PA R Q U E B I B L I OT E CA

FERNANDO BOTERO, SAN CRISTÓBAL

- C aracter iz ac ió n s o ci a l , p o l í ti c a
y econó m ic a d e l c o r r eg i m i en to
d e S an C r is t ó ba l -
 Vereda El Carmelo

Luz Eugenia Goez Restrepo 1, Héctor David López

Velásquez 2, Carlos Mauricio Cuervo Vanegas 3
Luis Gabriel Álvarez Arango 4

C ont ext o espac ial

La vereda Media Luna está ubicada a la entrada

del Corregimiento de Santa Elena en el sector centro,
entre los 3 y 12 kilómetros de la carretera Medellín –
Rionegro. Se encuentra dividida en tres sectores: La
Palma, Media Luna Central y Media Luna Parte Alta,
cada uno cuenta con una Junta de Acción Comunal
independiente. Si bien los tres sectores de la vereda
comparten un mismo territorio, sus características y
dinámicas socioeconómicas y culturales son diferen-
tes, en especial el sector la Palma, caracterizado por
ser una zona con problemáticas relacionadas al proce-
so de invasión e influenciado por barrios periféricos
del área urbana de la ciudad, con unas condiciones
económicas, sociales y de viviendas precarias.

Cont ext o soc ial

La población que conforma la vereda se compone

de alrededor de 60 familias divididas en dos subgrupos,
por un lado se encuentran los habitantes propietarios de
las parcelaciones, quienes conforman un gran porcen-
taje del territorio y por el otro, las familias que llegan

1
Gestora social y cultural del Parque Biblioteca Fernando Botero.
Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en formación en Planeación y Desarrollo Social.

3
2

PÁG.
3
Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en Bibliotecología.
4
Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en Psicología.
 allí atraídas por la oportunidad laboral que ofrecen
los medios de comunicación nacionales y regionales,
quienes tienen instaladas antenas repetidoras de ra-
dio y comunicaciones en este territorio, y cuyos em-
pleados se encargan del mantenimiento y de algunas
labores técnicas que garanticen el servicio.
Los habitantes comentan que en los inicios la
vereda estuvo muy vinculada a la vereda El Yolombó,
con el paso de los años se fueron conformando espa-
cios organizativos en cada uno de los territorios, y
como es usual en estos procesos en la ciudad, en cada
sector se organiza su propia Junta de Acción Comunal.
Las primeras familias que llegan a vivir a El
Carmelo son de apellidos: Velásquez, Uribe, Sierra,
Posada, Naranjo, Monsalve y Ruiz. En la actualidad,
las personas más antiguas de la vereda son Sigifredo
Monsalve, Olga Lucía Naranjo y Blanca María Sierra.
La familia de Sigifredo trabajaba la construcción, así
que casi todas las casas de la vereda tienen historias
relacionadas con el trabajo de ellos. En entrevista con
algunos habitantes de la vereda, cuenta doña Olga que
las primeras familias del Carmelo eran agricultoras y
practicaban la cacería, tenían escopetas y perros de
caza. Además, sobre la fundación cuenta:
La historia del Carmelo se remonta a 1840, esto
era una sola finca que venía desde el río Medellín has-
ta arriba donde es ahora San Félix, la propiedad era de
José María Velásquez, esta se divide cuando él muere
y algunas tierras aún la conservan sus descendientes,
entre ellos donde está Glorita y la casa paterna, donde
ahora hay una antena de Blu Radio.
4
PÁG.
Cuenta también doña Olga que la historia de la
vereda está vinculada a los frailes Franciscanos, quie-
nes convocaban las familias y apoyaron con comida
y la venta de empanadas la realización de los rieles.
Estos fueron trazados por don Joaquín, descendiente
de José María Velásquez, y el papá de don Jaime Velás-
quez (el actual presidente de la Junta de Acción Comu-
nal – JAC), quienes también eran propietarios de estas
tierras; y por medio de convites la comunidad hizo la
carretera y otras obras importantes para el territorio.
Cuando se les pregunta a los habitantes de El
Carmelo por la gente y las tradiciones, las personas se
perciben tranquilas, trabajadoras, con grandes arrai-
gos a sus costumbres campesinas y muy religiosas, de
religión católica predominante en la mayoría de sus
habitantes, lo que se refleja en los esfuerzos por la
construcción y remodelación de la capilla. La amabi-
lidad es una característica en los pobladores, donde
foráneos y nuevos moradores son siempre acogidos
con calidez y respeto. A pesar de las dificultades y
problemáticas manifiestas y descritas en este docu-
mento, los habitantes están a gusto de vivir en este
territorio, al que nombran como “El Cachete del Cie-
lo” por la altura, la visual panorámica y el clima agra-
dable. Dicen que aquí se sienten tranquilos y seguros,
alejados de problemáticas de orden público y actos
delictivos como los que se viven y perciben en otros
sectores de la ciudad.
Co nt ext o ec o nó m ic o
La economía que sustenta la vereda se centra
en el cuidado y administración de las antenas radio-
transmisoras, aunque los habitantes recuerdan que
5
PÁG.
 antes de esta forma de sustento, la agricultura y la
ganadería eran el pilar de la economía. Ahora, los po-
cos que todavía tienen vacas, comercializan la leche
con la Cooperativa Lechera Colanta. También, hubo
en la vereda cultivos de flores y papas. Las fincas son
autosostenibles y los vecinos intercambian algunos
productos, tales como: leche, quesito, huevos.
Asimismo, las mujeres han sido grandes aportan-
tes para la economía del hogar, mediante la siembra de
moras, tomate de árbol, costura a mano y con máquina,
también bordados, tejido en crochet o malla.
Según sus habitantes, las prácticas agropecua-
rias se han venido desarrollando desde el surgimiento
de la vereda, pero con el pasar de los años y la conso-
lidación del sector industrial en Medellín, así como la
llegada de ofertas laborales relacionadas con presta-
ción de servicios, sumada la poca valoración económi-
ca actual de la producción agrícola en la ciudad; se ha
generado que las personas jóvenes pierdan el interés
por el trabajo de la tierra y se sientan más atraídas a la
oferta laboral del área urbana del Valle de Aburrá, lo
que ocasiona que las prácticas productivas caracterís-
ticas del territorio disminuyan paulatinamente.
Como alternativa económica, dentro de la vere-
da se destaca el proyecto productivo Tesábica, cuyo
potencial es convertirse en una fuente de empleo para
la comunidad. Desde allí se procesa el aloe vera y la
caléndula para la producción de diferentes productos
cosméticos, entre ellos: jabones, cremas de manos, an-
tibacteriales, entre otros. Comenta Andrés Velásquez
Sierra, que el SENA los impulsa a descubrir cómo
aprovechar el territorio, y con los aportes recibidos de
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PÁG.
la Cooperativa Interactuar y de la Alcaldía de Mede-
llín lograron montar un laboratorio para tecnificar su
producción. La comercialización de sus productos se
realiza en los Mercados Campesinos que organiza la
Alcaldía en Medellín.
Andrés Velásquez agrega que, con la conforma-
ción de estos proyectos se tiene la posibilidad de hacer
empresa aprovechando las oportunidades que ofrece
el propio territorio, esto a su vez, ofrece otras alter-
nativas para que los jóvenes no tengan que buscar la
ciudad como única fuente de empleo; sin dejar de re-
conocer que hay personas cuyos proyectos de vida no
giran alrededor del campo.
El cambio de actividad económica que se ha ve-
nido presentando en la vereda, donde se ha ido des-
plazando la agricultura por la prestación de servicios
de telecomunicaciones, ha traído consigo nuevos po-
bladores para la operación y cuidado de las antenas
radiotransmisoras. Según la señora Miriam Galvis, ha-
bitante del sector y una de las trabajadoras en este ser-
vicio, cuenta que las primeras antenas se instalaron
en los inicios de la década de 1980. En la actualidad
se tienen más de 20 antenas de diferentes entidades,
entre las que destacan: la Policía, del 123, del Metro de
Medellín, Blue Radio, Todelar, RCN, Caracol, Radio Ma-
ría, Olímpica, Cámara de Comercio de Medellín, Uni-
versidad Nacional, Universidad de Antioquia, Radio
Bolivariana; todas ellas de radio, dicen además, que
no hay antenas de telefonía celular.
Las personas dedicadas al cuidado de las ante-
nas, viven en una casa cercana, la que por lo gene-
ral es de la empresa prestadora del servicio. Siempre
debe permanecer una persona al pendiente, así que
7
PÁG.
deben turnarse, en especial, si alguien tiene un com-
 promiso. Esto, debido a que en cualquier momento
puede presentarse una novedad y se requiere de al-
guien que la reporte e intervenga para solucionar el
problema. Comentan que es un trabajo esclavizante
pero necesario, y a pesar de ello, es una de las fuentes
de empleo más estables de la vereda.
C onte x to po lít ico
En cuanto a los temas de participación en esce-
narios públicos, la vereda cuenta con Junta de Acción
Comunal– JAC-, siendo el presidente para el periodo
2016- 2020 el señor Manuel Simón Velásquez. Él cuen-
ta que fue corregidor de San Félix y que su padre fue
uno de los fundadores y propietario de tierras en la
vereda. En la zona se aprecia un trabajo diferenciado
entre los líderes y la comunidad en general, las mu-
jeres y algunos hombres se muestran receptivas ante
los proyectos y propuestas de carácter social y cultural
que ofertan las organizaciones externas a la comuni-
dad; lo que implica que trabajos de este tipo se deben
coordinar directamente con la comunidad interesada.
En entrevista grupal con habitantes de la vereda
ellos cuentan que los jóvenes están muy alejados de
las problemáticas de la vereda, son los adultos quienes
más se interesan en estas. Además, comentan que: “en
el año 2014 se organizó un grupo juvenil para realizar
actividades, pero luego este se dispersa y cada persona
se mantiene aislada, ya ni siquiera se reúnen para ju-
gar futbol en la cancha”. (Entrevista grupal el día 4 de
febrero de 2016).
Entre tanto, en los aspectos administrativos se
tiene un problema, dado que, la vereda es territorio de
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PÁG.
frontera y la jurisdicción de la misma es compartida
entre los municipios de Bello y Medellín, lo que repre-
senta grandes dificultades para la ejecución de obras
públicas, porque entre ambos municipios se trasladan
las responsabilidades de inversión y ejecución.
Para el año 2016, se espera que Ecopetrol aporte
un presupuesto para el mejoramiento de la vía vere-
dal, la cual siempre ha sido en rieles de cemento, ra-
zón por la cual los líderes gestionan los permisos con
el municipio de Bello, y otro tanto con el de Medellín.
Esto se da porque de la quebrada La Madera hacia el
norte, incluida la capilla, la escuela están en la juris-
dicción del corregimiento de San Félix del municipio
de Bello, mientras que de la quebrada hacia el sur, el
territorio pertenece al corregimiento de San Cristóbal,
municipio de Medellín.
Pr oblem átic as
En el Atlas Veredal de Medellín 2010, se plantea
que “la vereda aporta a la región el servicio ambiental
de producción hídrica, generado por numerosos naci-
mientos de agua que fluyen hacia la vereda el Picacho
y el municipio de Bello” (Alcaldía de Medellín, 2010, p.
62), y por la presencia de una zona de bosque natural
hacia el nororiente. Pese a esto, los habitantes señalan
que debido a: la falta de planificación y control ambien-
tal, la desprotección de los nacimientos y los cursos de
las quebradas, el aumento del uso de agroquímicos en
los cultivos, los desechos de las marraneras que conta-
minan los cauces, así como la tala indiscriminada de
árboles y la falta de siembra de plantas nativas para
protegerlos; ha llevado a que la vereda en la actualidad,
tenga serios problemas de abastecimiento de agua, de
sequía y erosión de los terrenos.
9
PÁG.
 Aunque en el Carmelo existe el acueducto vere-
dal y en muchas casas se pueden observar los tanques
de recolección, el suministro se da por bombeo, lo que
lo hace insuficiente para prestar el servicio a toda la
comunidad de manera continua. Por otro lado, el tema
del transporte también preocupa a los habitantes de El
Carmelo. Si bien, algunas familias cuentan con trans-
porte propio, siendo las motocicletas más usadas por
los jóvenes; para otras personas no es igual de fácil,
puesto que muchos deben caminar desde lo alto de la
vereda hasta la vía que conduce de Medellín al muni-
cipio de San Pedro de los Milagros, tramo que para los
de la parte más alta, se puede tardar hasta una hora.
Si bien cuentan con las rutas de transporte que conec-
tan a Medellín con el noroccidente del departamento
como son Expreso Belmira y Coopetransa que los deja
en la entrada a la vereda, no cuentan con un transpor-
te que los acerque hasta sus hogares.
C onclu sio n e s
El ejercicio de caracterización de las veredas
de San Cristóbal parte de la necesidad de reconocer
el Corregimiento, lo que es posible solo si se entra en
contacto con sus habitantes, quienes con sus prácticas
y costumbres son quienes construyen y transforman
el territorio. La vereda El Carmelo es la primera que
se visita desde el Parque Biblioteca Fernando Botero,
pensando justamente en construir desde la biblioteca
misma escritos que permitan a los visitantes y usua-
rios conocer las dinámicas, apoyados en los escritos
propios del Servicio de Información Local. Es así como,
después de visitar a El Carmelo, se pueden considerar
las siguientes conclusiones:
10
PÁG.
1. La posición geográfica de la vereda, por un
lado, y los altos costos de la producción agrícola, por
otro, han hecho que su actividad económica se trans-
forme paulatinamente, pasando del sector primario
(agricultura y ganadería) al sector terciario (servicios),
donde las personas empiezan a trabajar como emplea-
dos de empresas radiales, al cuidado y mantenimiento
de las antenas radiotransmisoras.
2. El liderazgo en la vereda está centrado en los
adultos, quienes son los que enfrentan las problemá-
ticas con las entidades públicas o privadas, sea en ju-
risdicción del municipio de Bello o Medellín. A esta
condición, se le suma que el presidente actual de la JAC
(2016-2020) ejerce a distancia, puesto que no habita
la vereda. Esto es legalmente válido, puesto que tiene
casa en el territorio.
3. La comunidad fue muy abierta a recibir per-
sonal del Parque Biblioteca Fernando Botero, ocasión
que les significa entender sus problemáticas, las cuales
reconocen como identificadas, pero que verlas en pers-
pectiva comunitaria les permite una mejor compren-
sión de las mismas, para encontrar entre todos, posi-
bles soluciones.
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PÁG.
 Re fe re n ci as b ib l i o g r á f i c as
Alcaldía de Medellín, Corporación Ecológica y Cultural
Penca de Sábila (2006). San Cristóbal: Plan de desarro-
llo participativo corregimental 2006-2016. Medellín,Co-
lombia. Editorial Pregón Ltda.
Alcaldía de Medellín, Universidad Nacional (2010).
Atlas veredal de Medellín. Medellín, Colombia. Centro
de publicaciones Universidad Nacional de Colombia,
sede Medellín.
12
1
Gestora social y cultural del Parque Biblioteca Fernando Botero.
PÁG.
Vereda El Llano
Luz Eugenia Goez Restrepo 1
C ont ext o espac ial
La Vereda El Llano tiene una ubicación central,
con una altura promedio de 2050 msnm., está situada
al noroccidente de la cabecera urbana de San Cristó-
bal, limita por el norte con la vereda Boquerón, por
el nororiente con San José de la Montaña, al occiden-
te con la vereda Naranjal bordeando la quebrada la
Iguaná, por el oriente con Travesías, las divide la que-
brada La Puerta, por el sur con la vereda La Cuchilla.
(Universidad Nacional de Colombia, 2010).
En el texto Historia Vereda El Llano San Cristó-
bal, se plantea que antiguamente los terrenos de la ve-
reda eran de propiedad del señor Niano Ospina, con
el pasar de los años, éstos se fueron subdividiendo, en
ellos se sembraba gran cantidad de maíz que a la dis-
tancia se veía como una llanada, por ello se denominó
a este sector El Llano, además, en el mismo texto, nos
comentan que la vereda recibe este nombre porque de
todas las áreas del corregimiento esta es la más plana.
(Correa, 1989) (Correa, Uribe, Santa & Correa, 1989).
Además, de acuerdo a lo expresado por Botello (2003):
“las diferentes perspectivas dan una mirada diferen-
te, por lo tanto, se han encontrado puntos que permi-
ten visualizar a este lugar como la parte más plana de
este conjunto Veredal”. (p. 49).
 El Llano es considerado la centralidad rural de
San Cristóbal, por su cercanía con al menos 7 veredas2
del corregimiento, y su ubicación en el eje vial que co-
necta en menos de 10 minutos la zona central con la
cabecera, a través de un servicio de transporte perma-
nente y continuo, situación que favorece los procesos
de socialización y conforma esta espacialidad como
epicentro de Travesías y El Naranjal, pues la parte
central del Llano opera como un núcleo religioso, edu-
cativo y económico, integrado por la Iglesia Nuestra
Señora del Camino y la Institución Educativa Carlos
Alberto Calderón3. (Botello, 2003).
Entre otros equipamientos con los que cuenta
El Llano, están: hogares infantiles, la sede de la Jun-
ta de Acción Comunal, establecimientos de comercio
para insumos agropecuarios, tiendas de abarrotes,
puntos de venta de comidas, graneros, panadería, pe-
luquería y carnicería. Además, la vereda cuenta con
los servicios de energía eléctrica, telefonía, alcanta-
rillado y acueducto, este último, suministrado por el
acueducto Arco Iris.
El Llano cuenta con una extensión total de
117,42 ha., que representa el 2.34% del área total del
corregimiento. Posee un área de reserva forestal que
ocupa el 3.7% de los terrenos, una cuarta parte de los
terrenos está dedicado a la ganadería tradicional, so-
bre todo en áreas que limitan con la vereda Travesías,
dos tercios de tierra se destinan a la agricultura y al-
berga en su parte central un núcleo significativo de
población que ofrece la apariencia de un barrio en
2
Las siete veredas son: Travesías, La Cuchilla, El Uvito, Boquerón, San José de la Montaya,
14
Las Playas y Naranjal.
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3
Institución Educativa que alberga aproximadamente 645 estudiantes, entre primaria y educación media.
la ruralidad, ya que la construcción del eje vial Abu-
rrá–río Cauca afectó el sector oriental, produciendo
un acelerado fraccionamiento de terrenos de la par-
te central de la vereda, en donde se densifica la con-
centración de población. En los alrededores de este
núcleo se encuentran los predios de mayor tamaño,
en los que se mezclan usos hortícolas con ganadería
tradicional, unidades campesinas y viviendas campes-
tres. (Universidad Nacional de Colombia, 2010 & Alcal-
día de Medellín, 2015).
Co nt ext o ec o nó m ic o
En general, predomina el minifundio y según
datos del Atlas Veredal de Medellín, 395 de los 397
predios tienen entre 0 y 3 hectáreas, mientras sólo dos
tienen una extensión de 4 a 10 hectáreas (Universi-
dad Nacional, 2010). La economía depende de la pro-
ducción agraria, hacia el nororiente se ubica el área
de producción hortícola, allí se cultiva cebolla junca,
apio, cilantro, lechuga, col, espinacas, repollo, pepino
cohombro y común. También se cultivan follajes y flo-
res como azucenas, glipsofilia, girasoles, pompones,
soriago, ásper. (Avila, Colorado, Chaverra, Gil, Lara,
Ochoa, Ospina, Rojas, Ruiz, Tamayo & Vahos, 1997).
Los rendimientos económicos fruto de la activi-
dad agrícola no se corresponden con lo que se obtiene
por las ventas, ya que la comercialización de produc-
tos se hace a través de intermediarios en Medellín
quienes se lucran con las ganancias, por ello, el 40%
de la población –sobre todo los jóvenes- prefiere tra-
bajar en el mercado informal de Medellín, en el sec-
tor de la construcción; no obstante esta situación, en
15
El Llano hay una amplia vocación agraria, lo que su-
PÁG.
mado a las instituciones educativas, a las prácticas de
 producción agroecológica4, le dan un reconocimiento Aún sin terminar, el templo se empezó a usar desde
a la vereda como productor agroecológico. 1991 y fue nombrado parroquia en 1996.

Además, dentro de las actividades económicas Entre otras obras se encuentran: la construcción
de la vereda se cuenta con varios establecimientos de del puente que comunica El Llano con la vereda La
comercio, entre ellos: almacén de insumos agrícolas, Cuchilla, posteriormente se realiza el puente que co-
puntos de venta de comidas, graneros, panadería y necta al Llano con Naranjal y más recientemente, la
carnicería; y servicios como: peluquería e Internet. construcción del acueducto interveredal Arco Iris en
el año 2001, proyecto liderado por EPM, con lo que se
C onte x to s o cia l y po lít ico disminuyen los riesgos de salud en la comunidad al
tener acceso al agua potable.
La Escuela Rural El Llano fue construida en 1950
en donde actualmente está ubicado el colegio, se hizo La escuela y la capilla son dos instituciones que
con esfuerzo comunitario: la arena la extrajeron de la por la importancia que les ha otorgado la comunidad
quebrada de la misma vereda, los ladrillos los hicie- han logrado cohesionarla. Este ambiente social en
ron en la vereda, y el eternit, el cemento y la madera el que se construye el escenario institucional5, es de-
los transportaron a lomo de mula porque no tenían cisivo porque a través del tiempo va produciendo y
carretera. Para febrero de 1986 se inició el sexto grado consolidando lo colectivo y el sentido de lo público.
bachillerato. En 1968, la comunidad realiza la cons- A decir de Botello (2003), lo colectivo en la periferia
trucción del puente sobre la quebrada La Puerta, que de la ciudad y en la ruralidad se construye mediante
permite la conexión con la cabecera de San Cristóbal. un proceso histórico, a través de manifestaciones e in-
teracciones que pueden entenderse como formas de
En junio de este mismo año, la Junta de Ac- ciudadanía y de espacio público. En las veredas lo que
ción Comunal –JAC- gestiona la electrificación de la regula y da forma a la comunidad son las redes de re-
vereda, posteriormente construyeron la caseta de laciones, los medios de socialización y comunicación:
la Acción Comunal al frente de la escuela, y tiempo (…) que tienen sus propios valores y prioridades. Estos
después, gestionan el alumbrado público. En 1989 valores no son formas individualizadas sino creencias
se inició la gestión para la construcción de la capi- colectivas que nacen en el hábito y la costumbre, a tra-
lla, proyecto liderado por el sacerdote Carlos Alber- vés de estos mecanismos se ha creado un orden, una
to Calderón, líder social, quien también impulsó el visión del mundo y todo un escenario en donde sus
mejoramiento del colegio y otras obras comunitarias. habitantes necesariamente han creado un sentido de
lo público. (Botello, 2003, pág. 9)

4
Prácticas agroecológicas que realizan algunos campesinos que forman parte de la Asociación de Produc-
16

17
tores Agroecológicos de Boquerón (ACAB), y de La Escuela Agroecológica de la Corporación Penca de Sábila. 5
Escenario institucional conformado por: la Institución Educativa, la Junta de Acción Comunal, la
PÁG.

PÁG.
parroquia y el acueducto.
 En el caso de El Llano, la construcción de la
capilla entre los años 1991 al 2002, es el acto funda-
cional del escenario de relaciones que logró articular
la participación de los habitantes y fortaleció el te-
rritorio como espacio colectivo, como espacio públi-
co, centro de sociabilidades y relaciones en la parte
central de la vereda. En el Llano y en las veredas ve-
cinas, el espacio colectivo está conformado por esce-
narios en donde pueden encontrarse, relacionarse y
ser conscientes de su ethos colectivo, pues “son las
costumbres, el paisanaje, el vecindario y la consan-
guinidad, las que posibilitan una reflexión sobre el
espacio colectivo” (Botello, 2003, p. 15), y producen
identidad con el territorio aportando a la construc-
ción de ciudadanía.
P roble m á t ica s
El Llano tiene serios problemas en cuanto al su-
ministro y abastecimiento de agua, ya que las fuentes
son muy pocas y las áreas de afloramiento, captación
y distribución están muy afectadas, por ello, para ga-
rantizar el suministro para actividades agrícolas y
para suplir las necesidades de la centralidad donde se
concentra la mayor parte de la población, depende de
las partes altas de otras veredas; además, ha perdido
el bosque natural y en sus suelos escasea la cobertura
vegetal debido a la intensificación del uso de tierras
para la agricultura, el uso de agroquímicos, fertilizan-
tes y la erosión de los terrenos. (DAP y Corporación de
Desarrollo Territorios y Hábitats -Terrha-, 2011).
Los bajos precios que reporta la actividad agro-
pecuaria conlleven al cambio de usos de los suelos, a
18
la proliferación de casas de recreo y a la urbanización
PÁG.
de la vereda, con los riesgos de expulsión de la pobla-
ción nativa hacia otros territorios al no poder resistir los
costos sociales de vivir en tierras que cada vez más se
valorizan por su cercanía a la centralidad y la ciudad.
Los pocos rendimientos que genera la activi-
dad agrícola y pecuaria ponen en riesgo la seguridad
alimentaria; por otro lado, el desempleo y la falta de
ofertas y oportunidades económicas adecuadas para
los y las jóvenes, los deja en una situación de alto ries-
go para el consumo de drogas o formar parte de los
grupos armados al margen de la ley que tienen pre-
sencia en el territorio.
Co nc lusiones
Dado que la producción agropecuaria ocupa
un renglón importante en la economía de la región,
se requiere de una intervención por parte de la Ad-
ministración municipal para que realicen un traba-
jo mancomunado con la comunidad, en torno a la
producción agroecológica y el uso de prácticas más
amigables que permitan la preservación del medio
ambiente y el cuidado, preservación y reforestación
de los nacimientos y cuencas de agua, así como del
cuidado y protección de la vida silvestre, actividad
que podría constituirse en una fuente de ingreso para
los habitantes.
A nivel económico se observan dificultades de-
rivadas de los bajos ingresos obtenidos por la comer-
cialización de productos agrícolas, así como la falta de
oportunidades de empleo e ingresos económicos para
las y los jóvenes, lo que amerita soluciones integrales
y el compromiso político de los líderes y de las enti-
19
dades municipales con programas y proyectos para el
PÁG.
beneficio de este tipo de población.
 Pese a que la Universidad Nacional recomendó
la generación de una microrregión de planificación
agropecuaria que tenga como eje la gestión de un
centro de acopio y la formulación de proyectos que
permitan la permanencia de la tradición campesina,
con miras a controlar la conurbación informal asegu-
rando la protección de los suelos, las aguas y la biodi-
versidad, la vereda El Llano sigue perdiendo suelos
cultivables debido a la parcelación de lotes para la
construcción de viviendas a razón del alto costo de
la producción versus los bajos precios de venta de los
productos agrícolas.
20
PÁG.
Referencias bibliográficas
Alcaldía de Medellín. (2015). Plan de Desarrollo Local Corre-
gimiento San Cristóbal. Medellín: Divergráficas Ltda.
Avila, M., Colorado, M. M., Chaverra, I. C., & Gil, J. A. (1997).
Diagnóstico Vereda El Llano Corregimiento de San Cris-
tóbal. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana
UPB Inédito.
Botello, P. (2003). Espacios colectivos y ciudadanía de baja in-
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de San Cristóbal 1991 - 2002. Medellin: Tesis de grado.
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DAP y Corporación de Desarrollo Territorios y Hábitats -Te-
rrha-. (2011). Atlas San Cristóbal. Formulación Plan
Especial de Ordenamiento Corregimental. Informe Fi-
nal, Diciembre 2011. Medellín: Universidad Nacional.
Universidad Nacional de Colombia. (2010). Atlas Veredal de
Medellín. Medellín:Centro de Publicaciones Universi-
dad Nacional de Colombia.
21
PÁG.
 Ve re d a E l P ic a c h o
Luz Eugenia Goez Restrepo 6, Héctor David López
Velásquez 7, Carlos Mauricio Cuervo Vanegas 8
Luis Gabriel Álvarez Arango 9
C onte x to e s pa cia l
En la zona rural del noroccidente de San Cristóbal,
a 15 minutos de la cabecera urbana del Corregimiento,
se encuentra ubicada la vereda El Picacho, cuyo acceso
es por la carretera que de Medellín conduce al Munici-
pio de San Pedro de los Milagros. Según datos del Plan
de Desarrollo Local, corregimiento San Cristóbal 2015-
2027, la vereda cuenta con 180,41 hectáreas que corres-
ponden al 3,34% del área total del Corregimiento, y en
donde se asienta el 2% del total de la población de San
Cristóbal. (Alcaldía de Medellín, 2015).
Su territorio se emplaza en las laderas de la
montaña que separa a Medellín de la subregión del
occidente de Antioquia, entre los 1900 y 2200 msnm,
en una zona donde abundan los pastizales y escasea
la vegetación arbórea, ya que el 71,55% de los suelos
están dedicados a la ganadería (Universidad Nacional
de Colombia, Sede Medellín, 2010). La vereda limita
al norte con el municipio de Bello, al occidente con la
vereda El Carmelo, al oriente con el barrio Doce de Oc-
tubre y al sur con el barrio Aures y la vereda Pajarito.
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Gestora social y cultural del Parque Biblioteca Fernando Botero.
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Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en formación en Planeación y Desarrollo Social.
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Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en Bibliotecología.
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Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en Psicología.
La Vía a San Pedro de los Milagros es de gran
importancia para los pobladores de esta vereda, pues
son solo seis kilómetros de vía ondulada en todo el
trayecto los que la separan de la cabecera del corregi-
miento y diez kilómetros del centro de Medellín, ade-
más ofrece alternativas de viaje a otros municipios del
norte del departamento. Si bien es importante esta vía
para los pobladores, paradójicamente su paso por la
mitad del territorio influye de forma negativa, pues
lo divide en dos sectores, lo que cambia la apariencia
y afecta la seguridad de la zona: hacia la parte baja
de la carretera están ubicadas algunas fincas y vivien-
das que rodean el cerro El Picacho, mientras que en la
parte alta se localiza la única escuela del sector, lo que
representa un riesgo para estudiantes, docentes y de
más pobladores, que deben cruzarla habitualmente.
Los límites urbanos de la ciudad se expanden a
tal punto, que ahora se traspasan las fronteras de lo
rural, como es el caso de esta vereda que ahora cuen-
ta con dos sectores más en los límites con Aures (ba-
rrio de la comuna 7 Robledo), tal como lo demuestra
la Alcaldía de Medellín en el PDL San Cristóbal 2015-
2027: (...) los asentamientos informales de Paraíso 1
y Paraíso 2, ubicados en la vereda El Picacho, donde
en compañía de habitantes y líderes comunitarios del
Corregimiento se encontró que allí hay alrededor de
120 viviendas, (...) no cuentan con servicios públicos
básicos, no existen vías de acceso, no cuentan con nin-
gún tipo de equipamiento o espacio público, no tienen
programas sociales dirigidos a los distintos grupos po-
blacionales que allí habitan... (2015, p. 48).
Es evidente que a raíz de este crecimiento urbano
23
en la zona, también se tenga un crecimiento poblacio-
PÁG.
nal al interior de la vereda, donde los nuevos habitan-
 tes ejercen prácticas territoriales que fundan nuevos
sectores: Paraíso 1 y Paraíso 2 que según sondeo reali-
zado por la misma comunidad, para el 2017 hay asen-
tadas alrededor de mil familias, en respuesta al déficit
habitacional que actualmente enfrenta la ciudad.
C onte x to s o cia l
Una característica importante dentro de la ve-
reda El Picacho, son los lazos sociales que generan
con pobladores del sector de Jalisco, el cual pertenece
al corregimiento de San Félix del municipio de Bello,
pero que por su cercanía y la falta de espacios de in-
tegración en ambos lugares, los habitantes se benefi-
cian de los espacios comunes, claros ejemplos están
representados en la escuela Santa Ángela y el esta-
dero Jalisco, lugares que posibilitan la integración de
pobladores de los dos territorios.
Como se mencionó anteriormente, entre las or-
ganizaciones que se destacan en la vereda se encuen-
tra la escuela Santa Ángela (Colegio Eucarístico), la
cual presta sus servicios en la zona desde el año 1965,
y que si bien, solo cuenta con educación básica prima-
ria, beneficia a los niños de sectores como El Carmelo,
Paraíso 1 y 2 y Jalisco, puesto que es el único estableci-
miento educativo de más fácil acceso.
La edificación de dicha escuela demuestra, en
parte, las dinámicas organizativas de los habitantes
de la vereda, quienes apoyaron con donaciones o tra-
bajo a su construcción, tal como está registrado en el
historial No. 2 que guarda la institución, donde hay
evidencias de que el lote fue donado por don Gabriel
24
Mejía y señora, los recursos económicos aportados
PÁG.
por los dueños de las fincas, algunos materiales por
parte del Municipio de Medellín y la mano de obra por
los mayordomos y campesinos de la zona.
La escuela es un lugar significativo en la vereda,
pues se convierte en el principal punto de encuentro
de la comunidad, allí se hacen diferentes reuniones
como la Escuela de Padres, asambleas de la Junta de
Acción Comunal, las celebraciones eucarísticas, los ri-
tos de La Semana Santa y demás actividades que con-
vocan los habitantes.
Otro de los sitios referentes dentro de la vere-
da, lo constituye la fundación sin ánimo de lucro y
de carácter privado Evolución del Pensamiento. Con
siete años de trabajo en el territorio, esta organiza-
ción ayuda a niños y adolescentes de escasos recursos
económicos de El Picacho y de sectores como Jalisco y
Paraíso 1 y 2; proporcionándoles atención integral en:
alimentación, educación y recreación; los días martes,
miércoles, viernes y sábado. Si bien la permanencia
en los programas no es obligatoria, una de las condi-
ciones para ser beneficiario de los servicios que brin-
da la fundación es estar escolarizado.
Co nt ext o ec o nó m ic o
Dentro de las dinámicas económicas que ayu-
dan al sostenimiento de las familias de la vereda El
Picacho, se cuenta con producción agrícola de horta-
lizas entre las que se destacan la cebolla, el tomate y
algunas especies frutales como plátano y tomate de
árbol. Es de aclarar que los cultivos no son una fuente
representativa de ingresos económicos para las fami-
lias, puesto que su producción es para el autoabas-
25
tecimiento. (No.2 Historial E.P.E Santa Ángela 2012:
PÁG.
documento de propiedad de la institución).
 Así mismo, el ecoturismo se convierte en una fuen-
te potencial de ingresos para algunos habitantes, que
ven en el cerro tutelar El Picacho una oportunidad para
atraer turistas y de allí devengar recursos económicos
como una alternativa más de sustento para sus familias.
Si bien en otras épocas la floricultura fue consi-
derada una actividad económica significativa para la
vereda, hoy en día esta práctica ha disminuido consi-
derablemente, en primer lugar, por la oferta laboral
que ofrece la zona urbana del Área Metropolitana, y
por último, debido a los pocos ingresos y los altos cos-
tos de la producción que esta actividad genera, por
lo cual las fincas son destinadas a lugares de paso y
recreo, lo que reduce la oferta laboral en el territo-
rio, para dejar empleo solo a una persona que oficia
como mayordomo.
Cabe mencionar que en una menor proporción,
otra fuente de ingresos en la zona lo complementa la
operación de antenas de radiodifusión y telefonía móvil,
lo que supone un cambio significativo en los usos del
suelo y en las costumbres agrícolas de sus habitantes.
C onte x to po lít ico
En cuanto a la participación por parte de los po-
bladores de la vereda, en entrevista con Santiago Lu-
ján Muñoz, coordinador de la Escuela Santa Ángela, él
comenta que: Tenemos mamás líderes, que les gusta
hablar, les gusta meterse, opinar, son poquitas, no po-
dría decir que son muchas, pero aun así, eso enrique-
ce la comunidad como tal, porque son voces que no
solamente están dentro de la institución sino fuera de
26
ella también construyendo cositas, son voces que ape-
PÁG.
nas están empezando a escucharse, porque la comu-
nidad es muy diversa y siempre están en choque (...)
Mujeres jóvenes lastimosamente, no tenemos con este
liderazgo, hay muchas jóvenes que son madres enton-
ces tienen que trabajar y no participan mucho (S. Lu-
ján, comunicación personal, 17 de marzo de 2016).
Esto evidencia que sí hay liderazgo, aunque
poco estructurado, lo que dificulta un efectivo traba-
jo comunitario, que, como se analizará más adelante,
existe una problemática de desunión entre las fami-
lias que conforman esta comunidad, lo que fragmenta
el trabajo y la participación dentro del territorio.
A su vez, cuando se habla de la participación con
habitantes del sector del Paraíso 1 sobre la organiza-
ción y participación en su territorio, se nota un fuerte
contraste en relación al sentir de Luján. Para Ailen Da-
niela Fonnegra la participación de la mujer en los es-
pacios de su vereda se coarta por el machismo que aún
prevalece en los liderazgos. Al respecto, Fonnegra dice:
El papel de la mujer en la construcción de la vereda,
pues no son como muy participativas, más bien ti-
rando a negativo su participación. Primero, porque
hay muchas que no tienen como la iniciativa, no se
arriesgan. Segundo, porque todavía existe mucho
machismo, todo quieren a los hombres y el presiden-
te tiene que ser un hombre, eso tronca mucho pues
que uno tenga como la iniciativa. (A. Fonnegra, co-
municación personal, 17 de marzo de 2016).
En suma, los aspectos políticos y de participa-
ción en la vereda El Picacho pasan, en la actualidad,
por un proceso de reestructuración de liderazgos y
conflictos que no permiten la cohesión de sus habi-
27
tantes, lo que además hace evidente las quejas de los
PÁG.
pobladores sobre el poco desarrollo de su comunidad.
 Pr oble m á t ica s
Al analizar los aspectos sociales de la vereda des-
de otra óptica, se encuentra que la pobreza es una de
las mayores problemáticas de la zona, ya que muchas
de las familias no alcanzan a obtener los recursos que
les permitan adquirir una alimentación balanceada y
suficiente para satisfacer los requerimientos básicos
nutricionales. Este problema afecta en mayor propor-
ción a los habitantes en situación de desplazamiento
que ocupan los sectores Paraíso 1 y Paraíso 2. Una de
las alternativas que tienen estas familias para mitigar
un poco las necesidades alimentarias y en especial la
de los niños, es el servicio de restaurante en la escuela
y los suplementos alimenticios que ofrece La Funda-
ción Evolución del Pensamiento.
Otro aspecto crítico en la vereda lo constituyen
las problemáticas de convivencia, debido a la escasa o
nula comunicación entre algunas familias, producto
de rivalidades personales que trascienden a núcleos
familiares completos, lo que desencadena en falta de
solidaridad para el trabajo en común, aspectos que
son fundamentales para el desarrollo del territorio
(construcción de la escuela, por ejemplo). Esta desu-
nión dificulta y complejiza cualquier acción comuni-
taria al momento de su ejecución.
En la vereda se percibe la fragmentación desde
su condición espacial y desde la relaciones. Las per-
sonas solo trabajan en el sector donde está ubicada
su propiedad, el relacionamiento es más interno que
externo y la participación comunitaria es reducida
como producto de estas condiciones de convivencia
28
adversas. Es de resaltar que desde la institución edu-
PÁG.
cativa se ponen en marcha estrategias como la Escue-
la de Padres, donde se cuenta con apoyo psicosocial
para los niños y sus madres, tendientes a disminuir
estas diferencias.
A pesar de ello, se aprecia en algunos poblado-
res y en especial en aquellos que más tiempo llevan
en el territorio el sentido de pertenencia por la vere-
da, en la que destacan los privilegios que ésta ofrece
a sus moradores, como el ambiente rural cercano a la
zona urbana, tanto del corregimiento como de la ciu-
dad de Medellín, además de la tranquilidad y el aire
puro que se respira.
Co nc lusiones
A pesar de las problemáticas de convivencia
percibidas, como la falta de comunicación entre al-
gunas familias y la poca solidaridad para el trabajo
en común,se aprecia en algunos pobladores y en es-
pecial en aquellos que más tiempo llevan en el te-
rritorio el sentido de pertenencia por la vereda, en
la que destacan los privilegios que ésta ofrece a sus
moradores, como el ambiente rural pero cercano a
la zona urbana, tanto del corregimiento como de la
ciudad de Medellín y la tranquilidad que se respira
en el territorio.
La pobreza es una de las mayores problemáti-
cas de la vereda, ya que muchas de las familias de
la zona no alcanzan a obtener los recursos que les
permita adquirir una alimentación balanceada y
suficiente, con la que logren satisfacer los requeri-
mientos básicos nutricionales. Este problema afecta
29
en mayor proporción a los habitantes en situación de
PÁG.
desplazamiento que llegaron a ocupar los sectores de
 Paraíso 1 y Paraíso 2, y que si bien, no son muy cerca-
nos a El Picacho, muchos de los servicios y activida-
des las desarrollan allí.
C ont ext o espac ial
Re fe re n ci as b ib l i o g r á f i c as
Alcaldía de Medellín. (2015). Plan de Desarrollo Local Corre-
gimiento San Cristóbal. Medellín: Divergráficas Ltda.
Fonnegra, A. D. (17 de Marzo de 2016). Tomas Veredales.
(P. B. Botero, Entrevistador)
Muñoz, S. L. (17 de Marzo de 2016). Tomas Veredales. (P. B.
Botero, Entrevistador)
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín. (2010).
Atlas Veredal de Medellín. Medellín: Centro de Publi-
caciones Universidad Nacional de Colombia.
30
PÁG.
10
Técnico en Gestión Social y Cultural del SBPM. Profesional en formación en Planeación y Desarrollo Social.
Vereda La Lom a
Héctor David López Velásquez 10
La Loma cuenta con una extensión territorial de
657,65 ha., correspondiente al 12,12% del área total del
Corregimiento, siendo la segunda vereda más grande
en extensión, superada solo por La Palma. Territorial-
mente, La Loma está compuesta por 7 sectores: San
Pedro, Barrio Nuevo, San Gabriel, Bella Vista, San José,
Primavera y Loma Hermosa, esta última, considerada
la centralidad de la vereda. Estos sectores a su vez se
dividen en subsectores, a los cuales sus habitantes les
van dando nombres, resignificando y dotando de sen-
tido en una constante relación de territorialidad.
La vereda La Loma se ubica en la zona norocci-
dental del corregimiento de San Cristóbal, separado
de la cabecera urbana por la conexión vial Aburrá-
río Cauca y limitando al suroriente con la comuna
13 de Medellín; a tal punto, que sectores como San
Pedro y Barrio Nuevo, se sirven de los servicios que
surte la centralidad del barrio San Javier, por la cer-
canía con este.
Según el Atlas Veredal de Medellín, “La Loma
es la vereda más poblada del Municipio de Medellín”
(Universidad Nacional, 2010, p. 70), lo que además, la
convierte en la más urbanizada. Cuenta con dos vías
de acceso, la más antigua y tradicional es la carretera
que comunica la vereda directamente con la Comuna
31
PÁG.
 13 San Javier, vía que posibilita el primer servicio de
transporte que tiene La Loma, lo que ha hecho que
por años, se le identifique como parte de San Javier.
Esta vía por San Javier, cuenta también con
una ruta adicional, que va desde la vereda La Palma
hasta el parque de Berrío en el centro de la ciudad,
atravesando una Unidad de Información adscrita al
proyecto Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín
de la Subsecretaría de Bibliotecas, Lectura y Patri-
monio, de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la
Alcaldía de Medellín.
La nueva ruta de acceso a través de la conexión
vial Aburrá- río Cauca, que si bien facilita el acceso
y mejora los tiempos de conectividad, no cuenta con
una ruta oficial que entre hasta la vereda a prestar
servicio público de transporte.
C onte x to s o cia l
La vereda La Loma se constituye como poblado de
esclavos libres en el camino que comunica al occidente
del Departamento con la ciudad de Medellín. Según la
historia popular, los primeros pobladores fueron los
de apellidos Álvarez y Paniagua. En entrevista gru-
pal con algunas mujeres del sector Bella Vista, estas
cuentan que en el lugar donde ahora es la terminal
de buses, más conocido como El Guamo, funcionó una
encomienda de indígenas y esclavos, de ellos se deri-
van los apellidos antes mencionados. Pan y agua es el
alimento que se le da a los esclavos, de allí se toma el
apellido Paniagua, y Alvarado fue un comendador de
la época y de este deriva el apellido Álvarez.
32
PÁG.
De esta herencia de esclavos e indígenas queda
la riqueza cultural en la vereda. Muchas familias tie-
nen en su seno un artista, bien sea pintor, actor teatral
o músico, siendo este último oficio el más conocido en
La Loma, con la representación de La Banda Paniagua
como icono de una tradición fiestera y un legado que
se remonta a los finales del siglo XIX. (López, Tanga-
rife & Loaiza, 2012). Todavía hoy tiene vigencia con
jóvenes herederos del folclor y amantes a la música.
Otra de las representaciones artísticas impor-
tantes de la vereda es el sainete, comedia que mezcla
la actuación, la danza y la música. Según el grupo de
integración cultural Alma de Antioquia y el promotor
cultural Saúl Cano, es una tradición con más de 200
años de antigüedad, donde se recrea una situación co-
tidiana, generalmente un casorio (matrimonio).
La Loma cuenta con tres Instituciones Educati-
vas. La I.E. José Horacio Betancur, ubicada en predios
del sector Primavera, con oferta educativa desde pre-
escolar hasta bachillerato; la I.E. San Vicente Ferrer
ubicada en el sector de San Gabriel, la cual tiene co-
bertura educativa para preescolar y primaria; y la I.E.
Loma Hermosa, con sede en el sector del mismo nom-
bre, con cobertura para bachillerato. Además de estos
planteles, niños, niñas, adolescentes y jóvenes, hacen
uso de la oferta educativa de otras instituciones del
Corregimiento y la ciudad.
A pesar de su extensión, La Loma carece de
equipamientos deportivos y escenarios para la re-
creación, solo los sectores Primavera y recientemente
Loma Hermosa, cuentan con placa deportiva, en los
33
demás sectores los juegos los hacen en la calle, a pe-
PÁG.
sar del peligro que esto representa, tal como lo mani-
 fiestan habitantes de Bellavista en entrevista grupal:
Aquí los niños y los adultos no tienen donde jugar
por que están en la calle y la gente es: vea que me
quiebra un vidrio, vea que esto y lo otro, y es un pe-
ligro porque vea que las calles son estrechas para los
vehículos y para los niños jugar. (Entrevista del 23 de
marzo de 2017).
Esta situación no genera peligro por tránsito de
vehículos en algunos subsectores, donde las vías de
acceso son rieles peatonales y escalas. Sin embargo,
escenarios como el templo parroquial, la biblioteca y
algunas instituciones educativas, son posibles gracias
al trabajo mancomunado de sus habitantes, quienes
con aporte de materiales, dinero o trabajo han cola-
borado para su construcción. Al respecto, en la entre-
vista grupal que ya se ha referenciado, se dice: “Toda
la comunidad fuimos hacer la iglesia, a nosotros sí nos
tocó cargar adobe para la iglesia (...) Botamos tierra,
cargamos adobe, ave María si nos tocó”. (Entrevista
grupal del 23 de marzo de 2017). Hablando de la pri-
mera iglesia, la gente.
Re c u e rdo
Pues la primera que era donde está la biblioteca
la construyeron en una noche, eso era como una palo-
merita, imagínese que cuando hacían la misa ponían
unas piedras de ahí hasta el altar y la gente que se
casaba iba arrastrando las piedras por todo eso hasta
el altar. Se hacía el festival del huevo, el festival del
ladrillo para construir la iglesia. (Ibíd).
El festival del huevo y del ladrillo fue una estra-
34
tegia usada por los párrocos y habitantes de La Loma
PÁG.
para recaudar fondos para la construcción del templo,
consistente en pedirle a la gente un adobe para lograr
reunir los necesarios para terminar la construcción o
un huevo, los cuales eran reunidos hasta formar la ca-
nasta, la misma que era vendida luego. (Álvarez, 2009
& entrevista grupal, 2017).
Dentro de las fiestas más tradicionales, se en-
cuentran: las fiestas patronales, el festival del porro
y el festival de la salsa. Eventos que se realizan en la
centralidad de la vereda, el sector Loma Hermosa.
Allí, en la explanación donde está ubicada la parro-
quia San Vicente Ferrer, se encuentra también el epi-
centro artístico y cultural de La Loma, aunque en la
actualidad, algunos sectores vienen configurando sus
propios espacios para sus eventos culturales.
Co nt ext o ec o nó m ic o
Los ingresos económicos para el sostenimiento
de los habitantes de La Loma, provienen principal-
mente del trabajo de la construcción, la ebanistería y
el comercio local, representado en tiendas y almace-
nes, de los cuales, muchos de ellos funcionan dentro
de las mismas casas. Sin embargo, un comercio más
regulado se ve en la centralidad de la vereda, donde el
sector conocido como El Guamo, se ha configurado a
través de los años como el epicentro del comercio: res-
taurante, panadería, depósito y ferretería, carnicería,
farmacia, billares, entre otros negocios, hacen parte
de la oferta comercial para los residentes.
Las prácticas agropecuarias, aunque escasas,
todavía se ven en algunos terrenos de sectores como
Bellavista, San José, Primavera, San Gabriel y Loma
35
Hermosa. Siembra de hortalizas y café, cría de aves
PÁG.
de corral y ganadería lechera, son algunas de las ac-
 tividades que algunos habitantes realizan a pequeña
escala, en su mayoría para el autoconsumo.
Otros sectores productivos que funcionan en
La Loma son: dos asociaciones mutuales, las cuales
se encargan de prestar los servicios funerarios a sus
afiliados; algunos talleres de confecciones dedicados a
la tercerización para maquilas de la ciudad, peluque-
rías y barberías, estas últimas con una característica
importante, resulta ser una alternativa para muchos
jóvenes que ven este oficio una salida al desempleo.
C onte x to po lít ico
La Loma se ha caracterizado por sus líderes,
hombres y mujeres que han trabajado por su comu-
nidad desde hace mucho tiempo, y que aún hoy, re-
presentan a su sector participando de las Juntas de
Acción Comunal y en escenarios de Planeación Local
y Presupuesto Participativo. Además, la vereda cuenta
con una Mesa de Trabajo que articula representantes
de todos los sectores, donde se reúnen para tratar te-
mas de interés general para toda la comunidad.
Para el periodo electoral 2012– 2015, La Loma
tuvo representación en la Junta Administradora Local
con dos ediles, y en el 2015, estuvieron en campaña,
para el periodo 2016– 2019, cuatro candidatos, lo que
demuestra el sentido de participación en la escena po-
lítica corregimental. Además, hay una Junta de Acción
Comunal por cada sector, siete en total, lideradas en
su mayoría por personas mayores, ya que los proble-
mas que enfrentan las JAC son comunes: la falta de
participación de personas jóvenes.
36
PÁG.
Una actividad para resaltar, producto de la
gestión de recursos tanto económicos como huma-
nos, ha sido la celebración del Día del Adulto Mayor,
la cual se realizó por primera vez en el año 2006 y
que va ya por su sexta versión. En este evento, se
articulan diversos sectores: políticos, sociales y cul-
turales, para hacer de esta actividad, una verdadera
muestra de participación.
Pr oblem átic as
La vereda La Loma, por su ubicación estraté-
gica – con acceso hacia las comunas 7, 13 y la cone-
xión vial Aburrá- río Cauca, se ha convertido en un
corredor importante para los grupos al margen de
la ley, situación que agudiza los problemas de segu-
ridad en la zona, especialmente en los límites con la
comuna San Javier, entre los sectores Barrio Nue-
vo y San Gabriel, donde se han presentado despla-
zamientos intraurbanos a causa de amenazas a los
pobladores. También el paro del transporte público
a causa de extorsiones a la empresa transportado-
ra afecta a los habitantes, no solo de la vereda sino
del Corregimiento en general, ya que personas de la
vereda La Palma y la cabecera urbana hacen uso de
la ruta que atraviesa La Loma. (Blu Radio, 2017 &
Telemedellin, 2017).
En entrevista grupal con personas de la co-
munidad, se evidenciaron dos problemáticas rela-
cionadas entre sí, la primera, la falta de andenes y
espacios públicos, lo que pone en riesgo la vida de
las personas debido a la estrechez de las vías; y la
segunda, el mal estado de los caminos vecinales y
37
la falta de pasamanos en algunos de estos, lo que
PÁG.
 afecta la movilidad, especialmente la de adultos ma-
yores. (Entrevista del 23 de marzo de 2017).
Otra de las problemáticas que manifiestan los
habitantes del sector, es la falta de escrituras en lo-
tes y casas derivados de la parcelación de predios,
en su mayoría, heredados o vendidos a familiares
cercanos. En muchos casos, los dueños ya han fa-
llecido y esto dificulta los trámites de legalización.
Pese a este panorama, los habitantes no se sienten
amenazados por un eventual desalojo, ya que dicen
tener derecho al predio por posesión, puesto que, en
la mayoría de los casos, han pasado más de veinte
años de haber construido sus casas en ellos.
C onclu sio n e s
Aunque en el imaginario de muchas personas
La Loma hace parte de San Javier, es claro que es
una vereda del corregimiento San Cristóbal, iden-
tidad a la cual se han ido acomodando poco a poco
sus habitantes. Este trabajo identitario lo vienen
realizando tanto líderes como la misma administra-
ción municipal con actividades descentralizadas de
algunas secretarías.
La apuesta cultural de la vereda ha sido uno
de los mecanismos de resiliencia adoptados por
sus habitantes para contrarrestar el impacto que la
violencia ha causado en la zona. El talento para las
artes, representado en pintores, poetas, bailarines,
músicos y actores, heredado como los predios, de
generación en generación, posibilitan la reconstruc-
ción del tejido social, así como el amor y el arraigo
38
por el territorio.
PÁG.
Pese a las dificultades sociales, el trabajo co-
munitario es prioridad para los líderes de la vereda,
quienes asisten a los diferentes espacios de participa-
ción corregimental, posibilitando la movilización de
recursos y la inversión social, así como la visibiliza-
ción de La Loma y sus problemáticas a escala local.
Referencias bibliográficas
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Penca de Sábila (2006). San Cristóbal: Plan de desarro-
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Alcaldía de Medellín, Universidad Nacional (2010). Atlas
veredal de Medellín. Medellín, Colombia. Centro de
publicaciones Universidad Nacional de Colombia sede
Medellín.
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en el sector La Loma, occidente de Medellín. Blue Ra-
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cidente-de-medellin-147508
Zuluaga, J. (28 de julio de 2017). 9 mil personas afectadas
por paro de buses en San Cristóbal. Noticias Teleme-
dellín. Recuperado de: https://telemedellin.tv/parobu-
ses-san-cristobal/194802/
39
PÁG.
 Ve re d a La Pa lm a
Luz Eugenia Goez Restrepo 11
C onte x to e s pa cia l
A decir del PRAE (Orozco, 2014), el corregimien-
to de San Cristóbal está ubicado en el corredor estra-
tégico de la conexión vial Aburrá-río Cauca que enla-
za a la capital de Antioquia con la región de Urabá y
el occidente antioqueño, Santa Fe de Antioquia, como
polos históricos de desarrollo, por ello, y teniendo en
cuenta las afirmaciones que se hacen en “La Etnogra-
fía de las Veredas 201”, pag.1, las veredas La Cuchilla,
La Palma, Las Playas, El Uvito, El Patio y La Loma ubi-
cadas en la margen derecha de la quebrada la Iguaná,
en la zona suroccidental del corregimiento, confor-
man un complejo cultural que es afectado de mane-
ra directa por la conexión vial Aburrá– Occidente, ya
que con el paso de la vía, éstas se escinden del casco
urbano del corregimiento, lo que altera una relación
construida con el paso del tiempo, por ello “se hace
necesario la formulación de algunos proyectos de ca-
rácter social y cultural que contribuyan a restablecer
estas relaciones al interior del corregimiento”. Ahora
bien, el estar ubicados en la conexión estratégica con
el occidente antioqueño y la región de Urabá incorpo-
ra a estas veredas a las dinámicas económicas de la
región, presiona el cambio en los usos de los suelos, y
la conurbación, ya que la cabecera urbana del corre-
gimiento dista 11 kms de Medellín y las tierras de las
veredas más cercanas a la cabecera urbana tienden
a transformarse en segundo dormitorio de la ciudad,
40
PÁG.
11
Gestora social y cultural del Parque Biblioteca Fernando Botero.
lo que ocasiona la expulsión de los habitantes tradi-
cionales12, debilita la producción agrícola, propicia la
transformación del paisaje, ya que sucumben los bos-
ques, se afectan las aguas, la biota, y con ello “la base
natural y social que sustenta la seguridad alimenta-
ria, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo
sustentable”. (DAP y Corporación de Desarrollo Terri-
torios y Hábitats -Terrha-, 2011, pág. 41)
“Para las directivas de la JAC la Conexión vial Aburrá
– Occidente, comúnmente conocida como El Túnel, está perju-
dicando sustancialmente a la vereda, en especial en lo relacio-
nado con el proceso de tipificación de sus habitantes en el Sis-
bén - Sistema de Clasificación de Beneficiarios, del Municipio
de Medellín. La cercanía de La Palma a la vía ha tenido como
consecuencia la reclasificación de los habitantes en este siste-
ma, con lo cual han venido perdiendo gran parte de los benefi-
cios sociales otorgados por el municipio, especialmente en los
sistemas de salud, educación y servicios público, entre otros…
Del mismos modo, la construcción de esta conexión regional
ha traído consigo el deterioro inminente de las vías de acceso
a la vereda, pues éstas vienen siendo transitadas por maquina-
ria pesada utilizada en los trabajos de construcción de la vía
regional, sin tener en cuenta las especificaciones técnicas pro-
pias de estas vías, que fueron construidas especialmente para
el tránsito de pequeños vehículos de carga y en general de los
vehículos públicos para el transporte de pasajeros. Además, ha
separado la parte baja de la vereda con la parte media, inte-
grando hoy más parte del casco urbano del corregimiento, que
de la vereda La Palma”. (Alcaldía de Medellín, pág. 4)
12
“Como habitantes tradicionales estamos definiendo a las personas fundadoras de la vereda y a sus
descendientes, los cuales son portadores de una tradición cultural que hunde sus raíces en prácticas
culturales propias de la producción agrícola de pequeña escala. Dichas prácticas han ido cambiando pau-
41
latinamente en la medida en que estos ciudadanos se insertan en las cadenas productivas de la ciudad y
PÁG.
abandonan su condición de agricultores”. (Alcaldía de Medellín, pág. 1)
 Como ya se ha expresado, La Palma tiene un
interés estratégico para el corregimiento por estar si-
tuada en este eje de conexión vial, y por su importan-
cia en el aspecto ambiental, dada su ubicación en el
área de influencia del Cerro del Padre Amaya, zona
de bosques, de biodiversidad y de importancia hídrica
por los nacimientos de aguas que tributan a la cuenca
de la quebrada San Francisco y posteriormente a la
Iguaná. Adicionalmente, y de acuerdo con el POT, se
propone articular el área de influencia del Cerro del
Padre Amaya y del Boquerón, a través de un proyecto
turístico que logre integrar los bordes de la periferia
del corregimiento, dadas sus cualidades ambientales
y estratégicas en cuanto a bosques, vegetación y altu-
ras significativas.
La Vereda La Palma está ubicada al surocciden-
te de San Cristóbal, se conecta con el corregimiento a
través de un anillo vial construido sobre la quebrada
San Francisca, lo que permite que pasajeros y produc-
tos agrícolas arriben a la centralidad en menos de 15
minutos y con intervalos de una hora.
Limita por el norte con el corregimiento San Se-
bastián de Palmitas, la vereda El Patio y Las Playas, por
el oriente con la cabecera urbana de San Cristóbal y la
vereda La Loma; por el sur con los corregimientos San
Antonio de Prado, Altavista y con la vereda La Loma.
La Palma cuenta con una extensión total de
714,40 hectáreas, que representa el 14,35% del área to-
tal del corregimiento, es la vereda más extensa seguida
de La Loma y Boquerón y alberga el 10.1 de la pobla-
ción del rural del corregimiento. Según la alcaldía de
42
Medellín, Convenio de Asociación Departamento Ad-
PÁG.
ministrativo de Planeación y Corporación Ecológica y
Cultural Penca de Sábila, 2006.
En el Atlas San Cristóbal, 2011, la vereda cuen-
ta con las siguientes elevaciones: el cerro del Padre
Amaya, el alto del Pilón con alturas de 2800 msnm.
Estas corresponden al escarpe13 del Padre Amaya de
suelos moderadamente erosionados, tierras degra-
dadas, de aprovechamiento forestal, bosque natural
fragmentado, con asentamientos muy dispersos, cli-
ma frío y húmedo.
El cerro El Astillero, el alto El Corazón con 2500
msnm., y el alto La Potrera, éste último en límites con
la vereda La Loma, son altos de clima frío, húmedo
y suelos pedregosos, con asentamientos muy disper-
sos14, con tierras degradadas, de aprovechamiento fo-
restal, de bosque natural fragmentado, el último de
los cuales hacia el límite con La Loma configura un
sistema de bosques productivos, plantado, con siste-
ma hortícola agroecológico. En El Atlas San Cristóbal
de 2011, se recomienda que las tierras de los bordes
del corregimiento ubicadas al norte, y que van desde
la cuchilla Las Baldías, pasando por el alto Boquerón,
el mirador Arco Iris, al occidente, hasta llegar al cerro
del Padre Amaya, el alto El Pilón, el cerro El Astillero,
que podrían tener un uso potencial forestal protector,
mientras los suelos de las inmediaciones del alto El Co-
razón, La Potrera, ubicados en la vereda La Palma, y la
cuchilla de los Arrayanes en la loma podría tener un
uso potencial agroforestal; además, proponen la reali-
zación de un sistema de infraestructura turística que
43
13
Pendiente o inclinación muy pronunciada del terreno. Diccionario Real Academia Española RAE.
PÁG.
14
El Cerro El Astillero, El Alto El Corazón
 integre estos bordes, denominado “Parque Ecológico
Campesino San Cristóbal”, el cual tendría como pun-
tos de interés: el alto El Yolombo, La Cueva del Indio, el
alto El Chuscal, cuchilla Las Baldías, Fonda El Boque-
rón, peña Don Félix, red de caminos antiguos, mirador
Arco Iris, alto El Indio, el cerro del Padre Amaya, el
alto del Pilón, alto El Corazón en la vereda La Palma
y la cuchilla de los Arrayanes ubicada en la vereda La
Loma (Universidad Nacional, 2011).
Una de sus mayores elevaciones, la constituye
el cerro del Padre Amaya, el cual está ubicado al su-
roccidente del corregimiento en inmediaciones de las
veredas La Palma, La Loma, Las Playas, La Cuchilla,
Naranjal y Boquerón de San Cristóbal y comparte su
extensión con los Corregimientos Palmitas, Altavista y
San Antonio de Prado.
El cerro del Padre Amaya se caracteriza por pre-
sentar pendientes altas y alargadas de 3100 msnm.,
y una elevación media de 2900 msnm., forma parte
del cinturón de cordilleras que va en dirección nor-
te-sur de la cordillera central de Colombia separando
los valles de Aburrá y Cauca. De acuerdo con lo ex-
presado por Corantioquia (1997), el cerro es importan-
te porque alberga algunas áreas de bosques del piso
premontano15 y montano16, es abrigo de fauna silves-
tre17, y tiene una importancia hídrica, porque allí na-
15
Con temperaturas entre los 18 a 24° y alturas entre los 800 y 1800 msnm., de acuerdo con el
Informe Eco 2005. mientos y movimientos en masa hacia la reserva El
16
Con temperaturas entre los 12 a 18 ° y alturas entre los 800 y 1800 msnm., lo que genera en ambos
casos entre 1000 a 2000 mm, de lluvias promedio al año, de acuerdo con el Informe Eco 2005. de los cauces que algunas quebradas generan, si-
17
Con animales como perros de monte, chuchas, cusumbos, ardillas, puerco espines, comadrejas, gua-
guas, ratones, zarigüeyas, armadillos, sapos, lagartijas, serpientes, libélulas, mariposas, colibríes, gavila-
44
nes, palomas, águila de montaña, soledad, sirirí, carpintero, golondrina, cucarachero, sinfín, tucán, carri-
PÁG.
quí, gallinazos, además de vacas, cabras, algunos caballos, cerdos, patos, gallinas y gallinetas. zona de los nacimientos y vertientes.
cen cuatro cuencas: la de la quebrada La Sucia, que
desemboca en el río Cauca, la cuenca de la quebrada
La Frisola, ambas de San Sebastián de Palmitas, la
cuenca de la quebrada Doña María y la de la quebra-
da San Francisca y Arenales, que recorren la vereda,
y son importantes afluentes de la margen derecha de
la quebrada La Iguaná. Debemos tener en cuenta que
según la Alcaldía de Medellín (2011), la subcuenca La
Iguaná es una de las más representativas de Medellín,
tiene altos valores en cuanto a pendientes, densidad
de drenajes y torrencialidad de sus corrientes en tem-
poradas de lluvias, es uno de los cuerpos de agua más
importantes de San Cristóbal, tiene una extensión en
el corregimiento de 11.5 kms, y su cuenca riega un
área de 46.5 kms., es decir, el 92.50% del territorio del
corregimiento. Nace a 3114 msnm., en el cerro de las
Baldías, y es la estrella hídrica más importante de Me-
dellín, según lo expresado por el informe Eco (Alcal-
día de Medellín, Universidad Nacional de Colombia.,
2005).
La quebrada San Francisco nace en la cota
2975 msnm., en el cerro del Padre Amaya, y desem-
boca en la quebrada La Iguaná a 1825 msnm., tiene
una extensión de 5.51 kms, su microcuenca tiene
un área de 10.16 kms., recibe el caudal de las que-
bradas Los Hoyos, La Palma, La Lejía y Cinco Pasos;
algunas de las cuales recorren las veredas El Uvito,
La Palma, El Patio y Las Playas. En su nacimiento
son comunes la erosión de los terrenos, los desliza-
Moral, ocasionados por las corrientes torrenciales
tuación que de acuerdo con Corantioquia (1997), se
45
podría controlar mediante una intervención en la
PÁG.
 Las principales quebradas que recorren la Pal-
ma son La San Francisca, La Lejía, La Arenera, Los Ho-
yos, Montañitas, La Mimosa, Potreritos, La Aguadita
1 y La Aguadita 2, La Potrera, La Palma, Caño C y La
Iguaná. La gran cantidad de fuentes de agua motiva
la presencia del Acueducto Multiveredal La Acuarela,
entidad que presta el servicio de agua potable en la
localidad. Para los habitantes de La Palma el agua de
la vereda es buena, ellos tienen cuidado con las fuen-
tes de agua, se reúnen y reciben capacitación de dicho
acueducto, pero no tienen servicio de alcantarillado a
pesar de que en la centralidad las casas son bastante
continuas. La parte central de la vereda es relativa-
mente plana, allí se han producido deslizamientos en
los terrenos arenosos debido a que los pobladores han
ocupado los lechos de la quebrada, situación que se
agrava con los grandes movimientos de tierra que se
hicieron para construir la nueva vía a Occidente (Co-
rantioquia, 1997). Según El Proyecto Ambiental PRAE
(Orozco, 2014), el sector de la vereda conocido como
Palma Baja, está afectado por la llanura de inundación
de la quebrada La Iguaná y San Francisca y por movi-
mientos en masa del talud del costado sur. En la par-
te media y alta, hacia la Reserva Natural El Moral, se
observan pendientes pronunciadas con alturas entre
los 1800 y 2000 msnm, mientras que en la parte alta el
terreno es escarpado, con bosques naturales fragmen-
tados que ocupan un tercio o 33.35% de la misma.
C onte x to e co n ó mico
Como ya se ha mencionado, la centralidad de la
Palma se desenvuelve en los alrededores de la quebrada
San Francisca, ésta área tiene restricciones geológicas
46
leves y moderadas en su gran mayoría, así como seve-
PÁG.
18
DAP y Corporación de Desarrollo Territorios y Hábitats -Terrha-, 2011
ras18; a pesar de ello, y según sus habitantes la tierra es
cara, en la centralidad la tierra es clasificada como suelo
urbano, lo que acrecienta los costos de los impuestos, y
presiona el cambio de sus usos; en la Palma es frecuente
la subdivisión y venta de los terrenos, el 30% de los po-
bladores tiene menos de 5 años de vivir allí, lo que da
cuenta de la rotación de la población; no obstante esta
situación, no hay un relevo generacional en la actividad
agrícola, y esta es asumida por las personas de edad más
avanzada, ya que los jóvenes no se sienten motivados
por las actividades del campo, pues consideran que este
trabajo requiere mucho esfuerzo y es muy mal remune-
rado. De acuerdo con Orozco (2014), una de las mayores
riquezas de la vereda está cifrada en la biodiversidad y
en la variedad de flora que aporta a la regulación del
ciclo hidrológico, en las partes altas de los cerros hay
rastrojos y bosques secundarios con árboles como: ro-
bles, yarumos, candelo, silbo–silbo, arrayanes, saucos de
montes, encenillo, cordoncillo, entre otros.
Un cuarto de las tierras está dedicada a la produc-
ción de hortalizas a cielo abierto o en invernaderos, se
cosecha: cebolla: de rama, junca, de huevo, puerro; tam-
bién cilantro, lechugas, espinacas, tomate, mora, zana-
horia, coles, aromáticas, café y flores como áster, pom-
pones y pinito. La mayor parte de estos cultivos emplean
agroquímicos debido a que los suelos han ido perdiendo
fertilidad. Los usos del suelo de acuerdo con El Atlas Ve-
redal de 2011 son:
47
PÁG.
 Bosque natural fragmentado.............................35%
Plantaciones forestales…................................ 0.71%
Ganadería tradicional….................................. 4.11%
Potrerosnomanejados…................................44.32%
Producción agrícola… ...................................10.70%
Producción agrícola. Café…............................0.28%
Producción agrícola. Confinada….................. 0.23%
Producción frutícola….................................... 1.59%
Unidades campesinas o campestres….............0.20%
Co nt ext o po lític o
Urbano…............................................................4.45%
C onte x to s o cia l
La Capilla fue una de las primeras construccio-
nes. Hacia 1974 ya contaban con el servicio de trans-
porte, la carretera la hicieron hace aproximadamente
30 años con esfuerzo comunitario.
Entre las organizaciones se destaca la Escuela
Fabio Zuluaga Orozco, la cual funciona desde el año
1979 y presta servicios de preescolar y básica prima-
ria y beneficia a 107 niños de la zona, esta institución
oficial desarrolla el Proyecto Ambiental PRAE desde
1998, de ahí el reconocimiento de aspectos ambien-
tales por parte de sus estudiantes y personas de la
48
comunidad. La escuela es un lugar significativo en
PÁG.
la vereda, pues se convierte en el principal punto de
encuentro de la comunidad, allí se hacen diferentes
reuniones como la escuela de padres, reunión del gru-
po de la tercera edad, asambleas de la Junta de Acción
Comunal, el Encuentro de Saberes PRAE y demás acti-
vidades que convocan los habitantes. Otros referen-
tes según sus habitantes son: la Reserva Ecológica El
Moral, La Acuarela, La Quiebra, La Capilla, la termi-
nal de Taxmaya, la canchita, la gallera, los billares, y
caballerizas, El Cristo del Pajonal ubicado en Palma
Baja. La vereda es tranquila, sana, a nivel económico
merecen mencionarse las tiendas pequeñas, la car-
pintería, la fábrica de pocetas. En cuanto a servicios
públicos, no tienen servicio de internet, necesitan gas
natural y una mayor atención en salud, la señal del
celular en la centralidad de la vereda es buena, así
como el servicio de energía.
Hay incipientes procesos organizativos en tor-
no a las situaciones problemáticas de la vereda, tales
como los ingresos económicos, los pocos rendimientos
de la actividad agrícola y pecuaria, la seguridad ali-
mentaria, el desempleo y la falta de ofertas y oportu-
nidades económicas adecuadas para los y las jóvenes,
la situación de alto riesgo y consumo de drogas que
afecta a la población joven.
Si bien, se conoce La Junta de Acción Comunal
(JAC), la comunidad no hace referencia a esta en el en-
cuentro presencial, realizado con personal del Parque
Biblioteca Fernando Botero y el grupo de la tercera
edad de la vereda.
49
PÁG.
 Pr oble m á t ica s
Es preocupante que los ingresos que reporta la
actividad agrícola de los habitantes conlleven al cam-
bio de usos de los suelos y la proliferación de casas de
recreo y la urbanización cada vez más de la vereda,
sobre todo, si consideramos la baja calidad de los sue-
los en que se urbaniza y la expulsión de la población
nativa hacia otros territorios, al no poder resistir los
costos sociales de vivir en tierras que cada vez más se
valorizan por su cercanía a la centralidad y la ciudad.
Las tierras de la vereda tienen una importancia es-
tratégica y ambiental que amerita un mejor tratamiento
e intervención por parte de las autoridades ambienta-
les y de la municipalidad, para que realicen un trabajo
mancomunado con la comunidad en torno al cuidado,
preservación y reforestación de los nacimientos y cuen-
cas de agua, así como del cuidado y protección de la fau-
na y flora silvestre, actividad que podría constituirse en
una fuente de ingreso para los habitantes.
Co n clu s io n e s
Teniendo en cuenta las dificultades derivadas
de los bajos ingresos por la comercialización de pro-
ductos agrícolas, la falta de oportunidades de em-
pleo e ingresos económicos para las y los jóvenes,
las problemáticas que genera los cambios en el uso
del suelo y la importancia estratégica de los recursos
ambientales de la vereda, se debería proponer como
fuente de ingreso para los habitantes de la vereda,
50
PÁG.
el cuidado, preservación y reforestación de los na-
cimientos y cuencas de agua, así como del cuidado
y protección de la fauna y flora silvestre, actividad
económica en bien de la protección del ecosistema.
Referencias bibliográficas
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gimiento San Cristóbal. Medellín: Divergráficas Ltda.
Alcaldía de Medellín, Convenio de Asociación Departamen-
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2016. Medellín: Corporación Ecológica y Cultural Pen-
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de Medellín. Medellín: Contacto Gráfico Ltda.
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mental. Informe Final, Diciembre 2011. Medellín: Uni-
versidad Nacional.
Fonnegra, A. D. (17 de Marzo de 2016). Tomas Veredales. (P.
51
B. Botero, Entrevistador)
PÁG.
 Muñoz, S. L. (17 de Marzo de 2016). Tomas Veredales. (P. B.
Botero, Entrevistador)Orozco, M. D. (2014). Proyecto
Ambiental Escolar PRAE. aproximación de la escuela
al desarrollo humano sostenible y a una cultura de paz
y buen vivir en la Escuela Fabio Zuluaga Orozco, Co-
rregimienton San Cristóbal, vereda La Palma. Mede-
llín: Imprenta Universidad de Antioquia.
Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín. (2010).
Atlas Veredal de Medellín. Medellín: Centro de Publi-
caciones Universidad Nacional de Colombia.
19
Diana Marcela Villa Tamayo, técnica de biblioteca del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.
20
Carlos Mauricio Cuervo Vanegas (Bibliotecólogo U.de A.).
52
21
Héctor David López Velásquez (Profesional en formación en Planeación y Desarrollo Social de la I.U. Colegio
PÁG.
Mayor de Antioquia), técnicos en Gestión Social y Cultural del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.
Vereda Pajarito
Diana Marcela Villa Tamayo 19, Carlos Mauricio
Cuervo Vanegas20, Héctor David López Velásquez21.
Co nt ext o espac ial
Entre lo rural y lo urbano de la ciudad de Mede-
llín se encuentra la vereda Pajarito, con una extensión
total de 102,95 ha., correspondiente al 1,90% del área
total del corregimiento (Alcaldía de Medellín, 2015) y
una altura entre los 1850 y 2100 msnm. Ubicada a tan
solo diez minutos de la cabecera urbana del corregi-
miento de San Cristóbal por la vía que comunica a la
ciudad con los municipios del occidente y norocciden-
te de Antioquia, o tradicionalmente llamada vía a San
Pedro. La construcción de esta vía divide la vereda en
dos, lo que ocasiona la fragmentación social entre la
parte alta y la parte baja, lo cual la comunidad mani-
fiesta abiertamente.
La cercanía de la parte baja de la vereda con el
barrio Robledo, hace que lo urbano y lo rural se unan,
esto permite en ambas poblaciones espacios comunes
de encuentro e interacción, y genera que entre los po-
bladores se desdibuje en algunos e integre en otros,
los conceptos de ciudad y campo. Los habitantes no
dejan de sentir expectativa con la llegada de los nue-
vos pobladores que la expansión urbanística de la
zona trae. Algunos residentes manifiestan que hasta
53
PÁG.
 ahora los nuevos vecinos siempre son bienvenidos y
que la vereda al momento, no presenta cambios nega-
tivos significativos con relación a temas de seguridad
y convivencia. Para el año 2017, en conversaciones
con algunos habitantes del sector, comentan que “la
percepción de seguridad ha aumentado”, y en algunas
casas es común ver que han instalado rejas de seguri-
dad en sus puertas.
C onte x to s o cia l
Al indagar sobre el nombre de la vereda, los ha-
bitantes con más años en el territorio coinciden en que
este es tomado de la abundante presencia de aves en la
zona, puesto que esta era bastante boscosa, además, las
primeras casas fueron construidas con techos de paja,
atractivo para las aves hacer sus nidos, fue así que la
vereda empezó a ser reconocida como Pajarito.
En la parte alta, la población está compuesta en
su mayoría por habitantes nativos de tradiciones cam-
pesinas, mientras que en la parte baja se entremezclan
pobladores que llegan por reubicación desde otros sec-
tores de la ciudad y habitantes que están allí desde el
surgimiento de la vereda, que debido al cambio de las
dinámicas económicas, no conservan tradiciones cam-
pesinas como sus coterráneos de la parte alta.
En sus inicios, la vereda no contaba con servicio
de agua potable ni energía eléctrica, como tampoco te-
lefonía. Según narran sus pobladores, para cocinar la
leña se busca por los alrededores, el agua, tanto para el
consumo como para las actividades de aseo personal y
del hogar, se traía de las quebradas cercanas. El mane-
54
jo de las aguas residuales se hacía ideros a las quebra-
PÁG.
das cercanas y a los pastizales, esta práctica duró hasta
hace poco, cuando se construye el alcantarillado. Hace
treinta años la vereda cuenta con el servicio de agua
potable el cual, hoy en día, es manejado por EPM, ex-
ceptuando la parte alta, que no cuenta con potabiliza-
dores de agua y todavía se surte directamente de las
aguas de las quebradas.
Entre los sitios de encuentro más representati-
vos de la vereda, se encuentra el templo, en el que se
realizan los oficios religiosos de la iglesia católica; la
sede de la acción comunal, en donde se realizan re-
uniones y demás actividades que hacen en el sector
y que requieren la asistencia masiva de personas;
además, cuentan con la sede de reuniones de la ur-
banización Puertas del Sol, que si bien, no pertenece
a la vereda, por su cercanía la alquilan para fiestas y
eventos como cumpleaños, primeras comuniones, ma-
trimonios, entre otras festividades sociales.
La oferta de servicios educativos formales está
a cargo de la Institución Educativa22 Alfonso Upegui
Orozco, colegio de carácter oficial que inicia con la
modalidad de Preescolar y Primaria Completa en Es-
cuela Graduada y que ahora cubre hasta la educación
básica secundaria y media (Institución Educativa Al-
fonso Upegui Orozco, 2006). Aunque la institución está
ubicada en terreno de Pajarito, a los docentes no se
les reconoce como de zona rural debido a la cercanía
con la zona urbana de Robledo y porque la institución
cuenta con nomenclatura.
55
PÁG.
22
En adelante I.E.
 C onte x to e co n ó mico
En cuanto al sector productivo de la vereda, la
centralidad de la parte baja cuenta con una fábrica
de velas y velones de cera, una fábrica de muebles en
madera y una empresa familiar dedicada a la fundi-
ción de metales, la demás población devenga sus in-
gresos del trabajo en empresas de Medellín o del Área
Metropolitana. Aunque hay también en este sector
una antena de radio perteneciente a una importante
cadena radial, esta no representa una fuente de em-
pleo para los habitantes de Pajarito. En la actualidad,
la producción agrícola en este sector es escasa y de
mala calidad, lo poco que allí se produce es para el
sostenimiento de las familias que cultivan y no para la
comercialización. Algunos de los pobladores que ha-
bitan allí desde hace varias décadas, afirman que la
producción agrícola decayó en calidad después que se
instaló la antena de radio, debido a los efectos de las
ondas que esta emite.
Por otra parte, la economía de la parte alta to-
davía se fundamenta en el sector agrícola, donde se
conservan los cultivos tradicionales de hortalizas, plá-
tano, tomate de árbol y algunas especies de flores. Otro
sector económico que aporta al sustento de las familias
se encuentra en la oferta gastronómica, sectorizada en
estaderos y restaurantes, los cuales tienen gran reco-
nocimiento por sus miradores hacia la ciudad.
A pesar de la vecindad que tiene la vereda con
sectores del barrio Robledo, los habitantes siempre
realizan sus actividades comerciales en la cabecera
urbana de San Cristóbal, de ahí que sus vínculos afec-
56
tivos y las transacciones económicas siempre las reali-
PÁG.
cen dentro del mismo corregimiento.
C o nt ext o po lític o
Culturalmente la vereda Pajarito se caracteriza
por su organización social en juntas, asociaciones y
convites, a través de los cuales se concretan proyectos
tan importantes como la escuela, que en sus inicios
funcionó en las salas de las casas, tal como se cuenta
en el manual de convivencia de la I.E. Alfonso Upegui:
Estos saberes eran aprendidos en salas de casas de fa-
milia habilitadas para enseñanza de una comunidad
que quería superarse. Esa primera población estu-
diantil conjugaba sus planas y tareas con los oficios y
quehaceres o menesteres como decían entonces, que
presidían en la rutina diaria de esas familias campesi-
nas, como recoger la leña, alimentar los animales del
corral y ayudar en las eras de pan coger... (Institución
Educativa Alfonso Upegui Orozco, 2006, pág. 5). Estas
movilizaciones sociales dieron sus frutos, representa-
dos en la nueva y mejorada sede de la I.E., la sede so-
cial, la capilla, la placa polideportiva, el alcantarillado,
entre otras obras, que mejoran considerablemente las
condiciones de vida de sus pobladores, en especial los
de la parte baja, a tal punto que Pajarito fue la pri-
mera vereda en conformar una Asociación de Padres
de familia a nivel de primaria con personería jurídica
dentro de su núcleo educativo. (Institución Educativa
Alfonso Upegui Orozco, 2006).
Uno de los grupos conformados que tiene gran
fuerza en el territorio es el de la tercera edad, funda-
do en 1988, y el cual ahora cuenta con alrededor de
cien adultos mayores, no solo de Pajarito sino también
de otros sectores como El Carmelo, Puertas del Sol y
Nuevo Occidente, quienes se reúnen semanalmen-
57
te a realizar encuentros donde practican actividades
PÁG.
recreativas, de acondicionamiento físico, además de
 otras actividades culturales en los que se dignifica la
condición del adulto mayor y su importancia en las
dinámicas sociales y de memoria del territorio.
P roble m á t ica s
Si bien algunos habitantes de la vereda Pajarito
manifiestan conformidad con las nuevas construccio-
nes que se dan en la zona, es preciso reconocer que la
llegada de nuevos pobladores y en tan alto número,
trae problemas de convivencia, tal como queda evi-
denciado en el Plan de desarrollo San Cristóbal 2015
– 2027: ...muchos de estos proyectos entran en choque
o conflicto con el asentamiento rural y ponen en peli-
gro su tradición e identidad. Tal es el caso de la vereda
Pedregal Bajo y la vereda Pajarito, donde la construc-
ción de la Ciudadela Nuevo Occidente, se llevó gran
parte de su territorio y afectó de manera significativa
su dinámica y calidad de vida (Alcaldía de Medellín,
2015, pág. 48).
Sin embargo, la calidez humana, la tolerancia
y el alto sentido de organización de la población per-
miten que los impactos sociales en la parte baja de la
vereda no se manifiesten de manera negativa, dado
en parte, por la buena acogida que se le brinda a los
recién llegados, abriendo las puertas de la sede comu-
nal y la I.E. para una integración poblacional efectiva,
además de la institucionalización de las fiestas de la
vereda en el mes de agosto, donde logran con ello, que
los nuevos habitantes adquieran cierto sentido de per-
tenencia con el nuevo territorio que ahora habitan.
Las afectaciones que genera la llegada de nue-
58
vas construcciones al territorio, no solo Influyen en
PÁG.
las costumbres e identidad de las personas, también
sufre severas afectaciones al medio ambiente por el
deterioro generalizado de las zonas naturales, debido
a la disminución de la cobertura vegetal y como con-
secuencia, se produce el agotamiento de las fuentes de
agua. Es evidente también, el déficit en el manejo de
los residuos sólidos, por ende, una mayor contamina-
ción ambiental.
Por otro lado, debido al manejo inadecuado que
se le da a las aguas residuales desde la parte alta, se
presenta una falla geológica en la zona baja de la ve-
reda, lo que afecta algunas construcciones del sector,
siendo el caso más latente el deterioro estructural de
la placa polideportiva, la cual presenta unas ondula-
ciones que no permiten su buen funcionamiento y li-
mitan su uso por razones de seguridad.
Co nc lusiones
A pesar de la conurbación que invade a Pajarito,
sus habitantes siguen sintiéndose parte de San Cristó-
bal, prueba de ello está en los vínculos sociales, comer-
ciales y políticos que lo unen al corregimiento. La fa-
miliaridad de los habitantes de la vereda, no solo con
las personas sino también con los centros de acopio de
insumos y víveres de la cabecera urbana o la participa-
ción de la Junta de Acción Comunal en la ASOCOMU-
NAL de San Cristóbal, son solo unas pequeñas muestras
de esos lazos que unen su territorio con la comuna 60.
De igual manera, los procesos organizativos evi-
dencian un serio compromiso por el desarrollo de la
vereda, de parte de sus habitantes, quienes son hoy
parte esencial en la construcción del territorio, de su
59
transformación y de su articulación con las dinámicas
PÁG.
socio-culturales actuales.
 Re fe re n ci as b ib l i o g r á f i c as Vereda S an José de la Montaña

Alcaldía de Medellín. (2015). Plan de desarrollo local corre- Carlos Mauricio Cuervo Vanegas23
gimiento San Cristóbal. Medellín: Divegráficas LTDA.
C ont ext o espac ial
Institución Educativa Alfonso Upegui Orozco. (2006).
Manual de convivencia. Medellín. La vereda San José de la Montaña se encuentra
ubicada en el occidente del corregimiento de San Cris-
tóbal, aproximadamente a 25 minutos de su cabecera
urbana, por la llamada “antigua vía al mar”, que comu-
nica a Medellín con el occidente del departamento, en
un área cuya extensión es de 382.95 Ha, ocupando así:
el 7.08 % del total del corregimiento (Alcaldía de Mede-
llín, 2015). Su zona geográfica se extiende en la ladera
de la Cordillera Central entre los 2200 y 2600 msnm,
lo que hace que las temperaturas durante todo el año
sean muy frescas. En cuanto a sus límites geográficos,
la vereda colinda al occidente con la vereda Boquerón,
al sur con El Llano y Travesías, al oriente con la vereda
La Ilusión, al norte con el municipio de Bello.

La antigua vía al mar divide la vereda, pero

contrario a lo que pasa en otras zonas donde las vías
dividen los sectores, este hecho no ha generado que
las dinámicas del sector se desarticulen y sigue con-
servando la unidad de la comunidad; por otro lado,
las características del paisaje muestran que este terri-
torio aún conserva el aspecto rural, diferente a lo que
pasa en otras veredas, donde el creciente urbanismo
poco a poco lo está desapareciendo.
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23
Carlos Mauricio Cuervo Vanegas, Bibliotecólogo de la Universidad de Antioquia. Técnico en Gestión
PÁG.

PÁG.
Social y Cultural del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín.
 C onte x to s o cia l
Hasta el inicio de la década de los 80 ́s del siglo
pasado, las veredas Boquerón y la Ilusión tienen in-
mersa en sus propiedades a San José de la Montaña.
Para el año 1982, el cura párroco Gabriel Díaz funda
la Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados en
la capilla que hay construida desde 1965 en la zona,
y que es atendida con la celebración dominical de la
Eucaristía por los Bizantinos. El nacimiento de la pa-
rroquia lleva consigo la conformación de la vereda
San José de la Montaña, cuyo nombre nace, según sus
pobladores y sin otra fuente de verificación, en honor
al Santo y por la ubicación del terreno en las laderas
de la cordillera. Otra de las razones que manifiestan
los habitantes que lleva a que surja la vereda, es por la
construcción de los equipamientos sociales que exis-
ten, tales como: la escuela y la sede social. Antes de
establecerse la vereda, las vías de comunicación eran
precarias, conformadas por trochas y carreteras des-
tapadas transitadas generalmente a pie; el transporte
vehicular se limitaba a los buses escalera que presta-
ban el servicio con muy poca frecuencia, y los interva-
los del día sin medio de transporte son bastante exten-
sos. Para acceder a la centralidad del corregimiento y
a la ciudad de Medellín, los pobladores utilizaban un
atajo que cruza las veredas la Ilusión y Pedregal Alto,
que en las épocas de lluvias, se volvía pantanoso. Años
más tarde, este camino se mejora con un sendero en
cemento, apto para el tránsito a pie en cualquier épo-
ca del año.
Según cuentan los residentes, muchos años
antes, el máximo grado escolar que alcanzaban los
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pobladores, era la Básica Primaria y las jornadas
PÁG.
académicas se desarrollaban en una jornada que
iniciaba a las 8:00 a.m. y finaliza a las a 4:00 p.m. En
cuanto a la vida en los hogares, la preparación de los
alimentos hasta aproximadamente el año 1965, se
hacía con leña, la cual, los niños luego de llegar de la
escuela, salían a recolectarla de los bosques y mato-
rrales que hay en la zona; las mujeres se levantaban
a las tres de la madrugada para preparar el desayuno
y despachar a los hijos y esposos para la escuela o el
trabajo. Para la época no había servicio de acueducto,
por lo tanto, las familias debían cargar el agua desde
las quebradas para realizar las tareas domésticas, pre-
paración de los alimentos y la higiene y aseo personal.
En la actualidad, la vereda cuenta con los ser-
vicios de energía eléctrica y acueducto suministrado
por el Acueducto Multiveredal La Iguaná; muchos de
los pobladores aún no tienen servicio de internet y la
señal de telefonía celular recibida es muy deficiente.
El servicio de transporte lo conforman los “chiveros”
que movilizan a los pobladores desde y hacia la cen-
tralidad de San Cristóbal y un bus con frecuencia de
una hora, que realiza la ruta desde la zona urbana del
corregimiento hasta la vereda Boquerón. La vía prin-
cipal la conforma la antigua carretera al mar, cuyo
tránsito vehicular se disminuye considerablemente
luego de la apertura del Túnel de Occidente Fernando
Gómez Martínez.
Según algunos pobladores, el crecimiento urba-
nístico en la vereda se viene dando por dos razones,
primero, porque los moradores están parcelando sus
propiedades para que sus descendientes construyan
sus viviendas y conformen sus hogares sin abandonar
sus tierras, y segundo, porque las características pai-
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sajísticas del lugar son atractivas para la llegada de
PÁG.
nuevos habitantes, que vienen a construir fincas de
 recreo para el descanso los fines de semana. A pesar
de la conciencia que se tienen de las nuevas edifica-
ciones que se están cimentando en la zona, los habi-
tantes de San José de la Montaña desean y creen que
las características rurales de su vereda se siguen con-
servando en la actualidad y también en el futuro. En-
tre los motivos que los residentes manifiestan para
considerar su vereda como un sitio atractivo para vi-
vir, están: la tranquilidad que se percibe en el sector
y las mejoras de los medios de conectividad con la ca-
becera urbana del corregimiento que se han dado en
los últimos años.
Los equipamientos más destacados de San José
de la Montaña los conforman: el templo parroquial,
cuya construcción data de 1965, que además, es el
principal centro religioso de la comunidad; el Centro
Educativo – Primaria y Preescolar, donde no solo se
atiende a niños de la vereda, sino también, de la Ilu-
sión y Boquerón; la Sede Social que se construye en el
año 2000, que en la actualidad es el principal sitio de
encuentro comunal, donde se reúnen la Organización
de Mujeres Siempre Vivas, el Club de Vida, el Jardín
Infantil Buen Comienzo, la Asamblea del Acueducto
Multiveredal La Iguaná, se hacen las actividades de
aeróbicos con el INDER Alcaldía de Medellín, y es ade-
más la sede central de las reuniones del Nodo Terri-
torial No 3, que lo conforman las veredas Altas: San
José de la Montaña, La Ilusión, Boquerón y El Yolombo
(Alcaldía de Medellín, 2015).
Otro equipamiento muy importante, es la pla-
ca deportiva que se ha convertido en un sitio de en-
cuentro multiveredal con la realización de torneos
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de fútbol con equipos de los sectores cercanos. Ade-
PÁG.
más, para el año 2017, es entregado a la comunidad
un parque infantil y un gimnasio al aire libre para
el desarrollo de actividades lúdicas y deportivas por
parte de la población.
Con relación a los impactos generados por la
construcción de la nueva vía al occidente y el túnel
Fernando Gómez Martínez, los pobladores manifies-
tan que su construcción sólo desfavorece la parte co-
mercial y económica de la vereda, pues los campesinos
hasta que se habilitó el túnel, vendían a la orilla de la
carretera las legumbres que producen en sus huertas;
por otro lado, los estaderos y demás negocios ubicados
en la orilla de la vía al mar, se vieron obligados a ce-
rrar sus locales por escasez de clientes. Al respecto, en
entrevista grupal con los habitantes de la vereda, estos
manifestaron: “Aquí uno sacaba flor a la carretera o
legumbres y las vendía directamente al consumidor,
hoy en día hay que llevarlas a las plazas, a la mayori-
taria, a la Minorista, la Placita de Flores; entonces an-
teriormente se vendía mucho en esta vía.” (Entrevista
grupal a pobladores de la vereda, 07 de julio de 2016).
A pesar de la disminución del tránsito vehicu-
lar por esta vía, casi en su totalidad, los habitantes de
San José de la Montaña no se ven afectados para mo-
vilizarse hacia la zona urbana, ya que la empresa de
Transportes Rápido San Cristóbal & Cía. envía un bus
cada hora hasta Boquerón, el cual los favorece.
Co nt ext o ec o nó m ic o
La agricultura es la principal actividad producti-
va de San José de la Montaña, donde según sus pobla-
dores, alrededor del 70 % de los habitantes viven de la
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siembra de legumbres y frutas como cebolla junca, ci-
PÁG.
lantro, espinaca, frijol, papa, aguacate, mora y tomate
 de árbol; además del cultivo de flores como el pompón
y el crisantemo. Por otro lado, unos pocos lugareños
se dedican a la crianza de ganado lechero. Los abo-
nos y semillas que los campesinos adquieren para sus
cultivos, son conseguidos por la gestión de los líderes
de su comunidad mediante el Programa de Planeación
Local y Presupuesto Participativo.
La vereda cuenta con alrededor de 149 predios,
de los cuales 142 ocupan sólo el 35% de la extensión
del territorio, y los 7 restantes ocupan el otro 65 % del
total del área, mostrando así que la producción agríco-
la se da en pequeñas parcelas.
(Universidad Nacional de Colombia, 2010). Los
productos resultados de la siembra, son comercializa-
dos por medio de comisionistas en los principales cen-
tros de abasto de Medellín y en menor cuantía dentro
de la comunidad. Según los residentes, la venta de sus
cosechas a intermediarios les genera muy pocas ga-
nancias, ya que sus productos son pagados a muy ba-
jos precios, lo cual desincentiva la mano de obra más
joven, quienes prefieren trabajar en empresas de la
ciudad, porque son mejor remunerados, disminuyen-
do así la demanda laboral en la vereda.
El sector comercial lo componen tres graneros y
un vivero, donde los habitantes realizan las compras
de los productos básicos de la canasta familiar y al-
gunos insumos para el trabajo agrícola. A estas tien-
das también llegan pobladores de veredas como La
Ilusión y Boquerón, quienes vienen a abastecerse de
productos para su sustento y el de sus familias.
66
PÁG.
C ont ext o po lític o
CEn el año de 1972, se conforma una Junta de
Acción Comunal conjunta para las veredas La Ilusión
y Boquerón; es de anotar que para esta fecha, San José
de la Montaña hace parte de la vereda Boquerón. Para
el año de 1982, nace San José de La montaña como ve-
reda independiente y se conforma su Junta de Acción
Comunal con el señor Rafael Monsalve como presi-
dente. Así las cosas, las veredas Boquerón y la Ilusión
conforman también sus propias juntas.
Esta organización comunal se encarga de for-
mular los proyectos para la vereda y de gestionar los
recursos para su ejecución, participa de la división de
los recursos del Programa de Planeación Local y Pre-
supuesto Participativo, con los cuales financian las so-
luciones a las necesidades comunitarias.
Pr oblem átic as
Una de las principales problemáticas que mani-
fiestan los pobladores de la vereda, es el tema de la
deforestación que en los últimos años se viene presen-
tando por la construcción de viviendas en esta zona, y
el establecimiento y manejo de potreros en las partes
más altas del sector para la crianza de ganado lechero.
El manejo de las basuras es otra de las proble-
máticas identificadas por la comunidad, pues a pesar
que se han puesto a disposición algunos depósitos
para la recolección y el almacenamiento adecuado
de las basuras, aún persiste en algunos habitantes y
foráneos, la falta de conciencia con relación al manejo
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de las mismas, ya que las arrojan a las quebradas, los
PÁG.
caminos o las sacan mucho antes del paso del vehí-
 culo recolector, lo que genera que aves de rapiña,
mascotas roedores esparzan estos residuos sólidos
domiciliarios.
Pese a que el servicio de transporte se presta sin
inconvenientes, el mal estado de la vía que comunica
la cabecera urbana del Corregimiento con San José de
la Montaña es una problemática evidente entre los po-
bladores, quienes manifiestan inconformidad y preo-
cupación por la falta de intervención por parte de la
administración departamental.
Otra grave problemática, se refiere a la produc-
ción agrícola que se está limitando sólo a la población
adulta y que va disminuyendo considerablemente, ya
que los bajos ingresos y el gran esfuerzo que implica
las labores del campo hacen poco atractivo el trabajo
para los jóvenes, quienes prefieren laborar en empre-
sas de la ciudad porque los ingresos que allí obtienen
suelen ser mayores.
C onclu sio n e s
do ser la sede central de uno de los siete nodos te-
rritoriales del corregimiento, gracias a la gestión, a
los proyectos que se han ejecutado desde la Junta de
Acción Comunal y al trabajo asociado de sus habitan-
tes, pues con estos, se dan las garantías para ser la
sede y junto con sus acciones, han beneficiado a los
pobladores de las veredas aledañas.
Referencias bibliográficas
Alcaldía de Medellín. (2015). Generalidades del corregimien-
to. En Plan de Desarrollo Local: Corregimiento de San
Cristóbal (pp. 27-29). Medellín: Alcaldía de Medellín.
Alcaldía de Medellín. (2015). Plan de Desarrollo Local: Corre-
gimiento San Cristóbal. Medellín: Alcaldía de Medellín.
Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín. (2010).
Vereda San José de la Montaña. En Caracterización ve-
redal de los cinco corregimientos de Medellín: análisis
dimensional veredal (Vol. 1, pp. 256-278). Medellín.

A pesar de que la vereda aún es una gran des- Restrepo, C. M. (07 de Julio de 2016). Tomas Veredales. (P. B.
pensa de productos agrícolas para el corregimiento y Fernando Botero, Entrevistador)
la ciudad de Medellín, las tendencias a que esto con-
tinúe son inciertas, pues si la comunidad y la Admi-
nistración Municipal no buscan alternativas para
mejorar las garantías productivas en las zonas rura-
les, éstas serán absorbidas por la expansión urbana,
obligando a que desaparezca la producción agrícola y
haya que traer los productos que aquí se cultivan de
otras regiones y/o países.
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San José de la montaña, a pesar de ser una de
PÁG.

PÁG.
las veredas más recientemente constituida, ha logra-
 PA R Q U E B I B L I OT E CA
J O S É H O R A C I O B E TA N C U R ,
SAN ANTONIO DE PRADO

-M emor ias de mi ver eda-

La rola del playero

Jen ny Jo h an a Baen a
Biblio tecaria Cen tro Edu cativo el Salado

Un nuevo día, 5:30 de la mañana y el playero co-

mienza a alistar su ánimo y sus herramientas. A las
6:00 de la mañana se prepara para salir de su casa ha-
cia un encuentro con la madre naturaleza; en la que-
brada o río como muchos lo llaman, está el sustento
para él y su familia. Disponiéndose para entrar en el
agua fría, muy fría, lleva en sus manos una polea o
cajón de madera (también conocida como la rola) una
pica, una pala y unos cachos de lata, herramientas con
las que buscará sacar el material (arena y gravilla) de
la quebrada Doña María, afluente que pasa por la ve-
reda El Salado de San Antonio de Prado.

Cuenta Don Ramiro Areiza, quien hace más de 40

años habita la vereda, que ser playero en este sector del
corregimiento es un oficio tradicional que se remonta a
los primeros pobladores de este territorio, y que, en la
época en que él llegó a vivir a El Salado, él ya veía a los
jóvenes con su rola, dedicándose a esta actividad.

Aunque el oficio de ser playero, es decir, de sacar

material para construcción de la quebrada, ha ido en
descenso con el pasar de los años pues es demandante
y pocos están dispuestos a hacerlo, más aún, cuando
se han abierto otras oportunidades que llegan de la
urbe hacia este sector rural; no se ha perdido del todo
y varios habitantes de la zona aún se dedican a él. En
la actualidad, los jóvenes de la vereda conocen la acti-
vidad, pero prefieren estudiar y desplazarse hacia la

73
cabecera urbana para aplicar sus conocimientos en

PÁG.
otras actividades que les brinden sustento económico
con un menor esfuerzo físico.
 En tiempo de sequía el material escasea y el pla-
yero recurre a los cachos, que le sirven para arran-
car, literalmente, la gravilla del suelo de la quebrada.
Cuando la naturaleza está de su lado y la quebrada
crece, el playero se lo agradece, pues con su caudal
arrastra todo el material, que, a su vez, es más fácil de
elegir y sacar con su rola; en días soleados, nublados
o con lluvia, eso no importa, el playero hace su labor.
Pone su cuerpo dentro del agua y a un lado su rola, la
pica y la pala y las fuerzas de sus brazos comienzan
a sacar el material. Paleando va echando al cajón y
escogiendo la piedra, la gravilla y la recuña y, una vez
listo, se saca el material y se pone en pilas, un trabajo
arduo en el que solo la naturaleza decide cuánto du-
rará el contrato.
Recuerdos de algunos habitantes del
S alado
El osito
Por: Nubia Trujillo
Hace muchos años estaba Jenny en la Clínica
San Vicente de Paúl hospitalizada. La patrona de la
mamá llegó con un osito para que la acompañara du-
rante esos 8 largos meses que estaría allí. Ella dice que
realmente fue una compañía en esos días largos por-
que la mamá solo la visitaba cada ocho días y, desde
entonces, el osito ha estado con ella siempre, y lo esta-
rá hasta que muera, dice Jenny.

La paleada como ellos la llaman, va más o me-

nos hasta las 3:30 de la tarde, con las pilas o arrumes
ya listos y el horario cumplido, da por terminado el
día dando gracias a Dios, a sus pies que soportaron el
frío y a sus brazos que con su fuerza sacaron muchas
rolas llenas de material que le aportará el sustento.
Fatigado, con su espalda dando gritos y añorando un
descanso, espera paciente la llegada de las volquetas
que llevarán el material a algún lugar para vender-
lo. Finalmente, el playero coge sus herramientas y se
marcha esperando que la vida le regale un nuevo día
para seguir en la lucha.
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PÁG.
 La chocolatera
Por: Gloria Marleny Trujillo

Hace 38 años que Mario Trujillo mercaba en

una tienda de un señor llamado Pacho Cruz. Había
unas barras de chocolateras amarradas con una cabu-
ya colgada de un clavo. Don Mario miró la chocolatera
y preguntó a Don Pacho cuál era su precio y él respon-
dió que valía 120 pesos. Él la compró y desde entonces
la usa dos veces al día. Actualmente se conserva en
buen estado.

La máquina de afeitar
Por: Gloria Marleny Trujillo

La máquina de afeitar de hojas tiene 43 años. Es

un regalo que le dio la esposa, en una navidad, a Don
Mario Trujillo cuando eran novios, desde entonces se
afeita con ella siempre, nunca ha utilizado otra má-
quina, siempre es la misma y la disfruta mucho por-
que es un recuerdo muy grato de esa época en la que
se la dieron.
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 Re c u e rd o s d e a lg u n o s h ab i ta ntes del hija, al año, le hizo el vestido y no lo regala por nada
Ve rg e l del mundo, ya que es un recuerdo de su adolescencia
y tiene mucho valor sentimental para ella.
La niña María
Por: Génesis Vélez Gracias, Enid Álvarez.

En la escuela Manuel María Mallarino, de San La casa encantada y el sueño de la mariposa

Antonio de Prado, había una estatua de una peque- Por: Jaime León Restrepo
ña niña con manos juntas hacia delante igual que su
cabello trenzado a los dos lados de su sublime rostro, Comencé a fabricar la casa de mis sueños, los
ésta representaba a la Virgen María, madre de Jesús cuales quería atrapar como a una mariposa de las que
cuando era niña, virtuosa, noble y pura… nos dan la suerte con el número de la lotería soñada.
El # 385 de la palera de Medellín, no el equipo pode-
Su imagen simbolizaba en esta escuela y a las roso campeón, sino la de Benedan, la cual me sacó de
150 alumnas, la castidad, la serenidad y decencia que apuros en un generoso mercado para mi cuartel de hi-
tenían que cumplir aquellas niñas que estudiaban allí. jos. Este número estaba en las alas un poco quebradas
Entre éstas estaba Margarita Salazar que, a la época, de la mariposa imaginada en un sueño roncador de
tenía 8 años de edad y cursaba el grado primero de nuestra edad tercera llena de recuerdos de infancia.
primaria. Cada mañana antes de clase, miraba fija-
mente con la cabeza en alto, la imagen santa de la
niña María, quería ser como ella, mantener su pureza
y virtud que tanto la identificaban, haciendo que Mar-
garita, llevase rosas y flores recién cortadas a los pies,
no de una simple estatua sino a la humanizada niña
María que llena era de gracia.

Recuerdo de infancia de Enid

Por: Patricia Cano

Recuerdo de Enid cuando era una bebé, guarda

como recuerdo de su infancia dos fotos de 8 meses de
vida en la finca Villa Gabriela o sea la finca José La
Verde, que está ubicada en la carrera 75 con la calle
48 sur, sector El Vergel Centro; y en su recuerdo exis-
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te un vestido que aprendió a realizar en la escuela,
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a bordar, tejer, entre otros. Cuando tuvo su primera
 El terrorífico sin cabeza
Por: Teresita Ortiz

Lo encontraron y lo enterraron, la mamá lo en-

terró entre lágrimas y resultó que no era su hijo. Es
la historia de una persona que apareció muerta en la
quebrada, sin cabeza. Las personas comenzaron a de-
cir que se trataba de Rubén, un vecino del Vergel, pero
resultó que no era así. Apareció vivo, estaba cogiendo
café en el sureste antioqueño, pero quedó, para siem-
pre, con el apodo del descabezado, debido a la confu-
sión que se presentó, ahora y por siempre, será Rubén,
El Descabezado.

L a p a l o me r a , u n n u e v o e s p a cio de
e n c u e n tr o y r e c r e a c ió n

Lady Natalia Castañeda, Teresita Ortiz Ortiz,

María Patricia Cano
Habitantes del sector El Vergel24

El deporte y la recreación son actividades prac-

ticadas con mucha constancia en todo el corregimien-
to de San Antonio de Prado, siendo El Vergel uno de
los sectores con mayor influencia deportiva. De ma-
nera permanente muchas personas han contribuido
a que niños, jóvenes y adultos practiquen diferentes
deportes y sea una propuesta alternativa para la cons-
trucción de comunidad.
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24
Usuarios del Parque Biblioteca José Horacio Betancur de San Antonio de Prado, convocados a la expe-
riencia de escritura y memoria, Memorias de mi vereda.
 La primera cancha
Durante los años 1996 y 1997 el señor Carlos Esco-
bar, más conocido en el barrio como “Tuto”, vivía en la
parte de la cantina, cerca de la escuela de El Vergel. Él se
puso en la tarea de organizar un lote vacío y lo adecua
como la primera cancha de tierra con que contó el sec-
tor, convirtiéndolo en un sitio de encuentro para la co-
munidad que, cada fin de semana, participaba y obser-
vaba los partidos que allí se realizaban. Incluso asistían
jugadores de equipos de fútbol de Itagüí y la Estrella,
siendo también partícipes de la premiación. Luego de
3 años aproximadamente, los torneos terminaron dada
la decisión de vender los lotes en los que se encontraba
el espacio deportivo para construir nuevas viviendas.
Una vez más los habitantes del Vergel continúan sin te-
ner un espacio para realiza sus prácticas deportivas.
Un segundo intento
El señor Augusto Gómez, quien tenía muy cla-
ro que el sector no contaba con escenarios deportivos
para que la comunidad se integrara y compartiera a
través del juego, decidió tomarse las calles y formar
en ellas un torneo de fútbol, ubicado en El Vergel
centro, en lo que hoy se conoce como Conjunto Resi-
dencial Reservas del Prado. La comunidad en pleno
disfrutaba congregarse en este lugar, dinamizándolo
y permitiendo a grandes y chicos sonreír y ejercitarse
alrededor de un balón. Durante 4 o 5 años el encuen-
tro se trasladó a este sitio, que nuevamente se vio afec-
tado por la ampliación de la vía y la venta de lotes que
tenían como objetivo la urbanización de la zona. En
adelante los equipos de fútbol se vieron reemplazados
82
por la maquinaria y la presencia de rostros que con el
PÁG.
paso del tiempo se hicieron conocidos, a pesar de ex-
trañar, la mayoría, el campo de fútbol que allí existió.
La tercera es la vencida
Solo hasta el 2008 los torneos volvieron a imple-
mentarse con la construcción de la cancha La Palome-
ra; inicialmente se trataba de una cancha rústica, lo-
grada luego de aplanar la tierra que se encontraba en
el potrero y convirtiéndola en el escenario apto para
jugar los partidos. La policía llamaba la atención de
quienes se fueron apropiando de ese espacio, lleván-
dolos incluso a la inspección, pero sin resultado algu-
no. Igualmente, era evidente el malestar de algunos
vecinos por la cancha improvisada y los daños cau-
sados continuamente a los vidrios de sus ventanas. A
pesar de ello, ver los rostros de los niños corriendo en
las tardes luego de salir de la escuela, la preocupación
de las madres luego de los fuertes aguaceros y el duro
pantano que debían sacar de los uniformes de sus hi-
jos, así como la motivación y energía de los adultos
ante el encuentro con el próximo rival, eran hechos
que pesaban mucho más que un vidrio roto.
El programa “Alcaldía al aire libre” hizo presen-
cia en el corregimiento y, luego de identificar la au-
sencia de un espacio para el deporte y la recreación,
llevó a cabo la compra de un lote luego de 5 años de
gestión. Actualmente la chancha es administrada por
el Instituto de Deporte y Recreación INDER y la comu-
nidad de La Palomera, junto con otros sectores aleda-
ños como Halcones y Palo Blanco se han visto benefi-
ciadas por este espacio de encuentro y recreación.
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 ¡N o i m a gin áb am o s l a t r ag edia !
Johana Borja, Teresita Ortiz, Enid Álvarez, Lady
Natalia Castañeda, Patricia Cano
Habitantes del sector El Vergel25
Adela Díaz Vélez era una ama de casa de 34 años de
edad y, junto con Mario Cano, tenían tres hijos, dos muje-
res y un hombre. Vivían en El Vergel, en las laderas de la
quebrada la Manguala y sus días transcurrían en medio
del cuidado de los hijos y, de los campeonatos de fútbol
en los que Mario era el arquero del equipo del Vergel.
El domingo 24 de junio de 1973, en las horas de
la tarde, la familia recibió la visita de Teresita Ortiz,
vecina de la mamá de Adela. Durante la conversación,
Teresita le pregunta a Adela “¿Por qué estás sin dien-
tes?” a lo cual ella responde “pues para uno morirse,
tiempo sobra, y si me voy a morir, que nadie me vea”.
Teresita miró hacia el morro y sintió escalofrío, y la
conversación tomó otro rumbo.
La noche llegó y como era costumbre en las fa-
milias del Vergel, muchas personas se congregaron en
la iglesia para celebrar la santa eucaristía de las 7:00
de la noche. La lluvia se hizo presente luego de la misa
y con ella, el presagio de algo terrible que sucedería
en esa madrugada. La lluvia se fue haciendo cada vez
más intensa, incluso granizó durante toda la noche.
Truenos y relámpagos acompañaron la noche, sin que
los vecinos del Vergel imaginaran la tragedia que esta-
ba a punto de ocurrir.
84
25
Usuarios del Parque Biblioteca José Horacio Betancur de San Antonio de Prado, convocados a la expe-
PÁG.
riencia de escritura y memoria, Memorias de mi vereda.
Miguel Alfonso Álvarez, empleado de Colcoci-
nas, salió de su casa a las 5:15 de la mañana rumbo
a su trabajo. Mientras caminaba hacia El Chispero a
coger la ruta de bus, sintió un estruendo y vio un apa-
gón que afectó a todo El Vergel. Él intentó regresar a
su casa (pues sintió miedo) pero sorpresivamente se
encontró ante un derrumbe (en lo que antes era la vía)
que se lo impidió.
Fueron dos los deslizamientos de tierra que se
ocurrieron ese día, ambos en la misma vía de acceso
a la en ese entonces, vereda El Vergel. Uno de ellos sin
víctimas mortales y el otro, que fuere uno de los su-
cesos más trágicos del corregimiento, cuya magnitud,
cobró las vidas de siete (7) niños y seis (6) adultos. La
desolación embargó los corazones de los testigos de
los hechos, una de ellas, Eva Arenas, conocida por ser
líder e informar a la comunidad, tuvo que comunicar
lo que estaba sucediendo para que los vecinos fueran
a ayudar.
María de la Cruz Cano de Ospina era una mu-
jer mayor caracterizada por su alegría a pesar de sus
carencias económicas. Amaba incondicionalmente a
su esposo Jesús María Ospina y vivía en el lugar de la
tragedia. Ella, en las horas de la madrugada escuchó
algunos ruidos que le parecieron extraños y salió a
mirar lo que sucedía. Durante algunos segundos pasa-
ron por su mente los maravillosos y duros momentos
vividos en esa casa que estaba a punto de ser devora-
da por la fuerza de la naturaleza. Pudo haber salido
corriendo para salvar su vida, pero prefirió morir al
lado de su compañero de viaje, quien, por condiciones
de salud no podía moverse y no contaba con la habi-
85
lidad para huir de este infortunio. Abrazados espera-
PÁG.
ron a que la muerte pasara por ellos.
 La primera llamada de auxilio se realizó desde
uno de los tres únicos teléfonos que había en el corre-
gimiento, ubicado en la inspección de policía. A medi-
da en que pasaban los minutos, llegaban ayudas por
parte de los bomberos voluntarios de Itagüí y de Colte-
jer, la Defensa Civil de Colombia, la Escuela de Policía
Carlos Holguín, la Cruz Roja, el sacerdote y cientos de
personas que acudieron a ayudar en la remoción de la
tierra para buscar algún sobreviviente de ese fatídico
25 de junio de 1973. La búsqueda se prolongó durante
6 días, considerando incluso, declarar el lugar como
campo santo dada la magnitud de la tragedia. Duran-
te este tiempo, la vereda quedó incomunicada y a sus
habitantes les tocó desplazarse por el sector de Palo
Blanco para conseguir los víveres. No hubo servicio de
energía porque el deslizamiento tumbó los postes y el
cableado y, la casa de Celina Macías quedó a medio en-
terrar. A medida en que pasaban los días, la esperanza
de encontrar sobrevivientes disminuyó, sin embargo,
los esfuerzos continuaban sin parar. Las personas y
las ayudas se hacían presentes, una de ellas fue la de
Don Alfonso Calle (el dueño de los galpones contiguos
a lo que ahora es el Parque Biblioteca José Horacio Be-
tancur) quien aportó 150 gallinas diarias para alimen-
tar, tanto a los damnificados, como a los rescatistas.
La familia Cano Díaz fue la de mayor cantidad
de víctimas de este suceso, pues once (11) de las trece
(13) personas que perdieron la vida esa madrugada,
pertenecían a ella. Adela y sus hijos fueron encontra-
dos el último día de la búsqueda y, tal como lo anunció
aquella tarde de domingo y debido al estado en el que
quedó su cuerpo después de la tragedia, nadie más la
vio. Se hicieron dos sepelios colectivos en el teatro Cor-
86
dillera, ubicado en el parque y, todas las víctimas ya-
PÁG.
26
Usuarios del Parque Biblioteca José Horacio Betancur de San Antonio de Prado, convocados a la expe-
cen en el cementerio San Lorenzo del corregimiento.
riencia de escritura y memoria, Memorias de mi vereda.
Luego de 43 años, las nuevas familias que habi-
tan ese lugar, parecen desconocer o haber olvidado la
historia trágica que ocurrió aquella madrugada del 25
de junio de 1973. Un derrumbe que cobró trece (13)
vidas y truncó sueños. Hoy, algunas familias han cons-
truido sus casas sobre cimientos de dolor y muerte,
sin imaginar que una historia similar pueda repetirse.
La sorpresa de la papaya
Mario Trujillo Quintero, Gloria Marleny Trujillo
Habitantes de la vereda El Salado26
Siete años atrás sucedió un hecho importante
para los habitantes de la vereda El Salado. Aunque
poco mencionado en medios locales de San Antonio
de Prado, este suceso, colapsó la vía a la vereda por es-
pacio de 45 días y asustó mucho a toda la comunidad.
Cuentan algunos habitantes de la vereda El Sa-
lado, entre ellos Don Mario Trujillo -hombre de unos
60 años de edad, alto, acuerpado, de tez blanca, vecino
que habita la vereda hace más de 40 años- que desde
un lugar llamado La Cajona, situado en la vereda Asti-
llero, sale un tubo madre de Empresas Públicas de Me-
dellín que se encarga de abastecer de agua al barrio El
Limonar, también territorio del corregimiento.
Dicho tubo está enterrado y pasa por la parte
alta de la finca La Papaya; casa finca que queda cerca
al Centro Educativo El Salado, al lado de la gruta de la
virgen del Carmen. Según Don Mario y lo que a él le
han contado vecinos y amigos, es que el tubo estaba
87
PÁG.
 un poco averiado, pero como nadie se había perca-
tado del daño, esto hizo que la tierra se fuera ablan-
dando hasta ceder en un deslizamiento que, no solo
sorprendió a La Papaya sino también, a la comunidad.
Todo ocurrió a eso de la 1:30 de la tarde, ya los
estudiantes del Centro Educativo El Salado habían pa-
sado por La Papaya, camino a sus hogares. Pronto, de
un momento a otro, se sintió un estruendo muy fuerte,
el cual fue como una explosión; minutos después, ve-
cinos cercanos pudieron ver la magnitud de lo sucedi-
do. Un deslizamiento de tierra tomó por sorpresa a La
Papaya, trayendo consigo pérdidas de animales (va-
cas, perros, gallinas) de objetos materiales (establos) y
ocasionando el taponamiento de la vía principal hacia
el pueblo (cabecera corregimental).
Toda la comunidad quedó consternada ante este
suceso pues era un día de verano, hacía sol y nadie
se lo esperaba. Dada la cantidad de tierra que cayó,
a la maquinaria de obras públicas se le dificultó, día
tras día, abrir pronto el paso. La gente tenía que pasar
por caminos de trocha alternos y también por enci-
ma de la tierra para poder llegar a sus casas. Se abrió
un paso alternativo por la finca de los Cañazo, el cual
tomaba alrededor de 10 minutos más a pie (para quie-
nes vivían cerca a la cancha) llegar a sus destinos.
Cuarenta y cinco días pasaron para que las má-
quinas retroexcavadoras lograran abrir el paso de la
vía para transitar de nuevo por allí. La Papaya, aun-
que sorprendida y sin víctimas mortales, aún existe y,
en la misma tierra que quedó de aquel suceso, en la ac-
tualidad han nacido árboles, plantas y pasto; naturale-
88
za que no logra borrar el recuerdo que permanece en
PÁG.
27
Usuarios del Parque Biblioteca José Horacio Betancur de San Antonio de Prado, convocados a la expe-
las mentes de los habitantes del Salado, de que un día
riencia de escritura y memoria, Memorias de mi vereda.
La Papaya fue sorprendida por un gran alud de tierra.
El m isterio de la cancha
Jenny Johana Baena, Nubia Trujillo
Habitantes de la vereda El Salado27
En la búsqueda por la historia de la vereda El Sa-
lado, nos topamos con una gran persona, Don Ramiro
Areiza -un hombre delgado, de tez morena, dormilón,
con bozo de “chapatín”, bonachón, amable y siempre
servicial a quien en la vereda se le conoce por su frase
célebre “Mijito, la vida es la vida, y hay que vivirla”-.
Sentado a las puertas de su tienda, tomando un café,
mirando a lo lejos, y con sus vistas cansadas, tal vez re-
cordando sus hazañas o sus largos viajes hechos a tra-
vés de los años, con su desgastada vista, nos vio llegar.
Buenas tardes… Buenas tardes, contestó; sabemos que
su tiempo está muy copado, pero, ¿nos puede regalar
unos minutos? claro que sí, muy amable respondió…
¿en qué les puedo ayudar? Mmm… Queremos saber
sobre el misterio, sí, el misterio de la cancha.
La cancha
La cancha es un espacio, placa deportiva, punto
de referencia de la vereda El Salado. Un lugar impor-
tante para sus habitantes porque ha sido escenario
de grandes eventos como la fiesta del campesino, en-
cuentros deportivos inter veredales, y fiestas patrona-
les. También para sus niños y niñas que a diario se
congregan allí para jugar e invertir su tiempo libre, el
sitio que los acoge para divertirse y conocer a otros.
89
PÁG.
 Una sonrisa nos dio a entender que era un re-
cuerdo que Don Ramiro Areiza siempre tendrá en su
memoria. Sonrió nuevamente, se acomodó y su mente
viajó 47 años atrás. Una piedra enorme reposaba allí,
en el terreno en el que hoy está la cancha. Era una
piedra grande que la misma comunidad fue comiendo
a punta de pico y pala para repartirla en el camino, en
ese entonces de herradura. Con sus palabras pausadas
dijo “Una nueva ramada o rancho grande se construi-
ría allí para darle paso a una de las fuentes de empleo
de la época y progreso para la vereda”.
Le preguntamos a Don Alfonso Torres -vecino de
la vereda de hace 42 años, bajito, delgado, moreno que
con su “rin, rin” saluda a propios y a extraños, más
conocido como “El Indio”- por su recuerdo más impor-
tante de la vereda, y dijo que era la construcción de la
cancha en lo que antes había unas ramadas, es decir,
un rancho grande de Zinc para cubrir los fogones y
maquinaria de la fábrica donde se cocinaba pegamen-
to para los moldes de cemento que allí se hacían. Di-
chos moldes de cemento se fabricaban para tumbas…
¿¡Tumbas!? Preguntamos. Sí, sonrió y agregó, tumbas
que iban para los cementerios Campos de Paz y Jardi-
nes de Montesacro ¡Ah! pero también pocetas y con-
dolines para fogón de leña.
La fábrica
La fábrica no tenía nombre, pero se hizo cono-
cer por el empleo que generó en la zona y los produc-
tos tan particulares que de allí salían. Poco se conoce
de su proceder. El encargado de esa fábrica, Don Ti-
berio Cano, habitó la vereda por un tiempo y, su due-
90
ño se llamaba Raúl Pizano. Más adelante, Don Raúl le
PÁG.
28
Usuarios del Parque Biblioteca José Horacio Betancur de San Antonio de Prado, convocados a la expe-
vendió a Darío Escobar conocido por ser dueño de la
riencia de escritura y memoria, Memorias de mi vereda.
finca de los Cañazo. Este último fue dejando acabar la
fábrica, dice Don Alfonso, al que al mismo le tocó tum-
bar la ramada que se había construido en ese lugar.
Posteriormente, Darío Escobar le vendió el terreno a
Alberto Sierra quien, a su vez, lo donó a la Junta de
Acción Comunal El Salado, comité que se encargó de
gestionar la construcción de la Cancha.
Esa cancha de más de 20 años, punto de encuen-
tro para la comunidad y un necesario espacio para
los niños y jóvenes, ha perdido su uso con el paso del
tiempo. Sí, su estado es lamentable y más triste aún,
es que nadie quiera darle la mano siendo un espacio
tan, tan necesario. Es un misterio que la soledad se
apodere, en ausencia de la gestión que lo pueda re-
gresar a la vida, de un lugar que antes fue el corazón
de la vereda El Salado.
El com ité cívico com unal que dio vida
al Vergel
Jaime Restrepo, Génesis Vélez, Nereida Salazar,
Margarita Salazar, José Ignacio Bustamante
Habitantes de la vereda el Vergel28
Transcurrieron los años 60´s, más exactamente
1964, cuando en la vereda las Cuchillas se formó un
movimiento cívico comunal que revolucionó los áni-
mos de los escasos habitantes, unas cuarenta y cinco
familias que vivían allí, quienes carecían de todos los
servicios básicos necesarios para tener una vida dig-
na como higiene, transporte, salud, educación, elec-
tricidad, infraestructura, acueducto y alcantarillado.
91
PÁG.
 Este movimiento cívico lo lideró el señor Luis Alberto
Restrepo Hoyos, líder más importante que a la fecha
ha existido en el barrio; otros líderes y lideresas qui-
sieron acompañarlo, ellos fueron el señores Norberto
Penagos, Miguel Jiménez, Ignacio Bustamante, las se-
ñoras Clara Bustamante, Olga Salazar, Lucía Cano y
María Luisa Arenas, esta última fue candidata por la
vereda las Cuchillas en el Reinado de Belleza Comunal
de San Antonio de Prado en 1967, un evento con el fin
de recoger fondos para la conformación de la Juntas
de Acción Comunal a nivel corregimental. Así pues, se
consolidaba y reconocía aquel Comité Cívico Comunal
que lideró en nuestro territorio llamado antes vere-
da las Cuchillas, cuyo nombre dividió opiniones muy
encontradas pues parecía de mucha violencia ya que
los demás habitantes del territorio nos llamaban los
cuchilleros, por lo cual la secretaria del Comité, María
Luisa Arenas, propuso cambiar el nombre de la vere-
da por el de El Vergel que significa sendero largo lle-
no de flores. Esta designación fue acogida y llevada a
cabo por el español Luis Coboyo (alias Machín), quien
era para entonces el inspector de higiene del corregi-
miento, a este señor le debemos el acompañamiento
tan importante para la consecución del acueducto y
el alcantarillado que en el 2015 celebró sus 50 años,
cuyas actas figuran con fecha de 1965, hoy en día es la
empresa Junta Administradora de Servicios de Acue-
ducto El Vergel con personería jurídica y avalada por
la superintendencia de servicios públicos.
El acueducto y el alcantarillado construidos en-
tre 1964 y 1967 son conductos que aún reposan bajo la
calle principal como patrimonio del Vergel, estos fue-
ron los primeros grandes logros de este movimiento
92
cívico comunal, de esta manera se pudo llevar el agua
PÁG.
corriente hasta cada casa, donde en tanques o pocetas
se guardaba el agua como reserva para el consumo y
uso doméstico; de las quebradas donde se canalizaba
tal agua, los habitantes que seguían las costumbres
iban hasta La Cabuyala que nace en la vereda la Flori-
da y La Manguala que nace en el Alto el Romeral, don-
de confluían niños, mujeres y pescadores a bañarse,
lavar ropa y atrapar grandes corronchos y briolas de
color marrón que llevaban a casa para cocinar.
A mediados de la década de los 60, la Goberna-
ción de Antioquia en su respectiva Asamblea Depar-
tamental otorga al Comité Cívico Comunal personería
jurídica 069 del 4 de mayo 1967, se decretó al señor Al-
berto Restrepo como presidente de la Junta de Acción
Cívico Comunal adscrita al departamento de Acciones
Comunal del Municipio de Medellín, ya constituidos
legalmente se emprende otra aventura gigantesca en
querer conseguir para la vereda una escuela, pues los
niños y niñas de entonces no tenían oportunidad de
estudiar ya que las dos escuela que existía en la ca-
becera corregimental llamadas Escuela de Varones
Manuel J. Betancur y Escuela de Niñas, llenaban los
cupos por la gran cantidad de pequeños de las otras
veredas, estos dos centros educativos posteriormente
fueron llamados escuelas Carlos Betancur y Manuel
María Mallarino respectivamente; cabe resaltar que
don Carlos Betancur Betancur fue pionero de la edu-
cación en San Antonio de Prado quien junto con el
señor Manuel José Betancur Vélez fueron senadores,
diputados y concejales del departamento y la ciudad.
La escuelita Gustavo Rodas Isaza
Con la intervención del Municipio y Comité de
93
Cafeteros de Antioquia por ordenanza #21 del año
PÁG.
1959 se consigue comprar por la suma de $14.000 pe-
 sos, una casa lote de propiedad de Jesús Ángel Tama-
yo y hermanos conocidos como los judíos, ya que eran
errantes y vivían en muchos lugares; inicialmente este
terreno para los años de 1900 era de los hermanos
Fernandina y Lázaro Garcés. La construcción de la so-
ñada escuela se hizo con diseños y aportes del Comité
de Cafeteros de Antioquia. El 4 de febrero de 1967 la
profesora Blanca Luz González Castrillón con unos 28
alumnos en el grado primero, comienza las clases en
la Escuela Rural El Vergel, primer nombre de nuestra
escuela. Los horarios de clase eran de lunes a viernes
de 8:00 a.m. a 12:00 m. y de 1:00 p.m. a 4:00 p.m., los
sábados también se estudiaba de 8:00 a.m. a 12:00 p.m.
En 1968 se inaugura oficialmente con una matrí-
cula de 70 alumnos, en este año también se inaugura
el acueducto y alcantarillado de la vereda. Durante las
primeras décadas de labor académica, es notorio que
el 85% de la deserción de los estudiantes se daba por
el cambio de domicilio, pues muchas familias trabaja-
ban como cuidadoras de fincas por tiempos.
Por decreto municipal 2077 del 6 de noviembre
de 1974 la escuela fue nombrada Gustavo Rodas Isa-
za, pero ¿quién era este señor? periodista muy impor-
tante pionero de la radio en Antioquia, nacido en Me-
dellín el 8 de marzo de 1905 y fallece en 1976, fundó
la primera empresa periodística radial del país para
transmitir noticia. Comenzó en Ecos de la Montaña a
dar boletines periódicos y entre sus noticias importan-
tes le tocó narrar en vivo por radio la muerte de Carlos
Gardel en el accidente aquel del 24 de junio de 1935,
por este legado periodístico la Asamblea de Antioquia
le rinde homenaje con su nombre a la escuela Rural El
94
Vergel, hoy en día sede primaria anexa a la Institución
PÁG.
Educativa Manuel J. Betancur desde el 2005, en el 2017
se celebrarán los 50 años de existencia de enseñanza a
la escuelita Gustavo Rodas Isaza.
Para la Junta de Acción Comunal El Vergel luego
vinieron hechos demandantes como la carretera vial,
que en un principio fueron rieles de cemento desde la
Manguala hasta la entrada de los Quintana; la luz eléc-
trica que llegó gracias a Empresa Públicas de Medellín,
se cuenta que solo las fincas de los ricos tenían luz, que
venía por unos cables desde el Municipio de la Estrella
sostenidos en pilastros de madera, y que conllevaba al
contrabando de luz por los vecinos para iluminar sus
humildes hogares. Se empezó a electrificar por secto-
res, primeramente, el vergel sur (sector Parque Biblio-
teca y alrededores) y parte alta (Los Quintana), uno de
esos primeros bombillos que iluminaron la noche estu-
vieron en la casa de Clara Bustamante.
En la actualidad la Junta de Acción Comunal El
Vergel Centro es la más antigua del corregimiento y
una de las únicas que está vigente desde su comienzo.
Por todos estos motivos se considera que la Acción Co-
munal y cada uno de sus lideres es lo más importante
que ha sucedido en el barrio El Vergel; Porque gracias
a ella se ha logrado el progreso que hay en la comu-
nidad principalmente, se le ha ayudado a familias, ha
traído la telefonía por intermedio de actores políticos
en campaña, el Comité de Cafeteros hizo posible el
acueducto, el alcantarillado, la electricidad y la escue-
la, ya que la vereda El Vergel contaba con cierto núme-
ro de árboles donde se producían toneladas de café.
La Junta de Acción Cívico Comunal Vergel que
comprendía Vergel sur, Cantarrana, y Vergel Centro
95
se reunían cada mes en la escuela, promovieron festi-
PÁG.
vales llamadas las famosas “chocolateadas” o veladas
 los fines de semana, donde había música, licor y baile, Triangulación encuestras, diarios de
además se vendían ricas empanadas donde confluían campo y entrevistas
las familias de la Vereda. De allí, salían muchos no-
viazgos y había dedicatorias como la de Tiberio Muñoz
a Fabiola Bustamante, Luis Emilio Ortiz a Lucia Cano,
Joaquín Vélez a Clara Bustamante.

La principal actividad comercial era las empa-

nadas de Ana Muñoz y Clarita, las célebres rifas donde
se apuntaban en una lista larga los números por “can-
tarillas” se rifaban relojes de pulso, anillos, pulseras
y aretes de oro. En la vestimenta de la época las mu-
jeres usaban accesorios brillantes y candongas como
las españolas, sombrero, guantes y zapatos del mismo
color; los hombres usaban pantalón, camisa y cuello
almidonado en crudo. Algo muy tradicional en las mu-
jeres solteras era el uso del sombrero de velo tapándo
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PÁG. 1 01
 B I B L I OT E CA P Ú B L I CA C O R R E G I M E N TA L
S A N TA E L E N A

- Paisajes de la memor ia-

Vereda Media Luna

La vereda Media Luna está ubicada a la entrada

del Corregimiento de Santa Elena en el sector centro,
entre los 3 y 12 kilómetros de la carretera Medellín –
Rionegro. Se encuentra dividida en tres sectores: La
Palma, Media Luna Central y Media Luna Parte Alta,
cada uno cuenta con una Junta de Acción Comunal
independiente. Si bien los tres sectores de la vereda
comparten un mismo territorio, sus características y
dinámicas socioeconómicas y culturales son diferen-
tes, en especial el sector la Palma, caracterizado por
ser una zona con problemáticas relacionadas al proce-
so de invasión e influenciado por barrios periféricos
del área urbana de la ciudad, con unas condiciones
económicas, sociales y de viviendas precarias.

Federico Alzate Zapata

Nos cuenta que la vereda Media Luna es una

parte fundamental del corregimiento y su flora y
fauna merece ser protegida por sus habitantes “Ac-
tualmente conservamos la casa como tal y la finca
también se conserva de muy buena forma, porque
afortunadamente tenemos un bosque nativo, el cual
se protege cien por ciento. Lo cuidamos de que no le
talen los árboles, de que no se metan a cazar los ani-
males, somos unos guardabosques acá dentro de la
finca. Como guardabosques hemos sido parte funda-
mental del territorio, porque este es un territorio de
muchos senderos, senderos que comunican a diferen-
tes partes del corregimiento, y a diferentes municipios
de Antioquia; hace tiempo por estos senderos, traían
desarrollo, traían personas, traían animales”.

1 05
PÁG.
 Ve re d a E l P la n
El Plan hasta hace más de medio siglo tenía
como principal actividad económica la producción
agrícola, en especial la siembra de flores, papa, maíz,
fríjol y legumbres. Para la década del 80 la produc-
ción agrícola disminuye e incursionan con nuevas
actividades como la quema del carbón, lavanderías y
ganadería, actividades que permitíeran nuevas fuen-
tes de ingreso para el sustento familiar. En la última
década las actividades son muy variadas, además de
las actividades tradicionales en agricultura y ganade-
ría existen oficios como: artesanías, turismo, venta de
comestibles, trabajo informal, comercio, oficios varios
y servicio doméstico. Además de lo anterior, la vereda
El Plan es una de las pocas comunidades del Corre-
gimiento que aún se conserva la Floricultura como
actividad económica tradicional, en donde las flores
más representativas son el Botón de Oro, El Éxtasis, la
Estrella de Belén, la Inmortal o Siempre Viva.
José Raúl Grajales Atehortúa
“He sido agricultor toda la vida de la vereda el
Plan, esta finca la heredó mi papá de los abuelos ahora
mía, toda la vida he sido agricultor, la agricultura no
da, ahora que hay un poco de apoyo del Estado a uno
siempre le va mejorcito, por ejemplo ahora ese pro-
yecto de los invernaderos es muy bueno sea invierno o
verano, si el estado apoya un poco, el campesino vuel-
ve y coge fuerza para la agricultura. La agricultura en
el Plan está totalmente terminada, la gente se guindó a
vender la tierrita o vendieron y compraron un carrito
para que los hijos lo manejen; los nativos que vivimos
1 06
en Santa Elena se pueden contar en los dedos de mi
PÁG.
mano, como se dice, que viven de la tierrita!”.
Vereda El Llano
Una parte de la vereda el Llano se encuentra
ubicada en el sector centro y otra el sector sur del co-
rregimiento a 3 km. de la cabecera. La vereda el Lla-
no fue fundada aproximadamente en el año 1920, su
nombre obedece a una finca ubicada dentro del terri-
torio cuya propiedad era de Juan de la Cruz Ríos y su
madre Carmen Emilia Llanos.
Entre las actividades económicas desarrolladas
en la vereda se destaca la producción agropecuaria y
de floricultura, además del transporte de productos
agrícolas y avícolas, extracción de recursos del bosque
como tierra de capote y otros oficios más de índole ur-
bano como la construcción, servicio doméstico y ofi-
cios varios. Las principales actividades de carácter co-
munitario tradicionalmente han estado relacionadas
con los convites, deportes, natillas, navidad, serenata,
bailes para recolectas, grupos musicales, bingos, rifas,
entre otros. Se recuerda a la JAC con la construcción
de la sede comunal y las carreteras.
Jaime Ríos
“Los fundadores de la vereda el Llano prácti-
camente fueron los ríos, mis abuelos vinieron prácti-
camente en cuatro familias y poblaron tres veredas,
Perico, Pantanillo y el Llano, venían de Guarne. Yo
ahora me dedico a la producción de flores, en la fin-
ca que heredé de mi padre, el también nació en esta
finca, que heredó de sus abuelos, ellos fueron los pri-
meros que llegaron a esta tierra, venían de Guarne,
llegaron y empezaron la primera actividad: la explo-
1 07
tación de carbón, de madera. después se dedicaron
PÁG.
a la producción de flores, luego la finca tuvo un pe-
 riodo de producción de leche y de flores, y de mora;
cultivos principales para el mercado de venta en la
plaza de flores, la leche se vendía a Colanta”.
Ve re d a B a r r o B l an c o
La Vereda Barro Blanco está ubicada en el sec-
tor norte del corregimiento de Santa Elena. Se puede
distinguir dos sectores predominantes: Barro Blanco,
como tal, y el sector el Rosario. Ambos cuentan con
Juntas de Acción Comunal independiente y aunque tie-
nen condiciones socioeconómicas similares, cada uno
cuenta con unas particulares y dinámicas propias.
El corregimiento cuenta con un servicio de
transporte interveredal y hacia el área urbana de Me-
dellín. La empresa TRASANCOOP presta servicio de
17 bus-busetas y un microbús en todas las veredas
exceptuando el Cerro. Así mismo, los colectivos infor-
males prestan el servicio entre las 6:00 a.m. hasta las
11:00 P.M. en la actualidad dicho servicio contribuye
al fácil y cómodo desplazamiento de los habitantes
del Corregimiento. El servicio de colectivos cubre las
rutas: Medellín-Santa Elena ida y regreso hacia todas
las veredas del corregimiento y rutas internas entre
las veredas. Además de estas empresas, Santa Elena
cuenta con servicio de transporte de empresas de Rio-
negro que en su recorrido pasan por la cabecera del
corregimiento; estas empresas son Chachafruto, Rápi-
do Rionegro y Flota Rionegro.
Felipe Londoño
1 08
Silletero y habitante de la vereda barro blanco.
PÁG.
“Barro blanco es una de las 17 veredas que compo-
nen el territorio cultural de Santa Elena y es una de
las veredas que mayor número de silleteros, tanto des-
filantes como familias silleteras, tiene el territorio de
Santa Elena. La cultura silletera en barro blanco tiene
dos momentos: el reconocimiento de la familia Lon-
doño Londoño como una de las familias que compite
en el desfile de silleteros, y todo lo que se vio después
del año 2001, es decir, se partió en dos la historia de
la cultura silletera en barro blanco en el 2001 cuando
los Londoño empezamos a hacer silletas emblemáti-
cas de competencia; porque barro blanco a pesar de
tener el mayor número de silleteros que desfilan, es
la vereda que está más alejada de todo el contorno y
que tiene que ver más culturalmente y turísticamen-
te con Santa Elena. Estamos hablando de Santa Elena
central, que obviamente queda en la parte central y
en la vía principal, estamos hablando de las veredas
como el Placer o Piedra Gorda, que eran las que en su
momento tenían el monopolio de lo que era la noche
silletera y, para llegar a barro blanco hay que pasar
por estas dos veredas, entonces era difícil que el visi-
tante y el amante de lo que en su momento era solo el
desfile de silleteros, era difícil que llegara hasta aquí
porque igual barro blanco no ofrecía nada, a pesar de
tener ese volumen de silleteros. Nosotros de niños, yo
recuerdo que, hacia el año 1996 o 1997 más o menos,
una que otra chiva llegaba hasta acá, hasta la vereda,
y nosotros de niños lo que hacíamos era irnos hasta
la cancha de barro blanco, esperar la chiva y nos col-
gábamos de las escaleras, ese era el plan de nosotros.
Pero como te digo entraba una, dos, máximo tres chi-
vas; entraban, no encontraban absolutamente nada y
se devolvían. Ya desde el año 2001, nuestro plan como
tal, yo apenas tenía 19 años, era distinto, ya nuestro
1 09
plan era única y exclusivamente hacer silletas, en eso
PÁG.
se basa nuestra feria de flores, dedicarnos a hacer sille-

tas. Ya desde el año 2004, silletas y la atención a visitan-
tes ha sido pues como nuestro trasegar en estos últimos
años, y obviamente disfrutar de nuestra creatividad, de
hacer unas muy buenas silletas, y que esas muy buenas
silletas nos hayan dado pues cierto reconocimiento y
algunos premios en el desfile de silleteros”.
Ve re d a E l P la c e r
La vereda el Placer se encuentra ubicada en el
sector norte del corregimiento, se accede a ella por la
vía principal que conduce a Piedras Blancas. El nom-
bre de la vereda surge a partir de una cantina existente
en el territorio llamada “El Placer”, la cual fue uno de
los pocos establecimientos a mediados del siglo XX ubi-
cados en la carretera que conducía a Rionegro, hoy en
día es conocido como el Estadero El Placer, “desde en-
tonces todo el que llegaba a este establecimiento, que
por lo general pasaban todos los viajantes que venían
del Oriente como Rionegro, El Santuario, entre otros,
paraban y desayunaban siempre en este lugar, pues
sus delicias gastronómicas fueron muy reconocidas,
su especialidad eran los Chicharrones y Empanadas”
73, “tanto así que terminan concluyendo que era tan
placentera y satisfactoria su instancia que el nombre
más apropiado para esta vereda era ese, ¡El Placer!”.
Guillermo Vásquez
“Los primeros habitantes que ocuparon esta región
y fueron los primeros que empezaron a trabajar con
temas fuertes como la agricultura, la minería, la ex-
plotación de carbón, la explotación de sal, fueron los
1 10
aburraes, en ese tiempo la gente tenía la oportunidad
PÁG.
de trabajar más con lo que en el momento había lo que
producía la tierra, la agricultura siempre ha sido el
fuerte aquí ahora ha bajado un poco por costos porque
la gente va cambiando, por costos y por espacios, los
caminos de herradura hacían difícil la movilidad, y la
gente con pico y pala empezó a mejorar la vía”.
Vereda P iedra Gorda
La vereda Piedra Gorda se encuentra ubicada en
el sector norte, detrás del Cerro Pan de Azúcar a 4 Km.
de la cabecera del corregimiento. Cuenta con tres sec-
tores principales: el Hoyito, San Roque y Santa Bárbara.
“El origen del nombre de la vereda está limitado
a las diferentes historias que parten de las tradiciones
orales o simplemente de los imaginario de nuestros
abuelos y demás ancestros, algunas de estas versiones
nos hablan de la existencia de una gran piedra ubicada
en una parte de la vereda llamada el callejón en donde
nuestros abuelos practicaban uno de sus más fuertes y
representativos hobbies, ¡el tejo!”.
Vereda Mazo
Mazo se encuentra ubicado en el sector norte
del corregimiento a 7.5 Km. de la cabecera princi-
pal. Mazo es la vereda más antigua de Santa Elena.
Sus primeros pobladores llegaron desde comienzos
del siglo XVIII, principalmente por el auge de la sal,
“pero el asentamiento inicial fue indígena, con pre-
sencia también de pobladores españoles de ahí lo
particular de su lenguaje, mostrando con ello que
al parecer sus habitantes son realmente originarios
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del Corregimiento, en la actualidad se encuentran
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adultos mayores de 100 años que relatan que en sus
 inicios la vereda El Mazo era la centralidad de Santa
Elena, sus habitantes tomaban esta vía para bajar en
sus silletas con flores y legumbres por la roca y por
el pan de azúcar hasta Buenos Aires, las cuales en
sus comienzos eran para cargar personas y luego se
transforman en la silleta tradicional.
Diana Hincapie
“Bueno, la centralidad inicial era la vereda mazo.
Lo que yo conozco es debido a que allí fue donde llega-
ron primero los indígenas, entonces ya de ahí constru-
yeron sus caminos para trasladarse a la ciudad. Pero
luego con el pasar de los tiempos, las tecnologías, se
construyó la vía que va de Medellín hacia Rionegro,
entonces ya se fue construyendo la centralidad aquí;
yo realmente pues en esa parte no he ahondado mu-
cho. Pues yo pienso que pasa lo mismo o pasó lo mismo
que sucede ahora, que se supone que se va a volver a
trasladar la centralidad de Santa Elena a mazo. Para las
personas que habitan en el momento o que habitaban
en ese momento eso debió haber sido difícil porque ya
ellos les generaba un espacio, un cambio de pronto de
culturas, de transporte, de distancia, de muchas cosas.
Lo mismo sucede ahorita, que muchas personas se
oponen a que la centralidad de Santa Elena se desplace
totalmente hacia mazo, porque ya hay una cultura; es
todo lo que puedo mencionar sobre eso. Lo que si se, es
que Santa Elena es una parte también muy importante
en la construcción de la ciudad de Medellín. Porque su
quebrada que en ese entonces se llamaba “Santa Ana”,
es la parte divisoria de lo que llamamos el sur y el nor-
te; la parte elitista y la parte de pronto de un estrato
un poquito más bajo. Y si miramos eso realmente es
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lo que pasa, a partir de la avenida Junín, que es donde
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pasa la quebrada Santa Elena hacia el sur, encontra-
mos lo que es el poblado, envigado. En cambio hacia
el norte encontramos otros barrios que de pronto los
llamamos más populares que los demás”.
Vereda El Cerro
El Cerro está ubicada en el sector centro del co-
rregimiento de Santa Elena. Dentro de las activida-
des realizadas en el proceso participativo se destacan
entrevistas a las familias de la vereda con el fin de
identificar la situación actual en lo relacionado a la
ocupación laboral de la población. Se retomó como
muestra 50 familias.
Entre los principales oficios que las personas rea-
lizan actualmente se encuentran: la agricultura, flori-
cultura, servicio doméstico, construcción, comercio,
“jornaleros”, peluquerías, fabricación de alimentos,
vigilancia, la conducción, manipulación de alimentos,
ventas, electricidad, jardinería, ganadería, secretaria-
do, primeros auxilios, entre otros.
Vereda P iedras Blancas
La Vereda Barro Blanco está ubicada en el sec-
tor norte del corregimiento de Santa Elena. Se puede
distinguir dos sectores predominantes: Barro Blanco
como tal y el sector el Rosario. Ambos cuentan con Jun-
tas de Acción Comunal independiente y aunque tienen
condiciones socioeconómicas similares, cada uno cuen-
ta con unas particulares y dinámicas propias.
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Las actividades económicas durante la primera
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mitad del siglo XX, se desarrollaron con las poblacio-
 nes del área urbana de Medellín y Guarne. Se dedica-
ban a los cultivos de papa, arveja, fríjol, maíz, coles,
cabuya y flores.

El nombre de la vereda se remite a tiempos an-

teriores, cuando en el lugar que hoy ocupa la cancha,
se extraía arcilla blanca utilizada para cerámica. La
vereda comenzó su proceso de poblamiento a finales
del siglo XIX, por habitantes de veredas cercanas como
Mazo y Piedras Blancas y del municipio de Guarne, en
su mayoría pertenecientes a familias de apellidos Lon-
doño, Patiño, Zapata y Alzate.

Leopoldina Alzate

“Cuando nosotros íbamos a la escuela, nos daban

el desayuno, luego, entrábamos a estudiar, en la misma
tulita que llevábamos, llevábamos un costal para reco-
ger el musgo o la tierra para traer para la casa para los
papás llevar para Medellín. Recogíamos el musgo y lo
poníamos al ladito, cuando ya íbamos a venir a almor-
zar nos traíamos el bultico y nos veníamos a almorzar
a la casa. Y traíamos el bultico, volvíamos y almorzá-
bamos y nos volvíamos otra vez para la escuela porque
en ese entonces la escuela era de 8 de la mañana a 4
de la tarde. Ya nosotros por la tarde nos veníamos, si
había que buscar más viaje, pues lo buscábamos y lo
traíamos, sino ya nos veníamos y cuando llegábamos,
nos poníamos a trabajar a la huerta; entonces por eso
a nosotros prácticamente ni nos inculcaron el estudiar
ni tampoco fue necesario”.
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