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EL CARÁCTER DE JUAN EL BUTISTA. Fundamento bíblico.

Conocer de la vida de Juan el Bautista se convierte en un reto para el cristiano, a simple


vista hay pocas evidencias bíblicas que den cuenta de la vida de este personaje. Pero parece
ambiguo, ésta casi invisibilidad fue parte de su propósito y lo cumplió casi que al pie de la
letra.

En la biblia podemos identificar cinco momentos de la vida de Juan el Bautista, el


primero, la anunciación y nacimiento; segundo, cumpliendo su propósito en el desierto junto
al Jordán; tercero, el bautismo de nuestro señor y salvador Jesucristo; cuarto, cuando envió
sus mensajeros a preguntar a Jesús; Quinto, su encarcelamiento y muerte.

En estos pocos episodios de su vida, en cuatro podemos dar cuenta de su carácter,


compromiso, entrega al cumplimiento de su propósito y de su debilidad en la fe.

Nuestro propósito en estas palabras, es tratar mostrar el carácter de Juan el Bautista en


cada uno de los momentos antes señalados; pidiendo que sea el Espíritu Santo quien guie y
direcciones estas mismas, que nos llene de sabiduría y discernimiento para no caer en un
mero reduccionismo o en error, sea el quien nos lleve a toda verdad, para poder avanzar en
la transformación nuestro carácter, a imagen de Cristo.

1. Anunciación y nacimiento del profeta del Altísimo.

El anuncio del nacimiento de Juan el Bautista se retrata en el evangelio Lucas, único


evangelio donde encontramos la descripción de este momento, el interés del autor es mostrar
en detalles todos los aspectos que rodearon la vida de nuestro Salvador, pues como el mismo
autor lo señala:

1
Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que
entre nosotros han sido ciertísimas,2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio
lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra,3 me ha parecido también a mí,
después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas
por orden, oh excelentísimo Teófilo, 4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en
las cuales has sido instruido. (RV60; Lucas 1: 1-4)
El anuncio de Juan se hace a su padre Zacarías – quien es sacerdote de la clase de Abias1,
justo ante los ojos de Dios, cumplía con todos los mandamientos y ordenanzas del Señor, y
viejo de edad – en medio del ejercicio de su sacerdocio según el orden de su clase 2, a través
de un ángel de Jehová, quien le anuncia:

13
… Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará
a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. (RV60, Lucas 1:13)

Este mismo ángel en su anuncio profetiza, por una parte, el propósito que tiene Dios con
este niño, ir delante preparando el camino de aquel que ha de venir, convertirá a muchos de
los hijos de Israel al Señor, hará “…volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes
a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto (Lucas 1: 16-17), dando
cumplimiento a los dicho por Dios al profeta Malaquías3, por otra parte el carácter de Juan
es descrito en las palabras proféticas del ángel

“…porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu
Santo, aun desde el vientre de su madre”. (RV60, Lucas 1:15)

De lo anterior podemos decir que Juan era un hombre completamente entregado al


propósito de Dios, de espalada a los placeres del mundo, no vivía en la carne, estaba lleno
del Espíritu Santo aun antes de su nacimiento, es decir, que él desde su nacimiento ya había
nacido de nuevo.

Si miramos de manera detallada en estos versos al igual que en los de la profecía de


Malaquías, se anuncia un profeta grande y con el espíritu de Elías, en ese sentido, Juan tendrá
un poder y una grandeza superior o igual que aquel cumpliendo la obra de Dios. ¿El señor se
manifestaría a través de Juan con grandes milagros? ¿tremendas profecías? ¿grandes obras?
Teniendo en cuenta lo anterior, Elías se convierte en el referente para los Israelitas de la
época, de aquel que sería quien labraría el camino al Redentor.

1
Explicar la referencia a partir de 1 Cr 24:10
2
Como ejercía el sacerdocio Zacarías
3
Ver Malaquías 4:5-6, en el se relata la venida de Juan.
En el nacimiento, en palabras de Zacarías, nuevamente se profetisa del carácter del
Bautista, diciéndose:

76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del
77
Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo,
78
Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y
en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. (Lucas 1:76-79)

Con fundamento en lo anterior Juan será un servidor de Dios, nace con un propósito
definido, él no trabajará por un ministerio propio, sino más bien, para otro quien estará por
encima de él.

2. Juan predicando en el desierto.

Dice la palabra que estando Juan en el desierto habló Dios y de inmediato fue por toda
la región contigua al Jordán, predicando el bautismo de arrepentimiento para perdón de
pecados4, tal como estaba escrito en los libros de los profetas5.

Estos pasajes son un poco más descriptivos en cuanto la vida de Juan, nos muestran su
manera de vestir, que comía, como se comportaban entre otros aspectos y que nos permiten
dar cuenta de su carácter.

Empecemos primeramente en el lugar donde habitaba; es claro y no queda duda de que


Juan era una persona de desierto, este aspecto es importante señalar porque permanecer en el
desierto nos dice mucho del carácter del bautista, el desierto en la biblia representa
purificación, humillación y dependencia a Dios, esto lo podemos observar en Deuteronomio

4
Ver Mateo 3: 1 – 12, Marcos 1: 1 – 8, Lucas 3: 1 - 20
5
Las profecías que señalan a Juan son las hechas por Malaquías (3: 1) He aquí, yo envío mi mensajero, el cual
preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el
ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. Isaías (4:3 – 5) 3 Voz
que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo
valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará
la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
8 cuando Moisés le recuerda al pueblo de Israel por todo lo que Dios los ha hecho pasar para
que sean un pueblo obediente y lo expresa de la siguiente manera:

2
Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta
años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos. 3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te
sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para
hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de
Jehová vivirá el hombre.

Como lo observamos el desierto es utilizado por Dios para moldear el carácter de las
personas, quiere decir ello, Juan era conforme a la voluntad de Dios, en el no había nada
oculto y además, dependiente de la voluntad del Señor. Si detallamos en su manera de vestir
y lo que comía podemos destacar una dependencia total a Dios.

El hecho de vestir pelo de camello con un cinto de cuero alrededor de sus lomos y comía
grillos y miel silvestre, nos evidencia tres cosas; primero, dependía totalmente de la
provisión de Dios, no hacia el mas mínimo esfuerzo humano por tratar de conseguir su
sustento, satisfacer sus necesidades más básicas, es apenas evidente que era el Señor quien
proveía de todo aquello que le era a el necesario. Segundo, nunca se observa queja o
descontento por aquello que Dios le proveía, quiere decir que era agradecido con él. Por
último, humildad y sencillez, la manera de vivir evidencia que renunció a todo cuanto placer
de la carne podía experimentar, no vivía conforme a los deseos del mundo, hay que recordar
que él es hijo de Zacarías quien es un sacerdote de la clase de Abias y de Elizabet de las hijas
de Aron, esto de cierta manera le daba un estatus de privilegio dentro de su comunidad,
claramente a lo que el renunció, para ser un hombre radicalmente austero, ascético.

Si miramos por ejemplo a su referente, Elías, podemos observar que este a igual que Juan
era un hombre de desierto sus necesidades básicas también eran solventadas por el Señor, lo
sustento a través de una viuda, aun cuando la misma no tenía para el sostenimiento de ella ni
de su hijo.

8
Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y
mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él
se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer
viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas
un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a
llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella
respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina
tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para
entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.
(1 Reyes 178 – 12)

Varios episodios de la vida de Elias en los que es sustentado por la mano de Dios, por
ejemplo cuando se escondía en el arroyo de Querit, en donde el Señor le ordena que tomara
agua del arroyo y los cuervos6 por mandato de él, le darían de comer pan y carne (1Reyes 17:
2-7).

También, fue sustentado por la mano de Dios cuando huía para salvar su vida de la
amenaza hecha por Jezabel, fue al desierto

5
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó,
y le dijo: Levántate, come. 6 Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida
sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.

Este es el espíritu que habitaba en Juan obediencia, fé, confianza en el señor y no de


pronto lo que uno en la carne esperaría que se comportara el profeta de Jehová, grandes
señales y milagros, pero esa no era su labor, sino, ser la voz de aquel que clama en el desierto.

Este comportamiento sorprendente, movido por la mera voluntad de Dios, hacía de él un


personaje que despertaría la curiosidad de muchos y también de grandes multitudes en su
época, a él llegaban de toda la provincia de Judea y todos los de Jerusalén, por otra parte,
también movidos por el bautizo y mensaje de arrepentimiento para perdón de pecados y de
reconciliación

6
Algunos señalan que la palabra Cuervos no puede ser entendida de manera lliteral, que en el original hebreo
hacía referencia a “AROVIM = “Comerciantes árabes y madianitas de Tez oscura” (Arov, Arob ). Los madianitas
eran descendientes de Abraham provenientes de la unión con su segunda esposa de nombre Cetura (Génesis
25:1-2) y que llegaron a mezclarse racialmente con la descendencia de Ismael (árabes puros) y posteriormente
con los árabes del sur de Arabia. En efecto, Arovim = Comerciantes (ver similar en Ezequiel 27:9), viajaban
continuamente por esa región, llevando mercaderías de una ciudad a otra. Para el caso nuestro nos interesa
que fue Dios quien dio la orden para que fuera sustentado.
10
Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?11 Y respondiendo, les dijo:
El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
12
Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué
haremos? 13 Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. 14 También le
preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis
extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. (RV60, Lucas 3:10-
13)

Pero también de los Fariseos y Saduceos, intrigados por una persona que abiertamente no
era común y corriente y que reflejaba el poder de Dios, unos lo confundían con el Cristo que
había de venir y que ellos esperaban otros que cuestionaban su proceder pensaban que este
era el Elías profetizado por Malaquías, Cristo o El Profeta que había anunciado Moisés7

Todo el que lo conocía se hacía una imagen de un gran profeta, de un enviado por Dios,
el Redentor que los iba a liberar del yugo esclavista de Roma a lo cual el siempre respondió:

…Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor,
23

como dijo el profeta Isaías. 24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25 Y le
preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el
profeta? 26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de vosotros
está uno a quien vosotros no conocéis. 27 Este es el que viene después de mí, el que es
antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. (RV60, Juan 1:23-
27)

En su humanidad pudo haber respondido, que era hijo de sacerdote o el profeta del
Altísimo, pero no, teniendo claro su propósito y la humildad que lo caracteriza simplemente
se mostró más indigno que un esclavo, al no estar calificado para desatar la correa del calzado
de aquel al que el anunciaba.

Aun entre sus mismos discípulos generaba una gran expectativa y veían en el gran poder
y autoridad a tal punto que cuestionaban el ministerio de Cristo, pero Juan siempre supo cuál
fue su labor, ser el “amigo del esposo de la novia”. Esto significaba cuidar de la novia hasta
la venida del esposo para desposarla, aquí Juan nos exhorta y dice

28
Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado
delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo; más el amigo del esposo, que está a

7
Deuteronomio 18: 15.
su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está
cumplido. (RV60, Juan 3: 28 – 29)

Pero de todo lo dicho por Juan, las palabras que sellan su ministerio y que representan la
manera como y para lo que vivió, es decir, si vida se reduce a esto que en el mismo capítulo
Juan el autor del evangelio escribe:

30
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. (RV60, Juan 3:30)

3. El Bautizo del Señor Jesucristo.

Jesús llega Nazaret de Galilea al Jordán para ser bautizado por Juan para dar
cumplimiento en todo a la ley, una vez lo ve, lo identifica como el Cordero.

30
Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de
mí; porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a
Israel, por esto vine yo bautizando con agua. (RV60, Juan 1: 29-30)

Pensamos que Juan lo identifica como aquel, al que él venia anunciar, sentió en su
espíritu lo mismo que sintió su madre Elisabet cuando oyó la voz de María cuando estuvo
de visita en su casa8.

Una vez más, Juan demuestra su carácter lleno de humildad, al rehusarse a bautizar al
Señor Jesús, no se siente digno de estar a su nivel. Es evidente que lo más representativo
del carácter de Juan es su humildad, su capacidad de renunciar a su “yo”.

4. Los mensajeros de Juan el Bautista.

Juan es encarcelado por Herodes, por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe,
para el Bautista esto no era licito y se emprendió en una lucha – digo yo personal – perseguir
y acusar a estos dos por el pecado en que vivían.

La labor de Juan si lo vemos de manera detenida, no era la de perseguir ni acusar a nadie,


sino más bien, mostrar el mensaje y bautismo de arrepentimiento, al lanzarse en esa campaña
personal perdió fuerza espiritual, pues este actuaba en la carne.

8
Ver Lucas 1: 39-56.
Empieza ahora a cobrar sentido el hecho de haber mandado a sus mensajeros a Jesus a
preguntar ¿eres tu aquel que había de venir o esperamos a otro?, esta pregunta nos confunde,
pues un tiempo atrás Juan lo había señalado como el Cordero, a ese a que él había anunciado,
y como ahora pregunta si él es el Cristo. Dos pueden ser las respuestas.

Una, que el ya no estaba viviendo en la fé y ya no lo sentía en su espíritu; la otra, puede


ser un reclamo a Jesús desde su humanidad, que siendo el Hijo del Dios vivo permitiera que
él estuviera pasando por esa circunstancia, amabas evidencian un momento de debilidad,
crisis de fé en la vida de Juan.

Sentimos que Cristo lo evidencio así y muestra que a pesar de esa debilidad fue un gran
hombre de Dios, el mayor de todos los profetas, porque a diferencia de sus predecesores no
solo hablo del Cristo, sino que tuvo la oportunidad de señalarlo. Es el mismos Jesús quien le
da el lugar que se merece, pero que muchos por su manera de vivir lo habían rechazado.

En conclusión, podemos decir de Juan que fue grande entre los profetas, pero su grandeza
radicaba en que se negó, desde siempre, a sí mismos para dar paso aquel que en verdad iba a
ser el verdadero salvador, no se trataba de él, como el mismo lo dijo Es necesario que él
crezca, pero que yo mengüe, a todas luces esa aptitud es la que debemos asumir todos los
cristianos, menguar nosotros para que Cristo crezca.

Juan hijo de sacerdote, llamado el profeta de Dios, nunca se puso por encima de nadie,
vivió bajo el cumplimiento de la voluntad de Dios, con una dependencia tal, que comía lo
que el Señor le ofrecía, cumplió en todo lo dicho por Jesús, no quiso ser primero en ninguna
parte, el mismo se llamaba indigno hasta de asumir una posición de esclavo frente al
Salvador, fue una vida tan simple, que en la biblia no existe un libro escrito por este profeta,
no vemos haciendo grandes milagros y señales, pero aun así el mismos señor Jesucristo lo
llamo el profetas de profetas.

Conocer y estudiar el carácter de Juan el Bautista se convirtió en una hazaña, nos


preguntábamos, que importancia había en un personaje como este, nos hubiera sido más
cómodo estudiar a Abraham, Moisés, Salomón, David o el mismos Pablo, que siempre han
llamado nuestra atención; no sabíamos por dónde empezar si solo de él sabíamos que había
bautizado al Señor, pero en esa casi que clandestinidad, pasar por desapercibido de Juan
estuvo su grandeza, es decir, vivió y trabajo para que otro caminara en la vía que el trazó.

Ahora bien, ya habiéndolo conocido y mirado a Juan y poniéndolo enfrente de mí,


tratando de identificar algo de su carácter en el nuestro, pues sinceramente no encuentro
nada, tal vez la crisis de fe que considero experimentó al ser apresado, muchas veces en esas
circunstancias se debilita nuestro espíritu; pido al Espíritu Santo que esas palabras, que para
nosotros definen el ministerio de Juan, queden selladas en nuestro corazón y que retumben
en nuestra cabeza diariamente. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

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