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LOS TRES REYES MAGOS

Adaptación de Jazmín Cendejas Mendoza

Personajes:

● Melchor
● Gaspar
● Baltazar
● Herodes
● Mensajero
● Sacerdote
● Ángel

Diálogos:

Narrador: Hoy hablaremos de la anunciación de los reyes magos. Los reyes magos
viajaban desde Oriente para saludar al niño Dios. Entonces Gaspar dijo:

Gaspar: Considero y pienso que ya hemos llegado al lugar donde ha de haber


nacido el niño que buscamos, pues bien es cierto que ya estamos en la ciudad de
Jerusalén. Pidamos permiso al rey Herodes para comparecer ante él e informarle la
razón de nuestra venida.

Narrador: De esta forma, sale el mensajero hacia el palacio del rey Herodes, donde
lo recibe un mayordomo que lo lleva hasta donde está el rey. Una vez ante el rey el
mensajero se arrodilla y entrega el mensaje de los reyes magos:

Mensajero: ¡Oh gran señor! Príncipe Herodes. Me mandaron venir los tres reyes de
oriente, que me esperan en un valle cercano a la ciudad. Me han enviado a solicitar
su real permiso para que ante su presencia puedan dar noticia de su anhelo.

Herodes: Bien, id con los reyes, y saludadlos. Sabed que los espero.

Narrador: Así pues, el mensajero sale en busca de los reyes magos y cuando llega
con estos, les da las buenas nuevas del rey Herodes. Entonces, viajan todos juntos,
los reyes magos junto con el mensajero, hacia el palacio del rey. Una vez ahí,
comienza el rey Herodes:

Herodes: ¿Pasaron muchos trabajos para llegar acá, honrados reyes?

Melchor: No os preocupéis, pues ciertamente como vasallos y discípulos vuestros,


recibimos mucha honra por este nuestro deber.
Herodes: Decid pues, la razón por la que han venido hasta acá

Melchor: Pues bien, hace mucho tiempo el profeta Balám nos dejó una profecía:
“De Jacob nacerá una estrella; de Israel crecerá un noble señor que castigará a los
gobernantes de Moab y destruirá a los hijos de Seth”. Después de 1600 años de
esperar la estrella, a media noche se pudo apreciar una estrella tan resplandeciente
como el sol, en su interior se veía al niño dios. Siendo así, nos encaminamos en su
búsqueda y la estrella nos guió hasta acá. Por eso le pedimos que nos diga, oh
noble señor, donde nació el que será rey de los judíos.

Herodes: Oh señor, ¿qué expresas? ¿quién más es rey de los judíos sino yo?,
¿acaso no soy el gran señor de este mi reino?, ¿quién reina sobre mí? ¡Que vengan
mis sacerdotes inmediatamente!

Narrador: Ante la demanda del rey, entran apresuradamente sus sacerdotes.


Entonces es cuando Herodes exige:

Herodes: Decidme ¿quién es el niño que reinará sobre mí?, buscad dónde nacerá
vuestro señor.

Sacerdote: Según el profeta Mikeas, en Belén sobre Judá, nacerá el jefe que
gobernará espiritualmente al pueblo de Israel.

Herodes: Ahora decidme, vosotros tres dignos señores, hace cuanto que siguen la
estrella hasta este país.

Gaspar: Oh, príncipe. Sírvete saber que han pasado trece días desde que vimos en
Oriente a la estrella.

Narrador: Satisfecho el rey con la respuesta, se despide de los reyes magos y cada
uno se va a lugares distintos. Entonces, llega el mensajero a donde estaban
reunidos los tres reyes magos y les dice entusiasmado:

Mensajero: Oh nobles señores, oh reyes. Entré a la iglesia y observé muchísima


claridad, y ahí mismo, a una maravillosa, bella y sacratísima Virgen cargando a un
hermoso y bendito niño, junto a ella un anciano. Los rodeaban unos hermosos niños
con alas, y había dos cuadrúpedos. El niño dios estaba en una cabaña. Vayamos,
oh pues señores, a reverenciar y humillarnos ante la presencia de dios.

Narrador: los reyes magos asombrados por el relato del mensajero entran a la
iglesia, y una vez allí se arrodillan frente al altar. Gaspar es el primero en hablar y
exclama:
Gaspar: Oh señor nuestro, noble niño. En tu mano se pondrá el tributo que se da al
reverenciado padre dios, y declaro que, así como has alumbrado mi espíritu,
alumbrarás a todas tus criaturas. Te ruego benévolamente que aceptes mi espíritu,
mi alma y mi vida y aceptes esta ofrenda que te hago, de copal llamado Incienso.

Narrador: Arrodillándose, Gaspar realiza la ofrenda al niño dios, justo antes de


continuar con su discurso:

Gaspar: Oh dios, tu eres el verdadero sacerdote. Te dignarás a cumplir el servicio


de dios padre, y hacer ofrenda en la cruz para que se aplaque tu amado Padre dios.

Narrador: Luego, es Melchor quien decide hablar:

Melchor: Oh amado y reverenciado dios, con todo mi corazón creo en ti, en ti está
el señorío para que gobiernes y ampares al mundo, y todas tus criaturas te
esperábamos hace tiempo. Te dignarás a cargar tu cruz, el instrumento para que
todo se salve; pondrás en tu mano a tu pueblo, nuestra madre la santa iglesia. Oh
mi señor, ante a ti me humillo y te doy mi espíritu, mi alma y mi vida Y este oro por
favor recíbelo benignamente.

Narrador: Al igual que Gaspar, Melchor se arrodilla ante el niño dios y realiza su
ofrenda. Finalmente es el turno de Baltasar, quien comienza su discurso así:

Baltasar: Oh noble señor dios, enteramente creo en ti con todo mi espíritu, alma y
vida. Por nosotros dejaste tu reino y bajaste a la tierra para adoctrinar, y por
nosotros cargarás la cruz y morirás. Y con tu muerte salvarás a tus criaturas. Te
ofrezco el muy preciado ungüento amargo que se llama Mirra. Te ofrezco mi espíritu,
mi alma y mi vida. Perdónanos oh amado señor.

Narrador: Baltasar se arrodilla ante dios y le ofrece la mirra, después continua hacia
la virgen:

Baltasar: Y a ti bendita virgen, que nunca llegó en ti el principio del pecado y que
nunca retrocederá tu dignidad gloriosa de reina. Te ofrezco mi espíritu, alma y vida.
Vamos a partir ya.

Narrador: Cuando los reyes estaban a punto de marcharse, el ángel les hace una
advertencia:

Ángel: Oh vosotros reyes magos, os ruego que volváis por camino distinto al que
llegaron, pues el rey Herodes engañandolos, quiere sentenciar a muerte al niño

Narrador: Y así termina pues, esta historia, sobre cómo los reyes magos viajaron
desde Oriente para poder adorar al niño Dios.

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