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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN


ESCUELA DE LETRAS
Seminario: El chiste como metáfora narrativa
Prof. María del Rosario Jiménez
Semestre: 2017-2018

LAS ISOTOPÍAS DEL CHISTE


23-10-2017

Algirdas Julien Greimas (1976, p. 146) define inicialmente isotopía como:

la permanencia de una base clasemática jerarquizada, que permite, gracias a la


apertura de los paradigmas constituidos por las categorías clasemáticas, las
variaciones de las unidades de manifestación, variaciones que, en lugar de destruir
la isotopía, no hacen, por el contrario, sino confirmarla.

Esta definición implica, por supuesto, la exposición de conceptos que pertenecen a la


Semántica,

“ciencia del significado”, el cual, en la lingüística moderna, no está


determinado abstractamente como un concepto, sino más bien como la suma de
varios elementos que dependen de los factores de la comunicación. (…) El
significado de los mensajes no es cuestión de vocabulario: ante todo porque un
texto no es la suma de los significados de las frases que lo componen, y aún menos
de la definición de cada una de las palabras” (Marchese y Forradellas, 1986, p.
364).

George Mounin (1982) nos da dos definiciones que pueden contribuir a la comprensión de la
definición de isotopía:
1. La Semántica es la “parte de la lingüística que estudia el sentido o el significado de las
unidades léxicas, unas veces en relación con sus significantes (lexicología, lexicografía) y otras en sí
mismo” (pp. 161-162).
2. “El sentido [según Lyons] consiste en el conjunto de las relaciones semánticas que existen
entre un signo y otros signos de la lengua, ya sean estas paradigmáticas o sintagmáticas” (pp. 163-
164).
Cuando se trata de los sucesivos conceptos de isotopía formulados por Greimas, debe
tomarse en cuenta que los conceptos semánticos “clásicos” se enfocan desde la Semántica
estructural.
Sin embargo, debemos recurrir a algunos de dichos conceptos clásicos para aclarar el
enfoque greimasiano.

Sema:
Según Mounin (Ibíd., p. 161) el sema es la

unidad semántica mínima que resulta del análisis de los significados. Por
ejemplo, según Pottier, el significado silla se analiza en cuatro semas: “para sentarse”,
“con patas”, “para una persona” y “con respaldo”, además de rasgos más generales
como “inanimado” u “objeto”. (…) Cabe considerarlos como los rasgos distintivos
del análisis semántico.

Para Marchese y Forradellas (1986, p. 364)

el sema es la unidad mínima de significado; No tiene una realización


independiente, pero se actualiza en el área de una configuración semántica o
semema. El sema es un trazo, o rasgo, o componente semántico. Cada palabra, o
mejor aún, cada unidad de significado o lexema, puede ser descompuesta en
unidades o rasgos semánticos fundamentales llamados semas; la diferenciación
entre lexemas se debe a su distinta composición sémica. El sema principal o
nuclear permanece invariable en todos los lexemas en que se realiza. Estos
lexemas variarán de sentido por la presencia de semas contextuales o clasemas.

Lexema:
“ ‘Haz de semas’, es decir, de unidades semánticas mínimas o rasgos” (Ibíd., p. 234). Los
lingüistas americanos lo llaman morfema y Martinet monema léxico. Pero Greimas usa el término
lexema en su Semántica estructural.
Para Mounin (1982, pp. 113-114) es una “unidad de primera articulación –portadora, pues de
significación- que puede ser descomponible en unidades más pequeñas o no”. 1

1
Según André Martinet, la primera articulación del lenguaje es “aquella según la cual (...) toda necesidad que
se desee comunicar al otro, se analizan en una serie de unidades dotadas cada una de una forma vocal y de un
sentido”. En términos más sencillos, en la primera articulación se combinan palabras en series sucesivas que
deben ser gramaticalmente correctas. Un enunciado como el libro electrónico ahorra papel tiene seis
unidades sucesivas. “Su sentido es lo que se denomina el significado y su forma vocal es el significante”
(Mounin, 1982, p. 62).

2
La noción de isotopía parte del concepto semántico de lexema, considerado por Greimas
(1976, pp. 64 y sig) como “constelación estilística”.

En un análisis sémico muy “quirúrgico”, el estructuralista demuestra que el lexema tête


(cabeza en francés) definida por Littré como “parte unida al cuerpo por el cuello”, puede variar su
significado según el contexto o “ejercicios estilísticos” donde se use. En ellos, este lexema (y
cualquier otro) puede aparecer “como una fuente de irradiación de ‘sentidos’ más o menos
‘figurados’ ” (p. 65) y los contextos son “constelaciones de sentido” dispuestos en torno a una
“hipotética” definición de tête como “parte del cuerpo”.

Ejemplos (traducidos del francés: Las cabezas locas no encanecen.


Este rebaño se compone de cien cabezas.
Pagó con su cabeza.
La “irradiación de sentido” es patente en este ejemplo francés: Tête de mort (calavera, esqueleto).

La siguiente explicación de Greimas sobre las constelaciones de sentido podría considerarse


como un antecedente del funcionamiento de las isotopías en el texto literario y, por supuesto, en el
chiste:

Existe, por consiguiente, una correlación entre, por una parte, las variaciones
contextuales y, por la otra, las variaciones de contenido del lexema observado,
variaciones que, en este caso preciso, aparecen como relaciones definibles en el
interior del cuadro de la estructura elemental de la significación (Ibíd, pp. 66-67).

Sin embargo, en su cirugía semántica, Greimas necesita partir, para explicar las variaciones
contextuales y de contenido, de su concepto de núcleo sémico como la “invariante permanente” de
significado de los lexemas, su contenido positivo, que viene siendo el referente semántico desde
donde se establecen dichas variaciones: “En el estado actual de nuestros conocimientos,
consideremos a este contenido positivo como el núcleo sémico y designémoslo mediante Ns,
suponiendo que se presenta como un mínimo sémico permanente, como una invariante” (ibíd, p. 67).

Como Greimas presupone que sus lectores manejan el concepto de núcleo sémico, no está de
más aportar dos de sus definiciones.

Núcleo sémico:

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Este concepto se refiere a la composición semántica de las unidades léxicas. Recordemos
parte de la definición de sema dada por Marchese y Forradellas (vid. supra):

El sema es un trazo, o rasgo, o componente semántico. Cada palabra, o mejor


aún, cada unidad de significado o lexema, puede ser descompuesta en unidades o rasgos
semánticos fundamentales llamados semas; la diferenciación entre lexemas se debe a su
distinta composición sémica. El sema principal o nuclear permanece invariable en
todos los lexemas en que se realiza (negritas de M. R.).

Duchácek, parafraseado por Muñoz Núñez (1999, p. 99)2 “considera que el contenido de cada
lexema está compuesto fundamentalmente por dos tipos de rasgos: los nocionales, llamados a
menudo semas, uno de los cuales forma generalmente el núcleo del contenido (su dominante) y
los complementarios (connotativos, afectivos, expresivos, etc.”). (Negritas de M. R.).

Según M. R., en el concepto greimasiano de isotopía, este “mínimo sémico permanente”,


“invariante”, es fundamental en la medida en que a su vez se correlacione con las variaciones de
sentido que aporta el contexto: “El contexto debe comportar las variables sémicas que pueden dar
cuenta de los cambios de efectos de sentido que cabe registrar. Consideremos provisionalmente a
estas variables sémicas como semas contextuales y designémoslas mediante Cs.” (Greimas, 1976, p.
67).

Sema contextual:
Hasta donde llegan los conocimientos de M. R., el sema contextual es un concepto elaborado
por Greimas. La traducción es tautológica: un sema contextual es la variante que aportan las
invariantes o núcleos sémicos de los otros lexemas donde se encuentra el lexema estudiado. Para los
intérpretes “light” de Greimas, el sema contextual es equivalente al clasema, concepto fundamental
en la noción de isotopía.

Greimas prosigue en su cirugía: el “efecto de sentido” es un semema que define como la


combinación del núcleo sémico y del sema contextual: “Semema Sm = Ns + Cs” (Ibíd., p. 68).

Semema:
“Haz de rasgos semánticos (semas) que se realiza en un lexema” (Marchese y Forradellas,
1986, p. 367). Pero, si seguimos a Greimas, los rasgos semánticos del semema (como entidad de

2
Muñoz Núñez, M. D. (1999). La polisemia léxica. Cádiz: Universidad de Cádiz, Servicio de Publicaciones.

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significación) variarán según los semas contextuales y su núcleo sémico formará entonces una figura
nuclear.

M. R.: Es indudable que el efecto humorístico del chiste es un efecto de sentido generado por
el brusco contraste entre los núcleos sémicos de los lexemas manifestados y las variantes sémicas
contextuales (semas contextuales) con las que se relacionan los núcleos sémicos de los diversos
lexemas que aparecen en el texto. En una interpretación texto-literaria de la Semántica greimasiana,
los lexemas comportan sememas que vinculan las invariantes de los semas nucleares con los semas
contextuales de los enunciados donde el lexema en cuestión aparece.

Entonces, si consideramos como invariantes los núcleos sémicos, podremos añadirle todos
los semas contextuales con los que puede combinarse, para producir efectos de sentido. Así, el
lexema perro puede combinarse con contextos como el perro ladra, el perro gruñe, el perro muerde,
pero los lexemas ladra, muerde y gruñe pueden combinarse con el lexema hombre. Se establecen
así relaciones disyuntivas de categorías sémicas, como por ejemplo animales vs humanos.

Es obvio que en este tipo de análisis semántico el contexto, entendido como “unidad del
discurso superior al lexema”, juegue un papel importantísimo:

El contexto, en el momento mismo en que se realiza en el discurso,


funciona como un sistema de compatibilidades e incompatibilidades entre las
figuras sémicas que acepta o no reunir, residiendo la compatibilidad en el hecho
de que dos núcleos sémicos pueden combinarse en un mismo sema contextual”
( p. 79).

Recordemos la definición de semema: combinación del núcleo sémico y del sema contextual.
Además, “la manifestación en el discurso de más de un núcleo sémico acarrea automáticamente la
manifestción iterativa de uno o de varios semas contextuales” (ídem).
M. R.: En la isotopía, como “permanencia de una base clasemática jerarquizada”, es
fundamental la iteración de los semas contextuales, cuyos lexemas tendrán un núcleo sémico
dominante que jerarquizará el campo semántico regido por la isotopía.
Si consideramos un texto literario como una secuencia contextual sucesiva, “los semas
contextuales corresponden a unidades de comunicación, sintagmas o proposiciones más amplias
que los lexemas, en el interior de los cuales se manifiestan, grosso modo, los núcleos sémicos” (p.
80. Negritas de M. R.)

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Clasema:
Para Greimas, el clasema es el sema contextual propiamente dicho, en oposición a los semas
nucleares (núcleos sémicos), que en la combinación discursiva atraen la manifestación iterativa de
varios semas contextuales. Estos, sin embargo, pueden “pertenecer” a distintos núcleos sémicos en
el mismo discurso. Esta última aseveración es uno de los principios del concepto de isotopía, donde
encontraremos siempre la conjunción o disyunción entre los núcleos sémicos y los semas
contextuales.

Marchese y Forradellas (1986, p. 56) aclararán la definición de clasema incorporando un


rasgo caracterizador adicional:

Conjunto de semas genérico-connotativos (para Pottier) o contextuales (para


Greimas. Por ejemplo, automóvil se puede describir en forma de un conjunto de
semas específicos (“medio de transporte, con ruedas, con motor…”, de semas
genéricos (“medio de transporte veloz, que puede estropearse…”), y connotativos
(“objeto de prestigio social, deportivo…”). Los clasemas son semas genéricos o
connotativos. Para Greimas en rugir hay un sema constante (“emitir una especie de
grito”) y una serie de clasemas que dependen del contexto: el león ruge (“animal”), el
actor ruge (“humano”), el motor ruge “(no humano”, “no animal”).

El clasema será un componente fundamental de la isotopía, porque “un mensaje o una


secuencia cualesquiera del discurso no pueden considerarse como isótopos más que si poseen uno o
varios clasemas en común” (Greimas, 1976, p. 81). El autor considera que esta primera
aproximación al concepto de isotopía podrá demostrar “cómo los textos enteros se hallan situados a
niveles semánticos homogéneos”, ya que “los clasemas pertenecen al nivel semántico global, cuya
manifestación garantiza la isotopía de los mensajes y de los textos” (ídem. Negritas de M. R.).

M. R.: Recuerden que el significado global de un texto literario no se obtiene por la suma de
los significados literales de las palabras o de los enunciados parciales, sino por las relaciones que se
establecen entre ellos, lo que genera “un plus de significado”. El discurso literario tiene en “su total
semantización” una de sus características fundamentales o exclusivas: “todos sus elementos
fonológicos y morfosintácticas interactúan con el plano del contenido, asumiendo un valor
significativo y activando el sentido global del texto” (Marchese y Forradellas, 1986, p. 104).
Recuerden también que en el quirúrgico análisis sémico de los lexemas, Greimas demuestra como su
núcleo sémico puede variar de significado según los semas contextuales, donde puede aparecer

6
“como una fuente de irradiación de ‘sentidos’ más o menos ‘figurados’ ”, conformando
“constelaciones de sentido”. Estas “constelaciones, si “poseen uno o varios clasemas en común”
constituyen los distintos “niveles semánticos homogéneos” (isotopías) que se diseminan en el texto
literario, haciéndolo plurisotópico y, por lo tanto connotativo.

Greimas (1976, pp. 107) encuentra, “descubre” que “en el dominio de los chistes, de ese
género literario que hace voluntariamente alarde de los procedimientos lingüísticos que
utiliza” (negritas de M. R.), es donde se ejemplifican mejor las variaciones y permanencias
isotópicas.
Es importante destacar que el chiste francés al que Greimas aplica las variaciones isotópicas
contiene un lexema cuyo sema nuclear cambia según los semas contextuales considerados como el
texto integro del micro relato humorístico: toilette. Este, en francés tiene un doble sentido: puede
significar “vestuario femenino, tocado, sombrero” y también “retrete” o “baño” Por eso M. R.
transcribe la traducción que aparece al pie de página. Lo que sigue es tomado textualmente de la
Semántica estructural.

Se trata de una brillante velada mundana, muy elegante, a la que han acudido convidados
cuidadosamente escogidos. Llegado un cierto omento, dos convidados van a tomar un poco de aire
en la terraza:
-¡Ah! –dice uno de ellos con satisfacción- Bonita velada ¿verdad? La comida magnífica… y
además unas toilettes muy bonitas, ¿verdad?
-No sabría responderle sobre ese particular –dice el otro.
-Pero ¿cómo es posible?
-¡no, no he ido a ellas! (ídem).

Explicación de la técnica
La historieta, como muchas otras del mismo tipo, posee cierto número de rasgos formales
constantes:
1. Presenta obligatoriamente dos partes: el relato presentación y el diálogo.
2. La presentación prepara la historieta: es un breve relato que establece un plano de
significación homogéneo, una primera isotopía.
3. El diálogo es el procedimiento que dramatiza la historia y rompe su unidad, al oponer
bruscamente a la primera una segunda isotopía.

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4. Ambas isotopías están vinculadas entre sí por el término conectador común. En los casos
más simples (juegos de palabras, palabras de doble sentido, etc.), la identidad o incluso la
simple semejanza del formante, sirve para poner en conexión las dos isotopías (…).
5. El placer que deriva de la “gracia” reside en el descubrimiento de dos isotopías diferentes
en el interior de un relato al que se supone homogéneo.
Vemos, por consiguiente, que el “chiste” considerado como género literario, eleva al
nivel de la consciencia las variaciones de las isotopías del discurso, variaciones que se
aparenta camuflar, al mismo tiempo, por la presencia del término conectador (pp. 107-108).

Greimas se acerca a una clasificación de los chistes por los actantes que participan en
los microrelatos humorísticos, los cuales conjuntan y disyuntan dos isotopías:
adultos vs niños
mayorías vs minorías
normales vs locos
humanos vs animales o cosas.

Finalmente, reconoce que los chistes son manifestaciones que circulan en la memoria
colectiva. Además de oponer dos secuencias de carácter isótopo,

estas porciones del discurso son consideradas, desde el punto de vista de su


contenido, como representativas de mentalidades heterogéneas. Vemos que la
descripción del contenido de estas ‘historietas’ podría constituir una especie de
tipología de las representaciones colectivas de las clases sociales” (pp. 108-109).

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