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Antecedentes

Bastón inteligente para invidentes

El bastón blanco siempre ha sido un instrumento que ha identificado a las personas con
discapacidades visuales. Éste les ha permitido desplazarse de forma autónoma. Esta herramienta
sirve de guía para las personas con problemas visuales y les facilita el rastreo y la detección de los
obstáculos que se encuentran en su camino. Nótese que el bastón blanco tradicional sólo permite
detectar obstáculos que se encuentran por debajo de la cintura de los usuarios, por lo que los
objetos altos o suspendidos como, por ejemplo, ramas de árboles, extintores, retrovisores de
camiones y autobuses, etc. siguen siendo un problema.

En la actualidad los nuevos bastones generan avisos ante obstáculos por encima de la cintura que
representen un serio peligro y que sean imposibles de detectar mediante un bastón blanco
tradicional. Esto lo hace a través de un innovador sistema de vibración colocado en la muñeca.
Este bastón, que sólo pesa 130 gramos, incluye medidas de seguridad y es posible ajustar la
distancia de detección según las características físicas del usuario como la altura o la anchura de
los hombros. Además, incluye una batería recargable de alta capacidad, con autonomía para
varios días, y es totalmente compatible con todos los bastones blancos que existen en la
actualidad, lo que facilita una rápida familiarización del usuario con el tacto del bastón y, a la vez,
permite una gran flexibilidad y adaptación a cada usuario. La detección de los objetos se realiza
gracias a un conjunto de sensores que pueden adaptarse a un bastón blanco tradicional y mejorar
su funcionalidad.

Miles de personas con discapacidad visual se valen del bastón blanco para llevar una vida
independiente. Su uso facilita la detección de obstáculos en la vía pública y al ras del suelo, y
además actúa como instrumento de identificación de personas ciegas.

Pero ¿cuál es su origen? Según algunos historiadores, la peculiar idea surgió un 22 de junio de
1931 en Buenos Aires, gracias a José Mario Falliotico, político e inventor santafecino. José se
encontraba en la inserción de la calle Rivadavia y Medrano cuando visualizó a un peatón
desconcertado al tratar de cruzar. Al percatarse de que se trataba de una persona no vidente, y
luego de auxiliarlo, se preguntó cuál podría ser la posible solución para poder identificar a
personas ciegas y así, lograr ayudarlas en el cruce de calles de manera más rápida. Fue entonces
que se le ocurrió esta brillante idea de identificación.

Sin embargo, otras fuentes informan que en 1921, el fotógrafo inglés ciego James Biggs fue el
primero en utilizar está técnica. Pero el argentino Falliotico y el británico Biggs tuvieron un
reconocimiento moral ya que el bastón fue patentado por George A. Benham, presidente del Club
de Leones de Illinois, en Estado Unidos.

Como todo invento, tuvo además mejoras posteriores y algunas por desarrollarse. Por ejemplo,
los bastones con sensores que emiten una alarma al usuario para lograr esquivar obstáculos a
mayores distancia, o bien, instrumentos basados en tecnologías inteligentes que puedan
incursionar en el reconocimiento facial, capaces de guiar en interiores o detectar todo tipo de
obstáculos. Todos estas investigaciones, se encuentran aún en etapa de desarrollo y prometen ser
la solución a futuro en materia de adaptación de las personas con discapacidad en un mundo
actual donde el desarrollo y la evolución urbana crece notoriamente.

De todas formas, todavía hace falta mejorar las condiciones de las calles y, especialmente, la
conciencia social.

Por ello, el sistema desarrollado consta de sensores que detectan los objetos que el invidente
tiene su alrededor, avisándole a través de la vibración de una pulsera magnética de aquellos que
se encuentran exclusivamente sobre su cabeza, como las ramas o los toldos de los bares, para no
saturarle de información.  

Prototipo de bastón Egara

Un microcontrolador regula la distancia de detección según las necesidades del usuario: se


programa previamente el dispositivo para que se adapte a cada invidente, según
sus características físicas, como la altura y la anchura de los hombros, o la velocidad de sus pasos.

Desde hace dos años, los investigadores han ido perfeccionando el sistema con las aportaciones
de otros invidentes. Al principio pensaron que los avisos fueran sonoros, pero pronto les quitaron
la idea: necesitan tener libre el oído. También han tenido que adaptarlo a todo tipo de estancias
(en el metro hay demasiados obstáculos y era necesario distinguir personas y objetos), hacerlo
ligero (tan solo pesa 50 gramos) e integrarlo como un dispositivo intercambiable que sirva para
cualquier bastón.  

La estética también importa: Los técnicos la intentaban convencer de que su discapacidad visual la


obligaba a llevar el bastón blanco, pero ella se negaba. Cuando vio el bastón Egara que llevaba
Alarcón, con su empuñadura fucsia, lo señaló y dijo que estaba dispuesta a usar ese.  El color la
ayudaba a no sentirse estigmatizada.
En Universidad de Birmingham han desarrollado el bastón XploR, el primero con reconocimiento
facial: detecta los rostros en un rango de diez metros gracias a una cámara digital que vibra
cuando identifica a una persona conocida. Después, un GPS guía al invidente hacia a esa persona a
través de audio. "Mi abuelo es ciego y sé lo útil que este dispositivo podría ser para él", ha
explicado Steve Adigbo, uno de los estudiantes creadores de este bastón identificador.

bastón XploR

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