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CASO 1

SIEMENS

Se estima que la compañía alemana llegó a gastar un total de 420 millones de euros
en sobornos. Sin embargo, las autoridades realizaron una profunda investigación y
fueron multados con más de 1500 millones de euros. Conozcamos qué fue lo pasó:
El escándalo de los sobornos en Siemens
Si hablamos de controversias que guardan relación con la compañía alemana
Siemens, tenemos que remontarnos al año 1996 en Argentina. Este escándalo
estuvo relacionado con los pagos ilegales que la empresa Siemens AG realizó a
una licitación pública convocada ese mismo año por el propio Gobierno y que
incluía: la impresión de los nuevos Documentos Nacionales de Identidad,
informatización de pasos fronterizos y padrones electorales.
A pesar de que Siemens AG afirmó que dichos pagos tenían como propósito ganar
la licitación, dicho escándalo salió a la luz. Además, más adelante volvieron a hacer
otros depósitos para evitar que rescindieran su contrato.
Pero a mayores de este gran escándalo de Siemens AG, se les conocen otros
escándalos en China, Japón o España. Uno de los más sonados en nuestro país es
el siguiente:
Siemens y los sobornos de más de 420 millones de euros en España
Una investigación interna de Siemens llevaba a cabo en el año 2006 afirmó que la
empresa alemana había destinado más de 420 millones de euros en sobornos para
conseguir grandes contratos. Entre el 80 y el 90% estaban relacionados con las
telecomunicaciones, pero los demás se hicieron en transporte, servicios financieros
y energía.
Trabajadores siemens; los causantes de estos desvíos fueron un total de 12
trabajadores de Siemens que desviaron dinero a compañías en paraísos fiscales y
a empresas tapadera, para sobornos. Y dichos sobornos provenían de una caja
negra, que es la que han investigado las autoridades.
Pero a pesar de que el caso no se desató hasta el año 2006, se cree que en el año
2003 la empresa Siemens ya tenía constancia de estos casos de corrupción. Sin
embargo, su antiguo presidente, Heinrich von Pierer, afirmaba ‘no saber nada’.

Pero estos no fueron los únicos sobornos en los que la compañía alemana Siemens
estuvo relacionada. Aunque sí fueron dos de los casos más ‘sonados’.
Un escándalo de corrupción que le supuso a Siemens un gasto de más de 1.500
millones de euros El escándalo de corrupción que afectó a Siemens a finales del
año 2006, le supuso a la compañía un gasto de más de 1.500 millones de euros.
Esta cantidad salió de todas las multas que le impusieron, devoluciones de
impuestos y otros gastos de investigación. Y ojo, porque puede que la suma sea
mayor desde entonces.
¿Qué medidas se tomaron? ¿Qué se cambió para evitar que volviera a pasar?
Tras lo acontecido, su director financiero, Joe Käser, dio una conferencia en la que
anunció no solamente que el grupo se había gastado más de 1.500 millones desde
que se destapó el escándalo, sino que declaró que desde ese momento que la
empresa solo haría negocios de manera limpia.
Además, afirmó que tomaría medidas contra los empleados implicados en los casos
de corrupción y soborno.
La compañía se tomó en serio lo sucedido y después de que saliera el escándalo a
la luz, llevó a cabo todas las medidas que estaban en sus manos para dejar a un
lado las malas acciones y actitudes del pasado que los llevaron a esa situación.
No solamente abonaron la ‘multa’ correspondiente, sino declararon públicamente
que emprendería medidas contra los empleados implicados en dichos casos y que
desde ese momento en adelante, solo harían las cosas de manera legal.
Ya lo dice el dicho… rectificar es de sabios.
CASO 2

Ni un peso al Teletón.
JOHN M. ACKERMAN
5 diciembre, 2015

El Patronato del Teletón está controlado por los hombres más ricos y poderosos del
país, incluidos Emilio Azcárraga, presidente de Televisa, y Carlos Slim, presidente
de Telmex, Telcel y Carso. Los ciudadanos que trabajamos arduamente todos los
días para alimentar a nuestras familias no tenemos por qué donar nuestros pocos
ahorros para purgar los pecados y limpiar las conciencias de los dueños del país,
cuyas principales actividades son jugar golf, abrir botellas de champaña y hojear los
estados financieros de sus negocios multimillonarios.
Si Azcárraga y Slim quieren ayudar a los niños discapacitados, que lo hagan con su
propia fortuna, sin chantajear a la población mexicana, sin evadir impuestos o
desperdiciar dinero en costosos circos mediáticos. Y si los ciudadanos del país se
sienten comprometidos a respaldar a los menos favorecidos, existen miles de
formas de apoyar directamente a los vecinos, familiares, amigos o colegas en
problemas sin tener que pasar por los malos oficios de Televisa y Telcel.
Existe, sin duda, una grave crisis humanitaria en México. Más de 50 millones de
pobres no tienen suficientes ingresos para satisfacer sus necesidades básicas. La
situación de los niños discapacitados o con cáncer es particularmente escandalosa
ya que el colapso de los servicios públicos durante la larga noche neoliberal los ha
dejado en un estado de total abandono.
Sin embargo, la solución no se encuentra en reemplazar la responsabilidad del
Estado para atender a los más vulnerables con las limosnas de las empresas
monopólicas del país. El artículo 4 de la Constitución señala sin rodeos que “toda
persona tiene derecho a la protección de la salud”. El hecho de que el gobierno no
cumpla con esa tarea se debe precisamente a oligarcas como Azcárraga y Slim.
Dejemos de alimentar a los monstruos que generan nuestra desgracia y trabajemos
juntos para lograr un nuevo régimen donde el Estado cumpla con sus obligaciones.
Los oligarcas y sus empresas utilizan una infinidad de exenciones, trucos y paraísos
fiscales para reducir al mínimo sus contribuciones al Estado. También intervienen
en la política nacional para garantizar la continuidad de las políticas neoliberales
que dan la espalda a los discapacitados.
Además, los dueños del país reciben contribuciones millonarias del Estado por
medio de la contratación de publicidad gubernamental y obras públicas, así como
con el otorgamiento de generosas concesiones para la explotación de recursos
nacionales y del espectro radioeléctrico. En lugar de pedirnos donar dinero a los
más ricos, nosotros deberíamos exigirles a ellos que contribuyan al desarrollo
nacional.
En un Estado democrático, todos tenemos la obligación de contribuir para resolver
las necesidades generales de la población. En particular a los más afortunados
corresponde contribuir con el sector público para que el Estado pueda invertir en
servicios indispensables para el desarrollo nacional, como carreteras, drenaje,
salud, educación, atención a discapacitados, etcétera.
Pero en un contexto oligárquico, como el que hoy tenemos en México, todo se
encuentra de cabeza: El Estado aporta recursos a las empresas monopólicas. Las
insultantes donaciones que realizan las instituciones públicas directamente al
Teletón constituyen una confirmación de este fenómeno.
Televisa tiene miedo. El año pasado no se alcanzó la meta de recaudación para el
Teletón, y de último momento tuvieron que maquillar las cifras para simular que la
población mexicana aún confía en este consorcio mediático. La cara de su vocero,
Carlos Loret de Mola, al igual que la de sus acompañantes la noche del cierre del
Teletón 2014, evidenciaron su profunda decepción y preocupación con los
resultados. Cada día menos personas creen en las mentiras de Televisa y recurren
a fuentes alternativas de información.
Es por ello que ahora Teletón ha gastado tanto en una indignante campaña
propagandística a favor de sí misma. Como si se tratara de una campaña política,
buscan chantajear a los mexicanos para obligarlos a donar sus pocos ahorros al
proyecto privatizador. También han lanzado un ejército de #TelevisaBots para
intimidar e insultar a quienes expresamos críticas hacia el proyecto.
Pero Televisa y Carlos Slim cavan su propia tumba. Entre más gastan en promover
el proyecto, más clara queda la estafa que es el Teletón. Las donaciones de los
ciudadanos despistados ni siquiera servirán para apoyar a los centros de
rehabilitación privatizados, sino que serán arrojados al hoyo negro de la propaganda
y la autopromoción.
No tiene ningún sentido destinar un solo peso a financiar los anuncios del Teletón.
Regalar nuestro dinero a Televisa o a Telcel es como votar por el PRI. Dejemos de
amar a nuestros verdugos y asumamos nuestra responsabilidad de participar en la
construcción de una nueva República, donde todos los niños discapacitados y
jóvenes enfermos tendrían garantizada una atención especializada de calidad, tal y
como lo mandata nuestra Constitución.

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