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21/09/2014

SER FELICES CON LO QUE DIOS NOSDA


(Orar por nuestros familiares y amigos que están sin empleo)
El texto del Evangelio nos ubica en el campo, en donde las personas viven el
contacto con la tierra, en donde el alimento se cultiva con las propias manos y no
es tan necesario estar angustiados por pretender tener suficiente dinero para el
alimento del día. Lo que se necesita es tener deseo de trabajar (una, tres o más)
horas y así conseguir el sustento para la familia de manera justa.

La mejor imagen de la parábola de hoy es visible en los tiempos de recolección de


nuestros pueblos cafeteros, arroceros, paperos donde las personas salen a las
plazas principales o parques y allí los grandes y medianos terratenientes hacen la
contratación.

“Probablemente era otoño y en los pueblos de Galilea se vivía intensamente la


cosecha. Jesús veía en las plazas a quienes no tenían tierras propias, esperando
a ser contratados para ganarse el sustento del día”.

“Este hombre sale personalmente a la plaza para contratar a diversos grupos de


trabajadores. A los primeros a las seis de la mañana, a otros a las nueve, más
tarde a las doce del mediodía y a las tres de la tarde. A los últimos los contrata a
las cinco, cuando solo falta una hora para terminar la jornada”.

El pensamiento del hombre y la misericordia de dios

“Nosotros nos encerramos en nuestros cálculos, sin dejarle a Dios ser bueno con
todos. No toleramos su bondad infinita hacia todos: hay personas que no se lo
merecen. Nos parece que Dios tendría que dar a cada uno solo su merecido”.

Lo primero es dejarle a Dios ser Dios. No empequeñecerlo, encerrándolo en


nuestros esquemas o reducirlo a nuestros pensamientos. Dejar que sea más
grande y más humano que lo más grande y humano que hay en nosotros.

La parábola del «dueño de la viña» es significativa. El mensaje de Jesús es claro:


lo mismo que «el señor de la viña» da a todos sus obreros su «denario»,
sencillamente porque su corazón es grande, así, Dios no hará injusticia a nadie, Él
puede ofrecer su salvación a los que, nuestros cálculos, no se la han ganado.

Dios es bueno con todos, sean creyentes o sean ateos. Su bondad misteriosa
desborda todos nuestros cálculos y está más allá de la fe de los creyentes y del
ateísmo de los incrédulos. Ante este Dios, lo único que cabe es el gozo
agradecido y la confianza absoluta en su bondad”. (Cf. Pagola A.).

La lógica del Señor es que los últimos que fueron a trabajar en su viña, son los
primeros en recibir su salario y no menos sino, igual que a los primeros.

Tu viña necesita de manos, / te ofrezco las mías Señor,


para ayudar a mis hermanos, / y pagarles su trabajo con denarios de amor.

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