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La Familia es la Escuela del Amor

Todos tenemos el deseo innato de amar y ser amados. Los poetas escriben sobre
el amor, los cantantes cantan canciones de amor y todos siempre pensamos y
soñamos con el amor. El amor es la fuerza más grande y poderosa en el universo
y la fuente de la vida y la felicidad.

Directa o indirectamente, buscamos alegría y felicidad a través de la experiencia


del amor. Para ser felices necesitamos de una relación con algo o alguien. Sólo
cuando tenemos relaciones armoniosas de amor verdadero con los demás
sentimos felicidad duradera. La conclusión es que el amor es lo más precioso en
la vida. Ninguna suma de dinero, poder o conocimientos puede igualarse al
infinito poder del amor verdadero. No importa cuanto tiempo vivimos, nuestra
existencia biológica no tiene valor a menos que experimentemos el amor.
¿Vivimos los hombres y las mujeres con el propósito de comer tres veces por día
y dormir ocho horas cada noche? Definitivamente no, vivimos para el éxtasis y el
cumplimiento del amor.

¿Donde encontramos la institución que nos enseñe sobre el amor? La respuesta


obvia debe de ser: La familia. La familia es la escuela del amor y el lugar de
entrenamiento para la realización del verdadero amor.

En la familia, cada uno crece, aprende y experimenta los ilimitados reinos del
amor: Primero, el amor filial hacia nuestros padres, luego el amor entre hermanos
y hermanas, después el amor conyugal con nuestra pareja, y finalmente el amor
paternal hacia nuestros propios hijos e hijas. Cuando aprendemos y
experimentamos estos cuatro reinos de amor en nuestro corazón, nos graduamos
en esta escuela del amor. A través de este proceso nos preparamos para señorear
todas las complejas relaciones de la sociedad en general. Debido a que somos
diferentes de los animales, los seres humanos tenemos pocos instintos que nos
guían. Aprendemos cómo amar y vivir, básicamente de nuestra familia y cultura.
Por esta razón, es esencial establecer verdaderos patrones de comportamiento en
nuestras familias para que luego modelen constructivamente la vida humana de
las futuras generaciones.

De entre todas las instituciones que existen, la familia es la primera, la más


básica e importante. La familia es la unidad fundamental y el elemento
indispensable en la construcción de cualquier sociedad. Si no podemos lograr
paz, amor y felicidad en nuestros hogares, no existirá esperanza de crear paz,
amor y felicidad en la sociedad, la nación o el mundo. El propósito de nuestra
existencia es la realización de este ideal de amor verdadero y felicidad en la
familia, el cual se extenderá naturalmente a la sociedad. Buenas familias son
elemento imprescindible para realizar una sociedad sana, prospera y feliz en
cualquier parte.

Cuando observamos la familia, vemos que los padres están en la posición central.
La familia se forma sobre la base del amor entre un hombre y una mujer. El amor
es como el pegamento, el elemento que los une y que mantiene esa unidad. El
amor de nuestros padres origina nuestra vida física y transmite el linaje. El amor
y la familia son inseparables y por lo tanto es absolutamente necesario descubrir
el valor y el propósito transcendental que el amor tiene en nuestras vidas. Sin
lugar a dudas, el amor es una fuente de alegría y felicidad, pero cuando el amor
se desvia y se mal usa, es también la fuente de los mas grandes desengaños y
sufrimientos. El amor ilícito o prohibido es el principal enemigo de la familia y la
causa de amargas tragedias tanto para las personas y familias involucradas como
para la sociedad en general.

Se puede hacer una analogía entre el poder físico de la energía atómica y el poder
espiritual del amor. Si la energía atómica se usa sabiamente para propósitos
pacíficos, es una fuente de prosperidad y progreso inimaginable, pero mal usada,
la energía atómica se convierte en la fuerza más destructiva. En forma similar,
cuando el amor se experimenta en la dirección correcta nos eleva y nos hace
sentir la más grande felicidad, paz y armonía imaginables, pero si el amor se
experimenta de forma inmadura o equivocada nos degrada y produce trágicos
resultados, como divorcios, embarazos no deseados, abortos, incestos, violencia
en el hogar, etc.

En la búsqueda de una familia estable y feliz necesitamos establecer un principio


imprescindible: Las relaciones sexuales pertenecen solo al matrimonio.

Cuando observamos a los adolescentes, vemos que se están preparando para el


amor tanto en lo físico como en lo espiritual. Por eso suelen ser muy románticos,
idealistas, sensibles y apasionados. Son las señales de que se están abriendo a las
sensaciones completas del amor en el cuerpo, la mente y el espíritu. Son como un
capullo antes de abrirse. La dulzura está guardada dentro. Así pues, cada joven
debería valorar y guardar cuidadosamente su pureza y virginidad como su más
valiosa fortuna, así como también lograr una completa madurez física y
emocional antes de ser bendecidos en matrimonio. Esa es la mejor garantía para
el éxito de su futura familia. La castidad y la pureza de corazón antes del
matrimonio garantizan el continuo crecimiento de nuestra personalidad y espíritu.
Existe una definitiva correlación entre el desarrollo de una sexualidad sana y el
crecimiento espiritual hacia una vida de integridad y rectitud como adulto. Estos
elementos son necesarios para construir con éxito una unión de amor verdadero
en el matrimonio. Sobre ese fundamento, hombre y mujer pueden establecer una
pareja fuerte y ser padres capaces de transmitir a sus hijos una verdadera
tradición de amor.

Nuestra virginidad, que representa nuestro primer y verdadero amor, es la


posesión o fortuna más valiosa y sagrada que tenemos, no hay suma en dinero
que la pueda comprar. Cuando la virginidad e inocencia se pierden en las
circunstancias erróneas, llegan a ser irrecuperables, presentando una enorme
dificultad para esa persona el continuar su crecimiento interno. Es como la fruta
inmadura, que una vez arrancada del árbol, no puede colocarse de nuevo, para
que siga creciendo. Por eso, cuando tenemos suficiente sensibilidad espiritual y
llegamos a darnos cuenta de este hecho, es una verdadera tragedia el regalar o
perder esta posesión única y sin precio en un descuidado momento de pasión o
incontinencia. Esa perdida puede tener consecuencias devastadoras para nuestras
futuras actitudes y comportamiento.

Desafortunadamente muchos de los programas educativos modernos de


educación sexual para la juventud, presentan una mera información física
(genital), centrandose fundamentalmente en los aspectos biológicos, médicos e
higiénicos del sexo, con toda gama de detalles sobre todos los métodos posibles
para evitar el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual. Estas
enseñanzas están a menudo desprovistas de los valores éticos y morales y fallan
miserablemente en reconocer el valor verdadero y sagrado del amor y su
expresión sexual. No es ninguna sorpresa, por tanto, que el resultado de este tipo
de educación ha conducido a un incremento del mismísimo problema que tratan
de solucionar. En lugar de enfatizar el valor de la castidad y una seria preparación
para el amor y el matrimonio, estos métodos han servido en muchos casos a una
abierta invitación a la experiencia sexual prematura, fomentando la actitud de que
el sexo es una mera necesidad biológica y que sólo las consecuencias constituyen
un problema si no se toman las medidas apropiadas.

La creciente amenaza de la epidemia del SIDA, que desafortunadamente, debido


a los falsos enfoques adoptados hasta ahora, sumergirá a ciertos paises en una
crisis de proporciones catastróficas, nos obliga a reflexionar y buscar
honestamente las opciones para el comportamiento sexual y nos empuja a
reconocer que sólo la pureza antes de casarse y la fidelidad matrimonial son el
mejor y único antídoto aceptable.

El impulso sexual es la fuerza interior más poderosa. Si no somos capaces de


controlarla, conquistarla y usarla en la dirección correcta, entonces será esa
fuerza la que nos conquistará a nosotros. Esta es la razón por la que ha sido tan
difícil para el hombre superar el deseo por el amor ilícito.
El acto del amor está destinado a ser la experiencia más hermosa, sagrada y
sublime. Pero si ese acto se realiza de forma ilícita se convierte en la experiencia
más sucia, degradada y vergonzosa. Por lo tanto, el amor ilícito o prohibido es
también una fuerza destructiva que causa grandes frustraciones, desengaños y
sufrimientos.

La corrupción sexual ha causado la caída de muchos grandes hombres y naciones


a lo largo de la historia humana. Desde lo más remoto, pueblos y profetas
compartieron juntos la creencia de que tarde o temprano la conducta sexual no
controlada traería consigo el enojo de los dioses en forma de decadencia y
autodestrucción. Las investigaciones modernas corroboran esta creencia. Arnold
Toynbee, uno de los más grandes historiadores modernos escribe: "De entre las
21 civilizaciones más notables de la historia, 19 perecieron no por haber sido
conquistadas, sino por la decadencia interior." Otro historiador, el doctor
J.D.Unwin de la universidad de Cambridge, hizo un estudio de ochenta
civilizaciones que hubo en un período de cuatro mil años y concluyó diciendo
que una sociedad o bien escoge promiscuidad sexual y degenera, o disciplina
sexual y crea energía. Sigmund Freud creador del psicoanálisis expresa: "Sólo
puedo decir una y otra vez -porque nunca fui capaz de descubrirlo de otro modo-
que la sexualidad es la clave para el problema de la psiconeurosis y de las
neurosis en general". (Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad).

Muchas investigaciones sociológicas y estadísticas, nos prueban que en la


sociedad muchos delincuentes y criminales provienen de hogares desintegrados y
que la mayor parte de los problemas de alcoholismo, drogadicción y violencia
están ligados a la distorsión o falta de amor en el hogar. De hecho, donde haya
homosexualidad, amor promiscuo, drogas y alcoholismo, no tiene cabida un
mundo de verdadero amor. ¿Cuántos han experimentado la crueldad de la
infidelidad y el divorcio? ¿Dónde está el amor en los placeres de una noche?
¿Qué podríamos decir de la pesadilla en la que viven los niños que han sido
abusados sexualmente por uno de los padres? ¿Vale tanto ese amor promiscuo
como la vida de un niño destrozado? La promiscuidad sexual es absolutamente
contrario al ideal de la familia. El amor surge del estímulo de una emoción
inmaculada, pero la promiscuidad sexual carece completamente de pureza o de
verdadera emoción.

Como escribió William Graham Cole: "Los objetos robados pueden devolverse o
compensarse, las mentiras pueden ser retractadas y corregidas, la envidia puede
ser superada. Pero el acto sexual cometido con otra persona no puede anularse.
Las relaciones mutuas sufren un cambio radical, y la pareja afectada nunca jamás
volverá a ser lo que era antes. Algo indeleble les ha marcado".
En el tiempo actual, muchos problemas pueden ser eliminados gradualmente por
el avance de la ciencia, la tecnología y el empleo de nuevos y más avanzados
sistemas económicos, políticos y sociales. Pero, sin importar la magnitud de estos
avances, observamos que cuanto más desarrollado llega a ser un país parece más
incapaz de reconocer y controlar la inmoralidad sexual, el adulterio y los delitos
sexuales. Tales actos inmorales casi siempre se cometen en secreto y en una
sociedad libre no hay forma de prevenirlos, a menos que se eleve nuestra
sensibilidad, corazón y conciencia. Simples leyes, reglamentos, castigos u otros
métodos externos aceptables, prueban, tanto ahora como en el pasado, ser
ineficaces para controlarlos. Como los seres humanos no podemos vivir sin
experimentar el amor, si no somos capaces de vivir por las normas del amor
verdadero, es evidente que la alternativa es el amor ilícito.

El hombre existe para la mujer y la mujer existe para el hombre. De manera que
podemos decir que desde el mismo momento en que una persona nace, nace para
su compañero o compañera. En la historia, distintos puntos de vista sobre la vida
y el universo nos han presentado problemas no resueltos. La solución de estos
problemas se hallará cuando un verdadero hombre y una verdadera mujer se unan
con el absoluto estandard del amor verdadero, creando una unidad absoluta,
debido a que ese es el propósito original de nuestras vidas y la fuente del valor
absoluto.

¿En qué lugar finalmente se conectan el hombre y la mujer para la consumación


de su amor? Ese lugar son los órganos sexuales. ¿De dónde se originó la
humanidad? No de los ojos, no de la nariz, no de la cabeza, pero si de los lugares
más sagrados: Los órganos reproductores, los órganos del amor, los órganos
sexuales. Esos órganos son los palacios del amor, los lugares más importantes y
sagrados, pues a través de ellos se realiza el acto del amor, a través de ellos se
crea la vida y se transmite el linaje. Nuestros ideales, nuestra existencia, la vida y
la felicidad, todo esta conectado a ese lugar central donde se consuma el amor.

El hombre y la mujer están hechos de tal forma que se armonizan sexualmente.


El órgano sexual del hombre es propiedad de su esposa y viceversa. Marido y
esposa intercambian la propiedad de sus órganos y desde ese momento hay un
sólo dueño para siempre. Esta es una verdad simple y ningún poder la podrá
cambiar. El problema ha surgido con la idea de que nosotros tenemos la potestad
sobre nuestro órgano sexual y que tenemos el derecho de usarlo de cualquier
modo que el cuerpo desea.

Sólo el marido y la esposa tienen la llave de acceso para abrir esos lugares
sagrados para el cumplimiento del amor celestial. Ese acto de amor está
destinado a ser la posesión mas sagrada del marido y su esposa y nunca debe
profanarse permitiendo que un extraño entre y lo adultere o corrompa. Esta es la
única forma correcta de comprender la relación entre marido y esposa. Una vez
que el hombre y la mujer encuentran su amor verdadero, es algo eterno y
permanente y no puede existir un amor alternativo.

La primera noche cuándo se comparte el primer amor, el momento cuándo


marido y esposa se funden juntos en total unidad a través de un amor completo
físico y espiritual, cuándo los órganos sexuales se ensamblan en armonía total -
ese es el lugar y el momento donde se cumple con el propósito entero de nuestra
existencia.

Hombres y mujeres tenemos los órganos sexuales para que como marido y
esposa podamos unirnos, lo que supone la bendición más increíble. A través de
esa unión, ellos sienten placer en el Palacio del Verdadero Amor (los órganos
sexuales). Ese es el punto de comienzo de la felicidad verdadera. Ese no sólo es
el momento cumbre de consumación para hombre y mujer, sino que es el punto
culminante de consumación también para nuestro Creador. Ese es el comienzo de
la felicidad y la esperanza, por eso debemos de restaurar y lograr ese ideal. Esa es
la forma de vida que nuestro Creador concibió para cada hombre y mujer aquí en
la tierra y cuándo se termina esta clase de vida en la tierra, iremos al mundo
espiritual eterno. El hombre es un ser privilegiado, por ser capaz de realizar el
acto del amor, una y otra vez, toda su vida y continuar después en el mundo
espiritual. Las experiencias de amor con los demás son nuestro verdadero tesoro
y forman nuestra personalidad, identidad y carácter. Esa es la única riqueza o
posesión que podemos llevar con nosotros para siempre.

La satisfacción y realización definitivas para cualquier hombre o mujer se


encuentran, sin lugar a dudas, en el verdadero amor. La relación sexual entre el
marido y su esposa es el estado del amor verdadero. Esta unión está destinada a
ser lo mas sublime y el valor supremo, lo más sagrado de todas las cosas santas.
No existiría nada mejor. Sería la experiencia suprema, el clímax, la intoxicación
y el éxtasis de la vida. El ancla que nos daría estabilidad permanente. Aunque
podamos tener muchas distintas experiencias en el transcurso de la vida, siempre
permaneceríamos conectados a esa ancla central. Cuando el amor de marido y
esposa se consuma en este nivel tan sagrado, el marido y la mujer pueden sentirse
satisfechos y realizados para siempre. Así como el hombre no puede cambiar a
sus padres que le dieron nacimiento, una vez que un hombre y una mujer se casan
bajo el poder absoluto del amor verdadero, no pueden separarse. Son el marido y
mujer en esta tierra y también en el mundo espiritual por la eternidad. Este es el
verdadero significado de la expresión "amor eterno".
El amor, la vida y el linaje están relacionados con los órganos sexuales. El
vínculo del amor, la vida y linaje es lo qué da a la historia su continuidad,
enlazando el pasado, el presente y el futuro.

Por esta razón, el acto del amor debería ser lo más precioso, hermoso y santo en
la vida. Pero, sin embargo, es muy significativo descubrir el hecho de que
constantemente durante toda la historia humana, los órganos sexuales y el acto
del amor hayan sido vistos como algo sucio y vergonzoso. También es
sintomático que la mayoría de los idiomas usan frecuentemente el lenguaje más
obsceno y vulgar para describir los órganos sexuales y el acto del amor. Esto
degrada el amor sexual, la experiencia más sublime, bella y sagrada,
convirtiendola en algo casual, obsceno, impuro y vulgar. Cada experiencia de
amor, debería ser una regocijante explosión celestial de energía y creatividad.

El adulterio es la más grande traición imaginable contra el amor y, sin embargo,


este problema, desafortunadamente lo vemos repetido, en todos los ámbitos y
culturas a través del tiempo, así como la prostitución, que reduce el sexo a una
mera mercancía. Los incestos, los abortos, las violaciones y toda clase de
perversiones sexuales que se realizan a través de los órganos del amor,
invadieron y contaminaron la vida de los hombres en todas las razas culturas y
religiones a través de toda la historia humana pasada y presente.

Estas son pruebas evidentes de que existe algo terriblemente equivocado y


desviado en la conducta humana, en relación al amor y su expresión sexual.
Dicha conducta necesita ser corregida y superada, de lo contrario, nunca
encontraremos la felicidad verdadera y permanente en este mundo.

La verdadera paz mundial y armonía entre las naciones no se inicia a nivel


nacional, sino en la perfección de nuestra conducta moral como individuos. Ahí
es donde la paz mundial germina. Cada uno de nosotros, somos el verdadero
punto de partida de la paz mundial y el establecimiento de un mundo mejor.
Necesitamos restaurar completamente nuestra sensibilidad espiritual, de forma
que jamás podríamos con nuestra conducta, dañar o perjudicar a otros, ya que
sentiríamos la pena y el dolor de los demás como el nuestro propio.

Tenemos que reconocer, por consiguiente, que de todas las grandes


transformaciones, que afectaron los destinos de la historia, la más grande e
importante está todavía por realizarse. De todas las batallas que jamás se han
luchado, la más fundamental es aquella, que cada uno individualmente tiene que
librar, para finalmente subyugar el mal dentro de nosotros mismos; es decir,
purificarnos y liberarnos de la inmoralidad. Siendo más específico, eliminar y
borrar completamente de nuestros corazones y memorias, ese amor falso e ilícito,
que ha contaminado por tanto tiempo a la humanidad.

En realidad somos conscientes de que esas son metas muy elevadas y difíciles de
lograr, y que la mayoría de las personas que tienen éxito en realizarlas, se apoyan
en fuertes creencias morales o religiosas que les permiten luchar contra la
corriente actual en la que prevalecen actitudes más tolerantes hacia una falsa
conducta sexual. Sin embargo, creemos firmemente que estas son metas
alcanzables y las más valiosas normas u orientaciones para la realización del
Amor Verdadero.

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%20Escuela%20del%20Amor.htm (25/03/2014).

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