "Para nosotros la etimología está perfectamente encuadrada, en la
elevaron y dejando la clásica forma semicircular o de media luna, baja y evolución tradicional de la lengua."
relativamente pequeña, adoptaron la de dos grandes V invertidas, así n , con "Cualquier diccionario común registra selote, selagote, selegáo selim...
los extremos curvados hacia afuera, cargadamente enchapadas de labrada como sillas (selas) menores (o de menor calidad o estirpe, agregamos
plata con oro. Este recado de dos cabezadas levantadas se ha dado en llamar nosotros). Derivan pues de 'sela' (silla) evidentemente".
"sirigote", "serigote" o "cerigote". El origen de esta denominación lo
"Esta conforme nos enseña el profesor Carlos Goes sabemos se origina
deberíamos, según el historiador brasileño P. Tes-chauer, a un famoso
de la raíz sánscrita SAD que a través del latín dio la raíz universitaria SED,
lomillero alemán, establecido en la zona fronteriza de nuestro país y el Estado
que significa tomar asiento, sentarse. Llegó a SELA (por sed-l-a, asimilando
brasileño de Río Grande del Sur, quien calificaría los recados salidos de su
la D en L, aumentada con la desinencia característica de la forma femenina.
talabartería, con la expresión alemana "Das ist sehr gut" (Esta es una buena
Por eso en la grafía antigua, etimológica, se debía escribir con dos L (como
silla). De sehr-gut, a serigote, en el habla de los paisanos, no habría mucha
nosotros lo hacemos en español: SILLA)".
distancia fonética.
"Todos los derivados de SELA existentes en los diccionarios son
diminutivos por indicar piezas comparativamente menores. Aun SELAGÁO
con toda su excepcionalidad. Los sufijos IM y OTE son bien expresivos.
Como en muchos otros casos, debemos señalar ahora, a la luz de nuevas Normalmente el sufijo ÁO es aumentativo, no obstante, en casos especiales,
investigaciones, que la hipótesis etimológica arriba apuntada, no tiene validez funciona como diminutivo. Recordamos, para ejemplificar, estos casos
ninguna. El colega brasileño Dr. Paulo Xavier, autor de diversos trabajos de semejantes: cuerda -cordón; carta - cartón (tarjeta de visita). Así: sela-
investigación sobre estos temas, publicó en 1972 un artículo titulado "Origem selagáo".
de Serigote", que recién en 1976 hemos llegado a conocer por gentileza suya, Pero véase como se fue complicando: sela-selim-selote-sele-
en el cual, a nuestro entender, queda definitivamente demostrado y gáo-seligote-serigote. La G fue introducida como infijo eufónico. Y
documentado, que serigote es vocablo portugués, arcaico, de uso universal en luego la transformación de la L en R por otro fenómeno lingüístico
las áreas rurales brasileñas, y que vale por silla (de montar) o lo que en conocido como rotacismo, tendencia por otra parte común en las
español se llamaba sillón o silla de albarda. Pero es mejor que nos atengamos personas de poca ilustración (maRvado por maLvado)."
a lo que señala el autor de esta hipótesis: "En la literatura abundan ejemplos
del uso del término serigote fuera de los límites riograndenses. Como esta "En nuestro apoyo debemos recordar también al primer lexicólogo
cita: "Las estrellas en divina hechicería hurtaban el brillo a las miradas de regionalista, el Prof. Antonio Alvares Pereira Coruja. Pues

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Coruja publicó una 'Colección de vocablos y frases usados en la Provincia de 16?.7 LÁZARO MATOS
SILVEYRA (Leg.. 1745): Una silla brida MARÍA DE LOS SANTOS (L.
San Pedro del Río Grade del Sur', escrita en 1851. No registra sin embargo y un arcabuz con su frasco. 8408): Lomillos de vaqueta,
SERIGOTE. Ahora bien, si el término fuese regionalista sin duda que estaría
incorporado. Pero aparece LOM-BILHO (lomillo), efectivamente como la
forma usada entre nosotros para indicar esa pieza de los arreos del gaucho". HERNANDO CABALLERO BAZAN (L. 1673 CRISTÓBAL DE LA
Y -lo importante- Coruja para explicar y definir el término usado por los 5335): Una silla brida, freno y espue- MANCHA Y VE-LAZCO, Obispo de Buenos
riograndenses, redacta así el respectivo item.: 'LOM-BILHÓ- s.m. apero Aires (Ts. P. 27. f. 139): Una silla con su capa-
razón de terciopelo morado, con sus estribos de
perteneciente a los arreos usados en la Provincia: sustituye a sela, selim o baúles. Viejo todo.
serigote'." 1639 FRANCISCO DE
ZALDIVAR (L. 8408): Silla que era un fuste
"Entonces, concluimos, SERIGOTE era término ya muy conocido en el con malos estribos, freno y espuelas (18 pesos).
1685 FRANCISCA
Brasil. Por eso el autor lo refiere para identificar al 'lom-bilho' (de origen VALERA (L. 8731): Una silla de brocato
platense) como término regionalista incluido en el vocabulario de Río 1643 LUIS CAYTAN (Ts. carmesí, de montar a caballo.
Grande." Prot. 27, folio 139): Una silla brida, freno y
espuelas.
"Por tanto no podemos considerar SERIGOTE pieza originaria del
1691 SANTIAGO
regionalismo gaucho". PEREYRA (L. 7700): Unos lomillos de
vaqueta, con su cojinillo de cordobán, un
"Coruja lo conocía veinte años antes de la invención del lomi-llero FRANCISCA DE MELGAREJO (L. freno de caballo y un par de espuelas.
germano". 5336): Una silla brinda con su freno.

MANUEL PIMIENTA (L. 7700): Unos


1648 GASPAR DE GAETE (L. 6247): Cuatro lomillos usados de vaqueta, sin cojinillo, con
Posteriormente en nuestros medios rurales, aparece el llamado sillas bridas, más un jaez bordado y todo estribos de palo escoplado.
"recado-montura". recado de silla jineta, con cabezadas y acicates
de plata, el herraje.

1662 LUCAS DE SOSA (L. 7700): Una silla 1692 LUCAS MACIEL (L.
de cabalgar con su caparazón y guarniciones 7146): Unos lomillos de vaqueta con sus
y estribos. Un sombrero de brida. estribos de fierros trujillanos.

Siglo XVIll

1700 JUAN DE 1702 PEDRO


SÍNTESIS DOCUMENTAL DE LA EVOLUCIÓN DE LOS TÉRMINOS ESPINOZA Y ROXAS (L. 5671) Un FERNANDEZ DE VELAZCO (L. 5868):
APLICADOS A LAS SILLAS DE MONTAR Y A LOS APEROS recado de lomillos, freno y espuelas. Lomillos del Perú, estribera y cabezada de
plata y su caparazón muy bien tratada.
por RAÚL ALEJANDRO MOLINA.

SIGLO XVII 70 JUAN DE CASTRO Y


SARAMA (Ts, P. 60. f. 122): Unos lomillos,
frenos y espuelas... y todo recaudo nuevo y bue-
1610 1622. ESTEBAN DE VALDIVIA (L.
SEBASTIAN SÁNCHEZ (Ts. Leg. 8408): BLAS DE MORA (Ts. L. 1745): Una si- 8731): Un pretal de cascabel, nuevo.
Una silla brida vieja, un freno y espue- lia brida con su freno y una escope-
las. tilla de arzón-

301
300
1705 JERÓNIMO DE 1719 ANTONIO 1740 MIGUEL CUELLO
CÁETE (L. 6249): Una silla <le borrenes fierro. Una silla brida con estriberas de
VALLEJO (69-362): Una silla de borrenes de (1. 5336): Un recado de montar a caballo que
forrada en felpa, flocadura de seda verde y un bronce y una yunta de caballos de andar.
montar, con caparazón v mandil de felpa, se compone de lomilllo, carona, estribos, freno,
mandil y cabezada, estribos trujillanos de fierro. estribos y demás adherentes, bien tratados. y espuelas de plata con sus hebillas. Ordena se
un par de pistolas bronceadas, llaves catalanas, 171?. MARTIN DE Tasado en 80 pesos. entreguen a su hijo.
con sus fundas en las sillas. con pretal de lo SEGURA. M. de Campo (L. 8408): Cuarenta
mismo. Una silla alo-millada con borrenes de pares de estribos baúles del Tucumán. Veintiún 1792 LUIS MATAS DEL
plata lisa y caparazón de vaqueta y su bordado. 1720 PEDRO CORRO (L. 5536). Unas cabezadas, bocado y
pares de lomillos de) Tucumán, con todos sus
llano y cojinillo de felpa verde y su jáquima de CONSTANZA (70-102): Un lomillo pretal, todo cubierto de plata ($ 80). Un par de
adherentes.
vaqueta y hebilla de plata (150 $). Un lomillo guarnecido de plata con estribera de lo misino. espuelas de plata ($ 74). Un par de hebillas de
con sus cabezas de plata maciza, estribos y plata con charreteras ($ 4). Un par de estribos
1713 JACINTO LADRÓN
hebillas de lo mismo, caparazón sobre vaqueta de metal con abrazaderas de plata ( $ 16). Dos
DE GUEVARA (P. 67. T. 80): Una silla de
bordado de realce de 'oro y cojinillo de felpa 1726 ANDRÉS CANZIO cojinillos: uno tejido y otro de cuero, envueltos
brida con estribera de hierro trujillana y el
musga y caída ($ 230). Otro par de lomillos DE LA VEGA (L. 5335): Una silla de en terciopelo carmesí y galón de plata ($ 48).
cojinillo de cordobán, con su freno caballar.
ordinarios con su estribera de palo y fierro y montar de terciopelo carmesí, bien tratada sin Un poncho azul y otro pampa.
caparazón de paño, todo maltratado (16 $). Un Unos lomillos de Tucumán, sin cojinillo y
estribos.
par de estribos de plata ($ 16). estribera de palo viejo y freno mular.
1792 FRANCISCO CASCO
1713 DOMINCO GONZÁLEZ CABEZAS DE MENDOZA (L. 5333): Un recado con
1729 CORDERO
(R. II. P. ?.. f. 220): Una silla con todo su carona, uno de gota de suela, un mandil de tripe
MATAGOA (1. 5336): Unos lomillos de
1707 CRISTÓBAL recado y estriberas de plata sobre baúles, bien azul con galón de seda, una jerga vieja, un
vaqueta usados con estribos de bronce,
RENDON (L. 8127): Unos lomillos peruleros tratada y nueva. pellón azul, unos estribos baúles con conteras
espuelas y freno ordinarios, un caparazón
con sus cabezas de plata... y demás recaudo, la de plata y botones de plata en las estriberas,
blanco.
caparazón de lana abispada de azul y amarillo y 1714 Un recibo de unas espuelas de plata, un chapeadito y un
unas estriberas del Perú. Un par de espuelas de depósito (II.3.328): Una silla de montar a pretal correspondiente, que uno y otro podrán
plata. Una mula de paso en que montaba el caballo nueva con todo recado, menos los 173?. AGUSTÍN tener de 9 a 10 onzas dé plata.
difunto. estribos. CABRERA (L. 6336): Lomillos dé vaqueta
maltratados con caparazón, freno y espuelas de
1708 PABLO GONZÁLEZ 1715 FRANCISCO bronce.
DE LA CUADRA (Ts. R. II. P. I. f. 124): TRASLAVINA (II. 3.351): Todo recado de
Lomillos (con cabeza) de plata torneada. montar a caballo y dos pistolas.

1716 RICARDO MARTIN.


1709 JUAN ESTEBAN
Director del Asiento de esclavos de Inglaterra
HOLLÓ Y ECHEVERRÍA (II. 1. 741): Un (L. 7146): Seis frenos hechos en Inglaterra con
lomillo guarnecido de plata con su estribera, sus riendas y cabezadas de vaqueta. Una silla
guarnecida de conchas de carey, con un capa- de montar a caballo de cordobán con fundas de Señalamos, al comienzo de este Capítulo, como "garras" a las pilchas
razón forrado de realces. Otro (caparazón) de pistolas y estribos, usada.
felpa nácar y otro, de fieltro forrado. Ambos del recado —en sentido genérico y amplio— que constituyen, con el lomillo,
con su freno mular y guarnecidos. Dos pares de el asiento del jinete y que, en el antiguo apero de nuestro hombre de campo
espuelas de plata. 1716 ANTONIO ROCHA
LOBO (69-218): Una fusta de caballo buena
eran, en el orden en que se colocan en el lomo del animal: sudaderas y jergas;
1710 ANTONIO con carona buena y estribera trujillana. Dos carona de abajo; jerga entre caronas; carona de arriba; el lomillo —ya
RODRÍGUEZ HUERTA (II. 1. 741): Y el pares de estribos de azófar, los unos de silla descrito—; la cincha; el o los cojinillos; la encimera o sobrepuesto, y la
recudo de andar a caballo. Tasado en 58 pesos. brida, los otros de jineta, con tres frenos: uno sobrecincha.
frisón con clavos bronceados, otro mular bueno
1711 SEBASTIAN CABRAL DE AYALA (P. y otro caballar. Hemos dejado de hablar, no obstante, de tres elementos que tienen
7?.. f. 398): Unos lomillos con cabezas de plata, referencia directa con el lomillo, basto o recado (en sentido restringido), y
cojinillos de terciopelo carmesí, estriberas 1718 ISABEL PONCE DE
baúles guarnecidas de LEÓN (Dote) (II. 1. 144): Lomillos (de que en realidad le son accesorios. Estos elementos son la accionera a asidera;
cabeza) torneados de plata. las estriberas y los estribos.
A. ACCIONERA O ASIDERA.— Es una tira doble (para darle mayor
fortaleza) de cuero crudo o de suela, de unos cuatro dedos de ancho (6 a 8
cms) y de unos 40 a 45 cms de largo, que va cosida al tercio anterior del
lomillo, detrás de la cabezada delantera; tiene en cada extremo una argolla de
hierro o de bronce (y hasta de plata), gruesa, de un diámetro de unos 4 a 5
cms a veces retobada en cuero, que sirve para pasar y prender en ella a la
estribera correspondiente.

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Accionera perpendicular al extremo de la estribera, o un palito, o un triángulo formado
por los propíos tientos, como ojal; o por éstos y un palito, por donde se metía
el dedo gordo del pie. A veces este ojal estaba formado por un segmento de
guampa.
B.
ESTRIBERA.
— La estribera era la
tira de cuero crudo
que
sostenía los estribos suspendidos desde la argolla de la accionera.
Se pasaba doble por el ojal de ésta y el del estribo, y luego de
regular su largo al pie de la pierna del jinete, se le afirmaba con una
lazada o nudo. Se adornaba la estribera con bordados en hilos de color
o simplemente con esterillados de tientos, especialmente cuando los
estribos eran de "palito", de "cuernito", o de "botón". Las estriberas
de los "chapeados" o aperos de lujo iban parcialmente cubiertas en su
tercio o mitad más cercana al estribo, con un canuto o pasador de plata,
de unos 12 a 25 cms de largo, que a veces era chato (sección rectangu
lar) y a veces tubular (sección circular u octogonal). El adorno principal
de este pasador eran dos guarditas labradas en sus extremos y,
muchas veces, un rosetón del mismo metal primorosamente labra
do —a veces con aplicación de oro o con el monograma de su
dueño— que en los recados orientales se aplicaba en la parte baja
del pasador, junto al ojal del estribo, y en los porteños iba en el
centro del pasador.
Cabría agregar que algún gauchito presumido, tratando de adecentar su
"aperito cantor", se hacía unos pasadores de estribera de "guampa" pulida o
de hueso,» utilizando a estos efectos las encanutadas y blanquísimas
"canillas" de los equinos.
C. ESTRIBOS.— La variedad en los estribos usados por el
hombre de nuestro campo es inmensa. Con todo, podemos hacer
una división fundamental entre los que eran para usar con la bota
de potro abierta o de medio pie {o simplemente "en pata") y los de
pie calzado. En cada división es preciso distinguir los ordinarios o
de trabajo, de los de lujo o paquetes.
Entre los de cierto valor estaban pequeños estribos de "media corona" y
Dentro de los estribos de estribar con los dedos, los más comunes para la aun de "corona", de hierro o de bronce, que sólo permitían estribar con la
faena eran los llamados "estribos de botón", dentro de los que hay que incluir punta del pie, o enganchar el pulgar en el costado exterior del arco del
no sólo a los prototípicos, es decir, aquellos cuyo punto de apoyo para calzar estribo. Los más paquetes, eran como éstos, pero de plata.
entre el dedo gordo y el segundo del pie, pasando la estribera entre ellos, era
un botón o nudo del propio tiento de la estribera. En el caso de "botón", de
tientos trenzados. Y los que para ello llevaban un pequeño huesito Aquí debemos detenernos pues nos hallamos frente al dilema
"genealógico" de una de las formas de estribo "de lujo" más conocidas en
nuestro medio, los llamados estribos de "campana", por su forma, y en la
Argentina, a raíz de una mala traducción de Martiniaho Leguizamón,
"braseros", porque a un viajero francés se le ocurrió escribir, para hacer
comprensible su forma a sus compa-

304 305
triotas, que éstos se parecían a braseros (lo que resulta cierto, si vemos al Durante años nos preocupó el desentrañar el origen de estos extraños
estribo invertido). especímenes del estribo, que en los documentos antiguos, particularmente del
El disparateo llegó a tal extremo como para afirmarse, siglo XVIII, aparecen denominados como de "piquería" o de
despre-juiciadamente, que el término "braseros", se debía a que" en el interior "media-piquería", y, más frecuentemente, de "corona" o de "media-corona".
de algunos estribos realmente se ponían brasas. Más de una vez comentamos Estas últimas denominaciones, que podemos llamar "clásicas", o de la
risueñamente con aquel sabio argentino que fue don Justo P. Sáenz (h.) "caballería europea", obedecen, sin lugar a dudas, a la forma de estos estribos
cuánto tiempo hubiera durado a caballo quien llevara estribos así calentados antiguos, que, invertidos, recuerdan exactamente las formas que en heráldica
(conociendo la capacidad de transmitir el calor de la plata) y rozara con ellos asumen la corona-real y la media-corona de marquesado.
la barriga del pingo. Esto sin contar el anacronismo que significaría tal Pero con esto tampoco desentrañamos su origen, ni aún sabiendo que
"delicadeza" para los rudos pies de aquellos hombrazos que pasaban más de
los nombres piquería y media-piquería se refieren a su forma y tamaño
la mitad de sus vidas a la intemperie y en las condiciones de mayor rusticidad. cuando hechos en plata.
Por su parte, en nuestro medio, la denominación "de campana", que por su
forma "acampanada" de los ejemplares mayores se da a estos estribos, ha No podíamos, encontrar entre los estribos españoles, tanto los moriscos
dado lugar, también, a parecidas elucubraciones a las de los argentinos con de la jineta, como los más comunes populares, incluidos los "baúles" o
sus "braseros", y no faltó algún 'nativista de ocasión que afirmara, y hasta "cajones" de la cultura de los mulares, cosa que se asemejara o hubiera
escribiera, muy suelto de cuerpo, que el nombre se debió a que antiguamente podido dar origen a los mentados estribos.
llevaban un badajo. Una cosa es el suave y acompasado tintinear de espuelas,
fiador y chapón del pretal en el "tranco" característico del pingo criollo,
cuando se luce un buen "chapiao", y otra serían estas especies de monaguillos
de a caballo que anunciarían vaya a saberse qué viáticos camperos. Tampoco
el ser cultural de nuestros gauchos era para tales "cascabeles", ni parece muy
convincente que el viandante anduviera anunciando su llegada a campanadas
que sustituirían al tradicional: "Ave María Purísima!" En fin, que de
maeaneos semejantes ha estado empedrado el camino sinuoso de los
seudo-estudios a que han dado lugar estos temas. Damos vuelta la página por
respeto a nuestros lectores.

Estribo de piquería -
C. 1790

Hasta que un buen día, en el Museo Metropolitano de Nueva York,


vimos una armadura completa, de caballero y cabalgadura, alemana del siglo
XVI —época de Carlos V— y los estribos tienen, exactamente la forma de
los de media corona, tal como lo ilustra el dibujo. Investigaciones posteriores
sobre la tipología de los estri-

306 307
bos de la caballería alto-alemana (Bavaria, etc.) del siglo XVI, nos llevaron a te de uso con bota fuerte o pie calzado, la segunda división que hicimos para
la conclusión, que, como las grandes espuelas de rodaja, siempre catalogarlos.
primorosamente cincelados y calados en acero, los estribos de corona fueron
herencia cultural de ese origen y que al Plata llegaron, como las dagas
flamencas, abuelas de los facones, en el inicio mismo de su conquista, con la
expedición del malhadado Pedro de Mendoza, y traídos por Ulrico Schmidel
y sus otros compatriotas altoalemanes.

Estribo
alemán

Así como hemos


expuesto esta hipótesis de
trabajo sobre el origen de
estos estribos
históricamente tan en boga
en el área rioplatense, no
hesitamos en afirmar que el estribo "de campana", el típicamente de esta
forma, de grandes dimensiones y generalmente adornado con llamativos
labrados, es esencialmente un producto de la platería criolla oriental,
extendiéndose, con nuestros hombres y caudillos rurales en su traspasar
habitual de fronteras, como consecuencia de los conflictos intestinos, a las
zonas vecinas de la Provincia Argentina de Entre Ríos y al Estado brasileño
de Río Grande del Sur.
En nuestro medio, de terrenos más quebrados que la pampa, y donde el
La abundancia y el carácter de los plateros y orfebres en nuestro país, trote fue el más característico aire de marcha, que exige una cómoda
muchos de origen portugués y luso-brasileños y aun otros italianos, etc., su estribada a fondo, es decir con todo el pie hasta el empeine, pronto se
condición original de manufactureros de ornamentos eclesiásticos y, sobre generalizó el uso de un estribo circular, o casi circular, de hierro o aun de
todo, un innegable "gusto" local, justifican el por qué de las características tan bronce y hasta de plata, muchas veces una simple argolla del metal indicado
locales, tan orientales, permítasenos la repetición, de esta prenda, incluso con en primer término, retobada o no, que aún subsiste como el estribo predilecto
esa aparatosidad o aún hipertrofia que les asignan una tipología propia y de nuestros paisanos, en lucha con el clásico estribo de equitación europeo,
única. moderno, o estribo "inglés".
Dejemos pues, esta ya larga disquisición sobre este tipo nacional de
estribos, y volvamos a la clasificación general de esta pilcha, refiriéndonos a Con esto damos por terminada la descripción de las partes relacionadas
los que, de aparición más tardía, fueron típicamen- con el lomillo, basto o recado propiamente dicho. Antes de pasar a describir,
por su orden, las otras "garras", pilchas o piezas que constituían el asiento del
antiguo apero, vamos, como lo hemos hecho con anterioridad, a ver algunas
opiniones de viajeros, sobre el estribo de nuestra gente de campo, algunas de
las cuales omitiremos ahora pues ya están incluidas en las transcripciones,
extensas, que dimos del recado o apero del gaucho.

308 309
"Respecto a estos últimos he conocido de los tiempos de la bota de
potro á medio píe, solamente cuatro, exclusivos de estribar entre los dedos y
son los de pichicos cortos pero de vacuno, los botón redondo, los rosca de
cuero y los de piedra de bola".

"Los primeros dos son como los publicados en "La Prensa", el tercero
(agregamos nosotros el que resulta verdaderamente interesante y
"novedoso") es una rueda de un diámetro variable, entre cinco y ocho
centímetros, en forma de espiral ceñida y pasada la punta, que servía de
estribera, por los ojales al través de toda la rueda en sentido diametral, de
abajo hacia arriba. Más o menos como el diseño...".
"El cuarto era una bola de piedra o de madera del porte de un huevo
retobado al igual que una piedra de boleadoras".

"En todos estos trabajos se destacaban la mayor o menor presencia del


gaucho campero, en los corredores o cubiertas de tientos que lucían".
"Aparte de estos estribos se usaban también otros muy pequeños de
fierro que he visto estribar con los dedos".
"Los diseños numerados 1-2-3, muestran tres clases de estribos de fierro
al tamaño natural, que eran de estribar con la punta del pie, cuyos modelos
muy antiguos ya no se ven en uso".

"En cuanto a los estribos de plata pura y de plata y oro, juzgo muy exacta
la descripción que comento, pero entre los orientales eran de uso más
corriente los llamados de campana, no habiéndolos oído llamar jamás de
brasero. Creo que desde muy antes del Siglo XIX o por lo menos poco antes
de este siglo, eran de uso frecuente en toda la región oriental del Paraná,
incluso Río Grande del Sur, hasta el Atlántico. En cuanto a los tamaños los
había desde los de estribar con la punta del pie hasta los de desmedidas
dimensiones y peso extraordinario y todavía recuerdo unos que vi en una
estancia de las costas del Gualeguay (R.O.) que medían de altura desde la
base al ojo, 40 centímetros (sic)".

El norteamericano Samuel Greene Arnold, en su obra ya varias veces "Igualmente los pasadores de plata eran redondos, como tubos, otros
citada "Viaje por América del Sur", 1847-1848, dice: (pág. 176): "Los octogonales y otros chatos o aplanados y todos con larguras muy variables,
gauchos corren con brío, usan pequeños estribos, sólo del ancho necesario llevando los últimos un rosetón que cubría el ojo del estribo casi
para la punta del dedo mayor del pie y frecuentemente llevan el estribo de completamente".
cuero entre el dedo mayor y el siguiente, apretando con él el estribo, en lugar
de poner el pie en él y aún a veces de andar sin ningún estribo". "Posteriormente al año 1890 dio principio el uso de estribos de forma
En sus interesantes comentarios a los artículos de Sáenz en "La Prensa" como los de montura, de plata maciza y cubiertos de oro en toda la vuelta
de Buenos Aires, concretamente en el referido al de fecha 31 de diciembre de exterior del aro y son hoy día los más usuales entre la gente adinerada".
1933, dice Escayola: "Los Estribos. En lo referente a estribos es de todo
punto exacto el detalle minucioso que trae "La Prensa", tanto en los de plata
como en los que llamaremos de trabajo".

310 311
"Otras formas ha habido y algunas muy prácticas, como las del tipo como E. LAS CARONAS. — La carona, que quiere decir literalmente "contra la
argollas de cincha, y en general las que fabrican todavía los herreros a petición carne", era una pieza de tela acojinada, acolchada o "matelassé", que usaban
de los interesados, que al presente eligen estribos de calzar todo el pie, como los conquistadores bajo la silla para proteger el lomo del animal del roce de
los que dan motivo al articulista para endosarnos la fanfarronada (sic) de que el ésta y para proteger las piernas del jinete del sudor de aquél. Eran amplias, a
gaucho porteño se destaque como ningún otro en el difícil arte de salir veces forradas de seda o más frecuentemente de terciopelo y con aplicaciones,
parado". bordados, incluso de hilo de plata y de oro, galones y borlas en las puntas, etc.
"—Porem —diría un riograndense— isto é uma patacuada de Esta prenda fue adoptada y adaptada por nuestra gente rural.
castellano". Por su baratura, sus condiciones de impermeabilidad y por su
Pasemos de una vez a las otras "garras". adaptabilidad a otros usos, a saber: como "pelota" para cruzar cursos de agua;
como carpa o toldo para la lluvia, ya de a pie o mismo a caballo; como base o
D. JERGAS, SUDADERAS O ABAJERAS. — Con estos nombres se "colchón" de la cama del gaucho, puesta sobre la tierra, y hasta como "carpeta"
conoció y aún se conoce, a las partes del apero que van debajo de la carona, para la partida de barajas a campo abierto, se prefirió a cualquier otra las de
inmediatamente encima del lomo del caballo, que pueden ser una, dos o hasta cuero vacuno, crudo, con todo el pelo.
tres y cuya finalidad directa es servir de protección al animal del roce de las
pilchas más rígidas que van encima y del peso del jinete y, a la inversa, para Se hacían cuereando el animal por el lomo, o al revés, esto es, sacándolas
evitar que el abundante sudor de la cabalgadura, natural en animales "a campo" de la barriga o ijar, que iba a formar la parte superior sobre el lomo del caballo.
y sometidos a grandes esfuerzos y largas jornadas sin desensillar, traspasara a Por esos caprichos o lujos del gusto del gaucho, las predilectas —como en el
las piezas de cuero puestas encima y, en particular, atacara los "bastos" del caso de las botas de potro sin lonjear sacadas de las patas de un animal
lomillo. Su otra funcionalidad, o finalidad indirecta, como la de todas las garras bragado— las más codiciadas, eran las que se sacaban de un toro yaguané,
del recado era la de ayudar a "hacer cama" al gaucho, sirviendo a guisa de cuya bonita mancha blanca, dorsal o dorso-lumbar, sobre el pelaje .general
sábanas de abajo. fosco o negro, formaba en la carona dos hermosas bandas blancas en sus
Su origen lo encontramos en el hecho de que tanto a las caballerías de silla bordes inferiores, más acentuada en las puntas o extremos de atrás,que siempre
como a las de carga, ponían los conquistadores, directamente sobre el lomo, eran más largas y se abrían como dos alas sobre los flancos del caballo
una jerga o manta, pieza de tela tejida de cierto grosor y tamaño
proporcionado, protegiendo, como señalamos, del sudor del animal, a las Otras veces, a punta de cuchillo, pelando parcialmente un cuero de pelo
prendas de más lujo, y para impedir que el peso y/o roce de éstas le provocara a negro y dejando a la vista partes del cuero blanco, se hacían dibujos:
aquél magullones y heridas o basteaduras ("basteras", para nuestros paisanos). arabescos, guardas griegas, flores, etc., muy bonitos, según lo describe Blanes
Este uso se adoptó o mantuvo en el apero criollo, sólo que, quizás por su en su ilustrativa carta antes transcrita.
baratura o por otras virtudes que el hombre de campo pronto aprendió a
reconocer, se sustituyó el sudadero de tela por uno de cuero de ovino, con la En el apero del gaucho más pobre, las más de las veces, ésta era la única
lana bien corta, o de venado o ciervo de las variedades nativas, de fama, estos carona que se llevaba. En los recados de mucho lujo la carona de abajo se hacía
últimos por su frescura, no lonjeados, es decir, con el pelo. enteramente de piel de tigre (yaguareté) o de suela con las puntas forradas de
Generalmente, como mayor protección y por lujo, se puso encima una piel de tigre y ribeteada de charol.
mantita o jerga, tejida de lana, de colores y con fleco y borlas en los cuatro
extremos, doblada al medio y de tamaño mayor, que sobresalía por el borde de Sobre esta carona se ponía una manta o jerga, llamada "de entre caronas",
la carona, que impedía también el roce y deslizamiento, "cuero a cuero", de amplia, a veces doblada al medio, la que, especialmente cuando la jerga o
ésta sobre el sudadero. abajera era más sencilla o sólo se llevaba la sudadera o pelero, era lujosa, tejida
como poncho, a listas o con guardas, de colores vivos, que llevando borlas en
A los de cuero, se les llamó generalmente sudaderos o peleros ("pelegos" las puntas, éstas caían dos a dos sobre las extremidades posteriores de la
para nuestros paisanos) y a los de tela: mantas, jergas, abajeras o jergones. carona.

312 313
Sus colores, estas borlas y el hecho de que sobresaliera bastante (un par de
dedos como mínimo) de la carona de arriba o de suela, la hacían una de las
prendas que daban espectacularidad y hacían más llamativo a un apero de
lujo.

CARONA DE SUELA. — Sobre esa mantita, que entre otras cosas servía
para evitar su deslizamiento, iba la carona de suela, labrada con primor en
preciosos repujados, bastante más chica que la carona de abajo, y haciendo
juego en su trabajo de talabartería con el lomillo y con la encimera de la
cincha.
Cuando se dejó de usar la carona de vaca o de abajo, llamada también
ijar, por haber desaparecido, con los cambios culturales de la campaña,
muchas de las necesidades de su uso, y por un, si se quiere, lógico afán de
funcionalizar y simplificar las prendas del recado —quizás y sin quizás, el
más particular, característico y llamativo apero del caballo, en el mundo— la
que sobrevivió, fue esta carona de suela. La que, por extraña paradoja, en los
últimos años, para abaratarla y adaptarla a los bastos tipo "porteño" que han
tenido más boga, haciéndola más flexible y liviana, volvió, como su
bisabuela, aquella primitiva de los conquistadores, a hacerse de tela. Cierto
que ahora, no de aquellos lujosos terciopelos bordados, sino de vulgar loneta,
aunque las mejores también sean acolchadas.
Sobre esta carona se colocaba el lomillo, recado o basto, al que ya nos
referimos extensamente.
El todo de estas piezas del apero se aseguraban sobre el animal por
medio de una prenda, o mejor dos, que en su conjunto recibe el nombre de
cincha.
F. LA. CINCHA.— Estaba formada por dos partes fundamentales unidas
entre sí por medio de correones de cuero crudo. Estas partes eran la encimera
y la barriguera o propiamente cincha.
La encimera era, y es aún hoy, una fuerte pieza rectangular de cuero
crudo muy grueso, generalmente doble, o de suela repujada como el lomillo o
recado, sobre el cual, en su parte media, se ajustaba, de unos 40 cms de largo
por 20 cms de ancho. Lleva dos argollas, muy fuertes también, de hierro o de
bronce, insertadas una en cada extremo de ella, sobresaliendo de su costura
sólo la mitad. Esas argollas servían para pasar por ellas los correones que
unían la encimera a la barriguera.
La barriguera era, en los antiguos recados, de cuero crudo, lonjeada o
con todo el pelo. Cuando era lonjeada se le adornaba con bordados de hilo de
color o con esterillados de tiento. Cuando tenía el pelo, éste iba para afuera y,
por lujo, eran predilectas las barrigueras sacadas del cuero de un animal de
pelaje overo o azulejo. Su largo era proporcionado para abarcar el
vientre del
315
animal, unos 80 a 95 cms y su ancho variaba de los 25 a los 40 cms. siendo
preferidas por su seguridad de "ensille" —evitar el corrimiento hacia atrás o
adelante— las más anchas. Tenían también una gran argolla en cada extremo.
En los aperos de lujo de antaño, la barriguera se hacía de tientos
trenzados, formando sogas de argolla a argolla, unidas por otras transversales,
tal como la descrita por Blanes en la carta citada (v. dibujo). A imitación de
estas barrigueras de tiento trenzado se hicieron luego, las de piola, algunas de
las cuales tienen hermosos dibujos hechos con el propio material.

También se hicieron modernamente barrigueras enterizas de lona fuerte.


Tanto las barrigueras antiguas como las modernas tienen en su borde
anterior, unida por una presilla una argollita que sirve para pasar y sujetar allí
la soga central del pretal.

Los correones eran, y son, dos: el del lado derecho del animal (lado del
lazo) va siempre atado y sólo se varía su largo cuando se cambia el recado de
un animal a otro de dimensiones o características físicas diferentes, o
simplemente se revisa después de un muy intenso trabajo de campo. Se le
denomina "correón del medio" o "correón fijo". El otro correón es, en
realidad, el que sirve para cinchar el animal o ajusfarle las prendas encima, va
del lado izquierdo del animal, o lado de montar, y lleva, muy propiamente, el
nombre de "correón de la cincha", llamado también "látigo de la cincha".
Juan Escayola, poeta nativista, en los comentarios de los artículos de La
Prensa de nuestro inolvidable amigo don Justo P. Sáenz (h.), hace las
siguientes apreciaciones sobre la cincha: "Las cinchas de cuero de una pieza
enteriza se usaron hace muchos años, pero hoy están en desuso
completamente, siendo las más anchas que conocí, de no más de 0,30 cms.
Fueron de uso más frecuente las de tientos trenzados, las de piola y las de
lona. Las primeras de 0,30 centímetros, las segundas de 0,25 centímetros y las
terceras de 0,40 centímetros, estas últimas eran de paseo y llevaban espejos de
charol. En los trabajos eran preferidas las de tiento grueso trenzado y las de
piola por prácticas y de mejor adaptabilidad".
"La Encimera.— Siempre se usó de un ancho apropiado para que
calzase la parte delantera con la acionera, sujetando a la vez el basto".
"Siendo muy generalizado el uso del pretal, entre nosotros, éste mantenía
la cincha por debajo de la barriga en la posición en que se colocara al
ensillar".
317
"La encimera y la acionera en una sola pieza, fue muy poco usada entre
nosotros por ser poco práctica y tener que ajusfar demasiado la cincha, que
aquí no se acostumbraba apretar mucho sino cuando había que enlazar, siendo
suficiente el pretal para mantener en su lugar todo el recado".

G. COJINILLOS.— A los efectos de ablandar el duro asiento del recado


y perfeccionar su condición de arreo para cabalgar y no de carga, se ponía
sobre el lomillo, después de sujeto por medio de la cincha, un elemento o
pilcha que, por su semejanza, en cuanto al destino, con los antiguos cojines de
las sillas de la brida y jineta, recibió el nombre de cojinillo.
Primitivamente era el cojinillo sólo una gruesa manta de lana tejida,
puesta doble, generalmente de un color vivo, para hacer más vistoso el apero.
Luego, se hicieron de cuero de oveja, con toda su lana, bien sobados, y de
color natural —preferentemente moro o negro— o teñidos de rojo, azul o
negro. Por su carácter de pilcha fabricada con cueros peludos, se le dio el
nombre de pellón.
También se usaron, desde comienzos del siglo pasado, cojinillos de hilo
tejido como una alfombra de pelo largo, que imitaba a los de cabra. En las
provincias argentinas, por lujo, se usaron cojinillos de piel de guanaco, y en
nuestro país de "perico ligero" u "oso perezoso", siendo necesario en este
caso, unir los cuentos de cuatro de esos animalitos y forrarlos con una tela de
lana por su cara interna.
H. EL SOBREPUESTO O BADANA.— También los conquistadores
usaban esta prenda en sus aperos de más lujo; generalmente eran de terciopelo
de seda, con bordados, etc. Iban encima de la silla. El gaucho también adoptó
y adaptó esta pilcha en su recado de montar, poniéndola encima de los
cojinillos. El sobrepuesto de trabajo era de cuero de carpincho o chancho de
agua, cuero predilecto por su fortaleza y frescura, y, teniendo en cuenta esta
última condición, muchas veces se hicieron de cuero de ciervo o venado; en
todos los casos lonjeado y curtido. Las punteras (el sobrepuesto es un
rectángulo de ancho y largo proporcionados al recado que debe cubrir) se
adornaban con el mismo cuero con el pelo, o con ojetillos y colgantes y
bordados, todo lo cual daba mayor peso a las puntas, evitando que las
levantara el viento.
A veces era simplemente una badana, de cuero vacuno, lo que hizo
común llamar al sobrepuesto "la badana". Muy bien sobada, de color gris, que
se trabajaba hasta parecer un terciopelo, sobre la cual también se bordaba y
ribeteaba con hilos de colores.
Los sobrepuestos de lujo eran de terciopelo, o de seda—esto con menor
frecuencia— forrados en su cara interna (la que iba sobre el cojinillo) con
gamuza o badana muy sobada, y llevaban grandes

318
bordados de colores (casi siempre dominaba el blanco) sobre la tela azul, roja hacia atrás, especialmente en terreno quebrado como lo es el nuestro, después
o negra. Se ribeteaban con flecos de un par de centímetros de longitud, a veces de un tiempo de marcha o de tareas camperas, evitando así el estar
con borlas en las puntas y algunas veces —como en el caso de los tiradores de "acomodando el recado" continuamente.
lujo— con lentejuelas o mostacilla, formando aplicaciones muy decorativas y Era en su forma primitiva una tira de cuero más o menos ancha que
vistosas. rodeaba el pecho y base del cuello del caballo y se ataba por sus extremos, por
medio de correas a dos argollas existentes en los extremos de la cabezada o
H. SOBRECINCHA.— Servía para sujetar los cojinillos y el sobrepuesto arzón delantero, o, directamente en las argollas de la accionera.
sobre las demás prendas del recado. Fue también pilcha tomada del atalaje de
las cabalgaduras de los conquistadores. Tenía en su construcción algunas de La pechera es en realidad esta forma simple de pretal, generalmente de
las características de la cincha, pero naturalmente adecuadas a un trabajo de un ancho cuero (8 a 12 cms) y se ata, a veces, a las argollas de la cincha. Se le
sujeción mucho más suave; con un ancho mucho menor, tres o cuatro dedos y llama también a esta pilcha pretal ahorcador.
teniendo co-rreón, o látigo de unos 3 cms de ancho, sólo del lado de montar El pretal propiamente dicho, cuyo origen es característicamente militar,
(del lado del lazo, barriguera y encimera están unidas) y allí es donde se tenía otro ramal. Su forma en realidad era la de una Y. El ramal inferior
cincha o ajusta. La encimera de la sobrecincha era siempre del mismo pasaba por entre las manos del animal y se unía, por medio de una larga
material e iguales características (en cuanto a bordados, etc.) que el presilla, a la argollita que hemos mencionado como existente en el borde
sobrepuesto. En cuanto a la barriguera era de tientos trenzados o, a veces, anterior y centro de la barriguera de la cincha.
enteriza, de cuero suave y sobado.
La pechera y el pretal sirvieron de pretexto a los caprichos y máximos
lujos de la platería criolla, con grandes medallones centrales, labrados en
Respecto a esta pilcha, dice Escayola en sus apuntes: "La cincha y la verdaderos bajorrelieves con muy variados motivos, algunos: gaucho a
Sobrecincha. — La costumbre del cinchón de dos vueltas fue introducida caballo, toro, etc., considerados clásicos; medallones de los que pendían
aquí por los entrerrianos y correntinos, pero no tuvo mayor aceptación". cadenillas con una media luna con los extremos hacia abajo, o monedas, etc.;
"Los orientales usábamos el cinchón de una sola vuelta para el trabajo; aplicaciones con motivos ornamentales haciendo juego con los de las patas
pero hace muchos años que usamos el "cinchador" como prenda práctica, del freno y los estribos de campana, a saber: flores, cuernos de abundancia,
habiendo desterrado casi completamente el uso de asidera que usábamos en la figuras de mujer, sirenas, etc.
cincha". La baticola, perteneciente también al atalaje clásico europeo, en especial
"La sobrecincha está decayendo y sólo la llevan los que no usan lazo y su al de las bestias de "albarda", siendo prenda como el pretal, de uso predilecto
descripción es la misma que hace el articulista y como es natural, en general, en los terrenos quebrados y, por lo tanto, de mayor frecuencia en el noreste del
hace juego con el sobrepuesto en calidad y adornos". país. Recibió también, precisamente en nuestra frontera con el Brasil, el
nombre de origen portugés de "rabicho" (con ch siseante) o "retranca". Esta
"El cinchador a que refiero anteriormente, es el que llaman en la última denominación, por extensión, al tener una finalidad similar (evitar que
Argentina pegual o pehual, que lo creo de origen chileno. Según el articulista se corra hacia adelante una pilcha), se dio al barbijo del sombrero cuando se
se usa con o sin asidera. En cambio nuestro cinchador siempre lleva asidera y usaba ajustado a la nuca y no al frente del rostro.
de ahí su nombre dando a entender que se usa para cinchar, a la vez que sirve La baticola fue una prenda de uso muy limitado en nuestro país,
también de sobrecincha". existiendo, no obstante, algunos ejemplares de gran lujo, de malla de hilos de
I. PRETAL, PECHERA Y BATICOLA.- Son pilchas accesorias del recado plata.
o silla de montar del gaucho, recibidas en herencia directa de las escuelas de
equitación europeas y, particularmente de los aperos de montar de los
soldados peninsulares. Todas fueron de uso restringido.

El pretal, llamado en realidad en español "petral", deformado el vocablo


por metátesis de la r, tan común en el habla de nuestros paisanos, estaba
destinado a impedir que el recado se corriera

320 321
Centurión: Freno rico y de coscoja
Riendas nuevitas, en hoja Y
trenzadas con esmero

XX
LA BRIDA Y LAS SOGAS

Vamos a empezar con la descripción de las pilchas que constituyen el


tiro, acciones, o brida propiamente dicha del recado de nuestros gauchos y
paisanos.
Sus diferentes partes son: el freno, la cabecera o cabezada y las riendas.
A ella se agregan, como "sogas" de sujeción de la cabalgadura: el fiador;
el bozal; el maneador; el cabestro o cabresto, y la manea.

1. FRENO.— El antiguo freno, pieza fundamental del apero, servía


esencialmente, para transmitir, a través de las riendas, las órdenes del jinete a
su montura. El común y original era, como ya lo hemos señalado, una versión
más o menos local, del freno de la jineta o freno marroquí. Bien fuerte y
sólido, especial para llevar las riendas casi sueltas, con una sola mano, casi sin
contacto con la boca y con la mano alta, bien levantada, pronto para detener
bruscamente o revolver violentamente al animal.

Este freno que se llamó de candado, y equivocadamente por algunos


"mulero (que es bien diferente al articulado), constaba de las siguientes
partes: el bocado propiamente dicho, de puente levantado en forma de V
invertida, en su centro, articulando en ese punto la gran argolla que constituía
una verdadera barbada rígida, de gran potencia. Esta argolla era la que unida a
la forma y fijeza de las patas, daba carácter de "candado", es decir de cierre
hermético de gran fuerza, a este freno, pues al tirar el jinete de las riendas
unidas a las patas del freno, el puente se levantaba y se trababa en el paladar y
la argolla hacia una "contrapalanca", opuesta en la quijada del animal que
quedaba con la boca aprisionada, y sentía un tremendo tirón de contención,
capaz, incluso, de casi quebrarle el cuello.

Las patas, fijas, de forma de S o 5, llevaban cuatro argollas, dos arriba y


dos abajo y las unía en su extremidad inferior una media luna o pontezuela,
generalmente fija, de hierro o de bronce, que servía para evitar que el caballo
ensillado ramoneara, esto es, comiera los pastos cortos alrededor del lugar
donde quedaba atado.

323
Todas las partes de este freno eran de hierro. No obstante, por lujo, se
ponían en el punto de unión del bocado con las patas, por la cara exterior de
éstas, dos hemi-esferas con la cara convexa hacia afuera, que cubrían así las
patas, llamadas copas, hechas generalmente de plata. De ahí que a estos
frenos de lujo se les llamara "freno de copas". Aparte de lo que significaban
como adorno, y para evitar que el caballo intentara "sujetar" la pata del freno
con la lengua, y "desbocarse", estas copas tenían otro objeto. Las más de las
veces uniendo las patas de la V central del bocado, había una barrita de hierro
de sección cuadrada sobre la cual giraba una ruedita (dentada por dentro de su
agujero central), a la que se daba el nombre de coscoja.
Por la molestia que le causaba el freno, o por ser animal de nervios, que
gustaba trabajar en los "sabores" (insalivar moviendo la lengua), el hecho es
que el caballo hacía con la lengua girar la ruedita, que a su vez producía, por
la fricción de sus dientes internos con las aristas del eje un sonido particular
("coscojear"), por lo que el animal que lo hacía era llamado "coscojero"
(Como que era escarceador/vivaracho y coscojero/le iba sonando al overo/la
plata que era un primor. Estanislao del Campo, "Fausto"), y por cierto, muy
de la predilección de los gauchos y hacendados que gustaban de presumir con
el pingo. Las copas del freno servían de caja de resonancia, por su forma y
material (plata), aumentando dicho sonido en forma muy agradable. En estos
frenos de lujo, además, la* pontezuela era de plata, una ancha chapa labrada
de forma de media luna con las puntas hacia arriba, de bastante peso, y
entonces la pontezuela no era fija, sino que giraba sobre goznes en sus
extremos. Así cuando el caballo era "escarceador" (subir y bajar la cabeza al
compás y sin exageración, que no debe ser confundido con el estrellero, que
es el que echa violentamente la cabeza hacia arriba y atrás, llegando, a veces,
a golpear al jinete), la pontezuela móvil acompañaba en una oscilación
rítimica este movimiento de su cabeza, produciendo un bello efecto

En nuestro país tuvo gran boga, durante el siglo pasado, en su último


tercio, un pesado freno, de origen fronterizo o luso-brasileño. De bocado o
puente muy fuerte, articulado con las patas, que eran largas y anchas, de
extremos echados hacia atrás; la barbada y la falsa barbada de cadenas, y esas
grandes patas estaban enchapadas en metal (plata o bronce) con motivos
ornamentales muy característicos: sirenas, cuernos de abundancia,
hipocampos, etc. Tenían generalmente coscoja, y en las colecciones
argentinas, especializadas en la materia, se les distingue siempre como
"frenos orientales".

En la correspondencia inédita de Juan Escayola con Vicente Rossi, ya


mencionada, refiriéndose al freno, dice al final (carta-

325
comentario al artículo de la Prensa del 11 de marzo de 1934): "A título de
noticia va el dibujo de un freno que de antiguo he visto usar en estas regiones
y que es conocido por el nombre de "freno bocao". No conozco el origen pero
es de mucha utilidad, sobre todo cuando es bien conformado a la boca del
caballo. Indistintamente lo usan para domar y como freno en todos los casos".
"Es de fierro todo él y se ciñe más o menos, sin lastimar la boca del
caballo, con un tiento apropiado que cierra las argollas de las cadenas,
pendiendo las riendas en las dos argollas que tienen a los dos lados".
El inglés Thomas Woodbine Hinchliff, (op. cit.) dice, refiriéndose al
freno: "El freno criollo es muy fuerte y mortificante; la moda es llevarlo
también de pura plata".

2. CABEZADA.— La cabezada o cabecera del apero criollo de nuestro


medio, en su forma más simple, consistía únicamente en una tira de cuero
crudo que pasando por detrás de las orejas del animal tenía en cada extremo
una presilla (ojal y botón de tiento), para prender en las argollas superiores
del freno y sostener a éste. Para regularla se prendía con una hebilla, en su
parte alta, detrás de las orejas
Para trabarla mejor llevaba a la altura de la frente del animal una
pequeña tira o travesaño, también de cuero crudo, a la que se llamaba testera o
frentera
En los arreos más lujosos la cabezada se esterillaba con tientos o con
hilos dé color. A veces, haciendo juego con los demás elementos de la brida o
del "preparo", era toda trenzada con tientos, ya fuera con el bello trenzado de
corte rectangular, de "4" tientos llamados "patria", o con trenza redonda de
"8". Ambos sólidos y hermosos trabajos de esta artesanía tradicional criolla
que tiene su origen en los trabajos de trenza, en cáñamo o cuerda,
característicos de la marinería española del Mediterráneo.
En los aperos de lujo, la cabezada llevaba pasadores, medias-bombas y
argollas de plata, o era enteramente de este metal. En este último caso las
había de placas o chapas, de canutillos o "canebones" y, las más lujosos,
enteramente de malla, de hilos de plata (16 y 32 hilos). En este caso las
presillas eran rosetones, también de plata.
Otras veces, la cabezada era con bozalejo, llamado también me-
dio-bozal, muy adecuado para el uso del fiador.
El bozalejo cruzaba sobre la frente en dos ramales, formando una X,
cuyas patas partían de los extremos de la testera para unirse a los de una
hociquera, llevando en el cruce o centro un rosetón, una argolla o una moneda.
La hociquera era un equivalente de la testera pero que, se prendía debajo de la
quijada o tenía allí una argolla.

326
No eran raras las cabezadas de lujo con bozalejo de cadenillas y que nuestras riendas de suela. La fuerza del cuero crudo que usan es enorme y
monedas de plata. el trenzar los tientos es un arte en el que los gauchos sobresalen
particularmente y en el que muestran verdadero buen gusto. Las mejores
En las notas de Juan Escayola, dice el autor de "Cansera de Tiempo" riendas están hechas de esta manera, en fragmentos unidos por fuertes
(comentario a La Prensa de 11 de marzo de 1934): "La cabezada común de argollas de pura plata; y la misma belleza del trabajo hace que las riendas
cuero crudo es más o menos lo mismo que las argentinas, las que usamos hoy resulten caras; pero quien las compre puede estar seguro de que le durarán
día, no así las antiguas que tenían generalmente desde dos hasta siete argollas, siempre" ... "En rigor el caballo con sus avíos y ornamentos es el gran hobby
comprendida la que llevaba la testera. Todas ellas con sus respectivos de los sudamericanos y no se miran mucho en pagar lo que les parece bien
corredores o pasadores hechos de cubiertas de tientos muy finos, en las hecho". Y todavía (pág. 89), agrega esta explicación de cómo hacían los
camperas, y usándose virolas de plata en forma de medias bombas, redondas y tientos para los trenzados: "Los lazos y todo lo que lleve la función de una
chatas, de plata en la generalidad de los casos, sin contar las cabezadas de pura soga o tenga su forma, están hechos de la misma manera: una pieza de cuero
plata". se corta a manera de una espiral, en tiras de unos cien pies o más, que se hacen
3. LAS RIENDAS.— Las riendas en la equitación criolla, como en la flexibles y plegables como seda, por las constantes aplicaciones de grasa."
escuela de la jineta, siempre fueron en número de dos. Finalmente, allí mismo completa la descripción de las riendas, así: "Las
riendas se ven algunas veces cargadas con plata, pero me parece que, una
De cuero crudo, con un ojal y botón para prender en las argollas inferiores época de mayor sentido prático, está ya disminuyendo la fantasía por estas
del freno; las más finas con esterillados o trenzados, siempre haciendo juego inútiles y hasta perjudiciales ostentaciones" ... "y es injusto, sin duda, cargar
con las otras pilchas de las bridas. Como eran riendas independientes, en el con barras de plata la cabeza de un caballo que desempeña trabajos tan
caso de las de cuero crudo, se unían con un simple nudo, y las trenzadas o fuertes".
esterilladas con una trabilla o travesano con ojal y botón de tiento.
Por su parte .Escayola, en los comentarios que venimos transcribiendo,
Generalmente constan de tres porciones: una sección de unos 25 cms señala: "Las riendas también tuvieron mucha semejanza, (se refiere a las
próxima al freno, unida a éste por la presilla y terminada en una argolla, el argentinas), sobre todo las de más lujo, pero se singularizó después por el uso
cuerpo principal de la rienda de casi un metro de largo, desde aquella argolla a generalizado aquí de las riendas de dos y tres yapas cortas y dos largos".
otra donde está la presilla o trabilla que une ambas riendas, y desde esta Evidentemente llama "yapas" a cada uno de los sectores, entre argollas, en
argolla la "yapa" o látigo de las riendas, de largo variable (otro metro o más), que se divide la rienda.
que servían incluso para azotar al caballo, pues terminaban en pequeñas
azote-ritas en número de tres por cada rienda. "Lo mismo las camperas que las de plata, es decir las que llevaban
virolas en vez de de corredores, fueron siempre iguales en la forma, siendo de
Esta misma disposición tenían las de lujo, cuyas argollas eran de plata y notar que todas ellas, con raras excepciones, tenían una presillita,
tenían en las dos primeras secciones pasadores y bombas de plata. Las había precisamente de donde se toman para el manejo, a efecto de prenderlas
también que, de acuerdo con la cabezada eran, o enteramente de malla de cuando se desmontaba".
plata, o de malla de plata con las yapas de finos tientos de potrillo trenzados.
La malla de plata podía ser chata o cinta o "patria", o malla redonda, en el caso "Entre las riendas de lujo usadas aquí fueron las mejores las de cadenas
de la malla redonda la hay simple o en encadenados de grosor y, por tanto de eslabonadas hechas de pura plata hasta las mismas presillas o broches y
peso variable. generalmente acompañaban cabezadas iguales, lo mismo que el pretal".
Algunas veces, tanto en las riendas de tiento trenzado, como en las de Las riendas de domar fueron siempre en nuestro país y en Río Grande,
lujo de malla de plata, las dos riendas terminan en la trabilla de unión y de allí las mismas que el articulista llama estilo provinciano, las cuales van unidas
sale una única "yapa" o látigo con azoteras. por una argolla a la altura en que se empuñan y terminando en una azotera, a
veces trenzada y con una palmeta de cuero que sirve para castigar al bagual.
El recién mencionado Woodbine Hinchliff (op. cit. pág. 88), dice: "Sin Son solamente para domar y todo gaucho las tenía de su propiedad".
embargo, cualquiera sea la opinión que se tenga sobre las ventajas de la silla 4. EL FIADOR.— El fiador o cogotera, no es más que la versión
de montar, pienso que, sin duda, las riendas criollas y las cabezadas de cuero perfeccionada del collar, es decir, el más primtivo elemen-
trenzado, son infinitamente mejor

328 329
to utilizado por el hombre para sujetar a cualesquiera de las bestias
domésticas. En el caso de nuestra equitación gaucha es simplemente versión
de la "jáquima" de la escuela de la jineta, de herencia arábiga.
En su forma más simple era nada más que una tira de cuero crudo, de
cierto ancho, y largo como para abarcar el cogote del caballo en la base de la
cabeza, con ojal y botón de tientos, y con una argolla fuerte de hierro, para
prender el máneador o colgar la manea. El fiador fue, fundamentalmente, una
prenda asociada a la cabezada que, en los aperos de lujo, constituyó una de las
pilchas de mayor relumbre. En efecto, ese ancho collar, cogotera como ya
seña-lamos que también se llamó, ya fuera tachonado, ya de argollas o pasa-
dores, ya de eslabones o todo de malla de plata, unido adelante de las orejas del
caballo por una testerilla (cuando la cabezada no la tenía), otras veces
prendido con cadenillas y presillitas a las argollas laterales o terminales de la
testera de la cabezada. La argolla de abajo o argollón del fiador, sustituido o
rematado, en estos de lujo, en un hermoso adorno característico en nuestro
medio, parecido a un sonajero de plata (sin badajo, aunque quizás
primitivamente fuera un cencerrito que serviría para localizar más fácilmente
al pingo predilecto, como se hacía con la yegua madrina), y cuya forma más
frecuente fue la de una bocha aplastada lateralmente (lenticular) con una
media luna con las puntas hacia abajo, colgando.
Dice Escayola en su comunicación a Vicente Rossi (cit.), respecto de
esta pilcha: "El fiador, hoy 1934 en desuso completo en nuestro país, fue
prenda de distinción del tiempo gaucho y como tal tuvo su predilección como
prenda de lucimiento, que por ser de plata, siempre su fabricación fue obra de
los artífices. El mayor lujo consistió en tener esta prenda haciendo juego
completo con las cabezadas, las riendas y los pretales entre nosotros, y
también con el rabicho o baticola entre los riograndenses".

"El todo de estos preparos con más los estribos de campana y demás
menesteres de montar era lo que constituía el Herraje de Plata. Por lo general
eran de un gusto rayano con la charrería, por más que, como he dicho, los
había de gran gusto y arte".

"A este respecto no creo que haya habido diferenciación entre estas
prendas argentinas, uruguayas o brasileñas, aunque como dice el articulista
descollaban indudablemente los artífices uruguayos y riograndenses, con sus
trabajos afiligranados de gran gusto y riqueza".
"El fiador de cuero, solo, no he tenido oportunidad de conocerlo, aunque
he visto usarlo de cuero con chapas de plata y con cadenilla".

330
5. EL BOZAL.— Como elemento de trabajo para sujetar al caballo por la un poco tardía con relación a nuestros gauchos, que según parece ya usaban
cabeza, el fiador cayó en desuso, siendo sustituido por una pilcha especial ese menester en los principios de 1800, tal vez porque en esta margen del Río
para la doma pero que rápidamente demostró su aplicación subsiguiente y Uruguay jamás faltó en qué atar un caballo, en aquellos tiempos en que la
conjunta con la propia cabezada, de la que no es sino una variante más mayor parte de los gauchos tenían el orgullo de andar en redomones",
completa y fuerte. (subrayados nuestros).
En efecto, durante la doma de abajo, se hace necesario sujetar "Nuestros bozales comunes fueron los tres cuyos diseños van más abajo.
fuertemente el caballo por la cabeza, con una tracción que no se haga sólo en El primero con argollas y virolas de plata era y es el más generalizado" (aquí
la garganta, sino que tenga su mayor palanca en el hocico y obligue al animal discrepamos con "Juan Torora", es el más paquete o lujoso, pero igualmente
a ir "de tiro" o cabestro (lo que tira de la cabeza), también a bajar la cabeza, el menos práctico y campero de los bozales), que también se usaba y se usa
doblando fuertemente el cuello hasta que la quijada toque el pecho.
con corredores de tientos".
En toda las escuelas clásicas de equitación (brida o jineta), se usó una "El segundo es el potreador hecho de cuero doblado, sin costuras, y
fuerte cabezada con hociquera y cogotera, unidas o no por una correa apropiado para palanquear baguales; también se usaba hecho de torzales". "Y
longitudinal con una fuerte argolla en su punto de unión con la hociquera, el tercero es el bozalejo (sic) que igualmente sirve para domar y para paseo
destinada a los fines antedichos y que no estorbaba sino que contribuía a la
cuando es hecho con virolas de plata".
mejor conducción, sujección y hasta enseñanza del animal cuando ya se le
ensillaba y montaba, poniéndole como brida sólo la riendilla o bocado de "Por lo demás, no sabría decir si los bozales adornados con varios tiros
cuero o el freno-bocado (que ya vimos) unidos a la quijada y a las riendas. que caen de la testera formando pie de gallo, en trenzas muy finas, son
En nuestro medio rural la simplicidad de la cabezada y el hecho de montar argentinos o riograndenses, pues los primeros que conocí eran de esta última
procedencia, en donde las mujeres se dedican a trabajos de trenzas tan
muy seguido en redomones, justificó ampliamente el desplazamiento del
delicadas como creo que pocos hombres las podrán hacer".
fiador que se conservó sólo en los aperos de lujo, por el más práctico,
funcional y fuerte bozal. 6. EL MANEADOR O ATADOR.— Recién dijimos que el fiador servía,
por medio de su argolla, para prender en ella el atador o maneador.
Dentro de lo "normal", las variantes formales de los bozales son mínimas
y dependen más que nada de la forma de los ramales que unen la testera con la En efecto, en la época en que no existían ni alambrados ni cercos (los de
hociquera. Y decimos "normales", porque como el antiestético y antifuncional "las casas" se formaban con pitas plantadas unas junto a las otras), el gaucho
"basto de chorizos", como el antinatural tuse de las colas a la punta del debía buscar un medio seguro para tener el pingo de "fiar" o de confianza,
"marlo" o más arriba, también en la provincia de Buenos Aires, se le ha dado siempre a la mano. Una larga tira de cuero sacada en "redondo" del cogote de
al bozal una dimensión desproporcionada, no práctica y antiestética (le un novillo, con una sola presilla en un extremo y el otro ensamblado en
agranda la cabeza al caballo y parece que se le saliera por el hocico). "azotera", algunas veces la guasca se "torcía" (se hacía torzal, como en los
"sobeos"). Esto constituía propiamente "el atador", si el extremo de la presilla
se prendía al fiador o al bozalejo, de cuero crudo, y la azotera se enterraba
Escayola en sus interesantes comentarios a los artículos de Sáenz, dice: "horizontalmente" a pocos centímetros de la superficie, o se "clavaba"
"En cuanto al bozal —dejando para otros la investigación de su origen, como verticalmente, con la ayuda del cuchillo. El tironeo rasante del animal
el de todas las cacharpas camperas— no creo bien que se atribuya ni el actual pastando, no conseguía mover esta extraña estaca, pero bastaba un tirón, de
bozal al gaucho argentino, pues no difiere mucho el bozal antiguo con el abajo a arriba, del hombre, para tener el pingo pronto para una partida
moderno, sino en detalles, que en nada modifican su primitiva estructura". inesperada e inmediatamente. El atador llegaba a tener hasta 12 metros de
longitud.
"En el cuadro de la "Batalla de las Piedras" de Juan Manuel Blanes, año
1811, se pueden ver muchos caballos que llevan el bozal; igualmente en el La variante más simple, el maneador, de mucho mayor uso y utilidad,
cuadro de la "Batalla de Sarandí", y hay que convenir que Blanes era muy tenía una presilla en cada extremo y su longitud era sensiblemente menor
minucioso en todos estos detalles. Por lo tanto la divulgación del bozal (hasta 8 ms), y además de liso o torcido, en algunos preparos' de lujo,
operada en los alrededores de los años 1855 a 1865 que es lo que sostenía llegó a ser trenzado. Servía como el
Sáenz, resulta

332 333
atador y además, en los casos muy frecuentes de animales redomones, lidias de la doma), sustituido por el simple cabestro, que por metátesis, como
bellacos, etc., su extremo distal (el otro iba prendido a la argolla del en el caso del pretal, nuestro paisano llamó, ca-bresto. Es mucho más corto,
fiador o del bozal) se llevaba en la mano derecha y servía para trasmitir (dos metros más o menos), y su finalidad principal es atar el caballo al
enérgicas órdenes al montado, sin tironearlo en la boca con las riendas palenque.
(tal como hacen actualmente muchos buenos domadores), o para caer- de Sin embargo, el hombre campero de hoy, sigue prefiriendo, aún, lo que
pie, con ese extremo en la mano y sujetar al animal en un posible intento ellos llaman cabresto-maneador, fuerte y útil para todo uso, muy funcional,
de fuga. como todas las pilchas del apero criollo de trabajo, en verdad, un auténtico
maneador (algo más corto), como ios antiguos.
El extremo libre del cabresto se lleva, en los sencillos, hechos de una
lonja de cuero crudo, bajo los cojinillos, y en los trenzados y los de lujo,
teniendo una argolla, en su tercio anterior, se prende con una presilla, dándole
una vuelta a la base del cuello de la cabalgadura.
Juan Escayola, en sus apuntes a Vicente Rossi, nos da, como de las otras
prendas del recado, una amplia e ilustrada explicación: "EL ATADOR. No he
conocido en nuestro país prenda de este nombre, ni otra que la supliera, como
no sea el "maneador" o "cabresto", así como lo llamamos en criollo al
cabestro".
"Según el articulista (Justo P. Sáenz (h)) se trataría de una soga —que
aquí sólo se usa a falta de potrero o piquete— para atar el caballo que ha de
servir para recoger la tropilla al día siguiente (nochero); en las estancias o en
los ranchos; pero esta soga difiere del atador descrito en que siempre es hecha
de un torzal o sobeo de cuero, cuando no es hecha de cerda torcida, y en
ambos casos lleva un destorcedor de hierro, cuya forma es la siguiente". (ver
página anterior)
Lo que sigue a continuación es buen ejemplo de lo que dijimos y
repetimos, con anterioridad, respecto de los juicios y opiniones de Escayola
en este interesante tema. Son fruto de sus observaciones directas, son
básicamente empíricas. Y como sus conocimientos "de visu" se remontan
apenas a 1870 y algo, poco más o menos, es evidente que todo lo anterior,
como no fuera de oídas, lo desconocía y tampoco tuvo medios de investigarlo
a fondo en otro tipo de fuentes. Su intuición, notable, le ayuda en sus buenos
juicios, generalmente, pero esto no puede ser, ni es, una constante absoluta.
Servía también, y mucho, para trabar o "manear" el caballo, tanto
para dejarlo quieto y seguro, como cuando era uno en proceso de amanse. No leyó documentos, ni vio iconografía auténtica (Vidal, D'Hastrel,
Estas trabas o "maneas" (que le dieron el nombre más común de Palliere, Rugendas), de la época de la verdadera gauchería y por tanto no vio
"maneador"), adoptaban formas y posiciones diversas; variantes maneadores-atadores. Y al no haberlos visto, duda del autor argentino, que,
utilizadas para cada circunstancia, por nuestro criollo, tan hábil en estos pocos años después, se consagrara como un especialista de relieve
menesteres: pie de amigo, manea redonda, etc. internacional en esta materia.
Simplemente cuando paseaba, o por lujo, el gaucho antiguo llevaba Vamos a lo que escribió Escayola: "Según explica, lo llevaban (al
tanto el maneador como el atador, arrollado alrededor de la base del atador) debajo de los cojinillos cuando se trataba de un chapeado siendo más
cuello y pecho del caballo, a veces trenzado allí, casi como un ahorcador que indispensable en estos casos en que ninguno
o pechera, lo que muestra la iconografía de la primera mitad del siglo
XIX.
7. CABRESTO.— Con el uso del bozal, la aparición de potreros
alambrados, el montar más generalmente animales mansos que
redomones, etc., se fue dejando de usar el maneador (salvo en las

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de los arreos de la cabeza del caballo ofrecía mayor resistencia para atarlo por
ser generalmente de plata eslabonada, con lo cual parece demostrar que "En cuanto al maneador, como su nombre lo indica, sirve pre-
atarían del pescuezo, cosa que entre nosotros no es capaz de atar caballo ferentemente para manear un potro o indistintamente para atar a soga o para
ningún campero", (sic) "Es a mi parecer una fantasía del articulista, que en el poner un "pie de amigo" tal como lo indica La Prensa, o en formas que se
deseo de mostrarse conocedor de todas las costumbres gauchas, haciéndolos expresan a continuación".
aparecer como muy previsores, recarga al gaucho con cosas y menesteres "Con el maneador suple el gaucho cualquier necesidad, pues si hubiera
innecesarios y que hasta por idiosincracia (sic), jamás han pensado en ellas". de tener para cada caso una prenda destinada con uso expreso, sena cuestión
"Nuestros criollos al menos, por naturaleza, han sido muy prácticos para de recargarse de tantas menudencias que un buen campero trata de
el uso de sus prendas y jamás les gustó llevar otras que las muy necesarias, de suprimir hasta por comodidad".
trabajo o de paseo". Aquí hay una flagrante contradicción, pues necesaria, no "He conocido gauchos del tiempo antiguo, domadores de oficio, que
debe haber más de dos o tres pilchas en el complicado, pesado, sofisticado, su mayor alarde era desempeñarse en los diversos trances con el menor y
nos atrevemos a llamar, apero o herraje, de lujo, o paseo, de nuestros paisanos reducido número de menesteres posibles pero suficientes para llenar el
y estancieros de antes. objeto que querían".
"Los que ensillaban con "herraje de plata", o simplemente "herraje" "De tal manera es verdad que. nuestro gaucho al menos, era parco en el
(nombre común al apero de lujo en nuestra tierra), se servían de las maneas uso de enseres de trabajo que apenas si llevaba consigo lo más elemental. Un
cortas de dos presillas, si el caballo era manso, y de las "maneas de traba", si bozal y cabresto potriador, riendas de domar, maneador y rebenque, lazo a
eran ariscos; pues no llevándose bozal de cuero, era poco menos que los tientos y las indispensables bolas en la cintura, con más un recado
imposible confiar la seguridad de un caballo, a. las prendas de plata cantor, comprendían las prendas necesarias para salir airoso en cualquier
encadenadas o eslabonadas, para atarle. Esto cuando viajaban en él montado; terreno".
pero tratándose de viajes en que arreaban tropilla, llevaban siempre, por lo "A propósito de esto transcribo, una décima de La Corrida de
menos un bozal, en la yegua madrina o en algún caballo, con más el "Cansera de Tiempo":
"maneador", porque nuestro hombre de campo, no ató nunca su caballo del
pescuezo, ni ensillado, ni puesto a soga, prefiriendo más bien la manea de "La corrida ya se cierra "y más de un
traba". criollo dispuesto "viene en bagual de
repuesto "que lo ha boliao en la sierra:
"Con respecto a los recados de trabajo nuestro gaucho era previsor en "porque el gaucho de esta tierra "tan
todas las necesidades y confiaba en la seguridad de sus garras para asegurar el diestramente se amaña "que no precisa
caballo en todo momento. A ninguno le faltaba el bozal potreador, el de compaña "pa' proporcionarse un potro
argollas o el bozalejo, siendo cualquiera de ellos sobradamente fuerte para "ande talvez ningún otro "es capaz de tal
palanquear un bagual". hazaña".
"Los cabrestos eran generalmente de dos clases: el de dos presillas que "Esto no es fantasía. Esto es la verdad pura, vista por mí en mi juventud.
medía dos metros más o menos y el de domar o potreador que tenía una sola Son los recuerdos de mi infancia, cuando la inmensidad de los campos no
presilla. El primero cuando no era trenzado, era de dos tiras planas estaba limitada por alambrados, ni cercas de piedra como lo está hoy".
pespunteadas, formando una sola tira de dos o tres centímetros y con dos
argollas y a veces tres". 8. LA MANEA.— Se llamaba así a unas verdaderas esposas,
generalmente de cuero crudo, que el gaucho usaba para trabarle juntas las
manos al caballo: dos presillas alzadas unidas por una argolla o un travesano.
"El segundo era de torzales o bien de una sola tira de cuatro centímetros y Maneando a la yegua madrina, se aseguraba el paisano el tener a mano
de largo variable, hasta de cuatro metros. Si era más largo lo llamaban toda la tropilla. También de hierro se hicieron las maneas. Igualmente de
cabresto de caidor, por cuya razón raras veces lo usaban de mayor largura". hierro se hicieron algunos bozalejos. Estos tenían el siguiente objeto: siendo
el bozalejo de hierro, rígido y con su borde interior dentado, se impedía que, a
campo abierto durante

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la noche, el caballo tironeara o "cabresteara" violentamente, buscando huir,
por el olor acre (e insoportable para ellos, que los enloquecía de terror), de los
grandes felinos merodeadores frecuentes de la campaña en aquellos tiempos,
tanto tigres (o yaguaretés), como leones bayos (o pumas). Por su parte, las
maneas de hierro, esas sí verdaderas esposas con todo y llave; tenían por
objeto proteger el pingo predilecto, el mejor, el de mayores virtudes y más
hermoso pelaje, de otra clase de merodeadores, los de dos pies, que
doblemente emponchados (en el de paño y en la noche) buscaban, como
también era habitual en aquellos tiempos bravios, apoderarse de aquel pingo
de ley, que codiciaban, o, simplemente, dejar de a pie a su dueño, en medio del
campo, con todas las consecuencias previsibles a tan triste situación en esa
época.

Thomas Woodbine Hinchliff, en su "Viaje al Plata en 1861" (cit. pág.


90), dice refiriéndose a la manea: "Uno de los instrumentos criollos más útiles
son las maneas o trabas, sin las cuales nadie podría andar por el campo, sólo,
por temor de perder su caballo si se ve obligado a desmontar. Con la manea en
las patas delanteras ningún caballo puede avanzar y pocos son los que lo
intentan siquiera.

Los que más usaron las maneas de hierro, fueron los famosos "turcos
mercachifles" (en realidad generalmente sirio-libaneses) que además del burro "Sir Francis Head, recordando las grandes ventajas de estas maneas en
sus aventuras por Sudamérica, ha logrado no hace mucho, ponerlas en uso en
o el matungo en que cargaban sus "cajones" llenos de mercaderías que
algunas de nuestras tropas de caballería y dice que han resultado excelentes".
abarcaban un espectro amplio desde el agua de olor a las fajas y corpinos, de
los botones a los chales, sin olvidar los "beines y beinetas", llevaban de tiro un "Juan Torora", hace las siguientes anotaciones respecto del tema: "LAS
flete de primera para organizar carreras y, lógicamente, al hacer noche en el MANEAS.— Además de las maneas que el hombre de campo acostumbra a
campo le ponían la manea de hierro para evitar se lo robaran. hacer con el maneador, cuya diversidad es aplicable según los casos y de las
cuales dan idea las descriptas en
Por lujo se hicieron también maneas de malla de plata.

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"La Prensa". Existen las llamadas maneas, simplemente, cuya variedad dentro de otras. A lo sumo existen diferencias de nombres en algunos menesteres,
de la misma forma de aplicación, depende del gusto de cada uno". pero los usos son los- mismos. Así por ejemplo el "prendedor" es un "anillo de
"La manea de traba y la manea cruzada que el articulista describe como collera" a la manera del fiador del bozal. La "collera", simplemente dicha, son
aplicable a la yegua madrina solamente, en nuestro país la usan dos anillos que llevan un destorneador como el dibujado anteriormente, o bien
indistintamente para asegurar el caballo cuando es arisco y no tienen lugar reemplazando a este último una tira de cuero doble con un ojal, que se prende
donde atarlo". a un botón de otra tira opuesta".
"Existen también las maneas de seno que como su nombre lo indica "De la misma forma se acollaran los baguales por medio del bozal, a la
forman un seno entre las dos presillas cuando se prende una en cada mano. Se yegua madrina o a otro caballo manso, para poderlo agarrar sin dificultades
emplean para los animales disparadores, los que más cerca o más lejos tienen cada vez que tienen que lidiarlo".
que meter una pata en el seno y rodar infaliblemente, sin poderse parar hasta Con la humilde, no siempre bien valorada y muchas veces ignorada
mientras no se les desprende la manea. Con igual fin se usan las maneas manea, terminamos la descripción de las pilchas que integraron,
rodadoras, pero con mucho menor resultado que las de seno". esencialmente, el apero o recado de nuestros gauchos y paisanos, los
"En cuanto al nombre de zapatillas, que el autor le atribuye no me parece elementos funcionales y los lujos, que le echó encima a su caballo, a ese
acertado (en lo que concordamos totalmente, y en lo que sigue) y en este país maravilloso compañero que Dios le puso en estas tierras para que las hiciera
no se ha usado llamarlas así". "suyas", con el propósito de manejarlo, de servirse de él, pero también de
"Con el nombre de zapatillas se usan y son propiamente tales las que se embellecerlo. Nada agradecía más y envanecía más a un gaucho que un elogio
preparan con un pedazo de cuero vacuno, cortado más grande que los vasos a su pingo. Lo comprendemos...
del caballo y ojalados en todo el contorno, se cierran frunciéndolos por medio
de un tiento sobre los pichicos y por debajo de las ranillas".

Zapatillas

"El objeto de estas zapatillas es cuidar la vasadura de los parejeros contra


el desgaste producido por las piedras o tierras muy duras en nuestra campaña".
"Por lo demás —termina todas sus observaciones— las costumbres
argentinas, así como las orientales y las brasileras en lo que respecta al uso de
los atavíos descriptos, en nada difieren unos

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XXI EL
LAZO

Si la boleadora fue elemento definitivo de la personalidad exterior del


gaucho e instrumento que justificó o valorizó su actividad económica en el
siglo XVIII y la de guerrero en el siguiente, el lazo, aunque quizás sin la
precisión de aquéllas o, si se prefiere, con menor exotismo, no le fue en zaga
en muchos aspectos y, tal vez en algunos, la superó con largueza.
Dos citas históricas del Siglo XVIII, hechas en el Capítulo destinado al
estudio de las boleadoras, las hermanan con el lazo, exactamente en los dos
aspectos que señalamos igualándolos con fidelidad y justicia, la del "Diario"
de Diego de Alvear, y aquella comunicación de 1771 en que se define a unos
"gauderios" o ladrones, que fueron apresados, precisamente por encontrarlos
con bolas y lazos.

I. HISTORIA. — Si oscuro resulta el origen de la boleadora gaucha de


tres bolas, las famosas "tres chinitas", en cuanto a que no hay certeza de que
sean una herencia indígena, directa, o simplemente una invención rural,
mucho más difícil de desentrañar es el origen del lazo.
Siguiendo el procedimiento clásico, veamos hasta donde nos ayudan la
etimología y la semántica en la solución del problema.
Lazo, proviene del latín "laqueus" y "laqueatores" eran, en el circo
romano, un tipo especial de gladiadores que intervenían en una suerte de
"corrida de toros", enlazando o cogiendo por las astas a los toros y bisontes.
Por su parte el diccionario nos señala sobre su semántica: "Lazada o nudo
de cintas o cosa semejante que sirve de adorno" // Cuerda de hilos de alambre
retorcido con su lazada corrediza, que, asegurada en el suelo con una
estanquilla, sirve para coger conejos. Hácese también de cerda para cazar
perdices y otros pájaros // "Cuerda o trenza con una lazada corrediza en uno
de sus extremos que sirve para sujetar a ciertos animales como toros, caballos,
etc., arrojándosela a los pies o a la cabeza". Y de lazar, la acción de coger o
sujetar con "lazo", señala: "Tauromaquia. Esta suerte se hace á caballo y en
campo abierto. Para lazar, el jinete lleva en la mano derecha arrollado el lazo o
cintero, que consiste en una cuerda de algunos metros de longitud, delgada y
muy resistente. Al empezar la persecución del toro va desarrollando el lazo y
haciéndolo girar sobre la cabeza, calculando al mismo tiem-

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po la distancia que le separa del animal y arrojándole la cuerda al nacimiento tenses, y aquél la indica perfectamente así: "é los hombres van siguiendo su
de las astas cuando ha soltado la medida deseada. Después sigue el jinete montería e matando los ciervos y avestruces, arrojándoles unas bolas de
corriendo algo distanciado y adelantado del toro en forma que parece que piedra con trayllas ó pendientes de una cuerda como ya en otra parte la
aquél conduce al cornúpeto. El lazo o cintero tiene en el extremo libre una historia ha hecho mención de tales armas". (Oviedo, op. cit, Lib. XXIII).
bola para facilitar el giro, siendo por lo tanto, distinto del que usan los
gauchos y otros cazadores americanos en las operaciones llamadas "jaripeo"; De lo que no hay dudas es de que el lazo de América no es, como las
"mangoneo" y "pedaleo". (Los subrayados son nuestros). boleadoras, privativo de la región platense, sino que, por el contrario, aunque
con diferencias relativamente pequeñas en técnica y detalles de forma y
Pedaleo o pealeo, es la acción de pealar es decir trabar los pies del toro material, se usa con la misma finalidad de coger el ganado mayor, no sólo por
con el lazo, como mangoneo o manguear es trabarle las manos parte de nuestro gaucho, sino también de: los llaneros venezolanos, huasos
(Tauromaquia). Peal en castellano vale tanto como polaina o media sin pie. chilenos, charros y vaqueros mejicanos, vaqueiros y sertanejos brasileños,
Volviendo a sus antecedentes de uso en el Viejo Mundo, o mejor en el vaqueros y cow-boys norteamericanos. Es decir, por casi todos los tipos de
Mundo Antiguo, más atrás aún del circo romano, tenemos que los sagartios, jinetes rural-ganaderos de origen hispano o luso-americano, de las tres
aliados de los persas, eran guerreros caballeros que usaban como armas unas Américas.
cuerdas de cuero trenzado con un nudo corredizo en uno de sus extremos;
que arrojaban a los hombres y caballos para prenderlos y matarlos (según Nosotros pensamos que no hay más que dos posibilidades para explicar
Herodoto). el uso del lazo en América, ambas de raíz europea. La primera, basada simple
No hay antecedente documental de que los españoles lo hayan traído en y directamente en los antecedentes culturales, aunque algo remotos, sería que
su forma actualmente conocida, ni que al comienzo de la Conquista se le usara el lazo, casi tal como lo conocemos, hecho de cuerda, con su argolla de hierro,
con los fines de coger ganado, como por ejemplo, existe testimonio del uso etc., fue importado por los conquistadores y colonizadores, españoles y por-
del desjarretador (hacia 1500), que, casi dos siglos después, sería instrumento tugueses, pues ya se usaría en la Península, en las faenas ganaderas de la cría
fundamental en la vaquería rioplatense. extensiva, tan características en ella y tan diferentes de las del resto de Europa
occidental, o en los trabajos taurinos, por decirlo más claramente, algo similar
No obstante, el entrerriano, literato y tradicionalista, don Mar-tiniano a lo que ocurriera con el desjarretador.
Leguizamón, en su obra postuma "La cuna del gaucho" (Buenos Aires, 1935,
págs. 27 y siguientes), nos trae una noticia documental que, señala, le fue
adelantada por don José Torre Revello, que es la relación de un viajero La otra hipótesis, menos concreta y directa, pero no por ello descartable,
anónimo, atribuida al Padre Ocaña, que anduvo por Buenos Aires a fines de sería la siguiente: considerando que es ley cultural que pueblos de las
1601, y en el cual se describe, en las campañas que recorrió en viaje a Santa regiones más apartadas, ante hechos, problemas de economía y ecología
similares, obtengan o recreen bienes culturales de iguales o similares
Fé, cómo se cogían los baguales: "para coger los potros van en otros cavallos
características, explicaría que el español en América, en pleno proceso de
muy ligeros, y corren los q. e van encima sin silla de causa q.e el cavallo q.e adaptación, enfrentado a un ambiente de determinadas características, ante la
llevan para coger los potros lleva atada al cuerpo por detrás de los brazuelos necesidad de aprehender animales domésticos que se habían vuelto
una guasca el q.e va encima lleva en la mano el cavo de la soga hecho lazo en montaraces o cimarrones, haya, o adaptado algo que ya poseía (armadas y
una caña larga, y cuando llegan a dar alcance al potro echale aq 1 lazo por la lazos de la cacería menor) o simplemente reinventado (no tan difícil teniendo
caveza y el cavallo q.e ba tras el potro siente luego quando esta assido y para y en cuenta el aporte a la conquista de los marinos, tan hábiles en el manejo de
haze piernas y tiene acia atrás como si fuera una persona". sogas, hacer nudos y lazadas, etc.), un artefacto o bien cultural, que en
Lástima que el propio Leguizamón contribuye enseguida a confundir el realidad había sido propio de pueblos eurasiáticos en períodos culturales
asunto cuando dice: "Esa lazada sería tal vez la traylla que dice Oviedo anteriores, ante circunstancias o necesidades similares.
llevaban los indios del Río de la Plata para sus cacerías de venados y El indio, lo afirmamos categóricamente, no tuvo ninguna influencia,
avestruces". directa o indirecta, en el origen del uso del lazo en América.
La traylla de Oviedo es, sin lugar a dudas, la soga de la boleadora de dos
piedras, de uso general entre los indios riopla-

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Dejamos expresa constancia que tampoco está en nosotros la idea de una en sus extremos unos anillos de fierro; es de mucha fuerza, y con la
cuasi generación espontánea, como con ese su entusiasmo tan característico y prevención de tenerlo bien sobado con grasa, es muy dificultoso que se
poco científico, parecía tenerla el propio Leguizamón, cuando concluía rompa, por mucha oposición y resistencia que encuentre".
terminantemente: "El utensilio campero debió brotar, pues, como una idea
elemental en el cerebro del habitante de la llanura y el monte, sugerida por la Francisco Javier Muñiz, al que también nos hemos referido con
anterioridad, en su "Vocabulario" citado, nos da la siguiente descripción del
necesidad para proveerse del equino salvaje (sic), que transformó en caballo
para cazar a bola y a lazo al bovino cimarrón, al ñandú y al venado que lazo y su uso: "Lazo. Cuerda trenzada de cuatro tientos de cuero vacuno, del
grosor del dedo pulgar mui fuerte con una argolla de hierro en la punta p.a
constituyeron su alimento".
hacerlo corredizo —tiene de largo 20 a 30 c. s (codos)— Con el pillan al
caballo ú toro q.e quieren tal vez á un tigre, perro cimarrón ú otro animal. Se
II. FORMA Y USO. — El lazo consiste en una larga tira de cuero crudo, hace una lazada de mayor diámetro y otras menores en la q.e entran la mayor
torcida o trenzada en redondo (de dos, tres, cuatro y hasta ocho tientos, arte del lazo, y en esta disposición reboleando ó girando el lazo sobre la
generalmente en trenzado romboidal de sección redonda, que le da su aspecto cabeza se arroja al animal á distancia de 8, 10 o más varas y sugetan á la
escamoso característico y, en este último caso, generalmente de cuero de cincha del cavallo montado la otra estrem.d p.r una precilla fuerte ojalada y
burro, muy resistente). prendida á un botón fuerte. Por esto se llama al lado derecho del cavallo
—lado de enlazar— El lazo chileno se forma de una sola lonja de cuero
Tiene dicha tira o soga un largo total de 17 a 20 metros. En un extremo vacuno torcida".
lleva una presilla que suele prenderse a la asidera, o sea la corta pieza de
cuero, rematada en argolla que va sujeta al lado derecho (contrario al de
montar, que por esa razón se llama "lado del lazo") de la encimera de la cincha III. EL LAZO VISTO POR LOS VIAJEROS. — Como hemos hecho con
o del cinchón o pegual del recado de montar. las otras pilchas, vamos a ver cómo describieron los viajeros el uso del lazo
en estas tierras, siguiendo un orden cronológico.
En el otro extremo, el más grueso, que se denomina yapa del lazo, lleva
una fuerta argolla de hierro, de unos 6 a 8 cms. de diámetro, que al par que Julián Mellet, en su libro citado, "Viajes por el interior de la América
sirve para formar la armada o lazada corrediza, por su propio peso facilita el Meridional" —1808-1820, en el Capítulo II, Maldonado, Montevideo,
vuelo o tiro del lazo y, también, que la armada vaya bien abierta. En el refiriéndose a la caza de tigres (yaguaretés) por parte de los gauchos, nos da
"Diario" de Diego de Alvear, que citamos a propósito de la boleadora, se le esta pintoresca y fuerte descripción del uso del lazo: "Cuarenta hombres, que
describe así: "El lazo no es otra cosa q.e un torzal fuerte y muy flexible, de dos, llaman gauchos, y algunas veces un mayor número, se dirigen a caballo a los
tres ó cuatro huascas ó tiras de cuero, y de 9 a 10 brazas de largo; en uno de sus alrededores de sus guaridas, perfectamente conocidas de ellos, y logran con
extremos tiene una presilla de correa doble con su ojal y botón, por la q. e se grandes gritos hacerlos salir de los escondrijos de las piedras donde se
prende á la cincha del caballo; y en el otro extremo se le pone una argolla de encuentran. Asustados los tigres se lanzan al llano o a las cañadas; y entonces,
hierro, como de dos pulgadas de diámetro, y bastante gruesa, con q.e se forma esos hombres que manejan sus caballos con destreza incomparable, se dirigen
el seno ó lazo corredizo, q.e se arroja las unas vez.s sobre la carrera del animal a todo escape hacia los tigres para cogerlos. Para este efecto, se sirven con
q.e se pretende enlazar. Para esto el ginete lo revolea con ayre sobre su cabeza habilidad sin igual de lazos de cuero de 18 a 20 brazas de largo y del grueso
desde alg.a distancia, y quando llega a punto, tira la malla abierta sobre la res. de una pulgada (sic); en la extremidad de cada lazo hay una lazada que
q.e persigue, y corriéndose la argolla, se estrecha fuertemente el lazo, y queda arrojan al cogote del tigre. Si logran enlazarlo al tigre con la arrastrada; pero
presa, ya por sus hastas ó cuello, q.e es lo mas común, ya por algún pie o mano, si en las primeras tiradas del lazo fallan, emplean enseguida otros más cortos
y a vez.s los dos á un tp.0"... y delgados, en cuyas extremidades hay tres piedras"... etc.
Pocos años antes, Francisco Millau y Miraval, que anduvo por estas Nuestro bien conocido D'Orbigny (op. cit.), también nos da muy claras y
tierras en 1772 y realizó luego una "Descripción de la Provincia del Río de la amplias referencias del uso del lazo en nuestra campaña £1826-30); en la pág.
Plata" (Buenos Aires, Espasa, 1947), lo describía así: "El lazo se hace o de 57, "Vuelta y nueva estada en Montevideo", en plena gesta emancipadora
una tira muy larga de cuero que tuercen sola y queda del grueso de un dedo, o encabezada por Lavalleja, hace estas sabrosas observaciones: "El coraje de
bien de algunas tiras delgadas, que torcidas juntas componen el mismo, y le los soldados patriotas o gauchos, llevado a menudo hasta la temeridad,
ponen contrastaba del modo más chocante con la pusilanimidad de los brasi-

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leños. Con frecuencia un gaucho se apoderaba de noche, e inclusive de día, de "Ya he descrito en parte este procedimiento" —se refiere, naturalmente
un centinela avanzado, que enlazaba al pasar galopando a su lado, sin que al de enlazar—. "Así lanzado, el jinete hace girar el lazo sobre su cabeza y
éste atinara a defenderse". Y describe así (pág. 71) las armas de esos gauchos, cuando se considera a tiro despide la correa que rodea con su nudo corredizo
soldados de la Patria: "Como armas tienen un sable, una carabina y a veces los cuernos del animal. Al mismo tiempo frena su caballo y le hace presentar
pistolas; pero todos están munidos del terrible lazo (1), del que más de una el flanco al toro enlazado. Este, detenido de golpe en plena carrera, cae por lo
vez tendré ocasión de hablar, así como de las no menos peligrosas bolas (2). general por efecto del mismo choque, en tanto que el caballo se dobla en
No existe algo más elegante que un gaucho al galope, alzado el poncho, con la sentido contrario para resistir mejor. Mugiendo, el toro gira alrededor del
tercerola apoyada en el muslo y en actitud oblicua". hombre tratando de escapar, pero es inútil; el jinete tiene buen cuidado de
En la nota (1), aclara: "El lazo es una trenza de cuero sin curtir, de doce a oponerle siempre el flanco del caballo, y mantener tenso el lazo, a fin de no
diez y ocho metros de longitud, uno de cuyos extremos se ata a la montura, ser desmontado por las terribles sacudidas que le imprime el animal;
mientras que el otro tiene un anillo de hierro que sirve para hacer el nudo maniobra cuyo peligro es fácilmente concebible. No obstante, el toro, cada
corredizo. Describiré con mayor detención esta terrible arma, haciendo vez más irritado se agita y brinca. Hombres de a pie tratan entonces de
enlazarle las patas traseras y al lograrlo se dejan arrastrar hasta que la acción
conocer sus aplicaciones".
del lazo, combinándose con la propia haga caer al animal vencido".
Cumple su promesa (pág. 151), con la siguiente, espléndida descripción:
"Quince o diez y seis hombres de a pie, con sus lazos se preparan a enlazar Otro conocido nuestro, eximio observador y, en buena medida,
por las patas los animales destinados a ser marcados, operación llamada enamorado de nuestra tierra, Charles Darwin, en 1833 (op. cit), dice: "Se han
pialar, en el país. Muchos marcadores calentaban los hierros que tienen las escrito tantas obras descriptivas acerca de ese país, que es casi superfluo
marcas de los distintos propietarios"... describir el lazo o las boleadoras. El lazo consiste en una cuerda muy fuerte
pero muy delgada, hecha en cuero sin curtir, trenzado con cuidado. Uno de los
extremos está fijo a la ancha cincha que sostiene el complicado aparejo del
recado; el otro termina por una pequeña anilla de hierro o dé cobre por medio
de la cual se puede hacer un nudo corredizo. El gaucho en el momento de
servirse del lazo, conserva en la mano con que guía al caballo, una parte de la
cuerda enrollada, en tanto que con la otra sostiene el nudo corredizo, que deja
muy abierto, porque ordinariamente tiene un diámetro de unos ocho pies. Lo
hace girar alrededor de su cabeza teniendo cuidado, por medio de un hábil
movimiento de muñeca, de tener abierto el nudo corredizo después lo arroja y
lo hace caer sobre el lugar elegido. Cuando no se sirve del lazo lo enrolla y lo
lleva, así fijo al borrén trasero de la silla".
Samuel Greene Arnold, que también nos dejó otros interesantes
testimonios sobre pilchas del gaucho que usamos en nuestro trabajo (op. cit.),
por 1843, nos describe así el uso del lazo: "Era un espectáculo bonito ver al
joven gaucho que conducía los caballos sueltos, cuando corría briosamente
alrededor de ellos para mantenerlos juntos, siempre atajando a alguno que
intentaba escapar y revoleando la larga lonja de cuero o lazo cuando deseaba
capturarlos. Los caballos parecen saber que es inútil huir y cuando se los trae
para el reemplazo se amontonan para tratar de cortar el lazo pero es en vano".
El sueco Skogman, otro viajero al que recurrimos con frecuencia (op.
cit., 1851-53), nos relata cómo saliendo de Montevideo,

348 349
atravesaron el Miguelete y, por un inesperado accidente (léase mojadura de "El terrible jaguar o tigre americano, ha terminado su vida enlazado en
uno de sus compañeros) deben hacer un alto en una pulpería: "Numerosos más de una ocasión, no obstante su asombrosa agilidad. En estos países se
jinetes pasaron cerca de la fonda durante nuestra permanencia en la misma, acostumbra sujetar el lazo en un cincho ancho y muy resistente,
ofreciéndonos un espectáculo sumamente pintoresco. Un joven de aspecto inmediatamente detrás de la rodilla derecha. Cuando no se utiliza, queda
magnífico y montando un ágil y vivaz caballo arreaba unas cuantas cabezas de enrollado sobre el anca del caballo, atado mediante un par de tientos cortos".
ganado"...
Si no fuera suficiente con sus precisas observaciones y visión comparada
del lazo y sus áreas de uso y forma, termina Skogman en una serie de
..."Apenas nos habíamos alejado del lugar, cuando nos encontramos con conclusiones, sobre la importancia de su uso, que bien podrían servir de cierre
una vaca perseguida por tres jinetes, dos de ellos provistos de lazo, arma muy al presente Capítulo: "La detallada descripción que he suministrado al lector
utilizada aquí, que consiste en una cuerda trenzada de 20 a 40 yardas de largo, del lazo, no responde únicamente a su originalidad y rareza, constituye un
provista de un ojal corredizo en un extremo y el otro sujeto en la montura. elemento de significado mucho más vasto y representa para la explotación de
Durante breves instantes desaparecieron tras un alto cerco de pita, para ganado en las pampas que circundan el Plata, lo que el arado para los
reaparecer casi enseguida. El vacuno era casi tan rápido como los caballos y labradores de nuestra patria. Sin este sencillo, pero en manos expertas, eficaz
llevaba buena ventaja, de modo que la persecución se prolongó bastante y con implemento, sería casi imposible mantener un poco de orden en las inmensas
gran velocidad. Dimos un pequeño rodeo para mejor apreciar el momento de cantidades de ganado que allí se encuentran. Con él se cazan los caballos que
la enlazada, pero los profundos surcos producidos por las lluvias, nos detenían han de domarse y los vacunos que han de sacrificarse. El toro más irascible se
por momentos y los altos cardos a veces nos ocultaban por completo el convierte en un ser inofensivo a poco que se encuentra enlazado y volteado y
espectáculo. Finalmente pudimos ver cómo uno de los jinetes tiró su lazo y el temor que a los animales les inspira un jinete provisto de un lazo, hace que
por los corcovos que dio el vacuno nos dimos cuenta que no había errado su éste pueda lanzarse sin peligro en medio de una tropilla de animales
objetivo. Al rato se acercó al galope, trayendo a su víctima, que por todos los semi-salvajes".
medios trataba de sacar sus cuernos del lazo. Con la ayuda de sus compañeros Woodbine Hinchliff (1861, op. cit.), hace referencia al lazo con una
pronto llegaron al lugar donde se inició la cacería, consistente en un espacio frase breve y concisa: "Los carniceros persiguen a los animales a toda
abierto al lado de un par de casas, hacia los cuales nos dirigimos todos. Allí carrera; arrojan zumbando, el lazo fatal; en seguida sacan el animal al lugar
esperaba un hombre cuchillo en mano. Con una enlazada a las patas voltearon donde debe caer..."
al infeliz animal y acto seguido el hombre del cuchillo se acercó
cuidadosamente a la cabeza. La hoja desapareció en la nunca, aparentemente El francés Armaignac (1870, op. cit.), por su parte, dice respecto a este
sin esfuerzo alguno y estirando sus patas, el animal murió". tema (pág. 58): "El lazo es una larga trenza de cuero de quince a veinte metros
de longitud, formada por cuatro tientos de cuero de toro y munida de una
Y poco después, Skogman pone de relieve un mérito casi único entre los argolla de hierro en uno de sus extremos. Se hace un nudo corredizo pasando
viajeros observadores, sus conocimientos y capacidad para hacer estudios la trenza por la argolla y se lo lanza al cuello del animal que uno quiere
comparados que, en el caso del lazo, resultan particularmente útiles: "...En enlazar. Cuando el enlazador está de a pie, mantiene la otra extremidad del
Méjico y en California también se acostumbra a tirar el lazo, que no está lazo con la mano; si va a caballo, esa misma punta la anuda a su montura. Es
sujeto a la cincha, sino que después se ata al fuerte pico de que están provistas indudable que esta trenza, del grosor de un dedo, no podrá resistir una tensión
las monturas allí utilizadas. Su largo es mucho menor y su empleo menos demasiado fuerte o un contragolpe; sin embargo, un hombre hábil puede, con
generalizado, según he podido averiguar. Ello no obstante, se dice que en este instrumento, mantener enlazado al toro más vigoroso y más salvaje; basta
California acostumbran a cazar de ese modo a los terribles osos grises. En los como se dice proverbialmente en este país con ganar el tirón, es decir,
países del Plata y en Chile, es sin embargo donde más difundido se halla el prevenir la sacudida y hacer de modo que el animal no tire nunca directamente
empleo del lazo y donde más hábilmente se maneja. Se encuentran hombres en el sentido de la cuerda tendida, sino en forma más o menos oblicua. Esto lo
que indistintamente enlazan los cuernos o el cogote del animal, sus patas logra teniendo la precaución dé colocarse siempre al costado del animal,
traseras o delanteras, en fin, lo que más convenga y todas las veces que se jamás detrás de él".
quiera, errando el tiro sólo excepcionalmente y ello cuando el animal Por último Cunninghame Graham, nos deja este testimomio sobre el uso
corcovea en forma sumamente violenta". del lazo (op. cit., pág. 40 y 41) hacia 1885: "En un

350 351
instante hacía revolver sobre su cabeza la soga delgada de piel trenzada, con el cortos de 8 a 12 brazadas (14 a 20 metros) y de diámetro de 12 a 14
anillo y los últimos seis pies en trenza doble, relucientes y chispeando al sol. milímetros".
La muñeca giraba como máquina bien engrasada, el caballo daba un brinco "En estos trabajos se solían usar sobeos o torzales de tres ramales,
hacia delante y la soga ondulando como una serpiente silbaba y rechinaba por torcidos como las piolas, pero mucho más cortos, y eran apropiados para
el aire. Se encajaba como por encantamiento alrededor de los cuernos, el agarrar las patas y las manos en el momento de castrar toradas de 3 1/2 a 4
jinete, generalmente retenía en la mano algunos líos de la cuerda para años, como era la costumbre antigua".
cualquier contingencia que pudiera sobrevenir. Apenas la soga tocaba los
cuernos, el jinete espoleaba el caballo á la izquierda, porque el dejarse enredar "En ningún otro caso el gaucho usó el sobeo como lazo de trabajo, pues
en la soga era muerte segura; en todos los distritos ganaderos abundaban los eso se dejaba para los muchachos o para algún pobre diablo, que tenían el
baldados de manos y de pies, que mostraban cuan peligrosas eran esas faenas". derecho de usarlo de dos ramales; pero nunca he visto lazo trenzado de tres
tientos en este país".
"El rechazo llamado el tirón, sobrevenía cuando el animal había "El nombre de lazo pampa o chileno es desconocido aquí. En cambio
galopado cosa de veinte varas. Lo paraba de un golpe, sus patas traseras todavía usamos el refrán: más largo que lazo brasilero, en recuerdo de los
resbalaban bajo su cuerpo. Los caballos se recostaban atesando la soga. El que usaban en Río Grande del Sur".
animal enlazado bramaba, revolvía los ojos, se azotaba los flancos con la cola,
Por su parte el médico compatriota Roberto Bouton (op. cit), tiene un
escarbando la tierra, y ahondaba el césped con las manos". largo Capítulo sobre el lazo (pág. 201 y siguientes), del que vamos a tomar las
"Si el animal estaba en buen sitio, bastante cerca, para disminuir el partes principales y de mayor interés, dejando el anecdotario a un lado:
trabajo del transporte de la carne, se procedía inmediatamente al último acto. "8. Lazo y pial"
Si no sucedía así, después de esquivar con destreza las embestidas, cuidando
de mantener la soga tensa, lejos de las piernas, de los flancos y del anca del "Es un trenzado de tiras de cuero crudo (tientos), cuyo largo es de 10 a
caballo, á menos que éste fuera un mancarrón, el otro peón que cabalgaba 12 brazas, pero que los hay de 15 y más. El gaucho brasilero es el que emplea
atrás, revolviendo el lazo sobre su cabeza, arrimaba su caballo contra el los lazos más largos y los argentinos usan el lazo más bien corto, o por lo
animal enlazado y lo obligaba á seguir hacia adentro. Cuando llegaban á menos más corto que el gaucho oriental".
distancia conveniente de las casas, el peón que había estado arreando botaba la "Los tientos se cortan de un ancho de 1/4 de pulgada cuando la trenza se
soga y enlazaba la res por las patas traseras". hace con 4 tientos y de 1/16 de pulgada, si la trenza se hace con 6 tientos".
"Los tientos son desvirados del lado que va hacia afuera, pero algunos
IV. OBSERVACIONES DE ROBERTO BOUTON Y JUAN ESCAYOLA, desviran los cuatros cantos".
SOBRE EL LAZO Y SU USO. — El poeta nativista Juan Escayola, "Juan
Torora", a cuyos interesantes comentarios sobre los artículos de Justo P. "Los lazos hechos con 4 tientos son los más comunes".
Sáenz (h.) en La Prensa de Buenos Aires, nos hemos referido y hemos citado "Antiguamente para hacer un lazo se elegía muy bien el cuero; se
extensamente, comentarios hechos en correspondencia a Vicente Rossi, buscaba el de un novillo barroso, por la creencia de que era más fuerte, mas a
residente en Córdoba, si bien no a título de observación a aquéllos, sino como falta de cuero de novillo, se hacía con uno de vaca, pero siempre buscando
"de propia cosecha", dice a Rossi, en una carta fechada en Paysandú el 17 de que fuera barroso, o si no negro. Para los lazos de 6 tientos, se empleaba la
marzo de 1936, respecto del lazo: "Lazo. Nuestro antiguo lazo campero era de lonja de vaca o de venado, que es sumamente resistente".
trenza de cuatro tientos, del cuero de los costillares, por más pareja, y Los lazos tienen una resistencia inmensa, al punto de poder arrastrar un
generalmente de 15 a 20 brazadas (27 a 36 metros), necesarias para lidiar animal, muchos metros, y resistir muy fuertes tirones sin reventar; duran
campo afuera con haciendas chucaras, bravias y muy ligeras. Su diámetro muchísimos años y es así que casi siempre es heredado por el hijo mayor del
regulaba en 8 a 10 milímetros, teniendo la yapa un pequeño grueso mayor". dueño, según costumbre arraigada, como lo es la que el hijo menor, herede el
"Además y solamente para trabajos en grandes encierras o mangueras apero del padre".
se usaban otros lazos, también trenzados, pero más "El lazo en uno de sus extremos, tiene una argolla de hierro de 1 y 1/2
centímetros de espesor, con una luz de 10 centímetros más o menos, cosa de
que la lazada corra fácilmente al mismo tiempo que esta argolla sirve de
contrapeso al ser arrojado el lazo".

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'"La parte que desde la argolla va unida al lazo, o mejor dicho a la parte sionar aquéllos, tal como si se pusieran con la mano".
trenzada, se llama yapa; mide unas 3/4 de braza, lo suficiente como para "Tiro de lazo por derecho. Cortado un animal de un montón grande, o
agarrar las guampas, sin que la argolla agarre la parte trenzada. Siempre la elegido uno para enlazarlo, se trata de hacerlo correr y en ese mismo instante
yapa se hace con ocho tientos". reyolea el lazo, colocándose a la izquierda del animal y cuando se encuentra a
"El otro extremo del lazo termina en una presilla muy fuerte, que es por una distancia de dos tercios del animal, arroja el lazo. Hecho el tiro, sigue
donde se prendé a la asidera de la cincha o del cinchón"... corriendo aflojando algunos rollos, (lo que se llama dar lazo), y
disminuyendo paulatinamente la carrera, cosa que cuando el lazo llegue a
"La argolla del lazo puede ser lisa o con cascabeles, que así se llaman tenderse no se produzca un tirón brusco (un seco)". "Hecho el tiro, el
unas argollitas pequeñas que giran en la argolla principal; son en general en enlazador toma el lazo cerca de la presilla y controla los movimientos del
número de siete. El lazo con cascabeles es más bien un lujo y estraga mucho animal, tirando o aflojando según sea preciso". "Si se trabaja en un corral, el
el trenzado al deslizar o correr". enlazador busca la pared de la manguera o la empalizada del corral, para dar
"Se lanza o tira el lazo, de a caballo o de a pie; de hacerlo de a caballo se lugar a los pialadores a trabajar con más holgura".
hace con el caballo a la carrera y de tener que enlazar animales caballares, el "Tiro de codo. El lazo se revolea en sentido inverso al natural".
enlazador, debe contar con un caballo muy ligero".
"Tiro cruzado. El enlazador va corriendo a la derecha del animal, arroja
"El enlazador prepara el lazo en el momento de usarlo, haciendo la
el lazo, pero inmediatamente se corre a la izquierda".
armada (lazada corrediza), como de 2 metros de diámetro, más o menos, que
se toma con la mano derecha, dejando la argolla como a metro y cuarto de "El tiro cruzado no debe confundirse con el tiro a la cruzada que es
aquélla para que haga de contrapeso a fin de revolearla bien, haciendo cuando el animal pasa por el frente del enlazador".
movimientos de rotación por encima de la cabeza y que la circunferencia que "Guampear. Se llama enlazar un animal por las guampas".
se forma se conserve lo más abierta posible. Con la misma mano se toman 3 ó
4 rollos del lazo y el resto queda en la mano izquierda, junto con las riendas, "Pescuecear. Se dice cuando el animal se enlaza por el pescuezo".
sobre ó cerca de las cruces del caballo, si anda montado, separados de los Hay enlazadores pescueceros, que no erran un solo tiro de lazo, aun
otros rollos por una parte del lazo, suficiente como para que el brazo derecho estando los animales amontonados..."
pueda revolear la armada, que se tira con velocidad a la cabeza del animal que
se va a enlazar y cuando al perseguirlo se ha calculado la distancia, cosa que ..."Pialar. Pialar, es enlazar las dos manos o patas delanteras de un
pueda tomar las guampas, pero al cerrar la armada, no debe apretar la oreja animal, con el lazo, un maneador, etc., aunque es muy general decir pialar, al
contra la guampa". hecho de enlazar ya una mano sola y aun las patas traseras del animal". "Tirar
un pial, es la acción de tirar el lazo, pero con la idea preconcebida de enlazar
"Tirado el lazo, se sueltan también los rollos que se tienen en la mano las manos del animal".
izquierda, o la cantidad necesaria para que la armada alcance al animal.
Enlazado el animal y puesto tirante el lazo, la mano derecha se lleva cerca de "Pialando, se tumba contra el suelo un animal, mientras que si le agarran
la presilla, para recogerlo si hay necesidad y atender a los tirones que dé el las patas, lo contiene, nada más, pero no lo voltea".
animal". "Para hechar un pial, la argolla del lazo se coloca bastante cerca de la
mano; no es necesario su colocación retirada como para dar vuelo al lazo;
"El caballo que ya está amaestrado a esta clase de trabajos, siguiendo los claro está que esto depende de la distancia mediante del animal al que se tira,
movimientos del animal, medio se entrepara y se ladea o echa a un lado en mas por regla general, el pial se tira a distancia cercana".
dirección opuesta para resistir los tirones del animal enlazado, o bien sigue
hacia adelante más o menos ligero o ya hacia atrás, según place al jinete, 'El pialador se coloca a la derecha del animal que pasa corriendo por su
recogiendo éste los rollos del lazo, según convenga acercarse más o menos al frente y no bien pasa hace el tiro con el lazo, con armada algo chica y uno o
animal". dos rollos a lo más en la mano, y tira de manera que la armada caiga abierta
perpendicularmente ante las
"Una de las suertes mejor hechas o el mejor tiro de lazo que se hace, es
cuando el enlazador calcula bien la distancia a que va a llegar aquél, y lo
arroja de manera que al acercarse a la cabeza o las guampas, se cierra dejando
sólo la abertura necesaria para apri-

354 355
manos del animal, que al seguir la carrera, mete las manos en la armada.
Cuando el pialador nota que ha agarrado las manos del animal, echa a verija,
es decir, hace un movimiento de flexión de piernas, la izquierda hacia atrás y
la derecha hacia adelante, agarrando el lazo, sin dejar qué se corra entre las
manos, para evitar la quemadura de la mano por deslizamiento o roce".

"Se piala o mejor dicho, hay diversas maneras de tirar o echar un pial".
"Pial con todos los rollos del lazo. El pial se vuelve más difícil, cuanto
más lejos está el animal, por eso se celebra cuando se hace desde lejos".
"Pial de revés. Es cuando el animal corre en sentido contrario y el
revoleo de la armada, también se hace en sentido inverso, volcándose delante
de las manos".
"Pial de volcao. Este pial se tira de cerca, el lazo con armada chica, la
argolla junto a la mano, sin rollos; hay que volcar la muñeca en el momento de
arrojarlo, cosa que el lazo se vuelque sobre las manos el animal"...
"Pial de paleta o cuchara. Para hacerlo se tira el lazo, por debajo, contra
la paleta del animal".
"Pial sobre costillar. En este pial, el lazo se hecha sobre el costillar del
animal, extendiéndose por el cuerpo hacia adelante, hasta agarrar las manos".

"Pial sobre el lomo. Puede hacerse este pial, por cualquiera de los lados,
derecho y revés. Es el tiro más lucido. E) lazo que ha sido arrojado abierto,
sobre el lomo del animal, cae y agarra las manos por el lado opuesto de donde
se tiró. Si el tiro se hace por ejemplo por la izquierda, la armada debe pegar en
su primer tercio, en la cruz del animal; el sobrante al castigar la paleta
derecha, chicoteará hacia abajo, abriéndose ante las manos".
"Pialar de las patas. Pialar, como he dicho, es agarrar las dos manos del
animal con el lazo, pero por costumbre se dice también pialar, el agarrar las
dos patas"...
..."Maneras de llevar el lazo a los tientos. De manera general, saliendo al
campo para los trabajos diarios, el lazo se lleva atado a los tientos del recado.
Sabemos que en la cabezada de atrás del recado, van tres tientos, colocados
cada uno de cada lado y el otro en el medio, que se utilizan para atar el lazo, el
poncho, las maletas, etc. El tiento del lado de enlazar, es para el lazo que se
lleva formando una armada chica (soltando dos o tres rollos) y el resto del
lazo en rollos comunes, colgando todo el lazo del lado derecho del animal"...

357
"Son muy fuertes, aunque no de duración, pero su resistencia es tal, que
puede aguantar fácilmente el tirón de una vaca. A primera vista es fácil
confundirlo con un sobeo de cuero".

V. CONCLUSIONES SOBRE SU IMPORTANCIA. — El lazo, arma


silente, rápida, de grandes, extraordinarias posibilidades de aprehensión,
liviana, fuerte y segura, tan inesperada como un dardo o las propias
boleadoras, tenía sobre éstas la desventaja de un menor radio de alcance, pero
menos dificultad de manejo y mayores posibilidades de acierto, con todas las
ventajas de una caza "in vivo" sobre las armas de fuego; no precisa, en
verdad, ser elogiado en sus positivos atributos para la faena rural en el medio
montaraz de nuestras cuchillas.
Con el desjarretados las bolas y el cuchillo, forman el bloque
..."Pero una manera linda, elegante, presuntuosa si se quiere, es la de fundamental sobre el cual, con su poderoso brazo, su coraje y su espíritu
llevarlo en el tiento del medio, formando una armada que llegue a media libérrimo, el gaucho construyó una economía de la cual era, a la vez, el
canilla del caballo, después dos o tres rollos que chicoteen los garrones y producto humano imprescindible.
parte inferior de la pierna, y una por encima, sobre el anca, el resto del lazo Pero si en la faena fue, y es aún hoy, útil de trabajo de prime-rísima
arrollado en forma común. Es una costumbre muy brasilera". (Nosotros magnitud, protagonista indiscutido en vaquerías, arreadas, cuereadas,
decimos que es la forma clásica o antigua de llevar el lazo nuestros gauchos y sebeadas, yerras, etc., etc., también en las guerras que tuvieron al gaucho
estancieros, según lo demuestra la iconografía de la época). como figura central y que abarcan casi un siglo de nuestra historia, desde las
Invasiones Inglesas a 1900, poco más o menos, pasó el lazo a ser arma de
..."Lazo mellado. Se dice cuando uno o más tientos de un lazo están, por primer orden.
el roce, algo gastados a punto de cortar".
"Lazo ramaleado. Es cuando el lazo tiene uno o más tientos cortados". Ya en el Siglo XVIII, un soldado-poeta anónimo, antecesor de
Bartolomé Hidalgo en el cantar de gesta local con acento o convención
idiomática que recuerda la gauchi-parla, escribió respecto de la celebrada
Por último en la página 214, se refiere al humilde sobeo: "Especie de campaña militar en la que don Pedro de Cevallos tomó la Colonia del
lazo, que en lugar de ser hecho con tientos trenzados se hace con tientos Sacramento a los portugueses:
torcidos y más groseramente preparados; es más corto, más pesado, más "Aquí me pongo a cantar
grueso y más blando que el lazo, aunque muy fuerte, usándose para trabajos debajo de aquestos talas
rudos, como cuando se trabaja en la horqueta. En nuestro país, en el Sur del del mayor "guaina" del mundo
Brasil, en Entre Ríos y en Corrientes se le llama sobeo. En Córdoba le llaman los triunfos y las hazañas"...
torzal y en Buenos Aires, lazo pampa..."
"Puede hacerse con dos o tres tientos torcidos. Cuando se hacen con dos Y más adelante describe:
tientos (el más común) Estos se cortan del ancho de un dedo y medio y si se
hace de tres tientos, basta cortarlos del ancho de un dedo". ..."Las bolas, cuchillo y lazo
en dicho país infiero
"También se hacen sobeos con la corteza del árbol llamado envira, que mucho más que el dinero
cortándose tiras de su corteza, que es muy fuerte, poniéndolas después en para comer son del caso,
remojo, para poder trabajarlas, y para ir alargándolas basta superponer un pues cualquiera que de paso
cabo encima de otro y seguir retorciendo la corteza, pero cuidando que se le antoxa alguna res,
siempre se mantenga humedecida". la bolea por los pies,
el lazo le arroxa al cuello
entra el cuchillo al degüello
y se la come después".

359
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El investigador argentino Federico Oberti, dice a estos respectos: "Hasta entrevero subsiguiente a la carga de caballería heroica, donde la carne propia
España había llegado la fama del heroico comportamiento de nuestros era lo que más generosamente se despilfarraba; gracias a la baquía del hombre
soldados gauchos. Eran muchas las noticias de sus extrañas proezas, de las y el vigor nunca desmentido de un caballito criollo, cuarteador nato, era capaz
bondades de su singular armamento, de la curiosa trilogía de sus armas de de llevarse, mudo e inútil, como botín de guerra, el cañón, la más temida y
guerra y trabajo: el lazo, las boleadoras y el cuchillo. (Nosotros pensamos que, temible arma del enemigo...
en verdad la trilogía estaba constituida por las bolas, el lazo y el desjarretador,
antecesor de la lanza, en manos de los gauchos, que, desde la toma de la
Colonia del Sacramento en 1680, usado por los tapes misioneros, en adelante,
pasó a ser, además de útil de trabajo, arma fundamental, según veremos
oportunamente). "Cuando con posterioridad (guerras de la Independencia),
ellos estuvieron de turno, hubo generales realistas que se mostraron ofendidos
e indignados por el empleo del lazo, calificándolo (con las boleadoras) de
armas innobles y plebeyas, sin que por ello negasen los efectos que producían
en sus huestes".
"No obstante los malos acuerdos que el virrey Sobremonte había hecho
en sus informes a España sobre las deficientes condiciones de los gauchos
como soldados (esto durante las Invasiones Inglesas, o sea antes de lo
señalado), la Junta de Sevilla ordena a Cisneros el envío de mil de estos
sujetos, provistos de sus lazos y demás armas características".
"Parece ser que la Junta pensaba, con gran acierto tal vez, emplear a
nuestros hombres contra los ejércitos napoleónicos..."
No olvidemos, ahora, la referencia que hace D'Orbigny sobre el valor de
nuestros gauchos y el empleo del lazo en la epopeya de los Orientales solos
contra el Imperio del Brasil. Por su parte, en 1843, durante el Sitio de
Montevideo, cuenta don Félix de San Martín, que "un grupo de voluntarios
extranjeros, al salir de la ciudad, por la calle del Carmen, en una brumosa
mañana de Abril, se encontró con un escuadrón enemigo que valiéndose de la
es-Casa visibilidad y aprovechando la circunstancia de haber estado oculto
detrás de un cañaveral, los atacó por sorpresa. Casi sin tiempo para reponerse,
los voluntarios vieron a diez de sus compañeros que eran arrastrados por los
lazos de los jinetes de Oribe, mientras otros de esos gauchos, atacaban por la
derecha en aire de carhga, dando alaridos y agitando en alto sus lazos. Ante el
horrible arrastre de los voluntarios. !<» compañía se dio a la fuga volviendo a
la ciudad. Al día siguiente, al salir las tropas, se encontraron en una cuesta
alineadas las cabezas y los cuerpos de los diez voluntarios extranjeros
enlazados la mañana anterior. Después de esto, en todos los ataques que
llevaban a cabo los gauchos de Oribe revoleando sus lazos, el enemigo
disparaba gritando: ¡el piolo!, ¡el piolo!".
Así fue el valor de esta entelequia, gaucho-lazo, que alargaba el brazo del
centauro hasta darle magnitud épica, el que, en el

360 361
XXII EL
DESJARRETADOR Y LA LANZA

Vamos a estudiar juntos estos dos útiles y armas del gaucho, a los que
consideramos integrantes de una genealogía heroica y estupenda que escribe
la epopeya de la nacionalidad en dos tiempos igualmente dramáticos y
cenitales: la hecatombe multitudinaria de la vaquería, que implicaba el
desbravamiento y la posesión auténtica del territorio, sembrándolo de los
nombres de aquellos "accioneros" primitivos, y el sacrificio generoso de una
estirpe que tiñe de púrpura las cuchillas patrias y llena el olimpo oriental de
héroes de chiripá talar, que esgrimieron como un símbolo, en mil combates, la
lanza con el menguante fatídico de la moharra apuntando a un destino de
muerte, para sellar la verdadera consolidación nacional.

1. EL DESJARRETADOR. — La primitiva vaquería en nuestro


territorio, además de la simple arreada del vacuno para llevarlo a otro habitat
(tal como hacían los tapes misionales o los paulistas), comprende la tropeada
para su sacrificio, hecho en forma casi masiva, a los efectos, primitivamente
de la cuereada y la sebeada o graseada, y más tarde de la charqueada, es decir
la conservación de la carne salada. Esta actividad se realizó en forma
extensiva e intensiva en el Río de la Plata, ya desde la segunda mitad del siglo
XVII y constituyó la base primera, el cimiento mismo de la metódica
depredación del bovino como principio económico, aunque naturalmente,
negativo en esencia en múltiples aspectos y en sus últimas consecuencias.
Esta vaquería y su instrumento, útil o pilcha fundamental, el
desjarretador, que dio fama a estas regiones y en muy buena medida las
caracterizó, tiene sus orígenes remotos en los principios mismos de la
Conquista.
En efecto, Argote de Molina, en su "Libro de la Montería" (Sevilla, 1582),
en la pág. 10 del Capítulo III, bajo el título de Montería de los Toros
Cimarrones en las Indias Occidentales", dice: "En las Indias Occidentales en
las Islas de Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico, Tierrafirme y Nueva España,
es notable la multitud de toros y vacas silvestres que la tierra produce, y la que
se tiene en montearlos; llámanse por común nombre estos toros y vacas,
cimarrones, y aún es nombre común en las Indias de todos los animales
silvestres, los cuales al tiempo que baxan de las montañas y sierras que llaman
Arcabucos... salen contra ellos gentes de a caballo con garrochas que en la
punta tienen una arma de

363
fierro de hechura de media luna... que llaman desjarretera, con la cual cóncavo y los extremos, muy afilados, hacia adelante. Con este instrumento,
acometen a las reses e hiriéndolas en las corvas a los primeros botes las de a caballo y a la carrera, se cortaba el garrón o tendón de Aquiles de la pata
desjarretan y apeándose de los caballos, las acaban acuchillándolas... y de los vacunos dejándolos imposibilitados de moverse y así poderlos
quitándoles la piel de que solamente se aprovechan, dejan la carne al monte". sacrificar con relativa facilidad luego, a pesar de la natural agresividad de los
toros cimarrones o los de lidia.
Coincide este relato o retrato de costumbres, exactamente con lo que
habría de ocurrir en estas tierras del Plata, un siglo más tarde. En 1621, encontramos la primera referencia local rioplatense, al
sanguinario y útil desjarretador. La debemos a Hernando Arias de Saavedra,
Vamos a decir dos palabras, ahora, que permitan al lector comprender aquel primer Gobernador criollo de Buenos Aires y su región, conocido por
qué era el desjarretador y luego recurriremos a los testimonios documentales Hernandarias, que, estanciero previsor y poblador, le teme y, como hombre de
que dan idea de las faenas, concurrentes de la vaquería, que con él se llevaban gobierno, trata de amortiguar y eliminar sus perniciosos efectos sobre la
a cabo. economía lugareña. Dice en carta del 26 de setiembre del mencionado año,
que confiscó los desjarretadores de los santafesinos, al tiempo que prohibía
las vaquerías hechas con el único afán de cuerear y sebear.
Poco después, el 1.° de mayo de 1627, el Obispo de Buenos Aires, Fray
Pedro de Carranza, en carta dirigida al Rey, pide que los Gobernadores
recojan a sus pueblos a los naturales con sus mujeres e hijos (se refiere, como
es comprensible, a los indios "reducidos" en Misiones) "sin consentir"
—dice— "que los saquen y lleven fuera de ellos a los campos a vaquear, y
recoger ganado vacuno simarrón y hazer cueros del dicho ganado, aunque los
yndios digan que quier yr de su voluntad, porque, dello se sigue aellos mucho
daño".
Más adelante, ya entrado el Siglo XVIII, los viajeros resultarán
deslumhrados por el brillo feroz de las medias-lunas, la habilidad ecuestre de
los hombres y la sangrienta faena, y nos dejarán imagen asombrada de todo
ello, que hoy nos da oportunidad de revivirla.
Fray Pedro José de Parras, "Diario y Derrotero de sus Viajes, desde 1749
a 1753", dice: "Vi también en diversos días matar dos mil toros y novillos,
para quitarles el cuero, sebo y grasa, quedando la carne por los campos. El
modo de matarlos es este: montan seis o más hombres a caballo dispuestos en
semicírculo, cogen por delante doscientos o más toros. En medio del
semi-círculo que forma la gente se pone el vaquero que ha de matarlos; este
tiene en la mano un asta de cuatro varas de largo en cuya punta está una media
luna de acero de buen corte. Dispuestos todos en esta forma dan a los caballos
carrera abierta en alcance de aquel. El vaquero va hiriendo con la media luna a
Desjarretando
la última res que queda en la tropa; mas no le hiere como quiera, sino que al
mismo tiempo que el toro va a sentar el pie en tierra, le toca con grandísima
suavidad con la media luna en el corvejón del pie, por sobre el codillo...
El desjarretador, instrumento propio de la ganadería extensiva ibérica, luego... cada peón queda a desollar el suyo o los que le pertenecen, quedando
particularmente la vinculada a la tauromaquia, en tiempos anteriores a la y estaqueando los cueros". Espléndida descripción, rica en detalles.
Conquista y probablemente de origen morisco o arábigo, era una garrocha, es
decir un palo ó vara de madera, de largo variable pero no menor a los 2 o 2 1/2
metros, que, en lugar de tener un aguijón en el extremo, como las picanas,
también tipo de garrochas usadas en estas tareas, tenía una media luna de
hierro, exactamente como la moharra de las lanzas, con el borde

364 365
Otro Sacerdote, el Jesuíta P. Caetano Cattáneo, describe, en una Carta hicieron sus faenas: Mansavillagra, Pando, Monzón, Pintado, Mon-tiel,
Annua de 1730, de ese modo la vaquería y el uso de los desjarretadores: "... los Maciel, Rocha, etc., etc. Su historia aún está por escribir. Ellos marcaron con
faeneros se dirigen en una tropa a caballo hacia los lugares en que saben se los cascos de sus caballos el camino a la futura civilización; sus fogones
encuentran muchas bestias y llegados a la campaña completamente cubierta, pusieron hitos al avance civilizador, quiérase o no, en aquella enorme
se dividen y empiezan a correr en medio de ellas, armados de un instrumento frontera, bravia y disputada. Sus sitios de parada, o estancias, inauguran el
que consiste en un hierro cortante de forma de media luna puesto a la punta de asentamiento, en nuestro territorio, de los primeros establecimientos,
un asta, con el cual da al toro un golpe en una pierna de atrás, con tal destreza estancias cimarronas. Ellos fueron los auténticos primeros colonos.
que le cortan el nervio sobre la juntura (desjarretar)"...
Don Félix de Azara (op. cit. Tercer Viaje, año 1784), con su 2. EL DESJARRETADOS. COMO ARMA EN LA GUERRA. — Cuando
característica exactitud, nos brinda este cuadro: "Se junta una cuadrilla de José de Garro, Gobernador de Buenos Aires, pidió ayuda a P. Cristóbal
Altamírano, Superior de las Misiones Jesuíticas, a efectos de poner sitio y
gente, por lo común perdida, facinerosa, sin ley ni rey y va donde los ganados.
desalojar a los portugueses al mando del Maestre de Campo Don Manuel
Cuando hallan una tropa o punta de ella, forman un semi-círculo; los de los Lobo, que acababan de fundar la Nova Colonia do Sacramento, le solicitó el
costados van uniendo el ganado y los que van en el centro llevan un palo largo envío de 3.000 indios tapes con sus correspondientes armamentos.
con una media luna bien afilada con la que desjarretan tudas las reses, sin
detenerse, hasta que acaban con las que hay o las que tienen necesidad. Pues bien: cuando el P. Altamírano da sus órdenes, respecto de la
Entonces vuelven por el mismo camino, y el que desgarretó, armado de una organización de los indios en divisiones, cantidad que debía proveer cada
chuza penetra con ella la entraña de cada res para matarla. Los demás le quitan Misión, etc., dice que deberá formarse una compañía de caballería con sus
el cuero, que cargan consigo, para estirarlo con estacas. Toda la carne se desjarretadores, así como una de honderos, y llevarán de música sus
pierde y cuando mucho se aprovecha algún sebo". pincollos (especie de flauta de caña semejante a la quena), atambores y los
estandartes pintados en cuero.
Esta es la tarea básica, original, de la primitiva vaquería cimarrona en la
antigua Banda Oriental. Ella es el foco primero y central de nuestro proceso Son, ni más ni menos, que los indios tapes vaqueros, con todo su
rural original. Epicentro de una forma de cultura cuyo producto axial será el equipamiento normal.
gaucho. En esas tareas el hispanocriollo, ya regresado a formas más primitivas Son semillas de gauchos, pues, como señalamos antes, será el
de existencia con respecto a sus progenitores o a sus propios orígenes desparramo de tapes por nuestra campaña, después de la Guerra Guaranítica,
peninsulares, todo por obra del medio, junto al mestizo, generalmente de cepa el que provocará un incremento masivo de la gauchería.
guaraní, y al indio puro, ya reducido, o natural comarcano, arrimado o
conchavado, acentúa su proceso regresivo, ese verdadero torna-atrás cultural El desjarretador es llevado aquí como un arma para el combate a efectos
que hará de él un hombre tan cimarrón como los vacunos que caza o los de desjarretar los caballos enemigos y, sin dudas, usarlo en el combate cuerpo
baguales que jinetea. Embriagado con el olor de la sangre de las reses y las a cuerpo, de a caballo, como una lanza o degollador.
deyecciones humeantes; lanzando las bolas a la manera del indio, o el lazo, o La misma situación volverá a repetirse, algunos años más tarde, cuando
blandiendo la garrocha desjarretadora a lomos de un redomón, quizás tomado bajan otros 2.000 tapes, a fines de 1723, para el desalojo de los portugueses
la víspera, discurre, ahito de carne recién faenada y apenas asada; invidualista, que habían iniciado otra nueva población, esta vez en la península de
a su albedrío, viviendo en vagabundeo casi continuo. MonteVidio o Montevideo, origen de nuestra actual capital.
Antes de terminar con el desjarretador, queremos dedicar dos palabras al Más tarde, durante toda la guerra guaranítica, el desjarretador y una
recuerdo de los viejos accioneros de vaquería. Los auténticos pioneros, que lanza improvisada con una caña de tacuara en la que se enastaba una hoja de
abriendo huellas en la tierra virgen, con las pesadas ruedas de madera maciza cuchillo de marca mayor, con las hondas, las bolas y los cañones de madera,
serán las armas con que los tapes defenderán lo que ellos consideraban sus
de sus entoldadas carretas, que, como nuevos gliptodontes avanzaban
derechos a que las Misiones siguieran gobernadas por la Compañía y no
pesadamente por las cuchillas patrias, trazaron las rutas del futuro. Los que entregadas a los portugueses. Y cómo se defendieron a despecho de lo
dejaron sus nombres, como legado, a los arroyos y puntos de "estancia", primitivo de sus armas, manteniendo a raya, durante largos años, en una
donde intermina-

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366
ble guerra de guerrillas, a los ejércitos combinados de Portugal y España. combinación se pone a la testa de ellos, uno de espíritu y talento y les
Allí se estuvieron probando, delineando, abocetando, intuyendo, acaso, aconseja que se reúnan" ... "al primer triunfo que consigan"... "se llenarán de
orgullo, conocerán sus fuerzas y afianzarán con vínculos más sólidos su
los usos, las armas, las tácticas que harían eclosión, con la gauchería, en la
federación"...
gesta rural de 1811, prólogo de glorias a la independencia de nuestra Banda
Oriental.

3. LA LANZA. — Tres corrientes genealógicas podemos asignar a la La lanza, que sería compañera inseparable del gaucho en nuestras
lanza de nuestros gauchos, a saber: 1.°) las lanzas propias de la caballería guerras desde 1811 a 1904, y que todavía quiso ser revivida como un símbolo,
española desde los tiempos de la Conquista. 2.°) La lanza corta, arrojadiza, en un movimiento que se le inició al Dr. Terra en 1934 (poseemos en nuestra
del indio pedestre, corredor de llanuras, local; 3.°) el desjarretador de la colección particular una chuza o punta de lanza, tipo palometa, de hierro
vaquería, al que ya nos hemos referido con amplitud. forjado, de las que se hicieron en esa ocasión), que se integró al repertorio de
sus pilchas más preciadas, que fue en la marcha, atada a los tientos del recado;
De las tres, a nuestro juicio son las fundamentales, las de real y directa llevada de rastrillada (de arrastro por detrás del anca del caballo), para evitar
influencia, la 3.a y la 1.a. la boleada, en la huida; que cruzadas tres, formaron el bendito^ o carpa
Ya vimos, en el estudio del lazo, de la boleadora y del desjarretador, cerrada con caronas o cueros, para el sueño en el campamento, y que, en la
cómo su uso por la gauchería, el carácter casi guerrillero que ésta fue paz, vigilaba como un soldado pronto, cruzada entre los varejones del techo
asumiendo a fines del siglo XVIII, su integración en cuerpos de caballería de del rancho, que llegó a ser el símbolo del coraje de nuestros soldados gauchos,
fronteras, como los blandengues, en nuestra Banda, y su actuación como sin lugar a la menor duda los mejores lanceros de la región, con mentas más
soldados en las Invasiones Inglesas, están avalando, preludiando, preparando, allá de las fronteras, como la que disfrutaron Fausto Aguilar en la Argentina,
lo que será su decisiva actividad, su papel protagónico en la revolución o los Saravia en Río Grande; que tuvo cultores virtuosos de su manejo, genios
emancipadora que amanece en Asencio, el 28 de febrero de 1811. de valor entre valientes, además de los nombrados, en los Flores; José Ma.
Pampillón; Gil Aguirre; Ana-cleto Medina; Máximo Pérez y una larga y
Un documento anónimo del Siglo XVIII, recogido por el Prof. Rogelio prestigiosa lista de etcé-teras que hacen de la epopeya oriental, una epopeya
Brito Stífano en el Archivo de Indias, informe sobre el arreglo de nuestras de lanzas y lanceros. Esa lanza, asumió formas y materiales bien diversos.
campañas, ya lo señalaba con sentido verdaderamente premonitorio.
Primeramente define a los changadores o gauchos, con términos claros y
precisos: "Libres pues é independientes de toda clase de potestad, Las más comunes estaban formadas por un palo o una tacuara como astil
acomodados á vivir sin casa ni arraygo, acostumbrados a mudar de albergue y tenían sujeto en su extremo, como chuza, o una punta de hierro forjado, o
cada día, surtidos de unos cavallos velosicimos, dueños de un terreno que una hoja de cuchillo de marca mayor, o una hoja de tijera de esquilar o de
hace orizontc, provistos de carne, regalada; vestidos de lo necesario, con estar tusar. El largo del asta variaba entre 2 a 2.50 metros, hasta 2,80, en las lanzas
casi desnudos, y sobre todo manejando a su discreción de un tesoro inagotable de la tropa, y en las de los jefes (que siempre eran más largas) de 2,80 a 3,50
como es el de los cueros, fácil es de conocer el contento q.e dará esta vida a los metros. Cuando la chuza era propiamente una punta de lanza, ésta era de
q.e la disfrutan sin temor de pena alguna". acero o de hierro forjado y asumía las formas de un estilete de filos iguales,
Y completa, con lo que parece ser una visión profética de lo que ocurrió muy alargado, o la de palometa, a veces se forjaba en una sola pieza, con su
una década más tarde cuando el pueblo reconoció espontáneamente en moharra, que es una media luna con las puntas hacia arriba o adelante, (según
Artigas a su conductor: "si estos hombres se agavillasen alguna vez con la posición de la lanza) que aumentaba su efecto desgarrante, y servía para
propósito de resistirse, sostendrían una defensa vigorosa, y costaría mucho parar los golpes de lanza del adversario. Otras veces la moharra se forjaba
sujetarlos, porque es un linaje de gente que no ha visto la cara al miedo, que separadamente y se enastaba en el punto de unión de la chuza y del astil.
tiene por oficio lidiar con fieras bravas y burlarse de ellas con facilidad, y que Poseemos en nuestra colección un raro ejemplar cuya moharra, simple,
estiman sus vidas en muy poco, y quitan las de sus prójimos con la misma forjada en una sola pieza con la punta, está invertida, es decir con los
serenidad que la de un novillo"... "si por casualidad o extremos hacia abajo. Es fácil imaginar qué arma terrible sería. rinalmente las
había con moharra doble.

368 369
Con el espíritu caballeresco que caracterizó a su tiempo, muchos jefes,
durante el pasado siglo, hacían las puntas de sus lanzas con hojas de
bayonetas de dos y cuatro sangradores, de gran poder de penetración, pero
que evitaban, según se pensaba, la gangrena en las heridas que producían (al
sangrar estas con abundancia).
A propósito de la boleadora, recordamos la anécdota de la muerte de
Anacleto Medina, en Manantiales de San Juan, Colonia, fajado su caballo, y
él muerto de un lanzaso.
Pero hay otro episodio, tardío también, como que ocurrió en la bien
llamada "Revolución de las Lanzas", que pinta como ningún otro lo que llegó
a ser la lanza en manos de nuestros hombres y su importancia como símbolo
de su valor personal tremendo.
Se trata del duelo a lanza entre los jefes blanco y colorado,
respectivamente, José María Pampillón y Gil Aguirre, relatado por el General
José Luciano Martínez, en su libro "Laderas y Cumbres", y tomado por
nosotros de su transcripción publicada en el diario "El Pueblo", del 18 de
mayo de 1939: "Haremos lo posible porque surja con caracteres de verdadera
realidad, el panorama de esta narración a base de la mayor certeza histórica".
"Fue en 1870, durante la revolución del General Timoteo Aparicio".
Las bizarrías gauchas estaban en todo su esplendor, Los predilectos del
coraje criollo iban tomando sus puestos de avanzada en las líneas de las
altivas fierezas paisanas. Entre los cultores del empuje y de la emulación
bravia, surgieron estos dos lanceros de notoria temeridad: guapos,
caballerescos y altivos los dos".
"Lucía cada uno de los protagonistas distinta divisa. Aguirre la colorada.
Pampillón la blanca. Esa era la única disparidad entre los dos, porque en
hombría, en convicciones, en el desprecio por la vida, en la pujanza de brazo
y en el temple de alma, estaban colocados en el mismo plano. Aguirre sólo
conservaba una vista pues la otra la había perdido siendo muy joven".
"Los contendores viéronse secundados por elementos de valía notoria
entre sus coterráneos, como que cada uno supo elegir, combatientes probados
y dispuestos a jugar la vida heroicamente en todos los terrenos. Por rara
coincidencia los dos eran maragatos, nacidos en el departamento de San José,
y la proeza épica debían realizarla en ese mismo departamento de donde eran
oriundos".
"El General Aparicio- había invadido en son de guerra por el Salto; se
internó en la República; peleó primero en Cerro Largo y en Rincón de
Ramírez con lucimiento y se retiró después en marchas forzadas para San
José. Al llegar a las puntas del Arroyo Grande, recibió la incorporación del
Comandante Pampillón, con un escuadrón perfectamente montado a la
antigua usanza y, en su

371
mayoría, luciendo chiripá, lanza y vincha. Presentaban la fiel expresión de más, desarrollado entre dos espíritus de heroica fiereza y de subli-madora
aquellos escuadrones famosos que nos trae al recuerdo la fantasía evocadora, energía; faltaba el episodio que pinta una raza; que exalta los atributos de
especie de torbellinos de lanzas, montados en tropillas de "pelo", que se nuestros viejos soldados y prueba que no en vano si Pampillón aprendió en la
engrandecían en el campo de batalla al oir la voz de la carga!, de los escuela de las impetuosidades indomables de Servando Gómez, Gil Aguirre
Caraballo, los Fausto, los Suárez, los Gómez, los Olid y la de todos los fue a la vez discípulo de los denuedos inquebrantables de la de Venancio
elegidos por la fibra y por el ímpetu". Flores. Mientras las tropas sostenían el encarnizado combate, sus dos jefes,
Aguirre y Pampillón, se trenzaron a lanza en el mismo Paso. Viéronse, sin-
"Al incorporarse Pampillón, Aparicio le dio destino con arreglo a sus
tieron un solo latido en sus corazones, y en los ojos un relámpago.
especiales aptitudes de guerrillero astuto y audaz debía ocupar el puesto de la Desafiáronse con el gesto primero, con el ademán después. Se cortaron solos,
extrema vanguardia, en servicio de exploración y enlace con la columna en
empuñando sus lanzas. Los bravos de todas las horas iban a dirimir su porfía
marcha". con el arma de los furiosos entreveros. Chocaron con alteza indómita; se
convirtieron en fieras; no se les oía ni un insulto, ni una imprecación, ni una
"Después de una jornada de quince leguas en la noche, el escuadrón de
reconvención, ni una palabra. Hablaban con el gesto y la furiosidad (sic) y el
Pampillón encontróse en la madrugada del 16 de mayo, sobre el pueblo de encarnizamiento eran de fuego. Los caballos obedecían a los botes de lanza.
Porongos. Aparicio le había ordenado se aproximara a la población; se hiciera Pasaban los minutos en ataques, arrestos, retrocesos y avances. Gil Aguirre
sentir; tratar de conocer el número de su guarnición y le comunicara cualquier pegó primero. Pampillón recibió un lanzaso en el pecho que le atravesó el
novedad. Todo se hizo con suma actividad, como cuadra a la acción de la pulmón, pero la herida brutal no le anonada, porque arremete casi con los
caballería. El Capitán Manuel Surdo se adelantó a explorar, e inmediatamente mismos bríos. Corren unos instantes y el Comandante Aguirre recibe un
fue recibido a balazos". lanzaso en el cuello, y la herida no hizo otra cosa que aumentar la ebullición de
"Pampillón, cumpliendo lo dispuesto por su General, desprendió a su la sangre para hacerle pegar otra vez. Los dos con suma destreza se arrojan de
Ayudante el Teniente Higinio Vázquez, para que llegara a media rienda, a sus caballos, tiran las lanzas y continúan el duelo a facón".
presencia del superior y le comunicara que tenía a su frente al Comandante Gil
Aguirre con un fuerte escuadrón. Regresó el ayudante y contestóle: "Ordena Digamos para terminar con este episodio digno de ser cantado por un
el General se sostenga y obligue al enemigo a que haga pie". Se intensificaron Homero, que Gil Aguirre fue conducido, después del combate, en un carretón
las guerrillas apretando el fuego de manera que cuando llegaron a Paso de a Mercedes, y que a Pampillón lo asistieron de sus heridas en una estancia
Pache, a legua y media del pueblo; puede decirse que iban poco menos que próxima al sitio del encuentro. Y que él mismo, relatándole el episodio al
entreveradas las dos fuerzas". General Martínez (cuando éste era muchacho) lo terminaba con esta frase
"Pampillón recibe aviso por el Teniente Justino Santos de que el elogiosa para el adversario y que lo honraba en su propia caballerosidad y
Comandante Justino Muniz avanzaba en su protección. Era el momento en que coraje: "¡Era guapo el tuerto!"
se vadeaba el Paso. El Comandante Gil Aguirre que se da cuenta del refuerzo
que recibiría su enemigo, dispuso que su escuadrón entrara en combate al arma En nuestra colección de pilchas criollas, tenemos una magnífica lanza, de
blanca. Hizo replegar los tiradores por retaguardia de su línea y ordenó la madera fina, con chuza hecha con una bayoneta de cuatro sangradores, con
carga a lanza y sable. El instante fue supremo; el campo propicio y espec- todo y vaina y gran moharra de acero, virola de plata y escudo, que perteneció
tacular; los pechos, corazas y las almas de los combatientes retozaban de al Comandante Pampillón. Así como un enorme chifle (de dos litros de
esplendor heroico, sin poderse contener en sus evoluciones. Eran orientales; capacidad), que tiene en relieve el Escudo Nacional y la escena del duelo a
nacieron en tierra charrúa; fueron paridos de madre criolla; ostentaban el noble lanza entre Aguirre y Pampillón.
abolengo de la tradición y de la guapeza gaucha. Cayeron muertos y heridos de
las dos partes". Para continuar con el criterio empleado con las otras pilchas, vamos a
"La gente de Pampillón fue obligada a echar pie á tierra, pues de lo transcribir lo que escribiera un viajero, Armaignac, respecto de la lanza (op.
contrario hubiera sido diezmada. Esta maniobra y la oportuna protección de cit. pág. 118): "Esta arma... se confecciona de una hoja de hierro o de acero
Muniz evitó la completa derrota". sacada de algún viejo cuchillo, de
"Pero la grandeza extraordinaria del hecho no terminó en los muertos y
heridos de la inmensa proeza. Faltaba un terrible cuadro

372 373
una espada, de una bayoneta o de una tijera para esquilar las ovejas, Luego (pág. 93) agrega, en el párrafo 35: "Chuza. — Palo a manera de
sólidamente ajustada al extremo de un bambú o tacuara, de quince "a lanza, muchas veces una caña tacuara, con una púa de hierro o una hoja
dieciocho pies de largo y perfectamente recto, liviano y pulido. Estos angosta de cuchillo o de tijera de esquilar, en la punta. Usase como arma
bambúes, de una especie particular, pues no tienen cavidad central ni médula, ofensiva y defensiva".
crecen en ciertas regiones de la Cordillera de los Andes" (caña colihué).
Y en el 36. "Fija. Es una chuza, especial, usada por los pescadores para
Esta aseveración de Armaignac, que se refiere, fundamentalmente, a la atrapar ciertos pescados, como la tararira, que a la hora de la siesta sale a la
lanza de los pampas y gauchos del sur argentino, confirma nuestras' propias costa, dejando medio lomo de afuera para tomar el sol, mientras duerme".
observaciones en el sentido de que las lanzas de nuestros gauchos orientales,
para tener la consistencia adecuada fueron fundamentalmente de palo, y no de
tacuara que es una caña hueca y frágil. Las de caña, en la región, eran muchas
veces colihués, que se pagaban a los pampas a precio de oro.
Las lanzas tenían en el extremo inferior del astil un regatón de hierro,
aguzado en el extremo; este regatón se clavaba en el suelo y cuando el hombre
iba a caballo, se calzaba en el estribo del lado del lazo, ya fuera en un cuernito
que se colgaba en la pata exterior de éste, o en una cazoletita de cuero, que
recibían el nombre de cuja, o en un anillo unido al propio estribo, de su mismo
material.

4. OBSERVACIONES DEL DR. ROBERTO BOUTON. — En su


interesante recopilación de datos sobre "La vida Rural en el Uruguay", tantas
veces citada por nosotros, dice (pág. 92), respecto de la lanza: "El arma más
usada por nuestros gauchos en la guerra. Compuesta por un palo o vara de
madera fuerte, generalmente "Batinga", muchas veces una simple caña
tacuara, con una cuchilla o hierro puntiagudo y con filo, afianzado
fuertemente en uno de los extremos por medio de tientos".

"La lanza es un instrumento propio de los indios. Algunas de ellas


llevaban cerca de la contrera (sic-contera), una manija de tiento, semejante a
la de los rebenques, que el indio empleaba para llevar de arrastro la lanza,
tratando de aliviar peso al caballo, del que era tan cuidadoso, al tiempo que
descansaba en él".
"Las había de distinta forma así como de largo del cabo; y éstos muchas
veces eran adornados con virolas de plata".
"Lanza de palometa. — Llamada así por la semejanza, en su forma, a la
del pez del mismo nombre".
"Lanza de media luna. — Así se llamaba la que tenía una media luna de
hierro, afilada, colocada en la parte que se colocaba la cuchilla al cabo. Servía
para quitar golpes y defender de los tiros de bolas al caballo".
"Me dicen que en la Argentina (sic) se empleaba una lanza de media
luna, sin cuchilla, de cabo corto (una braza o braza y media) que se empleaba
para desjarretar o desgarronar animales".

374 375
XXIII
VESTUARIO RURAL FEMENINO 3.a
ÉPOCA — 1870 -1920

Si para la segunda época destacamos cómo la influencia de la moda


internacional va ejerciéndose en nuestros medios rurales y justificando
cambios en el vestuario de las mujeres de nuestra campaña, mucho más se
acentuará ese fenómeno en este tercer período.
Por una parte la industria y comercio europeos que tratan de penetrar,
agresivamente, en la conquista de nuevos mercados (principalmente por parte
de Inglaterra y Francia). Por otra el aumento de la población rural, y en
especial la femenina, principalmente por influencia de la inmigración,
también europea, fundamentalmente italiana y española, francesa y, de estas
dos últimas naciones, los vascos, que tanto se integraron en nuestros medios
campesinos. Esto trajo como consecuencia otros dos factores, nada des-
preciables: por un lado una mayor densidad y, consecuentemente, cohesión
social, que aumentó la vida de relación, las comunicaciones entre familias y
familias, y entre pueblo y pueblo. Por otro el cambio de técnica en la
explotación rural, principalmente el desarrollo de la agricultura que, con sus
siembras, cosechas y trillas, también propende a una mayor relación y
solidaridad social.

Como si no alcanzaran los factores indicados, el telégrafo y el ferrocarril,


y luego los vehículos automotores, van acortando distancias y dinamizando
las comunicaciones, con lo cual el conocimiento de los cambios en las urbes
llega cada vez más aceleradamente al campo.

Todo contribuye a "civilizar" a la mujer en el campo, a aumentar su deseo


de lucimiento, de emulación, de competencia, su natural y femenina
coquetería. Antes las mujeres brillaban por la ausencia, es decir, eran
codiciadas por su escasez. Ahora las "grin-guitas", con sus herencias
culturales europeas, donde la mujer es la que debe lucir, excitan la
competencia de las criollas y, todo redundará en un mejoramiento en el vestir,
en un preocuparse más por la moda, en cambios más rápidos, aunque casi
siempre, todo se haga en un nivel cultural muy rural, muy simple,
generalmente colorido de más, de dudoso gusto y con un algo de ingenua
cursilería
En lo que queda del siglo la pollera femenina se alarga hasta el pie, sin luto. O el enteramente blanco para los bailes de "gran ocasión" — incluso
dejar de ser ancha, aunque esto ocurre, fundamentalmente, para festejos, o cuando éstos duraban varios días y noches, para "bailar los lanceros", o sea en
para cabalgar, o aún para "dentro de casa". La mujer que habita el rancho en la jornada culminante del mismo— para el "compromiso" y también, cada
medio del campo, no la deja bajar del tobillo, para evitar se le ensucie, se le vez más, como vestido de boda.
prendan abrojos, etc. La camisa, arriba, es cubierta por una blusa, Los pollerones, de montar a mujeriegas, hechos en forma de cartera, con
generalmente de tela muy liviana, con adornos en el frente, o pechera (laCitos, presillas de cuero, para fijarlos a la montura, se confeccionan de telas
tablas, bordados) y mangas largas, generalmente casi ceñidas al brazo. Sobre encorpadas y de colores más sobrios, como azul marino, marrón, bordó, verde
la blusa la chaqueta, con o sin faldeta completa, a veces acuchillada, también oscuro.
solía tener ciertos adornos en la pechera y hasta jabots, y, muchas veces, en las
más acomodadas o para el paseo, religiosa, que terminaba, en ocasiones, Siempre seguirán usándose varias enaguas. Y en los percales blancos, él
siendo una capita o esclavina. Siempre el chal o rebozo en invierno, y, para azul, el almidón y el lustre, con las planchas de hierro calentadas con brasas o
cabalgar, el sombrero de pajilla o de fieltro o la galera. Cada vez se usan más en las "cocinas económicas", serán un lujo especial de nuestras paisanas.
las medias para paquetear. De algodón y aún de seda.
Hasta el "maquillaje" llega a la campaña, y en los bailes la harina
empalidece los rostros (bastante tostaditos naturales); el carmín para labios y
El calzado con botitas de elástico o con botoncillos al costado y, de entre mejillas se obtiene mojando algún papel colorado, como el papel "crepé" que
casa, para el trabajo, o las menos pudientes, las alpargatas blancas y con se usa para forrar y hacer las guirnaldas y farolitos con que se adorna la sala,
bordados en la capellada. el alero y el patio, en tales ocasiones. Un poco de hollín dramatiza ojeras, que
Hacia fines del siglo la falda se angosta considerablemente y, en los la salubridad campesina hace inexistentes y sombrea ojos, que de puro negros
vestidos más paquetes se hace más larga atrás, con un poco de cola. Se le y brillantes no lo necesitan.
ponen piezas superpuestas y se le da un corte (a veces con la ayuda de una Al terminar este capítulo, el último dedicado a las pilchas de la mujer de
almohadilla, llamada polizón) que acentúa el perfil de los glúteos, buscando nuestros campos, queremos agregarle unas frases que. condensen toda
un algo "picante", que nuestras buenas criollas tenían muy natural... nuestra admiración por ellas.
Se tiende a afinar la cintura, y hasta la campaña llegan los corsés y otros Desde el siglo XVIII y hasta casi los albores del presente, fueron las
medios ortopédicos o supercherías de la moda creados en los centros más auténticas "colonizadoras" y "civilizadoras" de un medio rural áspero, rudo,
sofisticados del mundo occidental. primitivo y hasta brutal.
Empiezan a usarse, cada vez más los vestidos enterizos, sencillos con
anchos cinturones de tela y abrochados en la espalda. Pusieron siempre su cuota de gracia, de ternura, de belleza, para
desarrugarle el ceño a una sociedad de hombres casi bárbaros, altivos y
Hasta en el peinado se notan los nuevos aires y el o los moños, el cabello groseros, a despecho de su natural hidalguía, sobriedad y paciencia, no exenta
levantado adelante y "bombé", van desterrando a las trenzas y pautando los de pachorrienta filosofía.
gustos a la moda. Supieron amar y ser fieles, sin tener como contrapartida más que deseo
La calidad de las telas, los bordados, cintas, aplicaciones de lentejuelas, sexual, costumbre, muchas veces malos tratos y borracheras, cuando no
canutillos, azabaches, mostacillas, etc., todo dependerá, como es natural, de la frialdad e inconstancia, en los mejores casos amistad y respeto, unido a la
condición económica de la usuaria y de la ocasión del uso de las prendas. apetencia pasional; nunca romanticismo; casi nunca una lisonja o piropo; muy
pocas veces ternura, que, de una forma u otra, alimentaran su espíritu, su
Con todo, en la campaña propiamente, entre las mujeres de puesteros y sensibilidad natural.
peones, peonas, sirvientas, pulperas, y otras, no tan honestas, como carperas y
quitanderas, etc., las telas predilectas son los percales y las zarazas y, en Supieron ser madres y qué madres, que durante casi dos siglos no
ocasiones, mezclas de seda estampada y, hasta panas. Siempre de colores muy hicieron más que parirle cachorros de tigres a una tierra que vivió engordada
vivos: los colorados, celestes fuertes, amarillos, naranjas y verdes están a la por la sangre ardiente de aquellos jóvenes, en perpetua guerra, reclamando
orden con las clásicas excepciones del vestido negro, para la boda o el víctimas a cada generación que aquellas heroicas mujeres concebían y
amamantaban. No hablemos de su abnegación. De su espíritu de sacrificio, de
su frugalidad —sólo

378 379
comparable a la de sus hombres— de la entereza de su carácter semejante al
viril valor de ellos. D. Julián: Quiero hacer un liorgorito ya el
buche lo pide a arito porque tengo
Cerraremos este Capítulo, citando al viajero francés H. Armaig-nac (op. limpio el chifle.

cit.) que así vio y describió a las mujeres en el campo en este período (hacia
1874): "A medida que los campos se pueblan, las dificultades de la vida APÉNDICE: EL
material van disminuyendo; las casas de comercio y las pulperías se han
multiplicado; el gusto por el lujo y el arreglo personal se ha generalizado, y CHIFLE Y EL VASO
actualmente el viajero que recorriera la pampa, quedaría bastante sorprendido
al encontrar, hasta en las cabanas (ranchos) más pobres, mujeres trajeadas con
vestidos y tapados hechos en París y calzadas con elegantes botitas de lasting
azul o rosado con tacos Luis XV".
"Hay que advertir, no obstante, que el gusto que preside su atavío nada Aunque ambos útiles o pilchas fueron de uso común masculino,
tiene de parisiense y que muchas veces encontramos en ellas las llevándose de a caballo entre gauchos y vaqueros, troperos y, bomberos o sólo
combinaciones de colores más raras y singulares. Añadamos a esto que no vagabundos, así como por carreros y otros que andaban por los campos en los
siempre (o casi nunca) tienen las primicias de la moda. Lo mismo que los siglos XVIII y XIX, de acá para allá; como ambos fueron también utensilios
hombres, las mujeres del campo son muy aficionadas a los ricos aperos, a las de la más que exigua vajilla o ajuar hogareño, hemos elegido este lugar para
riendas chapeadas de plata, a los frenos, estribos y rebenques del mismo referimos a ellos, mencionando como antecedente bibliográfico a tenerse en
metal... "ahora casi todas usan montura de mujer". cuenta, el opúsculo "El Chifle y el Chambao" de Rafael Jijena Sánchez
(Ediciones de la Municipalidad de Buenos Aires, 1955).
"Entre las paisanas se encuentran más o menos todos los tipos: las rubias,
a decir verdad, son muy pocas y tienen ascendencia europea más o menos
cercana; por el contrario las morenas forman la inmensa mayoría y 1. EL CHIFLE.— No es sino un cuerno vacuno entero (todo su largo), de
representan el tipo americano. Son por lo general de mediana estatura, muy buen tamaño, generalmente de toro, o de buey, cerrado en la base con una
bien formadas y a menudo muy bonitas; tienen hermoso pelo negro, ojos muy tapa de madera, del propio cuerno o de madera forrada de metal (latón o
expresivos y dientes de notable blancura. Pese a su falta de instrucción y de plata), abierto en la punta o extremo agudo, y con un tapón de madera o de
educación, son relativamente ingeniosas, muy atentas y muy agraciadas, pero guampa, de ajustar o de roscar —a veces también de plata—. Servía para
generalmente tímidas, serias y reservadas con los desconocidos". transportar líquidos: agua en las regiones más áridas, aguardiente o vino con
"La principal ocupación de las mujeres de campo consiste en cocinar, más generalidad. Muchas veces su superficie, convenientemente pulida, se
lavar y remendar la ropa, cebar el mate y pisar maíz para hacer una papilla graba o talla con dibujos, figuras, escenas, guardas, flores, escudos, etc. Otras
llamada mazamorra, que se come con leche y que gusta mucho a los criollos. veces se pirogrababa y en muchos casos lleva virolas o soajes de plata
Algunas se ocupan también de ordeñar las vacas lecheras y hacer manteca y labrada. Cerca de ambos extremos se le fijan los de un cordón con borlas,
quesos". muy característico, o un tiento trenzado, o una cadena de plata, que sirve para
colgarlo, sea pasado por la cabeza y brazo, a media espalda, sea para hacerlo
del recado, o de un clavo en la pared del rancho.
Su nombre deriva del vocablo portugués "chifre", que quiere decir
justamente, cuerno vacuno grande.

En nuestra colección privada tenemos varios ejemplares, pero uno, muy


especial, de gran tamaño (más de dos litros de capacidad), cuyo tapón de
cuerno tallado forma dos caballos y que tiene grabados en su superficie el
Escudo Nacional y la escena del célebre duelo a lanza entre los Comandantes
Gil Aguirre y Pampi-llón, en Paso del Pache. Lo que hace suponer una
relativa contemporaneidad con aquel episodio.

380 383
El uso del "chifle" responde a una antigua tradición europea y
particularmente de las áreas ganaderas, tan características de España y
Portugal, en que se usaban recipientes de este tipo (aunque de menor tamaño)
para llevar aceite, vinagre, y, a veces, vino, y entre los cazadores y soldados,
para la pólvora necesaria para las armas de cargar por la boca.
Para uso doméstico, además del chifle propiamente, se usó en nuestra
campaña un cuerno enterizo, natural —es decir, abierto en la base y cerrado
en la punta. Servía para tomar agua, usándose a la redonda y por turno en la
rueda de la cocina o fogón; para darle caldo a algún enfermo o leche a los
niños.

2. EL VASO.— Es un cuerno corto, o el extremo de uno largo, con la base


abierta, en cuyo borde se coloca un aro de plata con una argolla a la que va
sujeta una larga cadena. En los más sencillos se abre un ojal en el propio
borde y allí se sujeta un largo tiento o una larga trenza de tientos. Se llevaba
atado a una de las argollas de la cabezada delantera del lomillo o recado y
servía para tomar agua limpia y fresca del centro de una corriente, sin
mojarse, y, naturalmente sin bajarse del caballo. Se descolgaba el vaso y
reteniéndolo por la cadena o soga se sumergía en el agua, luego se le recogía.
Los hubo de lujo, enteramente de plata. El vaso también se usó en el
hogar para tomar agua o té de yuyos.
Para uso semejante al del vaso, principalmente en la Argentina y Chile,
se usó otro cuerno cortado, cortón (12 a 15 centímetros de largo), con el
extremo más ancho cerrado por una tapa de madera, al que se le llamó
chambado o chambao. En nuestro medio se usó, principalmente, como mate o
para tomar té de yuyos con bombilla.

Nuestro compatriota el Dr. Roberto Bouton (op. cit.) se refiere así al


tema que ahora nos ocupa (pág. 156 y 157): "44 — Guampas, cuernos, aspas,
astas. Todo es lo mismo".
'La guampa en el campo se usa y se presta para innumerables usos.
Fuera de los objetos que pueden fabricarse con ella en fábricas (que son
muchísimos), se la emplea para utensilios de fabricación casera: serruchada y
con un fondo postizo de madera de ceibo o sauce mimbre, como vaso y hasta
como mate. Para hacer rasquetas con las que se refriega las costras de las
ovejas muy sarnosas, para anillos, virolas o pasadores de rebenques y
arreadores, para botones de preparos... etc."
"Guampita de tropero.— Es un vaso de guampa más o menos pulida o
labrada, a veces hasta con un aro de plata en su borde o tachonada de clavos
de bronce, colocados en forma de flores, monogramas, etc., bien
recortados y limados, que el tropero lleva
385
siempre prendido por un tiento o presilla, en la cabecera anterior del recado.
En la Argentina le llaman chambao, al jarrito de guampa".
"Guampa del barril.— Como vaso grande, colgada siempre al barril del
agua, y en la cocina una para hacer salmuera. Y... la guampa servía hasta
como orinal" (sic).
"45 — Chifle. — Se llamaba a una guampa grande, generalmente de
buey franquero (del Brasil), donde se llevaba caña, agua, etc., haciendo las
veces de cantimplora y que se cargaba a media espalda por intermedio de un
tiento o correa, en los viajes o travesías largas. Los había también chicos, y
como los vasos, adornados o dibujados. Muchas veces se cargaban dos y se
acomodaban acollarados, colocándolos en las espaldas o atravesados en el
recado".

387
XXIV LAS GENTES
Y EL MEDIO
A TRAVÉS DEL TIEMPO Y LOS VIAJEROS

1. DESCRIPCIÓN DEL RANCHO EN 1790, POR FÉLIX DE


AZARA.— ("Descripción e Historia del Paraguay y del Río de la
Plata". Cap. V. De los Españoles, pág. 199. Ed. Bajel, Buenos
Aires, 1943).
"Es de advertir que cuanto se ha dicho y dirá de la gente campesina, no
pertenece sólo a la española, porque es de todas las castas de hombres. En las
casas pastoriles (ranchos) es general no haber más muebles que un barril para
llevar agua, un cuerno para bebería, asadores de palo para la carne y una
chocolatera para calentar el agua del mate. Para hacer caldo a un enfermo, he
visto poner pedacitos de carne en un cuerno y rodearle de rescoldo, hasta que
hervía. No es común tener olla alguna y un plato grande con alguna silla o
banquillo, porque se sientan sobre sus talones ó sobre una cabeza de vaca.
Comúnmente duermen en el suelo sobre una piel, aunque otros arman su
cama, que se reduce a un bastidor hecho de cuatro palos, atado á cuatro
estacas ó pies con una piel encima, sin colchón, ni sábana ni almohada, pero
en el Paraguay se ven algunas hamacas. No comen sino carne asada en un
palo, y para esto no suelen esperar hora, ni unos a otros, ni beben hasta haber
comido. Entonces no teniendo mesa, mantel ni servilleta, se limpian la boca
con el mango del cuchillo, y enseguida a éste y los dedos en las botas".

2. INTERIOR DE UNA POSTA, EN 1815, POR JUAN Y GUI


LLERMO PARISH ROBERTSON (Cartas de Sud América — Pri
mera Serie — 1815-16, Traducción, Prólogo y Notas de José Luis
Busaniche — Emecé Editores, Buenos Aires — 1950 — Carta XII,
pág. 243 y sig.).
Esta (la posta) se componía — por así decirlo de dos departamentos: uno
servía de sala para recibir y también de dormitorio con espacio para una
media docena de hamacas paraguayas; el otro era una especie de covacha de
barro, cerrada, sin otra luz que la que recibía de la pieza principal. De las
paredes de esta covacha pendían calabazas y arneses de montar. En torno al
fogón había ollas y cacerolas de barro, una caldera de cobre para el mate, una
piedra de afilar y media docena de cabezas de vaca. En el fogón goteaba el
sabroso asado que teníamos para cenar y en una olla se cocía el puchero. Una
maritornes espumaba este último con una

389
concha y arrojaba residuos a un lado, sobre las piernas de los que no se ponían
fuera de su alcance. Circulaba el mate y los cigarrillos de papel. El guitarrista
tomó su instrumento y acompañándose, empezó a cantar un triste de la tierra".
3. PRESBÍTERO DÁMASO LARRAÑAGA, EN 1815, EN SU VIAJE DE
MONTEVIDEO A PAYSANDU, ESCENAS DEL CAMPO.— ("Escritos de D.
Dámaso Antonio Larrañaga", Tomo III, Montevideo, Imp. Nacional, 1924):
"nos resolvimos a pasar (el río Santa Lucía) dentro del mismo coche sostenido
por cuatro pipas"... "Yo estuve muy divertido viendo la habilidad de n.ros
paisanos que miraban estos peligros, y el paso del río como una diversión para
ellos. Unos se desnudaron y montaron a caballo, ya sin el recado, y se
arrojaban al río p.a probar el lugar en que había menos agua: lo pasaron y
repasaron varias veces; pero advertía que así que nadaba el caballo de la clin
lo gobernaban dándole palmadas en la cabeza para que volviese hacia ella y
no dexasen arrebatar del agua. Otros entre tanto, con cueros hicieron pelotas
con el pelo p.a dentro, formando unos quatro picos recogidos con huascas y
dexando plano el fondo, las cargaron de los fusiles y recados y demás ropa y
por medio de unas cuerdas las tiraban o bien p.r los caballos o bien p.r
ellos mismos a nado a pesar de la mucha corriente." ... (pág. 44 y 45)— "...
aunque todo esto indicaba que ya nos íbamos alejando de los pueblos y de sus
comodidades (están en un rancho 7 leguas a*l N.O. de Montevideo), yo
encontré un artefacto en este pobre rancho que aún no había visto en nuestras
ciudades. Esto fue un telar para hacer pellones azules, que viene a ser un tejido
parecido a up tripe de lana ordinario. Los hilos del urdimbre y trama eran de
lana blanca, pero cada vez que pasaban la lanzadera, tenían la paciencia de ir
colocando la felpa azul mecánicamente en cada dos hilos de urdimbre; y así
las mugeres más diestras tardan lo menos 15 días para hacer un pellón de
estos, que tendrá seis quartas de largo y la mitad de ancho, no pudiendo
venderse en menos de una onza de oro. Este telar era vertical en forma de
bastidor; una de sus cabezas está asegurada en el suelo y la otra en un tirante o
viga
del rancho; era cosa muy sencilla, pues en lugar de peine usaban de otros
hilos asegurados a tres o cuatro manijas"... (pág. 49).
... "Una choza miserable de unos mal dispuestos cueros, respecto de q.n
la cocina anterior es un palacio"... "Perros, gallinas, Negros, y toda clase de
gentes hasta 12 personas, debíamos dormir juntos en una pieza de 5 x 6 varas,
de tierra, con un fogón en el medio". ... "A las 2 de la mañana ya nos
despertaron los gallos que estaban sobre nuestra cabeza. A esta hora hicimos
atizar el fuego tolerando el gran humo mezclado con sebo p.' medio soportar
el frío de una gran helada que se introducía p.r todas partes. Se calentó agua,
tomamos mate y esperábamos con impaciencia el día para concluir de una vez
nuestro viage..."

391
4. CASA DE CAMPO Y PULPERÍA, descritas por Auguste de Saint
Hilaire, en 1817 (Voyage a Rio Grande do Sul". Orleans-1887. Capítulo VI -
Santa Teresa, Castillos, Rocha - pág. 148):
"Castillos, 6 de octubre... mi huésped de Santa Teresa y el teniente de la
Angostura, me acompañaron a una legua de aquí a un lugar llamado por los
portugueses del nombre de su propietario Casa de Molina".
"Esta casa es un rancho como los de los portugueses, pero es más limpio
y menos desnudo. La sala donde fui recibido está rodeada por bancos y sillas
y en uno de sus ángulos hay un gran buffet en forma de armario, cuyas puertas
abiertas dejan ver una gran cantidad de fuentes y platos de loza"... "De esta
casa depende una pulpería donde están apilados varios sacos de yerba mate
proveniente de la Capitanía de Rio-Grande, un gran saco de pimienta, algunas
mercaderías europeas y ponchos rayados de diferentes colores entre los cuales
domina el azul. Estos ponchos se hacen en Córdoba".
"Hice alto en una estancia que pertenece a la hermana de Angelo Núñez,
y se compone de varios ranchos bajos construidos de tierra gris y entre los
cuales apenas se distingue la casa del dueñp. En la sala donde fui introducido
hay dos camas, otras tantas mesas, sillas de paja pintadas de rojo y sobre una
de las mesas uno de esos oratorios portátiles como usan los portugueses"...
5. ABUNDANCIA DE PULPERÍAS Y BARES EN LAS VÍBO
RAS. (Departamento de Colonia) en 1817, por el mismo (ibidem...
pág. 230):
"En un pueblo de una población semejante a éste de Las Víboras, apenas
si habría, en Francia, un despacho de bebidas, pero aquí hay por lo menos una
media docena. Es allí que los indios y mestizos pasan la mitad de su vida y
donde dejan el poco dinero que ganan. Los despachos de bebidas (pulperías)
en todo este país (la Banda Oriental) son en todo semejantes a los del Brasil.
Botellas de aguardiente, comestibles, ponchos, tejidos un poco de mercería y
de quincallería, están distribuidos en estantes. Un ancho mostrador se
extiende de una pared a la otra, paralelo a la puerta, y forma una barrera entre
el comerciante y las mercaderías de un lado, y los compradores o bebedores
del otro. Estos están de pie o, a veces, se sientan sobre el mostrador, hablando
tristemente, jugando o cantando sus lánguidas coplas, en tanto su caballo
espera pacientemente en la puerta".
6. DESCRIPCIÓN DE UNA POSTA EN 1826, POR JOHN
MIERS ("Travels in Chile and La Plata", etc. 2 vols. London, Imp.
Baldwin, Cradock and Joy, 1826, Tomo I, pág. 14 y 15 — in "La
Argentina vista por viajeros ingleses: 1810-1860", S. Samuel Trifi
lo, pág. 93-94):

393
saca su cuchillo, que le acompaña invariablemente día y noche, y se sirve
"Es una gran cabana construida de troncos burdos y torcidos clavados en
el suelo; otras piezas se colocan horizontalmente y se atan con tiras de cuero; según le apetezca, sin pan, sal o pimienta".
ramas de arbustos o cañas se engarzan entre' las estacas cruzadas, y se sujetan
con tiras de cuero. La armazón así formada se embadurna por ambos lados con
barro, que se extiende con las manos. La estructura del techo es semejante a la
del resto, con troncos atados con cuero; dos troncos adentro de la cabana
soportan el caballete del techo, y éste está cubierto de paja, todo el edificio es
burdo y miserable, parecido en todo, salvo en las dimensiones, a una choza de
barro irlandesa. El administrador y su familia vivían juntos en esta habitación
única"
"Al lado de esta cabaña había otra de menores dimensiones, para uso de
los viajeros. No había sillas, mesa ni cama en esta posada... La única manera
de apartarse del suelo es una especie de camastro formado por cuatro estacas
cortas clavadas en el suelo y cuatro palos transversales sujetos con cuero,
formando una armazón sobre la que se extiende una piel de toro. Pocos son los
lugares en que se cuenta con una puerta, pero se dispone de una piel para
resguardarse del tiempo. Otra cabana hecha de manera semejante... se
encuentra a menudo agregada a estas residencias, la cual se usa para guisar.
No es necesario decir que aquí no había ventanas. Sin embargo, algunas de
estas casas están divididas en dos habitaciones, una de las cuales es la tienda o
pulpería, mientras que la otra es el cuarto de dormir; bajo el alero de algunas
de ellas puede observarse un agujero de forma cuadrada, hecho para dar paso a
la luz y al aire; el cual, como las puertas, se cubre generalmente con una pieza
de cuero, cuando hace falta, para resguardarse contra el mal tiempo. Casi
ninguna está encalada o revocada, simplemente se las deja en el burdo
acabado que les da el barro extendido con las manos".
7. EL ASADO, visto por el mismo Micrs (ibidem, Tomo I, pág. 16-17,
pág. 95): "Las partes más carnosas eran seleccionadas sin considerar para
nada la forma de las piezas; una de éstas se ensartaba en un hierro de los que
se usaban para marcar el ganado; el extremo puntiagudo se clavaba en el
suelo, inclinado sobre el fuego, y la carne quedaba así expuesta a las llamas de
la madera encendida: de vez en cuando se daba una vuelta al asador, con
objeto de que todas las partes de la carne se asasen por igual".

"Esta es la manera de cocinar a la que llaman asado; es, a pesar de todo,


un buen procedimiento, ya que la rapidez de la operación evita la pérdida del
jugo, que se queda en la carne. La gente no retira el asador del fuego, sino que
cortan tajadas o más bien grandes bocados, de la pieza según se va asando;
comodidades tales como mesas, sillas, platos, tenedores, etc., les son total- 8. INTERIOR DE UN RANCHO, en 1827, por Alcides D'Or-bigny
mente desconocidas. Se acuclillan alrededor del fuego, cada uno ("Viaje a la América Meridional" entre 1826-1833, Ed. Futuro, Colección
Eurindia, 1945, págs. 78 y 79): "Quisimos entrar en la cabaña (rancho), pero
estuvimos a punto de sofocarnos, sin distinguir nada, de entrada, debido a la
espesa humareda que llenaba el interior. Después pude reconocer a dos
hombres y dos mujeres, sentados sobre cabezas de buey cuyos cuernos
servían de brazos a esos asientos de nuevo tipo, y agrupados en torno a un
gran fuego

395
394
que brillaba en medio de la habitación, en el que se dedicaban a asar un
enorme trozo de carne. Espíritus pusilánimes habrían podido asustarse de
semejantes huéspedes, pero ellos se levantaron de inmediato y, con extrema
franqueza, pusieron todo lo que tenían a nuestra disposición. Las mujeres
fueron en seguida a buscar leche y todos se precipitaron a ofrecernos lo que
nos pudiera aliviar el cansancio del viaje. Una de las mujeres era de tinte casi
bronceado, los pómulos un poco salientes y el rostro redondeado, signos
cabales de la mezcla de sangre americana con europea. Esta vivienda era un
puesto de estancia o, mejor dicho, una división de una de las inmensas
haciendas donde se crían animales. La choza constaba de dos piecitas, de las
cuales una servía, a la vez, primeramente, como se ha visto, de cocina, luego
de comedor e incluso de dormitorio, pues advertimos unos cueros vacunos
extendidos en el suelo, en un rincón, y sobre los cuales sin duda la familia se
reponía de las faenas diarias. Por todo ornamento, estaban colgados en las
paredes unos lazos, bolas y monturas a la moda del país. La segunda pieza se
destinaba a recibir en depósito las pieles secas de los animales muertos para la
comida. Los ocupantes de esta humilde morada eran un viejo aún guapo, muy
dispuesto...-su hijo casado y su hija".

9. EL TRANSPORTE EN PELOTA por D'Orbigny (Ibidem, pág. 149):


"A pesar de la sequía propia de la estación, esos pantanos eran tan
profundos que los caballos sólo podían cruzar algunas partes a vado, por lo
que tuvimos que resolvemos a cruzar en pelota, nombre que se da en el país a
un cuero seco cuyos cuatro lados se levantan y atan juntos. Llegó el cuero que
se esperaba y vi confeccionar el esquife en que tendríamos que embarcarnos. 10. VELORIO DEL ANGELITO, por D'Orbigny (ibidem, pág. 145): "En
En cuanto se terminó esa nueva clase de embarcación, cuyo aspecto hacía cuanto muere un niño de corta edad, y esto se acaba de producir en una casa
pensar bastante en el papel con que se envuelven los mazapanes en Francia, se del pueblo, un alma aún sin mácula, —dicen sus padres— un ángel va al cielo.
le cargó parte del bagaje; Párchappe embarcó, se ató una correa en un ángulo Erigen un altar doméstico, donde colocan al niño vestido con esmero y lo
del cuero y el otro extremo fue asido por el conductor, quien, semidesnudo, rodean de cirios encendidos, vecinos, amigos, e incluso todos los que se
montaba un caballo en pelo". enteran de la noticia, invitados o no, acuden en seguida a la casa del velorio;
extraños y parientes indiferentemente bailan el cielito y demás danzas del
país, beben aguardiente, fuman, toman mate, todos locamente alegres".
"... Este vehículo nuevo para mí, no tardó en parecerme tan cómodo 11. UN BAILE, por D'Orbigny (ibidem, pág. 200): "La mañana del 4 de
como otros muchos, e incluso me encontraba dispuesto a pasar así cualquier noviembre vi llegar a mi casa, muy temprano, al cura, el comandante y el
río, pese a la flexibilidad de mi bote que cedía al menor cambio de postura, lo alcalde del pueblo quienes al entrar me desearon feliz fiesta, declarando que
que me obligaba a permanecer en perpetua inmovilidad. Varias veces, el por fuerza tenía que ofrecer un baile la misma noche, en celebración de mi
hombre que me remoleaba desapareció bajo el agua con su cabalgadura; pero onomástico"... "... la sala del baile no estaba ni siquiera embaldosada; la tierra
mi bote sobrenadaba siempre, aunque se deformara de tal modo que había hacía las veces de piso encerado. Su moblaje consistía en bancos adosados a
terminado por encontrarme en el fondo de una especie de embudo, donde las paredes y la iluminación en algunas velas que daban una turbia luz,
apenas me podía mover". amortecida por la coloración oscura de las paredes"... "... Todas (las damas
lugareñas) se ubicaron en los bancos y pude notar que si bien algunas se
habían puesto zapatos para venir a

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bailar, otras se habían olvidado las medias"... "... Se bailó el alegre cielito, única circula a la redonda; y cuando la comida termina, se saca agua del barril
durante el cual se unía al sonido instrumental el canto de una o varias personas con un jarro de lata y, más a menudo, con un cuerno destinado a ese uso".
que entonaban las coplas más intencionadas. Durante esta danza tan vivaz, los
bailarínes hacen sonar los dedos, imitando el ruido de las castañuelas. Siguió 14. UNA PULPERÍA Y BAILE descritos por Arsene Isabelle en 1830
al cielito el grave minué, pero el baile más lindo fue el minué montonero"... ("Viaje a Argentina, Uruguay y Brasil en 1830", Ed. Americana, Buenos
"Se bailó toda la velada. La reunión parecía muy divertida y lo que al parecer Aires, 1943, Cap. X, pág. 197): "¿Oís discurrir agriamente a la guitarra por la
contribuyó más a alegrarla fue que, tras largos requerimientos, se consiguió rápida vibración de sus doce cuerdas de metal? ¿Oís risas inmoderadas, cantos
hacerme bailar un cielito, durante el cual mi torpeza para mantener alzados los monótonos semejantes a salmodias, interrumpidos por otros cantos?"
brazos y castañetear los dedos-, produjo infinito regocijo a la honorable
concurrencia"... "... Los hombres estaban en chiripá y en calzoncillos y casi "... Todo este murmullo, esta confusión y esta alegría bárbara provienen
todos descalzos..." de la pulpería vecina en donde un compadrito, rasgando la guitarra, hace
12. EL RANCHO Y SU AJUAR, por el mismo (ibidem, pág. 513): "... bailar a negros y mestizos una danza inmoral llamada media-caña,
miserables chozas, donde se ven por todo mobiliario, un pobre jergón formado interrumpiéndose a menudo para tragar un sorbo de la ginebra o del
de palos cubiertos de un cuero de vaca, una mesa groseramente trabajada, aguardiente..."
algunas malas sillas o escabeles, reemplazados a menudo por bloques de
madera o cabezas de vaca. La batería de cocina se compone de una olla, una. 15. DESCRIPCIÓN DE UN RANCHO CERCA DEL SALTO, por Arsene
pava, un vaso de lata, aunque muy a menudo se lo reemplaza con un cuerno de Isabelle ("Voyage a Buenos Ayres et a Porto-Alegre par la Banda-Oriental, les
vaca, un plato de estaño y dos o tres cucharas de hierro o de cuerno; el uso de Missions d'Uruguay, etc." —1830 a 1834— Havre, 1835, Capítulo XV): "...
las fuentes está poco extendido, se come generalmente en el plato..." un rancho, donde solicitamos albergue, se nos acogió bien. Nuestros
13. UNA PULPERÍA Y USOS POPULARES, siempre por D'Or-bigny huéspedes eran pobres canarios llegados hace mucho tiempo, como muchos
(ibidem, pág. 575): "Se componía de dos cuerpos de habitaciones paralelos; el otros, para poblar estos desiertos y reemplazar a los naturales. Su casa, como
mayor contenía un dormitorio, una sala, un almacén y una pulpería; el otro, la todas las de los gauchos, era una choza de barro, entremezclado con ramas,
cocina y una pieza para los criados. La pared delantera, en la cual se abría la cubierto de paja brava, construido, en fin, con toda la simplicidad de la
puerta de la pulpería, estaba resguardada por la prolongación del techo que arquitectura de la edad de oro. Estaba compuesto de dos piezas, el dormitorio y
sobresalía unos cuatro o cinco metros (alero), cubriendo un espacio destinado el sitio de recepción que servía a la vez de cocina. Una cama formada por
a recibir a los bebedores, cuando la reunión es demasiado numerosa y no hay cuatro postes plantados en tierra, soportando un enrejado de ramas, o de
lugar en el interior: un banco de carpintería había a cada lado de la puerta; allí correas de cuero entrelazadas, sobre la cual se coloca, a guisa de colchón, una
es donde se sientan por lo general, los tocadores de guitarra y los cantores, magnífica piel de buey no curtida; algunos otros cueros extendidos en tierra
personajes principales e indispensables de esas reuniones. El espacio entre los para acostar a los niños; bolas, lazos (armas indispensables al gaucho), arneses
dos cuerpos de edificio estaba nivelado y pisado; y el conjunto encerrado en un de caballo suspendidos de las paredes del rancho, formaban el único
foso cuadrado, ancho y profundo, en las orillas interiores del cual se elevaba amoblamiento del cuarto. Otro enrejado de ramas, sostenido por seis postes y,
una cortina de álamos. En uno de los ángulos del cuadrado se veía un horno sirviendo a las damas de canapé o sofá; dos cabezas de buey a guisa de sillón,
hemisférico, construido con ladrillos secados al sol, sobre una pequeña un pequeño barril de agua, una marmita de hierro fundido, dos o tres calabazas
plataforma de un metro de elevación del suelo; el horno estaba destinado -no sirviendo de vasos, una jarra de madera y un asador de hierro clavado vertí cal
solamente al consumo dé la casa, sino también y principalmente al comercio mente frente al fogón, situado en el medio mismo de la cocina, componían,
de pulpería, donde se despachaba mucho pan, porque los pulperos son casi los rigurosamente, el inventario de la sala de recibo".
únicos panaderos de la campaña". "Debo agregar que en casa de los gauchos más ricos, hay seguido, al lado
"... Si de allí se pasa a la cabaña rancho del pobre0 el servicio es más del principal rancho, a la distancia de ocho o diez pies, una segunda choza,
sencillo todavía: a falta de mesa, se pone en tierra el recipiente que contiene la análoga a la primera, que sirve de cocina, de alacena y de bodega. No hay
carne o el caldo, y se clava el asador al lado; los comensales se sientan nunca chimenea, el fogón se encuentra en el medio y el humo se escapa por
alrededor sobre bancos, pedazos de madera o cabezas de vaca; cada uno corta donde puede. Los desperdicios de los animales domésticos, los olores de las
a voluntad; una cuchara carnes

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colgadas o de los cueros estaqueados, dan lugar a un hedor insoportable y
miríadas de insectos zumban sin cesar, en tanto que bandadas de caranchos,
cuervos, y chimangos, se disputan los restos de rumiantes y solípedos cuyos
huesos son acumulados como en las catacumbas o esparcidos a un lado y otro
sobre el suelo, como sobre un campo de batalla".
16. UNA ESCENA FAMILIAR por Xavier de Marmier, hacia 1850
("Lettres sur L'Amerique", París, Arthus Bertrand, Editeur, Tome II, Cap.
VIII, pág. 217): "Una puerta baja y una ventana, y por esa ventana, se ven
niños semi-desnudos gateando por el suelo, un gaucho en calzoncillos
cribados, adormilado por los vasos de caña o por el mate (sabido es que el
mate despeja) y una mujer de aspecto marchito, planchando vieja ropa
blanca...".
17. VIAJE EN DILIGENCIA (1857). Por el Doctor Hermann
Burmeister. ("Viaje por los Estados del Plata realizado en los años 1857-60".
Tomo Primero, Buenos Aires, Unión Germánica en la Argentina, 1943. Cap.
III, págs. 45 a 47). "La disposición de la diligencia en la cual tomé asiento es
completamente europea. Era un coche de sólida construcción con cabriolet,
coupé y rotonda, en el cual caben 12 personas sentadas. Siete caballos, cuatro
con el varero en primera fila, dos delante de éstos y uno en la punta, tiran
reciamente pasando por todas y cualquier irregularidad del camino al galope
tendido a trueque de perder uno de los sentidos. El primer caballo lo monta un
peón y el primero de la izquierda de la primera fila, otro peón. Un jinete suelto
provisto de un gran arreador galopa al costado y castiga de tiempo en tiempo
los caballos atados al coche, arreando al mismo tiempo una docena de caballos
sueltos, que se llevan siempre a mano, en previsión de tener que cambiar
después de recorrer un par de leguas. Así se va pasando sin mirar a través de
todo, arroyos y ríos, colinas y cañadas hasta que después de unas 2 o 2 1/2
horas se llega a una casa, llamada rancho, donde se cambian los animales y se
pueden conseguir refrescos. Por lo general el rancho suele ser una casa de
negocio provista de todas aquellas mercaderías que se necesitan en el campo.
Se encuentra ropa, artículos de talabartería para caballos, arados, útiles de la-
branza, así como platos, vasos, cuchillos, tenedores, también bebida blanca,
vino y comestibles secos. En un extremo de la casa hay una ventana cubierta
por un techo para abrigo contra el sol y debajo de ambos lados hay un par de
asientos de adobes para descansar y allí mismo se recibe lo que se compra y se
puede conseguir. En una hora se hace 2 1/2 a 3 leguas, por lo tanto de 20 a 25
leguas por día, es decir, 12 a 15 millas alemanas, o sean 2 millas por hora. De
semejante rapidez no tenemos idea en los coches de posta alemanes. Una milla
en 3/4 de hora, sería el máximo que se le permite a un postillón real prusiano y
si llega antes de ese tiempo, se le castiga. Pero de este modo, no cae muerto
ningún caballo en el camino, hecho nada raro en este país. Agruéguese a

400
esto que no hay señales de la construcción de un camino; el que sigue no tiene cha, a todas luces la bella del baile, y ofreció inmediatamente cederme su
obras de arte, a veces ni huellas. Se va por la llanura natural a rumbo y parece lugar. Este acto de cortesía quizá haya sido insignificante, pero se había
imposible que pueda viajarse en semejante suelo, si uno se asoma a mirar por realizado de una manera tan natural y urbana que me puse a pensar dónde
la ventana del coche, aprendía esta gente extraordinaria sus agradabilísimos modales, en los que no
palos y piedras, como podría creerse no los hay. La madera es escasa y había nada de adulación o ruego sino una soltura natural y gentil, que al
guijarros sólo se encuentran cerca de las cuchillas o en algunos arroyos, pero parecer nacía de un perfecto dominio de sí mismo".
nunca en la llanura de pastos, que es al mismo tiempo campo de pastoreo y
camino real. No obstante, hay bastantes irregularidades sobre las que pasa el
coche a todo galope, magullando al viajero de tal modo que llega molido a su 19. ALIMENTACIÓN, COCINA Y RANCHO, por R.B. Cunnin-ghame
destino. Cuesta abajo hasta el río se precipitan estos salvajes y cruzan por el Graham, hacia 1890 ("El Río de la Plata", Londres, 1914, Hispania, págs. 6 y
agua, salpicando las gotas por todas partes, mientras que el río se espuma por 7): "La gente se alimentaba exclusivamente con carne, carnero no es carne,
el furioso apuro de la cortada. Con la misma rapidez suben por el lado opuesto solían decir, lo que da la medida del progreso en aquellos lugares. Mate y
otra vez a la cima, acompañados por los gritos estridentes de los peones y los carne y carne y mate, y de vez en cuando un saco de redondas galletas, tan
latigazos de los arreadores. Las pobres bestias trabajan enormemente y no es duras como las piedras de las calles"... "puchero y asado, hecho éste último al
raro que alguna sucumba a semejante esfuerzo. Ningún cochero alemán fuego vivo, en un asador, que era el único utensilio culinario, fuera de una
creería posible manejar en esas condiciones y no obstante se practica aquí caldera de hierro y de una caldera de estaño, que nunca faltaban en los ranchos
diariamente sin consideración alguna. Nadie se compadece de los pobres de las Pampas. He ahí la lista completa de nuestros manjares, o menú, que
animales, ni siquiera piensan en lo que sufren y si alguna persona se atreviera a diríamos en moderno. El asado lo comíamos con nuestros cuchillos, cortando
expresarse en tono de censura, se expondría a ser considerado como un loco un gran trozo, teniendo cuidado de no tocar el centro de la posta, y luego,
estrafalario y a que se le rieran todos los presentes. Con una indiferencia que mordíamos la presa entre los dientes y cortábamos cada bocado a raíz de los
subleva, castiga el peón las bestias si fatigadas caminan más despacio o hacen labios, con cuchillos de doce pulgadas. El puchero consistía en carne cocida,
ademán de quererse parar. A los silleros les hinca sus grandes espuelas, cuyas por regla general, porque si teníamos una mazorca" o dos de maíz, una cebolla
rodajas tienen las dimensiones de un plato de taza de café y las encaja con o una col para condimentarlo, eso ya era un festín: nos restregábamos los
tanta violencia en los costados entre las costillas, que la sangre y los pelos se dedos en las botas y limpiábamos los cuchillos, clavándolos en el techo pajizo,
desprenden del cuero. Nadie da señales de compasión. Ese animal es suyo, generalmente hecho de cañas o de paja brava, que era el nombre dado en el
piensa el dueño, porque lo ha pagado, adquiriendo con esto el derecho de país a la yerba pampera. En el techo había clavadas estacas de ñandubay o
maltratarlo hasta morir, si al sustraerse a su servicio se niega a obedecer. La cuernos de venado, de los que colgaban los muebles, es decir, las riendas,
religión le enseña a tener simpatía y piedad por sus semejantes, porque están cabezales, boleadoras, lazos y demás enseres de que se complacía el orgullo
bautizados, pero no por bestias, que no han recibido este sacramento, ni el del gaucho. Los asientos eran cabezas de buey o bancos bajos de madera dura,
agua bendita. A éstas Dios las ha creado para sufrir". casi siempre de chañar o ñandubay, puestos sobre el suelo, de barro reseco,
pisado y vidriado con boñiga. El humo se alzaba en espirales del fogón,
18. BAILE CRIOLLO, descrito por Robert Crawford hacia 1871 ("A prendido sobre el suelo, en el propio centro de la estancia, sobre una o dos
través de las Pampa y de los Andes", Eudeba, 1974): "Durante nuestra piedras, o, en raras ocasiones, encerrado dentro del arco de una llanta de rueda
permanencia allí (estancia de Francia cerca de Salto Grande) se organizó un desvencijada. Las vigas, el techo pajizo y las delgadas tiras de cuero, que
baile al cual asistieron los peones de la estancia con sus mujeres y novias y los servían de clavos, estaban negras y abrillantadas por el humo, que llenaba la
vecinos —que constituyó para mí un espectáculo interesantísimo. La casa con una atmósfera como la de las chozas en que usan carbón de turba, en
inevitable guitarra proporcionaba la música y se utilizaba para marcarles el las Hébridas. Fuera, en el palenque, todo el santo día, un caballo ensillado
compás a las mujeres descalzas y a los gauchos con botas de potro, quienes pestañeando al rayo del sol, dejando colgar la cabeza como si estuviera medio
iban describiendo los complicados giros de sus danzas favoritas, con una muerto; pero sí algún gringo aturdido, se le acercaba más de lo mandado, el
gracia y un porte elegante que constituyen características nacionales. Cuando animal revivía, irguiéndose con resoplido bravio, y sacudiendo el cabestro. El
entré, uno de los hombres —soldado que formaba parte de nuestro grupo de palenque deslindaba los límites del hogar...",
estudio— bailaba con una mucha-

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20. UN BAILE CERCA DEL YI HACIA 1910, por Cunnin-ghame Graham
(ibidem, págs. 169 y 170): "En el bajo rancho de paja, cuyos aleros estaban
ennegrecidos por el hollín, ardían adecuadamente sobre los hierros de marcar
tres o cuatro candilejas llenas de sebo de yegua y provistas de una mecha de
hilo que requería con frecuencia el- cuidado de las despabiladoras. Arrojaban
densas sombras sobre los rincones del cuarto, y cuando por acaso titilaban,
iban a iluminar las fachas curtidas de los gauchos membrudos y secos, y los
vaporosos vestidos de algodón de las mujeres, sentadas en sillas recostadas
contra la pared. Algunos vascos robustos, uno o dos ingleses en vestido de
montar, y uno o dos italianos componían la sociedad. El piso era de tierra
pisada, dura y brillante como cemento, y cuando los gauchos pasaban se
escuchaba el ruido de las espuelas sobre el pavimento como si fueran grillos.
Un ciego paraguayo de muchos años tocaba la guitarra, y un negro enorme le
acompañaba en el acordeón. Sus esfuerzos aunados producían una música que
era en verdad vigorosa. De cuando en cuando uno de los dos rompía en un
canto de tono altísimo y melancólico que forzaba al auditorio, después de
escuchar tiempo suficiente, a imitar su gemebunda melodía y sus extraños
compases".
"Llenaban el aire el humo del cigarro y las emanaciones del ron y de un
vino catalán fuerte y capitoso, muy favorecido por las mujeres, que bebían de
un solo vaso y lo pasaban de mano en mano, ceremoniosamente, como se hace
en las comidas de la City con la copa de gracia. Al fin cesó el canto y la
orquesta preludió un tango, lento, acompasado, rítmico".
"Los hombres se alzaron y quitándose las espuelas, se retiraron al rincón
de la pieza, donde las mujeres se habían amontonado como para protegerse las
unas a las otras, y con un cumplimiento las trajeron al espacio destinado a la
danza. El poncho flotante y el chiripá que hacía oficio de pantalones oscilaba
en el aire como las tartanas de un escocés de la montaña flotan cuando su
dueño baila. Las ropas sueltas les daban a los movimientos del gaucho, cuando
giraba con su pareja, un aire de desenvoltura y facilidad, en tanto que los ojos
miraban por encima de los hombros y las caderas se balanceaban de un lado a
otro"
"A ratos se separaban, volvían a acercarse con aire de gravedad y luego el
hombre, adelantándose, tomaba a su pareja por el talle y parecía impulsarla
hacia atrás con los ojos cerrados, en una expresión de beatitud. La
circunspección era la nota dominante de la escena, y aunque los movimientos
de la danza no carecían de atrevimiento, según la intención de los danzantes,
en el efecto había mucha gracia, y la habían también en el suave modo de
escurrir el cuerpo y agitar en la luz vacilante los vestidos rayados de colores
vivaces y originales".

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Durante los intervalos el ron fluía copiosamente. Los danzantes se VOCABULARIO
secaban el sudor de la frente; los hombres con el pañuelo que llevaban
alrededor del cuello y las mujeres con las mangas. Tangos, cielitos y DE LOS PRINCIPALES TÉRMINOS LOCALES O
pericones se sucedían los unos á los otros, la atmósfera se hacía más REGIONALES UTILIZADOS EN ESTA OBRA
densa y las luces vacilaban en un ambiente brumoso por el polvo que
se levantaba del piso sin lozas. El viejo paraguayo y el negro, bañados
de sudor, continuaban tocando. En sus intervalos de descanso
A
fumaban y bebían..." ACCIONERA. Tira de cuero crudo, con argollas en sus extremos, que se cose sobre el tercio
anterior del lomillo o recado y que sirve para sujetar las estriberas.
ALERO. Saliente o sombra del techo del rancho.
21. LAS CARRERAS DE CABALLOS, a principios de este siglo, ALPARGATA. Calzado rural popular rioplatense, especie de zapatillas de lona con suela de
vistas por el Dr. Roberto J. Bouton ("La vida rural en el Uruguay" yute, de origen vascuense.
—Montevideo, 1961): "La diversión y juego por excelencia de nuestros ALZAPRIMAS. Parte de la espuela criolla. Tiras de tiento o cadenillas de metal que partiendo del
rodete se prendían en la parte anterior del tobillo y servían para mantener las espuelas calzadas en los
paisanos". talones. Se llamaban también cabrestillos.
APALA. Tipo de poncho de color ocre o amarillento con listas en marrón más oscuro.
"Las carreras son punto obligado de reunión de todos los mozos y APERO. Conjunto de pilchas que sirven para ensillar el caballo.
mozas del pago y sus alrededores y hasta de pagos lejanos acudía ARGOLLA. Freno de, o de candado. El antiguo freno de la escuela de la jineta usado en la
numerosa concurrencia, sobre todo cuando se decidía una carrera equitación gaucha de los siglos XVIII y XIX.
ARMADOR. Chaleco.
importante, de desafío, donde se puede decir que no sólo el dinero se
ARMAR. Hacer un cigarrillo a mano el fumador criollo.
jugaba, sino también el prestigio que tuviera un estanciero ARREADOR. Látigo de uso rural rioplatense, de características especiales.
acaudalado, que a todo había de poner por medio, su mentado ASADO. Carne hecha al fuego, en un asador, espeto, o "fierro", o directamente sobre las brasas o
rabicano o su inganable pangaré". rescoldo. El plato nacional por antonomasia de las zonas rurales rioplatenses.
ATADOR. Maneador.
"Las mozas jugaban también: generalmente la apuesta consistía AVESTRUCERA. Boleadora de dos bolas, de tamaño más bien chico, apropiada para cazar
en un pañuelo de seda bordado, y eran terribles defensoras de su avestruces o ñandúes.
AZOTERA. Extremo distal de las riendas en la brida del apero criollo. Lonja del rebenque o el
favorito". talero con que se castiga el caballo. Extremo de la trenza del arreador.
"Además, en la reunión de carreras, se jugaba a la taba, de noche
al monte y se bailaba; era un lugar, por fin, donde se lucían los lindos
herrajes y donde se presumía en el vestir". B
"Se jugaba a un parejero, y de gustar mucho se jugaba hasta lo BAGUAL. Potro cerril.
que no tenía, y muchas jugadas años atrás, se hacían por 'tantas BALANDRÁN. Tipo de poncho.
cuadras de campo': 300, 500, o más, a falta de dinero contante". BASTO. Silla de montar antigua del Rio de la Plata. Lomillo.
BATICOLA. Trozo de cuero, con o sin partes de metal, que abrazando la raíz de la cola del caballo
"El tiro a correrse era generalmente 300 varas, pero se hacían se sujetaba bajo la cabezada posterior del recado mediante una hebilla y servía para evitar que éste se
corriera hacia adelante, como el pretal evitaba se corriera hacia atrás.
carreras de 4,5 y hasta 6 cuadras, por lo que se llamaban carreras BAÚL. Estribo. De madera labrada de herencia española, usado en Chile y las Prov. del noroeste
cuadreras". Argentino.
BOINA. Gorra de lana, de origen vascuense, muy difundida en la campaña rioplatense litoral.
"Aunque poco frecuente, se hacían carreras con ventajas, no desde mediados del siglo XIX.
BOLEADORAS. Bolas. Arma o útil que el gaucho tomó del indio, consistente en 2 o 3 bolas (de
tanto en peso como en distancia, como era: 'Echarlo por delante', 'Dar piedra, hierro, madera, plomo), forradas de cuero crudo, sujetas a los extremos de otros tantos ramales
uno o dos cuerpos', 'Dar cara vuelta', etc. En kilos de peso, raro era unidos a un centro común, que servían para atrapar avestruces, venados, caballos, vacunos, etc.,
dar 5 kilos de ventaja, de donde el dicho: 'Le lleva la media arroba'...". enredándose en sus patas.
BOMBACHAS. Pantalones anchos, ajustados en los tobillos, de uso rural rioplatense desde la 3ra.
década del siglo XIX hasta la actualidad, que han sido predilectos de estancieros, capataces.
mayordomos, troperos, peones, etc.
BOMBAS. Piezas de plato casi esféricas, huecas, que se usaban en cabezadas, bozales y otras
prendas del recado.
BOMBILLA. Tubo de metal con un ensanchamiento en su extremo distal de forma almendrada y
perforado, que sirve para beber la infusión llamada mate, la bebida nacional.
BOTA DE POTRO. Tubo de cuero crudo enterizo, sacado de las extremidades de vegunos,
bovinos y otros, y usado como calzado rural en el sur de la América Meridional.

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BOTÓN. Fino traba» de tientos que adopta esa forma y tiene ese uso en las presillas de bozales, CRIOLLO-LLA. Adj. Dícese del descendiente de extranjeros, no siendo americanos, nacido en las
cabrestos, cabezadas, maneas, y otras prendas del recado criollo. regiones del Plata. U. t.c.s. Aplicase a los animales o productos que, procediendo originariamente de
BOZAL. Pieza compleja que se pone al caballo en la cabeza para sujetarlo. Los hay de trabajo y de
lujo. regiones no americanas, se han tradicionalizado en las del Plata. Aplicase también a cosas.
BRAGADO. Pelaje de caballo que consiste en una gran mancha blanca en la entrepierna de sobre CUCHILLA. Serranía baja de la Rep. Oriental del Uruguay o la Prov. Argentina de Entre Ríos.
pelo: colorado, oscuro, zaino, alazán, gateado, etc. CUCHILLO. Utensilio de todo uso y arma de gauchos y paisanos. Según sus formas y tamaños, se
le llamó: daga, puñal, facón, caronero, verijero, filingo, etc.
CULERO. Cubre-caderas de cuero curtido (generalmente de carpincho), que protegía los muslos
del gaucho y el paisano, en ciertas faenas del campo.

CH
CABEZADA. Parte de la brida del apero criollo. Tira de cuero crudo, de tientos trenzados, de cuero
con pasadores de plata, o de canebones, cadenillas, o placas de plata, que se ponía en la cabeza del CHALA. Hojas que envuelven la mazorca del maíz o choclo, se usan como papel de fumar para
caballo y servia para sujetar el freno, o el bocado o riendilla. armar los cigarrillos de tabaco en rollo.
CABEZADAS. Cabezales. Fustes del lomillo o recado. CHAMARRA. Chaqueta.
CABRESTO. En español cabestro. Tira de cuero crudo, con presillas en sus extremos, en una de CHAMBAO. Vaso de guampa.
las cuales se abrocha la argolla del bozal o el fiador, y la otra sirve para prender o atar el caballo en el CHAMBERGO. Gacho. Sombrero blando de lana o fieltro, de alas y copa regulares.
palenque.
CHANGANGO. O charango. Guitarrilla popular hispánica de cinco órdenes de cuerdas dobles,
CACHIMBO. Pipa ordinaria. folklorizado en América meridional.
CALAMACO. Tipo de poncho. Redondo, corto y de color rojizo. CHANGADOR. S. M. Denominación antigua de los gauchos. Vaquero y acopiador de cueros en la
CALZONCILLO. Cribado. Anchos calzones de lino o crea, de piernas largas, terminadas en flecos y época colonial.
con bordados o puntillas, que usó el gaucho y el paisano desde el Siglo XVIII, hasta comienzos del actual. CHAPEAO. Chapiao, chapeado. Recado de montar criollo cuando es adornado con plata, plata y
CAMPANA. Estribo de. De forma muy particular, se hacían de plata, metal blanco, hierro. oro o metal blanco. Apero de lujo. Llámase también "herraje".
Característicos de la equitación gaucha en la Rep. O. del Uruguay. CHIFLE. Cuemo vacuno que servía para llevar líquidos en viaje (agua, aguardiente, etc.). Tenía el
CANEBONES. Tubitos de plata achatados, unidos como eslabones, muy de uso en la platería extremo más ancho o base cerrado con una tapa de madera fija y un tapón de roscar en su extremo
criolla en fiadores, pretales, cabezadas, etc. afinado o distal. Se llevaba colgado a la espalda o en el recado.
CANSERA. Cansancio. CHILENAS. Espuelas de hierro y plata, con grandes rodajas en forma de estrella.
CAPADOR. Verijero. CHINA. Mujer de campo de vida desarreglada. Manceba. Compañera de la soldadesca en
CARONA. Rectángulo de cuero crudo con su pelo, de suela con repujados, o de loneta, que se campaña.
coloca sobre las jergas y debajo del lomillo, cuando se ensilla el caballo. CHIRIPA. S. M. (Etim. de chiripa). Rectángulo de tela de lana u otra, usado en lugar de pantalones
CARONERO. Facón grande, que se usó entre la carona y el recado. por los hombres rurales del sur de la América meridional, entre los siglos XVIII (último tercio) y comienzos
del XX; se cubrían con él caderas, muslos y piernas.
CARPERA. Mujer de vida fácil, que aparecía en las carreras de caballos y otros festejos de
campaña. CHUPA. Chaqueta.
CEÑIDOR. Faja. CHUSPA. Recipiente o bolsa para guardar los avíos de fumar, se hacía de piel de cogote de
CIELITO. Canción bailada. Baile folklórico de Hispano América Meridional, de la familia del Pericón. avestruz, llamada buche, o de vejiga. Algunos la llaman guayaca.
CIGARRO EN PLATO. En los velorios en campaña se solían ofrecer, hechos por las mujeres, a los CHUZA. Punta de hierro de la lanza.
hombres que quedaban de noche, con mate, café y caña.

amargo.
CIMARRÓN. Animal o planta, que siendo doméstico vuelve al estado salvaje o libre y natural. Mate
D
"CINCHA. Parte del recado que sirve para sujetar las jergas, carona y lomillo en el caballo. Se
compone de dos piezas: la barriguera y la encimera.
DESJARRETADOR. Media luna de hierro con filo, colocada en la punta de un palo, que el vaquero
COGOTERA. Fiador.
primitivo y el gaucho usaron para cortar el garrón, jarrete, de los vacunos, montando a caballo en las
COJINILLO. Pellón. Rectángulo de cuero ovino o caprino con toda su lana teñido de azul o faenas de la vaquería.
colorado, o de color negro o moro natural, que se usaba sobre el lomillo para ablandar el asiento del
DESPENAR. Degollar o matar a un moribundo para que no sufra más. Se llamaba también "hacer
recado. Se fabricaron también de piel de guanaco, o de "perico ligero" (perezoso), o también de tejido de
hilo y de lana. la obra santa".
DILIGENCIA. Carruaje de caballos para transporte de pasajeros y correo, en la campaña.
COLA DE TATÚ. Tipo de rebenque. DIVISA. Cinta de seda de color (celeste, blanca, colorada, tricolor) con una inscripción bordada, de
COMPADRITO. Guapo de las orillas suburbanas de los puertos platenses. sentido patriótico o político, que se colocaba en redondo en la base de la copa del sombrero.
COPAS. Hemi-esferas de plata que se ponían a las patas de los frenos antiguos en el centro de su DUELO. Desafío entre gauchos a cuchillo, usando los ponchos arrollados en el antebrazo
cara extema. izquierdo, a guisa de escudo.
CORRALERA. Chaqueta corta o blusa de trabajo, en el campo.
CORREAS. Parte de las espuelas, de cuero o cadenillas de metal, que las mantenían sujetas.
CORVO. Sable de caballería en las Guerras de la Independencia. E
COSCOJA. Ruedita dentada que se ponía en el centro del puente o bocado de los antiguos frenos,
para que el caballo insalivara y se refrescara la boca; produce en el rodar, movido por la lengua, un sonido
particular llamado coscojear, y el animal acostumbrado a hacerlo, coscojero. ESLABÓN. Trozo de hierro o acero, generalmente un pedazo de lima, que servia para golpear el
pedernal y encender la yesca. Parte del yesquero.
CRIOLLAS. Jineteadas de potros y/o vacunos..

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ESTANCIA. Establecimiento rural dedicado a la ganadería en el área platense.
ESTRIBERAS. Tiras de cuero que unidas a la accionera del recado, sirven para sostener los
estribos. Muchas veces se adornaron con tubos de metal blanco llamados pasadores de estribera.
L
ESTRIBO DE BOTÓN. De cuero crudo, de cuerno, hueso, o un palito en el que se calzaba el pie
afirmándose entre el dedo gordo y el segundo. LAGARTO. Tipo de látigo usado por los cuarteadores de diligencia.

F LANZA. Arma que el gaucho usó en las guerras, consiste en una punta o chuza de hierro, con o sin
moharra, que se sujeta a un palo largo (2,50 a 3,50 ms), o caña dura.
FACÓN. Cuchillo grande del gaucho de forma de daga, con filo y contrafilo. LAZO. Tira de cuero crudo, torcido o trenzado, con una argolla en un extremo y una presilla en el
FAJA. Cinta tejida de lana; etc., de unos 10 cms. de ancho y 2 mts. de largo, que se arrollaba a la otro; con la que se forma un nudo corredizo o armada y se usa para atrapar, enlazar por pies o cabeza,
vacunos, caballares, ovinos, etc., en las faenas camperas. Se usó en forma semejante en toda la América
cintura y sirvió para sujetar los calzoncillos, chiripá, bombachas, etc., de gauchos y paisanos.
Española, desde California a Chile, hecho en diversos materiales (cuerda de cáñamo, etc.) y con varios
FIADOR. Collar de cuero, o con adornos de chapas de plata, del apero antiguo, o del actual de lujo, nombres (reata, pealeo, etc.).
que se usó para sujetar el caballo por medio del cabresto, maneador o atador. LEÓN. Puma.
FIRMEZA, LA. Baile popular rioplatense, de pareja suelta e independiente y carácter picaresco. LIGAS. Cintas tejidas de lana, seda o algodón, o tiras de cuero crudo o de tientos trenzados, que
FUETE. S.M. (etim., de los antiguos veleros livianos y rápidos). En las áreas rurales de la cuenca sujetan las cañas de las botas de potro, ajusfándolas a la pierna.
platense se aplica al caballo corredor con grandes dotes de velocidad. LOMILLO. Llamado también basto o recado, la silla de montar propiamente que caracteriza el apero
del caballo de los gauchos.
LONJA. Tira de cuero crudo. Azotera de rebenques y taleros. Lonjazo = rebencazo.
G LONJEAR. Quitarle, a filo de cuchillo, el pelo al cuero crudo.

GACHO. Sombrero blando, de fieltro, de alas anchas, que con barbijo, usaron y usan los hombres LL
de a caballo, campesinos del área rioplatense.
GALLETA. Mate de calabaza natural, de forma redonda y achatada transversalmente. Típico mate LLORONAS. Espuelas llamadas también nazarenas, de grandes piernas, rodete, pihuelo y rodaja;
de la Rep. Oriental del Uruguay. llamadas así por el chirrido que éstas hacían al caminar arrastrándolas. Se hacían de plata, bronce y hierro
GARRAS, Conjunto de las piezas del apero o recado. forjado. Características de gauchos y paisanos en la cuenca platense.
GATO, EL. Baile popular tradicional rioplatense, de aire vivo y pareja suelta e independiente.
GAUCHO. Adj. u.t.c.s. (Etim. del galicismo técnico igual, del francés "Gauche", arq. matem. mar. etc.
por mal inclinado, desviado, descarriado). I. Calificóse asi en el siglo XVIII al hombre del pueblo rural de las M
fértiles llanuras del litoral del Río de la Plata, entre el río Paraná por el oeste, el río Fardo por el este, las
antiguas Misiones Jesuíticas al norte, y el mismo Plata y el Atlántico al Sur; vagabundo por los campos, a
veces faenero, asalariado o clandestino, contrabandista de cueros. agregado a las primitivas estancias: MALAMBO. Baile popular rioplatense. Zapateo. Desafio de hombres solos. Su nombre deriva de un
hábil jinete, de costumbres y vestuario particulares, al que se calificaba también de changador o gauderio. baile medicinal de los negros de Mozambique.
Durante las guerras por la independencia fue sinónimo de tropas o milicias irregulares de caballería. II. Más MANEA. Doble anillo de cuero crudo que sirve para sujetar las manos o extremidades anteriores del
tarde se aplicó y se aplica aún, en general, a todo el campesinado dedicado a Jos trabajos ganaderos en caballo. A veces se hacia como unas esposas, de hierro.
las regiones meridionales de América del Sur (Argentina, Uruguay y Brasil). III. Vale hoy tanto como
hombre rural, muy de a caballo, de la región platense; se aplica también al que es muy hábil en las faenas MANEADOR. Larga soga de cuero crudo que servía para atar el caballo o sujetar y trabar al potro.
ganaderas y del campo y también por ext. al que es generoso u hospitalario (neolog. gauchada). MANIJA. Tira fina de cuero en forma de anillo, que pasa por la cabeza o mango del rebenque y sirve
GAUDERIO. Adj. u. t. c. s. Antigua calificación que se daba a los gauchos. Etim. del portugués, por para llevar a éste colgado de la muñeca, de a caballo; o del mango del cuchillo, de a pie; o de un clavo o
vagabundo y vividor. percha en el rancho. / / La más chica de las tres boleadoras, que se lleva en la mano mientras se revolean
GOLILLA. Pañuelo grande, de seda, usado por gauchos y paisanos. las otras dos, se llama "manija".
MATE. La bebida "nacional" por antonomasia en la cuenca del Plata. Infusión de las hojas molidas
GORRO DE MANGA. O Frigio. Tocado de tejido o de tela en forma de tubo cónico, que usaron
del "ilex paraguariensis" (St. Hil.) y agua caliente, con o sin azúcar (cimarrón). Calabaza (lagenaria vulgaris
gauchos y orilleros, desde fines del siglo XVIII, hasta algo más de mediados del XIX.
- Linn.) en que se prepara dicha infusión, u otro recipiente destinado a esos fines (plata, porcelana, etc.).
GRINGO/a. Adj. u. t. c. s. Extranjero.
MEDIA CAÑA. Baile popular rioplatense, de la familia del Pericón.
GUAICA. Tipo de cinto o tirador.
MOHARRA. Media luna de hierro con filo que se ponía en la base de las chuzas de las lanzas
GUAMPA. Cuerno, asta. criollas.
GUERRA GRANDE. Conflicto rioplatense con intervención extranjera (francesa, italiana, inglesa), MULERO. Freno. Para muías u otros animales de boca dura. Parecido a un freno de carro.
que se dilucidó principalmente en nuestro territorio, entre 1838 y 1850.
Articulado en el bocado y con grandes argollas por patas.

H N
NACO. Trozo de tabaco en rollo o en cuerda. Excremento.
HACER LA OBRA SANTA. Despenar. NAZARENAS. Lloronas.

J
JERGA. Mantita de lana que se pone sobre el caballo al empezar a ensillarlo. Se le llamaba también PAISANO/», s. f. u. t c. adj. Hombre o mujer de campo de la región platense. Ropa paisana,
vestuario rural.
abajera, bajera, o sudadera.

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PAJILLA. Sombrero de paja de Ecuador o Panamá, de alas anchas o angostas y copa alta o baja, antiguos barcos veleros de puente abierto. Cabana generalmente de paredes de-barro y techo de paja y
que, con barbijo de seda, es característico de gauchos y paisanos de las zonas del litoral platense. cueros, de dos aguas, de las áreas campesinas y urbanas de la región platense.
PALENQUE. Tres palos, dos clavados en tierra y uno horizontal uniéndolos, donde se atan los RASTRA. Abotonadura de monedas unidas, o botones gauchescos, o de confección de los
plateros con formas diversas (en plata, plata y oro, metal blanco, bronce, etc.) que servia para cerrar el
caballos, frente al patío del rancho, la pulpería, etc. Palo grueso clavado en el corral, con o sin argollas,
cinto de tirador sobre el abdomen.
para sujetar, y amansar los potros.
REBENQUE. Látigo típico de la región rioplatense.
PANZA DE BURRA. Sombrero. Que se hacía con el cuero de la barriga-de estos y otros animales. RECADO. Recaudo. Conjunto de las prendas para un fin determinado o labor: recado de escribir,
Usóse en América Española desde México a Chile, en los siglos XVIII y XIX. de montar, etc. Las pilchas de ensillar el caballo. En sentido restringido sólo el lomillo o silla de montar del
PASADOR. Tubito de plata o metal blanco, o plata con oro, que servía para adornar las cabezadas, gaucho y el paisano.
riendas, bozal, cabresto, etc. del apero. También se Flama asi a adornos o refuerzos de tientos de las RELACIÓN. Verso por cuarteta o seguidilla en forma de diálogo entre hombre y mujer en algunos
mismas u otras prendas del recado. bailes criollos (p. ej.. pericón con relaciones, chamarrita con relaciones, etc.).
PATIO. Playa, limpia de pasto y malezas, frente al rancho o entre las "casas" de la estancia. RETOBAR. Forrar en cuero crudo, húmedo que se ajusta perfectamente al secarse. Se retoban los
mangos de rebenques, boleadoras, mates, etc.
PATRIA. Poncho de bayeta azul con el forro colorado. Caballo de oreja cortada, propiedad del
Estado. RODAJA. Rueda dentada o estrella de hierro que sirve para acicatear al caballo y que las espuelas
criollas llevan, de gran tamaño (de 5 a 10 cms de diám.) insertas en los pihuelos.
PATRIA VIEJA. Período de la historia nacional"que abarca la gesta por la independencia en las
guerras artiguistas, de 1811 a 1820. RODETE. Disco labrado que lleva la espuela criolla entre el arco y el pihuelo.
PAYADOR. Gaucho cantor y compositor-poeta repentista. Relator de "sucedidos" en las ruedas de
las pulperías. Noticiero parlante. Los desafíos de improvisación sobre temas dados, se llaman "payadas".
PEDERNAL. Trozo de piedra, silex, usado para encender fuego percutido por el eslabón. Parte del
yesquero.
PELERO (o PELEGO). La jerga o sudadera que se ponía sobre el caballo al comenzar a ensillarlo,
s
cuando se hacía con un cuerito de oveja con su lana esquilada.
PELOTA. Artefacto que se hacía de un cuero crudo, atado en las cuatro puntas y servía para SERENERO. Uno de los modos de usar, como cubrecabezas, el pañuelo los gauchos.
atravesar cursos de agua como un pequeño bote. SIRIGOTE. Típico recado de dos cabezadas altas, caracterizante de las zonas fronterizas de la
PELLÓN. Cojinillo. Rep. Oriental del Uruguay y el Estado brasileño de Río Grande del Sur.
SOBAR. Ablandar el cuero crudo, para hacerlo flexible y por extensión la chala para armar
PERICO LIGERO. Perezoso. Mamífero desdentado, de costumbres arborícolas de la América
Meridional, sub-Tropical y Templada. cigarrillos. Manosear, masajear.
SOBRE-CINCHA. Tira de cuero que servía para sujetar los cojinillos y el sobrepuesto al caballo.
PERICÓN. Baile folklórico rioplatense, de parejas sueltas e interdependientes, originado en Como la cincha consta de dos partes unidas por argollas: la encimera del mismo material del sobrepuesto
antiguas seguidillas españolas, a cuatro y a ocho, del siglo XVIII, con intromisiones coreográficas
y la barriguera, tira fina de cuero crudo.
contradancísticas.
SORTIJAS. Carrera de; prueba de habilidad ecuestre característica del ámbito rural rioplaten-" se,
PIAL. Tiro de lazo que se hace a las manos del animal.
consiste en ensartar, con un palito llevado en alto en la mano derecha, una argolla o sortija colocada en un
PIHUELO. Parte de la espuela donde se sujetan y giran las rodajas. arco, y a toda carrera del caballo.
PILCHA, s. f. Prenda de uso.
PINGO. Caballo de aprecio o buenas cualidades.
PITADA. Fumada, cantidad de tabaco justa para armar un cigarrillo o pitillo.
PITAR. Fumar.
T
PITILLO. Cigarrillo, pucho.
PITO. Pipa, cachimbo. TABA. Hueso astrágalo del vacuno, con que se hace un juego de azar, en el área rural rioplatense,
PONCHO. Rectángulo de tela de lana u otra, con un corte central para pasar la cabeza, que se usa y que da "suerte" o "culo" según el lado que caiga al ser arrojado al aire en la "cancha" o playo, preparado
cubriendo el torso en las zonas rurales de la América Española, de México a Chile, desde el siglo XVIII, y al efecto.
hasta la actualidad en Argentina, Uruguay y Sur de Brasil. TABACO EN CUERDA O ROLLO. Tabaco negro, fuerte, preparado de modo especial, de uso
PONTEZUELA. Pieza de metal (generalmente plata) en forma de media luna invertida, que unía los extendido en la campaña rioplatense.
extremos inferiores de las patas del freno evitando que el caballo, enfrenado pastara. TABACO NEGRO. Tabaco del Brasil.
PORONGO. Calabaza natural o mate de forma redonda, con "cola" y boca grande. Típico de la TALERO. Tipo de rebenque.
zona riograndense. TIENTOS. Delgadas tiras de cuero crudo, cortadas a cuchillo, con que el gaucho y el paisano de la
PORTEÑO, s. m. u. t. c. adj. Natural del puerto y ciudad de Buenos Aires. región platense hacen primorosos tejidos y otros trabajos de artesanía o para uso diario. En el siglo XVIII
POSTA. Casa donde se cambiaban caballos a las diligencias. Era a la vez bar, almacén y suerte de los "tientos" sustituyeron al alambre, clavos, tomillos, etc.
hostería en el campo. También funcionaron allí las primeras oficinas de correos. TIGRE. Jaguar y Yaguareté.
PRETAL (PECHERA). Pilcha del apero destinada a evitar que el recado o lomillo se corra hacia TIRADOR. Cinto característico de los gauchos.
atrás. TOCARLE EL VIOLIN. Degollar al enemigo.
PUCHO. Cigarrillo; resto de. Desperdicio. Lo que queda de alguna cosa. TRES MARÍAS. Boleadoras (Tres chinitas).
PULPERÍA. Almacén de ramos generales y despacho de bebidas de la campaña y los pueblos de TUSE. Corte de las crines del caballo, hecho a cuchillo o con tijera especial, muy del gusto
la época colonial. Era para los gauchos una mezcla de bar y club. regional. Hay varias formas o tusos: de cogotillo, barquillo, etc.

R
V
RANCHO, s. m. etim. del lugar donde se reunía la tripulación a comer y dormir en los
VAQUERÍA. Sitio donde se reunía el ganado cimarrón, para desjarretarlo, matarlo, cuerearlo y

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sebearlo, por "accioneros" o vaqueros, changadores, gauderios o gauchos, en nuestro territorio en el BIBLIOGRAFÍA
siglo XVIII.
VAQUERÍA DEL MAR. Gran área de reserva ganadera que los Jesuítas de las Misiones del Alto
Uruguay crearon en nuestro territorio, al sur del Río Negro, desde Colonia a Rocha, y hasta el litoral,
fluvial y marino y donde hacían, con sus indios tapes, grandes recogidas de vacunos cimarrones para las
estancias de aquellos establecimientos.
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VASO. Recipiente de guampa (y a veces de plata), que, unido a una larga soga de cuero crudo o
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Archivo Histórico Provincial, Córdoba, Rep. Argentina.
Biblioteca Nacional, Montevideo.
* Caldleugh, Alexander: 72, 104, Del Pino, Joaquín: 43 D'Hastrel,
Archivo y Museo Histórico Municipal, Montevideo. 284, Adolphe: 335
Museo Histórico Nacional, Montevideo. Candioti, Francisco (Pancho): * D'Orbigny, Alcides: 66, 72, 77,
Biblioteca y Archivo, Octavio C. Assuncáo. 33, 92, 105, Í50, 151, 181, 196, 197,
Biblioteca y Archivo, Femando O. Assuncáo.
136, 260 210, 247, 284, 347, 360, 395,
Cardoso, Diego: 228 396,
Cardozo, Benito: 35 397, 398
Carlos II (de Inglaterra): 19 Drake, Sir Francis: 119
Carlos III (de España): 81, 82 E
Carlos IV (de España): 82, 168 Enrique II, (de Francia): 110
Echegoyen, Bartolomé de:
176, 179

418 419
Medina, Gral. Anacleto: 205, 369 Ponce de León, Juan: 118, 119
Echenique, José Manuel: 180 Isabel II (de España): 168 371 Medina, José: 180 Prado, Juan: 179
Elío, Francisco Javier: 201 * Isabelle, Arséne: 49, 62, 65, 72, * Mellet, Julián: 62, 90, 162, 194,
* Elwes, Robert: 106, 172 77, 151, 287, 399 347
* Escayola, Juan ("Juan Torora"): Mendoza, Pedro de: 28, 174,
14, 58, 59, 274, 310, 317, 320, ^Quintero, Mónica: 178
Jacobo I (de Inglaterra): 120 308 Métraux, Alfred: 230 Quiroga, Horacio: 156
325, 328, 329, 330, 332, 335, * Miers, John: 393, 394
339, 352. Jerez, Rodrigo de: 117
Jesucristo (Jesús de Nazareth): * Millau y Miraval, Francisco: 346
Etchegaray, Juan: 257, 259 * Molina, Argote: 363 R
240
Jijena Sánchez, Rafael: 383 * Molina, Raúl Alejandro: 277 Raleigh, Sir Walter: 119
F Jouve, Augusto: 169 Molins, Jaime W.: 76 Regules, Elias: 11, 12, 156
Falcón, Simón: 204 Felipe II Juan de Austria: 79 * Montet, Eduard: 202, 265 Reilly, Federico: 9, 15
(España): 55 Felipe III (España): Morinigo, Marcos A.: 70 * Rex González, Alberto: 187,
225 Felipe V (España): 81 Morris, Isaac: 190 189,
Fernández, Pedro Amador: 35 L Muñiz, Francisco Javier: 130, 192
Femando VI (España): 81 * Lastarria, Miguel de: 148 131, 186, 197, 296, 347 Muzio Reyles Carlos: 12, 156
Ferreyra, José: 176, 177 Larrañaga, P. Dámaso Antonio: Sáenz Peña, Carlos; 36, 70, 90, Ribaynera, Madiías: 32
Ferreyra, Susana: 177 391 149 Richelieu, Cardenal de: 79
* Figari, Pedro: 11, 12, 14 Latorre, Cnel. Lorenzo: 12, 106 Rivera, Anselmo: 179
Flores, Gral. Venancio: 369 Lavalleja, Gral. Juan A.: 169 N Rivera, Bernardina Fragoso
Fonrobert, H.: 169 Lecor, Carlos Federico: 45 Navarrete, Apolinario: 180 Nicot de:
Francia, Gaspar Rodríguez de: * Leguizamón, Martiniano: 52, de Villemain, Jean: 110, 119 141, 258
248 169, 191, 305, 344 Rivera, Gral. Fructuoso: 133,
Francisco de Lorena (Gran * Lehmann-Nitsche, Roberto: 41, O 141, 258, 271
Prior): 119 42, 50, 78, 79, 80 Rochebrune: 218, 223
Frahídin, Benjamín: 13 Fuente, Oberti, Federico: 277, 360 Rodó, José Enrique: 12, 156
Liniers, Santiago: 201 Ocaña, Padre: 344 Oneto,
Juan Manuel de: 178 Funes, Lizárraga, Fray Reginaldo de: * Rodríguez Molas, Ricardo: 32,
Deán: 201 Pedro: 258 145, 181
190 * Ordoñana, Domingo: 12
Lobo, Manuel: 79, 367 Ronco, Bartolomé F.: 277
G Oribe, Gral. Manuel: 258, 360 Rosa, Clara de la: 151
Loma, Majar: 176 Otssen: 190
Gaboto, Sebastián: 70 López Osomio, Mario A.: 174 * Rossi, Vicente: 14, 58, 274, 325,
Garcilaso, Inca: 277 Gardel, Oviedo, Antonio Fernández de: 330, 335
López, Martín: 180 118, 187, 189, 344, 345
Carlos: 157 Garro, José de: Lorenzanos, P. Mariano: 223 Rugendas, Mauricio: 335
367 Giles, Pablo: 35 Gómez, Lozano, Padre: 227
Petrona: 32 Gómez, P
Servando: 373 Góngora,
Luis XIV (de Francia): 79, 125
Luis XV: 381
Pai Vitalino: 146 s
Gobernador: 190 Palavecino, María Delia Millán Sabat, Mayor: 205
* Granada, Daniel: 17 Luis XVI (de Francia): 84 de: 69
Lussich, Antonio D.: 12, 14 * Sáenz, Justo P.: 14, 26, 58, 59,
Gran Duque de Moscovia: 120 Palliére, Jean León: 335 275, 306, 332, 335
* Greene Arnold, Samuel: 105, Pampillón, José María: 369, 371 * Saint-Foix, Conde de: 201, 265,
151, 152, 162, 171, 211, 310, LL Pane, Romano: 118, 119 290
349 Llana, Enrique: 178 Llana, José * Parish, Robertson, Juan y
Guillermo: 33, 36, 77, 136, 149, * Saint-Hílaire, Auguste: 62, 63,
Guayanes, Juan Bautista: 176, Antonio: 180 Llana, Juan 69, 91, 92, 150, 215, 217, 247,
177 Agustín: 177, 179 162, 246, 251, 389
* Parras, Fray Pedro José de: 365 393
Paucke, P. Florian: 297 Salamanca, Juan de: 121
H Peñalosa, Lorenzo: 31 Peralta, Salinas, José: 31, 77
* Haig, Samuel: 211 M Pascual: 180
Head, Francis: 339 Magariños Cervantes, Sambrano, Pedro: 204
Henrichsen, Kjell: 153 Pérez Dávila, Antonio: 203 Samuel Trifilo, S.: 211
Alejandro: Pérez, Máximo: 369 Pérez,
Hernández, Francisco: 59 17 Sánchez, Florencio: 12, 156
Hernández, José: 154 Simón: 32 Pérez Triana, S.: Sánchez Labrador, Padre José:
Maguire, Juan W.: 14, 106 201
Hidalgo, Bartolomé: 359 * Malaspina, Alejandro: 70 227, 228, 230
Hottenroth: 80 * Pernetty, Dom Joseph San Juan: 240
Mariana de Austria (Regente de Antoine:
Hudson, Guillermo E.: 86, 212 España): 79 San Martín, Félix de: 360
79, 81, 281, 297
Marín Negrón, Gobernador: 225 Pineda y Ramírez del Pulgar, San Pedro: 240
I * Marmier, Xavier de: 77, 152, Antonio: 30, 77 Podestá, José Santa Croce, Próspero de: 119
Ibitupuá, Cacique: 229 Irala, 162, 183, 400 (Pepe): 156 Ponze de León, Santo Tomás: 240
Domingo Martínez de: 174, Marqués de Aitona: 79 Martillet: Gerónimo: 176, 179 Sarmiento, Domingo F.: 52, 173
222 Isabel I (de Inglaterra): 218, 223 Martínez, Andrés: 177, Schaden, Egon: 146
120 179 Martínez, José Luciano: * Schmidel, Ulrico: 190, 222, 308
205, 371 Mártir de Anglería, Schomberg, Armánd - Fréderic:
Pedro: 110 Mas de Ayala, 79
Gregoria: 283 Seco, Pedro: 78
Silva, Valdés, Fernán: 192

421
420
* Skogman, C: 105, 153, 288, Viana, José Joaquín de: 70
349, * Vidal Emeric Essex: 30, 36, 48,
350 70, 90, 149, 150, 181, 196, 335
Viera, Feliciano: 205
Soares, Gabriel: 114 * Vignati, Milcíades Alejo: 130,
* Suarez, Gregorio (Goyo) 135 197,
* Villanueva, Amaro: 229, 237,
T 244 Voulminot, Carlos A.: 259
Tani Mariano: 179 Tello,
Julio C: 230 Terra, Gabriel: W
114, 369 Torre Revello, * Woodbine Hinchliff,
José: 344 Torre, Luis dé: Thomas:
117 77, 170, 183, 199, 211, 248,
274,
289, 326, 328, 339, 351
Urbano VIII (Papa): 120 Weiss: 80

V
Valdez de la Banda, Diego
Y ÍNDICE GENERAL
Rodríguez: 189 Valera, Yosoro, Balta de: 180
Juan: 17 Várela, José
Pedro: 12 Vaz Ferreira, Pág.
Carlos: 12 Vázquez, Zeballos, Diego de: 227, 240
Higinio: 372 Velázquez, Zorrilla de San Martín, Juan: 12,
Diego de: 174 Vega, Prólogo ............................................................................................ 9
106, 156 * Zum Felde, Alberto: 12, Introducción .................................................................................... 17
Carlos: 21 14, 229 I— Primera Época ................................................................ 25
II— Descripción de las Pilchas Principales:
La Bota de Potro .......................................................... 41
III— Las Espuelas .................................................................. 55
IV— Otras Pilchas ................................................................ 61 *
V— El Poncho ....................................................................... 69
VI— El Pañuelo y el Sombrero ............................................. 75
VII— El Vestido de la Mujer en el Campo - 1.a Época ........... 87
VIII— Vestuario Masculino - 2.a Época ..................................... 97
IX— Los avíos de fumar ....................................................... 109
X— El Chiripá ........................................................................ 145
XI— El Tirador ........................................................................ 159
XII- El Cuchillo .......................................................................... 173
XIII- La Boleadora .................................................................. 187
XIV— El Vestuario Femenino - 2.a Época ................................ 207
XV- El Mate ............................................................................. 215
XVI— Vestuario Rural Masculino - 3.a Época ............................ 253
XVII— El Rebenque ................................................................... 267
XVIII- Los Aperos ......................................................................... 277
XIX— El Recado y las Garras ................................................. 295
XX— La Brida y las Sogas ...................................................... 323
XXI- El Lazo ............................................................................ 343
XXII— El Desjarretador y la Lanza ............................................. 363
XXIII— Vestuario Rural Femenino — 3.a Época ...................... 37
Apéndice: El Chifle y el Vaso ............................................ 383
XXIV— Las Gentes y el Medio ................................................. 389
Vocabulario ..................................................................................... 407
Bibliografía ...................................................................................... 415
índice Onomástico .......................................................................... 419
índice de Ilustraciones ................................................................... 423
índice General ..................................................

422

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