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LA ISOTOPÍA

PRESENTACIÓN

Se trata de aplicar el concepto de ISOTOPÍA al poema “El olvidado” de Eduardo Carranza, a manera
de ejercicio inconcluso, pues el trabajo con la isotopía lleva, necesariamente, a la búsqueda de senti-

dos, esto es, a la interpretación del poema y, en general, del texto literario, cualquiera que sea. Hasta

aquí, se tienen en cuenta todos los demás elementos de los cuatro niveles que conforman los planos

de la expresión y el contenido, en el signo literario.

Pero esta lectura se sale del texto que se viene analizando, pues entran en la interpretación los demás

textos del autor y de la literatura en general, así como de la cultura, entendida ésta como el conjunto

de obras humanas: pintura, escultura, música, cine, historia, arquitectura, filosofía, ciencia, ideolo-

gía, y demás construcciones de la mente y de la sensibilidad humanas en las que entra la cotidiani-

dad con todos sus avatares y sus circunstancias, sus servidumbres y sus libertades. Así que leer e

interpretar una obra literaria es también leer e interpretar el mundo y la vida humana a través de un

lenguaje altamente significativo, plurisignificativo, polivalente, de múltiples perspectivas.

En este capítulo sólo se inicia la búsqueda de sentido a partir de la isotopía, pero queda el largo ca-

mino de interpretar el poema en el contexto del autor y del lector. Algunos objetivos que se buscan:

1. Precisar los conceptos de isotopía en el poema


2. Identificar las más evidentes isotopías del poema;
3. Relacionarlas con otros poemas del autor; y
4. Encontrar posibles sentidos del poema a partir de esta lectura.
LA ISOTOPÍA

Beristáin precisa que a la vez que se construye el discurso se desarrolla una línea de significación,

“que se constituye la finalidad del mismo”, la cual se configura por la reiteración de los rasgos se-

mánticos pertinentes o semas (unidades mínimas de significación) que en el transcurso del texto se

van asociando. Esta asociación construye “una red sintagmática de relaciones llamadas anafóricas.

Éstas, al vincular una oración con otra, dentro del campo isotópico garantizan su coherencia temáti-

ca”.1

Para ampliar más este concepto,2 es necesario adentrarse en este campo teórico. Greimas tomó el

término ISOTOPÍA de la físico-química y lo trasladó al campo semántico con una significación especí-

fica.3 En un principio designó la iteratividad —a lo largo de una cadena sintagmática— de CLASE-

MAS que aseguran al discurso-enunciado su homogeneidad. El SINTAGMA, al reunir al menos dos

FIGURAS SÉMICAS, puede considerarse como el contexto mínimo que permite establecer una isotopía.

Así lo define Greimas:4

Un conjunto redundante de categorías semánticas (= clasemáticas) que posibilita la lectura


uniforme del relato, tal como ésta resulta de las lecturas parciales de los enunciados y de la
resolución de sus ambigüedades, y que está guiada por la búsqueda de la lectura única.

Gracias a este concepto, se puede ver que los textos enteros se encuentran en niveles semánticos

homogéneos; y que el significado global de un conjunto significante, en vez de estar postulado a

priori (como propone Hjelmslev) puede ser interpretado como una realidad estructural de la mani-

festación lingüística. Greimas habla de isotopía del corpus, y de las variaciones —individuales o

1
Ibíd.., p. 106.
2
Véase el “Isotopía” en el capítulo V del Manual de teoría literaria, p. 175-181; y el “Análisis isotópico del poema ‘El
búho’ de José Emilio Pacheco”, p. 193-202.
3
Se recomiendan otros textos de especial ayuda para precisar estos conceptos. Ver bibliografía al final del capítulo.
4
Courtés cita a Greimas (Du sens, 1970) en Introducción a la semiótica narrativa y discursiva. Trad. Sara Vasallo.
Buenos Aires: Hachette, 1980, p. 48.
colectivas— de los mensajes. Estas variaciones están situadas en dos niveles: el semántico y el se-

miológico. Dentro de las variaciones del primero se define la isotopía de un texto:5

Es la permanencia de una base clasemática jerarquizada, que permite, gracias a la apertura de


los paradigmas constituidos por las categorías clasemáticas, las variaciones de las unidades
de manifestación, variaciones que, en lugar de destruir la isotopía, no hacen, por el contrario,
sino confirmarla.

Al respecto, Greimas comenta que la isotopía permite quitar la ambigüedad de un enunciado y preci-

sa la importancia que puede tener la explotación de la misma en textos poéticos:6

La isotopía permite quitar a un enunciado su ambigüedad; mientras que las figuras nucleares
parecen como ajenas unas a otras y tienen tendencia a asociarse con otras figuras que les es-
tán emparentadas, y a desempeñar por lo tanto una función en el orden paradigmático; las ca-
tegorías clasemáticas que constituyen la isotopía tienen, en cambio, la misión de refrenar ese
movimiento que se volvería muy pronto anárquico, y de imponer a las figuras sémicas, en su
distribución sintagmática, una especie de nivel común (= isotopía), con el riesgo de que esas
figuras pongan entre paréntesis, en este momento, su carácter demasiado específico. La
homogeneidad así obtenida determina un nivel de lectura, un plano isótopo; es obvio que un
texto dado puede explotar la ambigüedad como tal e introducir expresamente isotopías dife-
rentes y paralelas (sin que sea necesario que éstas sean subsumidas por un ordenamiento je-
rárquico semántico); éste será a menudo el caso del discurso poético, que puede admitir una
pluri-isotopía.

Posteriormente, el concepto de isotopía se extendió: en lugar de designar solo la iteratividad de cla-

semas, se definió como la recurrencia de categorías sémicas, temáticas (o abstractas) o figurativas

(lo que en la antigua terminología daba lugar a la oposición entre isotopía semántica e isotopía se-

miológica). Teóricamente, nada impide trasponer al plano de la expresión el concepto de isotopía

elaborado y considerado hasta aquí en el plano del contenido, según Arrivé y Rastier. Este último

5
Greimas, A. J. Semántica estructural. Investigación y metodología. Trad. Alfredo de la Fuente. Madrid: Gredos, 1976,
p. 146.
6
Courtés, J., Op. cit., p. 48-49.
autor plantea que las isotopías se dan tanto en el plano de la expresión como en el del contenido.

Propone la siguiente definición de isotopía:

Toda iteración de una unidad lingüística cualquiera. Una isotopía puede establecerse en una
secuencia lingüística de dimensión inferior, igual o superior a la de la oración. Puede apare-
cer en cualquier nivel de un texto. En el nivel fonológico hay: asonancia, aliteración y rima;
en el sintáctico: concordancia por redundancia de rasgos o funciones; en el nivel semántico:
equivalencia de definición, triplicación narrativa... De ahí la posibilidad de una estilística de
las isotopías.7

Plantea esta estilística porque el nivel estilístico pone en correlación las estructuras retóricas de dife-

rentes niveles. Así, la teoría de Rastier “permitiría definir en todos los niveles lingüísticos el sistema

de redundancias que establecen en un texto las coherencias e incoherencias ‘reguladas’ que lo cons-

tituyen en discurso”.8

Es importante entender que pueden existir varias isotopías gracias a la inclusión de unidades lexemá-

ticas (del plano de la manifestación) en las diferentes lecturas sugeridas. De estas unidades en rela-

ción se extraen los diferentes CLASEMAS (semas contextuales), los cuales según su organización pro-

ducen la coherencia que permite dichas lecturas. Ahora bien, para establecer la existencia de una

isotopía es necesario identificar, por lo menos, un elemento que pertenezca sin ninguna duda a dicha

isotopía.9

7
Rastier, FranΗois. “Sistemática de las isotopías”, En: Greimas, A. J. y otros. Ensayos de semiótica poética, Op. cit., p.
110. Se recomienda este artículo por la base teórica a partir del ejercicio de análisis del poema “Salut” de Mallarmé.
8
Ibíd., p. 140.
9
Se recomienda consultar el capítulo 5, “La búsqueda de sentido” del libro de O. Castro G. y C. Posada G.: Manual
de teoría literaria, en el cual se encuentra explicación más completa del concepto de isotopía, con ejercicios de
aplicación en un cuento y un poema, que pueden servir de modelos de trabajo. Para la aclaración de términos y de
conceptos, consúltense los diccionarios ya recomendados.
ANÁLISIS DE LAS ISOTOPÍAS EN “EL OLVIDADO” DE EDUARDO CARRANZA (EJERCICIO)

El olvidado

A Jorge Gaitán Durán

1 Ahora tengo sed y mi amante es el agua.


Vengo de lo lejano, de unos ojos oscuros.
Ahora soy del hondo reino de los dormidos;
allí me reconozco, me encuentro con mi alma.

5 La noche a picotazos roe mi corazón,


y me bebe la sangre el sol de los dormidos;
ando muerto de sed y toco una campana
para llamar el agua delgada que me ama.

9 Yo soy el olvidado. Quiero un ramo de agua;


quiero una fresca orilla de arena enternecida,
y esperar una flor, de nombre margarita,
para callar con ella apoyada en el pecho.

13 Nadie podrá quitarme un beso, una mirada.


Ni aun la muerte podrá borrar este perfume.
Voy cubierto de sueños, y esta fosforescencia
que veis es el recuerdo del mar de los dormidos.

(Eduardo Carranza, 1973)

1. Isotopías lineales o semémicas10

Se pueden encontrar tres isotopías semémicas o lineales que comparten el mismo espacio del poema,

entrecruzándose, implicándose u oponiéndose. Estas isotopías se pueden leer aún en un plano deno-

tativo, como la del olvido o la de la sed. Como explica Rastier:

La manifestación de sememas distintos puede establecer una isotopía a poco que cada uno de
estos sememas compromete un sema o un grupo sémico común a las figuras nucleares de los
otros sememas. Sin que los sememas considerados estén necesariamente articulados entre sí

10
En Castro y Posada, Manual de teoría literaria, p. 175-202, se desarrolla este concepto y se ilustra con varias
aplicaciones.
mediante relaciones lógicas simples (como en el caso de las categorías sémicas) este sema o
grupo sémico común define un campo (semémico) que convierte el inventario de los seme-
mas en clase.11

Isotopía 1: El olvido

Esta isotopía está determinada por el título del poema y la oración enunciativa del verso 9: Yo soy el

olvidado; así mismo, la dedicatoria a un poeta muerto, amigo del escritor, sitúa al lector en el con-

texto del olvido. Varios lexemas determinan este campo semántico:

/Lejano/: en la memoria, en el tiempo y en el recuerdo.

/Ojos oscuros/: en el sentido de que carecen de recuerdo, de la imagen visual.

/Ahora soy/: reconocimiento de olvidado.

/Reino de los dormidos/: puede tomarse como el lugar de los muertos, similar al del sueño porque en
éste el ser humano permanece desconectado de la realidad inmediata: el que duerme no recuerda
conscientemente.

/Allí me reconozco/: reitera su conciencia sobre el olvido.

/La noche/: ámbito del olvido, como símil de la ignorancia.

/A picotazos/: se nombra en ausencia el búho u otro animal rapaz nocturno; connota la acción vio-
lenta del olvido sobre el poeta.

/Roe mi corazón/: metáfora por medio de una sinécdoque que señala la acción del olvido sobre él.

/Y me bebe la sangre/: consume, agota.

/Sol de los dormidos/: oxímoron que trae la oscuridad y la ignorancia, el no reconocimiento entre los
vivos.

/Ando muerto/: olvidado, desconocido por los demás.

/Sed/: ansias de reconocimiento.

/Toco una campana/: búsqueda de reconocimiento.

11
Rastier, “Sistemática de las isotopías”, Op. cit., p. 11-12.
/Para llamar/: sin comentario, por la obviedad de su significación respecto de esta isotopía.

/Yo soy el olvidado/: definición que confirma la solidez de esta isotopía.

/Quiero/: nueva ansiedad, reiterada en el verso siguiente.

/Esperar/: acción consecuente con el deseo del reconocimiento.

/Una flor, de nombre margarita/: metáfora por la persona (¿una mujer?, ¿la mujer?) que lo reconoce-
ría y lo sacaría del olvido. Recuérdese la acción popular de deshojar esta flor y de atribuirle la suerte
al último pétalo, según las alternativas que se van pronunciando a medida que se arranca cada pétalo.
También connota la presencia o no en el recuerdo y en el afecto del otro ser.

/Callar/: también es lo que hará después de llamar y de ser reconocido, recordado o amado.

/Nadie/: también es la manera de identificar al desconocido; en el poema se refiere además al que


podría atentar contra el yo del poeta: Nadie podrá quitarme..., como si dijera también que nadie lo
volverá a meter en el olvido.

/Podrá quitarme/: sin comentario.

/[Quitarme] una mirada/: ídem.

/Muerte/: como una manera de ser del olvidado: muerto en la memoria de los demás; en el poema
también se refiere a ella como la que no podrá borrar este perfume.

/Borrar/: olvidar, ignorar.

/Cubierto de sueños/: como la ansiedad, el deseo del olvidado por ser reconocido o amado.

/Recuerdo/: contrario a olvido; deseo del olvidado: ser recordado.

/Mar de los dormidos/: metáfora por lugar de los olvidados.

Según esta isotopía denotativa del olvido (presente en 26 lexemas), el poeta se siente olvidado, pero

sus sueños y certezas le ayudan a contrarrestar este sentimiento. Con base en ellos proyecta su de-

manda de afecto, de ser reconocido y de ocupar un lugar en el corazón de una mujer, sin que los

obstáculos que encuentra intervengan en su deseo. Sobresalen en esta isotopía las carencias del re-

cuerdo, del afecto y del otro.


Isotopía 2: La sed

Se realiza en varios lexemas:

/Ahora/: tiempo de la acción.

/Tengo sed/: expresión directa de una sensación: falta de líquido, carencia del elemento líquido vital.
Se define esta isotopía así como en el verso 9 se definía la anterior.

/Agua/: única que calma la sed; oposición significativa, paralela al afecto como actitud que se opone
al olvido.

/Hondo reino/: profundidad propia de las aguas detenidas (lagos y mar) y que en este contexto puede
explicarse como aguas profundas

/Bebe/: referente al acto de saciar la sed, opuesto a ésta.

/Sangre/: líquido vital por excelencia, interior al organismo; se opone a agua, exterior, pero también
sinónimo de vida.

/Sol/: astro que por su calor y su efecto deshidratador y sofocante se asocia con la sed y los sedien-
tos.

/Ando/: acción que ejecuta; búsqueda de agua.

/Muerto de sed/: exageración del habla popular para significar el exceso de sed.

/Llamar/: pedir; se nota la necesidad de calmar la sed.

/El agua delgada/: agua que destila de una fuente o la que se bebe; se destaca la forma filiforme del
agua al verterse.

/Quiero/: reitera el deseo de calmar su sed.

/Ramo de agua/: metáfora que puede entenderse como la cantidad de agua que cabe en una mano,
cuando se toma de una fuente natural, y que se derrama entre los dedos formando un ramo de hilos
de agua.

/Quiero/: sin comentario.

/Fresca orilla/: lugar que rodea el río o el lago.


/Arena enternecida/: aspecto afectivo para designar el espacio que abarca el agua que lo sacia; pero
también lugar opuesto al río.

/Callar/: calmar la sed; cesar la búsqueda a causa de la satisfacción.

/Muerte/: efecto fatal si no se calma la sed.

/Borrar/: destruir por deshidratación.

/Recuerdo/: evocación placentera en medio de la sed.

/Mar/: fuente más grande de agua, pero no potable; figurativamente significa gran masa de agua.

Se puede hablar de este campo de sentido, no sólo por las afirmaciones contundentes de los versos 1

(Ahora tengo sed) y 7 (ando muerto de sed), siempre dentro de un lenguaje denotativo, sino también

por los anteriores términos y las frases que se refieren a este significado: 21 en total. El poeta está

ansioso de calmar su sed, y expresa en varias ocasiones esta necesidad: ando, quiero (2 veces), lla-

mar.

También se observa que relaciona el agua con la sangre, en lo líquido y en lo vital. Este elemento se

destaca aquí, pues la sed puede conducir a la muerte: al organismo le falta equilibrar los líquidos

vitales; no se puede frustrar el recorrido normal de la sangre, porque sobrevendría la muerte. Dos
veces se menciona la sed y tres el agua, siempre referida a la ansiedad del poeta por ella. Sobresalen

las carencias de agua, de lo líquido y de la calma.

Isotopía 3: La oscuridad

/Ahora/: momento de la oscuridad.

/Vengo de lo lejano/: lugar inquietante, oscuro por no estar presente, y negativo por lo mismo, por
dificultades de acceder inmediatamente a él.

/Ojos oscuros/: sin comentario.


/Ahora/: ídem.

/Soy/: reconocimiento.

/Hondo reino de los dormidos/: la oscuridad como ámbito del sueño profundo.

/Allí/: relativo a la oscuridad.

/Me reconozco/: sin comentario.

/Me encuentro/: ídem.

/Noche/: reitera la isotopía.

/Sol de los dormidos/: otra metáfora para referirse, en contraste, al reino de las tinieblas.

/Ando muerto/: puede tomarse como propio de lo oscuro también.


/Toco una campana/: manera de anunciarse en la oscuridad o sonidos que se sienten más en la no-
che. Las doce campanadas de la medianoche connotan mitos y leyendas alrededor de la noche.

/Llamar/: acción muy común en medio de la oscuridad para guiarse o anunciarse.

/Olvidado/: figurativamente, puede decirse de lo que permanece en la oscuridad, porque no se ve.

/Con ella apoyada en el pecho/: connota el encuentro amoroso en el lecho, durante la noche o en la
semioscuridad.

/Beso/: ídem.

/La muerte/: reino de la oscuridad por excelencia, de la nada.

/Borrar/: la oscuridad no permite ver nada, borra las cosas de la vista.

/Cubierto de sueños/: fenómeno propio de la noche.

/Fosforescencia/: efecto luminoso que sólo se destaca en la oscuridad.

/Mar de los dormidos/: como reino de los dormidos, la vasta extensión o el gran dominio de la oscu-
ridad.

Los 22 lexemas que reiteran la isotopía de la oscuridad, la señalan como el ámbito, el espacio y el

tiempo en el que el poeta se reconoce y se sitúa, pero en el que por contraste identifica la fosfores-
cencia, la luz, el afecto y el sueño. En la oscuridad se presentan aspectos afectivos y subjetivos como

el encuentro amoroso, los sueños, el encuentro consigo mismo. Es interesante observar que la metá-

fora sol de los dormidos identificada en esta isotopía es paralela a mar de los dormidos identificada

en la isotopía de la sed; por oposición (sol vs. dormidos y sol vs. mar) pero también por inclusión

(dormidos = oscuridad y sol = sed). Pero no solo esto; en la isotopía del olvido se encuentra la metá-

fora reino de los dormidos, en la que reino se opone a dormidos y, sobre todo, a olvidado (colectivi-

dad vs. individualidad).

En el lenguaje coloquial y común se habla del reino de la oscuridad y en el discurso popular de la

religión se dice reino de las tinieblas para referirse al dominio del mal. Reino, sol y mar tienen con-

notaciones de vastedad, poder, positividad y riqueza: todo esto se opone a las connotaciones negati-

vas de dormidos (como inactividad o debilidad).

En estas tres metáforas se observan los paralelismos sintácticos, léxicos, semánticos e isotópicos. Y

estas metáforas, junto con las otras del poema, permiten escudriñar las perspectivas significativas

mediante la verticalidad que establecen en el campo de las isotopías. Es decir, al conectarse dos

campos semánticos diferentes o contrarios por medio de la metáfora (ejemplo claro se ve en estas

tres isotopías ya nombradas), se permite establecer una o varias isotopías verticales, lo que establece

el carácter pluriisotópico y plurisignificativo del texto poético.

2. Isotopías verticales

Se puede partir del concepto que da François Rastier:12

Entendemos aquí por metáfora toda isotopía elemental o todo haz de isotopías elementales
establecido entre dos sememas13 o grupo de sememas pertenecientes a dos campos distintos.

12
F. Rastier, Op. cit., p. 118.
13
Greimas y Courtés en Semiótica. Diccionario..., Op. cit., p. 358, entienden por semema lo que se conoce como
La relación de isotopía —marca una equivalencia: es una relación conjuntiva— tiene lugar
en los semas14 nucleares centrales; en cambio, una relación de oposición —relación disjunti-
va— se establece a nivel de los semas nucleares periféricos.

En el poema se observan lexemas que no entraron en una de las isotopías, como:

/Mi amante/: referencia directa al otro en la relación afectiva y humana.


/Mi alma/: que significa la espiritualidad del poeta, la intimidad y la concepción del hombre como
compuesto de alma y cuerpo; por sinécdoque, con alma se refiere al todo.

/Me ama/: nueva referencia al otro que ama; el poeta se siente amado.

/Veis/: referencia al lector en segunda persona plural, como oración relativa que califica a perfume;
como si dijera: perfume visto por vosotros. Lo importante es la presencia del destinatario del poema,
concebido por el poeta como alguien presente y que ve, en el espacio y el tiempo del poema.

Isotopía 4: El amor

Se puede plantear la existencia de una cuarta isotopía, ésta de tipo metafórico o vertical, la cual de-

termina el campo de sentido del amor.15 Se comprueba la existencia de esta isotopía porque cinco

metáforas connotan o enuncian el amor: Mi amante es el agua, Agua delgada que me ama, Ramo de

agua, Una flor, de nombre margarita, Borrar este perfume y Esta fosforescencia es el recuerdo.

Además, algunos sememas no se pueden leer en las otras isotopías, como /mi amante/, /este perfu-

me/, /que me ama/, /con ella apoyada en el pecho/ (solo con sentido connotativo en la isotopía de la

oscuridad), /beso/, /margarita/ (como nombre femenino está determinado connotativamente en la

isotopía 1, el olvido) y /veis/, como un verbo que establece la función fática respecto de los que es-

acepciones de las palabras, “sentido particular” de éstas. Beristáin precisa en su Diccionario, que un semema es “el
conjunto de los semas, o sea de los ‘rasgos semánticos pertinentes’ que generalmente se realizan en un lexema, esto es, en
una palabra, considerada en un contexto y una situación de comunicación”.
14
En el mismo Diccionario se encuentran amplias explicaciones de estos conceptos, p. 348-350. Se concibe (aunque con
sentido relativo) el sema como unidad mínima de significación en el plano del contenido. Más adelante explica que el
semema está constituido por semas; éstos existen solo en virtud de su relación con otros semas, por eso se denominan en
forma arbitraria en el proceso del análisis: verticalidad/horizontalidad, por ejemplo.
15
Puede haber otras, pero no se busca agotar el análisis en este ejercicio.
cuchan o, con más precisión, ven la escena; )cuál escena? No puede ser otra que la de la conjunción

de los amantes, porque nada más se puede ver: ni la oscuridad ni la sed, al menos; al olvidado sí,

pero ya unido a la luz propia —fosforescencia—, es decir, a la felicidad y la afectividad producida

por la conjunción con el ser amado, las cuales emanan de él como la fosforescencia emana de algu-

nos cuerpos por su naturaleza.

Otras metáforas determinan la isotopía vertical del sueño: Hondo reino de los dormidos, El sol de

los dormidos, Cubierto de sueños y Mar de los dormidos; sin embargo, no se va a rastrear esta iso-

topía.

Para identificar la isotopía del amor, se encuentra base firme en las metáforas que la determinan.

Ellas son:

1 Mi amante es el agua

2 Agua delgada que me ama

3 Ramo de agua

4 Una flor, de nombre margarita

5 Borrar este perfume


6 Esta fosforescencia es el recuerdo.

En éstas aparecen tres elementos básicos en su orden: los términos comparados, la coposesión de

semas y los términos comparantes. Ellos son:

COMPARADO SEMAS COMUNES COMPARANTE

1 Amante Goce + Agua


[Mujer] Vitalidad +
Fluidez

2 Mujer Los anteriores + Agua delgada


Delicadeza

3 Ramo [de flores] Sutileza + [Mano de] Agua


Frescura +
Fugacidad

4 Mujer Belleza + Flor:


Afectividad + margarita
Sencillez

5 Amor Sensualidad + Perfume


Emanación

6 Recuerdo Fijeza + Fosforescencia


Claridad

Entre la isotopía del amor y las otras isotopías, se pueden encontrar nexos permitidos por las anterio-

res metáforas. Así, entre la sed y el amor se leen las metáforas Mi amante es el agua, Agua delgada

que me ama y Ramo de agua. La sed y el amor comparten el sema de la ansiedad; es posible que

haya otros, pero ya éste permite relacionar estas dos isotopías, sobre todo por su carácter comple-

mentario: el amor satisface la carencia. Se puede leer sed en el contexto del amor como ansiedad o

deseo.

Entre las isotopías del amor y de la oscuridad, la metáfora Esta fosforescencia... es el recuerdo esta-

blece la unión por el sema común de la claridad entre otros posibles; en el contexto de la oscuridad

la fosforescencia ilumina, y en el amor, el recuerdo mantiene viva la imagen y renueva el afecto.

También pueden unirse amor con olvido, como oposición y complemento a la vez de la negatividad

encerrada en él. Varios sememas llamaban a amor: /toco una campana/, /llamar/, /quiero/, /esperar/,

/una flor, de nombre margarita/, /recuerdo/ y otros.


Además, en la metáfora Cubierto de sueños se dan semas como protección y satisfacción; esto sig-

nifica que no solo se puede leer en el contexto de la oscuridad sino también en el del amor, por los

semas que activa esta significación.

Los sememas que permiten leer la isotopía amor son:

/Ahora/: Momento del poema y del amor.

/Tengo sed/: metafóricamente, falta de amor (ansiedad, carencia)

/Mi amante/: sin comentario.

/[Mi amante] es el agua/: sería una metáfora en la que mujer aparece comparada con el elemento por
los semas comunes de lo gratificante, lo esencial para la vida y la fluidez de los dos (amante y agua)
respecto del otro, del poeta o yo del poema.

/Vengo de lo lejano/: procedencia respecto del lugar del poema.

/[Vengo] de unos ojos oscuros/: metonimia que connota origen humano, de una mujer.

/Ahora soy/: afirmación del poeta en el momento actual del poema.

/Del hondo reino de los dormidos/: ante la carencia de amor, se identifica con los inactivos, pasivos
o dormidos (indiferentes ante el amor)

/Allí me reconozco/: identificación en lugar diferente del espacio del poema; es uno de los indiferen-
tes.

/La noche/: el tiempo y espacio de carencia de amor.

/[La noche] a picotazos roe/: ya se vio la metáfora de la noche como ave de rapiña; en este caso, la
falta de amor destruye.

/Mi corazón/: sinécdoque por todo lo afectivo que se siente afectado por la carencia de amor.

/Me bebe/: metafóricamente, lo exprime; reitera los efectos negativos del desamor.

/La sangre/: vida.

/Sol de los dormidos/: tomado como metáfora de la oscuridad, efecto de la noche, y ésta explicada
como metáfora de la carencia de amor, connota el centro o guía de los indiferentes ante el amor; esto
es, la indiferencia o esterilidad (frialdad).
/Ando/: me mantengo, vivo constantemente.

/Muerto de sed/: figura por el estado permanente de carencia y ansiedad de satisfacer el deseo del
amor.

/Toco/: llamo, busco al ser amado posible.

/Una campana/: este instrumento puede expresar alegría, tristeza, prevención o anuncio, entre otros
sentidos; acá es un llamado, un anuncio.

/Llamar/: ídem.

/El agua delgada que me ama/: vuelve la metáfora de agua con ser amado; la especificación de del-
gada connota la sutileza y la delicadeza, lo femenino posiblemente.

/Yo soy/: afirmación del yo frente al otro.

/Olvidado/: sin amor; reitera la isotopía y transforma la isotopía de olvidado por no amado.

/Quiero/: ídem.

/Ramo de agua/: metáfora que se convierte en una sinécdoque de las metáforas mi amante es el agua
y agua delgada que me ama; es decir, quiero parte del ser amado, contacto o, mejor dicho, partici-
pación.

/Quiero/: ídem.

/Fresca orilla/: en contraposición con la sed como metáfora de carencia, se puede leer como inicio o
camino para llegar al amor (= agua).

/Arena enternecida/: en la tópica de la orilla se encuentra la arena, la cual al ser bañada por el agua
—la amante—, resulta siendo amada.

/Esperar/: acción irremediable ante la carencia o no presencia del ser amado; ansiedad.

/Flor, de nombre margarita/: corrobora la isotopía, pues la metáfora de flor como mujer y la ambi-
güedad del nombre margarita —así se llaman ciertas flores y muchas mujeres también— remiten al
ser amado o, mejor, a la amante; y ya se vio que el agua es la amante también: el agua ama a la are-
na, alimenta a la flor y, como metáfora, ama al sediento y al carente de amor; en otras palabras, la
mujer —de nombre margarita— ama al poeta.

/Callar/: se opone a llamar y muestra el fin de la búsqueda por la satisfacción lograda.

/Con ella apoyada/: ídem.


/En mi pecho/: lugar donde está el corazón, el afecto y la voluntad, según la ideología popular; tam-
bién es el lugar donde se apoya la cabeza del ser amado: conjunción de los amantes.

/Nadie podrá quitarme/: imposibilidad de que los extraños o los agresores destruyan el amor.

/Beso/: metonimia por entrega amorosa.

/Una mirada/: otra metonimia por el afecto y el interés de la amante por él, o viceversa.

/Ni aun la muerte/: reitera la seguridad ante el amor adquirido por medio de la hipérbole; idea tras-
cendente del amor, pues éste permanece aún después de la muerte.

/Podrá borrar/: sigue afirmando la firmeza del amor.

/Este perfume/: además de que a los requiebros amorosos se unen los perfumes, aquí se vuelve metá-
fora del amor por compartir los semas de la intensidad, lo placentero, lo sutil y lo profundo.

/Cubierto de sueños/: amparado por la ensoñación que crea el estado amoroso, por las fantasías y
demás sensaciones gratificantes del amor.

/Esta fosforescencia/: esta emanación de satisfacción; el brillo de los enamorados, la felicidad que se
percibe en ellos.

/Recuerdo/: opuesto a la isotopía del olvido, pero no recuerdo de alguien que lo recuerde —al poe-
ta—sino de su recuerdo de alguien; cambian las perspectivas: el olvidado se transforma en memo-
rioso a causa del amor.

/Mar de los dormidos/: ámbito de los indiferentes o no amados, masa de anónimos.

Cuarenta y tres sememas corroboran sin mayores dudas esta isotopía. Casi todos los lexemas entra-

ron con naturalidad en este campo de sentido, y la isotopía del amor se convirtió así en la más im-

portante de todas, por encima de las denotativas y, sobre todo, de la que da título al poema. En con-

traposición al olvido surge el amor, no el recuerdo, como sugeriría la ley de los opuestos.

OBSERVACIONES FINALES

Como se puede observar, algunos sememas solo se sitúan en una isotopía horizontal determinada,

como /tengo sed/ en la segunda, porque los semas determinan con mucha precisión este sentido:
deshidratación + ansiedad. Otros se pueden leer en una isotopía diferente de la propia, porque se

consideran los semas propios de esa otra. Así, /ojos oscuros/ en la primera —el olvido— y en la ter-

cera —la oscuridad—, porque en este semema se conserva el sema de invisibilidad.

Al analizar el poema “Salut” de Mallarmé, Rastier presenta una afirmación válida para este trabajo:16

Otros sememas no están localizados con precisión en ninguno de... [los] campos semémicos
estudiados, sino en uno que los incluye a los dos. El trabajo de la lectura consiste en señalar
metalingüísticamente los semas característicos de la isotopía elegida...

Así, /veis/ forma parte de una frase relativa que cualifica al sustantivo fosforescencia. En sentido

preciso no pertenece a ninguna de las isotopías encontradas en el poema. Pero su cercanía con el

sema invisibilidad propio de la isotopía de la oscuridad, por oposición —visibilidad vs. invisibili-

dad—, permite leer el semema de /veis/ en ésta. También, por el cotexto del poema, por su estrecha

relación con la isotopía del amor, pues ya se vio cómo fosforescencia se toma metafóricamente co-

mo el efecto visible de los enamorados, la felicidad que irradian. Así, /veis/ se inscribe como mos-

trarse ante los oyentes, como la exhibición del sentimiento amoroso y el reto que a éstos les lanza el

poeta para afirmarse y sentirse capaz de mantener el amor aun contra la muerte. En esta isotopía se

inscribió, pues, con mayor acierto.

De otro lado, la isotopía amor encuentra más solidez al considerar la poesía de Jorge Gaitán Durán,

a quien va dedicado el poema “El olvidado”. En este autor predomina el tema amoroso en muchos

de sus poemas; inclusive, uno de sus libros se intitula Amantes (1959). El poema “Envío”17 se inicia
diciendo No he podido olvidarte. He conseguido/ que este inútil desorden de mis días/ solitarios,

concluya en las porfías/ de un corazón que da cada latido // a tu memoria... Se nota cómo en Gaitán

Durán el olvidado, el poeta, en este poema muestra cómo no ha podido olvidar; pero, por encima del

16
Rastier, Op. cit., p. 117-118.
17
Cobo Borda, J. G. selección. Álbum de poesía colombiana. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1980, p. 142.
olvido se sitúa el amor hacia el tú del poema, por quien ha luchado y para quien ha puesto a servir lo

mejor de sí mismo: el arte. En el poema “Ética”18 dice: Nos olvidamos de la muerte, mas la muerte

no nos olvida, / sino nos cuida...; y en “El guerrero”19 expresa: Lleva la muerte en su espalda quien

por amor debe morir/ o matar lo que ama, magnánimo en su pena/ pues no busca olvido sino infier-
no. No es un amor fácil el que presenta Gaitán Durán. Muchos obstáculos lo asedian, desde dentro

de los amantes hasta el mundo que los rodea.

Eduardo Carranza dio a uno de sus libros de poesía un título parecido al del libro de Gaitán Durán:

Amor (1948); y otros llevan títulos que connotan el amor, la presencia de la mujer, el placer, como

Canciones para iniciar una fiesta (1936), Ellas, los días y las nubes (1941) y Azul de ti (1944,

1952). En “Epístola mortal” menciona a varios poetas entre los que está Gaitán Durán. Los versos

finales sugieren la misma atmósfera de “El olvidado”; dicen: Todos estamos muertos, muertos,

muertos: / los de Ayer, los de Hoy, los de Mañana…/ sembrados ya de trigo o de palmeras, / de ro-
sales o simplemente yerba: / nadie nos llora, nadie nos recuerda. Y en versos anteriores menciona a

varias de sus amigas, entre las que se encuentra una Margarita, y amigos poetas, entre los que están

Pablo Neruda y Jorge Zalamea, / Jorge Gaitán y Cote y Julio Borda... En “Elegía de diciembre”

termina con estos versos: Vine, y amé y perdí. / Hoy te llamas Olvido. Pasa un tren. / En mí te he

suicidado. / Yo me entiendo. / están doblando a Ensueño las campanas. // Eduardo: no te pongas a


llorar. Y el poema “Rima” es un llamado al olvido: que las cosas olviden el secreto que conocen. Y

en “Decir un nombre” se leen estos últimos versos: [...] Así debe ser la muerte: / un saberse en el

otro: infierno o cielo. / De esta Rima he sacado un nombre: / lo guardo en el olvido bajo llave. Es

interesante ver que aquí el olvido es garantía de la memoria.

18
Gaitán Durán, Jorge. “Ética”., Amantes. Bogotá: Fundación Simón y Lola Guberek, 1984, p. 19.
19
Ibíd., p. 47.
El poema “Es olvido” precisa mejor algunas sugerencias e intuiciones del poema “El olvidado”. No

solo se remiten el uno al otro sino que en este nuevo poema citado se da una afirmación esencial: es

olvido, como quien dice es lunes o es de día.

Olvidamos y no se nota
como el peso de la luz
o el pulso sideral
o el movimiento de la tierra
o la circulación de la sangre
o los latidos del corazón.

[...]20

Pero en el poema de “El insomne” de Carranza,21 se ve con más claridad la intercomunicación con

“El olvidado”·, a partir de la isotopía denotativa del olvido. Esa intercomunicación se da por oposi-

ción, pues el poeta dice:

[...]

Sonó un reloj en la desierta casa.


Alguien dijo mi nombre y apellido.
Nombrado me sentí por vez primera.

No es de ángel o amigo lo que pasa


en esa voz de acento conocido...
...A alguien sentí subir por la escalera...

Y en “Imagen casi perdida”22 se encuentra casi una continuación de “El olvidado”, con frases que

evocan este poema, como la segunda estrofa:

Eres hecha de sueños olvidados

20
Los poemas de Eduardo Carranza están tomados del libro Epístola mortal y otras soledades, Bogotá: La Oveja Negra,
s. f.
21
Fernando Charry Lara, Poesía y poetas colombianos, Bogotá: Procultura, 1985, p. 259.
22
Fernando Arbeláez, Panorama de la nueva poesía colombiana, Bogotá, Ediciones del Ministerio de Educación, 1964,
p. 177.
y te olvido de pronto, como a un sueño;
mi corazón te busca como el humo
busca la altura y hacia ella muere.

En fin, el hallazgo de las isotopías no solo depende de los semas actualizados en los sememas o de

las relaciones de éstos en el poema, sino también de la obra poética en su totalidad, la cual determina

en gran medida las tendencias significativas y emocionales del poema. El estudio de las isotopías

permitirá al investigador, y también al lector, determinar con más acierto los distintos sentidos que

se abren en el texto, tengan solución o no, encuentren su final o se queden iniciados.

Al ver la isotopía del amor se puede deducir que si era la más fuerte podría haberse visto inmediata-

mente. Mas no es así. Tras las lecturas denotativas se esconden o se disfrazan las isotopías que pro-

vienen de la connotación, de la plurisignificación y de las demás sugerencias sensitivas y lógicas que

suscita cada poema. Descubrir este nivel profundo sirve para encontrar, a la vez, el carácter literario

del texto.

BIBLIOGRAFÍA

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