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28/09/2014

NO NOS DEMOS POR SALVADOS POR EL SOLO HECHO DE IR A LA CELEBRACIÓN DE LA


EUCARISTÍA TODOS LOS DÍAS O LOS DOMINGOS

Hermanos, quiero iniciar la reflexión de éste 26 domingo común con las palabras de S.
Pablo a los (tol…) Filipenses “No obren por rivalidad no por ostentación, déjense guiar
por la humildad y consideren siempre superiores a los demás.” Si cada uno
comprendiéramos estas palabras nadie tendría que hacer mala cara a los que están a
nuestro lado.

Cada uno podemos desarrollar nuestras labores desde la humildad sin perder el lugar
que ocupamos en la familia, en la comunidad: religiosa, parroquial y social. Ser humilde
no es ser “menso” es saber servir al otro sin opacarle su dignidad, su privacidad, su
libertad.

La rivalidad es la que causa separación, violencia, no estamos para competir con


rivalidad (quien hace más amigos, quien gana más dinero, quien es más bello/a, etc.)
sino, a servir desde “los mismos sentimientos de Cristo” ¿Cuáles?........

EV. “Jesús está hablando desde su propia experiencia. Los dirigentes religiosos han
dicho «sí» a Dios. Son los primeros en hablar de él, de su ley y de su templo. Pero,
cuando Jesús los llama a «buscar el reino de Dios y su justicia», se cierran a su
mensaje y no entran por ese camino. Dicen «no» a Dios con su resistencia a Jesús. Los
recaudadores y prostitutas han dicho «no» a Dios. Viven fuera de la ley, están excluidos
del templo. Sin embargo, cuando Jesús les ofrece la amistad de Dios, escuchan su
llamada y dan pasos hacia la conversión” (Publicano Zaqueo, la prostituta que el
domingo pasado regaba con lagrimas los pies de Jesús y otros…).

No basta decir “Si señor” y quedarse instalado. Un “Sí” sin ponerse en marcha no tiene
sentido.
El “Sí” que damos a Dios no debe quedarse solamente en palabras vacías, se le deben
colocar hechos que hagan tomar sentido y credibilidad.

“Ante Dios, lo importante no es «hablar», sino «hacer». Para cumplir la voluntad del
Padre del cielo, lo decisivo no son las palabras, promesas y rezos, sino los hechos y la
vida cotidiana. Lo decisivo no es prometer o confesar, sino cumplir su voluntad.”
(Pagola A.).

Parece que es mejor decir “no quiero” pero dejar que la gracia del Padre nos impulse y
así trabajar “recapacitar” que el trabajo en la viña no es de del Padre (Dios) nada más,
sino, que “yo y usted/des” debemos aportar para juntos poder recoger una buena
cosecha.

Que cuando diga no al proyecto de Dios,


mi corazón no se quede quieto.
Ayuda en esto Señor,
es lo que hoy te prometo.
Una testimonio tomado de Antonio Pagola respecto al trabajo de las hermanas
Oblatas con “Un grupo de prostitutas (mujeres en situación de prostitución) de
diferentes países, él escribe un testimonio de una de ellas:

“Me sentía sucia, vacía y poca cosa (muerta en vida) todo el mundo me usaba.

Ahora me siento con ganas de seguir viviendo porque Dios sabe mucho mi
sufrimiento…Dios está dentro de mí (3). ¡Este Jesús me entiende!...

Ahora, cuando llego a casa después del trabajo, me lavo con agua muy caliente para
arrancar de mi piel la suciedad y después rezo a este Jesús porque Él si me entiende y
sabe mucho de mi sufrimiento…

Jesús, quiero cambiar de vida, guíame porque tú solo conoces mi futuro… Yo pido a
Jesús todo el día que me aparte de este modo de vida. Siempre que me ocurre algo, yo
le llamo y él me ayuda. Él está cerca de mí y es maravilloso…

En la madrugada es cuando más hablo con él. Él me escucha mejor porque en éste
horario la gente duerme. Él está aquí, no duerme. Él siempre está aquí. A puerta
cerrada, me arrodillo y le pido que merezca su ayuda, que me perdone, que yo lucharé
por Él… (Recuerdo de una compañera que mataron en un hotel)

Estoy furiosa, triste, dolida, rechazada… ” (Cf. Homilía de Pagola A.).

¿Ustedes y yo tendríamos ese valor de reconocer nuestras debilidades en la


oración y con esa realidad?

¿Al sentirnos despreciados, solos tristes, buscamos hablar y escuchar a Jesús o


por el contrario nos refugiamos en los vicios y rabias contra Él?

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