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Las costumbres usadas entre los judíos nos explican detalles como estos. Los saludos de
aquellos tiempos eran muy largos. Al encontrarse en el camino los judíos se saludaban con
un lento Shalom (paz), doblegándose desde la cintura hacia el lado derecho. Luego lo
repetían hacia el lado izquierdo. Seguía, entonces, una plática amistosa sobre los asuntos del
día; y al separarse, se saludaban como al principio. Los saludos solían durar media hora o
más.
Será fácil entender que esta costumbre podría hacerle al mensajero del evangelio perder
mucho tiempo, especialmente si encontraba a varios amigos por el camino. Esta instrucción
que prohíbe el saludo, realmente indica que el evangelista no debiera demorarse llevando tan
importante mensaje.
No hay otra cosa que podemos hacer aquí en la tierra que produzca tanto gozo
como la evangelización.
Somos muy bueno para acumular mucho conocimiento bíblico; pero muy poco
dado a compartirlo con los demás. ¿Cuántos crees que son los que comparten
consciente y semanalmente el evangelio con sus amigos?
6. Debemos evangelizar porque hay una gran recompensa para los que
evangelizan.
Si un vaso de agua dado en el nombre de Señor tiene su recompensa (Marc. 9:41)
¿te imaginas lo que significara la recompensa al ser instrumento para la salvación
de un alma?
Quiera Dios, que siempre podamos decir como el Apóstol Pablo, “el anhelo de mi
corazón es para salvación” Romanos 10:1
8. Debemos evangelizar porque eso significa dar fruto.
Jesús dijo, en el evangelio de Juan capítulo 15:2...todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiara, para que lleve más fruto.
El fruto de una mata de mango es “un mango”, el fruto de un cristiano es otro
cristiano. Estar activo en la obra de Cristo es parte de la mata, pero no es el fruto.
El cantar en el coro, ensenar una clase de la escuela dominical, eso es hoja, no
fruto. El fruto de un cristiano es “otro cristiano” Te animo a que te reproduzcas en
otro cristiano; ese es tu propósito aquí en la tierra.