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Siembra tu semilla desde la mañana de tu vida y por la tarde no te levantes a dar descanso a tus

manos, pues no sabes si es mejor esto que lo otro, o si ambas cosas son igual de buenas.
Eclesiastés 11,6
Del mismo modo que descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá de vacío,
sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador
y produzca pan para comer; así será la palabra de mi boca; no tornará a Mí de vacío, pues
realizará lo que me he propuesto y será eficaz en lo que mande. Is. 55, 10-11
Luego, tomó de la semilla de la tierra y la puso en un campo de siembra junto a una corriente
de agua abundante la colocó como un sauce y brotó y se hizo una vid desbordante. Ez, 2,21-
22ª.
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga
oídos que oiga. Mt, 13,8 (…) Pero la que fue sembrada en tierra buena, es el que oye la Palabra
y la entiende; este si que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta. Mt 13, 23.
Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante a un hombre que
sembró buena semilla en su campo. Mt 13, 24.
Otra parábola les propuso: El reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que
tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla,
pero cuando crece es mayor que las hortalizas, se hace árbol, hasta el punto de que las aves del
cielo vienen y anidan en sus ramas. Mt 13, 31-32.
Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará
vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia. Así seréis ricos para toda la
largueza, la cual provocará por nuestro medio acciones de gracias a Dios. 2Co, 9. 10-11
Cuál es tu semilla
Aquel que provee de
simiente al sembrador y de
pan para su alimento,
proveerá y multiplicará
vuestra sementera y
aumentará los frutos de
vuestra justicia. Así seréis
ricos para toda la largueza,
la cual provocará por
nuestro medio acciones de
gracias a Dios.
2Co, 9. 10-11
Otra parábola les propuso: el
reino de los Cielos es
semejante a un grano de
mostaza que tomó un hombre
y lo sembró en su campo. Es
ciertamente más pequeña que
cualquier semilla, pero cuando
crece es mayor que las
hortalizas, se hace árbol, hasta
el punto de que las aves del
cielo vienen y anidan en sus
ramas. Mt 13, 31-32.
Feliz quien (…) se recrea
en la ley del Señor,
susurrando su ley día y
noche. Será como un árbol
plantado junto a las
corrientes de agua, el cual
dará su fruto en su debido
tiempo, y cuya hoja no
caerá nunca, y todo cuanto
emprende prospera.
Salmo 1, 2-4.
Otras cayeron en tierra
buena y dieron fruto, un
ciento, otra sesenta, otra
treinta. El que tenga oídos
que oiga. Mt, 13,8 (…) Pero
el que fue sembrado en
tierra buena, es el que oye
la Palabra y la entiende; este
sí que da fruto y produce,
uno ciento, otro sesenta,
otro treinta.
Mt 13, 23.
Luego, tomó de la
semilla de la tierra y
la puso en un campo
de siembra junto a
una corriente de agua
abundante la colocó
como un sauce y
brotó y se hizo una
vid desbordante.
Ez, 2,21-22ª.
Del mismo modo que
descienden la lluvia y la nieve
de los cielos y no vuelven allá
de vacío, sino que empapan la
tierra, la fecundan y la hacen
germinar, para que dé simiente
al sembrador y produzca pan
para comer; así será la palabra
de mi boca; no tornará a Mí de
vacío, pues realizará lo que me
he propuesto y será eficaz en
lo que mande.
Is. 55, 10-11
Siembra tu semilla
desde la mañana de tu
vida y por la tarde no
te levantes a dar
descanso a tus manos,
pues no sabes si es
mejor esto que lo otro,
o si ambas cosas son
igual de buenas.
Eclesiastés 11,6

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