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Osvaldo Delgado
Daniel Matusevich
Carolina Vairo
Martín Ruiz
Rossi, Gustavo Pablo Acompañamiento terapéutico. - 3a ed.
- Ciudad Autónom a de Buenos Aires : Polemos, 2013.
224 p. ; 23x15 cm.
ISB N 978-987-649-055-9
CDD 616.89
I o E d ic ió n , E d i t o r i a l P o le m o s , 2007.
2o E d ic ió n , r e v is a d a y c o r r e g i d a , E d i t o r i a l P o le m o s , 2010.
3o E d ic ió n , E d i t o r i a l P o le m o s , B u e n o s A ir e s , 2013.
© de esta edición
S.A.
E d i t o r i a l P o le m o s
M oreno 1785, 5o piso,
1093 - Buenos Aires, Argentina
www.editorialpolemos.com
editorial@ polem os.com .ar
ISB N : 978-987-649-055-9
Derechos reservados
Prólogo.............................................................................. 9
Juan Carlos Stagnaro
Introducción
Lo cotidiano y sus interlocutores......................................... 11
PRIMERA PARTE
Capítulo 1........................................................................................ 17
Historia y desarrollos del Acompañamiento Terapéutico.
Capítulo 2........................................................................................ 41
Características de la práctica: funciones habituales,
encuadre, restricciones.
Capítulo 3........................................................................................ 67
La construcción del caso en el Acompañamiento
Terapéutico. Indicaciones.
Capítulo 4 ........................................................................................ 87
Instancias de trabajo en relación al proyecto de tratamiento.
SEGUNDA PARTE
Capítulo 5........................................................................................89
Sus articulaciones con el dispositivo psicoanalítico. Táctica,
estrategia y política.
Capítulo 6......................................................................................107
El sujeto en el Acompañamiento y la cuestión de la transferencia.
Las presencias terapéuticas, entre lo público y lo . ............
Capítulo 7......................................................................................135
£1 acompañamiento terapéutico con niños y adolescentes.
Capítulo 8......................................................................................163
Acompañamiento terapéutico en la internación psiquiátrica.
Daniel Matusevich
Capítulo 9 ......................................................................................173
Acompañamiento Terapéutico en la Vejez.
Carolina Vairo, Martín Ruiz, Daniel Matusevich
Capítulo 10....................................................................................181
Una clínica entre varios. Entrecruzamientos. Osvaldo Delgado
Capítulo 11....................................................................................189
Acompañamiento Terapéutico y Políticas en Salud Mental.
Una Red que no sea anónima.
Bibliografía..................*.................................................................215
Dedicatorias
A Fabrizio,
por su sensibilidad, por el afecto
de esa conversación que aún persiste
con su ausencia.
Prólogo
Ju a n Carlos Stagnaro
Profesor Regular Titular
Depto. de Salud Mental - Facultad de Medicina
Universidad de Buenos Aires
Introducción---------------------------
Lo cotidiano y sus interlocutores
1. Interlocutores
cualquier cosa puede concentrarse en una palabra o extenderse
en mil
hay que encontrar la cantidad exacta que resulte poética
cada palabra tiene mil sentidos
dos juntas multiplican un millón
con el correr del tiempo las precisiones se van
desgastando como templos abandonados en la selva
2. Lo cotidiano
en realidad el tiempo tiene tantas contexturas
afilado cristalino fungoso regular espeso córneo peludo
(...) y como arrancarse la mácula del trabajo
esa deficiencia de la quietud
sino con la dulce explosión de la bomba de ocio
todo sería tan simple si los lunes fueran sábados
César Fernandez Moreno4
Notas
Capítulo 1
Historia y desarrollos del Acompañamiento
Terapéutico
Un espacio de intersecciones
Existe una coincidencia entre las distintas apreciaciones que se rea
lizan sobre los comienzos en Argentina del acompañamiento terapéuti
co: aparece ligado a la clínica psiquiátrica, aunque de una manera muy
poco rígida, es decir, dentro de una apertura de la misma. Se empieza
a utilizar -junto a otros recursos clínicos y comunitarios- frente a sus
puntos de quiebre, de carencias en su saber y en sus procedimientos.
18 / Gustavo Pablo Rossi
tro del nuevo campo de la Salud Mental. (...) A los psiquiatras de esa
época los podemos dividir en dos grupos” , dicen los autores. Un grupo
al que llaman manicomial, integrado por los defensores del sistema de
hospicios, y directivos de los manicomios del país. El otro grupo es el
de los reformistas, integrado por quienes se oponían a la situación de los
manicomios y querían modificar sus estructuras.
Y esto, que hasta suena raro dicho hoy por la fuerte presencia de
la ideología política, resulta más que interesante en tanto fue escrito
por reconocidos profesionales de ese tiem po, cuya vigencia en mu
chos aspectos se extiende hasta la actualidad.19
Por su parte* otra de las versiones sobre los comienzos del acom
pañamiento terapéutico lo ubica igualmente dentro de la clínica psi
quiátrica, y de aquella apertura en el interior de ésta. Según el Dr.
Jorge García Badaracco, desde los años ‘60 trabaja con acompañantes
terapéuticos, siendo Jefe de Servicio del Hospital “J. T Borda” . Este
autor, fundador en 1967 de un Hospital de Día en Salud Mental que
algunos reconocen como pionero en Argentina, dice que “ es una téc
nica usada desde hace muchos años en países como los EE.U U.” , por
que “ no es intrusiva ni invasiva” y resulta altamente continente.
hacia finales de la década del ’70 con este recurso, en pacientes se
veramente perturbados para “ tratar de encarar su enferm edad en el
quehacer cotidiano” , mediante el trabajo interdisciplinario en red.
Afirm a que “al igual que otros colegas, inicié esta form a de trata
miento tiempo atrás, cuando no existían las posibilidades de hoy, de
realizar un abordaje m últiple desde la asistencia en la Salud Mental
pública o privada. Estos modelos comunitarios, a su vez, surgen en
la Europa de postguerra, en el m om ento del pasaje de la era ma-
nicomial a la de reinserción social de los pacientes perturbados.”25
Según su lectura, al contarse a partir de 1950 con psicofármacos an-
tipsicóticos y antidepresivos potentes, se posibilitó “ que el paciente
perturbado pudiese cambiar conductas, y p oder así cumplir otros
roles para los que antes estaba inhabilitado” . Reconoce entre sus
precursores en el A T a los Dres. García Badaracco y Kalina, y con
ceptualmente toma el m odelo de comunidad terapéutica diurna.
la época era el liderado por E. Kalina que fue pionero en este tipo
de tratamientos en el país, aunque sus primeras armas las realizó con
pacientes extranjeros, ya que en nuestro país no había aún un desplie
gue de las toxicomanías como lo había en ciertos sectores de Brasil.
Tengo muchas anécdotas, no todas gratas...ya que en una oportuni
dad un acompañante amigo tuvo inconvenientes con el suicidio de
un paciente en el que se vio envuelto por la locura reinvindicadora
de la familia brasileña. Esta situación provocó cierto impacto en mí
y me llevó a investigar con los rudimentos bibliográficos de la época
el tema del acompañamiento terapéutico, su función y publicar un
artículo sobre el tema en una ‘Actualidad Psicológica’.” 26
Desde una perspectiva propia, el Dr. Juan Carlos Stagnaro dice -res
pecto de los años ‘60 y los inicios en la utilización de esta función- que
no estaba enterado que se practicaran internaciones domiciliarias en
forma regular. “Yo hice algunas, pero no recurría para ello a la parti
cipación de lo que hoy llamamos acompañante terapéutico, más bien
trataba de implementar los recursos de la familia o de la realidad social
inmediata” . Cuenta que en sus primeras intervenciones hubo “ mucho
voluntarismo y poca conceptualización de lo que hacía. Por el contra
rio, a principios de los ‘70, entre el ‘71 y el ‘76, en el Hospital de Día
del Hospital Infanto Juvenil ‘Tobar García’ que llegué a dirigir, se de
sarrolló una técnica que se aproximaba al acompañamiento terapéuti
co actual. A llí trabajaban estudiantes, luego licenciados en Psicología,
que iniciaron una actividad con el nombre de líderes de grupo. Estos
profesionales pasaban gran parte del tiempo de sus actividades con los
chicos y también salían a realizar paseos y visitas domiciliarias con el
Acompañamiento terapéutico / 31
Por otra parte, com o veremos en los capítulos próxim os, su in
clusión se extendió en form a paulatina hacia espacios inicialmente
impensados.
El campo de la Educación Especial es uno de los ámbitos donde
tuvo una mayor expansión, perm itiendo modalidades de interven
ción que se articulan al trabajo con Escuelas, sean especiales o co
munes, incluyendo actividades de integración escolar con at. Esto
amplía el trabajo que se realiza desde hace muchos años con disca
pacidad, autismo y psicosis infantiles, en el contexto de instituciones
dedicadas a esta temática.
Acompañamiento terapéutico / 33
Notas ___
Inclusiones en un tratamiento
Vuelvo con esto a una noción central que servirá para leer tanto
las “ indefiniciones” como “ definiciones” : com o ven go sosteniendo
desde hace tiempo, la función del acompañante terapéutico se va a ir
precisando en relación a una estrategia determinada de tratamiento
y a la singularidad del caso.
Otro ejem plo que conecta esto con la temática del A T lo aporta
una viñeta clínica sobre un episodio que sucedió en el trabajo con
el Equipo de A T que coordino, mientras leía casualmente (i!) este li
bro sobre la atención en catástrofes. Hasta me permitió resignificarlo
52 / Gustavo Pablo Rossi
mano, etc. Todo esto nos remite al encuadre y en caso de que sea un
equipo de A T es algo atinente al coordinador.
B- Casos en los que existe dicho acuerdo por parte del paciente y
su familia.
Debemos tener en cuenta (en cada país/provincia) las problemáticas
legales que estos temas implican para la psiquiatría y la salud mental,
que hacen a las connotaciones y requerimientos para una internación
restrictiva y cerrada; y nos lleva a conceptos como “ riesgo de daño”
para sí y para terceros y a la turbia noción de “peligrosidad” -cada vez
más cuestionada por los efectos discriminatorios que ha generado-. Se
entroncan además otras controversias, como por ejemplo: quién está
legalmente autorizado para decidir una internación, qué sucede cuan
Acompañamiento terapéutico / 59
En su medida y armoniosamente...
Prolongar de manera inadecuada un acompañamiento, en cuan
to a la cantidad de horas que tiene cada día que se realiza y en su
duración, en situaciones donde debiera hacerse una reducción gra
dual para ir hacia la finalización, puede ser motivo de reacciones
impulsivas del paciente, transgresiones, confusión en el rol, o males
tar familiar, lo que termina “ frustrando” el acompañamiento.
Anexo
Notas_____________________________________________________________
1 Ver Anexo sobre Modalidades del A T al final del Capítulo.
2 Se desarrolla en el Capítulo dedicado al tema.
3 Dorfman Lemer, B.; Nuevo m odo de investigar en psiquiatría: el
acompañamiento terapéutico. En Revista Acta Psiquiátrica y Psicológica de
América Latina, Bs. As., 30, 1984.
4 En Bs. As., el Hospital monovalente “J . T. Borda” , tiene en el saber popular la
significación de ser “ el” manicomio como lugar de reclusión por excelencia
de la locura, aunque actualmente (nombrado “ Hospital Psicoasistencial
Interdisciplinario”) se intente avanzar en un proyecto de mayor apertura,
de desmontaje de ese perfil manicomial, con la densa imagen de pacientes
cronificados con asistencia sumamente deficiente. Utilizo esta figura
sin dejar de lado que en la institución psiquiátrica privada, con obvias
mejoras en la hotelería y la seguridad personal, muchas veces sigue estando
esa lógica manicomial, con punto de partida en el aislamiento y el encierro
y la supresión rotunda de los derechos civiles del paciente. Ver: Goffman, E.,
2001; de especial interés para el tema.
5 Adapto esta idea puntual del texto: Dozza de Mendonga. L.; “ L o social
es un lugar que no existe...” . En Site AT, www.siteat.cjb.net - www.cop.es,
2002.
6 Stagnaro, J. C. Entrevista en: Acompañamiento Terapéutico; Rossi, G. y otros,
Bs. As., Ed. Polemos, 1997.
7 Op. cit., p. 88, 1997.
8 Leal Rubio, J.; p. 46, en La continuidad de cuidados y el trabajo en red en Salud
Mental, Madrid, AEN, 2006.
9 Leal Rubio, J.; p. 44, en La continuidad de cuidados y el trabajo en red en Salud
Mental, Madrid, AEN, 2006.
10 Benyakar, Lo disruptivo. Amenazas indi-viduales y colectivos; Bs. As., Ed. Biblos,
2003.
" En Argentina, desde su trabajo con Cruz Roja, SchnerofF, S., y Edelstein, S.,
desarrollaron interesantes experiencias de este tipo, a partir de esquemas de
intervención con AT, tal como fuera descripto en la presentación “Inundación
que inunda al psiquismo; la catástrofe de Santa Fé”, que las autoras realizaron
en el 1er. Congreso Iberoamericano de AT, Cuarto Congreso Argentino, Bs.
As., 2003.
12 Benyakar, M.; 2003. P. 196
13 Op. cit., p. 197, 2003.
14 Op. cit., p. 201, 2003.
15 Para ampliar, anotamos algunas referencias: Barraco, A.; “ Desmanico-
mialización:los límites de la ley” : en Revista Topía, Bs. As., Nro. 45, Nov. de
2005. Y el Dossier “ Internación psiquiátrica” , en Ve-rtex; Revista Argentina de
Psiquiatría. Bs. As., Vol. X V II, Nro. 65, 2/2006.
16 A l ser algo relativamente más conocido, se remite a la bibliografía existente
al respecto. Entre otros: Rossi, G. y otros (1997); o SchenrrofF, S, y Edelsein,
S. (2004).
Capítulo 3
La construcción del caso en el Acompañamiento
Terapéutico. Indicaciones.
para trazar las modalidades del AT, sus objetivos, etc. También para
realizar luego su seguimiento y los posibles cambios en la dirección
de la actividad, en una tarea conjunta cuya sintonía es necesaria.
quecedor que trataba de evitarse. Sin más, una intervención que podía
resultar iatrogénica. Y entraba en contradicción con el objetivo de
inclusión de este A T para la terapeuta: precisamente, se trataba de
marcar alguna distancia entre esta chica y sus padres, com o “ salida”
de ese círculo “psicopático” familiar. Dar lugar a estas demandas del
padre, hubiera implicado entrar en una complicidad con ese círculo
familiar, lo cual imposibilitaría toda “ salida” . Y anular prácticamen
te la función de “ mediación” , de “ corte” como objetivo por el cual
hubiera podido resultar terapéutico el acompañamiento.
En las reuniones se plantean los objetivos fiara cada etapa del acom
pañamiento y la “ adaptación” necesaria que tendrá que hacer cada
acompañante para su situación de AT: en función de la táctica que
maneje en cada momento, ante el vínculo con el paciente y su familia,
y ante situaciones imprevistas. Existe una decisión y posición de cada
acompañante, que será trabajada luego en el marco del equipo, dado
que el hecho de tomar en cuenta esas diferencias (en cada acompa
ñante), no implica que cada uno pueda hacer “ cualquier cosa” .
Notas
Nos han solicitado, por ejem plo, para personas jóvenes, que no
han podido tener una inserción laboral y una independencia eco
nómica: Raúl, un paciente que vive con sus padres ya ancianos que
siguen sosteniendo la econom ía familiar, dado que este hijo no ha
podido tener continuidad en alguna actividad laboral. Tam poco
aparecen en él iniciativas en ese aspecto, ni en otros proyectos p er
sonales (desde estudios hasta actividades deportivas/recreativas, en
un escenario con pocas o nulas relaciones de amistad y un encierro
diario casi total en la etapa en que se indica el A T).
Notas
Capítulo 5
El acompañamiento terapéutico y sus
articulaciones con el dispositivo psicoanalítico
En la casa llena de ruidos
el libro comienza
en cualquier
parte
termina en cualquier parte
el lenguaje
destruyéndose
a sí mismo...
Leónidas Lamborghini - “ Diez escenas del paciente”
Por otra parte, si volvemos desde aquí a Freud, afirma que la origi
nalidad del psicoanálisis reposa en que “ es el único procedimiento” en
que “ se conserva esa preciosa conjunción” entre “curar e investigar” .7
Y esto permite pensar los efectos “ terapéuticos” . Ese nexo insepara
ble entre curar e investigar lo lleva a decir que “ aquellos conocimien
tos que se haya logrado adquirir en el camino de un análisis”, (...)
por mínimos que parezcan, se encontrarán transformados en poder
terapéutico” . Ese conocimiento, que tiene la propiedad de ser singu
lar y sostenerse en la transferencia, “ aportaba el éxito” terapéutico.
“Y no era posible tratar sin enterarse de algo nuevo, ni se ganaba un
esclarecimiento sin vivenciar su beneficioso efecto8” .
Com o describía antes, cuando nos encontramos por ejem plo con
el Acompañamiento que se desarrolla en un bar, a la salida de un cine,
en la conversación sobre temas de la realidad cotidiana, es habitual
que el paciente quiera saber sobre cuestiones de lo personal del at, con
preguntas a veces muy directas al respecto. Sería imposible responder
desde una intervención que “pusiera a trabajar” esas preguntas con
nuevos interrogantes, o con silencios ante requerimientos puntuales,
con una posición de “abstinencia” como la que puede pensarse para el
analista (en algunos casos, y en determinadas situaciones).
Acompañamiento terapéutico / 99
Notas_____________________________________________________________
1 Lacan, J.; La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos, Bs. As.,
Ed. Siglo X X I. Pag. 569. Volveremos sobre esto en los últimos puntos de
este capítulo.
2 Lacan, J.; La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos, Bs. As.,
Ed. Siglo X X I. Pag, 597..
3 Lacan, J.; Dos notas sobre el niño (A J. Aubry), en Intervenciones y textos 2, Bs.
As., Manantial, 1988.
4 La presentación de este caso se encuentra en el Capítulo sobre Salud
Mental y AT, donde se vuelve sobre el tema.
5 En el sentido en que ese rasgo “externo” a la familia tratará de evitar la
dimensión de lo siniestro. También abordamos este tema en el Capítulo
destinado al prójimo y al semejante.
5 Calligaris, C., 1989.
7 Cf. en S. Freud: “Análisis Profano” y la conferencia sobre “ Psicoanálisis y
Psiquiatría” .
8 Freud, S., conferencia sobre “Psicoanálisis y Psiquiatría” .
9 Laurent, E.; Ciudades analíticas, 2004.
10 Belaga, G.; en La urgencia generalizada, Bs. As, Ed. Grama, 2004.
11 Laurent, E.; en La urgencia generalizada, Bs. As, Ed. Grama, 2004.
12 Lacan, J.; La dirección de la cura.... Pag. 597.
13 Para ampliar este tema, entre otros textos: “Las entrevistas preliminares, Mesa
redonda”, en el libro Acto e Interpretación, A A W , Ed. Manantial, 1993.
14 Cf. también Silvestre, M.; pag. 57 y siguientes, en “Mañana el
psicoanálisis” .
15 Lacan, J.; Op. Cit., p. 566
16 A l menos para la neurosis, este es el lugar dado por Freud al analista. Para
profundizar sobre la problemática de las psicosis: Soler, C., 1992; entre
otros.
17 Así se ha planteado en textos de otros autores.
18 En su doble dimensión de sujeto supuesto saber y objeto a.
19 Lo retomaremos desde distintas perspectivas en este texto.
Acompañamiento terapéutico /105
Esto lleva a varias cuestiones que abarcan desde el lugar del loco
en la sociedad y la segregación que padece, que a veces no es tenida
suficientemente en cuenta por los propios profesionales de la “ Salud
Mental” ; hasta la importancia de partir de una posición cuyo eje es la
humanización de aquel que de otra manera estaba como objeto, como
resto. Prestarse a una relación de semejanza, como condición inicial, va
a sentar una base para ir estableciendo un vínculo. La calidad de ser
semejante es algo que “ liga” al sujeto humano6.
con el analista. Él sujeto no está cara a cara con el analista. Todo está
hecho para borrar todo lo que tenga que ver con una relación dual,
de semejante a semejante.15”
sesiones” , y que esta será “ mayor cuanto menos severo sea el caso” .
En algunos tratamientos, “ una entrevista semanal o quincenal pue
de ejercer influencia suficiente sobre la vida cotidiana del pacien
te como para asegurar su progreso. En el otro extrem o se halla el
paciente que debe ser hospitalizado y m antenido bajo supervisión
constante” . “ Es importante tener en cuenta que el paciente tendrá
que resolver sus problemas en la vida real, en sus relaciones con su
mujer y sus hijos, con sus superiores y competidores, con sus amigos
y enem igos” . Dirá luego, aumentando su apuesta, que “una parte
integrante del tratamiento consiste en observar e influir sistemática
mente sobre las experiencias del paciente en la vida.”
a- intervención p o r demanda.
b- intervención por presencia.
Esquematiza esto a partir de nociones que se utilizan para la. pla
nificación de los servicios de salud. Es conocido como intervención por
demanda espontánea (la a- en Benyacar), e intervención por demanda
promovida por el profesional (que se adapta en sus términos a la inter
vención b-). Veamos un poco más de qué se trata.
a- la intervención por demanda es muy similar a la típica función del
equipo de guardia psiquiátrica. El profesional aguarda en el lugar
asignado para su tarea y recibe al “ paciente” o “ damnificado” , que
acudirá en form a espontánea o derivado por otro profesional.
b- la intervención por presencia, se caracteriza porque los profesiona
les están disponibles y en contacto directo con todas o la gran mayoría
de las personas -involucradas en la catástrofe que los convoca.
Además, dice otras cosas, en cuya lectura encuentro “ resonan
cias” para la tarea del acompañante terapéutico. N o sólo en situa
ciones de catástrofes sociales, sino que apelo a esta dimensión de la
catástrofe en términos de la subjetividad y, a veces, de la problemática
familiar que se genera ante una crisis emocional, un brote psicótico,
etc., en los casos con los que trabaja el at.
Acompañamiento terapéutico /123
Para volver sobre el primer punto, pero también para pensar la ar
ticulación entre esa primer dimensión y la segunda que esquematicé
para el at, me remito además a la manera en que se piensa el momento
inicial del AT, en el abordaje institucional propuesto por ambos auto
res31: un aspecto primordial del trabajo en ese momento consiste en
“ crear un espacio de confianza en una palabra por advenir” . En esa
instancia, no se trata de tomar una posición frente al discurso delirante,
en cuanto a rechazarlo, confirmarlo o interpretarlo, sino sobre todo de
“escuchar” el delirio “tal como es dicho” , así como de “reconocerle un
lugar” para ese sujeto y su historia. Para formularlo en otros términos:
si el at sabe “callar” , va a facilitar que advenga el decir del sujeto que
acompaña. En otro tiempo tendrá que trabajar sobre ese decir, sobre
aquello que se generó a partir del movimiento. Cabe recordar, por otra
parte, que estos tiempos tienen un sentido tanto lógico como cronoló
gico, es decir, puede alternarse en un mismo sujeto, y por ende en la
posición del at, los momentos donde sea necesario “ callar” , ser testigo,
con momentos en que el vínculo posibilita otra modalidad de trabajo
para el at, otra posibilidad para su palabra.
Notas
Ámbitos de trabajo
Esquemáticamente, con estas descripciones prácticas veremos
tres ámbitos principales del acompañamiento terapéutico con niños
y adolescentes:
Esta niña estaba por cumplir 7 años cuando sus padres consultan
en un centro de día con una m odalidad “ Recreativo-terapéutica” ,
destinado a niños y adolescentes.
Para concluir
En casos com o el de AZ, destaco que el at llega a ser parte de la
cotidianeidad, con la particularidad de intervenir desde una posición
que sostiene algo de esa mixtura entre lo externo o “ extranjero” , y
ía intimidad, m oviéndose en ese borde afuera-adentro.
Notas
La internación psiquiátrica
En este capítulo trataremos de definir una propuesta de acompa
ñamiento terapéutico (A T ) que se pueda aplicar a la complejidad del
trabajo que se lleva a cabo en una sala de internación psiquiátrica.
Continúa siendo muy difícil para los pacientes procesar las en
fermedades mentales y, tal vez, la máxima expresión de esto sea la
elaboración del proceso de internación psiquiátrica; dicha situación
es equiparada en el im aginario social con estar loco y está muy le
jos del glamour que puede presentar un personaje de W oody Alien
cuando concurre al analista o confiesa públicamente que toma Pro-
zac; el tem or a perder el trabajo en caso de que la internación conste
en el registro m édico de la cobertura de salud, o el m iedo a que el
entorno significativo se entere, son situaciones cotidianas de la prác
tica médica en una sala de agudos, que nos alerta acerca de que el
estigma sigue vivo y en el m ejor de los casos, solamente se ha traves
tido con los ropajes que le aporta la posmodernidad, que, al vaciar
de contenido a las polémicas, lo que hace no es resolverlas sino más
bien silenciarlas y ocultarlas.
Bibliografía
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2005.
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1986.
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8. Rossi, G.; Material de lectura para la Cátedra “ Fundamentos Clínicos del
Acompañamiento Terapéutico” , Práctica Profesional de la F. de Psicología
UBA, 2006.
9. Main T.; The hospital as a therapeutic institución, Bulletin o f the Meninger
Clinic, 10:66-70, 1946.
Capítulo 9
Acompañamiento Terapéutico en la Vejez
Carolina Vairo*
Martin Ruiz**
Daniel Matusevich
Introducción
El envejecimiento es un nuevo fenóm eno dem ográfico, relacio
nado con el desarrollo económico, sanitario, social y cultural. Según
datos del IN D E C del censo de 2001 la población total mayor de 65
años en Argentina es de 3.587.620, siendo en Capital Federal de
478.445 (13,3%); a su vez entre los años 1950 y 2000, la población
total aumentó un 116%. En los mayores de 65 años el aumento fue
de un 398% y en los mayores de 80 años un 682% (2,5).
El envejecimiento progresivo de la población supondrá una pro
funda transformación social en el mundo y el resto del siglo X X I
estará sumido en esta revolución demográfica. Según la Organiza
ción de Naciones Unidas (O N U ), en el mundo hay unos seiscientos
millones de personas de más de 60 años, cifra que se habrá dupli
cado en el 2025, principalm ente en los países en vías de desarrollo,
mientras que en las sociedades industrializadas la población de más
de 80 años es la que está aumentando en mayor proporción.
Acompañar en la vejez
Para “ acompañar viejos” debemos pensar prim ero en algunas
cuestiones fundamentales tales com o la significación de la vejez, el
paso del tiem po, la enferm edad, el deterioro físico y mental, la sole
dad, el aislamiento y la espera de lo ineludible, la muerte.
Notas
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14 Kuczewski MG. Ethics in long-term care: arethe principies different.
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15 Lebowitz B. Correlates o f success in community mental health
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722
16Mann J. A current perspective o f suicide and attempted suicide.
Annals of Intemal Medicine 2002; 136: 302-311
180 / Gustavo Pablo Rossi
Gráfico 1
El A T se ubica en el centro de esos cruces y tiene que ver con esas tres
intersecciones y es parte del efecto de éstas. Además, en el cruce psi-
Gráfico 2
Acompañamiento terapéutico /183
Gráfico 4
PACIENTE
I
AT A/Lo público/Intersubjetividad
I
S
S2
Punto de basta
Regulación
Alter ego
SI
A
Notas ________________________________________________________
1 Rossi, G.; Bases del Acompañamiento Terapéutico: La locura es soledad-, en el
Diario “ Página 12” , Sección Psicología, Bs. As., 11/11/04.
Capítulo 11
Acompañamiento Terapéutico y
Políticas en Salud Mental
31veo allí cuando bajo
tanta gente en silencio
cada uno con su ovillo
desovillando
cuidadosamente
en silencio hacia adentro
y “me siento mal” dijo uno de pronto
y era un paciente de paciencia de años
hace años
Reclama en este texto una alianza “con todos los que luchan den
tro de la psiquiatría, dentro de la salud pública que desborda el
problema, o que está más allá del problema de la técnica médica
como tal, para construir estructuras menos crueles, com o decía Rorty” .
Desde su posición, el objetivo de participar en estas instituciones me
194 / Gustavo Pablo Rossi
Por esto, existen también acuerdos cada vez mayores sobre la nece
sidad de “tratamiento combinados” , entre fármacos y formas de psico
terapia, para el logro de una mayor eficacia, donde sumemos que no
puede dejarse de lado las cuestiones que venimos resaltando, en cuanto
al posible abordaje de la cotidianeidad, de aquello que atraviesa el con
sultorio o la institución de tiempo parcial, allí donde es necesaria una
red, que otorga un relieve particular a la función del A T
El caso Héctor
Acompañante Terapéutico: Daniel De Socio, a cargo de la presentación
clínica.
Héctor es Jubilado, de profesión ingeniero. Nacido en la ciudad de
Rosario, Provincia de Santa Fe. De estado civil divorciado, los fami
liares de referencia que tiene son 2 hermanas y algunos sobrinos,
que residen en Rosario. Está internado desde hace aproximadamen
te 5 años, al momento del AT.
Acompañamiento terapéutico /199
Viñeta clínica:
Héctor es un paciente de 58 años, con diagnóstico de esquizo
frenia, con una larga estancia de internación psiquiátrica, o sea,
un paciente institucionalizado. Es un caso comúnmente llamado
"social"20. Su larga estancia se debe más a cuestiones burocráticas
que a la patología en sí. Los años pasan, los gobiernos cambian y
los pacientes ¿esperan?, ¿qué? Llega su turno de la gran lista de
pacientes en espera... Héctor es citado por PAM I21, vía Asistencia
Social.
Momento de tensión
Poniendo a Héctor al tanto de la situación hasta el momento, éste
me comenta que había ido a visitar a la asistente social, en busca
de información, encontrándose con la tan común respuesta "hay
que esperar". Le comunico que había novedades y que seguramen
te no habrían llegado a oídos de la asistente social, que se quede
tranquilo que en poco tiempo se resolvería todo y que se vaya pre
parando (haciendo alusión al traslado).
Semana siguiente, me entero de la internación en clínica médica,
¿qué pasó?, (no dejo de pensar en lo que hablamos la última vez
antes de su internación).
No dudo en visitarlo y en ponerme al tanto de su situación. Apa
rentemente su cuadro clínico refería a una afección pulmonar
agravada por los años y por su costumbre de fumar (EPOC). Me
encuentro con un Héctor con un alto grado de ansiedad, abs
tinente de fumar, sin medicación psiquiátrica y desmejorando
paulatinamente.
Pasan los días y lo noto peor, sudando, trémulo, criticando todo
a su alrededor; la angustia me corroe, un nuevo lugar me plantea
el acompañamiento de Héctor, ya no es el seguimiento de sus trá
mites sino el seguimiento de su estado de salud, el mediar entre
los médicos y enfermeros de clínica médica y los de su lugar de
morada, además de presencia y sostén, muchas veces utilizando un
discurso Amo y todo recurso pertinente que estuviese al alcance
de mi mano.
Reflexiones finales
Intervenciones, consultas con su analista, médicos, enfermeros y
otros tantos actores en juego, inter e intra institucionales, ponen
de manifiesto la importancia de establecer una "red", que muchas
veces es nombrada, pero pocas veces es bien operativizada.
En un plano más amplio, será algo que nos incumbe como traba
jadores de la salud mental, aquello que hace a las Políticas en Salud y
en Salud Mental. Y al recurrente tema de las posibles alternativas a la
instítucionalización, qué recursos se le dedican, que form ación para
sus protagonistas, etc. Porque este relato nos hace ver la necesidad
que existe de capacitación básica en estos temas también para los
médicos, y en los distintos servicios hospitalarios, técnicos y profe
sionales “ no psi” . Nos expone el tema de las grietas institucionales.
Para dar cuenta del lugar del AT, ¿cómo podemos definir una red,
si lo pensamos desde esa particularidad subjetiva, en el uno por uno?
Resulta fundamental para su construcción considerar qué lugar tiene
esa red para un paciente, en este aspecto que señalaba antes: que pue
da ubicarse algo de esa relación a un semejante en tanto otro no-anó
nimo. Com o hilván, prom otor o ayuda-sosten de esa red, con recursos
que se re-construyen para cada caso. Será importante que esa red no
quede reducida al at, pero tampoco al equipo terapéutico institucio
nal. Com o lo definimos anteriormente, debe contemplarse un trabajo
por fuera del hospital. Y para que esto sea así, subrayemos que el
acompañamiento debe ser un puente hacia los lazos comunitarios,
hacia las redes que pueda ir el sujeto hilvanando en su m edio social,
en la particularidad de sus lazos, con la ayuda necesaria.
Acompañamiento terapéutico / 211
El caso -al fin- nos ilustra sobre una experiencia donde se produce
alguna articulación entre normas generales y particularidades indivi
duales, vía el AT. También nos habla de la importancia referente a que
los terapeutas, psicólogos, psicoanalistas, psiquiatras, puedan dar cuen
ta de su implementación, y de las variables que ameritan su inclusión
en un caso. De su lugar posible ante las necesidades que nos plantea la
clínica en su articulación con el espacio social, ante las demandas propias
de este tiempo que -como dice el poeta- “nos ha tocado en suerte” .
212 / Gustavo Pablo Rossi
Notas
INV. N°
El título de este libro destaca la inclusión del
acompañante terapéutico en esa escena en la que
participa y construye su trabajo, inmerso en la red
social, para que un sujeto con padecimientos
psíquicos severos pueda sostenerse en su vida
cotidiana. El acompañante terapéutico es un
interlocutor para aquel a quien acompaña y, a
veces, para su familia. Se explora, luego, ese
borde entre lo clínico y lo social, a fin de pensar las
condiciones de los tratamientos en el campo de la
Salud Mental, en interlocuciones con distintas
lecturas y nociones que sustenten sus lincamien
tos teórico-clínicos. Por su singular investigación
acerca del rol del acompañante terapéutico, esta
obra resulta indispensable para quienes se formen
en el tema, y para los profesionales que utilicen
este recurso terapéutico.