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Transformación agraria, migración y desarrollo

Book · December 2018

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2 authors:

Raúl Delgado Wise Henry Veltmeyer


Autonomous University of Zacatecas Autonomous University of Zacatecas
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1
Transformación agraria, migración y desarrollo

Henry Veltmeyer
Raúl Delgado Wise

Perspectivas agroecológicas, 20
Análisis contemporáneo
Ecología
Inmigración
ISBN: 978-84-9888-876-8
Año Publicación: 2018
páginas: 184
PVP: 18 €
Índice y prólogo_Transformación agraria, migración y desarrollo

Los autores destruyen hábil y eficazmente seis mitos comunes sobre el nexo
entre la migración y el desarrollo, esto es lo más revelador e iluminador de este
libro. En su lugar, proponen una comprensión alternativa y basada en la teoría
crítica del desarrollo. Este texto es una contribución admirable a esta serie de
libros multilingües que desafía el paradigma neoliberal dominante y sus políticas.

– Cristóbal Kay.

Instituto Internacional de Estudios Sociales, La Haya.

Este pequeño libro nos proporciona una idea amplia sobre cómo estudiar
críticamente el nexo entre la migración y el desarrollo desde la perspectiva de la
economía política. Aborda con agudeza analítica tres campos de investigación
desafiantes de una sola: estudios de migración, estudios de desarrollo y estudios
agrarios.

– Jingzhong Ye.

Profesor en la Facultad de Humanidades y Estudios del Desarrollo, Universidad Agrícola de China.

2
Transformación Agraria, Migración y

Desarrollo

Raúl Delgado Wise

Henry Veltmeyer

Índice

3
Introducción

1. Repensando la migración en la era neoliberal.

2. Dinámicas migratorias del cambio agrario

3. Capital global, trabajo migratorio y la nación estado

4. La política económica de la migración laboral internacional

5. La dimensión social de la migración (la cara oculta del desarrollo)

6. Repensando el nexo entre migración y desarrollo

4
Introducción

A nivel mundial, entre 1970 y 2012, el número de migrantes internacionales poco más que

se duplicó, al pasar de 84 millones a 232 millones. En 1970, aproximadamente una de cada

29 personas vivía en un país donde los migrantes internacionales representaban una décima

parte de la población total. Cuatro décadas más tarde, la proporción se incrementó a casi una

de cada nueve personas (Terrazas, 2011: 1). Una parte significativa de este crecimiento fue

resultado de migraciones masivas de países pobres del sur global, en la periferia del sistema

capitalista mundial, hacia países ricos o más desarrollados del norte global. Mientras que en

periodos tempranos del desarrollo capitalista las personas migraron por razones económicas,

motivados por el deseo de una vida mejor y la búsqueda de mejores oportunidades de ingreso

personal y familiar, el flujo más copioso de trabajadores migratorios provino del centro

europeo del capitalismo mundial hacia asentamientos europeos "blancos" en los puestos de

avanzada norteamericanos del Imperio Británico. Pero en la coyuntura más reciente del

desarrollo capitalista (la era neoliberal), la mayor parte de la migración ha tenido lugar en

dirección sur-norte y sur-sur. Por lo general, en los países receptores del norte los nuevos

migrantes se asentaron en las ciudades más pobladas, concebidas como puertas de entrada

urbanas hacia un aparente estilo de vida moderno y el logro de anheladas oportunidades

económicas.

5
La migración internacional, como fenómeno cada vez más visible, ha dado lugar en las

últimas décadas a una vasta literatura académica y numerosos informes oficiales sobre

cuestiones como:

1. ¿Cuáles son los orígenes y motivaciones de los migrantes para abandonar sus países de

origen en búsqueda de oportunidades de vida y de trabajo en el extranjero?

2. ¿Cuáles son las causas y condiciones que objetivamente desencadenan el proceso de

migración, i.e. sus fuerzas impulsoras?

3. ¿Cuáles son las diferentes formas y dimensiones del proceso migratorio con relación a

la composición social de las corrientes y flujos de personas?

4. ¿Cuáles son los beneficios macroeconómicos y micro-sociales de la migración para los

países receptores y emisores? ¿Cuáles son sus costos asociados? ¿Quién recibe los

beneficios y quién corre con los riesgos, costos y consecuencias de este proceso?

5. ¿En qué consiste el nexo entre migración y desarrollo, tomando en consideración sus

impactos diferenciados para los países y comunidades de origen y destino, así como sus

consecuencias para los propios migrantes y sus familias?

6. ¿Cuál es el rol del Estado (en destino y origen) como regulador o administrador de los

flujos internacionales de trabajadores migrantes?

7. ¿De qué manera la migración impulsa el proceso de acumulación de capital bajo el

capitalismo neoliberal bajo la batuta del capital monopolista?

8. ¿A qué obedece que el capitalismo neoliberal esté en contra del libre movimiento de

personas, mientras en etapas tempranas el capitalismo fomentó la migración

internacional?

Con respecto a las dos primeras preguntas, la literatura ubica a los migrantes en tres

categorías básicas: económica, que incluye a un significativo flujo de individuos que anhelan

6
una mejor forma de vida y mayores oportunidades económicas, así como aquellos que buscan

refugio frente a la pobreza o a condiciones socioeconómicas opresivas; refugiados

ambientales, los cuales intentan escapar de la degradación ambiental y los desastres naturales:

sequía, inundaciones, cambio climático, etc., y refugiados políticos, que huyen de

condiciones de conflicto político, inseguridad, persecución u opresión.

En contraste con la amplia literatura sobre migración internacional, los estudios sobre

migración interna han sido relegados a un segundo plano, particularmente en el ámbito del

capitalismo contemporáneo y bajo la égida de la globalización neoliberal. Pero debe

comprenderse que, en este contexto, hay relaciones estrechas entre la migración interna y la

internacional. El número de migrantes internos (básicamente rurales-urbanos, aunque

crecientemente también urbanos-urbanos) se ha estimado en 750 millones (IOM, 2014), los

cuales, junto con los migrantes internacionales, suman casi mil millones. Considerando que

la mayoría de estos migrantes se inscriben en las filas de la fuerza laboral, es posible afirmar

que casi uno de cada tres trabajadores en el mundo vive en un lugar diferente al que nació.

Se trata, en la mayoría de los casos, de un segmento altamente vulnerable de la clase

trabajadora, que por lo general está sujeto a discriminación y condiciones de

sobreexplotación laboral.

En cuanto a la categoría económica de migrantes—el interés principal de este libro—

hemos optado por dividir la literatura en dos grupos o extremos: aquellos que se desplazan

en busca de mejores condiciones económicas y aquellos que podríamos denominar

“refugiados económicos”, por haber sido compelidos a abandonar sus comunidades y formas

de vida en condiciones de pobreza extrema, privaciones, carencia de oportunidades

económicas básicas y situaciones de exclusión social, de las procuran o requieren escapar.

Bajo estas circunstancias, la decisión de emigrar, a menudo a un gran costo personal para el

7
migrante y que por lo general conduce a la ruptura de la familia como unidad social, se

explica en términos de cierta combinación jerárquica de factores de empuje y atracción1

relacionados tanto con la estructura económica de la sociedad, como con el proceso de

desarrollo. Sin embargo, mientras que la búsqueda de oportunidades económicas ejerce una

atracción poderosa, no hay duda de que la mayoría de los migrantes económicos y migrantes

laborales emigran no como elección o voluntad propia, sino como respuesta a condiciones

limitantes u opresivas creadas por el desarrollo del capitalismo y, en particular, en sus países

de origen, como resultado del recrudecimiento del desarrollo desigual. Esta situación resulta

particularmente acentuada bajo la égida de la globalización neoliberal. Y es esto,

precisamente, lo que nos proponemos analizar y discutir en este libro. Sucede que, mientras

un número creciente de estudiosos del tema migratorio se refieren tangencialmente al deseo

e intención de escapar de la pobreza, o hacen referencia a desigualdades en el desarrollo de

los países emisores y receptores de migrantes,2 como aspectos explicativos de la motivación

o impulso a migrar, por lo general no logran penetrar en la raíz de la problemática. En sus

análisis no avizoran al capitalismo (a las fuerzas del desarrollo capitalista) como causa

subyacente del dinamismo migratorio contemporáneo y de sus severas consecuencias para

un segmento cada vez más significativo de la población mundial. Y peor aún, tienden a ver

incluso al capitalismo como la solución.

1
Hacer referencia a factores de empuje y atracción no implica nuestra adherencia a su uso más común donde
se da una lista de factores sin ningún orden jerárquico. Es crucial distinguir dialécticamente entre factores
estructurales e individuales particularmente en referencia a las contradicciones principales y secundarias
involucradas en el proceso migratorio.
2
De hecho esta es la explicación convencional de la motivación para migrar proporcionada por Dhananjayan
Srisjkandarajah, destacada investigadora en el Instituto de Investigación de Política Pública, en un estudio
comisionado por la Comisión Global en Migración Internacional. Aunque es cuidadosa de no atribuir su análisis
a la CGMI no hay duda de que representa una opinión muy generalizada de lo que el autor describe como el
nexo “migración-desarrollo-migración”.

8
Observamos, en este sentido, que predomina una limitada reflexión y comprensión de

las dinámicas sistémicas de la migración laboral, en referencia al rol dominante del

capitalismo en la generación de las fuerzas que impulsan, orientan y explican los flujos

masivos de migrantes internacionales. De ello da cuenta el inmenso volumen de trabajos

inscritos en la tradición convencional de los estudios sobre migración, los cuales se enfocan

exclusiva, parcial y superficialmente a las preguntas 1 a 6 antes referidas, dejando de lado

sus aspectos más profundos e ignorando totalmente las preguntas 7 y 8. En estos estudios,

conducidos principalmente por economistas neoclásicos, antropólogos y sociólogos, el

interés se centra casi exclusivamente en las motivaciones subjetivas de los migrantes, que

son asumidas como decisiones individuales, libres y voluntarias. Y peor aún, las condiciones

estructurales y dinámicas sistémicas que subyacen a tales decisiones, forzando a estos

individuos, y muchas veces a familias enteras, a migrar, tienden a ser obviadas e ignoradas

de manera flagrante. En este sentido, el quid pro quo de la cuestión bajo la égida de la

globalización neoliberal se sintetiza en el dilema ¿migración como opción libre y voluntaria

o migración forzada?

Independientemente de nuestra propia perspectiva, el interés fundamental en el estudio

crítico y científico de la migración debiera ser el de explicar las condiciones estratégicas y

estructurales que guían las decisiones de los individuos, familias y poblaciones que migran—

en concreto, sus relaciones causales y contradicciones esenciales—y las consecuencias que

de ello se derivan para los propios migrantes y sus familias, al igual que para las sociedades

de origen, tránsito y destino.

Los métodos de análisis empleados en estos estudios pueden dividirse en dos categorías.

En primer lugar, el método usado por quienes se adscriben a los estudios convencionales

sobre migración, el cual consiste en buscar correlaciones y relaciones causales entre dos

9
conjuntos de hechos sociales3: la decisión de migrar y las condiciones objetivas y/o subjetivas

dadas, cuya presencia o ausencia se asocia a la decisión de migrar. Esta última es abordada

como “variable independiente”. Por su parte, los factores explicativos en este análisis son

vistos como condiciones que “empujan” a los individuos a decidir o actuar de cierto modo,

o que ejercen una atracción poderosa sobre tal decisión. Esta metodología es la que impera

en los análisis correspondientes a la corriente dominante de estudios sobre migración. Sin

embargo, hay una tradición alternativa en los estudios migratorios, cimentada en la economía

política. De acuerdo con esta vertiente analítica, la motivación y decisión de migrar—forzada

en muchos sino es que en todos los casos—encuentran su marco explicativo en términos del

modo de producción y sus dinámicas históricas, es decir, en una combinación particular de

las fuerzas productivas y las relaciones de producción enmarcadas e interrelacionadas

dialécticamente con la tendencia desarrollo desigual inherente al sistema.

Desde la perspectiva de la economía política crítica o marxista, el foco de atención para

analizar el nexo entre migración y desarrollo se centra en las dinámicas del proceso de

desarrollo capitalista. Lo que implica partir de la relación capital-trabajo como basamento

económico de la estructura social en las sociedades capitalistas. Esta formulación tiene que

ver con la presencia de dos clases sociales básicas: la capitalista o burguesa, definida en

términos de su relación de propiedad sobre los medios de producción, y la clase trabajadora

o proletaria, desposeída o desojada de tales medios y cuya fuerza de trabajo es la fuente

primaria de valor—el valor de los bienes que se venden y compran en el mercado, y que

pueden ser medidos en términos de horas de trabajo bajo condiciones tecnológicas y sociales

3
En este contexto metodológico “hechos sociales” (“positivismo”, como estableció el teórico sociológico
clásico Emile Durkheim) se refiere a condiciones que son “externas a los individuos” y “coercitivas en sus
efectos” sobre ellos.

10
dadas4―y del plusvalor, es decir, del trabajo excedente o impago que el trabajador aporta al

capitalista en el proceso de producción. Este último constituye la fuente de las ganancias y

acumulación de la clase capitalista y, por tanto, la fuerza motora del desarrollo del modo

capitalista de producción.

La teoría de desarrollo capitalista de Marx, que continua siendo la única herramienta útil

para de-construir las dinámicas estructurales del sistema en su evolución y desarrollo de las

fuerzas de producción, está construida alrededor de cuatro postulados básicos:

1. que el trabajo es la única fuente de valor (la teoría del valor trabajo);

2. que el trabajo asalariado es el mecanismo oculto de la explotación económica (extracción

de valor sobrante del productor directo o trabajador, al que se le paga una fracción del

valor total del trabajo que incorpora al producto, equivalente al costo de reproducción

de su fuerza de trabajo);

3. que el capitalismo conlleva una tendencia inherente hacia las crisis (a saber, la teoría de

Marx plantea que el desarrollo del capitalismo conduce a una caída tendencial de la tasa

media de ganancia), y

4. lo que Marx describió como "la ley general de acumulación de capital", que especifica

una tendencia de dos caras: por un lado, hacia la concentración y centralización de

capital, y por el otro, hacia la "multiplicación del proletariado", es decir, la

transformación de una clase de pequeños productores dueños de sus medios de

4
En la presuposición de que el poder laboral del trabajador era un bien como cualquier otro y que por tanto
su valor era determinado calculando el tiempo laboral socialmente necesario empleado en la producción de
este bien, Marx teorizó que el trabajo era la fuente fundamental de valor sobrante; que el poder laboral es el
único bien capaz de producir mayor valor que si mismo (valor sobrante), que es extraído del trabajador por
el capitalista al pagar al trabajador un salario que representa el valor del poder laboral en lugar del valor
sobrante. Esta teoría por lo general se considera la contribución teórica más grande de Marx—el
descubrimiento de que la relación salarial entre capital y trabajo revela el “secreto interno” del capitalismo:
Que el trabajo asalariado es el mecanismo fundamental de extracción o explotación de excedentes, la fuente
de las ganancias.

11
producción (artesanos o granjeros campesinos) en un proletariado o una masa de

trabajadores asalariados y un ejército industrial de reserva, integrado por fuerza de

trabajo rural y urbana sobrante.

A reserva de que ampliaremos la proposición 4 en el Capítulo 1, cabe subrayar que,

desde una perspectiva de economía política y estudios agrarios críticos, es posible integrar

un marco analítico capaz de desentrañar la naturaleza de la migración interna e internacional

en su relación dialéctica con las dinámicas del proceso de desarrollo capitalista.

Individualismo metodológico versus análisis de clase

Un supuesto clave del enfoque utilizado en este libro para analizar las dinámicas de la

migración y el desarrollo capitalista es que los individuos actúan y responden a las fuerzas

que los afectan, no como individuos sino como miembros de una clase social conformada en

el proceso de producción. Esto significa, entre otras cosas, que para propósitos analíticos los

individuos no deben ser abstraídos del contexto social en el que están insertos. Esta

abstracción metodología, sin embargo, que implica la asunción de lo que podría denominarse

“individualismo metodológico” resulta toral para la economía en la tradición liberal: la teoría

clásica, el liberalismo social, tal como se le concibe en los marcos de la economía de

desarrollo, el “desarrollo humano”5 y el neoliberalismo, con referencia a las ideas básicas

aportadas por los miembros del colectivo de pensamiento formado por Von Hayek en los

años 30’s (Mirowsky y Plehwe, 2009). Tales ideas constituyen el sustrato teórico del “nuevo

modelo económico” (neoliberalismo, capitalismo de mercado libre) que fue ampliamente

5
Sobre el concepto de desarrollo humano y el enfoque reformista liberal al desarrollo en el cual está basado
ver, entre otros, Haq (1995), Sen (1999), Jolly, Steward y Mehotra (2000). Para una reflexión crítica sobre este
enfoque ver Capítulo 1 de Veltmeyer (2014).

12
impulsado e implementado—en Latinoamérica, por ejemplo—en los años 80’s, al amparo

del llamado Consenso de Washington (Williamson, 1990). Bajo esta forma de pensamiento,

profundamente economicista y descontextualizada, las personas son visualizadas no como

miembros de la sociedad o como grupo social, sino como individuos, cada uno de los cuales

hace un cálculo racional de interés propio en sus transacciones económicas, escogiendo un

curso de acción que maximice dicho interés. Con base en esta suposición, los economistas

de desarrollo han construido una metodología de uso extendido en la cual los individuos son

agrupados según su participación en el ingreso nacional, reduciéndoseles a una categoría

estadística. Este tipo de análisis permite a los economistas aproximarse a la condición social

de cada individuo en la distribución de la producción nacional (su cuota del producto social),

al clasificarlos en grupos estadísticos, deciles o cuartiles de los que ganan dinero. El problema

con este método de análisis es que, en el mundo real, los individuos no “actúan” como

miembros de un grupo estadístico (como parte del fondo o la cima de la clase de los que

ganan dinero, por ejemplo). Actúan, más bien, según las condiciones que comparten con

otros miembros del grupo, comunidad o sociedad a la que pertenecen. Es decir, la conciencia

social o de clase de un individuo—comprensión de su posición social o de clase y en relación

con otros, en los grupos o la sociedad a la que pertenecen—es un factor crítico de la acción

social o política.

En contraste con un enfoque individualista, Karl Marx, entre otros, sostiene que los

individuos, como los mercados (como lo argumenta Karl Planyi en su libro La Gran

Transformación), están inmersos en la “sociedad” y no pueden ser comprendidos fuera de

las relaciones sociales de producción, relaciones a las que entran obligadamente antes o al

comienzo de su vida social. Consecuentemente, Marx clasificó a los individuos según su

relación con la producción, es decir, con las condiciones de su existencia social determinadas

13
por el modo de producción imperante. Y considerando que a cada etapa de la evolución o

desarrollo de las fuerzas de producción de la sociedad le corresponde una estructura de

relaciones de producción, develó que la sociedad capitalista está basada en la relación de

capital-trabajo, que supone, como apuntamos antes, la existencia de dos clases

fundamentales: la burguesía o clase capitalista, que existe en una relación de propiedad

privada sobre los medios de producción y el proletariado o clase trabajadora, integrada por

aquellos que en virtud de estar desposeídos de sus medios de producción están obligados a

intercambiar su fuerza de trabajo por un salario en el mercado laboral.

Los estudios sobre migración y desarrollo utilizan cuatro diferentes métodos de análisis

de clase, cada uno asociado a una forma diferente de teorizar lo que concebimos como el

nexo entre migración y desarrollo: (i) análisis de clase ocupacional, consistente en definir a

los individuos según el trabajo que hacen; (ii) análisis de clase asalariada, que implica agrupar

individuos u hogares en deciles o cuartiles de generadores de ingresos para determinar su

participación en el ingreso nacional; (iii) análisis de clase social, según la relación del

individuo con el mercado o su capacidad de consumo material y, por tanto, sus

“oportunidades de vida”, y (iv) análisis de clase―de acuerdo con el método empleado por

nosotros―, en función de la relación del individuo con la producción y las condiciones

objetivas y sociales en las que ésta se desenvuelve (para una aplicación de este método en el

análisis de las dinámicas de cambio agrario, véase Bernstein, 2012).

Organización del libro

El objeto de estudio en este libro son las dinámicas de desarrollo y migración

asociadas a la evolución del sistema capitalista mundial. Empero, estas dinámicas incluyen

cuestiones complejas que necesariamente son excluidas de nuestro análisis, las cuales tienen

que ver con lo que se podría describir como el “problema del refugiado”. Nos referimos a la

14
migración forzada de cientos de millones de personas, generada por la creciente crisis

ecológica por la que atraviesa la humanidad, así como los cada vez más extendidos conflictos

políticos y guerras por recursos naturales, para los cuales hay una creciente demanda y

disputas por parte de diversos grupos sociales y clases para conseguir el control de los

instrumentos de poder estatal. Este libro no se aboca al análisis de estas cuestiones, sin duda

relevantes y que han sido objeto de una amplia discusión en la literatura reciente (véase, por

ejemplo, Petras y Veltmeyer… Gudynas…), sino que se centra ante todo en los profundos

vínculos que se establecen entre la cuestión laboral y migratoria en la actualidad, así como

sus relaciones con las dinámicas de desarrollo desigual que caracterizan al capitalismo

contemporáneo. Partiendo de esta inquietud, el libro comienza con una visión general de las

diferentes formas de entender y analizar las dinámicas de desarrollo de la migración interna

e internacional, poniendo particular énfasis en la postura que enarbolamos y que sirve como

punto de partida de nuestro abordaje en torno a la relación dialéctica que se establece entre

cambio agrario, migración y desarrollo en la actualidad.6

El segundo capítulo proporciona el marco para nuestro análisis de las dinámicas de

migración interna (enfocada a la migración rural-urbana) en el sur global y la migración

internacional (particularmente aquella en dirección sur-norte). Estas dinámicas están

arraigadas en la estructura y evolución del capitalismo como sistema mundial. Los origines

de este sistema han estado y aún están rodeados por debates y controversias, pero no hay

6
Desde esta perspectiva de economía política y estudios críticos del desarrollo, lo que los teóricos neoliberales
consideran como el impacto de desarrollo de la migración se trata en realidad de las dinámicas migratorias
asociadas dialécticamente a la acumulación de capital. Como Canterbury (2012: 1) lo subraya: “cada época
del capitalismo, dominada por un tipo dado de capitalista, produce sus propias dinámicas de migración
incluyendo arreglos para acumular capital del proceso migratorio. De la misma forma en que los capitalistas
mercantiles e industriales crearon procesos elaborados para estimular y explotar el trabajo migratorio para
acumular capital, el capitalismo neoliberal está explotando los procesos migratorios para acumular capital en
la época de capitalismo neoliberal.”

15
duda acerca de la importancia central de lo que Marx describió como “acumulación

primitiva”, cuya característica central es la separación, por desposesión o desojo, de los

productores agrícolas, o pequeñas familias granjeras o campesinos dueños de tierras

(incluyendo poblaciones indígenas), de la tierra y sus medios de producción.

Las dinámicas complejas de este proceso y el subsecuente desarrollo de las fuerzas de

producción disponibles—desarrollo capitalista, como lo concebimos—, pusieron en

movimiento fuerzas que han resultado en un proceso de transformación productiva y social

que, por un lado, ha llevado a un incremento sin precedentes (aunque bastante desigual) en

la riqueza de las naciones, pero, por otro lado, creó condiciones que ahora amenazan a los

medios de vida y bienestar de la población trabajadora alrededor del mundo e incluso ponen

en riesgo la supervivencia misma de la especie humana.

El capítulo proporciona un análisis de estas fuerzas contradictorias de desarrollo

capitalista, en tanto se relacionan con lo que se entiende y ha sido ampliamente debatido

como la “cuestión agraria”, es decir, la transformación productiva y social de una sociedad y

economía agrícola―basada en relaciones producción pre-capitalistas y una cultura

comunitaria tradicional de solidaridad social en harmonía con la naturaleza―, en un sistema

capitalista industrial moderno con todas sus contradicciones (sobre las dinámicas de cambio

agrario en cuestión, véase Bernstein, 2012).

El capítulo 3 profundiza en las dinámicas complejas de dos procesos interrelacionados:

(i) el desarrollo capitalista de las fuerzas de producción y las relaciones de producción que

corresponden a diferentes fases en su devenir histórico, y (ii) el proceso laboral capitalista

referido al proceso de producción social para transformar valores de uso en valores de

cambio, es decir, bienes para ser vendidos y comprados en el mercado para obtener

ganancias.

16
Como en el caso de la “cuestión agraria” que se aborda en el capítulo 2 en relación con

el desarrollo capitalista de la agricultura, la evolución del capitalismo como sistema mundial

plantea preguntas fundamentales sobre el rol de la migración en el proceso de desarrollo.

Mientras que el capítulo 2 se centra en las dinámicas de la migración interna (rural-urbana)

asociada o resultante del desarrollo capitalista de la agricultura, el capítulo 3 analiza las

dinámicas de la migración internacional en el marco institucional y político del sistema

capitalista mundial.7 Este capítulo aborda tres temas centrales. El primero pone de relieve el

hecho de que la mayoría de los trabajadores migrantes en la actualidad siguen atrapados en

formas lacerantes de explotación laboral, como aquellas que marcaron el nacimiento del

capitalismo global. El segundo se centra en la implacable búsqueda de trabajo barato por los

grandes capitales corporativos en el centro del sistema mundial, lo cual ha producido una

nueva división internacional del trabajo y ha expandido dramáticamente los flujos

internacionales de trabajadores migrantes en dirección sur-norte. El capítulo analiza las

dinámicas de la migración internacional en el contexto del sistema capitalista mundial y el

proyecto de desarrollo internacional, que, en esencia, está diseñado para asegurar la

estabilidad y sobrevivencia del capitalismo. El tercer tema tiene que ver con el rol de los

gobiernos en el sistema estatal imperialista en torno a la migración internacional. Nos interesa

ante todo destacar el papel que desempeñan los gobiernos para asegurar la sincronía entre el

flujo de trabajadores migratorios y las operaciones nacionales y globales desplegadas por el

gran capital en su fase actual de internacionalización.

7
Nuestro uso de “sistema capitalista mundial” no significa que nos suscribimos a la “teoría del sistema
mundial” elaborada por Immanuel Wallerstein y colegas en la Universidad de Nueva York en Binghampton y
el Centro Fernand Braudel. Al contrario, suscribimos un enfoque materialista histórico basado en un análisis
de clase de las dinámicas a largo plazo del cambio social y la teoría del Capital y desarrollo capitalista elaborada
por Karl Marx. Esta teoría se relaciona a la geoeconomía del capital (capitalismo) y la geopolítica del capital
(imperialismo).

17
En el capítulo 4 dirigimos la atención a las dinámicas de la migración laboral. Estas

dinámicas incluyen la formación de una división internacional del trabajo y un mercado

laboral global que refleja diferencias nacionales en regímenes salariales y condiciones

laborales, así como el funcionamiento de las fuerzas de mercado y las políticas migratorias.

Atención especial es prestada al sistema de arbitraje laboral global empleado como medio

para reestructurar la producción, el comercio y los servicios globales, tomando ventaja de la

extraordinaria disponibilidad de trabajo barato y flexible en el sur global. Ello ha sido

funcional para monopolizar el proceso de producción de conocimiento con repercusiones en

términos de desarrollo de un creciente flujo de fuerza de trabajo altamente calificada con

trayectoria sur-norte y la restructuración del mercado laboral global bajo pautas neoliberales.

Este proceso de reestructuración, que en Latinoamérica ha tomado la forma de “reforma

estructural” supuestamente encaminada hacia un “capitalismo de libre mercado” 8, incluye:

(i) el reforzamiento de los procesos de migración como mecanismos de acumulación; (ii) la

creación de un proletariado disperso y vulnerable a las redes globales del capital monopolista;

(iii) la proletarización encubierta de los trabajadores científicos y tecnológicos (iv) la

proletarización real y disfrazada del campesinado; (v) la semi-proletarización de los

trabajadores migrantes; (vi) la expansión del ejercito laboral de reserva, y (vii) la

subordinación y resistencia del trabajador intelectual.

El capítulo 5 aporta una mirada crítica a la sociología de la migración analizando su

dimensión social y lo que podría concebirse como la cara oculta del desarrollo: el costo social

del proceso migratorio para los propios migrantes y sus familias, al ser forzados a desplazarse

8
Sobre este proceso reestructurante neoliberal ver, entre otros, Petras y Veltemeyer (2001).

18
de sus comunidades hacia los centros urbanos y ciudades del sistema capitalista mundial

contemporáneo.

El capítulo 6 examina diversas dimensiones del nexo entre migración y desarrollo. Tiene

como propósito apartar elementos para un nuevo enfoque teórico en la materia. El punto de

partida de la reflexión es la forma en que organizaciones internacionales como el Banco

Mundial analizan el vínculo entre migración y desarrollo. De diversas maneras estas

organizaciones ven a las remesas, al igual que la “circulación de fuerza de trabajo calificada”,

como herramientas para el desarrollo de los países subdesarrollados del sur emisores de

migrantes. En el capítulo se argumenta que la idea sobre el rol de las remesas en el desarrollo

de los países de origen de los migrantes es parte de una mitología diseñada para obnubilar

las causas de las dinámicas de la migración laboral contemporánea. Identificamos cinco

elementos particulares a esta mitología, que sirve convenientemente como coartada

ideológica para la construcción de políticas públicas sobre migración y desarrollo.

La de-construcción de esta mitología que rodea la cuestión de migración y desarrollo,

conduce a una perspectiva analítica totalmente diferente, que enfatiza las dimensiones

estructurales y estratégicas de la migración bajo el prisma de la economía política y los

estudios críticos del desarrollo. Desde esta óptica, el análisis del nexo entre migración y

desarrollo toma en consideración no sólo el funcionamiento del sistema capitalista en la

coyuntura actual, sino incorpora también cuestiones relacionadas como la agencia social, el

contexto global, la integración regional, el rol del Estado-nación y la dimensión intranacional

del desarrollo.

19
Capítulo 1

Repensando la migración en la era neoliberal

Hay cuatro enfoques metodológicos y teóricos básicos para entender el vínculo entre

migración y desarrollo, cada uno asociado a una orientación y concepción particular del

proceso migratorio.

Un primer enfoque―positivista, como se lo conoce en el discurso de las ciencias

sociales―es adoptado por varios estudiosos de migración y encuentra su fundamentación en

el sociólogo Emile Durkheim. Este enfoque se propone buscar y establecer una correlación

entre las decisiones y acciones tomadas por los individuos migrantes y las condiciones

objetivas de estas decisiones y acciones. En él, la decisión de migrar y la motivación

subyacente se explican en términos de “hechos sociales” (condiciones externas a los

individuos y coercitivas en sus efectos) que aluden a una combinación de factores de

“empuje” y “atracción”. Un ejemplo de este enfoque, puede encontrarse en el estudio de Dana

Rowland (2004) sobre el impacto de la pobreza y la degradación ambiental en los flujos de

migración sur-norte y la dimensión de género de estos flujos. Generalmente, en este estudio

no se hace referencia a ninguna dinámica del sistema.

Un segundo enfoque—constructivista—busca, en contraste, incorporar y tomar en

cuenta factores subjetivos como la motivación y la conciencia social (las interpretaciones

subjetivas de los individuos sobre su propia realidad), que se manifiesta no en el ámbito

teórico o político, sino en las palabras y pensamientos del migrante, en su discurso expresado

o hablando con sus propias voces. Este enfoque ejemplificado por Tsafack y Calkins (2004)

en un estudio en el que se analizan los cambios en el estatus socioeconómico de los migrantes,

20
al igual que las relaciones y la composición de género de los flujos migratorios, está enfocado

a la dimensión subjetiva de las decisiones de migrar que son tomadas por los individuos de

manera particular y que son explicadas no en términos de condiciones “externas a los

individuos y coercitivas en sus efectos”—condiciones enraizadas en la estructura económica

o social de la sociedad—, sino en función de la conciencia social del individuo. En este

estudio, y otros de similar naturaleza, las decisiones de migrar de un individuo o de la familia

se comprenden y explican en términos de narrativas proporcionadas por los propios

migrantes.

Un tercer enfoque se basa en la teoría neoclásica ortodoxa del comercio internacional,

aunque como Nayyar (1994: 31-8) nos lo recuerda, esta teoría se enfoca prioritariamente en

el movimiento de bienes y no tanto en la circulación de capital y trabajo a través de las

fronteras nacionales. Mientras los exponentes de esta teoría se preocupan por factores de

movilidad internacional, su centro de atención se dirige casi exclusivamente a la circulación

del capital, con la movilidad laboral las más de las veces ignorada y, en el mejor de los casos,

considerada como un corolario.

La teoría ortodoxa del comercio internacional parte de la noción de David Ricardo de

“ventaja comparativa”, la cual busca explicar el patrón de comercio entre países en términos

de las diferencias en los factores de producción disponibles. En el modelo convencional de

mercancías-factores de producción entre dos países usado para construir esta teoría, la

exportación de bienes intensivos en fuerza de trabajo de un país abundante en mano de obra

constituye una exportación “virtual” de trabajo, mientras que la exportación de bienes

intensivos en capital de los países abundantes en capital implica una exportación implícita

(aunque tampoco exclusiva) de capital. Sin embargo, si en lugar de bienes, se piensa en

factores de producción moviéndose de países donde son relativamente abundantes hacia

21
donde son relativamente escasos, la base para el comercio de bienes se estrecharía y

desaparecería con el tiempo. Por tanto, el movimiento de capital de países ricos a países

pobres y el movimiento de trabajo de países pobres a ricos, de acuerdo con esta teoría son

perfectamente sustentables. Este enfoque ha resultado claramente infructuoso para orientar

la investigación empírica sobre las dinámicas de migración y desarrollo.

Un cuarto enfoque se sustenta en la economía política del desarrollo nacional e

internacional o los estudios críticos del desarrollo. Este enfoque, al que se adscriben los

autores de este libro en su análisis del nexo entre migración y desarrollo, consiste en analizar

las motivaciones que subyacen a la decisión de migrar en términos de las condiciones y

fuerzas generadas en el proceso de desarrollo capitalista. Su interés principal se ubica en las

dinámicas estructurales de la migración laboral en el proceso de desarrollo capitalista. Se

parte, por tanto, del supuesto de que las dinámicas de la migración laboral están íntimamente

relacionadas con el proceso de desarrollo del capitalismo y, consecuentemente, con la

evolución de la relación capital/trabajo.

Bajo el andamiaje del capitalismo contemporáneo, la acumulación primitiva adquiere

una nueva carta de naturalización. Emergen nuevas y renovadas formas de liberalización de

la fuerza laboral y de concentración de poder y riqueza en un reducido núcleo capitalista de

élite, a través de lo que ha sido denominado “acumulación por desposesión o despojo”

(Harvey, 2007). Ello involucra, entre otras cosas, una expansión e intensificación de la

mercantilización de los recursos públicos y bienes comunes, el desmantelamiento del Estado

desarrollista de bienestar social y un ataque concertado y despiadado a las condiciones de

vida y laborales de la mayoría de la población, desplegados con particular saña en áreas

rurales. Adicionalmente, la distribución geográfica desigual de la acumulación resulta en una

distribución regional igualmente desigual del ejército industrial de reserva o población

22
excedentaria en relación con la demanda laboral. Las regiones y naciones más desarrolladas

que poseen una mayor capacidad de acumulación tienden a tener menos población sobrante,

una característica que es “compensada”, aunque en términos asimétrico y que profundizan

las dinámicas de desarrollo desigual, por el trabajo inmigrante proveniente de países y áreas

con una capacidad de acumulación reducida.

Falta el enfoque de género

El nexo entre migración y desarrollo

En el marco de estos cuatro enfoques alternativos, se han formulado varias teorías respecto

a la migración interna e internacional y su nexo con el desarrollo.

La primera postula que la migración laboral internacional constituye una extensión de la

dinámica de migración rural-urbana, es decir, que es una respuesta al accionar de diversos

factores de empuje y atracción en el proceso de desarrollo, cuyas dimensiones más

importantes son la industrialización (la transición de un sistema económico basado en

agricultura y sociedad agraria hacia un sistema basado en el capitalismo y la industria

moderna), modernización (la transición de una cultura comunal tradicional de solidaridad

social hacia una cultura “moderna” de orientación a los logros de un individualismo egoísta,

materialismo y consumismo) y urbanización (un cambio demográfico del campo a las

ciudades como el lugar para una forma de vida moderna). Se argumenta que en el marco de

este proceso de desarrollo los migrantes potenciales están sujetos a diversas presiones y

consideraciones a favor y en contra, las cuales influyen en la decisión final de migrar. Los

factores de empuje en estas consideraciones incluyen la carencia de tierras y la pobreza rural,

la incapacidad de ganarse la vida en la granja o en la agricultura en el contexto de la crisis

agraria. Los factores de atracción incluyen la pretensión de escapar de la pobreza y

aprovechar oportunidades económicas con la esperanza, el sueño, de mejorar sus condiciones

23
sociales y medios de vida familiar, y—en particular con respecto a la población joven en el

campo, mucha de la cual es desempleada o tienen pocas perspectivas para un supuesto mejor

futuro—la expectativa de una forma de vida moderna basada en logros individuales,

materiales y consumismo.

La principal alternativa a la teoría de Modernización se expresa en lo que podríamos

denominar “la economía política del desarrollo (capitalista)”. Desde esta perspectiva, la

economía política de la migración es una respuesta condicionada al proceso de

transformación productiva y social provocado por el desarrollo capitalista de las fuerzas de

producción. La teoría fundamental es que la evolución del capitalismo se basa en la

explotación de un suministro ilimitado de excedentes generados en un proceso de

transformación agraria—el desarrollo capitalista de la agricultura.

Las primeras teorías de crecimiento económico y desarrollo reconocieron que la

migración tiene consecuencias para los estándares de vida y bienestar en los países de origen

y destino, incluso los primeros académicos sobre migración reconocieron que las condiciones

de vida en ambos influyen en las circunstancias para migrar. La distinción entre factores de

“empuje” y “atracción” ha sido una característica principal de las discusiones académicas y

políticas en la tradición convencional de los estudios migratorios.

Otra característica ha sido un debate con respecto a si la emigración es benéfica o

perjudicial para las perspectivas de desarrollo de los países pobres, o si tiende a beneficiar

principalmente a los países desarrollados (De Haas, 2008).

En este aspecto la literatura está dividida, aunque se reconoce ampliamente que los

países históricamente desarrollados se han beneficiado de forma sustancial y han prosperado

debido a la inmigración, mientras que en muchos casos la emigración se ha convertido en un

drenaje en perjuicio de los países emisores pobres, quienes, de hecho, subsidian y financian

24
(con recursos humanos) el desarrollo de los países ricos. Y si bien estos países han

contribuido significativamente al desarrollo económico de los países ricos,

proporcionándoles fuerza de trabajo―incluyendo mano de obra altamente calificada y

experta―, han asumido sus costos de reproducción y a menudo se han visto privados de sus

recursos humanos más productivos, ya que en un sentido muy real son exportados

gratuitamente, como un regalo o para el beneficio del país receptor y a un costo asumido en

su totalidad por los países emisores y en ocasiones por los propios migrantes. Uno de los

posibles beneficios que les tocaría a estos países de origen—y que es, como veremos en el

capítulo seis, resulta debatible y esencialmente un mito—son las remesas enviadas a casa por

los migrantes, que se ha argumentado pueden ser empleadas para aliviar la pobreza e incluso,

según los economistas del Banco Mundial, usadas en inversiones productivas con resultados

en términos de desarrollo (Fajnzylber y López, 2007).

En cuanto a la política, las discusiones en la literatura en torno al nexo entre migración

y desarrollo giran alrededor de dos cuestiones: ¿por qué migran las personas? y ¿cómo

evolucionan las tendencias migratorias cuando los países prosperan y las condiciones de vida

mejoran?

Esta investigación tiende a ser de interés principalmente para los elaboradores de

políticas inmigratorias, preocupados por la alta demanda por visas y posibles efectos

secundarios en canales ilegales. El cuerpo de la investigación se enfoca a si los países (y las

comunidades dejadas atrás) ¿están de mejor o de peor manera que cuando sus ciudadanos se

fueron al exterior? Este trabajo tiende a ser de interés principalmente para los elaboradores

de políticas de desarrollo preocupados con el bienestar de los países pobres al igual que

legisladores en los países emisores.

25
Motivaciones individuales como la “causa principal” de la migración

Es difícil disputar el argumento de que los individuos migran porque (i) esperan mejorar sus

vidas materialmente y (ii) que la presión de la migración disminuye cuando los países

prosperan y las condiciones de vida mejoran. Pero este argumento no puede dar cuenta de la

complejidad de las decisiones de los individuos y las fuerzas en juego en torno a estas

decisiones, fuerzas que en un sentido más profundo determinan o guían a las decisiones de

migrar.

Desde esta perspectiva, la decisión de emigrar no es voluntaria o libre, sino “forzada”,

i.e., las motivaciones y decisiones individuales son impulsadas y moldeadas, e incluso

determinadas, por condiciones estructurales (como la pobreza) y fuerzas que actúan sobre

estos individuos, al igual que políticas que generan o liberan estas fuerzas directa o

indirectamente. En este contexto, los individuos que “escogen” o son “forzados” a migrar,

en especial los jóvenes desempleados del medio rural, aquellos “que ni trabajan ni estudian”,

podrían sentirse atraídos por las supuestas prerrogativas de la ciudad (oportunidad de una

mejor vida, “estilo de vida moderno”,etc.), pero “explicar” las acciones de los individuos en

términos de tales “factores de atracción” no es más que una excusa, muy pobre por cierto,

para comprender las fuerzas en juego o las consecuencias de la migración forzada. Una de

estas consecuencias es, precisamente, que en muchos países pobres subdesarrollados o en

países de la periferia que aportan a los países desarrollados trabajo barato y/o altamente

calificado, cuyos costos de reproducción han sido asumidos o absorbidos por ellos, algunos

de los miembros más dinámicos y productivos de la sociedad—los jóvenes, los altamente

educados y los más emprendedores—continúa marchándose. Y en muchos casos—desde el

Salvador, Egipto y Líbano hasta México, Marruecos y las Filipinas—décadas de emigración

ininterrumpida apenas han moderado la pobreza (proporcionaron una especie de válvula de

26
escape) pero no abierto avenidas para un desarrollo sostenible o, al menos, reducido

sensiblemente el flujo de migrantes (Castles y Delgado Wise, 2008).

Pobreza y oportunidades no pueden explicar, por sí mismas, las decisiones individuales

de migrar. Muchos países europeos relativamente ricos tienen altas tasas de emigración; sin

embargo, en estos países las tasas de emigración son más altas entre los segmentos mejor

educados y acomodados de la sociedad. Por ejemplo, la tasa media de emigración en países

con bajo “desarrollo humano” está por debajo del 4% comparada con un 9% en países con

altos niveles de desarrollo humano (Terrazas, 2011: 6).

Relativamente pocos migrantes de los países más pobres y subdesarrollados migran a los

países desarrollados. Es más probable que migren a los centros urbanos en sus propios países

en lugar del extranjero. En este contexto los economistas en el UNDP concluyeron que

“desarrollo y migración van de la mano” (UNDP, 2009: 2).

El nexo entre migración y desarrollo: instituciones en cuestión

Desde la perspectiva de la academia dominante vinculada a centros como el Migration Policy

Institute (MPI) o asociados a instituciones como la Comisión Global en Migración

Internacional, hay tres cuestiones críticas sobre el nexo entre migración y desarrollo, todas

ellas conectadas no con el funcionamiento del sistema, sino con su marco institucional. Para

quienes se adscriben a esta línea, el sistema en el que se despliega la migración es ignorado

o pasado por alto.

La primera cuestión que señala el reporte de junio de 2011 por Aaron Terrazas del MPI

se refiere al rol de los ingresos derivados de las remesas como catalizador potencial del

desarrollo, al contribuir a la “reducción de la pobreza”.

27
Ingresos y remesas

Las remesas que los migrantes envían a casa son el más tangible y—según el Banco Mundial

(2006)—el enlace menos controversial entre migración y desarrollo (Maimbo y Ratha, 2005;

Terry, 2005). La tabla 1.1 da cuenta de la magnitud del flujo de remesas.

Tabla 1.1 Flujos de remesas a países subdesarrollados

2009 2010 2011 2012 2013 2014


______________________________________________________________
Miles de millones de dólares
Todos los países subdesarrollados 316 341 380 401 427 468
Asia Oriental/ Pacífico 85 95 106 109 117 130
Latinoamérica/ Caribe 37 37 41 40 43 47
Oriente medio/ África del Norte 57 58 62 62 67 73
Sur de Asia 75 83 97 109 117 127

(Tasa de crecimiento en %)
Todos los países subdesarrollados -4.3 8.0 11.5 5.3 6.7 9.5
Asia oriental/ Pacífico 1.8 10.9 12.3 2.5 7.1 11.2
Latinoamérica/ Caribe -11.8 0.9 7.3 0.9 7.1 10.0
Oriente medio/ África del Norte -6.2 20.9 6.1 14.3 5.1 5.7
Sur de Asia 4.9 9.8 17.6 12.3 6.9 9.1
_________________________________________________________
Fuente: Banco Mundial, Informe de Migración y Desarrollo 20 (abril 19, 2013).

Como transferencias voluntarias intrafamiliares las remesas son similares a otras formas

de ingreso familiar, ya que pueden ser usadas para reducir la pobreza, promover “desarrollo

del capital humano”, incrementar el consumo y contribuir a la “acumulación de activos”

(Terrazas, 20011: 8). Como transferencias transnacionales las remesas también tienen

implicaciones para la balanza de pagos en la cuenta corriente de un país. Aún más, las

remesas pueden tener varias consecuencias secundarias en la medida que “traspasan a las

28
economías nacionales y locales, generando demanda por bienes y servicios o crean incentivos

para el trabajo y esparcimiento” (ibid).

En esta perspectiva desarrollista las remesas tienen consecuencias más profundas para

el bienestar de la familia y, por extensión, las comunidades y las economías de los países

subdesarrollados en el sur global. En países como Bolivia y Ecuador, al igual que México,

las remesas se han convertido en la primera o segunda fuente de ingresos usados por los

gobiernos para balancear los pagos en sus cuentas corrientes y como una fuente de reservas

monetarias internacionales. Las remesas también se han convertido en una importante fuente

de ingresos para los bancos y otras instituciones financieras que medían las transacciones

financieras necesarias para transferir el ingreso percibido por algunos miembros de la familia

a familiares en casa. Por estas y otras razones, facilitar el libre flujo de activos entre familias

separadas por la migración se ha convertido en un objetivo clave de los profesionales y

legisladores del desarrollo (ibid, 8). La idea neoliberal es que, como Canterbury ha

determinado, “… si el estado hace más fácil y barato que los migrantes envíen dinero,

entonces los migrantes usarían el sistema financiero formal para hacerlo…[y]…esto

incrementaría las ganancias en el sector financiero. Aún más, el Estado también debería

examinar a las agencias financieras que ya están involucradas en las transferencias de dinero

para restringir cualquier práctica que pueda limitar el flujo de remesas” (Canterbury, 2010:)

20).

Capital humano y mercados laborales

Muchos académicos que se inscriben en la perspectiva dominante sobre migración y

desarrollo están de acuerdo en que la migración eleva modestamente los salarios de los

trabajadores que se quedaron atrás en los países de origen, pero ya que resulta que un

29
creciente número de migrantes vienen de los estratos sociales mejor educados de sus países

de origen,9 también podría elevar el costo de los bienes y servicios producidos por estos

trabajadores (Docquier, Ozden y Peri, 2011). Como resultado, argumentan que la migración

resulta en la pérdida de trabajadores cuyo talento y experiencia ya son escasos en sus países

de origen, i.e. lo popularmente se conoce como “fuga de cerebros” (Bhagwati y Dellalfar,

1973). Gran parte del debate sobre esta cuestión, ya desde finales de los años 60 por

investigadores relacionados adscritos o comisionados por la UNCTAD, se ha enfocado en

trabajadores especializados técnicamente como ser profesionales médicos, ingenieros y

programadores de computadoras y, por supuesto, investigadores y personal académico

universitario.

Más recientemente, el interés temprano en la cuestión de la “fuga de cerebros”, que

implica un beneficio para el norte y un costo para el sur, ha sido reavivado por un programa

de investigación iniciado por el Banco Mundial enfocado en las dinámicas de la migración

internacional y el desarrollo. El programa tuvo su primera publicación importante en 2006,

un estudio que examinó los factores determinantes y el impacto de la migración y las remesas

en varios países subdesarrollados, pero también exploró varios aspectos de la “fuga de

cerebros”. Ciertamente el estudio “ha proporcionado la base de datos de fuga de cerebros

más extensa jamás producida y desde entonces se ha convertido en el punto de referencia en

esta área” (Bourguignon, 2007). Sin embargo, lo que Burguignon no toma en cuenta es que

la investigación generada con base en estos datos ha sido predominantemente para negar la

literatura sobre “fuga de cerebros” y proporcionar una perspectiva más optimista de esta

cuestión a través del lente de un proceso de desarrollo de dos vías que añade la noción de

9
Sobre este punto, en el caso de México, ver Delgado Wise, 2015.

30
“ganancia de cerebros” y que haría que los países subdesarrollados en el sur global se

beneficiaran de lo que conciben como un proceso de “circulación de cerebros” donde todos

ganan.

En casos donde los inmigrantes han sido educados con cargo al erario público del país

de origen—y parece ser así en la mayoría si no es que en todos los casos—han surgido

inquietudes de que la emigración representa una pérdida seria para los países emisores (Albo

y Ordaz Díaz, 2010; Delgado Wise y Ramirez, 2009). Los autores de este libro están de

acuerdo con esto, sin embargo algunos investigadores—y según Terrazas, la “mayoría de la

investigación”—sugiere que las remesas enviadas a casa por migrantes calificados exceden

por mucho el costo de su educación (Kuznetsov, 2006; Nyarko, 2011).

Claramente esta es una cuestión que queda por resolverse a través de más estudios e

investigación empírica. Pero deberían tomarse en cuenta los costos educativos y de

reproducción social para los países de origen y su contribución al crecimiento económico en

los países de destino. Para la migración altamente calificada o especializada, estos costos son

más grandes que en el caso de los migrantes poco calificados y sus contribuciones

económicas a los países anfitriones son mucho más altas en términos de productividad y, a

un ritmo creciente, a la esfera de innovación—es decir una fuente de poder y ganancias

extraordinarias para las grandes empresas multinacionales (Delgado que Wise, 2015). Más

aún, la evidencia disponible (ver la discusión en este ejemplar de Andina Migrante, No.13,

julio 2012, un boletín de información sobre migraciones andinas publicado por FLACSO

Ecuador) parecería proporcionar un respaldo incontrovertible para la visión de que la “fuga

de cerebros” o la “circulación de brainpower” es un gran aliciente y una contribución

invaluable al desarrollo económico en el norte global, en lugar del sur. Este es el caso,

considerando un reciente estudio sistemático de la “riqueza de las naciones” que deja en

31
claro que la riqueza de las naciones más desarrolladas o avanzadas en el sistema mundial se

basa en la acumulación de capital humano, conocimientos y habilidades (UNU-IHDP, 2012).

Se puede obtener una idea de la escala y magnitud de este problema para los países

subdesarrollados consultando los datos proporcionados por FLACSO Ecuador para

diferentes países no sólo en los andes, sino también en el Caribe, el cual continúa

experimentando las tasas más altas de emigración de todos los países por migrantes con un

nivel de educación terciaria—más del 50% en muchos casos (Carrington y Detragiache,

1998).

Según esta base de datos sobre migración el 25% de todos los migrantes colombianos

radicados en Estados Unidos entre 2006 y 2010 poseían un grado universitario—arriba de

22.4% en 2000 (Andina Migrante, No. 13, julio 2012). Este patrón de migración está

reflejado en los datos de la OECD que muestran que hasta el 72% de los migrantes

colombianos viviendo en estados unidos poseían educación ya sea secundaria o terciaria, y

de éstos el 28% había completado un programa universitario o estudios técnicos avanzados.

En este aspecto Colombia no es típica, pero tampoco es única. Por ejemplo, en 2010 más del

80% de los inmigrantes peruanos en Estados Unidos poseían algún nivel de educación

secundaria o universitaria y el 15,3% eran egresados universitarios. Estudios por Lozano y

Gandini (2010) muestran un patrón similar para México.

En el Caribe la situación es aún peor, incluso nefasta. Por ejemplo, según datos del Banco

Mundial, el 77% de los emigrantes guayaneses poseían educación universitaria, mientras que

otros nueve países Caribeños de habla inglesa tenían una proporción similar de emigrantes

con educación universitaria—89,9% en el caso de Surinam, 82,5% en Jamaica, 78.4% en

Trinidad y Tobago y, en el caso del país más pobre del hemisferio, Haití hasta el 81,6% de

los emigrantes tienen educación universitaria (Carrington y Detragiache, 1998; Andina

32
Migrante, 2012: 7). Lo que hace tan terrible la situación en estos países es que en algunos

casos—por ejemplo Guyana—más del 50% de los trabajadores con educación universitaria

que posee el país, han migrado y pueden ser encontrados en el extranjero, en muchos casos

en Estados Unidos y Canadá.

La escala del brainpower exportado desde esta región es nada menos que asombrosa,

con un impacto inestimablemente negativo en la capacidad productiva y los prospectos de

desarrollo de los países en la región (Canterbury, 2012).

Ideas, actitudes y comportamiento

Una forma de evaluar el impacto de la migración sobre el desarrollo es a través del flujo de

ideas, comportamientos y normas sociales, lo que en la literatura académica frecuentemente

se vincula con la tendencia hacia la globalización, es decir, la difusión global de una cultura

occidental asociada con la “idea de libertad” (capitalismo y democracia) y también una

cultura capitalista de logro individual, materialista y consumista (Inglehart y Welzel, 2005;

Pieterse, 2003). En estos estudios, en particular aquellos fundamentados en la “teoría de

modernización” del desarrollo internacional, a menudo se ve a la migración como un

mecanismo de transmisión cultural y la difusión de valores y creencias.

El rol de los migrantes al transferir conocimientos, valores y normas sociales—la

globalización de la cultura—ha recibido mucha atención de los investigadores y académicos

de migración bajo la perspectiva dominante (por ejemplo, Kuznetsov, 2006). Una creciente

literatura en esta corriente de pensamiento sobre migración y desarrollo también explora el

rol de los expatriados para promover la gobernanza democrática y la participación cívica en

sus países de origen. No hace falta añadir que a menudo estos expatriados son financiados

33
por USAID y otras agencias involucradas en el proyecto del Estado imperial de “cooperación

internacional”, o ayuda extranjera.

Dinámicas sistemáticas de la migración internacional: capitalismo en debate

Un reciente estudio sobre el funcionamiento del sistema capitalista mundial realizado por el

economista francés Thomas Piketty confirmó lo que Marx había teorizado y establecido, en

concreto: que la desigualdad—desarrollo desigual de las fuerzas de producción y la

desigualdad social en la distribución de riqueza e ingresos, es una característica intrínseca

del capitalismo, derivada de su “contradicción esencial”. Esta contradicción se manifiesta en

la estructura social de la relación capital-trabajo y en la estructura económica de las

relaciones internacionales entre naciones en el norte y sur, dando lugar a una profundización

de la brecha global en la riqueza de las naciones. Tanto la relación capital-trabajo en la base

económica del sistema capitalista, como las relaciones internacionales a lo largo de la brecha

sur-norte están basadas en la explotación, i.e. la extracción de plusvalor de los productores

directos y la clase trabajadora.

Aunque sigue siendo debatida la tendencia del capitalismo al desarrollo desigual, ésta ha

sido documentada y analizada desde diversas perspectivas teóricas, incluyendo la teoría de

la dependencia y la teoría del sistema mundo. Un punto central en este debate guarda relación

con el hecho de si hay una tendencia hacia la convergencia o hacia desigualdades cada vez

más grandes en los ingresos mundiales—en la riqueza acumulada o el PIB (el valor total de

los bienes y servicios) de diferentes países en la economía mundial. Al respecto, el

Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), en 1995 publicó

un informe que aborda lo que allí se denominó el “predicamento de desigualdad”, relacionado con el

hecho de que los ingresos y la riqueza mundial estaban divididos tan desigualmente que resultaba ya

34
“grotesco”. De acuerdo con los autores de este estudio, esta desigualdad, aunque es

consustancial a la historia y la estructura social de las sociedades capitalistas, ha sido

exacerbada por las reformas neoliberales implementadas por muchos países a instancias de

Washington—como un requerimiento y costo de admisión en el proceso de globalización del

nuevo orden mundial. Otro informe publicado por la UNDP en 2010, que llega a la misma

conclusión de un estudio publicado ese mismo año por la CEPAL, señala que existe una

“correspondencia directa entre el avance de la globalización, el neoliberalismo y el avance

de la pobreza, desigualdad social e inequidad social” (UNDP, 2010, xv). El reporte añade

que las “contradicciones más explosivas se dan debido a que el avance de la globalización

[neoliberal] marcha de la mano con el avance de la pobreza y la polarización social”. Es

“innegable”, el reporte continua, “que los 80 y 90 indujeron a la creación de una brecha

abismal entre la riqueza y la pobreza” (UNDP, 2010:)

El sostenido y extraordinariamente rápido crecimiento de la economía china durante las

dos últimas décadas, lo que aparentemente ha sacado de la pobreza de ingresos a cientos de

millones de trabajadores chinos (es decir, proporcionándoles salarios por encima de la línea

de pobreza del banco mundial de 2,50 dólares al día) y la reducción de la tasa de pobreza en

algunos países como resultado de políticas adoptadas bajo las metas del nuevo milenio

acordadas por la ONU en el 2000, ha llevado a algunos observadores y analistas a argumentar

la existencia de una tendencia hacia la convergencia mundial de ingresos—atenuación de la

brecha norte-sur en la riqueza de las naciones. Sin embargo, estudios recientes sobre ingresos

mundiales, incluyendo el estudio de Capital de Piketty, apuntan a un incremento en las

desigualdades sociales de los ingresos dentro las naciones y entre ellas a lo largo del horizonte

norte-sur. Como resultado de estas crecientes desigualdades, se estima que el PIB per cápita

de los países subdesarrollados (excluyendo a china) equivale apenas a 6,3% del PIB per

35
cápita de los países ricos del G8 (Foster, McChesney y Jonna, 2011a) y que el uno por ciento

de la población mundial ha logrado apropiarse de la mayor parte de los ingresos generados

en el proceso de producción social y actividad económica y ahora concentra el 40% de la

riqueza mundial total (Davies y otros, 2008).

Esta condición de desigualdad social—la pobreza y el aumento de la pauperización de

los trabajadores y de aquellos excluidos del proceso de acumulación de capital y generación

de riqueza—se refleja en el aumento de multimillonarios a través del mundo. En 1982, al

inicio de la era neoliberal habían trece multimillonarios en los Estados Unidos, el poder

hegemónico del sistema capitalista mundial. Con la introducción de leyes tributarias que

favorecían a los más acaudalados, este número se duplicó hacia 1986, y para 1990 Forbes

reportó un asombroso total de 99 individuos y familias en los Estados Unidos con riquezas

individuales superiores a los mil millones de dólares. Para 2006, el más adinerado uno por

ciento de la población concentraba alrededor del 90% de toda la riqueza generada en este

periodo, con una nueva duplicación del número de multimillonarios. En ese entonces el

capitalismo estuvo completamente globalizado y financiado, dando origen a un sistema

dominado por el capital monopolista10 y lo que ha sido denominado una “clase capitalista

transnacional”, con multimillonarios brotando como hongos en excremento en unos 47

10
El capitalismo neoliberal es un sistema de acumulación de capital dominado por el capital financiero, a
diferencia del capitalismo en la era del estado desarrollista (1945-80) que estaba dominado por el capital
industrial o lo que algunos denominan “el capital monopolista”. El capital financiero opera (acumula capital)
en la esfera de las instituciones financieras y los mercados de capital (especulando o apostando por cambios
en los precios de los bienes) en lugar de la producción económica. “El capital financiero”, escribe Petras (2007),
“está trayendo todos los aspectos de la economía y la sociedad bajo su pulgar de forma acelerada. El capital
financiero no tiene las piernas para pararse por sí mismo pero necesita la economía productiva en la que los
migrantes toman parte para lo cual ha creado el marco de operación.” Y añade, que el capital financiero
“escribe las reglas, controla a sus reguladores y ha asegurado una licencia para especular en todo, donde sea
y en cualquier tiempo”.

36
países. Según Forbes el número de multimillonarios en el mundo creció de 423 en 1996 a

691 en 2005. Pero entonces, en la antesala y tras la crisis financiera mundial, el número de

multimillonarios creció exponencialmente. En 2013 Forbes listó a 1,426 individuos con un

patrimonio combinado de 5,4 billones de dólares (Kroll, 2013).

La concentración extrema de la riqueza y las divisiones asociadas y las desigualdades

sociales de clase, rasa y género, al igual que la ubicación geográfica, apuntan a uno de los

aspectos más inquietantes del proceso de desarrollo mundial: mientras un pequeño grupo de

capitalistas se ha apropiado de la mayor parte de la riqueza generada en el sistema mundial,

una inmensa y creciente parte de la población mundial está literalmente excluida de los

beneficios del crecimiento económico y el “progreso” social y, por el contrario, está

compelida a cargar con el peso de los extremadamente altos costos sociales y ambientales

que dicho desarrollo entraña.

Otro aspecto preocupante de este proceso es la amplia difusión de la idea y el miedo de

que no se puede hacer nada al respecto, que estas desigualdades son el resultado inevitable

de un sistema que no se puede cambiar. Y hay una gran cantidad de evidencia que sugiere

que éste es el caso, que la desigualdad social y el desarrollo desigual son intrínsecos al

capitalismo, que el sistema está estructurado con el fin de reproducir y mantener la

“estructura de la desigualdad social”, que la búsqueda de una solución a este problema—el

“predicamento de la desigualdad” como la describió la DAES—dentro el sistema capitalista

es fútil, que una solución al problema requiere abandonar el sistema—transformación

revolucionaria en lugar de reforma institucional y que al evolucionar el sistema mismo genera

conflicto de clase y genera fuerzas de resistencia, una lucha de clases contra el accionar del

sistema capitalista mundial sobre las clases trabajadoras y pueblos a lo largo y ancho del

planeta.

37
Conclusión

A pesar de los resultados inciertos de una prolongada lucha de clases, hemos llegado a las

siguientes conclusiones en nuestro análisis de las dinámicas migratorias del desarrollo

capitalista mundial. Primero, las causas de la migración interna e internacional deben

buscarse y pueden ser encontradas en las operaciones del sistema capitalista. Segundo, el

proceso de desarrollo capitalista en el sector agrícola constituye la fuerza motriz que subyace

en abandono de los pequeños productores agrícolas y granjeros campesinos de sus granjas y

comunidades rurales. Este proceso de despojo puede ser rastreado en diversos contextos

durante el siglo veinte y los primeros quince años del siglo veintiuno. Por esta vía, los

productores agrícolas directos y los granjeros campesinos tienden a ser proletarizados en

varios grados y de diversas formas, convirtiendo a muchos de ellos en integrantes del ejército

laboral de reserva para el capital y generando con ello una prolongada lucha de clase por la

reapropiación de la tierra y por una reforma agraria. Tercero, una característica importante

de la migración posterior a la segunda guerra mundial, en particular durante las últimas tres

y media décadas, ha sido el enorme y forzado desplazamiento de personas desde los llamados

países “atrasados económicamente” en lo que entonces era el “tercer mundo” en la periferia

del capitalismo mundial. Aunque la pobreza, guerra y persecución son los factores que se

citan más a menudo como factores de motivación en este proceso, la fuerza motriz detrás de

esta migración masiva de los países pobres a los ricos, particularmente en la era neoliberal

de desarrollo capitalista y de globalización, es la extremadamente desigual distribución de la

riqueza a través del mundo. Mientras esto sea así—y dado que en ello está implicada la

contradicción central del capitalismo, resulta difícil visualizar una salida dentro del

sistema—, el movimiento de personas a través de límites internacionales y fronteras no puede

38
ser detenido, al igual que el movimiento de personas al interior de cada país, de las áreas

deprimidas a las zonas económicamente favorecidas.

En este libro estamos particularmente interesados y preocupados por las implicaciones

de las dinámicas del trabajo migrante en la era neoliberal del desarrollo capitalista. Estas

dinámicas tienen una dimensión objetiva y otra subjetiva, la primera de está enraizada en la

estructura del sistema capitalista y las fuerzas generadas por esta estructura, las cuales afectan

a individuos y países, según su ubicación dentro del sistema capitalista. Desde esta

perspectiva, en relación con lo que denominamos la economía política de la migración, la

motivación y la decisión de migrar de los individuos o familias está condicionada por

circunstancias sobre las cuales tienen poco o ningún control y que, por tanto, restringen su

capacidad de elección, dando forma―sino es que determinando―sus acciones. Desde esta

perspectiva, la migración, particularmente la laboral, puede conceptualizarse como

migración forzada.

Sin embargo, también hay una dimensión subjetiva en torno al proceso migratorio, que

tiene que ver con las opciones que tienen los individuos. Esto se relaciona, en parte, con lo

que ha sido descrito como la circulación de braipower, o movilidad de trabajo altamente

calificado o especializado basada en la acumulación de “capital humano” o conocimiento.

Ya que la movilidad de esta fuerza de trabajo tiende a ser en dirección sur-norte y los costos

y beneficios de su potencial productivo están distribuidos desigualmente en el sistema

capitalista mundial, es innegable que el patrón dominante en la movilidad del trabajo

altamente calificado sólo puede ser explicado en términos de las dinámicas sistémicas del

desarrollo capitalista. Aun así, no cabe duda de que el sujeto o agente de este brainpower

tiene una variedad de opciones y márgenes de libertad que le son negadas al resto de la clase

trabajadora, cuyas decisiones de migrar tienden a ser esencialmente forzadas.

39
Capítulo 2

Dinámicas migratorias del cambio agrario

A pesar de los diversos y complejos problemas que han rodeado a la idea del desarrollo durante las

seis últimas décadas no hay duda de que fue diseñada y promovida como una forma de impulsar el

proceso de desarrollo capitalista—el desarrollo capitalista de las fuerzas de producción. En ese

contexto se puede comprender al “desarrollo” de dos formas, como una estrategia o proyecto y

como un proceso. En términos estratégicos se puede ver como la representación teórica de una

“idea” o “proyecto”—producir mejoras en la condición social de las personas en regiones del mundo

económicamente atrasadas, atraves de una combinación juiciosa de política prudente, cambios

sociales e institucionales que se necesiten para producir estas mejoras y lograr cooperación

internacional. En términos estructurales el desarrollo fue (y aún es) visto como un proceso a largo

plazo de cambio social y reforma institucional: transformar una sociedad agraria tradicional

precapitalista en una sociedad y sistema económico capitalistas e industriales modernos (un

proceso de desarrollo capitalista, industrialización y modernización).

Desarrollo como un proceso—evolución de un sistema

En términos estructurales, el proceso de desarrollo de cambio a largo plazo en la evolución de las

grandes sociedades ha sido conceptualizado y periodizado en términos de tres meta teorías

alternativas, cada una con su propia narrativa histórica. Una de estas meta teorías/narrativas se

refiere a la transformación de una economía basada en la agricultura y una sociedad agraria a un

sistema industrial moderno a través de un proceso de industrialización. En el proceso de esta

transformación se puede situar a los países en tres categorías de desarrollo evolucionario:

preindustrial, en proceso industrialización e industrializado. En esta categorización se asume que el

40
progreso o las mejoras en la condición humana o social logradas por una sociedad se pueden medir

en términos de “crecimiento económico” o la tasa de crecimiento anual en la producción total de

bienes y servicios de un país (el PIB), y que este progreso se equipara con un proceso revolucionario

de transformación productiva, es decir cambio en la estructura de producción económica.

Una segunda meta teoría de cambio social a largo plazo ve al proceso en términos de una

transformación en la estructura de los valores que sostienen la estructura institucional del sistema

social. En estos términos, la evolución del sistema, o la transformación de un sistema en otro, se ve

como la transición de un tipo de sistema social (orientado hacia valores tradicionales como el

comunalismo donde los individuos están subordinados a la comunidad de la que son una parte a

nivel de obligación mutua) a un sistema moderno en el que los individuos son libres de escoger y

“conseguir” su posición en lugar de que la “sociedad” les asigne una. En este proceso evolucionario

las sociedades se pueden caracterizar como tradicionales, en modernización o modernas.

La tercera meta teoría de cambio a largo plazo, que proporciona otro lente o ventana a través

de la cual el proceso de cambio progresivo a largo plazo es el de desarrollo capitalista (la

transformación de una sociedad y economía precapitalista a un sistema capitalista). En esta

concepción el cambio fundamental en la estructura la sociedad es el resultado de un proceso de

cambio social—la transformación de una sociedad de productores agrícolas a pequeña escala

(“campesinos” en el léxico de estudios agrarios) a un proletariado, una clase definida por su estatus

de estar desprovista de cualquier medio de producción y por esa razón obligada a intercambiar su

poder laboral por un salario mínimo.

Estas tres meta teorías de cambio social a largo plazo y desarrollo—industrialización,

modernización y proletarización—muy bien podrían concebirse como tres facetas o dimensiones

diferentes del mismo proceso—la transformación de una sociedad precapitalista tradicional y

agraria a un sistema industrial capitalista moderno, un proceso que ha tomado varios siglos para

41
desenvolverse y aún se desenvuelve en diferentes partes del sur global. Según esta teoría, en el

norte global el proceso ha sido virtualmente completado o fue completado en algún momento de

los 80, si no es que antes, llevando a la formación o construcción de una sociedad posmoderna,

posindustrial y poscapitalista. Se argumenta que en su mayor parte las sociedades en el sur global

son subdesarrolladas o no desarrolladas, necesitando “asistencia” para hacer o completar la

transición hacia una economía y sociedad modernas.

Sin embargo, hay otros académicos que ven al proceso de transformación productiva y social

no como un continuo (contínuum) o en términos evolucionarios lineales, sino como entrecortado y

dependiente de la posición de un país en una división internacional del trabajo o la estructura de las

relaciones internacionales en la economía global. Desde esta perspectiva de teoría de

modernización el nivel de desarrollo económico logrado por un país, y su tasa de crecimiento

económico, dependen de la habilidad del país para vencer obstáculos como una orientación hacia

valores tradicionales, la ausencia o debilidad de un marco institucional apropiado, o la ausencia de

individuos con una inclinación empresarial y acceso a capital y tecnología moderna. Los economistas

detrás del Informe Mundial De Desarrollo de 2008, el cual se enfoca en el rol de la agricultura en el

proceso de desarrollo económico toman este punto de vista, al igual que los economistas agrarios

que han argumentado (y continúan argumentando) el deceso inevitable de un pequeño

“campesino” o familia granjera dueños de tierras—el “campesinado” en el contexto de un país

subdesarrollado—como un agente y agencia de producción económica.

La cuestión agraria: ¿adiós al campesinado?

Las fuerzas de cambio—principalmente industrialización, modernización y proletarización—que

operaron en las sociedades subdesarrolladas en los 60 y 70, por varias razones y diversas

perspectivas teóricas produjeron la transformación parcial de una sociedad de pequeños

42
productores agrícolas dueños de tierras o granjeros campesinos a una clase trabajadora. Este

proceso fue teorizado de varias formas. Los académicos marxistas reconstruyeron teóricamente el

desarrollo capitalista como un proceso inicial de “acumulación primitiva” (la separación del

productor directo de la tierra y los medios de producción) seguido por un proceso de

“proletarización” (la conversión de la resultante población sobrante en una clase trabajadora). Sin

embargo los académicos no marxistas, trabajando con una teoría alternativa de modernización

capitalista, analizaron las mismas dinámicas usando un discurso y un lente diferente pero no en una

forma totalmente distinta, mencionando un proceso que podría llevar a la desaparición del

campesinado como un agente económico y por tanto como una categoría de análisis.

En los 70 esta visión de cambio estructural, compartida por académicos marxistas y no

marxistas, dio paso a un acalorado debate entre “ proletarianistas ”, adherentes a la teoría de Marx

sobre la transformación de los productores agrícolas directos en una clase trabajadora, y los

“campesinistas” o populistas que argumentaban que las fuerzas de desarrollo capitalista y cambio

social no eran inmutables, y que la elasticidad y resistencia de los campesinos podrían desactivar o

descarrilar estas fuerzas, permitiendo la sobrevivencia del campesinado y la sostenibilidad de sus

medios de vida rurales.11

Después de una pausa de algunos años—una década y media de reformas neoliberales— este

debate se renovó en un estudio de la “nueva ruralidad” (las condiciones en la sociedad rural en una

era de globalización) al igual que las fuerzas dinámicas de resistencia contra la agenda neoliberal

organizadas por los trabajadores sin tierra, las comunidades indígenas y campesinas o pequeñas

organizaciones productivas en los 90. Aunque esta ola de resistencia activa ha disminuido por

11
Sobre este debate ver Otero (1999) al igual que Bernstein (2012) y Van der Ploeg (2014), quien representa
posiciones opuestas en este debate: Marxismo y populismo económico.

43
muchas razones el debate continúa, con algunos argumentando la inevitable tendencia hacia la

desaparición del campesinado, otros argumentando lo contrario.12

Rutas de desarrollo fuera de la pobreza rural

Una formulación reciente de la noción de desarrollo como modernización y desarrollo capitalista,

como se mencionó antes, es proporcionada por los economistas en el Banco Mundial en su último

IMD 2008 centrado en “agricultura para el desarrollo” y diversas “rutas fuera de la pobreza (rural)”.

El desarrollo, según lo ven los economistas en el banco mundial, conlleva un prolongado pero

incesante proceso de cambio estructural que inevitablemente produce o crea posibles condiciones

para el crecimiento económico y desarrollo. Se trata de un proceso de transformación productiva y

social (modernización y desarrollo capitalista pero urbanización en vez de industrialización), que

facilita la salida de la pobreza a los pobres rurales.

En su estudio sobre pobreza rural en Latinoamérica, De Janvry y Sadoulet (2000)

observaron cuatro estrategias para salir de la pobreza: (i) una estrategia de salida, (ii) una

estrategia agrícola , (iii) una estrategia pluriactiva (una mezcla de agricultura y trabajo

asalariado) y (iv) una estrategia de asistencia para el desarrollo. Ellos concluyen que los

enfoques y programas que tienen una forma participativa buscan identificar las necesidades

de los pobres rurales para orientar mejor los programas de desarrollo que ayudan a los pobres

en su estrategia de elección (De Janvry, 2000: 408). Según el IMD-08, en el que De Janvry

fue el autor principal, hay tres rutas de desarrollo fundamentales fuera de la pobreza rural,

cada una involucrando un ajuste a las fuerzas de cambio que actuan sobre los pobres:

Agricultura, trabajo y migración.

12
Sobre este debate ver dos publicaciones anteriores en la seria ICAS—Bernstein (2012) y Van der Ploeg
(2013).

44
En cuanto a la agricultura resulta que proporciona una vía de movilidad o ruta fuera la pobreza

para muy pocos ya que requiere que los campesinos se conviertan en otra cosa—una

transformación importante del pequeño productor agrícola directo a un empresario capitalista,

preferiblemente ambos, para poder acceder a créditos, mercados y tecnología y poder movilizar los

recursos productivos disponibles. La fuerza motriz detrás de esta transformación social es el

desarrollo capitalista de la agricultura, lo que conlleva una concentración de tenencia de tierras y

una conversión tecnológica de la producción basada en un incremento significativo en la tasa de

inversión productiva (modernizando o actualizando la producción tecnológica). Las presiones sobre

la agricultura para incrementar la productividad del trabajo agrícola a través de la actualización o

modernización tecnológica (incrementando la intensidad de capital de la producción) son inmensas.

Está claro que la actividad agrícola bajo estas condiciones no es una opción para la gran mayoría

de campesinos quienes por consiguiente son instados, si no es que obligados, a abandonar la

agricultura y para muchos también el campo a fin de migrar en busca de mejores oportunidades de

progreso personal o actividades económicas más productivas. En esa situación hay esencialmente

dos rutas fuera de la pobreza (excluyendo la resistencia). Una de ellas es el trabajo—trabajar fuera

de la granja por salarios—una estrategia que por muchas razones un gran número de pobres rurales

ya están persiguiendo. Si las estadísticas sobre ingresos familiares rurales sirven de indicación más

del 50% de las cabezas de familia rurales obtienen más de la mitad de sus ingresos de actividades

no agrícolas, es decir trabajo asalariado fuera de la granja.

La otra ruta fuera de la pobreza es la migración, una por la que debido a muchas otras razones

han optado muchos de los pobres rurales migrando ya sea a los centros urbanos o ciudades del país

o más lejos en el extranjero. La teoría detrás de este desarrollo es que el campo constituye una

reserva masiva de trabajo sobrante, empujando fuera de las granjas a los pobres rurales, y que las

mayores oportunidades de trabajo remunerado en las ciudades podrían atraer y empujar al

45
desplazado proletariado rural hacia las ciudades, absorbiéndolos en la fuerza laboral de un núcleo

capitalista de industria urbana en expansión.

La teoría detrás de este desarrollo tomó varias formas pero fue construida como un modelo

desarrollado por Arthur Lewis (1954). Sin embargo, la investigación de las dinámicas de este proceso

migratorio rural-urbano sugiere que—y estudios posteriores han confirmado—el resultado de estas

fuerzas de cambio y desarrollo no confirmaron esta teoría. Primeramente, en los 80 el núcleo de la

industria capitalista no se expandió, generando así una enorme provisión de trabajo migrante de

sobra para la capacidad de absorción del mercado laboral urbano, llevando al crecimiento de un

incipiente sector informal de actividad económica no regulada o no estructurada— esencialmente

trabajar no por salarios en plantas industriales, fábricas y oficinas sino trabajando por su propia

cuenta en las calles. Se ha estimado (Klein y Tokman, 2000) que en los 80 y entrando los 90 al menos

el 80% de las nuevas oportunidades de empleo y trabajos creados en las crecientes economías

urbanas fueron generados en el sector informal, lo que en muchos países subdesarrollados en

Latinoamérica y Asia en los 90 constituyó cerca del 40% de la población urbana activa

económicamente. Como Mike Davis (2006) documentó en referencia a una teoría marxista de

trabajo sobrante este nuevo proletariado urbano está asociado con el crecimiento de un “planeta

de barrios bajos” al igual que áreas peri urbanas con una población sobrante con un pie en la

economía urbana y el otro en las comunidades rurales.

Otra manifestación de la suposición que el trabajo y la migración constituyen las rutas más

efectivas para salir de la pobreza rural es una creencia que está profundamente incrustada en la

teoría de modernización, la cual dominó el análisis y la práctica en los 50 y en los 70 y compartida

manifiestamente por los economistas del Banco Mundial incluso hoy en día (ver el Informe de

Desarrollo Mundial 2008 del Banco). Esta creencia es que:

1. la forma dominante de producción agrícola, el pequeño productor agrícola o granjero

46
campesino, está atrasada económicamente, es marginal e improductiva;

2. la economía campesina de producción localizada a pequeña escala es un lastre para el

desarrollo;

3. El capital invertido en la industria urbana tiene una rentabilidad mucho mayor, con mayores

efectos multiplicadores en la producción y el empleo, que una inversión similar en agricultura;

4. El desarrollo requiere, y está basado en, un proceso de modernización de transformación

estructural—de la agricultura a la industria y del campesinado a una clase trabajadora;

5. en este proceso la sociedad rural y la agricultura sirven al desarrollo como una reserva de

trabajo sobrante para los requerimientos del desarrollo capitalista y la modernización;

6. Las oportunidades agrícolas para los pobres rurales, la mayoría de los cuales están involucrados

en actividades económicas relativamente improductivas y carecen de tierras o casi no las

tienen, son escasas y restringidas ya que se ha llegado a los límites de la reforma agraria o

debido a los requerimientos de la modernización capitalista (producción a gran escala o

incrementada, tecnología intensiva en capital, insumos externos, acceso a mercados, etcétera);

7. Muchos de los pobres rurales que conservan algún acceso a la tierra son obligados a

encaminarse hacia el trabajo asalariado como una fuente de sustento e ingreso familiar; y

8. debido a la estructura económica y social de la producción agrícola simplemente hay

demasiadas personas en la sociedad rural persiguiendo muy pocas oportunidades para la

actividad económica productiva. Por tanto la agricultura proporciona pocas “oportunidades” al

pobre rural para cambiar y mejorar su situación—escapar de o aliviar su pobreza.

La combinación de estas ideas ha llevado a muchos economistas del desarrollo—incluyendo a

los autores del Informe Mundial de Desarrollo 2008 del banco mundial (a partir de ahora WDR-08)—

a ver al campesinado en general como un anacronismo, un esfuerzo fútil de defender una forma de

vida y una economía que es inherentemente inviable, atrincherando a los moradores rurales en una

47
trampa de pobreza. La mejor, sino precisamente la única ruta fuera de este dilema es abandonar la

agricultura y migrar en busca de oportunidades de empleo asalariado e inclusión en servicios

gubernamentales, también más accesibles en ciudades y centros urbanos.

Dinámicas nacionales e internacionales de la migración laboral

Según la teoría de Marx sobre la ley general del proceso de acumulación de capital, el proceso de

desarrollo capitalista y proletarización depende de la formación de un ejército de trabajo sobrante

estancado y flotante que es absorbido cuando, donde y según sea necesario para la expansión del

capital. Para los 80 este proceso había propulsado procesos de migración masiva del campo a las

ciudades y centros urbanos en la periferia del sistema. Sin embargo, dentro del marco institucional

y político del nuevo orden mundial las fuerzas de cambio que habían estado operando en una escala

regional y local, restringidas por la estructura social de la acumulación de capital, empezaron a

expandirse y operar mundialmente. Tomaría varias décadas de desarrollo capitalista bajo un

régimen neoliberal antes de que las dinámicas globales de estas fuerzas se reafirmaran como una

tendencia identificable pero al entrar al nuevo milenio, hacia el final de lo que Harvey (2005)

denominó como una historia breve del neoliberalismo, el resultado era claro: la formación de una

fuerza laboral global alimentada por los diversos reservorios regionales de trabajo sobrante. Aunque

la movilidad de este trabajo, relativa al movimiento del capital, está restringida y regulada por las

políticas migratorias de los estados al centro del sistema capitalista mundial, no hay duda de su rol

como una palanca de la acumulación de capital mundial.

Pero la naturaleza y características de este rol han estado sujetas a diferentes interpretaciones.

Desde la perspectiva de los economistas en el Banco Mundial, una perspectiva que es ampliamente

compartida por los académicos de desarrollo, esta migración tiene implicaciones de desarrollo

significativas. Para empezar, proporciona un medio de absorber el masivo trabajo sobrante

48
generado por el desarrollo capitalista de la agricultura. Es evidente (ver la discusión arriba) que los

centros urbanos en el país y otras partes en la región no tienen la capacidad de absorber gran parte

de este trabajo sobrante. También, la migración proporciona una ruta fuera de la pobreza en una

vía de movilidad social y desarrollo humano (la expansión de elección y más oportunidades de

autorrealización) para los trabajadores. Además, a través del mecanismo de las remesas la

construcción de una fuerza laboral transfronteriza y una red de comunidades migrantes

transnacionales, el trabajo migrante contribuye directa e indirectamente al desarrollo comunitario

local en el campo al igual que la acumulación de capital y riqueza en los centros urbanos (Ye, Wang,

Wu, He y Liu 2013). La contribución de la agricultura campesina a los ingresos del gobierno central

también es considerable. En base a datos proporcionados por el consejo Estatal de Inversión

Agrícola Ye (2014) calcula que los ingresos fiscales agrarios netos de 1978 a 1994 eran de 1,3 trillones

de yuans (basado en gastos fiscales en la agricultura de 377 mil millones de yuan). Sumándose a

esta contribución, que sin lugar a dudas ha continuado creciendo en años posteriores, está la

contribución incalculable hecha por más de cien millones de “trabajadores campesinos” flotando

entre las áreas rural y urbana de la sociedad china.

Sin embargo, investigadores asociados a la Red Internacional de Migración y Desarrollo

proporcionan una perspectiva bastante diferente sobre este proceso de migración. Como Delgado

Wise (2009) lo pone, la migración laboral a Estados Unidos y Europa en el contexto de globalización

neoliberal permite al “capital” al norte de una brecha global de desarrollo apropiarse de los recursos

humanos y poder laboral de los países y regiones al sur global sin tener que soportar los costos de

acumular estos recursos y reproducir este inmenso reservorio de fuerza laboral.

Hacia un nuevo paradigma: La búsqueda de otro (tipo de) desarrollo

49
En los 80 el pensamiento de desarrollo siguió el rumbo de dos líneas dentro el paradigma

dominante. En décadas anteriores la forma dominante de pensamiento sobre desarrollo y análisis

podría ser denominada “estructuralista” en una forma u otra—de Europa Oriental y latinoamericana

en general. Dentro del paradigma dominante se manifestó un enfoque estructuralista en la teoría

de que la estructura económica y social de las sociedades en las áreas atrasadas económicamente,

que llegarían a conocerse como el “tercer mundo” (hoy en día el “sur global”), inhibía el “desarrollo”

en una forma u otra y requeriría reformas institucionales y acciones planeadas por el estado para

activarse.

Dada la debilidad o ausencia en el desarrollo institucional del mercado y la falta de una clase

capitalista preparada para asumir la responsabilidad de la “función del capital”—inversiones,

capacidad empresarial y gestión de empresas—generalmente se asumía que el estado debería

intervenir y reemplazar al sector privado en este sentido. Al otro lado del debate sobre economía

de desarrollo se podían encontrar componentes de la teoría de que el problema no estaba en la

estructura económica de la sociedad tanto como la falta de apoyo institucional para el mercado,

que sí se deja operar libremente al final podría llevar a mejoras y cambio—y una distribución más

óptima de los recursos productivos de la sociedad. En los 60 esta línea liberal no estructuralista fue

mantenida casi completamente por Alfred Shultz, un miembro prominente del colectivo de

pensamiento neoliberal organizado por Von Hayek. Pero en los 80, en el contexto de lo que se pensó

eran las fallas del desarrollo guiado por el estado, la intervención gubernamental en la economía y

la interferencia con el mercado (a través de regulaciones y proteccionismo etcétera), la voz solitaria

de Schultz se unió a la de muchos otros, dando origen a lo que Toye (1987) y otros ven como una

contrarrevolución conservadora en el pensamiento y práctica del desarrollo—y un nuevo orden

mundial basado en la globalización neoliberal.

50
El giro hacia la globalización neoliberal—capitalismo de mercado libre—en los 80 fue una de

varias nuevas corrientes de pensamiento de desarrollo dentro la corriente principal. Otra corriente

podría denominarse “liberalismo social” (en lugar del “neoliberalismo”). Mientras el neoliberalismo

puede verse como otra formulación de la idea de progreso económico, la línea liberal social del

pensamiento de desarrollo implicaba una fusión de ideas de equidad (igualdad de oportunidades) y

libertad (expansión de la elección) dentro de un paradigma de necesidades básicas emergente (Sen,

1999; Haq, 1995; Steward, 2008).

Dentro del marco institucional y político de ese paradigma surgió la búsqueda de una forma

alternativa de desarrollo iniciada desde abajo y desde dentro en lugar de desde arriba y desde fuera.

Para el final de la década esta búsqueda de “otro desarrollo” había asumido la forma y escalada de

un movimiento mundial interesado en crear un “nuevo paradigma” en el pensamiento y práctica

del desarrollo (Chopra Kadekodi y Murty 1990; Steward, 1998). El pensamiento sobre desarrollo

dentro de este “nuevo paradigma” tomó diversas formas pero fue unificado por un acuerdo general

en principio, un consenso fundamental de que el desarrollo debería ser equitativo y socialmente

inclusivo, humano en escala y forma, sustentable en términos del medio ambiente y medios de vida,

participativo y que empodere a los pobres, capacitándolos para actuar por sí mismos, para ser los

agentes de su propio desarrollo (Cohen y Uphoff, 1977).

Con este consenso, y sobre este fundamento conceptual de ideas de igualdad y libertad, se

promovió la búsqueda de “otro desarrollo” en varias direcciones y la construcción de varios

modelos. Resultó que el modelo más consecuente fue construido por los economistas13 asociados

con el UNDP, que en 1990 inició una publicación anual de su Informe De Desarrollo Humano

dedicado a monitorear el progreso hecho por diferentes países hacia el “desarrollo humano”,

13
Incluyendo y en particular Fukuda-Parr, Sakiko, Kumar, Griffin, Knight, Sen, Haq y Steward.

51
diseñado para permitir a las personas “ darse cuenta de su potencial, incrementar sus opciones y

disfrutar… la libertad de llevar vidas que valoren” (UNDP, 2009).

Al igual que el informe mundial de desarrollo 2008 (discutido bajo), el IDH-09 se enfoca en la

migración como una importante ruta fuera de la pobreza rural atrincherada en la estructura

institucional económica y social de una sociedad en transición. Al igual que en el IDM-08 la vía más

importante de movilidad social y mecanismo para el desarrollo, para la expansión de las opciones

disponibles a los individuos y capacitarlos para tomar ventaja de estas oportunidades, identificada

en el IDH-09 es la educación.

La migración, tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales, se ha convertido en un tema

a cada vez más prominente en los debates domésticos e internacionales, y es el tema central del

informe de desarrollo humano 2009 (IDH-09). El punto de partida de este informe es que la

distribución mundial de capacidades es extraordinariamente desigual, y que esto es un impulsor

importante para el movimiento de personas, un gran incentivo para migrar. La migración puede

expandir las opciones de un individuo—en términos de ingresos, acceso a servicios y participación,

por ejemplo. Pero las oportunidades abiertas a las personas varían de aquellos que están mejor

dotados a aquellos con habilidades y recursos limitados. Estas desigualdades subyacentes están

enraizadas en la estructura institucional de la sociedad pero pueden ser intensificadas por

distorsiones políticas. Este es un tema importante del informe.

El IDH-09 investiga el proceso migratorio en el contexto de cambios demográficos y tendencias

en el crecimiento económico y la desigualdad social. También presenta un análisis más detallado y

variado de experiencias individuales, familiares y del pueblo, y explora los movimientos menos

visibles que por lo general realizan los grupos desfavorecidos cómo ser la migración a corto plazo

y estacional.

En el IDH-09 el Banco Mundial revisa una gran cantidad de evidencia sobre los impactos

52
positivos de la migración en el desarrollo humano a través de vías como ingresos familiares

mejorados y un mejor acceso a los servicios de educación y salud. Los autores del informe

argumentan con evidencias que la migración puede empoderar a grupos tradicionalmente

desfavorecidos, en particular las mujeres. Al mismo tiempo, el informe advierte, hay riesgos para el

desarrollo humano que se presentan donde y cuando la migración es una reacción a amenazas y la

negación de opciones, y donde las oportunidades de movimiento están restringidas.

El informe argumenta que en el contexto de estas restricciones las políticas nacionales y locales

pueden jugar un rol crítico al facilitar mejores resultados de desarrollo humano para aquellos que

escogen desplazarse a fin de mejorar sus circunstancias y para aquellos forzados a reubicarse debido

a conflicto, degradación ambiental o por otras razones. Por un lado, las restricciones del país

anfitrión pueden elevar los costos y riesgos de la migración. Del mismo modo, se pueden dar

resultados negativos a nivel de país donde los derechos cívicos básicos, como ser votar, educación

y salud les son negados a aquellos que se han desplazado a través de líneas provinciales para trabajar

y vivir. El IDH-09 muestra como un enfoque de desarrollo humano puede ser un medio para reparar

algunas de las cuestiones subyacentes que erosionan los beneficios potenciales de la movilidad y la

migración forzada.

La cuestión agraria

El desarrollo capitalista de las fuerzas de producción ha producido un proceso de cambio social,

transformando una sociedad agraria basada en una cultura comunal tradicional de solidaridad

social y relaciones de producción capitalista a un sistema industrial moderno formado alrededor de

la relación capital-trabajo, el intercambio de poder laboral por un salario.

Una característica importante de este proceso es la transformación de una pequeña familia o

granjeros campesinos a una clase laboral—un proletariado de trabajadores asalariados y un ejército

53
industrial de reserva de trabajo rural sobrante. Las transformaciones productivas y sociales

asociadas con el proceso de desarrollo capitalista han sido, y continúan siendo, alimentadas por la

migración de granjeros campesinos, separados de sus medios de producción en diferentes formas y

forzados a abandonar la agricultura y su forma tradicional de vida y sus medios de vida. Los teóricos

del desarrollo en la tradición de la teoría de modernización expresaron estas dinámicas en términos

de la noción de la existencia de un “suministro ilimitado de trabajo sobrante” en el sector agrícola

el cual podría ser movilizado y aprovechado en el interés del desarrollo económico. El objetivo y

propósito del “desarrollo”, el objetivo compartido por las organizaciones e individuos involucrados

en el proyecto de cooperación internacional, es aliviar la pobreza y ayudar a los “pobres rurales” a

tomar una de las rutas de desarrollo fuera de la pobreza rural (agricultura, trabajo y migración) y

capacitar a los pobres para entrar en el mercado laboral.

54
Capítulo 3

Capital Global, Trabajo migrante y la Nación Estado

Hay tres temas principales en este capítulo. Primero, como fue señalado por Robin Cohen en su

estudio de los nuevos ilotas (1987) hoy en día muchos trabajadores migrantes aún están atrapados en

formas de explotación laboral que marcaron el nacimiento del capitalismo global. Segundo, también

enfatizado por Cohen, la demanda de los empleadores por formas de trabajo barato y a menudo ilegal

no ha disminuido a pesar de la difusión de una utópica fundamentalista y algo dogmática creencia en

el capitalismo con fuerzas de mercado no reguladas—que bajo el capitalismo de mercado libre las

oportunidades económicas para la autosuperación están disponibles para todos. Ya sea que la

manufactura se exporte a áreas de salarios bajos o se importen migrantes para trabajar en sectores de

servicios metropolitanos, las distinciones entre trabajadores establecidos, extranjeros privilegiados y

trabajadores ilotas se ha mantenido y en algunos casos se ha profundizado (ver Cohen, capítulo 6).

Tercero, los políticos en los estados que importan migrantes han sido fervientes al tratar de vigilar o

militarizar sus fronteras en el nombre de la “seguridad nacional” como una estrategia no sólo para

evitar que los migrantes económicos inunden el mercado laboral y los migrantes legales se “disfracen”

como refugiados políticos para tomar ventaja de los programas de bienestar social y educación pública

gratuita, sino principalmente para “justificar” la violación permanente de los derechos humanos y

laborales de los migrantes, la disminución de costos laborales, y la imposición de políticas migratorias

impulsadas por las corporaciones. En la literatura esta estrategia ha sido denominada “gerencia

migratoria” (Delgado Wise, Márquez y Puentes, 2013). En el caso de los Estados Unidos, punto de

destino de millones de migrantes de México, Centro y Suramérica, el enfoque de gerencia migratoria

ha sido bastante exitoso en aventajar a los migrantes legales para obtener mayores ingresos y

55
ganancias fiscales para los empleadores y los gobiernos locales y federales. Más aún, como Geiger y

Pecoud argumentan “muchas medidas para detener la migración no autorizada o para prevenir que

los refugiados pidan asilo, por ejemplo, son presentadas como “necesarias” para pelear contra el

contrabando y tráfico humano… este enfoque de victimismo parece haber reemplazado cualquier

clase de compromisos vinculantes para proteger los derechos de los migrantes.” (Geiger y Pécoud,

2010: 13)

El mercado laboral capitalista: del trabajo esclavo no libre al trabajo asalariado libre

En teoría del capitalismo está basado en el trabajo libre— los trabajadores intercambiando

su fuerza laboral por un salario mínimo. ¿Pero un obrero asalariado puede ser descrito como

libre? Como Cohen (2006: 13) señala, el concepto mismo de “mano de obra”14 implica al

menos cierto grado de obligación. Citando a Womack señala que por alrededor de 2500 años

las culturas occidentales han distinguido entre “mano de obra” y “trabajo”. En cada idioma

europeo, Womack escribe: “Mano de obra significaba dolor, esfuerzo, angustia, penalidad,

presión, trabajo pesado, lucha, batallar, sufrimiento, pena, ansiedad, pobreza, soledad,

abandono, experiencias duras, adversidad, problemas. Trabajo significaba, hacer, construir,

proveer, causar, logro, conclusión, satisfacción” (en Cohen, 2006: 13).

Para entender la noción de trabajo libre—un obrero “libre” bajo el capitalismo—

necesitamos comenzar con la idea central de Marx, que expusimos en el Capítulo 2, que la

clase trabajadora se forma en un proceso de “acumulación primitiva”, que conlleva separar

al pequeño productor directo agrícola dueño de tierras o granjero campesino de la tierra por

tanto sus medios básicos de producción social. En este proceso de acumulación “primitiva”

“grandes cantidades de hombres son arrancados violenta y forzosamente de sus medios de

14
En la versión en Inglés se comparan los términos “labour” y “work” aquí reemplazados por “mano de
obra” y “trabajo”

56
subsistencia, y arrojados al mercado laboral como proletarios libres desprotegidos y sin

derechos” (Marx 1976: 876).

Para Marx la transformación social de granjeros campesinos en obreros asalariados

abarca dos elementos. Primero, los trabajadores simplemente ya no son un medio de

producción, como era el caso de un esclavo o siervo. Por tanto están libres de cualquier

derecho propietario ejercido sobre ellos. Segundo, desposeídos de sus propios medios de

producción y subsistencia (tierra, herramientas) y negados del acceso al uso consuetudinario

de nuevos espacios comunes, son libres en un sentido, pero obligados forzosamente a

intercambiar su única posesión que les queda, su trabajo, a cambio de un salario mínimo.

El trabajo libre entendido así es el resultado de un complicado proceso histórico, que

puede ser rastreado a los orígenes y evolución del capitalismo. En el siglo XVI tenemos la

formación de lo que algunos teóricos describen como los orígenes del “sistema capitalista

mundial”, aunque hablando estrictamente el sistema no fue capitalista en el sentido de que el

capital mercantil no dependía del trabajo asalariado libre.15 Más bien dependía de relaciones

de producción agrícola semifeudales (servidumbre) en los latifundios, y trabajo esclavo en

las minas y las plantaciones—importando millones de esclavos africanos para trabajar en las

plantaciones de azúcar de las Indias occidentales y en Brasil. Se pagan salarios a los

trabajadores en las minas pero bajo condiciones que bien podrían describirse como trabajo

esclavo, y estos mineros estaban oprimidos y en ninguna forma libres de contratar a su

trabajo. Ciertamente se acumulaba capital en este “sistema mundial de opresión colonial”,

15
Los teóricos "del sistema mundial" definen al capitalismo principalmente en términos del mercado, bajo
condiciones (capital mercantil, mercantilismo, colonialismo ropero) que pueden ser rastreadas al siglo XV. Por
otro lado, los marxistas toman la institución de la propiedad privada al igual que el mercado y el Estado como
pilares del sistema capitalista, pero toman como sine qua non del capitalismo a la institución social del trabajo
asalariado. Lo importante aquí son los orígenes del capitalismo, que en un caso se rastrea al siglo XV y en el
otro al siglo XIX—al encierro del populacho y la formación de una clase de trabajadores asalariados.

57
como Lenin lo vio en su estudio del Imperialismo, La Etapa Más Alta Del Capitalismo, pero
16
no en base a trabajo asalariado libre; Más bien fue por medio de la esclavitud y trabajo

asalariado no libre en la extracción de oro y plata, piratería y “comercio” autorizados por el

estado, y estrangulación financiera de la mayoría de la población del mundo por un puñado

de países avanzados.

Respecto a la migración laboral internacional y varias consideraciones importantes.

Primero, tal como el capital tiene que moverse de un lugar a otro, y de un país a otro, en

busca de ganancias, también lo hace el trabajo, superando varios obstáculos en muchos casos

a un gran costo personal, moverse para ganarse la vida y escapar de la indigencia y desempleo

en lugares donde el capitalismo no se ha desarrollado del todo o no está lo suficientemente

desarrollado o está en declive, hacia los centros de su expansión dada una tendencia hacia el

desarrollo desigual. Es decir, el capitalismo constituye un fuerte “factor de atracción” para

las personas con pocas o ninguna alternativa. Segundo, en muchos si no es que en todos los

casos el impulso o decisión de migrar es “forzado” en el sentido de que los migrantes a

menudo son despojados o sacados de la tierra, y por tanto separados de cualquier medio de

proveer un sustento para el migrante y su familia. Y, no hace falta decir que, la esclavitud es

completamente forzada. De hecho, la exportación e importación de trabajo en la forma de

trata de esclavos se entiende mejor como comercio en un bien negociable (esclavitud) a

diferencia de la migración, que implica una cierta cantidad de toma de decisiones y elección.

El nacimiento del capitalismo a mediados de los 1850s, en la forma de trabajo asalariado—

la formación de una clase trabajadora—y el sistema de fábrica, marcaron la lenta marcha

16
Hace mucho tiempo el capitalismo evolucionó “en un sistema mundial de opresión colonial y estrangulación
financiera de la mayoría de la población del mundo por un puñado de estados excepcionalmente ricos y
poderosos que saquean a todo el mundo…” (Lenin, Prefacio de las ediciones francesa y alemana de
Imperialismo, el más Alto Estado del Capitalismo).

58
fúnebre de la esclavitud, incluso en las economías de plantaciones donde fue reemplazada

gradualmente por el trabajo no abonado. (del Ingles “Indentured labour”)

Trabajo esclavo y capitalismo mercantil

La migración sistemática a gran escala es exclusiva del capitalismo. Las dinámicas del desarrollo

capitalista obligan a los trabajadores, a través de obligación física o económica, a moverse de una

parte de un país a otra, o de un país o continente a otro, precisando de ese modo de la migración

interna e internacional. En los primeros días del capitalismo, este movimiento tomó la forma de trata

de esclavos—el primer movimiento migratorio laboral forzado a gran escala en la historia. 30

millones de africanos fueron transportados como esclavos a través del Atlántico hacia el nuevo

mundo, de los cuales sólo 11 millones sobrevivieron el viaje. Jamaica y el resto de las Indias

occidentales británicas fueron convertidas en campos de trabajo coloniales en “un tráfico muy

beneficioso para la nación”, en las palabras de un secretario de Estado británico en 1774.

El trabajo esclavo y la trata de esclavos fueron factores cruciales en la evolución del

capitalismo—en la generación de grandes fortunas que podrían y fueron convertidas en fondos de

inversión productiva en las nuevas tecnologías de producción de la revolución industrial y el

abastecimiento de poder laboral hecho posible en Gran Bretaña mediante el encierro del populacho

en el campo. 17 El rol de Gran Bretaña en el transporte de esclavos africanos en una escala tan grande

entre los siglos XVI y XVII le dio una ventaja y, entre otras cosas, ayudó a dar un impulso a la

17
Por ejemplo, todos los miembros de la familia real y las grandes familias Liberales de Inglaterra hicieron
fortunas de este miserable tráfico de carne humana, fortunas que invirtieron en la construcción de canales y
minas de carbón. Aquellos que hicieron sus fortunas con el tráfico de esclavos incluyen a Sir Isaac Newton; el
famoso científico; Sir John Vanburgh, arquitecto, dramaturgo y fundador del King’s College, Cambridge; El
Conde de Halifax, fundador del Banco de Inglaterra; Francis Baring (1740-1810), fundador del Banco Baring;
y William Beckfort (1709-1770), Alcalde de Londres y el dueño de plantaciones más rico (Hardy, 2009). Una
lista contemporánea en los 1720s de accionistas del comercio de esclavos en la Compañía del Mar Sur nombra
a la mayoría de los 462 miembros de la Casa de los Comunes y a la mitad de los miembros de la Cámara de los
Lores (ibid).

59
revolución industrial. Aparte de reflejar la falta de humanidad de la clase británica gobernante, el

transporte de 30 millones de esclavos a través del Atlántico representa un intento exitoso de satisfacer

la colosal demanda de trabajo que marcó el inicio del capitalismo. la trata de esclavos y el uso de

trabajo esclavo en la economía de plantación del calibre británico también son factores críticos en la

evolución del capitalismo en Europa y los Estados Unidos, y ha sido descrito como el “desarrollo del

subdesarrollo” en la periferia de la economía mundial capitalista—el subdesarrollo de África, el

Caribe y Latinoamérica (Blackburn, 1998; Rodney, 1972; Williams, 1944). como Mark argumentó,

“la esclavitud encubierta de los trabajadores asalariados en Europa necesitaba, para su base, pura y

simple esclavitud en el nuevo mundo” (Moscú, 1954: 711).

La clase dominante capitalista en Europa usó su control del comercio internacional para

asegurarse que África se especialice en exportar esclavos cautivos por su trabajo y Latinoamérica

proporcione una fuente importante de lingotes y ganancias comerciales. Durante todos los 1600 y

1700, y gran parte de los 1800, los europeos continuaron obteniendo ganancias extraordinarias de la

extracción de recursos naturales y la súper explotación del trabajo esclavo en las plantaciones y el

trabajo indígena en las minas de oro y plata del nuevo mundo (Blackburn, 1998). Estas ganancias

pasaron a ser reinvertidas en Europa occidental en áreas como transporte, seguros, la formación de

compañías, agricultura capitalista, tecnología y la fabricación de maquinaria, incluyendo la invención

y producción de la máquina de vapor de James Watt.

La trata de esclavos africanos, según Cohen (2006), no sólo fue un factor importante en la

evolución del capitalismo en Europa sino que aceleró el desarrollo tecnológico de Europa. Por

ejemplo, señala que la evolución en la construcción naval europea de los 1500 a los 1800 fue una

consecuencia lógica de su monopolio sobre el comercio marítimo en ese periodo. Los desarrollos

tecnológicos (y la conversión tecnológica de la producción capitalista), como había establecido

Blackburn (1998), fueron financiados con dinero de la trata transatlántica de esclavos. Por ejemplo,

supuestamente James Watts expresó su eterna gratitud a los dueños de esclavos de las Indias

Occidentales quienes financiaron directamente su famoso motor de vapor (Cohen). Su dinero le

60
permitió tomar sus diseños del tablero de dibujo a las fábricas.

Trabajo no abonado en la transición al capitalismo industrial.

Instituciones sociales tan poderosas como esclavitud no colapsan de la noche a la mañana.

“la esclavitud fue abolida en las colonias británicas en 1834 pero sólo niños menores de seis

años fueron liberados inmediatamente; Los restantes ex esclavos fueron “puestos de

aprendices” con sus amos por cuatro a seis años. la esclavitud sobrevivió hasta 1863 en las

colonias holandesas y hasta 1865 en los Estados Unidos (Cohen, 2006: Capítulo 1). Una vez

más, las leyes de vagancia, el periodo de aprendiz, contratos y la obligación económica

continuaron atando a muchos ex esclavos a sus antiguas tareas. Sin embargo, como un medio

de organización laboral rentable y preferido el sistema claramente estaba de salida. Más aún,

los dueños de plantaciones de la época, quienes eran adictos y principales usuarios del trabajo

esclavo, lo sabían. Como Adam Smith argumentó en la riqueza de las naciones, “el trabajo

hecho por esclavos aunque sólo aparenta costar el mantenimiento de estos al final es el más

caro de todos” (citado en Tinker 1984: 77). Los hacendados tenían que mantener una fuerza

laboral durante todo el año en una industria estacional al mismo tiempo los esclavos tenían

que ser supervisados, vigilados, alojados, vestidos y alimentados. Asimismo, los

humanitarios británicos mantenían que el “trabajo libre” sería más eficiente que el trabajo

esclavo. Los hacendados estaban de acuerdo Uno, en isla Mauricio, en un relato

proporcionado por Cohen (2006: 40), “frotó sus manos en regocijo ante la llegada del primer

grupo de trabajadores no abonados hindúes en 1835. “Su costo”, se regodeo, “no es la mitad

del de un esclavo” (ibid). De ese modo el sistema de trabajo no abonado reemplazó

rápidamente a la esclavitud como el mecanismo clave de explotación en las economías de

plantación europeas.

61
El sistema, que también fue usado para financiar el flujo de trabajo migrante europeo a

Norteamérica, no significaba trabajo libre. Los trabajadores no abonados eran “libres” sólo

en la medida en que no podían ser propiedad, comprados o vendidos. Los trabajadores

estaban altamente restringidos hasta la expiración de su contrato, la ruptura del cual se

enfrentaba con prosecución y menudo castigos severos (Northrup, 1995).

El trabajo no abonado fue una forma común de reclutamiento laboral internacional desde

1835, cuando la esclavitud empezó a reducirse progresivamente, hasta 1941, cuando, según

Potts (1990: 63-103), encontró la desaparición con la revocatoria de la Ordenanza Culí en las

colonias holandesas. Durante este periodo Potts (1990: 73) estima que entre 12 y 37 millones

de trabajadores fueron reclutados bajo este arreglo, en su mayoría para proporcionar mano

de obra a las colonias británicas y otras posesiones coloniales europeas. Según Cohen en la

india británica, una importante fuente de suministro de trabajo no abonado, el sistema llegó

efectivamente a su final en 1920, en parte como resultado de las objeciones nacionalistas

hindúes, pero también porque para entonces el suministro de mano de obra a las economías

de plantación era suficiente para cubrir la demanda.

Las economías de plantación establecidas en el Caribe y Brasil dentro el marco

institucional y político del capitalismo mercantil desplegaron en su mayoría trabajadores

esclavos, no abonados y bajo contrato desde África y Asia. Sin embargo, es importante

recordar la correctiva de Williams (1964: 7) de que el “trabajo no libre en el nuevo mundo

era café, blanco, negro y amarillo; Católico, protestante y pagano.” El mostró que

“redemptioners” (inmigrantes que trabajaban en EEUU como trabajadores no abonados para

pagar su pasaje a este país), convictos y sirvientes blancos de Irlanda, Bretaña, Portugal,

Madeira y otros lugares, fueron enviados a las Indias occidentales antes de que los

62
hacendados recurran a África, donde pequeñas comunidades descendientes de esos grupos

aún sobreviven hoy.

Sin embargo, la mayoría de los migrantes europeos no fueron a las colonias de

plantaciones sino a los Estados Unidos de América y a lo que a veces se describe como

“colonia de asentamientos” (Nueva Zelanda, Canadá, Australia, Rodesia y Sudáfrica en el

caso británico; Brasil, Mozambique y Angola en el caso portugués; Indonesia para los

holandeses; y Argelia y Túnez en el caso de los franceses).18

Muchos de estos migrantes, ansiosos por escapar de las condiciones duras y

superexplotación del trabajo asalariado “libre” en las fábricas que brotaron en el corazón del

capitalismo industrial británico y europeo, viajaron a la frontera agrícola en el “nuevo

mundo” en busca de tierra para trabajar por su propia cuenta en lugar de por salarios, ental

grado que por ejemplo capitalistas en ciernes y dueños de granjas en Canadá perdieron la

esperanza de encontrar fuerza laboral para sus granjas y fábricas. Sin embargo, muchos

inmigrantes europeos eran demasiado pobres para adquirir tierras o trabajar para sí mismos,

o estaban obligados a trabajar hasta que fueran capaces de pagar los costos de su viaje y

hacerse de oportunidades de trabajo asalariado “libre” proporcionadas por el mercado laboral

bajo el capitalismo.

Las últimas dos décadas del siglo XIX y las dos primeras del XX vieron uno de los

cambios demográficos más grandes basado en un flujo masivo de trabajadores migrantes en

la historia escrita hasta la fecha. La corriente más grande de éste flujo de trabajo migrante

18
La invención del motor de vapor y con ello las vías férreas y barcos de vapor, hizo de la migración
internacional a gran escala una propuesta realista. Consecuentemente, según Brown (1995), para 1840 70.000
personas emigraban cada año desde Gran Bretaña y para mediados de los 1850s este número se había
duplicado. La mayoría de estos emigrantes fueron a Canadá, Australia, Nueva Zelanda y EEUU. Como
resultado, para 1871 Gran Bretaña se convirtió en un exportador neto de personas y, con algunas excepciones
notables, continuó siéndolo durante cada década sucesiva hasta 1990 (Brown, 1995).

63
fue desde Europa hacia Estados Unidos y Canadá, alimentando el desarrollo capitalista de

las fuerzas de producción en la industria y agricultura, y generando en el proceso enormes

reservas de trabajo agrícola sobrante que fue absorbido lentamente pero con seguridad por

los mercados laborales en los “núcleos capitalistas en expansión” de las ciudades y centros

urbanos de crecimiento rápido.

Para el final de la Segunda Guerra Mundial el desarrollo capitalista de la agricultura

familiar o agricultura campesina había reemplazado a los sistemas coloniales de explotación

laboral en el “nuevo mundo” y muchas otras partes del mundo, resultando en la formación

de un gran proletariado de trabajadores rurales sin tierra, lo que a su vez generó una poderosa

lucha de tierras y un proceso de desarrollo de emigración rural, urbanización, modernización

e industrialización. Aunque que los teóricos y arquitectos de este proceso de desarrollo

presionaron por desarrollo rural y reforma agraria para disminuir este proceso de emigración

también instaron a los gobiernos para ayudar a capacitar a los migrantes rurales para que

entren en el mercado laboral urbano—proporcionar una fuente de mano de obra barata para

la industria capitalista.

El nuevo orden mundial de desarrollo capitalista, originado en los 80 bajo el amparo del

Consenso de Washington sobre las virtudes del capitalismo de mercado libre, facilitó la

penetración del capital y la transición hacia el capitalismo en el sector agrícola de las

economías y sociedades en Latinoamérica y otras partes en la periferia del sistema capitalista

mundial. Sin embargo, también llevó a la destrucción de las fuerzas de producción en la

agricultura y la industria, lo que alimentó un proceso acelerado de migración campo ciudad.

Dada la falta relativa de inversión productiva en la industria, y en los 90 el influjo de

capital en forma de inversión extranjera directa, la involución de los mercados laborales

urbanos y la consecuente ausencia de oportunidades económicas presentadas por la

64
comunidad de desarrollo a las grandes cantidades de trabajadores rurales sin tierra viajando

en masa a las ciudades, la migración internacional se vio como una nueva ruta de desarrollo

fuera de la pobreza rural.

En su publicación anual más importante, El Informe De Desarrollo, el Banco Mundial—

en especial en su informe de 2008 sobre el rol de la agricultura para el desarrollo—a lo largo

de los años siempre ha resaltado al trabajo y la migración como las principales rutas de

desarrollo fuera de la pobreza rural. El rol de los gobiernos, en la estrategia de desarrollo

trazada en estos informes, era tanto facilitar el desarrollo capitalista (o modernización) de la

agricultura como capacitar a los recientes migrantes rurales para entrar en el mercado laboral

y la más grande participación laboral.

Sin embargo, para mediados de los 90 era evidente que las teóricas oportunidades

económicas del mercado laboral no se habían materializado, llevando a los economistas del

Banco Mundial, junto con los de la CEPAL, a diseñar un nuevo modelo de desarrollo y

formular una estrategia que en teoría podría llevar al desarrollo inclusivo y el

empoderamiento de los pobres. los elementos clave de esta estrategia socio céntrica doble

(sobre esto ver Infante y Sunkel, 2009; y Banco Mundial, 2007) eran ayudar a los pobres

rurales a quedarse en sus comunidades rurales diversificando sus fuentes de ingreso familiar,

incluyendo, por parte de los gobiernos un programa de transferencia de efectivo condicional,

y por parte del pobre rural el uso de remesas migrantes tanto como apoyo en los ingresos

(aliviar la pobreza) como para inversión productiva en la comunidad. Hoy en día hay un

fuerte debate académico y político sobre este tema, pero sobre la posición del Banco Mundial

ver en particular Mendes (2014).

65
Migración y el mercado laboral capitalista (basado en un intercambio libre de poder

laboral por un pago o salario)

Por lo general los migrantes están motivados a dejar su patria y comunidades por la búsqueda de una

mejor vida y mejores oportunidades económicas en el extranjero. En ese sentido los economistas de

la migración escriben sobre diversos factores de “empuje” y “atracción” en lo que respecta a las

condiciones objetivas y subjetivas detrás de las decisiones para migrar de los individuos y familias.

Sin embargo, el flujo dominante de trabajadores migrantes contiene individuos y familias en busca

de mejor empleo y oportunidades de trabajo—buscar medios de vida e ingresos mejorados y más

seguros al vender su poder laboral en el mercado laboral. En otras palabras, son trabajadores

migrantes.

El flujo internacional y global de trabajadores migrantes hoy en día es voluminoso, a pesar de

las restricciones puestas por los países receptores—es decir los gobiernos de estos países. Se estima

que el flujo anual de migrantes—personas y familias en movimiento por diversas razones pero

principalmente pobreza, desplazamiento o persecución—hoy en día está en el orden de los millones

(las entradas de migrantes en Europa y los estados unidos juntos exceden los 5 millones al año) y que

(según el GCIM en 2006, y Stalker, 2008) los trabajadores migrantes constituyen al menos dos
19
terceras partes de éste flujo. La otra tercera parte está compuesta de familias e individuos que

escogen migrar, o son obligados, debido a razones ambientales o políticas; es decir son refugiados—

buscando escapar las consecuencias de un desastre natural o condiciones ambientales cambiantes para

la actividad económica, o condiciones políticas (persecución, guerra, etcétera) en su país de origen.

19
Sin embargo, para poner estos flujos de migración en perspectiva palidecen en comparación con las grandes
olas de migración originándose a partir de condiciones de capitalismo industrial en el siglo XIX—en lo que en
retrospectiva puede verse como la primera era de globalización, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la
Primera Guerra Mundial. En los 40 años llevando la Primera Guerra Mundial, la migración incrementó la fuerza
laboral del nuevo mundo en una tercera parte y redujo la fuerza laboral europea en un octavo. Pero si el
número total de migrantes hoy en día (232 millones) constituyen sólo el 3% de la población total, en el siglo
XIX representaban el 10% (Hardy, 2009).

66
En cuanto a los trabajadores migrantes, la cuestión más crítica respecto a dónde migrar es el

mercado laboral en el país escogido o receptor—es decir el grado de demanda del tipo de trabajo que

pueden ofrecer. De hecho, los investigadores han descubierto, y los migrantes saben muy bien, que

los gobiernos en los países receptores discriminan activamente formas de trabajo que no está en

demanda y que permiten o promueven activamente el flujo de trabajo migrante en alta demanda.

Sin embargo, el estado del mercado laboral de ningún modo es el único factor estructural detrás

de las decisiones de hacia dónde migrar. Por un lado, los migrantes no siempre están informados

sobre el mercado. Por otro lado, el patrón de flujos laborales migrantes existente sugiere que aparte

del mercado hay otros factores en juego. Por ejemplo, hay un fuerte patrón de una conexión entre lo

que se podría denominar imperialismo y colonialismo económicos. De ese modo centro y

sudamericanos, y mexicanos, migran predominantemente hacia Estados Unidos, y en mucho menor

grado a Canadá. Por supuesto, históricamente los Estados Unidos ha sido el poder económico

dominante en Latinoamérica. En cuanto los migrantes del norte de África y el África subsahariana

esos migran predominantemente a Europa, usualmente los países que estuvieron más activos en su

pasado colonial. Por supuesto, la continuidad o cercanía, y por tanto accesibilidad y costo, son

factores en cuestión aquí. Y otro factor parece ser los patrones de migración anteriores. Así pues los

migrantes tienden a rastrear movimientos previos a través de miembros de la familia o comunidad y

escogen migrar hacia áreas donde se ha formado una comunidad de tamaño considerable de migrantes

de su país.

De hecho, la investigación sugiere que la existencia de grupos migrantes anteriores es un factor

importante involucrado en las decisiones individuales o familiares no de migrar sino hacia dónde

migrar. Es decir, las familias o individuos prefieren o escogen predominantemente migrar a áreas y

países y ciudades específicas con una comunidad considerable de trabajadores migrantes previos con

quienes pueden identificarse o relacionarse. Desde modo, los migrantes de Zacatecas, el estado

mexicano con el flujo más grande de trabajadores migrantes como porcentaje de la población del

Estado, en su mayoría migran a Chicago y Los Ángeles donde existen comunidades grandes y clubs

67
de migrantes formados por generaciones previas de trabajadores migrantes de Zacatecas, analizado

por Cypher y Delgado-Wise en 2006. De hecho se han establecido vuelos diarios directos a estas

ciudades desde Zacatecas para manejar el flujo transfronterizo constante entre familias migrantes de

origen Zacateca.

Los estudios de trabajo migrante comparados con los estudios de mercado laboral no muestran

un patrón consistente en cuanto al tipo de trabajo que es atraído en diferentes formas de entrada—o

incluso acelerado. El factor determinante parece ser la demanda laboral y el ajuste o respuesta de la

política gubernamental a los cambios en la demanda—no en términos de un enfoque de “labor

matching” sino como un intento de asegurar una provisión permanente de trabajo barato y flexible,

incluyendo una fuerza laboral irregular o indocumentada. Por tanto, la demanda por mano de obra

barata y flexible en el sector agrícola de la economía en los estados sureños de Estados Unidos ha

atraído un suministro inagotable de espaldas mojadas con una creciente presencia de población

indígena desplazada de sus comunidades de origen, incluyendo mujeres y niños, es decir jornaleros

agrícolas para cosechar frutas y vegetales, un trabajo agrícola barato y rompe espaldas por el cual no

hay un suministro doméstico adecuado y hay un suministro listo al otro lado de la frontera. Los

factores de demanda y suministro—o “empuje” y “atracción”—parecen estar en juego en la creación

de uno de los flujos más grandes de trabajo migrante estacional y permanente en el mundo—tanto

aprobado oficialmente como “ilegal”, irregular o indocumentado. El mismo patrón y condiciones se

encuentran en Europa, en el norte respecto al trabajo sur europeo y más recientemente desde Europa

del este al igual que el cercano oriente—Turquía, Irán, etcétera al igual que el continente africano.

Una vez más hay patrones familiares intergeneracionales y lazos coloniales que están en juego—por

ejemplo, los migrantes turcos prefieren Alemania, los de África del Norte Italia y España, ahora que

estas partes de Europa han avanzado en su nivel de crecimiento económico y desarrollo.

Sin embargo, la condición del mercado laboral—la demanda por formas específicas de trabajo—

claramente es un factor decisivo sino determinante, al menos en cuanto a la regulación de entrada, es

decir en respuesta a la demanda y reducción de costos laborales. De ese modo, los dos últimas décadas

68
han visto un cambio bien definido de una demanda por formas de trabajo agrícola, y trabajo en

construcción e industria, al igual que servicios en hoteles/restaurantes/hospitalidad y comida, hacia

formas de trabajo profesional y altamente educado relacionado con la creciente demanda en el norte

por servicios de software y trabajo intelectual altamente calificado y entrenado. De hecho, la

necesidad y creciente demanda por este tipo de trabajo ha crecido exponencialmente, hasta tal grado

que en 2001 el programa de desarrollo de las Naciones Unidas identificó un nuevo problema de

desarrollo importante: Una fuga de cerebros constituida por la pérdida que sufren las sociedades y

comunidades del sur global no sólo de sus miembros más productivos—un problema de larga

duración—sino de los más altamente entrenados y educados individuos en quienes se invirtió grandes

cantidades de los escasos recursos financieros, invertidos por los países emisores pero “apropiados”

gratuitamente por los países receptores en el norte, quienes desde hace mucho han sido los mayores

receptores de este tipo de trabajo altamente calificado (profesionales, científicos, técnicos y

empresarios). Los Estados Unidos y otras naciones ricas en años recientes han estado abriendo sus

puertas más y más a profesionales de países subdesarrollados el costo para los países de origen

consiste en tener que haber pagado por la producción y educación de esta fuerza laboral y capital

humano altamente capacitado y entonces perder acceso a este recurso humano productivo para el

desarrollo nacional.

Este patrón de fuga de cerebros sur a norte (ver la discusión abajo) es un problema creciente para

muchos países subdesarrollados. Lo que significa para muchos de estos países es el gasto e inversión

de recursos financieros escasos en educación y entrenamiento de profesionales que migran en grandes

cantidades, vaciando al país de sus recursos humanos mejor educados y más valiosos. En el caso de

india, por ejemplo, en el 2000 el UNDP documentó la migración a los Estados Unidos de 100,000

profesionales hindúes en la industria de la informática, un número que se espera aumente mientras el

gobierno de Estados Unidos aumenta el número de visas a profesionales altamente educados. EL

UNDP calcula que esta fuga de profesionales universitarios educados le cuesta a india de 15,000 a

20,000 dólares por profesional, es decir hasta 2000 millones al año sólo en esta industria. El costo

69
total de este tipo de migración para los países subdesarrollados en el sur es alarmante, lo suficiente

como para menoscabar seriamente el prospecto de desarrollo económico en casa.

Este problema es evidente en el cambio que ha ocurrido en el patrón y estructura interna del

trabajo migrante mexicano. Un creciente segmento de estos migrantes son universitarios y altamente

entrenados. De hecho, hoy en día los migrantes mexicanos en promedio están mejor educados que el

promedio nacional, un “recurso productivo” que está casi completamente perdido para México. Y al

contrario, los indicios apuntan a que los beneficios económicos derivados de los flujos de “trabajo”

más altamente calificado, educado y entrenado se acumulan casi completamente en los países

receptores como los Estados Unidos que no cargó con ninguno de los costos significativos de

reproducir este trabajo.

Más evidencia del problema de la fuga de cerebros viene de la iniciativa y esfuerzos comunes de

diversas agencias de la ONU, ONGs de desarrollo y firmas tecnológicas en 2002 para revertir la

devastadora perdida de profesionales universitarios en África. Entre los puestos en la mira por esta

iniciativa están científicos, médicos, ingenieros, profesores de universidades, economistas, técnicos

de información y otras personas altamente capacitadas escasas en el continente.

Las maquiladoras, trabajo migrante en la frontera Estados Unidos-México

Estados Unidos tiene los niveles más altos de inmigración en el mundo, absorbiendo hasta el 20% de

todos los migrantes indocumentados mundiales. Y México es la fuente más grande de trabajo

migrante de Estados Unidos, representando el 27% del flujo global de tales migrantes en 2004, y 28%

10 años después en 2014, según datos de la encuesta de población de los Estados Unidos. Además,

se estima que el flujo de trabajadores migrantes indocumentados o irregulares de México a Estados

Unidos es igual al flujo documentado o legal de tal trabajo. Estos flujos irregulares o indocumentados

de trabajadores migrantes ahora suman aproximadamente 6 millones de migrantes mexicanos

trabajando “ilegalmente” en los Estados Unidos, resultando en un debate político importante en los

Estados Unidos, con los republicanos rechazando firmemente se permita a los migrantes “ilegales”

70
quedarse y de ese modo adelantarse a la larga fila de trabajadores que buscan una entrada legal al

país. Al momento de escribir estas líneas (diciembre 2014), la administración de Obama usó su poder

para legalizar temporalmente el estatus de alrededor de 5 millones de estos migrantes ilegales a través

de un decreto ejecutivo. El resultado final de estas maniobras políticas entre los republicanos y

demócratas (los republicanos han prometido revertir estas medidas, pero deben tomar en cuenta la ira

de los hispanoamericanos y el potencial resultado electoral negativo).

Hay varias razones para semejantes flujos de trabajadores migrantes de México a Estados

Unidos. Una de ellas es el lamentable estado de la economía mexicana, que, se ha argumentado, en

parte puede atribuirse a las operaciones de capital estadounidense o EMNs(empresas multinacionales)

en el país, y en parte a NAFTA, el acuerdo de libre comercio acordado entre México, Canadá y los

Estados Unidos y en vigencia desde el 1 de enero de 1994. John Saxe-Fernández y Omar Núñez

(2001), dos economistas políticos mexicanos muy conocidos encontraron que las corporaciones y

bancos estadounidenses durante el curso de los 90, una década que vio un gran influjo de capital en

forma de IED en Latinoamérica, saquearon a México de sus recursos naturales y recursos financieros,

transfiriendo hasta 100 millones de dólares en forma de ganancias, pagos de intereses bancarios y

dividendos a inversores estadounidenses. Un efecto secundario de este proceso, asociado en México

con la implementación de los programas de ajuste estructural20 y NAFTA, que ha subordinado a

cientos de miles de indígenas pobres y otros pequeños y medianos productores a presiones

competitivas del “mercado mundial” (exportaciones estadounidenses subsidiadas por el estado), ha

sido una crisis de producción de proporciones enormes, forzando a un número incalculable de

mexicanos a abandonar sus comunidades y migrar a los Estados Unidos en busca de trabajo pagado.

Esto podría verse como una explicación para la exportación de trabajo mexicano. Del otro lado está

el mercado laboral en Estados Unidos, impulsado por déficits laborales y un apetito y demanda voraz

20
Los programas de ajuste estructural basados en la tríada comercial, desregulación y privatización han sido
un impulsor importante para la imposición de políticas de reestructuración neoliberal. Estos programas han
sido promovidos e impuestos por las instituciones hermanas del sistema Bretton Woods—el FMI, el Banco
Mundial y la Organización Mundial de Comercio.

71
trabajo barato. en este contexto, se estima que industrias completas en los Estados Unidos, al igual

que varias economías del Sur, colapsarían si no fuera por el suministro de trabajadores migrantes

mexicanos documentados e indocumentados, quienes, hasta hace poco, habían estado concentrados

en tres sectores: trabajo agrícola, generalmente estacional; Servicios, tanto en comida como en

bebidas/hospitalidad e industrias relacionadas en el subsector del servicio personal, como ser servicio

de camareras, jardinería, etcétera y el sector industrial, principalmente en actividades de la

construcción.

Este patrón en la exportación de mano de obra mexicana, que también puede encontrarse en otras

regiones de la economía mundial, fue contrarrestado en cierto grado en los 80 por la exportación de

capital estadounidense en forma de inversión productiva en la construcción de plantas de manufactura

empleando capital estadounidense y mano de obra mexicana: el sistema de maquiladoras.

Un impulso importante detrás la construcción del sistema de maquiladoras es proporcionar una

alternativa, o adición, a la importación de trabajo migrante mexicano barato, según Cypher y

Delgado-Wise (2011). En teoría este proceso también podría estar facilitado por NAFTA, una zona

franca norteamericana, un sistema de libre comercio multilateral entre México, Estados Unidos y

Canadá. Pero en la práctica NAFTA ha trabajado para expandir el comercio internacional [creando

una zona franca] y liberando el movimiento de capital estadounidense de los controles puestos sobre

el los gobiernos de México y Canadá. NAFTA también ha fortalecido el movimiento de las fábricas

estadounidenses para reubicar operaciones de ensamblaje en áreas y países cercanos a la fuente de

mano de obra barata, para tomar ventaja de estas fuentes de trabajo barato en su origen. Importar

trabajadores de manufactura conllevaría el pago de salarios cinco veces más altos. A nivel mundial

esto ha resultado en una “nueva división internacional del trabajo” y la creación de un sistema de

producción manufacturera integrado mundialmente. En países como México, también ha resultado

en la construcción de un extenso sistema de maquiladoras cerca de la frontera el cual emplea capital

y tecnología estadounidense y mano de obra mexicana, creando una plataforma de exportación de

72
manufacturas, y una zona de libre empresa con condiciones laborales y ambientales relajadas para las

operaciones del capital estadounidense.

En México esto significó una enorme expansión de las exportaciones en manufactura, ahora la

fuente más grande de ingresos por exportaciones, yendo a la cabeza del petróleo y las remesas, la

siguiente fuente más grande de ganancias por exportaciones. Entre 1991 y 2000 las exportaciones

crecieron en una tasa promedio anual de 16.3%, constituyéndose en el sector líder de la economía.

Las exportaciones de maquiladoras fueron las más dinámicas de todas, creciendo a una tasa promedio

anual de 19,6%. Las exportaciones de manufactura se elevaron de menos del 25% del total de

exportación en 1982 a 84% en 2014. Hoy en día México es el principal exportador de Latinoamérica

y está en el número 15 en la jerarquía de países exportadores (Statista, 2014). Y en 2014 las 6000 o

más empresas maquiladoras que estaban aglomeradas principalmente a lo largo de la frontera

Estados-Unidos México emplearon más de 2 millones de trabajadores que generaron 55% de las

exportaciones en manufactura de México, según los datos. las empresas maquiladoras también están

presentes, en un mucho menor grado de concentración en varios de los estados interiores; El 60% del

empleo está concentrado en la región fronteriza (Inegi, 2014).

El estado y la migración: manteniendo a raya a los trabajadores migrantes

Contrario a gran parte de la retórica sobre globalización y el debilitamiento del Estado frente al poder

hegemónico del capital monopólico, las naciones estado aún juegan un rol central y activo al

administrar los flujos de salida y entrada de trabajo a lo largo de sus fronteras. En el siglo XIX la

exportación de los trabajadores pobres rurales y urbanos de Europa fue facilitada por los gobiernos

que levantaron restricciones sobre la emigración, mientras que los cuerpos estatales, sindicatos,

sociedades filantrópicas y de colonización pusieron a disposición asistencia financiera (Hardy, 2009,

citando a Held, McGrew, Goldblatt y Perraton, 1999).

El surgimiento del Estado capitalista, cuya formación colindo con el surgimiento del capitalismo,

vio el establecimiento de fronteras y categorías de ciudadanía que marcaron a los inmigrantes como

73
un grupo separado. Antes del siglo XIX eran los pueblos y comunidades, no los gobiernos nacionales,

quienes determinaban si los extranjeros podían trabajar (Srikwerda y Guerin-Gonzales, 1993). Para

la Primera Guerra Mundial las naciones estado al centro del sistema capitalista mundial habían

asumido la responsabilidad de controlar y administrar el influjo de migrantes. Los pasaportes fueron

la expresión documental de esto y estuvieron acompañados de una enorme expansión de la burocracia

inmigratoria para vigilar el sistema.

Para los 20, Hardy (2009) señala, la mayoría de los gobiernos habían tomado pasos para controlar

el movimiento de las personas. en este sentido ella cita a Gubbay como sigue: “Entre ellos, los

estados… esculpen a las poblaciones del mundo, siendo cada persona en principio el sujeto de un

solo Estado, poseyendo el privilegio de ciudadanía y la libertad de movimiento dentro su territorio,

en particular para vender…poder laboral dentro del mercado laboral correspondiente” (en Strikwerda

y Gonzales, 1993).

Para el final de la Segunda Guerra Mundial la capacidad y el interés de los gobiernos en los

estados que crearon el sistema político de capitalismo mundial para controlar la inmigración y regular

el mercado laboral se había incrementado enormemente. Sin embargo, las tensiones entre diferentes

capitalistas con diferentes necesidades de mercado laboral, crearon dificultades para estos estados

mientras intentaban administrar los flujos migratorios, en particular en lo que respecta al mercado

laboral. Esto está bien ilustrado por los acalorados y aún activos debates políticos sobre la migración

mexicana a los Estados Unidos. En julio de 2007, 1404 piezas de legislación relacionada con la

inmigración habían sido introducidas por 50 estados (conferencia nacional de legislaturas estatales,

2007; Hardy, 2009). Sólo en 2007 habían 170 piezas de legislación, siendo más rigurosas con los

inmigrantes ilegales puestas en ejecución por 11,000 guardias fronterizos con equipo de vigilancia

sofisticado. Este cuerpo de leyes, diseñadas o relacionadas con los esfuerzos de regular el influjo

masivo de migrantes desde Centroamérica y México a través de la frontera Estados Unidos-México,

se ha incrementado exponencialmente desde 2007 en respuesta al influjo masivo de migrantes

buscando trabajo en los Estados Unidos. Se estima que en este periodo varios cientos de miles de

74
mexicanos fueron admitidos legalmente en los Estados Unidos, parcialmente en respuesta a las

demandas de los empleadores en los estados fronterizos y a lo largo del país para acceder a mano de

obra agrícola y abastecer el apetito voraz por trabajo barato—trabajadores dispuestos a trabajar por

salarios iguales o menores al régimen salarial mínimo—de las empresas privadas en el sector de

servicios.

También se estima que el influjo de trabajadores migrantes mexicanos irregulares o

indocumentados durante este período sobrepasó el flujo de trabajadores migrantes legales en el flujo

total desde principios de 1990. Pero los trabajadores inmigrantes mexicanos son esenciales para el

capitalismo estadounidense. El número de trabajadores migrantes mexicanos en los Estados Unidos

se ha más que duplicado desde 1985, creciendo de 2,9 millones a 5,9 millones en 2012 con un pico

de 6,9 millones en 2007, el año previo a la erupción de la crisis económica de Estados Unidos (Passel

y Cohn, 2014). En 1995 los trabajadores inmigrantes estaban concentrados en California y Texas,

pero hoy en día están mucho más dispersos a través de todo Estados Unidos (American Immigration

Law Foundation, 2002).

En la literatura sobre inmigración los requerimientos del mercado laboral no son más que una de una

multitud de cuestiones relacionadas a los esfuerzos de los gobiernos para controlar el flujo de

inmigrantes y trabajadores migrantes. Sin embargo, las medidas estatales para “manejar” la migración

han sido de una importancia ideológica y política enorme, pero rara vez han sido exitosas en detener

la migración efectivamente cuando fuerzas sociales, ambientales y económicas más grandes

continúan motivando el movimiento de personas (ver, por ejemplo, Alden, 2012 y Hanson, 2007).

Conclusión

Tanto el nuevo orden mundial como el modelo económico neoliberal están basados en una

ideología de capitalismo de mercado libre, llevando a una postura política de liberar las

75
“fuerzas de libertad económica” (el mercado, el sector privado, formas multinacionales de

empresa capitalista…) y el movimiento libre del capital y el comercio. 21


Sin embargo,

cuando se trata del trabajo, otro factor y fuerza importante de la producción global, la postura

política dominante es una de control y administración del flujo libre de trabajo en la economía

global. Y es la nación estado la que ha asumido el rol de vigilar y administrar el flujo de

trabajo migrante a través de las fronteras, con referencia no a ninguna doctrina económica

sino al interés nacional, en particular en lo que respecta al mercado laboral doméstico.

Las dinámicas de la política inmigratoria son muy complejas, dependientes de diversas

consideraciones y prioridades políticas y económicas. Pero a pesar de las cada vez más

grandes presiones en varios gobiernos al centro del sistema mundial, especialmente en

Europa, para imponer controles más estrictos sobre la inmigración desde el sur, grandes

cantidades de trabajadores están en movimiento, en muchos casos motivados por la

expectativa de mayores oportunidades económicas proporcionadas por el mercado laboral en

estos países. Por lo general los legisladores y políticos están divididos en los pros y contras

de esta inmigración pero en muchos casos están completamente conscientes de las ventajas

económicas que trae a la economía, lo suficientemente para sobrellevar el miedo de algunos

sectores en algunos países de que estos migrantes le quitarán trabajos a los nacionales, no se

ajustaran a su cultura y forma de vida, o traerán conflicto indeseado. Entre otras cosas, al

menos están levemente conscientes—en algunos casos extremadamente—de que la cada vez

mayor inmigración a menudo significa una expansión en lugar de una saturación de los

mercados laborales y trabajos y los ingresos se incrementan. Tanto los trabajadores

21
Vale la pena enfatizar que esta ideología enmascara el hecho de que en lugar de un "mercado libre" de lo
que en realidad se trata el sistema capitalista mundial es el gobierno de un puñado de EMN grandes junto con
los estados imperiales y las instituciones financieras bajo su gobernante, controlar la mayor parte del comercio
mundial.

76
inmigrantes no calificados como los altamente calificados hacen una contribución

significativa a las economías de las sociedades receptoras, al igual que a sus sociedades y

comunidades en casa—o al menos esta es la opinión en conjunto de todos los oficiales en la

comunidad de desarrollo internacional, incluyendo el Banco Mundial y varias agencias

operacionales en el sistema de las Naciones Unidas. Estos oficiales, en su asesoría política a

los gobernantes involucrados en el proyecto de cooperación internacional, señalan a estudios

y muchos reportes que muestran que los trabajadores migrantes, incluidos los trabajadores

inmigrantes no calificados, juegan un rol vital en mejorar los estándares de vida en el mundo

desarrollado a través de sus utilidades remitidas. Estos reportes muestran que para muchos

países estas remesas ahora constituyen una fuente de ingreso familiar importante en muchas

comunidades rurales e ingresos con los cuales balancear la contabilidad nacional del país.

Estos informes proporcionados por las organizaciones internacionales que participan en

el proyecto de cooperación internacional apoyan el punto de vista de aquellos que

argumentan que los gobiernos tendrán que asegurar la libertad de las personas para ir y venir

como quieran y no dirigir su política inmigratoria a la escasez y requerimientos percibidos

del mercado laboral (Harris, 1995).

77
Capítulo 4

La economía política de la migración laboral internacional

Para entender completamente las dinámicas de la migración laboral es importante recordar que bajo el

capitalismo los medios de producción, incluyendo la fuerza laboral del trabajador que es intercambiada con el

capital por un salario mínimo, se convierten en mercancías, es decir bienes producidos para su venta en el

mercado. Pero el trabajo no es una mercancía como cualquier otra; tiene la capacidad de crear más

valor que si mismo (plusvalía), el cual es incautado por los propietarios de los medios de producción,

la clase capitalista, a través del salario, que funciona como un mecanismo oculto de explotación (la

extracción de plusvalía del productor directo). Según las apariencias el intercambio libre de poder

laboral por un salario es el intercambio de equivalentes, proporcionando a los capitalistas y

trabajadores una ganancia justa sobre sus respectivas contribuciones a la producción social. Sin

embargo, el hecho es que—el secreto íntimo del capitalismo—los trabajadores, a cambio del valor

que generan (es decir, el producto de su trabajo), reciben un pago que iguala no a la totalidad del valor

producido sino a los costos de reproducción del poder laboral de los trabajadores, como Marx lo puso,

“el valor de los elementos imprescindibles que se requieren para producir, desarrollar, mantener y

perpetuar el poder laboral” (Marx 1985: 18). Los capitalistas se adueñan de la diferencia, plusvalía,

como una fuente de ganancia privada, que se usa para acumular capital. Esta premisa fundamental

para el análisis del capitalismo es presentada por Marx en el primer volumen de Capital (1867), En

la primera sección del Capítulo 17 de Capital, Marx afirma que:

El valor del poder laboral está determinado por el valor de las necesidades básicas para la vida

que habitualmente requiere el trabajador promedio… Hay otros dos factores que participan en la

determinación del valor del poder laboral. Uno, los costos de desarrollo que varían con el modo

de producción; El otro, es la diversidad natural, la diferencia entre el poder laboral de los hombres

78
y mujeres, de los niños y adultos. El empleo de estas diferentes clases de poder laboral, que…se

hace necesario por el modo de producción hace una gran diferencia en el costo de mantener a la

familia del trabajador y en el valor del poder laboral (Marx 1867: 362).

La nueva división internacional del trabajo

La era neoliberal abrió una fase nueva en la historia del capitalismo contemporáneo basada en la

explotación de un aparentemente ilimitado suministro de trabajo barato generado en el desarrollo

capitalista de la agricultura y otros sectores de la economía sujetos a los impactos destructivos de la

reestructuración neoliberal (ver Capítulo 2 sobre las dinámicas de este proceso). En la inmediata era

de posguerra del viejo desarrollismo este suministro de trabajo rural, proporcionado por pequeños

granjeros campesinos que fueron sacados de la granja y tanto forzados como alentados a migrar a las

ciudades en busca de mayores oportunidades económicas, fue usado para alimentar un proceso de

industrialización, llevando a la formación del núcleo de las economías capitalistas modernas en los

centros urbanos. Los 70s, un tiempo en que el sistema capitalista mundial estaba en crisis, vieron a

muchas EMN mover sus operaciones de trabajo intensivo a los centros urbanos en los países

subdesarrollados del sur global para tomar ventaja de sus reservas de trabajo barato.

Esta estrategia, adoptada y usada ampliamente por ejecutivos corporativos quienes sólo estaban

preocupados por el balance final, fue facilitada por la imposición de programas de ajuste estructural

en muchos países del sur global, particularmente en Latinoamérica. Estos programas tuvieron un

impacto doble. Por un lado, significó el desmantelamiento del aparato económico local y por otro

lado la creación de condiciones estructurales que abrieron un camino para que las EMN muevan

algunas de sus operaciones a las regiones periféricas para de ese modo beneficiarse de sus abundantes

reservas de trabajo barato y flexible. En esta nueva configuración los gobiernos estaban forzados a

competir por capital y tecnología, y en particular, por los nuevos empleos que se esperaba estas

corporaciones proporcionarían. Para atraer capital en forma de inversión extranjera directa (IED)

estos gobiernos ofrecieron establecer zonas de empresa libre exentas de impuestos y en las cuales se

79
podrían establecer plantas de ensamblaje, importar productos procesados en computadora y partes de

repuesto para producir automóviles y equipos electrónicos y bienes de consumo para el mercado

mundial, usando las fuentes disponibles de trabajo barato (mano de obra en manufactura disponible

desde una séptima a una décima parte de los costos laborales en los Estados Unidos).

Al mismo tiempo mientras los inversionistas extranjeros y EMN eran invitados a algunos países

en la periferia del sistema capitalista mundial—en especial en Latinoamérica y el Caribe—varios

gobiernos en el sureste asiático (Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong) siguieron una

estrategia e implementaron una política iniciada por Japón que consistía en proporcionar apoyo

sustancial y promover la producción de manufacturas para el mercado mundial. La combinación de

esta política industrial (planeamiento estatal industrialización y promoción de exportaciones) con la

estrategia de las multinacionales de relocalizar sus operaciones productivas de trabajo intensivo más

cerca de las fuentes de trabajo barato en el extranjero, resultaron en lo que los economistas del

desarrollo denominaron un “milagro económico” (crecimiento rápido en la periferia del sistema

mundial) y una “nueva división internacional del trabajo” (NDIT), un resultado de las

transformaciones generadas en la economía mundial por el modelo neoliberal.

Una de las características de esta NDIT, en gran medida la consecuencia imprevista de la

búsqueda de las EMN por formas de bajar los costos laborales, fue el surgimiento de un bloque de

“países recientemente industrializados”(PRIs) en la economía mundial (Frobel, Heinrichs y Kreye,

1980). Muchos de estos PRIs se formaron en el sureste de Asia—el primer grupo o generación (Corea

del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong) seguidos por China, India y una segunda generación de

PRIs que eventualmente se materializaría como ANSA, un poderoso nuevo bloque económico y

comercial.

El resultado final de estas y otras fuerzas de cambio operando en la esfera de las relaciones

económicas internacionales fue la formación de una nueva economía mundial capitalista global

caracterizada por:

80
1. Un nuevo orden de globalización neoliberal: un grupo de reglas y arquitectura financiera

basadas en el Consenso de Washington en relación con las virtudes y principios declarados del

capitalismo de mercado libre—el flujo libre de capital inversión, bienes y servicios comerciables—

en una economía global dominada por el capital monopólico;22

2. Desarrollo disparejo de las fuerzas de producción, incluyendo el surgimiento de nuevos

centros nacionales de acumulación de capital, el surgimiento de China como un poder económico

(ahora la economía más grande del mundo, sobrepasando a los Estados Unidos hacia el final del

2014), y la persistencia de una división norte-sur en la riqueza de las naciones;

3. Formación de una NDIT resultante de las EMN moviendo sus operaciones intensivas en

trabajo hacia algunos países en la periferia para tomar ventaja de sus grandes reservas de trabajo

barato;

4. Dentro de esta NDIT las economías de algunos países en la periferia (particularmente China,

India y los países que componen la ANSA) han empezado a industrializarse, habiendo sido

convertidos en plataformas de exportación de manufacturas; otros, particularmente México, de hecho

se han convertido en exportadores ocultos de mano de obra y una parte significativa de la fuerza

laboral del país;23 Al mismo tiempo muchos países, en particular en Sudamérica y África, no son

parte de esta NDIT y continúan exportando materias primas y productos básicos a cambio de bienes

manufacturados en el centro del sistema capitalista mundial y en “países recientemente

industrializados” como China;

5. Formación de nuevas alianzas económicas y políticas, y bloques de comercio, incluyendo

ALBA, el Pacto Andino y Unasur en Sudamérica, CARICOM en el Caribe, NAFTA en Norteamérica

y ANSA. Una característica importante de esta nueva estructura es la formación de los BRICs una

22
Este orden mundial no incluía el movimiento de personas, o incluso de trabajo, un factor fundamental de la
producción global.
23
ya que el principal input local en las exportaciones industriales "tipo maquila" de México es la mano de obra,
lo que en realidad "exporta" el país es la mercancía más preciosa para la acumulación de capital: Su fuerza
laboral (Delgado & Marquez, 2007). Ver la discusión abajo.

81
asociación relajada pero potencialmente poderosa—en términos de mercado mundial—de poderes

económicos medianos y emergentes formada por Brasil, Rusia, India y China;

6. Surgimiento de un nuevo mercado laboral global alimentado por un proceso continuo de

transformación agraria en el sur global y como consecuencia de este proceso la expansión de un

ejército mundial de reserva de trabajo sobrante; y, de acuerdo con lo que Lenin había descrito como

una “característica especial del imperialismo” (el “estado más avanzado de capitalismo” a la fecha);

7. Un declive relativo en la emigración desde los países imperiales y el incremento en la

inmigración hacia estos países desde los países más atrasados donde se pagan salarios bajos,

reforzando una tendencia mundial hacia el debilitamiento del poder de negociación y las condiciones

de vida de los trabajadores.

Formación de un mercado laboral global

Marx escribió sobre la formación de un ejército industrial de reserva como un resultado inevitable del

proceso de desarrollo capitalista, que él teorizó en términos del funcionamiento de una “ley general

de acumulación de capital” como una parte necesaria de la organización capitalista del trabajo.24

Como lo vimos, la proletarización de los productores directos tiende a expandirse a un ritmo más

rápido de lo que el mercado laboral puede absorber, resultando en lo que los economistas de hoy

24
Aunque la idea del ejército laboral de reserva está estrechamente relacionada con Marx, ya estaba en
circulación en el movimiento laboral británico en los 1830s (Denning, Michael 2010, “Vida sin salario”, New
Left Review 66: 79–97). Frederick Engels, en su estudio clásico de la condición social de la clase trabajadora
inglesa escribió que "la manufactura inglesa debe tener, en todo momento excepto los breves periodos de
alta prosperidad, un ejército laboral de reserva desempleado, para producir grandes cantidades de bienes
requeridos por el mercado en los meses más activos" (Engels, 1962). La primera mención del ejército laboral
de reserva en el trabajo de Marx tuvo lugar en un manuscrito que escribió en 1847 pero no publicó: “Las
industrias grandes constantemente requieren un ejército de reserva de trabajadores desempleados para
épocas de sobreproducción. El propósito principal de la burguesía en relación con el trabajador es, por
supuesto, obtener la mercancía laboral tan barato como sea posible, lo que sólo es posible cuando el
suministro de esta mercancía es tan grande como se pueda en relación con la demanda por ella, es decir,
cuando la sobrepoblación es la más alta. Por lo tanto la sobrepoblación está en los intereses de la burguesía,
y da consejos a los trabajadores que sabe son imposibles de llevar a cabo. Ya que el capital sólo se incrementa
cuando emplea trabajadores, el incremento del capital involucra un incremento del proletariado, y, como
hemos visto, según la naturaleza de la relación del capital y el trabajo, el incremento del proletariado debe
proceder relativamente más rápido” (Marx, Salarios, Diciembre 1847).

82
describirían como “desempleo estructural”, una condición en la que el suministro de poder laboral

excede a su demanda.25 Dadas las constantes presiones sobre el capital por innovación tecnológica y

conversión del proceso laboral—reemplazar trabajo vivo con trabajo muerto o tecnología—se

construye una propensión hacia el sub o desempleo estructural dentro del sistema capitalista. De ese

modo, al pasar el tiempo una parte de la población trabajadora tenderá a convertirse en excedente para

los requerimientos de la acumulación de capital.

Paradójicamente mientras más grande sea la riqueza de la sociedad más grande es el ejército

industrial de reserva. Sin embargo, mientras Marx amplía sobre el argumento también se hace claro

que, dependiendo del estado de la economía en el contexto de una tendencia inherente hacia el

desarrollo desigual, el ejército laboral de reserva se expandirá o contraerá, alternativamente siendo

absorbido o expulsado de la fuerza de trabajo empleada. Por tanto Marx concluye: “La población

sobrante relativa es… el pivote sobre el cual trabaja la ley de demanda y provisión de trabajo”. La

disponibilidad de trabajo influye en el régimen salarial, y a más grande la fuerza laboral desempleada

más se hace reducir el régimen salarial; inversamente, si hay gran cantidad de empleos disponibles

y el desempleo es bajo, esto tiende a elevar el nivel promedio de los salarios.

De ese modo el mercado laboral abarca y emplea lo que Marx describió como “el ejército de

trabajo” y un “ejército de reserva” de trabajadores cuyo poder laboral era excedente para los

requerimientos del sistema. El ejército de trabajo consiste en aquellas personas de clase trabajadora

empleadas en empleos promedio o mejores—lo que la OIT hoy describe como “trabajo decente”.

Obviamente, no todos en la clase trabajadora obtienen uno de esos empleos. Hay otras cuatro

25
Antes de lo que Marx consideró el inicio de la era capitalista en la historia humana (siglo XVI), el desempleo
estructural masivo casi no existía a excepción del causado por desastres naturales y guerras. En las sociedades
antiguas, todas las personas que podían trabajar tenían que trabajar necesariamente, de otra forma morirían de
hambre; por definición un esclavo o sirviente no podría convertirse en “desempleado”. De hecho, la palabra
“desempleado” es un producto lingüístico de la era capitalista. Un nivel permanente de desempleo presupone
una población trabajadora que en gran medida es dependiente de un pago o salario para subsistir, sin tener otros
medios de vida, al igual que el derecho de las empresas para contratar y despedir empleados según las
condiciones comerciales o económicas.

83
situaciones y condiciones de trabajo en las que los miembros de la clase trabajadora pueden

encontrarse: La “piscina estancada”, la “reserva flotante”, la “reserva latente” y “empobrecimiento”

o pobreza, una condición en la cual los trabajadores ya no son capaces de cumplir con las necesidades

básicas de su familia. Esta condición se relaciona con los trabajadores que no son capaces de cumplir

incluso los requisitos mínimos para el mercado laboral (alfabetización básica, etcétera) o están

forzados a abandonarlo por completo debido a alguna discapacidad, enfermedad mental u otro

motivo. Marx caracterizó a estas personas, algunas de las cuales inevitablemente se encaminarían

hacia el crimen como un medio de subsistencia, como el “lumpenproletariado” (Duggan, 2013). En

la actual coyuntura de desarrollo capitalista mundial Mike Davis (2006) los denomina el “proletariado

marginado”.

En esta noción del mercado laboral, la parte estancada de la población sobrante relativa o ejército

de reserva está constituida por trabajadores marginalizados con “empleo extremadamente irregular”.

Los empleos de piscina estancada están caracterizados por una remuneración o paga por debajo del

promedio, condiciones laborales peligrosas, inseguridad laboral y exclusión social (Pochman, 2004;

Roldán, 2013). Aquellos atrapados en la piscina estancada tienen empleos, por tanto son incluidos en

las estadísticas de participación laboral como “empleados”. En cuanto al ejército de reserva flotante

se refiere a trabajadores que solían tener buenos empleos pero ahora carecen de trabajo, hoy en día

una situación descrita por los economistas laborales como “desempleo coyuntural”. Y la parte latente

del ejército de reserva está formada por ese segmento de la población que todavía no está totalmente

integrada en el proceso de producción capitalista. En la época de Marx, eso podría aplicarse a aquellos

que estaban buscando trabajo asalariado en la industria pero en cierto grado todavía dependían de la

agricultura de subsistencia. En el periodo y coyuntura contemporáneos de desarrollo capitalista, o

“tiempos modernos” en lenguaje común, se aplica predominantemente a las masas de personas

provenientes o migrando desde el “planeta de barrios pobres” en países subdesarrollados donde

sobreviven principalmente trabajando “por su propia cuenta” en el sector informal o por medios no

monetarios.

84
Sin lugar a dudas hoy en día este ejército de reserva global—desposeído incluso aislado de la

economía productiva—ha llegado a proporciones gigantescas. Estimulado por el desmantelamiento

de la Unión Soviética y la incorporación de China e India en la economía mundial capitalista y la

implementación de reformas estructurales (incluyendo privatización y la flexibilización del trabajo)

en el sur global, el suministro de trabajo disponible para el capital durante las dos últimas décadas se

ha más que duplicado de 1,5 a 3,3 mil millones, en lo que Richard Freeman llama la “gran

duplicación”. Aun así los desplazados a la fuerza y desposeídos no han sido absorbidos en el empleo

formal. La OIT reportó que al final del siglo una tercera parte de la población mundial

económicamente activa estaba desempleada—es decir, trabajo inactivo, un ejército de reserva global

de los desempleados, lo que Davis había denominado el “proletariado marginado” que se encuentra

en las mega ciudades del mundo.

De pax Británica a Pax Americana: La hegemonía del capital estadounidense y el comercio

internacional como un motor de crecimiento

Durante casi 15 años, desde el inicio de la gran depresión de 1930 hasta el final de la Segunda Guerra

Mundial el sistema capitalista mundial estaba en crisis, una situación que se reflejó en tasas de

crecimiento económico reducidas al centro del sistema, altos niveles de desempleo y una reducción

en tanto el nivel internacional de comercio como la migración internacional. Pero para el final de la

Segunda Guerra Mundial la situación había cambiado significativamente. El capitalismo de mercado

libre fue desacreditado y reemplazado con un sistema que combinaba elementos de tanto el

capitalismo como el socialismo—una “economía mixta” como se lo denominó. El sistema capitalista

en los Estados Unidos había cubierto su dinamismo económico y estaba estructurado bajo el amparo

del estado y los Estados Unidos emergió como un superpoder económico, disponiendo de casi la

mitad de la capacidad de producción industrial mundial y el 80% de las reservas mundiales de oro en

lingotes y una enorme reserva de capital de inversiones acumulada durante el curso de la guerra, la

cual sirvió como un inmenso motor de crecimiento económico para el capital estadounidense.

85
Dado su estatus como un superpoder capitalista Estados Unidos dio pasos inmediatos para

afirmar su poder económico y político y establecer su hegemonía sobre el sistema, convirtiéndose en

el líder del “mundo libre”—las fuerzas de libertad económica y política, que habían logrado una gran

victoria sobre el fascismo europeo. Los Estados Unidos movilizó su poder económico y político en

la construcción del nuevo orden mundial, un sistema diseñado para reactivar el proceso de

acumulación de capital en una escala global.

Mientras que el mercado doméstico había sido el motor principal de crecimiento económico—

una expansión económica alimentada por una elevación estable los salarios y la capacidad de poder

adquisitivo de los trabajadores y de la clase media—el objetivo de los legisladores estadounidenses y

los oficiales de un estado imperial emergente era reactivar un proceso de acumulación de capital (y

expandir la producción de Estados Unidos) por medio del comercio internacional, creando mercados

en el extranjero para el capital estadounidense en forma de EMN localizadas en Estados Unidos. Y

ciertamente, en la subsecuente “era dorada del capitalismo” (dos décadas de crecimiento económico

sostenido a lo largo del sistema), el crecimiento en el comercio internacional de Estados Unidos

excedió por un factor de dos al crecimiento del PIB, y las EMN localizadas en Estados Unidos

incrementaron su dominio del mercado mundial. Para el final de los 70 el capital estadounidense en

forma de empresas multinacionales logró una posición dominante, representando más del 40% de las

100 EMN más grandes operando en el sistema mundial.

Sin embargo, el dominio del capital estadounidense en el mercado mundial no se reflejaba

necesariamente en el balance de pagos de Estados Unidos. Mientras los Estados Unidos mantuvo un

balance positivo en su comercio con países al sur de la brecha global, en especial en cuanto a

Latinoamérica y el Caribe, para el final de los 70s Estados Unidos estaba atrapado en una importante

guerra por el mercado global con sus rivales más importantes—irónicamente, Alemania y Japón.

Resulta que el estado estadounidense estaba obligado forzosamente a usar el balance en su cuenta

comercial con los países en Latinoamérica y el Caribe para compensar un desequilibrio creciente en

su cuenta comercial con sus poderes capitalistas rivales.

86
La estructura del mercado laboral global

Un impulso importante para la construcción del nuevo orden mundial en los 80 fue la búsqueda de

una salida de una crisis sistemática de sobreproducción, una crisis que se reflejó en tasas de

crecimiento económico y crecimiento productivo estancadas o lentas, cada vez menores ganancias y

una alta y creciente tasa de desempleo en el mercado laboral. La suposición era que el nuevo orden

mundial crearía condiciones para un proceso de acumulación de capital renovado a escala global,

incluyendo la remoción de restricciones sobre el flujo libre de capital de inversiones y barreras para

el libre movimiento de bienes.

Una consecuencia de este proceso (remover las barreras al comercio libre y el libre movimiento

de capital por medio de la reforma estructural en la política nacional) fue la destrucción de las fuerzas

productivas tanto en la industria como la agricultura. Otra consecuencia, en parte una respuesta a este

resultado, fue una aceleración en el proceso de emigración de las áreas rurales y comunidades y la

extensión de este proceso por tierra (principalmente desde Centroamérica y México) y por mar en un

eje sur-norte de migración laboral internacional. De hecho, según el Banco Mundial (2011), 156

millones de los 214 millones de migrantes que había en 2010, el 72%, vienen desde la periferia del

sistema mundial en el sur global.

Este proceso de migración puede denominarse como la exportación directa de trabajo a fin de

diferenciarlo de la exportación de las plantas maquiladoras en México y otras partes Latinoamérica y

Asia, que se refiere a una forma indirecta o incorporea de exportación laboral que no requiere o

conlleva migración internacional. Esta caracterización trata de capturar la verdadera esencia de las

exportaciones de las maquiladoras, dada la abrumadora incorporación de recursos importados (entre

80 y 90%) y el hecho de que el trabajo es con mucho el recurso local principal (Delgado Wise y

Márquez, 2007; Delgado Wise y Cypher, 2007). En cuanto a la exportación directa de fuerza laboral,

a través de la migración laboral, implica una transferencia de los beneficios futuros previstos que

provienen de los costos de entrenamiento y reproducción social de los trabajadores emigrantes. Se ha

87
demostrado—con datos empíricos, basados en fuentes oficiales estadounidenses y mexicanas—que

estos costos no son compensados por la entrada de remesas, las cuales los economistas del Banco

Mundial argumentan constituyen una fuente potencial de desarrollo financiero (Delgado Wise,

Márquez y Rodríguez, 2009). En términos demográficos, la migración laboral resulta en la pérdida y

transferencia sur-norte de un recurso humano productivo fundamental para el desarrollo nacional—

lo que ha sido descrito como “dividendo demográfico”.

Esto es especialmente cierto para países en la periferia del sistema capitalista mundial que están

en una etapa avanzada de un movimiento demográfico de la población desde el campo a las ciudades

y centros, cuando las tasas de nacimientos en declive crean una enorme población en edad laboral

relativa a la edad pre laboral y ancianos jubilados. En un sentido profundo esta transferencia implica

la pérdida del recurso potencial más importante para la acumulación de capital en el país de origen:

su fuerza laboral. Aún más, la exportación de trabajo altamente capacitado agrava este problema al

reducir de forma importante la capacidad del país emisor para innovar en su propio beneficio y

conducir sus propios proyectos de desarrollo intensivos en tecnología.

Arbitraje laboral global dentro el proceso de reestructuración neoliberal

La noción de arbitraje laboral es un elemento clave para entender la configuración y el rol que juegan

los mercados laborales en el proceso de acumulación de capital a escala global. para entender esta

noción, es necesario trascender el nivel de abstracción en el cual Marx construye la noción del valor

del poder laboral en su obra Capital—“capital en general” (Moseley, 1995)—y recordar que los

salarios, o el costo de reproducir la fuerza laboral, tiene dos dimensiones: Una material y otra cultural,

y que estas son definidas histórica y nacionalmente, dependiendo del tipo de trabajo en cuestión.

En el texto, Valor, Precio y Ganancias, Marx escribe: “Aparte de este mero elemento físico el

valor del trabajo es determinado en cada país por un estándar de vida tradicional. No es meramente

la vida física, sino es la satisfacción de ciertos deseos que surgen de las condiciones sociales en las

que están ubicadas y erguidas las personas” (1865: 27).

88
En las diferencias de salarios entre países y dentro de ellos un elemento importante enfatizado

por Marx es la presión salarial ejercida por el ejército laboral de reserva. Otro punto resaltado por

Marx, el cual refuerza el reconocimiento de las diferencias salariales entre países es el siguiente:

“comparando los salarios estándar o valores del trabajo en diferentes países, y comparándolos en

diferentes épocas históricas del país, se encontrará que el valor del trabajo no es fijo sino variable,

incluso suponiendo que los valores de todas las otras mercancías permanezcan constantes” (1865:

28). Desde modo, los costos de subsistencia y reproducción varían en gran medida dependiendo de

condiciones históricas, culturales y nacionales, y por tanto los salarios también pueden variar

ampliamente entre países.

Lo que es importante enfatizar aquí es que a través de la larga historia del capitalismo, y en

particular con la llegada del imperialismo en la etapa avanzada del capitalismo, las asimetrías entre

países tienden a crecer y extenderse. Esta tendencia se exacerba, como se discute abajo, bajo el

neoliberalismo. A su vez el crecimiento explosivo en el ejército de reserva laboral global y su

distribución espacial desigual han generado y profundizado las enormes diferencias salariales entre

los países.

Aunque no tenemos un análisis estructural sistemático detallado de las tasas salariales

diferenciales y condiciones laborales en los países del mundo que constituyen este mercado la Tabla

4.1 proporciona un patrón ilustrativo de varios países. Apunta a un patrón de la dinámica de flujos

migratorios laborales internacionales, que reflejan tanto las diferencias nacionales en las tasas

salariales como las condiciones laborales, y el funcionamiento de las fuerzas de mercado, políticas

migratorias gubernamentales, y la geoeconomía del capital.26

26
En cuanto a la relación entre migración y la geoeconomía del capital (el patrón geográfico del flujo de capital)
Petras (2007) argumenta que los flujos globales de capital determinan la dirección de los flujos migratorios.
Esto implica que la acumulación de capital ocurre en los países receptores a través de estos flujos, gran parte
del cual es resultado de la explotación de "los países emisores". De ese modo, el capitalista acumula riqueza en
los países receptores y los inmigrantes siguen al dinero migrando a esos centros con altos niveles de
acumulación de capital. Por otro lado Canterbury argumenta que el caso es a la inversa—que los flujos internos
y globales de inmigración determinan la dirección y flujos de capital y que estos son una fuente importante de

89
Tabla 4.1 Diferenciales de costes laborales: salarios promedio para trabajadores en producción,
países seleccionados (2009) ($ por hora)

___________________________________________________________

Indonesia 0,70
China 1,27
India 1,68
Tailandia 2,78
Méjico 3,28
Corea del Sur 5,47
España 13,01
Francia 14,29
Reino Unido 20,1
Canadá 21,39
Japón 22,61
EEUU 25,34
Alemania 34,46
_________________________________________________________
Fuente: Boston Consulting Group.

Las reglas del NOM liberaron a las “fuerzas de libertad económica” de las restricciones regulatorias

del estado desarrollista de bienestar social. Esta libertad no sólo llevó a la penetración de capital en

el sur global, de inversores extranjeros a gran escala en busca de recursos naturales para exportación,

la compra de bienes públicos y acceder al mercado, sino también llevó a un proceso de

financiarización, que se refiere al ascenso del capital financiero sobre las otras formas de capital

(Bello 2005: 101).

acumulación de capital a partir de procesos migratorios del período actual de capitalismo neoliberal dominado
por el capital financiero.

90
Una consecuencia de esta financiarización es una mayor tendencia hacia la crisis, lo que se puede

atribuir a un crecimiento sin trabas del capital ficticio en base a codicia sin límites inversiones

especulativas—invertir en resultados posibles que no tienen nada que ver con la producción—como

ser variaciones en el valor de intercambio de diferentes divisas, o el posible precio de las mercancías

en los futuros y… productos derivados etcétera. Se estima que durante los 70s al menos el 75% de

las inversiones eran productivas en el sentido de que eran invertidas y llevaban a la expansión de la

producción. Pero para finales de los 90s, después de menos de dos décadas de producción

financiarizada, se estimaba que menos del 5% de las transacciones económicas en los mercados de

capital del mundo no tenían ningún tipo de conexión con la economía real.

Otro resultado de la financiarización27 ha sido la incrementa concentración de capital productivo

y la monopolización de las finanzas, producción, servicios y comercio, dejando que cada industria

global importante sea dominada por un pequeño número de EMN grandes. Al expandir sus

operaciones, los agentes del capitalismo corporativo crearon un proceso global de producción,

finanzas, distribución e inversiones que les ha permitido apoderarse de segmentos estratégicos y

rentables de las economías de la periferia y apropiarse de los excedentes económicos producidos a

enormes costos sociales y ambientales. Desde modo, mientras el trabajo en este mundo estaba sujeto

a una creciente competencia global, disciplina de mercado y medidas de austeridad en la política

pública, se enfrentó con un cada vez más concentrado capital respaldado por el estado, alterando

fundamentalmente el balance de poder de clase en favor del capital.

En la economía mundial el capital monopólico en forma de empresa multinacional más que

nunca se ha convertido en el jugador principal.28 A través de un proceso de megafusiones y alianzas

27
Aunque muchos marxistas vende esto de forma diferente, atribuyendo la tendencia empírica a largo plazo
hacia la concentración y centralización de capital a una ley fundamental de desarrollo capitalista, no como
resultado de la financiación.
28
A decir verdad hay un importante debate en curso en cuanto al alcance del poder económico ejercido por
esas corporaciones. Algunos ven a este poder, y la clase capitalista detrás de él, como hegemónico, habiendo
eclipsado al poder económico de la nación estado, que ha sido debilitado seriamente si no es que fatalmente
por los procesos de globalización. Aquellos que argumentan esto ven a las EMN como una agencia del “nuevo
imperialismo” (los medios por los cuales los países en la periferia sistema son dominados). Contrario a esta

91
estratégicas, esta fracción de capital global (versus los capitalistas que financian estas operaciones y

dirigen los mercados de capital) ha llegado a niveles de concentración sin paralelos: las 500 EMN

más grandes ahora disponen del 35 al 40% de los ingresos mundiales (Foster, McChesney y Jonna,

2011a). Sin embargo, aún más importante es el hecho de que en la era neoliberal el capital monopólico

ha experimentado un profundo proceso de reestructuración basado en la “ventaja comparativa”

proporcionada a algunos capitalistas por encima de otros a través de un proceso de “arbitraje laboral

mundial”.

Este proceso ha sido caracterizado por la construcción de Redes Globales de Capital Monopólico

(RGCM) caracterizadas por planes de externalización y subcontratación en una cadena de producción

que proporciona a las EMN oportunidades de obtener súper ganancias tanto de la explotación como

de la súper explotación del trabajo, que es abundante y barato—tomando ventaja de las diferencias

salariales en las regiones periféricas, es decir el proceso de arbitraje laboral global— y la extracción

(o pillaje) y exportación de recursos naturales sin procesar en forma de renta de la tierra (Márquez y

Delgado Wise, 2011a). Este giro hacia RGCM ha sido impresionante: “Las 100 corporaciones

globales más importantes han movido su producción de una forma más decisiva hacia sus afiliados

extranjeros [principalmente en el sur], que ahora dan cuenta de casi el 60% de sus activos y empleo

totales y más del 60% de sus ventas globales” (UNCTAD 2010). Esto constituye un “nuevo

“nomadismo” que ha surgido dentro del sistema de producción global, con decisiones de locación

determinadas en gran medida por donde es más barato del trabajo” (Foster, McChesney y Jonna

2011a: 18). Una característica importante de este proceso es que al menos el 40% del comercio global

está asociado a operaciones de externalización, incluyendo subcontratación y comercio intrafirma

(Andreff, 2009), y que incluye un estimado de 85 millones de trabajadores quienes son empleados

perspectiva de “sistemas mundiales” muchos marxistas continúan argumentando que el imperialismo implica
la proyección del poder estatal en apoyo del capital—identificando los intereses económicos del capital en
cada etapa de su desarrollo con el “interés nacional”. Sobre este debate ver Martin (2013).

92
directamente en plantas de ensamblaje y más de 3500 zonas francas establecidas en 130 países,

mayormente en el sur global (McKinsey, 2012).

Esta estrategia de reestructuración ha transformado la geografía de producción mundial al punto

que ahora la mayor parte del empleo industrial del mundo (más del 70%) está localizado en el sur

global (Foster, McChesney y Jonna, 2011b).

Sin embargo, el sistema de arbitraje laboral global no sólo implica una fuerza laboral industrial

de trabajadores y operativos de producción. Incluye un sistema para acceder a las fuentes de formas

de trabajo altamente calificado necesarias para la producción de bienes y servicios intensivos en

tecnología y conocimiento que requiere la nueva economía del conocimiento globalizada, y también

para investigación y desarrollo respecto a la necesidad de constante innovación de vanguardia. Las

presiones competitivas para la constante innovación tecnológica en la nueva economía globalizada

son intensas, al igual que la competencia por “poder cerebral”, llevando a una “fuga de cerebros” del

sur hacia el norte, una hemorragia de capital humano de tal proporción como para constituir uno de

los obstáculos más grandes que muchos países subdesarrollados enfrentan en su búsqueda por

desarrollo nacional.29

Para asegurarse acceso a las fuentes de capital manifestado en trabajo humano las corporaciones

han recurrido a varias tácticas y estrategias incluyendo la internacionalización de sus sistemas de

producción de conocimiento e innovación, y abriéndose a y compartiendo funciones corporativas

intensivas en conocimiento con una creciente red de socios externos, como ser proveedores, clientes,

subcontratistas, universidades, etcétera para crear “ecosistemas” de innovación (OCDE 2008). Otras

29
A pesar de la clara evidencia respecto al predominante flujo sur-norte de trabajo altamente calificado o “poder
cerebral”, y la enorme contribución de éste flujo de trabajadores migrantes al desarrollo económico en el norte
y el gran costo para los países en desarrollo en el sur, en las discusiones académicas y políticas sobre migración
cualificada el concepto de “fuga de cerebros” ha sido abandonado por los académicos de migración
convencionales, reemplazado por la noción de “circulación de cerebros (o talento)” (Meyer, 2011). Esto se ve
reflejado en la “oscilación del péndulo” en los estudios sobre migración señalada por DeHaas (2012) del
pesimismo de “fuga de cerebros” de los 70s al optimismo de la “ganancia de cerebros” de los 2000 (aunque
DeHass detecta un regreso del péndulo hacia una perspectiva más pesimista en años recientes).

93
estrategias incluyen la creación de ciudades científicas como ser Silicon Valley en Estados Unidos y

los nuevos “Silicon Valleys” establecidos en la periferia o regiones emergentes, principalmente en

Asia — donde se crearon sinergias colectivas para acelerar el proceso de innovación (Sturgeon, 2003).

Sin embargo, muchas EMN tienden a apegarse a los ya comprobados métodos “tradicionales”

para asegurar un monopolio sobre la innovación tecnológica y la producción de conocimiento al: (i)

apropiarse de los productos de las iniciativas científicas mediante la adquisición de patentes; (ii)

financiar la producción de nuevos conocimientos mediante socios en los sectores privado y público;

y (iii) reclutar trabajadores altamente calificados, particularmente en áreas de las ciencias y la

ingeniería, de universidades y centros de investigación en el sur global, a través de la migración

patrocinada, alianzas institucionales, externalización y subcontratación internacional (Batelle, 2012).

En este sentido, aunque algunos autores apuntan hacia una “nueva geografía de innovación” y

“maquiladoras científicas” en base a externalización, estudios patrocinados por la UNCTAD (ver

Patel, 2005) muestran que los gobiernos en el norte han implementado políticas inmigratorias

diseñadas para atraer trabajadores altamente calificados desde el sur global, con el resultado de una

“fuga de cerebros” en la que los países subdesarrollados están proporcionando una contribución

económica importante a los acaudalados países receptores en el centro del sistema sin tener que pagar

por los costos de producción de este trabajo, la mayor parte del cual es absorbido por los países

subdesarrollados que envían o pierden migrantes. Las implicaciones de desarrollo para tanto los

países receptores (desarrollados) como emisores (subdesarrollados) son inmensas.

Dinámicas de desarrollo de la fuga de cerebros sur-norte

Para echar un vistazo a las implicaciones de desarrollo de los esfuerzos conjuntos por parte de los

capitalistas y el estado en el norte global para monopolizar el poder cerebral de las sociedades en el

sur global se deben considerar los siguientes hechos, presentados por Fidel Castro en una de sus

famosas “reflexiones” (“La Fuga de Cerebros”), que fue publicada el 17 de julio de 2007. En las

reflexiones él informa sobre un despacho de prensa de Reuters (3 de mayo de 2006), titulado “La fuga

94
de cerebros africana priva de talento a África”. El despacho informa que “se estima que alrededor de

20,000 profesionales especializados dejan el continente cada año, privando a África de doctores,

enfermeras, maestros e ingenieros que necesita para romper un ciclo de pobreza y subdesarrollo”.

Citando un reporte del Banco Mundial, el despacho también informa que “bloqueada por el conflicto,

la pobreza, enfermedades letales y corrupción, gran parte de África no está en posición de competir

con los países más ricos que prometen salarios más altos, mejores condiciones de trabajo y estabilidad

política”.

En cuanto a éstos y otros informes sobre la “fuga de cerebros”, Fidel Castro observa que “la fuga

de cerebros asesta un golpe doble a las economías débiles, que no sólo pierden sus mejores recursos

humanos y el dinero invertido en su entrenamiento, sino que también tienen que pagar un estimado

de 5,6 mil millones de dólares al año para emplear expatriados”. Uno de estos informes, titulado

“migración internacional, remesas y la fuga de cerebros”, y hecho público por el Banco Mundial en

octubre de 2005, proporcionó los siguientes resultados: “En los últimos 40 años, más de 1.2 millones

de profesionales de Latinoamérica y el Caribe han emigrado a los Estados Unidos, Canadá y el Reino

Unido.” El informe añade que “un promedio de 70 científicos por día han emigrado de Latinoamérica

en los últimos 40 años.”

Este fenómeno de “fuga de cerebros” puede verse como un caso y ejemplo pragmáticos de lo

que se ha conceptualizado como el desarrollo del subdesarrollo, una estructura económica en la cual

los países atrasados económicamente o relativamente pobres en la periferia del sistema capitalista

mundial contribuyen a que el “desarrollo económico” de las sociedades en el centro mientras que

como resultado las sociedades en la periferia son empobrecidas y subdesarrolladas. Se pueden

encontrar varios ejemplos claros de esta situación en las islas del Caribe, que presentan la fuga de

cerebros más grande del mundo. Sucede que en algunas de estas islas ocho de cada diez graduados

universitarios han dejado sus países nativos, una fuga de cerebros de proporciones enormes con un

impacto devastador en las posibilidades y prospectos para desarrollo económico y social. Varios

países, particularmente naciones pequeñas en África, el Caribe y Centroamérica, como resultado de

95
la migración no sólo han perdido más del 30% de su población con educación superior sino que esta

pérdida representa nada menos que una hemorragia del stock de recursos humanos vitales de la

sociedad, una disminución del capital humano necesario para su desarrollo.

Un informe publicado por la OIT y revisado por Castro señala que el número de científicos e

ingenieros que abandonan sus países nativos y emigran a naciones industrializadas es alrededor de un

tercio del número de aquellos que se quedan en sus países nativos, lo que disminuye

significativamente las indispensables reservas de recursos humanos de estos países. El informe de la

OIT también sostiene que la migración de los estudiantes es un precursor de la fuga de cerebros. En

ese sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informó que al

principio del nuevo milenio, alrededor de 1.5 millones de estudiantes extranjeros siguieron estudios

superiores en estados miembros y que de estos más de la mitad eran de países no miembros de la

OCDE. De este total, casi medio millón estudió en Estados Unidos, un cuarto de millón en el Reino

Unido y casi 200.000 en Alemania. Entre 1960 y 1990, los Estados Unidos y Canadá recibieron a

más de 1 millón de profesionales inmigrantes y expertos de países subdesarrollados.

Estos datos y cifras, Castro señala, son significativos ya que no son más que “una reflexión pálida

de la tragedia más grande” impuesta sobre los países subdesarrollados por los acaudalados países

capitalistas avanzados en busca de sus intereses económicos. Y la promoción de la inmigración de

migrantes laborales altamente calificados desde los países subdesarrollados del sur global es un

elemento importante de la política pública en estos países capitalistas avanzados. Por ejemplo, el Acta

Americana de Competitividad en el Siglo XXI aprobada por el Congreso de Estados Unidos en el

2000 incrementó la asignación de visas de trabajo temporales (H-1B) de 65.000 a 115.000 en el año

fiscal 2000 y después a 195,000 para los años fiscales 2001 a 2003.

El objetivo de este incremento en el tope de visas—y medidas similares se promulgaron por el

Reino Unido, Alemania, Canadá y Australia — era propiciar la entrada a Estados Unidos de

inmigrantes altamente calificados quienes podrían ocupar posiciones en el sector de alta tecnología

de la floreciente economía del conocimiento. Aunque esta cifra fue reducida a 65,000 en el año fiscal

96
2005, el flujo de profesionales hacia este país se ha mantenido estable desde entonces.

El implacable pillaje del poder cerebral en los países del sur global, Castro concluye, tiene un

impacto significativo en los prospectos de desarrollo de los países en ambos lados de la brecha global,

contribuyendo sustancialmente al desarrollo económico del norte e inhibiendo este desarrollo en el

sur. En estos países la política migratoria y acciones tomadas por los gobiernos en el Norte tienen un

profundo impacto negativo, desmantelando y debilitando programas destinados a la acumulación de

capital humano, un recurso productivo vital el cual es necesario, como Castro argumenta, para que

estos países “se eleven desde las profundidades del subdesarrollo”. El avance del capitalismo en el

norte, él añade “no limitado a la transferencia el capital; también conlleva a la importación de materia

gris, lo que corta de raíz la naciente inteligencia y futuro de un país”.

Dinámicas contemporáneas del mercado internacional de trabajo migrante

Uno de los motores principales del desarrollo capitalista es el trabajo barato. El costo del trabajo,

reflejado en regímenes salariales variables aunque “estructurados” en diferentes países, puede verse

afectado por la intervención gubernamental y políticas impositivas pero en la economía global refleja

en un grado importante el impacto de una estrategia impulsada por las corporaciones con respecto al

suministro y demanda globales de trabajo. Así, a menudo los empleadores capitalistas están en una

posición para aprovechar al máximo el masivo exceso de trabajo en relación con la demanda, que se

refleja en los crecientes niveles de desempleo en el mundo. Pero dado el rol asignado al arbitraje

laboral global, la expansión del ejército laboral de reserva global ha ocurrido de forma más dramática

en el sur global, donde se encuentra el 73% de este “ejército de reserva” para el mercado laboral

global o fuerza laboral (OIT, 2008).

Los trabajadores migrantes son especialmente útiles como parte del ejército laboral de reserva

ya que ellos pueden ser expulsados fácilmente cuando ya no se los necesita. Y el uso de trabajadores

migrantes también permite al país receptor externalizar los costos de renovar la fuerza laboral. El

97
Estado usa trabajadores migrantes para llenar los espacios en el mercado laboral y crear presiones

para rebajar salarios pero no tuvo que pagar los costos de producción y reproducción de este trabajo.

El tamaño de este ejército laboral de reserva global está relacionado dialécticamente con la

prevalencia de salarios bajos, una tendencia a largo plazo hacia la reducción relativa en el valor del

poder laboral (el poder adquisitivo del salario) y una escasez crónica de empleo “decente” que

caracteriza al capitalismo contemporáneo. Bajo estas condiciones una superabundancia global de

trabajo ha resultado en una reducción gradual de la estructura salarial global y en un incremento

general en la inseguridad laboral y de empleo. Por ejemplo, según la OIT estima, el número de

trabajadores en condiciones de inseguridad laboral se elevó a 1,5 mil millones en 2010 — englobando

a más de la mitad de la fuerza laboral del mundo — con 360 millones recibiendo un salario menor a

los dos dólares por día, y casi la mitad de esos encontrándose en situaciones de pobreza extrema (OIT,

2011). Al mismo tiempo el número de desempleados tanto en el Norte como en el Sur continúa

incrementándose, llevando a conflicto de clases por las medidas de austeridad en el norte y cada vez

mayores presiones para emigrar en el sur.

Bajo el Consenso de Washington respecto a las virtudes del capitalismo de mercado libre

(“reforma estructural” neoliberal en la política pública) los mercados laborales se han reestructurado

y la clase trabajadora se ha reconfigurado en las siguientes formas:

1. La creación de un proletariado disperso y vulnerable disponible para las redes globales el

capital monopólico. Las cadenas globales de producción y valor que vinculan las unidades operativas

del sistema capitalista mundial—las EMN—con los productores directos y trabajadores que, en un

extremo de estas cadenas, crean o añaden valor al producto final, y a los consumidores al otro lado

de estas cadenas de valor, están ubicadas en los sectores estratégicos y más rentables de la

producción mundial — industria moderna, servicios financieros y tecnológicos mediados por

computadoras de alta gama/ricos en información, la producción de combustibles fósiles y

biocombustibles y la extracción de metales y minerales, y la agricultura.

98
La reestructuración neoliberal de los mercados laborales ha desmantelado la protección laboral

y ha impuesto una nueva cultura laboral basada en la competitividad, mientras crea un régimen de

inseguridad laboral caracterizado por la flexibilidad laboral y la permanente amenaza de despidos.

La externalización sobresale como una estrategia de gestión empresarial para reducir los costos

laborales. Otra es la contratación de trabajadores migrantes quienes son más fáciles de explotar ya

que a menudo están desesperados y dispuestos a trabajar bajo condiciones inseguras y mal pagadas.

Y a menudo no tienen experiencia con el trabajo organizado o sindicatos. Por tanto el nuevo

proletariado está forzado a someterse a altos niveles de explotación para poder acceder a una

fuente de ingresos. No hace falta añadir que estos trabajadores tienden a estar alienados de

cualquier sentido de pertenencia de clase y su lugar en la estructura social, desgarrando la tela y

debilitando los lazos sociales que sostienen y unen a la clase trabajadora.

Bajo estas condiciones los trabajadores migrantes son abandonados sin un referente humano

respecto a sus exportadores—sólo una entidad corporativa sin rostro, móvil y desterritorializada, que

cuando sea necesario puede mover su producción rápidamente a otras fábricas. Esta forma abstracta

o impersonal de capital socava el desarrollo de cualquier conciencia de clase respecto a la explotación

económica del proceso laboral, previniendo que los trabajadores construían las relaciones sociales

necesarias para la cooperación y solidaridad al enfrentarse a empleadores en la lucha de clase, y por

tanto desemponderándolos (Sassen, 1988,39). La lucha diaria por ganarse la vida consume toda su

energía.

2. La proletarización encubierta del altamente calificado trabajador científico y tecnológico.

Las grandes EMN han absorbido una reserva global de trabajo científico y tecnológico, gran parte

de él proviniendo del sur global, en un sistema de innovación que está protegido por leyes

internacionales de propiedad (patentes) y genera ganancias extraordinarias. De este modo los

difíciles de obtener frutos del progreso tecnológico son tomados directamente por el capital

monopólico.

99
Los científicos y tecnólogos constituyen un segmento privilegiado de la clase trabajadora y

normalmente no se ven a sí mismos como trabajadores, sino más bien como parte de la clase

gobernante global e incluso como promotores de la transformación social puesto que sus

innovaciones afectan todo desde patrones de producción a la vida diaria de las personas ordinarias.

Sin embargo, varios estudios sociológicos han mostrado que los trabajadores en esta fuerza laboral

de trabajo altamente calificado y capacitado han perdido gradualmente, directamente o

encubiertamente, su autonomía y control relativos sobre los medios de producción de conocimiento

y las herramientas de su trabajo (laboratorios, agendas de investigación, etc.). De este modo, el

poder laboral de una gran franja de “trabajadores” científicos y tecnológicos está sometida por las

grandes EMN bajo condiciones de “trabajo alienado” y la pérdida de “conciencia de clase” respecto

al proceso laboral capitalista. Bajo esas condiciones las EMN dirigen las agendas de investigación y

desarrollo y se apropian de los productos de la investigación, es decir adquieren derechos

propietarios sobre los productos de su trabajo intelectual.

3. La proletarización real o disfrazada del campesinado Un sistema global de agronegocios

dominado por las grandes EMN controla todas las etapas de los procesos productivos financieros y

comerciales, prácticamente sin dejar espacio para la producción agrícola a pequeña escala familiar

o campesina. Al igual que otros sectores económicos, los agronegocios emplean esquemas de

subcontratación que degradan la autonomía campesina y conllevan formas visibles y encubiertas de

proletarización con un alto grado de inseguridad. A través de un proceso de “acumulación por

desposeimiento” la economía campesina de producción a pequeña escala para los mercados

alimentarios locales es destruida y se expande la presencia de los agronegocios de producción a

gran escala para exportación, llevando a una pérdida de soberanía alimentaria y biodiversidad,

evitando que recursos públicos sean canalizados hacia el sector campesino, y “liberando” a la fuerza

100
laboral de la tierra para que pueda, a su vez, ser empleada en condiciones precarias e inseguras en

otros sectores — manufactura, comercio o servicios.

Para poder sobrevivir dentro el nuevo marco institucional de capitalismo neoliberal los

campesinos están forzados a: (i) convertirse en granjeros por contrato, proporcionando a las

corporaciones de agronegocios un suministro de productos agroalimentarios mientras se fuerza a

los pequeños granjeros campesinos y productores agrícolas a asumir los riesgos y costos directos de

la producción; (ii) trabajar para los agronegocios bajo una relación salarial en vez de un contrato por

productos, incluso en tierras que podrían haber poseído anteriormente; (iii) migrar a las ciudades

en busca de empleos precarios, muchos de ellos ofrecidos por las grandes EMN, y en áreas como las

zonas industriales de maquiladoras; (iv) buscar sobrevivir dentro las filas del lumpenproletariado,

tomando parte en actividades del mercado negro o criminales—y en algunos casos (especialmente

México y Centroamérica, pero también en Colombia y otros lugares en los andes) entrar en la

narcoeconomía; o (v) migrar al extranjero, en muchos casos para trabajar en condiciones sociales

vulnerables y con empleos mal pagados. Estos procesos de proletarización o subproletarización

abiertos o encubiertos han exacerbado aún más las dinámicas complejas de la semi proletarización

ya establecida antes de la arremetida neoliberal.

A pesar de la descomposición social del campesinado como una clase subalterna formada en

los intersticios de la relación capital-trabajo dominante, vale la pena señalar que algunos de los

movimientos anti globalización más visibles y consistentes vienen precisamente de las filas de los

grupos campesinos e indígenas (por ejemplo, Vía Campesina, el Ejército Zapatista de Liberación

Nacional en México, CONEI en Ecuador, y el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra en Brasil), lo que

sugiere que muchas organizaciones campesinas conservan el espacio social y geográfico necesario

para desarrollar ideologías contra hegemónicas y bases de resistencia (Petras y Veltmeyer, 2011).

101
4. Semi proletarización de los trabajadores migrantes. El capitalismo neoliberal ha

intensificado el funcionamiento de los mecanismos institucionales y políticos de la exclusión social

y el desposeimiento El resultado más evidente de esto es la creación de una población que no tiene

medios para ganarse la vida y cuyos medios de vida son precarios en el mejor de los casos. Esos

grupos sociales están forzados a migrar internamente o internacionalmente para poder acceder a

cualquier fuente de ingresos que permita la subsistencia familiar. La migración en este contexto está

lejos de ser un movimiento libre y voluntario; más bien, es un imperativo estructural. Un gran número

de sujetos sociales son forzados a moverse de sus lugares de origen: campesinos privados de tierra o

incapaces de ganarse la vida con ella; trabajadores desempleados o mal pagados; jóvenes sin

prospectos de empleo; profesionales sin acceso a la movilidad social; mujeres careciendo de acceso

al mercado laboral; trabajadores capacitados con pocas o ninguna oportunidad para trabajo e ingresos.

Aquellos que toman parte en la migración forzada son puestos en condiciones relativamente más

adversas que sus contrapartes nativos; Son convertidos en un proletariado, o subproletariado, que está

forzado a enfrentar condiciones de desempleo e inseguridad laboral, exclusión social, discriminación

salarial, una pérdida de derechos sociales y laborales, estatus de ciudadanía precario y

criminalización. Como una subclase de proletariado a menudo están sujetos a condiciones de

superexplotación y condiciones laborales que recuerdan a características pre capitalistas de coerción

y que bordean la esclavitud (Márquez y Delgado Wise 2011b; Harrod y McGrath/Strauss, 20xx).

5. Expansión del ejército laboral de reserva, y con ello un incremento en nuevas formas de

pobreza y la formación de una subclase de trabajadores con pocas o ninguna esperanza de encontrar

cualquier, mucho menos, trabajo decente; Algunos son discapacitados o incapacitados en diferentes

formas para entrar al mercado laboral bajo cualquier condición, constituyendo lo que en un contexto

diferente Marx describió como “lumpenproletariado”. Esos trabajadores sobrantes sufren las peores

condiciones de vida y empleo, y se encuentran en el estrato social más bajo, un segmento altamente

degradado de la población mundial. Para sobrevivir, los más pobres de los pobres trabajan en los

márgenes de la sociedad, a menudo más allá de los márgenes de la legalidad, forzados en una vida de

102
delitos menores, crimen organizado, tráfico humano y prostitución. También llevan a cabo

actividades en espacios públicos, trabajando como limosneros y mendigos, lustradores de zapatos,

cuidadores y lavadores de autos, vendedores y músicos callejeros, entre otras cosas. Esta categoría de

trabajadores también incluye a vendedores puerta a puerta y trabajadores informales callejeros. La

naturaleza disfuncional de su trabajo, su separación del marco institucional de la sociedad y la

discriminación que soportan, les impide desarrollar una identidad de clase.

6. Subordinación y resistencia del trabajador intelectual. Este segmento de la clase trabajadora

— o, como algunos analistas lo ponen, la pequeña burguesía o la nueva clase media— involucra a

individuos que están relativamente separados de la estructura de clase o no tienen una posición fija

dentro de ella, y que por lo general son bien educados y a menudo bien pagados por sus servicios o

contribuciones. Al no tener intereses de clase básicos para defender sino un estilo de vida de clase

media para proteger, los trabajadores en esta categoría tienden a ser flexibles ideológicamente y por

lo general son “de alquiler”. Sin embargo, aun cuando tienen que trabajar para vivir, su conocimiento

y habilidades los ubica en una posición diferente de la mayoría de los otros trabajadores en el mercado

laboral. Al mismo tiempo su necesidad por trabajar y su orientación hacia un estilo de vida moderno

de clase media significa que grandes números de estos trabajadores intelectuales bien educados y

altamente calificados, terminan trabajando directa o indirectamente para los capitanes de la industria

y finanzas, miembros de la clase capitalista con los medios para comprar sus habilidades y

conocimiento. No hace falta decir que, esto tiene un gran impacto incluso decisivo en su orientación

ideológica y política: Como funcionarios del sistema generalmente son bien pagados por sus

servicios—la acumulación de capital humano y la utilización de este capital para la producción

económica, la reproducción social del sistema—tanto como para ubicarlos en una “ubicación de clase

contradictoria” (la clase profesional-gerencia) entre la burguesía dominante y la clase trabajadora

subordinada: como gerentes de la empresa capitalista y el aparato ideológico (producción de la

103
ideología dominante).30 En esta posición muchos trabajadores intelectuales terminan trabajando ya

sea directa o indirectamente por mucho dinero, la clase capitalista que posee la mayoría de los medios

de producción social, controla los altos mandos de la economía, y a menudo tiene una influencia

dominante sobre el gobierno de la época sino es que el estado.31

Comentarios finales

Una de las consecuencias de la creación de una clase media y media-alta de trabajadores intelectuales

es la creación y fortalecimiento de la cultura capitalista de consumismo y empresa privada, y la

construcción de lo que bien podría describirse como una ideología dominante — ideas que sirven

para legitimizar el funcionamiento del sistema operativo económico y reproducirlo. Esta ideología

toma diversas formas, pero gira alrededor de la idea de libertad — la libertad de los individuos para

promover su interés propio y tomar ventaja de las oportunidades económicas.32 Esta idea ha servido

para justificar la imposición de un modelo neoliberal de capitalismo de mercado libre y reforma

política (privatización, desregulación, liberalización y globalización) en gobiernos en el sur global.

También sirve para guiar una forma singular de pensamiento respecto a la necesidad de librar a las

“fuerzas de libertad” (empresa privada, el mercado, democracia electoral) de las restricciones

regulatorias del estado desarrollista de bienestar social. Esta ideología, incluyendo la idea de que no

hay una alternativa al capitalismo (que la historia ha llegado a un fin) hoy en día se extiende por y

domina a todas las instituciones que forman el aparato ideológico—el sistema educativo y la

academia, los medios masivos, y el sistema político de parlamentos, gobiernos y partidos políticos.

A través de la operación de estas instituciones estas ideas se han hecho tan generalizadas y efectivas

30
31
Que la clase capitalista, por virtud de su posesión de los medios de producción, dirija las palancas del poder
económico no está en disputa. Sin embargo, lo que es muy disputado o irresuelto es cómo y en qué grado
este poder económico se traduce en poder político—si la económicamente dominante clase capitalista
constituirá o no una clase gobernante.
32
Sobre esta idea de libertad, y la ideología construida a su alrededor, ver…

104
como para proporcionar a la mayoría de las personas una comprensión “de sentido común” del mundo

como lo ven y viven.

Otro resultado de la formación de clase en la economía mundial capitalista — que detallamos

como tema central de este libro—es la creación de un mercado laboral global para el trabajo altamente

calificado y capacitado, que ha alimentado un proceso migratorio global basado en un flujo sur-norte

de trabajadores altamente calificados y capacitados desde la periferia hacia el centro del sistema

capitalista mundial. Las dinámicas socioeconómicas y políticas de este proceso, y sus implicaciones

de desarrollo tanto en los países emisores en el sur como los países receptores en el norte, son

discutidas arriba y en el capítulo 6.

Además de legitimizar políticas neoliberales que someten a las sociedades en el mundo

subdesarrollado a fuerzas destructivas de capitalismo contemporáneo y subordinan gobiernos a los

intereses económicos de una clase capitalista internacional emergente, la ideología dominante

también sirve para justificar un sistema basado en la explotación del trabajo y una situación en la cual

la mayor parte del producto social global—la riqueza de las naciones — es tomado por la clase

capitalista y los extremadamente pesados costos sociales y ambientales del desarrollo (capitalista)

son soportados por la clase trabajadora en el sur y en el Norte.

Este fenómeno—el desarrollo disparejo de las fuerzas de producción global y las extendidas

desigualdades en la distribución de riqueza e ingresos—es tanto sintomático como revelador en

cuanto a la “contradicción” fundamental del capitalismo. Primero, es evidente que el modelo

neoliberal de capitalismo de mercado libre ha llevado al agudizamiento de esta contradicción,

liberando en el proceso fuerzas que en la actual fase de desarrollo capitalista constituyen un ataque

brutal y rotundo a las condiciones de vida y laborales de la clase trabajadora. Este proceso, marcado

por una intensificación de las asimetrías entre los países y regiones al igual que una proletarización

social sin precedentes, y enmascarado por la ideología del capitalismo de mercado libre y la ideología

neoliberal, también ha producido lo que algunos ven como una profunda crisis civilizacional. En el

105
siguiente capítulo exploraremos una dimensión particular de esta crisis ya que se relaciona con la

migración en el proceso de desarrollo capitalista.

106
Capítulo 5

La Dimensión social de la migración


(La cara oculta del desarrollo)

El desarrollo capitalista de las fuerzas de producción, o “desarrollo económico” en la jerga del

discurso de desarrollo, no ha sido sin costos—económicos, sociales y ambientales. Ciertamente, estos

costos—el lado oculto del enorme progreso que se ha hecho al expandir las fuerzas de producción en

una escala global—son alarmantes, incluso sin una contabilidad completa de ellos. Uno de estos

costos es social: la dependencia en trabajo o mano de obra que tiene consecuencias negativas para la

salud y bienestar de los trabajadores, incluyendo el atropello de sus derechos para organizarse y

sindicalizarse en la lucha para proteger y promover sus intereses. Por ejemplo, el gobierno

mexicano—y lo mismo se aplica a zonas de exportación o “libre comercio” en otras partes del sur

global—ha dado al “capital” (dueños e inversores) la promesa y garantía de que las plantas

maquiladoras estarían libres de sindicatos. Un efecto esta política ha sido la reducción en la capacidad

de los trabajadores para negociar salarios más altos y mejores condiciones, una situación que se refleja

en la reducción de salarios que ha golpeado a los trabajadores del sector maquila en años recientes,

presumiblemente en respuesta a las presiones competitivas de las exportaciones chinas. En este

sentido, en 2005 Bendansky informó que en relación a los salarios reales ganados en diciembre de

2000, los salarios en este sector en 2005 eran en promedio 24% más bajos. Más aún, el sueldo medio

real para los trabajadores de manufactura mexicanos en 2000 fue sólo el 72,5% de sus niveles en

1982, según datos de Unger en 2002.

Otro costo social del desarrollo capitalista y la globalización ha sido una dependencia en empleos

en una industria propiedad de extranjeros, haciendo a los trabajadores y la economía vulnerables a

las vicisitudes del capital global. Evidencia de esta vulnerabilidad es la creciente tendencia a

107
relocalizar varias de las maquiladoras en países, como China, con fuentes de trabajo aún más baratas.

Una carrera al fondo, se podría argumentar. Mientras que los trabajadores en México reciben

alrededor del 20% del ingreso nacional en forma de salarios (contra 30 a 40% en muchos países

europeos), los trabajadores chinos, se estima, reciben sólo el 6% del ingreso nacional, permitiendo al

gobierno chino orquestar una de las más altas tasas de ahorro e inversión en el mundo (40%), un

factor importante en el increíble récord de crecimiento económico acelerado de China durante 10

años de crecimiento anual de 10%, cuatro veces más grande que la tasa que alguna vez hayan

experimentado los países industrializados como Estados Unidos en su historia, y el doble de la tasa

de crecimiento anual experimentada por muchos países antes de la era neoliberal en el periodo de lo

que los historiadores han denominado “la era dorada del capitalismo” (1948- 1970).

Emigración rural: ¿Oportunidades económicas o un mundo de barrios pobres?

En los 90s, dentro el marco institucional y político del post Consenso de Washington en cuanto a la

necesidad de una forma más inclusiva de desarrollo capitalista, la clase trabajadora enfrentó una gran

campaña de organizaciones como el Banco Mundial para reformar el mercado laboral. El objetivo de

esta campaña era crear condiciones políticas para un nuevo y más flexible régimen de acumulación

de capital y modo de regulación laboral: dar al capital, en su función de gerencia, más libertad para

contratar, despedir y usar trabajo como se necesite; y hacer al trabajo más flexible, es decir, dispuesto

a aceptar salarios ofrecidos bajo condiciones de mercado libre y someterse al nuevo modelo gerencial

de su relación con el capital y la organización de la producción. Como el Banco Mundial lo vio en

ese entonces, la amplia interferencia gubernamental en el mercado laboral y el lugar de trabajo

(legislación de salario mínimo), al igual que el poder sindical excesivo (monopolio), distorsionaban

el funcionamiento del libre mercado, llevando al capital (inversores) a retirarse de los procesos de

producción, generando de ese modo problemas de desempleo, pobreza e informalidad.

Para resolver estos “problemas”, la legislación laboral que protege al empleo ha sido

reemplazada por leyes que incrementan el poder arbitrario de los empleadores para despedir

108
trabajadores, reducir compensación por despidos y contratar mano de obra temporal y casual. Tal

desregulación del mercado laboral y otros ha llevado a nuevas reglas que facilitan nuevas inversiones

y la transferencia de ganancias, pero también resulta en la devastación de empleos estables para los

trabajadores, mayor marginalidad para y dentro de muchos países, y economías nacionales

fuertemente polarizadas.

Las desigualdades en la riqueza y el acceso a recursos productivos se reflejan en la concentración de

los ingresos dentro la clase capitalista y el surgimiento de varios capitalistas extremadamente ricos,

mayormente rentistas e inversionistas grandes pero también ejecutivos corporativos—los

multimillonarios súper ricos de Fortune (Milanovic, 2012). Estudios recientes han establecido que el

mundo ahora está dividido en dos: casi la mitad yendo al 1% más rico; la otra mitad al restante 99%

(Oxfam, 2014: 1). La riqueza del mundo 1% más rico asciende a 110 billones de dólares, que es 65

veces la riqueza total de la mitad de abajo, de hecho, Oxfam estima que para el 2016 la riqueza total

del 1% más rico será equivalente a la riqueza total del otro 99% (ibid: 5). Y sólo una pequeña fracción

de este pequeño grupo (alrededor de 0,00001% de la población mundial) se encuentra en la lista de

Forbes de 1.426 individuos, casi exclusivamente un grupo de hombres, con un valor neto combinado

de 5,4 billones de dólares (Kroll, 2013). Sólo 85 miembros de este club exclusivo de capitalistas súper

ricos disponen de la misma cantidad de riqueza que posee la mitad de abajo de la población mundial.

Carlos Slim de México, propietario de grandes monopolios en México y otras partes, podría pagar

los salarios anuales 440,000 mexicanos con los ingresos derivados de su riqueza (Milanociv, 2012;

9).33

Los hogares más pobres disponen de una reducida parte de ingresos que en términos reales está

creciendo muy poco o no lo hace. Un resultado es la generación de nuevas formas y condiciones de

33
Lo que es aún peor sobre estas cifras es que gran parte de los ingresos disponibles para esta clase no son
declarados. Por ejemplo, ingresos del narcotráfico en México, cuyas ganancias son distribuidas entre políticos
compinches, banqueros y otros y los ingresos excedentes de la principal exportación de Méjico (petróleo), no
se reportan.

109
pobreza y exclusión social que incluso han llegado dentro la clase media. De hecho, una característica

llamativa de la desigualdad inducida por el imperialismo es el crecimiento de los pobres urbanos y la

cambiante composición de clase de los pobres: la nueva pobreza es urbana en vez de rural y se

extiende más allá de las clases trabajadora y productora hacia la alguna vez orgullosa pero ahora

devastada clase media.

Mientras la pobreza rural sigue siendo la norma, el número de pobres de más rápido

crecimiento hoy en día se encuentra en las ciudades. Los nuevos pobres urbanos no son

simplemente “migrantes rurales” sino incluyen a trabajadores excluidos socialmente y

móviles descendentes y los individuos de clase media baja que han sido despedidos de sus

empleos y han encontrado trabajo en el creciente sector informal. Los cada vez más grandes

ejércitos de pobres urbanos en Norteamérica ahora constituyen una segunda y tercera

generación de trabajadores muchos de los cuales viven en barrios pobres o barrios bajos,

incapaces de seguir la escalera ocupacional de generaciones previas hacia la mejoría gradual.

Una consecuencia de esta situación de clase ha sido el acelerado crecimiento del crimen

ligado directamente a la desintegración familiar y concentrado entre personas jóvenes

quienes anteriormente habrían canalizado sus quejas través de sindicatos o el sistema de

fábricas.

Pilares de la exclusión social

Se ha puesto de moda escribir sobre los pobres urbanos como “socialmente excluidos” en

vez de pobres. Este nuevo lenguaje no sólo es más aceptable para los pobres a quienes no les

gusta verse como tales pero es más conveniente para las agencias de desarrollo que han

aparecido por todo el paisaje urbano. La razón es que el término “socialmente excluido” quita

la atención de relaciones sociales de explotación capitalista y opresión que están asociadas

110
con o dictan formas más organizadas de acción de clase. Por cualquier motivo, las

condiciones de exclusión social, que ciertamente incluyen ingresos bajos y pobreza, son más

factibles de enmendar y respuestas políticas menos violentas que relaciones y condiciones de

explotación económica. Una posible razón para esto es que es políticamente más factible

diseñar estrategias de reducción/alivio de la pobreza socialmente más inclusivas que retar

directamente a la altamente concentrada estructura de poder económico existente.

De hecho, es posible si no necesariamente o políticamente conveniente concebir a los

pobres como tanto económicamente explotados como socialmente excluidos. No hace falta

decir o escribir que, las condiciones sociales de explotación derivan de la relación capital-

trabajo, que, a pesar del cambio transformativo en condiciones asociadas de trabajo y formas

de empleo—en el crecimiento del llamado “sector informal” durante los 80s y 90s—aún

define la situación de clase de muchos sino es que la mayoría de los habitantes de la ciudad.

Primero, los trabajadores urbanos en el llamado “sector informal” de iniciativas

económicamente marginales (trabajo callejero “por cuenta propia” — para usar el lenguaje

de los estadísticos) de ninguna manera están desconectados del sistema capitalista. De hecho,

ellos, como los desempleados y los migrantes campo-ciudad de forma más general,

constituyen un enorme reservorio de trabajo sobrante para el capital— lo que Marx en un

contexto histórico diferente denominó un “ejército industrial de reserva”. Este ejército de

reserva ayuda a mantener bajos los salarios de los trabajadores en el sector formal de empresa

capitalista e inversión extranjera. Y también sirve para debilitar al trabajo en su capacidad de

negociar acuerdos colectivos y de organizarse.

111
En cuanto a la “exclusión social” los académicos de desarrollo han identificado seis

“pilares” o condiciones estructurales principales (Ghai, 1991; IFAD, 2001; Paugam, 1996;

Pochman, 200; Rojas, 2013).34

1. Desposeimiento de los medios de producción social, reflejado en la generalizada

condición de carencia de tierras, casi carencia de tierras y un proceso de emigración

rural;

2. carencia de acceso a mercados laborales urbanos y rurales y oportunidades de empleo

asalariado, reflejada en la baja tasa de participación laboral y la alta tasa de desempleo

en el sector rural;

3. carencia de acceso a “empleos de calidad o decentes”, reflejada más claramente en

evidencia de mayores tasas de super y sub empleo, y el crecimiento y prevalencia de

empleos que son contingentes en forma (estacionario, medio tiempo involuntario, corto

plazo, etcétera) con un alto grado de informalidad y desproporcionadamente bajos

salarios y otras formas de remuneración;

4. acceso reducido a servicios sociales gubernamentales en áreas de desarrollo social

como ser educación, salud y seguridad social;

34
El informe de 1992, IFAD (Jazairy, 1992) identificó hasta 20 fuentes de pobreza rural, incluyendo las fuentes
estructurales o pilares identificados abajo. En cuanto a las condiciones sociales de esta exclusión social y
pobreza, la literatura asociada, la mayor parte generada en la última década, es voluminosa, como se refleja
en la compilación de estudios de la OIT de 1994. Dada la serie de organizaciones internacionales e instituciones
de investigación, tanto dentro el sistema de la ONU como la comunidad internacional de desarrollo,
involucradas en la guerra contra la pobreza y las más grandes condiciones de exclusión social está claro que
el problema no sólo ha alcanzado proporciones críticas sino que es de escala global. Una de las muchas
organizaciones creadas en la búsqueda de soluciones al problema de exclusión social es el Centro para el
Análisis de la Exclusión Social CAES establecido en octubre de 1997 en la Escuela de Economía y Ciencias
Políticas de Londres (LSE) con financiamiento del Concejo de Investigación Económica y Social del Reino Unido.

112
5. falta de acceso a formas estables de ingresos adecuados, reflejada en la incapacidad de

muchos hogares para satisfacer sus necesidades básicas e indicadores de pobreza

relativa y absoluta;35 y, sobre todo,

6. Exclusión del aparato de toma de decisiones o “poder político”, reflejada en la naturaleza

centralizada de esta estructura de poder, control de élite de esta estructura, la prevalencia

de relaciones cliente-patrón en la arena política y recurrir frecuentemente a la

organización y acción política en forma de movimientos sociales anti sistemáticos.

Un nuevo dualismo

Los presidentes Carlos Menem, Fernando Cardoso, Ernesto Zedillo y Eduardo Frei en un

momento u otro durante los días alocados de la agenda de política neoliberal (los 90s), todos

anunciaron la entrada de sus respectivos países (Argentina, Brasil, México, Chile) en el

primer mundo. Mostraron modernos centros comerciales, el boom de los teléfonos celulares,

supermercados llenos de alimentos importados, calles atestadas de autos, y mercados de

valores que atraen a grandes especuladores extranjeros. Hoy en día, 15 al 20% de los

latinoamericanos comparten un estilo de vida del “Primer Mundo”: envían a sus hijos a

escuelas privadas; pertenecen a clubes de campo privados donde nadan, juegan tenis y hacen

ejercicios aeróbicos; tienen estiramientos de cara en clínicas privadas; viajan en autos de lujo

35
Un enfoque de necesidades básicas orientado a la pobreza dominó el estudio de desarrollo internacional
en los 70s. Originado en el descubrimiento de 1973 del Banco Mundial de que arriba de 2/5 de la población
mundial estaba en un estado de relativa privación, incapaz de cubrir sus necesidades básicas. Según Anartya
Sen un hogar sin los ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas de sus miembros es pobre, una
condición que puede ser medida en términos de un conteo de cabezas, es decir, el número y porcentaje de la
población que cae debajo de una línea definida de pobreza; O, según Sen, por un índice de desigualdad en la
distribución de ingresos, a saber porcentaje del déficit salarial multiplicado por el número de pobres, lo que
proporciona un coeficiente de pobreza específico.

113
en carreteras de peaje privadas; y se comunican vía computadora, fax y servicios Courier

privados. Viven en comunidades cerradas protegidas por policía privada. Vacacionan y hacen

compras frecuentemente en Nueva York, Miami, Londres o París. Sus hijos van a

universidades del extranjero. Disfrutan de fácil acceso a políticos influyentes, magnates de

los medios, celebridades y consultores de negocios. Usualmente son fluentes en inglés y

tienen la mayoría de sus ahorros en cuentas en el extranjero o en moneda local denominada

en dólares. Forman parte del circuito internacional del nuevo sistema imperial. Ellos son la

audiencia a quienes los presidentes dirigen sus grandilocuentes discursos de Primer Mundo

sobre una nueva ola de prosperidad global basada en un ajuste a los requerimientos del nuevo

orden económico mundial. A pesar de los altibajos de la economía ellos se benefician del

sistema imperial.

Pero el resto de la población, en su mayoría el producto social de un proceso de

migración campo-ciudad, vive en un mundo completamente diferente. Cortes en el gasto

social y la eliminación de subsidios a alimentos básicos han empujado a los campesinos hacia

la desnutrición y el hambre. Despidos a gran escala de obreros y su entrada en el “sector

informal” significa una existencia de supervivencia y dependencia en la “familia ampliada”,

caridades comunales y “solidaridad para sobrevivir”, incluyendo sopa de pollo y remesas

familiares. Presupuestos reducidos para salud pública y educación resultan en cada vez

mayores pagos y servicios en deterioro. Recortes en fondos para mantenimiento de servicios

de agua, alcantarillado y otros servicios públicos han resultado en el resurgimiento de

enfermedades infecciosas. Estándares de vida en declive medidos en condiciones de ingreso

y vida es la realidad para dos terceras partes o más de la población. Ha habido una descenso

del Tercer Mundo welfarista al Cuarto Mundo de empobrecimiento.

114
Migración infantil Una crisis humanitaria (Mexico)

En los meses de verano de 2014 las agencias de noticias en México retomaron un problema que de

ningún modo era nuevo pero había empezado a alcanzar proporciones de crisis—una crisis

humanitaria constituida por el gran número de niños migrantes sin compañía viajando al norte para

encontrarse con familiares. Sólo en nueve meses las autoridades americanas deportaron a más de

50.000 niños sin compañía de regreso a México o sus países de origen en Centroamérica.

No hace falta decir que esta no era más que una pequeña parte de las verdaderas dimensiones del

problema, aunque es difícil determinar la proporción de inmigrantes transfronterizos exitosos que

componen este segmento altamente vulnerable de los flujos migratorios. Lo que sí es evidente es una

mayor vigilancia por los guardias fronterizos y autoridades migratorias de Estados Unidos

aprehendiendo y después deportando niños no acompañados. En sólo un mes (de abril a mayo, 2014)

el número de migrantes menores de edad sin compañía presentado por las autoridades

estadounidenses a sus contrapartes mexicanas se elevó en más del 260%. Durante el año el incremento

fue de 709%

No hay estadísticas sólidas sobre el fenómeno de niños sin compañía, pero un análisis de un

grupo de migrantes de Guatemala y otras partes de Centroamérica que fueron aprehendidos por las

autoridades mexicanas en 2014 proporciona un vistazo a la escala del problema. De este grupo 35.858

eran adultos, es decir mayores de 18 años, mientras que 8.007, o alrededor del 25%, eran menores de

edad. De este subgrupo de menores, 5.175 caían en la categoría de 12 a 17 años (3.734 niños, 1.381

niñas). En el grupo de edad más joven (de 0 a 11 años) 705 de los de los 2.832 migrantes viajaban sin

compañía.

En cuanto a la “motivación”, parece que el 80% buscaba migrar a Estados Unidos con la

intención de reunirse con familiares, mientras el 20% lo hizo con la esperanza de una mejor vida.

varios estudios han documentado los problemas que experimentan muchísimos de estos niños

migrantes, muchos son víctimas de toda clase de crímenes involucrando violencia personal,

incluyendo asalto y hostigamiento, abuso sexual, robo, hambre y enfermedad; o fueron prostituidos

115
o comercializados para trabajo sexual o virtual esclavitud. Estos problemas, como señaló Olga

Sánchez Martínez directora de un grupo de apoyo de una ONG y receptora del Premio en Derechos

Humanos en 2004, siempre han existido, pero la violencia extrema asociada con otros crímenes

relacionados con el tráfico de drogas tienden a ocultarlos de la vista (Martínez, 2013).

Muchos de estos problemas documentados son experimentados por niños migrantes sin

compañía en ruta a la frontera estadounidense, donde hay un sin fin de chacales y otros individuos

listos para tomar ventaja y victimizar a este segmento más vulnerable del flujo de migrantes ilegales

a través de la frontera—abusando de ellos, comercializando o prostituyéndolos. Y otros problemas

surgen una vez que el niño logra cruzar la frontera por sí mismo, o, como en muchos casos, en

pequeños grupos formados en el camino o en el cruce de la frontera. Estos problemas incluyen muerte

por deshidratación en el desierto. Sólo en un estado, Arizona, según el informe de un periódico (La

Jornada, 28 de diciembre de 2014), los restos de 2.200 personas, muchos de ellos niños, se han

recobrado desde 2001.

Una vez más, no hay estadísticas confiables sobre esto pero es posible que un mayor porcentaje

de niños sin compañía que de adultos logren entrar a Estados Unidos o puedan reunirse con los

miembros de su familia. Muchos de los niños migrantes sin compañía que logran eludir a la muerte

son cercados por la policía fronteriza de Estados Unidos y detenidos para su eventual deportación.

Desde octubre de 2013 al 15 de junio de 2014, la policía fronteriza estadounidense aprehendió a más

de 52.000 niños sin compañía que entraron a los Estados Unidos ilegalmente, es decir sin los

documentos necesarios. En el mismo periodo unos 53.000 niños sin compañía, muchos de ellos de

Guatemala y otros países en Centroamérica, fueron deportados de regreso a México, su ruta da entrada

a los Estados Unidos. En sólo 15 meses 3,000 muchachas mexicanas menores de edad, 63% de ellas

sin compañía, fueron deportadas (La Jornada, 3 de julio de 2014). De los migrantes menores de edad

que estaban acompañados por un familiar adulto la gran mayoría fueron regresados a sus lugares de

origen; en cuanto a los menores sin compañía dos tercios de ellos fueron detenidos indefinidamente,

presumiblemente debido la dificultad de no saber a dónde regresarlos o no tener a quien regresarlos.

116
En cualquier caso, según José Jacques y Medina, una activista con el Movimiento Migrante

Mesoamericano en 2013 las autoridades estadounidenses deportaron a 835 menores de Centroamérica

a través de la frontera de San Diego; pero en los primeros cinco meses del 2014 el número de niños

deportados entre 12 a 17 años ya era 1.173. Y han habido otros reportes de una intensa campaña para

deportar menores al igual que adultos migrantes indocumentados de México y Centroamérica.

Este fenómeno es sólo la “punta de la iceberg” de una problemática más grande que ha sido

subestimada en cuanto a sus orígenes—asociado con las profundas asimetrías y desigualdades

sociales a lo largo del corredor migratorio Centroamérica-México-Estados Unidos y la creciente

presencia del crimen organizado a lo largo del viaje migratorio.

Migración y los que se quedan atrás: Los costos sociales del desarrollo económico

“Caminar entre los altos edificios en una moderna ciudad china nos recordará de los incontables
trabajadores rurales que realizan el trabajo extenuante que apoya la construcción urbana y el
crecimiento económico. Cuando los trabajadores migrantes se van de sus aldeas, en busca de
mejores vidas en los centros urbanos, crean otro segmento—los “dejados atrás”—de la población
china. Las personas “dejadas atrás” son los familiares de los trabajadores migrantes que se quedan
en sus comunidades para realizar trabajos agrícolas y para cuidar de sus hogares y familiares
restantes. Que no quede ninguna duda sobre esto, estas personas “dejadas atrás” tienen vidas
difíciles” Je Jingzhong (2011: 613).

Una gran cantidad de la literatura sobre migración se ha enfocado en los problemas y condiciones

sociales de los migrantes en los puntos de destino del proceso migratorio. Otros estudios se han

enfocado en las relaciones transnacionales que los migrantes mismos establecen entre sus

comunidades de origen y destino y la economía política del desarrollo—las dinámicas e implicaciones

de desarrollo macroeconómicas para las sociedades emisoras y receptoras en este proceso. Y un

posterior grupo de estudios se preocupan de los conflictos sociales y luchas de clase generados en el

desarrollo capitalista de la agricultura y las fuerzas de cambio asociadas (ver la discusión abajo). Sin

embargo, relativamente pocos estudios se han enfocado en los problemas de aquellos dejados atrás

en el proceso de emigración rural hacia las ciudades o extranjero. Pero China es una excepción en

117
este sentido. En la Universidad Agrícola de China un grupo de investigadores, en su mayoría

sociólogos, han enfocado su atención y esfuerzos de investigación en los problemas creados para las

comunidades que han sido abandonadas en el proceso de desarrollo capitalista y transformación

agraria (Ye Zingzhong, 2011, 2013). El problema, como se documentó en el caso de la China rural,

que ha visto uno de los procesos de transformación social y emigración más rápidos a gran escala y

de gran alcance en la historia reciente y la historia escrita, es que el grueso de los emigrantes rurales

son hombres adultos e incluye a los segmentos más productivos de la población rural, privando a las

comunidades rurales abandonadas de sus recurso humano más productivo.

Tabla 5.1

La tabla 5.1 proporciona un idea de la enorme escala de la migración campo-ciudad en China

durante las dos últimas décadas, un proceso de transformación productiva y social activado por un

crecimiento sin precedentes en el output total de las industrias del sector de manufactura— tasa de

crecimiento promediando 10% al año por casi tres décadas.

Como en Latinoamérica, bajo diferentes condiciones pero en la misma coyuntura de desarrollo

capitalista global, el movimiento masivo de trabajadores de la China rural a las ciudades comenzó en

los 80s. Junto con el comienzo de la reforma económica y la relajación del sistema de registro de

hogares (hukou). Según estadísticas basadas en el 1% de la muestra de población en 2005, la

población de trabajadores temporales a nivel nacional llegó a 147 millones, o 2,05% más que en el

2000 (Chen, 2007). Con la urbanización acelerada, Ye Jinghzong añade, esta tendencia continuará.

De hecho, él señala, el Informe Estratégico de Desarrollo Demográfico Nacional, publicado en 2007,

predijo que 300 millones más de personas rurales se moverán a las ciudades y pueblos en los

siguientes 20 años. Según estimados hechos por la Comisión Nacional de Población y Planeamiento

Familiar en 2009, habrán 500 millones de habitantes en las ciudades, 500 millones en el campo y 500

millones flotando entre rural y urbano durante los próximos 30 años (Ye Jinghzong, 2011: 614).

118
Aunque el desarrollo económico de los países industrializados en muchos casos estuvo

acompañado por una transferencia continua de actividad económica y personas de áreas rurales a

urbanas, vista por los economistas del desarrollo como una condición inevitable y necesaria del

desarrollo económico, Ye Jingzhing señala que el movimiento de trabajadores rurales a las ciudades

en China es bastante diferente de lo que ha ocurrido y está ocurriendo en muchos otros países en el

sur global. En términos generales, señala, el número de trabajadores urbanos temporales en China es

alto, pero el número de “migrantes” permanentes en realidad es bastante bajo. Es decir, muy pocos

los trabajadores que viene a trabajar a las ciudades pueden o se convierten en residentes urbanos

permanentes. Para la mayoría, las áreas urbanas son meros lugares de trabajo, no hogares. Los flujos

de migrantes temporales hacia y desde las áreas urbanas y rurales son estacionales y a menudo son

comparados con aves migratorias (Li, 2007).

En la literatura latinoamericana esto ha sido caracterizado como trabajadores golondrino, en

referencia a trabajadores sin tierra y sin techo que están involucrados en actividades agrícolas

temporales en ciclos de cosechas repetitivos y sujetos a condiciones de trabajo altamente explotadoras

que incluyen a mujeres y niños. Esto se compara aunque difiere de muchos trabajadores rurales sin

tierra en Latinoamérica que hemos categorizado como un semi proletariado que flota y se mueve a

las ciudades y áreas urbanas para trabajar durante la semana pero regresa las comunidades rurales del

campo los fines de semana. Este es el caso particularmente en países como Bolivia y Ecuador con

una alta concentración de comunidades indígenas, y donde una alta tasa de migración fuera del país

es balanceada con una alta tasa de un flujo y movimiento regular y constante (en lugar de estacional)

de las comunidades rurales a los centros urbanos y peri urbanos. En China este semi proletariado

toma una forma diferente, la de “trabajadores campesinos” que trabajan fuera de la granja

estacionalmente o migran a las ciudades por trabajo asalariado pero retornan a sus comunidades

rurales anualmente para la temporada festiva del Año Nuevo chino (Meng, 2011, Liu, 2012).

Otra característica importante de la migración a gran escala estacional o anual hacia las ciudades

es la composición social de la población dejada atrás. investigadores de la Universidad Agrícola de

119
China han descompuesto esta población en 58 millones de niños, 37 millones de esposas y 45

millones de ancianos (Li, 2009; Ye Zhong, 2013: 1119).

No sólo las comunidades rurales que son abandonadas en el masivo proceso migratorio interno

rural y urbano sufren las consecuencias de perder a sus miembros más productivos sino que los

ancianos y niños, al igual que las mujeres, quienes son los que predominantemente se quedan atrás,

se quedan para soportar lo que claramente es un alto precio social del proceso de desarrollo de

crecimiento rápido e industrialización centrada en las ciudades de China, lo que puede verse como el

lado oculto del auge económico de China.

El equipo de investigación de la UAC liderado por Ye Jingzhong ha documentado extensamente

y en gran detalle los pesados costos soportados por la población dejada atrás.36 Ellos incluyen una

separación de la vida familiar. Aunque reunidas en el Año Nuevo chino—el festival de primavera—

muchas familias están separadas un promedio de 10 años (Ye Jinghzong, 2011: 615). Ye Jingzhong

señala que “el afecto y orientación paternal son de vital importancia para los hijos en su niñez y

adolescencia,” sin embargo, debido a la migración de sus padres, el añade “estos apoyos están

ausentes en la vida de los hijos dejados atrás” (ibid). Se estima que en 2009 había al menos 50

millones de niños chinos en esta situación (ibid).

Los investigadores de la UAC encontraron y documentaron varios otros impactos negativos de

la migración paterna y la familia dividida, incluyendo (i) las necesidades emocionales de la mayoría

de los niños dejados atrás son descuidadas; (ii) las niñas dejadas atrás a menudo son agobiadas por

trabajo pesado y presiones psicológicas, y generalmente son más vulnerables compradas a los niños

dejados atrás; (iii) los padres migrantes no han jugado los roles necesarios en el desarrollo psicológico

de los niños dejados atrás, sobre enfatizando la compensación material y subestimando el cuidado

36
El estudio de la “población dejada atrás” ha sido obstaculizado por la ausencia de un consenso en cuanto a
la definición. Por ejemplo ¿el límite de edad superior de los “niños dejados atrás” debería ser 16, 18, o incluso
21? ¿Por cuánto tiempo deberían emigrar los campesinos antes de que sus hijos, esposas y padres puedan
contarse entre los “dejados atrás”? ¿Se incluye a toda la población rural dejada atrás en la transición al
capitalismo? (Ye Jingzhong, et al., 2013: 1125).

120
íntimo; (iv) la ética, normas y sistema de valores de los niños dejados atrás, y por tanto su

comportamiento, tiende a estar demasiado influenciado y parcializado hacia unas cada vez más

dominantes cultura moderna y estilo de vida; y (v) al carecer de apoyo paternal la educación de los

niños dejados atrás comparativamente está más limitada que la educación de los niños en hogares

donde los migrantes no han migrado, reduciendo sus horizontes y oportunidades (Pan, 2008; Ye

Jingzhong, 2011).37

En un nivel más general los hallazgos de los investigadores de la UAC también han confirmado

la teoría y argumentos de macro nivel propuestos por los partidarios de un enfoque económico político

para comprender las dinámicas de la migración y el desarrollo, en concreto que estas dinámicas

enfrentan a fuerzas que operan más allá de los límites y capacidad gerencial de la política pública y

reforma institucional. Por ejemplo, después de trabajar toda una vida dedicando “su juventud dorada”

a las ciudades principalmente para la mejor educación y opciones de vida de su siguiente

generación— generando riqueza al proporcionar trabajo barato y capital humano productivo—por lo

general los migrantes regresan al campo, donde las comunidades rurales y sus familias tienen que

hacerse cargo de ellos por el resto de sus vidas. Cuando su descendencia crece estos tienden a seguir

la misma rutina que sus padres, es decir trabajar en las ciudades y regresar al campo cuando se hacen

viejos, manteniendo de ese modo un sistema de reproducción de trabajo sin costo alguno para la clase

capitalista que ha acumulado enormes reservas de capital y se ha enriquecido a expensas del

37
Los hallazgos sobre la población dejada atrás en China son comparables a aquellos entre los países donde
los “dejados atrás” en la transición al capitalismo han sido estudiados. Sobre una revisión de estos estudios y
sus hallazgos ver Ye Jinghzong y otros. 2013). Se han encontrado algunas interesantes variaciones regionales
y de país en cuanto a la educación, un indicador de desarrollo bastante importante. Por ejemplo en la India
las oportunidades de una niña de recibir educación se reporta que son más bajas cuando los padres emigran
ya que ellas deben asumir una o más tareas del hogar (Srivastava & Sasikumar, 2003). Hallazgos similares se
han registrado en China (Meyerhoefer & Chen, 2011). Sin embargo, Acosta (2011) informa que las remesas
en El Salvador resultan en una disminución del trabajo infantil y el incremento de la educación de las niñas.
En México, parece que la emigración del padre lleva a una reducción en los gastos de educación de los niños
comparado con las niñas, pero si las madres emigran con sus esposos es más probable que ellos inviertan en
la educación de sus hijos que cuando los padres migran solos (Antman, 2010; Ye Jingzhong, y otros. 2013:
1126). Dadas estas variaciones regionales y de país en los hallazgos es evidente que se necesita mucha más
investigación para determinar la causa de estas variaciones. Evidentemente la dimensión social de la
migración es un fenómeno extremadamente complejo que no permite una fácil comparación entre países.

121
proletariado urbano y las comunidades rurales. De ese modo el campo o áreas rurales continúan

proporcionando a las ciudades—más precisamente la clase capitalista urbana—trabajo sobrante y

capital humano productivo baratos, y asumen los costos de reproducción del capital (los costos

humanos y otros de reproducir la fuerza laboral). Y esto es sin tomar en cuenta la dimensión ambiental

del desarrollo capitalista tanto en China como en otras partes en la periferia del sistema capitalista

mundial, en concreto el campo proporcionando materias primas para energía y recursos naturales

como minerales y metales para el proceso de acumulación y desarrollo industrial en las ciudades,

dejando “destruidos muchos lugares en el campo con agujeros abiertos y montañas estériles” (Ye

Jinghzong, 2011: 619). En el caso de China la conclusión que Ye Jinghzong obtiene de estos

hallazgos es que “el campo ha inyectado continuamente nutrientes y sangre vital [sin mencionar

“trabajo sobrante barato”] a las ciudades, y ha dejado sus propias venas abiertas” en el proceso.

La resistencia al desarrollo capitalista: La lucha de clase por tierra y formas diarias de

resistencia

La migración ha sido una respuesta demográfica dominante a las fuerzas de desarrollo capitalista y

cambio social— fuerzas poderosas que incluyen la industrialización de la urbanización, y, a partir de

los 80s, la globalización neoliberal. Para el final de la Segunda Guerra Mundial, lo que inició otra

fase en el desarrollo capitalista de las fuerzas de producción, las fuerzas dinámicas liberadas en el

proceso de desarrollo habían producido un movimiento demográfico significativo de la población de

las áreas rurales hacia los núcleos capitalistas en expansión en los centros urbanos de una sociedad

en transición. Sin embargo, en la periferia del sistema la producción aún estaba predominantemente

organizada alrededor de la agricultura y la sociedad era predominantemente rural. Pero tras la

Segunda Guerra Mundial el proceso de acumulación de capital se reactivó, dando origen a una nueva

dinámica de cambio social en la periferia.

122
Esta dinámica puede trazarse en cuatro ciclos, cada uno caracterizado por dos tipos

fundamentalmente diferentes de respuesta a las fuerzas de cambio social y desarrollo capitalista. La

primera era que los granjeros campesinos proletarizados y empobrecidos—el campesinado, como lo

entendemos y como se identifica—se ajuste a estas fuerzas abandonando sus comunidades rurales

migrando a las ciudades y más pequeños centros urbanos. La otra respuesta era resistir estas fuerzas

y luchar para mantener su conexión con la tierra. En el contexto de los 50s y 60s en Latinoamérica

esta respuesta llevó a la formación y difusión de movimientos sociales por trabajadores rurales sin

tierra organizados con el propósito de lograr la liberación nacional (del imperialismo estadounidense)

y cambio social revolucionario.38 Un resultado notable de esta lucha fue la revolución cubana en 1959.

Las naciones estado y organizaciones internacionales que se habían reunido para promover el

proceso de acumulación de capital respondieron a esta resistencia en dos formas—primero,

desplegando el aparato estatal de fuerza armada y lanzando operaciones militares contra los

movimientos revolucionarios; segundo, abriendo otro frente en la guerra de clases y lanzando un

proyecto de desarrollo rural integrado, diseñado para pacificar los fermentos revolucionarios en todo

el campo dando a los “pobres rurales” una alternativa al enfoque confrontacional de los movimientos

sociales revolucionarios. Para el final de los 70s, bajo la acometida de estas dos ofensivas todos

excepto uno de los ejércitos de liberación nacional fueron derrotados o detenidos.

En los 80s, al desplegar su poder para forzar a los gobiernos en la región a cambiar de rumbo los

agentes del estado imperial hegemónico liderado por Estados Unidos crearon condiciones que

llevarían a un realineamiento fundamental de la política macroeconómica de estos gobiernos con el

consenso de Washington respecto las virtudes del capitalismo de mercado libre. La respuesta

38
Éstos movimientos sociales movilizaron varias fuerzas de resistencia y oposición al imperialismo y la
explotación de clase, incluyendo trabajo organizado y la izquierda política. Sin embargo, la lucha popular fue
liderada por movimientos con su base social en el campesinado. En cuanto a las dinámicas de esa lucha y éstos
movimientos para reclamar la tierra ver, entre otros, Veltmeyer (2005).

123
inmediata a este “desarrollo” en el sector popular fue resistencia a la agenda política neoliberal

implementada bajo los dictados de este consenso.

En los 80s esta resistencia predominantemente tomó la forma de protestas espontáneas—

protestas por las masas urbanas de recientes migrantes rurales contra las “reformas del FMI”

implementadas por el gobierno. Sin embargo, para los 90s la resistencia contra la agenda de reforma

estructural de estos regímenes neoliberales se había hecho más organizada en forma de nuevos

movimientos sociopolíticos con sus bases sociales en trabajadores rurales sin tierra, organizaciones

de productores campesinos y los movimientos sociales indígenas (Petras y Veltmeyer, 2001, 2005,

2009, 2013).

Al igual que en los 60s y 70s los gobiernos en la región que estaban alineados con la agenda

política neoliberal respondieron a los movimientos populares enlistando la cooperación y apoyo de

las organizaciones internacionales involucradas en el proyecto de “desarrollo”, al igual que la

participación de las organizaciones de la sociedad civil, u organizaciones no gubernamentales, que se

habían formado en el vacío dejado por el estado en su retirada de un rol dominante en la economía.

En el contexto de un nuevo (post Washington) consenso, en cuanto a la necesidad de traer al estado

de regreso dentro el proceso de desarrollo y asegurar una forma más sustentable y socialmente más

inclusiva de desarrollo, los arquitectos del proyecto de desarrollo internacional cambiaron de rumbo.

A partir de una estrategia de alentar a los “pobres rurales” a migrar en busca de pasturas más verdes

y mayores “oportunidades económicas” en los mercados laborales modernos los oficiales de las

organizaciones internacionales e instituciones financieras como el Banco Mundial, que había asumido

el liderazgo en la lucha contra la pobreza global, se dirigieron hacia una nueva estrategia de instar a

los pobres rurales a quedarse en sus comunidades rurales—tomar parte en un proceso de desarrollo

local comunitario en vez de la emigración. El resultado final de este cambio estratégico fue apartar a

un gran número de los “pobres rurales” de los movimientos sociales que habían liderado la resistencia

contra el neoliberalismo, debilitando a estos movimientos en el proceso. Grandes números de pobres

rurales continuaron — y continúan — emigrando, empujados por fuerzas que los dejaron, y los dejan,

124
con muy pocas opciones. Pero el impulso había empezado a moverse hacia el desarrollo local—

permitiendo a los pobres rurales desposeídos quedarse y subsistir en sus comunidades al diversificar

sus fuentes de ingreso familiar, con el apoyo adicional de las remesas y transferencias directas de

dinero a los pobres por los gobiernos (Veltmeyer & Tetreault, 2013).

Conclusión

El desarrollo capitalista de las fuerzas de producción durante el curso del siglo XX y entrando al siglo

XXI ha generado un proceso de transformación social y productiva, que su vez ha dado origen a un

rango de respuestas populares a las fuerzas de cambio libradas en este proceso. Un análisis de estas

respuestas en diversos contextos históricos y ubicaciones geográficas en la periferia del sistema

capitalista mundial revela dos tipos básicos de respuestas populares a las fuerzas de cambio. Una era

migración… Que los pequeños productores agrícolas dueños de tierras proletarizados se den a la fuga

por así decirlo, abandonar la agricultura y tomar una o ambas rutas de desarrollo fuera de la pobreza

rural pavimentadas por las agencias de desarrollo (trabajo, migración). La otra respuesta era

resistencia… Resistirse a las fuerzas de desarrollo capitalista y cambio operando sobre ellos, y

movilizarse en forma de movimientos sociales.

En los 90s, una década dentro la era neoliberal de desarrollo capitalista y el nuevo orden mundial,

se materializó un tercer tipo de respuesta en el sector popular de la sociedad rural. La respuesta era ni

migrar en búsqueda de empleo en una forma u otra (trabajo asalariado o trabajo por cuenta propia) ni

unirse a los movimientos sociales en la forma de acción directa colectiva, sino que los trabajadores

rurales sin tierra, campesinos y comunidades indígenas busquen una forma de subsistir diversificando

las fuentes de ingreso familiar. La solución, secundada e instigada por el estado en el proyecto

estratégico de desarrollo local comunitario, con cooperación internacional y participación social

(participación de las organizaciones de la sociedad civil) fue la pluriactividad: combinar agricultura,

trabajo fuera de la granja (la fuente de un 50% del ingreso familiar) e ingresos de remesas con micro

créditos o micro proyectos y dependencia de transferencias de dinero del gobierno, al diseñar una

125
“ruta de salida” fuera de la pobreza rural (De Janvry & Sadoulet, 2000; Kay, 2009; Veltmeyer &

Tereault, 2013).

El nuevo milenio, en una coyuntura diferente de desarrollo capitalista (capitalismo extractivo),39

crea un contexto completamente nuevo para el proceso de desarrollo — y la inevitable resistencia: El

rechazo y la perdición del modelo neoliberal, una inclinación hacia izquierda en un proceso político

de cambio de régimen, el cambio de dirección de uno de estos regímenes hacia un nuevo enfoque de

desarrollo basado en “activismo estatal de inclusión”. La creciente demanda del mundo por materias

primas y productos básicos (petróleo y gas, minerales y metales, productos agroalimentarios), el

cambio de dirección de muchos gobiernos hacia el extractivismo (la extracción de recursos naturales)

como una estrategia de desarrollo económico, un cambio en la geoeconomía del capital (una

expansión relativa en los influjos de capital “en busca de recursos”) y las más grandes operaciones

del capital extractivo, y el surgimiento de nuevas formas de resistencia contra las operaciones del

capital extractivo (Veltmeyer & Petras 2014).

39
Sobre las complejas dinámicas económicas, sociales y políticas de esta fase del desarrollo capitalista ver,
entre otros, Veltmeyer & Petras, 2014).

126
Capítulo 6

Repensando el Nexo Migración-Desarrollo

Guiadas por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo algunas organizaciones

internacionales han estado persiguiendo una agenda política internacional en el área de la

migración y el desarrollo. Estas postulan que las remesas enviadas a casa por los migrantes pueden

promover el desarrollo local, regional y nacional en los países de origen. Por extensión las remesas

son vistas como una fuente indispensable de cambio de divisas que proporcionan estabilidad

macroeconómica y alivian la pobreza de ingresos. La evidencia para este punto de vista es

proporcionada por un creciente conjunto de datos sobre la importancia de las remesas como una

fuente de ingresos para muchos hogares rurales en los países subdesarrollados. La UNDP (2007)

estima que alrededor de 500 millones de personas, o alrededor de 350 mil millones de hogares,

reciben remesas. Según cifras del Banco Mundial, las remesas enviadas a casa por emigrantes de

países subdesarrollados se elevó de 85 mil millones en el 2000 a 435 mil millones en el 2014.

Tomando en cuenta flujos no registrados a través de canales informales esta cifra podría ser un 50%

más grande, lo que significa que el total de las remesas excede al total oficial de ayuda extranjera

por un factor de dos (Banco Mundial, 2014).

Aunque, en un documento reciente la posición del Banco Mundial respecto a la relación entre

remesas y migración ha sido más cauta (Lapper, 2006), se debería señalar que las políticas

neoliberales de reforma estructural promovidas por el Banco Mundial y el FMI son la causa principal

del aumento repentino en la migración sur-norte y el flujo de remesas durante las dos últimas

127
décadas. Más aún, como se señaló arriba, lejos de contribuir al desarrollo de los países emisores,

estas políticas han reforzado las dinámicas del subdesarrollo.

La gran paradoja de la agenda migración-desarrollo es que deja intactos los principios que

sostienen la globalización neoliberal y no afecta la forma específica en que se aplican las políticas

neoliberales en los países emisores y no aborda las cuestiones fundamentales del desarrollo como

la necesidad de hacer frente a (i) los impactos negativos de la migración en los migrantes y sus

familias—las inquietudes de derechos humanos y seguridad humana que subyacen la migración

contemporánea — y, lo que es más importante,(ii) las causas de la migración forzada, es decir la

necesidad urgente de reducir las crecientes asimetrías que existen entre los países emisores y

receptores y que están en el núcleo de la tendencia capitalista hacia el desarrollo desigual.

Este capítulo resalta la necesidad de un enfoque alternativo basado en la economía política del

desarrollo. Desde esta perspectiva se pone atención especial al rol del trabajo migrante y las

remesas como parte de un conjunto complejo de relaciones sociales transnacionales usadas para la

subsistencia de una población sobrante que está forzada a entrar en los mercados laborales

transfronterizos bajo condiciones de exclusión social y salarios por debajo de la subsistencia. Para

aclarar esto y otras cuestiones semejantes este capítulo busca resaltar y entender las complejidades

del nexo migración-desarrollo.

El capítulo está organizado en tres partes. La parte uno proporciona un vistazo breve a los

modelos teóricos actuales para analizar el nexo migración-desarrollo. En la parte dos identificamos

seis elementos de una mitología que se usa ampliamente en el discurso teórico y político sobre

migración y desarrollo para ofuscar el funcionamiento del sistema capitalista mundial en cuanto al

proceso de desarrollo. En la parte tres introducimos un modelo alternativo basado en la economía

política del desarrollo. Concluimos con algunos pensamientos finales sobre el nexo desarrollo-

migración.

128
El nexo desarrollo-migración: un breve vistazo teórico

A pesar del reciente auge en la investigación de migración y desarrollo hay una clara disociación

entre las teorías de desarrollo y las teorías de migración. Esto resulta en muchos estudios que no

capturan o no nos permiten entender las dinámicas fundamentales de la migración y el proceso de

desarrollo hoy en día. También, como un resultado la teorización sobre el nexo migración-desarrollo

se rezaga y no informa adecuadamente al discurso de migración y a las políticas de desarrollo que

son promovidas por las organizaciones internacionales y ampliamente adoptadas por los

legisladores.

Los estudios sobre migración más influyentes han sido realizados por centros de investigación

en los países desarrollados, que, por razones obvias son los principales países receptores en el

planeta. Como hemos observado y argumentado estos no han prestado suficiente atención a las

operaciones del sistema capitalista mundial que subyacen en el proceso de migración antes y ahora.

Por ahora no existe un marco teórico conceptual que tome en cuenta el punto de vista desde el cual

muchos académicos en el sur global ven al proceso de migración y desarrollo, el cual es que los

países subdesarrollados funcionan como un enorme ejército de reserva de trabajo sobrante,

exportadores de trabajo barato y trabajo altamente capacitado y calificado, y como tales una palanca de

acumulación de capital a escala global.

Curiosamente la mayoría de los estudios en el campo de la migración y desarrollo tienden a

ver a los procesos involucrados como separados, uno teniendo poco que ver con el otro. La

excepción a esto son aquellos estudios que ven y tratan a la migración como si fuera una variable

independiente (a través de remesas, la circulación de poder cerebral, y los recursos e iniciativas, y

organizaciones transnacionales, de los migrantes mismos) y al desarrollo como la variable

dependiente en una cadena de causalidad. Como hemos señalado un enfoque alternativo, y

129
modelo, basado en la economía política del desarrollo capitalista, conecta a la migración y al

desarrollo con la formación de un mercado laboral global, las operaciones del sistema capitalista

en las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas, y el rol de los gobiernos centrales en controlar,

regular y administrar el flujo de migrantes a través de las fronteras nacionales. Sin embargo,

ambos enfoques han tendido a converger en el análisis—y puntos de vista opuestos—en cuatro

cuestiones críticas: (i) el rol y las implicaciones de desarrollo de las remesas; (ii) la diáspora y la

formación de organizaciones transnacionales de migrantes en el proceso de desarrollo; (iii) el

codesarrollo; y (iv) los migrantes como agentes y una agencia de desarrollo local

1. Remesas e inversión productiva. Durante las dos últimas décadas del siglo XX, el flujo de

trabajadores mexicanos hacia los Estados Unidos se incrementó notablemente con la

implementación de políticas neoliberales de “reforma estructural” bajo el consenso de Washington

y la integración de las dos economías con NAFTA. En este contexto los estudios sobre migración y

desarrollo que se enfocan en el potencial de las remesas como una fuente de inversión productiva,

han sido abordados y avanzados en dos periodos sucesivos, dando origen a un debate irresuelto y

sin proporcionar a la fecha ni una solución teórica o práctica al problema.

En los 80s, Reichert (1981), Stuart y Kearney (1981), Mines (1981) y Wiest (1984)

realizaron varios estudios empíricos en la región centro occidental de México para

argumentar que las remesas tenían un efecto negativo en las comunidades de origen, llevando

a la diferenciación social, inflación del precio de la tierra, y la acumulación de recursos

locales en manos de algunos pocos. Sin embargo, estudios subsecuentes en los 90s,

argumentaron que las remesas en realidad tenían un rol productivo (Durand, 1994; Jones,

1995; Durand, Massey & Parrado, 1996; Massey & Parrado, 1998). Los resultados de estos

estudios indicaron que las remesas eran invertidas en la agricultura el capital humano y que

la circulación de dinero no sólo proporcionaba a las familias fondos de subsistencia sino que

130
al proveer fondos de inversión había jugado un rol positivo en el desarrollo de las economías

local, municipal y regional. Algunos autores (Durand, 1994; Jones, 1995) argumentaron que

estas inversiones tuvieron un impacto sustancial en sectores y lugares específicos, mientras

que otros (Massey & Parrado, 1998: 18) argumentaron que la migración internacional a

través de remesas colectivas había tenido un impacto de desarrollo más amplio como una

“fuente de producción de capital” (el financiamiento de inversiones productivas e

infraestructura social) y como una “fuerza dinámica que promueve la actividad empresarial,

la fundación de negocios y expansión económica” en áreas de migración alta donde la

inversión pública y privada es insignificante. Smith, 1998; Moctezuma, 200). En general, el

aspecto más interesante de esta investigación es la identificación del sujeto social: el migrante

colectivo (Moctezuma, 1999), aunque los proponentes de este concepto—en especial

Moctezuma (1999) pero también Torres (2000) y Ratha (2003), quienes respectivamente

representan los puntos de vista institucionales de la CEPAL y el Banco Mundial—han sido

criticados, y con razón, por pintar una imagen demasiado optimista del fenómeno (Binford;

2002; Canales y Montiel, 2004).

2. Transnacionalismo y desarrollo. Al contrario de la suposición de que los migrantes

casi siempre suspenden la comunicación con su lugar de origen una vez que se han

establecido en su país de destino, el transnacionalismo subraya todo lo contrario: A pesar de

su incorporación en la sociedad que los recibe, los migrantes tienden a mantener fuertes lazos

con sus sociedades de origen. Los autores que toman este punto de vista argumentan que (i)

los migrantes mantienen lazos con su lugar de origen para afrontar la desigualdad racial y

otros obstáculos en los países de destino; (ii) la migración es causada por procesos globales

que reemplazan a la nación estado y generan una sociedad civil global que amenaza el

monopolio político ejercido por el estado, y (iii) el transnacionalismo da lugar a un “tercer

131
espacio” que ubica a los migrantes entre los estados emisores y receptores y sus sociedades

de origen y destino.

El vínculo entre transnacionalismo y desarrollo ha sido explorado desde al menos dos

puntos de vista: (i) la economía de la migración, donde las prácticas transnacionales de los

migrantes, como ser llamadas telefónicas, el uso de tecnologías de la comunicación,

participación del turismo y la industria de la nostalgia y las remesas tienen efectos positivos

en las economías locales (Orozco, 2003) pero también crea nichos que después son

apropiados por las corporaciones transnacionales (Guarnizo, 2003), y (ii) la contribución de

las organizaciones migrantes al proceso de desarrollo local y regional, en particular su

participación en operaciones sociales que benefician colectivamente a las poblaciones locales

(Delgado Wise, Márquez y Rodríguez, 2004; Portes, Escobar y Walton, 2006; Faist, 2005).

3. Codesarrollo. Algunas naciones de la Unión Europea (Francia y, más recientemente,

Italia y España) han diseñado políticas de desarrollo específicas por país las cuales están

basadas en las contribuciones de desarrollo potenciales de los migrantes a sus lugares de

origen con el apoyo de las naciones desarrolladas. El codesarrollo busca (i) promover

actividades productivas a través de remesas; (ii) educar migrantes y alentar su retorno a sus

lugares de origen; (iii) involucrar a los migrantes en proyectos de cooperación; (iv) educar y

guiar a emigrantes potenciales en los lugares de origen; (v) promover la creación de puentes

entre comunidades de origen en el sur y aquellos que han emigrado al norte; (vi) fomentar la

interacción entre gobiernos nacionales, organizaciones locales civiles y de negocios,

universidades, centros educacionales y culturales y migrantes y (vii) mejorar las condiciones

de vida y trabajo de los migrantes. En la práctica, el codesarrollo ha sido usado como una

política supra gubernamental para controlar flujo inmigratorio, mientras se ha prestado

menos atención a la promoción del desarrollo en los países de origen migratorio. Los actores

132
involucrados en este proceso de codesarrollo (gobiernos, organizaciones inmigrantes y

ONGs) no necesariamente coinciden en varias cuestiones, ya que sus interpretaciones de este

concepto usualmente se adaptan a sus intereses particulares. Adicionalmente, el codesarrollo

es, en realidad, una paradoja: los países menos desarrollados de la Unión Europea como ser

España recibieron apoyo de la Unión para incrementar su desarrollo nacional, a tal grado que

pasaron de ser emisores de emigrantes a receptores de inmigrantes (Agrela y Dietz, 2005).

Pero cuando se trata del exterior y a pesar de la demanda existente por fuerza laboral barata

importada, la Unión Europea ha creado una especie de fortaleza (Bendel, 2005) que parece

cerrar sus puertas a la inmigración y usa el codesarrollo para encubrir políticas de regulación

inmigratoria involucrando a países que yacen fuera de la Unión en lugar de buscar

activamente el desarrollo en estas naciones.

4. Los migrantes como una agencia de desarrollo local. En el caso particular de México,

Moctezuma (2005) ha observado diferentes tipos de migrantes (colectivos, emprendedores,

enfocados en el ahorro y retirados) y los roles que juegan en términos de inversión social y

productiva. García Zamora (2003) ha propuesto el establecimiento de un fondo para

desarrollo local y la adopción de un sistema de micro financiamiento,40 mientras que Delgado

Wise y Rodríguez (2001) sugieren que las organizaciones migrantes podrían promover

proyectos de desarrollo regional junto a políticas públicas.

Desde nuestra perspectiva, la implementación de alternativas de desarrollo demanda la

construcción de un nuevo sujeto social colectivo—uno que involucre a las organizaciones

40
Sin embargo, estudios por Bateman (2009, 2014) sugieren que la microfinaza es la menos aconsejable,
sirviendo principalmente como un mecanismo de subdesarrollo local (destruyendo economías locales desde
abajo) y acumulación de capital en base a una superexplotación de los pobres y los más vulnerables.

133
migrantes y no migrantes—que sólo puede tener un impacto limitado en los espacios locales

y regionales en un contexto capitalista que genera desarrollo disparejo y migración forzada.

La mitología de la migración y el desarrollo

Los estudios de migración están llenos de mitos subyacentes que distorsionan la realidad bajo un

punto de vista descontextualizado, reduccionista y parcializado de la movilidad humana, en

particular en lo que respecta a la migración laboral. Las agendas políticas y de investigación

dominantes en el campo tienden a usar y reproducir estas mitologías, ignorando el contexto en el

cual tiene lugar la migración contemporánea al igual que sus causas principales. Es decir, asumen

que la migración es un acto libre y voluntario, y hacen caso omiso de las fuerzas estructurales

liberadas en el proceso de desarrollo capitalista. Además, tienden a ignorar los extremadamente

pesados costos de la migración que son soportados por tanto los países emisores en conjunto como

los migrantes mismos y sus familias. Esos costos, como establecimos en el Capítulo 5, van mucho

más allá de los sobre enfatizados impactos positivos de las remesas.

La mitología subyacente y reproducida en la mayoría de los estudios de migración y desarrollo

puede ser deconstruida de la siguiente forma:

MITO 1: la integración regional Norte-Sur basada en principios de mercado libre lleva a la

convergencia económica y migración reducida.

El gran mito del capitalismo global es la noción de mercado libre. En la afán de maximizar ganancias

los individuos o compañías acuden en masa a un supuesto espacio común—el mercado—donde,

libres de la interferencia del estado, ofrecen bienes que satisfacen las necesidades y deseos de los

consumidores. La competencia genera innovación y favorece a las compañías que pueden ofrecer

productos a precios más bajos a través de procesos de innovación y conversión tecnológica de los

134
métodos de producción. La libertad empresarial es una fuerza de producción importante y estimula

el crecimiento y la prosperidad.

En un nivel regional, los acuerdos de libre comercio facilitan la complementariedad económica

entre países con diferentes mezclas de recursos productivos y niveles de desarrollo. Los esquemas

de integración regional basados en la libre circulación de bienes comercializables y servicios, capital

de inversión y trabajo— la tierra permite la extracción y movilización de recursos naturales, pero, a

diferencia del capital y el trabajo, es inmóvil—permiten un balance de complementariedad entre

factores de producción, permitiendo a cada país tomar ventaja comparativa de sus dotaciones de

recursos naturales, manufacturados y humanos para expandir la producción.

México ha seguido fielmente los preceptos neoliberales del consenso de Washington, pero el

supuesto éxito de su modelo de exportaciones es una ilusión óptica ya que lo que en realidad

exporta el país es su fuerza laboral y el modelo de exportaciones impuesto a México en el contexto

de la NAFTA ha llevado a una integración asimétrica de la economía del país con la de Estados Unidos

(Cordera, 2014). La tabla 6.1 proporciona una representación gráfica de estas asimetrías y su

incremento significativo bajo NAFTA

Tabla 6.1 asimetrías entre México y los Estados Unidos

Méjico Estados Unidos

Asimetrias 1994 2012 1994 2012

Población
(miles) 93.055 115.640 259.753 308.827
PIB per capita
(dólares americanos
actuales) 4.540 9.240 26.820 48.450
PIB ($ miles de
millones a precios
actuales / PPA) 717 1.747 7.031 15.011

135
Indice de
producción
industrial 71,74 101,65 80,49 121,13
Gasto de ID (% PIB) 0.29 0.48 2.48 2.90
Población con
grado universitario
(% de la población)
25-64) 11,90 18,30 27,98 38,50
Salarios en
manufactura ($/hr) 2.10 2.60 12,00 9.30
Coste de unidad de
mano de obra en
manufactura 95,20 90,40 96,30 98,60

Los promotores de NAFTA no sólo predijeron una tendencia hacia la convergencia económica

sino un declive en los flujos migratorios, los cuales, resulta que, se han incrementado

exponencialmente bajo NAFTA, con la aparición de un éxodo económico (Figura 6.1).

Figura 6.1 migración México-Estados Unidos 1840-2011

Reestructuración neoliberal
Millones
12,400
12
CPS-Ajustado
10

4
NAFTA

Fuente: Compilado de Censos Decenales, 1850-1990; Centro Hispánico Pew, 1994-2010 (Passel

y Cohn, 2011).

136
MITO 2: La restructuración neoliberal promueve el progreso y bienestar social

Los economistas en el molde de liberalismo ortodoxo y economía neoclásica argumentan que el

mercado libre lleva a prosperidad general y beneficios mutuos, pero lo que en realidad ha sucedido

es que el elogiado “programa de ajuste estructural”, diseñado para liberar a las “fuerzas de libertad

económica” de las restricciones regulatorias del estado desarrollista, resultó en una destrucción

masiva de las principales fuerzas de producción en la industria y la agricultura en la periferia del

sistema capitalista mundial. La crisis de producción originada por esta destrucción forzó a millones

de desposeídos y habitantes rurales empobrecidos a abandonar sus comunidades y migrar. El

enorme éxodo experimentado por México desde el inicio de NAFTA, un modelo de libre comercio,

expone la realidad detrás de este mito.

MITO 3: La emigración bajo el neoliberalismo es un acto libre y voluntario

Las teorías convencionales y discursos sobre migración presentan la movilidad humana como un

acto libre, una decisión familiar o comunal en busca de oportunidades económicas, una forma de

acumular recursos que pueden ser invertidos para mejorar la calidad de vida y empezar un negocio.

Las dinámicas de migración son vistas como organizadas por los migrantes mismos a través de redes

sociales que los guían y canalizan dentro los mercados laborales de las economías anfitrionas. Los

flujos migratorios y su organización adquieren una vida propia hasta el punto que se convierten en

su propia causa, un movimiento acumulativo que genera una cultura de migración: un rito de

iniciación para las personas jóvenes que entran a la vida laboral y reproductiva, un signo de la

identidad de un pueblo.

137
Esta visión de la migración es poco más que una disculpa, una forma de conciencia falsa.

Muchas veces la decisión de migrar es una respuesta a condiciones sobre las cuales los migrantes

no tienen control y de las que necesitan escapar—destrucción de las fuerzas de producción causadas

por el desarrollo capitalista de la agricultura, despojo de los medios de producción, pobreza y

desempleo y otros déficits del mercado laboral.41 En cuanto a la anterior figura 6.2 es reveladora de

las fuerzas en juego. Muestra que de 2000 a 2010 la fuerza laboral de México se incrementó en 9,6

millones mientras que los empleos formales hicieron lo mismo en un mero 2,1 millones. Esto

significa un déficit de unos 7,5 millones de empleos. La fuerza de trabajo excluida está distribuida

entre los desempleados (1,5 millones), trabajadores informales (3,9 millones) y migrantes (2,1

millones). Es impactante que el volumen de empleo formal generado deba ser igual al volumen de

migrantes y que ambas categorías sumadas (4,2 millones) deberían ser menores que el número de

trabajadores desempleados e informales (5,2 millones). Junto con los indicadores de precariedad

laboral descritos previamente, esto resalta una condición importante de la emigración forzada en

México, una condición encontrada en muchos países subdesarrollados—e incluso desarrollados

(Roldán, 2013).

figura 6.2 México: Fuerza laboral sobrante o déficit de empleo, 2000-2010

41
Por supuesto, el capitalismo no es la única fuente estructural de condiciones y fuerzas que subyacen la
motivación y las decisiones de migrar. No todos los desastres naturales o conflictos políticos, o situaciones a
las cuales la migración proporciona una respuesta lógica o racional (una de pocas sino la única opción), puede
rastrearse al funcionamiento del sistema económico operativo—o al menos no directamente.

138
Fuentes: SIMDE, superávit de México. Estimados basados en CPS. Suplemento de marzo, 2000
y 2010; y CEPALSTAT, Estadísticas de Empleo para América Latina, 2000-2010.

MITO 4: La administración de la migración a través del balance de los mercados laborales es benéfica

para todas las partes involucradas

La administración de la migración es un elemento clave del discurso dominante que subyace las

políticas migratorias predominantes. Éstas son promovidas por agencias multilaterales y equipos de

pensamiento como la Organización Internacional para la Migración (OIM), la Organización Estados

Americanos (OEA) y el Instituto de Política Migratoria (IPM). Se han promocionado nuevas narrativas

a través de una noción aparentemente “neutral” asociada con el paradigma integral de “gobernanza

global” (Gosh, 2007). Estas narrativas intentan despolitizar la migración, ofuscar la existencia de

intereses divergentes o asimetrías y conflictos de poder, evitar las obligaciones impuestas por la ley

internacional y promover la idea de que administrar la migración a través del equilibrio de los

mercados laborales puede ser beneficioso para todas las partes involucradas: países de destino,

países de origen, y los migrantes mismos y sus familias. Este escenario irreal donde ganan los tres

claramente favorece a los intereses de los países receptores y las grandes EMN basadas en tales

países.

139
MITO 5: Los inmigrantes son una carga para los países receptores.

Usualmente se piensa que las contribuciones de los inmigrantes al país anfitrión son mínimas o

marginales y que, por el contrario, la incorporación de migrantes en el mercado laboral constituye

un acto de “generosidad” que eventualmente lleva a una reducción en la productividad económica

y pérdida de empleos para los trabajadores nativos. Sin embargo, la verdad es muy diferente aun

cuando se ha ocultado y distorsionado en el discurso público y se ha influenciado negativamente a

la opinión pública. Ese tema ha sido abandonado en las agendas bilaterales y multilaterales pero lo

que es más importantemente ha sido ignorado como resultado de la decisión de abordar el tema

unilateralmente al tratar el control fronterizo como un asunto de soberanía nacional. Finalmente,

esto refleja la forma en que la doctrina de seguridad nacional, que tiende a criminalizar a los

migrantes, se ha convertido en el referente para las políticas públicas migratorias.

MITO 6: Los migrantes son agentes de desarrollo y sus recursos, principalmente remesas, vehículos

para el desarrollo.

¿Por qué tal incremento en el interés por las implicaciones del desarrollo y los resultados potenciales

de las remesas, que son esencialmente salarios enviados por los trabajadores a sus dependientes

financieros? Como el economista del Banco Mundial Davesh Kapur (2004) señala, las remesas se

han convertido en el nuevo “mantra de desarrollo” principalmente debido a la creencia de que éstas

pueden servir como un mecanismo de reducción de la pobreza al incrementar los ingresos de los

hogares pobres, o que pueden ser canalizadas en inversiones productivas (en infraestructura, por

ejemplo) como una forma de superar el subdesarrollo. O, para ponerlo menos positivo, la idea es

140
que algunos de los trabajadores más explotados y empobrecidos en el mundo pueden compensar

el fracaso de las políticas de desarrollo convencionales.

Sin embargo, como argumentaron Canales (2011) y otros, el impacto económico atribuido a

las remesas es totalmente desproporcionado: El crecimiento del PIB a través del efecto

multiplicador de las remesas es sólo 0,47% y la elasticidad del PIB con respecto a las remesas es

0,036. En cuanto al presunto impacto de las remesas sobre la tasa de pobreza, según Canales está

en el orden de 1,3 puntos porcentuales, el mismo que el impacto de las remesas al reducir la

desigualdad (con referencia al índice Gini). Y la elasticidad de la pobreza o desigualdad con respecto

a las remesas es sólo 0,221.

Otro vástago promovido del discurso dominante es “desarrollo comunitario”, que

presumiblemente o al parecer es activado por “remesas colectivas” en el sentido de que las remesas

migrantes son igualadas por el gobierno en programas de obras públicas como el programa 3x1 de

México. Aun cuando despliega muy pocos recursos fiscales (alrededor de 1% del total de remesas)

de todas formas es retratado como una fuente de desarrollo local comunitario.

El hecho es que las remesas representan una fracción de los salarios ganados por los

trabajadores migrantes, en muchos casos en condiciones de sobre explotación laboral, y están

destinadas a apoyar financieramente a dependientes en los lugares de origen mientras que

contribuyen a las reproducción familiar. Esto incluye la formación de una fuerza de trabajo con una

alta propensión a migrar (por ejemplo hijos, hermanos u otros parientes) y apoyo para los ancianos

y enfermos. Las remesas juegan un rol esencial en una asegurar la reproducción social en

condiciones de pobreza y exclusión social. Trabajadores migrantes sobreexplotados enviando partes

de sus salarios a sus dependientes pobres atrapados en una espiral de degradación familiar y

comunitaria es algo muy distinto del discurso apologistas sobre migración.

141
Hacia un nuevo modelo del nexo migración-desarrollo

A pesar de la popularidad actual de los estudios de migración y desarrollo, la complejidad del tema

requiere un enfoque alternativo que no se centre tanto en la motivación subyacente y la decisión

de migrar, y las consecuencias de estas decisiones, como las dinámicas sistemáticas involucradas al

igual que los macro proceso de desarrollo. Desde esta perspectiva de economía política la migración

es vista como una entre otras dimensiones del proceso de desarrollo, como un campo de dinámicas

estructurales y prácticas estratégicas que tienen lugar en niveles globales, regionales, nacionales, y

locales. El enfoque teórico y político adoptado por los académicos y legisladores en los países

desarrollados receptores ha creado una visión hegemónica que debe ser contrarrestada con un

enfoque que incorpore los puntos de vista de los países subdesarrollados emisores—lo que

denominamos “perspectiva del sur”. También es importante promover un análisis comparativo que

examine las interacciones entre procesos de migración y desarrollo y las experiencias particulares

teniendo lugar entre ellos en diferentes lugares del mundo en el contexto del capitalismo global.

Opinamos que el problema de la migración internacional debería ser incorporado

sistemáticamente dentro del campo de estudios de desarrollo y que el proceso de

subdesarrollo/desarrollo debería verse como una fuente de migración internacional (ver figura 6.4).

En el contexto de grandes flujos migratorios, el problema del desarrollo involucra retos adicionales

como ser relaciones asimétricas entre países, la reconfiguración de las cadenas productivas y la

reestructuración concomitante y precarización de los mercados laborales, desigualdades sociales

transterritoriales y, más específicamente, el declive material y subjetivo de las bases que propician

la emigración de una población dada, junto con cuestiones que involucran su integración en las

sociedades receptoras y su preservación de lazos transnacionales.

Figura 6.4. Un enfoque alternativo a la interrelación migración-desarrollo.

142
Contexto
Global/Regional

Migración

Desarrollo

Desde un punto de vista teórico el reto inicial y fundamental para los investigadores que buscan

estudiar y examinar aún más estas cuestiones es la falta de un modelo apropiado que proporcione

una representación teórica simplificada del nexo migración-desarrollo, que identifica las variables

clave y permite tanto análisis el científico como la construcción teórica. En relación con nuestros

hallazgos y consideraciones respecto al nexo migración-desarrollo tal modelo debería o podría

incluir las siguientes proposiciones:

• Los estudios de migración deberían tomar en cuenta las condiciones y fuerzas que son

liberadas o generadas en el proceso de desarrollo capitalista (destrucción de las fuerzas de

producción en la agricultura, urbanización y modernización, globalización) al igual que la

respuesta estratégica a estas fuerzas, particularmente, abandonar la agricultura y migrar en

busca de un modo de vida más viable, o quedarse y luchar—resistirse en lugar de adaptarse

a estas fuerzas.

143
• El proceso de desarrollo capitalista en la coyuntura actual de globalización neoliberal

conlleva la formación de un ejército de reserva global de trabajo sobrante y un flujo masivo

de trabajadores migrantes en una dirección sur-norte, es decir a lo largo de la grieta

principal del sistema capitalista mundial.

• La profundización del desarrollo desigual auspiciado por la globalización neoliberal es un

catalizador para un proceso de migración forzada hacia países desarrollados, al igual que

una lucha de clase.

• Los migrantes hacen una contribución significativa al desarrollo económico en los países

receptores, lo que, en la coyuntura neoliberal de desarrollo capitalista,

predominantemente, y cada vez más, se puede ver en el norte global al centro del sistema.

• Los inmigrantes contribuyen a una reducción general de los costos laborales de producción

para el capital, no sólo en el contexto de su existencia y función como una reserva global de

trabajo barato y flexible, y la tendencia sistemática hacia la crisis y desempleo estructural,

sino porque ellos tienden a ser empleados en áreas de producción intensivas en trabajo

donde sustituyen a una fuerza laboral nacional con salarios más altos y más beneficios. Esta

tendencia también se relaciona cada vez más con los migrantes altamente capacitados.

• La migración internacional es el resultado de problemas en el proceso de desarrollo, el

fenómeno migratorio debe ser examinado en este contexto para revelar sus causas

principales y efectos. Para estudiar a la migración, su interrelación de causa y efecto con el

desarrollo, y examinar las diferentes etapas inherentes a esta interacción, debemos tomar

en cuenta dos dimensiones fundamentales de la problemática migración-desarrollo:

prácticas estratégicas y dinámicas estructurales.

144
• Los migrantes ayudan a mantener estabilidad socioeconómica precaria en sus países de

origen. Las remesas provenientes de salarios contribuyen a la subsistencia de los miembros

de la familia en el país de origen y en menor grado estas también ayudan a financiar

pequeños negocios en una economía de subsistencia.

• Los estudios de migración internacional deberían examinar los retos de desarrollo

enfrentados por los países emisores al igual que los costos económicos y sociales de la

migración laboral.

• Cualquier estudio en la dinámica desarrollo-migración de la relación sur-norte—migración

como una respuesta a las fuerzas dinámicas de desarrollo capitalista—no debería perder de

vista y debería analizar las condiciones que son específicas de cada región y país al igual que

las genéricas del sistema capitalista en operación.

• El análisis del nexo migración-desarrollo debería incluir la dimensión de espacio (local,

nacional, regional y global) y tiempo (la coyuntura particular del desarrollo capitalista), al

igual que la dimensión social del proceso de migración (¿quién se beneficia y quién soportar

los costos?).

• La promoción del desarrollo como transformación social podría contener el proceso de

migración forzada. La globalización representa a la migración como inevitable, pero

deberíamos apoyar la viabilidad de procesos alternativos de desarrollo, incluyendo

resistencia en lugar de adaptarse a las fuerzas de cambio social.

Conclusión

El marco teórico propuesto en este capítulo concierne tres cuestiones que son fundamentales para

entender el nexo migración-desarrollo:

145
1. La necesidad de un enfoque crítico a la globalización neoliberal. En contraste con el discurso

neoliberal dominante basado en las virtudes del capitalismo de mercado libre y la inevitabilidad de

la globalización, (no existe otra forma, como Margaret Thatcher había declarado) postulamos que—

dadas las características contradictorias del capitalismo—la fase actual de capitalismo es

insostenible e ilegítima y que el orden mundial neoliberal NO es el fin de la historia; al contrario, en

cada fase de su desarrollo el capitalismo genera fuerzas de resistencia y una lucha de clases en una

forma u otra. Si la correlación de fuerzas en la lucha de clases producirá la perdición del sistema es

debatible. Pero lo que está bastante claro es que las fuerzas de cambio que se generan en el proceso

de desarrollo pueden movilizarse ya sea hacia la Izquierda (en el interés de la equidad social y

justicia) o hacia la Derecha (en el interés de la acumulación de capital). De este modo el cambio

social está en el horizonte.

2. Una reconstitución del campo de estudios de desarrollo. El modelo y un modo singular de

análisis basado en la creencia de que el mercado libre funciona como un poderoso mecanismo

autorregulado de desarrollo capitalista (asignando eficazmente recursos y beneficios a los diversos

factores de producción tierra, trabajo, capital y llevando a la prosperidad general, la incrementada

riqueza de todas las naciones) ha fallado espectacularmente, requiriendo de los esfuerzos heroicos

de los ideólogos y arquitectos del sistema capitalista para salvar el capitalismo de sí mismo. Estos

esfuerzos conllevan una lucha ideológica intensiva—vender la idea de globalización como la única

ruta hacia el futuro, el desarrollo como la solución al subdesarrollo y pobreza, y la movilidad del

trabajo en la economía global como un mecanismo de desarrollo.

3. Construcción de una agencia de cambio. Las operaciones del sistema capitalista mundial en

la forma de capital político y al nivel del desarrollo y la migración han creado un mundo en el cual la

mayor parte de la producción social—la riqueza de las naciones—es acumulada o tomada por un

pequeño grupo élite dentro la clase capitalista internacional, o la clase gobernante global. En este

146
mundo, y en un sistema orientado a un desarrollo mundial bastante desigual de las fuerzas de

producción, los trabajadores migrantes juegan un rol muy importante no sólo en asegurar

inconscientemente la expansión del capital (como una palanca de acumulación de capital) y la

supervivencia del sistema, sino en la formación de un nuevo proletariado global. Si este proletariado

puede ser puesto en contra del sistema capitalista en cada país donde constituye una parte vital de

la clase trabajadora es una pregunta para la cual no existen respuestas en este momento. No existe

indicación de que estemos cerca de la conversión de estos migrantes laborales de una clase “en sí

misma” (súper explotada por el capital en sus operaciones globales) a una clase “para sí misma”,

completamente consciente de su existencia como la división más explotada, vulnerable e impotente

de la clase trabajadora global. Por otro lado, como Marx y Engels declararon en su Manifiesto

Comunista esos trabajadores no tienen nada que perder más que sus cadenas.

147
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