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LEYENDAS DE QUIRIHUAC

Y OTROS TEXTOS LITERARIOS

Lic. Roberto Carlos De La Cruz León

QUIRIHUAC - PERÚ
PREFACIO

No cabe duda que la lectura es la llave que abre mundos


de aventuras inimaginables y de conocimientos sin fin.

Queridos lectores, al leer este libro conocerán mucho


más el hermoso pueblo de Quirihuac y no lo digo por su
calles o casas sino por sus creencias y costumbres, cosas
que son esenciales en nuestra diversidad cultural que nos
caracteriza.

Las leyendas y otros textos literarios plasmados en este


libro fueron elaborados en el último bimestre del año
académico 2017 y está dividido en dos secciones: La
primera, contiene leyendas del pueblo de Quirihuac; Y la
segunda, reseñas de obras literarias que están en la
biblioteca de comunicación de la I.E. Quirihuac-81524.

Por último, queridos lectores, pueden tener la confianza


de encontrar aquí maravillosos relatos que harán volar su
imaginación, será como un medio de transporte hacia
mundos distintos: ¡Espectacular!, ¿Qué esperan?
Comencemos a leer…

Roberto Carlos De La Cruz León


Quirihuac, diciembre de 2017
NACIMIENTO DE QUIRIHUAC (versión)

Quirihuac

Estimados lectores, es mi deber como habitante de este hermoso lugar


contarles sobre el origen y el significado del nombre de este pueblo, pues creo
necesario para que las futuras generaciones sepan y valoren el lugar donde
nacieron.

La historia de este pueblo


comenzó hace muchos años,
cuentan nuestros pobladores que
toda esta zona era un cementerio,
pero no un cementerio cualquiera
sino uno ocupado por culturas
preíncas que fueron enterrados con
sus pertenencias (huacos,
chaquiras de piedras preciosas, ornamento de oro y bronce).

Mucho tiempo después al crearse la


empresa agroindustrial de caña de azúcar, los
habitantes de diversos sitios de la zona andina,
mediante un sistema de enganche1, vinieron a
poblar todo este inmenso valle.
Según dicen, los trabajadores
empezaron a murmurar algo muy
interesante, decían que en una
zona desértica (ahora llamado
Quirihuac), se encontraban
enterrados objetos de oro. Tanta fue
la curiosidad que llenó de fantasía la
imaginación de los trabajadores por
lo que decidieron ir averiguar si en
realidad era cierto lo que se
hablaba. Al llegar comenzaron a escavar por varios días y en distintos lugares
encontrando huacos, cadáveres, chaquiras, objetos mágicos, coca, pallares,
tejidos, pecheras de oro, de bronce, etc.

La gente en común acuerdo decidió llamar a esta zona desértica el nombre


de Quirihuac, la cual significa diente de huaco en el vocablo quechua. Y fue así
como Quirihuac se convirtió en un pueblo que poco a poco se fue poblando hasta
convertirse en lo que es hoy.

Para terminar, queridos lectores, quiero decirles que debemos de sentirnos


orgullosos y no avergonzarnos de nuestra identidad, conocer nuestro pasado
servirá para guiar nuestro futuro.

Danae Marisol Briceño, estudiante del 4 año A.


EL CABALLERO SIN CABEZA

La leyenda que contaré, queridos lectores, es como si fuera una parte de


mí porque ocurrió en mi lindo, tranquilo y acogedor Quirihuac.

Esto ocurrió hace unos quince años atrás, era un lunes, las amas de casa
hacían sus labores como cualquier día; los adolescentes iban a estudiar unos
dos o tres a Trujillo pero la mayoría en el mismo Quirihuac; los padres de familia,
algunos, se iban a regar, otros se dedicaban a ser huaqueros 2 .

Mi abuelo era uno de ellos: “un huaquero muy gracioso y amable con
todos”. Los huacos que traía, los más
bonitos, eran para nosotros y los
demás los donaba a un museo que
antes había acá, en Quirihuac. En
este museo había cabellerizas donde
los huaqueros que venían de lejos
dejaban sus caballos y se iban a los
cerros. Además del gusto por los
huacos, mi abuelo era el encargado de apagar y encender la luz del pueblo.

Cierto día mi abuelo se fue a Trujillo y se le hizo muy tarde. Al regresar a


Quirihuac le cayó la noche y se dirigió la caseta frente al colegio de Quirihuac,
muy apurado, a cumplir su labor,
mientas se dirigía pasó por la
caballeriza y se encontró con sus
amigos quedándose a conversar
con ellos sobre los hermosos
caballos olvidándose que tenía
que ir apagar la luz.
Aproximándose la hora del miedo
(ya saben que es a las 12:00
a.m.) mi abuelo ingresó a la
caseta y empezó a sentir un frio intenso, dio vuelta para ver la hora y cuando giró

2 Personas que saquean tumbas pre-hispánicas


vio que frente del colegio estaba un caballo inmenso
con herradura de color dorado brillante y montado
sobre él un caballero. Mi abuelo quedó paralizado, de
repente al tratar de correr vio una señorita muy
hermosa con un vestido muy llamativo hablándole al
caballero: “amor mío perdóname por lo que mis
padres te hicieron, en honor a nuestro amor y por
tu perdón te devuelvo tu cabeza, te amo mi cielo”.
El caballero corrió hacia la señorita, la subió a su
caballo y se fueron juntos.

Mi abuelo, después de ese episodio fue a casa y nos contó muy


aterrorizado lo que sucedió. Los demás pobladores de Quirihuac, lo más viejitos,
afirman que hasta el día de hoy aún aparecen juntos a partir de las 12:00 a.m.,
así que tengan cuidado no vaya ser que puedan presenciar este escalofriante
suceso. Cuídense, cuídense mucho.

Paola María José Alfaro Ponce, estudiante del 4 año A.


EL DIABLO EN SU CABALLO (versión)

Cuentan los antepasados


que del cerro Chopitea baja el
diablo en su caballo hacia la
carretera de Santo Domingo y
es visto por la gente del pueblo
de “La Carbonera”.

Los que han visto al diablo dicen que tiene su caballo


brillante como de oro y siempre regresa al cerro antes que
cante el gallo.

Amiguitos, tengan cuidado, pueden morir de la impresión.


EL BECERRO DE ORO

Tengan ustedes un cordial saludo, mis queridos lectores. Hoy compartiré


un relato basado en hechos reales y que en su debido momento causó en mí
pánico y terror.

Todo empezó un lunes por la noche venía de jugar una pichanga con mis
amigos, ya era tarde, todos mis vecinos estaban dormidos, por mi piel rosaba un
aire frio, parecía que me hubiesen abandonado en un lugar desolado donde
sentí la presencia de alguien desconocido, los perros comenzaron a llorar como
si un fantasma les tuviera asechando, mi cuerpo tembloroso corrió hacia mi casa
pensando que alguien me iba a matar, me acosté en mi cama y en mis sueños
veía a un animal encantado y
sin pensarlo me puse a llorar -
por favor no cuenten a nadie-.
Al día siguiente conté lo
sucedido a mi mamá y me dijo
que eso me pasa porque me
gustaba jugar en la noche en
horas malas. Y me relató lo
sucedido con un tío, pero eso
ya es otra historia. De repente
otro día les cuento.

Pamela Gonzales Ramos y Robert Yulinio Rodriguez Carranza,


estudiantes del 4 año A.
EL CASTIGO DE UNA MADRE

Antes de iniciar mi relato, querido lector, deseo darle un caluroso abrazo y


a la vez felicitarlo porque está leyendo este hermoso libro.

Se cuenta que en una parte de la Provincia de Áncash vivía un joven que


tenía a su madre aún viva. Este joven se encontraba en cosecha de papas. –
Bueno en ese tiempo la gente cultivaba más lo que es sus papas, camotes,
yucas, etc. – Un día su madre fue a visitarlo llevando un pedazo de carne para
regalar a su hijo, la esposa del joven vio a lo lejos que venía la viejecita y le dijo
a su esposo: “ahí viene tu mamá, seguramente viene a pedirte papas”. El hombre
le contestó: “mejor sería que me escondieras con esas hojas de papa hasta
cuando se vaya”. Así hizo la mujer. Pero la madre ya había visto la simulación,
la pobre llegó donde estaba la esposa y preguntó por su hijo, ella le dijo que no
estaba, que no había venido
por lo que la madre se marchó.
La viejecita ya estaba lejos y la
mujer le dijo a su esposo que
salga de una vez, pero grande
fue su sorpresa al ver las
manos y piernas del joven
convertidas en serpientes que
seguían distintas direcciones.
El joven esposo, desesperado
gritaba pidiendo perdón a su madre: “¡Madre!, ¡Madre!, ¡Madre mía,
perdóname!”. Ella oía los gritos, pero no hizo caso, los campesinos de ese lugar
escucharon los aterradores alaridos y se reunieron en el lugar, inmediatamente
lo juzgaron por sus actos y como sabían que era un castigo de Dios decidieron
quemarlo.

Querido lector, por más cosas que tengamos, más plata que tengamos, uno
nunca debe olvidarse de nuestros seres queridos que con mucho amor velaron
por nosotros.

Max Jhordy Varas Fernádez, estudiante del 4 año A.


EL CERRO ENCANTADO

Les voy a relatar una leyenda que me contó mi abuelo, la cual causó en mí
mucho terror hasta quedar sin palabras

Esta leyenda empieza detrás de un pueblito donde hay un cerro llamado


Chopitea, pero no se equivoquen este no es un cerro cualquiera es un cerro
donde solo hay oscuridad y hojas secas
que caen de un árbol viejo. Al llegar a ese
cerro solo sientes vientos fuertes, las hojas
se esparcen con el viento llevándolo por
todo el camino y solo escuchas ruidos
extraños, gritos y voces aterrorizadas que
con tan solo escucharlas tiemblas de
miedo. Hace muchos años atrás unos
hacendados de Laredo se enteraron que
en el cerro Chopitea había mucho oro y joyas preciosas por lo que decidieron ir
sin imaginar que sería un viaje sin regreso. Antes de salir de sus casas
decidieron llevar una carreta para que así puedan traer mucho oro, al llegar al
cerro vieron que era muy grande pero las ansias por sacar oro decidieron subir.

Cuentan que, al llegar a la punta del cerro, inesperadamente, se abrió un


pequeño camino hacia su centro y ellos decidieron entrar, para su asombro
vieron mucho oro y una luz que resplandecía producto del reflejo de las joyas y
entonces empezaron llenar su carreta, y de un momento a otro el cerro se cubrió
tragándoles sin dejar rastro.

La novedad se dio por todo el pueblo, desde ese entonces nadie quería
acercarse por ahí, todos tenían miedo, después de años la gente sembró caña,
una huerta entera que rodeaba todo el cerro, pero ellos pensaban que nunca
más iban a pasar lo mismo y entonces se tranquilizaron, pero ahí no acaba todo
solo, es el comienzo de una aterrorizada leyenda.
La caña que hace
mucho tiempo sembraron se
llegó a extender y ya era hora
de cosecharla para la
empresa. Entonces todo el
pueblo se reunió y decidieron
contratar a dos regadores. Al
llegar la noche ellos
decidieron ir a la caña
cuando llegaron vieron que la
caña rodeaba al cerro y se acordaron de la leyenda que había sucedido ahí,
entraron con miedo a regar, cuando de pronto se escucharon sonidos extraños
ellos miraron al cerro y vieron que salían dos personas en una carreta con mucho
oro sin rumbo fijo.

Amigos lectores, si viven cerca por favor tengan cuidado y si deciden entrar
al cerro es su responsabilidad, nadie les mandó a ser tan inocentes.

Brillitt Vera Llaro, estudiante del 4 año A.


EL BURRO PATÍN

Lo que les relataré, queridos lectores, es un hecho ocurrido hace


muchísimo tiempo en mi querido pueblo Santa Rosa (el cual pertenece al distrito
de Laredo). Sabemos muy bien que las leyendas de nuestros pueblos son
aterradoras, pero lo que contaré será muy divertida:

La historia del Burro Patín comenzó hace muchísimo tiempo, siempre en


las mañanas un burro tenía la costumbre de ir a ver a su querida “la burrita”.
Dicen que el burro parecía una persona, le daba besitos a la burra, se echaban,
caminaban, todo era juntos. Sin embargo, eso
era muy extraño más aún porque no quería
trabajar en nada.

El dueño pensó que su holgazanería se


debía a su vejez, pero no. Pasaban los días y el
dueño comenzó sospechar del burro, hasta que
una madrugada descubre que era una persona.

El dueño al saber la verdad decide


levantarse en la mañana y saber más sobre él.
Observó que no estaba en su corral, el burro
estaba bien abrazado de la burra. Eso contó el dueño a nuestro pueblo.

Por irónico que sea la vida solo hay que reír de todo lo que pasa.

Milagros Sthefanny Ventura Mendoza, estudiante del 4 año A.


EL CERRO CHOPITEA

Hoy les voy a redactar una


leyenda muy bonita titulada: “El
Cerro Chopitea”. Queridos amigos,
les confieso que cada vez que
recuerdo lo sucedido me da mucho
miedo.

La leyenda empieza con la


expedición de dos turistas que fueron a conocer el famoso cerro Chopitea un 28
de noviembre del 2013. Salieron del pueblo muy temprano y llegaron a las faldas
del muy cansados porque el camino era agotador.

Los turistas comenzaron a escalar, pero el camino era feo, estaba lleno de
piedras que resbalaban. Nadie se podría imaginar lo que era un viaje de aventura
resultaría un viaje tenebroso. Ellos seguían
subiendo al cerro y de pronto se les cayeron
sus cosas, no sabían qué hacer, ya no podían
regresar y estaban perdidos. Siguieron
caminando y de pronto la chica se resbaló, el
chico asustado fue a verla y no sabían qué
hacer porque había quedado muy mal herido.

Pasaron varios días y no podían encontrar el camino. Un señor del pueblo


de nombre Santos se enteró de la desaparición de los jóvenes y fue a pedir ayuda
en todos los medios de comunicación, es así que vinieron helicópteros. Su
búsqueda se prolongó casi una semana, sin embargo, no se cansaron de buscar
hasta hallarlos vivos, con mucha hambre, lastimados y muy asustados.

Se imaginan, queridos lectores, que nuestro tranquilo pueblo se convirtió en


centro de suspenso y curiosidad.

Damari Fernadez Rubio, estudiante del 4 año A.


EL POZO ENCANTADO

Compañeros, hoy contaré muy misteriosa que hizo que sintiera mucho
miedo. Espero que estén concentrados para que puedan entenderme

En cañete, a pocos metros de


la carretera panamericana, se
encuentra la entrada a la pequeña
hacienda de Hualcará, donde hay
un pozo de agua cristalina.

Según la leyenda, dicen que


cuando se acerca al pozo alguna
persona se le presenta una hermosa
joven que sale del interior y ofrece al
caminante calmar su sed, el que
accede a tomar dicha agua
desaparece lo mismo que la joven
sin dejar alguna señal.

Por esta razón los habitantes


de aquél lugar procuran no acercarse al pozo por temor a desaparecer bebiendo
el agua encantada.

Ercika Yannet Castañeda Graus, estudiante del 4 año A.


EL FANTASMA DE CHOCOPE

En este día especial quiero


contarles sobre un acontecimiento
espeluznante que sucedió en un
pueblo del valle Chicama de la
provincia de Ascope, ciudad de
leyenda y cortesía. Cuando mi
abuelita comenzó a contar me sentí
muy emocionado y pensativo. Ustedes saben, queridos lectores, las
abuelitas al contar algo siempre tienen un tono misterioso.

Todo comenzó cuando mi abuelito fue a visitar a su amigo Juan,


el cual vivía a unas cuadras de su casa, él fue a visitarlo porque era
su cumpleaños. Mi abuelito Segundo al llegar a la casa de su amigo
encontró a la esposa llamada María y la saludó: buenas noches,
¿estará Juan?, si, un ratito, puede sentarse en el mueble, ahora lo
llamo -le dijo -. María comentó a Juan que su amigo lo estaba
esperando en la sala. Mientras eso, mi abuelo se dio cuenta que
estaban servidos algunos platos de comida, pero lo extraño era que
no había más invitados. Juan bajó y le dio un abrazo a mi abuelito
diciéndole: vámonos a otro
lado a celebrar como debe de
ser. La esposa no podía creer
el mal trato del cual era
víctima. Así que Juan, con ese
aire machista, siguió diciendo:
Mi mujer no sirve para nada
seguro que en la comida
habrá puesto veneno, así que salgamos de esta casa.

Luego de salir de casa fueron a un bar, entraron y Juan pidió una


caja de cerveza y a dos damas de compañía. Siendo las 3:00 a.m.,
mi abuelo le dijo que ya estaba bien para festejar que su mujer debía
de estar preocupada igual que la de él. El amigo Juan no quiso hacer
caso, pero a regañadientes decidió irse. Mi abuelo comenzó a
escuchar ruidos extraños muy tenebrosos por lo que un dos por tres
se le quitó la borrachera. Mi abuelo le dijo a Juan que corriera porque
parecía que venía algo atrás de ellos. Juan como estaba borracho no
quiso hacer caso y se quedó gritando al aire. Mi abuelo mientras
corría desesperadamente vio a unos caballos con un fantasma que
pasaron por encima de Juan. Al llegar a casa no pudo creer lo que
había pasado, llamó a María, la esposa de Juan, con el propósito que
fuera a verlo y posteriormente a enterrarlo.

Queridos lectores, escribí esta leyenda no para engañarles,


nada de eso sino para que tengan cuidado con lo que pueden pasar
en el pueblo de Chocope. Quedan advertidos, sobre todo a esa hora,
“La hora pesada”.

William Alexander Luján Leiva, estudiante del 4 año A.

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