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SERIE PSICOSOCIAL

Desarrollo humano en
comunidades vulnerables
El método de la Clínica de la Vulnerabilidad Psicosocial
Programa de Trabajo Comunal Universitario (1995-2002)

Programa P.I.F.A.T.A.C.S.
Cátedra Psicología Forense, Facultad de Psicología, U.N.L.P.
ISBN en trámite

(Cooperativa de trabajo y servicios)

Diseño y maquetación: Fernanda Presa


fernandapresa@gmail.com
Http://fernandapresa.blogspot.com

Buenos Aires, Agosto del 2008. Impreso en Argentina


1ra Edición. Cantidad de ejemplares 1000.

La reproducción total o parcial de esta obra está rigurosamente prohibida. Su trata-


miento o transmisión por cualquier medio o procedimiento, sin autorización escrita de
los titulares del copyright, implica una violación directa a las leyes vigentes.
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¿Qué es lo que queremos y
contra qué luchamos los reformistas?

No queremos una Universidad que sea símbolo de privilegios, ni


instrumento refinado de explotación.
No queremos una Universidad que acentúe las diferencias entre una
élite intelectualizada que sueña con Nueva York o París, y una masa des-
valida, sin sueños ni esperanzas.
No queremos una Universidad que produzca al escritor de sensibi-
lidad demasiado exquisita para ocuparse de problemas tan rudos como el
hambre, la enfermedad o las lacras sociales.
No queremos una Universidad que engendre sabios socialmente
castrados, ni tecnólogos asépticos para quienes el obrero es sólo otra
pieza, aunque menos dúctil y más falible, de su planta industrial.
No queremos una Universidad que calle, cuando el general de turno
le muestre el sable; ni que se humille ante un puñado de dólares; ni que
se esconda cuando hay olor a pólvora.
Queremos, en cambio, una Universidad donde una parte de nues-
tra juventud -elegida por su talento y por su vocación y no por su extrac-
ción social ni sus medios económicos-, entre en contacto con lo mejor de
la cultura universal para desarrollarse más plenamente como individuos
para ser más útil a la sociedad que le brindó ese privilegio.
Queremos una Universidad que sea el laboratorio donde los pro-
blemas que afectan al país se estudien a conciencia en búsqueda desin-
teresada de solución.
Queremos una Universidad no conformista, renovadora, heterodoxa.
Queremos una Universidad que sea plataforma de todas las ideas,
tribuna de toda sana rebeldía, baluarte de todas las libertades.
Queremos una Universidad que sea semillero de futuros, y no
museo de antigüedades.

Rolando V. García
Santa Fe. 24 de junio de 1963
Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
de la Universidad Nacional de Buenos Aires (1957-1966)

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Introducción

“Pensar es fácil. Actuar es difícil.


Actuar siguiendo el pensamiento propio es lo más difícil del mundo.”
Goethe. En Invitación a la ética, Fernando Savater.

Este libro es el resultado de una experiencia de Trabajo


Comunal Universitario (TCU) y es, en sí mismo, lo que llamamos “opera-
ciones comunitarias”. Estas fueron realizadas en primer lugar en el marco
de la Universidad Nacional de La Plata y su área de influencia, para luego
transferirse a otros centros poblacionales del país.
Hace varios años el P.I.F.A.T.A.C.S.1, su grupo de referencia y de
pertenencia se definieron por la Universidad, como ámbito adecuado para
llevar a la práctica un proyecto ambicioso y utópico. Se trataba de un
grupo que intentaba abordar, entender y atender a otros grupos, unido
por el fervor en la puesta a prueba de una acción profesional y docente
consecuente con los Derechos Humanos y la convicción de sostener una
práctica que legitimara, sin dudas ni vaivenes, una política de Justicia
Social que redujera la desigualdad social. Pero el camino hacia la equidad
no es llano. Las primeras dificultades aparecen en la necesidad de dar fun-
damentos epistemológicos y metodológicos al abordaje de las comunida-
des más vulnerables de la sociedad a la que pertenecemos.
Esa necesidad se debió en parte a la falta de credibilidad por parte
de la población de la acción comunitaria que, por desgracia, puede con-
fundirse con la acción político-partidaria2 o con la lisa y llana búsqueda
de mercados (los pobres, marginados y excluidos también pueden ser
“buenos consumidores” de violencia, por ejemplo).
Pero también fue esta una aventura de la que muchos de nosotros
-por inexpertos o por falta de imaginación- no dejamos hoy de sorpren-
1 Programa de Investigación, Formación y Asistencia Técnica en Alternativas del Control Social.
2 La Operación Comunitaria no es necesariamente incompatible con la operación político-partidaria. Sí
lo es cuando su función es la anulación de la fuerza vital de las comunidades, al atomizarlas en el indig-
no intercambio de alguna fugaz asistencia por “el voto”. Esta acción se contrapone a la Operación
Comunitaria, por cuanto no procura fortalecer los lazos de solidaridad y protección mutua. Al contrario,
lo que produce es una fragmentación de cada quien con cada cual. Se termina ante la acuciante situa-
ción que obliga a vender el capital político y humano de representar un voto o el de la propia familia;
es la venta del valor más preciado: la libertad de elección. La Operación Comunitaria es elegir, elegir vin-
cularse como forma de vida.

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dernos. La posibilidad de trabajar en la comunidad es una experiencia dura
pero nos ha causado gran placer. La capacitación de estudiantes y traba-
jadores de tan diversas latitudes del país, sus diferentes formas de vida,
sus rasgos de cultura y costumbres tan distintos, hacen de la experiencia
una cantera impensable de conocimientos que nos obliga -por suerte- a
una permanente reconceptualización de lo que se hace y se deja de hacer.
El hecho de trabajar en capacitación, pero a su vez llevando al
campo esa acción de formación, nos conduce a una permanente redefini-
ción de ideas, reconceptualización de fenómenos, cuestionamiento de
nuestra epistemología, aceptación de las críticas al método usado (tanto
para con el dispositivo docente como el de asistencia a las comunidades),
y a posicionarnos más claramente desde el punto de vista ideo-científico,
dado el carácter eminentemente participativo de la experiencia. Por ejem-
plo, al participar estudiantes, trabajadores y graduados de diversas disci-
plinas y oficios, la cuantía de conocimientos técnicos y específicos de cada
uno, llevó por momentos a una inversión de roles (en cuanto a quién
porta el/un saber), por demás fructífera y enriquecedora.
Sabíamos que nos jugábamos mucho, puesto que en esta experien-
cia poníamos en práctica el modelo teórico que llamamos Clínica de la
Vulnerabilidad. Si bien éste ya había mostrado sus frutos en otras expe-
riencias, no sabíamos cómo se adecuaría a lo requerido en esta oportuni-
dad. Debido a las condiciones histórico-sociales de nuestro país, nos
vimos forzados a trabajar con escaso financiamiento y con un gran grupo
de estudiantes y profesionales jóvenes (en su gran mayoría) ansiosos,
voluntariosos para servir a la comunidad, pero inexpertos en el modelo
de trabajo (grupal e interdisciplinario).
Esta empresa no tiene fines exclusivamente académicos, ya que por
su naturaleza es eminentemente social. Creemos que la Universidad debe
proyectarse sin titubeos a la comunidad a la que pertenece y a la que se
debe. La institución universitaria debe buscar devolverle a ésta todo cuan-
to le da, no sólo con la mera formación de profesionales, sino impulsan-
do un cambio social tendiente a achicar la brecha entre los polos de la
desigualdad vigente. La extensión de la Universidad procura la participa-
ción de todos sectores de la comunidad para el disfrute de sus conoci-
mientos. Esto implica la convicción de que los conocimientos universita-
rios deben llegar a toda la sociedad, de forma tal que la educación y la
tecnología dejen de funcionar -en los hechos- desigualando las oportuni-

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dades de acceso a sus servicios y ventajas.
Lo que nos decidió a escribir sobre esta experiencia es la necesi-
dad de trabajar algunos conceptos embrionarios que marcan un recorrido
y un estado de la cuestión que nos permite compartirlos con colegas y
compañeros de la ruta emprendida. Entendemos que asimismo resultará
como estímulo de nuevos desarrollos y resignificaciones de una forma de
trabajo que intenta llevar adelante una práctica estrechamente ligada con
los Derechos Humanos. Existe una muy escueta reseña de publicaciones
sobre el tema, casi todas acotadas a experiencias focales, no por ello
menos significativas desde el punto de vista científico y tecnológico.
Queremos acercar este modelo como contribución y aliento a quienes así
desde esas acciones han dado fuerza y mayor ímpetu a nuestra labor.
Es notable la dimensión que está tomando esta disciplina transver-
sal de la Operación Comunitaria. Entra en todos aquellos ámbitos en que
el Estado o sus controles sobre las instituciones intermedias, privadas o
comunitarias va cediendo sus lugares, ya sea por descuido o iatrogenia
(burocracia, desconexión con la realidad, falta de capacitación, etc.), por
prácticas sociales desvalorizadas, por falta de competitividad en un mer-
cado que ha entrado en ámbitos que antes no conocía, como la salud, la
protección social y la seguridad ciudadana o bien por el simple abando-
no de grandes sectores de la población, cada vez más grandes, cada vez
más desesperados, que quedan librados a su suerte. Así, la Operación
Comunitaria ya no sólo es recibida en los barrios y asentamientos sino en
escuelas, hospitales y otras instituciones fundamentales para la garantiza-
ción de derechos, tan vitales como burlados. Paralelamente, los que se
acercan a capacitarse en la atención de estos grupos vulnerables, margi-
nales y/o excluidos del sistema, presienten que el Mercado ya no guarda
lugar para más personas (o, si pensamos en forma más pesimista, está
creando estos lugares de exclusión laboral para funcionar “equilibrada-
mente”) y a la vez ven renacer sus ideales de equidad e igualdad en esta
pequeña puerta hacia la utopía.
Este libro está dirigido entonces a aquellos que, aún renuentes,
quieran acercarse a un modelo de trabajo que toma como estrategia
metodológica al ámbito de la Universidad, que procura hacerse correspon-
sable social de las personas y grupos que se encuentran en situación de
desamparo o conflicto, tendiendo puentes de solidaridad desde una forma
de trabajo científica que promueve acciones cuya base es una planificada

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estrategia. Esta toma sus principios éticos del humanismo científico y de los
nuevos principios constitucionales de nuestra Nación (Reforma de 1994).
El presente no es sólo un libro de texto. El enfoque que se da a lo
aquí expresado no busca hacer un panorama fenoménico ni exhaustivo de
la cuestión. Tampoco es ecléctico. No pretende transmitir un estado de
cosas sobre el tema, corrientes de trabajo o enfoques a observar.
Tenemos una orientación definida que nace de una conceptualización sis-
temática surgida de una intensa y extensa práctica. Es esta publicación la
explicitación aquella práctica.
Si bien entendemos que el tema tiene una historia amplia y de gran
riqueza, haremos un desarrollo de las formas actuales que revisten las ope-
raciones comunitarias que están realizándose y que tienen el sello distin-
tivo de sus participantes concretos y el nuestro propio. Decir “nuestro”
involucra al equipo responsable del trabajo, pero implica a tantos y de tan-
tas maneras que hace improductivo e injusto señalar a actores de lo que
es un proceso grupal, del cual muchas veces son tan constructivos los
silencios, los gestos y las omisiones como pueden ser las ocurrencias y los
desarrollos teóricos, las vivencias y las reflexiones de gran complejidad.
No existe entonces un autor de este público con narradores; exis-
ten relatores, cuentistas, analizadores y escribientes en el marco de un
programa -el P.I.F.A.T.A.C.S.- que realizó una acción grupal de operación
comunitaria, consistente en implementar el dispositivo llamado Trabajo
Comunal Universitario en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación de la Universidad Nacional de La Plata3. Ese dispositivo docen-
3 La Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNLP aprobó la reformulación del Programa “Desarrollo Humano
y comunidades Vulnerables: Significación de la Modalidad Vincular en las Estrategias de Supervivencia de
Grupos marginales y excluidos”, en el marco del Programa de Incentivos a la Investigación, con los
siguientes comentarios:
“Aunque la reformulación del Proyecto ha buscado delimitar mejor la metodología y el Plan de Trabajo
de la Investigación (concebida como Investigación-Acción) mantiene una básica ambigüedad y superposi-
ción con las actividades muy extendidas del “Programa” (de Extensión, Capacitación y Asistencia Técnica).
No se precisan cuáles serían las comunidades vulnerables que serían investigadas aunque es claro que
son asistidas real o potencialmente por el “Programa”. Sólo se menciona al Gran La Plata, Berisso y
Ensenada; es decir, por lo menos centenares de miles de personas.
Allí es donde el Proyecto demuestra estar sostenido en la idea de una intervención político-social en gran
escala que, probablemente, excede el ámbito de gestión universitaria.
Sin embargo, sería injusto desconocer que este Proyecto es continuación de uno anterior y que, como
sea, el Programa viene desarrollándose.
Los antecedentes del Director y la tarea ya cumplida son elementos que deben ser valorados positiva-
mente para recomendar la continuidad de la experiencia.
En cambio, los límites más notorios están referidos a la ambigüedad e imprecisión de los objetivos y a
lo reducido del equipo.

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te, investigativo y asistencial fue posible por la aceptación y acompaña-
miento permanentes de esta Unidad Académica que “se jugó” por un pro-
yecto al comienzo incierto y hasta desconocido. Fue posible además por
la pujanza y la fibra de la juventud que se acercó a un espacio de traba-
jo que no vendía imágenes ni sorteaba nada; una juventud que sigue sien-
do la única capaz de vivir, de atreverse a vivir la aventura que viene.

En cuanto o a los recursos: se ha tenido en cuenta que se trata de una experiencia en marcha, y hay que
convenir que ha sido capaz de conseguir apoyo y financiamiento.
Se ha preferido no evaluar los recursos disponibles, admitiendo que el grupo posee recursos propios y,
ante todo, la labor realizada.
Finalmente, se trata de un Proyecto atípico el cual se injusto evaluar con criterios tradicionales. Creo que
debe ser apoyada la continuidad de la experiencia y que, por lo tanto, el Proyecto debe ser aprobado...”
Secretaría de Ciencia y Técnica. Universidad Nacional de La Plata

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I. La Universidad

“Una institución en que se finge dar y exigir lo que no se puede


exigir ni dar es una institución falsa y desmoralizada
Sin embargo este principio de la ficción inspira todos los planes
y la estructura de la actual Universidad”.
José Ortega y Gasset, La misión de la Universidad

Toda propuesta docente supone una concepción del espacio y el


tiempo en que se desarrolla. En este caso la Universidad. Implica, a su
vez, una idea de lo que “debe ser” la enseñanza, el aprendizaje y el pro-
ceso en que éstos se desenvuelven. Tendrá una particular forma de enten-
der a quien ocupa el lugar del aprendiz, del que enseña y de la situación
dinámica que los vincula. Es por ello que consideramos imprescindible
hacer algunas puntuaciones a través de un breve recorrido histórico que
explicitará la posición de la Cátedra al respecto.
La Universidad nace en Italia en el siglo doce (la primera universidad
es la de Bologna) como demanda social canalizada especialmente por los
sectores altos de la población europea, interesados en la adquisición de
conocimientos, de erudición. En ese momento, los alumnos agrupados en la
universitas (es el gremio que nuclea a los que tienen una misma profesión
u objetivo), contrataban a los profesores que los iluminarían con su saber ya
que, recordemos, alumno viene del latín a lumni, que significa sin luz.
A su vez, la palabra profesor viene del latín professor (deriva de
profeeso), que significa el que ejerce y/o enseña una profesión (ciencia,
arte, oficio, facultad, etc.). La impartición de los saberes se dividía en
cátedras (del latín cathedra y este a su vez del griego kathedra; de katá,
en, y edra, silla), que eran asientos o púlpitos elevados desde donde se
impartían los conocimientos, de la misma forma que el sacerdote en la
iglesia y desde el púlpito daba el sermón. Esto no es de extrañar porque
las primeras universidades funcionaron en las iglesias o edificios depen-
dientes de ellas.
Los alumnos y los profesores se organizaban para formar los claus-
tros (del latín claustrum, de claudere, cerrar), es decir, los grupos que
nucleaban a los que recibían los conocimientos y a los que profesaban

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(enseñaban) los mismos.
Las universidades americanas surgen como una necesidad de las
elites (compuestas tanto por españoles de alta alcurnia como por los crio-
llos hijos de españoles de clase alta). Las mismas copian la estructura de
las universidades europeas especialmente la de la Universidad de
Salamanca, España), además de estar bajo la dirección de la Iglesia, que
era la que había monopolizado la enseñanza universitaria.
Con las revoluciones libertadoras de los países americanos, los
gobiernos tomaron a su cargo a las Universidades. En nuestro país, la
Universidad de Córdoba (primera universidad de lo que era el Virreinato
del Río de la Plata y que fue fundada en el siglo XVII) siguió su enseñan-
za a cargo de la Iglesia. La Universidad de Buenos Aires se crea en la
década del veinte del siglo pasado y quedaron a cargo del naciente
Estado Nacional tanto su dirección como su enseñanza.
Luego de la batalla de Caseros, en la que Urquiza derrota a Rosas,
el gobierno de la Confederación Argentina toma a su completo cargo a la
Universidad de Córdoba, además de la Universidad de Buenos Aires. De
esta manera se nacionaliza toda la enseñanza universitaria del país.
A pesar de estar bajo la égida del Estado, la forma de impartir la
enseñanza y la estructura de las universidades del país seguía siendo la
misma que cuando las tutelaba y dirigía la Iglesia.
La cargos de profesor de una cátedra eran ad vitam (de por vida);
los estudiantes no tenían ningún tipo de posibilidad de participar en el
gobierno de la Universidad ni en lo que respecta a su opinión sobre los
saberes que les eran impartidos o sobre la idoneidad del profesor, ade-
más de que el acceso a la Universidad no era para todos sino para aque-
llos que fueran de las clases altas.
Diferentes hechos que se produjeron en el ámbito universitario del
país entre 1870 y 1918 aproximadamente, además de la situación univer-
sitaria anteriormente descripta, fueron el caldo de cultivo para que el 15
de junio 1918 en la Universidad de Córdoba se produjeran los aconteci-
mientos que dieran origen a la revolucionaria Reforma Universitaria. Fue
en esta Universidad, en la que la rigidez, el dogmatismo y el oscurantis-
mo estuvieron presentes en la enseñanza, donde se dio la reacción más
significativa.
Rápidamente se produjeron hechos similares a los de Córdoba en
todas las universidades del país. Se realizaron congresos en todo el terri-
torio nacional a los que concurrían estudiantes y delegaciones de todas

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las universidades, o de casi todas. El movimiento reformista nucleó a la
gran mayoría de los estudiantes universitarios de la Argentina. Los refor-
mistas establecieron un proyecto de universidad acorde a la realidad
social y política de la Nación. Su proyecto se inscribía en el momento que
vivía el país. Por primera vez en la historia nacional había un gobierno
popular, el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen y en plena vigencia del
voto universal, secreto y obligatorio.
Los puntos más sobresalientes que propuso la Reforma fueron:
- Co-Gobierno de la Universidad (docentes, graduados y estudiantes);
- Periodicidad de cátedra;
- Cátedras libres;
- Concurso de los cargos para los profesores por oposición y antece-
dentes;
- Apertura a la Comunidad a través de la Extensión Universitaria;
- Posibilidades de ingreso para todos los ciudadanos, sin distinción
de clase.

Con esto los reformistas intentaban llevar la Democracia a la


Universidad. Buscaban que la democracia no se quedara en extramuros y
que dentro se siguiera con el autoritarismo, el sectarismo y el oscurantis-
mo decimonónico, para romper las barreras y defensas en las que la
Universidad logrando inscribirla en un proyecto popular, nacional y lati-
noamericano.
La Reforma Universitaria se propagó como reguero de pólvora por
todo el continente, cambiando de una vez y para siempre la postura de
los estudiantes y los profesores de las Universidades en América Latina.
El estudiante universitario1 ya no sería la persona a iluminar por la auto-
ridad incuestionable del profesor, impedido de participar de la política
universitaria, justamente por su condición de a-iluminado. Retomaría su
lugar histórico de fundamento de la Universidad, de dimensión instituyen-
te de la misma, de motor de la vida universitaria. Sin el estudiante los
profesores no tendrían a nadie a quien profesar su ciencia y la Universidad
sería sólo una cáscara vacía.
Los logros de la Reforma Universitaria, de los que hoy disfrutamos
(ver los puntos anteriormente citados), no se concretaron de una vez, sino
que hubo avances y retrocesos, especialmente durante gobiernos de facto.
4 Estudiante es aquel que ejercita el entendimiento para comprender una ciencia, oficio o arte.

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Luego de transcurridos 80 años de aquella histórica jornada cordo-
besa, ¿qué es lo que queda de aquel espíritu revolucionario que insufló
los corazones de los estudiantes reformistas? ¿Es la Universidad el lugar
de debate y discusión de los problemas y de la realidad de nuestro país?
¿Qué lugar ocupa el estudiante universitario? ¿El de alumni o el de estu-
diante? ¿Qué lugar ocupa la Extensión Universitaria en las políticas univer-
sitarias actuales? ¿Realiza una devolución de los bienes que la Universidad
debe a la sociedad-comunidad que la sostiene? O, por el contrario, ¿es
una Universidad que acentúa las diferencias entre una elite intelectualiza-
da que sueña con Nueva York o París y una masa desvalida, sin sueños
ni esperanzas?
La Universidad actualmente está virtualmente aislada de la socie-
dad-comunidad a la que pertenece. Sigue siendo, aunque un poco más
aggiornada, un reducto elitista como lo era en 1918, cuando el autorita-
rismo y la soberbia de las autoridades universitarias y de muchos profe-
sores hacen de la misma un lugar con orden de acatamiento a dogmas,
orden de muerte para toda idea innovadora, para todo lo que cuestiona
lo establecido como absoluto.
Así corremos el riesgo de que los estudiantes ocupen el lugar de
a-lumni, posición que obtura su palabra, palabra de cuestionamiento, de
cambio, palabra instituyente que se inscribe en la dialéctica del conoci-
miento. Demasiado frecuentemente su palabra es “peligro” para la “santa
autoridad” de quien profesa el Dogma. Examinar al a-lumni es una expe-
riencia cotidiana; examinar al docente es harto dificultoso.
Esta obturación atasca no sólo al estudiante sino a la ciencia
misma, impidiéndole crecer. Por eso la práctica y por consiguiente la
Extensión Universitaria, es tan escuálida o nula, según las áreas. Porque
todo acercamiento con la realidad social interroga el supuesto saber y
cuestiona “la káthedra”, que una gran parte de los formadores universita-
rios no está dispuesta a desocupar.
El punto central de esta historia lo constituye sin duda la Reforma
Universitaria de 1918, en su sentido específico del fenómeno reformista
como expresión de un estado general de cosas. La rebelión estudiantil
hizo frente a los rígidos claustros enmarcados en una enseñanza tradicio-
nal y sin vida interior. Denunció uno de los rasgos fundamentales de la
Universidad: su carácter de forma social de clase, carácter que hasta hoy
ha conservado en mayor o menor medida. Fue la rebeldía de nuevas gene-

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raciones ante la cátedra hereditaria, el academicismo retórico de los vie-
jos maestros, el feudalismo.
La crisis de nuestra cultura no puede separarse de esta lamentable
y apócrifa idea de la Universidad.
“Cultura -define Ortega y Gasset en su célebre ensayo sobre la
Misión de la Universidad- es el sistema vital de las ideas en cada tiem-
po”. Y después expresa rotundamente: “... es ineludible crear de nuevo
en la Universidad la enseñanza de la cultura o sistema de las ideas vivas
que el tiempo posee. Esta es la tarea universitaria radical. Eso tiene que
ser antes y más que ninguna otra cosa la Universidad”.
Ahora bien, eso es precisamente lo que no puede ser de inmedia-
to nuestra universidad: porque carecemos del sistema de ideas vigentes
que correspondan a nuestro vivir actual, y esa es la crisis de nuestra cul-
tura. Nuestra coyuntura posee ideas vigentes, sólo que no son vivas. El
problema de nuestra cultura es que no podría ser definida como una iden-
tidad vital sino, en todo caso, simplemente como una identidad, pero
desubicada y anacrónica.
¿Qué significa esto? Que es imperioso hacer vigente la identidad
que corresponde a nuestro vivir, que no es que no exista, sino que no se
ha revelado por factores históricos. La identidad que nos corresponde
sólo puede constituirse a través de una comprensión radical de los últi-
mos años, comprensión no de un fenómeno político sino sociocultural de
profundo significado. Esa revelación sólo puede estar a cargo de las gene-
raciones que vivieron su gestación durante el período de la dictadura y
que alcanzan ahora su faz de gestión. En sus manos está la aventura pró-
xima de nuestra cultura. Y con esas generaciones es preciso reconstruir la
Universidad.
La reconstrucción acertada de la Universidad y las condiciones de
esa reconstrucción forman un todo que no permite la desarticulación de
esos aspectos. La reconstrucción depende de que quienes la realicen
encarnen la vigencia de lo que corresponde a nuestra situación. La tarea
inmediata de la Universidad ha de ser la revelación de esa identidad vital.
La Universidad debe autoreconstruirse en el devenir de esa revelación. En
el plano universitario, ella se expresará en la reconstrucción de la
Universidad a partir de su función social. Generalmente se entiende que
sus misiones específicas son la docencia (capacitación profesional y for-
mación cultural) y la investigación. Pero lo social es la función previa que

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da razón final de estas dos misiones. Porque las profesiones no son
menos ni más que funciones sociales. En cuanto a la ciencia, si bien es
cierto que en sus caminos teóricos y técnicos depende sólo de sí misma,
no puede olvidar las consecuencias de sus pasos para la sociedad. La
ciencia encierra un aspecto fundamental de humanidad.
En cuanto a la cultura, su función social se expresa en su universa-
lización: la Universidad Argentina no puede seguir siendo una universidad
de elite. Debemos encarar el modo en que todo ser humano, sea cual
fuere su actividad productiva (o su carencia de actividad), tenga efectiva-
mente abierto el camino a la Educación Superior. Muchas otras formas
sociales deben cuestionarse. Nuestros “transparentes” principios demo-
cráticos serán la misma eterna burla si de ellos no participan todos los
sectores de la comunidad.
Hay que abandonar de una vez por todas las frivolidades intelec-
tuales. En una Universidad laica, gratuita, co-gobernada y autónoma,
como la que pretendemos, debe recuperarse el saber en toda su grave-
dad. La Universidad tiene ante todo que hacer patentes nuestras cuestio-
nes. Rehuir los esquematismos es el paso previo a un análisis de la rea-
lidad argentina. La Universidad Argentina y Latinoamericana debe conver-
tirse en el lugar natural de los problemas regionales. Aquellos problemas
que estuvieron en el origen mismo de nuestra Universidad.

“LECCION DE OPTIMISMO”

Dijo el ilustre fundador de la Universidad de La Plata:


“Ya veis que no soy pesimista ni un desencantado, ni un vencido, ni
un amargado por derrota ninguna: a mí no me ha derrotado nadie; y aunque
así hubiera sido, la derrota sólo habría conseguido hacerme más fuerte, más
optimista, más idealista; porque los únicos derrotados en este mundo son
los que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no ven más
camino que el de su casa o su negocio, y se desesperan y reniegan de sí mis-
mos, de su patria y de su Dios, si lo tienen, cada vez que les sale mal algún
cálculo financiero o político de la matemática de su egoísmo. ¡Trabajo va a
tener el Enemigo para desalojarme a mí del campo de batalla! El territorio de
mi estrategia es infinito, y puedo fatigar, desconcertar, desarmar y aniquilar

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al adversario, obligándolo a recorrer distancias inmensurables, a combatir
sin comer, ni beber, ni tomar aliento, la vida entera, y cuando se acabe la tie-
rra, a cabalgar por los aires sobre corceles alados, si quiere perseguirme por
los campos de la imaginación y del ensueño. Y después, el Enemigo no
puede renovar su gente, por la fuerza o por el interés, que no resisten mucho
tiempo; entonces, o se queda solo, o se pasa al Amor, y es mi conquista, y
se rinde con armas y bagajes a mi ejército invisible e invencible.

Fragmento del discurso de Joaquín V. González


“La Universidad y el alma argentina”
18 de setiembre de 1918

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Informe Final
A - Datos generales del Proyecto (Aportados por el Director)

0- Código del Proyecto: H 224


1- Título del proyecto: DESARROLLO HUMANO Y COMUNIDADES
VULNERABLES
2- Nombre y Apellido del Director: Juan Carlos Domínguez Lostaló
3- Nombre Codirector(es): Norma Delucca, Graciela M. Pétriz
4- Fecha de Inicio del Proyecto: 01/05/98

Fecha de finalización del Proyecto: 31/04/01


(Se deja constancia que el presente Informe final es entregado con
anticipación a las fechas pautadas según indicaciones de la
Secretaria de Ciencia y Tecnología de la UNLP, con los perjuicios
que esto implica para el desarrollo del plan de trabajo acordado
oportunamente en el momento de la aprobación del mismo).
El cuadro que se ha incorporado más abajo sobre el “cumplimien-
to de las metas según cronograma efectivo: diseño emergente” se
especifican aquellas que han sido abruptamente interrumpidas.
Esta situación ha perjudicado sensiblemente la consecución de los
objetivos de la 4ta. Etapa, según lo especificado en el plan de tra-
bajo original.

5- Financiación recibida o asignada para el período informado

Fuente Fecha Otorgamiento Duración Monto


Subsidio automático 1999 (anual) 1 año 997,00
Municipalidad de La Plata Mayo 1999 8 meses 30000,00
Subsidio automático 2000 1 año 797,00

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6- Equipo

Nº de hs. Nº de hs.
Evaluación
Cargo Docente dedicadas dedicadas
Nombre del Integrante del
y dedicación al a otros
director
proyecto proyectos
Domínguez Lostaló,
Juan Carlos Titular-Semi- Exclusiva 10 4
Peluca, Norma Titular-Exclusiva 4 6 1
Petriz, Graciela Adjunto-Semiexclusiva 4 6 1
Naclerio, María Laura Adjunto-Simple 4 0 1
Di Nella, Yago J.T.P. - Semiexclusiva 10 0 1

7- Plan de trabajo original, con metas propuestas

Objetivo de la investigación
Determinar las modalidades de la configuración vincular en los gru-
pos contenidos en las comunidades vulnerables y su significado en las
estrategias de supervivencia de los mismos.

Hipótesis
Los grupos de crianza de los sectores marginales y excluidos del
sistema de consumo, contenidos en comunidades vulnerables, sobreviven
resignificando estrategias de supervivencia propias de sistemas no consu-
mistas que tuvieron lugar en momentos históricos anteriores al actual.
Breve descripción del encuadre metodológico
El programa está basado en la implementación de experiencias
piloto. Las experiencias piloto, tal como las desarrolla el programa
P.I.F.A.T.A.C.S., consisten en acciones comunitarias realizadas por los
equipos de operadores en forma pautada y controlada.
Estas acciones, que se realizan en comunidades vulnerables, gene-
ran una fuente privilegiada de observación y recolección de datos para las
investigaciones en el tema. Permiten la observación directa a través de
entrevistas formales e informales y otras técnicas de contrastación desde
la acción comunitaria misma (tendiente a poner a prueba tecnologías de
intervención en la atención de grupos y personas en situación de vulne-
rabilidad y exclusión). Esta modalidad de intervención, desde el Modelo

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de la Clínica de la Vulnerabilidad (el cual fue puesto a prueba y sistema-
tizado en forma exploratoria en la investigación anterior sobre
“Prevención del Conflicto Social”, que la presente continúa y profundiza),
posibilita recrear las formas en que se gestan y sostienen las estrategias
de supervivencia, de modo tal que se reduzca la vulnerabilidad psicoso-
cial de sus miembros.
Las experiencias piloto que desarrolla el programa P.I.F.A.T.A.C.S.
se cimentan en estrategias de atención interdisciplinaria, como forma de
intervención alternativa, haciendo especial énfasis en el grupo social que
se encuentra en mayor riesgo (alta vulnerabilidad). La opción metodológi-
ca se basa en tecnologías de Investigación-Acción. Esta modalidad de tra-
bajo consiste entonces en asistencia y registro de información (base empí-
rica de la investigación), simultáneamente.
Esta investigación, siguiendo el modelo metodológico del diseño
emergente (ver gráfico adjunto) va incorporando al plan original ajustes,
en función de los productos obtenidos a través de la IAP. De todos
modos, como forma de facilitar la lectura, hemos transcripto el plan origi-
nal con las metas propuestas.

PLAN DE TRABAJO ORIGINAL

Primera etapa (tres meses) (Finalizada y aprobada en el Primer


Informe de Avance)
1. Creación de los equipos de trabajo que desarrollarán sus activi-
dades en las comunidades vulnerables seleccionadas;
2. Recolección de toda aquella información cuantitativa y cualitati-
va necesaria y/o pertinente al objeto de la investigación;
3. Evaluación diagnóstica de las zonas de extrema vulnerabilidad
comunitaria en el Gran La Plata, Berisso y Ensenada, en base a los
materiales producidos en la primera investigación;
4. Proceso de formación y capacitación de los operadores que par-
ticiparán en la ejecución de la investigación;
5. Elaboración de la entrevista modelo para la recolección de infor-
mación y toma de datos.

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Segunda etapa (nueve meses) (Finalizada y aprobada en el
Segundo Informe de Avance)
1. Desarrollo de actividades en el campo vinculadas a la prepara-
ción del funcionamiento operacional de los equipos y concreción de
las acciones sobre los grupos destinatarios de las mismas.
2. Determinación de las estrategias de supervivencia de los grupos
de las comunidades seleccionadas.
3. Determinación de las configuraciones vinculares de los grupos de
crianza de las mismas comunidades.
4. Agrupamiento, por categorías, de los datos recogidos para una
primera tipificación de la población objetivo.
5. Evaluación de la hipótesis a partir de los puntos dos, tres y cua-
tro para su verificación en la tercera etapa.

Tercera Etapa (doce meses de duración) (Parcialmente entregada y


aprobada en el Segundo Informe de Avance)
1. Análisis sumario de los datos y observaciones, de la hipótesis
aumentando en forma estadísticamente significativa el número de
datos al respecto.
2. Extraer indicadores generales respecto de las configuraciones
vinculares que sostienen las estrategias de supervivencia de las
comunidades seleccionadas, según la hipótesis.
3. Conceptualización de los tipos de configuraciones vinculares de
los grupos de crianza de las mismas comunidades.
4. Estudiar la trayectoria del proceso de marginalización y exclusión
de los grupos de las comunidades vulnerables con técnicas de
observación participativa grupal.
5. Propuesta para lineamientos de acción a partir de las técnicas
anteriormente citadas.

Cuarta Etapa (doce meses de duración) (a evaluarse en el Informe


Final)
1. Análisis de la información recolectada y producida en las etapas
anteriores.
2. Sistematizar los resultados del punto 4 de la 3º Etapa, de modo
de seleccionar aquéllas con mayores índices de exclusión (no con-
tención por desvío).

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3. Realizar la transferencia de las modalidades vinculares que carac-
terizan las estrategias de supervivencia observadas en la 3º Etapa,
a las comunidades vulnerables elegidas por su mayor exclusión
(puesta a prueba de la hipótesis).
4. Análisis y sistematización de la experiencia, con técnicas de
observación participativa grupal.
5. Propuesta para lineamientos de acción a partir de las técnicas
anteriormente citadas.
6. Producción de un informe final.

www.koyatuneditorial.com.ar -25-
anexo
CUMPLIMIENTO DE LAS METAS
Mes 2
Mes 3

Mes 4
Mes 5
Mes 6
Mes 7

Mes 8
Mes 9
Mes 1

Mes
Mes

Mes
Mes
Mes
Mes
Mes
Mes
Mes
Mes

Mes
Mes

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Mes
Mes

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Mes

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34
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12
13

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15

16
17

18
19

21

31
SEGÚN CRONOGRAMA EFECTIVO:
11
DISEÑO EMERGENTE
Creación de los equipos de trabajo
Recolección de información
Etapa I
Etapa I

Pre-Diagnóstico de las zonas


Capacitación de los operadores
Elaboración del modelo IAP
Actividades en el campo
Determinación de las estrategias de sup.
Etapa II
Etapa I

Determinación de las modalidades vinculares


Categorización de los datos recogidos
1era. evaluación de la hipótesis
Análisis sumario de los datos y obs.
Etapa III

Indicadores de la modalidad vinc. (Est. Sup)


Etapa I

Conceptualización de config. vinculares


Proceso de marginalización y exclusión
Lineamientos de acción
Análisis de la información recolectada
Sistematizar los resultados de la 3º Etapa
Etapa IV

Transferencia de las modalidades vinculares


Análisis y sistematización de la experiencia
Lineamientos de acción
Producción de un informe final
Período de la actividad
Extensión de período según planificación original del Proyecto Acreditado, período con el que no se contó debido a la anticipación de la entrega
del presente informe
8- Resumen de la labor original realizada

A. CONSIDERACIONES GENERALES
1. Marco conceptual y contexto de la investigación
2. Modelo de Clínica de la Vulnerabilidad
3. Investigación-Acción Participativa: Diseño Emergente

B. LA ESTRUCTURACIÓN DEL MODELO


1. Creación de los equipos de trabajo para la IAP en Comunidades
Vulnerables
2. Recolección de información cuantitativa y cualitativa
3. Evaluación diagnóstica de las zonas de extrema vulnerabilidad
comunitaria en el Gran La Plata
4. Proceso de formación y capacitación de los operadores
5. Elaboración del modelo para la recolección de información y
toma de datos
6. Productos: descripción sumaria de observaciones

C. ANÁLISIS DE LAS OBSERVACIONES (INFORMACIÓN)


1. Determinación de las Estrategias de Supervivencia
2. Determinación de las Modalidades Vinculares de los Grupos de
Crianza y de los Grupos de pertenencia

D. SÍNTESIS Y CONCLUSIONES
1. Análisis de la información recolectada y producida en las obser-
vaciones
2. Determinación del grado y tipo de vulnerabilidad
3. Análisis y sistematización de la experiencia con técnicas de
observación participativa grupal.
4. La operación comunitaria: teoría, metodología y lineamientos de
acción.
5. Sobre los objetivos de la operación comunitaria.
6. Principios metodológicos: consecuencias de su aplicación.
7. Conclusiones finales.
8. Transferencia tecnológica.
9. Evaluación de la hipótesis.
10. Productos de la observación en las comunidades vulnerables.

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E. BIBLIOGRAFIA

D. ANEXOS

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Consideraciones generales
Hacer una investigación que sirva a nuestro tiempo nos interpela
como educadores-investigadores del ámbito universitario

1) MARCO CONCEPTUAL Y CONTEXTO DE LA INVESTIGACION

1.1) Justificación del proyecto


El mundo se enfrenta hoy un dilema insoslayable: la supervivencia
o la destrucción de la humanidad. Como nunca antes, los problemas
ambientales y el agotamiento de los recursos naturales no renovables pre-
sionan el debate sobre las políticas de desarrollo futuro.
Debemos buscar una respuesta coherente, ética y moral al desarro-
llo depredador que está acabando con nuestro planeta y con la posibili-
dad de reproducirnos en cuanto seres humanos. En la globalización -sus-
tentada en la libre competencia y el libre mercado- se busca el incremen-
to de la productividad para ser más competitivos, es decir, para ganar la
competencia fomentando el consumismo irracional, pero no para satisfa-
cer las necesidades de las mayorías. Asimismo, constituye un especial
catalizador de conflicto y violencia en los más desposeídos.
La pobreza y la degradación ambiental continuarán mientras no se
abandone la irracionalidad en la forma de producir y distribuir las rique-
zas. El desarrollo sostenible debe ser, en esencia, un proceso de cambio
justo y democrático, gradual y dinámico, en nuestra calidad de vida. El ser
humano tiene que ser su eje fundamental y la comunidad debe generar
dinámicas para la solución de los problemas comunes. Estamos hablando
de crecimiento económico con justicia social. Las formas de producción y
los hábitos de consumo deben procurar la recuperación del medio
ambiente, conservando la armonía vital entre el ser humano y la natura-
leza. El desarrollo sostenible debe basarse, además, en la diversidad his-
tórica y cultural, en la igualdad de oportunidades entre hombres y muje-
res y en la irrestricta participación de la ciudadanía en el ejercicio de la
democracia.
La impunidad ante las faltas, omisiones, delitos y toda alteración
de convenciones y normativas -más básicas y notorias en los actos de

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corrupción, especialmente agravada como la de funcionarios del Estado
democrático o del Terrorismo de Estado- es el fundamento de la cultura
del silencio y de la muerte, que se solapa en la represión encubierta y el
genocidio larvado de los sectores vulnerables, ante el silencio cómplice
que acalla la información y cierra paso a la justicia.
Las comunidades marginales no reconocen ni estiman a la ley por-
que las formas jurídicas han sido impuestas a costa de la sangre de sus
antepasados y ellos son los más memoriosos de los grupos. Es que son
esos recuerdos lo que los defiende de las injusticias cotidianas. Para ellos,
la memoria es condición de supervivencia.
La agresión siempre guarda vinculación con la forma de estructurar
el orden social, cualquiera sea. Al estudiar un hecho violento (en todos y
en cada uno de ellos) no es posible su comprensión sino por medio del
abordaje de sus orígenes, en un ineludible proceso de historización. Al
abordar la problemática desde una perspectiva crítica, la pregunta obliga-
da es ¿de dónde parte?, ¿cuál será el origen de esta expresión conflictiva
de la convivencia social que generó la agresión?
La violencia en tanto estallido, explicita situaciones silenciadas, no
tramitadas y se vuelve así un hecho aparentemente inexplicable y abrupto
cuando no se la inscribe en la dinámica de la trama vincular que influen-
cia, de forma decisiva, en la construcción de subjetividad de quien lleva a
cabo el acto violento. De esta manera, no sería desacertado concluir que
toda violencia, todo hecho violento, es violencia social. Esto remite al con-
cepto de vulnerabilidad social, puesto que todo acto de agresión sobre un
semejante obliga a preguntarse por las condiciones que impiden otras for-
mas más elaboradas para el control de los impulsos. La violencia social se
vuelve agresión física, cuando la situación desborda al sujeto en su capa-
cidad de resistencia a lo que siente como un ataque externo. Esa falla en
la síntesis subjetiva se produce cuando existen situaciones o hechos de fra-
gilidad o daños previos: la vulnerabilidad psico-social.
La vulnerabilidad psico-social es el grado de fragilidad psíquica que
la persona tiene por haber sido desatendida en sus necesidades psico-
sociales básicas: seguridad afectiva, económica, protección, educación,
tiempo de dedicación; como así también, comida, agua potable, trabajo y
salud. La situación de vulnerabilidad se juega predominantemente frente
a lo social, ya que se genera como una falla en la contención (grupal y
comunitaria), al no poder garantizar el efectivo acceso a los derechos

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humanos fundamentales.
El modelo de abordaje desde la Clínica de la Vulnerabilidad, basa-
do en un modelo de atención interdisciplinaria de restitución de derechos,
recurriendo a estrategias de intervención alternativas al control social ins-
titucional punitivo-represivo, desde una estrategia de contención comuni-
taria que procura reconstruir redes vinculares y grupales que protejan al
sujeto del riesgo social o de entrar en conflicto con la ley. Esta estrate-
gia, en su desarrollo a lo largo de veinticinco años, nos ha permitido con-
cluir que no existe peligrosidad en las personas si antes no han sido vul-
nerables.
Pese a las reiteradas exhortaciones de Naciones Unidas, no se ha
incorporado eficientemente la política criminológica a los planes de desa-
rrollo del Estado. Es manifiesta la discordancia entre los modelos de con-
trol social y los modelos de desarrollo económico, lo que determinó una
imprevisión en los costos sociales, humanos y financieros de toda ade-
cuación a las nuevas estructuras, estableciendo el fracaso en materia de
seguridad.
Un desarrollo comunitario para la seguridad humana en su verda-
dera base, la plena y auténtica vigencia de los Derechos Humanos, se sus-
tenta en el derecho a la palabra, al disenso y la participación de la socie-
dad civil, base de la única democracia posible, la del pueblo, que organi-
za de esa manera la Justicia y la Seguridad en el consenso.
La Seguridad Humana es condición necesaria y capacitadora para el
Desarrollo Humano cuando se proporciona desde el marco de la organiza-
ción comunitaria, sustentándose ésta en la participación y el derecho al
disenso. En conjunto, Seguridad Humana y Desarrollo Humano son produc-
tores de libertad, respecto al miedo y a la miseria, en sus distintas formas.
Los principios fundamentales de la Seguridad Humana y el
Desarrollo Humano son enfrentar dos miedos esenciales:
a) a ser atacado en sus derechos a la vida y en su propiedad y a sus
otros derechos consagrados en general.
b) a la miseria, o sea, a la imposibilidad de organizar una estrategia
de supervivencia digna, dentro de una calidad de vida aceptable.
Ambos temores, que se constituyen en desafíos para la seguridad
y la supervivencia de las personas, existen desde hace décadas (por ejem-
plo, las enfermedades infecciosas, el analfabetismo, la deserción escolar,
la inseguridad alimentaria, violaciones a los derechos humanos y, última-

www.koyatuneditorial.com.ar -31-
mente para nuestro país, violaciones, asesinatos, encubrimientos en el
tema del delito organizado). Todo ello se engloba en la seguridad huma-
na y el desarrollo de las comunidades.
El éxito o el fracaso de las acciones políticas tomadas en tal senti-
do, deben ser evaluadas en función del impacto sobre las personas.

La pérdida que muestran las comunidades hoy, en su capacidad de


respuesta para superar sus propios problemas, se basa en:
- El continuo proceso de deterioro material de la comunidad, origi-
nado por el aumento del empleo informal, precario y el déficit habi-
tacional y los fenómenos colaterales de malestar, adicciones y vio-
lencia por la fragilización de las relaciones humanas;
- La transformación del rol del Estado con la consecuente debilita-
ción de las entidades comunitarias, que encontraban en éste los
recursos económicos necesarios para atender a las demandas que
plantean los diferentes sectores;
- La presencia de líderes y cercanos al poder político, con caracte-
rísticas paternalistas, autoritarias, que generan conflictos entre los
distintos grupos de poder. El partidismo político atraviesa el entra-
mado de interacciones y relaciones expresadas en la organización
comunitaria. Las asociaciones se constituyen en espacio de poder
para la proyección personal, siendo desviados los objetivos que le
dieron origen;
- La heterogeneidad cultural establece mecanismos de integración
y participación diferencial, originando representaciones sociales
respecto a su propio grupo de pertenencia y en relación a los otros
grupos. Estas representaciones, construidas desde la práctica dia-
ria, se expresan en la segmentación y estigmatización hacia los sec-
tores más críticos, quienes vivencian un doble proceso de exclu-
sión-discriminación: el de la sociedad global y el de su comunidad
de origen.
Estos datos han sido corroborados en las investigaciones realiza-
das previamente (Programa de Incentivos a la Investigación H176:
“Programa de Prevención del Conflicto Social –Niños y jóvenes-”, Período
1996-1998) constituyendo este proyecto una profundización de la proble-
mática en una de sus unidades más significativas: los grupos de crianza.

-32- www.koyatuneditorial.com.ar
1.2) Contexto de la investigación
La crisis de la década del `80 ha implicado una reducción de las
acciones estatales dirigidas a los más necesitados en los 90, en la medi-
da en que los presupuestos para la aplicación de políticas sociales se han
recortado considerablemente. Como manifestación de la disgregación y
ruptura de la solidaridad social, se intensificaron las conductas evasoras
del sistema fiscal y del sistema previsional, con el considerable crecimien-
to de la producción y de la fuerza del trabajo por fuera del control del
Estado. Como consecuencia, se produjo una fuerte caída de la cobertura
social para los grupos más carenciados; la degradación de los sistemas
de seguridad social, cuya principal fuente de ingresos proviene de la masa
asalariada y el deterioro general de los servicios y de la calidad de vida
de estos sectores de la población, que originó la puesta en práctica de
comportamientos “defensivos” (muchas veces comunitarios) y de estrate-
gias de neutralización de los efectos negativos de situaciones de caren-
cia, a través del desarrollo de economías informales.
A su vez, desde 1989 las estrategias gubernamentales buscaron
sustituir las concepciones tradicionales en Política Social a través de dos
vías: una, estructural, que tiende a la constitución de mercados libres y,
otra, orientada a la focalización de la ayuda estatal sobre los sectores más
carenciados, con Programas Especiales de tipo asistencialista que los con-
vierte en Grupos-Objeto, sobre los cuales se espera, como contrapartida,
apoyo político-electoral. Esta ayuda, concebida como transitoria, atiende
temporalmente a estos grupos bajo el supuesto de que cuando el mode-
lo socioeconómico brinde sus frutos, la misma no será necesaria. Sin
embargo, hasta ahora las carencias y la masa de población “de riesgo” no
han dejado de crecer. Lo que se concebía originalmente como un proceso
de ajuste coyuntural devino rápidamente en una situación estructural.
El proceso es explosivo. Los marginados del sistema productivo lo
van siendo por acción del propio sistema, pero también por omisión. La
misma crisis del sistema productivo genera un debilitamiento de su ámbi-
to básico (la familia nuclear) de las fuentes de trabajo y su base vincular
y, además, de sus grandes estructuras, donde el Estado verifica su cre-
ciente incapacidad para actuar como órgano de redistribución de los bene-
ficios a través de la educación, la salud pública, la seguridad, los planes
de vivienda, los créditos personales, etc. Ello va tornando al sistema ins-
titucional en representativo del nuevo modelo, pero inservible para una

www.koyatuneditorial.com.ar -33-
sociedad que en parte lo ha generado y en parte ha sido moldeado por
él. El mundo ha cambiado y sus cambios afectan a nuestra sociedad, si
bien no en el sentido que algunos quisieran, sino en el de desencadenar
un descomunal proceso de marginación. El resultado no es el de una mar-
ginalidad aislada, fruto de expresiones individuales como la psicosis, el
alcohol o la inadaptación. Se trata de un fenómeno de tal masividad que
admitimos denominarlo de esa manera (marginalidad), tan sólo por ena-
jenamiento con respecto al sistema institucional. La pobreza en la
Argentina llega actualmente al 30% y se acrecienta en las grandes urbes
hasta ser mayoritaria.
Por lo tanto, el término marginal, no resulta adecuado para descri-
bir una situación en la que la mayoría experimenta distintos grados de
exclusión, ya sea subjetiva u objetivamente. Marginal, por definición, sig-
nifica estar al o en el margen, revestir poca importancia, ser intranscen-
dente. ¿Qué clase de sociedad puede ser aquella en que lo marginal resul-
ta ser más extendido que lo perteneciente?
Si las políticas de modernización, privatizaciones, reconversión,
apertura económica y la flexibilización laboral -que los gobiernos han
adoptado como propias- dan los resultados que se esperan, resultarán
dos sociedades superpuestas habitando el mismo espacio político (ya que
no el geográfico, pues uno de los resultados -quizás ya visible- es el de
una marcada separación de hábitats, como los country, sólo que las alam-
bradas protegen las áreas de los sectores de mayores recursos de las
zonas de pobreza donde habitan los sectores marginados). En todo caso,
el actual sistema institucional que en la Argentina se definía como inte-
grador, está condenado ahora a su transformación forzada en una progre-
siva ampliación de la brecha social.
Como cientistas sociales es razonable que comencemos a conside-
rar a “lo marginal” como una sociedad en sí, no representada ni conteni-
da por el sistema por cuya imposición se está gestando. Desde las comu-
nidades vulnerables una nueva sociedad comienza tímida, pragmática, y
muy contradictoriamente a generar sus propias instituciones. Lo hace tam-
bién en forma muy “moderna” toda vez que prescinde de las ideologías,
las que entendemos por tales, de la sociedad industrial. Esto no quiere
decir que en las nuevas formas sociales no subyazcan gérmenes de nue-
vas conformaciones ideológicas, capaces de ordenar y articular en un sis-
tema de pensamiento -pero también orgánico- la aparente anarquía ini-

-34- www.koyatuneditorial.com.ar
cial. Pero no hay nada que indique fehacientemente que esto necesaria-
mente vaya a ocurrir.
El hecho más o menos comprobable es que, a partir de su propia
crisis, el sistema institucional, no es capaz de expresar, integrar, explicar,
ni comprender (mucho menos, plantear un rumbo para la sociedad rema-
nente de la revolución tecnológica) las nuevas formas sociales y sus ins-
tituciones (que dicho sistema genera) a fin de encontrar un ámbito de
dimensión humana en el que la comunidad pueda desarrollarse.
No hace falta aclarar que nos referimos necesariamente a una socie-
dad cuyo factor común es la pobreza. El denominador de ese remanente
social no puede -sin riesgo- ser entendido sólo a partir de su imposibili-
dad de consumo. Es ingenuo y engañoso plantearlo así. Aunque es indu-
dable que juega un papel preponderante, la pobreza no constituye en sí
misma un factor de exclusión. Si bien no podemos considerar a la pobre-
za como el denominador común de una sociedad irrepresentada, sí pode-
mos convenir en que es un componente tan extendido que a veces suele
confundírsela con él.
La exclusión, para serlo, no basta con que sea real, sino que nece-
sita ser potencial. Cuando decimos que una sociedad margina, excluye,
segrega, que genera otra sociedad paralela, no nos fijamos sólo en la rea-
lidad de tal exclusión, sino en que no se vislumbra posibilidad de alguna
forma de integración futura de esos grupos que entonces se ven forzados
a concretar estrategias de supervivencia claramente diferenciadas.
Según el informe del año 1999/ Informe argentino sobre Desarrollo
Humano:
“más allá de las dificultades económicas, de las falencias pre-
supuestarias, la tarea de concertar para el consenso exige de
una participación comunitaria y permanente, exige la moviliza-
ción ya no de una gran utopía, sino de la más modesta y con-
creta acción que es el nuevo nombre de la ética social”.
Los autores señalan que
“el Estado ha sido desapropiado de actividades que han sido
territorio de grandes saltos tecnológicos –industrias, comuni-
caciones, servicios-, y de fuertes saltos en productividad y ren-
tabilidad. Se lo ha confinado a la educación y la salud, y éstas
están, al menos parcialmente, en su territorio. Los costos de
operación de estos sistemas son, aparentemente, cada vez

www.koyatuneditorial.com.ar -35-
más altos, si se observa lo que se destina a ellos en el primer
mundo. La desfinanciación del Estado es una advertencia del
riesgo que implica no realizar un esfuerzo y un salto en la pro-
ductividad de ambas tareas. La deserción del Estado en estas
tareas, el abandono de lo público, resultaría en un fuerte pro-
ceso de regresión redistributiva. De allí que al abogar por este
consenso y esta concertación amplia y urgente, estamos bre-
gando por el escenario de la justicia. Porque, es imposible
imaginar la realización del ideal de igualdad sin la educación y
la salud. Y no hay Nación sin iguales, no hay proyecto de
Nación, sin un proyecto de igualdad. El futuro de nuestra
sociedad esta allí. No solamente en la educación y la salud;
pero no habrá futuro apetecible sin un avance en ellas.
Nuestro problema no es tanto la cuestión que habitualmente
llamamos salud o la que llamamos educación, sino entre los
sistemas y sus derivaciones”.

No hay aquí una “receta”. Ninguna “receta” que no fuera extraída


del consenso y la Participación Comunitaria Integral es viable o útil.
Llamamos PCI a la participación decisoria del conjunto de la población-
sujeto –no sólo consultiva- en la totalidad del proceso participativo, desde
la definición del problema, pasando por el diseño y la implementación,
hasta el momento de la evaluación y la síntesis final).
Educación, salud, igualdad de acceso a derechos, nos llevan al con-
traste con la fenomenal tendencia a la globalización. Esa es la tendencia
dominante y estructuradota: navegar esa tendencia no significa necesaria-
mente renunciar al destino propio. La búsqueda del desarrollo humano es
una manera de instalar el destino propio en las bases del desarrollo
comunitario para la seguridad humana.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) -expresión paradigmática del
nuevo tiempo- mensura la aproximación de cada sociedad a la condición
necesaria para la calidad de vida. El IDH contiene a la vez resultados y
procesos. El nivel de productividad -el valor agregado colectivo- es un
puro resultado de la acción colectiva; por sí solo ese número nada nos
dice acerca del cómo se ha logrado. Los logros en educación y salud tam-
bién son resultados, pero el estudio de la salud es -antes que nada- una

-36- www.koyatuneditorial.com.ar
expresión de proceso, del modo en que se logran esos mismos resulta-
dos. La desagregación del IDH nos permite visualizar el cómo, el proceso
en el cual una sociedad alcanza determinados logros. Consideramos haber
sistematizado una metodología de abordaje e intervención (IAP) para el
mejoramiento de la calidad de vida de la población a través de la imple-
mentación del Modelo de Clínica de la Vulnerabilidad, sobre todo en el
caso de las comunidades vulnerables con grupos marginales y excluidos.
De esto se trata el presente informe final que, por lo tanto, es en sí un
producto de investigación.

1.3) La supervivencia de los excluídos del consumo


La Estrategia de Supervivencia en el campo de la exclusión es
entendida como variedad de adaptaciones para la creación y utilización
de recursos escasos, que surgen obligadas por los ajustes económicos y
tienen como característica más significativa, que la comunidad las orienta
a la satisfacción de sus necesidades materiales, de mantenimiento y
reproducción, enfrentando así las circunstancias del contexto más amplio
de la sociedad como un todo.
En Argentina, donde los niveles de pobreza han sido históricamen-
te bajos, los grupos recientemente vulnerados (nuevos pobres) se encuen-
tran aún en peores condiciones que aquellos que siempre lo fueron
(pobres estructurales), al momento de elaborar estrategias de superviven-
cia adecuadas para enfrentar situaciones criticas, debido al menor peso o
a la falta de referencias a la memoria histórica del grupo de dichas expe-
riencias en el pasado y, por otro lado a su mayor condicionamiento a los
hábitos de consumo, su adhesión a las normas y a los formalismos del
orden social.
En forma paralela a la restricción objetiva de la capacidad de con-
sumo (llevada hasta tal punto que, alrededor de un tercio de la población
no puede consumir lo básico –datos del INDEC-), se aumenta simétrica-
mente la necesidad subjetiva de consumo a través de los medios de
comunicación masivos, paradoja que en países como la Argentina adquie-
re ribetes dramáticos a raíz del alto grado de unidad cultural de la pobla-
ción, de la “europeización” de los gustos del habitante medio. En sínte-
sis, la capacidad de adquisición de bienes no sólo no aumenta acompa-
ñando el incremento subjetivo de la necesidad, sino que retrocede,
aumentando la distancia entre el anhelo de consumo y la posibilidad de

www.koyatuneditorial.com.ar -37-
obtener por medios legales lo “deseado”, fenómeno ya observado antes y
ahora por la sociología norteamericana. Y se retrocede por partida doble.
Ese doble retroceso produce una alteración en el sistema de valores sobre
el que se cimenta la organización social. Cobran inusitado impulso pautas
culturales “alternativas”, al tiempo que se descree de los códigos estable-
cidos y aumenta la pequeña y la gran transgresión. Se admite como nor-
mal la corrupción, la infracción y el encubrimiento de esas acciones.
En forma simultánea con la expulsión del sistema productivo se
debilita la “familia nuclear”, célula básica de la sociedad industrial. Se
debilita en su estructura interna, pues los valores en los que se cimenta
no aparecen como válidos a la luz de la nueva sociedad (posindustrial) en
gestación. A través de la universalización de los discursos sobre lo socio-
cultural, impartidos por los poderosos medios de comunicación, se cons-
truye una apariencia que hace creer al modelo como propio y “real”. Se
debilita todo el dispositivo de la socialización, en su capacidad objetiva
de resolver los problemas de crianza, educación, salud y futuro de la
prole, cuestiones que en la sociedad posindustrial de los países “desarro-
llados” sí se resuelve, (aunque en ocasiones no de manera satisfactoria,
esto es, desde el ángulo de la preservación de la dimensión humana de
los miembros de una comunidad). Se logra y en un nivel aceptable, en lo
que a las necesidades materiales de los mismos se refiere.
La configuración vincular prototípica de la familia nuclear desapa-
rece progresivamente en cuanto a núcleo de crianza apto redefiniéndose
significativamente su capacidad de contención. Simultáneamente, en
especial debido a la crisis del modelo industrial, crisis que es estructural
en nuestros países, la sociedad es inepta para sostener lo que la familia
expulsa. Incapaz de contener a aquellos que no cumplen una función real
o potencial en la estructura productiva, no puede por sí misma retrotraer-
se a otras formas de organización, ya que su naturaleza responde al
esquema productivo al cual se refiere.
La concientización, organización y modificación social de los secto-
res más afectados por esta situación estructural, como también la inten-
sidad, variedad y formas de utilización de sus recursos por parte de las
familias pobres para atender a sus necesidades de mantenimiento y repro-
ducción; inciden en la configuración de “nuevas” formas de vinculación de
los grupos, con el consiguiente costo psicológico, vincular y material que
supone el despliegue de cada estrategia de supervivencia para cada uno

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de sus miembros y para el grupo familiar en su conjunto.
Estas experiencias se han transmitido como recursos culturales dis-
ponibles a aquellos que quedaron en situación de vulnerabilidad. El tér-
mino vulnerabilidad deriva de herida y se refiere a la persona susceptible
de ser dañada de distintas formas. La vulnerabilidad psico-social es el
grado de fragilidad psíquica que la persona tiene por haber sido desaten-
dida en sus necesidades sociales básicas establecidas como derechos que
le son propios e intransferibles, tales como: seguridad afectiva, económi-
ca, protección, educación, tiempo de dedicación; como así también, de
comida, agua potable, trabajo y salud. Esto lo coloca frente a las instan-
cias del control social formal e informal en franca desigualdad, generada
en la dinámica de la crisis reciente. La situación de vulnerabilidad se juega
predominantemente frente a lo social.
Esta vulnerabilidad se genera primariamente como una falla en la
función de sostén, ya sea en la desarrollada inicialmente en la madre u
otros dadores de cuidado del grupo de crianza, como así también en la
inserción del sujeto en las redes vinculares (grupo de pares, escuelas, inte-
graciones institucionales, comunitarias, etc.). A partir de la no concreción
de aquellos derechos, se nos impone como imperiosa necesidad ético-cien-
tífica analizar la constitución de las unidades componentes de toda
Comunidad Vulnerable, es decir, los Grupos de Crianza y Pertenencia que
la integran, como forma de develar las nuevas modalidades vinculares, a
efectos de anticipar las condiciones de vulnerabilidad en la crianza, la per-
tenencia y la referencia frente a los cambios socio-culturales ya indicados.
En una rápida esquematización (incompleta como tal) podemos
decir que en los últimos 200 años hemos recorrido los siguientes pasos:

Estrategia Configuración
de Supervivencia Vincular Dominante
Sociedad Rural Familia Extendida con Asistencia
(autoabastecimiento + producción exportación) de Crianza y Producción
Sociedad Industrial Familia Nuclear con Asistencia
(consumismo y producción a cualquier costo) de Crianza Reducida
Familia integrada al Sistema de
Sociedad Tecnocientífica
Ordenamiento Social
(hiperconsumo, automatización,
tecnificación, robotización, etc.) Familia Marginal y/o Excluida

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1.4) Unidad de estudio: Comunidades vulnerables
1.4.1. El concepto de comunidad
El Concepto de comunidad tiene diversas connotaciones teóricas.
Para F. TÖNNIES una comunidad surge a partir de la voluntad natural de
sus miembros, estableciendo relaciones solidarias y duraderas entre ellos.
El tipo de relaciones que se establecen entre los miembros de una comu-
nidad expresa la existencia de intereses comunes y lazos de solidaridad.
La comunidad se define en relación a tres elementos: el tiempo, el
espacio y los procesos de interacción.
“Comunidad es un grupo de personas con relaciones recípro-
cas, dispuestos en una unidad territorial, que se sirven de
medios comunes, para lograr fines comunes.”
“Comunidad es una unidad social cuyos miembros participan
de algún rasgo, interés, elemento o función común, con con-
ciencia de pertenencia y sentido de solidaridad y significación,
situados en una determinada área geográfica en la cual la plu-
ralidad de personas interacciona más intensamente entre sí
que en otro contexto”.
Desde esta perspectiva una Comunidad se configura cuando existe
un grupo de personas conviviendo juntos en un espacio. La convivencia
se caracteriza por la comunicación y unidad en base a ciertos intereses y
necesidades comunes. La racionalización del sistema de convivencia ins-
titucionaliza un dispositivo de reglas y valores que constituirán un Orden.
Las comunidades se construyen a partir del movimiento dialéctico
de los grupos que las componen. Para que este movimiento sea posible,
se requieren de los grupos una serie de necesariedades, ya sea que hable-
mos de un pequeño grupo o de una sociedad entera.

A) Condición del Tiempo: necesitan haber construido una his-


toria, un discurso que haga de la historia su propia historia.
Ello le dará la posibilidad de decir desde dónde vienen, los
ubica en relación al afuera en el presente y, así, se les per-
mitirá imaginar un futuro deseado. Construirán, en definitiva,
su temporalidad: pasado, presente y futuro.

B) Condición del Espacio: les será necesario contar con for-

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mas de organización y tareas que den realidad concreta y fun-
cionalidad al agrupamiento; necesitan compartir un espacio
común. El espacio común es la condición sin la cual el grupo
no es otra cosa que la suma de individualidades.

C) Condición de la Identidad: a partir de las condiciones


anteriores, para que haya “comunidad” se requiere que
(construida su historicidad y ubicada desde un espacio gené-
rico y diferente), el grupo cree ciertos significados que le
dará una identidad. La identidad del grupo es sustancial para
crear la entidad de una comunidad.
La identidad, entonces, es el motor de toda comunidad, en tanto
dará al grupo tanto el elemento nucleador que constituye compartir un
origen común (su historia), como la posibilidad de intentar (y eso sólo
basta como intención) desarrollar los ideales a través de tareas participa-
tivas y horizontales.

1.4.2. El concepto del protovínculo


El protovínculo comunitario es factor organizativo que emerge de
las relaciones recíprocas continuadas, la solidaridad va creciendo y edu-
cando en común. La conciencia de problemas comunes, se logra en el pro-
ceso de formación de una comunidad determinada.
Las caracterizaciones referidas a una comunidad consisten general-
mente en atribuir a una determinada región prácticas cotidianas, costum-
bres y tradiciones de esa realidad socio-cultural en funcionamiento. Estas
características culturales y sociales de una determinada región pueden o
no converger en intereses comunitarios, por lo tanto una “Comunidad real
expresa el ámbito subcultural dentro del cual es factible lograr una repercu-
sión participativa”.
La Comunidad es entendida como un proceso participativo que se
expresa en las relaciones continuadas y prácticas solidarias tendientes a
solucionar problemas en comunión en un ámbito geográfico determinado.
Cuando a partir de estos procesos se “da una tipificación recíproca
de acciones habitualizadas por tipos de actores “aparecen las institucio-
nes en la comunidad. Estas acciones son compartidas y accesibles a
todos los integrantes de un grupo social dentro de una situación común.
La recreación, la religión, la educación, constituyen focos de acciones

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habitualizadas en una comunidad. Así definida una institución caracteriza
(simboliza) tanto a los actores como a las acciones habitualizadas. Las
instituciones implican historicidad.

1.4.3. El concepto de proceso de socialización


El proceso de socialización se produce desde el contexto socio-
comunitario en el cual se desarrolla el niño. En este protovínculo, encuen-
tra los otros significantes que están encargados de su socialización y que
le son impuestos. Mediatizan el mundo para él y lo modifican en el curso
de esa mediatización. Seleccionan aspectos de la realidad según la situa-
ción que ocupan dentro de la estructura social y en virtud de sus carac-
terísticas individuales.
El niño en su proceso de socialización internaliza el mundo de los
otros no como uno de los tantos mundos posibles sino como el único que
existe y que se puede concebir. El proceso de socialización primaria, que
realiza en su grupo de crianza, que configura la modalidad vincular de la
Unidad de Supervivencia e implica secuencias de aprendizaje bien defini-
das en relación al crecimiento, diferenciación biológica y edad. Se deter-
mina así el aprendizaje de roles específicos y la internalización de pautas
y valores sociales.
Las etapas de aprendizaje presentan variaciones según las caracte-
rísticas histórico-sociales de los grupos socializadores. El proceso de
socialización se efectúa no sólo en el grupo de crianza y de pares (socia-
lización primaria) sino en otros grupos sociales (socialización secundaria).
Las implicaciones sociales de la niñez pueden variar mucho de una comu-
nidad a otra y de un grupo social a otro, dentro de la misma comunidad.
Así se presentan diferenciaciones en términos de capacidades intelectua-
les, roles laborales y responsabilidad moral, que serán las bases para la
consolidación de las estrategias de supervivencia del grupo.

1.4.4. El concepto de comunidad vulnerable


Una comunidad vulnerable se define por la presencia de un grupo
de personas intervinculadas dentro de una unidad territorial, que compar-
ten una situación de significativo incumplimiento de los derechos huma-
nos esenciales, tales como vivienda, salud, educación, etc, consagrados
en la Constitución Nacional de 1994.
La elección del ámbito donde se llevó a cabo la investigación de

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campo, en el marco del Programa P.I.F.A.T.A.C.S., surge de la necesidad
de determinar el modelo de abordaje para las comunidades vulnerables.
Tal recorte parte de los siguientes criterios ya observados al inicio del
Proyecto de Investigación (como resultado de H-176 “Programa de
Prevención del Conflicto Social –Niños y jóvenes-”):
a. existencia de organizaciones comunitarias con una gran propor-
ción de miembros y grupos vulnerables o en riesgo en el medio
local (Gran La Plata, Berisso y Ensenada), confrontable con otras
comunidades análogas de otras provincias (Chubut, Río Negro, La
Pampa y de otros conglomerados de esta provincia);
b. correspondencia con un sector social marginal o excluido con
necesidades básicas insatisfechas y por debajo de la línea de sub-
sistencia (INDEC);
c. ausencia o falencia de servicios del Estado que garanticen la
vigencia de los derechos humanos (salud, educación, seguridad, d.
protección, vivienda, etc.) de los miembros de esas comunidades;
d. surgimiento observable de una reorganización comunitaria, ten-
diente a autogestionar la posibilidad de generar esos recursos y
garantías; y
e. accesibilidad para el trabajo de campo con grupos y personas en
la/s comunidad/es elegida/s, que permita obtener la base empírica
de la investigación.
Los primeros criterios están vinculados con el contexto teórico de
la elección y encuadre de la problemática y, el último, relacionado con el
contexto de realización de la investigación.

1.5. Unidades de análisis


1.5.1. Configuración vincular
Es el dispositivo de las relaciones interpersonales de un grupo
nucleado alrededor de un fin común. La unidad de análisis es la matriz de
relaciones vinculares en una COMUNIDAD de zonas determinadas, con
pertenencia socio-histórica, identidad cultural y/o étnica uniforme, carac-
terizada como de alta vulnerabilidad, por el número de hogares con nece-
sidades básicas insatisfechas y condiciones de infraconsumo (Alta
Vulnerabilidad Comunitaria).
La comprensión de este sector de la realidad social, se realiza a tra-
vés de la práctica humana como constructo estructurante, a partir de los

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grupos de crianza y de pertenencia-referencia de la comunidad.
El entramado de interacciones sociales que establecen los sujetos
de una comunidad en sus grupos de convivencia, orientado al logro de
determinados objetivos, comprende: acciones y omisiones, agrupamientos
y fragmentaciones, espacios en común y desencuentros, momentos de
comunicación y de aislamiento, constituyéndose para este estudio en uni-
dades de análisis centrales, en la medida en que son el producto de la
acción comunitaria y contribuyen al estar, hacer y ser la comunidad como
un todo.

1.5.2. Grupo de crianza


Es el conjunto de personas que, desde una pluralidad, con perma-
nencia en el tiempo y significación en el vínculo, permiten la superviven-
cia de los individuos que se desarrollan en su interior, estructurando su
subjetividad conforme a las pautas protovinculares de su comunidad de
pertenencia.
La sociedad está formada por grupos. Existen grupos de todo tipo:
la madre con el niño en brazos forma un grupo; también tenemos el grupo
familiar, el escolar y toda clase de grupos sociales, vocacionales y de tra-
bajo. Del mismo modo cabe decir que una nación o una confederación de
naciones, constituyen un grupo. Los grupos sociales incluyen desde los
agregados relativamente simples hasta los muy complejos.
El campo formado por un grupo de dos personas es totalmente dis-
tinto de aquél que está formado por un millón de personas, incluso al
punto de ponerse en discusión, teórica y práctica, acerca de si tales for-
maciones constituyen algo del orden de lo grupal, ya que diferentes leyes
se vuelven ostensibles en cada uno de ellos. El primero permite hacer un
estudio más o menos exhaustivo de las motivaciones psicológicas de la
pareja que lo integra; el segundo permite estudiar la incidencia de ciertas
variables sociológicas. Ambos grupos presentan, asimismo, sus serias
limitaciones. El primero es demasiado simple y reducido para permitir una
generalización sociológica; el segundo es demasiado numeroso y comple-
jo para permitir una ejemplificación psicológica. Un grupo de dos perso-
nas, como así el de un millón de personas, es, en cierto modo, atípico. El
primero, por lo reducido, se presta para extraer conclusiones engañosas.
El segundo, dada su amplitud, carece de cohesión, ya que sus miembros
sólo rara vez y a través de símbolos muy generales (ej.: la bandera, etc.)

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tienen noción de pertenencia al mismo. En realidad, sólo con grupos redu-
cidos mantenemos contacto más o menos íntimo y ellos constituyen las
verdaderas matrices de nuestra vida socio-comunitaria.
Fuera de toda duda, podemos sostener la preeminencia del hom-
bre como ser que se desarrolla vive y sobrevive en grupos, siendo el pri-
mero de ellos el grupo de crianza. Su influencia es determinante, impor-
tantísima y casi definitiva. En el hecho de que no sea totalmente definiti-
va reside la posibilidad de pensar en la creación de estrategias que tien-
dan a producir cambios posteriores, los cuales pueden tener lugar debido
a los acontecimientos de nuestra vida ulterior, fuera de la unidad prima-
ria, la de crianza, en otros grupos de pertenencia.
Desde el punto de vista biológico, el ser humano nace más desva-
lido que cualquier otro mamífero. Su lenta evolución involucra una larga
dependencia biológica y psicológica del grupo de crianza –en general la
madre o su sustituto- durante los primeros años de vida. Esta dependen-
cia inicial es idéntica en todos los grupos y todas las culturas y civiliza-
ciones. Es un Universal cultural del que se desprenden diversas modali-
dades de relación que determinará las peculiares estrategias de supervi-
vencia de cada comunidad
La importancia decisiva de la familia (modelo de crianza dominan-
te en las sociedades capitalistas industriales y post-industriales –más allá
de sus sutiles diferencias-) se explica si se tiene en cuenta que el niño
crea en su seno los primeros vínculos (la matriz de los posteriores víncu-
los: el protovínculo), a través de los cuales establece su primer contacto
con el mundo exterior y la consecuente interiorización de las normativas
y valores.

1.5.3. Procesos de participación en la comunidad


Cuando existe participación en los procesos de toma de decisiones
de los miembros de la comunidad, esta función se traduce en acciones
eficaces.
María Teresa Sirvent diferencia entre formas reales de participación
y formas simbólicas o engañosas.
“Por participación real se entiende la posibilidad efectiva de
incidir en las decisiones que afectan la vida cotidiana de una
comunidad o de una sociedad a nivel global, desde la planifica-
ción de acciones, implementación y evaluación de las mismas.”

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“La participación simbólica que se refiere a un como sí, ejer-
ciendo una influencia mínima en la gestión institucional y en la
política, creando la ilusión de un poder inexistente”.
La participación real incluye a la estructura del poder de una enti-
dad y los intereses objetivos de los grupos implicados. Estos intereses
son las condiciones que afectan la vida cotidiana de un grupo determina-
do. Sólo tienen una participación real los miembros de una comunidad
cuando logran mantener o conservar las condiciones de vida que los
benefician y superar las que los perjudican.

1.6. Sobre la hipótesis


Teniendo en cuenta el agotamiento del modelo liberal del Homo
Económicus, claramente visible en la parálisis de su sistema educativo, en
el colapso de su área de salud, en el caos de su dispositivo de control
social, en el vaciamiento de su sentido de justicia y del descreimiento que
da la idea de corrupción generalizada en la esfera de la política social es
que suponemos la visión del abismo.
Los que piensan en cómo continuar su supervivencia en el curso de
un día se movilizan desde la desesperación observable en distintos fenó-
menos de conducta, en diversas pautas de cambio y algunos aconteci-
mientos sociales que comienzan a hacernos vislumbrar la emergencia de
lo que llamaríamos el Homo-comunitarius.
¿Cómo sobreviven las comunidades (sus grupos) con N.B.I. y con
un nivel de consumo por debajo de la línea de pobreza? ¿Cómo sustitu-
yen los recursos materiales y financieros que esos indicadores señalan
como faltantes?
La modalidad vincular dominante en las comunidades en condicio-
nes de infraconsumo toma como eje de integración y seguridad de sus
miembros el flujo de intercambios y ayuda, estructurándose un cotidiano
que les permite sustraerse de la sociedad de consumo y organizar un sis-
tema de supervivencia fuera de las determinaciones de la misma.
Cuando un grupo, una comunidad, corre riesgo de desintegrarse, ya
sea física o culturalmente, ya sea que peligre su espacio territorial, la
supervivencia de su pueblo o su identidad, se comienza a forjar el resca-
te de elementos de reserva de identidad cultural, desde el surgimiento de
actividades vinculadas con la generación de nuevos medios de subsisten-
cia. Estos suelen ser, en la mayoría de los casos, resignificaciones que

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adecuan viejas modalidades de relación y de producción a los actuales
condicionamientos e imposiciones del sistema de ordenamiento de lo
social.
Si se realiza un recorrido de las zonas más carenciadas de las gran-
des urbes, los asentamientos y las villas miserias; si se observan deteni-
damente las estrategias de subsistencia de dichos grupos; si a ello le
acompaña el registro de cómo sobreviven hoy en el interior del país, en
las áreas rurales, en los asentamientos suburbanos, en los inquilinatos y
en las casas tomadas, los grupos más carenciados; si se presta atención
se puede ver (en dichos grupos) la presencia de modalidades vinculares
de relación y estrategias de subsistencia que caracterizaron años atrás a
las culturas autóctonas de las Américas y a los integrantes de los grupos
del mestizaje marginal originario, en sus lugares de origen y en las pri-
meras síntesis espontáneas de nuestra población.
La participación comunitaria integral presupone la existencia a nivel
de la comunidad de grupos organizados en función de ciertos intereses
comunes y con capacidad política de incidencia real en las decisiones de
la sociedad. Cuando esto se logra los sujetos desarrollan su capacidad de
participación y se consolida la organización comunitaria. Los miembros de
la comunidad se benefician de las acciones implementadas por las enti-
dades contribuyendo a la integración social de la misma. Miradas desde
el proceso de socialización del niño en la comunidad, las entidades cons-
tituyen el ambiente participativo y educativo, en tanto establecen relacio-
nes y actividades, en cuyo marco el niño se socializa.

2) MODELO DE CLINICA DE LA VULNERABILIDAD

La observación realizada desde la primera investigación del


P.I.F.A.T.A.C.S., sobre “Prevención del Conflicto Social” (Clínica de la
Vulnerabilidad Psico-Social - H176), permitió adentrarnos exploratoriamen-
te en la significación de los vínculos, en las condiciones de existencia de
grupos excluidos y marginados. Se ha observado que cuando dichos gru-
pos se preservan en comunidades de pertenencia y/o referencia, tienen
mayores posibilidades para reconstruir con el menor conflicto las dificul-
tades que eventualmente emerjan (como resultado de los cambios socia-
les) en sus estrategias de supervivencia.

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En continuidad con esa observación, la presente investigación se
orienta a determinar la significación de las modalidades vinculares de los
sectores sociales más vulnerables en sus estrategias de supervivencia, a
partir de las prácticas de los grupos de pertenencia y referencia, en fun-
ción de los recursos de atención del Estado y de las entidades interme-
dias (tercer sector). La amplitud del fenómeno obliga a acotar el tema a
un sector específico del campo de la pobreza (comunidades vulnerables:
población que se encuentra generalmente por debajo de la línea de sub-
sistencia) e interrogarnos sobre las relaciones e interacciones que se esta-
blecen entre los diversos sujetos encargados de la socialización, en térmi-
nos de acciones y representaciones que sustentan la modalidad vincular
de los grupos.
El modelo de la clínica de la vulnerabilidad es una construcción
teórico-técnica propia del equipo de trabajo, con aplicaciones múltiples
promovidas desde distintos organismos internacionales, tales como ILA-
NUD, UNICEF, PNUD y con una experiencia concreta en el período 1996-
1998, en el marco del Programa de Incentivos a la Investigación
“Prevención del Conflicto Social”, que han probado y reformulado sus
hipótesis a través de investigaciones científicas llevadas a cabo por
docentes investigadores de diversas Universidades Nacionales desde el
Programa Interuniversitario e Interinstitucional en Alternativas al Control
Social en niños y jóvenes en la República Argentina, que se viene desa-
rrollando a través de cursos de capacitación en varias universidades del
país.
El Modelo de la Clínica de la Vulnerabilidad, en las distintas
Unidades Ejecutoras, capacita y monitorea las acciones de los operadores
comunitarios en los Centros de Atención. El modelo gira alrededor de los
siguientes conceptos básicos:
- la doctrina de los Derechos Humanos, como principio filo-
sófico;
- el realismo marginal latinoamericano, que reconoce la
selectividad de la población sujeta a control social, determi-
nante de su situación de vulnerabilidad;
- el énfasis en los vínculos interpersonales;
- la factibilidad de atender dichas problemáticas a través de
instrumentos alternativos;
- la interdisciplina, por reconocer la multicausalidad del fenó-

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meno de transgresión a la ley; y
- la salud laboral, en tanto atiende el deterioro de los agen-
tes de control social;
Desde el estudio de la comunidad es posible identificar alternati-
vas de acción que permitan estimular la participación y superar la incapa-
cidad de reacción que presentan los grupos más vulnerables de la misma.
Consideramos que en comunidades con situaciones de pobreza estructu-
ral las posibilidades de prevención de situaciones de vulnerabilidad en
estos sectores está limitada y debe reactivarse con la intervención comu-
nitaria. La mera descripción de comunidades por sus indicadores objeti-
vos no permite captar la dinámica de los procesos de comunicación y
comunión que las generan y sostienen. Debido a ello, la interpretación de
estos procesos sólo es posible desde las visiones, experiencias y percep-
ciones de los propios actores, que son quienes construyen su realidad y
la expresan en la interacción grupal. En ella el enfoque interdisciplinario
permite, desde distintas perspectivas, captar la complejidad del fenóme-
no en los diferentes actores y dimensiones que operan en él y realizar la
transferencia tecnológica necesaria para la resignificación de los vínculos.

2.1) Fundamentos metodológicos


La comprensión del objeto de estudio elegido se aborda desde una
perspectiva interpretativa. Desde esta posición, la realidad social es cons-
truida desde la práctica humana, la cual sólo puede ser comprendida en
el seno de la totalidad social que contribuye a producir y que la produce.
La comprensión de los hechos se funda en la vivencia psicológica
y la reconstrucción imaginaria de la experiencia del otro, a través de la
relación grupal. Nos posicionamos desde la perspectiva del actor social y
desde allí construimos las categorías interpretativas en interacción con los
operadores comunitarios. El análisis de los procesos comunicacionales
que dan dinámica a las comunidades y el establecimiento de la capacidad
vincular de contención socio-afectiva, orientan fundamentalmente la inter-
pretación del sentido que revisten las acciones para los actores sociales
y trazan el marco desde el cual las acciones, expresiones, propósitos y
motivos encuentran su significación.
El proceso metodológico se caracteriza por la flexibilidad y la crea-
tividad, en tanto se subordina a una constante interrelación entre obser-
vación, elaboración, obtención de información y análisis de datos. El abor-

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daje de las comunidades como ámbitos de socialización y participación,
responde inicialmente a las siguientes cuestiones centrales del trabajo de
campo: ¿Dónde realizar la investigación?, ¿sobre quién?, ¿qué observar?
y ¿con quién trabajar? Los fundamentos metodológicos del diseño de la
investigación, especialmente en lo que respecta a su carácter cualitativo
y participativo, será desarrollado en profundidad en el apartado A.3.
“Investigación-Acción Participativa”.

2.2) Encuadre inicial del marco metodológico


La construcción del objeto de estudio, sustentada en el supuesto
epistemológico de la totalidad compleja como producto de un proceso
social, se centra en el estado actual de las comunidades vulnerables, así
como en los procesos que originaron el desmejoramiento de la calidad de
vida, con el objetivo de comprender las interrelaciones que se expresan
en los sujetos con respecto al cercenamiento de los Derechos Humanos.
De confirmarse esto, se estaría ante la necesidad de fortalecer las organi-
zaciones comunitarias en la prevención de situaciones de vulnerabilidad.
Las comunidades no son pasibles de abordarse desde las personas.
Su análisis requiere de lo grupal y de lo vincular. Las personas sostienen
a las comunidades, pero no se apropian de ellas. Así, la comprensión de
las grupalidades de una comunidad remite al proceso histórico que la
generó: qué situaciones problemáticas la propiciaron, quiénes son los
actores involucrados, cuáles son las acciones consuetudinarias. Por el
hecho de existir, la grupalidad controla el comportamiento humano esta-
bleciendo pautas definidas de antemano que lo canalizan en una direc-
ción determinada.
Existen ciertos rasgos que caracterizan a los grupos organizados de
personas:
1) se forman con el objeto de lograr algún objetivo común a sus
miembros;
2) la afiliación es voluntaria;
3) es independiente del Estado.
Las técnicas de abordaje deben encararse de modo práctico-teóri-
co; es decir, conceptualizando tras la experiencia concreta y sostenida. La
capacitación se sostiene en un progresivo paso por vivencias (ensayos y
pequeños trabajos de campo) que van generando un proceso de selección
con el fin de lograr los mejores técnicos, capaces de operar eficientemen-

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te en la reducción de la vulnerabilidad, mediante la facilitación de recur-
sos vinculares y de organización para el acceso a derechos. Los operado-
res deben ser capaces de generar espacios de participación y palabra y
de tolerar el disenso surgido en los mismos, ya que el trabajo se sostie-
ne en el principio de la intervención mínima. Esto debe ser realizado en
forma participativa, según los valores que orientan el funcionamiento
comunitario, en el marco de la ley.
Por lo tanto, el operador no se instituye en el regulador de los
intercambios. Es la grupalidad la que controla el comportamiento huma-
no, estableciendo pautas definidas de antemano, canalizadas por los
intercambios en direcciones determinadas por propias demandas. Será
básico entonces, abocarse a la comprensión de las grupalidades de una
comunidad, en tanto remiten al proceso histórico que las generó: qué
situaciones problemáticas las originaron, quiénes son los actores involu-
crados, cuáles son las acciones habituales, etc.
El análisis requiere de lo grupal y de lo vincular. las comunidades
vulnerables no son pasibles de abordarse en forma individual. Las perso-
nas sostienen a las comunidades, pero no se apropian de ellas. Cuando
ello sucede, su abordaje pierde legitimidad y se confunde con fines rela-
cionados con intereses particulares. Este principio, que rige el funciona-
miento comunitario, rige también para los equipos de trabajo.
De las puntuaciones precedentes se desprende que se requiere una
adecuada preparación previa, no menor de seis a nueve meses de dura-
ción, con prácticas supervisadas en la atención de la vulnerabilidad psico-
social, tanto a nivel familiar (grupos de crianza) como de los grupos de per-
tenencia y/o referencia (pares). Es esperable que a los dos meses de ini-
ciado el proceso de capacitación comiencen las intervenciones en las uni-
dades de convivencia comunitaria. En el marco del adiestramiento se va
evaluando el desarrollo de capacidades, actitudes y aptitudes de los ope-
radores, a la vez que se relevan las modalidades vinculares y las estrate-
gias de supervivencia propias de las comunidades vulnerables abordadas.
La construcción de los distintos dispositivos de capacitación, de
asistencia y de investigación-acción –que son interdependientes y simul-
táneos- se centra en la transformación de las necesidades sentidas en
derechos humanos. Su restitución es no sólo una intervención desde la
Clínica de la Vulnerabilidad, es antes que eso una compensación de algo
vedado es asumir la corresponsabilidad social con quien no ha tenido o

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ha perdido en un momento dado esos derechos igualadores de todos los
seres humanos como conjunto social.
Ello requiere la elaboración de estrategias de abordaje de modo tal
que sea posible atender a los miembros y grupos más vulnerables, no
desde la mera asistencia ocasional con recursos humanos o materiales,
sino reforzando aquellas tramas vinculares que ya no logran contener el
conflicto suscitado y sobredeterminan su vulnerabilidad.

2.3- Sobre el método


2.3.1- Consideraciones preliminares: planificación metodológica
El programa está basado en la implementación de experiencias
piloto. Tal como las desarrolla el Programa P.I.F.A.T.A.C.S., consisten en
acciones comunitarias realizadas por los equipos de operadores en forma
pautada y controlada. Estas acciones se realizan en comunidades vulne-
rables, generando una fuente privilegiada de información en lo que hace
a las investigaciones en el tema, al permitir la observación directa “in
situ”, las entrevistas formales e informales y otras técnicas de contrasta-
ción, obteniéndose la información y los datos, desde la acción comunita-
ria misma, tendiente ésta a poner a prueba tecnologías de atención de
diversas conflictivas psico-sociales que se traten en cada programa espe-
cífico. Se posibilita el ejercicio de una doble función:
a. Como formas semi-instituidas (convenios interinstitucionales,
etc.) para la obtención y recolección de datos de propia fuente;
b. Como intervención en “situación de calle”, para desarrollar accio-
nes reducción de la vulnerabilidad social (operación comunitaria
sobre los destinatarios directos de la atención), como complemen-
tarias de las primeras).
Este contacto directo “en el campo comunitario”, posibilita recrear
las formas en que se gestan y sostienen las estrategias de supervivencia
que permiten la contención comunitaria de los conflictos que se suscitan
en él, de modo tal que se reduzca la vulnerabilidad psicosocial.
Las experiencias piloto que desarrolla el P.I.F.A.T.A.C.S. se cimen-
tan en estrategias de atención interdisciplinaria, como forma de interven-
ción alternativa, haciendo especial énfasis en el grupo social que se
encuentra en mayor riesgo (alta vulnerabilidad). La opción metodológica
se basa en tecnologías de Investigación-Acción. Esta modalidad de traba-
jo es entonces “asistencia” y registro de información (base empírica de la

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investigación), simultáneamente. Sólo se diferencian en un segundo
momento, el del análisis y sistematización de datos, para su posterior
interpretación, “investigación” propiamente dicha (ya fuera de las accio-
nes efectoras de la prestación), para la elaboración de las matrices de
datos (recorte de la realidad como entramado complejo de hechos –Juan
Samaja-) que van a dar las bases de contrastación de la hipótesis.
Por lo tanto, este tipo de desarrollo metodológico incluye necesa-
riamente el Trabajo Comunal Universitario, base del recurso humano auto-
gestivo y resultante de la capacitación de la misma comunidad, a través
de algunos de sus miembros.

2.3.2- Dimensiones del abordaje


Las dimensiones centrales desde las que se aborda el objeto son:
I -DIMENSIÓN INDIVIDUAL: Capacidad de contención de los miem-
bros más vulnerables en sus grupos pertenencia y/o referencia.
II- DIMENSIÓN GRUPAL: Capacidad de respuesta de los grupos de
pertenencia y/o referencia a las necesidades comunitarias.
III- DIMENSIÓN SOCIO-COMUNITARIA: Proceso de constitución
(construcción) de la Comunidad.
IV- DIMENSIÓN SOCIO-INSTITUCIONAL: Capacidad de contención de
las entidades estatales (salud, educación, protección social y segu-
ridad).

DIMENSIÓN INDIVIDUAL: Capacidad de contención de los miembros


más vulnerables en sus grupos pertenencia y/o referencia.
La intervención sobre la posibilidad de mantener a la persona en
su grupo de crianza surgirá de:
A) los recursos familiares y grupales con que se cuente:
- recursos familiares reales.
- ecursos familiares ocultos.
- recursos familiares aparentes, o
- sin recursos.
Tales recursos deben ser considerados en cuanto a la capacidad
vincular y grupal que el grupo de crianza tenga para contención y protec-
ción de sus miembros más vulnerables.
B) los recursos vinculares, de captación psicológica de la normati-
va (vulnerabilidad al sistema penal) y de integración al mercado de traba-

www.koyatuneditorial.com.ar -53-
jo, por parte del sujeto de abordaje.
- grado de aislamiento relacional (Robert Castel)
- grado de su sujeción a la Ley
- inserción laboral
La detección, registro y sistematización de ambos tipos de recursos
detallados en A) y B) se efectuará utilizando las siguientes herramientas
y técnicas:
- Observación participante
- Observación no participante
- Entrevistas individuales
- Entrevistas familiares y/o a otros grupos de pertenencia
- Entrevistas a informantes claves
- Documentación institucional (historias clínicas, expedientes esco-
lares, etc.)
- Visitas domiciliarias

DIMENSIÓN GRUPAL: Capacidad de respuesta de los grupos de per-


tenencia o referencia a las necesidades de la comunidad.
Se aborda desde los grupos de pertenecia-referencia en relación a
los siguientes aspectos:
- Nivel de participación en la Red Comunitaria.
- Características de la sede social: espacios de reunión y espacios
de aislamiento.
- Acciones institucionales de impacto comunitario.
- Recursos utilizados en la acción institucional:
tipo: naturales y humanos
origen: comunitarios o estatales

Técnicas de recolección de información


La información se obtiene mediante:
1. Técnicas de entrevista semi-pautadas aplicada a informantes de
las entidades y de los referentes portadores de los constructos his-
tórico-comunitarios.
2. Cruzamiento de los items arriba detallados contenidos en I y II,
como ordenamiento de la información obtenida de la observación
relevada en campo.
Estas dos técnicas permitirán realizar el diagnóstico de recursos
institucionales y grupales de la comunidad.

-54- www.koyatuneditorial.com.ar
DIMENSIÓN SOCIO-COMUNITARIA: Proceso de constitución (cons-
trucción) de la Comunidad
Se aborda en la dirección de reconstruir las acciones y organizacio-
nes generadas por la comunidad bajo estudio. La unidad de análisis es la
comunidad, la que es caracterizada a través de:
- Historia y origen de la comunidad.
- Asentamientos poblacionales.
- Historia de la Organización Comunitaria.
- Percepción de la Trama Vincular y socio-histórica.
- Percepción de los condicionantes a la Participación Comunitaria.
La observación se obtiene mediante la técnica de entrevista inten-
siva guiada, aplicada a informantes adultos.

DIMENSIÓN SOCIO-INSTITUCIONAL: Capacidad de contención de las


entidades del Estado (salud, educación, protección social y seguridad),
como expresión de la capacidad de la entidad de constituirse en ámbito
participativo y de entramado socio-afectivo y vincular de sus grupos de
crianza, pertenencia y referencia. La unidad de análisis es la configuración
vincular de grupos e instituciones que prestan servicios o insumos a la
comunidad de estudio.
Esta dimensión se analiza en relación a los siguientes datos:
- Participantes y destinatarios de la prestación.
- Duración de la prestación.
- Objetivos explícitos y no explicitados.
- Grado de Participación de los grupos y el vecindario.
Esta información se obtiene mediante entrevistas aplicadas a infor-
mantes claves y la detección de analizadores grupales e institucionales.

2.3.3- Momentos del proceso metodológico


En la estrategia orientada a la comprensión del objeto de estudio
se reconocen dos momentos: el de la descripción y el de la comprensión.
Las acciones a llevarse a cabo en el desarrollo del proceso investigativo
los tomará en cuenta partiendo de las siguientes preguntas:

1) MOMENTO DESCRIPTIVO
a) Aproximación al Protovínculo
1- ¿Cómo se originó la comunidad bajo estudio?

www.koyatuneditorial.com.ar -55-
2- ¿Qué características tuvo en sus orígenes?
3- ¿Cuál es el proceso que siguió su organización comunitaria?
4- ¿En torno a qué necesidades y qué grupos se constituyó?
5- ¿Qué características presenta la comunidad hoy y qué relación
guardan estas con su historia?

b) Aproximación a los recursos gubernamentales y no-gubernamen-


tales
1- ¿Cuáles son las entidades estatales y no estatales?
2- ¿Cuándo y cómo surgieron?
3- ¿Qué características tienen y a qué necesidades apuntan?
4- ¿Operan criterios de diferenciación al interior de la comunidad
respecto al tipo de usuarios a atender?
5- ¿Qué opinan los habitantes de la comunidad acerca de los ser-
vicios y prestaciones?

c) Aproximación a los grupos de referencia y pertenencia:


Afiliación-Exclusión
1- ¿Qué tipos de interacciones se establecen entre sus miembros?
2- ¿Qué presencia y alcance tienen en la organización comunitaria?
3- ¿Cómo es percibida su participación en las organizaciones de la
comunidad?
4- ¿Qué obstáculos se visualizan en el orden de la convivencia
barrial (cotidianeidad)?
5- ¿Qué capacidad de integración y contención tienen?

2) MOMENTO DE LA COMPRESIÓN
1- ¿Cuál es la modalidad de vinculación comunitaria más extendida?
2- ¿Cómo operan las entidades ante la presencia del vulnerable?
3- Los proyectos de acción como capacidad de respuesta de las
entidades, ¿contienen socio-afectivamente o acentúan la situación
de vulnerabilidad?
4- ¿Cómo se vinculan los proyectos de las entidades de la comuni-
dad con la familia, los grupos de pertenencia-referencia y el Estado,
en torno a los Derechos Humanos?
5- ¿Qué estrategias establece el grupo de crianza o de pertenencia
(según el caso) como modalidad de supervivencia?

-56- www.koyatuneditorial.com.ar
A. Investigación acción participativa:
Diseño emergente

Hemos decidido introducir una presentación aclaratoria del marco


metodológico (Metodología Cualitativa – Investigación Acción Participativa
“IAP”) en función de las observaciones que se realizaran oportunamente
en la evaluación del primer informe de avance (presentación incorporada
al segundo informe de avance), en atención a que la comisión evaluado-
ra cuente con la información correspondiente a distintos componentes
metodológicos que son aquí presupuestos. Este apartado reproduce esa
aclaratoria sin modificaciones.

ACLARACIONES RESPECTO A LA METODOLOGÍA


En la evaluación UNLP realizada sobre el primer informe de avance
de este proyecto dice:
“.Observaciones: si bien se ha realizado una tarea de mérito,
se hacen las observaciones siguientes, aconsejando su consi-
deración.
Se trata de un programa, más que de un proyecto de investiga-
ción, tal como lo afirma el director. “El programa está basado
en la implementación de experiencias pilotos”. Este objetivo
puede ser muy meritorio, pero no debe identificarse con la
investigación. El Director define las experiencias piloto dicien-
do que “Consisten en acciones comunitarias realizadas por los
equipos de operadores en forma pautada y controlada”. La
investigación podría haberse centrado en el desarrollo de ins-
trumentos de evaluación, búsqueda de indicadores, detección
de efecto de los programas a evaluar sobre muestra de interés,
y muchos otros aspectos más. (...)
Iguala la observación y las “entrevistas formales e informales”
con técnicas de “contrastación”. (...)
El marco metodológico se toma en un sentido no de la investi-
gación, sino de la puesta en marcha de las experiencias.”

www.koyatuneditorial.com.ar -57-
En base a las observaciones realizadas en la evaluación, estimamos
pertinente hacer las aclaraciones necesarias para despejar interrogantes
respecto al encuadre metodológico y su base político-científica. Asímismo,
procuraremos dejar en claro el estricto cumplimiento en lo que a planifi-
cación de las acciones y conceptualizaciones se refiere.
Miguel S Valles (1997) describe, siguiendo Crabtree y Miller (1992),
tres grandes paradigmas para la investigación científica:
1. El paradigma de indagación materialista, representado por el
positivismo y el modelo biomédico, cuyo respaldo técnico lo cons-
tituyen la ciencia de laboratorio y los métodos cuantitativos.
2. El paradigma de la indagación constructivista, respaldado por la
metodología cualitativa, proceso circular que parte de una experien-
cia o anomalía, en el que no se buscan verdades últimas sino rela-
tos. El diseño esta abierto a la invención, la obtención de datos al
descubrimiento y el análisis a la interpretación.
3. El paradigma de la indagación crítica o ecológica (critical/ecolo-
gical inquiry). Este tercer paradigma del conocimiento “ayuda a
mantener la vida social, enfoca la realidad de la dominación, la distri-
bución de poder y las desigualdades asociadas”. Apunta a los efec-
tos del sistema. Se sirve del conocimiento histórico y de la articu-
lación de los paradigmas materialista e interpretativo, para desen-
mascarar la ideología y la experiencia del presente, logrando una
conciencia emancipada y verdadera. Se adecua al compromiso polí-
tico y al estudio de los sistemas sociales.
El proyecto del P.I.F.A.T.A.C.S. se inscribe en el último paradigma.
El diseño de la investigación se cimenta en una metodología pre-
ponderantemente cualitativa. Dicha estrategia parece la más adecuada, en
tanto el proyecto se encuentra en su fase de exploración (1ª y 2ª etapas
del plan de trabajo). En base al establecimiento de categorías de análisis
se establecerán posteriormente criterios de validez basados en un diseño
cuantitativo (ver cuadro sobre diseño).
El uso de técnicas cualitativas no tiene que ser considerado como
menos sólido que el cuantitativo, sobre todo en proyectos de investiga-
ción social. Al respecto, Ruíz Olabuénaga e Ispizúa (1989) (en nota al pie)
escriben:
“La investigación con técnicas cualitativas está sometida a un
proceso de desarrollo básicamente idéntico al de cualquier

-58- www.koyatuneditorial.com.ar
otra investigación de naturaleza cuantitativa. Proceso que se
desenvuelve en cinco fases de trabajo: Definición del proble-
ma, Diseño del trabajo, Recogida de Datos, Análisis de los
datos, Validación e informe. Cada una de las técnicas principa-
les cualitativas (la observación participante, la entrevista per-
sonal, la historia de vida, el estudio de casos...) imprime un
sello particular a cada una de las cincos fases, lo mismo que lo
hacen el experimento o el survey de masas. Aun así, es posible
establecer un estilo cualitativo propio como resultado de apli-
car a todo el proceso, en cada una de sus fases, una serie de
‘criterios’ o principios orientadores (más bien que normativos)
que autores como Erickson (1986), Lincoln (1985), Van
Maanen (1983), Schwartz-Jacobs (1979), Taylor-Bogdan
(1986), han intentado sistematizar”.
Estos dos tipos de metodologías se diferencian fundamentalmente
en la forma que toma el diseño de investigación, sobre todo, en el deve-
nir del plan original durante la implementación del proyecto. Así:
“Erlandson y otros (1993) contraponen el “diseño tradicional”
o “convencional” (cuantitativo) al “diseño emergente” (pro-
pio de indagación derivada del paradigma naturalista). La
diferencia principal entre ambos se halla, según estos autores,
en la especificidad del plan original de investigación... el dise-
ño de un estudio naturalista por lo general no se establece
completamente antes de que empiece el estudio sino que
emerge al tiempo que se recogen los datos, se lleva a cabo el
análisis preliminar, y pasa a describirse de modo más comple-
to el contexto” (Erlandson et al., 1993:66)”.
Siguiendo a Valles, podemos decir que el mejor consejo para quien
se inicie en la investigación cualitativa, orientada por el paradigma natura-
lista, es “planear ser flexible” (1993:79). Asimismo se sugiere como ejerci-
cio práctico la revisión de algunos estudios sociológicos y antropológicos
importantes, entre ellos el de Whyte (1943) y el de Hollingshead (1961),
para identificar el diseño que tenían al comienzo de sus investigaciones.
Los deberes que mandan estos autores quedan en parte realizados si se
lee el apéndice metodológico que Whyte escribiera en la edición de 1955.
“Estaba explorando territorio desconocido. Peor que descono-

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cido, ciertamente, pues la literatura existente entonces sobre barrios
bajos era muy desorientadora [casualmente coincide con la población
objetivo de nuestro proyecto]. Habría sido imposible planear al prin-
cipio la clase de estudio en la que finalmente me vi envuelto. Este no
es un argumento contra la planificación realizada con acierto, enton-
ces el estudiante puede y debería planear muchos más rigurosamen-
te de lo que yo lo hice. Pero, incluso así, sospecho que pasará por alto
datos importantes a menos que sea lo suficientemente flexible como
para modificar sus planes conforme vaya avanzando. La aparente
‘tangente’ a menudo se convierte en la línea principal de investiga-
ción futura”.1

Simplificando, tendríamos dos tipos extremos de diseño cualitati-


vo: el emergente y el proyectado.

La mayoría de los investigadores citados aconsejan utilizar el dise-


ño proyectado para investigaciones de corta duración con hipótesis estruc-
turada que permita diseñar metodologías “atadas” (Valles, 1997).
Mientras que recomiendan el diseño emergente cuando: a) el estudio dis-
pone de un largo plazo (dos años o más), b) requiere contemplar aspec-
tos o variables intervinientes difíciles de manejar en el diseño previo (en
el caso de nuestro proyecto la movilidad de la población, los factores
sociales, económicos y/o políticos locales, regionales y nacionales, etc.),
c) no se dispone de estudios previos y la conceptualización sobre el tema
es escasa o pobre, cuando no nula.
En efecto, estos tres elementos determinaron la decisión del dise-
ño, puesto que en el caso de nuestro proyecto se daban los tres aspec-
tos mencionados en el párrafo anterior. Valles (1997) lo describe apuntan-
do los distintos autores que lo han caracterizado:
“El concepto de diseño emergente, así como la clave de la flexibilidad
del diseño en los estudios cualitativos aparecen hoy en día ya recogidos en
los textos sobre metodologías cualitativas (el de Lincoln y Guba (1985) es
uno de los que ha actuado de disfusor). Marshall y Rossman (1989:45), por
ejemplo, revelan la fuente citada cuando aconsejan en su monografía titula-
da Designing Qualitative Research que se elabore “un plan de investigación
que incluya muchos de los elementos de los planes tradicionales, pero reser-

-60- www.koyatuneditorial.com.ar
ve el derecho a modificar, alterar y cambiar durante la recogida de datos”.
Para estas autoras, “la flexibilidad es crucial”.
Patton (1990:196), por su parte, transmite el mensaje a los investi-
gadores que trabajan en el campo de la evaluación señalando que “los
diseños cualitativos continúan siendo emergentes incluso después de que
comienza la recogida de datos”. Pero matiza: “el grado de flexibilidad y
apertura es, sin embargo, un asunto de gran variación entre diseños”. Este
mismo matiz lo resalta Morgan (1992:227) cuando escribe que “para algu-
nas preguntas de investigación, el approach apropiado al diseño es cierta-
mente preespecificar las diversas dimensiones de la recogida de datos y la
estrategia de análisis”. Sin embargo, para otras “un approach más abierto
es el apropiado”. Su afirmación más general merece, asimismo, anotarse:
“Virtualmente toda investigación cualitativa está basada en un conjunto de
elecciones de diseño iniciales y emergentes”.
A continuación presentamos un gráfico que, basado en el de Valles
(pp 82), articula el diseño cualitativo de tipo emergente de nuestro pro-
yecto, con las etapas de la investigación correspondientes a la planifica-
ción previa o inicial (plan original con metas propuestas).

5 El resaltado es nuestro

www.koyatuneditorial.com.ar -61-
DISEÑO EMERGENTE
de estudio cualitativo
o cualitativo-cuantitativo

Bases y tareas: decisión de diseño

Al principio Durante Al final


del estudio el estudio del estudio

3er tiempo

Etapa de reflexión y Etapa de entrada y Al final


preparación del proyecto realización del campo del estudio

Tareas: Tareas: Tareas:


- de formulación del - de gestión y de - de finalización o
problema aplicación de técnicas interrupción del campo
- de selección de entrevistas en profundi- - de análisis intenso
estrategias metodológi- dad / grupos de discu- final
cas sión / asambleas comuni- - de redacción y presen-
- de selección de casos, tarias tación de un informe
contextos, muestra - talleres (de expresión,
(comunidades vulbera- reflexión, etc.)
bles con grupos margi- - de archivo y análisis
nados y excluídos) preliminar
- de ajuste en las
técnicas de recogida

REALIDAD SOCIAL

Construcción del Segunda Etapa: Terecera Etapa: Cuarta Etapa:


proyecto (6 meses) (9 meses) (12 meses) (12 meses)
(cuali-cuantitativa) (cuanti-cuantitativa) (composición y
Primera Etapa: síntesis final)
(3 meses)
(creación de
dispositivos)

PLANIFICACIÓN DE ETAPAS SEGÚN PLAN DE TRABAJO ORIGINAL


-62- www.koyatuneditorial.com.ar
Entre el diseño (que representa el desarrollo lógico esperable para
un diseño emergente) y la planificación en etapas continuadas se encuen-
tra -como variable fundamental- la realidad social. Esta determina la per-
manente adecuación de los tiempos del plan original, sin que ello impli-
que una modificación sustancial en los tiempos lógicos del diseño, en
tanto estructura formal que encuadra el tipo de desarrollo metodológico:
la IAP. (Investigación Acción Participativa).
1) Una vez escogido el tipo de diseño la siguiente decisión es en
torno al muestreo cualitativo. En nuestro caso se practicó la selección
estratégica de casos, partiendo de la base de que “las muestras en los
estudios cualitativos no están generalmente preespecificadas, sino que pue-
den evolucionar [en tanto diseño emergente] una vez comenzado el traba-
jo de campo” (Milles y Huberman (1994) citado en Valles (1997)). Valles
señala dos criterios básicos para el muestreo cualitativo:
2) Una de las decisiones muestrales que el investigador suele tener
que barajar es la selección de contextos relevantes al problema de inves-
tigación. Dentro de estos contextos (barrios o localidades enteras, organi-
zaciones tipo escuela, hospitales u otras clases de centros) se procederá,
posteriormente, a seleccionar los casos individuales. Este primer momen-
to lo realizamos desde el Diagnóstico Comunitario. Los criterios de hete-
rogeneidad (diversidad) y de accesibilidad serán las variables a conside-
rar. El primero de ellos se traduce en la elección de barrios contrapues-
tos, con el propósito de abarcar tipos extremos de jóvenes y estudiar la
variación en el proceso de transición juvenil al trabajo y a la vida adulta.
Es importante señalar que la heterogeneidad es relativa. Se podrían haber
seleccionado barrios todavía más dispares, pero se debieron tomar en
cuenta los intereses de la otra parte del convenio (municipio). La decisión
muestral casi nunca es fruto de un solo criterio, como bien explica Valles.
Tampoco se perseguía la variación máxima, expresión con la que Patton
(1990) denomina una de las numerosas estrategias muestrales cualitativas
que este autor distingue. Nuestra opción fue adoptar un cierto compromi-
so entre variación y tipicidad.
El segundo criterio tiene que ver con las “consideraciones pragmá-
ticas” (Marshall y Rossman, 1989:56; Eslandson y otros, 1993:56), la con-
sideración de los “recursos disponibles” (Merse, 1994:222) en la selección
de contexto. Por ejemplo, existen comunidades vulnerables en las cuales
el grado de marginalidad de su población con características violentas, en

www.koyatuneditorial.com.ar -63-
la consideración de lo interno y lo externo, no permiten un acceso segu-
ro para el desarrollo de la investigación acción participativa con estudian-
tes universitarios. Tal es el caso del barrio conocido como “La Favela” (en
alusión a los asentamientos precarios de las grandes ciudades de Brasil)
ubicada en la localidad de Tolosa, La Plata.
En este marco es que se encuadra la utilización de técnicas cuali-
tativas como la entrevista en profundidad, los grupos de discusión y las
asambleas comunitarias, entre otras (ver etapa 2, ítem 1, Recursos
Tecnológicos. La estrategia metodológica del diseño emergente ocupa así
-tal como lo aconseja Valles (1997:97)- “una posición de puente entre las
técnicas, las perspectivas y los paradigmas. Partiendo del propósito del
estudio exploratorio y de las preguntas concretas de investigación”.
Frecuentemente desde el paradigma positivista, el carácter de la
Investigación Acción Participativa (IAP) es sentido como de mera acción.
Efectivamente, la evaluación UNLP del primer informe de avance realiza
una crítica al proyecto como “de exclusiva acción”. Ello con citas y refe-
rencias propias de aquel paradigma que predominara hasta mediados de
los años 70. Nuestro marco referencial y metodológico, si bien no desco-
noce la bibliografía histórica de referencia en la cual nos inscribimos,
actualiza las nuevas técnicas cualitativas de la investigación social, aunan-
do la reflexión metodológica y la práctica profesional. En este sentido es
que adoptamos en nuestro diseño de investigación la IAP, como estrate-
gia apropiada para con el fenómeno a estudiar-abordar.
A principios de los años 60, el paradigma de investigación predo-
minante se basaba en el empirismo y el positivismo. Se consideraba cien-
tífico sólo lo que se podía cuantificar. Su aplicación a las ciencias socia-
les no contribuyó a un análisis social adecuado. Menos aún en las condi-
ciones de América Latina.
“Aquí, donde las necesidades son tan patentes y tan urgentes
de resolver, cada vez más estudiosos de la sociedad hacen una
autocrítica de su trabajo y de su papel como intelectuales. Las
investigaciones que realizan son caras; los resultados de
éstas, muy limitados, se convierten en reportes que circulan en
las universidades o en la alta burocracia, y la mayoría acaban
archivadas después de leerse en algún congreso y/o publicar-
se en algunas revistas especializadas. No tienen mayor tras-

-64- www.koyatuneditorial.com.ar
cendencia social, ni revolucionan teóricamente. No llegan a
grupos sociales más amplios. Aquellos a quienes el investiga-
dor investigó permanecen al margen de la investigación; no se
ven beneficiados por ella. En pocas palabras, estos estudios
de las ciencias sociales no parecen conducir ni a un conoci-
miento más profundo, ni al mejoramiento de vida de las socie-
dades. Al menos con la velocidad que los investigadores qui-
sieran, y que las necesidades sociales exigen”. (Alcocer en
Galindo Cáceres, 1998)

En este mismo sentido, el actual secretario de Ciencia y Tecnología


e Innovación Productiva declara:
“Primero tenemos que entender que hay un sistema científico,
uno tecnológico y uno productivo. Es un triángulo que resuel-
ve la naturaleza central del problema. Si en ese triángulo no
circulan ideas, iniciativas, la consecuencia es un sistema cien-
tífico a la deriva. Por ejemplo, si se generan interrelaciones
con el sector productivo, de ese sector pueden producirse
demandas que impactan al sector tecnológico y generar
demandas al sector científico. Pero aquí no hay política hacia
la ciencia y se produce ensimismamiento científico (…) Los
laboratorios, institutos, se vuelcan hacia si mismos Entonces
su mayor reivindicación es ‘nadie me moleste, déjenme hacer
lo que yo sé hacer’. En algunos casos eso da buenos resulta-
dos. Pero en otros se produce una suerte de burocratización
de la investigación, lo cual me parece peligroso. En cualquier
caso, lo que tenemos hoy son islas dispersas y no un sistema
científico acorde con las necesidades de un país. La propuesta
es definir primero cuáles son las necesidades del país. Lo que
hizo el gobierno anterior con las áreas de vacancia es más un
lista que una elección de políticas. Una política básicamente es
decidir que necesita la Argentina, que priorizo y por lo tanto
qué tecnología y que ciencia desarrollo para que esa tecnolo-
gía exista. Ellos se quedaron en un esquema de administración
de la ciencia. No definieron cuál es la prioridad nacional.”

www.koyatuneditorial.com.ar -65-
(Dante Caputo, entrevista publicada por el diario La Nación,
28 de diciembre de 1999)
La IAP surgió en dirección opuesta a estos modelos verticales de
investigación, desarrollo y modernización que se intentaba imponer. Al
respecto, Antón de Schutter dice que:
“A diferencia de la pretensión histórica de negar la cultura
popular para cimentar el poder de una clase, del Estado, o de
una cultura que se considera superior, en la investigación par-
ticipativa se busca crear las condiciones para un análisis pro-
fundo que rescate los elementos valiosos de la cultura popu-
lar. No sólo con el fin de conservarlos, sino para que, basándo-
se en ello, seguir creando formas propias de acción que expre-
sen sus valores, opciones políticas y de desarrollo”.
Marta Alcocer dirá entonces que cualquier praxis social –incluida la
investigación- es una praxis política. La IAP surge también como respues-
ta al vacío existente entre la actividad académica del investigador, los
intereses políticos o económicos de la institución o empresa que contra-
ta a éste y la población, en especial los pobres, los marginados, las mayo-
rías. Es en la misma línea de lo expresado por el Licenciado Caputo que
nos preguntamos ¿qué objeto puede tener un estudio si no lleva a trans-
formar la realidad social para hacerla mas justa, más equilibrada, mejor?
Las estrategias clásicas de investigación y promoción para el desarrollo
han fracasado.
Frente a esta realidad la IAP nace en América Latina en los años
60, íntimamente ligada con la educación para adultos. En Brasil, Paulo
Freire ya había indicado prácticas de educación popular como procesos
dialógicos y dialécticos que partían de la realidad concreta para aprender
y reflexionar sobre ella. El compromiso ya no era con un modelo técnico
de desarrollo, sino con la gente.
¿Quién es el pueblo? ¿Qué quiere? ¿Cómo piensa? ¿Cómo puedo con-
tribuir yo, investigador, académico, universitario, a que mejore su calidad
de vida? En tal sentido, la ONU toma el criterio del Desarrollo Humano. El
investigador que lo acepta, se asume como un humanista. Concibe su
práctica buscando un cambio estructural que devenga en una mayor jus-
ticia e igualdad. Para ello, el investigador comparte con el pueblo, vive
con él y de allí obtiene su formación y la información que permiten crear
su base de datos. El educador–investigador se acepta y se asume también

-66- www.koyatuneditorial.com.ar
como educando, ofrece sus conocimientos y aprende en la práctica. Se da
cuenta de que el otro –habitante de las comunidades vulnerables- posee
un saber y una cultura, que los años de explotación y miseria se encarga-
ron de enterrar en el silencio y en el inconsciente, pero sin destruirla del
todo. Esto exige una labor de reconstrucción, de verbalización. No pode-
mos aprender más que lo que ya está en nosotros. Ese es un punto de
partida.
La IAP es muy adecuada en los procesos de autoafirmación de los
grupos y las comunidades y constituye una educación popular permanen-
te hacia un mayor control colectivo sobre los recursos y el gobierno de
los mismos, objetivo prioritario en la actual misión de la ONU, según se
expresa en el Informe Sobre Desarrollo Humano de 1998:
“La perspectiva del desarrollo humano ha pasado a incorporar-
se a este debate general acerca del desarrollo. El concepto de
desarrollo humano constituye una alternativa al punto de vista
del desarrollo vinculado exclusivamente con el crecimiento
económico. El desarrollo humano se centra en la gente y consi-
dera que el crecimiento económico y el mayor consumo no
constituyen fines en si mismos sino un medio para lograr el
desarrollo humano. El desarrollo humano es un proceso de
ampliación de las opciones de la gente. Se logra ampliar esas
opciones aumentando la capacidad y los funcionamientos
humanos. En todos los niveles del desarrollo las tres capacida-
des esenciales para el desarrollo humano consisten en que la
gente viva una vida larga y saludable, tenga conocimientos y
cuente con acceso a los recursos necesarios para tener un nivel
decente de vida. Si no se logran esas capacidades básicas sim-
plemente no se cuenta con muchas opciones y muchas oportu-
nidades siguen siendo inaccesibles. Pero el ámbito del desa-
rrollo humano es mayor: los sectores esenciales de las opcio-
nes, que la gente valora en gran medida, van desde las oportu-
nidades políticas, económicas y sociales de ser creativos y pro-
ductivos hasta el respeto por sí mismo, la potenciación y la
conciencia de pertenecer a un comunidad. El ingreso es desde
luego uno de los muchos medios de ampliar las opciones y el
bienestar. Pero no es el total de la vida de la gente.

www.koyatuneditorial.com.ar -67-
Las preocupaciones mundiales actuales y el desarrollo humano: El
desarrollo humano se relaciona con las preocupaciones mundiales actuales
de la manera siguiente:
- Derechos Humanos. El desarrollo humano conduce a la realización
de los derechos humanos, económicos, sociales, culturales, civiles y
políticos. La perspectiva del desarrollo humano adopta una visión
integrada de todos los derechos humanos, no el enfoque estrecho y
exclusivo en los derechos civiles y políticos. Brinda un marco en que
el adelanto del desarrollo humano coincide con la realización de los
derechos humanos.
La declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 afirma que
“toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le ase-
gure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la ali-
mentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios
necesarios... Toda persona tiene derecho a la educación... al traba-
jo...[y] a la seguridad social”. En instrumentos internacionales de
derechos humanos adoptados posteriormente se reafirmó el desarro-
llo centrado en la gente como un derecho universal determinado que
son dimensiones adicionales el derecho a la seguridad, la participa-
ción, la libertad de asociación, la libertad de la discriminación y la
libertad de la exclusión del desarrollo.
- Bienestar colectivo. Pero los derechos, las opciones y las oportuni-
dades individuales no pueden ser ilimitados. La libertad de una per-
sona puede limitar o violar la libertad de muchas otras. Como lo indi-
ca la reacción al individualismo excesivo del libre mercado, existe la
necesidad de formas sociales responsables de desarrollo. El bienes-
tar individual y el colectivo están entrelazados, y el desarrollo huma-
no requiere una fuerte cohesión social y la distribución equitativa de
los beneficios del progreso para evitar tensiones entre ambas. Y el
poder de la acción colectiva es una fuerza impulsora esencial en la
búsqueda del desarrollo humano.
- Equidad. La preocupación por la equidad asume un lugar central en
la perspectiva del desarrollo humano. El concepto de equidad se apli-
ca con mayor frecuencia a la riqueza o al ingreso. Pero el desarrollo
humano hace hincapié en la equidad en cuanto a capacidad básica y

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oportunidades para todos, equidad del acceso a la educación, a la
salud, a los derechos políticos.
- Sostenibilidad: significa satisfacer las necesidades de las generacio-
nes actuales son comprometer la capacidad u las oportunidades de
las generaciones futuras. De esta manera implica equidad tanto intra-
generacional como inter-generacional. La sostenibilidad es una
dimensión importante del desarrollo humano. El desarrollo humano
es un proceso de ampliación de las opciones de la gente. Pero ese
mejoramiento debe ser tanto para las generaciones actuales como
para las futuras sin sacrificar una en beneficio de la otra.
En el decenio de 1990 ha habido importantes debates a escala mun-
dial sobre el desarrollo sostenible (Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de
Janeiro en 1992) y el desarrollo sostenible centrado en la gente
(Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague
en 1995). Tienen un núcleo común con el desarrollo humano, que no
ha de pasarse por alto. El desarrollo humano no es un concepto sepa-
rado del desarrollo sostenible, pero puede ayudar a rescatar al “desa-
rrollo sostenible” de la concepción errada de que implica sólo la
dimensión ambiental del desarrollo.
Todos esos criterios han destacado la necesidad del desarrollo cen-
trado en la gente, con preocupaciones por la potenciación humana, la
participación, la igualdad de género, el crecimiento equitativo, la
reducción de la pobreza y la sostenibilidad de largo plazo.”
Vio Grossi define a la IAP como un “enfoque mediante el que se preten-
de la plena participación de la comunidad en el análisis de su propia realidad,
con objeto de promover la transformación social para beneficio de los partici-
pantes de la investigación a nivel de la comunidad. Es una actividad educativa,
de investigación y acción social....” (Galindo Cáceres, 1998: 437).
La característica principal de la metodología de IAP es -siguiendo a
Alcocer- que sirve directamente a los intereses del universo que se estu-
dia. Para esta autora, “el investigador que hace uso de la IAP trabaja para y
con las personas involucradas en la problemática objeto de estudio. En las
decisiones sobre los objetos e hipótesis, la aplicación de técnicas e instru-
mentos y en general en todo, o la mayoría del proceso, incluyendo por

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supuesto resultados, propuestas y acciones a seguir, interviene la comuni-
dad o el grupo, es decir, lo que sería el objeto de la investigación. No se
investiga a alguien; se investiga con alguien (negrita nuestra). Las personas
que participan en la investigación son también aquéllas a quienes se va a
investigar, y los beneficiarios directos de la investigación. Esto, en términos
epistemológicos, significa que la problemática de la relación sujeto-objeto,
que para otros tipos de estudios es aguda e irresoluble, en la IAP está mati-
zada, menguada, incluso obviada por esta característica”. Además, es un
sujeto-objeto colectivo. Más aún, podríamos decir que “en la IAP todos son
sujetos, parte activa, viva, consciente y reflexiva de un proceso de conoci-
miento intersubjetivo” que queda incluido en el objeto de estudio.
En cambio, “la ciencia positiva, excluye las reflexiones sobre el sen-
tido de este conocimiento; es decir el para qué. Tales preguntas no tienen
una respuesta científica; la ciencia clásica no tiene (parafraseando a Edgar
Morin) conciencia. La IAP incluye la necesidad de pluralizar el conocimiento,
de establecer un diálogo entre el saber popular y la práctica y la teoría cien-
tífica, de reflexionarlo, de que se asuma como parte de un proceso para
transformar la realidad desde los actores sociales. En este sentido, tiene una
vocación profundamente democrática, y escapa a los límites que fija la cien-
cia positiva”
La IAP, a diferencia de otras metodologías, incluye en el proceso
de investigación su por qué y para qué, su sentido y objetivo: la transfor-
mación con miras a un mejoramiento de la calidad de vida; con miras a
que una colectividad tenga mayor control y autogestión sobre sí misma.
No debiera confundirse la IAP con la investigación aplicada, porque la pri-
mera, como dijimos, exige la participación consciente, reflexiva y activa de
los destinatarios investigadores, en tanto que la investigación aplicada,
no. En la medida en que la IAP inicia su planificación a partir de un reque-
rimiento concreto surgido de la realidad social de una comunidad dada
(“necesidad sentida”), su enfoque es diametralmente opuesto a la aplica-
ción de un modelo generado para confirmar o desmentir en el campo una
hipótesis de laboratorio. La primera es horizontal; la segunda, vertical
La IAP propone integrar conocimiento científico y conocimiento
popular, abierta a la percepción de la realidad y de la práctica social. Sólo
entendiendo y aprehendiendo el conocimiento popular con toda su com-
plejidad podemos acceder al conocimiento científico de lo social. En este

-70- www.koyatuneditorial.com.ar
sentido es fundamental el concepto de diseño emergente.
¿Qué obtiene una comunidad o un grupo al trabajar con la investi-
gación participativa?:
1. mayor claridad y precisión en el conocimiento de sus problemas;
2. menor margen de error al actuar para transformar su realidad;
3. mayor eficiencia al llevar a cabo estas acciones (porque se cono-
ce más y mejor la problemática);
4. aprendizaje de técnicas, estrategias, procesos de conocimiento
científicos;
5. aprendizaje de una manera más objetiva y más democrática de
percibir el mundo, el entorno, a los demás y a si mismo.
A esto le llamamos transferencia de tecnología.
Tal como dice Alcocer, la IAP se alimenta a sí misma, en el sentido
de que una acción transformadora lleva a más investigación, de tal mane-
ra que el estudio y la reflexión sobre la realidad pasan a ser parte cons-
titutiva de los grupos, organizaciones y comunidades que la practican.
Forma parte de un proceso de educación permanente.
Citando a la autora, diremos que “En la técnica y la metodología el
investigador es la autoridad que se pone al servicio de la comunidad en una
opción no sólo ideológica, sino también metodológica y política. En lo que
se refiere a buena parte de la información y el conocimiento popular, éstos
están en manos de la colectividad (sean o no conscientes y explícitos). Ella
es la autoridad en la materia. Hay entonces una relación de complementarie-
dad con una finalidad común. Se participa, se investiga y se actúa para
generar las condiciones que posibiliten una transformación estructural”
(Alcocer, en Galindo Cáceres, 1998)
Como dice Elías Carranza, director del ILANUD, la participación
colectiva significa una participación en el poder y un aprendizaje para la
democracia. (Carranza, 1997).
No hay democracia si no hay información y participación. La parti-
cipación implica influir en el proceso en que se participa. Una política de
participación incluye el respeto por la diferencia y la diversidad. La tole-
rancia, la descentralización del poder, la autogestión. El uso de tecnolo-
gías apropiadas, el concepto de sustentabilidad y otros más que van
sobre este camino. Todo esto, al mismo tiempo que se aprenden prácti-
cas horizontales de relación. La investigación acción participativa es un
“proceso educativo y de autoformación donde los participantes descubren

www.koyatuneditorial.com.ar -71-
su realidad y las características de sus problemas inmediatos, y proponen
alternativas para solucionarlos.” (Shutter y Yoppo, en Galindo Cáceres,
1998: 440).
La IAP adquiere su sentido y significado en la acción colectiva y
transformadora. En su aplicación, conocemos al actuar y reflexionar sobre
nuestra realidad. Requiere de una organización de base y de un trabajo
colectivo permanente. No suele ser una investigación que necesite hacer
uso de grandes erogaciones económicas; sus recursos fuertes son los
humanos, de allí la necesidad de capacitación de operadores comunita-
rios y la creación del dispositivo del trabajo comunal universitario (que se
describe más adelante). No intenta simplificar la realidad sino tomarla en
su complejidad con los instrumentos de la ciencia. Es objetiva en tanto
intersubjetiva. No pretende ser neutra; nace directamente comprometida
con el paradigma de los Derechos Humanos, reflejado permanentemente
en los indicadores actualizados de los informes mundial, regional y nacio-
nal sobre el desarrollo humano y aplicado en nuestras investigaciones en
el modelo de clínica de la vulnerabilidad (ver cuadro anexo de “Calidad de
vida. Derechos fundamentales: acceso a derechos”). Al igual que
Varsavsky, la autora citada considera que la neutralidad en ciencias socia-
les es una ilusión para eludir reconocer la vinculación de la investigación
con el poder hegemónico, así como que la objetividad no es ni remota-
mente sinónimo de neutralidad.
En la evaluación UNLP del segundo informe de avance de la inves-
tigación sobre “Prevención del Conflicto Social”, de la que ésta es conti-
nuación y profundización, se afirmó con justeza y precisión respecto al
proyecto algo muy parecido a lo planteado por Alcocer sobre la dimen-
sión política y social de este tipo de proyecto: “la práctica de la investiga-
ción participativa excede el ámbito académico para ofrecer y otorgar estos
beneficios a las colectividades que la practican. En este sentido, tiene una
vocación profundamente democrática” (Alcocer, en Galindo Cáceres, 1998,
Pág. 441).

-72- www.koyatuneditorial.com.ar
BIBLIOGRAFÍA

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www.koyatuneditorial.com.ar -73-
-74- www.koyatuneditorial.com.ar
B. Estructuración del modelo
1- CREACIÓN DE LOS EQUIPOS DE TRABAJO PARA LA IAP EN
COMUNIDADES VULNERABLES

El tema de los equipos de trabajo fue resuelto en el dispositivo que


muestra el siguiente gráfico:

RECURSOS HUMANOS: Dinámica de Trabajo

(1) Elaboración
(2) Porpuestas Núcleo de
investigadores
Función
Operadores
formados
Publicaciones
Distribución Capacitación y Síntesis parciales
de tareas Supervisión Productos Trabajo final
Función
Coordinadores de equipo
Operadores
formados Supervisión Recolección Supervisión Recolección
de la tarea de información de la tarea de información
Info
rma

Estudiantes de la Pasantes de TCU


ción

capacitación (convenios)

Recoger información sustantiva / Demandas


Realizar intervenciones de Restitución de Derechos

Función
Habitantes de barrios vulnerables
(1) Elaboración
(2) Porpuestas

(1) Demandas
(2) Porpuestas de
tecnología de inversión

www.koyatuneditorial.com.ar -75-
Para la designación del primer grupo de coordinadores se recurrió
a los operadores del Programa que fueron formados en instancias de la
anterior investigación (curso de capacitación de operadores comunitarios
1995 y 1996). Con experiencias en trabajo de campo que fueron supervi-
sadas en el mismo, con evaluación permanente de su tarea y la capacita-
ción en el manejo grupal y condiciones didácticas –bajo la directa super-
visión y capacitación permanente del P.I.F.A.T.A.C.S.– se constituyen en
agentes directos de la transferencia de las tecnologías propias del mode-
lo de la Clínica de la Vulnerabilidad, los nuevos estudiantes a capacitarse
en servicio. Se define así el carácter dialéctico de la formación del
Operador Comunitario: teoría-práctica- teoría-práctica, etc. Esto siempre
en el marco del contacto directo y continuado con los habitantes de las
comunidades vulnerables.
El Operador Comunitario en formación y el ya formado, constituyen
el recurso imprescindible en las tareas de recolección de información y de
intervención en la restitución de derechos.

2- RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN CUANTITATIVA Y CUALI-


TATIVA

Se recabaron diferentes modelos de elaboración de diagnósticos


comunitarios:
1.- Investigación “En los márgenes: Estudio de población en riesgo
social en el Partido de La Plata”: Flier, Ghigliani, Raimundo. Centro
de Investigaciones Socio-Históricas. UNLP. La Plata, 1995.
2.- Cartografía base de la Subsecretaría de Desarrollo Social,
Municipalidad de La Plata.
3- Proyecto de Investigación Programa de Incentivos “Prevención
del Conflicto Social” (P.I.F.A.T.A.C.S.-H 176) Director: Juan Carlos
Domínguez Lostaló. Años 1996/98, FHCE UNLP.

Dichos modelos presentan características y criterios diferenciales:


- El modelo a) es un enfoque general a partir del estudio de datos
censales desde una perspectiva macrosocial con indicadores econó-
micos y detalles zonales.
- El modelo b) consiste en un enfoque del municipio construido a
partir de demandas directas, reclamos y conflictos en los barrios,
comedores populares y otras referencias institucionales, como uni-
dades sanitarias.
El modelo c) es un diagnóstico de cada comunidad sobre recursos
institucionales y vinculares a partir del contacto directo, relevamiento y
sistematización de cada una de las zonas del Partido de La Plata. Ver Item
5 del presente apartado.

3- EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA DE LAS ZONAS DE EXTREMA


VULNERABILIDAD COMUNITARIA EN EL GRAN LA PLATA

- Recurso Institucional (Convenio Municipalidad de La Plata- UNLP):


Se realizó una evaluación diagnóstica de las zonas de extrema vulnerabi-
lidad comunitaria del Gran La Plata, en conjunto con la Subsecretaría de
Desarrollo Social de la Municipalidad de La Plata, tomando como base:
la información relevada y producida por el municipio y
el Diagnóstico de Recursos Institucionales y Comunitarios elabora-
dos en la investigación anterior del P.I.F.A.T.A.C.S. (“Prevención del
Conflicto Social”), de la cual la presente es continuación.
- Con los trabajos de “re-diagnóstico” realizados por los equipos
de operadores comunitarios (participantes del Curso de Capacitación
Laboral en Operación Comunitaria) formados y supervisados por los coor-
dinadores en el marco de la generación de recursos humanos ya señala-
da, se verificaron las zonas preseleccionadas a partir del cruce de infor-
mación (bases de datos) de a) Municipalidad de La Plata y b)
P.I.F.A.T.A.C.S.
Fueron seleccionadas finalmente cuatro zonas de extrema vulnera-
bilidad comunitaria y sus respectivas instituciones, donde se ejecutó pos-
teriormente el “Programa de Atención de Comunidades Vulnerables con
grupos marginales o excluidos”, las cuáles son:

a) Los Hornos: Comedor Héroes de Malvinas.


b) Melchor Romero: Comedor Santa Ana.
c) Villa Elvira: Jardín de Infantes Nº 11 Villa Montoro
c) Ringuelet: Comedor Hugo Stunz.

www.koyatuneditorial.com.ar -77-
4- PROCESO DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN DE LOS OPE-
RADORES

A) Curso de Operación Comunitaria: La formación de los operadores


comunitarios (ver anexo “Programa de contenidos del Curso de
Capacitación Laboral en Operación en Comunidad) que participan en la
ejecución de esta investigación-acción contiene tres momentos:
- Un primer momento de presentación del marco teórico (modelo
de Clínica de la Vulnerabilidad) y las estrategias de estudio y abor-
daje, tomando a la grupalidad y la interdisciplinariedad como prin-
cipios metodológicos. Estos dos ejes son producto (recursos de tec-
nología) resultante de la anterior investigación. Este período culmi-
na con un trabajo de campo sobre historia vincular de un barrio
(memoria). Es realizado en grupos operativos de 9 a 10 personas
con coordinador y co-coordinador (observador participante).
- Un segundo momento en donde se aprehende el modelo de
Diagnóstico de Comunidad propio del equipo de trabajo, mediante
un trabajo de campo (Diagnóstico de Vulnerabilidad Psicosocial:
relevamiento de recursos y necesidades Institucionales y Vinculares).
Es realizado en grupos operativos de 7 a 8 personas con coordina-
dor y co-coordinador.
- Un tercer momento en que se opera sobre la atención de “nece-
sidades sentidas” –demanda- (este concepto marca la diferencia
respecto del indicador NBI, ya que atiende a lo que el grupo o suje-
to considera necesario para su supervivencia, desde su propia idio-
sincrasia y su propia experiencia vivencial, en oposición al criterio
de “evaluación externa” realizada por parte del Estado) de los gru-
pos contenidos en comunidades vulnerables, mediante intervencio-
nes comunitarias concretas (trabajos de campo correspondiente al
tercer momento). De acuerdo a su descripción, pueden ser:
- Operaciones comunitarias en barrios (con intervenciones en
la vía pública y/o domiciliaria).
- Operaciones comunitarias en instituciones o interinstitucio-
nales (de mejoramiento de servicios, de establecimiento de redes,
etc).
Unas y otras se eligen en función de:
- La “necesidad sentida” (contenido de la demanda comunitaria).

-78- www.koyatuneditorial.com.ar
- Los recursos institucionales de los que se dispone en el barrio (si
son suficientes, precarios o inexistentes).
- Los requerimientos específicos para la intervención (si se necesi-
ta o no de marco institucional).

B) Centros de Práctica en TCU (con operadores comunitarios ya for-


mados):
- Centros de Práctica por acuerdos interinstitucionales. (Nivel
Municipal o Provincial -Estado- o con instituciones de la comuni-
dad).
- Centros de Práctica en asentamientos o barrios (Vía pública –
Espacios libres o fiscales).

5- ELABORACIÓN DEL MODELO PARA LA RECOLECCIÓN DE


INFORMACIÓN Y TOMA DE DATOS

La tarea de diagnóstico consiste en la observación, registro, siste-


matización y evaluación de necesidades y recursos comunitarios, desde la
doctrina de los derechos humanos.
El modelo de trabajo surge del implementado, sistematizado y eva-
luado a partir del Nivel I (memoria del barrio) y Nivel II (diagnósticos) del
Curso de Capacitación Laboral para Operadores Comunitarios (trabajos de
campo), en el que se realizan diagnósticos de recursos institucionales y
comunitarios, con el fin de estudiar la factibilidad de acceso efectivo de
las comunidades que contienen grupos o sectores en situación de vulne-
rabilidad social (o incluso marginación o exclusión) a la satisfacción de las
necesidades básicas.
A partir de los estudios de campo se organizan los datos obteni-
dos de acuerdo a un esquema transmitido en dicho curso de capacitación,
el cual se detalla a continuación:

a. acceso al servicio de salud;


b. acceso al servicio de educación;
c. acceso al servicio de asistencia social;
d. acceso a la protección y seguridad;
e. acceso a espacios de recreación;

www.koyatuneditorial.com.ar -79-
El grado de accesibilidad a los derechos que representan dichos
servicios, se estudia mediante la contrastación directa en el barrio, según
sea la distancia al lugar o institución más cercanos de atención, la dispo-
nibilidad de atención a las demandas que logran efectivizarse y la posibi-
lidad de acceder a su uso por parte de los potenciales usuarios.
La organización de los datos en base al estudio de la accesibilidad
a los derechos elementales, permitió posteriormente, en el trabajo de
campo de atención directa, priorizar las áreas o problemáticas de mayor
incidencia al momento de planificar y ejecutar las operaciones comunita-
rias y la atención institucional que componen la actividad en terreno.
Todas las actividades desarrolladas por el Programa tienden a
generar formas de organización autogestivas y participativas que permi-
tan restituir el derecho al que no había acceso. De ese modo, los opera-
dores comunitarios y pasantes en TCU ponen en funcionamiento una
metodología de observación y registro que se aplica fácilmente en la pla-
nificación y en las acciones de prevención del conflicto social, como inter-
vención comunitaria en restitución de Derechos Humanos.
El desarrollo de un modelo de Diagnóstico de Vulnerabilidad
Psicosocial (no acceso a derechos y/o violación de los mismos) está basa-
do en el diagnóstico de:
1) Recursos Institucionales: recorrida y observación para el releva-
miento; registro de recursos institucionales, públicos y privados, en
las áreas de Salud, Educación, Seguridad, Instituciones
Comunitarias, Instituciones Religiosas, Instituciones de Acción
Social; búsqueda de alternativas frente a la falta de servicios o
áreas de atención con vacancia; infraestructura en desuso o aban-
donada; confección del mapeo institucional; observación de condi-
ciones ambientales como servicios públicos, recolección de resi-
duos, asfalto, etc.; movilidad de los actores del barrio (medios de
transporte, líneas de micro, frecuencia); características edilicias de
las instituciones y viviendas; disponibilidad, niveles de participa-
ción, y días de atención de las instituciones.
2) Recursos vinculares: rastrear históricamente el nombre del
barrio; delimitación territorial real; entrevistas informales con refe-
rentes barriales e informantes claves; indagar el origen y la histo-
ria de la población del barrio (agrupamientos étnicos, de provincias
o países limítrofes, etc.); tránsito y circulación de las personas del

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barrio o zona en relación a edad, sexo, horarios; observación de
formas de agrupamiento (barra de adolescentes, grupos de la ter-
cer edad, etc.); observación de lugares habituales de reunión, rele-
vamiento, uso y nivel de participación en espacios libres y públi-
cos (plazas, clubes, comisiones de fomento, etc.); observación de
formas de expresión de los grupos del barrio (graffitis, pinturas
urbanas, radios FM barriales, corsos, bailantas, actividades de fin
de semana, fiestas y reuniones tradicionales, celebraciones popula-
res, etc.); observación del nivel de participación de los grupos en
la red comunitaria; grado de participación de las instituciones en la
vida comunitaria y capacidad de contención de las mismas; carac-
terísticas de las viviendas, semejanzas y diferencias en el barrio y
con respecto a otros barrios aledaños; nombres de los lugares acti-
vos ubicados en el barrio (comercios, clubes, etc.); fuentes labora-
les, ubicación y características de las mismas.

Planillas de recursos RECURSOS


BARRIO VINCULARES INSTITUCIONALES

SUPERVIVENCIA Servicios básicos


Prevención
Servicio
SALUD
Cobertura

EDUCACIÓN Formal
Informal
PROTECCIÓN Contención
(seguridad) Seguridad
TRABAJO Formal
Informal
RECREACION Espacios verdes
Entretenimiento y deportes

6- PRODUCTOS: DESCRIPCIÓN SUMARIA DE OBSERVACIONES

Enumeramos las Experiencias de 1998-1999 y 1999-2000 en La


Plata, Mar del Plata, Chubut y La Pampa (operadores comunitarios) y las
surgidas del desarrollo del Convenio Municipio La Plata-P.I.F.A.T.A.C.S.
(TCU), sobre los cuales se ha realizado posteriormente el proceso de sis-

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tematización (ver cuadro “Productos”).
Cada uno de los trabajos es documentado en informes de avance
y finales de los trabajos de campo, que son evaluados por el
P.I.F.A.T.A.C.S., como parte de la supervisión de las tareas y recolección
de datos en terreno propias de la IAP. Dichos informes están a disposi-
ción de los evaluadores (hemos seleccionado algunos, como muestra de
dichos materiales los cuales son el registro de la base empírica del pre-
sente informe). Constituyen, junto con otros materiales surgidos de lo pro-
ducido en las diferentes reuniones del equipo, la base documental y de
datos de los que se realizó la etapa cualitativa (etapa 2 del plan original).

6.A- FORMACIÓN EN OPERACIÓN COMUNITARIA LA PLATA 1998-


1999 Y 1999-2000

Los temas utilizados están desarrollados en el primer Informe de


Avance (constituyen a su vez el producto de la investigación anterior del
P.I.F.A.T.A.C.S. ya aprobada) y se describen el item 1 de la etapa 2 del pre-
sente Informe de Avance.

A.1- Reconstrucción de la historia vincular de los barrios del Gran


La Plata, Berisso y Ensenada
- Recursos técnicos
- Recorrida y observación de la zona.
- Entrevistas y charlas informales con los pobladores más antiguos
del barrio.
- Entrevistas a historiadores.
- Observación, análisis e investigación de la historia barrial e insti-
tucional a través de datos recogidos en dependencias municipales,
biblioteca y medios de comunicación de la zona.
- Entrevistas y charlas informales con grupos comunitarios pertene-
cientes a la zona.
Zonas sobre las que se aplicó la IAP (barrios estudiados-abordados)
1) Hospital Neuropsiquiátrico Dr. Alejandro Korn-Melchor Romero.
2) Unidad penitenciaria de encausados. Cárcel de Olmos.
3) “El Mondongo”.
4) Puerto de Ensenada.

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5) Abasto.
6) Hipódromo.
7) Estación Ringuelet.
8) Villa Rubén Sito. Punta Lara
9) Puerto de Berisso

A.2- Diagnóstico de recursos y necesidades vinculares de la comu-


nidad
1) Villa Progreso. Berisso.
2) Asentamiento “Arroyo el Gato” Ringuelet.
3) Nueva York. Ensenada.
4) Barrio Chino. Ensenada.
5) Villa Montoro. Berisso.
6) El Mondongo. La Plata.

A.3- Intervenciones realizadas


1998-1999
1) Grupo: Los parteros. Trabajo comunitario en el Barrio los
Eucaliptos (Ringuelet)
Objetivos
- Vincular a las comunidades, generar un espacio de encuentro para
que la comunidad pueda organizarse en función de sus necesidades y
recursos.
- Reapertura de la sociedad de Fomento.

2) Grupo: Retazos. Espacio Comunitario en los márgenes de Arroyo


El Gato (Ringuelet)
Objetivos
- Reforzar los vínculos existentes para reducir la vulnerabilidad
apuntando al desarrollo de estrategia de supervivencia o recursos.
- Generar estrategias de participación y apropiación de un espacio
comunitario en pos del intercambio y solución de las diferentes problemá-
ticas.

3) Grupo: Conectando espacios “Abuelos Participando” (Tolosa)


Objetivos
- Generar un espacio de reunión con el objetivo de revincular a los

www.koyatuneditorial.com.ar -83-
vecinos de la tercera edad entren sí y con los niños de la comunidad.
- Rescatar la propia historia y la barrial revalorizando la participación
activa de los ancianos en la comunidad, mejorando así su calidad de vida.

4) Grupo: Norma Quenombre “Abriendo la puerta a la Covacha”


(Villa Elvira)
Objetivos
- Generar y sostener un espacio vincular con los adolescentes de
la Covacha.
- Generar un espacio de intercambio entre los adolescentes y demás
miembro de la comunidad.

5) Grupo: Vivitos y coleando “Expresando el Conflicto” (Paligüe /


Villa Montoro)
Objetivos
- Generar un espacio de palabra e intercambio con los adolescen-
tes y jóvenes del barrio, en conflicto con la ley.
- Reflexionar junto con los adolescentes y jóvenes sobre otras for-
mas posibles de estrategias de supervivencia.

1999-2000
1) Grupo: Huellas (Villa Rubén Sito.Punta Lara. Partido de
Ensenada)
Objetivos
- Generar un espacio común. Rescatar los vínculos y la participación
horizontal en vistas a generar cambios a largo plazo. Transferir un modo
de organización.

2) Grupo: Los de la Palangana (La Palangana. Olmos)


Objetivos
- Organización de una junta vecinal a partir de la inquietud de los
vecinos.

3) Grupo: Las Ocho Vidas del Gato (Arroyo El Gato. Ringuelet)


Objetivos
- Reorganización y fortalecimientos de vínculos comunitarios.

-84- www.koyatuneditorial.com.ar
- Promover la iniciativa tendiendo a aunar intereses y propuestas
comunales.
- Restituir el Derecho a Recreación.
- Lograr el vínculo entre la comunidad y el club del barrio.

4) Grupo: Buenavista (El Mondongo. La Plata)


Objetivos
- Inicial: articular dos instituciones del barrio.
- Reformulación: encuentro entre instituciones reactivando un espa-
cio comunitario tendiente a la integración.

6.B- FORMACIÓN EN OPERACIÓN COMUNITARIA MAR DEL PLATA 1999

B.1- Reconstrucción de la historia vincular de los barrios de Mar del


Plata

1) Villa Evita
2)Villa Vértiz
3) Libertad
4) Regional
5) Autódromo
6) Etchepare
7) Juramento
8) Cerrito Sur

B.2- Diagnóstico de recursos y necesidades vinculares de la comu-


nidad

1) Villa Evita
2) Villa Vértiz
3) Libertad
4) Regional
5) Autódromo
6) Etchepare
7) Juramento
8) Cerrito Sur

www.koyatuneditorial.com.ar -85-
B.3- Operaciones realizadas
1) Grupo: Evita es del pueblo (Barrio Villa Evita)
Objetivo
- Generar un espacio de reunión integrando a los diferentes acto-
res y sectores de la comunidad.

2) Grupo: Los tambores vienen marchando (Barrio Villa Vértiz)


Objetivo
- Vincular los distintos grupos etáreos en una tarea para mejorar el
medio ambiente.

3) Grupo: Del basural a la plaza (Barrio Villa Vértiz)


Objetivo
- Generar otro uso del tiempo libre recuperando un espacio de
recreación comunitaria

4) Grupo: Contrapeso de la ley (Barrio Regional)


Objetivo
- Generar un espacio de asesoramiento legal apuntando a la pre-
vención con adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley.

5) Grupo: Juntando las partes (Barrio Juramento)


Objetivo
- Generar un espacio de reunión propiciando la integración de los
diferentes sectores del barrio.

6) Grupo: Un lugar en el barrio (Barrio Mataderos)


Objetivo
- Promover la organización de los jóvenes para recuperar un espa-
cio recreativo para los niños.

-86- www.koyatuneditorial.com.ar
6.C- FORMACIÓN EN OPERACIÓN COMUNITARIA LA PAMPA 2000

C.1- Reconstrucción de la historia vincular de los barrios de dos


localidades de La Pampa
C.1.a) Ciudad de Santa Rosa
1) Zona Norte-Almafuerte
2) Río Atuel
3) Barrio Escondido- Los Fresnos
4) Barrio Regazzolli-Fonavi 34-42
5) Butaló I,II,III y Vial 21
6) Los Hornos
7) Villa Germinal
8) Matadero
9) Periferia Zona Oeste
10) Periferia Zona Sur
11) Periferia Zona Noroeste

C.1.b) Ciudad de General Pico


1) Frank Allan
2) Ranqueles I a IV
3) General Roca
4) Molino
5) Carlos Berg
6) San Etelvino

C.2- Diagnóstico de recursos y necesidades vinculares de la comu-


nidad
C.2.a) Ciudad de Santa Rosa
1) Zona Norte-Almafuerte
2) Río Atuel
3) Barrio Escondido- Los Fresnos
4) Barrio Regazzolli-Fonavi 34-42
5) Butaló I,II,III y Vial 21
6) Los Hornos
7) Villa Germinal
8) Matadero
9) Periferia Zona Oeste

www.koyatuneditorial.com.ar -87-
10) Periferia Zona Sur
11) Periferia Zona Noroeste

C.2.b) Ciudad de General Pico


1) Frank Allan
2) Ranqueles 1 a 4
3) General Roca
4) Molino
5) Carlos Berg
6) San Etelvino

PRODUCTOS COMUNIDAD CAPACITANDOS P.I.F.A.T.A.C.S.


REMEMORACIÓN DESPREJUICIAMIENTO RESERVAS DE
Restitución de Reflexión sobre su propio IDENTIDAD
espacios de intercam- mestizaje y entrenamiento Informes de Memorias
bio sobre la memoria grupal interdisciplinario con Barriales e Informes de
Nivel I barrial. tarea acotada a la facilita- Memorias Familiares de
ción de espacios de relatos los cursantes.
de historias barriales
(grupos de discusión).

SENSIBILIZACIÓN VINCULACIÓN TERRITORIAL DIAGNÓSTICOS


Participación activa Entrenamiento en trabajo de Informes de los diagnós-
en la detección de campo interdisciplinario y ticos de necesidades y
necesidades y grupal con tarea acotada de recursos vinculares e
Nivel II evaluación de los intercambio con vecinos e institucionales de la
recursos humanos, instituciones del barrio comunidad (mapeo y
materiales e institu- (capacitación vincular). planillado de necesida-
cionales disponibles des y de recursos).

TRANSFERENCIA CAPACITACIÓN INTERVENCIONES


Organización Adquisición práctico teórica Estudio comparativo
comunitaria en la desde la IAP de metodolo- cualitativo de los
atención de necesida- gías de intervención para la modelos de la política
des (cobertura de facilitación de la organiza- social desde la perspecti-
derechos no garanti- ción comunitaria, en base a va de la Operación
dos) a partir de los los diagnósticos, según el Comunitaria. / Estableci-
Nivel III
recursos existentes. principio de transferencia miento de la factibilidad
(dependencia-cogestión- de restitución de
autogestión) derechos en base a
recursos comunitarios
disponibles desde la
Operación Comunitaria
como recurso tecnológico.

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6.D- TCU DESDE EL CONVENIO MUNICIPIO-P.I.F.A.T.A.C.S. (1999)

1) Barrio Los Hornos


Objetivos/ Acciones
- Crear un espacio de encuentro y vinculación con los niños y jóve-
nes de distintas edades y pertenecientes a grupos de crianza de orígenes
diversos.
- Acercamiento a los grupos de adolescentes en situación de calle
(deambulación).
- Evaluación pondo-estatural para evaluar la calidad de vida.

2) Barrio Montoro
Objetivos/ Acciones
- Vincular e integrar los distintos grupos e instituciones de diversos
orígenes políticos/culturales.
- Crear y sostener un espacio de asesoramiento legal con el objeto
de transferir el conocimiento y la puesta en práctica de los derechos
humanos.
- Generar un espacio de reunión participativo con mujeres sobre la
problemática de la violencia familiar.
- Recuperar los espacios públicos (plaza) a partir de jornadas recre-
ativas (barrileteada) con los niños y adolescentes.
- Acercamiento a los grupos de jóvenes en conflicto con la ley.

3) Barrio Santa Ana


Objetivos/ Acciones
- Generar espacios de intercambio entre la comunidad y el comedor
a partir de la creación conjunta y participativa de distintas actividades.
- Taller de aprendizaje y juego,
- Taller de costura,
- Evaluación pondo-estatural para evaluar la calidad de vida, en
articulación con la Unidad Sanitaria de la zona.
- Acercamiento a los grupos de jóvenes en conflicto con la ley.
- Asesoramiento jurídico y
- Jornadas de trueque.

www.koyatuneditorial.com.ar -89-
4) Barrio Ringuelet
Objetivo/ Acciones
- Generar espacios de intercambio entre la comunidad y el comedor
a partir de la creación conjunta y participativa de distintos actividades:
- Acercamiento a los grupos de jóvenes en conflicto con la ley.
- Trabajo de fortalecimiento de la Red Interinstitucional de atención
de niños pertenecientes a grupos vulnerables.
- Taller de aprendizaje y juego y
- Jornadas de recreación/deportes.

6.E- SINTESIS DE ACCIONES COMUNITARIAS REALIZADAS EN EL


PERIODO Y DE PARTICIPANTES DE LA IAP

Memorias
Diagnósticos Intervenciones TOTALES
Barriales
LUGAR Y ACTIVIDAD
Operac Pers. Operac. Pers. Operac. Pers. Operac. Pers.

Mar del Plata Curso 12 108 12 96 6 42 30 246


Curso 9 72 13 104 10 70 32 246
La Plata
Convenio TCU 4 20 4 20 20 30 28 70
Chubut Curso (*) 11 99 11 99 22 198
La Sta. Rosa Curso 11 82 11 74 22 156
Pampa Gral. Pico Curso 6 54 6 48 12 102
TOTALES 53 435 57 441 36 142 146 1018
(*) Localidades de Trelew, Rawson, Dolavon, Gaiman y Puerto Madryn.

-90- www.koyatuneditorial.com.ar
C. Análisis de las observaciones
(Información)

Como ya ha sido desarrollado oportunamente (parte A-


Consideraciones generales- Apartado B) el Modelo de la Clínica de la
Vulnerabilidad operó y opera a través de dispositivos que se desarrollan
participativamente a partir de dos ejes metodológicos: la interdisciplina-
riedad y la grupalidad, y de dos principios teóricos: la intervención míni-
ma y el cumplimiento de los Derechos Humanos (incluidos en la
Constitución Nacional de 1994).
El modelo ha sido probado en la anterior investigación del progra-
ma, período 1996-98 (H-176 Prevención del Conflicto Social), siendo trans-
ferida a los planes del ILANUD-ONU (gestión 1998-2001), entre otros orga-
nismos. Está organizado mediante dos recursos:
1) Recurso humano: Sistema de Pasantías para estudiantes, gra-
duados y ocasionalmente técnicos (desde la Extensión
Universitaria), a través del Programa de TCU.
2) Recurso Tecnológico: La Operación Comunitaria, tanto como
parte de la capacitación como en acciones de Asistencia Técnica.

Recurso Humano
A los efectos de organizar equipos de trabajo que cubrieran las
necesidades operativas derivadas del plan original del programa
P.I.F.A.T.A.C.S., se recurrió a los capacitandos del Curso de Operación
Comunitaria y por medio de la Secretaría de Extensión Universitaria se rea-
lizó una convocatoria a pasantías entre la población universitaria de grado
y algunas tecnicaturas no universitarias, de base amplia, tendiente a cum-
plir con el criterio metodológico de la interdisciplinariedad.
Determinados espacios laborales requirieron título de grado espe-
cífico (abogados, psicólogos, médicos, etc.) mientras que otros podían ser
cubiertos por estudiantes avanzados.
La exigencia de la pasantía residía en cumplir un régimen horario
de trabajo comunitario en los centros de práctica que, de acuerdo a la
actividad, osciló entre las nueve y las quince horas semanales. En contra-

www.koyatuneditorial.com.ar -91-
posición el Programa garantizó espacios de formación específica y super-
visión continua en terreno del trabajo de los pasantes.
Los participantes en su mayoría fueron profesionales y estudiantes
de: Trabajo Social, Abogacía, Psicología, Comunicación Social, Medicina,
Bellas Artes, Educación Física, Antropología, Sociología y Ciencias de la
Educación. También participaron algunos estudiantes de carreras técnicas,
básicamente docentes y operadores grupales (Escuela de Psicología
Social).

Recurso Tecnológico
Para llevar adelante el proceso de formación se elaboraron tecno-
logías de intervención para la capacitación y aplicación de las técnicas en
el Modelo de la Clínica de la Vulnerabilidad.
A) Las técnicas utilizadas para la recolección de datos y la interven-
ción directa fueron:
a. Recorrido-observación pautada de la zona.
b. Entrevistas en profundidad y semiestructuradas individuales y
grupales a miembros de la comunidad.
c. Grupos de discusión.
d. Visitas domiciliarias
e. Relevamiento de recursos vinculares e institucionales de la
comunidad.
f. Análisis institucional.

B) La forma de trabajo que se implementó introdujo los siguientes


dispositivos:
a. Organización de equipos interdisciplinarios coordinados por el
P.I.F.A.T.A.C.S. (Frecuencia semanal).
b. Contacto directo con la población en duplas de operadores
comunitarios (ver el item técnicas). (Frecuencia semanal)
c. Reunión del equipo de operadores (dupla) junto al coordinador
del mismo.
d. Reunión de coordinación: los coordinadores de los equipos junto
al coordinador general del programa. (Frecuencia semanal o quin-
cenal, de acuerdo al momento coyuntural y de aplicación del
Proyecto, como del equipo que la ejecuta).
e. Reunión general o plenario: participación de todos los operado-

-92- www.koyatuneditorial.com.ar
res y coordinadores junto al director del programa. (Frecuencia
semanal o quincenal).

1- DETERMINACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA


OBSERVADAS

1.a- Estrategias de supervivencia de las comunidades vulnerables:


conceptualización
Profundizando lo dicho en el Plan Original del Proyecto acreditado
y tomando el Informe de Giovanni Andrea Coria para UNICEF, el
P.I.F.A.T.A.C.S. considera:
- Estrategias destinadas a la generación de recursos: entre las que
se destacan el incremento de la producción propia (cuentapropis-
mo), del endeudamiento con los pequeños comerciantes, activida-
des contraventoras o de dudosa legalidad, etc.
- Estrategias para mejorar la eficacia de los recursos existentes:
estas generan prácticas destinadas a atenuar el efecto del descen-
so de los niveles del consumo material, entre las que se encuen-
tran: cambios en los hábitos de compra, de preparación de alimen-
tos, de las pautas dietéticas y de distribución intrafamiliar de ali-
mentos. En síntesis, modificaciones en las pautas globales de con-
sumo y de la dieta alimentaria.
- Estrategias de familia extendida de migración: en este orden se
observan modificaciones vinculares tales como
- Familia extendida: incorporación de nuevos miembros para
compartir y aumentar los ingresos cotidianos o bien cesión de
algunos de los hijos a familias en mejores condiciones materia-
les.
- Migración: emigración temporal de alguno/s de los miembros
o de toda la familia en busca de fuentes laborales para paliar la
situación de penuria extrema, con modificación profunda de las
modalidades de vínculo padre-hijos-hermanos y otros miembros
del grupo familiar.

www.koyatuneditorial.com.ar -93-
1.b. Estrategias de supervivencia: descripción y clasificación cuali-
tativas
En el marco de este proyecto de investigación, las estrategias de
supervivencia han sido estudiadas cualitativamente, siendo susceptibles
de contrastarse en forma cuantitativa. Las técnicas de recolección y aná-
lisis de datos son las descriptas en el ítem Recursos Tecnológicos.
Las observaciones realizadas en el Trabajo de Campo (IAP) hasta el
momento permiten diferenciar 2 modalidades de grupos de convivencia,
conforme a la situación de dependencia-independencia para generar y
mantener su estrategia de supervivencia. De mayor a menor necesidad de
auxilio y asistencia hemos constatado:
1. Grupos heterónomos (en situación de dependencia). Estos gru-
pos se encuentran subordinados a un poder ajeno que condiciona la
estrategia de supervivencia y les impide el libre desarrollo. Las formas que
describimos no se ajustan totalmente a lo observado ya que son general-
mente de tipo mixto, según nuestra clasificación. Sin embargo, hemos
detectado en terreno tres subgrupos categorizados según tipo y origen de
la dependencia.
1.1. Heteronomía exógena: (asistencia casi plena). Desde el asisten-
cialismo estatal a la mendicidad, quedando sujeto al arbitrio o reco-
nocimiento del mayor poder o autoridad del “proveedor”. El esta-
do de dependencia es sistemático y sin posibilidad de ser suplido
por el grupo autogestionariamente.
1.2. Heteronomía exogámica: (dependencia fuera del núcleo fami-
liar, pero no exógeno-asistencial, sino exógeno-comunitario del
modelo decimonónico europeo). La relación de subordinación es a
otros grupos que interactúan en forma de trueque, pero con un pro-
veedor principal (que puede o no “asistir”) del que se depende de
modo estable y sistemático. No procede del grupo de pertenencia
directa, no hay lazo parental. Pertenece al ámbito privado (modelo
terrateniente o empresarial).
1.3. Heteronomía endogámica: La estrategia de supervivencia nace
del interior de los grupos extendidos familiares en una comunidad
que los contiene y los sostiene. Se funda en que la ayuda al grupo
por parte de alguien de la familia es insoslayable para su continui-
dad, ya que le permite obtener aquellos elementos básicos de sub-
sistencia que no son posibles de obtener de modo autónomo.

-94- www.koyatuneditorial.com.ar
2. Grupos Autónomos (Independientes)
En el otro conjunto, que hemos denominado Grupos Autónomos (o
no dependientes), vemos aquellas unidades sociales compuestas por indi-
viduos vinculados por esquemas semejantes de conducta o intereses
comunes, cuyo accionar en la comunidad les permite una estrategia de
supervivencia con bajo o nulo nivel de dependencia. No quiere significar
esto que se autogestionen todos los insumos para tal subsistencia, sino
que pueden adquirirlos o tienen formas para obtener los mismos que no
los atan a otras personas o grupos.
2.1 Mutualismo o Cooperativismo: Se desarrolla en los grupos
cuyas vinculaciones suponen prestaciones mutuas, colaboración,
concurso y ayuda (mutua). Esta modalidad permite desde una
forma voluntaria de organización alcanzar el objetivo de la supervi-
vencia de modo autodeterminado. Su finalidad no es el lucro sino
un abaratamiento de costos (ej.: madres cuidadoras en comunida-
des vulnerables; el ropero “comunitario”, etc.) muy visto en los gru-
pos de comunidades étnicas, aborígenes y de países vecinos.
2.2 Autarquía: Es posible en aquellos grupos primarios autosufi-
cientes, que no requieren de otros para alcanzar los insumos bási-
cos de subsistencia. Se determinan a sí mismos, regulando sus for-
mas estratégicas de supervivencia por su relativa independencia
económica. Esto actualiza la modalidad propia de las comunidades
“primitivas” como una necesidad estructural presente.
2.3 Autogestión: Basada en la participación libre y directa de sus
integrantes. La iniciativa recae sobre los miembros (en general) más
jóvenes, quienes sólo están referenciados en los adultos a los efec-
tos del consejo u orientación. El modelo más típico es la granja
pequeña de autoabastecimiento.

01.c. Estrategias de supervivencia: de las necesidades a los dere-


chos
El desarrollo del modelo de Diagnóstico de Vulnerabilidad
Psicosocial (no acceso a derechos y/o violación de los mismos, metodo-
logía tomada por el ILANUD como nueva tecnología de diagnóstico comu-
nitario) nos ha permitido recortar la población objetivo dentro de cada
comunidad vulnerable. Se basa –tal como fuera detallado en B-

www.koyatuneditorial.com.ar -95-
“Estructuración del Modelo”, 5- “Elaboración del modelo para la recolec-
ción de información y toma de datos”.
El relevamiento resultante (IAP) ha sido registrado en una matriz de
datos (planilla) según se puede observar en el cuadro anexo sobre
“Calidad de Vida: Derechos Fundamentales” que se incluye al final de este
item. Dicho cuadro es el producto de un largo trabajo de cruzamiento
entre el marco jurídico legal de garantías constitucionales (la Declaración
Universal de los Derechos Humanos) y la creación de indicadores de acce-
so a dichos derechos, surgidos del campo. Para definir operativamente los
Derechos Fundamentales (y contrastar su nivel de acceso) tomamos dicho
documento, a fin de constatar el nivel de acceso en las comunidades vul-
nerables.
Los derechos considerados son:
Derecho a la Vida
Art. 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la segu-
ridad de su persona.
Derecho a la Salud
25: a) Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la ali-
mentación, el vestido, la vivienda, la asistencia medica y los servicios socia-
les necesarios; tiene así mismo derecho a los seguros en caso de desem-
pleo, enfermedad, invalidez, viudez u otros casos de perdida de sus medios
de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad; b) La
maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales.
Todos los niños nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen dere-
cho a igual protección social.
Derecho a la Educación (y a la Libertad de Expresión)
19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expre-
sión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones,
el de investigar y recibir informaciones y opiniones, el de difundirlas, sin
limitación de fronteras, con cualquier medio de expresión.
26: a) Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe
ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y funda-
mental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y
profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores
será igual para todos, en función de los méritos respectivos; b) La educación

-96- www.koyatuneditorial.com.ar
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el forta-
lecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamen-
tales; favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las
naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promover el desarrollo de
las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz; c)
Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que
habrá de darse a sus hijos.
18: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de con-
ciencia y de religión, este derecho incluye la libertad de cambiar de religión
o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia
individual o colectivamente tanto en público como en privado por la ense-
ñanza, la práctica, el culto o la observancia.
27: Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida
cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso
científico y en los beneficios que de él resulten.
Derecho a la Recreación
24: Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo
libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones
periódicas pagadas.
Derecho al Trabajo
4: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud
y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
23: a) Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su
trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protec-
ción contra el desempleo; b) Toda persona tiene derecho, sin discriminación
alguna, a igual salario por trabajo igual; c) Toda persona que trabaja tiene
derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así
como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será
completada, en caso de ser necesario, por cualesquiera otros medios de pro-
tección social; d) Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindi-
carse para la defensa de sus intereses.
Derecho a la Protección
Art. 6: Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconoci-
miento de su personalidad jurídica.
7: Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a

www.koyatuneditorial.com.ar -97-
igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y
contra toda provocación a tal discriminación.
8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribuna-
les nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus dere-
chos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la Ley.
9: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
10: Toda persona tiene derecho, en las condiciones de plena igual-
dad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e
imparcial para la determinación de sus derechos y obligaciones, o para el
examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
11: a) Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se pre-
suma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley
y el juicio público en el que se le haya asegurado todas las garantías nece-
sarias para su defensa; b) Nadie será condenado por actos u omisiones que
en el momento de cometerse no fueron delictivos según el derecho nacional
o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en
el momento de la comisión del delito.
12: Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su
familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o su
reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales
injerencias o ataques.
13: a) Toda persona tiene derecho a circular libremente y elegir su
residencia en el territorio de un Estado; b) Toda persona tiene derecho a
salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
17: a) Toda persona tiene derecho a la propiedad individual y colecti-
va; b) Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
En función de lo descripto anteriormente y de lo expresado en el
marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se han recor-
tado indicadores para cada uno de los Derechos Fundamentales mencio-
nados. Estos serán contrastados de manera cuanti-cualitativa en las tare-
as de campo (IAP).

-98- www.koyatuneditorial.com.ar
A la Vida
Acceso a servicios básicos de infraestructura social (agua potable,
red cloacal, servicios eléctricos, red de gas, etc.).
Acceso a servicio sanitario de urgencia (nocturno, cercanía geográ-
fica, etc.).
Prevención de epidemias y enfermedades infectocontagiosas.

A la Salud
Alimentación balanceada y con control de salubridad.
Acceso a sistema de salud pública, obras sociales y medicina pre-
paga.
Programas de prevención primaria en salud.

A la Educación
Acceso y permanencia al sistema educativo formal (obligatorio).
(Acceso a planes de alfabetización).
Acceso a la Formación Profesional.
Cultura Originaria (no vulneración – preservación).

A la Protección
Vestimenta y autocuidados.
Vivienda.
Protección jurídica.
Libre circulación.
Propiedad individual y colectiva.

Al Trabajo
En relación de dependencia.
Autónomo.
Emprendimiento familiar.
Acceso a canasta familiar.
Salario mínimo.
Estabilidad laboral.

A la Recreación
Espacios verdes ( cercanía geográfica, condiciones de salubridad,
infraestructura, etc.).

www.koyatuneditorial.com.ar -99-
Acceso a colonias públicas gratuitas.
Infraestructura pública gratuita (patios, centros recreativos, centros
complementarios, etc.).
Espacios comunitarios (clubes de barrio, asociaciones de fomento,
etc.).

DERECHOS FUNDAMENTALES NIVEL DE


ACCESO

Indicador Sin Acceso Acceso


Derecho acceso Parcial Garantido

Servicios Básicos de infraestructura social (agua, gas., etc.)


VIDA Servicios sanit arios de urgencia
Prevención de epidemias y enfermedades infecto contagiosas
Alimentación balanceada v control de salubridad
CALIDAD DE VIDA

SALUD Obras Sociales, salud pública y medicina prepaga (cobertura)


Programas de prevención primaria
Sistema Educativo Formal Obligatorio
EDUCACION Capacitación Laboral
Cultura Originaria (Art. 30 convención)

Protección Jurídica y Seguridad (Policía)


PROTECCIÓN
(seguridad) Vivienda (propiedad Individual, colectiva o estable)
Vest imenta y Autocuidado

TRABAJO Relación de dependencia


(inserción - Autónomo (ingreso estable)
social)
Emprendimiento Familiar
Infraestructura pública gratuita
RECREACIÓN
Espacio para el ejercicio deportivo
Espacios Comunitar ios

2- DETERMINACIÓN DE LAS MODALIDADES VINCULARES DE


LOS GRUPOS DE CRIANZA Y DE LOS GRUPOS DE PERTENENCIA

Este apartado de la investigación constituye el estudio de las for-


mas de organización vincular y relacional de los grupos de crianza conte-
nidos en comunidades vulnerables del Gran La Plata y Mar del Plata, La
Pampa (Santa Rosa-General Pico), en tanto agencias socializantes. En pri-

-100- www.koyatuneditorial.com.ar
mer lugar, haremos algunas puntualizaciones tendientes a delimitar los
conceptos de “grupo de crianza” y “familia”. Puntualizaremos algunos
aspectos observados respecto de las configuraciones vinculares de los
grupos de crianza y redefiniremos el concepto a la luz de esas observa-
ciones, para categorizarlas posteriormente según indicadores que permi-
tan relevar sus modalidades en forma cualitativa.

2. a Grupos de crianza

2. a.1 Conceptualización
Consideramos grupo de crianza al agrupamiento de personas que
se vinculan y conviven por un tiempo determinado, cuyo objetivo es la
socialización primaria de su prole, mediante la formación de hábitos y cos-
tumbres que constituyen un sistema psico-social más o menos estable de
supervivencia.
En principio estos grupos serán considerados grupo de contención
en tanto que, de uno u otro modo, brindan durante el período de la crian-
za las condiciones necesarias para la supervivencia de la prole, así como
la transmisión generacional de estrategias de supervivencia.
Analizaremos fundamentalmente el rol que juega el grupo de crian-
za, dentro del cual puntualizaremos la modalidad que caracteriza a la
familia en el contexto inmediato del desarrollo humano de los niños y
adolescentes del grupo, así como también el papel que juegan las insti-
tuciones encargadas de continuar dicha socialización (iglesias, escuelas,
medios masivo de comunicación y los grupos secundarios).
La familia como fenómeno social adquiere sus características a par-
tir de la formación económico-social en que ella toma vigencia histórica,
por lo cual, para conceptualizarla y especificar sus características y diver-
sidad propias de nuestras comunidades vulnerables, es necesario realizar
una revisión histórica totalizante que de cuenta de su proceso de forma-
ción como grupo de supervivencia. En otras palabras, la familia no existe
como ente abstracto y pretérito. Por lo tanto, en cuanto grupo, no se defi-
ne como ente universal independiente de la estructura social; sino que
sus particularidades se explican a partir de las características de la estruc-
tura social que la engendra.
Así, en los albores del capitalismo este modo particular de sociali-
zación y crianza fue concebido y propiciado con el modelo de familia

www.koyatuneditorial.com.ar -101-
nuclear como “unidad básica de la sociedad”, demarcando el terreno de
lo esperado mediante la construcción de ideales: monogamia (igualdad de
la pareja), división del trabajo, etc. Esos ideales se vieron frustrados por
la forma de organización social imperante, basada en la propiedad priva-
da que se desarrolló como modelo dominante a partir de la emergencia
del proceso de concentración de la propiedad (y en la violenta forma que
adquirió la competencia). Esto generó 3 problemas:
a)la opresión de la mujer,
b)la inclusión subordinada de la familia en relaciones sociales ine-
quitativas y
c) el maltrato infantil.
El intento de organizar un modelo de crianza familiar como susten-
to fundamental de la sociedad (garantía para el sostenimiento del nuevo
orden social capitalista en plena revolución industrial), determinó el desa-
rrollo del sistema, pero con una tendencia inherente a fomentar la con-
centración de la propiedad productiva, ligada ineludiblemente a la conso-
lidación de relaciones de desigualdad social y, por lo tanto, atentatorias
para con el ideal de igualdad de condiciones para una aceptable calidad
de vida para los niños de las diferentes familias que componen la comu-
nidad.
La organización familiar, como forma de crianza en la sociedad
capitalista de acumulación, pierde su identidad como unidad productiva,
subvalorando el trabajo doméstico, desencajado como rol dentro del apa-
rato productivo de mercancías. La familia, aun siendo el factor instituyen-
te de la socialización, el “reino de la vida privada”, es la agencia vincu-
lante por antonomasia. En ella se supone están las posibilidades de rea-
lización y satisfacción personales situadas en oposición a las leyes del
mercado, basadas en la competencia, el individualismo y la explotación.
Esta separación artificial, que pone en aparente contradicción las funcio-
nes de la crianza y la distribución de bienes (el mercado), produce en la
agencia socializante primaria una responsabilidad como único agente
encargado de la transmisión de normas y valores, así como del control del
comportamiento de la cría en el marco de la cultura, lo bueno y lo malo.
El deber ser. La consecuencia será la des-responsabilización de la comu-
nidad en la socialización.
El modelo de crianza familiar vendrá junto con el proceso de colo-
nización ibérico. Este proceso tendrá como función preponderante la

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fusión de lo familiar (la forma de crianza de la sociedad de la acumula-
ción capitalista) con lo doméstico.
Donzelot dará una clara descripción del fenómeno suscitado a fines
del siglo XVIII:
“Los hombres se precipitan hacia la condición de doméstico de
ciudad, porque les libra del servicio militar. Los nobles o los
burgueses advenedizos, el lugar de permanecer en sus tierras
y dirigir la producción , vienen instalarse en las ciudades y,
para exhibir su riqueza, no encuentran mejor medio que arras-
trar con ellos a los hombres que constituían las fuerzas vivas
de la producción, a los que seducen con vistosos atuendos y
pomposos títulos. Estos domésticos de las ciudades quieren,
entonces, vivir por encima de sus posibilidades. Contraen
matrimonio y tienen hijos que su situación no les permite criar,
abandonándolos a cargo del Estado. Las mujeres pobres del
campo, no encontrando entonces con quién casarse se entre-
gan a la mortífera industria de la crianza, o bien se resignan a
ir como domésticas a la ciudad, y allí, deslumbradas por la vida
de sus dueñas, totalmente entregadas al lujo de la vida de
sociedad, se mueren de envidia por hacer otro tanto a cual-
quier precio. De ahí el cortejo creciente de prostitutas indecen-
tes y depravadas. El maléfico circuito de la domesticidad lleva
implacablemente de la indolencia de las señoritas a la insolen-
cia de las prostitutas”. (La policía de las familias, Jacques
Donzelot, pp 19).
La antropología clásica diferenciará así tipos estructurales de fami-
lia, en función de su adecuación a lo que de ella espera el Estado en tanto
garante del sistema de acumulación.
Así, las agencias socializantes, en tanto instituciones que intervie-
nen en el proceso de socialización primaria, van a responsabilizar a la
familia por el control social del niño. Pero no es menos cierto que el
barrio, la comunidad, la escuela y los medios de comunicación adquieren
cada vez un rol mucho más activo en el proceso. Esto se dará sobre todo
en la transmisión de los valores, que serán casi siempre en las socieda-
des de acumulación los de la clase dominante, generalmente apoyados en
rasgos culturales con los cuales el grupo de crianza no se identifica.

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Ese fenómeno no es uniforme. En las situaciones de mayor caren-
cia, en los grupos de crianza donde la subsistencia constituye un fenóme-
no de la cotidianeidad, la separación entre los que trabajan y los que crían
es menos clara. Los roles son intercambiables, con algunas diferencias de
acuerdo a los rasgos culturales de la etnia de que se trate, sin embargo
guardan un carácter común: el énfasis en las relaciones personales entre
sus miembros. En efecto, en condiciones de pobreza extrema en que viven
amplios sectores de población encuadrados en un mismo territorio (comu-
nidades vulnerables), se produce espontáneamente una reorganización de
la composición familiar, modificándose los roles, la composición, el tama-
ño, la cantidad de generaciones en convivencia, el tipo de autoridad, el
lugar de residencia y el tipo de miembros en convivencia (consanguíneo
directos, consanguíneos indirectos, políticos, o la introducción de perso-
nas sin parentesco), o algunos de estos aspectos. Muchas veces es la
prole la proveedora de los elementos básicos para la subsistencia, en una
inversión de roles que se jugará en una trama vincular profundamente
alterada por el fenómeno.

La organización de crianza resultante, dista mucho de constituir en


esos casos lo que se entiende por familia. Se llega a situaciones muy cer-
canas a la crianza comunitaria por ejemplo, en grupos migratorios con pre-
servación de elementos cultural-étnicos.
Este tipo de modificaciones observado en el trabajo de campo
mediante el uso de la metodología de la IAP, nos ha llevado a generar
una matriz de datos que nos permita hacer un seguimiento de dichas
modificaciones. (Cuadro sobre “Indicadores Formales de la Configuración
Vincular”).??? VA CUADRO ACA?

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La denominación de configuración vincular designa a todos los
miembros que conforman un sistema caracterizado por la ligazón o ata-
dura de las personas entre sí para convenir y concordar la sujeción volun-
taria a una ordenación interna, alrededor de un enlace sencillo que se sus-
tenta en la crianza para garantizar su continuidad y su descendencia.
Marca un orden de sucesión del grupo fundador. La disposición de las
partes (personas) que componen ese grupo le dan una forma peculiar, una
determinada figura que se adapta a las características del objetivo que se
pretende alcanzar.
La configuración vincular implica la transmisión de información a
través de usos, costumbres, modalidades y hábitos que devienen como
expresión de los primeros portadores en forma de cosmovisión -en espe-
cial de la organización comunitaria- generando una hermenéutica y méto-
dos de comprensión de su propia historia y su cultura.
El grupo de crianza es el elemento primigenio de la configuración
vincular de las comunidades. Define su configuración por la forma en que
el grupo logra proporcionar el alimento, el cuidado, la instrucción, la edu-
cación y la guía o dirección de sus actos (conducta). Modelo de aprendi-
zaje social particular en cada uno al proporcionar el moderado aporte de
insumos que facilitan su evolución.

2. a.2.2 Características generales: frente a situaciones de carencia


o de dificultad grave para asegurarse las necesidades básicas elementa-
les, hemos registrado en los grupos abordados las siguientes modificacio-
nes:
1. Distribución por grupos etáreos (fuerte identidad por participa-
ción en grupos de pares).
2. Retorno a la familia extendida (en las comunidades vulnerables
a las que hemos tenido acceso la representatividad de la “familia
nuclear” es estadísticamente inexistente).
3. Agrupamiento por identidad étnico-cultural (o subcultural) con
vínculos fuertes de solidaridad (ya sea por origen territorial: los
paraguayos, los bolivianos, los peruanos, los misioneros, los norte-
ños, etc.; o por alguna otra característica especial generalmente
vinculada a la estrategia de supervivencia: los cartoneros, los pes-
cadores, los obreros, los–albañiles, etc.).
4. Desarrollo de formas compartidas de uso de los bienes e insu-

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mos obtenidos como resultado de sus estrategias de supervivencia
(en general, a través del trueque espontáneo de objetos, de mobi-
liario, de ropa o de alimentos).

2. a.3. Indicadores formales de la configuración vincular en los gru-


pos de crianza

En todas sociedades humanas se encuentra algún tipo de grupo de


crianza, aunque su posición dentro del sistema social varíe de una a otra.
En la sociedad capitalista actual, se le llama familia a este tipo de agru-
pamiento.
La crianza desde el modelo familiar preestablece legalmente, con
regulaciones más o menos específicas según el país de que se trate, como
modelo la “familia nuclear”. Se pueden clasificar estos grupos de sociali-
zación (sean o no “familia”), atendiendo a los siguientes indicadores dife-
renciales (que constituyen las variables relacionales y vinculares posibles):
1) composición;
2) tamaño
3) descendencia
4) autoridad
5) lugar de residencia
6) tipos de miembros
Los hemos agrupado en función del registro de variabilidad en la
conformación de los grupos de crianza estudiados en las comunidades
vulnerables abordadas (ver cuadro anexo sobre indicadores de la configu-
ración vincular y estrategias de supervivencia).

2. a.3.1 Composición: El modelo de la familia nuclear se encuentra


instalado como el ideal, aunque en distintos sectores predomine como
tipo familiar la familia extendida o compuesta, sobre todo cuando estas
constituyen además de su función específica grupos de subsistencia. Uno
de los autores clásicos sobre el tema, Ely Chinoy, distingue diferentes
tipos de familia, a partir de estudios antropológicos comparados:
1.1) la nuclear o elemental, en la que la familia se compone de
esposo (padre), esposa (madre) e hijos. Estos últimos pueden ser
la descendencia biológica de la pareja o, excepcionalmente, miem-
bros adoptados por la familia.

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1.2) la familia extensa, se compone de más de una unidad nuclear
y se extiende más allá de dos generaciones; por ejemplo, la fami-
lia de triple generación que incluye a los padres, a sus hijos casa-
dos o solteros, a los hijos políticos y a los nietos.
1.3) la familia compuesta, descansa en el matrimonio plural. En la
poligamia (un hombre y varias esposas); ésta es la forma de fami-
lia compuesta más frecuente y generalmente la más popular, el
hombre desempeña el papel de esposo y de padre en varias fami-
lias nucleares y las une por tanto, dentro de un grupo familiar más
amplio. El caso opuesto, la poliandria, una mujer y varios esposos;
esto se registra muy rara vez (como en tibetanos y polinesios).

2. a.3.2 Tamaño (en convivencia): Se refiere a la cantidad de per-


sonas del grupo que convive, sistemáticamente, en un mismo emplaza-
miento ó espacio (hogar).
2.1) Pareja: dos personas que conviven en una misma casa. Pueden
ser de ambos sexos o del mismo, sin diferenciar entre uniones lega-
lizadas o no.
2.2) Nuclear Simple: el/ los padre/ s o la madre conviven junto a
no más de tres (3) hijos/ as.
2.3) Nuclear Numerosa: igual que la anterior, solo que la cantidad
de hijos que conviven con la pareja parental, es de cuatro (4) o
más.
2.4) Extendida: Dos o más parejas de una misma generación o
sucesiva conviven junto a su descendencia en una misma unidad
habitacional, por ej: abuelos, padres e hijos o hermanos/ as, pri-
mos/ as y sus parejas y /o hijos.

2. a.3.3 Descendencia (en convivencia): este punto versa sobre la


cantidad de generaciones que conviven sistemáticamente en un
mismo hogar o unidad habitacional
3.1) Una Generación: sólo convive la pareja.
3.2) Dos Generaciones: conviven el/los padre/s o la madre y el/la/los
hijo/a/os/as.
3.3) Tres Generaciones: conviven el/la/los abuelo/a/os, el/los
padre/s o la madre y el/la/los hijo/a/os/as.
3.4) Cuatro Generaciones o más: conviven las tres (3) generaciones

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mencionadas más el/la/los bisabuelo/a/os, llegando incluso hasta
el/la/los tatarabuelo/s/as.
2. a.3.4 Autoridad: Otro elemento importante de la estructura fami-
liar lo constituye la localización de la autoridad dentro del grupo de paren-
tesco. Estos tipos son ideales, no dándose nunca en su forma pura, ya
que en la práctica la estructura de la autoridad es siempre una cuestión
compleja que depende de la situación, debiendo considerarse las reversi-
bilidades posibles que implican las acciones particulares y las diversas
maneras en que los hombres y mujeres se influyen recíprocamente en su
conducta, como es característico del vínculo humano. Se pueden distin-
guir en primera instancia tres formas de funcionamiento y circulación del
control de conductas dentro del grupo en función de la diferencia sexual:
4.1) la familia patriarcal: dominada por el miembro masculino de
mayor peso en el grupo (abuelo, padre o hijo político), generalmen-
te vinculada a alguna forma de uso de la fuerza.
4.2) la familia matriarcal: la figura de autoridad es la de un miem-
bro femenino vinculada a alguna forma de poder que tiene que ver
con el control de los recursos y los bienes del grupo.
4.3) la familiar igualitaria: los miembros de peso del grupo compar-
ten responsabilidades y privilegios sin distinción de género

2. a.3.5 Residencia: Otro concepto importante, desde el punto de


vista del análisis estructural del funcionamiento del grupo de crianza, es
el que se refiere a las normas de residencia y a sus consecuencias en lo
que respecta a la forma particular de socialización de la cría.
Se pueden distinguir en este sentido 5 tipos claros de agrupamiento:

5.1) Patrilocal: el miembro varón dominante y su familia permane-


cen dentro del grupo familiar de origen del hombre o cerca de su
área geográfica.
5.2) Matrilocal: la inversa de 5.1
5.3) Neolocal: en la que el grupo de crianza establece su domicilio
de manera independiente.
5.4)Avunculocal: en la que el grupo de crianza se establece en una
nueva área geográfica de dependencia con un tío materno del
miembro varón de la pareja.
5.5) Matripatrilocal: en la cual la pareja vive primero con la familia

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de la novia y después del nacimiento de un hijo, con la del novio,
o la inversa, o alterna periódicamente entre sus diversas familias
de orientación a lo largo de su vida en pareja.

2. a.3.6 Tipos de Miembros (en convivencia): este ítem se refiere al


tipo de parentesco que tienen los convivientes.
6.1) Consanguíneos Directos (sólo): tienen un parentesco ascen-
diente o descendiente que pertenece a un mismo tronco familiar.
6.2) Consanguíneos Indirectos: tiene un parentesco colateral,
ascendiente o descendiente, de un mismo tronco familiar.
6.3) Políticos: “parentesco por consanguinidad que indica parentes-
co por afinidad (ejemplo: hijo político = yerno)” (definición del dic-
cionario de la Real Academia de la Lengua Española, 1990)
6.4) Consanguíneos Indirectos y Políticos: tienen un parentesco
colateral, ascendiente o descendiente, de un mismo tronco familiar
y/ o un parentesco por consanguinidad que indica parentesco por
afinidad previa.
6.5) Otros (no parentales): convivientes que no comparten ningún
parentesco consanguíneo ni político con los otros convivientes. La
relación puede ser afectiva ó de convivencia mutua.

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INDICADORES COMPO MIEMBROS
TAMAÑO DESCENDENCIA AUTORIDAD RESIDENCIA
FORMALES SICION (en convivencia)
CONF.

Avunculolocal

Matripatrilocal
Generaciónes

Generaciónes

Generaciónes

Consanguíne
Consangüine

Consangüíne
Compuesta

Generación

o Ind y pol.
Numeroso

o Indirecto
VINCULAR

Matrilocal
Matriarcal

Patrilocal
Igualdad
Patriarcal

Neolocal

o Directo
Extensa

Extendida
Nuclear

Nuclear

Nuclear
Simple

Político
Pareja

Otros
ESTRAT EGIAS DE

4
1
SUPERVIVENCIA
L
EXOGENA
(ASISTIDA) I
DEPEN
DENCIA L
Vertical HETERONOMA
EXOGÁMICA I
(heteró-
nomos) L
HETERONOMA
ENDOGAMICA I
COOPERATIVO L
MUTUAL O
INDEPEN COMUNITARIO I
DENCIA
Horizontal L
AUTARQUICA
I
(Autó -
nomos) L
AUTOGESTIO-
NARIA I
L: legal I: Ilegal
2. a.4- Indicadores de las configuraciones vinculares que sostienen
las estrategias de supervivencia de grupos contenidos en comunidades
vulnerables

Se han categorizado modalidades vinculares de acuerdo a cuatro


indicadores que refieren los aspectos formales de la estructura de los
Grupos de Crianza y/o de pertenencia (pares), contenidos en las configu-
raciones vinculares por nosotros estudiadas mediante la IAP en las comu-
nidades en las que se focaliza este estudio. Las subcategorías de los indi-
cadores surgen también de la misma observación y han permitido las
modalidades vinculares que se presentan con mayor frecuencia en las
estrategias de supervivencia de las comunidades vulnerables.
Se toman cuatro indicadores para el análisis de los tipos de grupos
familiares para luego diferenciar según estos parámetros:
A) IDENTIDAD. La identidad grupal es un concepto fundante diná-
mico, en tanto surge de la interacción entre las identidades perso-
nales y la identidad de la pareja como tal. Esta identidad grupal
tiene fuerza propia siendo uno de los factores principales en el
desarrollo y cambio de la familia y manteniendo al mismo tiempo
su continuidad y uniformidad. El grupo busca su equilibrio en una
nueva situación en la que cada miembro reconoce el “yo soy” y en
la que todos reconocen un “nosotros”.
B) ESTABILIDAD. La estabilidad es un proceso estructural-estructu-
rante referido a la posibilidad de la familia de enfrentar los conflic-
tos y mantener la identidad a través del tiempo. Permite su adap-
tación, tanto extra como intra familiar. No se refiere a la dinámica
de la interacción, como la identidad sino a la organización del
grupo familiar para estimular el sentimiento de continuidad en un
marco de confianza integrador y asegure algunas condiciones de
vida para sus miembros.
c) ROLES Y NORMAS. Entendemos por roles las funciones básicas
(padre, madre, hijos) que desempeña cada miembro de la familia y
que son necesarias para la estabilidad e identidad del grupo, sin
impedir el desarrollo de las identidades personales. Cada rol se
desempeña en relación directa con ciertas normas y a su vez pro-
mueve normas para el funcionamiento de la familia.
Se pueden distinguir tres roles básicos asignados por la estructura
familiar en lo convencional habitual:
www.koyatuneditorial.com.ar -111-
Rol materno: tiende a la unión del grupo y a la regulación de los
afectos.
Las normas maternas se refieren a los cuidados corporales, a la
satisfacción de necesidades y al manejo de los sentimientos y emociones.
Rol paterno: tiende a la discriminación y a la regulación de las acti-
vidades instrumentales (pensamiento – acción) Las normas paternas se
refieren al aprendizaje de roles sociales, a la administración de la autori-
dad y la justicia.
Rol filial: es el rol mesiánico, que tiende a promover la novedad y
la esperanza en el grupo familiar. Las normas filiales corresponden a la
regulación de la relación de dependencia-independencia.
La presencia y la ausencia de los roles se puede detectar por los
siguientes indicadores:
a) El absolutismo de una función, indica que un rol está compen-
sando la ausencia de otro.
b) Las normas exageradas indican que el rol correspondiente está
compensando la ausencia de otro. Indicados en el punto 2.A.5 -
cómo se distribuyen los roles y normas en cada tipo de familia.

D) MENSAJES. Hemos tomado en consideración dos aspectos. Uno


de ellos es el grado de abstracción de los mensajes: estos pueden remi-
tirse sólo al objeto concreto o bien a la abstracción y conceptualización
del objeto. El otro aspecto es la carga emocional que conllevan los men-
sajes y que se expresa en gestos, tono de voz, etc.
No creemos que estos dos aspectos tengan la misma importancia
para definir las distintas categorías.

2. a.5- Clasificación de los tipos de modalidades vinculares de los


grupos contenidos en comunidades vulnerables
Incluimos seis tipos de familias, llamadas aglutinada, uniformada,
aislada, integrada, horizontal y ensamblada. Se pueden diferenciar según
los indicadores descriptos en el ítem anterior. Las modalidades de víncu-
lo, según características de la estructura antes descripta, tienen como
antecedente la clasificación básica de Fernández Mouján (Patología y tera-
péutica del grupo familiar), agregando las dos nuevas modalidades (seña-
ladas en cursiva) observadas mediante la IAP en nuestro trabajo. Estas
modalidades tienen distintos tipos de frecuencia. Especialmente significa-

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tivas son las dos nuevas modalidades, horizontal y ensamblada, en los
espacios de extrema exclusión.
Describiremos ahora las características de los seis tipos de familia
según cada parámetro indicador.

IDENTIDAD
1- En la familia aglutinada (6 a 8 miembros aprox.) hay una falla en
la identidad grupal, compensada mediante la exageración de la ten-
dencia a la aglutinación (unión) propia de toda familia, lo que difi-
culta la individuación de sus miembros. Cuando existen intentos de
individuación (más manifiestos en la adolescencia), estos adoptan
características accesionales. No nos referimos solamente a conduc-
tas explosivas graves, como auto agresiones o hetero agresiones
sino también a ciertos índices observables en las entrevistas fami-
liares como crisis de llanto, conductas preverbales que indican des-
carga de tensión, expresiones de rabia aparentemente inmotivadas,
risas, etc.
2- En la familia uniformada (4 a 6 miembros aprox.) existe una falla
en la identidad grupal, compensada mediante la exageración de la
tendencia a la uniformidad (semejanza). Se logra una mayor indivi-
duación de los miembros, pero todos deben someterse a la identi-
dad de uno de ellos, que reemplaza a la identidad grupal. Los
intentos de individuación son agresivos pero no accesionales; la
agresión es más controlada y defensiva. Esto puede observarse en
discusiones relacionadas con la rivalidad, enfrentamientos con el
líder sometedor, preponderancia de expresiones verbales agresivas
motivadas.
3. En oposición a los dos grupos anteriores, en la familia aislada
hay un excesivo predominio de las identidades individuales, como
pérdida de la identidad grupal, que no es compensada por ningu-
na de las dos tendencias, a la aglutinación y a la uniformidad. Hay
sólo una apariencia formal de grupo familiar y los miembros se
mantienen aislados y separados. En las entrevistas no se observan
discusiones por motivos familiares, los miembros interactúan muy
poco entre ellos, cada uno se dirige por separado al entrevistador.
4. En la familia integrada (3 a 5 miembros aprox.) la identidad fami-
liar mantiene en equilibrio los elementos de igualdad y diferencia

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entre sus miembros, dando al grupo un perfil propio en constante
desarrollo. Hay un equilibrio entre las tendencias (la uniformidad y
la aglutinación) por la fuerza integradora de la identidad grupal,
que permite la individuación de sus miembros. En las entrevistas
se puede observar que se discuten explícitamente problemas rela-
tivos al desarrollo de la familia, respetando los aportes de los
miembros; las discusiones no tienden a la descarga sino al escla-
recimiento, son breves y seguidas por interacciones no agresivas.
5- En la familia horizontal (5 a 9 miembros aprox.) el proceso de
individuación es precoz e impreciso, ya que la falta de diferencia-
ción generacional en la interacción, aunque genera una modalidad
igualitaria de convivencia, no contribuye a la uniformidad que se
espera desde los ámbitos institucionales, sobre todo del Estado. La
identidad, en cambio, se sustenta en lo grupal circular, a partir de
los fuertes lazos que genera cada aporte personal a la estrategia
de supervivencia.
6- En la familia ensamblada (8 a 15 miembros aprox.) la superpo-
sición de referentes presentes y ausentes (momentánea o definiti-
vamente) quita claridad en la individuación, lo que obliga a una
forma defensiva con áreas de silencio, generando dualidades, aje-
nidades y aproximaciones confusas. Los roles se refuerzan en una
identidad grupal-extendida que excede lo familiar para inscribirse
en los vínculos solidarios que requiere su compleja estrategia de
supervivencia (en tanto son grupos que generalmente exceden la
docena de miembros y sus inserciones laborales suelen ser muy
diferentes entre sí).

ESTABILIDAD
1- En la familia aglutinada hay una excesiva rigidez o estereotipia
de la estructura familiar, por la exageración del polo aglutinante, lo
que impide resolver los conflictos grupales, cristaliza el desarrollo
de la identidad, y lleva al fracaso en la adaptación social, margi-
nando a la familia del grupo social más amplio. En las entrevistas
se observa la estereotipia en la interacción y en la forma de enfren-
tar los problemas.
2. En la familia uniformada encontramos una excesiva rigidez o
estereotipia en la estructura familiar, que impide resolver los con-

-114- www.koyatuneditorial.com.ar
flictos y frena el desarrollo de la identidad. La diferencia con el
grupo anterior radica en que estas familias logran una mayor adap-
tación social debido a la hegemonía de uno de sus miembros (polo
uniformante) también se observa la rigidez de la interacción en la
entrevista pero impuesta por algún tipo de criterio social.
3. En la familia aislada la estereotipia no es una defensa grupal
sino que resulta del aislamiento y escasa interacción entre los indi-
viduos. Existe estabilidad pero a costa de la pérdida de identidad
grupal, por lo que no lleva a ningún tipo de adaptación ni elabora-
ción de conflictos. En las entrevistas se observa una interacción
pobre y rígida; los miembros reaccionan individualmente.
4- En la familia integrada hay una organización estable y flexible;
existe una posibilidad de cambio unida a la continuidad y desarro-
llo de la identidad, lo que permite enfrentar los conflictos y lograr
adaptación social. En las entrevistas observamos que la interacción
es flexible, no estereotipada. Se enfrentan explícitamente los con-
flictos y se proponen soluciones adaptadas, reconociendo las limi-
taciones. Dentro de este grupo puede haber momentos de estere-
otipia ante situaciones de crisis, con tendencia a la aglutinación o
a la uniformidad, es decir, puede fracasar la adaptación o imponer-
se las soluciones de uno de los miembros.
5- En la familia horizontal la inestructuración generacional obliga a
democratizar los espacios decisorios, tornando frágiles y muy
inquietantes las cuestiones de la organización para la continuidad
y la confianza., pero asegurando el acceso a la palabra y participa-
ción plena en la toma de decisiones del grupo.
6- En la familia ensamblada, la complejidad dada en su conforma-
ción organizativa la torna un espacio de tensión latente y de con-
flicto para la continuidad del grupo sobre todo en lo que respecta
a la pareja constituyente del “ensamble” de familias. Esto le difi-
culta la emergencia del sentimiento de permanencia. Esto es suple-
mentado generalmente por la necesidad de mantener los lazos,
para asegurar la entrada de recursos necesarios para el sosteni-
miento de la estrategia de supervivencia.

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ROLES Y NORMAS
1- En la familia aglutinada observamos un absolutismo del rol
materno y exageración de las normas maternas.
2- En la familia uniformada observamos absolutismo del rol pater-
no y exageración de las normas paternas.
3- En la familia aislada encontramos que los roles asignados están
indiferenciados, lo que dificulta la asunción de los mismos. Esta
“ausencia” de asunción de todos los roles crea la necesidad de
adquirir roles individuales independientes de la estructura familiar.
Las normas correspondientes a cada rol no están en relación con
el funcionamiento familiar, es decir que no hay normas familiares.
4- En la familia integrada encontramos un equilibrio entre los dis-
tintos roles asignados y asumidos y discusión abierta de las nor-
mas filiales y parentales, sin preponderancia exagerada de ninguna
de ellas.
5- En la familia horizontal, la permanente alternancia funcional de
roles cuando no la inexistencia de ellos, hace parecer anómica la
configuración vincular desde la observación externa, dado el carác-
ter coyuntural e inestable que adquieren las normas Cuando falta
consolidación en el intercambio de funciones, sí puede detectarse
ausencia o falencias en el marco normativo interno. Pero cuando
las funciones ajustan al momento y la actividad del grupo (conten-
ción, abrigo, defensa, etc.) las reglas internas logran ser flexibles y
ajustadas, dado su carácter participativo y democrático.
6- En la familia ensamblada, los roles parentales y filiales se ven
entrecruzados en las adecuaciones funcionales que se expresan por
consanguinidad. Las necesarias sustituciones para que la conviven-
cia sea poco tensionante conllevan la democratización delas nor-
mas, las cuales deben ser uniformes para no caer en dieferencia-
ciones o privilegios. Por ello el grupo toma como referente al adul-
to que se encuentre presente y no necesariamente al consanguíneo.

MENSAJES
1- En la familia aglutinada predominan los mensajes concretos y de
intensa carga emocional.
2- En la familia uniformada encontramos una mayor proporción de
mensajes abstractos y con carga emocional controlada.

-116- www.koyatuneditorial.com.ar
3- En la familia aislada no es relevante el grado de abstracción,
pero sí la ausencia de carga emocional en los mensajes.
4- En la familia integrada hay un equilibrio relativo entre mensajes
concretos y abstractos y estos tienen una carga emocional instru-
mental.
5- En la familia horizontal el grupo sostiene y dinamiza sus comu-
nicaciones en un espacio de intercambio circular común, en donde
cada uno vuelca sus pensamientos y sentimientos. El modo de
comunicación es de significativo tono emocional. Al ser democráti-
cos los marcos de referencia comportamentales, los mensajes que-
dan sujetos a la ocasión presente, debido a que la dinámica de
interacción es cambiante. Esto condiciona también el grado de abs-
tracción para las formulaciones verbales, que suelen estar empo-
brecidas en su contenido, en ocasiones de crisis o emergencia.
6- En la familia ensamblada, por las condiciones de inestabilidad y
riesgo de permanencia del grupo fundador del nuevo núcleo, los
mensajes tanto gestuales como verbales, obligan a una contención
de la carga emocional. Con ello el grado de abstracción aparece
alto, aunque con marcada hipocresía y el consiguiente forzamiento
por la racionalización de la comunicación que pierde espontaneidad
y por ende, eficacia. El “buen” funcionamiento de los mensajes es
vital para el sostenimiento vincular del grupo.

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MODALIDAD IDENTIDAD ESTABILIDAD ROLES Y NORMAS MENSAJES
VINCULAR Organización del sentimiento de carga grado de
Individuación Interacción materno paterno filial
grupo familiar continuidad emocional abstracción
Excluyente Bajo / nulo
Intentos accesionales Indiscriminación
Aglutinada Estereotipia gestual Centrípeta Exageración Devaluado Dependientes Intensa Lenguaje
Indiferenciación
de normas corporal
Intentos agresivos Diferenciación Absoluto Buena
Uniformada Estereotipado Vertical Obediencia Controlada
controlados progresiva hasta Infraestructura Exageración de verbalización
Dependencia
la emancipación normas Inteligible
Exceso de
nteriorizaciones
i del Escasa Permanencia interior Roles difusos Relativo grado
Aislada Aislamiento relacional
Sin identidad grupal
cristalizada Sin normas familiares
Ausencia
de abstracción
grupo
Equilibrio entre Discursiva
Flexible
uniformada y Con afecto Estable Equilibrio de roles Concretos y
Integrada Con posibilidad de Instrumentable
aglutinada Excesivamente No estereotipada Discusión abierta de normas absolutos
cambios
controlado
Precoz Igualitaria Inestructuración Intercambiables Relativo
Horizontal Frágil, sin referentes Desequilibrio
Indiferenciada generacional Normas por consenso inestable o coyuntural (cambiante)
Defensiva por
inespecífica Dualidad, proximidad, Compleja De adecuación funcional por Alto (forzado por
Ensamblada Relativa y parcial Inestable Contenida
(sin referentes claros) ajenidad Conflictiva consanguinidad racionalización)
Las modalidades más características de los grupos contenidos en comunidades vulnerables estudiadas/abordadas son la horizontal y la ensamblada.
2. b- Grupos de pertenencia comunitaria (pares):
tipos de grupos juveniles
Todos los grupos juveniles cumplen una función de contención
afectiva y de sostén de la autoestima. Adjudican roles a sus miembros y
le dan un sentido a su permanencia. Sólo algunos de esos grupos se
transforman en pandillas o patotas. A su vez, sólo algunos de sus miem-
bros van a ingresar a verdaderas organizaciones delictivas, con formas de
acción sistemáticas atentatorias del marco jurídico-legal (ver cuadro anexo
“Gráfico Grupo de Pares”). La constitución de un grupo de jóvenes en un
grupo delictual se dará por lo tanto como resultado de un proceso detec-
table y registrable desde la operación comunitaria (IAP).

Tipologías de los grupos juveniles (de pares)


2. b.1 Grupo natural de contención
Debido a su vulnerabilidad, los denominados “grupos de conten-
ción” sustituyen y/o complementan una familia en su rol de contención,
tanto en la infancia como en la adolescencia y en la juventud. Los grupos
son una condición natural y necesaria en el proceso de socialización. El
problema que se genera con ellos obedece fundamentalmente a la falta
de un lugar o un espacio para desarrollar su actividad (justamente en eda-
des donde esto es vital como condición psicofísica y psicosocial). Esto
determina el “apoderarse” de algún sitio: esquina, cancha, bar o plaza.
La no cobertura de la necesidad del espacio de reunión que llama-
mos “de normativa flexible”, los convierte en una molestia frente a los
vecinos, la comunidad y los transeúntes, que les adjudican ser fuente de
descontrol por el ruido, la bulla provocada por la música o por sus discu-
siones y juegos. Esto los transforma en objeto de denuncia policial sin
que existan daños a la propiedad o a las personas. El hostigamiento
puede volcarlos hacia actitudes reactivas de mayor violencia. La solidari-
dad intragrupal marca lazos muy profundos, con pactos de silencio y leal-
tades muy sólidas. Son sumamente permeables al abordaje en la opera-
ción comunitaria y constituyen una verdadera barrera de contención fren-
te a la influencia antisocial de modelos infractores seducidos por el con-
sumismo.
2. b.2 Formas grupales infractoras y pre-delictivas
(pandillas o patotas)
La pandilla o patota es un agrupamiento de mayor conflictividad,
cuya característica requiere de un tiempo de evolución para constituirse
como tal. Con todo, no es una banda (organización delictiva). Es un pro-
ducto de características juveniles, cuyo “reclutamiento” se produce por la
búsqueda de afirmación de la identidad de sus miembros y se apoya en
el resentimiento generado por carencias personales, psicosociales o socio-
económicas en la socialización (no acceso a derechos). Puede haber algún
adulto en la captación de los jóvenes, pero en general no interviene de
manera directa. Se manejan en un territorio como espacio de pertenencia.
Tienen características de funcionamiento más agresivo que los grupos de
contención y con modalidades de provocación que los tornan exhibicio-
nistas. Es frecuente que caigan en violencia, intimidaciones y aún en
robos, pero sólo ocasionalmente en delitos contra la vida (generalmente
provocados en riña o confrontación con otros grupos). Para la comunidad
generan mayores sentimientos de inseguridad que el grupo A) debido a
la potencial violencia antes descripta.
El verdadero riesgo de la incorporación al delito comienza con la
presencia de los “topadores” (compradores y receptores de objetos roba-
dos), que los introducen en expectativas consumistas infractoras. El topa-
dor es esencial para la acción antisocial con peligrosidad para la pandilla
y suele ser un introductor indirecto del delito como estrategia de supervi-
vencia. El modelo descripto puede desembocar en un tercer tipo de grupo
juvenil: grupos especiales, al límite con los grupos descriptos en B.3). (Ver
cuadro al final del presente ítem).
Las formas de intervención requieren la detección de los topado-
res. Se debe conocer además la secuencia de las acciones violentas o
infractoras. El abordaje del grupo juvenil requiere el fraccionamiento del
grupo, la mayoría de las veces por la resistencia de parte de sus miem-
bros debido a las necesidades de agresión indiscriminada, las que tam-
bién pueden ser atendidas de manera específica una vez que se consigue
fracturar la cristalización de los roles.

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Grupos especialmente vulnerables
a) Grandes grupos de jóvenes vulnerables con marginalidad
socio–económica propia de asentamientos y poblada de extrema
pobreza. Pueden ocasionalmente tener episodios de vandalismo,
sobre todo cuando hay estados de agitación comunitaria o provo-
caciones marcadas de grandes grupos en festejos masivos o en
intervenciones de gran repercusión (festivales, actos deportivos o
allanamientos masivos a su sector de pertenencia). No hay lideraz-
gos precisos, suelen moverse entre quince y veinte personas como
motorizadores del conflicto.
b) Grupos de violencia deportiva organizados como “barras bra-
vas”. A diferencia de los anteriores hay una cierta permanencia y
hasta una modalidad más pluriclasista. Los une un sentimiento de
identidad en base a símbolos sobre los que se proyecta un profun-
do contenido afectivo y carencias múltiples. Existe liderazgo preci-
so y funciona con la participación de entre treinta y cuarenta per-
sonas (en general).
c) Grupos de violencia “pseudo - ideológica”. Racionalizan su accio-
nar violento ocasionado por su vulnerabilidad socio–afectiva, pro-
pia de núcleo parental anómico, por lo general de nivel de consu-
mo alto, con relaciones influyentes en lo político o económico, cuyo
accionar se caracteriza por un vandalismo focalizado favorecido por
la impunidad y la seguridad de ser protegidos y justificados por su
grupo de pertenencia (modelo skinheads). Suelen tener influencia y
captación en algunas personas sugestionables de grupos de extrac-
ción social más baja. Su núcleo líder no suele tener más de dos o
tres personas y adhieren al mismo entre seis y doce adherentes,
generalmente de clase media.
En las comunidades vulnerables estudiadas-abordadas, los más
comunes son los grupos a) y, en menor medida, los b). Solo en forma
excepcional, algún miembro de la comunidad es captado e integrado a los
grupos de violencia “pseudo-ideológica” (grupos c).

2. b.3) Formas grupales delictivas


Los grupos juveniles más frágiles van dejando de contener a sus
miembros más vulnerables, los que por su historia personal se vuelven
proclives a ser incorporados progresivamente a grupos de organización

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delictiva. En este caso el ingreso o la admisión se produce a partir de
mínimas acciones para “dejar pegado”. Comprenden áreas tales como las
drogas, la prostitución y el tráfico de armas cortas. Esto se va premiando
con reconocimientos económicos significativos que determinan ingresos
tendientes a generar fortalecimientos ficticios en la autoestima por la per-
tenencia e identidad que genera el grupo de adultos que lidera, de mane-
ra generalmente sadomasoquista, para favorecer la dependencia obse-
cuente y sin derecho a objetar decisiones.
La formación ideológica es individualista y consumista, con bajo
grado de conciencia crítica.
La intervención en este caso trasciende la sola acción comunitaria.
El grado de complejidad de estos grupos no permite determinar números
aproximativos de miembros. Generalmente requieren la intervención de la
justicia en todos sus segmentos.

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GRÁFICO GRUPO DE PARES
ANTES DE LA TIPOLOGÍA POR GRADO DE PELIGROSIDAD
INTERVENCIÓN
DE LA JUSTICIA INTERVENCIÓN
INCIDENTAL
1 DE LA JUSTICIA Prevención secundaria:
INTERVENCIÓN intervención directa.
Grupos que contienen
2 NECESARIA Prevención terciaria:
jóvenes en conflicto
rehabilitación en
INDICADORES Garantiza identidad Grupos con riesgo de
INSOSLAYABLE
institución cerrada.
personal o cumpliendo asociación ilícita DE LA JUSTICIA
- Música, Vilencia
falencias del grupo de
- Edades 13/25 El tope es esencial para la 3
crianza y brinda
- Territorio progresiva acción antisocial Grupos de asociación
identidad comunitaria
- Identidad de la pandilla. Compra el
(garante de derechos ilícita o delictiva
producto del hurto y la
Tatuaje, símbolos, nombres, humanos) Jefe Mafioso
rapiña. Introduce al grupo 3.
lenguaje ORGANIZACIÓN
- Cultura. PELIGROSO ENCIERRO
VULNERABLES PANDILLA DELICTIVA
Rito de iniciación, asciende, Acciones de Formación ideológica
oposición a otras Pandillas - Lugar: Esquina, cancha, Genera mayor sentimiento venta para consumista
- Días y horas de bar y plaza. de inseguridad por la “dejar pegado”.
operación - Estigma: Descontrol, violencia. Marca territorio. Drogas: Mulero. PELIGROSIDAD
- ¿Por qué es más ruido - bulla. Inicia motivación económica Creación de Mercado PERMANENTE Y
- Molestia: Vecinos, de su accionar (topes). (clientes). PROGRESIVA
importante que la familia? comunidad, transeúntes. Prostitución: Entrega.
- Necesidad: Espacio de Piratas del asfalto.
reunión No modo Tráfco de armas cortas.
PELIGROSIDAD
flexible.
RELATIVA
TEMPORAL
PELIGROSIDAD GRUPOS ESPECIALES
OCASIONAL
TRANSITORIA Grupos de vulnerables con Grupos de violencia deportiva Grupos de vulnerabilidad
marginalidad socioeconómica. “barra bravas”. socioafectiva (pseudo - ideológica)
Integrantes 15/20. (Asentamientos y Integrantes 30/40. (Grupos mixtos Integrantes 6/12. (clases medias y
otros poblados de extrema pobreza) respecto a pertenencia de clases) altas, no marginales)
2.c- Trayectoria del proceso de marginalización y exclusión de los
grupos de las comunidades vulnerables (a partir de técnicas de observa-
ción e intevencion participativa grupal)

Según las observaciones realizadas (estudio cualitativo), los grupos


de crianza de las comunidades vulnerables tienen historias que respon-
den en general a un circuito de inmigración, con una integración variable
en el nuevo lugar (según el caso). La estrategia de supervivencia debe ser
modificada para llegar a dicha integración y eso no siempre es posible
(del ruralismo al urbanismo, del campesinado al empleo obrero, etc.).
El proceso de vulnerabilización se produce por la pérdida de dere-
chos (no acceso a servicios básicos) en la transición hacia los nuevos
lugares de residencia, con el consiguiente impacto en lo habitacional, gru-
pal y vincular (contención), lo cual hemos registrado a través de las his-
torias y memorias de las comunidades estudiadas.
El proceso de vulnerabilidad que se produce en la primera síntesis
cultural (primer mestizaje espontáneo de culturas, confluyentes en un
lugar geográfico específico) obedece a las fracturas propias del desarrai-
go, al tiempo de adaptación a las nuevas condiciones y a todo aquello
que puede surgir de las mismas en el nuevo ordenamiento socio-econó-
mico.
La inmigración conlleva la pérdida de la situación establecida en la
comunidad de origen, que facilitaba la convivencia en lo cotidiano por
manejo de tiempo, espacio y roles. Esto favorecía la cobertura de necesi-
dades con lo que se cumplimentaban derechos dentro del modelo cultu-
ral, en tanto y en cuanto los grupos sostienen su supervivencia en los
lazos vinculares de sus grupos primarios.
En el proceso de adecuación a las urbes se padece un deterioro
vincular, ecológico y de viviendas (registro de historias y memorias de
estas comunidades peri urbanas). Aparecen límites no conocidos en el
plano de hábitos y costumbres. Los grupos dominantes en el espacio polí-
tico circundante condicionan la transculturación y generan estigmas para
los sectores suburbanos de la vecindad, forjando una verdadera Frontera
Ideológica.
Se comienza a padecer el sistema de prohibiciones y regulaciones
legales que se establece como la Frontera Jurídica que impone el Estado.
Todo ello funda una anomia aguda (Merton) en algunos casos, o anomia

-124- www.koyatuneditorial.com.ar
crónica, cuando el requerimiento urbano atenta contra las bases de la
identidad cultural, las creencias y la propia historia.
Así se llega a la dificultad de inserción con frustración depresiva
(implosiones) y/o condiciones accesionales (explosiones) en pre-púberes
y adolescentes en la segunda generación y siguientes de los migrantes,
que actúan la sensación de fracaso del grupo de crianza con conductas
reactivas (ya sea activas o pasivas), violentas, adictivas y/o infractoras,
que se constituyen en formas resistenciales de comportamiento (concien-
te o inconscientemente) respecto al modelo establecido por el orden
social. Del mismo modo, el ingreso de la ayuda (asistencia) condiciona
una dependencia progresiva, proceso registrado claramente en la memo-
ria de las comunidades que elaboran los propios habitantes (IAP).
Los relatos hacen evidente que la marginación de los jóvenes al
proceso de incorporación a las nuevas pautas culturales no es un proble-
ma solamente económico, como lo establece el modelo organizador del
sistema controlado por los grupos hegemónicos, sino que además actúa
en el malestar inconsciente hacia los miembros del grupo de crianza, el
cual que no ha podido regular (parar, acotar) el intervencionismo del
Estado con sus nuevas pautas y ofertas de servicios que ratifican el
Control Social Institucional. Dicho control se ejecuta recurriendo a mode-
los educativos y de acción social asistencial, compensando paliativamen-
te la pérdida del acceso a derecho en formas más dignas y menos depen-
dientes, que en general no son aceptados.
La conceptualización de la experiencias narradas por los habitantes
de las comunidades vulnerables, permite definir tres fronteras con dos
líneas de evaluación (fundamentalmente económicas) que, siguiendo al
INDEC, denominamos “línea de subsistencia” y “línea de pobreza”. Estos
índices son establecidos por el Estado desde los patrones y estándares
del modelo hegemónico, sin tener en consideración los valores culturales
que definen al grupo comunitario, como en el caso de los observados en
la presente investigación.
Entre estas dos líneas (de pobreza y de subsistencia) es evidente
un reforzamiento del control social institucional informal, tendiente a con-
trolar los “desvíos” considerados contradictorios, en lugar de buscar la
natural integración socializante. Ese control se ejecuta mediante la persua-
sión, al menos en un principio. El área marginal (grisada en el gráfico
“línea de pobreza – línea de subsistencia” Anexo 1) bordea la definitiva no

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aceptación como parte del sistema de consumo, pero preserva el afán de
pertenencia al mismo.
A partir de lo que se observa en la presente investigación, surge
que por debajo de la línea de subsistencia se encuentran grupos que ya
no guardan aspiración alguna de pertenencia a los valores del sistema de
consumo. Esto es lo que se llama “campo de exclusión”, el cual dibuja así
un nuevo espacio social de integración (y no una negatividad). Esto es
más observable en los grupos de 12 a 25 años de esos espacios, los cua-
les recurren a las diferentes formas de agrupación ya descriptas (grupos
vulnerables, pandillas, bandas).
Estos grupos especialmente estudiados/abordados en la presente
investigación, históricamente fueron intervenidos (por dicho sistema de
control) desde técnicas inapropiadas y contraproducentes, que correspon-
den a modelos no culturales de integración, consolidando y agravando así
la situación de marginación y la exclusión.
Esta situación observada y descripta por los operadores en sus tra-
bajos de campo (siguiendo los relatos y testimonios de los habitantes per-
tenecientes a comunidades vulnerables), no sólo es resultado de fenóme-
nos intrínsecos al grupo migrante, sino que se da en la génesis y agrava-
miento de la vulnerabilidad por la negación o disminución de otro dere-
cho: el de una asistencia o prestación de servicios idónea. La vulnerabili-
zación se produce cuando se desarrolla una práctica de beneficencia “teo-
lógica” o de modelos tecno–econo-científicos que, al generar mayor
dependencia sociocomunitaria y vincular, reafirman el efecto de “ghetto”,
desatando espirales de violencia, desconfianzas, selectividades (“porta-
ción de cara”), etc. Algunos de los ejemplos del Gran La Plata más signi-
ficativos (en tanto expresiones estigmatizantes) son: “el del Paligüe”, “el
de Don Fabián”, “el del Gato” (arroyo), “el de Punta Lara”, “el de Altos de
San Lorenzo”.
Al persistir esos modelos de abordaje estigmatizantes de la pobla-
ción juvenil como peligrosa, la comunidad vulnerable se va consolidando
en ese lugar, en un circuito casi cerrado. La intervención del Estado es
sentida entonces (y ha sido sentida históricamente) como invasión, intru-
sión y/o manipulación por el lugar de “supuesto saber” de los que “ayu-
dan y atienden”, que hace de esas acciones un acto de humillación y
menosprecio.
Esto explica y ratifica la natural resistencia larvada frente al volun-

-126- www.koyatuneditorial.com.ar
tarismo beneficente, el “counselling técnico” y la manipulación partidaria
del clientelismo político. Todo ello matizado con una ingenuidad que se
desplaza en un pseudo-conocimiento que establece que “nuestra cultura
es mejor y ustedes deben adherir”. Las técnicas clásicas adolecen de la
dificultad para la formación de espacios de disenso (base de la democra-
cia real en áreas locales) y son sentidos como una “imposición de los que
dicen que saben”. En el cuadro correspondiente a la comparación de los
modelos de política social se analizan pormenorizadamente estas cuestio-
nes como “modelo econocrático” y “modelo tecnocrático” (ver en D-
Síntesis y Conclusiones).
Desde otro paradigma, la operación comunitaria desarrolló técnicas
que, al respetar la modalidad vincular de los grupos objeto de la IAP, tien-
den a incorporar en el proceso participativo a los beneficiarios de los ser-
vicios y prestaciones, lo que transforma el proceso en multiplicativo, le da
su carácter autogestionario y su cariz diferencial, la transferencia.
Es obvio que, después de lo expresado en esta investigación y su
antecesora –que forma una sola línea con la presente, la intervención
sobre la organización comunitaria se constituye en la forma de abordaje
indicada. La avala la ausencia de incidentes o conflictos entre los opera-
dores y los grupos del barrio (en general estigmatizados como “peligro-
sos” o “violentos”), en los numerosos trabajos de reconstrucción de
memorias, de diagnósticos participativos y en las intervenciones comuni-
tarias. Más aún teniendo en cuenta que en muchos casos se trata de
barrios en los que las mismas agencias de seguridad “no entran” sino
tomando la forma de grandes operativos, con personal especializado,
fuertemente armado y con acciones previas de inteligencia (generalmen-
te, sin poder evitar el suceso de episodios sangrientos).
La posibilidad de transferir una modalidad participativa (organiza-
ción democrática con derecho a disentir como recurso para la recupera-
ción de derechos y, por ende, para la efectiva reducción de la vulnerabi-
lidad y la sensible baja de conflictividad social zonal, sin generar fenóme-
nos de dependencia vincular o socio-comunitaria) avala la adecuada forma
de recuperación de valores que se habían perdido, contribuyendo a favo-
recer una integración crítica y activa por parte de los habitantes.
Otro de los criterios de validación de la metodología lo constituye
el número de operadores y equipos conformados sobre las acciones en
terreno, evitándose el criterio de una elite de observadores o un grupo

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con una preparación específica no transferible, que anularía o limitaría la
validez del abordaje.
El número de operaciones, la composición de los equipos en su
interdisciplinariedad y grupalidad, pone en evidencia lo adecuado del pro-
ceso de capacitación llevado adelante en estos cinco años de TCU, gene-
rando colaboradores activos de la IAP con sólo unas diez horas semana-
les de práctica concreta de campo, con una población objetiva de alta
complejidad y con un más que suficiente número de éxitos, en lo que res-
pecta a la producción de memorias barriales, de diagnósticos de recursos
y necesidades y de intervenciones, que transforma a esta modalidad ope-
rativa (con sus correspondientes técnicas) en la propuesta del
P.I.F.A.T.A.C.S. como línea de acción en materia de política social y desa-
rrollo humano, en lo que respecta al abordaje de comunidades vulnera-
bles.

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D. Síntesis y Conclusiones

1- ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN RECOLECTADA Y PRODUCI-


DA EN LAS OBSERVACIONES
El cotejo de la población con los operadores y el personal docente
a lo largo de los cursos de capacitación y las operaciones comunitarias,
pone en evidencia una realidad concreta observable: la población en
general y las comunidades vulnerables en particular, se corresponden con
lo que hemos denominado Mestizaje Marginal Originario (MMO), que
deviene como una síntesis de culturas iniciadas en nuestro continente
desde el proceso de conquista. Estos fenómenos ya han sido señalados
por diversos autores como: Astesano, Rojas Mix, Mellafé Rojas, Chumbita,
Carri, Zaffaroni, etc.
La incorporación de culturas en forma sucesiva, por efecto de las
migraciones, va generando distintas síntesis culturales que, en sus formas
mestizas con autóctonos, se instalan como poblaciones circundantes y
próximas a las urbes más grandes, generalmente por el producto de bús-
queda de fuentes de trabajo y por los efectos bélicos del siglo XIX y XX,
tanto en nuestro país como en los países de origen de los migrantes.
El resultado de la primera síntesis que genera una comunidad
determina un mestizaje espontáneo y con baja influencia del Control
Social Institucionalizado. Es a través de este que se transmite el modelo
cultural hegemónico, el que (pese a las resistencias de los migrantes en
sus lugares de origen) surge con mayor integración de las migraciones
europeas (más familiarizadas con el proceso industrial y, de algún modo,
más identificadas con los referentes del modelo de consolidación colonia-
lista), que de los nativos vulnerables, quedando con mayor distancia y
sujetas a mayor represión las comunidades autóctonas y aquellas que
siguen conservando su cultura originaria. Estas, de fuerte implicación reli-
giosa (gitanos en La Pampa y Mar del Plata, menonitas en La Pampa,
rusos en Río Negro, tobas en La Plata), tienen hábitos y costumbres muy
arraigados y van regulando su salida en una integración paulatina, con-
servando el máximo de rituales de reafirmación de su idiosincrasia. Sus
relatos son muy ilustrativos al respecto.
La anomia es producto de la confrontación de normativas y es

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especialmente significativa en nuestro país, tanto por la destrucción cul-
tural de conformaciones aborígenes (o de primera síntesis mestiza produc-
to de las luchas civiles) como por desaparición de fuentes de trabajo, que
lleva a la búsqueda de un “impreciso nuevo horizonte”. Esto se hace más
evidente en los relatos. El fracaso en el propio suelo paraliza y resiente a
los nativos. Transmite un dolor que se expresa “generacionalmente” y no
permite la elaboración en las modalidades de asistencia que ofrece otra
cultura, otro modelo. Se produce su cristalización en un rol de “resenti-
dos” (con razón) y devienen reacios para asumir las pautas de la nueva
cultura, especialmente en los grupos juveniles.
Las Comunidades Vulnerables (especialmente asentamientos, villas,
inquilinatos, casas ocupadas, etc.), conformadas por grupos de esas
características, son producto y resultado de un “fracaso” estigmatizante,
pero temido por el modelo hegemónico, sobre todo por sus representan-
tes (gobierno, sistema político, etc.), al mostrarse masivamente más reti-
centes a incorporar los presuntos beneficios sociales del “nuevo” sistema.
La menor influencia del Control Social, a través de sus actividades
menos agresivas (educación, salud y acción social) transforma a los sec-
tores involucrados en reductos de resistencia a la incorporación pasiva de
pautas y costumbres. Esto se agrava, conforme a la opinión de los habi-
tantes, por la acción de ciertos comunicadores (exaltadores de estereoti-
pos violentos), de los operadores políticos al manipularlos como cliente-
la electoral y de los tecnócratas y asistencialistas al disminuir o ignorar su
valor como personas (el “qué se creen esos”). Esta manera de “ser trata-
dos” deshace el valor de los habitantes como sujetos y los transforma en
objetos pasivos de atención.
De la observación, que surge de la información producida en el
desarrollo de las actividades en terreno (IAP), vemos que las comunida-
des vulnerables tienen una estructura bastante similar, lo que permite
definir elementos comunes para hacer el trabajo de Operación
Comunitaria: roles específicos (contención afectiva, autodefensa, etc) dis-
tribución de grupos según edad, problemáticas similares, etc. Las estrate-
gias de supervivencia en lo general siguen pautas y modelos que escapan
a los grupos que se definen por sobre la línea de pobreza, generando con-
figuraciones vinculares específicas.

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2- DETERMINACIÓN DEL GRADO Y TIPO DE VULNERABILIDAD
Es más errático el terreno que se halla entre la línea de pobreza y
la línea de subsistencia (INDEC), donde la no adhesión al sistema no está
definida y el esfuerzo por “ascender al modelo de consumo dominante”
(sin tener los recursos para hacerlo) genera imitaciones en las formas de
expresión (verbal y corporal), de vestimenta, etc., y contradicciones en la
acción, buscando diferenciarse de su grupo de pertenencia en el sentido
de “no soy como ellos”, o como “los de acá”, “los de enfrente son ville-
ros”, etc. Ocultan lo que hemos señalado como grupos de crianza propios
(que generalmente son horizontales y ensamblados, matrifocales y siem-
pre extendidos), ya que los sienten distintos al modelo oficial y por con-
siguiente, se muestran socialmente vulnerables al Control Social Formal e
Informal de ese modelo. A ello contribuyen (como ya hemos señalado) las
modalidades de abordaje de los órganos de asistencia social, de referen-
cia escolar o de salud (Ej. Nombre del padre, como si fueran familias uni-
formadas, fecha de referencia, etc.), en tanto y en cuanto para el Estado
sigue rigiendo el modelo de la familia nuclear y que no son susceptibles
de ser respondidas satisfactoriamente por la población objetivo. (Ver grá-
fico “Líneas de pobreza-Línea de subsistencia” Anexo 1).
Los resultados observables en los cuadros de “Calidad de Vida-
Derechos Fundamentales” (ver planillas Anexo 4), que permiten mostrar
aquellos conculcados o no accesibles, nos permiten expresar el criterio de
mayor o menor vulnerabilidad en lo que hace a la disponibilidad de ele-
mentos vitales. Así pudo observarse que existe una correlación entre
necesidades no satisfechas y exclusión en términos del acceso a los recur-
sos que el Estado pone a disposición (geo-referenciado en el mapeo de
la distribución urbana de los recursos institucionales en seguridad, edu-
cación, salud, recreación, como producto del curso de operación comuni-
taria (Ver los muestras de trabajos de diagnóstico), diferenciándose de los
sectores urbanos donde habitan los incluidos (en donde el tipo de cober-
tura que hace el Estado contiene a la mayor parte de las instituciones y
a las más especializadas). Es decir, paradojalmente, los principales recur-
sos del Estado se encuentran abocados a la población con mayor capaci-
dad de gestionarse los servicios y las prestaciones básicas (clase media).
El mapeo de los recursos institucionales producto de los diagnósticos
comunitarios confirman esto, indiscutible y repetidamente, en todos los
centros urbanos estudiados (Prov. de Río Negro, Chubut, La Pampa

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–Santa Rosa y Gral. Pico-y Buenos Aires, Mar del Plata-La Plata).
En comunidades que mantienen sus culturas de origen, con satis-
facción propia de Derechos, la obtención de éstos por autogestión o con-
cesión, los faculta para su goce. En el primero de los casos (autogestión),
el alejamiento de la mayor influencia del modelo de consumo establece
una menor incidencia en la dependencia y el asistencialismo que en el
segundo (concesión), aunque, en apariencia el NBI puede aparecer como
menor que en las de mayor autonomía. Esto es especialmente notorio en
alguna de las comunidades del Gran La Plata (tobas, gitanos, paraguayos
y otras comunidades latinoamericanas).
El desvío del modelo cultural propio, impuesto por el grupo hege-
mónico consumista, lleva a la progresiva no contención de las personas,
surgiendo como resultado el conflicto social. Esto conduce a la aseveración
siguiente: en las comunidades vulnerables, la contención de las personas
depende más de la modalidad vincular y la memoria colectiva que de los
recursos materiales disponibles o la capacidad de consumo del grupo.
Por ello, denominamos Comunidades Vulnerables a aquellas cuya
vulnerabilidad está en el déficit respecto a su cotidianeidad histórica, es
decir los asentamientos, villas de emergencia, barrios, etc., con carencias
significativas respecto del modelo cultural de origen, o bien del asumido
estructuralmente tras una larga estadía. Esto implica por lo menos una
generación (aproximadamente entre 10 y 15 años). Esto corrobora aprecia-
ciones de distintos autores: Astesano, Rojas Mix, Mellafé Rojas, Chumbita,
Carri, etc.
La visión universalista etnocéntrica de la superioridad cultural (que
implica racismo y discriminación) no es significativa en estas comunida-
des, sino más bien es para con ellas. Notoriamente, reafirma el resenti-
miento de los habitantes en forma abierta o encubierta. Esa visión de elite
es un acto de trasgresión constitucional (Declaración Universal de
Derechos Humanos) al no respetar la diversidad cultural que caracteriza a
nuestras comunidades vulnerables más que cualquier otro elemento. De
ese modo podemos analizar claramente y sin confrontaciones innecesarias
los recursos vinculares en todos los ámbitos de la comunidad (grupos de
crianza o familia, barras, pandillas, grupos etáreos en distintas activida-
des, etc.), como han sido descriptos y sistematizados durante la presen-
te investigación.
Hablar de exclusión social en general alude a grupos que no parti-

-132- www.koyatuneditorial.com.ar
cipan del sistema social de consumo (llamado también “economía social
de mercado”), el que es “alterizado” por otro sistema de valores, con otra
legalidad y otras modalidades vinculares, cuyas raíces están inscriptas en
la memoria colectiva de los últimos siglos. En cambio, es válido el con-
cepto para los denominados “nuevos pobres”, quienes están separados
(excluidos) del modelo pese a su deseo de seguir perteneciendo. A dife-
rencia de estos, las comunidades vulnerables muestran un sistema de
inclusión que les es propio y que guarda un mayor o menor grado de ten-
sión con el Estado, de acuerdo a las características que tome su política
de control social.

3- ANÁLISIS Y SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA CON


TÉCNICAS DE OBSERVACIÓN PARTICIPATIVA GRUPAL
En el ámbito del programa, los operadores con técnicas propias de
la operación comunitaria, en forma grupal e interdisciplinaria, desarrollaron
un rol activo de facilitación, no sólo a través de la gestión de instrumen-
tos institucionales ya aceptados (mapeo de recursos del barrio), sino tam-
bién proyectando nuevas formas de intervención adecuadas para afrontar
situaciones problemáticas específicas del contexto social del lugar aborda-
do, visualizadas como tales por sus habitantes (necesidades sentidas).
Objetivos tan complejos sólo pueden realizarse usando una programación
racional y eficaz de las intervenciones. Esto comporta una actividad de bús-
queda dirigida a un conocimiento profundizado de la comunidad en la cual
se opera, utilizando técnicas de observación participativa grupal.
La presente investigación ha profundizado, en base a la anterior
(H176 –Prevención del Conflicto Social- de la cual es continuación), un
modelo propio de abordaje, de carácter cualitativo, que apunta al releva-
miento sistemático de las necesidades y de los recursos vinculares, insti-
tucionales y comunitarios. Esto permite evaluar la eficacia y la eficiencia
de los servicios existentes, a partir del estudio del nivel de impacto de
dichos servicios según los habitantes de la zona, de acuerdo a diferentes
técnicas (explicitadas en el apartado B: La estructuración del Modelo). En
dicho modelo (Clínica de la Vulnerabilidad) el trabajo en y de grupo es
esencial.
A partir de esos instrumentos es posible formular de manera cohe-
rente la planificación programática, la proyección y la Investigación Acción

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Participativa (ver en el apartado A, el ítem C: La Investigación Acción
Participativa – Diseño Emergente). Es la grupalidad la que va a restituir la
posibilidad de volver vinculante el proceso de inserción y facilitación
comunitario, más allá de las voluntades y prejuicios personales. Por lo
tanto, está por encima de las competencias de los operadores la posibili-
dad de mantener la referencia con el proyecto político que los compren-
de y de articular la secuencia más rigurosa y oportuna en la prosecución
de los objetivos. El grupo de trabajo debe asumir la responsabilidad de
no tomar decisiones ni efectuar las elecciones que corresponden al campo
de acción -a consolidar permanentemente- de la participación comunita-
ria; así como debe cuidar no entrar en colaboración con los responsables
o referentes políticos del lugar, toda vez que esa responsabilidad o refe-
rencia base su mecanismo de trabajo en la parcial inserción de los habi-
tantes (o en su manipulación o chantaje, como el caso del asistencialis-
mo o del clientelismo político aquí descrito). Ello nos legitimó en el accio-
nar operativo del trabajo en terreno y mostró su eficacia en la no existen-
cia de conflicto con los habitantes y grupos de las comunidades vulnera-
bles, a pesar de haber participado más de 1000 personas en 146 opera-
ciones comunitarias.
Las operaciones comunitarias han demostrado cómo todas las per-
sonas pueden volverse un recurso para la comunidad, en tanto y en cuan-
to acepten ser parte del proceso participativo (es necesario aclarar que
esto ha ocurrido en el clientelismo o el asistencialismo, si bien en un bajo
porcentaje de casos, ya que en general la participación de los vecinos es
tomada y conceptualizada como pérdida de espacio por quienes llevan
adelante esas formas de política social). Por lo tanto, las relaciones a asu-
mir con tales variantes de la política social no deberán ser de subordina-
ción, pero tampoco de desconocimiento o subestimación, sino que requie-
ren de la habilidad necesaria para generar un ámbito operativo factible.
El operador comunitario insiste en el eje de la participación activa,
primeramente a partir del acceso al derecho a la palabra, siempre toman-
do como horizonte el logro de la autodeterminación de la comunidad que
aborda, facilitando la convocatoria a los referentes a los espacios en lo
que se gestiona la cobertura de necesidades, a sabiendas de que su
acción es un acto, preciso y concreto, de política social. En este marco,
las acciones del equipo de operadores comunitarios no tienen como refe-
rencia una relación de “clientela” (la cual visualiza a las personas en esta-

-134- www.koyatuneditorial.com.ar
do de necesidad o de dificultad como sujetos que requieren recursos o
curación y en la que dicha atención está supeditada a la expectativa de
un beneficio residual para quienes proveen dichos cuidados, conforme a
los modelos más característicos del Estado de Bienestar) sino que pro-
mueven la movilización de recursos propios de la comunidad para redu-
cir la vulnerabilidad de sus miembros. La labor del operador se orientó a
múltiples expresiones de la vida comunitaria, así como a las modalidades
vinculares de los grupos e instituciones que participan en la articulación
–más o menos lograda- de los servicios y prestaciones, pero fundamen-
talmente en los proyectos de cambio en la cobertura de necesidades y el
mejoramiento de la calidad de vida. Esto último debido a dos razones: en
primer lugar porque la promoción del desarrollo humano se juega a tra-
vés de la relación con los grupos e instituciones con pertenencia comuni-
taria antes que a individuos particulares; en segundo lugar porque las
necesidades expresadas como individuales (necesidades sentidas) adquie-
ren significación en la medida en que se las sitúe en el contexto social
más vasto de la comunidad en que se originan.
Con el fin de realizar intervenciones tan complejas se capacitó
especialmente a los operadores para:
Orientarse dentro de la problemática típica del contexto social en
el que opera, a fin de relevar las necesidades y contribuir a disponer para
ellas adecuadas respuestas técnicas y organizativas.
Favorecer las actitudes que tiendan a la autogestión;
Participar de una investigación que se orienta al mismo tiempo
hacia el conocimiento y la transformación de la realidad;
Establecer comunicaciones reales con los usuarios, estimulando y
escuchando los pedidos de modificación y de actualización que de ellos
provienen;
Contribuir a la formación de otros operadores (transferencia), prove-
yendo eventualmente sus instrumentos para verificar el trabajo desarrolla-
do en las sedes institucionales y en las relaciones directas con la población.
En esta consideración y en el marco de esta Investigación Acción
Participativa, la figura el operador engloba diversas funcione, en las que
se emplean las capacidades citadas precedentemente, las que son traba-
jadas y adquiridas en las diferentes instancias de la capacitación en ser-
vicio (Curso de Operación Comunitaria y Sistema de Pasantías del TCU).

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4-. LA OPERACIÓN COMUNITARIA: TEORÍA, METODOLOGÍA Y
LINEAMIENTOS DE ACCIÓN

4.a Principios generales


La operación comunitaria en nuestra realidad se enmarcó en los
siguientes principios, donde ampliamos los elementos de encuadre enun-
ciados en la presentación del Proyecto a ser acreditado, ratificados en el
desarrollo del trabajo de campo en las comunidades vulnerables:
1-La Declaración Universal de los Derechos Humanos, entendida
como:
a) Acta fundante, documento del mayor de consenso alcanzado
nunca acerca de una concepción del hombre, sin privilegios ni
discriminación de ningún orden (raza, color, sexo, idioma, reli-
gión, posición política, origen nacional o social, posición econó-
mica, nacimiento o diferencia de cualquier otra índole).
b) Conquista de la Humanidad después de siglos de enormes
sacrificios y luchas prolongadas de grupos, sectores y comuni-
dades oprimidas y / o discriminadas que alcanzaron reivindica-
ciones de justicia y requerimientos de igualdad largamente
anhelados, hecho particularmente evidente para las naciones
consideradas como no pertenecientes al mundo desarrollado.
2– El Realismo Marginal Latinoamericano, que se establece como
concepción de referencia frente a las imposiciones económicas y
culturales de las sociedades desarrolladas. Se trata de una forma
de análisis social que reconoce y afronta la situación de vulnerabi-
lidad producida por las condiciones económica y política generadas
tanto por la dependencia impuesta por el modelo de desarrollo
dominante, la corrupción y la impunidad, como su cultura. Como se
supone, esto provoca la consiguiente pérdida del goce de los
Derechos Humanos. El realismo marginal latinoamericano se propo-
ne construir estrategias de abordaje de dicha vulnerabilidad, con el
objeto de obtener una mayor justicia social, en aras del progreso y
para elevar el nivel de vida de los habitantes dentro de un concep-
to más amplio de libertad.
3– El Desarrollo de la Organización Comunitaria para la Seguridad
Humana de los Habitantes se constituyó como base y eje de las
Políticas Publicas. De él nace un nuevo conjunto de prioridades

-136- www.koyatuneditorial.com.ar
tales como la erradicación del trabajo infantil, del desempleo, de
las enfermedades infectocontagiosas, de la violencia en todas sus
formas, de las migraciones internas forzadas por las condiciones de
vida y la desocupación, del prejuicio ante la inmigración (desme-
moria de su función constitutiva de la Identidad Nacional
Latinoamericana), de los delitos ecológicos y de todos aquellos
fenómenos que afecten la vida cotidiana de los habitantes.
4– La Integración de las Comunidades, de los Grupos y las
Personas Marginales y Excluidas a través de formas de interven-
ción adecuadas para la restauración de las redes solidarias origina-
les. Esto sólo es posible mediante alternativas al asistencialismo
(propio del llamado Estado de Bienestar) y al clientelismo político
(propio de las manipulaciones partidistas en las desviaciones del
Estado Democrático), facilitando la Participación en la Organización
y el Desarrollo de Espacios Solidarios compartidos en la grupalidad,
principio esencial para ejercer el derecho a la palabra, la escucha y
el disenso, base de la única democracia posible para la plena y
auténtica vigencia de los Derechos Humanos (La ausencia de con-
flictos en los años de tarea de TCU así lo avalan)
5– El Reconocimiento de la realidad intrínseca y de los derecho
iguales e inalienables de todos los miembros de la familia huma-
na, mediante el rescate de la memoria histórica y la identidad cul-
tural de sus comunidades y grupos de crianza, como fundamento
de la justicia.
Por lo tanto, el acuerdo pleno sobre cada uno de estos principios
se constituye como la base para toda acción comunitaria empren-
dida en el Modelo de la Clínica de la Vulnerabilidad.

4. b- Modelos de abordaje: La reflexión sobre la acción del opera-


dor comunitario ya ha sido puesta en comparación con otras formas de
ejecución de política social. La estrategia metodológica se basa en la
incorporación y el aprovechamiento de los distintos saberes, lo que la
vuelve necesariamente interdisciplinaria. (Ver cuadro de los modelos de
política social).

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ASISTENCIAL CLIENTELISMO ANIMACIÓN SOCIO ECONOCRÁTICO TECNOCRÁTICO OPERACION
INDICADOR POLÍTICO COMUNITARIA COMUNITARIA
(Materialista) (Paternalista) (Avuncular) (Liberal) (Socius) (Vinculante)
Instalación de convocatorias
promocionadas como participativas con
Promoción de la “bajada” de pautas acordadas con Investigación Acción
MECANISMO/ participación controlada en organismos patrocinantes. Sus oficinas Participativa.
Creación de espacios de ocupan el espacio político local y
TECNICAS Dar bienes de emprendimientos rentables Facilitación de procesos de
participación orientados definen “prioridades” en lo presupues-
Dar bienes de servicio, protección y asunción de los no autogestión y fortalecimiento
a lo recreativo, para la tario. Legitimación de modelos
consumo y acceso a bienes. rentables como gasto de autonomía para
expresión artístico-
Prerrogativas. social, ambos productos de foráneos mediante encuentros y visitas garantizar el acceso a
cultural. de expertos internac. Redes
la aplicación de cálculos derecho
macro-econométricos. Interinstitucionales usadas como redes
de derivación, delimitando meticulosa-
mente la población objetivo.
Alineamiento acrítico con el Recuperación de la memoria
Genera la Generación de redes de modelo socio-cultural Adormecimiento de las iniciativas histórica con fortalecimiento de la
Dependencia con personales y grupales de fines capacidad vincular; elementos
dependencia y intercambio dominante (repetición
sumisión por temor
Subjetivo

fragmentación coyunturales con baja automática de prácticas comunitarios. Control social de los claves para la resignificación del
a la desprotección o estigmatizados como excluidos, vistos proyecto de vida personal y
vincular, al internalización de desconocidas por la
a la represalia posibilita su inscripción en uno
cosificar al vínculos, que son poco población). Depreciación o como peligrosos y inadaptados desde
(seguridad-legal- un discurso de protección de colectivo. Valoración de las
destinatario perdurables.Resonancia desinterés por las
insumos) ciudadanía tecnologías constitutivas de las
sin conciencia social. tecnologías de gestión
IMPACTO

propias de la comunidad. estrategias de supervivencia.


Feudalización de la Estimulación de la
comunidad según los capacidad productiva que Desestimación de los espacios de
Fragmentación siguientes criterios: genera renta. Las participación. Enfriamiento y Propicia el desarrollo humano a
Produce un efecto de
vincular y
Comunitario

grupo familiar de distracción comunitaria necesidades han de ser burocratización de las demandas a partir de una cultura solidaria,
aislamiento pertenencia, inserción cubiertas por el mercado, través de las redes de derivación con sus propias formas de
por lapsos acotados
organizacional laboral, nivel de quedando sujetas a sus Modificación de las condiciones de control social, distribución de la
Inscripción en la
en lo participación política, reglas, con un rol supletorio vida de las poblaciones objetivo producción en función de la
memoria histórica
institucional nivel de adscripción al del Estado. Discriminación desproporcionada con los recursos necesidad, y comunitarización
barrial.
modelo partidario social de lo distinto. sociales utilizados en su nombre. de la crianza como fin social
implementado, etc. Estigmatización del común
excluido.
ASISTENCIAL CLIENTELISMO ANIMACIÓN SOCIO ECONOCRÁTICO TECNOCRÁTICO OPERACION
INDICADOR POLÍTICO COMUNITARIA COMUNITARIA
(Materialista) (Paternalista) (Avuncular) (Liberal) (Socius) (Vinculante)
MODALIDAD Aglutinado Uniformado Aislado Integrado Discurso integrado Horizontal Ensamblada
VINCULAR práctica uniformada

Retracción del Estado en Determinador, a través de sus


Administrador de programas, de las características y Garante del estado de derecho,
ROL Administración de sus prestaciones
Benefactor recursos y gestor de necesidades de la población. para el ejercicio efectivo y goce
SUPUESTO recursos con sentido delegables al sector
redes sociales. Administrador de la imagen del país a irrestricto de los Derechos
DEL ESTADO electoral nacionalista privado. Supuesto garante
través del gerenciamiento de los Humanos
de las reglas del mercado.
recursos dedicados a lo social.
Observación en el
DICOTOMÍA
ROL Receptor diseño y recopilación Participante sólo en tanto Concurrente Habitantes: sujetos de derecho
Votante. Se valora y Ciudadano-Consumidor:
ASIGNADO pasivo objeto de información. Usuario. Sin participación decisoria en insertos en sus grupos de
capta como capital sujeto de derecho /
AL SUPUESTO de la dádiva Co-participante en la lo referente al tratamiento de sus pertenencia/referencia de una
político. Excluido social: control
DESTINATARIO ejecución de las necesidades grupales y/o comunitarias comunidad cualquiera
social formal
acciones.
La población en general, a través de
Población objeto de los canales de participación y la
Pobreza indicadores cuantitativo de política de medios y los necesitados,
Ciudadano en tanto la existencia de servicios
Estructural Población con desarrollo humano y de

NORMAL
necesidades pobreza. muestra el interés social por su Grupos que habitan comuni-
expresivas y problemática. dades vulnerables, con
disposición de uso del preeminencia de niños,
Sectores de La opinión publica. Los entes y adolescentes y jóvenes.
Sectores de bajos tiempo libre Población con capacidad de particulares que definen la liquidez del
bajos recursos

DESTINATARIO
recursos de exigir sus derechos (opinión
económicos sistema económico nacional. Los
organización

REAL
(marginalidad publica) formal o responsables de las economías locales,
socio-comunitaria informalmente
social) nacionales, etc.
Transacción en la
Entrega de Capacitaciones nacionales. Lanzamiento
que se intercambia el Micro-emprendimiento
materiales de de programas (en conferencia de
acceso a servicios, Reunión o productivo de bienes o Reunión barrial de temario
ESTEREOTIPO construcción, prensa). Eventos científicos internacio-
bienes o prebendas a fiesta en un barrio servicios de consumo local. abierto y convocatoria amplia.
alimentos, ropa, nales de “reflexión” o de “diagnosis”
cambio de una
medicamentos.
voluntad política.
Asociacionismo El Estado promueve la
Socios potenciales en
de beneficencia o Son competidores. delegación de prestadores
LUGAR DE forma bi-unívoca y No consultadas. Integrantes de las
“Misionerismo Relación de de servicios para la Recurso actual o potencial a ser
LAS ORGANIZA- Social” Visión hostilidad o dominio. utilización focal de sus redes de derivación en la medida en
contención del conflicto que colaboren en el enfriamiento y gestionado desde y para la
CIONES recursos de acuerdo a
microsocial sin Dependencia social. (Hogares de comunidad
SOCIALES las acciones a desmovilización de las demandas.
perspectiva de partidaria. menores, geriátricos,
desarrollar.
conjunto. psiquiátricos, etc.)
4. c- Condiciones de factibilidad para la operación comunitaria
Una de las condiciones de factibilidad del trabajo comunitario es
que requiere de los grupos como elemento esencial para la tarea. Cuando
hablamos de condiciones de factibilidad para el trabajo comunitario, no
basta pensar que se darán por la simple existencia de necesidades huma-
nas en los grupos. Es necesario un mínimo de reconocimiento de la nece-
sidad que haga factible el establecimiento del Dispositivo de la Operación
Comunitaria, puesto que ésta es siempre la facilitación de la reorganiza-
ción de los recursos (y la recreación de otros en apariencia perdidos) para
la cobertura de esas necesidades. Esto permite la transformación de nece-
sidades en demandas de la comunidad.
Las necesidades humanas no necesariamente son reconocibles de
manera explícita. Este es un escollo a sortear para la consecución de cual-
quier trabajo en comunidad. Sin la toma de conciencia social de las nece-
sidades como “problema” a resolver, como conflicto social común, la ope-
ración no tiene espacio, aunque tenga ya un fundamento
La posibilidad de mantenerse en función de una “salida individual”,
la idea de escape personal a las situaciones de marginación social del
grupo de pertenencia produce una identificación con el “agresor”, ya que
en la cultura de consumo hace equivaler “poder de compra” de mercan-
cía, con “integración” socio-comunitaria. Como resultante de esa identifi-
cación suele devenir un proceso de desensibilización social, que pasa a
formar parte de la cotidianeidad y se ratifica a través de la continua vio-
lación de derechos humanos del grupo más desposeído, por acción u omi-
sión. Esto se hizo evidente en la investigación H-176, cuando se relevaron
las zonas céntricas y de mayores recursos, evidenciándose a través de las
actitudes y los comentarios denigratorios.
Lo señalado lo atribuimos al hecho de que cada vez que se transfor-
ma coercitivamente un sistema dado, se busca en la educación de las for-
mas autóctonas y autónomas de contención generar las nuevas formas de
supervivencia, que surgen de las condiciones de dominación (Orden Social;
Lola Aniyar de Castro). El desarrollo humano individual es concebido desde
el dogma del crecimiento económico, entendido como el progreso hacia la
aspiración de “felicidad” en el consumo de bienes y servicios. Por ejemplo,
esto se observa en el uso indiscriminado de indicadores económicos de
consumo como pauta de bienestar. Estos, tienen escasa relevancia en tér-
minos del estudio sobre la calidad de vida humana de la población.
Cuando la identidad aún sostiene la unión del grupo, la cobertura
autogestiva de las necesidades humanas es la que crea un imaginario de
Resistencia al nuevo Orden Establecido. Si esta resistencia se cristaliza en
episodios que funcionen como bisagras en la historia comunitaria, enton-
ces se estará gestando una transferencia metodológica de organización
para la supervivencia en forma de redes. Las formas exteriores de esta-
blecimiento de orden se vuelven meras influencias externas de procesos
psico-sociales de entidad casi autónoma, donde “las autoridades” son
medios y ya no fines en sí para la supervivencia. Esta transformación
opera como liberación, sentida así por la participación en la contención
de los conflictos locales, desde el dispositivo creado por la red vincular.
Una sociedad crece sólo si sus redes se desarrollan (Elina Dabas) y
muchas veces el desarrollo económico se obtiene a cambio de la destruc-
ción de las mismas. La mayoría de los procesos de desarrollo económico
(libre mercado, comercio internacional, etc.) en América Latina, trajo con-
sigo un aumento categórico en:
- Conflictos Sociales.
- Contaminación y/o destrucción del ambiente.
- Ampliación de la brecha social.
- Destrucción de las Redes de Contención Social.
- Represivización del Sistema de Control Social para sostener ese
Orden (Chomsky, Rifkin, Forrester, P.I.F.A.T.A.C.S.).
Estos se registran en los índices históricos objetivos. Sin embargo,
para demostrar las bondades que dichos procesos tienen, desde el grupo
hegemónico se generan indicadores de tres características:
- son “foráneos”; (toman parámetros propios de la ¨Sociedad
Desarrollada¨)
- son ultra-especializados (por lo general económicos, de composi-
ción internacional. De bajo impacto en la realidad local);
- son a-humanos : tratan a las personas como objetos-mercancía, o
meros datos estadísticos.
Las tres condiciones características fundamentales de la Operación
Comunitaria son:
- El recurso de la recuperación de la memoria comunitaria (historia).
- Sus indicadores de eficiencia son humanos y particulares: la
dimensión del vínculo.
Su programa solo vale si surge desde adentro de los elementos

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recuperados, de su pasado común (historia) y de los recursos que repre-
sentan sus redes humanas (de vínculo), para la consolidación de un pro-
yecto de vida sostenido en la identidad del agrupamiento.
La trilogía historia-vínculo-identidad rompe con los tres “síntomas
sociales” de los procesos de desarrollo económico del mercado interna-
cional (globalización) o, al menos, con una de sus caras:
1.La revisión de la historia rompe la repetición y permite crear un
espacio para la elaboración de instancias de superación comunitaria.
2. La centralización del proyecto en los propios recursos vinculares
pone el acento en la verdadera dimensión humana, los afectos. Si
los vínculos son generadores de los escenarios de contención de
las personas, en donde el sujeto es partícipe del desarrollo huma-
no común, entonces se disuelve la visión del desarrollo personal
como legítima “salvación”.
3. Un saber que proviene de la historia común y herramientas de
las redes de vínculos no tiene dueño, no se encarna en nadie o,
mejor dicho, se encarna en la visión del todo (la comunidad).
Cuando se introduce el método histórico-crítico aparecen varias
expresiones ilustrativas:
“Esto ya pasó”. Se verifica la reproducción más o menos sistemá-
tica de los mismos procesos socio-económicos, desde la época de la colo-
nia hasta nuestros días. Un ejemplo paradigmático puede verse en la pelí-
cula “DNI”, que cuenta sobre la relación ideología-política-económica en
la historia Argentina.
“Esto es una farsa”, cuando se comienza a comparar los indicado-
res del “desarrollo” con las sensaciones y vivencias de los actores socia-
les y lo económico global, con los humanos particulares en el cotidiano.
“Esto tiene dueño”, cuando la asunción de algún líder del lugar
asume el proceso como mandato exterior y no como programa propio
ante algún conflicto que lo saca a la luz.
La operación comunitaria es distinta y diferente de la operación
político-electoral. La operación comunitaria no puede constituirse como
transacción, mientras que la político-electoral, si logra sus objetivos, cam-
bia asistencia por voto. La operación comunitaria no gesta su poder en la
participación electoral, aunque una comunidad organizada gestará su pro-
pio foco de poder y tendrá más espacio de libertad de elección.
Este tipo de razonamiento lleva a enfrentar a los dos sistemas ante-

-142- www.koyatuneditorial.com.ar
riores (el asistencial y el político). Y necesariamente es así. Que la comu-
nidad se sostenga en sus propias redes de construcción de poder no debe
desairar al operador político-partidario, salvo que éste base su estrategia
en la dependencia socio-económica de sus potenciales electores, los habi-
tantes de las comunidades vulnerables.
En efecto, las estrategias que surgen de cada operación son deter-
minantes para el grado de complementación o de contradicción entre los
dos sistemas: “promoción de la participación”, o “de esclavismo social”.
Son los extremos de un largo hilo en el que la red de contención puede
o no ser tejida
La atención de comunidades vulnerables, en los viejos criterios de
la asistencia, sin tomar en cuenta los recursos comunitarios y grupales del
lugar, genera un doble error y es condición fundamental que sea descarta-
da. El primero de los errores es la confusión entre atención y asistencia,
en donde la problemática es reconocida en la urgencia y no en su esencia,
lo que permite crear la dependencia ulterior. Ello constituye un problema
estratégico básico, por cuanto sólo se ve el síntoma explícito de una situa-
ción crítica. El síntoma expresa una serie de necesidades de dinámica inte-
ractiva. La asistencia se obsesiona en tapar la demanda, social sin pregun-
tarse por su origen, sin permitir la formulación de la pregunta. La asisten-
cia no es lo contrario de la atención, es uno de sus componentes.6
La llana asistencia del necesitado será siempre deshumanizante
porque, aunque sea indirectamente se estará atentando contra los dere-
chos humanos de los más vulnerables. Entonces, asistencia de la urgen-
cia sí, pero asistencia no es lo mismo que atención. Cuando se realiza
atención de la urgencia se trocan elementos de asistencia para la super-
vivencia por algo o por alguien. La ecuación es siempre la misma.
El tratamiento estará aquí vehiculizado hacia la pobreza y las con-
6. El ejemplo más claro y terrible fue probablemente la asistencia que se prestó en las epidemias de cóle-
ra del norte y centro del país. El hambre, las aguas servidas, el nomadismo de la búsqueda de cosechas
(trabajo) o de la expropiación de tierras (a los aborígenes), la desertificación de tierras con sus árboles -
ahora talados y sin reposición-, la eliminación de las viejas medicinas naturales de los pueblos del lugar
por parte de la “modernización” de las creencias; todo eso y más se “atendió” con lavandina. Unos tarros
amarillos, mágicos como el sol, a veces envenenadores de sus ignorantes víctimas, asistieron en la epi-
demia que rasgaba los velos que ocultan la desigualdad. La lavandina invisibilizó la inequidad. Tan cier-
to es que la lavandina mataba a los vibriones, como que éstos mataban a los desnutridos habitantes de
tierras sin atención médica inmediata, sin agua potable, sin elementos proteicos sustitutivos, sin concien-
cia social de enfermedad, en la desventaja total en cuanto al transporte y en el mayor desamparo de sus
derechos humanos. Pero si la atención del cólera no es sólo atender al bichito que lo produce, su trata-
miento tampoco. Tomar un determinado conflicto social como emergente obliga a asumir el tratamiento
como trato de aquello que se encuentra en su base.

www.koyatuneditorial.com.ar -143-
diciones de vida comunitarias, de lo contrario será sólo asistencia. Única-
mente se tratan los conflictos sociales (sea en Salud-Educación, Seguridad
o Protección) si se abordan las situaciones vulnerantes que llevan a los
mismos. Siempre que se hable de situaciones vulnerabilizantes de perso-
nas o grupos se estará aludiendo a una violación de los Derechos
Humanos. El tan mentado “tratamiento” no es otra cosa que su restitu-
ción. Esta es siempre sustitutiva, no elimina la vulnerabilidad sino que la
disminuye, porque la persona ya ha sido dañada
Hemos visto que la factibilidad de que la comunidad se reorganice
como tal, no es por resultado de una planificación, sino por necesidad.
Cuando se han desarticulado los ejes que otorgan la supervivencia del
grupo, se instalan los tres mecanismos descriptos: historia, vínculo e iden-
tidad. Pero entonces surge una nueva pregunta: ¿que hay que esperar de
ese difícil estado? Ni más ni menos que la reorganización mencionada .ya
que la operación comunitaria, como dispositivo de intervención, ha hecho
tres fundamentales aportes para la teoría de una política social sustenta-
da en el desarrollo humano:
- Las redes y organizaciones de la comunidad siempre están ahí,
subyacentes y en permanente estado de latencia, aunque en apa-
riencia se las vea fragmentadas o incluso destrozadas. Cuando más
“pobres” lucen, más fuertes suelen ser sus vínculos. Cuando surge
un proyecto sentido, la unión es inmediata.
- La revisión de las historias y el estudio de las necesidades de sus
grupos son una operación sobre las redes sociales de la comuni-
dad y preparan sus herramientas de creación de proyectos para el
mejoramiento de aquellas.
- La operación comunitaria debe comenzar donde son más urgen-
tes las necesidades humanas, hecho fundamentado no sólo desde
el punto de vista ético, sino desde donde se juega la sobrevida
como cotidianeidad, en el campo de la exclusión.
El trabajo en terreno nos ha colocado en muchos casos frente a epi-
sodios de privaciones graves, hambre y violencia, pero la forma de traba-
jo lleva a que raramente exista en el operador comunitario formado el
conformismo racionalizador de la acción que, generalmente, toma dos
fuentes de apoyo: el miedo (fuente interna) y la ignorancia de las condi-
ciones reales de existencia (producida desde el exterior). El control social
se rige por estas fuentes (entre otros sentimientos que sujetan toda trans-

-144- www.koyatuneditorial.com.ar
formación personal, vincular y social) como el desánimo y el olvido del
otro como semejante. Ese control social en su verticalidad (relaciones de
dominación) sólo es eficiente cuando se han producido las condiciones de
control social interno (autocontrol), bajo expresiones como la desesperan-
za, el desvinculo, el individualismo, el exitismo como felicidad, etc.
La entrega a la cultura del desvínculo constituye la antítesis de la
operación comunitaria. El operador aislado no existe. Una persona sola
“haciendo” no opera. En cambio, como vimos en parágrafos anteriores, la
condición esencial de este modelo de trabajo comunitario lo constituye el
que toda operación comunitaria sea grupal.
Estos señalamientos nos llevan a otras cuestiones de orden práctico:
- No se trata de despreciar los dispositivos asistenciales que orga-
niza el Estado para la atención de la población, ya que los mismos
son indispensables. Sin este tipo de servicios al cuidado de la
Salud o el desarrollo de su educación, se torna irrealizable la cober-
tura de necesidades. Se busca optimizar las posibilidades de aten-
ción de las comunidades vulnerables para que existan las mínimas
garantías constitucionales y así asegurar el derecho a la vida.
- La operación comunitaria se sostiene haciendo “juego-verdad”.
No es factible ir a un barrio a recitar la “Declaración de los
Derechos Humanos” y salir antes de la 18:00 horas para no tener
“problemas”: este tipo de intervenciones son insostenibles. En esas
condiciones, en aquellos lugares de operación los modos de orga-
nización comunitaria deben tejerse “desde adentro”, desde sus gru-
pos, desde sus recursos, con sus líderes autóctonos. Esto no obli-
ga a los operadores comunitarios a entrar en escaladas de violen-
cia o siquiera de competencia; por el contrario se limitan a facilitar
la organización y a colaborar en el rehilado de la red vincular. La
reorganización de la supervivencia se establece sobre un campo
abandonado por la cultura del consumo. No han de esperarse movi-
mientos de capitales ni de insumos, tanto en los operadores como
en la comunidad misma. Se trata de una red de supervivencia en
donde no hay salvadores ni salvados: hay habitantes organizados,
sobrevivientes en “otro” orden, fuera del orden del consumo, pero
algo más integrados al orden de los derechos constitucionales.
- El grupo de operadores es un grupo de personas que facilita la
recreación de formas de organización de los vínculos como estrate-

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gia sustitutiva de recuperación de derechos humanos.
Esta es la dimensión que la cultura del consumo puede destruir úni-
camente, como lo hemos visto muy reiteradamente, al final de un proce-
so de deterioro subjetivo, ya que los valores de nuestras comunidades
más postergadas no llegan a socavarse. Son ellas (las comunidades pos-
tergadas) las más preservadas del desvínculo. Se observa claramente que
no hay mayor solidaridad, comunicación y posibilidades de compartir que
en los que menos poseen. Esto puede ser explicado en torno a la necesi-
dad, aunque ello no excluye que sea también por menor alienación. Es en
los asentamientos y barriadas suburbanas y rurales más humildes donde
más firmeza hay, más vida hay en las comunidades (visible en sus histo-
rias, mitos, leyendas, liderazgos). Mayor es entonces la pertenencia, aun-
que parezcan débiles sus componentes de identidad.
Por ello nuestra experiencia de abordaje nos lleva a concluir que es
mucho más factible trabajar con la más “resentida” comunidad, con la
más pobre y deshilvanada (aparentemente) que con las comunidades y
los barrios donde habitan los llamados “nuevos pobres”. Explicamos esto
por ser ellos quienes vieron reducirse su capacidad de consumo sin resig-
narse a salir del modelo. Es por ello que no logran construir fácilmente la
idea de lo comunitario, preservando el imaginario de “salvación perso-
nal”. Tienen aún sed de consumo y ello no les permite montar una estra-
tegia alternativa. El pensamiento se guía aún por el objetivo de cómo con-
sumir más. El “pobre estructural”, en cambio, nunca participó de ese
sueño y no se plantea el ascenso en la escala de consumo, priorizando la
sobrevida del grupo desde el grupo (Bustelo, UNICEF: Los nuevos pobres).
En síntesis, la operación comunitaria busca su estrategia en la res-
titución de los derechos a los actores y grupos de una comunidad dada.
En diferentes circunstancias, las operaciones pueden tener diversas carac-
terísticas y facetas distintas, aún cuando sus objetivos y sus medios sean
esencialmente los mismos.

5- SOBRE LOS OBJETIVOS DE LA OPERACIÓN COMUNITARIA


Los objetivos emprendidos desde la operación comunitaria para la
presente investigación, consisten en la promoción y facilitación de recur-
sos para la autogestión del bienestar común y el mejoramiento de la cali-
dad de vida de todos los habitantes y no sólo el cuidado y/o la rehabili-

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tación de aquellos que sufren una circunstancia patológica particular. Por
lo tanto, en relación al cumplimiento de los principios constitucionales, se
convierte en una eficaz obra de prevención (del conflicto social, en nues-
tro caso). Requiere del análisis de las necesidades específicas de la comu-
nidad o territorio abordado, para remontarse a las causas últimas del
malestar y a los factores propios de esa específica organización económi-
co social, que ha llevado a la situación que se debe anticipar, prevenir o
intervenir para el efectivo goce de derechos.
Este enunciado indica la exigencia de una integración de las inter-
venciones en los ámbitos de lo social, lo educativo, lo recreativo y lo sani-
tario. En cuanto a la influencia de las condiciones sociales hay que deter-
minar lo que respecta a la consecuencia directa sobre los grados y formas
del acceso a derechos. Como consecuencia de la inequidad social, está
presente además el significado atribuido a la salud y a la enfermedad, así
como el referido a los procesos de inserción activa en el ambiente barrial.
Todo ello genera conciencia en lo que hace a recursos.
Los objetivos se caracterizan, en el sentido de procesos tendientes
a la autonomía, dentro de un proyecto de política social fundado en la
descentralización del poder y en la participación de la población en la
resolución de sus propios asuntos. En ausencia de esta referencia de acti-
vidad dentro de las comunidades estos objetivos no pueden lograrse sino
al precio de un elevado incremento del poder de los técnicos. El proceso
lleva a éstos a un progresivo alejamiento de las necesidades comunita-
rias, lo que trae como consecuencias observadas bien una sensible baja
en la cantidad y calidad de la participación comunitaria, bien un abando-
no de la tarea por parte de aquellos técnicos no identificados con el
modelo propuesto.
Habiendo precisado el marco de referencia de la propuesta, pasa-
remos a los aspectos operativos conducentes al mejoramiento de la cali-
dad de vida de los habitantes, mediante el Desarrollo Comunitario para la
Seguridad Humana. Para nuestro abordaje se ha considerado especial-
mente el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD de 1994.
Cada una de las temáticas fue abordada desde dos ejes: los de la
realización de acciones inmediatas y, simultáneamente, desde una acción
de prevención organizada y planificada, a partir de la investigación apli-
cada con amplia participación comunitaria para la toma de decisiones.
Para tal fin se han diseñado proyectos y programas específicos, técnica y

www.koyatuneditorial.com.ar -147-
metodológicamente estructurados y políticamente viables en las áreas de
vacancia o cobertura insuficiente de las comunidades vulnerables, utilizan-
do los conocimientos obtenidos a partir de la implementación de las expe-
riencias previas ya señaladas.
En base a aproximaciones diagnósticas (susceptibles de adecuarse
a cambios significativos) se previó la profundización de las investigacio-
nes permanentes, que permitieron el monitoreo de las transformaciones
observables en el proceso. Ello implicó actuar sobre fenómenos ya insta-
lados previendo otros, interviniendo en tiempo y forma sobre los obstá-
culos que surgieron al momento de adecuar las estructuras existentes,
para el cumplimiento de las acciones estratégicas.
Los ejes operativos considerados interrelacionadamente fueron:
- Proporcionar, mediante acciones planificadas en las comunidades,
Seguridad Humana a los habitantes en el marco de la plena vigen-
cia de los Derechos Humanos.
- Proporcionar especial atención a los grupos más carenciados o
vulnerables (menores de edad, ancianos, mujeres, grupos aboríge-
nes y otras minorías étnicas provenientes de las migraciones inter-
nas y de países limítrofes, etc.), mediante una acción planificada e
integradora de los recursos ahora disponibles y los que era nece-
sario incorporar (Desarrollo Humano).
- Procurar un pleno aprovechamiento de los recursos instituciona-
les y comunitarios, tanto humanos como materiales, con que se
contaba en las instancias municipales y provinciales, tomando
como recurso futuro buscar asistencia técnica y financiera de la
cooperación internacional, cuando la misma fuera necesaria y estu-
viera fundamentada por las evaluaciones ya señaladas.

6- PRINCIPIOS METODOLÓGICOS:
CONSECUENCIAS DE SU APLICACIÓN
La Operación Comunitaria se desarrolla a través de procedimientos
metodológicos coherentes con sus bases éticas y conceptuales, definidas
en la Declaración de los Derechos Humanos y documentos conexos, tal
como figuran en el objetivo general de la presente investigación. Los
métodos que utilizamos al aplicar nuestros dispositivos son parte impor-
tante del impacto que produce en las personas sobre quienes brindamos

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nuestra atención. Elegir una u otra metodología no es un simple asunto
de eficacia o eficiencia. Por ello este aspecto constituye una de las cues-
tiones centrales del abordaje comunitario. El camino elegido para lograr
los objetivos, la forma en que nos vinculamos con aquellos que resignifi-
can sus lazos con la comunidad, todo ello forma parte de una totalidad
que, explícita o implícitamente, reconstruye una nueva síntesis, en el sen-
tido de pasar de la condición de objeto de estudio y abordaje para las
instancias socialmente establecidas para la asistencia, a la posición de
sujeto participante activo de las políticas comunitarias que lo implican.
Esto se da como resultado de la interacción entre los equipos de trabajo
conformados para la intervención (facilitadores) y los grupos y personas
de esa comunidad (actores sociales).
La atención de las personas en conflicto social, mediante el desa-
rrollo de estas tecnologías de intervención social -desde el criterio parti-
cipativo no asistencialista-, pretende que ellas logren una capacidad dife-
rente, no vulnerablilizante, de vinculación con sus semejantes, con la rea-
lidad y con su propio papel en ella. La Operación Comunitaria tiene en
cuenta la complejidad del abordaje y adopta una metodología participati-
va, considerando que el modo de resignificación de los lazos sociales
(Capacitación vincular) se convierte en un contenido operativo en lo que
hace a la prevención del conflicto social a través del cual son primeramen-
te victimizados, para posteriormente constituirse en victimarios. La inter-
vención externa, al actuar en sentido opuesto a priori sobre la comunidad
de víctimas, los coloca en “condición de objeto” y se vuelve un medio de
reproducción de las instancias y organizaciones de representación que
facilitan el control social. Esta forma de anulación de la representación
directa de las comunidades, del veto de la palabra en nombre de la repre-
sentación más sabia y efectiva de los “investigadores”, impide la consti-
tución del sujeto; es lo que se puede llamar una exclusión incluyente.
Un proyecto de Operación Comunitaria lo primero que hace es crear
espacios grupales, en los que se promueve la palabra, permitiendo la elec-
ción de un tema a partir de algo que resulte motivador e interesante para
los sujetos de aplicación del dispositivo (estudiantes de la capacitación en
el dispositivo didáctico y actores sociales en las operaciones barriales o
dispositivo de asistencia).Se recopila información al respecto, se estudian
las implicaciones de ese problema, se realizan aproximaciones sobre sus
posibles causas y efectos, y se busca construir en forma conjunta las estra-

www.koyatuneditorial.com.ar -149-
tegias de intervención tendientes a abordar dichas problemáticas.
Todo sujeto que llega a un proyecto de este tipo tiene expectati-
vas acerca de lo que se va a encontrar y maneja un esbozo de hipótesis
sobre las cuestiones a tratar. Esos saberes previos están influyendo, por
tanto, sobre su percepción y sobre el modo en que se va a relacionar con
el proceso de aprendizaje social. Lo que experimentamos depende de las
redes vinculares que tenemos incorporadas desde nuestra construcción de
subjetividad, a partir de los grupos primarios y secundarios que lo contu-
vieron. A partir de allí es que se requiere una historización de los proce-
sos de capacitación vincular propios y de la incorporación de los valores
culturales implicados en la socialización consecuente. Este rescate de las
modalidades de vínculo de su propia constitución subjetiva se vuelve una
herramienta sustancial para la intervención en grupos y personas en situa-
ción de vulnerabilidad psicosocial. Y es desde sus propias claves, es decir
desde las redes que las personas lanzan para interpretar la realidad (pecu-
liar, única en cada individuo), cómo los estudiantes podrán captar los nue-
vos conceptos, procedimientos y valores que se desarrollen posteriormen-
te en el proceso de la operación comunitaria.
Para nuestro encuadre, un planeamiento que no tome en cuenta
estas preconcepciones es un planeamiento incompleto. La construcción de
conocimiento, para ser efectiva, debe apoyarse ineludiblemente en aque-
llo que los sujetos del aprendizaje piensan respecto del tema a desarro-
llar, tanto si ese pensamiento contiene ideas acertadas como si alberga
errores conceptuales.
La falta de consideración de esta realidad hace que los sujetos de
derecho, por ejemplo los niños y adolescentes, sean tratados muchas
veces en la escuela como si estuvieran “vacíos” de conocimientos e inte-
reses. En ese momento se los ha ubicado en condición de objeto. Sin
embargo, ellos tienen siempre sus visiones de la realidad, que sirven para
funcionar en el mundo que les rodea. Saben sobre la ciudad en la que
viven, sobre los conflictos sociales que padecen, etc. De uno u otro modo,
los temas que podemos abordar en nuestros programas de Operación
Comunitaria forman parte de sus marcos de referencia habituales y cons-
tituyen el saber resultante de sus estrategias de supervivencia en el día a
día. Los operadores tratan de hacer posible que todo ese conocimiento
previo se sistematice, trabajando a partir de lo que ya saben y piensan.
Este trabajo de facilitación participativa en programas de Operación

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Comunitaria es un elemento fundamental para conformar un campo de
experiencias previas y de explicaciones del que las personas no pueden
desasirse inicialmente cuando participan en acciones de reducción de la
vulnerabilidad, aumentando la contención vincular y comunitaria de sus
miembros. De modo que siempre estaremos trabajando con esa realidad
como telón de fondo, por lo que se hace necesario explicitarla y operar
desde ella. Estas consideraciones tienen valor al hablar de los sujetos y
no son menos importantes cuando se refieren a la comunidad. Los patro-
nes culturales de cada instancia barrial son elementos esenciales que no
deben ser ignorados por el operador comunitario a la hora de intervenir.
La construcción del conocimiento sobre una comunidad dada es
una operación interactiva donde, por un lado, operan las cualidades y pro-
blemas del entorno y, por otro, los marcos de referencia que forman parte
de la estructura convivencial de los miembros de la misma y del grado de
fortaleza de las redes sociales de sus grupos. Esta interacción sujeto-
entorno, cuando es operativa y participativa, permite que los aprendiza-
jes en ella obtenidos se conviertan asimismo en construcciones de senti-
do histórico cuyo impacto es constitutivo de su identidad, a la que modi-
fican y preparan para nuevas formas de vinculación en un nuevo proceso
de aprendizaje social (capacitación vincular).
El papel del operador comunitario es operar como facilitador de
recursos vinculares entre sujeto-entorno o grupo-entorno que puedan dar
lugar a nuevas formas de organización comunitaria, poniendo en juego las
estrategias necesarias para que las personas en conflicto puedan relacio-
nar aquello que asimilan con lo que los ha vulnerado, de modo tal de
generar mediante nuevas síntesis otras formas de vinculación de menor
conflictividad. Para ser un buen operador comunitario es necesario con-
vertirse en un permanente decodificador de demandas y necesidades, lo
que no significa dejar de experimentar esa tensión interna que produce el
trabajo con comunidades, grupos y personas que se relacionan para poder
elaborar estrategias de supervivencia, a las que no será posible conocer
más que en parte.

7- CONCLUSIONES FINALES
El informe final de la investigación sobre Desarrollo Humano y
Comunidades Vulnerables debe considerarse en el marco de una más

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abarcativa que comprendió, en una primera etapa, la Prevención del
Conflicto Social. (H176). Es por esta razón que haremos una rápida rese-
ña de esa primera parte.
En la primera de las investigaciones se buscó analizar el proceso
de marginación – exclusión a partir de instituciones o dependencias en las
cuales la mencionada condición alcanza el grado de segregación de la
comunidad (institucionalización en distintos recursos del Estado), donde
se pudieran poner a prueba dispositivos de intervención socio-comunita-
ria, situación que pudo ser efectivizada en las áreas de educación y en las
de salud mental.
En el área Justicia-Seguridad, la programación de trabajo con jóve-
nes detenidos en comisarías e institutos de contención para jóvenes en
conflicto con la ley y su relación con los grupos de pertenencia-crianza,
elegido como el área de generación de mayor vulnerabilidad psico-social,
no pudo realizarse por razones ajenas a nuestra voluntad y disposición,
que fueron explicitadas en el informe final correspondiente. Este trabajo
con personas (habitantes) al margen del sistema social de convivencia
comunitaria nos llevó, en forma casi inmediata, al estudio de sus comu-
nidades de pertenencia. De ese modo definimos la imposibilidad de tra-
bajar en los ámbitos mencionados sin el estudio de lo que hemos carac-
terizado como comunidades vulnerables.
La observación realizada desde la investigación sobre Prevención del
Conflicto Social (Clínica de la Vulnerabilidad Psico-Social) y la presente -
Desarrollo Humano y Comunidades Vulnerables-, permitió adentrarnos en la
significación de los vínculos. Estos dan la matriz en que se encuentran las
condiciones de existencia de los sujetos vulnerables, en grupos excluidos
y marginados del sistema de consumo. Aquellas personas que se mantie-
nen integradas o insertas en comunidades de pertenencia y/o referencia
tienen mayores posibilidades para reconstruir formas vinculantes de adap-
tación activa que les permitan resolver con menor conflicto sus estrategias
de supervivencia. La investigación se orientó a determinar la significación
de las modalidades vinculares de los sectores sociales más vulnerables en
las estrategias de supervivencia, a partir de las prácticas de los grupos de
pertenencia y referencia, de los recursos de atención del Estado y de las
entidades intermedias del tercer sector que participan en ella.
La amplitud del fenómeno obliga a acotar el tema a un sector de
pobreza (comunidades vulnerables) e interrogarnos sobre las relaciones e

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interacciones que se establecen entre los diversos participantes en la
socialización, en términos de acciones y representaciones que sustentan
la modalidad vincular de los grupos.
El Desarrollo Humano es parte de ese nuevo discurso de la acción
y está en el núcleo de la gestación del nuevo paradigma de los Derechos
Humanos. En tal sentido, el surgimiento del discurso de la acción nace de
la cotidiana realidad. Tiene más de respuesta obligada que de experien-
cia épica y está obligado a lidiar con la realidad de las angustias colecti-
vas. La prevención del conflicto social en estas comunidades (de alta o
media vulnerabilidad psico social) procura disminuir la frecuencia de
acciones inapropiadas para los modelos sociales vigentes (la normativa),
disminuyendo los factores que tornan susceptibles de selectividad por
parte de sistema penal a los sectores estigmatizados como peligrosos,
fundamentalmente los jóvenes. Dicha prevención en el ámbito de la vio-
lencia y el delito se sustenta en la adopción de una metodología centra-
da en la contención comunitaria, a través del contacto directo con los
actores sociales, dado en el marco de la grupalidad en su cotidianeidad.
Se orienta a delimitar distintos aspectos y variables relacionadas a la
detección y recepción de necesidades y demandas a ser atendidas desde
la facilitación de recursos de organización de la comunidad.
En el trabajo con las comunidades vulnerables surge claramente la
contradicción existente entre los sectores mencionados y las declaracio-
nes de derechos previstas en la Constitución y los dispositivos tendientes
a que dichas declaraciones se hagan efectivas. Este fenómeno es obser-
vado tanto en el área de la acción social concreta como el de la voluntad
expresa del Estado en los planes de estudio tendientes a formar acadé-
micamente a quienes deben contribuir para que se hagan efectivos los
principios constitucionales. Así es que las personas formadas como ope-
radores comunitarios en este período expresaron, reiteradamente, la men-
cionada incongruencia entre la formación académica y la realidad circun-
dante. Por otra parte, manifestaron el problema que representa recibir
adiestramiento e información bajo el encuadre de paradigmas teóricos
cuyos modelos de intervención son contradictorios con los que se aplican
actualmente y que responden a otros paradigmas que tornan imposible
su acción técnica, además de ilegal e ilegítima, según el nuevo marco
constitucional de nuestro país.
En nuestros Informes han estado presentes la realidad de los pro-

www.koyatuneditorial.com.ar -153-
blemas sociales, el desempleo, la exclusión y la pobreza. También la
espontánea reacción y la creatividad que, frente a los problemas cotidia-
nos, desarrollan las organizaciones populares y los modos de gestión
comunitaria, que tienden fundamentalmente a transformar la visión del
municipio y construir redes descentralizadas de satisfacción de demandas
tendientes a cubrir necesidades.
Nos hemos detenido también en la observación y el estudio de los
valores sociales y culturales de las comunidades vulnerables de nuestra
sociedad y hemos explorado las bases inspiradoras y los sistemas de
aproximación que doctrinas y experiencias históricas ajenas nos refieren
como “modelos de sociedades avanzadas”. No hay análisis del desem-
pleo, de la pobreza, de la violencia, de la drogadicción, del deterioro de
la red familiar, de la productividad, de la riqueza institucional, de cual-
quier espacio de la vida colectiva, que no acuda al arbitrio final del
Desarrollo Humano, el cual es una síntesis del discurso de la acción y una
propuesta paradigmática, concreta y objetiva capaz de acompañar la rea-
lización de cualquier grupo o comunidad. El nuestro ha sido un trabajo
colectivo para mirar la realidad sin dejar de ser parte de ella (observación
e intervención participante). No nos hemos resignado a contemplar el
transcurrir ajeno de la historia, sino que hemos intervenido en todas las
vertientes de nuestra realidad para conocerla y comprometernos con ella.
Cuando hablamos del desarrollo humano de la comunidad, toma-
mos como objetivo fundamental promover la autogestión de las comuni-
dades en los aspectos que les permitan impulsar su desarrollo y resolver
sus problemas más acuciantes. Esto nos lleva a que el concepto mencio-
nado incorpore métodos y técnicas que puedan atender no sólo aspectos
económicos de las estrategias de supervivencia sino también los aspectos
psico-sociales, es decir, los recursos vinculares que permiten la promoción
de actitudes, aptitudes y proyecciones para lograr lo que define el titulo
de la investigación: Desarrollo Humano de las Comunidades Vulnerables
(capacitación vincular). Partiendo de las definiciones de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, que funciona como referencia objeti-
va para la tarea, surgió como primer problema de la investigación la nece-
sidad de encontrar una metodología para estudiar las comunidades vul-
nerables mediante procedimientos que, teniendo validez científica, nos
permitieran realizar diagnósticos e intervenciones en el menor tiempo y al
menor costo posible, pero centrados en el objetivo de una observación

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precisa y donde el menor tiempo no implicara una pérdida de la calidad,
tanto para el diagnóstico como para la intervención. Una tecnología de
este tipo requiere tener en cuenta la situación explosiva de las comunida-
des marginales y operar con los recaudos correspondientes.
El conocimiento y reconocimiento de los terrenos en los cuales se
desenvuelve el quehacer cotidiano de la comunidad -sujeto de nuestra
intervención-, se constituye en un elemento básico para el éxito y requie-
re su tránsito permanente por parte de los operadores. El objetivo funda-
mental es reducir la vulnerabilidad de la misma, mediante la facilitación
de recursos para el efectivo acceso a derechos que permitan -dentro de
sus requerimientos- mejorar su calidad de vida, mediante un proceso de
organización progresiva. Dicho proceso debe transcurrir necesariamente
desde la cogestión hacia la autogestión, mediante formas apropiadas de
acceso a beneficio sociales que, en algunos casos están a su disposición,
aunque a veces el desconocimiento, la desconfianza en otros sectores
sociales, o su propio déficit en la identidad grupal o comunitaria le impi-
dan lograr su acceso.
Cuando hubo que conciliar la exigencia política inmediata de lo
gubernamental, que reclama solución a corto plazo, con la obligación ética
y científica de realizar estudios profundos y de planeamiento a largo
plazo, esto fue garantizado total o parcialmente por la transferencia tec-
nológica. Surge de lo expresado la necesidad de que la metodología -con
las adaptaciones correspondientes- pueda ser utilizada en distintas situa-
ciones, tanto en programas que cuentan con efectivo apoyo gubernamen-
tal, como en aquellos que son apenas tolerados por el Estado y que mar-
chan gracias al impulso de los técnicos y al apoyo de la población. En
nuestro caso, tuvimos que aplicar la metodología en las tres instancias
señaladas, con sus consiguientes inconvenientes y haciendo uso de la fle-
xibilidad y creatividad necesarias para resolverlos.
El objetivo fundamental del pasaje de la cogestión a la autogestión
debe facilitar la puesta en funcionamiento de la potencialidad de las per-
sonas y de las organizaciones comunitarias, a fin de reducir la vulnerabi-
lidad psico social que impide la organización, para poner en vigencia los
programas de cobertura de necesidades y de goce pleno del derecho. De
tal manera, al optimizar los recursos de que se pueda disponer (abundan-
tes o escasos, dispersos o concentrados), nuestro trabajo deja claramen-
te establecido que la investigación no agota las posibilidades de análisis

www.koyatuneditorial.com.ar -155-
de las comunidades. Supone, por el contrario, la colaboración interdisci-
plinaria dentro de una grupalidad, vale decir, la constitución de un equi-
po polivalente, pues trabajar para el desarrollo humano de la comunidad
no es técnica exclusiva de ninguna profesión u oficio ni de un área del
quehacer universitario al que hemos procurado darle un gran sentido
práctico proporcionando instrumentos de trabajo, pero que a la vez sirvan
para conceptualizar las experiencias realizadas en el más claro sentido de
la metodología de investigación acción participativa.
La metodología común (IAP) permite así la homologación de expe-
riencias y se realiza mediante las técnicas descriptas en el siguiente gráfico.

DESARROLLO HUMANO
Y COMUNIDADES VULNERABLES
Estrategias de supervivencia
(Vulnerabilidad psicosocial)
R T TERRITORIO
E E Historia de Modalidades vinculares Instituciones La Plata, Berisso,
C Ó Comunidades Ensenada, Mar
O R (memoria Grupo Grupo del Plata,
R I colectiva) de crianza de pares localidades de La
T C Pampa, Río
E O Negro y Chubut

TÉCNICAS PARTICIPATIVAS
Metodología Común para que se vean
homologables los recortes de la investigación
TÉCNICAS
1) Grupal expresión palabra
2) Grupal expresión palabra no verbal
3) Grupal expresión corporal no verbal
4) Eventos organizados participativamente
a) fiestas
b) eventos deportivos
c) recreativos
5) Entrevista biográfica
6) Relevamiento de recursos y necesidades
7) Grupos de discusión
8) Ferias de intercambio (ej. trueque)

PRODUCTO FINAL
(Clínica de la Vulnerabilidad)
(ver cuadros productos)
La aplicación genera un producto final en proceso de verificación:
la Clínica de la Vulnerabilidad (como metodología de observación, diag-
nóstico e intervención) es el modelo asumido de intervención.
Se diferencia claramente de otras modalidades que se reflejan en
otros modelos de intervención, cuyos detalles adjuntamos y que son la
resultante de la diferencia de concepción respecto de la comunidad, el
grupo y la noción de ser humano con un factor común: el referente de la
filosofía positivista. Esta concepción ha llevado a formar profesionales
“químicamente neutros” que, inmersos en la creencia del carácter asépti-
co de la ciencia y de la técnica, frente al sufrimiento humano en todas sus
formas, llegan a la consideración de que el trabajo al servicio de los otros
es “una falta” a la objetividad científica. Se forman así técnicos que para
ser tales parece que deben dejar de ser humanos.
Lo observado en las comunidades vulnerables nos muestra clara-
mente que, aun aquellas que tienen sus agrupamientos en situaciones
infrahumanas, han mostrado un monto de capacidad para organizarse y
que la no organización espontánea obedece –de acuerdo a la experiencia-
a una falta de orientación en una intervención mínima y al no logro de un
sentido para concretar la grupalidad indispensable (que en cuanto recur-
so vincular es imprescindible para la acción conjunta). El número de casos
(capacitandos y operaciones comunitarias) y la diversificación de lugares
en que se trabajó en la capacitación y posteriores procesos de IAP des-
prendidos de la misma, es suficiente crédito para esta afirmación. El hilo
conductor seguido en forma constante por la capacitación, tomando como
variable los grupos humanos en formación de operadores, tanto en su
expresión etárea como de actividad, oficio o profesión, fue consolidando
la metodología de abordaje y legitimando la posibilidad de generar una
observación con unidad de concepción y de acción, que llevó a la efica-
cia operativa con el mínimo de conflicto.
A la luz de la experiencia, desde el inicio del programa el operador
comunitario se constituye en un experto en comunidad y en análisis de
recursos, lo que comprende todos los aspectos del trabajo en el desarro-
llo humano de la comunidad pero, fundamentalmente, para el propósito
de la tarea: el desarrollo de la comunidad como promoción del hombre,
mediante el cumplimiento de sus derechos consagrados y aceptados uni-
versalmente. Esta promoción, por lo tanto, se nos presenta como un
deber personal y comunitario: personal por el carácter vincular intrínseco

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de la condición humana; comunitario por su compromiso hacia los otros
y hacia la historia. Es, entonces, una revalorización del banco de memo-
ria de las comunidades, en cuya resignificación y reactivación debemos
trabajar mediante un compromiso no intelectual ni verbal exclusivamente,
sino operante, concreto y presente. El actuar es la nota esencial del ope-
rador comunitario. Se vuelca sobre hombres reales que existen, grupos
que viven y comunidades que se expresan a través de esos grupos en
forma concreta y presente, porque se opera en cada momento y en cada
encuentro cotidiano.
En las comunidades vulnerables este encuadre es fundamental, por-
que las personas que allí se encuentran son concretas, están y sufren
situaciones de pobreza, de marginalidad y de opresión. Se debe tener
clara conciencia de que, para que estas comunidades hayan llegado a tal
estado, debe existir esa contracara de los que no pueden evadir su corres-
ponsablidad debido a su opulencia en el consumo y la acumulación per-
manente de bienes.
El conjunto de actores sociales, las ONG, los movimientos y redes
sociales y la acción del voluntariado para confrontar con los modelos de
exclusión, tratan de integrar o articular programas en el desarrollo local
para la acción comunitaria y sin perder de vista el amplio campo de las
economías informales, que son fundamentales para las estrategias de
supervivencia. Como lo formula la hipótesis de la investigación, encuen-
tran su sostén psico–social en las configuraciones vinculares, conforme
surge de la tarea desarrollada en estos años, donde la comprensión del
fenómeno de inclusión, marginación y exclusión en forma integral nos per-
mite circular, ayudar y transferir algunas posibilidades de organización en
medio de un contexto mundial de globalización de los recursos y fragmen-
tación de los contextos locales.
La tarea desarrollada a lo largo de la Investigación–Acción-
Participativa nos hizo llegar a la obtención de productos que, en forma
progresiva, fueron incorporando elementos nutrientes para la reducción
de la vulnerabilidad en el orden simbólico y material. A través de las téc-
nicas correspondientes, pudimos obtener esos resultados (productos) a
nivel de la comunidad en lo que hace al estudio de las modalidades vin-
culares y las estrategias de supervivencia. Los esquemas fueron delinea-
dos en el informe que antecede a este último, donde se hace una redefi-
nición a través de los datos obtenidos por las técnicas de observación

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participante, del concepto de familia, sustituido por razones operativas y
por decantación de los aspectos ideológicos que subyacen a ese concep-
to, como grupos de crianza. En dichos gráficos se observa la modificación
de los viejos criterios de roles y asignaciones vinculares hacia nuevas for-
mas que comienzan a dibujarse como formas de relación de otras carac-
terísticas.
Estamos en condiciones de aseverar que, cuando las solidaridades
naturales fueron desapareciendo como resultado de programas económi-
co–culturales, en una sociedad que se hizo más extensa y más compleja
y por lo tanto más impersonal, se hicieron necesarios para la población
programas de desarrollo promovidos por el Estado y por otras organiza-
ciones.
Esto nos obligó a redefinir conceptos fundamentales, ya que los
tradicionales quedaron muy insuficientes dada la complejidad de las
comunidades de fin de siglo. Sin embargo, las condiciones actuales per-
miten observar que es factible la recuperación de viejas estrategias de
supervivencia que incluyen la ayuda y atención a problemas y necesida-
des de los otros. La ayuda mutua tiene un origen tan remoto y está tan
profundamente enraizada en la historia del desarrollo de la humanidad
que vemos que las comunidades han conservado -aun en la época pre-
sente y a pesar de todas las vicisitudes de los últimos 150 años en nues-
tro continente- la memoria operante de dichas estrategias. De este modo
podemos decir que en cada comunidad existen, junto a los aspectos con-
flictivos y a veces violentos, sentimientos de solidaridad, altruismo y coo-
peración. Esto es detectable por aquellos que entran en contacto, si exis-
te el valor y la autenticidad necesarios para facilitar el desarrollo de rela-
ciones entre grupos en un espacio de intercambio con posibilidad de
disenso.
La IAP ha permitido el redescubrimiento de potencialidades creati-
vas presentes en la comunidad. La revalorización de la flexibilidad, que
genera la posibilidad de escuchar, de opinar (aún en el disenso) y de cola-
borar en la acción común, ha permitido limar asperezas que, sin ese recur-
so, parecen de rispidez insalvable antes de comenzar la operación comu-
nitaria.
Los principios, métodos y práctica de la comunidad son un punto
de encuentro y convergencia con la comunidad. La operación como opción
metodológica requiere una actitud que es tan fundamental como la sus-

www.koyatuneditorial.com.ar -159-
tancia del programa, la forma de emprender el trabajo es esencial para
alcanzar el éxito.
Considerado como método de actuación sobre la realidad, el desa-
rrollo de la comunidad es una forma de intervención social, requiere una
tecnología social. Se trata de un conjunto de reglas prácticas y procedi-
mientos específicos que se efectúan mediante la aplicación de conoci-
mientos teórico–prácticos provenientes de las ciencias sociales y de las
ciencias de la salud (especialmente la Psicología) y que, cuando se apli-
can en procedimientos sistematizados a comunidades que lo demandan,
permite realizar una serie de acciones y actividades que modifican o trans-
forman algún aspecto de la realidad social para producir un resultado
especifico, que se expresa en objetivos y metas prefijadas.
En lo que hace a sus modalidades operativas, no es una acción
sobre la comunidad, cuanto una acción de la propia comunidad. Se trata
de esfuerzos y acciones de base, organizadas con la iniciativa y dirección
de la misma gente involucrada en las demandas. Esto se cumple siempre
en el principio de la intervención mínima. Se actúa fundamentalmente a
nivel psico–social mediante un proceso de sensibilización y motivación,
que redescubre y desenvuelve potencialidades latentes que se desarrollan
en grupos, comunidades e individuos, con el fin de la concreción de accio-
nes para mejorar las condiciones en que realizan su vida cotidiana como
habitantes-residentes de un determinado espacio geográfico cultural.

8- TRANSFERENCIA TECNOLÓGICA
La transferencia tecnológica realizada en el curso de la presente
investigación se hizo efectiva casi desde su inicio, a partir de los produc-
tos que fueron surgiendo de su desenvolvimiento y de las demandas de
asistencia y capacitación recibidas por el P.I.F.A.T.A.C.S. Se continuó con
estas tareas hasta diciembre del 2000, en forma ininterrumpida, con mar-
cado éxito en lo que hace a la receptividad que demostraron distintas ins-
tancias gubernamentales, no gubernamentales e internacionales, sobre
todo en la incorporación de la operación comunitaria. Se enuncian a con-
tinuación las principales:
- Convenio con la Municipalidad de La Plata para la atención de
comunidades vulnerables, se hizo efectivo a partir de Abril de 1999
y comprendía un año de labor realizándose en cuatro centros con

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régimen de pasantías interdisciplinarias y aplicación de las metodo-
logías descriptas en las áreas de educación, salud, acción social,
recreación y acción comunal. El informe respectivo con el cierre de
tareas deja explicita la dificultad ocasionada por el incumplimiento
en el pago a partir del fin de septiembre del mismo año. La tarea
continuó a los efectos de no privar de la atención -ya iniciada- a
los usuarios de las comunidades. En esas condiciones se trabajó
hasta fin de año.
- Convenio con la Secretaría de Desarrollo Humano de Chubut:
Adecuaciones a la Doctrina de la Protección Integral para niños y
adolescentes Ley Provincial Nº4347. Comprendió dos etapas:
1) Análisis Institucional del Centro de Orientación Socio
Educativa C.O.S.E.
2) Curso de capacitación Laboral en Operación Comunitaria para
personal dependiente de la secretaria y público en general, pro-
veniente de las localidades de Puerto Madryn, Trelew, Gaiman,
Dolavon y Rawson.
Pese al marcado éxito en el mejoramiento de la calidad del traba-
jo que incluye la incorporación de la Policía Comunitaria de la Provincia
en dicha capacitación, se debió suspender al finalizar el segundo nivel por
incumplimiento de los pagos por parte del Gobierno de la Provincia.
- Convenio con la Universidad de la Pampa: a partir de Mayo y
hasta fin de diciembre se trabajaron los dos primeros niveles del
curso de capacitación laboral para operadores comunitarios en las
zonas de Santa Rosa y General Pico, con participación de operado-
res de Castex, General Alvear, General Acha, y varias localidades
más de esta provincia.
- Contratación del P.I.F.A.T.A.C.S. por parte de la Secretaria de
Extensión de la Universidad Nacional de Mar del Plata desde el año
1998 y continúa. Se incorporó en el presupuesto para el corriente
año (2001) el Trabajo Comunal Universitario para ser efectivizado
en todas las Facultades a través de una implementación local de
los programas que ejecuta el P.I.F.A.T.A.C.S. en la Universidad
Nacional de La Plata.
- Contratación para la implementación de Operaciones Comunitarias
en General Roca, Provincia de Río Negro por parte del Gremio
UNTER (Unión de Trabajadores de la Educación de Río Negro).

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Curso de Operación Comunitaria. Se realizó el primer nivel.
Continúa a partir del mes de marzo del corriente año.
- Ministerio del Interior y Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
de la Nación: Asesoría y Transferencia de Metodología de Abordaje
para Comunidades Vulnerables. Plan Nacional de Prevención del
Delito a ser implementado en las distintas provincias del país a par-
tir de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Provincia de Neuquén
y Chaco.
- Ministerio del Interior - BID: Consultaría sobre Abordaje de la
Violencia Juvenil y la Operación Comunitaria como Acción de
Prevención del Conflicto Social. Provincias de Mendoza, Santa Fe
(Rosario), Córdoba, Tucumán, Rió Negro (Gral. Roca), Provincia de
Buenos Aires (La Plata) -dos veces-, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Mayo-Diciembre del 2000.
- Consultarías en Nicaragua, convenio Rädda-Barnen de Suecia,
Gobierno de Nicaragua (Policía Nacional) e ILANUD. Políticas de
Prevención desde la Institución Policial para con La niñez y la ado-
lescencia. Noviembre-Diciembre de 1999.
- Secretaría de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación de
la Nación. Coordinación del Programa de Prevención de la Violencia
como Objeto de Investigación y Programas de Acción. 1998-2000.

9- EVALUACIÓN DE LA HIPÓTESIS
Hipótesis: Los grupos de crianza de los sectores marginales y
excluidos del sistema de consumo, contenidos en comunidades vulnera-
bles, sobreviven resignificando estrategias de supervivencia propias de
sistemas no consumistas que tuvieron lugar en momentos históricos ante-
riores al actual.
Denominamos estrategias de supervivencia al conjunto de opera-
ciones cotidianas destinadas a lograr subsistir en las condiciones particu-
lares que les toca vivir a quienes integran el grupo. Como afirmamos en
el Plan original, adecuando la definición a la situación presente “la estra-
tegia de supervivencia es entendida como variedad de adaptaciones para la
creación y utilización de recursos escasos, que surgen obligadas por los
ajustes económicos y tienen como características más significativas que la
comunidad las orienta a la satisfacción de sus necesidades materiales, de

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mantenimiento y reproducción, enfrentando así las circunstancias del con-
texto más amplio de la sociedad como un todo”.
A partir de 1980, el término empezó a utilizarse en los Organismos
de la ONU, incorporándose con una llamativa frecuencia en textos cientí-
ficos ya clásicos y de difusión pública (órganos de prensa), como en los
Informes de UNICEF y PNUD del último decenio.
En las formas más primigenias de los lazos sociales su estrategia
de supervivencia implicaba unir a las personas que integraban esa comu-
nidad en el “campamento” u “hogar”. Las particulares condiciones de
vida para la acción y el efecto de sobrevivir al lograr la perpetuación y
mantenimiento de la especie los llevaban a esforzarse para evitar la ani-
quilación. El grupo comunitario planificaba, en determinada escala propia
y para su espacio acotado, asignando funciones y responsabilidades a los
miembros del grupo con el objetivo específico de sobrevivir.
Esta unidad social que es el grupo, vincula a sus miembros (rela-
ciona) de manera relativamente estable, estructurándose en torno a inter-
cambios variables, conforme la modificación de dichas condiciones de
existencia. Al estar compuesto por individuos vinculados por esquemas
semejantes de conductas o intereses comunes, a partir de las conceptua-
lizaciones psicoanalíticas (con su entrecruzamiento en el campo histórico-
social), comenzó a considerarse el estudio sobre cómo se acentúan las
matrices inconcientes de todo vínculo interhumano. Esto nos permite
jerarquizar ciertos organizadores que se constituyen y construyen en las
relaciones interhumanas, confiriéndole a las personas incluidas en el vín-
culo un sentido de pertenencia a un conjunto, una cierta identidad com-
partida y continuidad en el tiempo.
Lo que hemos denominado como estrategia de supervivencia,
resulta de la observación realizada sobre distintas modalidades de funcio-
namiento en las comunidades vulnerables que han sido categorizadas en
el gráfico de “Indicadores Formales de Configuraciones
Vinculares/Estrategias de Supervivencia” y cuya descripción está detallada
más arriba.
Por ello, al interior de esta investigación, la configuración vincular
crea un “nosotros”, que implica no sólo una representación del conjunto
de los individuos que la componen, sino también la puesta en funciona-
miento de ciertas reglas implícitas para sostenerla. Estas reglas, (acuer-
dos, pactos), son en parte concientes y en parte inconscientes para los

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sujetos vinculados – vinculantes y no siempre se corresponden con las
normas tradicionales de la sociedad.
El concepto de configuración vincular considera no sólo los víncu-
los generados en las relaciones constitutivas, tradicionalmente pensadas
como familia (extensa o nuclear), con sus roles predeterminados, defini-
dos en lo formal-político desde el Alto Imperio sino además la construc-
ción de tramas vinculares más amplias y más complejas, que abarcan a
otros sujetos, que cumplen las funciones y que apuntalan psíquicamente
a los componentes de los grupos entre sí, creándose organizaciones nove-
dosas para el orden social instituido (Gráfico sobre “Modalidades
Vinculares de lo Grupos de Crianza y de Pertenencia (Pares)”).
La historia inscripta en las configuraciones, en forma no siempre
conciente, permite que resurjan elementos de estrategias de superviven-
cia pretéritas con un significado -no exactamente idéntico- resignificado.
Es decir, con la incorporación de otros elementos que no modifican esen-
cialmente la configuración, sino que incluye algunas pequeñas diferencias
que procuran adaptar dicha memoria a las nuevas condiciones. El térmi-
no resignificado, se separa en re (preposición inseparable que significa
repetición o reintegración) y significare (proviene del latín signum: señal
y facere: hacer). Tienen el sentido de marcar o designar una cosa por
naturaleza, o imitación de la misma. O, por haberse convenido así, como
representación o signo de otra cosa diferente. De ese modo, al decir
resignificar es que vuelve una cosa (idea), que por su naturaleza o por
convenio, evoca la idea de otra que es el correspondiente a formas de
subsistencia anteriores en el tiempo.
En la concepción freudiana del tiempo y su articulación con la cau-
salidad psíquica, la resignificación da cuenta de experiencias, impresiones
y huellas mnémicas que son modificadas ulteriormente en función de nue-
vas experiencias o del acceso a un nuevo grado de desarrollo (Diccionario
de Psicoanálisis, Laplanche-Pontalis, 1968). Esta apertura a la posibilidad
de otorgar nuevas significaciones (reinscripciones), destierra la idea de
fijación inmodificable y permite pensar en términos de diversidad de sig-
nificaciones, propias de cada sujeto. En términos amplios resignificar
alude a que la significación que se le otorga a cada hecho tiene distinto
valor, según el momento y el contexto en el que se produce. También nos
plantea el concepto de permanencia y de insistencia de lo subjetivo, ya
que sólo se resignifica aquello que se ha inscripto en otro tiempo.

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Esto nos lleva a la resignificación del concepto de comunidad, en
tanto conjunto de personas que comparte un territorio y una historia
común de vida. El ya amplio trabajo en el interior de las comunidades vul-
nerables nos permite precisar aún más los términos definidos en la pro-
puesta original.
Las comunidades contienen grupos de personas que interactúan
entre sí, de los cuales tomamos en forma privilegiada para nuestro traba-
jo dos de ellos: el grupo de crianza y el grupo de pares juveniles (o de
transición para la constitución de los nuevos grupos de crianza). Estos
grupos conviven en un territorio acotado que les permite una participa-
ción en el común de lo cotidiano, caracterizado por el trato y la comuni-
cación de unas personas con otras.
Hemos observado que la pareja como unidad de existencia no tiene
su fin en sí misma, sino que tiende a diluirse en el grupo más extenso (en
formas extendidas), a diferencia del tradicionalista estado de contrato
matrimonial de grupos sociales pertenecientes a otros sectores. Esta fle-
xibilidad de la relación grupo de crianza-comunidad -el “nosotros” más
profundo (grupos horizontales), ya sea entre individuos consanguíneos o
no, con tendencia a la interpretación y comunicación de vivencias, ideas
y valores colectivos- forma a los individuos en la reciprocidad de las pers-
pectivas grupales por sobre las personas en particular y más allá de los
lazos sanguíneos (grupos ensamblados). Tanto los grupos horizontales
como los ensamblados tienden a ser preeminentemente matrifocales o
matrilineales, lo que le da una particular variante del modelo aglutinado.
La historización del conjunto social nos ha permitido verificar la
existencia del protovínculo comunitario que, como señaláramos en la pro-
puesta original, es un “factor organizativo que emerge de las relaciones
recíprocas continuadas”. En el protovínculo se inscriben, a partir del
engrama históricamente consolidado, los vínculos ulteriores de los grupos
y de las personas entre sí en el territorio propio de esa comunidad.
En la relación con el afuera social, es marcado el sentido de defen-
sa común frente al poder de la “autoridad”, representada en las agencias
formales de control social que ejecuta el Estado (policía, gendarmería, ins-
pectores municipales, inspectores de empresas de servicios -agua y elec-
tricidad-, etc.).
El término aplicado a las comunidades vulnerables, en las que los
sujetos que las habitan han transitado por carencias e inermidades, la

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búsqueda de estrategias de supervivencia y la necesidad de garantizar la
continuidad de su grupo (que lo contiene), los lleva a conformar un cola-
ge de referentes y así con frecuencia observamos la relevancia que
adquiere el aporte de la “memoria de los referentes comunitarios”, que
permite adecuar (resignificando) aquellas experiencias que fueron apropia-
das y exitosas a otros momentos históricos y encontrar así salidas a situa-
ciones de emergencia y aún de lo cotidiano. Los registros (cualitativos)
permiten también observar que esas estrategias tienen similitud con las
descriptas en algunas referencias comunitarias propias de otros momen-
tos históricos. Esto será retomado en la síntesis y conclusiones finales de
la presente investigación.

10- PRODUCTOS DE LA OBSERVACIÓN EN LAS COMUNIDADES


VULNERABLES
Los grupos de crianza pertenecientes a comunidades vulnerables
son transformaciones del modelo de familia uniformada extendida en su
lugar de origen, en recomposiciones horizontales y ensambladas que, por
lo general, se constituyen a partir de formas matrifocales y matrilineales
en las nuevas comunidades de la crianza.
Ello obedece a que esta condición permite una mayor capacidad
para obtener y distribuir recursos, debido a la retracción y debilitamiento
de la preponderancia de las figuras masculinas, que no operan en el rol
de proveedor suficiente, tradicional de la familia uniformada.
Rápidamente (en pocos años) las crías pasan a contribuir de distin-
tas formas con la subsistencia familiar y del grupo de pares que los con-
tienen. Uno de los puntos fundamentales para esta integración lo consti-
tuye el ingreso a la escolaridad. El pasaje paulatino del grupo de crianza
al grupo de pares se realiza a una edad relativamente temprana, según
un tipo de socialización que tiende a la cogestión con los pares sin per-
der la referencia fundante, ligada a quien cumple la función materna.
A mayor reserva cultural de la identidad (por razones étnicas -tobas-
por razones de pertenencia a un país o región –paraguayos, bolivianos,
norteños- o por razones laborales de larga tradición -pescadores, yerbate-
ros, trabajadores de ingenios), mayor capacidad de autogestión para la
cobertura de necesidades y obtención de recursos de subsistencia.

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RESERVA VINCULAR DE IDENTIDAD CULTURAL

A mayor memoria
Mayor capacidad de recuperación

Horizontalidad diurna
Vereticalidad nocturna

A mayor
Preservación de
memoria
formas culturales
Mayores
recursos
vinculares

Más resistente
Instituciones del
a la penetración
Estado bajan línea
cultural
de globalidad

La estrategia de supervivencia se encuentra más en función de sus


propias modalidades vinculares que de la capacidad de consumo, lo que
determina distintos tipos de agrupamiento habitacional y de relaciona-
miento entre vecinos.
Sus relaciones de intercambio utilizan una normativa implícita que
surge de sus pautas de convivencia y de la atención de sus necesidades.

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Si bien no son independientes de los preceptos del Estado, están menos
sujetos a él y sus sistemas de valores funcionan más como una inscrip-
ción en la trama vincular que como la reproducción del discurso de las
instituciones (a diferencia de los nuevos pobres).
La elección de sus líderes o referentes para la relación con el exte-
rior está dada por su conocimiento del código de los que no pertenecen
a la comunidad vulnerable (ej. en las comunidades originarias: los lengua-
races). El puntero político funciona como intermediario (de transacciones)
y rara vez es líder o referente natural del interior de la comunidad.
Los indicadores socio-económicos que utiliza habitualmente el
Estado, congruentes con el modelo de consumo, no pueden dar cuenta de
la realidad de las comunidades y guían sus explicaciones e intervencio-
nes, según pautas de un modelo de análisis que tiene como parámetro
los indicadores de los estados “desarrollados” para sus propios grupos,
por entero distintos a los que aquí consideramos. Hemos definido esto
como etnocentrismo econométrico, ya que desconocen las nuevas formas
de vínculo y las estrategias de supervivencia que caracterizan al campo de
la exclusión. (Ver cuadro de Políticas Sociales, especialmente el modelo
econocrático).
Suele negarse –o aún desconocerse- el carácter solidario, grupal y
autogestionario que permite la atención de las necesidades básicas de las
comunidades vulnerables, lográndose formas de satisfacción que el
Estado no alcanza a relevar.
El carácter narrativo y dialógico de una cultura circular es descono-
cido para las formas bilaterales del abordaje asistencialista. Por el contra-
rio, el modelo grupal de trabajo de observación participante tiene la
misma estructura que las modalidades vinculares de las comunidades vul-
nerables, ya que la similitud de modelos de intercambio permite la inte-
racción. Las redes de parentesco no siguen el ordenamiento que instaura
la heredad. Lo vincular sustituye a lo formal de dichas relaciones (propias
y características del conjunto social del modelo hegemónico).
El “estar” cotidiano se da en el lugar de lo público. La noción de
hogar difiere, no está “adentro” como en el caso del modelo de la socie-
dad de consumo, sino afuera, alrededor del fuego (en el círculo) o cual-
quier espacio circular de encuentro del barrio. La convocatoria es a expre-
sarse en el afuera. En la comunidad vulnerable lo privado se evidencia en
público y el ámbito de la vivienda queda reducido a las funciones vitales

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de descanso y alimentación.
En lo que hace a la operación comunitaria, el conocer estas consi-
deraciones que aquí señalamos y el recuperar sus propios valores (mesti-
zaje, historia familiar, memoria, etc.) permite desarrollar un modo de com-
prensión para el aprendizaje de los códigos y así generar el autocuidado
en el relacionamiento, al poder diferenciar al integrante de la comunidad,
al puntero político, al referente barrial, al técnico de la delegación muni-
cipal y especificar su propia forma de vinculación en el barrio.
La formación de los operadores -como capacitación en servicio,
bajo supervisión permanente- les permite además adquirir el carácter de
asistentes de investigación-acción calificados, tanto para el registro de
recursos como para la producción de los datos obtenidos que ratifican o
no las hipótesis. Esto se da tanto para las memorias barriales como para
los diagnósticos de vulnerabilidad o las intervenciones.
Perder el miedo y llegar a las comunidades vulnerables, no median-
te una convocatoria externa, sino en la búsqueda del contacto directo,
genera confianza en la comunidad en cuanto implica la aceptación del
carácter de persona de los vecinos, los reconoce en tanto sujetos.
Como fue comprobado en estos años, el método de la operación
comunitaria es transferible a diversas provincias y diferentes comunidades
con operadores de la zona, con un funcionamiento que evidencia la
misma eficacia que en el lugar de origen de las experiencias-piloto. El
tiempo de trabajo para obtener dicho resultado en un 70% de las perso-
nas oscila entre 4 meses y un año.
El encuentro para el intercambio comprensivo entre modelos vincu-
lares (acortamiento de la brecha social e intercambio entre “culturas”) es
factible no sólo cuando se adquieren conocimientos teóricos, sino cuan-
do el trabajo en la comunidad vulnerable cumple los requisitos de presen-
cia, paciencia y permanencia.

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9- Inconvenientes encontrados para el desarrollo del plan
Los inconvenientes encontrados para desarrollar el plan (por sus
particulares características) fueron de dos clases: a) los político-elecciona-
rios y b) los referidos al tipo de metodología utilizada para la investiga-
ción y sus referencias en relación a los primeros ya descriptos en el punto
8-A-Aclaraciones acerca de la Metodología.
Los político-eleccionarios: 1999 fue un año que estuvo atravesado
de principio a fin por las elecciones presidenciales de octubre, que no sólo
renovaban las autoridades nacionales, sino también las provinciales, las
municipales y los cuerpos legislativos correspondientes. Todo suceder
cotidiano en las comunidades objeto de estudio giraba en torno a las
elecciones, al antes y al después de las mismas y la desconfianza vecinal
afectó el desenvolvimiento del plan proyectado. Los referentes barriales
con los que se trabajaba estaban abocados, durante el tiempo preeleccio-
nario, a hacer campaña para los candidatos locales. El asistencialismo
ganó protagonismo en detrimento del trabajo participativo de la comuni-
dad en la resolución de sus problemas y/ o necesidades y los vecinos se
manejaban con gran temor a ser manipulados, lentificando el ritmo alcan-
zado antes en el trabajo. Esto fue más grave sobre fin de año por las elec-
ciones y la agudización de lo mencionado. Asimismo, el cambio de refe-
rentes políticos luego de las elecciones retardó la ejecución de las accio-
nes comunitarias.
Metodología utilizada: Este tipo de investigación (IAP) genera
expectativas en la población de las comunidades en torno a la atención
de demandas, sobre todo una vez establecido el vínculo. No tiene en el
campo específico otros referentes, según los datos recabados en la SECyT,
del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación (ver publicación anexa
sobre 1ª reunión de Expertos). En su magnitud sólo es comparable con
experiencias semejantes en otros países de América Latina. Es de resaltar
que la falta de un nivel adecuado de financiamiento obliga a un gran
esfuerzo en los operadores que recaban los datos para la investigación.

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(Uruguay). 17-18 de febrero de 1997, en Montevideo, Rep. Oriental del Uruguay.
P.I.F.A.T.A.C.S.: Prevención del Conflicto Social (Niños y Jóvenes) PROGRAMA
DE INCENTIVOS A LA INVESTIGACIÓN Director: Juan Carlos Domínguez Lostaló.
Inicio del Proyecto: 01/ 05 / 96.Finalización del Proyecto: 31 / 04 / 98. Extracto del
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www.koyatuneditorial.com.ar -175-
-176- www.koyatuneditorial.com.ar
Evaluación de las acciones comunita-
rias del trabajo de campo con que se
evalúa la capacitación
“Acciones de promoción de la Salud
de la Comunidad”

AÑO 1996
A través del Trabajo Comunal Universitario (Nivel III de la
Capacitación Laboral en Operador en Comunidad), se llevaron a cabo
experiencias-piloto realizadas en el Partido de La Plata, y en General Pico
y Santa Rosa de la Pampa.
Cada grupo realizó un primer acercamiento a la comunidad y pos-
teriormente al diagnóstico de la zona y delimitación de la problemática,
elaboró un proyecto de trabajo comunitario acotado y concreto en base
al tiempo pautado para realizar el trabajo de campo (un mes de duración),
lo cual no invalidó la posibilidad de continuación de los mismos bajo la
modalidad de Centro de Práctica (TCU).
Los proyectos del año 1996 y 1997, en la experiencia de La Plata,
fueron los siguientes:

Tenencia de la tierra en un asentamiento de Altos de San Lorenzo


Integrantes: Ma. del Carmen Díaz, Angela Duarte, Fernanda Chironi,
Mónica Malagamba, Andrea Moller, Christian Ríos y Ma. Susana Ríos.
El grupo estuvo conformado por siete integrantes, entre los cuales
se contaba con alumnos y graduados de las carreras de Trabajo Social,
Psicología y Sociología. La falta de abogados fue uno de los puntos que
el grupo destaca como obstaculizador de la tarea, en lo concerniente a la
facilitación de recursos humanos y contactos.
Se percibe como problema central el peligro de desalojo de los
habitantes de la zona (calles de 78 a 81 y de 15 a 19) y la falta de infor-
mación para llevar a cabo las acciones necesarias para resolverlo.
De las conclusiones grupales se evalúa que la información recaba-

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da llegó a todos los referentes barriales y a los grupos y organizaciones
que trabajan en relación al tema, con el compromiso de que ellos se trans-
formen en difusores de estos recursos.
El grupo deja abierta la posibilidad de continuación de dicho pro-
yecto o de sumarse a otros que trabajen en la problemática, haciendo uso
del material obtenido.

Convocatoria comunitaria a la jornada: “La Plaza de Todos”. Red Solidaria


Interinstitucional
Integrantes: Mariela Argañín, Paola Cerana, Dino Di Nella, Constanza
Glaria, Liliana Gómez, Juan Lovari, Carolina Martini, Ma. Isabel Molinari,
Claudia Nuñez, Adriana Onofri, Mariana Oyola, Ricardo Rodríguez, Julieta
Veloz, Yésica Vidales, Carina Weishein y Ma. de las Nieves Zubimendi.
El grupo estaba integrado por dieciseis alumnos provenientes de
las siguientes disciplinas: Derecho, Medicina, Sociología, Técnico en
Minoridad y Familia, Trabajo Social y Psicología.
La intervención, a través del Servicio FONOSIDA dependiente del
Programa VIHDA (Fundación Dr. J M. Mainetti) consistió, por un lado, en
la convocatoria comunitaria en el día internacional de lucha contra el SIDA
a una muestra participativa de arte popular y, por el otro, en la conforma-
ción de una red solidaria interinstitucional con el objetivo de organizar un
banco de datos para el servicio.
Analizando la realización de ambas actividades, se observa que:
- La convocatoria se hizo de manera amplia, extendida a la comu-
nidad en general. La respuesta fue altamente favorable, haciéndo-
se presentes tanto los artistas plásticos y musicales como el públi-
co interesado en la temática. Participaron activamente, incluso con
la firma del petitorio para ser enviado al Congreso pidiendo que el
Gobierno facilite la entrada al país y entrega de la medicación.
- Para la creación de la Red Solidaria Interinstitucional, se realizó
un recorte de instituciones priorizando aquellas que podrían cubrir
las necesidades expresadas por el Servicio FONOSIDA, en lo refe-
rente al aspecto jurídico, asistencial y habitacional.
Las instituciones visitadas para la conformación de la red de recur-
sos fueron:
En el área de salud: 13 instituciones
En el área religiosa: 5 instituciones.

-178- www.koyatuneditorial.com.ar
En el área jurídica: 3 instituciones.
Organizaciones Gubernamentales: 12 instituciones.
O.N.G.: 16 instituciones.
Servicios policiales: 3 instituciones.
Colegios y Asociaciones de Profesionales: 3 instituciones.
Otras: 3 instituciones.
El alcance de ambas actividades tuvo su repercusión y respuesta
inmediata. Cabe aclarar que algunas instituciones especificaron que no
trabajan directamente con la problemática. Queda por evaluar , el servicio
FONOSIDA, la respuesta mediata de las instituciones visitadas.

Abordaje institucional con tarea concreta y acotada


Integrante: Emma Balmaceda.
Este trabajo fue realizado por una sola persona, proveniente de la
carrera de Trabajo Social, por las siguientes razones:
- Su situación laboral y carga horaria le dificultaban las reuniones
grupales.
- La institución en la que podría haber realizado el trabajo pertene-
cía a la comunidad de Los Hornos, a 35 km. de su domicilio.
Por lo expresado anteriormente es que decidió, previa autorización
del Programa, continuar trabajando en una institución que fue relevada en
el Nivel II de la capacitación: Casa del Niño Nueva Esperanza, ubicada en
el asentamiento Esperanza Grande.
Su proyecto fue la Extensión de Cupos Alimentarios, si bien la pobla-
ción del barrio se encuentra desbordada de necesidades de todo tipo.
Este objetivo específico, la construcción de un salón de usos múl-
tiples con baños instalados y la satisfacción de otras demandas urgentes
y emergentes de la comunidad fueron logrados.
De todos modos surge como cuestionamiento personal, el carácter
asistencialista en que devino el proyecto, por cuanto si bien la gestión se
realizó en base a requerimientos concretos, no propició alternativas ni
generó procesos autogestivos. Dando cuenta esto de las dificultades de
llevar a cabo una acción comunitaria en forma individual, cuando sus ejes
son la grupalidad y la interdisciplinariedad.

Mate, juegos y trueque


Integrantes: Verónica Ardohain, Andrea Bequiristain, Ma. Elena

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Busqued, Sonia Borzi, Mariana Córdoba, Gabriela Gómez, Andrea Gulayin,
Gloria Mustapich, Ma. Belén Naval, Sandra Velazquez e Iara Vidal

Este proyecto lo llevaron a cabo alumnos y graduados de las carre-


ras de Trabajo Social, Psicología, Docencia y Medicina; siendo en total
once integrantes.
El programa de trabajo apuntaba a crear un espacio, reforzando los
vínculos de solidaridad ya existentes en la comunidad, de información
para la futura organización del “Club del Trueque” y su posible integra-
ción a la Huerta Comunitaria del lugar. (Los Hornos)
Los destinatarios eran todos aquellos vecinos de la zona interesa-
dos en esta propuesta alternativa a la economía vigente. La convocatoria
a la actividad, que incluía la reunión con mateada y juegos para los chi-
cos, se llevó a cabo mediante carteles, invitaciones por intermedio de los
niños que concurren a la Escuela n 116 y al C.E.Co.C, F.M. y referentes
barriales como el Padre Juan y la Directora del C.E.Co.C.
Si bien el número de vecinos no cubrió las expectativas esperadas
por el grupo, el grado de interés y participación demostrado por los refe-
rentes barriales y por los participantes del encuentro hace pensar en la
posibilidad de que los mismos se hallan convertido en difusores de la
experiencia y generado ésta u otras experiencias autogestivas comunita-
rias.

Relevamiento de emergentes comunitarios para futuras actividades del


Centro Educativo de Coparticipación Comunitaria
Integrantes: Silvio Angelini, Ana Belhits, Alicia Maldonado, Xavier
Oñativia, Cynthia Ramacciotti, Anatilde Senatore y Osvaldo Spléndido.
El grupo está conformado por siete integrantes de las carreras de
Derecho, Psicología y Trabajo Social. La intervención tiene lugar en el
C.E.Co.C que funciona en el Club y Centro de Fomento San Martín de Los
Hornos (calle 60 e/ 144 y 145 )
Como objetivos se plantearon evaluar las principales necesidades
de la comunidad en el área de salud, para luego entregar al C.E.Co.C. un
informe a los fines de planificar futuras actividades orientadas a la pre-
vención.
Realizaron entrevistas en el Centro de Salud Nº 1 a profesionales y
usuarios, en el C.E.Co.C. a la directora y a los padres de los niños que

-180- www.koyatuneditorial.com.ar
concurren al mismo, en la Escuela n 116 a docentes y miembros del
Equipo de Orientación Escolar (E.O.E.) y en el barrio a familias de la zona.
Cabe resaltar que según el abordaje que se utilizó para entrevistar
a la gente, las respuestas fueron diferentes.
A partir de las observaciones y de lo escuchado lo que se presen-
ta como más recurrente es el tema de la gran cantidad de basura que
genera una quema constante de desechos, altamente contaminantes. Ante
la gran desocupación surge la figura del “cartonero” y la familia que trae
basura y la utiliza para sobrevivir.
Otras problemáticas que se detectaron fueron: violencia familiar,
desempleo, deserción escolar, déficit en el saneamiento ambiental, pre-
sencia significativa de cardiopatías chagásicas, drogadicción y alcoholis-
mo, desnutrición y vacunación.
El equipo de trabajo propone entonces:
Realizar talleres con especialistas basurólogos que puedan capaci-
tar a quienes trabajan con y viven de la basura, aprovechando al máximo
la potencialidad de los recursos con técnicas de reciclaje, como así tam-
bién mejorando la calidad de vida de la población en términos de salud
(Prevención de enfermedades que genera la basura) y de la construcción
de identidades (dejar de ser “los de la quema“, para tener un lugar más
digno y respetado).

Estudio de la capacidad de receptividad y de contención en grupos de


pertenencia y comunidad de usuarios ambulatorios del hospital neuropsi-
quiátrico a. Korn de m. romero
Integrantes: Daniel Altaparro, Olga Beiserman, Mariano Cardelli,
Cecilia Castronuovo, Andrea Giacomino, María Florencia Jurío, Ana Valeria
Lafalla, Fernando Maitini, Karina Malacalza, Liliana Mathieu, Fernanda
Meyer, Emma Teresa Muraca, Ayelén Rodríguez y Alejandro Viglione.
El grupo estaba conformado por catorce integrantes, entre los cua-
les había estudiantes y graduados correspondientes a las carreras de psi-
cología, psicología social, operador terapéutico, trabajo social y derecho.
El trabajo de intervención fue realizado en la Sala Albina
(Régimen de Hospital de Día) del Hospital Neuropsiquiátrico Alejandro
Korn (Melchor Romero)
El grupo tiene una entrevista con la Jefa de Servicio Psic. Graciela
Negri, quien les comunica que hace muy poco tiempo se hizo cargo del

www.koyatuneditorial.com.ar -181-
servicio. El mismo se encuentra reformulando función de la institución, la
cual planteatendría como objetivo la reintegración socio-comunitaria y
vincular de los usuarios, por intermedio del trabajo con la comunidad res-
tableciendo los lazos vinculares con el afuera, evitando así la internación.
La dificultad que la Psic. plantea se refiere a la obtención de datos bási-
cos de los historiales clínicos de los pacientes.
En relación a lo expuesto el grupo se plantea como objetivo de
la tarea a realizar, rearmar las historias clínicas incluyendo datos y recur-
sos personales, familiares, judiciales, laborales y comunitarios de los
actuales usuarios del Hospital de Día, en condiciones de pacientes exter-
nados (suman un total de ocho pacientes). Otro de los objetivos es inves-
tigar sobre los fundamentos legales del Hospital de Día.
La metodología y actividades implementadas fueron las siguientes:
- Conformación de duplas interdisciplinarias para encarar la tarea
desde diferentes puntos de vista.
- Recorrida y relevamiento barrial. Diagnóstico de recursos institu-
cionales y comunitarios.
- Entrevistas a grupos de pertenencia y referencia. Diagnóstico vin-
cular y de vulnerabilidad psico-social del usuario.
El grupo se plantea que el impacto del trabajo puede ser evalua-
do a posteriori, cuando estos datos incluidos en las historias clínicas, pue-
dan ser un aporte para la reintegración socio-comunitaria y vincular del
usuario.
Esta experiencia de intervención marcó el punto de partida de la
implementación de una experiencia piloto, creación de uno de los Centros
de Práctica dependientes del P.I.F.A.T.A.C.S. (Programa de Investigación,
Formación y Asistencia Técnica en alternativas del Control Social).

Actividades de apoyo y de reacondicionamiento del centro educativo com-


plementario 803. (Berisso)
Integrantes: Marcelo Basaldúa, María Isabel Beltrán, Miriam
Herrera, Angela Ibarra, Analía Mc.Cormack y María Patricia Rack.
El grupo se conformó interdisciplinariamente por seis integrantes.
Sus miembros eran estudiantes y graduados de las carreras de antropo-
logía, trabajo social y psicología. Realizan su intervención en el Centro
Educativo Complementario 803 de Berisso (CEC), apuntando a la atención
de emergentes, surgidos de la observación de necesidades por parte del

-182- www.koyatuneditorial.com.ar
equipo (recogidas en el trabajo barrial de diagnóstico) y del registro de la
demanda explícita de la institución (sistematizado a partir de las entrevis-
tas realizadas con personal de la misma).
los siguientes son los pedidos y reclamos más con mayor acuerdo
institucional y comunitario:
1. Proporcionar al CEC material didáctico y lúdico.
2. Armado de una pequeña biblioteca en el CEC.
3. Limpieza del predio y recuperación de ese espacio con fines
recreativos (cancha de fútbol, colocación de aros de basquet, etc.)
4. Brindar información sobre cómo realizar el trámite de documen-
tación en forma gratuita.
Las estrategias de trabajo implementadas fueron diferentes según los
items antes mencionados. En relación con los tres primeros, se realizó una
convocatoria masiva a la comunidad. Esta incluyó a la población institu-
cional y la comunidad en general (por intermedio de afiches pegados en
el barrio y mediante la entrega de volantes informativos a los alumnos del
CEC).
Para la consecución del cuarto eje se recabó información, que luego
se socializó por medio de un volante, a los efectos de notificar a la pobla-
ción del barrio acerca de los pasos a seguir respecto a la obtención de la
documentación.
Se lograron la mayor parte de los objetivos propuestos debido al
esfuerzo personal de los integrantes del grupo. Queda planteado un inte-
rrogante relacionado con la escasa participación de la comunidad (ausen-
cias de los miembros de la institución educativa y del barrio) y el efecto
de impacto que dicha operación comunitaria produjo en la misma, sobre
todo en aquellos miembros partícipes activos del C.E.C. 803 (directivos,
docentes, niños y padres).
El grupo se pregunta si la consecución de objetivos (como los plan-
teados en esta experiencia de capacitación) es suficiente cuando las ins-
tancias comunitarias e institucionales no logran articular acciones comu-
nes con niveles mínimos de participación, sobre todo a la hora de surgir
nuevas dificultades en sus grupos más vulnerables.

AÑO 1997

El grupo de operadores comunitarios decidió realizar una interven-

www.koyatuneditorial.com.ar -183-
ción en la zona de Ringuelet Norte. Estuvo integrado por seis personas
correspondientes a las carreras de psicología, derecho, psicología social y
periodismo.
La etapa diagnóstica consistió en realizar recorridos en el barrio con
el fin de hacer un reconocimiento del lugar, de sus características y su
gente, detectar necesidades comunes y recursos, encontrar lugares de reu-
nión y sitios de intervención posibles. Así fue que hallaron la “Posada de
los niños”, una construcción abandonada cuyo nombre supieron a través
de los vecinos.
Pensaron que la posibilidad de discutir acerca del destino que se le
podía asignar al edificio, podía ser motivo convocante para una reunión,
donde los vecinos se conocerían, intercambiarían inquietudes y comen-
zarían a plantear necesidades comunes. A partir de este momento el
grupo delimita el área de intervención, la actividad a realizar y la meto-
dología a emplear.
En un primer momento mantuvieron charlas con los vecinos tratan-
do de indagar historias, recursos y demandas. En estas se visualizaron las
necesidades de los vecinos (unidad sanitaria, asfalto, seguridad, etc.)
quienes estaban dispuestos a trabajar para modificar alguna de estas
situaciones.
Paralelamente testearon los conocimientos sobre la Posada con el
objetivo de observar que lugar ocupaba la misma en el imaginario barrial.
Los vecinos casi nada pudieron aportar acerca de la causa de su abando-
no, así como muy pocos tenían conocimineto del proyecto de guardería
original. Pero se mostraron interesados y dispuestos a contribuir en la
finalización del edificio, a tal fin demandaron la intervención de gente que
no perteneciera al barrio que los ayudara a organizarse.
A partir del diagnóstico, el grupo de operadores comunitarios se
planteó los siguientes objetivos:
- Objetivo general: Realizar acciones tendientes a fortalecer, mejo-
rar y /o promover lazos vinculares en la comunidad para disminuir
riesgos de vulnerabilidad psico-social.
- Objetivo específico o complementario: Tender a la materialización
de un espacio donde puedan realizarse actividades, reuniones, con-
tener a los niños, recibir asistencia sanitaria, etc.
Una vez planteados los objetivos los operadores implementaron
como Estrategias de Intervención:

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- Una serie de reuniones vecinales con el fin de contribuir al inter-
cambio de las diversas inquietudes y favorecer el acercamiento y
la identificación al vislumbrar necesidades comunes. Promovieron
dicha convocatoria a través de la palabra y panfletos, que se entre-
garon de puerta en puerta y se distribuyeron en comercios de la
zona. Se realizaron tres convocatorias, de las cuáles una se llevo a
cabo en la vereda , otra en la Posada y la tercera fue suspendida
por la no presencia de los vecinos.
- El acercamiento a las dueñas de la Posada con el objetivo de
evaluar las posibilidades de reactivar la consecución de la misma.

A partir de los objetivos planteados y de las estrategias llevadas a


cabo, se evaluó que:
- La construcción de vínculos entre la gente del barrio no pudo
lograrse debido a la interrupción del trabajo en el barrio por falta
de quórum. La no concurrencia de los vecinos a la tercer convoca-
toria se debió a cuestiones de orden político e intereses persona-
les (de algunos vecinos) que fueron truncados por efecto de la
intervención llevada a cabo.
- En cuanto a la materialización de la “Posada de los niños”, se con-
tacto a las dueñas de la misma y el contacto de éstas con los veci-
nos generó el interés por terminar la construcción.

El grupo de Operadores Comunitarios, integrados por estudiantes


de periodismo, psicología, psicología social y trabajo social, llevo a cabo
la operación comunitaria en la zona de Romero.
La elección del mismo surgió a partir del diagnóstico realizado en
el barrio. Este consistió en un acercamiento al mismo, en charlas con los
vecinos, lo que permitió delimitar distintas necesidades de la comunidad:
prolongación de la red de agua potable; mejoras y asfaltado de calles;
obtención de títulos de propiedad de lotes; alumbrado público.
Se observo una falta de vinculación entre los vecinos del barrio,
derivando en una dificultad para poder agruparse y así resolver las nece-
sidades de la comunidad.
De las charlas con los distintos vecinos surgió la idea de hacer
una serie de reuniones donde se plantearían las distintas dificultades y
necesidades.

www.koyatuneditorial.com.ar -185-
Del diagnóstico de la comunidad, el grupo de operadores comu-
nitarios se planteo los siguientes objetivos:
- Objetivo general: Generar los vínculos entre los vecinos, como
modo de solucionar conflictos y reducir la vulnerabilidad psico-
social.
Promover la autogestión apostando a la salud de la comunidad.
- Objetivo a largo plazo: Construir la identidad del barrio a través
de la reconstrucción de la historia personal y comunitaria.
- Objetivo específico: Convocar una reunión barrial con el objetivo
de producir un encuentro entre los vecinos, que permita delimitar
una tarea concreta , a partir de la cual se fueran creando los vín-
culos.
Estrategias de intervención
Una serie de reuniones vecinales, convocando a los vecinos a través
de visitas casa por casa, volantes y comentarios entre ellos. Reuniones
que se llevaron a cabo al aire libre, dentro de la zona delimitada.
Se llevaron a cabo cinco reuniones en el barrio y una reunión con el
delegado municipal, con el fin de solucionar el problema de las calles.
De los objetivos planteados y de las estrategias de intervención lle-
vadas a cabo, se evaluó que:
- A través de la puesta en común de sus necesidades los vecinos
comenzaron a conocerse y vincularse entre ellos, lo cual derivo en
la apropiación del espacio de reunión, siendo esto un indicador de
autogestión.
- Se pudo delimitar una tarea concreta con los vecinos ( el mejora-
miento de las calles) y llevarla a cabo con éxito.

La Operación Comunitaria que el grupo, formado por estudiantes de


psicología, de periodismo, de psicología social y de secundario, llevó a
cabo fue realizada en un Hogar de Niños “Pantalón Cortito”; ubicado en
la zona de Gambier.
Del diagnóstico de la zona, de las necesidades expresadas por los
vecinos, surge la demanda de un espacio en el cuál dejar a los niños,
debido a que el jardín se encontraba muy alejado de la zona.
A partir de dicho diagnóstico se decidió realizar la intervención
comunitaria en el Hogar de Niños “Pantalon Cortito”.
De las charlas con la directora y con los chicos del hogar , se detec-

-186- www.koyatuneditorial.com.ar
to que la forma de relacionarse entre ellos se apoyaba en la violencia, sur-
giendo de estos encuentros y del análisis de los mismos los Objetivos de
la intervención del grupo:
- Objetivo general: Reforzar los vínculos dentro de “Pantalón
Cortito”; de éste con la comunidad y viceversa.
- Objetivo a corto plazo:
-fomentar una modalidad de trabajo grupal
-difundir la institución, su historia, sus actividades, intentando pro-
mover que la comunidad se acerque, sensibilice y solidarice con la misma.
Las Estrategias de intervención consistieron en 12 encuentros con
los chicos, donde la modalidad de trabajo fue grupal, de mañana y de
tarde, en los cuáles se trabajaban temas como los Derecho del Niño,
reglas de convivencia, la historia de “Pantalón Cortito”. Se llevó a cabo la
difusión del Hogar a través de carteles realizados, repartidos y pegados
por los chicos.

www.koyatuneditorial.com.ar -187-
ANEXO 7. CUADRO COMPARATIVO DE LOS CENTROS DE PRÁCTICA DE TCU
1
Centro de Objetivo/s Tipo de Dispositivo Equipos: Disciplinas D erecho EVALUACIÓN (Eficacia) Transferencia
Práctica (Modelo de la Clínica de los i ntegrantes 2 Promovido
Lugar

Criterio Centro Institu- Teorí a Meto- Téc-


éc-
de Vulnerabilidad) de ción
ci ón dolo- nicas
práctica gía
ía
Hospital de Día del Establecer, Sistema alternativo de Graduados y alumnos de A la salud. Altas 70% 5%
Hospital coordinar y atención no institucio- las carreras de Psicología, A la en un
Neuropsiquiátrico sostener el nalizante de personas Sociología, Derecho, identidad. año
Melchor Romero

Alejandro Korn Programa de con sufrimiento Trabajo Social, Bellas A vivir en (1997 SI SI

PARCIAL
Reintegración mental. (ver planilla Artes, Antropología, comunidad. Reingresos 5% 48%
Vincular y Centro de Práctica del Comunicación Social, en un año
Socio- Hospital de Día) Ciencias de la Educación, (1997)
Comunitaria de Medicina.
los Usuarios del
Hospital de Día.
Centro Educativo de Implementar un Sistema alternativo Graduados y alumnos de A la Retención 3
Co-participación dispositivo de de Atención de la las carreras de Psicología, educación. Institucional 94% 67%
Comunitaria
atención de la Vulnerabilidad Sociología, Comunicación
CECoC Al cuidado y SI PAR- SI
L os Hornos

vulnerablidad de Educativa. Social, Ciencias de la protección de CIAL


los niños Educación, Docencia, la infancia.
deriva-dos de la Derecho, Trabajo Social, Fracaso
Escuela Nº 116 (Los Operadores Comunitarios, (Repitencia) 0% 29%
Hornos) al CECoC, Psicología Social.
que prevenga la
exclusión del
sistema educativo.
Asentamiento Generar y consolidar Dispositivo de Graduados y estudiantes A una
instancias organizativas facilitación de recursos Grado de Parcial Nulo
“Don Fabián” de las carreras de vida digna.

NO CORRESPONDE
grupales, facilitando participa- SI SI
Melchor Romero

(ver Informe Final de vinculares a sectores Comunicación Social, A la asistencia


nuevas formas de ción
TCU adjunto) expresión, asociación marginados y Psicología y Psicología social.
y participación, excluidos a través de Social. Continuidad SI Parcial
tendientes a reconstruir la realización Impacto
redes sociales para participativa y grupal
reducir la
social de
de actividades acciones Fuerte Escaso
vulnerabilidad
psico-social. comunitarias. del Estado
1. Todos los Centros de Práctica toman como principios metodológicos lo grupal y lo interdisciplinario, y al Trabajo Comunal Universitario como su recurso humano fundamental.
2. En el Hospital de Día y en “Don Fabián” todos los participantes de la experiencia son Operadores Comunitarios, egresados del Curso de Capacitación Laboral en Operación Comunitaria
3. Evitar abandono o expulsión de la escuela
ANEXO 3 - CUADRO COMPARATIVO DE LAS OPERACIONES COMUNITARIAS 1996 Y 1997-98, CON EVALUACIÓN EXPERIENCIA DEL GRAN LA PLATA

A ño y Nombre Objetivo/s Equipos: Disciplinas de los Acciones: Breve descripción Derecho Cumplimento Transferencia
lugar integrantes promovido de objetivo/s 1
Si Parc No Si Parc No
Año 1996 Tenencia de la tierra en un Analizar la situación de los 7 integrantes: de las carreras de Búsqueda de información específica y difusión de la misma entre los
asentamiento de Altos de San habitantes de la zona ante el Trabajo Social, Psicología y referentes barriales como forma de disminuir la ansiedad generada
La Plata Lorenzo (calles de 78 a 81 y peligro de desalojo. Sociología. por la desinformación y la falta de propuestas para superar el A la vivienda
de 15 a 19) problema.

Año 1996 Convocatoria comunita-ria a la Organizar una convocatoria 8 integrantes, alumnos y La intervención, vehiculizada a través del Servicio FONOSIDA, A la salud
jornada: “La Plaza de Todos” comunitaria en el Día graduados de las carreras de dependiente del Programa VIHDA (Fundación Dr. J M. Mainetti)
La Plata (Día Internacional del Sida) internacional de lucha contra Medicina, Sociología, Trabajo consistió en la gestión de la convocatoria a grupos de trabajo en A la
el Sida. Social y Psicología. Sida, artistas y público en general a una Muestra Participativa de Arte información
Popular en Plaza Moreno y la coordinación de la misma.

Año 1996 Red Solidaria Interinstitucional Conformar una Red Solidaria 8 integrantes, alumnos y Esto requirió de un trabajo de comunicación, intercambio y A la salud
para la lucha contra el Sida Interinstitucional con el graduados de las carreras de negociación entre grupos que trabajaban en el tema y/o atienden a
La Plata objetivo de organizar un Derecho, Medicina, Tecnicatura afectados y portadores. A la
Banco de Datos para las en Minoridad y Familia, Trabajo información
organizaciones participantes. Social y Psicología.

Año 1996 “Mate, juegos y trueque”. I mplementar un sistema de Seis integrantes, alumnos y Información para la futura organización del “Club del Trueque” y su A la
trueque en un barrio de Los graduados de las carreras de posible integración a la Huerta Comunitaria del lugar (Los Hornos) información
Los Hornos Hornos. Trabajo Social, Psicología, mediante la conformación de grupos de vecinos que fueron
Docencia y Medicina. resolviendo sus diferencias, pese a las dificultades de convocatoria,
por lo complejo de la zona.

Año 1996 Festival de Fin de Año del Fortalecer la vinculación Siete integrantes, alumnos y Organización de un evento con recursos barriales, para la recreación A la
CeCOC y la Escuela Nro. 116 intrainstitucional y con la graduados de las carreras de e intercambio de los usuarios del Centro y sus grupos de recreación
Los Hornos de Los Hornos. comunidad de pertenencia. Trabajo Social, Psicología, pertenencia.
Docencia. 1- Reconocimiento del CeCOC y entrevistas a sus usuarios.
2- Reuniones con la Dirección del Centro para la coordinación de A la
las actividades. protección
especial de la
3- Recorridas y entrevistas a vecinos del centro para convocar al infancia
evento.
(Punto de partida de la implementación de uno de los
Centros de Práctica relacionados con la investigación)

Año 1996 Centro Educativo de Relevar emergentes para Siete integrantes de las carreras Evaluación de las principales necesidades de la comunidad en el área A la salud
Coparticipación Comunitaria. futuras actividades. de Derecho, Psicología y Trabajo de salud, a los fines de planificar futuras actividades orientadas a la
Los Hornos Social. prevención de enfermedades. Reforzamiento del tema Educación A la
ecológica procurando realizar un proyecto de capacitación en educación
reciclaje de basura.
(Punto de partida de la implementación de uno de los
Centros de Práctica relacionados con la investigación)

Año 1996 Diagnóstico vincular y socio- Estudiar la receptividad y Ocho integrantes, estudiantes y Rearmar las historias clínicas incluyendo datos y recursos personales,
comunitario de los usuarios capacidad de contención en graduados de las carreras de familiares, judiciales, laborales y comunitarios de los actuales
Melchor ambulatorios de la Sala Albina grupos de pertenencia y Psicología, Psicología Social, usuarios de la Sala Albina, en condiciones de pacientes externados. A vivir en
Romero del Hospital Neuropsiquiátrico comunidad de los usuarios Operador Terapéutico, Trabajo Comunidad
A Korn de M. Romero. de la Sala Albina. Social. (Punto de partida de la implementación de uno de los
Centros de Práctica relacionados con la investigación)

1
Los criterios de evaluación fueron los siguientes: 1) Impacto poblacional de la operación comunitaria. 2) Nivel de participación de la comunidad. 3) Continuidad (transferencia tendiente a la cogestión y/o autogestión)
A ño y Nombre Objetivo/s Equipos: Disciplinas de los Acciones: Breve descripción Derecho Cumplimento Transferencia
lugar integrantes promovido de objetivo/s 1
Si Parc No Si Parc No
Año 1996 Acercamiento a las Estudiar la factibilidad para Seis integrantes, estudiantes y - Investigación sobre los fundamentos legales y técnicos para la
instituciones de encierro en el la transformación graduados de las carreras de apertura y funcionamiento de un Servicio de Hospital de Día.
Melchor ámbito de la Salud Mental: el institucional de la Sala Psicología, Trabajo Social y A la Salud
Romero Hospital de Día como Albina (Hospital Alejandro Derecho. - Trabajo institucional sobre la viabilidad de la reformulación
alternativa al encierro Korn) en Hospital de Día. institucional del Servicio, previo estudio de la situación familiar y
manicomial. comunitaria de los pacientes.
(Punto de partida de la implementación de uno de los
Centros de Práctica relacionados con la investigación)
Año 1996 Consolidación del Centro Estimular la participación de Seis integrantes, estudiantes y Reacondicionamiento del Centro por parte de los vecinos del barrio. A la
Educativo Complementario la comunidad educativa graduados de Antropología, educación
Berisso Nro. 803. Trabajo Social y Psicología. 1- Proporcionar al CEC material didáctico y lúdico. A la
Crear un espacio para la recreación
recreación. 2- Armado de una pequeña biblioteca en el CEC.
A la
3- Limpieza del predio y recuperación de ese espacio con fines información
recreativos (cancha de fútbol, colocación de aros de basquet, Al cuidado y
etc.) asistencia
especial de la
4- Brindar información sobre cómo realizar el trámite de infancia
documentación (DNI) en forma gratuita.
Año 1996 Abordaje institucional con Apoyar y consolidar 1 integrante, de la carrera de Extensión de Cupos Alimentarios para los habitantes del A un nivel de
tarea concreta y acotada (Casa Institución de contención de Trabajo Social. asentamiento, construcción de un Salón de Usos Múltiples con baños vida
Quilmes del Niño “Nueva Esperanza”, niños que atiende instalados y la satisfacción de otras demandas urgentes y adecuado
asentamiento “Esperanza necesidades primarias. emergentes de la comunidad.
Grande.”) A la
Asistencia
Social
Año 1997 “La Posada de los Niños”: E stimular la capacidad de Seis integrantes, alumnos y Recuperación comunitaria de un proyecto de centro de atención para A la educac.,
vinculación de los vecinos. graduados de Psicología, chicos en riesgo social. Reuniones vecinales tendientes a terminar la recrea-
Tolosa Derecho, Psicología Social y una construcción utilizable para cubrir necesidades barriales ción, la
Periodismo. (Guardería, atención primaria de la salud, etc.) recuperándose la información.
capacidad de vinculación entre distintos grupos que componían el Al cuidado y
vecindario, abriéndose una instancia de diálogo para llegar al asistencia
objetivo señalado. especial de la
infancia
Año 1997 “De esquina a esquina” (161 Conformar una red vincular Siete integrantes, de las Generación de un espacio de reunión en la plaza del barrio. A vivir en
a 172, y de 515 a 521) como modo de solucionar carreras de Psicología, comunidad.
conflictos y reducir la Psicología Social, Periodismo y Acciones derivadas del funcionamiento del espacio creado como
vulnerabilidad psicosocial. Trabajo Social. consecuencia de la recuperación del uso del derecho a la palabra.
Melchor
a) Proceso de revinculación vecinal en función de la formulación de
1
Los criterios de evaluación fueron los siguientes: 1) Impacto poblacional de la operación comunitaria. 2) Nivel de participación de la comunidad. 3) Continuidad (transferencia tendiente a la cogestión y/o autogestión)
A ño y Nombre Objetivo/s Equipos: Disciplinas de los Acciones: Breve descripción Derecho Cumplimento Transferencia
lugar integrantes promovido de objetivo/s 1
Si Parc No Si Parc No
Romero demandas compartidas.
b) Construcción colectiva de estrategias de atención de dichas
demandas. 1. Mejoramiento de calles (de tierra) 2.
Acondicionamiento del espacio verde del barrio.

Año 1997 “Pequeño salto” Propiciar la capacidad de 5 integrantes de las carreras de 12 encuentros grupales con los chicos. Temas abordados en los A la
diálogo y derecho al disenso Psicología, Periodismo, grupos de trabajo: Derechos del Niño, reglas de convivencia identidad.
como alternativa al ejercicio Psicología Social. intrainstitucional, la historia de “Pantalón Cortito”. Difusión barrial
de la violencia en un centro del Hogar en forma participativa a través de carteles realizados, A la
Gambier educación.
de atención de niños. repartidos y pegados por los chicos, reafirmando su posiblidad de
(“Pantalón Cortito”) constituirse como grupo para una tarea específica. A la libre
Mediante los encuentros se intentó: 1)Reforzar los vínculos expresión.
institucionales (internos y externos) 2) Fomentar una modalidad de Al cuidado y
trabajo grupal. 3) Difundir la función social de la institución, su asistencia
historia y sus actividades. especial de la
infancia

Año 1997 Difusión de una experiencia Difundir la tarea del Servicio 6 integrantes de las carreras de -Estudio comparativo de los sistemas de atención del Hospital Derecho a la
alternativa en atención de de Hospital de Día Psicología Social, Trabajo Social, Neuropsiquiátrico “Alejandro Korn” salud.
Salud Mental Comunicación Social y
Psicología. -Estudio de factibilidad para la difusión del Servicio del Hospital de
Melchor (––) Día.
Romero
-Entrevistas a autoridades del Hospital “Alejandro Korn”.
-Difusión interna (dentro del Hospital Neuropsiquiátrico A. Korn) y
promoción del servicio de atención del Hospital de Día.

Año 1997 Comunidad, comunicación y Promover la organización 6 integrantes, de las carreras de Serie de reuniones vecinales (asambleas) con el fin de lograr una A vivir en
prevención: Barrio Don Fabián comunitaria, interrelacionando Comunicación Social, Trabajo organización comunitaria para operativizar la resolución de comunidad
instituciones y grupos del Social, Psicología y Psicología problemas y necesidades. Realización de la convocatoria, gestión del
asentamiento para la Social. espacio físico, coordinación de las reuniones, acompañamiento de los A un nivel de
Melchor vida
Romero formulación de demandas y vecinos en las actividades surgidas a partir de las mismas.
atención de problemas adecuado
comunes en forma (Punto de partida de la implementación de uno de los
participativa. Centros de Práctica relacionados con la investigación)

1
Los criterios de evaluación fueron los siguientes: 1) Impacto poblacional de la operación comunitaria. 2) Nivel de participación de la comunidad. 3) Continuidad (transferencia tendiente a la cogestión y/o autogestión)
A ño y Nombre Objetivo/s Equipos: Disciplinas de los Acciones: Breve descripción Derecho Cumplimento Transferencia
lugar integrantes promovido de objetivo/s 1
Si Parc No Si Parc No
Romero demandas compartidas.
b) Construcción colectiva de estrategias de atención de dichas
demandas. 1. Mejoramiento de calles (de tierra) 2.
Acondicionamiento del espacio verde del barrio.
Año 1997 “Pequeño salto” Propiciar la capacidad de 5 integrantes de las carreras de 12 encuentros grupales con los chicos. Temas abordados en los A la
diálogo y derecho al disenso Psicología, Periodismo, grupos de trabajo: Derechos del Niño, reglas de convivencia identidad.
como alternativa al ejercicio Psicología Social. intrainstitucional, la historia de “Pantalón Cortito”. Difusión barrial
de la violencia en un centro del Hogar en forma participativa a través de carteles realizados, A la
Gambier educación.
de atención de niños. repartidos y pegados por los chicos, reafirmando su posiblidad de
(“Pantalón Cortito”) constituirse como grupo para una tarea específica. A la libre
Mediante los encuentros se intentó: 1)Reforzar los vínculos expresión.
institucionales (internos y externos) 2) Fomentar una modalidad de Al cuidado y
trabajo grupal. 3) Difundir la función social de la institución, su asistencia
historia y sus actividades. especial de la
infancia
Año 1997 Difusión de una experiencia Difundir la tarea del Servicio 6 integrantes de las carreras de -Estudio comparativo de los sistemas de atención del Hospital Derecho a la
alternativa en atención de de Hospital de Día Psicología Social, Trabajo Social, Neuropsiquiátrico “Alejandro Korn” salud.
Salud Mental Comunicación Social y
Psicología. -Estudio de factibilidad para la difusión del Servicio del Hospital de
Melchor (––) Día.
Romero
-Entrevistas a autoridades del Hospital “Alejandro Korn”.
-Difusión interna (dentro del Hospital Neuropsiquiátrico A. Korn) y
promoción del servicio de atención del Hospital de Día.
Año 1997 Comunidad, comunicación y Promover la organización 6 integrantes, de las carreras de Serie de reuniones vecinales (asambleas) con el fin de lograr una A vivir en
prevención: Barrio Don Fabián comunitaria, interrelacionando Comunicación Social, Trabajo organización comunitaria para operativizar la resolución de comunidad
instituciones y grupos del Social, Psicología y Psicología problemas y necesidades. Realización de la convocatoria, gestión del
asentamiento para la Social. espacio físico, coordinación de las reuniones, acompañamiento de los A un nivel de
Melchor vida
Romero formulación de demandas y vecinos en las actividades surgidas a partir de las mismas.
atención de problemas adecuado
comunes en forma (Punto de partida de la implementación de uno de los
participativa. Centros de Práctica relacionados con la investigación)
1
Los criterios de evaluación fueron los siguientes: 1) Impacto poblacional de la operación comunitaria. 2) Nivel de participación de la comunidad. 3) Continuidad (transferencia tendiente a la cogestión y/o autogestión)
LOS PROYECTOS DEL AÑO 1996 EN LA EXPERIENCIA DE LA PAMPA FUERON LOS SIGUIENTES:
A ño y Nombre Objetivo/s Equipos: Disciplinas de los Acciones: Breve descripción Derecho Cumplimento Transferencia
lugar integrantes promovido de objetivo/s 1
Si Parc No Si Parc No
Barrio “Cuánticos” Reforzar el funcionamiento 8 integrantes: Comunicación -Circuito de visitas a las familias de los niños que presentan A la
El Molino. Control de deserciones institucional para prevenir la Social, Docencia, Trabajo Social, inasistencias como forma de restablecer vínculos con la escuela. Educación
escolares en zona vulnerable. deserción. Psicología, operadores -Coordinación con instituciones de educación complementaria
Santa Rosa. municipales. alrededor de una convocatoria para alcanzar el objetivo.
Barrio “Las Blondas” Reflejar en la Institución Trabajo Social. -Convocatoria a personal de la escuela, a madres y niños previo A la
Matadero. Segregación social migratoria escolar su carácter contacto individual. Educación
de los educandos de su zona expulsivo, para revertir el -Fortalecimiento vincular para garantizar continencia, disminución de
Santa Rosa. de pertenencia. proceso de marginación. la agresión y reducción de la exclusión.

Centro Don Tiempo Libre y Vulnerabilidad Facilitar integración 10 integrantes: Abogacía, - Actividades planificadas de recreación y esparcimiento. A la
Tomás. Adolescente. comunitaria a través de Musicoterapia, Psicología, -Redes institucionales para la contención mediante la apertura de un recreación Al
redes vinculares como Trabajo Social. espacio de comunicación interinstitucional. cuidado y
Santa Rosa. prevención del conflicto. asistencia
especial de la
infancia
Terminal - “Crecer jugando”: Posibilitar un espacio de Operadores del Programa -Contactos para la vinculación y conocimiento personal creando un A la
Casa Tía. Atención de chicos en la calle. juego a niños en la calle en INAUN, Asistente Social, espacio de diálogo e intercambio. recreación
la Terminal de Omnibus y Pedagogos. -Establecimiento de vínculos grupales mediante técnicas de juego. Al cuidado y
Santa Rosa. Casa Tía. -Construcción de un espacio de juego, esparcimiento y recreación. asistencia
especial de la
infancia
Villa “Agua Vital” Acceder a la información Abogados, Médicos, Psicólogos, -Convocar en pequeños grupos a la población afectada para discutir A la Salud
Germinal. Estudio de contaminación de sobre el agua y su relación Policías, Operadores, Docentes, el problema.
aguas de consumo. con la salud en la zona para Trabajadores Sociales. -Proponer análisis periódicos del agua a través de estudiantes de
Santa Rosa. organizar el control secundaria (laboratorios de química).
comunitario sobre el tema. -Armar grupos de autoayuda.
Candal. Prostitución adolescente. D evelar la magnitud del Empleada Centro Cumelén. -Vincular a los grupos que atienden el problema para precisar grupos Al cuidado y
problema en Santa Rosa. Docentes. problema. asistencia
Santa Rosa. Auxiliar de Enfermería. -Red Institucional de Difusión. especial de la
Asistente Social. -Trabajo en tres grupos homogéneos. infancia
FONAVI 42. Mejoramiento del medio Mejorar espacios comunes Médicos. Psicólogos, Docentes, -Motivación grupal de vecinos para forestar veredas y espacios A la salud
ambiente. del barrio para mejorar Trabajador Social, Operadores verdes.
Santa Rosa. calidad del aire Comunitarios. -Acondicionamiento de espacios comunes para favorecer recreación y
(Contaminado con asbesto) esparcimiento.
por medio de especies -Concientización para el cuidado y preservación de arboleda
arbóreas.
Indios Espacio recreativo para niños Cubrir la carencia de un Operadores de calle, empleados -Convocar a los padres y los niños deambulantes para desarrollar A la
Ranqueles de 6 a 12 años. lugar institucional para municipales, pedagogo. vínculos en pos de una tarea: trabajar en el comedor del barrio. recreación
actividades de niños de 6 a -Crear un espacio en el barrio para brindar actividades deportivo- Al cuidado y
Gral. Pico. 12 años. recreativas (fútbol para varones, voley para mujeres) asistencia
especial de la
infancia
Barrio Frank “Pedimos para el barrio”. R ealizar acciones múltiples Operadores de calle, empleado -Convocatoria a Instituciones del barrio para aunar compromisos A la
Allan. para mejoramiento comunal. municipal, artesano y abogado. comunitarios y recursos. asistencia
Crear espacios comunes de -Contacto con grupos de niños del barrio para conocer sus intereses. social
1
Los criterios de evaluación fueron los siguientes: 1) Impacto poblacional de la operación comunitaria. 2) Nivel de participación de la comunidad. 3) Continuidad (transferencia tendiente a la cogestión y/o autogestión)
PREVENCION DEL CONFLICTO SOCIAL (NIÑOS Y JOVENES)

Cuadros de Resultados
Cuadro 1: Capacitación de Recursos Humanos

Nivel I Nivel II Nivel III Capacitación Pasantías


Año (Conceptualización) (Diagnóstico) (Intervención) (los 3 niveles) (Trab. Com. Univ.)
96 152 96 130 102 82 72 69 --- ----

97 72 50 58 48 36 32 32 56 44
Total 224 167 188 150 118 104 101 56 44

El número de capacitaciones habilitantes para realizar operaciones


comunitarias desde el Modelo de la Clínica de la Vulnerabilidad, se refle-
ja en la cifra de finalizaciones del nivel III del Curso: 104 egresados. Una
mayor especialización se logra con las pasantías, de un año de duración.,
que alcanzan en el cuadro la cantidad de 44 pasantes, distribuidos en tres
Centros de Trabajo Comunal Universitario. El proceso de formación de
operadores facilita las acciones desarrolladas durante su transcurso y
aporta recursos humanos calificados.

Cuadro 2: : Resumen de las acciones de prevención del conflicto


social desde el Modelo de Clínica de la Vulnerabilidad.
L ugar Cumplimento de objetivo/s Transferencia % de Eficiencia 1
Si Parcial No Total Sí Parcial No Total Cumplimiento Transferencia
de objetivos

La Plata 11 3 1 15 9 2 4 15 12,5 10
(73%) (20%) (7%) 100% (60%) (13%) (27%) 100% (83,3%) (66,7%)

Sta. Rosa 5 2 - 7 2 4 1 7 6 4
(71%) (29%) 100% (29%) (57%) (14%) 100% (85,7%) (57,1%)
Gral. Pico 4 3 - 7 3 4 - 7 5,5 5
(57%) (43%) 100% (43%) (57%) 100% (78,6%) (71,4%)
Total 20 8 1 29 14 10 5 29 24 19
69% (28%) (3%) 100% (48%) (35%) (17%) 100% (82,76%) (65,5%)
1
Para considerar el porcentaje de eficiencia se dio un valor equivalente al 50% para el
cumplimiento parcial, tanto de la transferencia como de los objetivos.

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El análisis del gráfico permite observar que, si bien el número de
experiencias no permite la presentación de resultados contundentes
desde el punto de vista numérico, los porcentajes totales de
Cumplimiento de Objetivos (82,76%) y de Transferencia (65,50%) sugie-
ren un significativo aporte de estas tecnologías en lo que hace a la orga-
nización comunitaria para la satisfacción de necesidades tendientes a la
reducción de la vulnerabilidad psicosocial.

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Esta obra se terminó de imprimir en el mes de agosto de 2008,


en los Talleres Gráficos de Gráfica Fénix, calle 5 N° 1360 (entre 60 y 61),
Ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires.
Cantidad 1000 ejemplares.

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