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Tema I: Perspectivas en psicología clínica.

El hecho clínico

- Historia de la Psicología Clínica.


- El hecho clínico y el acto clínico.

Psicología Clínica

● Ambito de acción de los Psicólogos – Uruguay – importante desarrollo desde los


comienzos de la Psicología Universitaria.
● Historia: Perfil particular por influencia de la Psicología Social y el Psicoanálisis.
● En nuestro medio: más allá de las definiciones habituales que se refieren al estudio,
diagnóstico y tratamiento del comportamiento anormal.
● Psicología nació vinculada a la Fisiología y a los laboratorios experimentales.
● Desde el inicio y antes de su "nacimiento científico", la Psicología estuvo vinculada al
mundo de la salud en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades mentales.
● La vinculación de la Psicología con enfermedad mental ha recibido la denominación
Psicología Clínica.

Definición
Instituto de Psicología Clínica
“La Psicología Clínica se ocupa de la investigación, comprensión e intervención de las
condiciones que pueden generar malestar o sufrimiento a las personas en los distintos y
variados contextos en los que puedan tener lugar; y, en las dimensiones, individual, grupal,
familiar, institucional y comunitaria.“ (2010 Documento de creación del Instituto de Psicología
Clínica. Facultad de Psicología. Universidad de la República)

En el campo clínico,
LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA ESTÁ VINCULADA A:
● DIAGNÓSTICO
● PSICOTERAPIA
● ASESORAMIENTO EN DIFERENTES ÁMBITOS: hospitalaría, jurídico, educativos, etc.
(2010 Documento de creación del Instituto de Psicología Clínica. Facultad de Psicología.
Universidad de la República)

En el diccionario de la Real Academia

● Consulta: Acción y efecto de consultar. Acción de atender el médico a sus pacientes


en un espacio de tiempo determinado.
● Intervención: Acción y efecto de intervenir. Venir entre.
● Diagnóstico: expresión que se formó a partir del verbo diagignoskein ‘distinguir’,
‘discernir’, ‘discriminar’, compuesto por el prefijo dia- ‘a través’ (como en diáfano) y
gignoskein ‘conocer’. Este verbo griego proviene de la raíz indoeuropea gno-, que
también dio origen al latín cognoscere (conocer).

Intervenciones Clínicas Psicológicas

En el Programa Modalidades y Efectos de las Intervenciones Clínicas en Servicios de Salud


(2012) se las define como: “El abordaje técnico realizado en la clínica psicológica que busca
responder a la solicitud de ayuda ante un sufrimiento psíquico“
Relación profesional y humana de uno o varios consultantes con uno o varios psicólogos que
utiliza procedimientos psicológicos y conocimientos sobre el psiquismo para responder a la
solicitud de ayuda y habilita la producción de sentidos, con fines diagnósticos y/o terapéuticos.
Intervención psicológica

“La intervención psicológica implica realizar acciones que inciden o influyen en otros con
determinada intención transformadora de los sistemas o dispositivos subjetivos e
intersubjetivos de relación interpersonal. En otras palabras, implica el intento de ejercer cierta
influencia sobre otros y promover así determinados efectos. Intervenir en psicología es
entonces tomar parte en un asunto, problema o conflicto. Interponer un criterio asociado a un
conjunto de acciones dirigidas a mediar o interceder desde la psicología en determinada
situación de carácter problemático para los sujetos involucrados. De esta manera, la
intervención psicológica es de hecho una “intro-misión” en los asuntos internos de la persona.
Si seguimos el juego de palabras, es posible pensar que en psicología, intervenir significa
internarse en los asuntos, problemas o conflictos de la persona con el objetivo de cumplir una
misión” (García R.; Raventos C. 2011, p.24).

El deseo del paciente es fundamental para que haya intervención (hay algunas excepciones:
psicóticos, niños, etc.).

De la historia

Tres momentos:
1) Comienzos del siglo XX hasta década del 40. Primeras inquietudes clinicas.
Autodidactas en medicina y psiquiatría.
2) Desde la década del 40 hasta la del 80. Pedro Vizca: clínica médico-psicológica en
donde los psicólogos trabajan con niños y se dictan cursos. Facultad de humanidades:
Licenciatura en Psicología.
3) Después de la década del 80. Escuela Universitaria de Psicología.
En América Latina:
-Psicología experimental: psicometría
-Psicología Clínica (2da mitad de la década del 40)
-Psicología comunitaria
Década del 60, Licenciatura de Psicología en Facultad de Humanidades y Ciencias.
Entrecruzamiento con otras Facultades – Cursos, Tareas de Extensión Universitaria
Ejercicio profesional y perfil del psicólogo clínico.
Teorías que sustentaban la clínica –Psicoanálisis (W Baranger, m. Langer, grupo “Izquierda
Freudiana“, Movimiento de la psiquiatría francesa (H. Ey) y norteamericana (Erikson, M. Mead)
y la antipsiquiatría (Laing, Cooper, Bassaglia)
Dictadura – Cierre de la licenciatura
Sigue la formación de Psicólogos en:
Escuela de Tecnología Médica (Fac. de Medicina)
Formación privada en psicología.
EUP – dictadura 1978
EUP – democracia 1985
IPUR - 1987
Facultad de Psicología 1994
1999 Reglamentación de la carrera
Asimilación del psicólogo con psicoterapeuta.

Por su particular historia en el Uruguay la Psicología Clínica ha adquirido un perfil peculiar que se
caracteriza por tener una perspectiva social de la clínica (influencia de la Psicología Social y el
Psicoanálisis). Por esta razón no se adecuan las definiciones que habitualmente se hacen de esta área.
Trabajamos con procesos complejos y dinámicos que abordan no sólo el componente individual y/o
grupal sino también las estructuras sociales, políticas, económicas, etc., que los envuelven y le dan
sentido.

Del Psicodiagnóstico a la Consulta Psicológica.


“En este momento creemos estar en una etapa de transición intentando procesar un cambio
del psicodiagnóstico hacia la consulta psicológica. ¿Qué sentido tiene esta modificación del
término? Si bien la función diagnóstica no es abandonada, ésta se integra en un nuevo
contexto donde destacamos la demanda. Pretendemos articular motivo de consulta
manifiesto, motivo de consulta latente, demanda, conflictiva. Es decir, elaboramos una
estrategia clínica que nos permita comprender la situación y acercarnos a un diagnóstico
situacional, de la conflictiva y estructural con el objetivo de poder operar sobre la misma y así
tender a la resolución de la consulta (de Souza L., Vazquez M. (1990) p.16.)

Consulta e Intervención Psicológica.


Plan de estudios 1988

● Área de Diagnóstico e Intervención Psicológica.

Intervenciones diagnósticas dentro de las que se diferencian estrategias:


● Procesos diagnósticos,
● Consulta,
● Orientación

● Servicios clínicos (SAP, SAPPA, UODA, Clínica Psicoanalítica de la Unión)


La consulta psicológica como una de las estrategías de posible de intervención psicológica y de
resolución de la consulta.

Base epistemológica.
Enunciados básicos.

Kuhn T. y la nueva imagen de la ciencia


El modelo historicista del desarollo de la ciencia plantea:
● Establecimiento de un paradigma (modelos reconocidos por la comunidad científica
que dan solución a problemas)
● Ciencia normal
● Crisis
● Revolución científica
● Establecimiento de un nuevo paradigma
● Kuhn, Thomas S. (2005). La estructura de las revoluciones científicas. España: Fondo de
Cultura Económica.

La práctica científica desde el constructivismo epistemológico

● Constructivismo epistemológico.
● La realidad es una construcción.
● La dicotomía sujeto-objeto queda abolida. La realidad no existe sin el sujeto .
Aproximación a la verdad.
● Pensamiento Complejo.
● Morin E. (2001) “El mayor aporte de conocimiento del siglo XX fue el conocimiento de
los límites del conocimiento. La mayor certidumbre que nos ha dado es la imposibilidad
de eliminar lo incierto, no sólo en la acción, sino en el conocimiento“ (p.59)
● Morin E. (2001) La cabeza bien puesta. Buenos Aires: Nueva Visión.
Pluralismo en Psicoanálisis

Bernardi R. (1994) plantea las distintas posiciones en el psicoanálisis actual como paradigmas
o matrices disciplinarias ordenadoras de la experiencia. Existen coincidencias, contradicciones
y complementariedad pero no se puede sistematizar en una matriz general y ordenadora
dichas relaciones.
“La mejor aproximación al problema parece ser la de comparar estos paradigmas a distintos
lenguajes entre los cuales la traducción sólo es posible en forma parcial.
¿Significa esta pluralidad de lenguajes que debamos aceptar el subjetivismo, el relativismo
escéptico o el caos y la irracionalidad? Soy conciente de estos riesgos, pero también los riesgos
de signo opuesto a los que se exponen las soluciones dogmáticas uniformizadoras”. (p.445)
Bernardi R. (1994) Sobre el pluralismo en Psicoanálisis. Revista Psicoanálisis ApdeBA, 16 ( 3).
433- 455

El Psicoanálisis como marco teórico


Modelo pulsional (Freud)

● Inconciente.
● Pulsión
● Conflicto – Defensa.
● Yo – Ello – Superyo
● Realidad psíquica.
● Narcisismo.
● Transferencia – Contratransferencia. Repetición

Modelo Relacional (Winnicott, Fairbain, Mitchell, Kenberg, Kohut, Stern...)

● El sujeto se constituye en el vínculo con el otro .


● Self – otro – espacio entre ambos.
● Transferencia – Contratransferencia. Edición.
“El modelo relacional se basa en la premisa de que los esquemas repetitivos de la experiencia
humana no se derivan (como en el modelo pulsional) de la búsqueda de la gratificación de
presiones y placeres inherentes … sino de una tendencia general a conservar la continuidad, las
conexiones y la familiaridad del mundo personal e interactivo. Existe una poderosa necesidad
de conservar el sentimiento duradero de uno mismo relacionado con una matriz de otras
personas y con referencia a ellas, en términos de transacciones reales y de presencias internas.
“(p.47)
Mitchell S. (1993) Conceptos relacionales en psicoanálisis una integración. México: Siglo
Veintiuno Editores.

La noción de Situación

● Fiorini H. (1992) la entiende como la causalidad multideterminada por diversas series


de fenómenos que la configuran.
● La situación supone la convergencia de series causales.
● Una serie causal es una clase homogénea de fenómenos que responden a cierta
legalidad, a cierto encadenamiento causal que es propio de esa clase de fenómenos.
● Series: Familiar; Corporal; Evolutiva; Laboral; Social; Prospectiva; Clínico psiquiátrica
● Individual, induplicable, indivisible
● El sujeto se va produciendo en situaciones, por lo tanto la situación es constitutiva .
● La situación es causa y efecto al mismo tiempo
● La clínica es situacional porque la producción de subjetividad y sus vicisitudes
transcurre dentro de un contexto, de un devenir en situación.
● Situación en sentido contrario a estructura.
● No hay producción psíquica fuera de lo contextual.

El Método Clínico

Clínica (Diccionario de la real academia) nos interesan dos acepciones de la palabra:


a) Ejercicio práctico de la medicina relacionado con la observación directa del paciente y con su
tratamiento. Un tratado de clínica.
b) Conjunto de las manifestaciones de una enfermedad.
Psicología Clínica:
El documento inicial que da origen al Instituto de Psicología Clínica (2010) se dice:
“La Psicología Clínica se ocupa de la investigación, comprensión e intervención de las
condiciones que pueden generar malestar o sufrimiento a las personas en los distintos y
variados contextos en los puedan tener lugar; y, en las dimensiones, individual, grupal,
familiar, institucional y comunitaria“.

● Conocimiento de lo singular. Estudio de un caso . (No aplica reglas generales)


● Observación sistemática
● Mirada y escucha clínica
● Ulloa (1964) diferencia tres momentos:
● Ver --- Actitud clínica,
● Pensar --- Estructura de demora, y
● Actuar --- Veracidad pertinente.

El hecho clínico

REALIDAD
(lo que sucede, existe, pertenece a lo real)
ACONTECIMIENTO
HECHO CIENTÍFICO
(lo que es establecido y reconocido por observación)
Dicen como es el mundo pero también están condicionados por nuestra especie, lengua,
teoría, etc.
Deben someterse a verificación.
MEDICINA – cama –

Hecho Clínico Psicoanalítico


En el encuentro analítico -relación transferencia contratransferencia- el hecho clínico se
constituye ante la sorpresa, el exceso o frente a lo obvio que cobra otro sentido
Ogden (1998) habla de la “molesta sensación de no saber“, de la capacidad de sorprenderse de
ese analista que es capaz de ser siempre el principiante que aprende aquello que creía saber.
Ogden (1998) La frontera primaria de la humana experiencia.Madrid: Julian Yebenes.

Hecho científico
Hecho clínico
Hecho clínico psicoanalítico
Hecho clínico psicoanalítico fuera de la situación psicoanalítica
Del síntoma a la neurosis de transferencia, del hecho clínico al hecho clínico psicoanalítico
Hechos clínicos psicoanalíticos propiamente dichos (en la situación analítica)
Características de los hechos clínicos
● Objetivarlos para hacerlos comunicables.
● Conexión con la estructura psíquica del paciente (aspecto estable).
● Se repiten pero nunca de la misma forma (aspecto cambiante).
● Grado de predictibilidad.
● Carácter intersubjetivo de los hechos clínicos.

Presentación de una situación clínica que permita trabajar los hechos clínicos psicoanalíticos

Validación del proceso clínico


¿Cómo se conducen los psicoanalistas en las sesiones?
● Trabajan dentro de los límites de sus Orientaciones de fondo.
● Imparcialidad y receptividad.
● Atención flotante.
● Esperan recibir la preocupación ics del paciente -hecho clínico-.
● Recuerdos de material pasado, ideas prevalentes que impactan y se vinculan con lo
escuchado y experimentado -hechos clínicos-.
● Conjunto de hechos clínicos psicoanalíticos.
● Emergen las interpretaciones.

¿Como se conducen los psicoanalistas fuera de las sesiones?


● Fuera de la matriz transferencial la participación es menos emocional.
● Orientaciones de trabajo selección focalizada de hechos clínicos.
● Hipótesis fundamentadas, organización de las hipótesis donde se vínculan las
observaciones en un modelo causal.
● MICRO - VALIDACIÓN: monitoreo subjetivo de la “verdad“ de lo que está sucediendo.
● MACRO – VALIDACIÓN: actividades fuera de la sesión con el propósito de preguntarse
que ocurrió en la misma, un paso hacia la validación

Kenberg O. (1994) dice que cada interpretación es un hipótesis a la espera de confirmación o


refutación según la respuesta del paciente.
Incremento del insight o instrospección emocional
Surgimiento de nuevo material asociativo.
Cambios en los síntomas o en las conductas.
Wallerstein (1992) existe mayor consenso en las teorías clínicas que en las formulaciones
metapsicológicas.

Podemos decir que la Psic. Clínica se ocupa de la investigación, comprensión e intervención de las
condiciones que pueden generar malestar o sufrimiento a las personas en los distintos y variados
contextos en los que puedan tener lugar; y en las dimensiones: individual, grupal, familiar, institucional y
comunitaria.

La cuestión del HECHO- realidad psíquica- realidad material


Hecho clínico – pensamiento clínico

Bibliografía
El texto en un contexto: La clínica situacional
Dr. Carlos Emilio Antar
Remarcar la articulación entre el individuo y su contexto, puede ser considerada “obvia”, sin
embargo, como dice Laing: "Lo obvio literalmente hablando, es lo que se levanta en el camino
de uno enfrente de uno contra uno".

Cuando nos referimos a una clínica situacional, vamos más allá de la idea recién
mencionada, porque: “en el concepto de articulación no está incluida la relación dialéctica...”;
por lo tanto nos acerca más a una concepción sumatoria que de producción.

Cada sujeto es “producido” como tal en la interrelación con otro. La intersubjetividad implica, no
sólo la repetición, sino la producción de significados inéditos. Producción no es repetición.

La clínica es situacional porque la producción de subjetividad y sus vicisitudes transcurre dentro


de un contexto, de un devenir en situación.

Por lo tanto, en este trabajo planteamos dos ideas:

1- La idea de situación propone una clínica diferente a la estructural

2- No hay producción psíquica fuera de lo contextual

1- La teoría estructural tiende a ubicar al sujeto dentro de un modelo que dificulta considerar
lo nuevo en él. Despliega las ideas de: causa, origen, determinismo, repetición, y una cierta
concepción del tiempo organizado-desplegado secuencialmente en un antes, ahora y después.
Nos daría la ilusión de un conocimiento totalizante, que propone develar lo oculto y
preexistente. El desprendernos de esta lógica de pensamiento puede ubicarnos en el
desconocimiento y la incertidumbre.

Por otra parte, pensar en situación no descarta lo oculto e incluye la posibilidad de lo aún no
advenido.

Sería compatible a la antinomia Parménides-Heráclito, donde el primero decía “todo lo que hay
existe desde siempre”; en tanto que el segundo despliega la idea de un permanente devenir,
permitiendo la emergencia de lo nuevo. Se conecta en la actualidad con las ideas de Prigogine,
que en su desarrollo sobre el caos y las estructuras disipativas, da lugar al azar. Éste
posibilitaría el establecimiento de un nuevo orden, de manera que la indeterminación no puede
dejar de ser incluida.

2- Podríamos decir que el término situación no designa un solo objeto o acontecimiento ya que
nunca experimentamos o formamos juicios sobre ellos aisladamente, sino sólo en relación con
un contexto. Tiene la cualidad de unir los elementos constitutivos, dando a ésta todo su
carácter único, formando una situación individual, indivisible e induplicable. Ningún
problema puede plantearse o siquiera adquirir sentido, si no es en forma situacional. Una
situación en principio se define desde un punto problemático, porque éste asigna la pertenencia
o no de los términos de la misma.

El sujeto no es el que controla una situación, no es el que se sustrae al contexto, sino que él
también es parte del mismo. Por lo tanto, el analista y el paciente forman parte de la situación
analítica, modificando la subjetividad de ambos.

Lo que otorga un sesgo particular a una consulta clínica, más allá del factor histórico de cada
uno de los integrantes y del conjunto, es la singularidad presente en cada situación; ésta es
efecto y causa al mismo tiempo. Propuesta que nos independiza de aquello predeterminado.
Pensar en situación implica hacerlo desde una lógica diferente, propone que no hay
conocimientos totalizantes y nos enfrenta a la posibilidad de descubrir-producir sus propios
saberes situados.

La lógica estructuralista implica preexistencia a develar, espacio de la representación, pasado


reactualizado, presente resignificado. La lógica situacional agrega a lo anterior: existencia a
devenir, espacio de la presentación, futuro a producir.

Esto no implica ni la plena indeterminación ni la apología de la contingencia.

La clínica situacional no es sumatoria de diferentes elementos en juego, tampoco la


articulación de los mismos, ni la intención de entender un hecho psíquico desde
diversos abordajes. La clínica situacional implica la lectura de la subjetividad como
resultado de la multiplicidad y heterogeneidad en la constitución misma del psiquismo.

Los fundamentos de la técnica psicoanalítica

Horacio Etchegoyen

36. La situación analítica

1. Intento de definición

Según el Diccionario de la Real Academia, “situación” quiere decir acción y efecto de situar y
“situar”, del latín situs, es poner a una persona o cosa en determinado sitio o lugar. De esta
forma podríamos decir, en principio, que cuando hablamos de situación analítica con los
términos del lenguaje ordinario lo que queremos decir es que el tratamiento analítico tiene un
sitio, un lugar. Podemos decir en términos muy generales, entonces, que el análisis (o la cura)
tiene “lugar” en la situación analítica.

La situación analítica se ha definido como una particular relación entre dos personas que se
atienen a ciertas reglas de comportamiento para realizar una tarea determinada que destaca
dos papeles bien definidos, de analizado y analista. La tarea que estas dos personas se
proponen consiste en la exploración del inconsciente de una de ellas con la participación
técnica del otro.

Al definir la situación analítica como el conjunto de transacciones que sobrevienen entre


analizado y analista en función de la tarea que los reúne estamos implicando que hay reglas
que deben ordenar esa relación. Son normas que se han ido estipulando empíricamente en
función del mejor desarrollo en la tarea analítica, y siguen siendo, sin ninguna modificación
sustancial, las que Freud propuso en sus artículos de técnica en los años diez.

2. Situación y campo

La diferencia entre situación y proceso reside fundamentalmente en que la primera tiene una
referencia espacial y el segundo incluye necesariamente el tiempo.

Ahora bien, si dejamos de lado el tiempo y definimos la situación analítica como el conjunto de
transacciones entre analizado y analista en función de los roles que cada uno cumple y de la
tarea que los reúne, decimos que la situación analítica es un campo.

Entendemos aquí por campo la zona de interacción entre el organismo y su medio, ya que
estos dos factores no pueden separarse: las cualidades del organismo derivan siempre de su
relación con el conjunto de las condiciones en que se encuentra. Así como el campo
psicológico se define por la interacción del organismo y su ambiente, del mismo modo, “el
campo analítico resulta de la interacción del paciente y el ambiente, que incluye la persona y el
rol del analista”.

3. La situación analítica como campo dinámico

El punto de partida de Willy y Madelaine Baranger es que la situación analítica no puede ya


entenderse como la observación objetiva de un analizado en regresión por un analista-ojo.
Semejante descripción peca de unilateral dado que, más allá de su no discutida neutralidad, el
analista interviene de hecho y de derecho en la situación que él mismo contribuyó a crear.

Los dos miembros de la pareja analítica están ligados complementariamente y ninguno de los
dos puede ser entendido sin el otro.

Lo que distingue al campo psicoanalítico, dicen los Baranger, es que se configura como una
fantasía inconsciente. Estas dos teorías, el campo y la fantasía inconsciente, quedan
conectadas cuando se afirma que la fantasía inconsciente que aparece en el campo es siempre
una fantasía en la cual participan sus dos integrantes.

El tratamiento psicoanalítico es una estructura, porque sus elementos tienen que ver los unos
con los otros y cada uno define a los demás. Por esto los Baranger afirman que la reacción del
analizado sólo puede entenderse teniendo en cuenta que se da en función del analista, que en
esa estructura hay un compromiso de ambas partes, de donde surge una fantasía que les es
común.

Sólo es fecundo el trabajo analítico cuando se da este fenómeno de resonancia en que yo


siento lo que siente mi paciente, y a través de esta fantasía compartida va a surgir el insight.
Hasta que no se logre esta fantasía compartida, el analista no hará más que teorizar acerca del
paciente. Esta fantasía es un efecto del campo y aquí “campo” no es simplemente el lugar
donde tiene lugar la situación analítica sin del lugar de la interacción.

“Lo que estructura el campo bipersonal de la situación analítica es esencialmente una fantasía
inconsciente. Pero sería equivocado entenderlo como una fantasía inconsciente del analizado
solo”. El analista, afirman, no puede ser espejo porque un espejo no interpreta. Por lo tanto no
podemos concebir la fantasía básica de la sesión sino como una fantasía de pareja. En
resumen, la fantasía de campo se crea entre los dos miembros de la pareja analítica, “algo
radicalmente distinto de los que son separadamente cada uno de ellos”. Esta fantasía
inconsciente bipersonal, objeto de la interpretación del analista, “es una estructura constituida
por el interjuego de los procesos de identificación proyectiva e introyectiva y de las
contraidentificaciones que actúan con sus límites, funciones y características distintas dentro
del analizado y del analista”.

4. Sobre el concepto de campo

El mérito de los Baranger es haber entendido la situación analítica como un campo, un campo
de interacción y de observación, un campo en que no está solamente el analizado sino
también el analista, un campo en que el analizado no está sólo ya que lo acompaña el analista
como observador participante, según decía Pichon siguiendo a Sullivan.
Otros autores piensan que la situación analítica configura efectivamente un campo de
interacción y observación, pero sostienen que lo distintivo del campo psicoanalítico es que los
datos de observación provienen del paciente, mientras que el analista –que observa y participa
– se abstiene rigurosamente de aportarlos. El objetivo de la situación analítica es crear un
campo de observación donde los datos son proporcionados exclusivamente por el analizado
(Zac, 1968).

Lo mismo que Zac piensa Bleger cuando habla de la entrevista y dice que “la primera regla
fundamental a este respecto es tratar de obtener que el campo se configure especialmente y
en su mayor grado por las variables que dependen del entrevistado”.

A diferencia de lo que dicen Bleger y Zac, los Baranger no creen que el analista pueda
mantenerse en ese plano.

5. Situación analítica y alianza terapéutica

Al definir la alianza terapéutica como el núcleo de la situación analítica contraponiéndola al


proceso analítico con epicentro en la neurosis de transferencia, Zetzel tiene en cuenta la
diferencia que hace David Rapaport cuando contrapone el ello y el yo como dos sistemas
antagónicos en cuanto a la movilidad de la energía.

Utilizando este modelo, entonces, Zetzel dice que la situación analítica tiene su base en la
alianza terapéutica, donde existen cambios pero son muy lentos; el proceso analítico, por su
parte, mucho más rápido y móvil, corresponde a la modalidad energética del inconsciente, del
ellos, que se plasma en la neurosis de transferencia. Se puede decir, también, que, desde el
punto de vista de esta autora, el tratamiento analítico consiste en que, gradualmente, a
medida que son analizadas, ciertas áreas que originariamente pertenecían a la neurosis de
transferencia se integren a la estructura yoica pasando a pertenecer a la alianza terapéutica.
En este cambio, en realidad, estriba la esencia de la terapia analítica, lo que significa tanto
como decir que, en la medida que se analiza determinado conflicto en la neurosis de
transferencia y se lo puede hacer consciente, pasa a ser patrimonio del yo, una nueva faceta
del yo que establece una relación real con el analista, dado que si en alguna forma se puede
definir la alianza terapéutica es como un tipo real de relación con el analista.

De esta forma queda convincentemente definida la naturaleza de la acción terapéutica del


psicoanálisis como trasposición de un sector al otro, que aumenta la integración del yo y
cambia los procesos energéticos.

37. Situación y proceso analíticos

Béla Grunberger ofrece una visión original de la forma en que se constituye la situación
analítica y se desarrolla el proceso. Su punto de partida es que la situación analítica debe
separarse de la transferencia que recorre el proceso analítico en toda su extensión. Deslinda,
siguiendo a Baudouin, la transferencia analítica del rapport analítico. La fórmula que propone
Grunberger, una vez que ha definido estos dos conceptos, es analizar la transferencia, esto es
la resistencia, y dejar que el rapport opere por su cuenta.
De esta forma, el papel del analista como espejo cobra un nuevo sentido. El analista debe
constituirse estrictamente en el alter ego del paciente, espejo cuya única función es la de dejar
que el paciente se vea allí reflejado. Para cumplir su misión, el analista debe ser sólo una
función, sin soporte material, invisible y siempre detrás del analizado, ya que de otra manera
expulsa al analizado de la posición narcisista que le es propia.

La posición (o estado) narcisista que se acaba de describir aparece desde el comienzo del
análisis, mientras que la transferencia se establecerá lentamente y mucho más tarde; y opera,
en realidad, en sentido contrario: mientras la transferencia es fuente de resistencias (la
resistencia de transferencia), el estado narcisista se revela como el primun movens del proceso
analítico.

El placer narcisístico que el paciente deriva del hecho de estar en análisis es precisamente la
condición necesaria para que la situación analítica se establezca firmemente y la terapia tenga
buen éxito.

Cuando expone sus conclusiones al final de este original estudio, Grunberger vuelve a señalar
que el elemento narcisista (por difícil que sea precisar el concepto) es el factor dinámico que
proporciona su fuerza propulsora al proceso psicoanalítico.

En la situación analítica el analizado se encuentra frente a sí mismo por intermedio del analista
y en circunstancias especiales que estimulan una regresión narcisística controlada que brinda
la posibilidad de un desarrollo específico, el proceso analítico. La libido narcisística liberada es
la que provee a la situación analítica de la energía dinámica que va a operar a lo largo de todo
el proceso.

37. Situación y proceso analíticos

1. Repaso breve

En el capítulo anterior definimos provisionalmente la situación analítica como el sitio en que se


desarrolla el tratamiento en cuanto relación entre dos personas que asumen papeles definidos
para realizar una determinada tarea; y utilizamos como base de nuestra discusión los trabajos
de los Baranger, Zetzel y Grunberger. En esos escritos la situación analítica se describe desde
perspectivas bien distintas: para los esposos Baranger la situación analítica es un campo
dinámico donde surge una fantasía compartida, mientras que para Zetzel la situación analítica
es lo estable, lo que forma la alianza terapéutica y se contrapone a la neurosis de
transferencia, y, por fin, para Grunberger la situación analítica es el remanso narcisista que
motoriza el proceso.

2. Situación y proceso

Otros autores argentinos, como Bleger y Zac, proponen que la situación analítica se defina a
partir del proceso. Bleger estableció que el proceso psicoanalítico, como todo proceso,
necesita un no-proceso para poder realizarse y dijo que esa parte fija o estable es el encuadre
(setting). El encuadre queda así definido como un conjunto de constantes gracias a las cuales
puede tener lugar el proceso psicoanalítico.
Continuando la línea de pensamiento iniciada por Bleger, Joel Zac estudia justamente esas
constantes del psicoanálisis y las define en principio como factores variables que Freud
estableció (o fijó) de acuerdo con ciertas hipótesis previas.

La idea directriz de Freud al fijar las constantes del encuadre -sigue Zac- es la de sentar las
condiciones más favorables para el desarrollo de la cura- De esta forma, el encuadre consiste
en el conjunto de estipulaciones que aseguran el mínimo de interferencias a la tarea analítica,
al par que ofrecen el máximo de información que el analista puede recibir.

3. Las tres constantes de Zac

Zac sostiene que en el tratamiento analítico existen tres tipos de constantes. Las primeras
derivan de las teorías del psicoanálisis y son de las que acabamos de ocuparnos. A estas
constantes Zac las llama absolutas, porque aparecen en todo tratamiento psicoanalítico ya que
guardan relación directa con las hipótesis definitorias de nuestra disciplina. Frente a estas
constantes absolutas están las relativas, que son de dos tipos, las que dependen de cada
analista y las que derivan de la pareja particular que forman ese analista y ese analizado. Si
bien estas constantes son relativas, no dejan de ser fijas una vez que se han establecido.

Entre las constantes relativas que dependen del analista podemos mencionar algunos rasgos
de su personalidad, su ideología científica y otras más concretas como el lugar en que tiene su
consultorio, el tipo y estilo de sus muebles, así como también las regulaciones de sus
honorarios, feriados, etcétera. La época y la extensión de sus vacaciones son constantes que
dependen básicamente del analista. La estabilidad del ritmo del trabajo, en cambio, pertenece
a las constantes absolutas, de modo que el psicoanalista no podrá cambiar a su arbitrio el
tiempo ya fijado de sus vacaciones o de sus feriados, por ejemplo.

Zac distingue, por último, un tercer tipo de constantes, también relativas, que dependen de la
pareja, no ya del psicoanálisis ni del psicoanalista, es decir de la pareja que forman
concretamente un determinado analista y su analizado.

Las constantes del encuadre son, pues, normas empíricas dictadas por Freud a partir de su
experiencia clínica, que lo llevó a poner un marco definido y estricto a su relación con el
paciente para que el tratamiento se desarrollara en la mejor forma posible, con la menor
perturbación posible. Algunas de estas normas son las que rigen cualquier tipo de tarea entre
dos personas, como el intercambio de tiempo y dinero, el lugar y el tiempo del encuentro,
etcétera, porque ninguna tarea puede realizarse si no se estipulan algunas reglas para llevarla
a cabo; pero no son estas las que màs nos interesan sino otras, las que derivan
específicamente del tratamiento analítico, desea singular relación que se establece entre el
analista y su paciente.

Los descubrimientos de Freud destacan la importancia del desarrollo de un proceso singular en


su relación con el enfermo, que desde 1895 había llamado transferencia. Se sabe
empíricamente que toda circunstancia que revele algo perteneciente al ámbito personal del
analista, puede perturbar ese desarrollo. El encuadre está destinado a proteger al enfermo de
esas revelaciones y también al analista de sus propios errores, que perturban el proceso y,
consiguientemente, perjudican al paciente y a él mismo.
El encuadre es entonces el marco que alberga un contenido, el proceso. Entre el proceso
analítico y el encuadre se da, pues, una relación continente/contenido. Este contenido consiste
en la por demás singular relación de analista y analizado, que se compone de tres elementos:
transferencia, contratransferencia y alianza terapéutica. Este contenido es esencialmente
variable, cambiante, nunca igual; por esto Freud comparaba el análisis a la partida de ajedrez,
donde sólo la apertura y el final podrán ser pautados, nunca el medio juego. Para que este
proceso surja y se desarrolle debe existir un marco lo màs estable posible, el encuadre.

5. Sobre las normas del encuadre

La frecuencia y la duración de las sesiones son constantes absolutas más bien que relativas. La
mayoría de los analistas piensan que el ritmo más conveniente para el análisis es el de cinco
sesiones por semana.

En cuanto a la extensión de las sesiones, pocos analistas cuestionan que su duración debe ser
poco más o menos que los clásicos cincuenta minutos.

6. De la actitud analítica

Los consejos de Freud no sólo se refieren a las constantes del encuadre sino también a la
actitud mental del analista que, en última instancia, les da a aquellas su sentido y valor. Se
entiende por actitud mental del analista su disposición a trabajar con el paciente realizando en
la mejor forma posible la tarea a la que se ha comprometido y que consiste en explorar sus
procesos mentales inconscientes y hacérselos comprender.

Freud tipificó la actitud mental del analista en dos normas, la regla de abstinencia y la reserva
analítica, condensada en la famosa metáfora del analista espejo. En sus “Consejos” de 1912
dice Freud estas palabras memorables “El médico no debe ser transparente para el analizado,
sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo lo que es mostrado”. La reserva analítica es
necesaria, pues, para que la situación analítica se pueda establecer.

La regla de abstinencia se refiere a que el analista no debe gratificar los deseos del paciente en
general y desde luego particularmente sus deseos sexuales.

Hay dos formas pues de entender el encuadre, como hecho de conducta o como actitud
mental.

Desde un punto de vista formal o conductista, el encuadre es ciertamente un acto de conducta


y hasta un rito en el mejor sentido de la palabra. Este aspecto, sin embargo, con ser una
condición necesaria del trabajo analítico, nunca será a mi juicio suficiente para que el proceso
se desarrolle de veras.

El encuadre es sustancialmente una actitud mental del analista, concretamente la actitud


mental de introducir el menor número de variables en el desarrollo del proceso. A esto se le
debe llamar en última instancia encuadre, y no sólo a una determinada conducta.

39. El proceso analítico

1. Discusión general
En los tres capítulos anteriores estudiamos especialmente la situación analítica y, luego de
pasar revista a diferentes formas de entenderla, nos inclinamos por conceptuarla como un
lugar, un sitio, un espacio sin tiempo, donde se establece la singular relación que involucra al
analizado y al analista con papeles bien definidos y objetivos formalmente compartidos en
cuanto al cumplimiento de una determinada tarea.

Vimos también que la situación analítica requiere un marco para establecerse, que es el
encuadre (setting), donde yacen las normas que la hacen posible. Estas normas tienen su razón
de ser en las teorías del psicoanálisis y del psicoanalista y surgen de un acuerdo de partes que
constituye el contrato analítico.

A partir de la situación analítica así concebida se desarrolla la tarea analítica a través del
tiempo configurando el proceso psicoanalítico, al cual dirigiremos ahora nuestra atención.

2. El concepto de proceso

Quizás la acepción más amplia más amplia y general de proceso es la que lo define en función
del tiempo, es decir, para cada valor de la variable tiempo se fija un cierto estado en el sistema
en estudio. Cuando nosotros disponemos ciertos acontecimientos de la vida del analizado en
un orden temporal estamos definiendo un proceso en cuanto ordenamos los acontecimientos
en función del tiempo.

En una segunda acepción de la palabra proceso todo lo que va sucediendo en el tiempo cobra
unidad en cuanto a un estado final determinado. El proceso marcha hacia un objetivo y
termina cuando lo alcanza.

La tercera acepción de “proceso” tiene que ver con un encadenamiento causal. Es decir, los
estados posteriores están de alguna manera determinados por los anteriores, sea en forma
continua o discreta.

Hay todavía una cuarta forma de usar la palabra proceso y es como una “sucesión de eventos
con sus conexiones causales más las acciones que el terapeuta va imprimiendo en ciertos
momentos para que la secuencia sea esa y no otra”. Es comprensible que si nosotros
pensamos que cada estado depende de lo anterior, entonces trataremos de hacer algo para
lograr un cambio en la secuencia. Este modelo me parece que es el que más se adapta al
proceso psicoanalítico y nos ofrece una convincente explicación de lo que hacemos.

El proceso terapéutico para ser tal tiene que provocar cambios, porque si así no fuera no sería
un proceso en el sentido de la segunda y tercera acepción; y esos cambios son los que
nosotros tratamos de propiciar con la interpretación.

3. De la naturaleza del proceso psicoanalítico

Cuando tratamos de indagar cuál es la naturaleza del proceso psicoanalítico, esto es, cuál es su
esencia o su raíz, llegamos a un punto donde aparecen dos concepciones opuestas y al parecer
irreconciliables. Para una de ellas, el proceso psicoanalítico surge espontánea y naturalmente
de la situación analítica en que analizado y analista quedan ubicados; para la otra, en cambio,
el proceso es un artificio, por no decir un artefacto, de las rigurosas condiciones en que se
desarrolla el análisis y a las cuales el paciente se tiene que adaptar (o “someter”).

Cuando se sostiene que el proceso psicoanalítico es natural y se le niega todo tipo de artificio,
se está pensando en que la transferencia es un proceso básicamente espontáneo, que hay en
todos nosotros una tendencia natural a repetir en el presente las viejas pautas de nuestro
remoto pasado infantil, que no es para nada necesario presionar o inducir al analizado para
que esto suceda. Se pasa por alto, ciertamente, que todo proceso donde interviene la mano
del hombre es artificial.

Quienes defienden la otra alternativa, en cambio, y afirman que el proceso analítico es un


producto artificial de nuestra técnica, empiezan por decir que la relación que impone el setting
analítico a los dos participantes de la cura es por demás rígida y convencional, carece de toda
espontaneidad y es reconocidamente asimétrica.

Para salir de estas ubicaciones extremas, que no resultan las mejores para discutir, digamos
mejor que ciertos autores sostienen que el proceso analítico es natural en cuanto busca poner
en marcha el crecimiento mental detenido por la enfermedad.

Los que no se resignan con esta labor tan poco estimulante, sostienen al contrario que el
proceso analítico es por definición creativo, original, irrepetible. Lo que el analista diga o no
diga, lo que el analista seleccione para interpretar, la forma como interpreta… todo le da al
proceso analítico su sello; y de ahí que no haya dos análisis iguales ni ningún analizado sea el
mismo para dos analistas.

En general, todos los analistas admitimos que el análisis es un proceso de crecimiento y


también una experiencia creativa. Todo depende, entonces, a cuál de estos dos aspectos
preferimos darle el primer lugar. Yo personalmente me inclino por la primera alternativa y
pienso que la esencia del proceso consiste en levantar los obstáculos para que el analizado
tome su propio camino. La creación del analista consiste, para mí, en ser capaz de darle a su
analizado los instrumentos necesarios para que él solo se oriente y vuelva a ser él mismo. El
analista es creativo más por lo que revela que por lo que crea.

4. Reseña de las principales teorías

Podríamos definir ahora el proceso psicoanalítico como un devenir temporal de sucesos que se
encadenan y tienden a un estado final con la intervención del analista. Digamos para ser más
precisos que estos sucesos se relacionan entre sí por fenómenos de regresión y progresión,
que el estado al que tienden es la cura (sea esta lo que fuere) y que la intervención del analista
consiste básicamente (o exclusivamente) en el acto de interpretar.

Hay varias teorías que tratan de explicar el desarrollo del proceso analítico y de ellas las que a
mi juicio goza de mayor predicamento es la teoría de la regresión terapéutica.

Si bien la mayoría de los psicólogos del yo abrazan decididamente la teoría de la regresión en


el setting, hay también dentro de esa corriente de pensamiento quienes no lo aceptan, como
Arlow y Brenner y Calef y Weinshel, entre los principales. Weinshel, como otros psicoanalistas
de San Francisco, entiende el proceso analítico a partir de la idea (bien freudiana por cierto) de
resistencia.

La propuesta de la escuela kleniana para dar cuenta de la dinámica del proceso analítico debe
buscarse, a mi juicio, en la angustia de separación.

Dentro de los autores poskleinianos, pienso que quien más se ocupó del tema ha sido
Winnicott, cuyas ideas transitas por un camino distinto y original. Para este autor, el setting
analítico facilita y permite un proceso de regresión que es indispensable para desandar un
camino equivocado, para restañar las heridas del desarrollo emocional primitivo.

5. Las observaciones de Weinshel

Weinshel va a tomar como punto de partida la clara posición de Freud, en cuanto a que el
proceso analítico consiste en levantar las represiones existentes, lo que equivale a decir que
nuestro trabajo consiste en resolver la resistencia del analizado. De esta forma, el proceso
psicoanalítico es algo que se da entre dos personas, analizado y analista, que trabaja
conjuntamente y donde habrá relaciones de objeto, identificaciones y transferencias.

El psicoanálisis es, para Bernfeld, una conversación especial, donde el paciente tiene que
asociar libremente. En un momento dado de esta sofisticada conversación va a aparecer un
obstáculo, que es lo que nosotros conceptuamos como resistencia y Bernfeld llama ocular un
secreto, que puede ceder y seguirse de una confesión, facilitada por una intervención del otro,
que en nuestra práctica es la interpretación del analista. Luego de la confesión de su secreto,
el analizado puede continuar su conversación. Esto se repite muchas veces, y en esta dialéctica
entre secreto y confesión influida por la interpretación del analista consiste para Bernfeld el
proceso analítico.

Como tuve oportunidad de decirle a Weinshel en Buenos Aires, coincido con su concepción del
proceso analítico como un trabajo que realizan juntos el analizado y el analista para vencer las
resistencias pero no con el esquema metodológico de Bernfeld.

Creo que la palabra secreto es aplicable a lo consciente (o a lo sumo a lo preconsciente) pero


no al inconsciente sistémico, que es el área estricta de nuestro trabajo.

Por otra parte, dejando de lado el esquema de Bernfeld, y yendo a la misma concepción de
Weinshel, el énfasis de las resistencias no siempre parece hacer justicia a la complejidad del
proceso analítico, donde la resistencia y lo reprimido configuran un inextrincable par dialéctico
y no deben separarse tajantemente.

Vale la pena recordar aquí lo que ha dicho Giovacchini sobre las resistencias. Analizar las
resistencias no es lo mismo que vencerlas o superarlas, ya que esta actitud puede crear una
atmósfera restrictiva y moralizante que no es buena para el proceso analítico y menos en los
pacientes más graves.

Las ideas de Weinshel, en fin, parecen ser más aplicables para el caso neurótico que para los
más severos.

40. Regresión y encuadre


Si bien los autores mismos reconocen de entrada las diferencias teóricas que los separan,
coinciden en que existe una regresión “que contribuye al proceso que lo constituye en parte y
es parte intrínseca e imprescindible de él”. Distinguen dos tipos de regresión, la regresión
patológica característica de la enfermedad que trae el paciente al tratamiento y tiene un
carácter eminentemente defensivo y la regresión útil, operativa o al servicio del yo que
favorece la tarea terapéutica.

Digamos desde ya que, dentro del pensamiento freudiano, los conceptos de fijación y
regresión son la clave explicativa de la psicopatología; pero no fueron nunca transportados a la
situación analítica.

1. La regresión terapéutica

Es bien sabido que muchos psicólogos del yo afirman rotundamente, que el proceso analítico
es de naturaleza regresiva, que tal regresión se produce como respuesta al setting y es la
condición necesaria para que se constituya una neurosis de transferencia analizable.

Como he procurado mostrar al hablar de alianza terapéutica y también en las lecciones sobre
interpretación, las interpretaciones que tanto teme Rapaport no son en realidad tales sino
maniobras descalificatorias del analista por ignorancia o por conflictos muy fuertes de
contratransferencia. Otras veces se trata de una reacción terapéutica negativa del analizado
que busca dejar en falta al analista.

En la misma línea de pensamiento se coloca Elizabeth R. Zetzel cuando dice que la neurosis de
transferencia se desarrolla después de que las defensas del yo han sido suficientemente
socavadas para que se movilicen los conflictos instintivos ocultos hasta entonces.

El segundo factor a tener en cuenta para entender la teoría de la regresión terapéutica de la


psicología del yo es la afirmación de que el encuadre en que se desarrolla el tratamiento
psicoanalítico promueve el fenómeno de la regresión.

El tratamiento psicoanalítico, en cuanto tarea que el analista le propone al paciente, exige


pues un pesado esfuerzo, que se resuelve mediante un mecanismo de defensa específico, la
regresión. La atmósfera analítica pone en tensión toda la estructura psicológica del analizado,
y de ello resulta un proceso regresivo. Este proceso de regresión, se afirma, es distinto a los
que puede sufrir el individuo en su vida de relación; y esta diferencia radica en el setting donde
tiene lugar.

Los psicólogos del yo piensan que el encuadre fue diseñado por Freud justamente para
provocar la regresión del paciente y para que puede ser regulada por el analista.

Dejando a salvo diferencias personales, todos ellos piensan que el encuadre implica privación
sensorial, frustración afectiva, limitación del mundo objetal y ambiente infantil.

La privación sensorial no sólo se refiere a lo auditivo, sino también a lo visual, de ahí que “el
silencio del analista, lo mismo que su temporaria invisibilidad, siguen siendo para muchos
analistas un rasgo indispensable del proceso analítico”.
Entienden además estos autores que la atmósfera de privación en que necesariamente tiene
que realizarse el análisis, la reserva del analista, la asimetría de la relación, etc., son factores
que condicionan el proceso regresivo, en cuanto limitan o anulan la relación de objeto.

Por fin, muchos sino todos los autores que estamos considerando piensan que la regresión se
debe a que el encuadre infantiliza al paciente.

Joseph Sandler, destacado discípulo de Anna Freud, da a la palabra regresión el sentido


específico de surgimiento de experiencias pasadas, a menudo infantiles, que aparecen como
una característica del proceso analítico.

Leowald afirma que el proceso analítico se propone que el yo reasuma su desarrollo


(interferido por la enfermedad) en relación con el analista como nuevo objeto. Concluye que
esto se logra por la promoción y utilización de una regresión controlada.

También Lacan acepta plenamente la teoría de la regresión terapéutica; sólo difiere en que no
es la falta de relación de objeto sino la demanda lo que crea la regresión. El analista se calla y
con esto frustra al hablante, ya que lo que este le pide es, justamente, que le responda.

Similar a la de Lacan y Menninger es la actitud de Reik, según el cual el silencio es un factor


decisivo para que se instituya la situación analítica despertando en el analizado la obsesión de
confesar.

Quiero mencionar el acuerdo de David Liberman con Ida Macalpine en cuanto a la importancia
de la atmósfera analítica en la producción de la regresión transferencial.

2. Discusión

La regresión en el proceso psicoanalítico tiene que ver con la enfermedad y no con el


encuadre. El paciente viene con su regresión, su enfermedad es la regresión.

El encuadre no la fomenta, la regresión ya está; lo que hace el encuadre es detectarla y


contenerla.

El tratamiento psicoanalítico no promueve la regresión, más allá del coeficiente entre


equilibrio y desequilibrio emocional de la persona que lo enfrenta, como podrían hacerlo para
el caso otras experiencias vitales significativas y difíciles (casamiento o divorcio, examen,
nombramiento en un cargo importante, nacimiento o muerte en la familia).

Examinemos con más detenimiento los factores del encuadre que condicionarían la regresión,
empezando por la privación sensorial. Toda tarea que requiere esfuerzo y concentración
mental trata de evitar los estímulos que la perturben. Son las condiciones que nos procuramos
cuando queremos leer, escuchar música o mantener una conversación seria. Si en estos casos
se produce una regresión no la vamos a atribuir a la atmósfera de recogimiento sino a la
psicopatología del sujeto.

De la mano con la sensorial, va la privación del mundo objetal, que comprende dos casos,
cuando el analista está en silencio o cuando habla. El analista está siempre presente en la
sesión, ya que aunque esté callado está escuchando. El analizado puede considerar ese silencio
como privación si decide que la atención del analista no le basta; pero esto ya es un
rendimiento de su fantasía.

En el otro caso, cuando el analista habla e interpreta la neurosis transferencial está claro que
no hay más privación del mundo objetal que la surgida de los deseos edípicos y pregenitales.

¿Qué decir de la frustración afectiva y el ambiente infantil (o infantilizante)? A veces los


analistas olvidamos que la frustración es algo que sólo se puede definir en un contexto
determinado y es, al mismo tiempo, una opinión del sujeto.

Se insiste también mucho que el diván analítico, el diálogo asimétrico y la reserva del analista
no pueden sino fomentar la regresión. Se vuelve a confundir también aquí la realidad objetiva
con las fantasías y los deseos infantiles del paciente.

En otras palabras, la regresión depende del grado de enfermedad, no del setting.

3. Comentario

Como los procesos vitales que se estudian en biología, psicología y sociología, el análisis se
desarrolla siempre con avances y retrocesos que se alternan y se contraponen. Este curso le es
propio, no lo crea el encuadre. En términos generales podemos considerar que este opera
como conflicto actual, mientras que la disposición del paciente dará cuenta de los fenómenos
regresivos que van apareciendo, según la serie complementaria. En cambio, la actividad
interpretativa del analista, si es acertada, lleva en general el proceso hacia adelante en
términos de crecimiento, integración o cura. Es esto lo específico del análisis, porque el
conflicto actual con el encuadre no es más significativo que cualquier otro de la vida real.

La diferencia radical entre la experiencia del análisis y otras de la vida cotidiana reside en que
la conducta patológica del paciente recibe un trato distinto. El paciente repite, el analista no.
Podemos diferir, y mucho, en el grado y tipo de participación del analista; pero todos
consideramos que la relación es asimétrica. Ningún analista pone en duda la necesidad de ser
reservado y de no participar con opiniones, consejos, admoniciones y referencias personales.

En franca oposición a los que creen que el encuadre tiene por finalidad promover la regresión,
yo pienso como muchos otros autores, que el encuadre detecta y denuncia, a la par que
contiene la regresión.

Hasta donde le es posible, el encuadre lejos de fomentar evita los fenómenos regresivos.

En conclusión, el encuadre no fue diseñado para promover la regresión, sino, al contrario, para
descubrirla y contenerla. No es que la neurosis de transferencia sea una respuesta al encuadre
sino que el encuadre es la respuesta más válida y racional de nuestra técnica frente a los
fenómenos de transferencia.

4. Las ideas de Arlow y Brenner

Estos autores piensan, por de pronto, que la situación analítica ha sido diseñada con la
intención de alcanzar los objetivos de la terapia analítica, esto es, ayudar al paciente a lograr
una solución de sus conflictos intrapsíquicos a través de la comprensión, que le permitirá
manearlos en forma más madura.

41. La regresión como proceso curativo

1. Sobre el concepto de regresión

Para entendernos en la compleja discusión que sigue, conviene replantear el concepto mismo
de regresión, tal como Freud lo introdujo, donde distingue tres tipos de regresión: a) regresión
topográfica, que tiene que ver con un recorrido de adelante hacia atrás en el área de los
sistemas; b) regresión temporal, que revierte el camino del tiempo y nos lleva hacia el pasado,
y c) regresión formal, donde se vuelve desde los métodos de expresión más maduros a los más
primitivos.

El concepto de regresión, pues, debe usarse en forma más rigurosa, debe ser más restrictivo,
porque a veces puede configurarse una regresión tópica que no sea simultáneamente formal o
cronológica; se pueden dar muchas combinaciones, aunque en la práctica lo más frecuente es
que los tres tipos de regresión marchen juntos.

"Singularidad e Interdisciplina"

Lic. Raquel Lubartowski.

PSICOLOGÍA CLÍNICA

En diferentes ámbitos académicos y sociales de formación y/o debates acerca de políticas de


Salud surgen interrogantes concernientes a "qué es" "la psicología clínica" y cuáles son las
funciones del “psicólogo clínico”. En el presente trabajo trataré de situar las preguntas
mencionadas sin dejar de lado el sesgo “sustancialista” filtrado en ambas.

Para abrir el campo conceptual subyacente en estas interrogantes que a su vez enuncian un
territorio académico condicionante de un rol profesional, propongo reflexionar sobre dos
tópicos: singularidad e interdisciplina.

Es habitual que en algunos sectores de nuestra comunidad Psi circulen un conjunto de


supuestos básicos en relación a Ps. Clínica. deslizamientos político-institucionales que muchas
veces segmentan y justifican, desde una óptica exclusivamente pragmática, el hecho que la
importante producción clínica que caracteriza nuestro medio profesional no se refleje o
contraste con la producción y/o sistematización del pensar clínico en psicología. Parecería que
"lo clínico" no fuera conceptualizable estableciéndose una falsa oposición entre clínica y
teoría. Estos supuestos básicos subyacentes podríamos resumirlos en los siguientes ejes. -La
idea que "lo clínico" es exclusivamente un método que remite a una pura pragmaticidad. -La
Clínica asimilada a “práctica”. -La Clínica Psicológica como opuesta al paradigma social
comunitario y por tanto subsumida en un concepto de "individual" fusionado con "consultorio"
-"consulta". -La Psicología Clínica como campo tributario de una multiplicidad acrítica de
postulados teóricos que, convenientemente mezclados darían como resultado una suerte de
colcha de retazos "teórica" validada por un viejo adagio: "la clínica es soberana".
ORÍGENES Y LINAJES. Hay varios acuerdos entre los psicólogos implicados en historiar el tema,
en situar las referencias fundancionales de la Psicología clínica en la Universidad de
Pennsylvania en marzo de 1896 en torno a un "caso" a cargo de Lightner Witmer que fue el
"primero en hablar de clínica psicológica, de la psicología clínica y del método clínico en
psicología".

Asimismo L. Witmer dirigía y editaba una revista la Psychological Clinical” (1)El "caso" de
referencia aparecía en una compleja articulación neurológico-social (condiciones neurológicas
y problemas de conducta, se trataba de un adolescente "Antisocial") lo cual planteaba, por su
irreductibilidad neurológica y/o social, la necesidad de recurrir a métodos de entrevista de
reconstrucción biográfica, o sea a un abordaje psicológico. Estos métodos que luego devienen
en entrevistas psicológicas propiamente dichas, hicieron emerger la figura del psicólogo
significativamente demarcada del laboratorio psicofísico y experimental –característicos de la
“psicología científica” de la época- situándole en el campo de la palabra y el relato. Este
movimiento inaugural de la clínica psicológica propicia el surgimiento del enfoque investigativo
"ideográfico”, que funda y es fundado por la psicología clínica; éste método se articula en el
estudio sistemático de lo singular, sin producir leyes generales sino postulados y apuntala lo
que posteriormente F.Ulloa nominó "veracidades pertinentes".

Es en el marco de los postulados provenientes de la clínica mencionada que a su vez es


tributaria de enfoques behavioristas se produce el empalme con lo que será llamada la
tradición dinámica o sea teorías y corrientes psicológicas de raigambre psicoanalítica
considerada como el referente significativo y co-instituyente de la psicología clínica. Robert
Watson anota: "Muchos de los actuales avances en psicología clínica nacen de la tradición
dinámica. En lo referente a las fuentes de tales influencias S.Freud por supuesto es la más
importante. Él y sus colegas analistas afectaron profundamente el pensamiento de muchos
psicólogos clínicos que, en su mayor parte, fueron receptores pasivos de dichas influencias"

ENTRE DOS GUERRAS. En el marco de lo que podríamos irónicamente llamar el siglo de las
guerras y el exterminio, las dos guerras mundiales produjeron desafíos profundos a los
conocimientos psicológicos y demandaron a las producciones teórico-clínicas de "gabinete", su
salida al “campo de batalla” .Esta “salida” enfrenta a los contingentes de psicólogos a
situaciones clínicas impensadas desde las teorías y requiere de abordajes en cierta forma
“subversivos” en la medida que el “sujeto clinado” portador de padecimientos subjetivos
cuestiona y en el mejor de los casos desplaza las teorizaciones vigentes.

Precisamente en la guerra el psicoanálisis había experimentado su primer reconocimiento


público. En el tratamiento de neuróticos de guerra y personas con temores de guerra se
superó a la psiquiatría clásica con sus métodos de tratamiento violentos (aislamiento ayuno,
baños de larga duración y aplicación de fuertes descargas eléctricas) no tuvo éxito. Los
psicoanalistas lograban con procedimientos psicológicos (combinaciones de hipnosis analítico
catártica, el hablar en el psicoanálisis y la interpretación de los sueños) un mejor resultado y
despertaron con ello el interés del psicoanálisis.

En éste punto me interesa señalar que si bien la psicología clínica comparte con la medicina el
significante "Clínico" sus orígenes y construcciones son diferentes.
La Psicología Clínica desde sus orígenes se articula en relación a postulados interdisciplinarios y
asimismo, sus conocimientos se ubican en tramas de saberes contextualizados es decir
impregnados por lo que la cultura el arte y las sociedades poseen como acervo antropológico –
que no es exclusivamente académico- ya que éste reside y se guarda en la memoria colectiva
de la diversidad de momentos histórico-sociales. Desde ésta perspectiva la producción de
científica del psicólogo clínico, es siempre crítica de sí misma, sabe de sus límites e
incompletud. Esta contextualización e interdisciplina requiere por tanto, el diálogo
permanente con otras fuentes de saber acerca de la subjetividad asumiendo que sus
“conocimientos” no poseen un carácter de asertividad sino, por el contrario se funda y
reconoce los límites de sus proposiciones conceptuales y metodológicas.

La Psicología Clínica, por tanto, intenta aprehender el “sujeto clinado” – persona/s grupo/s
libro/s-en la variabilidad de los contextos socioeconómico-culturales particulares y su vigencia
como abordaje situado en el paradigma salud-enfermedad, se acentúa en el marco de nuestras
sociedades contemporáneas. La psicología clínica junto a algunas filosofías y literaturas
,intentan destituir las ilusiones ominosas creadas por el pensamiento único, uniforme y
“acabado” que desgarró la modernidad e impuso métodos de investigación desligados del
deseo, exclusivamente apegados a métodos la uniformidad cuyo emblema parecería residir en
la “curva de Gauss”.

A MODO DE PUNTUACIÓN. -La Psicología Clínica puede y de hecho es pensada desde


diferentes articulaciones teóricas no hay, por tanto, una sola psicología clínica. -Desde este
posicionamiento la psicología clínica no es un método sino un paradigma estructurado por y
estructurante de la complejidad de los sujetos clinados. "un corpus de conocimientos
científicos, valores, creencias, técnicas de una comunidad en un momento dado de su
historia".(Kuhn).La complejidad de la Psicología Clínica determina que en sus elaboraciones
conceptuales, se construyan postulados que puedan dar cuenta de aquellas problemáticas del
conocimiento que se generan en relación a lo que he nominado "objetos teórico clínicos
portadores de transdisciplinariedad" (Palabra y relato, género, salud-enfermedad) Pensar la
clínica psi como paradigma conlleva en primer lugar la asunción que "hechos son aquellos que
el paradigma permite percibir y ningún otro (9)lo cual significa asumir que el cuestionamiento
del paradigma clínico propio, sólo puede provenir desde otros paradigmas. Esta noción nos
reenvía a los límites de los conocimientos disciplinares y a la necesidad de construir, desde el
vamos zonas inter-disciplinarias”. La Interdisciplina constituye, por tanto, una dimensión ética
del pensamiento en tanto reconoce límites y escotomas así como necesidades de aperturas
hacia lo desconocido y/o lo conocido por otras, otros, en primer lugar por aquellas y aquellos
que nos confían sus relatos. La psicología clínica interdisciplinaria es la única garantía contra la
burocratización del pensamiento y el neoliberalismo conceptual Psi. que impregna muchos
sectores y comunidades “científicas”.

Quinodoz J. (1994) ¿Hechos clínicos o hechos clínicos psicoanalíticos?

Hechos y hechos clínicos

El término hecho clínico es de origen médico y denota un fenómeno observado por un médico
con un paciente –más exacto, por etimología “a la cabecera del paciente”: la palabra clínico
viene de la palabra griega para cama (kline). Por ejemplo, si un paciente está afiebrado y tiene
el cuello rígido, el médico verá esto como un hecho clínico característico de la meningitis.

La palabra francesa fait (hecho) tiene varios significados diferentes en el diccionario. El primer
sentido de la palabra y el más general es “lo que ha sucedido, lo que ha tenido lugar”, sin
ninguna especificación de su localización o forma. El segundo sentido y el más limitado tiene
que ver con la relación entre el hecho y la realidad: un hecho es “lo que en efecto existe, lo
que pertenece al dominio de lo real”. El primer sentido amplifica el campo en el cual el
fenómeno tiene lugar, el cual no necesariamente pertenece a la realidad concreta: por
ejemplo, un hecho puede haber sucedido o tenido lugar en el camp de la subjetividad – o sea
en la realidad psíquica – que es el campo del psicoanálisis. Sin embargo, hasta en psicoanálisis
encontramos que el término hecho es utilizado a menudo en su sentido restricto, en relación
con lo real, en detrimento de su sentido general, el cual, sin embargo, me parece ser el más
apropiado a la naturaleza de los fenómenos de la realidad psíquica.

Un hecho clínico también debe ser distinguido de un hecho científico. Nuevamente, de


acuerdo con el diccionario un hecho científico es definido como “lo que es reconocido y
establecido por observación”; generalmente un hecho se considera científico si es un hecho de
observación que realmente existe, independientemente del observador. Aunque se ha sabido
desde algún tiempo que la subjetividad del observador también es relevante para el
establecimiento de los hechos científicos, por ejemplo en la Física, a pesar de ello persiste la
idea arraigada de que un hecho clínico por incluir la palabra hecho pertenece necesariamente
al campo de lo material, de la realidad completa.

Por esta razón deseo enfatizar que la yuxtaposición de los dos términos clínico y hecho implica
algo diferente del concepto de hecho tomado aisladamente: no es simplemente una cuestión
de observación del fenómeno real en la forma en que lo hace la concepción establecida de los
“hechos científicos”. En mi opinión, la asociación de las dos palabras clínico y hecho amplia el
concepto de hecho, añadiendo a los hechos clínicos no solo una dimensión humana –porque
los fenómenos concernientes son observados en seres humanos – sino también un aspecto
relacional y subjetivo.

Colocando los hechos clínicos en su campo específico se deduce d elo anterior que el concepto
de un hecho clínico es inseparable del de un campo, ya que este último hace posible
especificar el escenario de los hechos clínicos relevantes. El mismo hecho clínico puede tener
un significado en un campo pero no en otro.

En la medicina, el concepto de hecho clínico está muy ligado al concepto de campo: en la


medida que el médico, habiendo identificado los hechos clínicos los colocará en su campo
apropiado a través de su diagnóstico: éste es un paso necesario antes de iniciar cualquier
terapia.

Hechos clínicos en el campo del psicoanálisis

También el psicoanalista debe comenzar colocando los hechos clínicos en su campo específico.

Con cada descubrimiento sucesivo Freud distinguió gradualmente las características de los
fenómenos propios del campo psicoanalítico: el inconsciente, el complejo de Edipo, la
repetición de la neurosis infantil en la vida adulta y la reproducción de dicha neurosis en la
relación de transferencia y contratransferencia.

Considero que la clase de hechos psicoanalíticos se puede subdividir en aquellos que caen
fuera de la situación psicoanalítica y aquellos que se dan dentro de la situación psicoanalítica.

Hay muchas circunstancias en las cuales un psicoanalista puede observar eventos psíquicos
que son significativos desde su punto de vista. Los puede observar no sólo en las consultas o
entrevistas de evaluación inicial, sino también en las psicoterapias de orientación
psicoanalítica, o simplemente en los lapsus típicos y actos fallidos de la vida diaria.

Sin embargo, desde mi punto de vista, creo que lo que hace falta en todas estas situaciones es
el potencial para que los eventos psíquicos significativos se desenvuelvan, de manera que
puedan ser elaborados en el contexto esencial de la relación de transferencia-
contratransferencia, una condición que el tratamiento psicoanalítico satisface.

Si definimos el concepto de un hecho clínico dentro del campo del psicoanálisis, debemos
entonces relacionar este concepto con el de un síntoma psicoanalítico, porque como Freud
mostró, el síntoma debe ser tomado en la neurosis de transferencia para que sea resuelto.

En estos términos, el propósito del tratamiento es el de transformar los síntomas de la


neurosis infantil del paciente, con su tendencia repetitiva, en los sistemas de la neurosis de
transferencia a través del contacto con la persona del analista.

En resumen, para mí, un hecho clínico psicoanalítico corresponde al momento en el que el


psicoanalista comprende todo el complejo de elementos significativos que observa en la
relación de transferencia-contratransferencia, juzgándolos modificables por interpretación,
resolviendo así la neurosis de transferencia, y los síntomas.

A este respecto, los hechos clínicos psicoanalíticos difieren fundamentalmente de los hechos
clínicos como tales, porque en el caso de los hechos clínicos, el psicoanalista permanece como
observador fuera de la situación y el paciente como el observado. Lo inverso ocurre en la
situación psicoanalítica propiamente dicha, en la cual el analista busca que el paciente
desempeñe un papel activo y descubra tanto como le sea posible los eventos psíquicos
significativos que fluyen de sus palabras: la función del psicoanalista es la de revelar.

A través del concepto de hecho clínico buscamos, en primer lugar, comprender los elementos
de lo que observamos en el psicoanálisis, de manera que sea más fácil asignarles un lugar, y
por ende, hasta cierto punto “objetivarlos” para así hacerlos comunicables. Esto nos permite
compartir nuestra experiencia y construir teorías. En primer lugar, compartir las experiencias
psicoanalíticas con el paciente para darle la capacidad de beneficiarse con los hechos clínicos
que él puede observar en su propia vida psíquica. En segundo lugar, compartir nuestra
experiencia con nuestros colegas.

Otro aspecto de los hechos clínicos es su conexión con la estructura psíquica del paciente, una
de cuyas características es un grado de permanencia, aún cuando la organización psíquica se
está rehaciendo constantemente. Un paciente con cierto tipo de organización puede entonces
tender a expresar su realidad psíquica a través de hechos clínicos característicos, tales como
síntomas, rasgos de carácter o patrones de conducta apropiados para cierto tipo de relación
objetal implicado por tal organización.

Mientras que la estructura psíquica de un individuo dado puede exhibir alguna permanencia
en su organización deberá notarse que las características de dicha organización pueden
manifestarse a través de una amplia variedad de hechos clínicos.

Nuestra conclusión deberá ser entonces que en psicoanálisis, los hechos clínicos
psicoanalíticos –ya sean observables repetidamente o sólo en ocasiones aisladas –son el reflejo
de una organización que tiene cierta permanencia en un paciente en particular –o sea, su
estructura psíquica. Se deriva de lo anterior que cada tipo de organización psíquica será
manifestado a través de fenómenos de transferencia específicos, para los cuales pueden
corresponder fenómenos contratransferenciales específicos.

Los hechos clínicos psicoanalíticos seguramente son eventos que se repiten constantemente,
pero nunca son el mismo dos veces, construyéndose y destruyéndose nuevamente para
reaparecer en una multitud de formas efímeras diferentes, pero sin embargo, reteniendo una
cierta constancia.

En otras palabras, el componente estable de los hechos clínicos psicoanalíticos es inseparable


de su componente cambiante, así como la realidad psíquica que ellos reflejan es doble, estable
y cambiante.

Otra consecuencia de la estabilidad relativa de los hechos clínicos psicoanalíticos, a pesar de su


movilidad, es que los fenómenos de la vida psíquica asumen un grado de predictabilidad.

Esto nos habilita para estar más atentos a las reacciones del paciente, para permitirle
concientizarse de sus reacciones inconscientes.

Dada la naturaleza de la realidad psíquica, los hechos clínicos en psicoanálisis poseed dos
aspectos característicos: en primer ligar tienen un significado manifiesto, y en segundo lugar,
un significado latente, o sea, inconsciente – siendo el segundo inseparable del primero.

El funcionamiento de la relación analista-analizando constituye un todo.

El concepto de contenido manifiesto responde por lo que es “observable”, aquellos que


creemos poder describir como “objetivo”, mientras que la noción de contenido latente da
cuenta de lo que se dice ser “subjetivo” o sea, aquello que refleja los hechos clínicos
psicoanalíticos revelados dentro de la relación analítica –una revelación que no es fácilmente
comunicable fuera de dicha relación.

El examen del aspecto latente de las palabras dichas y el despertar de la realidad psíquica del
paciente resalta no sólo el carácter subjetivo sino también el intersubjetivo de los hechos
psicoanalíticos: porque no sólo es una cuestión de la subjetividad del observador sino también
la del paciente y de la relación entre ambas subjetividades.

El punto de vista intersubjetivo coloca más énfasis en la creación común de los dos
protagonistas en la relación analítica, relegando la realidad psíquica de cada uno para un
segundo plano, mientras que el concepto de identificación proyectiva como un medio de
comunicación enfatiza más la interrelación de dos realidades psíquicas en sus
transformaciones mutuas, sin descartar, por esto, los momentos en los que el analizando y el
analista comparten la misma experiencia emocional con el sentimiento de ser uno.

Me inclino hacia una concepción de la relación psicoanalítica basada en el enfoque de Bion,


quien la ve como una comunicación continua de dos vías, entre dos mentes en estado
constante de transformación, con momentos de fusión y momentos de comunicación, y con
una asimetría necesaria entre analizado y analista. Es esencial no olvidar que el encuadre
psicoanalítico y el proceso forman parte de una relación continente-contenido, en el sentido
de Bion, y que el descubrimiento y el trabajo elaborativo de los hechos clínicos psicoanalíticos
depende del funcionamiento satisfactorio de esta relación.

Resumen

Un hecho clínico queda definido por el campo en el que se sitúa. En el campo del psicoanálisis
el autor distingue entre hechos clínicos psicoanalíticos que proceden de fuera de la situación
analítica, por ejemplo en entrevistas o en el psicoanálisis aplicado, y hechos clínicos
psicoanalíticos procedentes de dentro de la situación psicoanalítica, donde encuentran su
valor pleno en la relación de transferencia y de contratransferencia. Son características de los
hechos clínicos psicoanalíticos el ser observables y comunicables, y el tener a la vez un aspecto
fijo uno transformativo.

Ulloa, F. (1974) Lecturas para una aproximación a la organización de una


comunidad clínica

Tema II: Técnica de la intervención clínica.

- El concepto de consulta e intervención clínica.


- La díada transferencial y la alianza de trabajo en los dispositivos de intervención clínica.
- Los modos de intervención clínica: consulta, diagnóstico, consulta terapéutica, psicoterapia.
- Las herramientas técnicas: esclarecimiento, señalamiento, confrontación, interpretación,
etc.
- Las formas de resolución de las consultas, las estrategia clínicas según las formas de
sufrimiento psíquico.

Conceptualizaciones teóricas y técnicas de las intervenciones clínicas.


Intervenciones Clínicas
Psicodiagnóstico
Fernández A. (1994) "proceso con roles diferenciados, en el que una persona solicita
ayuda a un psicólogo en relación a un padecimiento que lo aqueja. El proceso es de
duración limitada y gira en torno a la investigación para la descripción y comprensión
centrado en el motivo de consulta y en relación a la personalidad total del consultante.
Finaliza siempre con la devolución de cierta información de utilidad para quien consulta y
abarca los tiempos presente, pasado y futuro". (p27)
Dos formas de Psicodiagnósticos: Estudio Psicológico y Consulta Psicológica
Fernández A (1994)
● Estudio Psicológico: proceso realizado a punto de partida de una derivación y
cuando la persona no logra hacer suya la demanda.
● Consulta Psicológica: proceso donde el sujeto expresa una motivación propia
aunque llegue derivado. "Proceso por el que una persona recurre a un
profesional de la psicología en busca de una respuesta, orientación o solución
de su padecer psíquico".
Consulta Psicológica
Proyecto de Creación del Servicio UODA (1991)
“La consulta clínica psicodiagnóstica, es el marco donde transcurre un proceso
Psicodiagnóstico, conceptualizado, no como una sucesión de momentos, sino como una
articulación de carácter dinámica, flexible y dialéctica”.
“El objetivo fundante de la consulta psicológica está dado en la posibilidad de dar
respuesta a la situación clínica planteada, en términos de orientación, resolución y/o
derivación. Para esto es necesario la comprensión diagnóstica de los niveles situacional,
dinámico y estructural del consultante”.
“Este objetivo particulariza y da especificidad al encuadre de este quehacer clínico. En
tanto posea esta cualidad, el encuadre se convierte en un instrumento capaz de sostener
eficientemente el objetivo y el desarrollo del proceso.”
● El marco referencial teórico psicoanalítico y con un encuadre específico.
● Opera con el método clínico
● La entrevista es la herramienta fundamental
● Los tests son utilizados de acuerdo a su pertinencia en la estrategia clínica.
de Souza L. (2008)
“La Consulta Psicológica es una de las intervenciones posibles que tienen los 
Psicólogos ante la solicitud de ayuda realizada por uno o varios consultantes...
La Consulta Psicológica es un proceso de diagnóstico e intervención psicológica. En el
vínculo consultante – psicólogo, se atiende y responde al pedido de ayuda habilitando
la producción de sentidos del sufrimiento psíquico y relacional del sujeto, y si es
posible actuar para encontrar soluciones al mismo."
Estrategias posibles:
● Diagnóstico psicológico propiamente dicho
● Consulta terapéutica
Cristóforo A. (2002) dice: “concebimos la consulta psicológica como una instancia
donde habilitamos un espacio para pensar junto con el que consulta (consúlere =
pensar habitualmente consigo mismo o con otro), sea este un sujeto, una pareja, una
familia, etc. Esto supone una interrogante que plantea quien viene a consultar, y una
interrogante para quien la recibe. El planteo de tales interrogantes y la búsqueda de
una respuesta, es la forma como abordamos esa situación que se nos plantea. No
implica que el objetivo sea encontrar la respuesta precisa y única, sino que hacemos
hincapié especialmente en el movimiento que se produce en el proceso mismo de la
búsqueda” (p.30)

Intervención Psicológica
Muniz A. (2005)
● "Intervenir proviene del venir-entre. Esto involucra al menos dos sujetos, los
que inauguran una novedosa forma de encuentro para subjetivarse. ..todo
encuentro produce algo del nivel de lo nuevo, no previsto, sin marca previa que
no es simple repetición. Esto jaquea la clásica noción de transferencia
entendida como pura actualización de algo histórico.
● ...Esta novedad del encuentro es lo que produce y habilita un espacio para
pensar desde una óptica diferente lo que se des-cubre con otro. ..salva aquella
discusión sobre la condición de terapéutico o no del Psicodiagnóstico. Es
terapéutico pero no el Psicodiagnóstico, sino el encuentro y lo que allí se
produce
Muniz A. (2005) menciona la otra acepción de intervenir que tiene relación con el
operar.
● "Hacer-con implica no ser mera pantalla, sino operar en la búsqueda,
develando a manera de explorador curioso los caminos ocultos del sufrimiento.
● La intervención es una modalidad de práctica psicológica que favorece cambios
en el consultante a partir del uso de una estrategia que se va construyendo en
un tiempo acotado" (p18)
Señala como estrategias posibles:
- Psicodiagnóstico
- Evaluación Psicológica
- Orientación.

Psicodiagnóstico como acontecimiento


● Kacero E. ( 2003)
● “es una coproducción con otro que participa en ese juego vincular, acotado en
el tiempo. En la medida en que lo que emerge de esa relación aparece como
algo distinto, no vivido hasta el momento, puede ser considerado como un
acontecimiento“
● Acontecimiento: “como algo que sucede” imprevisto, novedoso sin dejar de
considerar la repetición de patrones vinculares.
● de Souza L., Vázquez M (1990) se refieren a la consulta como un acontecer
clínico.

El diagnóstico en el marco de la intervención psicológica


“Diagnosticar es discernir, conocer racionalmente algo de modo lúcido y perspicaz
penetrando en lo cognoscible y enjuiciarlo diciendo algo. Es conocer y reconocer los
signos útiles para fijar la identidad de algo”. (Couso M. 2009)
• “El psicoanálisis introdujo en la tarea diagnóstica un tercer registro; no basta con
registrar, agrupar signos y categorizar síndromes (conjunto de signos y síntomas) para
atribuibles una causa; sino que es imperioso detectar, el funcionamiento de las
organizaciones psíquicas inconscientes propias de las alteraciones manifestadas.
Diagnosticar es enunciar”. (Couso M. 2009)

Mirada diagnóstica y Escucha diagnóstica.


● Diagnosticar supone construir sentidos en un proceso de formulación de
hipótesis que serán o no confirmadas en la clínica. (de Souza L. 2008)
● Bleichmar, H. (1998) advierte sobre el riesgo de recurrir a un pensamiento
reduccionista en psiquiatría, como en psicoanálisis, y adherir a sistemas de
creencias simplificantes. Entiende que estos sistemas proporcionan
explicaciones abarcativas que brindan sensación de poder y dominio sobre la
realidad

Couso M. (2009) plantea que en la trama diagnóstica hay tres momentos:


Constitutivo
Durante el primer tiempo histórico imperó el afán clasificatorio de observar, agrupar
signos y síntomas.
Era un enfoque limitado, pues buscaba más explicar lo encontrado que comprenderlo.
El diagnóstico se apoya en la posibilidad de comparar y concluir, dada por la
repetición.
Operativo
En la medida que el clínico lee y relee, reflexiona acerca de los datos. Conoce y
reconoce, generando así en esa  actividad, que es dialéctica, una  operación de
discernimiento.
La acción de separar y discernir tiene una función  que devela y deconstruye en lo
diagnosticado; es decir de ese cúmulo de datos e informaciones que se tiene, se pasa a
un proceso donde es posible discernir con profundidad para operar en el proceso.
Temporal
El diagnóstico, es trama histórica de búsqueda y esclarecimiento, apunta a discriminar
y reconocer, la estructuración de la personalidad. Opera mostrando la realidad “del”
pasado y no “el” pasado de la realidad en la cual se asienta.
La tarea diagnóstica es el ir develando lo que permite reencontrar la reinscripción
-ahora dominante- de un proceso influyente del pasado, en la pretensión de un porvenir
posible.
De esta forma el diagnóstico no queda sólo en una dimensión temporal  ya que integra
también lo “posible”, en tanto que conoce y reconoce. Es una tarea donde se revaloriza
lo vivido y se apunta al futuro, (anticipa lo posible),  pronóstico. Trasciende en el aquí
y ahora, lo actual y lo que fue, interrogándose acerca de los horizontes posibles.

Alianza terapéutica
Transferencia y Contratransferencia

Alianza Terapéutica o Alianza de Trabajo


Orígenes...
● Ya Sigmund Freud (1913) plantea que "el primer objetivo del tratamiento es
ligar al paciente a la cura y a la persona del médico".
● Sandor Ferenczi (1932) fue el primero en sugerir que era esencial que los
pacientes no sólo recordaran sino revivieran el pasado problemático en la
relación terapéutica.
● También el primero en considerar el rol de la personalidad y la experiencia del
analista en el proceso de tratamiento.
● Subrayó la importancia del analista como persona real y reconoció el impacto
del analista en la puesta en escena de la transferencia-contratransferencia.
● Énfasis en la simpatía y en el rol del analista como persona real.

● Greenson (1967) plantea la alianza de trabajo como un fenómeno más racional


que se daría entre ambos componentes del vínculo facilitado por el encuadre.
● Describía la relación tereapéutica como consistente en una configuración de
transferencia y una relación real (reconociendo que el límite es algo artificial).
● Sigue la tradición de la atención de la psicología del yo sobre los aspectos reales
de la relación terapéutica, que desarrolla la noción del trabajo o la relación
terapéutica.
● Interacción entre el analista y el paciente.
● Relación no neurótica, racional y razonable que el paciente tiene con su analista
y que le permite trabajar intencionadamente en la situación analítica.
● Basada en el deseo consciente e inconsciente de cooperación y de aceptación de
ayuda.
● Permitía modificaciones en la postura analítica tradicional y el uso de medidas
no interpretativas.
● Animaba a una mayor flexibilidad técnica.
● Permitía también la adaptación de las técnicas analíticas a una mayor gama de
pacientes.
● Greenson la conceptualiza como la capacidad del paciente y del terapeuta para
trabajar intencionadamente juntos en el tratamiento que ellos habían aceptado.
● Aunque las reacciones de transferencia del paciente podrían reforzar la alianza
de trabajo, el núcleo esencial de la alianza es la relación real, subrayando la
importancia de la racionalidad y la objetividad en terapia.

La alianza terapéutica supone:


● La posibilidad de verse a sí mismo como uno vería a otro.
● La capacidad de tolerar la frustración.
● La confianza básica.
● La identificación con las metas del tratamiento.
● Concepto que puede ser extendido fuera del psicoanálisis.

Otras consideraciones....
● Henry y Strupp (1994) plantean que dentro del vínculo se diluyen los
límites entre lo que corresponde a la relación real, al efecto de la
transferencia y al de otros componentes inconscientes de la alianza que
pueden ser entendidos como patrimonio de la sugestión.
● Hougaard (1994) diferencia la "relación personal" (que incluye los
sentimientos de confianza, esperanza, etc.) de la "relación
colaborativa", señalando que la primera determinará la calidad de la
alianza por encima de los aspectos más racionales.
● Hartley (1985) divide la alianza en "relación real" (que incluye
distorsiones y también confianza y respeto auténtico) y la "alianza de
trabajo" como capacidad de trabajar juntos en pos de un objetivo.
● Bordin (1979) organiza conceptualmente la noción de alianza
terapéutica, incluyendo tres aspectos:
a) establecimiento y desarrollo de vínculo,
b) acuerdo sobre metas u objetivos del proceso terapéutico,
c) acuerdos sobre tareas y responsabilidades para alcanzar esas metas.
● Estos tres niveles están hoy en día jerarquizados en los estudios sobre
alianza terapéutica e inclusive fueron operacionalizados en escalas
(Pinsoff, 1986; Bernal et al., 1995).

Todos estos investigadores intentan siempre diferenciar en la Alianza terapéutica:


a) elementos más racionales ("colaboración", "trabajo", "acuerdo",
"experiencia", etc., que atribuye al aspecto realista de la relación.
b) otros elementos menos racionales ("apoyo", "vínculo afectivo",
"confianza", etc.), que se incluyen más como fenómeno transferencial. A éste se
le atribuye, a su vez, mayor poder de producir adherencia y cambio comprobado
en una investigación de Martínez, Araos y Lobos (1997).

Alianza psicoterapéutica y cambio...


● La calidad de la alianza terapéutica es el predictor más robusto del éxito
del tratamiento.
● Elizabeth Zetzel (1956. 1966) defendió formalmente por primera vez
que era esencial para la efectividad de cualquier intervención
terapéutica. Planteó que la alianza depende de la capacidad fundamental
del paciente para establecer una relación estable de confianza, basada en
sus experiencias evolutivas tempranas.
● Si bien el concepto de alianza terapéutica no es unívoco, su valor
predictivo de cambio psíquico y evolución aparece claramente en las
investigaciones, que la identifican como factor curativo específico
(Luborsky, 1988; Bergin, 1966).

Lester Luborsky (1970) y Edward Bordin (1979) realizan una reformulacion


transteórica del concepto de alianza. Bordin (1979) sugiere que una buena alianza es el
prerrequisito para el cambio en todas las formas de psicoterapia, conceptualizándola
como compuesta por tres componentes independientes: tareas, objetivos y vínculos.
Esto subraya la naturaleza compleja, dinámica y multidimensional de la alianza.

Safran y Muran (1998) enfatizan el valor del vínculo: "De hecho, se puede afirmar que
el desarrollo y resolución de problemas a través de la alianza no es un simple requisito
para el cambio sino más bien la esencia del proceso de cambio".
Binder (1998) remarca que la interiorización de la experiencia que se da en el vínculo
funciona como agente directo de cambio, junto con otros elementos que surgen a partir
del mismo.

Desde la perspectiva intersubjetiva y relacional, la vivencia de una experiencia


relacional constructiva con el terapeuta se considera como un componente crítico del
cambio. De hecho, se podría decir que el proceso de desarrollo y la resolución de
problemas en la alianza no son los prerrequisitos del cambio, sino que constituyen la
esencia misma del proceso de cambio.

Jessica Benjamín (1990) fue pionera al manifestar que el proceso de negociación entre
dos subjetividades diferentes se halla en el núcleo del proceso de cambio.

Las rupturas en la alianza terapéutica constituyen el camino real hacia la comprensión


de los principios organizativos centrales del paciente.

Frank (1982) describe los llamados factores comunes a toda psicoterapia que incluyen
decisivamente la fuerza del vínculo y del encuadre para promover el cambio.

Tanto la descripción de estos factores como toda la terminología utilizada para


caracterizarlos (rapport, "confianza básica", "efecto empático", etc.) conduce a incluir
el concepto de sugestión que Freud trabaja en toda su obra -a veces como sinónimo de
transferencia positiva sublimada y otras como efecto del ideal.

Problemas planteados...
Carece de sentido distinguir entre alianza y transferencia porque todos los aspectos de
la relación están determinados por las experiencias pasadas. (Charles Brenner,1979).

Peligro del concepto de alianza: podría llevar a los terapeutas a dejar sin analizar
algunos aspectos de la transferencia y promover un mayor énfasis en el cambio a través
de la sugestión en lugar de hacerlo mediante la comprensión. (Charles Brenner,1979).

Jacques Lacan (1973) consideraba que la idea de la alianza entre el terapeuta y una
parte racional de la psique del paciente como algo que promueve un tipo de
conformidad con el deseo del otro.

Charles Hanly (1992) planteaba que el concepto de alianza podría conducir a una
sobreevaluación del rol desempeñado por los procesos conscientes, racionales y a pasar
por alto la importancia de los procesos inconscientes.

Las rupturas de la alianza constituyen un problema, pero a su vez se convierten en un


camino real hacia la comprensión de los principios organizativos centrales del paciente,
lo que permite generar intervenciones útiles para enfrentarlas.

Las rupturas están constituidas o por desacuerdos sobre las tareas y objetivos de la
terapia o por problemas en la dimensión del vínculo (si bien los desacuerdos sobre las
tareas u objetivos terapéuticos reflejan, a menudo, tensiones en la dimensión del
vínculo, y vice versa).

Desde la perspectiva relacional...


● Avances recientes han extendido el énfasis interpersonal en la
participación y subjetividad del terapeuta, influidos por la teoría
feminista, el discurso constructivista social y la noción de
intersubjetividad ( Aron, 1996).
● El pensamiento relacional se opone a la demarcación rígida entre sujeto y
objeto, entre observador y observado, con énfasis en la razòn y la
racionalidad.
● Lo real o irreal, la verdad o la no-verdad es sustituida por el
reconocimiento de la existencia de verdades múltiples que se construyen
socialmente.
● El énfasis psicoanalítico clásico en la neutralidad y abstinencia ha dado
paso a uno en la "interacción, puesta en escena, espontaneidad,
mutualidad y autenticidad" (Mitchell, 1997).
● El concepto de alianza se ha extendido a otras tradiciones terapéuticas,
en las que ha adquirido un estatus central (perspectiva cognitivo-
conductual, teóricos experienciales, terapia de pareja, de grupo, terapia
estratégica, etc.
● La alianza terapéutica es la "variable integrativa quintaesencial" (Wolfe
y Goldfried, 1988).
● Con el creciente predominio del pensamiento relacional, el psicoanálisis
se aleja de la postura idealizada de abstinencia y relacional del terapeuta,
ofreciendo una gama más amplia para la flexibilidad técnica.

Transferencia
Sigmund Freud
● Pilar del tratamiento psicoanalítico.
● Fenómeno constante y regular en la terapia
● Relación entre médico-paciente. Falso enlace.
● Coerción asociativa, fracaso del método. Resistencia Externa.
● Desplazamiento del afecto de una representación a otra.
Paciente: no recuerdo / deseo en relación al terapeuta en tiempo presente.
● La transferencia y el proceso de elaboración onírica: similitudes y conexiones.
● Teoría más amplia y comprensiva de la transferencia, donde define la
transferencia.
“…Son reediciones, recreaciones de las mociones y fantasías que a medida que el
análisis avanza no pueden menos que despertarse y hacerse conscientes, pero lo
característico... es la sustitución de una persona anterior por la persona del médico...
toda una serie de vivencias psíquicas anteriores no es revivida como algo pasado, sino
como vínculo actual con la persona del médico. (Freud, 1905, p. 101).
Transferencia y resistencia.
● Señala cercanía al conflicto inconsciente.
● Terminación prematura / falla en la interpretación de la transferencia.
● Herramienta fundamental para la cura y obstáculo.
● Existe fuera y dentro del tratamiento.
● En el tratamiento se la hace consciente.
● Origen y función de la transferencia: fenómeno erótico (influencia del
descubrimiento del Complejo de Edipo).
● Modelos, estereotipos o clisés. Surgen de la disposición innata y las
experiencias de los primeros años, que se repiten en el curso de la vida.
● Libido insatisfecha (consciente e inconsciente) se dirigirá hacia al analista u
otra persona. Continua actitud de búsqueda.
● Neurosis de transferencia reemplaza a la neurosis corriente.
● Tratamiento psicoanalítico: libido-proceso regresivo (imagos infantiles)-
acceso a la conciencia-análisis de la resistencia.
● Transferencia positiva y transferencia negativa.
● Fenómeno repetitivo.
● Estrategia del paciente para resistirse (no recordar). Transformar el recuerdo en
algo actual, presente.
● Transferencia: gobernada por la repetición (principio explicativo y genético) y la
pulsión de muerte.
● Impulso-repetición de situaciones del pasado más allá del principio de placer.
● Resistencia a la transferencia- movilizada por el principio de placer.
● Luego de 1920 no hay más modificaciones a su teoría de la transferencia.

Principales características de la transferencia


● Relación de objeto peculiar de origen infantil, inconsciente (proceso primario),
entremezcla pasado y presente.
• Corresponde a la fantasía, a la realidad psíquica.
• Deseos, sentimientos e impulsos que aparecen en la situación actual deben explicarse
en referencia al pasado.
• Se actualiza lo esencial del conflicto infantil.

Laplanche J., Pontalis J. (1971).


"Designa en psicoanálisis el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se
actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida
con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una
repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad.
Casi siempre lo que los psicoanalistas denominan transferencia, sin otro calificativo, es
la transferencia en la cura. La transferencia se reconoce clásicamente como el terreno en
el que se desarrolla la problemática de una cura psicoanalítica, caracterizándose ésta por
la instauración, modalidades, interpretación y resolución de la transferencia".

Otros aportes....
● Elemento inherente al hombre en relación con otros.
● En la cura: neurosis de transferencia, neurosis artificial o nueva edición
de la neurosis clínica.
● Neurosis de transferencia, Transferencia psicótica (regresión a la
dependencia)
● En la consulta o intervención psicológica: Se trabaja en transferencia. Es
un instrumento de diagnóstico.

Contratransferencia
Sigmund Freud (1910):
● “Respuesta emocional del analista a los estímulos que provienen del paciente,
como el resultado de la influencia del analizado sobre los sentimientos
inconscientes del médico”.
● La introduce como concepto técnico, por primera vez en 1910, y la menciona
expresamente sólo tres veces en su obra, aunque hay indicios de que la sigue
pensando. No elaboró una teoría de la contratransferencia.
La define en función del analizado y la conceptualiza como obstáculo: es un riesgo;
algo a “dominar”, “reducir”, “eliminar”.
● Si bien la plantea como un obstáculo que debe ser removido, dice que la
experiencia prueba claramente que nadie puede ir más allá de sus puntos ciegos,
por lo cual, se halla inclinado a exigir al analista, como norma general, el
conocimiento de su contratransferencia y su vencimiento como un requisito
indispensable para ser analista.
● Advierte que cada analista llega sólo hasta donde le permiten sus propios
complejos y resistencias interiores y, por lo tanto enfatiza la importancia del
análisis propio (primero, en 1910, del autoanálisis y luego, en 1912, del análisis
didáctico), y que éste se profundice de manera ininterrumpida a medida que
trabaje con los pacientes.
● Jerarquiza la función del analista como espejo: “El médico no debe ser transparente
para el analizado, sino como la luna de un espejo mostrar sólo lo que le es mostrado”.
● Introduce la metáfora del teléfono, donde “...(el analista) debe volver hacia el
inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como órgano receptor,
acomodarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda al
micrófono. “...lo inconsciente del médico se habilita para reestablecer, desde los
retoños a él comunicados de lo inconsciente, este inconsciente mismo que ha
determinado las ocurrencias del enfermo...” “ha de” (...) “servirse así de su
inconsciente como instrumento del análisis...”.
Paula Heimann (1950).
● Abarca todos los sentimientos que “experimenta” el analista hacia su
paciente. Su tesis es que la respuesta emocional del analista hacia su paciente,
dentro de la situación analítica, representa uno de los instrumentos más
importantes para su trabajo. Es un instrumento de investigación acerca del
inconsciente de su paciente.
● Intenta erradicar la idea de un analista “sin sentimientos”, inhumano, y
mostrar el significado operacional de la contratransferencia.
● Hace hincapié en que la situación analítica es una relación entre dos personas,
que la diferencia de otros no por la presencia de sentimientos en uno y la
ausencia en el otro, sino por la intensidad de sentimientos que experimenta el
analista y el uso que hace de ellos, siendo factores interdependientes. Lo crucial
es el aspecto cuantitativo.
● La respuesta emocional inmediata del analista hacia su paciente es una
indicación significativa de los procesos inconscientes del paciente, y le llevan a
una mayor comprensión.
● La exigencia freudiana de que el analista “reconozca y controle” su
contratransferencia no lleva a la conclusión de que esta es un factor molesto y
que el analista debe volverse insensible y distante, sino que debe usar su
respuesta emocional como clave de acceso al inconsciente del paciente.
● La contratransferencia incluye las reacciones del analista hacia:
- las transferencias del paciente,
- el material que trae el paciente,
- las reacciones del paciente hacia el analista como persona.
● La sensibilidad del analista debe ser extensiva, más que intensiva, móvil y con
capacidad de diferenciación.

La contratransferencia del analista no es sólo parte esencial de la relación analítica, sino


también creación del paciente; es parte de la personalidad del paciente.

Señala la resistencia a la contratransferencia, indicio de la existencia de los residuos


neuróticos del analista, que aparece siempre que éste sienta la tendencia de alejarse de la
situación analítica hacia una relación interpersonal normal.
Advierte del peligro de que su enfoque no represente una pantalla para las deficiencias
del analista, ya que no debe imputarle a su paciente lo que a él le pertenece.
Importancia del auto-análisis y autoformación continuos para mejorar la “percepción”.

Plantea que no está de acuerdo con comunicar al paciente aspectos de la


contratransferencia, ya que considera tal honestidad parecida a una confesión, que es
una carga para el paciente, y se apartaría del análisis.

El uso de la contratransferencia no es incompatible con la actitud de neutralidad y


abstinencia para el desempeño de la función analítica.

En el Congreso XVI Congreso Internacional Psicoanalítico (Zurich, 1949) plantea: "La


contratransferencia del analista es un instrumento de investigación para el
inconsciente del paciente" "Este entendimiento en el nivel más profundo, viene a la
superficie en forma de sentimientos, los cuales el analista nota en las respuestas de sus
pacientes, en su contratista nota en las respuestas de sus pacientes, en su
contratransferencia".

Pretende erradicar la idea del analista “sin sentimientos" (1950). La


contratransferencia abarca todos los sentimientos que el analista experimenta hacia el
paciente.

Heinrich Racker (1948).


● La contratransferencia abarca los impulsos y sentimientos hacia el analizado;
es, en buena parte, una respuesta emocional a la transferencia del paciente y
puede, como tal, indicar al analista qué es lo que sucede en el analizado en su
relación con el analista. No es solamente obstáculo, sino instrumento de la cura,
y tiene también la cualidad de dar un destino distinto a la antigua relación de
objeto que tiende a repetirse.
● La contratransferencia ya no se ve sólo como un peligro sino también como un
instrumento sensible, que puede ser muy útil para el desarrollo del proceso
psicoanalítico.
Conceptualiza la dinámica de la contratransferencia, diciendo que opera en tres
formas:
- como obstáculo, con el peligro de escotomas o puntos ciegos,
- como instrumento, para detectar qué es lo que está pasando en el paciente,
- como campo en el que el analizado puede realmente adquirir una experiencia viva y
distinta de la que tuvo originariamente (mejor dicho, de la que cree haber tenido).
Según estos tres factores, el analista es no sólo el intérprete sino también el objeto de
la transferencia.

Donald Winnicott (1960).


"… se describe como las características neuróticas del analista que malogran la
actitud profesional y perturban el curso del proceso analítico, tal como es determinado
por el paciente".

Laplanche y Pontalis (1974).


"Conjunto de las reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado
y, especialmente, frente a la transferencia de éste".

Tomás Bedó (1992).


● Plantea que existe una ambigüedad terminológica que acaso le corresponda una
ambigüedad conceptual, ya que el prefijo “contra” puede ser entendido en dos
sentidos: como “opuesto a”, como en contrahecho, o “enfrente a”, como
contrapunto. Obstáculo e instrumento del trabajo analítico.
● La contratransferencia está en un cono de sombra, es la oveja negra de la
teoría de la técnica. Cuanto más se profundiza sobre ella, menos se la quiere.
Destrona al terapeuta de su sitial de privilegio, horizontaliza la relación
terapéutica, y el peso de la psicopatología ya no recae enteramente sobre el
paciente.
● Señala que la contratransferencia positiva sublimada, respuesta a la
transferencia positiva sublimada, será el instrumento útil y valioso.
● Se refiere a las perturbaciones de la contratransferencia. Menciona la
contraidentificación proyectiva, donde el terapeuta puede reaccionar frente a las
identificaciones proyectivas del paciente como si real y concretamente hubiera
adquirido y asimilado aspectos que se le proyectaron, como si dejara de ser él
para transformarse en lo que el paciente quiso que se convirtiera.
● Otras contratransferencias resistenciales aparecen como diversas estrategias
del analista, algunas educativas, otras conductoras o de raigambre ético-moral,
pero siempre emparentadas con el ocultamiento represivo. O como
transgresiones analíticas, o mejor dicho para-analíticas: actuaciones,
complicidades defensivas o existenciales frente a situaciones diversas. Por ej.,
una sugerencia ética puede filtrarse sigilosamente en el campo, vehiculizada
bajo formas no verbales: miradas, tono de voz, mímica o gestos.
● Todas las variantes de la contratransferencia obstáculo o negativa citadas
podrían englobarse bajo el rótulo de contratransferencia narcisista en un
sentido general del término.
● En el momento en que dos zonas de resistencia terapeuta-paciente entran en
resonancia mutua, se producen complicidades, ya sea masoquistas o sádicas,
simbióticas o narcisistas, que pueden sostenerse indefinidamente, y hasta
extenderse a la vida del analista, a circunstancias fuera del encuadre analítico.
Narcisismo del analista y compensaciones.
● Confundiendo deseo del analista con deseo personal del analista, a veces la
contratransferencia se instrumenta abusivamente y desde ahí se le entiende como
material del paciente, con el agravante de la frecuente proyección que el
paciente hace en el analista.
● La contratransferencia debe ser discriminada de la transferencia del analista
hacia su paciente, especialmente en algunos aspectos poco reconocidos. A veces
se desarrollan neurosis de transferencia, que pueden o no ser resueltas
analíticamente. La transferencia del analista hace a su paciente. Estos aspectos
poco reconocidos son, por ej., la contratransferencia, pero esta vez del
paciente, particularmente en su deseo de ubicarse como objeto de deseo del
analista.

Algunas consideraciones....
● El prefijo “contra” puede entenderse con dos significados distintos, acepciones
que operan continuamente y a veces contradictoriamente en las definiciones.
Parecerían apuntar a dos procesos psíquicos distintos, si no a dos teorías acerca
de la contratransferencia:
- opuesto, lo que se opone, por ej., dicho y contradicho; ataque y
contraataque.
- paralelo, se emplea como lo que hace balance en busca de equilibrio; por
ej., punto y contrapunto.
En el primer sentido, contratransferencia significa que así como el analizado
tiene su transferencia, el analista tiene también la suya; de esta forma la
contratransferencia se define por la dirección, de aquí para allá. La otra acepción
establece un balance, un contrapunto, que surge del comprender que la reacción
de uno no es independiente de lo que viene del otro.
● Aquí comienza una gran controversia para definir la contratransferencia y
delimitarla de la transferencia.
● La mayoría de los analistas piensa, como Freud, que los sentimientos y las
pulsiones de la contratransferencia surgen en el inconsciente del analista como
resultado de la transferencia del paciente. Para Lacan está planteado como lo
contrario.
● Para resolver el dilema hay que fijar una arbitraria dirección del proceso, pero
deja de ser arbitrario, cuando se funda por entero en las constantes del encuadre.
El encuadre, y dentro de él la reserva analítica justifican que llamemos por
definición transferencia a lo que proviene del paciente y contratransferencia a la
respuesta del analista y no al revés. Esta decisión define el campo, el área del
trabajo analítico.
● El encuadre opera como una referencia contextual que permite que se de este
juego de transferencia y contratransferencia; es la estructura sintáctica donde
los significados de ambos conceptos van a adquirir su significación. Ordena una
relación distinta y particular, no convencional y asimétrica, entre el analista y
el paciente.
● Llamar a un fenómeno transferencia y al otro contratransferencia denota que el
proceso analítico se inicia con la transferencia, como el contrapunto musical,
donde hay primero un canto al que responde el contracanto. El término
contratransferencia implica, pues, que el punto de partida es la transferencia del
paciente.
● A la transferencia, desencadenada pero no creada por la situación de la cura,
responderá el analista con su contratransferencia, ambas motores y obstáculos
del proceso analítico.
Intervención
El psicólogo cuando interviene estará atento a las respuestas, a la escenificación y
lenguaje corporal del paciente y a su propia contratransferencia.

Rasgos relacionados con la comunicación con el paciente


 El arte de hablar a un paciente es muy diferente de la conversación de sociedad,
el interrogatorio o la conferencia.
 El elemento esencial es una actitud subyacente de intención terapéutica.
 Este compromiso de ayudar al consultante deberá ser manifiesto o estar latente
en todas las interacciones con el paciente, desde la primera entrevista hasta la
última.

Competente:
 El psicólogo clínico tiene que ser competente de impartir una nueva mirada,
ampliación de conciencia o facilitar el insight
 Dependerá de su capacidad de expresar con palabras los pensamientos, fantasías
y sentimientos de los que el paciente no tiene cabal conciencia y presentárselos
de tal modo que le sea útil para la comprensión del conflicto y/ o motivo de
consulta
 Tenemos que traducir sobre la marcha de nuestro propio vocabulario al lenguaje
vivo del paciente.
Las intervenciones del psicólogo como instrumentos técnicos
 Modalidades de intervención verbal
 Modalidades de intervención no verbal

Modalidades de intervención no verbal


 Escucha
 El ritmo verbal, tono de voz
 Lenguaje corporal
 El silencio

La escucha
 Es la capacidad que presenta el psicólogo clínico para escuchar lo manifiesto y
lo latente del discurso del paciente.
 La escucha activa también implica la observación de la escenificación, la
corporeidad, emocionalidad y tono de comunicación del paciente.
Ritmo verbal y tono
 Es un elemento a tener en cuenta el ritmo verbal y el tono de las comunicaciones
que realiza el psicólogo.
 Para ello es muy importante manejar la empatía y sintonizar con el estilo
comunicacional del consultante.
 Regular que nuestro tono de voz no sea imperativo o irruptivo, o autoritario.
 Un ritmo pausado y con un tono adecuado favorecerá la alianza terapéutica.
El lenguaje corporal
 La presencia, entendida como el estar en disposición de escucha y ayuda,
implica la coherencia entre las manifestaciones verbales del psicólogo y su
propio lenguaje corporal
El silencio
 La destreza en la comunicación verbal depende también en el clínico de su
empleo del silencio.
 Es imperativo que el psicólogo sea capaz de tener paciencia.
 El paciente necesita nuestro silencio para seguir en detalle sus propios
pensamientos, fantasías y sentimientos.

Comunicación con el paciente


Comprendemos el significado del material del consultante, mediante la empatía, el
conocimiento teórico, nuestra propia experiencia terapéutica, las supervisiones, etc.
A la hora de comunicar algo al consultante, debemos decidir: qué es lo que se dirá,
cuándo, cómo y para qué.

Modalidades de intervención verbal

 Explorar

 Confrontar

 Aclaración

 Interpretar

 Construcción (no se trabajará dicho concepto al no ser una herramienta técnica de la


consulta psicológica)
Explorar

 Explorar es intervenir haciendo preguntas

 Se pueden hacer preguntas introductorias para abordar un tema

Son típicas: ¿Por qué consulta? ¿Cuáles son sus problemas?, pero también las preguntas
introductorias están durante toda la intervención, por ejemplo cuando iniciamos la exploración
de otros aspectos del paciente (vínculos, estilos vinculares, emocionalidad, regulación
afectiva, etc.)

 Se hacen preguntas de profundización luego que se situó en el tema o área a explorar

¿Cuánto le limita esto que le pasa? ¿Cómo vive ciertos acontecimientos, etc.)

Confrontar

 En la confrontación es hacer evidente un fenómeno psíquico, tiene que resultar


explícito para el Yo consciente del consultante.

 Por ejemplo, antes de poder interpretar la razón que pueda tener un paciente para
evitar cierto tema en la consulta tenemos que ponerlo frente al hecho de que está
evitando algo.

 A veces el mismo paciente reconocerá el hecho y nos evitará ese trabajo.

 Pero antes de pasar a otra cosa, debe quedar asentado que el paciente discierne
dentro de sí el fenómenos psíquico que estamos tratando de analizar.

 La confrontación lleva al paso siguiente, la aclaración.

Aclaración

 La aclaración se refiere a aquellas actividades que tienden a enfocar nítidamente los


fenómenos psíquicos que se están tratando.

 Hay que extraer los detalles significantes y separarlos cuidadosamente de la materia


extraña

Interpretación

 Interpretar significa hacer consciente un fenómeno inconsciente o preconsciente.

 Más exactamente, significa hacer consciente el significado, el origen, la historia, el


modo o la causa inconsciente de un suceso psíquico dado.

 Significa hacer que el Yo razonable y consciente se dé cuenta de algo que tenía


olvidado.

 Esto por lo general requiere de más de una intervención.


 La exploración, la confrontación y aclaración son pasos previos que hacen posible
llegar a enunciar una interpretación

 Interpretando vamos más allá de lo fácilmente comprensible y observable por el


pensamiento lógico y consciente ordinario.

 Las reacciones del paciente son necesarias para determinar si la interpretación es


válida o no.

 Para hacer entrar el Yo del paciente efectivamente en ésta labor psicológica es


condición previa que lo que ha de ser interpretado sea primero mostrado y aclarado.

Resistencia

 La resistencia es un concepto operativo; no es algo nuevo creado por la intervención


psicológica.

 La situación analítica sólo se convierte en el escenario donde se manifiestan esas


fuerzas de resistencia.

 Las resistencias operan en el interior del paciente, esencialmente en su Yo


inconsciente, si bien ciertos aspectos de su resistencia pueden ser accesibles a su Yo
conservador y opinante.

 Tenemos que distinguir entre el hecho de que el paciente esté resistiendo, cómo se
resiste, a qué

 Se resiste y por qué lo hace.

 El concepto de resistencia se compone de 3 elementos.

 un peligro

 Una fuerza impelente para proteger el Yo (irracional)

 Y una fuerza que impulsa a correr el riesgo, el Yo pre adaptativo

Resistencia & defensa

 El concepto de defensa entraña 2 constituyentes:

 Un peligro y un instrumento protector .

 La concepción de la defensa se refiere a diversas actividades inconscientes del Yo, pero


podemos distinguir entre mecanismos de defensa profundos, inconscientes y
automáticos y lo que están más cerca del Yo consciente.

 Un paralelo entre resistencia y defensa es que hay jerarquías de resistencias como de


defensas.

La práctica
 Es necesario tener estos conceptos teóricos presentes a la hora del trabajo en
consultas psicológicas, intervenciones y psicoterapias.

 De la superficie a la profundidad.

 Acercarnos al Yo antes que al ello y superyo.

 Tener presente los aspectos conscientes, preconscientes e Inconscientes del Yo

Tema III: Dispositivos de intervención. Psicoterapias. (Semana 9 a 16)

Desarrollo histórico y constitución de la psicoterapia como campo de estudio, indagación e


investigación.
Metodología y techné en la psicoterapia. Modelizaciones y diseños.
La psicoterapia y los dispositivos de intervención: individual, pareja, familia, grupos,
instituciones, etc.

Psicoterapia – Psicoterapia Psicodinámica

Definición de Psicoterapia

A) La psicoterapia se basa en la relación profesional y humana de uno o varios pacientes con


uno o varios especialistas.

 La relación profesional exige roles técnicos específicos y asimétricos.

 Se basa en una relación entre personas que están de acuerdo en trabajar juntas.

 Se exige que quién la practica tenga un entrenamiento específico en las técnicas que
va a emplear además de una formación básica a nivel clínico y psicopatológico.

B) Utiliza determinados procedimientos psicológicos y conocimientos sobre el psiquismo .

 La existencia de un cuerpo de hipótesis teóricas y técnicas que fundamenta la


práctica.

C) Promueve el cambio psíquico, buscando aliviar un sufrimiento o favorecer el desarrollo de la


persona y de sus vínculos.

 El cambio que se intenta lograr puede ponerse de manifiesto en las distintas áreas de
la conducta: mente, cuerpo, mundo externo.

El sufrimiento puede deberse a un trastorno definible en términos de los diagnósticos


habituales, tipo DSM o CIE (en otro nivel PDM u OPD), o corresponder a problemas y conflictos
individuales y/o interpersonales de naturaleza más amplia, los cuales, aunque no entren en
una clasificación nosográfica, tienen el efecto de perturbar el desarrollo o el funcionamiento
social de la persona, constituyendo para ella y para quienes la rodean una fuente de limitación
o malestar.

Definición de Psicoterapia

● La psicoterapia es “el conjunto de instrumentos teórico – técnicos, que regulados por


una constancia espacio-temporal, se propone una metodología de acción, que incluye
especialmente la relación interpersonal y se propone una finalidad que es la
transformación del sufrimiento psíquico en una modalidad de vida activa a la
realidad” (Rodríguez Nebot, 2009)

Alcance del concepto de Psicoterapia

Las definiciones anteriores abarcan un conjunto de técnicas que coinciden en las


características señaladas por ella, si bien se diferencian en distintos aspectos a nivel de la
teoría y de la técnica.

En un sentido más amplio, toda relación de ayude incluye una actitud psicoterapéutica en la
medida en que el profesional busca ayudar a la persona que consulta a afrontar psíquicamente
la situación por la que está pasando y, aunque no esté aplicando una técnica determinada, lo
hace actuando de forma reflexiva, informada y crítica, es decir, atendiendo al efecto de sus
intervenciones y actuando de conformidad con las reglas del arte.

Interrogantes

1) ¿Es efectiva la psicoterapia?

2) ¿Cuál tratamiento para quién?

3) ¿Diferenciación y/o integración de las diferentes psicoterapias?

4) Investigación en psicoterapia.

5) ¿Psicoterapia y/o psicofármacos?

6) Aspectos éticos.

7) Evaluación.

8) La psicoterapia en el Uruguay.

9) La formación de psicoterapeutas en el Uruguay.

“Las terapias psicológicas son parte esencial del cuidado de la salud. Existe abrumadora
evidencia de su efectividad para tratar una amplia variedad de problemas y enfermedades
relacionadas con la salud mental”.

Guía del National Institute of Mental Health de Gran Bretaña (2004).

• La psicoterapia es también eficiente desde el punto de vista de la relación costo-


beneficio.
Eficacia: una psicoterapia es eficaz cuando logra cumplir con los objetivos planteados.
Resultados

Efectividad: Cuando no se cumple con los objetivos pero el paciente se beneficia, el programa
de psicoterapia no es eficaz pero si efectivo.

Eficiencia: Se refiere a la relación entre los resultados y los recursos

• El usuario tiene el derecho a estar informado sobre la existencia de este recurso.

• La evidencia disponible a favor de la eficacia, efectividad y eficiencia de las


intervenciones psicoterapéuticas, así como el riesgo de la iatrogenia, obliga:

1) a plantear la necesidad de la inclusión de la psicoterapia en los servicios de salud que se


ofrecen a la población, y

2) a desarrollar sistemas de evaluación y mejora la calidad de las psicoterapias ofrecidas y de


capacitación y formación continua de los terapeutas.

“Qué tratamiento, por quién, es más efectivo para este individuo con este problema específico,
bajo qué estado de circunstancias y cuál es el modo de llevarlo a cabo”.

Pregunta realizada por Paul en 1967.

Nivel diagnóstico

Una visión general de la situación y trastornos de la persona.

a) Una comprensión de: los problemas o conflictos, las vulnerabilidades y recursos existentes
en la persona y en sus vínculos, las posibilidades de éxito y de las razones que hacen preferible
ese abordaje psicoterapéutico a otro.

Para responder la pregunta de “para quién” en términos de para qué trastorno o de para qué
problema.

TIPOS DE PSICOTERAPIA

La caracterización de las psicoterapias es compleja, así como la estimación de su número. La


guía clínica de Ontario distingue cuatro grandes “familias” de psicoterapias:

a.- Las basadas en una mayor comprensión de sí mismo y de los conflictos pasados y presentes.

modelo : el psicoanálisis

b.- En la adquisición y aprendizaje de nuevos comportamientos.

modelo: la terapia cognitivo-comportamental

c.- En la modificación de las pautas de relación interpersonal dentro del abordaje del sistema
relacional como un todo.
modelo: la terapia sistémica

d.- En facilitar nuevas experiencias en el aquí y ahora.

modelo: terapias experienciales y corporales

Revista de Psiquiatría Dr.Ricardo Bernardi y otros

Modelos de psicoterapia

Se proponen tres prototipos o modelos tomando en cuenta:

a) el tipo de problemas

b) la severidad de los mismos,

c) la cronicidad

d) las características del paciente, incluyendo su motivación.

Modelo 1: «Counseling»
a) Problemas:
- adaptación a cambios en la vida, enfermedades, pérdidas
- estrés y ansiedad situacional
- depresión subclínica o humor descendido
- problemas relacionales
- dificultades en la relación interpersonal (afirmación personal, auto confianza, intimidad)
b) Gravedad: baja a moderada
c) Cronicidad: comienzo reciente (menos de un año, excepto problemas relacionales)
d) Factores del paciente: preferencia de tratamientos breves
SE RECOMIENDA TRATAMIENTOS FOCALIZADOS BREVES (6-12 SESIONES) DIRIGIDOS A
AFRONTAR LA CRISIS, COMPRENDER SENTIMIENTOS, IDENTIFICAR LOS PROBLEMAS,
EXPLORAR Y/O TOMAR DECISIONES, DISMINUIR EL ESTRÉS

Modelo 2: Terapias cognitivo – comportamental


a) Problemas:
- marcada ansiedad sintomática
- depresión, asociada a pensamientos negativos acerca de sí
- problemas comportamentales (alimentación, sueño, etc.)
b) Gravedad: moderada a severa
c) Cronicidad: persistencia de los motivos en el tiempo (meses)
d) Factores del paciente: preferencia por el cambio sintomático o motivos concretos y
prácticos.
SE RECOMIENDA LOS TRATAMIENTOS ESTRUCTURADOS FOCALIZADOS EN EL CAMBIO
SINTOMÁTICO O EN OBJETIVOS CONCRETOS Y PRÁCTICOS ESTABLECIDOS EN ACUERDO ENTRE
PACIENTE Y TERAPEUTA.

Modelo 3: Tratamientos Psicoanalíticos


a) Problemas:
- problemas de personalidad o dificultades interpersonales
- presentación sintomática donde los problemas pueden ser entendidos por el modo en que el
paciente vive su vida o su manera de ver el mundo.
b) Gravedad: moderada a severa, deseo de autoconocimiento.
c) Cronicidad: persistencia de los motivos en el tiempo (meses)
d) Factores del paciente: interés en la auto exploración, capacidad de tolerar la frustración y el
dolor psíquico
SE RECOMIENDA LOS TRATAMIENTOS DIRIGIDOS A LA COMPRENSIÓN DE SI MISMO Y QUE
PROMUEVEN EL CAMBIO INTERIOR, USUALMENTE DE LARGA DURACIÓN.

Psicoterapia Psicoanalítica
Psicoterapia Psicodinámica

Para delimitarla es necesario referirnos a dos premisas constitutivas:

a) el Psicoanálisis como marco referencial básico no exclusivo para entender la génesis y el


funcionamiento del psiquismo

b) la utilización del encuadre y técnicas propias del Psicoanálisis adaptadas al sujeto y la


demanda

PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA

Marco referencial teórico:

- Hipótesis del Inconsciente. Represión -Conflicto. Trastorno o Déficit

- Sexualidad Infantil y Complejo de Edipo

- Narcisismo

Método Psicoanalítico:

Camino para acceder al Inconsciente;

énfasis en la transferencia – contratransf.

Asociación libre – Atención flotante

Re - edición o edición

Características distintivas de la técnica psicodinámica

Psicoterapia psicodinámica refiere al:

Rango de tratamientos basados en conceptos y métodos psicoanalíticos que involucran


encuentros menos frecuentes y puede considerarse más breve que el Psicoanálisis
propiamente.
• La frecuencia de las sesiones son típicamente una a dos veces por semana y el
tratamiento puede estar limitado en el tiempo o no

• La esencia es explorar aquellos aspectos del yo que no son totalmente conocidos,


especialmente cuando son manifestados y potencialmente influidos por la relación
terapéutica.

• Una terapia exitosa busca además de la remisión sintomática la presencia de


capacidades psicológicas positivas y recursos

• Se logra a través de un proceso de auto-reflexión, auto exploración y descubrimiento


de sí mismo, que tiene lugar en el contexto de una relación entre terapeuta y paciente:
segura, profunda y auténtica

Características que la distinguen de otro tipo de terapias (Blagys y Hilsenroth, 2000)

1) Foco en la expresión de afectos y emociones

2) Exploración de los intentos de evitar pensamientos y sentimientos que generan malestar

3) Identificación de temas recurrentes y patrones (patterns)

4) Discusión de experiencias pasadas (foco en el desarrollo)

5) Foco en relaciones interpersonales (relaciones objetales y apego)

6) Foco en la relación terapéutica

7) Exploración de la vida de fantasía (pensamientos que se vinculan a deseos, miedos,


fantasías, sueños, etc)

Psicoterapia psicodinámica

Forma de tratamiento de los desórdenes psíquicos basado en el modelo psicoanalítico para la


comprensión del sí mismo, los conflictos pasados y presentes, el sufrimiento y el
funcionamiento psíquico. Se trabaja con la técnica psicoanalítica fundamentada en el trabajo
del vínculo paciente-terapeuta, desde las concepciones de la transferencia y la
contratransferencia, apuntando fundamentalmente al cambio psíquico, ampliando el campo
de conciencia tanto a nivel de la memoria declarativa, como procedural. Se incluye la noción
de foco terapéutico, lo que implica tener en cuenta para quién está dirigido, con qué
problemas se va a trabajar y qué cambios se propone lograr

Psicoterapias Psicodinámicas - algunas modalidades actuales

● Psicoterapia Psicodinámica Breve

● Psicoterapia Psicodinámica Focalizada

● Psicoterapia Relacional de larga duración y baja frecuencia – Coderch

● Psicoterapia Relacional Breve. Safran y Muran


● Psicoterapia Focalizada en la Transferencia. Kenberg

● Psicoterapia basada en la Mentalización. Fonagy

● Enfoque modular transformacional para el tratamiento de la depresión. Bleichmar

Modelo de O. Kernberg de la Psicoterapia Focalizada en la Transferencia

Modalidad manualizada para pacientes con trastorno límite, está basada en los siguientes
puntos

● 1. Marco estable con definición de los límites del encuadre.

● 2. Actividad del terapeuta centrada sobre problemas de juicio de realidad, mecanismos


proyectivos y distorsiones del tratamiento.

● 3. La transferencia negativa debe ser tolerada

● 4. Intervenciones del terapeuta que establezcan puentes entre sentimientos y


acciones.

● 5. Elaboración de comportamientos autodestructivos mediante confrontación y


clarificación.

● 6. Los acting out deber ser bloqueados a través del establecimiento de límites sobre
acciones potencialmente peligrosas para el paciente, otros y el tratamiento.

● 7. Intervenciones basadas en el aquí y el ahora (especialmente en las fases iniciales del


tratamiento).

● 8. Atención a la contratransferencia como aspecto esencial del trabajo terapéutico.

Modelo de P. Fonagy de la Psicoterapia basada en la mentalización

Tratamiento manualizado dirigido a pacientes borderline y trastornos de la personalidad

Basada en la teoría de la mentalización: función que se desarrolla en los primeros años de la


vida, en la medida en que el niño pueda establecer relaciones de apego seguro con cuidadores
sensibles a sus necesidades, que posean la capacidad de considerarlo como alguien con
estados mentales (deseos, afectos, creencias, fantasías, etc.) y de aprehender y tener en
cuenta dichos estados en su relación con el niño.

La capacidad de mentalizar es necesaria para que seamos capaces de comprender el


comportamiento propio y ajeno en términos de estados mentales, regular nuestras emociones
y establecer relaciones interpersonales satisfactorias.
Psicoterapia

Conjunto de instrumentos teórico-técnicos, que regulados por una constancia espacio-


temporal, se propone una metodología de acción, que incluye especialmente la relación
interpersonal y se propone una finalidad que es la transformación del sufrimiento psíquico en
una modalidad de vida activa a la realidad.

Encuadre:

Formalización explicita del contrato.

- Espacio y tiempo

- Metodología del trabajo

Dispositivo:

Agenciamiento de múltiples encuadres que producen un territorio de expresión existencial


verbal y extra-verbal.

Psicoterapia:

Intervenciones verbales

1) Señalamiento

2) Interpretación

3) Construcción

4) Escansión

5) Indicación

Estrategias abordaje clínico:

Oferta-demanda

• Análisis de la demanda- encargo -pedido

• Descripción de síntomas y problemas

• Diagnostico estructural – dinámico –situacional

• Potencialidad de trabajo: Logística

• Economía: Salarios, ingresos, honorarios

• Instrumentación técnica (encuadre, reglas)

Cartografía
Corrientes fundamentales en psicoterapia:

• Psicoanalítica

• Dinámica

• Gestalt

• Psicodrama

• Bioenergética

• Sistémica

• Cognitiva

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