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Daniela Fuentes Chab

Cántico espiritual: análisis e interpretación

San Juan de la Cruz, ha sido considerado el mayor exponente de la poesía mística española.

Junto a Santa Teresa de Jesús, creó la orden de los carmelitas descalzos, lo cual le ganó la

enemistad de los carmelitas calzados; por quienes sería recluido 8 meses en un convento de

Toledo. Las primeras treinta estrofas de “Cántico espiritual” fueron ideadas hallándose el

autor encarcelado en 1577. 1

El poema está compuesto de 40 liras, las cuales corresponden a una estructura de 5 versos

heptasílabos y endecasílabos en disposición 7a 11B 7a 7b 11B:

“¿A/dón/de/ te es/con/dis/te, 7a

A/ma/do, y/ me/ de/jas/te/ con/ ge/mi/do? 11B

Co/mo/ el/ cier/vo/ huis/te, 7a

ha/bién/do/me/ he/ri/do; 7b

sa/lí/ tras/ ti/ cla/man/do, y/ e/ras/ i/do”.2 11B

En el texto son recreadas las 3 vías místicas: la purgativa, la iluminativa y la unitiva. La vía

purgativa consiste en la purificación del alma con oración intensa y penitencia. En la

iluminativa el alma es entregada a la voluntad de Dios, implica una fe absoluta. Por último,

la unitiva, es el estado de unión perfecta del alma con Dios.

Hay diferentes voces líricas en el texto, que son: la esposa (el alma) y el esposo (Cristo) y

las criaturas. Inspirándose en el Cantar de los cantares,5 el poema plasma el casamiento con

Dios: la entrega de los amantes es la unión del alma con Cristo.


Inicia con la declaración de amor “¿A dónde te escondiste,/ Amado y me dejaste con

gemido?”. El alma sufre la ausencia de Cristo, viéndose desamparada sin él, a lado de las

criaturas. Al buscar a Dios el alma se halla en oración, invoca la presencia divina.

En la tercera estrofa, vemos la segunda parte de la vía purgativa, que es la penitencia, la

purificación y rechazo a lo mundano: “Buscando mis amores,/ iré por esos montes y

riberas,/ ni cogeré las flores,/ni temeré las fieras,/ y pasaré los fuertes y fronteras”.

Así mismo, en la estrofa VIII el alma se queja de su mortandad, manifestando sus ansias de

vivir con dios: “Mas, como perseveras,/ oh vida, no viviendo donde vives,/ y haciendo

porque mueras,/ las flechas que recibas/ de lo que del Amado en ti concibes”.

En la lira XIII vuelve el Esposo a manifestarse, ante los ruegos del Alma. Esta sufre por

última vez ante su vista, pues se cree indigna. “Apártalos, Amado,/que voy de vuelo/”: Con

“apártalos” se refiere a los ojos, dicho en la anterior estrofa, “que voy de vuelo” es el

éxtasis, el alma tiende a salir del cuerpo.

Cesa el sufrimiento del alma, la cual acaba con su etapa purgativa, aún mundana, para

convertirse en alma iluminada: “La noche sosegada/ en par de los levantes de la aurora,/

la música callada,/ la soledad sonora,/ la cena, que recrea y enamora”.

Hacia la estrofa XXIII se da ya la unión entre dios y el alma, en el canto del Esposo, que

refiere este matrimonio: “Debajo del manzano,/ allí conmigo fuiste, desposada/ allí te di la

mano,/ y fuiste reparada, donde tu madre fuera violada”.

Posteriormente, se manifiesta la entrega total al ser eterno: “Mi alma se ha empleado,/ y

todo mi caudal en su servicio/ ya no guardo ganado,/ ni ya tengo otro oficio;/ que ya sólo
en amar es mi ejercicio”. A partir de entonces, el alma se dedica al gozo de su unión divina:

“Gocémonos, Amado,/ y vámonos a ver en tu hermosura/ al monte o al collado/ do mana

el agua pura;/ entremos más adentro en la espesura”.

El diálogo que existe entre Esposos deja entrever a primera vista una entrega amorosa

cualquiera, sin embargo, el título del poema conduce a buscar una segunda interpretación.

En esta, los Esposos se corresponden de una manera otra que la carnal, que es la espiritual;

este casamiento se da en un plano metafísico, donde la entrega es total.

A partir de dicha entrega, deja de ser un amor suplicante para convertirse en un amante

platónico, momento en que se da la etapa iluminativa, en que Cristo comienza a

comunicarse directamente con el alma. Las fases de suspirante y suplicante se presentan

también, evidentemente la primera es el enamoramiento hacia Dios y la suplicante es la fe y

la oración. Por último, los Esposos se vuelven amantes carnales, entregándose al gozo

total.

Referencias bibliográficas

1: San Juan de la Cruz. Biografías y Vidas. Recuperado el 21 de mayo del 2017 de:

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/juan_delacruz.htm

2: DE LA CRUZ San Juan. Poesías completas. Edimat. España. 2007.

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